Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenecen sino le pertenecen a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi, y la historia Corazón Salvaje no me pertenece sino a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
¡Holaaaa! Yo de nuevo por aquí, por lo que veo tuvo buena aceptación el fic ¡Yupiiii! —Brinca de felicidad porque de verdad le gusta esta historia— Estoy muy feliz porque les guste.
Bueno en este capítulo veremos la continuación del anterior y sucesos posteriores de Corazón Salvaje con Candy y Terry.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, " Eliza (Aimé) Terry (Juan)", de ahí viene la parte más romántica "Candy (Mónica) y Terry (Juan)" y la última el desenlace y final de "Terry (Juan del diablo)" versión (Terry Pirata)
Primera Parte...
Terry (Juan) Eliza (Aimé).
—Kuki, ¿Dónde estabas?
—Ni me mire tan serio, patrón que le traigo buenas noticias. Fui hasta la casa del ama nueva…
—¿Y qué? ¿Qué? —Terry se ha puesto de pie empujando violentamente la banqueta que cae detrás de él. Es ya mediodía y pocos parroquianos quedan en la destartalada taberna del Sordo, muy cerca de los muelles y no demasiado lejana de la colina donde se alza la vieja casa de los Andrew—. ¿Acabarás de hablar?
—Ya va, mi amo, déjeme que respire, porque fui y vine corre que te corre… —Kuki parece muy dichoso de poderle llevar a Terry del Diablo una buena nueva, tras la noche pasada junto a él en la sórdida taberna oyéndolo maldecir y viéndolo beber—. En la casa de enfrente había una muchacha barriendo la escalera y me dijo que la ama nueva… Bueno, ella no dijo así, dijo que la señora y las señoritas que vivían enfrente se habían ido a pasear al campo, y que ella no sabe cuándo van a volver, pero que seguro, seguro que vuelven…
—¿Dijo eso? Al campo por unos días… ¡Claro está! ¿Cómo no se me había ocurrido eso? Fueron al campo, sólo al campo… Y yo que pensé… —se detiene un momento y pregunta—: ¿No sabe ella el lugar al que han ido?
—No, patrón. Dice que a nadie se lo dijeron, pero que ya otra vez se han ido y han vuelto.
Terry se ha acercado hasta la puerta de la taberna y el claro sol le baña por entero. Todo le parece ahora diferente: el cielo, las calles, las montañas cuyos picos se alzan allá lejos… Una bocanada de alegría le llena el pecho, una sacudida de alborozo le recorre de pies a cabeza, y afirma con resolución:
—Iremos a buscarla Kuki. No habrá palmo de tierra donde yo no la busque. Pero antes, me vestiré de caballero.
—¡Terry del Diablo! ¿Pero qué es esto? —se sorprende Albert.
—Me encuentra cambiado, ¿eh? —sonríe Terry.
—¡Caramba! Pareces otro… Pero ¿Qué haces aquí? ¿No te llegó mi recado? ¿No te dijeron de mi parte…?
—Llegó el recado y justamente vine a agradecérselo. El Luzbel se cruzó con la goleta Esperanza , ya a la vista de estas costas, y el patrón se tomó la molestia de venir hasta mí en un bote para decirme lo que pasaba. Gracias por el aviso.
—Ya veo el mucho caso que has hecho de él. Por lo visto, no te importa parar en la cárcel. A menos que…
El viejo ha interrumpido sus palabras para mirar más detenidamente a Terry del Diablo, examinándole de pies a cabeza. Tanto le diferencia el cambio de indumentaria, que apenas da crédito a lo que ven sus ojos. Recién rasurado, bien cortado el pelo, la gallarda figura bajo un traje comprado al mejor sastre de Saint-Pierre, Terry del Diablo parece realmente un caballero. Sus anchas espaldas, su elevada estatura, su porte desenvuelto, traen a la mente del notario un recuerdo punzante: el de otro cuerpo robusto, el de otra figura altanera, el de otro paso altivo y firme. Porque vestido de esa manera, el rudo patrón del Luzbel se parece demasiado a Richard Grandchester . Tanto se parece que las piernas del buen viejo flaquean, obligándole a tomar asiento, mientras un sudor frío, le baña las sienes, y murmura:
—¡Es asombroso! ¡Igual, idéntico…!
—¿Idéntico a quién?
—A nadie —elude el notario—. A un fantasma…
—¡Caramba! —exclama Terry con jovialidad—. No me halaga demasiado el parecido, y tampoco me atrevo a creer que toda su emoción sea por miedo a que me metan preso. Le aseguro que no hay ningún motivo legal para hacerlo. He rozado la ley, pero no he ido abiertamente contra ella. Tengo argumentos con qué defenderme de cualquier acusación grave que se me haga. He tenido suerte, mucha suerte, en el último viaje. Y ahora, mi buen Albert, estoy decidido a cambiar de vida. ¿Le sorprende? Sigue mirándome como a un fantasma…
—¡Vas a cambiar de vida, Terry del Diablo! —se entusiasma Albert—. Sí, vas a cambiar de vida totalmente. Alguien va a ayudarte… alguien que puede y debe hacerlo ¡Y yo me encargaré de que lo haga inmediatamente!
El viejo notario ha hablado con voz emocionada, conmovido y trémulo, sintiendo que un noble anhelo de justicia se levanta en su pecho. Siente que es necesario, que no puede ser de otra manera, frente al porte gallardo de aquel Terry del Diablo que tanto se parece a . Sí, parece otro hombre el rudo patrón del Luzbel
bajo sus ropas de caballero… Parece el que realmente es: el hijo a quien Richard Grandchester, no pudo dar su ayuda, su amparo, su apoyo a través de la vida; el que fue desposeído de todo y empujado al abismo para que pereciera; demasiado fuerte para ser destruido, demasiado altanero para esperar nada de nadie en este momento en el que sonríe con burlona indulgencia al asegurar:
—Nadie tendrá que ayudarme, Albert. Pedir ayuda no entra en mis costumbres. No necesito de nadie. Cambiaré de vida a mis expensas. A decir verdad, he comenzado a cambiar ya. ¿Quiere asomarse a la ventana un momento? ¡Mire…!
Él mismo ha abierto de par en par la cerrada ventana del despacho. En la estrecha callejuela aguarda un coche de dos asientos, nuevo, lustroso, reluciente, como también brillan los arneses del soberbio tronco que tira de él, fielmente guardado en este momento por la graciosa figura de aquel Kuki de oscura piel y ojos refulgentes, ahora también vestido de pies a cabeza como un pequeño caballero.
—¿Qué es eso? —indaga Albert francamente extrañado.
—Mi carruaje y mi secretario particular —proclama Terry alegre y risueño—. No se asuste, que esto no es más que el comienzo. Vine a darle las gracias y algo más también. Mientras aguardo a mi novia que está ausente, he dado vueltas arriba y abajo por Saint-Pierre. Ya sé de lo que me acusan y por qué tenía usted miedo de que me prendieran. He hecho correr algunas monedas y creo que no me molestarán si alguien no pone especial empeño en revolver las cosas contra mí. Desembarqué en mi Cabo del Diablo, y por allí dejé escondida mi goleta. Me pareció más saludable que no vieran al Luzbel en la rada de Saint-Pierre…
—Es lo único razonable que has hecho.
—Todo cuanto he hecho es razonable. En lo alto de la peña existe una cabaña en ruinas. Nadie ha puesto la mano en ella. Supongo que los vecinos de la aldea la consideran de mi propiedad.
—Mejor supón que a nadie le interesa ese maldito peñasco.
—¡Magnífico! Quiero tenerlo legalmente y comprar el poco de tierra que está tras él. Edificaré allí una casa sólida. Desde luego, para todo eso hacen falta papeles…
—¡Papeles y dinero!
—Yo traigo el dinero, pone usted los papeles, y en paz.
—Pero, Terry, entonces es cierto que has hecho fortuna…
—No es la fortuna de los Grandchester —contesta Terry, en tono burlón—: pero, vamos… traigo dinero para darle a una mujer cuanto ella quiera.
—Una mujer… y antes dijiste: «mi novia»… ¿Qué tratas de decirme?
—Quiero a la mujer más hermosa del mundo Albert—manifiesta Terry con repentina pasión—. La quiero para mí solo. Usted verá cómo se arregla eso…. ¿Me prometió darme su apellido?
_Claro que si Hijo, bien por ti, pero No conozco más que una forma: el matrimonio. ¿No quieres casarte?
—¿Por qué no? Lo que sea. También hacen falta papeles, ¿verdad?
—Bueno… sí… Pero ya lo arreglaremos. En último caso, ¡qué demonios!, cualquier cosa se hace… —El viejo notario vacila un momento, y con cierta timidez insinúa—: ¿Te molestaría llamarte Albert?
—Muchas gracias… Es demasiado… —responde Terry comprendiendo el ofrecimiento del buen Albert. Y profundamente conmovido, rehúsa—: Agradezco, pero no acepto. ¿No puede arreglar esos papeles con mi nombre nada más? Me llaman Terry…
—Terry del Diablo… No creo que a tu esposa le agrade… Bueno, ya buscaremos la fórmula legal. El nombre casi es lo de menos, lo importante es que de veras has cambiado y ahora sí veo clara la razón de ello. Quieres a una mujer, vas a hacerla tu esposa… Me arrodillaría para darle gracias a Dios, y hay otro que va a alegrarse muchísimo, pero muchísimo también. Otro a quien vamos a mandarle un aviso en seguida, porque se interesa por ti más de lo que tú piensas. Me refiero a Anthony Grandchester .
—Sí, ya sé —responde Terry, indiferente—. A él también quiero verlo. Tengo una cuenta pendiente y le quiero pagar hasta el último centavo.
—¿Estás loco? ¡Vas a ofenderle si lo intentas!
—¿Por qué? Me hizo un favor; se lo agradezco. Me dio un dinero, o lo gastó por mí; se lo devuelvo. Todo eso es correcto en el nuevo mundo en que voy a vivir.
—Bueno, bueno… de eso también hablaremos más tarde. Por el momento, voy a tomar nota de todo lo que quieres, y a ver por dónde empezamos. ¿Dices que tu novia está ausente? ¿Dónde?
—Eso lo tengo que averiguar. Según los vecinos, fue al campo unos días. El rumbo no lo saben, pero buscaré hasta dar con ella. Tal vez en eso pueda usted también ayudarme…
—Desde luego. En todo lo que quieras; pero espérame un momento…
Se ha alejado unos pasos, rebusca en el armario repleto de papeles, mientras Terry, impaciente, da vueltas al viejo escritorio. Sobre él, sujeta con un pisapapeles, hay una cartulina por donde sus ojos resbalan, primero descuidadamente, se fijan después con interés, y empieza a leer:
—«Rosemary Grandchester, tiene el honor de participar a usted el matrimonio de su hijo Anthony…».
—¡Ah, sí! Es cierto —exclama Albert, acercándose—. Iba a hablarte de eso. Por unos días, más vale que dejemos en paz a Anthony, pero luego…
—«… con la señorita Eliza Andrew» —termina de leer Terry, sin prestar atención a las palabras del notario. Y de pronto, un ronco grito brota de su pecho—:
—¡Eliza! ¡Eliza!
—¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? —se alarma Albert.
—¡Eliza Andrew! ¡Aquí dice Eliza Andrew! —estalla Terry ya fuera de sí—. ¡No puede ser! ¡ Eliza Andrew es la prometida de…!
—No su prometida; su esposa. Se casaron ayer —rectifica Albert completamente desconcertado.
—¡Mentira! —se enfurece Terry—. ¡Mentira! ¡Eliza casada con Anthony! ¡Ella su esposa, su mujer…! ¿Dónde? ¿Dónde están?
—¿Te has vuelto loco? —reprocha el notario, francamente espantado—. ¿Dónde han de estar más que en Campo Real? Pero ¿Qué es esto?
Terry, ha zarandeado entre sus duras manos al notario, blanco de espanto, que apenas acierta a comprender. Le ha apretado como si fuera a estrangularle, soltándole después con violencia, mientras exclama:
—¡Canalla! ¡Maldito! ¡Y ella… ella…!
—Terry. ¿Qué pasa?
—¡Con su vida y su sangre pagará ella también!
_ ¿Qué pasa?
_Eliza, era mi prometida, mi mujer, con la que me revolqué todas las noches jurándome amor eterno e no solo eso, me dio palabra de matrimonio.
Inútilmente, el notario ha corrido tras él. Terry marcha ya como un ciclón, como una tromba a quien nada detiene. De un salto está sobre su coche, tomando las riendas, empuñando con ademán feroz el látigo, mientras el espantado Kuki, apenas acierta a saltar tras él…
Continuára
….
Ahora Contestare sus comentarios en mi sección favorita…
Ya estamos finalizando la primera parte.
Mia8111: Gracias por tu apoyo, se cumplió tu sueño, me pediste que haga una historia de amor con Candy, Terry y Albert, muy pronto publico la otra adaptación de la obra de Caridad Bravo Adams, se llama Laberintos de Pasión, mi primera historia diferente, cambiando ideas de ir un poco contra mis propios gustos, en esta historia los galanes serán Terry y Albert, lucharan por el amor de Candy, es Terrific, no soy tan fanática de Albert , pero se que hay muchas chicas como tu que les gusta ver a esos dos galanes como pretendientes de la pecosa, solo en esta historia será así, ya en las demás no creo que pueda poner a Albert como pretendiente, ya que siempre lo veo como un padre.
Carol Aragon: Gracias por tu bellas palabras, tienes razón, eso no justifica el mal actuar de las personas, pero si comprendo la actitud de Eliza y la envidia que le tiene a Candy, recuerda que Aimé (Eliza) es mi villana favorita, en algunas escenas quería que ella se arrepintiese y se quedara con (Terry) Juan, ya que Ana Colchero (Eliza) es mi actriz favorita, un poco mas que Edit. Gonzales, pero después descubrí que el amor de Juan(Terry), Mónica (Candy), era inolvidable, al final termine amando a esa pareja por siempre, Eduardo Palomo tan hermoso como mi Terry y Edit. Gonzales tan bella como mi Candy no había mejor pareja que esa historia, te invito a leer mi nueva adaptación Laberintos de Pasión, una nueva historia de amor que te conmoverá el corazon, mi primera historia de amor con Candy, Terry, Albert ya que mi querida amiga me pidió que escriba una historia con esos dos galanes, acepte para darles alegría a pesar que no soy muy fan de Albert, pero la historia será hermosa, es Terrific, Terry se queda con Candy.
Ary81: Gracias por seguir acompañándome en esta adaptacion, muy bello tu comentario, a mi también me gusta el idioma italiano, son tan hermosas sus canciones en el idioma italiano como Caruso, Te invito a leer mi otra adaptación de esta escritora llamado Laberintos de Pasión con los personajes de Candy, Terry, Albert, es Terrific.
1: Gracias por tu bello comentario, veo que te encanta esta historia, espero que me puedas leer la otra adaptación llamado Laberintos de Pasión con los galanes Terry y Albert, Candy, es Terrific, con Terry se queda, es una magnifica historia de Caridad Bravo Adams, espero que hay me acompañen.
Dulce Graham: Si mi querida Amiga, Renato (Anthony) es el que más sufre por ciego y tonto, me da pena, pero tiene un final estable, además se lo merece por haber rechazado a Mónica (Candy), te invito leer mi otra adaptación de Caridad Bravo Adams, llamada Laberintos de Pasión con los galanes Terry, Albert y Candy, es Terrific, pero una gran historia de amor, ya que me pidieron una historia con esos dos galanes, entonces se me ocurrió adaptar esta preciosa historia estoy segura que te encantara también.
Guest : Es verdad, lo que me escribiste en tu comentario, me sorprendió, uno tiene la capacidad de decidir seguir adelante, ser feliz o llenarse de maldad y resentimiento que no saca nada bueno, el mal actuar de las personas jamás se justifican ojala eso me sirva a mi también de vida, aprender hacer feliz con lo que tenemos, yo abecés ando resentida porque me siento distinta, hay personas que no me comprenden y porque el hombre que quise para mi jamás me amo, ni me correspondió, pero después me doy cuenta que soy afortunada porque tengo talento y capacidad que a pesar de no ver bien, ni oír, puedo adaptar, escribir historias con mis rebeldes, puedo seguir estudiando en la universidad, quizás lento, pero nada es imposible, eso es algo que debo sentirse uno feliz, quizás eso le faltaba a Aime, aprender hacer feliz con lo que tiene, si perdió a Juan, es culpa de ella misma, te invito a leer mi otra adaptación llamada Laberintos de Pasión, con los personajes de Candy, Terry y Albert. Es Terrific.
Elvia Soan: Gracias por tu bello comentario y compartir mi historia en tu grupo de Corazon Salvaje.
SARITANIMELOVE: Hermoso comentario, mi amada amiga, ya que tu eres la reina de esta telenovela, cadenas de amargura que la viste te seguirá gustando mi adaptación, gracias por tu apoyo, ahora te invito a leer mi otra adaptación Laberintos de Pasión con los personajes de Candy, Terry, Albert, una historia diferente que te conmoverá el corazón, también es otra obra de la inigualable Caridad Bravo Adams, estoy segura que te encantara, es Terrific.
Grace: Gracias por tu bello comentario, si amiga a mi también me dio risa cuando Aimé (Eliza), se hace una serie de ideas para que Juan (Terry), no se case con Candy (Mónica), pero al final ella pierde, aunque en el libro es un poco distinto, aquí juntare los dos, jijiji, leí también que eres fanática de Amor real, esa todavía no lo voy hacer hasta el otro año, pero ahora voy a bajar una de las obras de Caridad Bravo Adams se llama Laberintos de Pasión. Con los personajes de Candy, Terry, Albert, una preciosa historia de amor, estoy segura que te encantara, no se si habrás visto esa novela, pero te invito a leerla. Gracias bella amiga.
EveStru1213 : Gracias por tu bello comentario, veo que te esta gustando mi adaptación, espero que leas mi otra adaptación de las obras de Caridad Bravo Adams, ahora bajare una nueva historia llamada Laberintos de Pasión, con los personajes de Candy, Terry, Albert, una historia que te conmoverá el corazón.
gracias por leer y comentar
bendiciones
Maggie Grand.
