Terry y Candy se casan, tratare de terminar todas mis historias especialmente esa para las que me siguen pueden buscarme en Wattpad.
Corazón salvaje segunda parte del libro Titulada Candy (Mónica)…
Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenece sino a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi y la historia Corazón Salvaje le pertenece a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
¡Holaaaa meus amores! Reportándome de nuevo, no tengo mucho tiempo, desde que empezaron mis clases, No me maten por favor.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, "Eliza (Aimé) y Terry (Juan)", " Candy" (Viene siendo el libro de Mónica), Candy
(Mónica) y Terry (Juan) y la última el desenlace y final (Viene siendo el libro de Juan del Diablo versión Terry Pirata)
Realmente espero que sea de su agrado. Ya sin más que añadir, los dejo con la lectura. Disfruten la segunda parte del libro.
Segunda Parte
Capitulo Dieciseis.
Candy (Mónica) y Terry (Juan)
Rosemary de Grandchester, se ha pasado por las sienes el pañuelo de encajes y extiende la mano para tomar el frasco de sales que, silenciosa y diligente, acaba Flanmy de proporcionarle. Media ya la cálida mañana de mayo cuando, con aire consternado, hace su relato el viejo notario:
Dijo que su cuñada era totalmente inocente y que tenía que arrancarla, a costa de lo que fuese, de las manos de aquel bárbaro a quien en un momento de locura y de celos la había entregado...
_ ¿Inocente? ¿Totalmente inocente? ¿Con quién habló mi hijo antes de tomar esa resolución? ¿Qué han podido decirle? ¿Y cómo, cuándo? ¿Quién? Flanmy, ¿con quién habló mi hijo ayer por la tarde? ¿Puedes decírmelo?
—Habló con la señora Eliza, doña Rosemary, durante largo rato... Hablaron mucho en el pasillo del frente. El señor Anthony, miraba con impaciencia hacia el camino, sin duda esperando verla regresar a usted. Al final, la conversación pareció adquirir un tono violento...
_ ¿Dónde está Eliza? No la encontré en estas habitaciones, no la vi al llegar... —se inquieta vivamente Rosemary—. ¿Qué fue de ella?
_ Eso justamente iba a preguntar yo —apunta Albert—, porque su desaparición coincide...
_ La señora Eliza, no ha desaparecido —afirma Flanmy, en tono despectivo—. Está en su departamento. Ordenó que lo limpiasen y lo arreglasen de un modo especial, y mandó a Dorothi, que pusiera flores en los jarrones. Allí se hizo servir anoche la cena, y el desayuno esta mañana. Me permito decírselo al señor notario para que no piense en tragedias que no han sucedido... ni probablemente sucederán...
Rosemary se ha puesto de pie, conteniéndose. Apretadas las manos sobre el fino pañuelo de encaje, un momento parece vacilar, y al fin va hacia la puerta, volviendo la cabeza desde el umbral para advertir: Tenga la bondad de esperarme en la biblioteca. Albert.
_ Voy a hablar con mi nuera en el acto...
Con las velas henchidas, levemente ladeado a estribor, surcando las aguas al impulso fuerte y cálido de la brisa de mayo, llega ya el Luzbel a la vista de la capital de Dominica... Apartándose del espejo, se acerca Candy, hasta la puerta que la mano nerviosa de Segundo Duelos acaba de golpear, pero no la franquea repentinamente, contiene su primer impulso de abrirla, y vuelve la cabeza para contemplarse en el espejo que la retrata
_ ¿Qué pasa segundo?
_ Estamos entrando a Roseau... El patrón me mandó que la llamara... abravezca, Candy, ha vuelto a contemplarse y tiembla ante el reflejo de su imagen, como temblara aquella primera vez que Terry, la obligó a mirarse en las aguas... Sí, es bella, es deseable... Mira con ansia de interrogación sus ojos profundos, sus trémulos y encendidos labios... Con una profunda satisfacción, hasta ahora desconocida, piensa que Terry, va a encontrarla hermosa, asiente el anhelo intenso, irresistible, de mirarse en aquellos ojos oscuros y ardientes que son ya como una obsesión sobre su vida, goce y tormento de su alma...
_ ¿Y dónde está Terry?
_Marcha en aquel bote.
_ ¿Se fue sin esperarme?
Fue a buscar el permiso para desembarcar la carga. Dijo que lo aguardara, que iba a volver con una sorpresa... ¡Que se pusiera su mejor traje! a reprimido con esfuerzo el gesto de disgusto, la irrefrenable sensación de despecho que la invade. Se reprocha haber tardado tanto, haberse entretenido largas horas en aquel tocado que él no tiene ahora ocasión de ver.
Apretando los labios se inclina sobre la borda y mira la barca que se aleja rápidamente al golpe de los remos.
Junto a Terry, se agita una figurilla oscura que alza las dos manos como si desde lejos la hubiera divisado.
_ ¿Fue Kuki con Terry?
Si, señora, consiguió que lo llevara. Iba más contento que unas pascuas. No sé cómo se las arregla el diablo de muchacho para salirse siempre con la suya.
_Terry lo quiere más que a nadie.
Lo quiere, es verdad; pero no creo que sea más que a nadie... Digo, a menos que esté loco... y venas de locura tiene...
_ ¿Venas de locura?
_ Sí, rachas... Anoche estaba como un tigre; no había quién se le arrimara. Horas y horas estuvo paseando cubierta arriba y abajo. De pronto cambió, fue a buscarme para que hiciéramos cuenta de la ganancia que iba a darle la carga. Más de veinte libras le quedan libres. Y entonces fue y me dijo: "¿Habrá en Roseau un anillo de novia? ¿Alcanzarán veinte libras para comprar un anillo de oro fino, con una piedra blanca que brille como el sol?" Y yo voy y le digo: "Claro que alcanza. Conozco a un joyero que vende brillantes bien baratos. ¡Como que se los traen del Transvaal, de contrabando!" Y va y me pide las señas de ese joyero. Yo se las doy, como es natural, y entonces me pregunta, enseñándome su dedo chiquito: "¿Será así el dedo de Candy?"
_ ¿Qué es lo que está diciendo? ¿Segundo? —se ruboriza Candy, gratamente emocionada. Palabra por palabra lo que me dijo el patrón esta madrugada. Creo que estoy hablando de más... pero ya sabe cuál es la sorpresa... Dice que se casaron ustedes demasiado de prisa, y que no pudo comprarle el anillo, pero que más vale hacerlo tarde que no hacerlo nunca. Y yo pienso igual... Candy calla. Es demasiado grande su emoción para que pueda pronunciar una sola palabra. Es demasiado íntimo el sentimiento que la embarga para mostrarlo así, frente a un extraño. Pero sus manos se aterran a la tosca baranda y sus ojos perciben, sobre la azul superficie de las aguas, la huella de aquel bote que se aleja raudo al golpe de los remos que impulsan las manos de Juan, aquel bote que arrima ya en el embarcadero de Roseau.
_ Mira, Kuki, ¿te gusta este anillo? Vale veintidós libras, pero no me importa. Lo dejaré apartado y pasaremos a recogerlo cuando tome la carga ¿Qué lindo es y que piedra tan grande? ¿Es para el arma?
_ Claro que es para el ama! Cómo brilla, ¿verdad? Es igual que una estrella... y como una estrella temblará en su mano.
Fulgiéndole los ojos de entusiasmo, contempla Terry, aquella sortija de brillantes a través del menguado cristal del pequeño escaparate que se abre sobre una de las estrechas callejas de Roseau. Ha querido pasar por allí antes de llegar a la Capitanía del Puerto, deseando cuanto antes ver convertido en realidad el anhelo de aquel deseo.
Fíjate bien dónde es. Kuki. porque hemos de volver aquí más tarde...
—¿A buscar el anillo? Usted siempre le anda comprando cosas al ama, patrón. Pero el ama no se pone contenta, sino triste... Algunas veces hasta llora mirando las cosas que usted le trae...
_ ¿Qué llora? No tiene por qué llorar. Una vez me dijo que era feliz, que sentía algo que podía llamarse felicidad. Me lo dijo a mí mismo, me lo dijo bien claro, y no hace muchos días...
—Sí, yo sé cuándo se lo dijo; pero después de eso, anteayer mismo, estuvo llorando. Yo la vi con éstos ojos... y le corrían las lágrimas. Primero con el vestido negro, ese todo roto que usted tiene guardado en el armario... ¿Lo encontró, y estuvo mirándolo y llorando...lloró? ¿Lloró mirando ese horrible hábito, ese trapo negro que parece la ropa de un ajusticiado? ¡Siento mucho no haberlo arrojado al mar! ¿Por qué lloraba? ¿No te lo dijo, Kuki?
_ Habló alguna cosa... pero yo no le entendí muy bien. Dijo algo así como que lloraba por Candy Andrew... Y tiró otra vez el vestido roto al fondo del armario, y se puso a escribir... y mientras escribía, llora que te llora...
_ ¿escribía? ¿escribió Candy?
_ Sí, mi amo, y es lo que iba a decirle. Si usted va a regalarle algo, ella seguro que quiere papel y sobre. Esa noche estuvo buscando y rebuscando, y al fin, para escribir la carta, le arrancó dos hojas de atrás al libro de bitácora...
_ ¿Una carta? ¿Has dicho una carta?
_ Bueno, digo yo que sería una carta, porque, ¿qué otra cosa iba a hacer, mi amo? Escribió las dos hojas por los dos lados, las dobló en cuatro y luego se las dio a Segundo y le pidió que le comprara sobre y sello para poder echarla en el correo. Por eso digo yo que sería una carta... ¡Ay, mi amo!
_ No se ponga bravo, patrón, a lo mejor me hice un lío y no es verdad nada de lo que estoy contando...
_ ¡Todo es verdad! —afirma Juan con ira concentrada—. Eres incapaz de mentir ni de inventar nada. Además, es perfectamente lógico. Candy escribió una carta y Segundo Duelos se encargó de ponerla en el correo. ¿En qué isla? ¿En qué puerto?
_ No me acuerdo... no sé nada... no se ponga bravo con el ama, patrón, ni vaya a decirle que yo le vine contando. Yo no sabía qué le iba a dar rabia... Yo...
_ Cállate! En Portsmouth, Segundo echó una carta. Me dijo que era para su hermana... ha mirado a todas partes, transfigurado el rostro de rabia, amarga la boca de desconfianza, y acaba de salvar la estrecha callejuela marchando; con paso incierto de sonámbulo.
—¡Mi amo... mi amo, no se ponga bravo! Yo no sé nada... de veras que yo no sé nada. Pregúntele a ella, patrón... seguro que le dice la verdad. El ama es más buena que el pan... amenté se ha detenido Terry... Otra vez aquel chispazo de vida y de esperanza se enciende en su imaginación exaltada. Sí... ella es buena, es sincera, es generosa, es leal... y acaso le ama. Recuerda su mirada, su sonrisa, las palabras en las que su voz ha temblado, su muda emoción ante la belleza del paisaje, el lento renacer a la vida... Poco a poco su amargura repentina se calma.
-Tal vez tengas razón. No puedo juzgar sin haberle preguntado. Le hablaré más tarde... Hemos de ir a la Capitanía General. Tengo que ocuparme de la carga, de veinte cosas más, que no son caprichos ni cartas de mujeres. ¡Anda, vamos!
Terry y Kuki, han llegado a la Capitanía y un oficial se les acerca, preguntando:
_ ¿Usted es el patrón de luzbel?
_Para servirle oficial.
_ Pase, pase al despacho. Precisamente lo estábamos esperando. Adelante...
Con gesto de extrañeza ha cruzado Juan el umbral de aquel despacho. Frente al ancho escritorio hay cuatro soldados guardando las puertas laterales, un escribiente, un edecán, y el oficial que, poniéndose tras él, le cierra el paso.
_ ¿Qué ocurre? Aquí está la matrícula de mi barco. Tengo en orden todos mis papeles. Traigo carga de Portsmouth y... ¡Queda usted detenido en nombre del Gobierno de Francia!
Como el potente tigre de la selva que se revuelve al caer en las mallas de la trampa, como la fiera que lanza su rugido al caer atrapada, ha dado un salto Juan, enfrentándose al oficial que acaba de hablarle. Pero también éste se ha apartado de un salto, brilla un arma en su mano, y los cuatro soldados avanzan, amenazándolo con la negra boca de sus fusiles, al tiempo que el oficial ordena:
_ ¡Quieto! ¡Quieto! ¡No se mueva! ¡Levante las manos, o disparo!
_ ¡Al que me toque le cuesta la vida! —se revuelve Terry, enfurecido; pero uno de los soldados, con un rápido movimiento, le ha asestado un golpe traidor que lo hace derrumbarse al suelo.
—¡Amarradle! ¡Esposadle! —ordena el oficial—. El parte dice bien claro que es hombre muy peligroso. ¡Pronto, la cuerda! ¡Codo con codo... las manos a la espalda... y que se las entiendan con él sus paisanos!
…
Continuará…
Gracias a sus comentarios, me animaron a seguir escribiendo mis historias y especialmente esta que es la favorita de muchos, publicare muy pronto una historia con el nombre de Clases de Sexualidad.
Contestare sus comentarios en mi sección favorita...
SARITANIMELOVE: Gracias bella amiga, volveré a escribir una historia del profesor con el nombre de Clases de Sexo con mi maestro, espero que me sigas acompañándome en esta bella adaptación, que sea de tu agrado.
Mia 811: Gracias hermosa por apoyarme como siempre.
Cecilia. rodriguez1: Gracias hermosa, bendiciones para ti, que bueno que te guste la historia espero que me sigas acompañándome en esta bella adaptación...
Blanca G: Mil Gracias mi querida amiga, gracias por tu apoyo en todas mis historias... Ya estamos en la segunda parte del libro, Así que ya no falta casi nada para el castigo de Eliza y el reconocimiento del amor de los rebeldes.
Juanis: Mil gracias... por tus palabras… No te preocupes van a quedar juntos, el pirata y la monja quedaran juntos amándose para siempre... Eliza tendrá un buen castigo.
Marialuisa Casti: Gracias por tus bellas palabras a mi Corazón Salvaje, perfecto para mi rebelde.
Elvia Soan: Gracias por tu apoyo y por compartir mi historia en tu grupo de Corazón Salvaje.
Carol Aragon: Gracias mi querida amiga, gracias por tu apoyo y animarme a seguir escribiendo, te quiero invitar a leer una historia que estoy segura que te va encantar se llama El Primer Amor que es una adaptación a una novela hindú, es lo máximo trata de una chica que se viste como hombre y le dicen la machona, sin darse cuenta se enamora de su mejor amigo, estoy segura que te va gustar, Ah, Ya estamos en la segunda parte del libro, gracias por seguir acompañándome en esta bella historia.
Próximas historias.. Terrific.
El cuarto Mandamiento... Adaptación de la novela la madrastra con cuatro protagonistas Eleonor, Richard, Candy y Terry. Terrific..
El príncipe de Egipto... Adaptación de la novela chilena los 10 mandamientos... espero que me acompañen ahí tambié ...
Continuaremos con las que faltan.
Bendiciones.
Maggie Grand.
