Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.

̶ Bueno, yo... eh –dijo Ranma, sonriendo nerviosamente y rascando su nuca, al escuchar lo que su mamá le había preguntado- es que, bueno... sí me gustaría ir a visitar a mis abuelos, pero, ¿irme a vivir con ellos? –se preguntó a sí mismo- es que... me toman por sorpresa y...

̶ ¡A tus abuelos les encantará mucho la idea, te lo aseguro! –dijo la señora Nodoka, interrumpiéndolo-.

Ranma se le quedó viendo un momento, no muy convencido:

̶ Y... ¿cuántos meses me iría a vivir con ellos? –preguntó, después-.

Sus papás voltearon a verse entre ellos:

̶ Bueno, cariño –dijo su mamá, tranquilamente- quizás unos cinco o seis meses.

̶ ¡¿Cinco o seis meses?! –preguntó muy sorprendido, levantándose rápidamente del sillón donde estaba sentado-.

Sus papás también se sorprendieron mucho al ver su actitud:

̶ ¿Hay algún problema, hijo? –le preguntó después, su papá-.

Ranma pasó una de sus manos por su cabello, con algo de frustración:

¡¿Cinco o seis meses?!... ¡no!, ¡no puedo alejarme de aquí por cinco o seis meses! –pensó, bastante preocupado- ¡no ahora que volví a ver a Akane y que aún tenemos muchas cosas que aclarar!, ¡no, eso no!

Sus papás se le quedaron viendo y después, él les dijo:

̶ Déjenme pensarlo, por favor, ¿sí?... es que... -dijo, sin saber bien cómo justificarse- es que... me gustaría seguir apoyándolos con la fábrica, además, ustedes me habían dicho que el Coronel Daikoku podía intentar comunicarse conmigo e incluso, cuando acababa de regresar de Ichigaya, me sugirieron que no me fuera a Wazuka, precisamente por eso y si me voy a vivir con mis abuelos, entonces...

̶ ¡Ah, pero, por eso no te preocupes, cariño! –dijo su mamá, rápidamente- si él llegara a comunicarse contigo...

̶ Nosotros te lo haríamos saber inmediatamente –dijo el señor Genma, completando la frase-.

Ranma se les quedó viendo nuevamente y después, negó con la cabeza:

̶ No lo sé... es que... yo...

̶ ¿Qué es lo que sucede en realidad, pequeño? –le preguntó su mamá después, algo seria, al verlo actuando aún más extraño que en anteriores ocasiones (pues, sentía que sus temores sí tenían razón de ser)- acaso, ¿es por otro motivo que no quieres irte a vivir con tus abuelos?

̶ Hijo, si sucede algo, es mejor que nos lo digas –dijo el señor Genma- éste es el momento propicio para hacerlo.

̶ Sí, cariño –dijo la señora Nodoka, acercándose a su hijo y tomando una de sus manos- sabes que puedes confiar en nosotros: somos tus padres y te aseguro que sabremos comprender muy bien, sea lo que sea que nos cuentes.

Ranma sonrió al escucharlos:

̶ Lo sé, muchas gracias, pero, no quiero que se preocupen por mí, no me pasa nada... creo que solo estoy algo cansado, es todo –hizo una pequeña pausa- y respecto a lo de mis abuelos, les prometo que iré a visitarlos este fin de semana, porque es cierto: tengo años de no verlos y ya es momento que lo haga, pero, lo de irme a vivir con ellos por algunos meses, solo les pido un poco de tiempo para pensarlo, por favor, ¿sí? –tomó la mano de su mamá para darle un beso y después, dijo- solo eso les pido, por favor.

̶ Pero... -dijo la señora Nodoka, algo preocupada-.

̶ Me parece muy bien, muchacho –dijo después, el señor Genma- tómate el tiempo que necesites para pensarlo.

̶ Gracias, papá –dijo, sonriendo levemente y después, les dio las buenas noches a ambos para subir a su habitación-.

Cuando ya se había ido, la señora Nodoka le dijo a su esposo, con algo de reproche:

̶ Genma, ¿por qué le dijiste que se tomara todo el tiempo que necesite para pensarlo?

̶ Porque si lo presionamos va a ser peor, Nodoka.

̶ Pero, cariño, Ranma debe irse de aquí cuanto antes: en eso habíamos quedado.

̶ Lo sé –dijo, tomando una de sus manos- pero, recuerda que nuestro hijo ya no es un niño y no podemos obligarlo, además, no estamos realmente seguros que sea Akane la chica en la que se interesó hace años –dijo, tratando de tranquilizar a su esposa- debemos confiar en él: si dijo que jamás se habían visto, es porque así debe ser.

̶ Pero...

̶ Lo que necesita ese muchacho es conocer y convivir con más chicas –dijo el señor Genma, interrumpiéndola- hay que darle su espacio: ya verás como muy pronto nos dará la noticia de que está enamorado de una chica linda, buena y sin compromisos.

Ella se le quedó viendo un momento y después, le dijo:

̶ Ojalá así sea, Genma, porque no creo poder soportar ver a nuestro único hijo envuelto en problemas por estar encaprichado con esa chica.

̶ Ya no te preocupes por este asunto –dijo, dándole un beso en la mejilla- te aseguro que todo estará bien... muy bien.

Por otro lado, en la mansión Konjo, al día siguiente, todos los empleados estaban muy preocupados por no tener noticias de Mariko. El señor Ikki (padre de Mariko) había llamado y la empleada que había contestado el teléfono, no supo darle razón:

̶ ¡No, señor: su hija no nos dijo a dónde iría! –dijo, muy preocupada- ¡lo único que sabemos es que tuvo una discusión muy fuerte con su novio y después de eso, salió muy desesperada de aquí!...

Iba a seguir hablando, pero de pronto, Mariko ingresó a la casa:

̶ ¡Señor, ya regresó! –dijo la empleada, muy contenta al verla- ¡en un momento se la comunico! –después, se dirigió a ella- señorita, es su papá.

̶ ¡Lo que me faltaba! –dijo Mariko molesta, acercándose a contestar el teléfono, de mala gana- ¿bueno?... hola, papá –dijo, sin mostrar emoción-.

̶ ¡¿Dónde diablos estabas, Mariko?! –preguntó muy molesto, el señor Konjo- ¡las empleadas me contaron que no dormiste en la casa y que ni siquiera avisaste a dónde irías!

̶ ¡Ay, papá, me quedé a dormir con unas amigas! –dijo irritada- ¡no es para que te pongas así, además, que voy a estar avisándole a la servidumbre a dónde voy, por favor! –dijo, despectivamente-.

̶ ¡No me hables de esa forma! –dijo, aún más molesto de lo que estaba- ¡que te quede muy claro que no voy a estar tolerando tus "chistecitos", ¿me escuchaste?!... ¡por poco y me haces llamar a la policía!

̶ ¡Ay, papá, no inventes!: ¡ya soy una mujer adulta!

̶ ¡Pues, entonces, compórtate como tal!...

Mariko bufó fastidiada al seguir escuchando los regaños de su papá y después, le dijo:

̶ Está bien, papá, tú ganas: lo siento, ¿sí?... perdóname, te prometo que no volverá a ocurrir, ¿de acuerdo?... te quiero, adiós –y le colgó-.

Después, dio un largo suspiro y pensó, con mucho dolor y enojo a la vez:

¡Todo esto es tu culpa, Ranma!... ¡si no me hubieras rechazado de esa manera tan cruel, nada de esto habría pasado!... –hizo una pausa- ¡ahora no sé qué le voy a inventar a mi papá de por qué no vendrás a hablar con él en estos días!... ¡ay, algo se me tiene que ocurrir para ganar tiempo! –pensó, algo preocupada y después, subió a su habitación-.

Mientras tanto, en el pueblo de Nerima, Tacchi se encontraba jugando pelota con algunos de sus amigos, en la guardería donde Nabiki lo dejaba durante el día (pues, todavía no lo había inscrito en la escuela). Los niños estaban muy entretenidos, pero, de pronto, uno de ellos pateó un poco más fuerte la pelota, provocando que saliera del jardín donde estaban jugando y diera a la calle:

̶ ¡Yo voy por ella! –dijo Tacchi, rápidamente-.

̶ Mejor no, Tacchi –le dijo uno de sus amigos- la señorita Ishikawa (la encargada de cuidarlos) te puede regañar.

Pero, Tacchi no hizo caso y salió de la guardería.

La pelota había quedado del otro lado de la calle y sin voltear a ver a los lados, el hijo de Nabiki se atravesó para ir por ella, precisamente cuando un carruaje se estaba aproximando a donde él estaba:

̶ ¡Cuidado, mocoso! –gritó una persona, agarrándolo antes de que el carruaje lo atropellara-.

̶ ¡Por todos los cielos! –gritó la señorita Ishikawa, muy asustada, desde la entrada a la guardería y después, se acercó rápidamente a abrazar al niño-.

Tacchi estaba pálido por el susto:

̶ ¡¿Estás bien, cariño?! –le preguntó, muy preocupada- ¡¿no te pasó nada?!

El niño aún no se reponía del gran susto y solo alcanzó a negar con la cabeza:

̶ ¡¿Qué no te han enseñado tus padres que debes ver a los lados antes de atravesar una calle, enano?! –volvió a hablar la persona que lo había salvado-.

̶ Sí... -dijo, con ganas de llorar-.

̶ ¡Ese carruaje pudo haberte lastimado gravemente!

̶ Lo... lo siento –dijo al fin Tacchi, con voz temblorosa- solo... solo quería ir por la pelota.

̶ ¡Ay, no sabe cuánto se lo agradezco, señor Tatewaki! –dijo la señorita Ishikawa- ¡no sé qué habría sucedido si usted no hubiera...!

̶ No fue nada –dijo Kuno con prepotencia, interrumpiéndola- pero, le sugiero que tenga más cuidado la próxima vez –y diciendo esto último, se atravesó para ir por la pelota. Luego, regresó para entregársela al niño- aquí tienes, mocoso.

̶ ¿Qué se dice, cariño? –dijo la señorita Ishikawa, dirigiéndose al niño-.

Tacchi se le quedó viendo a Kuno un momento y después, le dijo:

̶ Gracias, señor "Cacahuate".

Kuno cambió su expresión al escuchar al niño y a la señorita Ishikawa le dieron ganas de reír, pero, tuvo que contenerse:

̶ No, cariño, es "Tatewaki": señor Tatewaki.

̶ Eh... no importa –dijo Kuno algo molesto y después, se dirigió al niño- de nada, enano y la próxima vez, mira a todos lados antes de atravesarte, ¿de acuerdo?

Tacchi asintió:

̶ De acuerdo, señor Cacahuate.

Kuno bufó, aún molesto y después, se fue de ahí:

̶ ¡Qué le vaya bien, señor Tatewaki! –le gritó todavía la señorita Ishikawa y después, se dirigió a Tacchi- vamos adentro con tus compañeros, pequeño y por favor, no vuelvas a darme un susto así.

̶ Sí, señorita –dijo el niño sonriendo, más tranquilo-.

̶ ¡Ah y por favor, cariño, no le cuentes a tu mamá! –le dijo, algo preocupada- ¡si no, vamos a tener muchos problemas!

El niño se le quedó viendo y ella volvió a decirle:

̶ Por favor, Tacchi, ¿sí?

̶ Bueno... -dijo, no muy convencido, pues, no estaba acostumbrado a mentirle a su mamá- está bien –dijo, después- no le diré nada.

̶ Gracias, cariño –dijo, un poco más tranquila-.

E ingresaron nuevamente a la guardería (y esta vez, la señorita Ishikawa se aseguró que la puerta quedara bien cerrada, para no volver a pasar por un susto igual).

Por otro lado, horas más tarde, en Tokio, Shinnosuke llegó a buscar a Mariko a su casa:

̶ Espere un momento en la sala, por favor, joven –le dijo una de las empleadas- ahora le aviso a la señorita que usted desea hablar con ella.

̶ Gracias –dijo Shinnosuke algo serio, sentándose en uno de los sillones- dígale, por favor, que es muy importante.

̶ Por supuesto, joven, no se preocupe –dijo la empleada, sonriendo y después, subió a la habitación de Mariko-.

Al llegar, tocó a la puerta:

̶ Adelante –dijo Mariko, sin muchos ánimos-.

̶ Señorita, disculpe –dijo la empleada, ingresando a la habitación- el joven Shinnosuke vino a buscarla y la está esperando en la sala: dice que tienen que hablar de algo muy importante.

Mariko se sorprendió mucho y después, le dijo:

̶ Dile que no puedo atenderlo ahora, porque estoy muy ocupada.

̶ Pero, señorita –dijo la empleada, algo preocupada- es que, parece que al joven le urge hablar con usted.

̶ ¡¿Qué no me escuchaste?! –dijo molesta- ¡¿estás sorda o qué?! ¡dije que no puedo atenderlo ahora!, ¡que se vaya de aquí, no quiero verlo!

̶ Está bien, como usted diga, señorita –dijo la empleada, algo avergonzada y después, salió de la habitación-.

Al llegar con Shinnosuke le dijo:

̶ Disculpe, joven, pero, la señorita no puede atenderlo ahora –hizo una pausa- ¿por qué mejor no viene más tarde a buscarla?

̶ ¿No puede o no quiere atenderme? –le preguntó Shinnosuke, algo molesto-.

̶ Ay, joven, de verdad, lo siento mucho, pero, la señorita no está de buen humor y...

Shinnosuke ya no quiso escucharla y sin pedir permiso, subió las escaleras para ir a la habitación de Mariko:

̶ ¡Joven, espere, por favor! –le gritó la empleada todavía, pero, él no le hizo caso-.

Al llegar, abrió la puerta sin siquiera tocar:

̶ Pero, ¡¿qué rayos...?! –dijo Mariko, volteando a ver-.

̶ ¡Mariko, tenemos que hablar aunque no quieras! –dijo Shinnosuke, bastante molesto- ¡y no me voy a ir de aquí hasta que lo hagamos!

Mariko se le quedó viendo, muy molesta:

̶ ¡Joven, por favor! –dijo la empleada, bastante asustada- ¡le dije que la señorita no podía atenderlo ahora!

̶ Déjalo, Chihiro, no te preocupes –dijo Mariko después, dirigiéndose a ella- déjanos a solas.

̶ Está bien, señorita: como usted diga... con permiso –dijo, retirándose de la habitación y cerrando la puerta-.

̶ ¡¿Me puedes explicar qué demonios pasa contigo, Mariko?! –dijo Shinnosuke, aún más molesto- ¡ayer llegaste llorando a mi casa, "suplicando" que no te rechazara y ahora, ¿ni siquiera quieres recibirme?!

̶ Ya, por favor, deja el drama, ¿quieres?... –dijo, con ironía- mejor di rápido a qué viniste para que te vayas lo más pronto posible de aquí.

̶ ¡¿Cómo puedes hablarme así tan fríamente y preguntarme a qué vine?! –le preguntó, acercándose más a ella y tomándola por los brazos- ¡Mariko, sabes muy bien a lo que vine!: ¡tenemos que hablar de lo que sucedió ayer entre nosotros!

̶ ¡Cállate! –le dijo, separándose de él, rápidamente- ¡¿qué no te das cuenta que alguien te puede escuchar?!

̶ ¡Pues, lo siento "muchísimo", Mariko! –dijo, sarcásticamente- ¡pero, no me dejaste más opción que venir a buscarte, después de irte de mi casa sin siquiera despedirte!

̶ ¡Me fui porque no tenía nada que hablar contigo! –dijo, bastante molesta- ¡ahora, lárgate de aquí y no me vuelvas a buscar!: ¡lo de ayer no fue más que un error y nada más!

̶ ¡¿Un error, Mariko?! –preguntó, sin poder creerlo- ¡¿un error?!

̶ ¡Sí, así es!: ¡solo fue un error!

̶ Entonces, ¿solo te burlaste de mí?... ¿lo de ayer para ti solo fue un juego?

̶ Juego o error, llámalo como quieras, no me importa –dijo, sin ninguna consideración-.

Shinnosuke se le quedó viendo y después, negó con la cabeza:

̶ ¡¿Cómo puedes ser tan cruel, Mariko?! -dijo, con mucho dolor- ¡ahora veo todo claramente!: ¡Ranma te rechaza y luego, sales a buscar quien te consuele, ¿no es así?!... –se quedó callado un momento y después, dijo- ¡y yo... yo fui el estúpido perfecto que cayó en tu juego!

Mariko bufó fastidiada y él continuó:

̶ ¡Qué iluso fui!, ¡creí que habías decidido darme una oportunidad!

̶ ¡Ay, por favor!: ¡¿cómo pudiste creer algo así?! –dijo, despectivamente- ¡yo jamás tendría una relación seria contigo! –hizo una pausa- bueno, tengo que admitir que no eres de mal ver, pero, eso no te quita lo "don nadie".

Shinnosuke seguía sin poder creer lo que estaba escuchando:

̶ ¡Este don nadie te ama de verdad! –dijo, con mucho dolor- ¡pero, todo tiene un límite, Mariko!: ¡hasta aquí llegaron todas tus burlas hacia mí, ¿me escuchaste?! –dijo furioso- ¡ya nunca más vas a volver a jugar conmigo!... ¡nunca más! –después, se limpió unas pequeñas lágrimas que habían salido de sus ojos y le dijo- ¡qué imbécil fui, pero, aunque te ame como no tienes idea, esto fue la gota que derramó el vaso!, ¡¿oíste bien?!: ¡no sé cómo, pero, te voy a arrancar de mi corazón!... –después, se encaminó a la puerta- ¡hasta nunca, Mariko y esta vez, es definitivo!... –y diciendo esto último, salió de la habitación, cerrando bruscamente la puerta-.

Mariko volvió a bufar y no le dio importancia:

¡Me hace un gran favor al no volver a buscarme! –pensó, muy tranquila, pero, lo que no sabía era que muy pronto sufriría las consecuencias por su mal actuar-.

Por otro lado, después de un mes (ahora nuestra historia se ubicará en febrero del año de 1939), en el pueblo de Nerima, Kodachi se encontraba en su habitación arreglándose para ir a cenar a la casa de su prometido (lo cual, por supuesto, no le hacía ninguna ilusión).

Cuando ya estaba lista, bajó a la sala donde su hermano la estaba esperando:

̶ ¡Vaya!, ¡qué linda te ves, hermanita! –le dijo Kuno, al verla ingresar- Gosunkugi es muy afortunado al tenerte como prometida jajaja.

̶ Guárdate tus "ironías", Kuno –le dijo Kodachi, algo molesta- bien sabes que yo no lo amo y si soy su prometida, es solo porque tú me obligaste a serlo, nada más.

Kuno rio sarcásticamente al escucharla y después, le dijo:

̶ Te sugiero que cambies esa actitud conmigo, Kodachi, porque no querrás hacerme enojar, ¿verdad?

̶ ¡Me viene sobrando si te enojas o no! –dijo, encarándolo-.

̶ ¡Es mejor que no me provoques! –le dijo después, agarrando su rostro fuertemente con una de sus manos-.

Kodachi se quejó un poco por el dolor y después, se separó de él como pudo:

̶ ¡Ya solo esto faltaba! –dijo, algo asustada- ¡que ahora también empieces a maltratarme físicamente!

̶ Bueno, si no me das motivos, no tendría por qué hacerlo, ¿no te parece? –dijo, retándola-.

Kodachi no podía creer lo que estaba escuchando. Iba a decirle algo más, pero, de pronto, Mousse entró a la sala:

̶ Perdón, señor –dijo, dirigiéndose a Kuno y haciendo una reverencia- el carruaje que encargó, ya está listo.

̶ Muy bien, Mousse –dijo Kuno, rápidamente- en un momento iremos.

̶ Como usted diga, señor –dijo Mousse y después, se le quedó viendo un momento a Kodachi (pues, estaba aún más linda que otros días). Luego, reaccionó e hizo una pequeña reverencia para retirarse-.

̶ ¿Vamos, hermanita? –dijo Kuno, ofreciéndole su brazo a Kodachi para escoltarla hasta el carruaje-.

Kodachi inclinó un momento su rostro y después, asintió:

̶ Así está mejor, pequeña –le dijo Kuno- ¿ves qué fácil es quedarte callada y obedecerme? -ella prefirió no decir nada. Volvió a asentir y después, tomó su brazo para salir de la casa-.

Al llegar al carruaje, Mousse le ofreció su mano a Kodachi para ayudarla a subir:

̶ ¡No, gracias, puedo hacerlo sola! –le dijo bastante reseca, pues, aún estaba molesta con él, por no haberle permitido salir aquél día cuando pensaba dejar la hacienda-.

Iba a subirse al carruaje cuando de repente, todo le empezó a dar vueltas:

̶ Me... me siento muy mal –dijo, llevando una de sus manos a su frente y de pronto, perdió el conocimiento. Mousse logró sujetarla entre sus brazos antes de que se lastimara:-

̶ ¡¿Qué le pasa, señorita?! –dijo, muy preocupado- ¡¿señorita?!... ¡respóndame, por favor!

̶ ¡Pero, ¿qué diablos, Kodachi...?! –dijo Kuno, cargándola y después, se dirigió a Mousse- ¡ve rápidamente por un doctor!

̶ ¡Sí, sí, señor, ahora voy! –dijo Mousse, subiéndose al carruaje para ir al puesto de salud-.

Mientras tanto, Nabiki se encontraba ya de regreso en el pequeño departamento donde vivía con su hijo, desde su llegada al pueblo de Nerima, haciendo cuentas de todos los pagos que muy pronto tendría que hacer:

Creo que ya no me va a alcanzar el sueldo para cubrir todos los gastos –dijo internamente, muy preocupada- ¡ay, ¿qué voy a hacer?!... ¡tengo que pensar en algo y pronto! –dio un pequeño suspiro, con frustración. Después, volteó a ver a su hijo un momento y sonrió al verlo jugando tranquilamente- bueno, aunque me toque trabajar más duro, a mi hijo y a mis padres no les faltará nada... –pues, también estaba ayudando económicamente a sus papás- ¡mañana mismo les pediré a los doctores que me dejen trabajar algunos turnos por las noches!

Por otro lado, después de unos minutos, Mousse regresó a la hacienda Tatewaki con el doctor Tofu (el esposo de la enfermera Kasumi) quien estaba de turno en el puesto de salud a esa hora.

Anna (una de las empleadas) estaba en la entrada principal de la casa, esperándolos y al verlos llegar, le indicó al doctor donde estaba la habitación de Kodachi:

̶ Anna, ¿cómo siguió la señorita? –le preguntó Mousse, después-.

̶ Ya despertó, pero, está muy débil –le respondió, Anna- casi no puede moverse.

Mousse se preocupó aún más al escucharla y Anna volvió a decirle, poniendo una mano en uno de sus hombros:

̶ Tranquilízate: ya vino el doctor y él se encargará de darle medicina para que se cure.

̶ Eso espero, Anna, porque si algo le llega a pasar, yo... -dijo algo desesperado, pasando una mano por su cabello, sin finalizar la oración. Después, dio un pequeño suspiro- por favor, mantenme al tanto de todo lo que ocurra.

̶ Así lo haré, no te preocupes –y diciendo esto último, subió también a la habitación de Kodachi-.

Pasaron varios minutos más y al terminar de revisar a Kodachi, el doctor le dijo a Kuno, a solas:

̶ Mira, aún hay que realizarle unos estudios más a tu hermana, pero, sin temor a equivocarme, debo informarte que Kodachi está padeciendo de una anemia por insuficiencia de vitaminas.

̶ ¿Anemia por insuficiencia de vitaminas? –preguntó Kuno, muy sorprendido-.

̶ Sí, Kuno –confirmó el doctor- por el momento, voy a recetarle estos medicamentos y al tener los resultados de esos otros estudios, veremos si le cambiamos la medicina o no y también necesito que vigiles que Kodachi se alimente muy bien, porque en la mayoría de ocasiones, no alimentarse adecuadamente es lo que provoca la anemia.

Kuno se le quedó viendo un momento y después, pensó:

¡Seguramente, Kodachi no se estuvo alimentando bien todo este tiempo a propósito, solo para no cumplir con su compromiso con Gosunkugi! –hizo una pausa- ¡pero, a mí no me va a arruinar mis negocios!...

Estaba ensimismado, pero, el doctor lo sacó de sus pensamientos, al entregarle la receta. Kuno la leyó:

̶ ¡¿Kodachi necesita todos estos medicamentos?! –preguntó algo molesto, después de leerla- ¡y algunos son inyectados!...

̶ Sí, necesita inyecciones de Vitamina B-12.

̶ ¡Pero, yo no sé poner inyecciones, doctor!

El doctor rio un poco y después, le dijo:

̶ Bueno, entonces, puedes llevarla todos los días al puesto de salud, aunque por el momento, no lo recomendaría, porque necesita descansar...

̶ ¡¿Entonces que se supone que deba hacer?! –dijo, aún más molesto-.

̶ Podrías contratar una enfermera –le dijo, tranquilamente-.

̶ ¿Una enfermera?

̶ Pues, sí.

Kuno se quedó callado un momento y después, le dijo:

̶ Y usted... ¿a quién me recomendaría?

̶ Bueno, todas son muy eficientes, pero, de momento, no quiero comprometer a nadie.

̶ ¡Ay, no sea así, doctor, ayúdeme con eso, por favor!

El doctor volvió a reír y después, le dijo:

̶ Está bien: mañana mismo les informaré a las enfermeras y si hay alguna interesada, te la enviaré rápidamente.

̶ Gracias, doctor –dijo, más tranquilo- es que, de verdad me urge que mi hermana se recupere.

̶ ¿Te urge? –preguntó sorprendido-.

̶ Sí, por supuesto –dijo, rápidamente- es mi hermana y quiero que esté bien –aunque no fuera ésa la intención, porque lo que en realidad buscaba era que Kodachi no le estropeara sus negocios con Gosunkugi, si le llegaba a pasar algo-.

̶ Claro, entiendo –dijo, sonriendo- no te preocupes, si tu hermana toma sus medicamentos al pie de la letra y se alimenta mejor, te aseguro que no tardará mucho en recuperarse.

̶ ¡Qué alivio!

Platicaron un poco más y después de pagarle sus honorarios, el doctor se retiró de la hacienda Tatewaki.

Por otro lado, al día siguiente, nuevamente en Tokio, en la fábrica de cerámica de la familia Saotome, Ranma se encontraba hablando por teléfono con una de las secretarias de la Universidad Imperial de Tokio, pues, desde su último encuentro con Akane en aquella fiesta, no había hecho otra cosa más que tratar de localizarla y después de enterarse, en una de las "amenas pláticas" de su tía, que ella aún era estudiante de enfermería, pensó en centrar su búsqueda en las universidades más conocidas de Tokio.

Ya había llamado e ido a otras universidades, sin obtener éxito alguno, pero, en esta ocasión, sucedió todo lo contrario, porque le informaron que, efectivamente, "Akane Tendo Hibiki" era una de las estudiantes de enfermería en la Universidad Imperial de Tokio:

̶ ¡Se lo agradezco mucho! –dijo Ranma, muy contento- es que, de verdad, me urge hablar con ella y no sabía en qué universidad estaba estudiando...

Ranma continuó hablando por teléfono y estaba tan feliz, que no se percató que alguien más había escuchado buena parte de esa conversación.

Toma se había dirigido a la oficina del señor Genma para entregarle los nuevos pedidos que los clientes habían hecho, pero, antes de entrar, escuchó perfectamente cuando Ranma preguntaba si Akane Tendo estaba estudiando en la Universidad Imperial de Tokio:

¿Por qué Ranma está preguntando por Akane? –pensó, muy sorprendido y a la vez molesto- ¡¿qué es lo que está pasando aquí?!

Y decidió ingresar, sin tocar:

̶ Hola, Ranma –le dijo, bastante serio- perdón por interrumpirte, pero, estaba buscando a tu padre para entregarle los nuevos pedidos.

Ranma volteó a verlo y terminó la llamada:

̶ No te preocupes, no hay problema –dijo, colgando el teléfono y sonriendo ampliamente, pues, nada en el mundo podía arruinar la enorme felicidad que sentía al haber encontrado a Akane y de saber también, ahora, sus horarios de estudio- déjamelos a mí –dijo después, recibiéndolos- es que, mi papá salió a ver a algunos clientes y no sé realmente a qué hora va a regresar.

̶ Sí, por supuesto –dijo, con algo de sarcasmo y se le quedó viendo un momento-.

Ranma empezó a revisar los documentos y después, Toma le dijo:

̶ Oye, eh, ¿puedo hacerte una pregunta?

̶ Sí, claro –dijo, todavía muy contento-.

̶ Mira, es que, yo... -hizo una pausa- yo... sin querer escuché un poco tu conversación por teléfono y eh...

Ranma cambió su expresión y Toma tomó un poco de aire para seguir hablando:

̶ Ranma –dijo después, muy molesto- ¡¿puedes explicarme por qué estás buscando tan desesperadamente a Akane y te urge hablar con ella?!

Antes de que Ranma pudiera responderle, Toma volvió a hablar:

̶ ¡¿Por qué, Ranma?!... ¡¿por qué necesitas hablar con ella, eh?! –le dijo, aún en el mismo tono- ¡se supone que en la fiesta de bienvenida que te hizo tu novia, fue la primera vez que se vieron, ¿no es así?!

Ranma pasó una de sus manos por su cabello y se quedó callado un momento. Después, dio un pequeño suspiro y le dijo:

̶ No, Toma, no es así –hizo una pequeña pausa- Akane y yo... ya nos habíamos visto antes de esa fiesta... mucho antes.

̶ ¡¿Qué es lo que quieres decir, Ranma?! –dijo, aún más molesto, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar-.

̶ Toma... es que, Akane y yo nos vimos por primera vez hace ya cuatro años y luego, nos volvimos a encontrar hace más de dos meses en Ichigaya –hizo una pausa nuevamente- ella llegó a trabajar como enfermera en la Academia del ejército y...

̶ ¡Claro, claro!, ¡¿cómo no me di cuenta antes?! –dijo sarcásticamente, interrumpiéndolo- ¡ahora tiene mucho sentido la actitud tan extraña de Akane contigo en la fiesta! –hizo una pausa- ¡y por eso el parecido tan extraordinario de ella con esa muñeca!... –luego, se dio un golpe en la frente con una de sus manos- ¡qué torpe e ingenuo fui al "presentártela", si ustedes ya se conocían muy bien: más que bien! –dijo, dolido-.

Ranma iba a responderle, pero, Toma no se lo permitió:

̶ ¡Aun así, no veo por qué tenían que mentirnos a todos!... -dijo, desconcertado- ¡hasta a tus padres les mentiste, Ranma, ¿cómo pudiste hacer algo así?!

̶ Sí, lo sé –dijo, un poco molesto- pero, es que...

̶ ¡No tienes justificación, Ranma!: ¡lo único que puedo intuir en todo esto es que, Akane y tú no solo se conocían, sino que también mantenían una relación en secreto, burlándose de todos nosotros, ¿no es así?!... ¡por eso tuviste que mentirles a tus padres para que no se enteraran de tu relación con una mujer comprometida! –dijo furioso- ¡no querías que supieran de tu "nueva conquista", porque por supuesto, no iban a estar de acuerdo!

̶ ¡Óyeme! –dijo Ranma muy molesto, interrumpiéndolo- ¡Akane y yo no tenemos ninguna relación en secreto, así que, no te permito que la ofendas!... ¡es cierto que sí estoy muy interesado en ella, no lo voy a negar, pero, de buena manera, porque jamás aceptaría andar con ella a escondidas!

̶ ¡Sí, claro! –dijo, sarcásticamente-.

̶ ¡Pues, aunque no lo creas, es cierto!

̶ ¡Por favor, Ranma, tú solo quieres jugar con ella!: ¡¿qué no le dijiste que habías tenido "tantas novias" que ya ni te recordabas de sus nombres?!

̶ ¡Eso es un malentendido que quiero aclarar con ella!

̶ ¡¿Ah, sí?!... ¡pues, yo no lo voy a permitir, ¿me escuchaste?!... ¡no voy a permitir que te le acerques y que le causes problemas con su prometido!

Ranma se le quedó viendo un momento, pues, no creía lo que estaba escuchando y después le dijo, aún más molesto:

̶ ¡¿No será que tú también estás enamorado de ella y por eso es que reaccionas así?!

̶ ¡Pues, sí!, ¡sí es cierto y ¿qué?! –dijo furioso y celoso- ¡y aunque sé que me va a costar mi trabajo en esta fábrica, porque estoy consciente que después de esto, vas a hablar con tu padre para que me despida, aun así, no voy a permitir que un niño rico y mimado como tú, que lo ha tenido "todo en la vida", se le acerque a una chica buena, dulce e inocente como Akane!

Ranma se sorprendió mucho más al escucharlo:

̶ ¡Es que, no pienso pedirte permiso para hacerlo, Toma! –dijo después, bastante molesto- ¡además, me juzgas duramente al decirme todo eso, porque si no lo recuerdas, estuve algunos años en entrenamiento militar y no sabes nada de las penalidades por las que pasé durante ese tiempo para aprender de supervivencia y...!

̶ Fue por tu gusto y tu gana, porque nadie te obligó a hacerlo –dijo interrumpiéndolo, sin ninguna consideración y antes de que Ranma pudiera refutarle algo, Toma continuó:- y no te molestes en correrme, porque me voy a ahorrar esa humillación: ahora mismo iré a recoger todas mis cosas para marcharme de "tu fábrica" –dijo sarcásticamente, dirigiéndose a la puerta de la oficina-.

Ranma estaba aún muy molesto, pero, le dijo, antes de que saliera de la oficina:

̶ No, Toma... no es necesario que dejes la fábrica, porque, a pesar de tu falta de respeto, yo sé muy bien apartar lo personal de lo laboral... además, no tengo ninguna queja de tu forma de trabajar, así que, si quieres seguir en la fábrica, puedes hacerlo, porque no le diré nada a mi padre de lo ocurrido.

Toma se le quedó viendo un momento y después le dijo, con ironía:

̶ ¡Sí, claro, porque no te conviene que tu padre se entere de lo que andas haciendo, ¿verdad?!

Ranma golpeó furioso el escritorio de la oficina con sus manos, al escucharlo:

̶ ¡¿Sabes qué?! ¡haz lo que se te pegue la gana, no me importa!, ¡pero, lo que sí te voy a decir es que ni tú ni nadie me va a impedir acercarme a Akane, ¿me escuchaste bien?!... ¡y si llega a corresponderme, no voy a dudar ni un segundo en luchar por ella con todas mis fuerzas! –y diciendo esto último, salió de la oficina, somatando la puerta-.

̶ ¡No permitiré que te le acerques y le hagas daño, Ranma! –le gritó, todavía- ¡no lo permitiré, porque yo también voy a luchar por ella!

Mientras tanto, por otro lado, Mariko se encontraba alistándose en su habitación para ir a buscar a Ranma e invitarlo a comer (pues, creía que ya había pasado algo de tiempo desde aquella vez en que habían discutido fuertemente). Su padre estaba en el trabajo y por eso, quería aprovechar para salir, pues, él le había prohibido volver a ver a Ranma, después de haber transcurrido el plazo que le había dado para que hablara con él y le pidiera formalmente salir con ella.

Al terminar de arreglarse, Mariko dijo internamente:

¡Esta vez, seré más cautelosa y procuraré tenerle más paciencia de la que ya le he tenido, porque Ranma tiene que ser para mí...! -pensó, algo desesperada- ¡no puedo permitir que la tal Akane se quede con él...! -hizo una pequeña pausa- ¡todavía no estoy cien por ciento segura de que sea ella la mujer de la que él está enamorado, pero, de igual manera, debo cuidar lo que es mío...!

De pronto, sintió un leve mareo y se sentó rápidamente en su cama:

¡Otra vez estos mareos! –pensó, algo molesta- ¡ya me cansé de que me vengan así de repente, pero, lo bueno es que ya mañana me van a dar los resultados de los exámenes que me hice hace unos días!... –hizo una pausa- ¡ay, seguramente es falta de vitaminas!... ¡sí, eso debe ser porque no he estado comiendo bien, es que, casi todo me da náuseas, pero, ya el doctor me va a recetar algunas medicinas y voy a estar bien, muy bien! –pensó, más tranquila y después, salió de su habitación, pero, al empezar a bajar las escaleras, vio que su padre estaba ingresando a la casa:-

¡Ay, no puede ser!, ¡¿por qué regresó temprano?! –pensó molesta-.

Su padre la vio también, algo sorprendido y le dijo:

̶ ¿Vas a salir, hija?

̶ Sí, papá –dijo tranquilamente, terminando de bajar las escaleras- regreso más tarde –y se acercó a darle un beso en la mejilla-.

̶ ¿Y se puede saber a dónde vas "tan elegante"? –preguntó, algo molesto-.

̶ Voy con unas amigas –dijo, rápidamente-.

̶ ¡No me digas! –dijo, sarcásticamente- ¿de verdad te arreglaste así solo para ir con unas amigas?

̶ Pues, sí... -dijo, muy segura- tú sabes que a mí siempre me gusta andar presentable, sea cual sea la ocasión.

̶ Ojalá me estés diciendo la verdad, Mariko y no sea porque vas a ir a buscar a tu "ex noviecito", porque bien sabes lo que sucederá si lo haces.

Mariko bufó fastidiada:

̶ Sí, lo sé: ya no me vas a dar dinero para mis gastos.

̶ Para tus lujos, querrás decir –la corrigió su padre-.

̶ ¡Como sea, papá! –dijo después, algo molesta-.

̶ ¡No me levantes la voz!

̶ Está bien –dijo, todavía molesta- discúlpame, ¿sí?... perdón –después, hizo una pequeña pausa- ¿ya puedo irme?

̶ ¡Qué remedio! –dijo resignado-.

̶ ¡Gracias, papito! –dijo, abrazándolo- nos vemos más tarde.

̶ De acuerdo, pero, procura no tardarte mucho, porque recuerda que tienes que seguir entrenando para los torneos de tenis que ya muy pronto se llevarán a cabo –Mariko participaba en los torneos de tenis más importantes del año, hacía ya un buen tiempo y era la campeona, por eso, su padre insistía mucho en que entrenara para mantener su récord-.

̶ ¡No te preocupes por eso, papá: como siempre, los ganaré!, ¡ya verás!

̶ Eso espero... bueno, ten mucho cuidado, por favor.

Mariko volvió a despedirse de él y después, salió de su casa rumbo a la fábrica de cerámica de la familia Saotome.

Pasaron algunos minutos y al llegar, fue directamente a la oficina, pero, la secretaria del señor Genma le informó que Ranma se encontraba en el área donde estaba toda la maquinaria para la producción.

Mariko se dirigió hacia allá y después de buscarlo un poco (pues, el lugar era algo grande), lo vio de espaldas, haciendo anotaciones en una libreta. Sonrió al encontrarlo y se acercó para taparle los ojos con sus manos:

̶ ¡Adivina quién soy! –le dijo, muy contenta-.

Ranma reconoció inmediatamente la voz y apartó sus manos:

̶ ¿Qué haces aquí, Mariko? –le preguntó bastante serio, volteando a verla-.

̶ ¡Pues, vine a saludarte! ¡¿a qué más?! –dijo, como si fuera lo más obvio del mundo-.

Ranma se le quedó viendo un momento y después, le dijo:

̶ ¿Qué no habías dicho que no querías volver a verme?

̶ Sí, es cierto –dijo, algo avergonzada- es que, estaba muy molesta esa noche, pero, no lo dije en serio, de verdad –dijo, abrazándolo- perdóname, por favor, ¿sí?

Ranma se sorprendió mucho y después, la apartó de él:

̶ Tú sí que sufres de trastornos de personalidad, ¿lo sabías?

̶ ¡Ay, Ranma, no me digas eso, por favor! –dijo ofendida-.

̶ Es que, no sé qué otro nombre se le podría dar a tus cambios de ánimo tan drásticos, Mariko.

̶ Lo siento, de verdad... -dijo, simulando tristeza- perdóname, ¿sí? –dijo, acercándose a él para besarlo-.

̶ No, Mariko –dijo, apartándola de él- creí haber sido muy claro contigo aquella noche...

̶ Pero, es que...

̶ Si no puedes aceptar lo único que puedo ofrecerte, es mejor que no nos sigamos tratando más.

Mariko se le quedó viendo un momento y después, inclinó su rostro:

̶ Lo siento, Mariko –continuó Ranma- porque yo de verdad te aprecio, pero...

̶ Está bien, Ranma –dijo, interrumpiéndolo- está bien: seamos amigos.

̶ ¿Lo dices en serio? –le preguntó dudoso-.

̶ Sí, lo digo en serio –dijo, dando un pequeño suspiro- aunque te ame, por lo menos quiero conservar tu amistad, porque no me gustaría que sigas molesto conmigo.

̶ No estoy molesto contigo, Mariko, es solo que...

̶ ¡¿De verdad?! –dijo emocionada- ¡gracias! –dijo, abrazándolo nuevamente- ¿por qué no me invitas a comer?... así podemos platicar un poco más y...

̶ Ahora no puedo, Mariko, tengo mucho trabajo... tal vez otro día.

̶ Pero...

̶ Discúlpame, por favor –dijo, dándole un beso en la frente- nos vemos después, ¿sí? –y se fue rápidamente de allí-.

Mariko se cruzó de brazos, algo molesta y después, pensó:

Bueno, al menos logramos arreglar lo de aquella noche, pero, aun así, no voy a descansar hasta lograr que Ranma se case conmigo... ¡eso ya está decidido! –dijo, muy segura de sí misma-.

Al día siguiente, muy temprano, Akane venía caminando por la acera, cargando los libros y cuadernos que necesitaría para los cursos de ese día.

Llevaba puesto un yukata color morado:

Y se había aplicado un poco de polvos en su rostro, al igual que lápiz labial color rojo, pues, le había hecho caso a Shampoo y había levantado el ánimo (ya que, su amiga le estuvo insistiendo mucho que debía seguir adelante, a pesar de todo y más aún, porque ya faltaban solo unos cuantos meses para empezar a realizar las prácticas y después de eso, finalizarían completamente sus estudios y se graduarían de enfermeras).

Cuando ya se iba acercando a la universidad, algunas de las amigas de Azusa la alcanzaron y le pasaron gritando:

̶ ¡Suerte en los exámenes de hoy, "tres puntos"! –le habían puesto ese apodo porque por supuesto, aunque estuvieran en diferentes secciones, se enteraron de la calificación tan baja que Akane había obtenido en el examen sorpresa que les habían hecho al empezar el semestre, cuando Shampoo y ella acababan de regresar de Ichigaya-.

̶ ¡Hola, anticuada! –le gritó después, Azusa- ¡qué bueno que no estás en mi sección porque si no, ya me hubieras pegado tu ineptitud! jajaja.

Akane ya estaba acostumbrada a sus insultos y decidió no prestarles atención. Siguió caminando y cuando estaba por ingresar a la universidad, alguien le apareció de frente:

̶ ¡Hola, Akane! –le dijo sonriendo ampliamente, esa persona- ¡de verdad, eres tú!... ¡no puedo creerlo!: ¡no sabes cuánto me alegra volver a verte!

Akane se quedó completamente estática y se puso muy nerviosa al ver de quien se trataba:

̶ Ra... Ra... Ranma –dijo tartamudeando y tanta fue su impresión, que botó todo lo que llevaba en sus manos- ¡qué torpe! –dijo después, muy avergonzada, agachándose a recoger sus cosas, pero, Ranma ya se le había adelantado y al terminar, le dijo:-

̶ Akane, ¿podemos hablar un momento, por favor?

Ella tenía inclinado su rostro y después le dijo, negando con la cabeza:

̶ Yo... yo... no... no lo creo.

̶ ¡Por favor, Akane, te lo suplico! –dijo, viéndola detenidamente- ¡solo será un momento, te lo prometo!

̶ ¡No, no, Ranma!... -dijo, muy nerviosa- ¡ahora tengo clases!, ¡no, no puedo!

̶ Entonces, te acompaño a tu salón... –le dijo, después-.

̶ ¡No! –le dijo rápidamente, arrebatándole sus libros- ¡por favor, no insista!

̶ De verdad, necesito hablar contigo, Akane –le dijo, un poco desesperado-.

̶ ¡Usted y yo no tenemos nada de qué hablar! –le dijo, algo molesta- ¡no sé cómo me encontró, pero, le pido que se vaya y no me vuelva a buscar!

E iba a salir corriendo, pero, él la tomó del brazo:

̶ Primero, escúchame, por favor y después de eso... -dio un pequeño suspiro- después de eso, te juro que no te buscaré más.

Akane se le quedó viendo un momento y él volvió a decirle:

̶ Por favor, Akane, solo serán unos minutos.

Ella no le respondió y volteó a ver a otro lado. Él, entonces, tomó su mentón con una de sus manos para que lo viera:

̶ Solo van a ser unos minutos... -repitió lentamente, viendo detenidamente su rostro y aguantando las ganas de volver a besarla- te lo prometo, preciosa –le dijo después, sonriendo levemente-.

Akane se sonrojó bastante al escucharlo y por tenerlo tan cerca. Apartó su rostro de su mano, rápidamente, pues, no pudo evitar también volver a recordar todas las sensaciones que le habían provocado sus besos aquella noche:

̶ Es... es... está bien –dijo, tartamudeando nuevamente- pe... pe... pero no ahora.

̶ ¿Entonces, a qué hora? –le preguntó, rápidamente-.

̶ Cuando termine mis clases...

̶ ¿Hasta las seis de la tarde? –le preguntó, un poco decepcionado- ¿de verdad, me vas a hacer esperar hasta las seis de la tarde?

̶ Sí –dijo, tímidamente-.

Ranma dio un pequeño suspiro resignado y después, le dijo:

̶ Está bien, será como tú digas... -hizo una pausa- vendré a buscarte a esa hora, pero, por favor, que no pase de hoy para que hablemos, te lo suplico.

Ella solo asintió, sin verlo a los ojos:

̶ Bien –dijo él, después- entonces, nos vemos más tarde, muñequita –y se acercó más a ella, para darle un beso en la mejilla-.

Akane cerró los ojos ante ese contacto y él no pudo sentirse más feliz al ver su reacción:

̶ A... A... Adiós –dijo Akane, después y se fue corriendo de ahí-.

̶ Adiós –dijo Ranma, sonriendo ampliamente y deseando que el tiempo pasara rápidamente para volver a verla y así poder aclarar todos los malentendidos-.

Por otro lado, después de unas horas, Mariko acababa de llegar al hospital donde había ido a consulta hacía unos días para recibir los resultados de los exámenes que le habían practicado debido a las molestias que había estado sintiendo últimamente.

Una enfermera le entregó el sobre que contenía sus resultados y Mariko los abrió en ese mismo momento. Pero, al terminar de leerlos, se quedó completamente en shock y después, empezó a temblar por el miedo que se había apoderado de ella:

¡No, no! –pensó, muy desesperada, cubriendo su boca con una de sus manos, por la impresión- ¡esto... esto no puede ser!... ¡no! –no podía creer lo que acababa de leer y unas pequeñas lágrimas empezaron a asomar en sus ojos- ¡yo... yo... no... no puedo estar embarazada!... –pensó, muy asustada- ¡yo no puedo estar esperando un hijo de Shinnosuke!

CONTINUARÁ...