Corazon salvaje segunda parte del libro Titulada Candy (Mónica)…

Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenece sino a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi y la historia Corazón Salvaje le pertenece a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.

¡Holaaaa meus amores! Reportándome de nuevo, no tengo mucho tiempo, desde que empezaron mis clases, No me maten por favor.

La historia tendrá tres partes como la trilogía original, "Eliza (Aimé) y Terry (Juan)", " Candy" (Viene siendo el libro de Mónica), Candy (Mónica) y Terry (Juan) y la última el desenlace y final (Viene siendo el libro de Juan del Diablo versión Terry Pirata)

Realmente espero que sea de su agrado. Ya sin más que añadir, los dejo con la lectura. Disfruten la segunda parte del libro.

Segunda Parte

Candy (Mónica) y Terry (Juan)

Capítulo 4

NERVIOSO, INQUIETO, CON una impaciencia que es alegría febril, va Anthony de un lado a otro del despacho, seguido por los cansados pasos del viejo Terry. Un instante, los ojos del joven Grandchester, miran compasivos al viejo notario, para en seguida proponerle:

_Esta usted rendido, Váyase a descansar si quiere.

—¿Piensas que podría descansar sin saber en qué acaba todo esto? Vamos a hacer un trato, hijo: tú te vas a descansar, y yo lo espero.

_Me voy, pero sólo a dar una vuelta. Mucho me temo que doña Rosemary, no se haya acostado esperando que pase yo a hablar con ella. Si me permites usar esta puerta secreta... Da directamente frente a la alcoba de tu madre, según me dijo ella. Se abre oprimiendo la moldura, creo que en este lado... Aquí... Si ... se hunde la moldura, pero no se abre la puerta...

_Oh! ¡El escondrijo que buscábamos! ¿No le dije que quedaba en este panel? Se abrió al apretar usted la moldura.

Han ido los dos hacia el estante, donde efectivamente se encuentra el hueco de una puertecilla... Pero en la oscura cavidad sólo hay un papel arrugado... un papel del qué los dedos de Anthony se apoderan rápidamente y, emocionado exclama:

_Aquí esta, esto era delante de mi padre, arrugo esta carta y la arrojo aquí dentro.

_ ¿Esa era la Carta que?

_Si, creo que sí, usted naturalmente sabrá lo que dice.

—No, hijo, nunca llegué a leerla. Bertolini la envió con el propio Terry, como ya te conté, y tu padre la leyó frente al cadáver del que había sido su implacable enemigo...

Fija la vista en aquellas líneas que le queman, Anthony. permanece silencioso e inmóvil mucho tiempo, y al fin comienza a leer en voz alta lo que ya leyó con la mirada. Comienza a leer con la misma angustia, con el mismo invencible respeto conque leyó su padre frente al cadáver del señor Bertolini

"Con mis últimas fuerzas te escribo, Richard Grandchester y te pido que vengas a mi lado. Ven sin miedo... No te llamo para intentar una venganza. Es tarde para que yo me cobre en sangre todo el mal que me has hecho y que le hiciste a ella. Eres rico y feliz, amado y respetado, mientras yo, hundido en la abyección y en la miseria, miro llegar la muerte como la única liberación posible. No de repetirte cuánto te odio. Tú lo sabes. Si te matase con el pensamiento, te habría aniquilado; pero sólo yo mismo me he consumido poco a poco en la hoguera de este rencor que me cubre el alma..."

La vieja carta de Bertolini ha temblado en las manos de Anthony, como tembló primero en las de Richard Grandchester. Sus ojos, agrandados de angustia, se alzan para recorrer la estancia, sin verla, y la figura desolada del viejo notario, inmóvil, mudo junto a él... Un instante respira con dificultad, ahogado por la emoción de aquella tragedia, no por lejana menos cruel; pero de nuevo los renglones desiguales le atraen como si ardiesen. Otra vez vuelve a ellos, y otra vez bebe en aquellas letras todo el veneno que Bertolini pusiera en ellas:

"Me mata el odio más que el alcohol y el abandono y la muerte de mi esposa. Y por odio he callado durante muchos años. Hoy quiero decirte algo que acaso pueda interesarte. Esta carta la pondrá en tus manos un muchacho. Tiene doce años y nadie se ocupó jamás de bautizarlo. Yo le llamo Terry, y los pescadores de la costa le dicen algo más: Terry del Diablo... Poco tiene de ser humano. Es una fiera, un salvaje... Lo crie en el odio... Tiene su corazón malvado, además, rienda suelta a todos sus instintos a las mujerzuelas del puerto. ¿Sabes por qué?" Voy a decírtelo por si no te decides a venir a escucharme: Es tu hijo..."

"Si lo tienes delante, míralo a la cara... A veces es tu vivó retrato... Otras, se parece a Eleonor... a esa maldita que me traiciono contigo... Es tuyo... Tómalo... Tiene el corazón envenenado y el alma dañada de rencor. No sabe más que aborrecer... Si lo llevas contigo, será el peor castigo que puedas tener... Si -lo abandonas, será un asesino, un pirata, un salteador de caminos, que acabará en la horca... Y es tu hijo... Tiene tu misma sangre. ... ¡Esa es mi venganza!"

Con dolor intenso, pálido de espanto primero, rojo de indignación un instante después, Anthony Grandchester, estruja aquella carta, último mensaje del rival vencido, del enemigo triunfador en la muerte. Y como Richard, en aquella madrugada fatal, siente el anhelo de escupir sobre el rostro muerto, sobre la tumba de Bertolini...

—¿Puede un hombre ser tan vil? Albert? ¿Puede alguien vengarse de este modo en la carne indefensa de una criatura inocente? ¿Sabía usted todo esto?

_Lo presentía sin haber conocido esta carta, hasta ahora esta carta es horrenda, Terry es tu hermano, hijo de Richard Grandchester.

_ ¿Y Terry? ¿El pobre de Terry que resulta ser mi hermano?

—Mi compasión por él tenía, como ves, toda la razón del mundo. Era bien justa, como justo era el empeño de tu padre en protegerlo. Pero todo se puso contra él...

—Fue mi madre la que se puso contra él... Recuerdo aquellas horas, como si las viviera de nuevo. Recuerdo aquella noche en que mi padre salió a caballo por última vez, y el recuerdo es como una quemadura... ¡Porque yo también me volví contra él

_Si, hijo, tu padre engaño a tu madre con la madre de Terrence, se que el no es culpable del pecado de tu padre, pero comprende su dolor, es horrible un engaño.

—Fue por defender a mi madre, y sus últimas palabras fueron para librar del peso a mi conciencia... Sí, Albert... En Su lecho de muerte, mi padre me dijo dos cosas: que había hecho bien defendiendo a mi madre, aun contra él, y que ayudara a Terry, que le tendiese mi mano de amigo, de hermano... De hermano, sí, esa fue la palabra que usó, la recuerdo perfectamente... Y esa palabra se clavó para siempre en mi corazón de niño, y le juré cumplir su deseo. ¡y contra el mundo entero lo cumpliré, Albert!

Ha dejado caer la carta sobre la mesa, Se ha enjugado las sienes, húmedas de un sudor de angustia. Luego, con rápido movimiento, toma el viejo papel estrujado y lo enciende en la llama amarilla de la lámpara, comentando

—Ahora quemo esta infamia, este papel odioso, este grito de rencor y bajeza, que es la herencia de Terry. Yo le daré otra, le daré la qué mi padre quiso que le diera: mi confianza, mi afecto, mi cariño de hermano... y la mitad de estas tierras que por su sangre le pertenecen...

_Hijo por Dios, ten prudencia.

—Prefiero tener justicia, Albert. Que al fin haya justicia sobre la tierra de los Grandchester... Justicia, comprensión, amor y piedad para. los que viven, y perdón para los pecados de los que han muerto...

Ha dejado caer sobre el ancho cenicero de porcelana la carta que es ya sólo un puñado de ceniza negra; luego, con rápido ademán, va hada la puerta, y el viejo notario pregunta:

_ ¿Dónde vas Anthony? ¿No esperas Terry?

—No puedo ya esperarlo. Albert, ¡Ahora voy a su encuentro!

En el ancho portal casi en penumbras, Anthony retrocede un paso contemplando a Yanina. Ha estado a punto de tropezar con ella al salir del despacho. Por primera vez, los ojos claros y dulces del hijo de Rosemary se fijan en ella con suavidad. Tiene el corazón henchido de ternura, de comprensión humana, de amor y compasión para todos los seres de la tierra. Se siente inmensamente generoso, dispuesto a la bondad y a la indulgencia, y domina hasta él movimiento instintivo de antipatía que le produce la delgada y oscura morena y pregunta afectuoso:

_ ¿Qué pasa Flanmy? ¿Por qué me miras de esa manera?

_Parece usted contento mi amo.

_Si, estoy contento.

—Sin embargo, es preciso que sepa la verdad, que no le engañen más, que no se burlen más de usted... Que sepa quién le miente, quién le deshonra...

—¡Flanmy! ¿Qué estás diciendo? —se exalta Renato, endureciéndose el gesto de. su expresión, hace un momento todo dulzura.

—¡Flanmy! ¿Qué estás diciendo? —se exalta Renato, endureciéndose el gesto de. su expresión, hace un momento todo dulzura.

—¡Lea usted esta carta, señor Renato! ¡Léala! Las palabras de la mestiza han sido una sacudida brutal, un descender violento del exaltado y luminoso clima de ternura, de amor y de nobleza en qué su alma vivía. Es un halo que se le derrumba, un mundo de ilusiones que se despeña, una espantosa sensación de caer en el vacío... De un manotazo ha arrebatado el sobre de manos de Flanmy sin mirar siquiera a quién va dirigido. Luego lee de golpe, como si tragase de un solo sorbo un vaso de veneno, y conmina a la morena:

_ ¿Qué significa? ¿Quién te dio esta carta?

_Para Terry del Diablo.

_ ¿No lo estás viendo? ¿No conoces la letra de?

Otra vez ha vuelto Anthony a mirar aquellas líneas, aquellas letras que parecen danzar ante sus ojos, arder en chisporroteo de burla y de ignominia... aquellas palabras cuyo significado horrible no quiere comprender, y que, sin embargo, va penetrándole más y más, hasta clavarse en su fibra más sensible. Con ojos de loco mira a Flanmy que retrocede como disponiéndose a huir, cuando él le cierra el paso:

_ ¿Te he preguntado quien te dio la carta?

—No me la dieron a mi... La robé, la recogí cuando la dejó caer la estúpida con quien la enviaron. Esta es la carta que la señora Eliza mandó a Terry del Diablo con Dorothi su criada de confianza. ¡La mandó entregarla a Terry!, ellos son amantes.

_ ¿Qué estás hablando? ¿A Terry del Diablo?, es mentira.

_Es la verdad, lo juro por mi madre, que esta en el cielo.

_No la nombres para mancharla, porque te va con en vida.

_ No miento, la señora Eliza quiere a Terry del diablo, Se ven a solas tienen entrevistas.

_Calla… Calla.

Rudamente, la mano de Anthony, ha tomado la garganta de la mestiza y aprieta enloquecido, mientras, sin defenderse, lanza Flanmy su postrer chorro de veneno:

_Mátala, Mátala a ella por traidora, así como me matas a mi por decirte la verdad.

_Oh Basta.

La ha soltado haciéndola caer; un instante la mira como fuera de sí, luego vuelve la espalda y corre hacia su alcoba...

Eliza, se ha puesto de pie apoyándose en el reclinatorio, donde ha permanecido inmóvil, de rodillas, juntas las manos, sin llorar ni rezar, doloridos por la tensión el cuerpo y el alma ... Ahora sacude la oscura cabeza, ante la llegada de su madre, que la interroga.

_Hija ¿Qué ha pasado? ¿Dónde esta tu hermana?

_Ha ido por un recardo mío. Le pedí que me hiciera un favor, y esta haciéndolo, eso es todo madre.

_Dime la verdad hija ¿Has sido amante de Terry del diablo?, ¿Cómo es posible que te entregues a un hombre que no es tu esposo?

_Si eso fuera verdad, Anthony lo hubiera descubierto.

Eliza, se ha dirigido hacia la ventana, ha tratado de percibir todos los ruidos, pero ninguno llega hasta ella en el hondo silencio de la noche... Todo está en sombras, todo parece totalmente tranquilo, sólo un paso que llega muy de prisa hace helarse la sangre en sus venas. Quiere retroceder, esconderse, huir, pero ya es tarde, pues Anthony irrumpe en la habitación y ordena autoritario:

_Eliza Ve.

La ha arrastrado casi, llevándosela consigo, los dedos como garfios de acero clavados en el brazo de ella, obligándola a alejarse de aquella alcoba donde queda sola la asustada Elroy, que no ha tenido tiempo siquiera de pronunciar palabra alguna...La ha empujado, colocándola por la fuerza bajo el farol de luz amarilla, y queda mirándola muy de cerca de hito en hito, ¿con expresión? fiera y terrible, mientras ella tiembla y en vano intenta retroceder... No tiene dónde dar un paso atrás, y él está allí... En sus ojos daros hay una llamarada de cólera infinita, de rencor sin nombre, un fuego que Eliza nunca ha visto en aquellas pupilas, pero que bien conoce en otros ojos, y suplica asustada:

_Anthony ¿Qué te pasa? ¿Estas loco?

_ ¡Loco y ciego tuve que haber sido! ¡Hipócrita! ¡Perdida!

_ ¿Porque hablas de ese modo?, ¿Por qué me miras así? ¿Estas loco? ¿Has perdido el juicio?

_ ¿Recuerdas esta carta? ¿Dime?

_Yo… Yo.. Yo- murmuro nerviosa sin salida.

_Es tuya, no lo niegues, es tuya. ¿Me engañas con Terrence del diablo?

_No.. No..

—En esta carta gimes, suplicas, le pides compasión a otro hombre, y es a mí a quien debías pedirla... Pero no lo hagas, porque será inútil... ¡Será inútil

Eliza ha tratado de huir, pero las manos de Renato la atenazan oprimiéndola, suben a su garganta, rudas y decididas. Con la suprema audacia del terror, Eliza logra rehuirlas para destilar el veneno de una acusación:

—No soy yo la culpable. ¡Te lo juro! ¡Es ella... ella...! Pido compasión, pero no para mí. Pido piedad, pero es para ella. Me humillo y suplico, pero es para salvarla a ella. ¡A Candy!

_ ¿Qué es lo que dices?

_Candy es la amante de Terry del Diablo.

_No, imposible.

_Jure callar a costa de todo, Jure no decirlo, por mi madre, Por nuestra pobre madre, quise salvar a mi hermana, quise salvarla a consta de mi misma. Ten piedad de ella y ten piedad de mi misma.

Como si un golpe brusco le despertara, como si ascendiera del fondo de un abismo, como si en sus tinieblas se hiciera la luz de repente, como si en medio de su desesperación sin límites un rayo de esperanza llegara deslumbrándole,

Anthony ha retrocedido buscando la verdad en los ojos de Eliza, que ahora lloran de espanto, en sus manos extendidas que piden compasión y piedad, es aquella voz que el terror ha quebrado en sollozos, mientras torpe y desesperadamente barbota su mentira: —Es Mónica... Es Candy... Mi pobre hermana que está loca, ya te lo dije. Le escribí a esa fiera de Terry para detenerlo. No era posible abandonarla en manos de esa bestia sin corazón. Darla a Terry es igual que entregarla indefensa en las garras de un tigre... ¿No me entiendes, Anthony? ¡Candy es la amante de Terry! Se entregó a él en un momento de locura, sin saber lo que hacía, y él la ha convertido en su esclava, en su víctima. ¿No comprendes?

_No mientas más- estalla con furia.

—¿No crees lo que te digo? ¡Te juro que es por Candy que escribí esta carta! Ella estaba enloquecida de espanto y me pidió auxilio. La tiene acorralada, aterrada, y ahora mismo...

_Ahora mismo ¿Qué?

_ ¡Están discutiendo allí, tras la iglesia! Ella lucha por convencerlo de que se aleje, de que la deje volver a su convento... Es lo único que le pide, lo único que le implora...

_¿Detrás de la iglesia dijiste?

_Si amor, anda, ahí los veras a los dos, Anthony querido ten lastima por Candy, y perdóname, perdóname por no habértelo dicho, ella no me perdonaría jamás, si supiera que tú lo sabes. Ella esta arrepentida, quiere matarse.

_ ¿Matarse por Terry del diablo?- pregunto molesto, y celoso. Se supone que ella me amaba.

—No ama a nadie y es No por él, sino por su pecado, por su vergüenza... Yo quiero ayudarla a que él se aleje. Se lo he prometido... Comprar su marcha y su silencio... Tal vez un poco de dinero bastaría

—¿Crees tú que basta con un poco de dinero—salta Anthony con ira concentrada— ¿Crees que Terry es el más vil, el más canalla, el más prostituido de los hombres?

Si, Anthony, sí. Es todo eso... Por ello Candy está enloquecida. Sabe que mamá se moriría si ella diera un escándalo así. Le prometí hablar con esa fiera, detenerle pedirle... —Se interrumpe de pronto y al observar el movimiento de Renato, pregunta espantada—: ¿Dónde vas? –

_Voy yo y tu vienes conmigo- dijo Furioso.

CONTINUARÁ

Ahora contestare sus comentarios en mi sección favorita.

Carol Aragon: El próximo capitulo es una gran sorpresa gracias a la lengua venenosa de Eliza.

Cecilia. rodriguez1: Gracias por tu bello comentario, el próximo capitulo es una sorpresa.

Blanca G: Ya el próximo capitulo es una gran sorpresa, te encantara esta bella historia.

Guest: Griten el próximo capitulo es una gran sorpresa, gracias por tu bello comentario.

Mia8111 : Graciaspor tu bello comentario hermana.

SARITANIMELOVE: SI una emoción ya se acerca el matrimonio de Candy y Terry, aunque este mas apegada al libro la luna de miel será como el de la Telenovela, gracias a la lengua mentira de Eliza será una sorpresa.

Dulce Graham: Si amiga Eliza es muy mala, ya será una sorpresa el próximo capitulo.

Gracias por comentar, con este capítulo ya está por comenzar la historia de amor, El libro de Mónica (Candy) es lo más bonito que hay, pero su personalidad es un poco sumisa y exagerada, pero amara a Juan (Terry).

Tratare de bajar lo mas pronto, ya veo que esta es la que mas les gusta a todas, gracias por su apoyo, espero que así disfrute también mis otras historias porque gracias a sus comentarios me encanta escribir más sobre los rebeldes.

Un abrazo a la Distancia

Maggie Grand.