Antes que nada, unas enormes disculpas por haber prácticamente abandonado esta historia. Sé que no hay excusa que valga, pero por lo menos he regresado con un nuevo capítulo; espero que la tercera temporada de DnA me proporcione la inspiración suficiente para continuar con este proyecto. Disfruten de la lectura.


What do you got?


—¿Piensas quedarte ahí pasmada mirando por la ventana como si fueras una resentida social que maldice la felicidad de los demás?

Aquel bonito cuestionamiento lleno de veneno la liberó de su pequeño trance.

—¿Tú no aborrecerías al mundo si estuviera en mi posición? —respondió sin dignarse a ver a Kuramochi.

—A mí la vida sí me ha tratado bien —expresó con una sonrisa socarrona—. No sé por qué te quejas tanto. El resto de las chicas hasta se toman fotos vestidas de esa manera.

Él simple y llanamente no comprendía a las mujeres; especialmente a Sora.

—¿Qué tipo de alegría mundana puede existir en usar un traje de sirvienta como este? —Lo veía con un escrutinio peligroso—. Está demasiado corto para mi gusto. —Y ahí estaba, bajándose inútilmente la falda. No se sentía segura—. No comprendo a las chicas de estos días.

—Te has estado quejando toda la mañana. Déjame descansar. —Bostezó, intentando aligerar el cansancio mental que le provocó—. Yo también tengo que usar este estúpido traje y no me ves lloriqueando.

—Critícame cuando uses una mini falda en vez de un pantalón.

No había manera de ganarle a esa terca muchacha.

—Y bien, ¿qué vas a hacer? —interrogaba Yōichi.

—¿A qué te refieres?

—Nuestro turno ha terminado. Podemos disfrutar del Festival Cultural.

—Es cierto. Hemos acabado de atender. —Sus ojos se le iluminaron.

¿Ese era su modo de mostrar felicidad?

—Salgamos inmediatamente de aquí. —Se apresuró hasta la salida del salón—. Ya puedo olvidarme de este tonto Café Maid.

—Es una exagerada —suspiró y la siguió—. ¿Y ahora por qué te pasa?

Yūki se había quedado en medio del pasillo, viendo en ambas direcciones. ¿Meditaba hacia dónde dirigirse o trataba de hallar alguna clase interesante por visitar?

—Sawamura está en el piso de abajo. Ellos hicieron una casa del terror.

Sabía que preguntaría por lo que haría la clase del lanzador. Por ello se adelantó a sus pensamientos.

—¿Una casa de terror? Suena interesante. Podríamos visitarla —mencionó con una pizca de emoción—. Hay una casa del ramen y otra que se dedica a los postres. Si organizo adecuadamente los tiempos podríamos visitar todos los puestos en el tiempo que tenemos.

—¡¿Eh?! ¡Espera! ¡¿Cómo que nosotros?! ¡Nunca dije que desperdiciaría mi tiempo libre yendo contigo de acá para allá! —vociferó.

Ante los ojos de todos parecían un par de novios peleándose.

—Si quieres que alguien esté detrás de ti como perro faldero, pídeselo a Miyuki. Es tu hombre después de todo.

—¿Qué te he dicho de que me emparentes con ese presuntuoso? —Le sonreía, pero jalaba sus mejillas con la suficiente fuerza como para dejárselas rojas—. ¿Entendiste? —Él asintió lenta y temerosamente—. Buen chico. Ahora vayamos a la clase que ha puesto el establecimiento de ramen.

La primera parada fue justamente la clase del ex capitán de Seidō. Era allí donde se vendían diversos y llamativos platillos de ramen; eran todo un éxito porque tuvieron que esperar un poco para tener una mesa disponible.

—Lo siento, seguimos sin tener una mesa libre —hablaba Tetsuya con la propiedad que tanto lo caracterizaba—. Aunque si no les importa compartir mesa con alguien, entonces…—No dijo más, Sora le hizo el ademán de que estaba de acuerdo con su propuesta—. Muy bien. Síganme.

—Tenemos hasta quince tipos diferentes de ramen. Tómense su tiempo para elegir la mejor opción. —Estaba inmerso en su papel de mesero—. Llámenme cuando sepan qué pedir.

Sora se sintió inquieta después de que su hermano le sonriera en confabulación, como si estuvieran en la misma sintonía o como si le hubiera ayudado en algo que ella deseaba.

Todo se resolvió cuando se sentaron.

—Con que aquí era donde estabas. —Kuramochi miraba divertidamente a quien les haría compañía—. No hay duda Sora, tienes mucha suerte.

Su bromista comentario recibió un manotazo en su nuca. Uno que le dolió hasta lo más hondo de su ser.

—Sólo por eso vas a pagar lo que comamos los dos.

Una amenaza pasiva que el corredor debía acatar si no deseaba comprometer su integridad física.

—Ustedes realmente lucen y se comportan como una parejita de enamorados. —La amplia sonrisa de Kazuya provocó en esos dos un resoplido—. No son para nada divertidos.

—Es tu culpa por querer venir aquí primero. Te dije que fuéramos a la casa de terror de Sawamura.

—Creo que pediré el ramen especial para empezar. —Ignorar a Yōichi formaba parte de su día a día—. Escuché que fuiste uno de los encargados de preparar los platillos de nuestro café.

—Cocinar es entretenido —dijo con sinceridad—. Y prefería eso a tener que vestirme tan ridículamente como ustedes dos.

No necesitaba reírse para potenciar su burla. Con su mirar bastaba.

—Tu traje de chef es bastante simplón y sin gracia alguna. —Kuramochi no se iba a dejarse insultar.

—Dejen de reñir o me van a arruinar la comida. —Les pidió con un tono casi angelical. Una pasiva advertencia.

Un par de minutos pasaron para que las órdenes de Yūki y Kuramochi fueran traídas. Saciarían su apetito y degustarían de lo que el cocinero se esmeró en preparar.

—Ey, ¿no crees que está muy grande? ¿Segura que te lo vas a comer?

Yōichi y Kazuya veían anonadados el «pequeño» tazón que le trajeron a Sora. Fácilmente era el doble que el de ellos.

—Sé que tienes buen apetito, pero incluso para ti sería demasiado —comentaba vilmente el de gafas—. Acabarás vomitando.

—La carne está en su punto correcto. Los fideos tienen una buena consistencia y el caldo es delicioso —versaba comiendo tranquila y educadamente como la dama que era—. Esto no parece que haya sido cocinado por un novato. He hecho la elección correcta al empezar con el especial del día.

—¡E-espera! ¡¿En qué momento?! —Se distrajo con su charla que no notó la velocidad que llevaba y lo mucho que le había bajado a su tazón—. Y-ya casi acaba…

—Ey, tienes que estar de broma…—A Kazuya se le cayeron los palillos a causa del trasto vacío de Sora.

Ella lucía tranquila, limpiando la comisura de sus labios con una servilleta.

—Parece que he llegado justo a tiempo. —Tetsuya traía otro tazón de ramen. Uno que ninguno de esos dos había pedido—. Mientras te acabas este, pediré el otro.

—Te lo agradezco, Tetsu. —Tomó sus palillos e inició la degustación—. Está picoso. ¡Es realmente sabroso!

—¡¿Cómo demonios sigues comiendo después de lo que te has zampado?! —Yōichi no daba crédito de que una chica tuviera un apetito tan voraz.

—Sora siempre ha sido de buen apetito desde que éramos pequeños —relataba el hermano mayor con una sonrisa entusiasta—. Nunca pudimos ganarle Masa ni yo.

—E-es imposible que coma más que un jugador de béisbol. —Eso pensaba Miyuki hasta ese día—. ¿Va a llenarse?

—Quisiera un refresco de melón —pedía—. Mejor que sean dos. Me va a dar bastante sed cuando acabe con esto.

—Kuramochi, Miyuki, ¿quieren algo más?

—No. Nada más. De verla ya nos hemos llenado —expresaron.

Era bastante gracioso que pese a que solamente comieron un tazón de ramen se sentían con la pesadez de alguien que ha devorado todo lo que le pusieron delante. Pero lo más indignante era que la persona que había comido excesivamente caminaba tranquilamente disfrutando de una paleta helada de limón.

—Es un monstruo…

—Un barril sin fondo…—complementaba el capitán—. Aun cuando se comió cuatro tazones sigue como si nada…

—Esperaba que los jugadores de Seidō comieran más —comentaba para ese par—. Me han decepcionado.

—¡Lo que pasa es que tú comes demasiado! —gritaba Yōichi.

—Oh, esto suena interesante. —Sora se detuvo frente a una pizarra de anuncios—. No suena mala idea participar.

—Los rally se volvieron bastante populares de un tiempo para acá durante los festivales culturales —informaba Miyuki—. Y parece que este año el premio es bastante gordo.

—Un viaje a las aguas termales... Los de tercero se han esmerado mucho este año. —decía Kuramochi—. Aunque hay un problema, Sora.

—¿Y ese sería? —Él le señaló el punto fundamental de todo el evento—. ¿Pareja? —Ladeó la cabeza, como quien no ha logrado entender del todo lo que ha leído—. ¡¿Un rally de parejas?!

—Únicamente pueden participar chica y chico. Tendrás que conseguirte a alguien si deseas participar.

Yōichi había sacado su celular. Y mientras tecleaba ágilmente, Sora y Kazuya fueron asaltados por un mal presentimiento.

—Participa conmigo. —Si tenía que recurrir a alguno de los dos, elegiría mil veces a Kuramochi.

—Lo siento. Voy a participar con alguien más —expresó, rompiendo todas sus ilusiones.

—¿Cómo que vas a participar con alguien más? Recién te acabas de enterar de esto. —Lo zarandeó—. No mientas, pequeño rufián.

—No es mentira —aseguró—. Le he preguntado a Miu si quiere participar y me ha dicho que sí. —Le mostró el mensaje de texto que avalaba sus palabras—. La idea de las termas le ha fascinado.

—Maldita traidora —soltó al muchacho para poder lamentarse—. Con lo torpe que es Miu, dudo que lleguen a ganar.

—Sora, no tienes nada de qué preocuparte. Frente a ti tienes al individuo perfecto para ti. ¡Él te complementará y será tu apoyo fiel durante esta competencia! Y como pueden ver, hay que mandar el nombre de ambos al número telefónico que pone aquí para quedar registrados.

Lo que ese par deseaba era darle una buena paliza. El muy cínico los había inscrito sin su consentimiento.

—Mandaré un mensaje cancelando la participación. —Sora no perdería tiempo.

—¿Segura que quieres hacerlo? —La chica se detuvo—. Debo advertirte que el que está organizando esto es Morita. Y sabes lo que pasa cuando alguien desafía su autoridad.

—¿Morita no es ese chico de dos metros, un tanto llenito y capitán del club de sumo? —curioseaba Yūki—. Escuché que a los que abandonaron el torneo de clasificación los persiguió todas las tardes al salir de clases para que se arrepintieran…—Ya no estaba tan segura de cancelar su participación—. No quiero ser perseguida por un hombre como ese. De modo que…

Miró a Kazuya y este sintió su nada pacífica petición en cada una de sus células.

—No me queda alternativa. Es el capitán de sumo o tú —expresó nerviosamente.

No eran ni las dos de la tarde y una gran cantidad de alumnos se habían reunido en la cancha de futbol frente a una mesa rectangular. Aguardarían en silencio a que el alto y robusto muchacho hablara sobre el rally.

—Las reglas para este rally son fáciles. No tendrán problema en entenderlas. Y bueno, si quiebran alguna norma, serán descalificados inmediatamente. Deben ser cuidadosos.

Unas hojas empezaron a ser repartidas entre los futuros participantes.

—El rally cuenta con tres fases: la física, la intelectual y la especializada. Cada una tiene diferentes pruebas y estas tienen cierto puntaje. Únicamente deben terminarlas y venir a este stand para que revisemos la cartilla. Ahí les darán sus puntos.

—¿No es emocionante, Sora? Vamos a participar en un rally. —Miu estaba jovial y llena de energía. Su amiga por su lado, la veía de reojo con una ecuanimidad envidiable—. No me digas que todavía sigues molesta porque acepté participar con Kuramochi.

Lo que obtuvo como respuesta fue su indiferencia.

—Tan vengativa como siempre —mencionaba Kazuya.

—Ey, Miyuki, ganaremos esto. Sé cooperativo por primera vez en tu vida.

—¿Tantas ganas tienes de ir a las termas? —cuestionó guasón—. Sí que eres una chica extraña.

—Las termas me tienen sin cuidado —expresó, mirándolo—. Lo único que me importa es obtener la victoria a como dé lugar. No permitiré que mi orgullo sea mancillado.

—¿De qué orgullo estás hablando? ¿Por qué te has puesto tan competitiva? —Dio un pesado suspiro. Estaba entre la espada y la pared—. ¿Por qué me han tenido que arrastrar a todo esto?

—La primera fase se llevará a cabo aquí. Procedan a dirigirse a la línea de salida junto con su pareja —pedía Morita—. El primer evento será una carrera de 500 metros. Fácil, ¿verdad? Claro que sí. ¡Solo tendrán que amarrar su tobillo con el de su pareja y correr! Y el que llegue primero obtendrá el mayor puntaje.

Ataron sus tobillos con el lazo ofertado por los organizadores y se posicionaron sobre la línea de salida.

—Miyuki, ¿has hecho esto alguna vez?

—Solía ser bastante común en la secundaria a la que iba —mencionó tranquilamente—. Todo es cuestión de coordinación.

—Entonces no debo preocuparme al respecto —indicaba con una sonrisa llena de ambición y entusiasmo.

Algo muy extraño de ver en ella. Hasta

Kazuya dudaba si estaba con la misma Sora que él conocía.

—Ella se pone bastante entusiasta cuando se trata de esta clase de eventos. —Miu y Yōichi se encontraban al costado del receptor—. Técnicamente se vuelve otra cuando está dentro de uno rally —mencionaba alegremente—. Tu novia tiene más facetas de las que piensas, Miyuki-kun.

—Debes apreciar y atesorar estos momentos para toda tu vida —complementaba Kuramochi.

Kazuya sólo podía pensar que ellos eran la peor dupla que pudiera encontrarse en la vida; ambos se habían unido para incordiarlo.

La carrera inició. Todos los corredores salieron dispuestos a encabezar la competencia. No obstante, algunos olvidaron el pequeño detalle de que no competían en solitario y que requerían implementar una que otra medida si querían obtener la victoria.

Unas cuantas parejas tropezaron, otras más riñeron por su pésima coordinación y luego estaban las que lo hacían bien y se mantenían con un ritmo constante.

Las parejas que encabezaban la competencia eran las de Sora y Yōichi.

—Para no soportarse mutuamente lo hacen bastante decente. —Para Kuramochi siempre existían oportunidades para molestar a esos dos.

—Tal vez se agraden más de lo que se atreven a confesar. —También estaba dispuesta a hacer su aportación—. Ahora sí lucen como una verdadera parejita de enamorados.

—Esos dos hacen un mejor dúo de lo que imaginé —estipulaba Yūki molesta—. Mas Kuramochi sigue siendo Kuramochi. —Kazuya sabía que esa sonrisa no albergaba buenos augurios. Pronto supo qué era lo que tramaba—. Miu, ¿recuerdas ese viaje escolar a la playa que tuviste con tu clase? Nunca me imaginé que pudieras usar algo como esto para impresionar al chico que te gustaba

Las palabras no eran suficientes. Por eso decidió mostrarles esa hermosa foto desde su celular. Allí la pelirroja usaba un atrevido y picante traje de baño. Un detalle que no fue pasado por alto por cierto corredor.

—¡Kura…! —exclamó cayendo al suelo gracias a que cierto chico se había enredado con sus propios pies.

Se había accidentado por haber visto aquel regalo divino.

—Maldición…—Estaba frustrada sobre el suelo mientras Yōichi sonreía bobamente con la cara roja atestada de pensamientos impuros.

—Nos veremos en la siguiente competencia. Si es que logran llegar —expresaba cantarinamente Kazuya. Lo admitiera o no, estaba complacido de que ese par obtuvieran su escarmiento.

Como era de esperarse, el equipo de Sora y Miyuki obtuvo la victoria. Y eso los posicionó momentáneamente por encima del resto.

Atravesaron numerosas pruebas físicas, quedando polvorientos y cansados. Mas debían olvidarse de su condición porque había dado inicio la siguiente fase. Necesitaban ganarla para romper el empate que mantenían con Kuramochi y Hayami.

—Con lo que me gustan los acertijos…—Sora suspiró tras leer la hoja que les fue entregada al entrar al laboratorio de ciencias.

—«¿Cómo puedes cruzar el puente con tres amigos en diecisiete minutos si tú te tardas un minuto, el segundo tarda dos, el tercero tarda cinco y el cuarto demora diez?» —Leyó Kazuya—. Es bastante sencillo si lo piensas por un momento.

—¿Sí? Pues yo no lo veo muy claro que digamos.

—Los dos más veloces cruzan el puente. Uno de ellos regresa y entonces los dos más lentos atraviesan el puente. Entonces el segundo más rápido llega hasta el primero y ambos cruzan de regreso.

Fue la respuesta que le dio. Ella en cambio, le extendió la hoja para que él lo anotara.

—Parece que estas cosas no son tu fuerte.

—Parlotea menos y escribe más rápido —demandaba—. Al menos no estoy en el mismo hoyo que esos dos.

Yōichi y Miu estaban peor en la comprensión de aquellos acertijos.

—Has hablado muy rápido. —Le extendió la segunda hoja de la prueba.

Se trataba de problemas de física y matemáticas.

—Los rumores eran ciertos —susurraba Sora tomando la hoja—. El que hizo esto es el presidente del club de Física y Matemáticas. Aunque lo que más me sorprende es que haya un club como ese.

—Los primeros cinco son bastante sencillos, no hay que preocuparse por ellos. Pero el resto…

—Puedo encargarme de esto. Termina con los acertijos. —Le propuso. Él siguió con lo suyo.

—No vayas a acabar como esos dos —dijo Kazuya cuando acabó su parte.

Esa parejita tan ruidosa parecía echar humo de la cabeza.

—He terminado —expresó tras entregarle la hoja—. Esta clase de ejercicios me hacen recordar esos días en mi anterior academia. Nunca nos tuvieron piedad.

—«Una partícula se mueve a lo largo del eje OX de un sistema de coordenadas con aceleración constante. En el instante inicial pasa por la posición x (0) = -10m con una velocidad v (0) = -20 ms-s y en t= 3s su posición x (3) = -52m…». —No siguió leyendo. Todo aquel enunciado le provocó una pequeña migraña—. ¿En verdad lo has entendido y resuelto?

—Siento como si no me creyeras —señaló—. Aunque te cueste creerlo, me gustan los números. Por lo que cuando tengo tiempo libre me gusta resolver problemas de física y matemáticas. Es hermoso cuando me encuentro con algo que no soy capaz de resolver a la primera —proclamaba como si su hobby fuera el más divertido de todos.

—Es en la única materia que obtienes sobresaliente, ¿verdad? —Se burlaba pese a que sabía que ella era la mejor de toda la clase.

—Cállate y entrega las hojas de una buena vez.

Si bien no fueron los únicos que superaron la fase de intelecto, encabezaban la lista de puntos. Les restaba ganar la última fase para apropiarse de la victoria absoluta.

Y siguiendo las instrucciones de Morita, se trasladaron hasta el gimnasio. Allí les esperaría un extraño escenario.

—¿Manteles y un canasto? —Sora y Kazuya fueron de los primeros en arribar. Y no entendían qué era lo que pasaría.

—Supongo que terminaremos recolectando cosas o algo así…—mencionó. Su curiosidad lo llevó a examinar lo que se escondía dentro del cesto—. ¿Una parrilla? También hay utensilios de cocina y demás cosas. Pareciera como si esta última prueba consistiera en cocinar.

—¡En efecto! ¡De eso se trata la última fase! —Se debían tener muy buenos pulmones para que sus palabras resonaran por todo el lugar—. Uno de ustedes se encargará de cocinar y el otro de traer todos los ingredientes necesarios para la realización del platillo.

—Suena engañosamente fácil —musitaba Yūki.

—Los ingredientes se encuentran repartidos a lo largo de todo el plantel educativo. Y descuiden, hay marcas claras indicándoles qué es lo que hay en determinado punto.

—Suena a un verdadero dolor de cabeza. —Miyuki no estaba para esa clase de maratón.

—Si bien la mayor parte de los ingredientes se encuentran en cantidades suficientes. Hay otros que están en menor número. Sin mencionar que hay uno que es el eje central de todo el platillo; del que sólo hay un par de piezas disponibles.

—Esto va a ser una carnicería. —Sora se cuestionaba si la victoria valía tantos sacrificios.

—Cuando hayan completado la lista, regresarán y se los entregarán a su pareja. El platillo resultante será evaluado por nuestros jueces y se determinará al ganador. ¡Mucho éxito!

—Te deseo suerte con la futura masacre. —Los buenos ánimos de Miyuki no fueron bien recibidos por la muchacha—. Tendrás que correr mucho si quieres ganarle a Kuramochi.

—Más vale que el platillo que prepares sea digno de todo el esfuerzo físico que voy a invertir en él.

Los primeros ingredientes de la lista fueron de fácil obtención por estar a la mano y contar con numerosas unidades. El problema real empezó cuando fue por los últimos tres; esos que eran escasos y estaban perfectamente escondidos para que nadie los encontrara fácilmente.

—¿A quién se le ocurrió dejar este frasquito de sal ahumada aquí? —La estantería de libros que había en la sala de profesores era el mejor lugar para dejar un condimento—. Verduras diversas, salsa de soja dulce, sales gourmet, sal volcánica, sal ahumada…—Únicamente había un ingrediente que no estaba palomeado—. Falta la carne de Kobe. Y al ser la pieza fundamental, encontrarlo va a ser mucho más complicado. ¿Dónde podrían haber puesto esos trozos costosos de carne?

Del lado de los que debían aguardar, la situación era mucho más tranquila y ausente de preocupaciones. Lo único que ocupaba a los competidores era tener todo listo para cuando los ingredientes llegaran.

—Pensé que al final te saldrías de la competencia —habló Miu tras armar su pequeña e improvisada cocina.

—No deseo que mi vida se vuelva más ruidosa de lo que ya es. —Con Sawamura le sobraba—. Así que la idea más inteligente era la de quedarme en la competencia.

—Ciertamente Sora no te hubiera dejado en paz. Siempre es así cuando participa en un rally. Y ser perseguido por el capitán de sumo tampoco es mejor. —Miró al inmóvil chico y después suspiró—. Espero que Kuramochi no la haga enfadar.

—Vamos, ¿qué es lo peor que podría pasarle?

Si bien su pregunta fue lanzada al aire, obtuvo una rápida respuesta. Todos allí escucharon un prolongado y atormentado grito.

—Le dije que no colmara su paciencia.

—Cosechó lo que sembró. —Miyuki sonrió descaradamente.

—No eres precisamente quién para decir eso. —Lo acusaba—. Eres peor que él.

—Eso sí que no me lo habían dicho antes —enunció despreocupadamente—. Aunque no seré yo al que mañana le duela todo y sea incapaz de realizar las prácticas de béisbol. —Ya había obtenido su recompensa por haber sido arrastrado en aquella competencia.

Todo se llenó con el delicioso y exquisito olor de la carne previamente marinada antes de ser freída sobre la sartén. Y ese ambiente despertaba el apetito de los participantes. Una pena que esos platillos solamente podían ser degustados por unos pocos.

—Ya está —dijo para una impaciente chica que estaba sentada frente a él con un platito en manos.

—La carne Kobe es la más deliciosa de todas. Es la recompensa perfecta después de buscarla por cada rincón. —Tomó un pequeño pedazo y se lo metió a la boca. Saboreó pausadamente semejante manjar—. Mi vida estaría completa si pudiera comer cosas como estas a diario.

—Necesitarías ser millonaria para cumplir un sueño como ese.

Miyuki ya estaba al tanto de su glotonería, pero seguía resultándole curioso que se tornara tan expresiva cuando comía algo que realmente le gustaba.

—¡Ha estado delicioso! —aseguraba Sora—. Odio admitirlo, pero la cocina se te da muy bien —indicó sin mucha alegría. Hasta se le notaba molesta—. Si pusieras un restaurante sería un éxito.

—Tomaré tus palabras como un halago —soltó campante—. Espero no te haya dolido mucho morderte el orgullo para decírmelo.

Él creía que molestar a Kuramochi y Sawamura era satisfactorio.

Fue así hasta que se percató de que le provocaba el mismo regodeo sacar de sus casillas a la hermanita de su ex capitán.

—No debía de haberte dicho nada.

Miyuki reía en su cara con la intención de enfadarla todavía más.

—¡Ojalá tu platillo sea descalificado!

Acostada sobre el piso de su habitación, miraba el techo. Eso siempre la tranquilizaba y la hacía olvidarse de todo aquello que era innecesario. Sin embargo, en esta ocasión no había tenido ese mismo efecto sanador. De hecho, le había provocado más agobio que alivio.

¿Por qué tenía que recordar ese día, esa competencia y todo lo que le dijo a ese prepotente receptor? ¿Es que se debía al festejo de esa noche y al espectáculo que le ofertó al capitán de Seidō? Sí ese era el caso, apestaba.

—Todo es culpa del idiota de Kuramochi. —Se giró hacia la derecha, mirando sin interés las cajas de madera que guardaba bajo su cama—. Parece que hoy es un buen día para hacer limpieza exhaustiva.

Recordó el Festival Cultural. Repensó una y otra vez lo ocurrido con Miyuki hace unas horas atrás. Y esos dos factores la hacían sentir molesta e inquieta.

—No puede tratarse de eso. Claro que no. Eso es sencillamente imposible considerando que yo…

No era de los que asomaban la cabeza en el baúl de las memorias. Sin embargo, cuando tomó aquel boleto, resguardado entre las hojas de una revista deportiva, conmemoró aquel episodio de su vida escolar.

¿Y si todo había surgido a raíz del obsequio que le dio y las reacciones que le mostró cuando fue expuesta por Kuramochi? Si era así, ¿por qué eso lo sugestionó para conmemorar aquel desastroso día en el Festival Cultural? ¿No era prueba suficiente de que ella alteraba de un modo u otro su estado basal?

Esa posibilidad no podía ni debía ser concebida.

—Un viaje a las aguas termales, ¿eh? —Sonrió con el boleto en su mano.

Tenía una sensación de contrariedad cuando evocaba el pasado y lo extrapolaba con su presente. ¿Qué fue lo que cambió entre ese lejano punto y el actual?

La intranquilidad que sentía le desagradaba.