Si necesitan explicaciones de cómo está elaborándose la historia no duden en ponerlo en los reviews.
Unos días después, los Paw Patrol estaban disfrutando de un día tranquilo en el cuartel. No había ninguna emergencia que atender, así que cada cachorro se dedicaba a su actividad favorita. Skye estaba volando por el cielo.
"¡Qué día tan bonito!" Dijo Skye, admirando el sol y las nubes.
"¡Sí, es un día perfecto para volar!" Comentó Marshall, que la acompañaba en su helicóptero. En serio ni él sabía cómo logró ser convencido a subirse a ese helicóptero.
"Gracias por venir conmigo, Marshall. Eres muy bueno". Agradeció Skye, sonriendo.
"¿Qué tal si hacemos una pirueta?" Sugirió Skye, animada.
"¡Quieres que me vuelva a romper la espalda como la última vez!" exclamó Marshall, panicado.
"Esta vez te prometo que te voy a protegerte. Además en esos tiempos apenas estaba en entrenamiento de piloto".
Skye y Marshall hicieron una pirueta en el aire, sincronizando sus movimientos. Ambos se sintieron libres y felices, al volar por el cielo. Era una sensación única, que sólo podían compartir entre ellos. Se miraron con cariño, agradeciendo la compañía del otro.
"Eres increíble, Skye. No sé cómo lo haces ". Dijo Marshall, admirado.
"Tú también eres increíble, Marshall. No sé cómo me aguantas". Respondió Skye, bromeando.
"Te aguanto porque te quiero, Skye. Eres mi mejor amiga". Contestó Marshall, sincero.
Skye y Marshall se sonrojaron, al decirse lo que sentían. Sabían que eran mejores amigos, pero también sabían que había algo más entre ellos. Un sentimiento especial, que no se atrevían a expresar. Un sentimiento que los hacía sentir mariposas en el estómago, cada vez que se miraban, se tocaban o se hablaban.
"¿Qué tal si hacemos otra pirueta?"Sugirió Skye, nerviosa.
"¡Vale, me parece divertido!" aceptó Marshall, nervioso.
Skye y Marshall volvieron a hacer una pirueta en el aire, sincronizando sus movimientos. Se rieron, tratando de ocultar su nerviosismo. Se acercaron, tratando de disimular su atracción.
Skye... Susurró Marshall.
Marshall... Susurró Skye.
Skye y Marshall se quedaron quietos, mirándose a los ojos. Vieron el brillo, el color y la forma de los ojos del otro. Vieron el reflejo, la expresión y el sentimiento de los ojos del otro. Vieron el amor, el amor que sentían el uno por el otro.
"Te quiero, Skye".
Sin embargo, la cachorra no respondió.
Mientras tanto, Skye y Marshall seguían volando por el cielo, sin saber que sus amigos hablaban de ellos. Estaban felices de estar juntos, pero también nerviosos por sus sentimientos. Se preguntaban si el otro cachorro sentiría lo mismo, y si algún día se lo diría. No sabían que el destino les tenía preparada una prueba, que pondría a prueba su amor.
Pasaron unos días después de esa interacción. Los habitantes disfrutaban del sol y de la brisa, mientras que los cachorros de la Paw Patrol jugaban en el parque. Ryder, el líder del equipo, los observaba con una sonrisa, orgulloso de sus amigos.
"¡Qué bien se lo pasan!" pensó Ryder, feliz.
De repente, su comunicador sonó, indicando que había una llamada de emergencia. Ryder se puso serio, y pulsó el botón para responder.
"Hola, aquí Ryder. ¿Quién habla?" preguntó Ryder de manera atenta.
"Hola, Ryder. Necesito tu ayuda". Dijo el alcaldesa Goodway.
"¿Qué ocurre, Alcaldesa?" Preguntó Ryder, sorprendido.
"Verás, Ryder. Hay un incendio en el laboratorio químico de la ciudad. El fuego se ha propagado por todo el edificio, y hay muchos científicos y animales atrapados. Necesito que vengas con tu equipo y los rescates". Dijo angustiada.
"No se preocupe,. Estamos en camino. ¿Dónde está el laboratorio?" preguntó Ryder.
"El laboratorio está en la calle 13, al final de la avenida. Date prisa, Ryder. El fuego es muy peligroso, y puede haber una explosión en cualquier momento". Respondió la Alcaldesa.
Ryder colgó el comunicador y llamó a los cachorros con su silbato. Los cachorros dejaron de jugar y corrieron hacia él, sabiendo que había una emergencia.
Todos los cachorros se presentaron al cuartel. Y se formaron como típicamente lo hacen.
"¡Paw Patrol listo para el acción, jefe Ryder!" preguntó Chase, el cachorro policía.
"Hay un incendio en el laboratorio químico de la ciudad. Tenemos que ir a rescatar a los científicos y a los animales que están atrapados" Dijo Ryder, explicándoles.
¡Oh, no! ¡Eso es terrible!" Mencionó Zuma, el cachorro acuático.
"No sé preocupen, cachorros. Vamos a solucionar esto". Dijo Ryder mientras deslizaba su tableta hacia una placa de color rosa. "Skye, necesito que uses tu helicóptero y tu gancho para rescatar a los científicos que están en la azotea del laboratorio".
"¡Skye, se hará cargo!" Exclamó Skye riéndose.
"¡Oye, esa es mi frase!" Reclamó el pastor alemán mientras miraba a su amiga.
"Marshall, necesito que uses tu camión de bomberos y tu manguera para apagar el fuego y enfriar los químicos que están ardiendo".
"¡Estas patas el fuego apagarán! Diko Marshall, nervioso.
"¡Tu también Marshall! ¿Se organizaron para robarme las frases?"
¡No es nuestra culpa que tu frase sean tan comunes y corrientes!" Respondió Zuma mientras recibía una mirada fulminante de Chase.
Muy bien, cachorros. Eso lo podremos dejar para más tarde. Ahora los demás también nos van a acompañar para labores estratégicos.
Chase se encargó de controlar el tráfico y de alejar a los curiosos. Usó su coche de policía y su megáfono para ordenar a los conductores y a los peatones que se apartaran del lugar. También puso unas vallas y unos conos para delimitar el perímetro de seguridad.
"¡Atención, atención! Hay un incendio en el laboratorio químico. Por favor, manténganse alejados del lugar. Dejen paso a los vehículos de emergencia. Gracias por su colaboración". Dijo Chase, usando su megáfono.
"¡Buen trabajo, Chase!" Gritó Ryder felicitándolo.
Rocky usó sus herramientas para cortar las rejas y las puertas que impedían la salida de los científicos. Usó su camión de reciclaje y sus herramientas para cortar el metal y el plástico que bloqueaban el paso. También les dio unos cascos y unos chalecos a los científicos para que se protegieran.
Estoy aquí para sacarlo de aquí -dijo Rocky, hablando con los científicos.
"¡Gracias, Rocky! Eres muy ingenioso y muy hábil". Dijeron los científicos, aliviados.
"De nada, amigos. Es un gusto ayudarlos". Respondió Rocky.
El combate del fuego estaba en manos de Marshall. Como lo que se estaba quemando eran principalmente químicos estaba prohibido usar agua. Obviamente causaría más daños que beneficio.
Para resolver ese problema se decidió ponerle al cañón de agua de Marshall un químico espumoso. Este químico consistía que se inflaba al tener contacto con aire caliente lo cual provocaría ahogamiento en el juego y se extinguiría sin efectos secundarios y sin agitar el químico adentro.
"¡Ruff, cañón de agua!" Gritó el dálmata. Inmediatamente su mochila se transformó en un cañón y comenzó a disparar líquido blanco. Rápidamente ese líquido comenzó a inflarse y extinguir poco a poco el juego.
Aunque por desgracia la presión del agua no era lo suficiente para llegar a las partes de arriba del edificio el cual se seguía quemando.
No era tan importante al principio el Apagar esa parte del edificio ya que no era estructural. Todos fui hasta que comenzó a escucharte un grito adentro.
"¡Ayuda! ¡Alguien que nos ayude!"
"¡Hay una persona allí! ¡En el techo!" Exclamó Marshall de manera preocupado.
"¡Chase, tu red!"
"¡Ruff, red!" En ese momento se desplazó un cañón el cual lanzó una red en una parte del edificio donde había un árbol, una piedra y otro árbol. Atraves de su megáfono Chase comenzó a dar indicaciones a la persona que se lanzaran. "Señor. Brinque a la red".
"No puedo, le temo a las alturas".
Ryder colgó el comunicador y llamó a los cachorros con su silbato. Los cachorros dejaron de jugar y corrieron hacia él, sabiendo que había una emergencia.
Todos los cachorros se presentaron al cuartel. Y se formaron como típicamente lo hacen.
"¡Paw Patrol listo para el acción, jefe Ryder!" preguntó Chase, el cachorro policía.
"Hay un incendio en el laboratorio químico de la ciudad. Tenemos que ir a rescatar a los científicos y a los animales que están atrapados" Dijo Ryder, explicándoles.
¡Oh, no! ¡Eso es terrible!" Mencionó Zuma, el cachorro acuático.
"No sé preocupen, cachorros. Vamos a solucionar esto". Dijo Ryder mientras deslizaba su tableta hacia una placa de color rosa. "Skye, necesito que uses tu helicóptero y tu gancho para rescatar a los científicos que están en la azotea del laboratorio".
"¡Skye, se hará cargo!" Exclamó Skye riéndose.
"¡Oye, esa es mi frase!" Reclamó el pastor alemán mientras miraba a su amiga.
"Marshall, necesito que uses tu camión de bomberos y tu manguera para apagar el fuego y enfriar los químicos que están ardiendo".
"¡Estas patas el fuego apagarán! Dijo Marshall, nervioso.
"¡Tu también Marshall! ¿Se organizaron para robarme las frases?"
¡No es nuestra culpa que tu frase sean tan comunes y corrientes!" Respondió Zuma mientras recibía una mirada fulminante de Chase.
Muy bien, cachorros. Eso lo podremos dejar para más tarde. Ahora los demás también nos van a acompañar para labores estratégicos.
Chase se encargó de controlar el tráfico y de alejar a los curiosos. Usó su coche de policía y su megáfono para ordenar a los conductores y a los peatones que se apartaran del lugar. También puso unas vallas y unos conos para delimitar el perímetro de seguridad.
"¡Atención, atención! Hay un incendio en el laboratorio químico. Por favor, manténganse alejados del lugar. Dejen paso a los vehículos de emergencia. Gracias por su colaboración". Dijo Chase, usando su megáfono.
"¡Buen trabajo, Chase!" Gritó Ryder felicitándolo.
Rocky usó sus herramientas para cortar las rejas y las puertas que impedían la salida de los científicos. Usó su camión de reciclaje y sus herramientas para cortar el metal y el plástico que bloqueaban el paso. También les dio unos cascos y unos chalecos a los científicos para que se protegieran.
"Estoy aquí para sacarlo de aquí". ijo Rocky, hablando con los científicos.
"¡Gracias, Rocky! Eres muy ingenioso y muy hábil". Dijeron los científicos, aliviados.
"De nada, amigos. Es un gusto ayudarlos". Respondió Rocky.
El combate del fuego estaba en manos de Marshall. Como lo que se estaba quemando eran principalmente químicos estaba prohibido usar agua. Obviamente causaría más daños que beneficio.
Para resolver ese problema se decidió ponerle al cañón de agua de Marshall un químico espumoso. Este químico consistía que se inflaba al tener contacto con aire caliente lo cual provocaría ahogamiento en el juego y se extinguiría sin efectos secundarios y sin agitar el químico adentro.
"¡Ruff, cañón de agua!" Gritó el dálmata. Inmediatamente su mochila se transformó en un cañón y comenzó a disparar líquido blanco. Rápidamente ese líquido comenzó a inflarse y extinguir poco a poco el juego.
Aunque por desgracia la presión del agua no era lo suficiente para llegar a las partes de arriba del edificio el cual se seguía quemando.
No era tan importante al principio el Apagar esa parte del edificio ya que no era estructural. Todos fui hasta que comenzó a escucharte un grito adentro.
"¡Ayuda! ¡Alguien que nos ayude!"
"¡Hay una persona allí! ¡En el techo!" Exclamó Marshall de manera preocupado.
"¡Chase, tu red!"
"¡Ruff, red!" En ese momento se desplazó un cañón el cual lanzó una red en una parte del edificio donde había un árbol, una piedra y otro árbol. Atraves de su megáfono Chase comenzó a dar indicaciones a la persona que se lanzaran. "Señor. Brinque a la red".
"No puedo, le temo a las alturas".
"No se preocupe, señor. Estamos aquí para ayudarlo. La red es segura y resistente. Sólo tiene que saltar y nosotros lo atraparemos". Dijo Chase, animándolo.
"Pero, pero... ¿Y si me caigo? ¿Y si me rompo algo? ¿Y si me quemo?" Contestó el señor, temblando.
"No se va a caer, no se va a romper nada, no se va a quemar. Confíe en nosotros, somos la Paw Patrol. Somos expertos en rescates". Respondió Chase, tranquilizándolo.
"Bueno, bueno. Está bien. Voy a intentarlo. Pero por favor, no me suelten". Resignándose a que era la única solución que tenía.
"No lo vamos a soltar, se lo prometemos. Estamos listos para recibirlo. Sólo tiene que saltar".
El señor respiró hondo, cerró los ojos. En el último de segundo el señor decidió no saltar. " ¡No puedo!"
Ryder Se contactó con la única cachorra que era capaz de salvarlo en ese momento. "Skye, Necesito que vueles arriba del edificio rescates al científico".
Skye usó su helicóptero y su gancho para rescatar al científico que estaba en la azotea. Era el último que quedaba en el laboratorio químico, donde se había producido un incendio por un error humano. Los demás cachorros ya habían evacuado a los otros científicos y a los animales que estaban en el edificio.
Skye enganchó al científico con su gancho y lo subió a su cabina. Luego, se alejó del laboratorio, buscando un lugar seguro donde aterrizar.
"Estás bien, amigito? ¿Necesitas algo?" Preguntó Skye preocupada por el científico.
"Estoy bien, estoy bien. Sólo tengo un poco de tos y de calor". Respondió el científico mientras tosía.
"No te preocupes. Te vamos a dar una máscara de oxígeno y un abanico. Y te vamos a hacer unas preguntas".
Todo iba bien, hasta que ocurrió un imprevisto. Uno de los químicos que estaba ardiendo explotó, creando una nube de humo y de partículas que se elevó por el aire. Skye, que estaba volando cerca, no se dio cuenta del peligro y se metió en la nube. El humo y las partículas afectaron a su helicóptero, haciendo que perdiera el control y que se estrellara contra el suelo. Por suerte, Skye llevaba puesto su casco y su chaleco, y no sufrió heridas graves. Sin embargo, cuando se quitó el casco, se dio cuenta de que algo le había caído en el ojo. Era un químico, que le había teñido el iris de ese color. Skye se asustó, sin saber qué le había pasado.
Marshall, que había visto el accidente, corrió hacia ella, preocupado.
"¡Skye! ¡Skye! ¿Estás bien?" preguntó Marshall, acercándose a ella.
"Marshall..." Skye, reconociendo su voz.
"Skye, no te muevas. Voy a ayudarte" tratando de calmarla Marshall examinó a Skye, comprobando que no tuviera heridas graves. Luego, se fijó en sus ojos.
"Skye, ¿qué te ha pasado en los ojos? ¿Por qué no los abres?" Preguntó Marshall, sorprendido.
"No lo sé, Marshall. Creo que me ha caído un químico. Me duele y no veo nada". Respondió la cachorra cada vez más angustiada.
"No te preocupes, Skye. Voy a llevarte al ambulancia. Allí te curaré y te pondré bien. Le prometió Marshall. "¡Ryder, ayuda!"
Después de eso llegó Ryder y vio a Skye tírada en el piso. No lo pensó dos veces en llevarla a la ambulancia de Marshall y llamar a un veterinario profesional para que la atendieran.
