Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y está escrita sin fines de lucro.
Un poco antes del encuentro entre Ranma y Akane en el centro médico de la Academia del Ejército Imperial Japonés, Shinnosuke, Sentaro y los demás cadetes, ya estaban en el comedor, recibiendo su comida.
Después de recibirla, fueron a sentarse a las mesas para empezar a "degustar los deliciosos alimentos". Sentaro solo observaba su comida sin animarse a probarla, porque no se veía nada atractiva:
Debe saber horrible -dijo internamente, haciendo un gesto de desagrado. Luego volteó a ver a Shinnosuke y se dio cuenta que él ya estaba comiendo tranquilamente. Se encogió de hombros y al fin, tomó un pequeño bocado con los palillos y se los llevó a la boca:-
― Oye -dijo Sentaro dirigiéndose a Shinnosuke, después de probar su almuerzo- creo que los alimentos descompuestos que comimos durante el entrenamiento en las montañas sabían mucho mejor que esto.
Shinnosuke rio un poco y le dijo:
― ¿Todavía no te has acostumbrado?
― ¿Acostumbrarme a esto? ¡bah! creo que me vendría mejor comer insectos jajajaja -dijo Sentaro, muy divertido-.
Ambos rieron un poco. Después Sentaro le dijo, viendo su almuerzo:
― Creo que mejor se lo voy a guardar a Ranma jajajaja... no vaya a ser que por haber decidido ir a hablar con "su chica", ya no alcance su "deliciosa ración" jajaja.
― ¡Nah! -dijo Shinnosuke- no te preocupes, no tienes "por qué sacrificarte así" jajaja... ya sabes que, al no verlo, las chicas que cocinan seguramente le guardarán la suya jajaja.
Sentaro se le quedó viendo y después, volvió a reír:
― ¡Ranma tiene tanta suerte con las chicas!... creo que voy a tener que pedirle que me cuente su secreto para atraerlas así jajaja.
Shinnosuke también volvió a reír al escucharlo y después, le dijo:
― ¡Qué payaso eres! jajaja, ¿y dónde quedó tu amor por Satsuki? ¿eh?
Iban a seguir platicando, cuando de pronto, uno de los cadetes, llamado Kengyu Koyasu, un chico de su misma edad, de cabello castaño claro, algo largo, de ojos negros y piel morena clara (uno de sus compañeros de entrenamiento que le había agarrado mala fe a Ranma, al escuchar que sería el único que ascenderían a sargento primero) se acercó donde ellos estaban comiendo. Se sentó a la par de Sentaro, somatando su azafate de comida en la mesa, llamando su atención y dijo, sarcásticamente:
― Y su amigo, "el protegido del Coronel Daikoku", ¿dónde está? ¿eh?
Ambos se le quedaron viendo y después, Sentaro le dijo:
― No sabemos de quién hablas.
― Jajaja -rio Kengyu- ¡por supuesto que saben muy bien de quién estoy hablando, no se hagan!: de "su Real Majestad" que se rumora por ahí que va a ser el único que ascenderán a sargento primero... y eso solamente porque no cumple con el requisito de la edad, si no lo ascenderían a capitán de una vez.
Ambos guardaron silencio un momento:
― Lo siento, Koyasu -dijo Sentaro, haciéndose el desentendido- no tenemos ni la menor idea de qué estás hablando.
― ¡¿Cómo que no lo saben?! -volvió a decir Kengyu, muy molesto-.
― ¿Por qué mejor no te vas a comer a otro lado, Kengyu? -dijo Shinnosuke, un poco molesto- no nos interesa tu "amena plática".
Kengyu se les quedó viendo y después, les dijo:
― ¡No entiendo cómo es que siguen siendo sus amigos inseparables!, ¡¿qué no se dan cuenta que, si le dan ese grado jerárquico "al niño rico, de sangre noble", estaremos bajo sus órdenes después de haber recibido el mismo entrenamiento, durante el mismo tiempo?!... ¡¿no les parece injusto?!
Shinnosuke y Sentaro voltearon a verse y después Shinnosuke dijo, dirigiéndose a Kengyu:
― Si es de Ranma de quien estás hablando, tú mismo dijiste que solo son rumores, además, suponiendo que sea así, se lo merece, porque se ha esforzado mucho todo este tiempo.
― Creo que es la envidia la que habla, Koyasu -dijo Sentaro, riendo sarcásticamente- ¡ya quisieras ser tú a quien le concedieran ese ascenso, ¿no es así?! jajaja... pero, soñar no cuesta nada, "amigo" jajaja.
Kengyu se enojó bastante y tomó a Sentaro de la chaqueta, levantándolo de la mesa con la intención de pegarle, pero, en ese momento, iban entrando al comedor, algunos de sus superiores: el Teniente Chardin y el Subteniente Mikado Sanzenin (un hombre de veintisiete años, de cabello castaño oscuro, piel morena clara y ojos azules, uno de los encargados de la preparación académica de los cadetes).
Kengyu soltó rápidamente a Sentaro, al verlos y después, le dijo:
― Escúchame bien, Daimonji, para que puedas repetírselo a "tu amiguito": dile que la suerte se le acabará ahora que el Coronel salga nuevamente del país, porque ya no tendrá quien lo proteja... y eso será muy pronto.
Shinnosuke y Sentaro se le quedaron viendo:
― ¿Es una amenaza, Koyasu? -dijo Sentaro-.
― Yo diría: "advertencia" -dijo, sonriendo sarcásticamente- porque, como ustedes saben, "los accidentes pasan"... son inevitables, así que, es mejor que "el sargento" se cuide las espaldas jajajaja -diciendo esto último, tomó su comida, para irse de ahí, pero, Shinnosuke le dijo todavía:-
― ¡No te saldrás con la tuya!
Todos voltearon a ver. El Teniente Chardin se acercó a ellos y dijo, dirigiéndose a Shinnosuke:
― ¿Algún problema, Kobayashi?
Shinnosuke se le quedó viendo y después, dijo:
― No... no, señor, disculpe.
― Teniente -dijo Kengyu, interviniendo- ¿por qué mejor no les pregunta a estos dos dónde está Saotome?
El Teniente volteó a ver y hasta en ese momento se percató que Ranma no estaba en el comedor y Kengyu continuó hablando:
― Hoy se ausentó sin avisar, creo que debería imponerle un castigo por...
― ¡No me diga lo que tengo o no tengo qué hacer, Koyasu! -dijo molesto y después, se dirigió a Shinnosuke y a Sentaro:- ¡¿dónde está Saotome?!
Sentaro y Shinnosuke voltearon a verse preocupados y Kengyu celebraba internamente que Ranma tuviera problemas por tomarse "ciertas libertades", sin haber obtenido aún ese ascenso.
Por otro lado, en Tokio, Mariko se encontraba almorzando junto a su padre, el señor Ikki Konjo, en su gran mansión (la señora Konjo tenía ya varios años de haber fallecido).
El señor Konjo comía tranquilamente, mientras leía el periódico y Mariko aprovechó para hablar con él:
― Papá...
― ¿Sí?
― Puedo hablar contigo.
― Por supuesto, hija, ¿qué sucede? -dijo, sin apartar la vista del periódico-.
― Bueno, es que, quiero avisarte que voy a organizar una fiesta y necesito dinero.
Él volteó a verla sorprendido:
― ¿Otra fiesta, hija? creo que últimamente has estado dando fiestas muy seguido.
― Sí, pero, ésta es diferente... es que, como tú sabes, ya dentro de pocos meses, Ranma regresará a Tokio y yo, pues, quiero organizarlo todo con tiempo.
― ¿Ranma? -dijo, tratando de recordar quién era- ¡ah, ya sé! es el chico al que se le murieron sus padres adoptivos hace unos años, ¿verdad?
― ¡No, papá! -dijo molesta- ¡no es él!... ¡de quien estás hablando es Shinnosuke!
― ¿De verdad?... ¡ah, sí! tienes razón, hija, lo siento... pero, bueno, ¿por qué quieres dar una fiesta en honor a ese muchacho? ¿de dónde va a regresar?
― ¡Papá, de verdad no me prestas atención! -dijo ofendida-.
― Disculpa, hija, pero es que, con esto de los negocios, pues...
― ¡Olvídalo, no tiene caso!
― Claro que sí, hija -dijo, tomando una de sus manos- a ver... ¡creo que ya recordé! estás hablando de uno de los muchachos que se fueron a Ichigaya para ingresar al ejército, ¿cierto?... del chico cuyos padres tienen una fábrica de cerámica.
― Sí, así es.
― Ya veo... pero, ese otro chico, Shinnosuke, también ingresó al ejército, ¿verdad?
Mariko solo asintió, de mala gana:
― ¿Ves que sí te presto atención, hija? -hizo una pausa- pero, dime, ¿por qué quieres hacerle una fiesta a Ranma?... tengo entendido que solo son amigos.
― No, papá, es mi novio -dijo mintiendo, pues, estaba completamente segura de lograr conquistarlo cuando regresara-.
― ¿Es tu novio? -dijo sorprendido- ¿desde cuándo?
― Desde antes de que se fuera.
― ¿Y por qué no me pidió permiso para salir contigo? -dijo, algo molesto-.
― Bueno, porque... porque -dijo, sin saber bien qué contestar- porque... nuestra relación no era formal, además, tú te mantienes tan ocupado que...
― A ver, a ver -dijo, interrumpiéndola- ¿cómo está eso de que su relación "no era formal", eh? -preguntó, todavía molesto- ¿sabes que lo que acabas de decir tiene muchas connotaciones?
― Papá -dijo tranquila- solamente quisimos que nuestra relación se mantuviera en secreto, es todo... pero, ahora que él regrese...
― Se comprometerá formalmente contigo y se casarán rápidamente -dijo, interrumpiéndola de nuevo- porque no voy a permitir que sigan en esa relación clandestina -hizo una pausa- él tendrá que aceptar mis condiciones, ¿me escuchaste?
― Sí, papá, por supuesto -dijo contenta-.
El señor Konjo vio su reloj de pulsera y le dijo:
― Bueno, hija, después hablaremos más seriamente de esto, porque tengo que regresar a la empresa -le dio un beso en la frente y después, le dijo:- al volver, te haré el cheque por la cantidad que necesitas para que empieces a organizar tu fiesta -ya que, al ser su única hija, la tenía muy consentida-.
Diciendo esto último, el señor Konjo se fue a su trabajo y Mariko se quedó pensando:
¡Todo está saliendo mucho mejor a como lo esperaba! ¡papá creyó todo lo que dije! -decía internamente, muy feliz- aunque, al final no es mentira... bueno, quizás un poco, porque todavía no soy novia de Ranma, ¡pero, muy pronto lo seré!
Mientras tanto, en el centro médico de la Academia del Ejército Imperial Japonés:
― No... no... no sé de... de qué me... me está hablando -dijo Akane, con la cabeza inclinada, muy sonrojada, evitando ver a Ranma a los ojos- con... con permiso -e iba a salir corriendo (como la vez anterior), pero, él la tomó del brazo:-
― Espera -dijo, sonriendo- ¿nuevamente piensas huir de mí?
Akane se puso muy nerviosa al tenerlo tan cerca y soltándose de su agarre, le dijo:
― ¡No estoy huyendo de usted!
― ¿De verdad? -dijo, bromeando- entonces, ¿por qué me evitas así?
― ¡No lo estoy evitando! ¡solo quiero que me deje en paz! -dijo, alterada-.
Ranma se le quedó viendo, bastante sorprendido y después, le dijo:
― Tranquilízate, por favor: no te voy a hacer ningún daño, solo permíteme hablar contigo un momento.
― ¡Yo no tengo nada que hablar con usted! ¡ni siquiera lo conozco!
― Bueno, eso se puede arreglar muy fácil -dijo, sonriendo y dándole la mano- soy Ranma Sao...
― ¡No me interesa conocerlo! -dijo, interrumpiéndolo-.
― ¡Vaya! -dijo asombrado, pues, en todas las formas que imaginó en que podrían reencontrarse, jamás pasó por su mente que ella se comportaría así-.
Guardó silencio un momento y después, le dijo:
― Discúlpame, por favor, no quise incomodarte... solo vine a devolverte esto.
Akane volteó a ver y se sorprendió al darse cuenta que él tenía en la palma de su mano derecha, su anillo de compromiso:
― ¡Mi anillo! -dijo contenta. Pero, cuando quiso tomarlo, Ranma cerró su mano-.
Akane se desconcertó ante tal acción y él le dijo:
― Te lo daré con una condición...
Ella se le quedó viendo:
― Primero, dime tu nombre -dijo, sonriendo-.
Akane se cruzó de brazos y él volvió a decirle:
― Por lo menos, merezco esa pequeña recompensa, ¿no te parece?
― No, no me parece -dijo, bastante reseca- ahora, ¿me puede devolver mi anillo, por favor? -y extendió su mano hacia él-.
Ranma la contempló un momento y después le dijo, al notar un pequeño detalle en ella:
― Linda bufanda, aunque un poco desgastada, ¿no lo crees? -dijo, divertido- puedo apostar lo que quieras a que es la misma que cargabas el día en que nos conocimos.
Akane se sorprendió mucho al escuchar eso último y muy nerviosa, llevó una de sus manos a su cuello para tocar su bufanda favorita. Ranma rio un poco al ver su actitud:
― Yo... eh -Akane no sabía qué decir, pues, no podía creer que hasta eso tuviera presente Ranma-.
― ¿Me dirás tu nombre?
Akane inclinó la cabeza. De pronto, alguien más entró a ese lugar:
― Akane, mejor regresé por ti: no vaya a ser que te pier... -se quedó callada esa persona al darse cuenta que estaba acompañada:-
― ¿Akane? -dijo Ranma, muy contento- ¡¿te llamas Akane?!
Akane volteó a ver muy molesta a esa persona:
― Lo siento jajajaja -dijo Shampoo, pues ella era quien había regresado, pensando que su amiga podía perderse en ese lugar tan grande-.
― Shampoo -dijo Akane, todavía molesta- dije que yo los alcanzaría después.
― Discúlpame, por favor: de verdad, no quise interrumpir la plática con tu amigo, si yo hubiese sabido que... -dijo Shampoo, volteando a ver a Ranma-.
― ¡No es mi amigo! -dijo Akane bastante molesta y después, se dirigió a Ranma- ¡ahora, devuélvame de una vez mi anillo!
― ¿Él tiene tu anillo? -dijo Shampoo, muy sorprendida-.
Ranma rio un poco al ver tan enojada a Akane y le dijo:
― ¡Está bien, está bien, te lo devolveré! jajaja -hizo una pausa- me conformo con saber tu nombre... por el momento.
Ella se le quedó viendo y él tomó su mano, para entregarle el anillo:
― Aquí tienes, Akane.
Akane se ruborizó, quitó rápidamente su mano y se puso inmediatamente su anillo:
― Y... ¿no me vas a presentar a tu amigo, Akane? -dijo Shampoo, sonriendo-.
― ¡Que no es mi amigo! -dijo molesta, nuevamente-.
― Pero, al menos deberías agradecerle que te haya ayudado a recuperar tu anillo, ¿no crees? -dijo Shampoo- porque de no ser así, hubieras tenido problemas con el "odioso de tu prometido".
― ¡Shampoo! -exclamó Akane-.
Prometido -repitió Ranma internamente, al escuchar esa palabra (pues, por un momento olvidó que esa hermosa chica, estaba comprometida):
― No, no es necesario que me lo agradezcas, Akane -dijo Ranma, sonriendo levemente- yo... yo, ya me tengo que ir -hizo una pausa- disculpa si te incomodé... no fue mi intención.
Akane se le quedó viendo y se sintió muy mal por haberlo tratado de esa manera. Iba a decirle algo, cuando de pronto, escucharon que alguien gritaba muy molesto:
― ¡Soldado! ¡¿qué hace aquí?!
― ¡Teniente Chardin! -dijo Ranma rápidamente, haciendo el saludo respectivo-.
― ¡¿Por qué rayos no pidió permiso para ausentarse en el comedor?!
Akane y Shampoo voltearon a verse entre ellas:
― Perdón, señor, no volverá a suceder -dijo Ranma, de manera serena-.
― ¡¿Ésa es su respuesta a su mal comportamiento?! -dijo, bastante molesto-.
― Sí, señor -dijo, sin querer darle una explicación-.
― ¡Bien, si ésa es la forma de dirigirse a su superior, tendrá que recibir un castigo por insubordinación!
Akane se asustó mucho al ver que Ranma tendría problemas con el Teniente por arriesgarse a venir a devolverle su anillo:
― Como usted diga, señor -dijo Ranma-.
De pronto, sin que él lo imaginara, alguien intervino para ayudarlo:
― Disculpe, señor -dijo Akane, dirigiéndose al Teniente Chardin y haciendo una reverencia. Él volteó a verla y hasta en ese momento se percató que se trataba de una de las nuevas enfermeras- si me permite, quisiera decirle que, si él se ausentó hoy en el comedor, fue porque sentía un fuerte dolor de cabeza.
Ranma se le quedó viendo a Akane, muy sorprendido:
― Sí, eso fue exactamente lo que pasó -dijo Shampoo, secundándola- tuvimos que darle unas pastillas para calmar ese "terrible dolor" y le pedimos que se quedara acá un momento, mientras le hacían efecto.
― Disculpe que lo hayamos retenido por varios minutos -volvió a decir Akane-.
El Teniente Chardin, después de escuchar esas "voces angelicales", dijo sonriendo, ya más tranquilo:
― Bueno, de ser así, no hay ningún problema, señoritas -después, se dirigió a Ranma- la próxima vez, solo avíseme, soldado, que yo sabré comprender muy bien una situación como ésta.
― Yo... eh -dijo Ranma, aún sin creerlo- sí, así lo haré, señor.
― ¿Y cómo se siente?... ¿ya está mejor?
Ranma volteó a ver a Akane y dijo, sonriendo:
― Sí, señor, ya estoy muy bien -hizo una pausa- la medicina que me dieron fue muy efectiva... bastante efectiva.
Akane se sonrojó al escucharlo y después, inclinó la cabeza:
― Bien, ahora, olvidemos este incidente -dijo el Teniente Chardin y después, se dirigió a Akane y a Shampoo:- un placer saludarlas, señoritas... sean bienvenidas.
― Gracias, señor -dijeron ambas, haciendo una reverencia-.
Son muy hermosas -dijo internamente, el Teniente Chardin- quizás ya va siendo hora de cambiar de conquista -y luego, pensó muy confiado- estoy seguro que caerán a mis pies rápidamente, como todas las demás jajaja.
Después, tanto él como Ranma, empezaron a caminar para salir de ese lugar. Al llegar a la puerta, Ranma le dio una última mirada a Akane y le sonrió, algo que no pasó desapercibido por Shampoo:
― Es él, ¿verdad, Akane?
Ella solo asintió, muy sonrojada:
― Ahora entiendo por qué no pudiste olvidarlo en todo este tiempo -dijo, sonriendo- es muy atractivo, además de simpático jajaja... me cayó muy bien.
― Shampoo -dijo Akane, negando con la cabeza-.
― Y... ¿por qué decidiste ayudarlo, después de tratarlo tan mal, eh? -dijo Shampoo, levantando una ceja-.
― Bueno, porque... porque -dijo, algo nerviosa- porque... si él no hubiera guardado mi anillo, a lo mejor sí se lo habrían robado.
― Ya veo y... ¿solo por eso lo ayudaste?
― No empieces, Shampoo.
― Jajaja ¿ahora qué vas a hacer?
― ¿A qué te refieres?
― Bueno, ya recuperaste tu anillo, ahora supongo que te irás a tu pueblo, ¿no es así?
Akane dio un pequeño suspiro y después, le dijo:
― Creo que es lo mejor, Shampoo.
― Sí, tienes razón -dijo Shampoo, irónicamente- porque, no puedo ni imaginarme lo difícil que será para ti tener tan cerca al chico que te gusta jajaja.
Akane se molestó y a la vez, se sonrojó hasta más no poder:
― ¡Eso no es cierto!... ¡ese soldado confianzudo, arrogante y coqueto, no me interesa en lo más mínimo!
― Confianzudo, arrogante y coqueto, ¿eh? jajajaja -repitió Shampoo, muy divertida- ¡sí te gusta, Akane! jajaja.
― ¡No! ¡no es así y te lo voy a demostrar!
― ¿Ah, sí? ¿y cómo, eh? jajajaja.
Akane aún estaba molesta. Se le quedó viendo y después dijo, con mucha convicción:
― ¡Me quedaré aquí todo el mes que tendremos de vacaciones!
― ¿De verdad? jajaja.
― ¡Sí!
Shampoo volvió a reír un poco más y Akane, continuó:
― ¡Voy a demostrarte que la presencia de ese soldado no me perturba en lo más mínimo!
― ¡Ya veremos si es así! jajaja.
Akane iba a decirle algo más, pero, Shampoo no la dejó, porque la tomó rápidamente de la mano para ir al comedor, pues, seguramente, Kirin estaría muy preocupado e iba a pensar que se habían perdido por tardarse mucho.
Por otro lado, nuevamente en Tokio, después que tanto Toma, como el señor Genma, se habían retirado para regresar a su trabajo, la señora Nodoka hablaba muy molesta con su hermana:
― ¡Hinako, me desconcertó completamente tu actitud, ¿cómo pudiste decir todas esas cosas frente nuestro invitado?!
― Nodoka, solo dije la verdad -dijo, tranquilamente-.
― ¡No, nada de eso es verdad y sigo sin entender qué es lo que tienes en contra de mi hijo!
― ¡Ay, Nodoka, por favor! -dijo, ofendida- ¿cómo puedes decir eso de mí?... yo quiero mucho a mi sobrino...
― ¡Pues, no lo parece! -dijo furiosa- ¡cada vez que puedes, hablas mal de él o insinúas cosas que definitivamente están fuera de lugar!
― Hermana, yo lo único que quiero es que mi sobrino no termine mal por haberse enamorado de esa mujer casada...
― ¡Ya deja esas tonterías! ¡eso fue hace años y Ranma ya la olvidó!
― ¿Cómo puedes estar tan segura?
― ¡Bueno, ya es suficiente!... ¡si sigues con lo mismo, voy a tener que pedirte que te vayas de la casa!
La señora Hinako se sorprendió mucho al escucharla:
― Pero, Nodoka, yo solo me preocupo por tu hijo y aunque no lo creas, deseo su bienestar -dio un pequeño suspiro y después dijo, con voz entrecortada:- es que, yo quiero a Ranma como un hijo y... -empezó a llorar (por supuesto, eran lágrimas de cocodrilo)- ¡sería tan desastroso que cometiera un grave error!
La señora Nodoka se le quedó viendo y después, le dijo:
― Hinako, me parece que tu preocupación no tiene razón de ser: Ranma jamás va a volver a ver a esa jovencita y menos aún, estando en el lugar donde está.
― Pero, cuando regrese...
― Nada va a suceder.
― Espero que así sea, Nodoka -dio un pequeño suspiro y después, dijo:- bueno, iré a empacar mis cosas, para ya no seguirte causando molestias en tu casa -y empezó a caminar para ir a su habitación-.
― Hinako -dijo, un poco más tranquila la señora Nodoka- puedes quedarte aquí, no nos causas molestias... lo único que te pido es que ya no hables mal de mi hijo.
― Pero, es que, me preocupo...
― Sí, ya me lo dijiste, pero, olvida ya ese asunto, por favor -dijo, cansada del tema- que te quede bien claro que nada va a pasar.
― Pero...
― Nada, Hinako... tú decides, ¿te quedas o no?
La señora Hinako estaba muy molesta, pero, no le quedó otra opción más que aceptar la condición que le había impuesto su hermana, porque si no, ¿qué iba a hacer? ¿a dónde iría? porque a la "insignificante casa" que su difunto esposo le había dejado, jamás regresaría... y ante todo, no estaba dispuesta a pasar penas económicas: ¡eso no!
Por otro lado, nuevamente en Ichigaya, siendo ya de noche, Sentaro y Shinnosuke le contaban a Ranma sobre lo que Kengyu les había dicho en el comedor por la tarde, pero, al parecer, él poca atención les estaba prestando:
― Entonces, Ranma -decía, Shinnosuke- debes tener mucho cuidado con Kengyu de ahora en adelante, porque... -hizo una pausa, al ver que Ranma tenía la mirada perdida- ¿Ranma, me estás escuchando?
― Ajá...
Sentaro le lanzó una almohada en la cara a Ranma y le dijo:
― ¡No tienes remedio! ¡no escuchaste nada de lo que te contamos por estar pensando en tu chica!, ¡¿verdad, Ranma?!
Ranma le regresó la almohada a Sentaro y le dijo:
― Sí los escuché, pero, me tiene muy sin cuidado lo que Kengyu pueda decir.
― Ranma, no deberías subestimarlo -dijo Shinnosuke-.
― No le tengo miedo.
― Quizás porque no nos pusiste atención, Ranma -dijo Sentaro, negando con la cabeza-.
― Dije que sí los escuché y les agradezco que me lo hayan contado -dijo Ranma, de manera serena-.
Sentaro y Shinnosuke voltearon a verse y después, Shinnosuke le dijo:
― Y... ¿lograste devolverle su anillo a la chica?
― Sí -dijo, sonriendo ampliamente-.
― Por lo que veo, te fue muy bien, ¿eh? -dijo Sentaro-.
Ranma volteó a verlo y le dijo:
― Sí... por fin supe su nombre.
― ¿Y por eso estás tan feliz? -volvió a decir Sentaro-.
― ¿Cómo se llama? -dijo Shinnosuke-.
― Se llama... Akane -dijo Ranma, como si aún no lo creyera-.
Ambos se le quedaron viendo y después, Sentaro le dijo:
― Y su prometido, ¿cómo se llama, eh?
Shinnosuke le pegó en la cabeza a Sentaro:
― ¡Oye! -dijo Sentaro, muy molesto-.
Shinnosuke solo negó con la cabeza y Ranma les dijo:
― No lo sé, ni me importa, pero, algo sí les voy a decir -hizo una pausa- si Akane me llega a corresponder, no voy a dudar ni un solo segundo en luchar por ella.
― Ranma -dijo Sentaro- ¿por qué mejor no la dejas tranquila?... ya se te concedió volver a verla, saber su nombre y además, recuerda que dijiste que jamás le harías algo así a tus padres.
― ¿A qué te refieres? -preguntó Ranma, algo confundido-.
― ¡Qué olvidadizo resultaste! jajajaja.
― Sentaro se refiere a lo que nos dijiste hace unos años: a que jamás intentarías tener una relación con una mujer casada -dijo Shinnosuke-.
Ranma se le quedó viendo y después, le dijo:
― Pero, Akane aún no está casada.
― Pero, sí comprometida -dijo Sentaro- y es mejor que no te metas en problemas... no sabes nada de ella ni de su prometido... -hizo una pausa- ¡¿y si resulta ser algún narcotraficante o asesino en serie?!
Shinnosuke empezó a reírse:
― Jajajaja ¡tú sí que te vas a los extremos, Sentaro! jajaja: ¡un narcotraficante o asesino en serie! jajaja.
― Yo nomás digo -dijo Sentaro-.
Ranma solo los escuchaba y después de un rato, les dijo:
― Aunque así fuera, haré todo lo que esté a mi alcance para que ella se fije en mí -hizo una pequeña pausa- no voy a desaprovechar esta oportunidad que la vida me concedió al ponerla nuevamente en mi camino.
Por otro lado, después de algunos días, en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tendo, mientras la familia desayunaba, una de las empleadas le entregó una carta a la señora Aiko:
― ¿Una carta de Akane? -dijo la señora Aiko, al leer el remitente-.
Todos se sorprendieron, pues, en los años que Akane llevaba de estar en Tokio, para esas fechas, llegaba con ellos por tener vacaciones.
La señora Aiko abrió la carta y empezó a leerla. Cuando terminó, Ryoga le dijo, un poco desanimado:
― Entonces, Akane no va a poder estar en mi fiesta de compromiso -dio un pequeño suspiro- yo realmente quería que ella estuviera conmigo ese día...
― Lo siento, cariño -dijo la señora Aiko- pero, ya ves que es por motivos de estudio...
― Es lo mejor -dijo el señor Soun, de manera reseca-.
Todos se le quedaron viendo y después, la señora Aiko le dijo:
― ¿Cómo puedes decir eso, Soun?
― Bueno, lo dije porque es mejor que Akane avance lo más que pueda en esa carrera, para que se gradúe de una vez por todas y cumpla lo más pronto posible con su deber de casarse con Kuno.
― Pero, me va a hacer mucha falta en... -dijo Ryoga-.
― ¡Ya, Ryoga! -dijo el señor Tendo un poco molesto, interrumpiéndolo- ¡déjate de tonterías!... seguramente para tu boda sí va a poder venir, ahora, vamos a trabajar, porque hay mucho qué hacer en la hacienda -dijo, levantándose rápidamente de la mesa-.
― Sí, papá -dijo Ryoga, con voz decaída- como tú digas -y también se levantó de la mesa-.
Cuando ya los dos se habían retirado, la señora Aiko les dijo a sus suegros:
― Qué extraño que Akane no vaya a venir esta vez... esto no había pasado.
― Tranquilízate, Aiko -dijo la señora Cologne- seguramente, va a estar más ocupada ahora, por ser ya lo último de su carrera.
― Sí -dijo el señor Happosai- ya casi es lo último, estoy seguro que la ausencia de esta vez valdrá la pena y como siempre, Akane sacará muy buenas calificaciones.
La señora Aiko sonrió levemente, pero, no podía evitar tener un mal presentimiento.
Por otro lado, después de unas semanas, en Ichigaya, Ranma, en cada oportunidad que se le presentaba se acercaba a Akane, para saludarla brevemente, aunque supiera de sobra, que se arriesgaba a tener problemas con sus superiores, mientras que Akane solo esperaba que pronto llegara el día en que terminaran sus vacaciones en la universidad, pues, sentía que cada vez se le hacía más difícil tenerlo tan cerca.
En una ocasión, Ranma aprovechó para regalarle a Akane una rosa blanca que encontró en uno de los jardines de ese lugar, pero esto no pasó desapercibido por el Teniente Chardin:
¿Qué se traerá Saotome con esa enfermera?... ya van varias veces que lo veo que se le acerca, pero, no había podido hacer nada porque el Coronel aún estaba aquí y como siempre lo defendía... pero, ya que estará fuera por algún tiempo, tengo la oportunidad de pensar en algo para que Saotome sea expulsado de la Academia y como ahora, no estando el Coronel, yo soy el superior al mando, puedo tomar esa clase de decisiones, pero, tengo que encontrar una buena justificación para hacerlo -hizo una pausa- algo se me tiene que ocurrir porque no voy a permitir que le den ese ascenso y tampoco que me quite mi nueva conquista... porque esa chica me interesa mucho y va a ser para mí.
Pero, no solo él estaba planeando algo contra Ranma: también Kengyu y otros compañeros que lo apoyaban, lo estaban haciendo y creían tener ventaja, sabiendo que el Coronel Daikoku no estaría para protegerlo.
Así que, se pusieron de acuerdo para darle a Ranma "una pequeña lección", para que de esa manera tuviera presente y le quedara bien claro, que no estaban dispuestos a aceptar que le dieran ese ascenso... además que, a Kengyu también le interesaba Akane y eso hacía que su odio hacia Ranma creciera aún más al verlo cerca de ella.
CONTINUARÁ...
Muchas gracias por sus mensajes y por acompañarme a leer esta historia: Grace, Alexandraaa417, Manu Teorías, Chica Tendo y a mis apreciados guests.
¡Saludos para todos!... ¡nos vemos pronto! :)
