Ya es la tercera parte del libro... la ultima parte.
Disclaimer: Los personajes de Candy no me pertenece sino a Kioko Mishuki y Yumiko Igarashi y la historia Corazón Salvaje le pertenece a la escritora mexicana Caridad Bravo Adams. Este fic es hecho con fines recreativos no pretendo buscar ningún tipo de remuneración o reconocimiento, simplemente lo comparto con ustedes porque realmente me gusta la historia y los personajes de Candy.
La historia tendrá tres partes como la trilogía original, "Eliza (Aimé) y Terry (Juan)", " Candy" (Viene siendo el libro de Mónica), Candy
Parte final (El libro de Juan del Diablo versión Terry Pirata)
Hola mis amores, estoy de vuelta. esta tercera parte, es la última parte de ésta historia…
Ya sin más que añadir, los dejo con la lectura. Disfrutadla.
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TERCERA PARTE
JUAN DEL DIABLO.
TERRY PIRATA.
Capítulo 21.
—¡No me mate, señor Anthony, no vaya a matarme! ¡Yo le digo todo lo que quiera usted saber! ¡Yo se lo digo, pero no me mate, mi amo!
_—¿Por qué huiste? ¿Cómo huiste? ¡Habla... empieza a hablar! Mucha culpa has de tener para que tu miedo sea tanto... Tú eras su cómplice, ¿verdad?
—Yo no hacía nada... Sólo lo que la señora me mandaba... Yo siempre tenía miedo... A casa de Kuna iba yo temblando
—¿Para qué ibas a casa de Kuna? ¿Para qué iba ella?
—Para que le ayudara. La señora Eliza, iba a hacer como que se caía del caballo, y entonces Kuna tenía que recogerla: y llevarla a su casa, y decirle a todo el mundo que la señora se había caído del caballo y que por eso se había perdido el niño... ¡Ay, señor, no ponga esa cara! ¡Yo no lo inventé!
_ ¡lo inventó ella, ¿verdad? ¡Naturalmente! Todo fue una comedia, una farsa... ¡Por eso salió de la casa como salió!
_ Pero tú... tú...
—Pues nada, mi amo... Todo le salía mal ahora a la señora Eliza... No hizo sino pasear, porque aquel oficial tan guapo se fue en el barco. Para mí que el señor Juan se le atravesó...
—El señor Terry, ¿qué?
_ Ya usted lo sabe... la señora Eliza, estaba loca por el señor Terry... Pero no la tome con él... él no la quería, por eso estaba loca la señora, loca buscándolo, y él nada... nada...
—¿Buscándolo? ¿Buscaba Eliza a Terry?
—No se ponga bravo, mi amo... no podía remediarlo... La primera vez que él fue a Campo Real para llevársela.
—¿Llevársela? Entonces, ¿fue por ella... fue por ella...?
—El ama tuvo miedo. Le echó el muerto a la señora Candy, pero después lloraba y lloraba. ¡Pobre señora Eliza! Siempre decía: "No hay otro como Terry". Perdone, mi amo, pero como usted quiere saber...
—¡Ay, no, mi amo! Para mí que él no quiso saber nada de ella después que lo casaron... Ella quería que fuera como antes de casarse la señora con usted...que entonces sí la quería el señor Terry, y le traía regalos de todos los viajes, y ella lo esperaba en una playa, y decía que entonces era muy feliz, muy feliz, porque el señor Terry vuelve locas a las mujeres, mi amo...
—¡Basta! ¡Cállate o no podré contenerme para pisotearte!
—¡Ay, mi amo! ¿Y yo qué culpa tengo? La señora Eliza…
—¡No la nombres más! Ella está muerta, muerta y enterrada... Es a él a quien, he de buscar. ¿Dónde está?
—Yo no sé muy bien... ¡Ay, mi amo, no me tuerza más el brazo! Se fue para una casa que está haciendo... No sé cómo mentaban el lugar... Casa del Diablo, Piedra del Diablo, o algo así... Pero no vaya... no vaya... El señor Juan dijo... ¡Ay...
Tras soltarla, arrojándola al suelo, ha corrido Anthony. En la puerta, mal sujeto a las rejas de una ventana, bañado de sudor y de espuma, aguarda su caballo y lo monta sin detenerse a calcular si el cansado animal resistirá el último esfuerza Fieramente clava las espuelas en los ensangrentados ijares, y el noble bruto arranca calle abajo...
_Kuki... Pero, ¿eres tú realmente?
—Sí, mi ama... vine a buscarla. Primero me trepé por la tapia... estuve asomándome, pero no había nadie... Di la vuelta, toqué en la puerta grande... ya esa monja vieja que se asoma por una rejita, le dije que tenía que hablar con usted, porque lo que está pasando tenía usted que saberlo... Y tiene que hacer algo, mi ama, porque van a matarse...
_ ¿Qué? ¿Quiénes? Terry, ¿verdad? Terry y Anthony... —
Candy, ha temblado al preguntar, y casi son inútiles preguntas y respuestas: todo puede leerlo en los asustados ojos de Kuki, en el oscuro presentimiento que sacude su alma...
_ Sí, mi ama. Como un mismo diablo llegó el señor Anthony, Yo estaba empezando a correr el cerrojo de la puerta, y me la abrió de pronto de dos patadas... Llegó como un tigre buscando al amo Terry, y como el amo Terry no estaba, ni tampoco el señor don Noel, pues agarró a la tonta de Ana, la que era criada de la señora Eliza, y la sacudió como a un perro de aguas, preguntándole... Y ella, claro está, le dijo todito lo que sabía. Como un rayo, el señor Anthony, cogió el caballo y se fue para allá...
_ ¿Para dónde?
_ Para donde le dijo Dorothi... donde está haciendo una casa... El patrón no quería que usted lo supiera, mi ama, pero él está haciendo una casa allá donde vivió cuando era chiquito, donde a veces paraba el Luzbel, en el lugar que monta el Cabo del Diablo...
_ ¿Y allá fue Anthony?
_ Para allá fue. Cuando montó a caballo, vi que le revolaba la chaqueta, y metidas en el cinturón llevaba dos pistolas... seguro que para matar al patrón.
_ ¡No, no lo hará! ¡Tengo que ir allá... tengo que evitarlo! No puede correr entre ellos la sangre. El Peñón del Diablo... el Peñón del Diablo...
_ Abajo en la plaza hay coches de alquiler. ¿Le busco uno, mi ama? ¿Va usted a ir para allá?
—Sí, Kuki. corre y trae el coche. Iré en seguida y sabré interponerme entre los dos, sabré impedir esa horrible lucha, sea el que sea el precio que tenga que pagar para lograrlo...
Rendido, extenuado, sin responder ya al cruel apremio de la espuela, el caballo que llevaba Anthony se ha detenido, totalmente agotado, en el lugar en que se bifurcan los senderos. Uno, para bajar a través de las peñas hasta la mísera aldea de cabañas de palma que se extiende a lo largo de la pequeña rada... Otro, para trepar aún más entre los ásperos riscos, hasta aquel promontorio negro con que la tierra Martín iqueña desafía la furia de los mares... aquel peñón desnudo, sobre el que se alzan la casa en construcción y la cabaña en ruinas... aquel lugar de belleza salvaje, conocido por el Cabo del Diablo... Por este segundo camino, Anthony llega ante la puerta cerrada de aquella casa en construcción, y la golpea con el ímpetu de su rabia, al tiempo que grita amenazador:
Rendido, extenuado, sin responder ya al cruel apremio de la espuela, el caballo que llevaba Renato se ha detenido, totalmente agotado, en el lugar en que se bifurcan los senderos. Uno, para bajar a través de las peñas hasta la mísera aldea de cabañas de palma que se extiende a lo largo de la pequeña rada... Otro, para trepar aún más entre los ásperos riscos, hasta aquel promontorio negro con que la tierra Martín iqueña desafía la furia de los mares... aquel peñón desnudo, sobre el que se alzan la casa en construcción y la cabaña en ruinas... aquel lugar de belleza salvaje, conocido por el Cabo del Diablo... Por este segundo camino, Anthony, llega ante la puerta cerrada de aquella casa en construcción, y la golpea con el ímpetu de su rabia, al tiempo que grita amenazador:
_ Pero, ¿está loco, señor? El amo no está...
En vano ha corrido el picaporte Segundo. Al golpe de Anthony, salta la cerradura improvisada, abriendo paso al que entra como una tromba, desencajado de cólera, preguntando:
_ ¿Dónde está Terry? ¿Dónde está tu amo? ¡Que venga... que salga...!
—Le juro, señor, que no ha llegado... Vino, y no vino solo... una mujer venía con él. Si es por ella que callas, ahórrate el trabajo. ¡Di dónde están, o te cuesta la vida callarlo!
Renato ha echado mano a una de las pistolas que lleva consigo, apuntando al pecho del segundo del Luzbel, que retrocede desconcertado, dejando libre el paso, al tiempo que afirma con decisión:
—Le juro que no sé nada señor... No podré decirle nada, aunque me mate...
—¡Terry... Terry... no te escondas más...! ¡Asómate, cobarde...! Terry...! —llama furioso Anthony, penetrando como bólido por las habitaciones en construcción.
_ Segundo, ¿qué pasa? ¿Dónde está Terry?
—¡Señora Candy...! por Dios! —se sorprende gratamente Segundo, aunque de inmediato tiembla asustado—. El patrón no sé dónde está; pero el señor Grand Chester, llegó como un loco. Rompió la puerta, y sacó una pistola para matarme. ¡Creo que de verdad está loco! Se empeña en que usted y el patrón están escondidos en la casa, y por ahí dentro anda buscándolos...
Candy no sabía qué hacer.
Esta historia continuará…
Gracias a cada uno por sus comentarios, su apoyo, incondicional en esta adaptación, su respectiva autora es Caridad Bravo Adams, estoy muy feliz por su apoyo en esta historia me encantaría que me apoyaran en mis otras historias también, gracias.
Ahora respondo sus comentarios en mi sección favorita.
Blanca G: Gracias por tu apoyo como siempre, espero que me sigas hasta el final, gracias por todas bendiciones amiga bella.
Mia8111: ¿Hola como estas?, espero que bien, gracias por tu apoyo.
Guets 1: Gracias por tus comentarios, bendiciones.
Marialuisa Casti: Muchas gracias por tus comentarios.
Nilda Manno: Gracias tratare de publicar más seguido, pero tengo trabajo que hacer, gracias por tus comentarios y apoyo.
Guest 2: Gracias por tus comentarios, bendiciones.
Carol Aragón: Gracias por tus comentarios, si está muy pequeño los capítulos no puedo cargar tanto porque demora mucho y mi trabajo no me lo permite, prefiero escribir pequeño poco a poco, tratare de terminar esta historia primero por la cantidad de comentarios que tiene.
CONEJA: Gracias por tus comentarios, amiga bella, si pues Dorothi es una cobarde, espero que me sigas hasta el final.
Carmen Grandchester: Gracias por tus bellas palabras, como siempre agradecida por acompañarme en esta adaptación.
Daniel Mendoza de Grandhcester: Bienvenido a Corazón Salvaje, espero que sigas disfrutando, gracias.
SARITANIMELOVE: Si, jajaja Amiga Dorothi muriéndose de miedo, la verdad se merece un cruel castigo porque fue cómplice de Eliza, pero depende como se desarrolle el tema de esa criada antipática, gracias por tus comentarios en esta adaptación, me encantaría que leyeras todas, mis otras historias, cuando puedas, gracias tratare de terminar esta adaptación.
Edith G: Bienvenida a Corazón Salvaje, gracias por ponerla en tu favorita y cada uno de tus comentarios, estoy agradecida con cada una de las personas que me apoya, esta adaptación de Corazón Salvaje he tenido más comentarios, gracias, Bendiciones.
Agradezco a cada uno de sus comentarios, bendiciones para todas y también agradezco a las que leen silenciosamente y a todos por su apoyo en este fic, sinceramente este es el fic que he tenido más apoyo, gracias.
Me despido con un fuerte abrazo.
Continuaremos con las que faltan
Bendiciones
Maggie Grand.
