Corazon salvaje segunda parte del libro Titulada Candy (Mónica)…
Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenece sino a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi y la historia Corazón Salvaje le pertenece a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
¡Holaaaa meus amores! Reportándome de nuevo, no tengo mucho tiempo, desde que empezaron mis clases, No me maten por favor.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, "Eliza (Aimé) y Terry (Juan)", " Candy" (Viene siendo el libro de Mónica), Candy (Mónica) y Terry (Juan) y la última el desenlace y final (Viene siendo el libro de Juan del Diablo versión Terry Pirata)
Realmente espero que sea de su agrado. Ya sin más que añadir, los dejo con la lectura. Disfruten la segunda parte del libro.
Segunda Parte
Candy (Mónica) y Terry (Juan)
Capítulo 1
_ Dorothi, Dorothi – llama Eliza con potencia- ¡Dorothi!
_Aqui estoy, señora Eliza, ya llego .. corriendo llego, ¿Qué pasa mi niña?
_ ¿Corriendo?, hace tres horas te envié, Si te parece haber tardado mas.
_ Ay señora Eliza, si es que el señor Anthony me mando una cosa, tuve que hacerla.
_ ¿Anthony? ¿Qué te envió Anthony?
_ A que acompañara a la señorita Candy a su cuarto, y a que le dijera a la señora Elroy que la señorita Candy no se encontraba bien, El señor me mando a que hiciera esto y tuve que hacerlo.
_Naturalmente olvidando por completo mis encargos, sabiendo que estoy aquí muriendo de impotencia, esperando que llegues, Pudiste ver a Terry, ¿Hablar con él?, pensé que era tu favorita.
_ Deja de ser caprichosa, mi niña Eliza, no pude hablar con Terry, el señor Terry, dejo el notario en la boca, cogio un caballo y se fue.
_ ¿A dónde? ¿A que rumbo tomo? ¿No te fijaste?
_ No señora, con la boca abierta, me quede mirando al caballo, correr. Y cuando venia para aca a contárselo a usted, ¡Zas!, el señor Anthony, que me llama, tengo que acompañar a la señorita Candy, que tampoco me dejo que entrara a su cuarto, ni que le dijera nada a Doña Elroy, Entro ella primero y me cerro, la puerta en las narices, y me dejo fuera. Para mi no estaba enferma, sino como asustada, seguro que se asusto el señor Terry que estuvo peleando con ella.
_ ¿Peleando con ella? ¿Cuándo?
_ Cuando lo encontró sonsacando a Kuki, ese siempre se va con él, al Kuki, _ ¡Muchacho más revoltoso y travieso y mas atrevido, también se robó, una empanada de la cocina, ¿Y sabe lo que contesto a la cocinera?
_ ¿Qué puede importarme? - contéstame a lo que necesito saber, Antes de irse Terry ¿Con quien hablo? ¿Qué dijo? ¿Se fue inmediatamente después de discutir con Candy?
_No mi niña, luego estuvo también el notario, pelea que te pelea, De ahí se fue como un tiro a buscar caballo que ya había mandado a ensilar. Se monto de un brinco y después no se veía mas que la polveada.
_Óyeme Dorothi, - se impacienta Eliza, es precioso e indesmentible, que yo vea a Terry, antes de que anochezca, que yo le hable, Tienes que encontrarlo, que darle ese recado de mi parte, pero sin que te sienta la tierra, sin que nadie sospeche que fui yo quien te mande, ¿Entiendes?
_Entiendo, señora, Pero ¿Cómo voy a hacer eso?, Yo no se ni a donde fue…
_Pregúntale a quien sea, a quien pueda darte la razón, espera el muchacho ¿Fue con él?
_No el se fue solo, hecho una furia.
_ Pues busca al muchacho y tráemelo sin que nadie te vea, sin que nadie se entere de que soy yo quien va a hablar con él. Sírveme bien. Flanmy, sírveme bien y tendrás la sortija más linda del mundo... y además dinero, todo el dinero que quieras... ¡Flanmy... ve, corre!
_ Con gesto de determinación desesperada ha empujado Eliza a la oscura doncella nativa, obligándola a acelerar el siempre pausado ritmo de sus movimientos. Luego va de un lado a otro por la lujosa alcoba sin saber cómo calmarse, cómo aplacar sus nervios, sometidos desde hace varias horas a la penosa tensión de la espera. Nunca pudo pensar que Terry del Diablo tomara tan rápidamente una determinación semejante. Seguirle, huir con él, dejarlo todo, cambiar su posición y su riqueza por la suerte de aquel aventurero, por muy atractivo que fuese para ella, por muy grande que fuese la sugestión que sobre sus sentidos ejerce, es más de lo que humanamente está dispuesta a dar. No, no irá con él de aquella manera. Pero, ¿cómo aplacarlo? ¿Cómo evitar la feroz venganza de sus celos? Pensando en él se estremece de temor y deseo a la vez. Lo anhela y lo repudia, lo ama y lo aborrece, se desespera al no poder dominarlo a su antojo y le ama más al verlo como es: duro y rebelde, feroz en su dominio, implacable en aquella amargura que ahora destilan sus caricias y sus besos..
_ Ha caído de rodillas al pie de la ventana, apretadas una contra otra las manos engarfiadas, dilatadas las pupilas que espían inútil y ansiosamente. Una fiera determinación se levanta también en su alma y prorrumpe en voz alta:
—¡No será como a él se le antoja! ¡Será como yo quiera! ¡Tendrá que ser como yo quiera!
—¡ Flanmy.. Flanmy...! —se exaspera Eliza—. ¿Acabarás de mo ver esos malditos pies? ¿Acabarás de llegar?
—Ya llego, señora Eliza. Pero es que hace un calor...
—el demonio cargue contigo! ¿Dónde está el niño?
—Pues no lo encontré, pero me dijeron dónde estaba el señor Juan. Fue al ingenio... Yanina le estaba diciendo a George que el señor Terry... Terry del Diablo como dice ella, había mandado ensillar el caballo blanco del amo y había tumbado en él para el ingenio, y que había que ver cómo mandaba y cómo disponía, como si el amo fuera él. Si usted quiere, yo puedo irme para allá. Ahora mismo están cargando en el patio los carretones grandes con todo lo que van a mandar para el ingenio. Yo puedo ir en uno de ellos y le digo al señor Juan lo que usted me mande que le diga, mi ama. Que venga, ¿no?
_ Sí. Que necesito hablarle, verlo... Pero espera, espera... No me fío mucho de que llegues a tiempo. —Con angustia creciente ha ido hacia la ventana. Ya el sol está muy bajo, apenas dora con sus últimos rayos la cumbre altanera del Mont-Pelée, y murmura como para sí—: El me espera esta noche a las doce...
_ De aquí a las doce hay mucho tiempo...
—¿Nadie ha preguntado por mí en la casa?
—Nadie ha salido de su cuarto desde esta mañana. Ni la señora Rosemary, ni la señorita Candy, ni la señora Elroy... Y el señor Anthony está con el notario en el despacho que fue del amo don Richard, y lo único que pidieron que les entraran fue coñac y café. Flanmy misma entró a llevárselo. Dijo que no podía entrar otro a molestarlos, porque estaban arreglando las cuentas...
—Menos mal. Bueno, vas a buscar, dónde esté, al señor Terry. Vas a decirle que estoy enferma, muy enferma; que por piedad aguarde a la mañana para hablarme y para verme. Dile que se lo ruego llorando... Dile...
_ ¿Por qué no me escribe todo eso en un papel, mi ama?
—¿En un papel? Sí, tienes razón... Pero...
—En un papel sin firmarlo. Yo ya le digo que es de usted. En su propia mano lo pongo. Sólo a él se lo entrego. Se lo juro, mi ama, sólo a él... No tenga miedo...
_Voy a confiar en ti, Dorothi, voy a escribir ese papel, pero me respondes con tu vida de que sólo a Juan lo has de entregar... ¡Júramelo, júramelo!
—¡Por Dios y la Virgen del Cielo! ¡Sólo al señor Terry le daré el papel, y si no es así, que me caiga muerta!
_ La oscura doncella ha jurado cruzando los dedos, y un instante Eliza, parece vacilar entre la necesidad perentoria de confiarse a ella y el pensar el arma terrible que fábrica contra sí misma en aquellas letras. Con ansia febril va hasta el pequeño secreter y nerviosamente rebusca hasta hallar lo que necesita.
_ Dorothi, vas a tener mucho cuidado con esto. Si alguien quiere quitártelo, si te ves en cualquier aprieto...
—¡Me como la carta antes que dársela a otro! Juradito, mi ama...
—Está bien, está bien... —acata Eliza- poniéndose a escribir, más de pronto duda y rompe el papel ¡no puedo venderme de esa manera! Espera... ¿No sabes tú escribir, Dorothi?
—¿Yo escribir? ¡Qué va! Sé sacar cuentas y pintar muy bonito. Flanmy sí sabe escribir y leer. Le pusieron maestro como a las niñas blancas. De las sirvientas, es la única que sabe escribir. Pero usted no va a fiarse de ella... Además, si el señor Terry no ve su letra no va a creer que el papel es de usted..
—El nunca vio mi letra. Pero espera... espera... Puedo escribir un papel que no me comprometa demasiado. Sí, eso es, él comprenderá. El comprenderá que no puedo mandar otra cosa contigo... El entenderá...
_ Ahora sí escribe, rápida y firmemente, una carta ambigua, ceremoniosa, que es, sin embargo, un ruego desgarrador. Luego la dobla, guardándola en un sobre con sus dedos que tiemblan, y murmura
_ Para Terry... Para Terry de Dios... Sí... Es mejor así...
—¿Terry de Dios? —se extraña la sirvienta
—Alguien le llama así... El entenderá perfectamente... Pero tú dile que la carta es mía, que estoy realmente enferma, que la escribí llorando desesperada... Anda... Ve, corre, no vayas a perder la oportunidad de esa carreta...
—¡Qué va, mi ama! El que la lleva es Stear y ese sí que es amigo mío para todo lo que sea...
_ Eliza ha empujado violentamente a la sirvienta y ha vuelto a la ventana. El último rayó de sol ha desaparecido y una sola estrella, enorme, refulgente, brilla en el cielo azul muy pálido, sobre la cima del Mont-Pelée...
_ Bueno Anthony, en definitiva.
La voz se ha apagado en labios del notario, dándose cuenta de que Anthony Grandchester no le escucha... Cruzados los brazos, de pie en medio de la amplia habitación que fuera el despacho de su padre, los claros ojos inquisitivos recorren los estantes que llegan al techo, como si interrogasen a los viejos volúmenes pretendiendo arrancarles el secreto que encierran...
_ ¿Qué tanto, miras ahí muchacho?
—Era en este panel... Si... Detrás de los libros, no sé si más arriba o más abajo, pero por aquí se abría un hueco... Era un escondite, una especie de caja de hierro a la moda del siglo pasado... Seguramente ahí guardaría papá valores, papeles, cosas importantes...
—Tu padre tenía cuentas corrientes en todos los bancos de Saint-Pierre. No creo que guardara nada importante en los escondrijos del despacho
—Pues algo guardaba, Albert, y más de una vez, siendo yo niño, vi a mi padre registrar en él. La última fue la noche que precedió a la madrugada en la que nos lo trajeron moribundo después de su accidente... Esta casa es muy vieja. La mandó hacer uno de mis abuelos... La han ensanchado y renovado en muchas partes, pero el despacho no lo ha tocado nadie desde entonces...
—El despacho tiene, electivamente, una puerta secreta en aquella esquina, y tú la conociste de niño. Al menos, eso me dijo doña Rosemary esta mañana...
_ ¿Mamá? ¡Hablo mamá esta mañana con usted?
—Acabo de cometer una indiscreción diciéndotelo; pero, en fin, ya está hecho y no es posible recoger velas. En efecto, hijo, hablamos... Entró aquí cuando menos lo esperaba, precisamente por la puertecilla esa, y me dio el gran susto..
—¿Por qué entró mi madre de esa manera? Por esquivar a Terry, ¿verdad? Por no verlo ni siquiera de lejos.
—Bueno, hijo, sí. Es inútil que te lo niegue. Tu madre lo aborrece... y algo peor: le tiene miedo. A veces parece uno tonto y supersticioso dejándose llevar de esas cosas, pero cuando el corazón de una madre da un aviso.
—No diga tonterías, Albert, Usted también le tiene un poco de miedo a Terry del Diablo y no es por corazonadas ni por presentimientos. Hay algo más positivo, más concreto... ¿Qué es lo que teme? ¿Que reclame su herencia? No, no se alarme, Albert. Siéntese...vuelva a sentarse. Ya le dije, al traerlo a este despacho, que tenía que contarme varias historias viejas, y la primera de ellas la de mi padre... La de mi padre y la de Terry.
_De Terry, nadie sabe nada hijo mío, no le tengo miedo, lo quiero como si fuera mi hijo, pero lo conozco mejor que nunca.
—Usted si sabe Albert, y mi madre también sabe... Y algo de Terry había en aquellos papeles que yo le vi esconder a mi padre. Después de eso ocurrió la única escena realmente desagradable y vergonzosa que recuerdo de mi niñez... Prefiero no hablar de eso, pero vuelvo a preguntarle, Albert: ¿Qué temen de Terry mi madre y usted? Dígame la verdad... la verdad, por cruda, por desagradable que parezca..
—Bueno, hijo, yo nada, pero tu madre sólo temo a su carácter, a sus arrebatos, a su poca educación..
—Pero mi madre le temió siempre. Desde niño le inspiró odio y horror, y ahora evita el verlo porque su presencia le hace daño. Cuando se enfrentó con él, se puso tan pálida que temí verla caer sin sentido. ¿Y sabe por qué? Terry se parece extraordinariamente a mi padre... Puede ser una coincidencia... pero puede no serlo. Y son tantos los detalles alrededor de ese asunto, que yo..
—Anthony, hijo mío... yo te ruego que no me preguntes mas... —le interrumpe , Albert hondamente apurado y nervioso.
—Yo soy quien le ruego que se calle, Albert. Soy ya un hombre hecho y derecho. Conozco la vida y no voy a asustarme a estas alturas de que mi padre me haya dado un hermano fuera de la ley. ¿Por qué esa turbación? ¿Por qué ese susto Albert?
—No es susto, es preocupación y angustia... ¿Cómo has llegado a pensar todo eso?, ¿Y cómo tomará tu madre que lo sepas?
—¡Luego es cierto! Cálmese, cálmese Albert, no le he tendido una trampa. Tenía la convicción moral... La tengo desde hace mucho tiempo... Creo que desde niño, aunque en forma inconsciente. Hasta hace poco no he querido pensar en ello porque a mí también me molestaba, pero lo he hecho y no ha sido difícil. Anoche mismo estuve rondando por todos esos libreros. ¿Ve usted? En uno de estos lienzos, en uno de estos tres, estaba el escondrijo..
—¿Para qué buscar escondrijos? —observa Albert dándose por vencido no por Terry, sino porque tiene miedo que se entere de su relación con Eliza.
—Es cierto. ¿Para qué? Tengo la convicción y con ella debe bastarme, pero también me interesan los detalles. ¿Cómo fueron las cosas? ¿Hasta qué punto tuvo razón mi madre para ser implacable? ¿Hasta dónde sabe Terry quién es?
_A tu madre, no la culpes hijo, a una madre siempre le respeta por lo mas equivocada que este, ella sufre.
_Supongo que su conversación secreta con usted fue alrededor de eso.
_ Pues bien, si, Ella ahora esta dispuesta hacer generosa.
_Con tal que Terry, se vaya, naturalmente, apostilla Anthony con un dejo de amargura.
—Bueno, hijo, tampoco estoy de acuerdo como su madre trata a Terrence, no hay que pedirle demasiado a una, mujer que vio su vida amargada y destrozada por causa de esos amores que le dieron a Terry la existencia. Ella quiere borrar huellas que le hieren, olvidar un pasado cuyo recuerdo le es insoportable, tu madre no supera un pasado, por eso solo desea verte feliz sin lastres ni taras en tu vida, y nada de eso es criticable. Yo siempre sentí por Terry compasión y afecto...Pero no soy lo suficiente fuerte para contradecir a tu madre por lo mas equivocada que este.
—Lo sé muy bien y por eso me sorprende su actitud de estos días. Aparte de nacer... cómo nació, ¿qué ha hecho Terry para que usted haya cambiado así con él?
_No, el no ha hecho nada
En su pensamiento: Si supiera que su esposa fue su amante, si supiera que es su hermano y que ambos hermanos se han enamorado de la misma mujer ¿Qué hago?
—Ya. Es lo que puede hacer. Pero, ¿qué es ello? ¿Ha redamado? ¿Ha amenazado? ¿O acaso son temores de otro género? Su mano se ha apoyado, apremiante, en el hombro del notario. Tras breve lucha con su indecisión. Albert parece decidirse
—Mira, Anthony, yo no sé más que lo que presiento, y lo que presiento son amarguras y disgustos que pueden evitarse sin darle a las cosas tantas vueltas. Terry quiere irse, quiere volver al mar. Déjale que se vaya... Más adelante, cuando las cosas cambien, buscaremos la fórmula de compensarle con una buena cantidad de dinero que en una u otra forma se haga llegar a él. Pero, de momento...
—No, Albert, no decidiré nada hasta hablar con Terry, hasta mostrarle mi corazón y obligarle a que me muestre el suyo. Es mi hermano, ¿se da usted cuenta? Esta verdad que para mí sólo existía a medias, ahora está clara y diáfana. Tengo un hermano, un hermano en el que la noble figura de mi padre parece revivir. Usted no puede imaginarse lo que significa esto para mí, y acaso tampoco pueda medir toda la felicidad que me negaron de niño al negarme esta verdad íntima y humana. — Anthony ha hablado con exaltado entusiasmo, y en un arranque de emoción, ruega—: Cuéntemelo todo Albert, dígame cuanto sepa de eso... Es la historia de mi propia sangre... ¡no me la niegue!
_ El viejo notario empieza a relatar la historia, tan bien conocida de él, desde aquella noche tormentosa en la que el pequeño Terry del Diablo hizo el papel de mensajero de la muerte. Anthony bebe, sediento de saber, el relato pormenorizado, y, de pronto, indaga.
_ ¿Y esa carta Albert?
_ Bueno quedo en mano de tu padre, creo que tu madre lo desapareció, no recuerdo, desde luego tu madre lo rompió o quemo.
_ Oh lo guardo ¿Quién sabe?
—Tal vez; aunque no lo creo. Tu padre, al principio, se mostró muy desconfiado. Bertolini era un hombre vengativo, cruel y traicionero... Cualquier cosa podía esperarse de él: la mayor mentira, la mayor infamia... Estoy bien seguro que después de su perdón aparente, atormentó a Eleonor hasta hacerla morir de pena. Y en cuanto a Terry... lo iba a reconocer como hijo, pero murió y de ahí tu madre no quiso verlo más.
—Puedo muy bien adivinar su horrible infancia. ¡Qué fácil es perdonar su rudeza y sus defectos sabiendo todo esto!
—Con cuánta razón tenía tu madre que el saber todo esto te desarmara más frente a Terry, te quitara la poca voluntad de defenderte que puedas tener.. Tu madre te cree débil
—¿Qué piensa usted que pueda hacer Terry contra mí?
—Yo no pienso nada Terry es un chico de noble corazon, pero tu madre teme y tiene razón en temer. No quiero ni pensar lo que dirá cuando sepa todo esto, es una mezcla de ternura y odio en el corazon de Terry y cuando suele vengarse no mide las consecuencias de sus actos, pero en el fondo es noble
—Yo hablaré con ella después de haber hablado con él... y acaso les dé a ella y a usted la sorpresa de comprobar que se equivocaron. A veces, el corazón sabe más que la cabeza... Terry no puede odiarme si yo voy a él como hermano, si le demuestro todo lo sinceramente que le quiero, si noblemente me adelanto a ofrecer lo que aún no ha pedido...
—¡No caigas en una locura de generosidad, Anthony! Piensa que la sola existencia de Terry es, para tu madre, una ofensa viva, candente; que aun tu padre solo amo a Eleonor Bertolini la hiere como un cuchillo envenenado.
—No puede ser. Mi madre tiene que ser más generosa... Eleonor Bertolini ya está muerta, lo que paso en el pasado queda atrás, no es bueno generar odio en el corazon...
—Hay odios que no se aplacan ni con la muerte... Hay rencores y celos de los que no tienes una idea. Tú no has sufrido nunca, Anthony, no puedes medir la amargura, el dolor, la desesperación a que el alma desciende en algunos momentos. Tú no puedes ser juez, porque la vida fue hasta hoy, para ti, camino de rosas...
—Tal vez por eso comprendo y compadezco más a los que sufren, y a Terry el primero. Voy a mandar a buscarlo Albert, para hablarle como a hermano. Para decirle...
_ Seguramente el, lo sabe.
—Pero piensa que yo lo ignoro... Y si no lo piensa, cree algo peor: que soy insensible, egoísta. Quiero que sepa que estoy dispuesto a reparar, a devolver... que el mundo no es tan malo como él piensa...
—Ni tan bueno como tú imaginas, Anthony. ¡Déjalo que se vaya... es el mayor deseo de tu madre, no el mío, ahora Terry este herido, se enamoró de una muchacha, fue traicionado, mas no puedo hablar, este herido que es capaz de mostrar odio en su alma!
—Hasta ahora mi madre cumplió en esta casa todos sus deseos, hasta los más injustos. Voy a contrariarla por una sola vez y confío en que su contrariedad no dure demasiado, se que Terry esta lleno de odio, pero deseo enseñarle que el mundo no es tan malo como el piensa.
Anthony, se ha levantado, ha ido hacia la pared y toca un timbre, ante lo cual, extrañado, Noel pregunta:
_ ¿Qué haces hijo?
—Llamo a un sirviente para que vaya en busca de Juan. He aguardado quince años este momento.
—¿Y si Terry no mereciera tu generosidad, Anthony? ¿Si no fuera ni siquiera capaz de comprenderlo? ¿Si contestara a tu buena voluntad con sarcasmos, con desprecio, acaso con una amarga ingratitud, porque está bien herido, no quiero que te decepciones de Terry?
—Pensaría que la culpa no es de él, sino de los que le convirtieron en un paria, de los que le desposeyeron de todo. Mi buen Albert, déjese de dudas y vacilaciones. No hay más que un camino y es el que me señala mi conciencia... —Unos golpes discretos, dados en la puerta, le interrumpen momentáneamente y, alzando la voz, invita—: Adelante... Si, Stear, yo fui quien te llamó. Busca al señor Terry por toda la hacienda y dile que lo espero en mi despacho, pues necesito hablar con él inmediatamente. Que se apresure, que no se detenga por ninguna razón, y apresúrate tú también.
Continuará
A: Meuuuuus Amoreeeeees! Estoy de vuelta. \o/. Bueno, logre hacer este capítulo, primer capítulo de la segunda parte del libro.
Tengo quehaceres en la universidad y por eso no he podido actualizar TT_T. Ya se acerca todo el romance de Candy y Terry, esta mas apegado al libreto original, aunque también lleva contenido de la Telenovela. :)
Yo se que mas siguen esta novela Corazon Salvaje y Secreto por Amor, pero también es importante que conozcan mis otras historias, todo mi trabajo con respecto a Candy y Terry, he escrito algunos Anthonific pero son muy pocos y quizás escriba un Alberfic por una amiga, pero no creo que pueda ya que sería traicionar mis propios gustos, aquí solo se llenan de puros Terrific espero que me sigan en mis demás historias así como valoran mucho mi trabajo de Corazon Salvaje.
Bueno, ya veremos más acercamiento de estos dos. Espero actualizar pronto.
RESPONDIENDO REVIEWS
SARITANIMELOVE: Gracias por su comentario, que emoción espero que te guste el primer capitulo de la segunda parte del libro, En Wattpad ya baje el primer capítulo, búscalo con mi mismo nombre, solo que hay he bajado imagines, ediciones que me realizo mi amiga Noelia Grahan para que sea mas emocionante, baje la canción de la novela con los personajes de Candy y Terry, ojalá todos puedan seguirme en Wattpad también.
Mia8111: Gracias por tu comentario mi querida amiga, hermana, espero que te guste el primer capitulo de la segunda parte del libro.
Carol Aragon: Gracias por tu hermoso comentario, ya acabo la primera parte, es el primer capitulo de la segunda parte, espero que sea de tu agrado, esta historia, gracias por tu comentario bella amiga.
Ary81: Gracias por tu hermoso comentario, espero que te agrade el primer capitulo de la segunda parte del libro, muchas gracias hermosa.
Blanca G: Hermosa que bueno que te guste mi trabajo, mil gracias por tu apoyo, si es el primer capitulo de la segunda parte, ya se acerca el casamiento de la pecosa y el pirata, va estar super emocionante… espero que te guste.
Guest: A Eliza solo lo miran por su belleza, su extremada pasión, eso es lo que le encantan a los hombres, Terry sabe lo mujerzuela que es, pero esta encaprichado con ella, pero ya esta cerca para el casamiento de la pecosa con el pirata, todo su momento, gracias querida por su comentario.
Graciela Villegas: Gracias hermosa por su comentario, concuerdo contigo, la historia esta super emocionante, A Eliza le queda perfecto el papel de la malvada Aimé, espero que te guste esa segunda parte del libro la historia de Candy (Mónica) y Terry (Juan).
Elvia Soan: Gracias hermosa por su comentario bella dama, compartir esta hermosa historia en tu grupo de Corazon Salvaje, no esta perfecta como la Telenovela o el libro, pero que bien que aprecias mi trabajo con esos dos hermosos personajes Candy (Mónica) y Terry (Juan).
Janeth Santiago: Gracias por tu hermoso comentario, me encanto que te guste la novela, aunque para serte sincera yo tambien prefiero ver a mi bello Anthony muerto que verlo al lado de esa arpía de Eliza, pero son los únicos personajes que pueden interpretar a Renato y Aimé. Espero que no te incomode, gracias hermosa por tu bello comentario.
Dulce Graham: Mi amada amiga Eliza es ambiciosa, pero ama a Terry, pero no quiere dejar la posición de Anthony, pero no se saldrá con la suya, ella será bien castigada, perderá el amor de Terry, ya falta poco para el casamiento de Candy (monoica) y Terry (Juan), Eliza (Aimé) perderá todo el amor de Terry (Juan), ese será su castigo, Anthony (Renato recién se da cuenta que es su hermano antes no lo supo y Terry (Juan) lo supo siempre.
Alce alce: Gracias por tu bello comentario y felicitarme por mi trabajo, muy agradecida por sus bellas palabras, ya este capitulo es el primer capitulo de la segunda parte, hermosas gracias por tu apoyo espero que te siga gustando esta bella historia.
Guest: Ya esta actualizado, me van a tener paciencia para el próximo capitulo. Mil gracias por leer.
Luzarda: Aquí esta la segunda parte, por favor esperarme para el siguiente capitulo no me orcen tengo que hacerlo poco a poco, tengo muchas historias pendientes que acabar, también tengo que hacer tareas de universidad, así que le voy a pedir que me tenga paciencia con la espera del siguiente capítulo... gracias por sus comentarios.
Deseando que sea de su agrado esta bella historia…
Espero sus comentarios...
Nos vemos pronto
Magüé Grand.
