Corazon salvaje segunda parte del libro Titulada Candy (Mónica)…
Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenece sino a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi y la historia Corazón Salvaje le pertenece a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
¡Holaaaa meus amores! Reportándome de nuevo, no tengo mucho tiempo, desde que empezaron mis clases, No me maten por favor.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, "Eliza (Aimé) y Terry (Juan)", " Candy" (Viene siendo el libro de Mónica), Candy (Mónica) y Terry (Juan) y la última el desenlace y final (Viene siendo el libro de Juan del Diablo versión Terry Pirata)
Realmente espero que sea de su agrado. Ya sin más que añadir, los dejo con la lectura. Disfruten la segunda parte del libro.
Segunda Parte
Candy (Mónica) y Terry (Juan)
Capítulo 2
—¿Qué es eso, tío George?
—¿Eso... ? que pasó al galope, rumbo al ingenio. Entró en las cuadras pidiendo el mejor caballo que hubiera porque tenía que ir, por orden del amo, en busca de Terry del Diablo.
_Con que mandaron a buscar a Terry del diablo.
_Si el amo Anthony, tiene mucha urgencia hablar con el, vamos a ver que regalo le ofrecen ahora ese pordiosero que no sire para nada.
Junto a la ancha arcada del portal que da acceso a las habitaciones del ala izquierda, George da rienda suelta a su cólera, a su despecho. Acaba de salir de las caballerizas, donde la última orden de Rosemary le confinara. Crecida la barba, revuelto el cabello, cubiertas de fango las altas botas y el látigo en la mano, es algo bien diferente del otro tiempo omnipotente capataz de Campo Real. Junto a él, atenta siempre a los menores ruidos, en aquel espionaje que es su vida entera, queda Flanmy alerta a todo ruido y movimiento, y comenta pensativa:
—Lo único que quiere doña Rosemary es que Terry del Diablo se vaya para siempre; pero hay alguien que no quiere dejarle marchar...
_ ¿A qué te refieres?
_Ya lo veras tío, cálmate te dije que tuvieras paciencia.
—No me da la gana de calmarme. En las venas me hierve la sangre de ver lo que veo... Soy menos que un perro en esta casa, pero el primer sirviente que vuelva a contestarme mal va a saber quién soy, aun cuando me hayan quitado el mando para dárselo a un cualquiera.
_Cállate, estate quieto un momento, por favor.
_No veo, sino la señora Eliza, que se asoma a la ventana de su cuarto.
—Todo el día ha estado en él, pero Dorothi, ha entrado y salido más de cien veces... Es su confidente... su criada de absoluta confianza de la señora Eliza. Seguramente cuenta con ella hasta para los encargos más íntimos... ¡Oh, mira! Dorothi sale Otra vez...Algo va a pasar esta noche, y apostaría a que sé lo que es.
_ Pero ¿qué es?
_Baja la voz, Dorothi se acerca, no va para el otro lado de la casa, Voy tras de ella algo va pasar en la noche.
Ha echado a andar a Dorothi. George, preocupado, la sigue. Muy cerca está el enorme carretón que debe salir rumbo al ingenio. A él enfila sus pasos Dorothi, mientras el rostro de George se descompone de cólera, al protestar a que se lo que es.
_ Pero ¿Qué locura hará Dorothi?
_A ¿Dónde va esta imbécil?, ese es el carro que va el ingenio.
—No va a llevar nada, porque no va a subir a ese carro. Está prohibida que las mujeres vayan en los carros del ingenio. Soy el jefe de las caballerizas, doña Rosemary me nombró ayer, y bastantes ganas tengo que ajustarle las cuentas a esa... —Se ha dirigido con pasos rápidos al encuentro de Dorothi, y gritando enfurecido, la conmina—: ¡Fuera de ese carro... abajo... fuera! ¡Bájate o te bajo arrastrando, ladrona!
_No soy ladrona, no me bajo del carro, tengo que ir para el ingenio.
_ ¿Que no te bajes?, te bajare a las malas.
_Esta bien, pero van a llevarme, la señora me mando que fuera, _Protesta Dorothi, forcejando a George y alzando la voz gritaba.. Stear.. Stear..
—He dicho que no van mujeres en los carros del ingenio — dijo George, imperioso, mientras sujeta a la mestiza sirvienta—. Esteban, maldito pollino... Coge las riendas y lárgate de una vez. ¡Que te largues, dije. o vas a arrepentirte! ¡Largo!
George ha azotado a los caballos que parten asustados, mientras Stear apenas acierta a sujetar las riendas. Luego zarandea como un guiñapo a la doncella de Eliza, arrojándola lejos de un violento empellón, al tiempo que afirma furioso:
_Que aprendan que todavía mando en las cocheras.
_¡Dorothi, Dorothi! Tío George, Tío George, Grita Flanmy que llega todos a correr, mírala esta como muerta, se golpeo la cabeza al caer.
_Ojalá reviente, pero no tiene nada, esta fingiendo, es una perra maldita, me voy por no patearla, por no acabar con ella de veras.
Temblando por el miedo de ver aparecer a Anthony o a cualquiera capaz de informarle, sin atreverse a llamar, Flanmy levanta la cabeza de Dorothi busca algo con qué poder auxiliarla... Al fin desabrocha totalmente el corpiño, desnudándole el pecho, buscando el latido del corazón que apenas percibe débilmente... Ha tropezado con un sobre blanco... A la poca luz del farol de las cocheras leen un instante a quién va dirigido, y con rápido movimiento lo oculta entre sus propias ropas, poniéndose de pie acto seguido. La emoción es tan fuerte que le parece ahogarse, pero- un paso y una voz conocida se acercan investigando:
—¿Qué pasó? ¿Qué fueron esas voces? —Flanmy se ha encogido buscando las sombras, ha retrocedido de espaldas, huyendo de la figura que aparece en el corredor iluminado, que cruza hacia las cocheras al no hallar respuesta, y que persiste en su llamado—: ¿Quién está ahí? ¿Qué es esto? ¡Dorothi...!
Sorprendida, la señora Grandchester se ha inclinado sobre el desmayado cuerpo de Dorothi. Rápida y silenciosa, Flanmy sé aleja, mientras la voz de Rosemary se eleva llamando insistentemente:
_Flanmy… Flanmy.. Stear.. Stear..
—¡Doña Rosemary! —exclama Eliza, acercándose asustada. Y de pronto, con verdadero pánico al reconocer la figura inerte que se halla en el suelo, prorrumpe—: ¡Oh, ! ¿Qué pasó? ¿Qué pasó?
—Es lo que quisiera saber... Oí voces, un carro... Llamé y no respondieron; salí a ver lo que ocurría y... No sé qué es lo que tiene esta mujer...
_Parece desmayada, pero... Eliza ha mirado con ansia el corpiño abierto; con febril angustia palpa su pecho, sus manos, registra sus bolsillos y vuelve la mirada espantada hacia la dama que se ha puesto de pie, al tiempo que explica:
—Hubiera jurado que había alguien junto a ella... Cuando me sintieron acercarme, huyeron... ¡Y me sorprende muchísimo que nadie aparezca!
—¡Oh! Tengo que ir al ingenio... —murmura Dorothi entre gemidos, ya volviendo poco a poco en sí.
_ ¿Qué dice? - quiere saber Rosemary.
_Nada, locuras, parece que delira, - replica Eliza, sumamente nerviosa, _Dorothi, soy y aquí esta doña Rosemary, también ¿Entiendes? ¿Aquí esta doña Rosemary?
_Doña Rosemary, murmura haciendo un esfuerzo, Dorothi, ¡Ay mi cabeza!- dijo agarrándose la cabeza.- y de pronto con espanto, exclama: La carta, me la quitaron.
_ ¿Qué carta era esa?- pregunto curiosa Rosemary.
_Estas delirando Dorothi.. exclama nerviosa Eliza.
Recobrando del todo el sentido. Dorothi mira el rostro furioso de Eliza, y luego aquel otro rostro pálido, grave y atento, inclinado sobre ella, y aquella voz que es ley en tierras de los Grandchester.
_ ¿Qué te ha ocurrido Dorothi?
_Ay señora, no se... no se... – rompe llorar Dorothi con visible angustia.
_ No llores y responde – recrimina Rosemary, ¿Dices que te quitaron la carta?
_ Ha debido resbalarse y caerse, interviene Eliza, tratando de que su suegra no la descubra.
_Pero a tu lado, había alguien a tu lado Dorothi, - dijo Rosemary, ¿Quién era?
_No se. no se... no recuerdo nada... murmura Dorothi.
_No sabe nada, Doña Rosemary, vuelve a intervenir Eliza, Ya sabe como es ella, tiene poca cabeza, no se preocupe más, le llevare a la cocina y hare que le atienda, No se moleste usted.
—Sí, hija, ve con ella... Yo me he llevado un susto atroz... No sé dónde se meten los criados, que nunca aparecen cuando más se les necesita. —Y alzando algo la voz, llama de nuevo—: ¡Flanmy...!
Por el lado opuesto a apareado Flanmy, impecable, correcta, con el mismo gesto de perfecta solicitud con que se acerca siempre a su señora, y se ofrece humildemente:
_Aquí estoy madrina, me llama usted.
—Te llamé hace rato... Dorothi se ha dado un golpe, ha sufrido un desmayo... No sé, en realidad... No sabemos... Haz que la atiendan, Flanmy...
—No, por Dios... Yo la atenderé —advierte Eliza rápidamente—. Que Flanmy la acompañe a usted, doña Sofía... La señora está asustada, Flanmy. Creo que necesita una taza de tila inmediatamente... ¡Vamos, Dorothi!
_ ¿Qué accidente más extraño? - pregunto Rosemary.
_Todo es ahora extraño en esta casa, señora. Pero lo único lamentable es que la hayan asustado a usted. Voy hasta la cocina para hacerle una taza de café.
—No, Flanmy, déjalo... Dame el brazo y acompáñame a mi cuarto. Hemos de hablar nosotras también...
Eliza ayudando a caminar a Dorothi, le pregunto:
_ ¿Quién te quito la carta? ¿Quién? - pregunto con nerviosidad.
_Ay mi niña no se... lloriquea Dorothi.
_Maldita tonta. ¿Cómo pudo pasarte esto?
—Ya le he contado... George, ese... Yo estaba montada en el carro, Stear venía ya e íbamos a salir para el ingenio... Llegó George hecho un demonio y me bajó a tirones. Luego le gritó al Stear que se fuera y él mismo le arreó los caballos... Yo quise salir corriendo detrás del carro y George me empujó y me dio una patada también. Después, ya no me acuerdo... Me-di contra una piedra... Ya no sé nada más, mi ama, ya no sé...
—Estabas totalmente desabrochada. Alguien te registró, te quitó la carta... ¿Quién fue? ¿Quién pudo ser? ¿George? ¿Quién más estaba ahí?
_George y Stear, son los únicos que estuvieron ahí, seguro George estaba allí.
_ Si George, tiene esa carta, no se la entregará a Anthony, no se atreverá a ponerse frente a él, preferirá vendérmela a mí a buen precio. Tengo que buscarlo, que hablar con él... —Una campanada del reloj de pared la interrumpe, y con sobresalto exclama—: ¡Oh...! La hora que es... Tengo que rescatar esa carta como sea.
Eliza, ha mirado de nuevo por las ventanas. No hay nadie en los portales ni en las galerías, ni en el ancho trecho que separa el edificio central de las cocheras. Ningún ruido se percibe tampoco del otro lado de la casa. Temblando de angustia vuelve hasta el armario cercano, toma un espeso chal de seda, envolviéndose en él la cabeza y los hombros, mientras Dorothi le mira sorprendida, los gruesos labios entreabiertos, y pregunta:
_ ¿A Dónde va señora Eliza?
_A buscar a George, seguramente esta escondido entre las cocheras, tengo que encontrarlo.
Ha ceñido más el chal alrededor de su cuerpo estatuario, se lo ha echado más a la cara cubriéndola casi por completo, donde sólo brillan sus ojos encendidos de fiebre. Con las dos manos en el pecho, donde el corazón parece golpear, espía un momento el desierto pasillo, y sale rápida y silenciosa como una pantera.
_ ¿Quieres abrir esa ventana? Esta noche parece que faltara el aire... Esta noche he vuelto a sentir que me ahogo, como en los primeros años en que llegué a estas tierras.
Precisa, silenciosa, con la rapidez y la perfección que son características en ella, Flanmy ha abierto la ventana de la amplia alcoba de Rosemary, pero en nada cambia el ambiente de la lujosa estancia, no hay una ráfaga de viento, no hay una nube en el oscuro cielo tachonado de estrellas. Es una de esas noches sin luna en que se entretejen los luceros, tan apretados como una red de plata, sobre el terciopelo del firmamento. Con suave paso, la pálida soberana de Campo Real se acerca a la ventana, y el cuerpo delgado, oscuro y vibrante de Yanina, retrocede un paso cediéndole el sitio respetuosamente.
_ Durante muchos años aborrecí esta tierra hasta en lo que tiene de más hermoso: su campo, su cielo, su sol de fuego, sus noches inmóviles... ¡Cuántas noches como ésta creí asfixiarme y eché a andar desesperada por esos senderos!
Rosemary ha extendido la mano hacia los oscuros campos silenciosos, mientras se siente como invadida, como golpeada por una marejada de recuerdos... ardientes recuerdos de sus primeros meses de casada, amargas memorias de los largos años en que esperara cada noche a Richard Grandchester, calculando con áspero despecho en qué brazos olvidaría su nombre, en qué labios estaría bebiendo la miel de un amor que a ella sólo llegaba ya como una sonrisa, como una ternura deferente, como un amable y frío respeto...
_No ¿Va usted a acostarse a descansar madrina? – pregunto Flanmy.
_Esta noche no tengo sueño, tenemos que hablar Flanmy, ¿Quieres escucharme?
_Claro que si madrina.
Flanmy ha inclinado la cabeza con aquel gesto de frío res[1]peto que suele hacer como un autómata, pero las manos temblorosas se juntan, apretándose sobre el pecho, y tiembla más al contacto de aquella carta. Allí tiene la prueba, el arma terrible, el puñal con que puede de un golpe certero destronar a su odiada rival... Pero, ¿rival en qué? Al bajar la cabeza se ha mirado a sí misma, contemplando a su pesar el traje típico con que se viste; la ancha falda de tela floreada, el delantal blanquísimo, y vuelve a mirar también, como otras veces, sus delgadas manos morenas... Son finas y bellas, cuidadas con esmero... manos color de cobre claro, forzadamente castas, que se crispan en el ansia de todas las candas, que se cierran como queriendo atrapar un anhelo imposible. manos a la vez puras y lúbricas, generosas y perversas... manos que al fin se saben dueñas del turbio destino de Eliza...
_ ¿Estas cansada Flanmy?
_No madrina no estoy cansada, estoy dispuesta a escucharla, sobre todo sus penas.
—Sí... Mi corazón marcha despacio... Ha amado y ha sufrido demasiado. Es natural... Pero dejemos eso; quiero hablar de Anthony... Por él, y para él, necesito que haya paz absoluta en esta casa. Anthony la necesita; es el único ambiente en el que respira su corazón tan sensible, tan tierno... y tan apasionado también. Anthony es como un niño, Flanmy... y contra sus años, contra su fuerza y contra su orgullo de hombre, como a niño tengo que defenderlo. No sé si me comprendes; pero necesito que me comprendas para que no te parezca una ingratitud lo que voy a decirte... Es preciso que George y que tú misma, se alejen de esta casa...
—¿Para qué emplear esa frase tan fea, y que al mismo tiempo no es cierta? No, Yanina. He pensado que tu tío debe volver a Francia y que es justo que tú le acompañes. ¿No te gusta la idea de hacer un viaje a Europa?
_Yo lo único que quiero es estar junto a usted madrina.
—Esperaba esa respuesta... Te la agradezco, y desde luego, es la justa en el primer momento. Pero a poco que pienses en él, le tomarás gusto al viaje... Te echaré de menos, es para mí un verdadero sacrificio...
_Pero piensa usted, que el señor Anthony no quiere verme
_ Al menos por algún tiempo, más vale evitarle la ocasión de ver a George... Tú nada has hecho, ya lo sé... pero se lo recuerdas. Piensa que se quedó aquí Bautista contra la voluntad de mi hijo. En estos días espero que también Terry del Diablo se aleje. He puesto los medios, y se irá... Quiero darle a Anthony una verdadera luna de miel, pues no la ha tenido por la intranquilidad de estos días, por los continuos problemas que se le presentan...
—Si el señor Anthony volviera a poner a mi tío en su puesto, no tendría problemas. Con él no los había... El señor Anthony está ciego, no sabe dónde están sus amigos y sus enemigos... No sabe distinguir y esa Eliza es una arpía... dijo tapándose la boca.
Rosemary se sorprende... al escuchar a su ahijada.
_Flanmy, ¿Por qué dices eso?
_Usted sabe igual que yo madrina, el señor Anthony es muy inocente, no se da cuenta de la maldad de las personas, hizo muy mal en romper el compromiso con la señorita Candy, ella es mejor que la señorita Eliza, ella si lo ama, no se como va racionar, pero debo aprecio mucho a su hijo, más de lo que usted se imagina, pero precisamente porque lo aprecio quiero que sea feliz, esa mujer no es la que le conviene, la única señorita que puede hacerlo feliz, que lo ama de verdad, su hijo va sufrir mucho con esa arpía de mujer.
_ ¿Porque hablas así? ¿Has visto algo de ella?
_Usted también no le cae tan bien, hubiera preferido que su hijo se case con la señorita Candy.
_Es cierto, pero no quedan bien esas palabras de tus labios. Además, quiero que me digas qué razón has tenido para decirlas. ¿A quién te refieres? ¿Has visto, has oído algo para...?
Flanmy se ha llevado las manos al pecho, ha palpado de nuevo el duro papel de aquella cana, pero su rostro permanece impasible, nada delata en él la hoguera en la que se abrasa... Suave y cortésmente, dice su mentira:
_Solo se lo que usted me ha hablado sobre ella que nunca le cayo bien.
_Es la esposa de mi hijo, te perdono hijita,
_Lo único que si le puedo decir es que cuide mucho a su hijo de esa mujer, me parece que no es una buena persona, lo siento y nunca me equivoco, la aprecio mucho madrina por eso le digo lo que pienso de esa mujer.
—Comprendo lo que sientes, Eliza nunca ha sido mi favorita, pero mi hijo está enamorado de ella y respeto su felicidad, le escogí la mejor mujer, él no lo supo apreciar que hare, tengo que respetar su decisión, Eliza es la mujer que quiere y que puedo hacer... Tengo por ti gratitud y cariño, hijita, y no te abandonaré nunca. ¿Comprendes? Si no te hayas bien en Europa, puedes volver, seguirme acompañando, y cuando aquí o allá te llegue el momento en que quieras casarte con un buen muchacho de tu clase, te daré una dote con la que has de sentirte dueña y señora de tu hogar...
_Gracias madrina, no me esperaba de usted, dice Flanmy en forma fría, aunque cortes.
—Sé que te he hecho pasar un trago amargo... Vete a descansar. Pareces nerviosa e impaciente... Anda, vete a buscar a tu tío, háblale de esto y dile que, no volverá a Francia con las manos vacías, sino con dinero para vivir sin trabajar o para establecer por su cuenta un pequeño negocio...
ustedes vivirán muy bien, de eso les aseguro, y tu serás una reina, te presentare a los jóvenes franceses como mi hija política para que puedan elegirte como esposa.
_Gracias madrina, si es con esa condición lo acepto.
Flanmy ha besado la mano de con un gesto automático y se ha alejado después. Frente a la puerta cerrada del despacho, se detiene, con las manos en el pecho para sentir el roce de aquella carta. Y sintiendo también el golpeteo de su corazón desbocado, sintiendo en sus labios, ardidos por el fuego de una pasión sin esperanza, que la hiel del rencor es más amarga que nunca, murmura con rabia:
_ ¡Echarme de esta casa, alejarme de él...! ¡Ya veremos! ¡Ya veremos quién es la que se aleja! pobre el joven Anthony, lo ciego y lo estúpido que es, ni cuenta se da que sus verdaderos enemigos es su amada esposa Eliza Andrew y Terry del diablo, apenas llegue a Europa, le digo por carta que la señora Eliza fue amante de Terry del diablo, enviare fotografías, no solo eso el pañuelo de sangre donde que demuestre que tu amada esposa no es virgen idiota y ahí vemos quien es la que se aleja de verdad, ahí veras quien fue tus verdaderos amigos y vas a agradecer a mi tío y a mi por esas pruebas, ni te das cuenta que te quiero, pero eso no importa, no necesito tu amor, solo quiero que seas feliz con la señorita Candy, que si te ama de verdad y te des cuenta que nosotros somos tus verdaderos amigos.
Continuará
Flanmy ¿le dirá la verdad a la señora Rosemary?, por fin Anthony ¿Sabrá la clase monstro que es su amada esposa Eliza?
…
Respondiendo a sus comentarios en mi sección favorita.
Luzarda: Gracias por tus comentarios, lindas palabras para mi adaptación de la historia Corazón Salvaje con Candy y Terry.
Mia8111: Gracias por tus bellas palabras amada Hermana, veo que me apoyas en todas mis novelas
Guest: Gracias hermosas palabras para esta bella historia, no te preocupes el romance de Candy y Terry será romántica, la temática se parece mas al libro, pero la historia de amor es como el de la telenovela.
Ary81: Gracias por tus bellas palabras y tu apoyo en esta historia, me siento feliz qué te guste mucho.
Guest 2: Veo que te gusta mucho esta historia, gracias por tus bellas palabras.
Dulce Graham: Es cierto, Eliza es mala como el cerdo, ella pagara todas sus maldades y ese pecado de no ser virgen fuera del matrimonio, se le considera una mas de las prostitutas que existían en ese tiempo porque aunque se haya entregado a uno solo, a diferencias de las demás era una vergüenza para ese tiempo que las mujeres perdieran la dignidad antes del matrimonio o acostarte con un hombre que no es tu esposo, su egoísmo se paga, te invito a leer mi fic de Quinceañera también es de temática fuerte problemas de adolescente que hay en día pero solo que en diferente tiempo toco temas como drogadicción, abandonos, embarazos no deseados, violación, problemas alimenticios, estoy segura que te va encantar, también es Terific Candy y Terry.
Alessandra: Bienvenida a Corazon salvaje, veo que en pocos días te acabaste de leer toda la historia hasta donde se publicó, es estupenda la historia, gracias hermosa.
SARITANIMELOVE: Gracias por tus hermosas palabras, yo prefiero que también leas en Wattpad estoy feliz pensé que había mas Alberfic que Terrific pero me di cuenta que no es cierto en Wattpad hay más Terrific que Alberfic, están paralelas, parece que las Territanas publican más en esa plataforma y las Alberfanas publican mas en Fanfiction, no he leído todas los Terrific pero me mostraron un montón de Fic.. veo que te gusta esta historia espero que siga siendo mas de tu agrado. A mi también me encanta más esta plataforma. Yo escribiere muchos Terrific y prometo acabarlas todas poco a poco.
Blanca G: Es cierto la manera de amar de Eliza, es egoísta, por eso tiene un final triste y cruel.. gracias a tu apoyo a mis historias, veo que te gustan, te deseo un feliz día linda.
...
Gracias por continuar leyendo y comentando esta historia, ya muy pronto se casaran Candy y Terry, su linda historia de amor está por comenzar.
Un abrazo a la Distancia
Maggie Grand.
