Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.
Mientras tanto, nuevamente en la hacienda Tendo:
̶ Mañana mismo iremos con la familia Unryu para fijar la fecha de tu boda con Akari –continuó el señor Soun, tranquilamente- y en cuanto a Ukyo, no te preocupes, que de igual manera, estoy seguro que Riku apoyará mi decisión de terminar ese compromiso... hasta podemos ofrecerle una disculpa pública, si así nos lo solicita...
̶ No... no... no estás hablando en serio, ¿verdad, papá? –preguntó Ryoga interrumpiéndolo, sin poder creer lo que acababa de escuchar- es... es una broma, ¿cierto?
̶ ¿Acaso parezco estar bromeando? –le dijo molesto-.
Ryoga se levantó rápidamente de la silla donde estaba sentado y después, pasó una de sus manos por su cabello con frustración:
̶ Pero, no... es que, no comprendo por qué, papá –dijo, un poco desesperado- ¡¿qué es lo que está pasando?!... ¡¿por qué tomaste esa decisión tan repentina?!
̶ No tengo por qué darte explicaciones –le dijo, en el mismo tono- tu deber es obedecer y ya.
̶ ¡Papá, por favor! –dijo, alzando más la voz- ¡tú no puedes hacerme algo así y menos aún, sin darme una explicación!...
̶ ¡Cuida tu tono conmigo, Ryoga! –le dijo, aún más molesto- ¡además, ya está decidido y nada me va a hacer cambiar de opinión!
Ryoga seguía sin poder creer lo que estaba escuchando:
̶ ¡¿Y qué pasó con lo que nos decías a mi hermana y a mí durante estos años sobre respetar nuestros compromisos, eh?!... –dijo, después- ¡quizás en otra época, esta noticia me hubiera hecho muy feliz, pero, ahora, todo es diferente porque estoy enamorado de Ukyo!... ¡la amo, papá!
̶ ¡No me digas! –dijo, sarcásticamente- y por eso, ¿estás dispuesto a esperar cinco años para casarte con ella?
̶ ¡Sí, papá, así es! –dijo, con mucha convicción- ¡y podría esperar aún más, si es necesario!
El señor Tendo se le quedó viendo muy sorprendido y después, le dijo:
̶ Hijo, cinco años más es demasiado tiempo para un caso como el tuyo con Ukyo, que ya llevan poco más de cuatro años de estar comprometidos –hizo una pequeña pausa- Akari está en la mejor disposición de casarse contigo cuanto antes, además, yo sinceramente, no creo que Ukyo esté "tan enamorada" de ti como tú de ella, porque de ser así, se hubiera casado contigo al cumplir los dieciocho años...
̶ ¡Ukyo me ama, papá! –dijo, interrumpiéndolo- ¡no puedo hacerle esa canallada!
̶ ¡Deja de replicarme, Ryoga! –dijo furioso- ¡tú vas a hacer lo que te estoy ordenando y punto!
Los gritos eran cada vez más fuertes y tanto la señora Aiko, como sus suegros, se asustaron mucho y fueron rápidamente a ver qué estaba pasando:
̶ ¡Soun! –dijo la señora Aiko, ingresando a la oficina- ¡¿qué sucede?! ¡¿por qué están discutiendo?!
Ryoga volteó a ver a su mamá y a sus abuelos un momento y después, se dirigió a su padre:
̶ Lo siento mucho, papá... pero, no lo haré –dijo, con voz apagada- y no me importan las consecuencias que eso pueda implicar –y diciendo esto último, salió rápidamente de la oficina-.
̶ ¡Ryoga!, ¡Ryoga, ven acá! –le gritó el señor Soun- ¡no me dejes con la palabra en la boca!... ¡te estoy hablando, Ryoga!
El señor Happosai y la señora Cologne solo se quedaron viendo, muy sorprendidos:
̶ Soun, ¿qué pasa? –volvió a preguntarle la señora Aiko a su esposo, muy preocupada- ¿por qué Ryoga está tan molesto?
El señor Tendo estaba que echaba chispas:
̶ Soun... -dijo nuevamente la señora Aiko, tomándolo del brazo-.
̶ ¡Pasa que ya me cansé que mis hijos me falten al respeto, Aiko! –le dijo, aún furioso- ¡es tu culpa por haberlos consentido tanto!...
̶ ¡Soun! –le gritó la señora Cologne, muy molesta- ¡respeta a tu esposa!
̶ ¡Cómo me arrepiento de no haber corregido a mis hijos como debí hacerlo cuando eran niños! –dijo nuevamente, el señor Soun- ¡pero, yo ya tomé una decisión y Ryoga tendrá que respetarla, aunque no quiera!
Mientras tanto, en la hacienda Tatewaki:
̶ ¿De verdad eres tú, Nabiki? –volvió a preguntarle Kuno- ¿qué... qué haces aquí? –dijo, acercándose a ella-.
Nabiki aún no asimilaba lo que estaba pasando y empezó a retroceder:
̶ ¿Cómo me encontraste? –dijo Kuno, nuevamente-.
Ella no le respondió y él la tomó de los brazos:
̶ Nabiki...
̶ ¡Suéltame! –dijo al fin, zafándose bruscamente de su agarre- ¡no me toques, cobarde!
De pronto, tocaron a la puerta:
̶ Adelante –dijo Kuno, algo molesto-.
̶ Señor, disculpe –dijo una empleada, ingresando a la oficina- les traje un poco de té.
̶ Déjalo en el escritorio y no vuelvas a interrumpir –dijo, bastante reseco-.
̶ Como... como usted diga, señor –dijo, muy avergonzada-.
Nabiki no podía estar un segundo más ahí e intentó irse, pero, Kuno la sujetó fuertemente del brazo:
̶ Con permiso –dijo la empleada después, saliendo rápidamente de la oficina-.
̶ ¡¿Cómo rayos me encontraste?! –volvió a preguntarle Kuno a Nabiki, al irse la empleada-.
̶ ¡Suéltame! –le dijo, nuevamente- ¡te odio!... ¡te desprecio! –dijo, empezando a golpear su pecho con ambas manos empuñadas- ¡infeliz!, ¡poco hombre!
̶ ¡Ya, tranquilízate! –dijo, agarrándola de las manos-.
̶ ¡Eres un miserable! –dijo Nabiki, llorando desesperada- ¡solo jugaste con mis sentimientos!... ¡¿cómo pudiste mentirme tanto?!... ¡ni siquiera te llamas como me habías hecho creer!
̶ Cálmate, por favor: alguien te puede escuchar.
̶ ¡Te odio con toda mi alma!... ¡no sé cómo pude haber estado alguna vez enamorada de ti!: ¡me abandonaste cuando más te necesitaba!
̶ Todo tiene una explicación...
̶ ¡No me interesa escucharla! –dijo, zafándose nuevamente de su agarre y alejándose de él- ¡yo solo vine por la oportunidad de trabajo de la que nos comentó el doctor Tofu en esta hacienda, pero, de haber sabido que se trataba de ti, jamás habría venido!
̶ Nabiki... -dijo, volviendo a sujetarla-.
̶ ¡Déjame en paz!
̶ ¡Escúchame, maldición! –dijo, bastante molesto-.
̶ ¡Si no me sueltas, voy a gritar! –le dijo decidida-.
Kuno iba a decirle algo más, pero, volvieron a tocar la puerta:
̶ ¡¿Qué?! –gritó, muy molesto-.
̶ Señor, disculpe que lo moleste a esta hora –dijo uno de sus empleados, ingresando a la oficina- pero, es que, acabamos de descubrir una plaga en algunas de las cosechas y no podíamos esperar hasta mañana para decírselo.
̶ ¡Demonios!, ¡¿por qué tiene que pasar esto ahora?! –dijo, aún más molesto- ya voy –dijo, después-.
Al irse el empleado, Kuno le dijo a Nabiki:
̶ ¡Tú y yo no hemos terminado de hablar, ¿me escuchaste?!... ¡vas a quedarte aquí hasta que regrese!
Nabiki negó con la cabeza:
̶ ¡¿De verdad, piensas que lo voy a hacer?!... ¡estás loco!, ¡además, yo no tengo nada que hablar contigo! –dijo bastante molesta y después, salió corriendo de ahí-.
Él la llamó, pero, ella ya no le hizo caso y al salir de la casa, se subió rápidamente al carruaje que la había llevado a la hacienda.
Kuno salió también y la vio alejarse en ese carruaje:
¡¿Por qué tuvo que reaparecer Nabiki en mi vida ahora?!... ¡¿por qué?!... ¡¿por qué?!... ¡diablos!, ¡entonces, sí era ella la mujer que vi caminando por la acera hace unos meses!... ¡¿cómo dio conmigo?! –dijo internamente y luego, pasó una de sus manos por su cabello, muy molesto- ¡pero, aun así, su presencia no me va a perturbar en lo más mínimo!... ¡ya buscaré una manera de taparle la boca para que no diga nada de lo que ocurrió entre nosotros, porque de algo estoy muy seguro: no voy a permitir que me eche a perder todos los planes que tengo!... ¡eso jamás!
Por otro lado, en la ciudad de Tokio:
̶ ¡Llegamos! –dijo Ranma, sonriendo y terminando de estacionar el auto de su padre. Después, se bajó rápidamente para abrirle la puerta del copiloto a Akane- ven conmigo -dijo, ofreciéndole su mano para ayudarle a bajar-.
̶ ¿Q... Q... Qué... Qué estamos haciendo aquí? –preguntó algo nerviosa, al darse cuenta del lugar donde la había llevado-.
̶ ¿Se te hace conocido? –le preguntó Ranma, aun sonriendo-.
(Por supuesto que sí se le hacía muy conocido)
̶ No... no, para nada... –dijo, muy nerviosa- yo... yo... yo jamás había estado en este lugar y no entiendo por qué me trajo aquí.
Ranma rio un poco al escucharla y después, le dijo:
̶ ¿En serio vas a seguir negando que tú y yo nos conocimos aquí hace algunos años?
̶ ¡No estoy negando nada porque ésa es la verdad! –dijo algo molesta y sonrojada a la vez, dándole la espalda y cruzándose de brazos-.
̶ ¿Por qué lo niegas, Akane? –le preguntó divertido-.
̶ ¡Dije que no estoy negando nada!
̶ Sabes muy bien que sí...
̶ ¡No!
Ranma volvió a reír al ver su actitud:
̶ Entonces, ¿tú no eres la chica que conocí en esta heladería hace poco más de cuatro años?
̶ ¡No, no lo soy, porque yo jamás había venido a este lugar!
̶ ¿De verdad?
̶ Sí.
̶ ¿Estás segura?
̶ ¡Ay, ya, por favor! –dijo, aún más molesta- ¡le he dicho en más de una ocasión que me está confundiendo con alguien más!... ¡¿por qué es usted tan insistente?!
Ranma negó con la cabeza, sonriendo:
̶ Bueno, bueno, está bien... si tú lo dices, tendré que creerte -dijo después, acercándose a ella por detrás y hablándole en el oído, provocando que se estremeciera y que un escalofrío recorriera todo su cuerpo- aunque, es una verdadera lástima que no lo seas, porque yo no he dejado de pensar en ella ni un solo momento desde que la vi por primera vez aquella tarde...
Akane no podía articular ninguna palabra. Tragó muy duro y empezó a temblar:
̶ ¿Sabes? esa chica era realmente hermosa y podría describírtela de memoria... –continuó Ranma, animándose a abrazarla por la cintura- tenía unos grandes y cautivadores ojos color café, un largo cabello azulado y su piel era tan blanca... -hizo una pequeña pausa- vestía un yukata color celeste y una bufanda que puedo asegurar que hasta hoy día sigue usando... -dijo sonriendo, pues, Akane como siempre, la llevaba puesta- parecía una muñeca: una preciosa muñeca de porcelana y me sentí el hombre más afortunado del mundo por tenerla tan solo unos cuantos segundos entre mis brazos para evitar que se cayera y se lastimara, aunque yo terminara con la playera cubierta de helado de vainilla, mango, chocolate y chicle... –dijo riendo un poco y después, dio un pequeño suspiro- pero, valió la pena... realmente, valió la pena.
Diciendo esto último, le dio la vuelta suavemente, para que quedaran de frente:
̶ ¿Sabes algo más? –continuó Ranma, viéndola detenidamente- después de ese incidente, busqué a esa chica como un loco para pedirle disculpas por el mal comportamiento de mi acompañante, pero, mi búsqueda no tuvo éxito aquella tarde y lo único que me quedó de ella, como recuerdo, fue esa playera manchada de helado, que por cierto, es mi tesoro más grande y mientras estuve en el ejército, siempre la usé bajo mi uniforme... –hizo una pausa nuevamente- no hubo día en que no pensara en ella y con todas mis fuerzas, deseé que la vida por lo menos me permitiera volver a verla una vez más y ¿sabes qué? sí me lo concedió y no solo una vez más... -luego, se atrevió a acariciar su rostro, provocando que se sonrojara aún más y que cerrara los ojos ante ese contacto:- Akane... -dijo después, suavemente- esa chica es la única mujer que me interesa... la única.
Akane abrió un momento sus ojos y él continuó:
̶ Sé que hice muy mal al decirle en aquella fiesta que había tenido varias novias... -dio un pequeño suspiro- fue en un momento de rabia al escucharla decir que no me conocía, pero, nada de eso es cierto, ni mucho menos, lo de las "amigas con derechos" –dijo, sonriendo levemente (pues, ahora ya sabía muy bien de qué se trataban esas relaciones: había logrado averiguarlo)- porque no hubo nadie antes de ella, ni lo habrá después...
Ambos se quedaron viendo detenidamente y después, Ranma empezó a inclinarse para besarla:
̶ Muñequita... -dijo, rozando su nariz con la suya- tienes que creerme, por favor... -hizo una pequeña pausa- yo... yo... yo solo te veo a ti.
Ella volvió a cerrar sus ojos, al sentir ese contacto:
̶ Ra... Ranma... -dijo, en un susurro e iba a permitir que la besara nuevamente, como aquella vez, pero, de pronto, entró en razón y se separó rápidamente de él:- yo... eh... -dijo, muy nerviosa- si... si eso era todo lo que tenía que decirme, es... es mejor que me vaya ya de aquí –y volteó a ver a otro lado-.
̶ Déjame invitarte a cenar o por lo menos, a tomar un helado, ¿sí?
̶ ¡No, no gracias! –dijo, aún nerviosa- de... de verdad, tengo muchas cosas que hacer –y diciendo esto último, se acercó al auto para sacar sus libros-.
̶ Espera, por favor... –dijo, llegando con ella- te llevo a tu casa.
̶ ¡No, no es necesario! –dijo, con voz temblorosa- vivo aquí cerca.
̶ Al menos, déjame llevarte a tu casa –le suplicó-.
̶ No, no se moleste, yo puedo irme sola.
̶ Permíteme hacerlo, por favor.
̶ Es que, yo...
̶ Por favor.
Akane inclinó el rostro un momento y después, asintió. Ranma sonrió levemente y le dijo:
̶ Vamos –y le abrió la puerta del copiloto para ayudarle a subir al auto-.
Mientras tanto, nuevamente en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tendo:
̶ ¡¿Qué es lo que le pasa a mi padre, mamá?! –le preguntó Ryoga a la señora Aiko, muy desesperado- ¡¿por qué me hace esto?!... ¡¿por qué?!... ¡¿por qué?! –dijo golpeando con su puño, una de las paredes de su habitación- ¡primero nos dijo a mi hermana y a mí que no nos obligaría a cumplir con la tradición de comprometernos en matrimonio, después, resulta que sí lo hizo y ahora que finalmente estaba feliz con el compromiso impuesto, lo quiere terminar, así nada más, sin importarle nada!
̶ Trata de tranquilizarte, cariño –le dijo su mamá, acariciando su espalda- no ganas nada con ponerte así.
̶ ¡Es que, no puedo creerlo, mamá!... ¡cuando me pidió hablar con él, pensé que sería para que arregláramos las diferencias que hemos tenido últimamente, pero, no imaginé que fuera a decirme que quiere terminar mi compromiso con Ukyo, solo porque queremos esperar a que ella finalice sus estudios para casarnos!
̶ Tienes razón, pequeño, no te culpo por reaccionar así... créeme que estoy igual de consternada como tú, porque ni tus abuelos ni yo lo sabíamos, pero, ya ellos están hablando con él... verás cómo lo convencen para que desista de esa idea.
Ryoga se quedó callado un momento y después, dio un pequeño suspiro con frustración:
̶ Ojalá así sea, mamá, porque yo... yo... yo no podría casarme con alguien más... –hizo una pausa- yo de verdad, amo a Ukyo.
̶ Lo sé, hijo –le dijo, sonriendo levemente- lo sé... ya verás como todo se va a arreglar, porque no es tan sencillo dar por terminado un compromiso como piensa tu padre y estoy segura que a tus abuelos sí los va a escuchar –dijo, acariciando el cabello que caía sobre su frente y después, lo abrazó fuertemente- todo va a estar muy bien, te lo prometo.
Por otro lado, mientras esta conversación se suscitaba, un poco lejos de ahí, Nabiki le había pedido al conductor del carruaje que la había llevado a la hacienda Tatewaki, que la dejara en el parque del pueblo, pues, no quería llegar aún al pequeño departamento donde vivía. Se sentía muy mal y no quería que su hijo la viera en esas condiciones.
Al bajar del carruaje, empezó a caminar lentamente por ese lugar, perdida en sus pensamientos. No habían muchas personas a esa hora y aprovechó para desahogarse. Se puso a llorar amargamente, como no había llorado en todos esos años, después del abandono de Kuno y entonces, se hicieron presentes varios recuerdos:
"Soy Tacchi Furinkan, mucho gusto... y usted, ¿cómo se llama, señorita?"
"Eh... yo... yo... yo me llamo Nabiki Nakamura".
"¡Qué nombre tan hermoso, creo que te queda perfectamente!"
"Gra... gracias".
"Oye, ¿puedo preguntarte algo más?"
"Sí... por supuesto".
"Bueno es que... quizás te parezca una completa locura lo que voy a decirte, pero, ¿crees en el amor a primera vista?"
"¿A... amor a... primera vista?"
"Sí, es que... bueno... desde que te vi por primera vez, hace unos días, cuando vine a desayunar acá con mi padre y tú nos atendiste, no he dejado de soñar contigo... creo que... creo que estoy enamorado de ti".
"Pe... pero, ¿cómo es eso posible?... usted y yo ni siquiera nos conocemos, ¿cómo puede decirme algo así?"
"¡Oh, discúlpame, por favor, no quise asustarte!... perdona mi atrevimiento, pero, es que, no pude evitar expresarte lo que siento... ¿me permites invitarte a cenar esta noche?... es que, de verdad, me gustaría que empezáramos a tratarnos".
"Tal vez en otra ocasión... gracias".
"¡Anda, di que sí, por favor!"
"De verdad, no puedo... me mantengo muy ocupada... discúlpeme"
Nabiki siguió llorando al recordar todo eso:
¡No debí haber aceptado salir con él! –pensó, después- ¡pero, mis amigas me insistieron tanto y la siguiente vez que fue a buscarme a la cafetería donde trabajaba, le dije que sí y ahí empezaron todos mis problemas, porque me enamoré perdidamente de ese mentiroso, que ni siquiera se llamaba como me hizo creer y ahora, cuando por fin creí que lo había superado, lo vuelvo a encontrar!... ¡¿por qué precisamente lo tuve que encontrar en este pueblo, siendo Japón tan enorme?!... ¡¿cómo pudo pasarme esto?!... ¡¿por qué?!... ¡¿por qué?!... ¡¿qué voy a hacer?!... ¡todas las personas de acá creen que soy viuda y que "mi esposo fue un gran hombre"! –hizo una pausa- y mi hijo... ¡mi hijo también piensa lo mismo y ya se adaptó a este lugar: hizo amigos nuevamente, es feliz y no sería justo para él que otra vez tuviéramos que movernos, solo porque mi pasado me persigue!... ¡¿y mis padres, qué van a decir?! ¡no puedo preocuparlos y menos aún, que papá está enfermo y que es capaz de venir acá, así como está, solo para reclamarle a ese infeliz por haberme hecho tanto daño!... ¡ay, ¿qué voy a hacer?!... ¡¿qué debo hacer?! –pensó, con mucha desesperación-.
Por otro lado, nuevamente en la ciudad de Tokio:
̶ Gra... gracias por traerme a mi departamento, Ranma -dijo Akane rápidamente, intentando abrir la puerta del auto para bajarse-.
̶ Espera... -dijo, tomándola del brazo-.
Akane volteó a verlo y él continuó:
̶ ¿Está bien si paso por ti mañana a la universidad a la misma hora que hoy?
̶ ¿Qué? -preguntó, muy sorprendida-.
̶ Sí o quizás se pueda un poco más temprano que hoy...
̶ ¿De... de qué está hablando? -preguntó, interrumpiéndolo-.
̶ Bueno, de que salgamos de nuevo -dijo, tranquilamente-.
Akane no podía creer lo que estaba escuchando:
̶ ¡¿Salir de nuevo?!... ¡pero, ¿para qué, si yo ya hice lo que me pidió?! -dijo desconcertada-.
̶ ¿Ah, sí? -le preguntó, sonriendo- ¿y qué fue lo que te pedí?
̶ ¡Usted me pidió que lo escuchara y me prometió que después de hacerlo, ya no me volvería a buscar! -dijo molesta-.
̶ ¿Yo dije eso? -preguntó, haciéndose el desentendido- ¿cuándo lo dije?
̶ ¡Hoy por la mañana!
̶ ¿En serio? -dijo, colocando su mano derecha bajo su mentón, simulando que estaba pensando- hmmm... no lo recuerdo -dijo, riendo un poco-.
Akane se enojó mucho más y se bajó del auto:
̶ ¡Espera! -dijo Ranma, bajándose también- ¡sí lo recuerdo!: ¡solo bromeaba!
̶ ¡Entonces, si de verdad lo recuerda, cumpla su palabra y no me busque más!
Ranma la alcanzó y la tomó nuevamente del brazo:
̶ ¡¿Por qué no se va de una vez por todas y me deja en paz?! -le dijo, aun molesta-.
Ranma se le quedó viendo un momento y después, le dijo:
̶ Akane... yo... yo... de... de verdad, lo siento mucho, pero, es que... creo que... creo que no soy muy bueno cumpliendo mis promesas –dijo, riendo un poco-.
Akane se sorprendió mucho al escuchar eso último:
̶ ¡¿Entonces, solo me mintió para que aceptara salir con usted?!
̶ No, claro que no... bueno, sí... -dijo, sonriendo nerviosamente- es que, bueno, compréndeme, por favor: era la única forma de que accedieras a hablar conmigo...
̶ ¡¿Mintiéndome?! ¡¿y así espera que le crea todo lo que me dijo hace unos minutos?!
̶ Sé que no debí hacer eso para que aceptaras hablar conmigo, pero...
̶ ¡Ay, mejor ya no diga nada y desaparezca de mi vida para siempre! –dijo alejándose de él, para entrar al edificio-.
̶ Akane... -dijo, parándose enfrente de ella para evitar que continuara caminando, provocando que se pusiera muy nerviosa por tenerlo tan cerca- ¿lo dices en serio?... ¿de... de verdad quieres que desaparezca de tu vida? –le preguntó, después-.
Ella se quedó callada y después, inclinó el rostro:
̶ Mírame, muñequita -le pidió Ranma, tomando su mentón suavemente- ¿de verdad quieres que desaparezca?
Akane se sonrojó bastante. Se le quedó viendo un momento y después le dijo, con voz temblorosa:
̶ Yo... sí, Ranma... -le dijo, en tono de súplica- yo... yo... yo ya lo escuché... ahora, por favor, cumpla su promesa y ya... ya no me busque más, se lo pido.
Ranma contempló su rostro detenidamente:
̶ Lo siento, Akane, pero, no puedo... -le dijo, después- no puedo hacerlo... -y diciendo esto último, lentamente se acercó más a ella y rozó sus labios-.
Akane cerró sus ojos y no hizo nada para evitarlo. Parecía estar dispuesta a aceptar que la besara, pero, de pronto, se escuchó un grito:
̶ ¡Ranma!
Ambos voltearon a ver rápidamente:
̶ ¡Te advertí que no te acercaras a ella! –era Toma, que estaba realmente furioso y sin dar tiempo a que Ranma reaccionara, le dio un puñetazo en una de sus mejillas, provocando que de la comisura de sus labios empezara a salir sangre-.
̶ ¡¿Qué haces, Toma?! –dijo Akane, muy asustada- ¡por favor, no lo lastimes!
Ranma se limpió un poco la sangre y le gritó, después:
̶ ¡Y yo te dije que no te iba a pedir permiso para hacerlo, porque tú no eres nada suyo! –e iba a devolverle el golpe, pero, Akane se lo impidió, poniéndosele enfrente:-
̶ ¡No, se lo suplico! –le dijo algo desesperada, pues, recordaba muy bien que Ranma había recibido entrenamiento militar y que podía herir gravemente a Toma y por supuesto, no quería que se volviera a meter en problemas, como aquella vez cuando la defendió de uno de los soldados-.
̶ ¡Y todavía tuviste el descaro de asegurarme que no tenías una relación en secreto con ella! –volvió a gritar Toma, dirigiéndose a Ranma y después, le dijo a Akane:- ¡y tú, de verdad, me decepcionas, ¿cómo pudiste aceptar algo así, siendo una mujer comprometida?! –dijo, con mucho dolor- ¡me dijiste que no lo conocías y yo te creí!... ¡te consideraba una chica centrada e inocente, pero, estaba completamente equivocado!... ¡qué bajo has caído!
̶ ¡Es mejor que te calles, Toma! –le gritó Ranma nuevamente, interrumpiéndolo- ¡no voy a permitir que la ofendas! –dijo, intentando acercarse a él-.
̶ ¡Ya, por favor! –dijo Akane, casi llorando-.
Las personas que estaban cerca del edificio donde Akane vivía, solo se quedaban viendo y algunas habían empezado a murmurar al presenciar la discusión tan fuerte que se estaba suscitando. De pronto, sin que se lo imaginaran, se acercó un policía y dijo con voz prepotente, interviniendo:
̶ ¡A ver, jovencitos!: ¡es mejor que se tranquilicen, si no quieren que me los lleve a la comisaría por estar molestando a la señorita y alterar el orden público!
Akane se asustó mucho al escucharlo y le dijo, rápidamente:
̶ ¡No, no, señor, no es necesario! –y después, se dirigió a Toma- ¡vete ya de aquí, por favor, te lo suplico!
Tanto Toma como Ranma, voltearon a verla:
̶ ¡¿Por qué me pides a mí que me vaya, Akane?!: ¡él es quien debe irse! –le dijo Toma, furioso- ¡él solo quiere jugar contigo, porque eres una más en su lista de conquistas!: ¡reacciona, por favor!... ¡no piensa tomarte en serio porque sigue siendo el novio de la señorita Konjo!... ¡yo los he visto juntos, te lo puedo jurar!
̶ ¡Cállate, Toma!... ¡nada de eso es cierto! –le dijo Ranma, bastante molesto- ¡¿por qué no te largas de una vez por todas?!
Toma quiso acercarse nuevamente para golpearlo, pero, el policía se interpuso:
̶ ¡Vete, Toma!, ¡te lo suplico! –volvió a decirle, Akane-.
̶ ¡Joven, ¿qué no escuchó a la señorita?! –dijo el policía, dirigiéndose a Toma- ¡haga el favor de irse, ahora mismo!
Toma estaba que echaba chispas y después dijo, aún furioso:
̶ ¡Bien!: ¡me iré! -luego, se dirigió a Akane- ¡no sé qué fue lo que viste en él, pero, de verdad, espero que no sufras más adelante un desengaño amoroso, cuando te des cuenta que no vale la pena y que yo tenía razón!... ¡adiós! –y diciendo esto último, se fue rápidamente de ahí, con el corazón destrozado-.
Al irse Toma, el policía le preguntó a Akane:
̶ ¿Está bien, señorita?... ¿no le pasó nada?
̶ No, no... estoy bien, gracias –dijo, algo apenada por lo que había sucedido-.
El policía se le quedó viendo un momento y después, se dirigió a Ranma:
̶ Creo que usted también debería retirarse, jovencito.
̶ Eh... sí, tiene razón –dijo Ranma- disculpe los inconvenientes, ya me voy a ir, solo quiero hablar con ella un momento más, por favor...
̶ Solo si la señorita está de acuerdo –dijo, cruzándose de brazos-.
̶ Está bien, señor, no se preocupe –dijo Akane-.
̶ Le prometo que no voy a provocar otro escándalo –dijo Ranma, sonriendo levemente-.
̶ Eso espero –dijo el policía, no muy convencido y después, se fue de ahí-.
Al irse, Ranma se dirigió a Akane:
̶ De verdad, lo siento mucho, muñequita... yo no quería que esto sucediera -dijo, tomando una de sus manos, para besar sus nudillos- perdóname, por favor... creo que ya te quité demasiado el tiempo y es mejor que me vaya...
̶ ¡No, aún no! –dijo Akane sin analizarlo, al ver que se iba a alejar de ella- ¡déjeme curarlo, por favor!
Ranma se le quedó viendo, muy sorprendido:
̶ Déjeme curarle esa herida –insistió, Akane-.
̶ Eh... no te preocupes –dijo sonriendo, al verla preocupada por él- no es nada... ni siquiera me duele...
̶ Por favor, déjeme hacerlo –volvió a suplicarle-.
Ranma sonrió nuevamente, al ver su insistencia:
̶ Por favor... -volvió a decir, Akane-.
̶ Está bien: tú ganas... -dijo, acercándose un poco más a ella- además, ¿cómo podría negarte algo a ti? –dijo, acariciando su rostro-.
Akane se sonrojó bastante y se puso muy nerviosa:
̶ Eh... ve... venga conmigo, por favor –dijo después, evitando verlo a los ojos y tomándolo de la mano, para llevarlo a su departamento-.
Mientras tanto, en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tendo:
̶ Soun, espero que recapacites después de todo lo que hemos estado hablando –dijo el señor Happosai-.
̶ Sí, hijo –dijo la señora Cologne, secundando lo dicho por su esposo- no puedes dar por terminado el compromiso de Ryoga con Ukyo porque eso hablaría muy mal de nuestra familia.
̶ Sería una grave ofensa para Riku –dijo nuevamente, el señor Happosai- y con una disculpa pública no se solucionaría nada.
El señor Soun solo los escuchaba sin decir algo al respecto:
̶ Sé que la reacción de Ryoga no fue la mejor –continuó el señor Happosai- pero, es comprensible estando tan enamorado como lo está él de su prometida.
̶ Y solo porque piensan esperar un poco más para casarse, no es justificación para que quieras dar por terminado ese compromiso -dijo la señora Cologne-.
̶ A menos que haya algo más por allí que no has querido contarnos y que te obligó a tomar esa decisión –dijo el señor Happosai-.
̶ No, no lo hay –dijo el señor Soun rápidamente, entre dientes-.
̶ Bueno, entonces, no veo razón para hacerlo –volvió a decir el señor Happosai-.
̶ Lo que se podría hacer, si no te parece que se casen hasta dentro de unos años –dijo la señora Cologne- es ponerte de acuerdo con Riku para que ambos hablen con los chicos tranquilamente y los convenzan de que no hay necesidad de que esperen tanto para casarse y más aún, amándose como se aman.
̶ Aunque –dijo, el señor Happosai- a mi parecer, sería mejor que Ryoga se casara después que Akane, para que se siga con la tradición de que el hermano mayor se casa primero.
̶ Es cierto, Soun –dijo la señora Cologne- sería mejor así.
̶ ¡Está bien, está bien, ustedes ganan!... –dijo el señor Soun, algo molesto después de haber estado escuchándolos por varios minutos- ¡el compromiso de Ryoga con Ukyo continuará, ¿de acuerdo?!
̶ No es para que te pongas así, Soun –dijo el señor Happosai- tú sabes que tu madre y yo siempre hemos apoyado tus decisiones, pero, esta vez, teníamos que hacerte ver que no estaba nada bien lo que pensabas hacer.
̶ Sí, hijo, no te enojes –dijo la señora Cologne- solo estamos tratando de evitarte un escándalo.
̶ Sí, mamá, está bien, ya entendí –dijo el señor Soun, todavía molesto-.
Ellos se le quedaron viendo un momento y después, la señora Cologne le dijo:
̶ Me alegra que hayas cambiado de parecer, Soun y ahora, solo falta que te disculpes con Aiko por la forma en la que le hablaste hace un rato.
̶ Sí, hijo –dijo el señor Happosai- últimamente, he visto que si no es con ella, es con Akane con quien te desquitas por el comportamiento de Ryoga... ellas no tienen la culpa de nada.
̶ Sí, lo sé... –dijo, dando un pequeño suspiro con frustración- lo siento...
̶ Habla con ella, porque tuvo mucha razón en ofenderse –dijo nuevamente el señor Happosai-.
̶ Sí... lo haré, se los prometo –dijo el señor Soun y luego, se levantó del sillón donde estaba sentado- buenas noches y gracias por todo –diciendo esto último, salió de la oficina para dirigirse a su habitación y mientras iba caminando, pensó:-
¡No sé qué voy a hacer!... sinceramente, ya me cansé de pedirle ayuda a Kuno, porque últimamente, no me da todo lo que le pido y ahora, Riku ha empezado a investigar mi situación económica... -algunos de sus empleados lo supieron y se lo comentaron- por el momento, no ha logrado enterarse de nada, por eso, creí que la solución más próxima era casar a Ryoga con Akari, para librarme un poco de Kuno, porque su matrimonio con Akane aún está lejano: ¡faltan casi nueve meses! –hizo una pausa- ¡¿por qué se me ocurrió pedirle dinero prestado a Kuno cuando empecé a tener problemas financieros?!... ¡ahora mi deuda con él asciende a millones de yenes!... –pensó desesperado- ¡pero, no tengo otra opción más que seguir bajo su yugo, esperando que el tiempo pase rápido para que Akane se case con él de una vez por todas y la deuda quede saldada!... –hizo una pausa- ¡bueno, creo que al final, fue un gran alivio que Kuno se haya enamorado de ella, porque de no haber sido así, entonces yo sí que estaría perdido, porque no tendría otra forma para pagarle todo lo que le debo!... ¡Akane... Akane es mi única salida y por eso, espero, de verdad, que no vaya a cometer alguna tontería estando tan lejos! –dio un pequeño suspiro- aunque por eso último, me parece que no debo preocuparme tanto: es cierto que siempre les he recalcado a mis hijos que deben comportarse conforme a los principios y valores que les hemos inculcado, pero, aunque me cueste reconocerlo y no lo diga en voz alta, debo admitir que Akane es una buena hija y sé que jamás haría algo malo...
Por otro lado, nuevamente en Tokio, estando ya en su departamento, Akane había ido rápidamente a su habitación por su botiquín de primeros auxilios para curar a Ranma:
̶ Siéntate aquí, por favor –dijo al regresar con él, señalándole una de las sillas que estaban en la cocina, para después, abrir el botiquín-.
Ranma sonrió ampliamente e hizo lo que ella le dijo:
̶ No te muevas... –dijo Akane después, tomando su rostro para empezar a limpiar la herida con una pequeña gasa empapada con clorhexidina (antiséptico)-.
Él la contempló detenidamente, provocando que se pusiera cada vez más nerviosa, pero, luego, empezó a hacer unas muecas por el ardor de esa sustancia en la herida:
̶ ¡Ay, discúlpame, por favor!... ¿te duele mucho? –le preguntó Akane, preocupada-.
Ranma se le quedó viendo nuevamente y después, dio un largo suspiro:
̶ Con los cuidados de una enfermera como tú, bien valdría la pena estar herido todos los días... –le dijo, sonriendo-.
̶ Eh... ya... ya... ya casi termino... te... te lo prometo –dijo Akane completamente ruborizada, aplicándole una pomada antibiótica. Luego, se alejó un poco de él, para tomar un pequeño parche y después, se lo colocó en la herida- li... listo –dijo, con voz temblorosa-.
̶ ¿Ya te diste cuenta que me estás tuteando? –le dijo, aun sonriendo-.
Akane se puso mucho más nerviosa de lo que ya estaba:
̶ Yo... eh... -dijo, tartamudeando- yo... lo... lo siento... no... no me había dado cuenta... perdón –luego, le dio la espalda para empezar a recoger rápidamente todo lo que había sacado del botiquín-.
̶ No, no te disculpes –dijo levantándose de la silla, para acercarse a ella- me alegra que finalmente lo hagas... -dijo dándole la vuelta suavemente, para que lo viera- de hecho, iba a pedírtelo, porque desde hace ya algún tiempo, deseaba que lo hicieras...
Ambos se quedaron viendo detenidamente:
̶ Akane... -dijo él después, casi en un susurro- gracias por haber aceptado hablar conmigo hoy y... por preocuparte por mí -luego, empezó a inclinarse lentamente para besarla-.
Akane estaba temblando y quería alejarse de él: su mente se lo pedía a gritos, porque no era correcto que se volvieran a besar, pero, por una extraña razón, esta vez, su cuerpo no le obedeció y de nuevo, permitió que Ranma juntara sus labios con los suyos.
(Su fuerza de voluntad acababa de desaparecer).
Se besaron durante unos cuantos segundos de una forma tierna y muy distinta a la primera vez. Ranma la abrazó por la cintura, queriendo que ese momento nunca terminara, pero, nuevamente la falta de aire se hizo presente:
̶ Akane... -dijo Ranma, aún muy cerca de ella- no voy a desaparecer de tu vida... -luego, acarició su rostro un momento- eso... eso no sucederá, muñequita... de una vez te lo advierto, ¿eh? –y le dio un pequeño beso en la nariz-.
Ella se le quedó viendo detenidamente. Después, inclinó el rostro y pensó:
Me gustaría creerte, Ranma... -hizo una pausa- no sabes cuánto me gustaría creer que todo lo que me dijiste esta noche, es verdad...
̶ ¿Y por qué no lo haces, Akane? –le dijo Ranma, después- ¿por qué no me dejas demostrarte que todo lo que te dije esta noche es verdad?
Akane se sorprendió mucho, al escucharlo... entonces, lo que creyó que había dicho en su mente, ¿en realidad, lo dijo en voz alta?
Se puso mucho más nerviosa. No sabía qué decirle:
̶ Ranma... yo... eh... creo... creo que es mejor que se vaya ya, por favor –le dijo al fin, con voz entrecortada. Luego, se alejó abruptamente de él y le dio la espalda-.
̶ ¿Otra vez me estás hablando de usted? –le preguntó, sonriendo-.
̶ Yo... de... de verdad, tengo muchas cosas qué hacer... -dijo, evadiendo el tema-.
̶ Sí, tienes razón –le dijo, aun sonriendo- ya te quité demasiado el tiempo... –luego, se acercó a ella nuevamente y la abrazó por detrás- pero, espero que podamos vernos mañana.
Akane volvió a alejarse de él:
̶ ¡No, Ranma, ya no! –le dijo, con algo de desesperación- ¡por favor, cumpla su promesa y no me busque más, se lo suplico!
̶ Pero, ¿por qué, Akane? –le preguntó sorprendido- ¿por qué quieres que me aleje de ti, si tú sientes lo mismo que yo?... ya no lo niegues más.
Ella no le respondió y se dirigió a la puerta para abrirla:
̶ Le pido que se vaya, por favor... –volvió a decirle, antes que su poca fuerza de voluntad volviera a disiparse-.
Ranma se le quedó viendo un momento:
̶ Está bien, Akane... está bien, me iré para que puedas hacer tus tareas... -dijo, acercándose a la puerta- pero, no voy a desaparecer de tu vida –y de nuevo, se atrevió a besarla rápidamente- nos vemos pronto, muñequita –le dijo, sonriendo-.
Akane se sonrojó bastante y solo alcanzó a cerrar la puerta. Ranma negó con la cabeza y sonrió ampliamente:
No pienso rendirme tan fácilmente y menos ahora que... comprobé que sí siente algo por mí... –dijo internamente, muy ilusionado- ¡sí me quiere!... ¡me quiere!
Algunas señoras que vivían también en ese edificio y que lo habían visto ingresar al departamento de Akane, se habían quedado murmurando entre ellas, muy escandalizadas.
Él las vio (pues, se habían quedado ahí todo ese rato) y se despidió cortésmente, quitándose el sombrero que llevaba puesto:
̶ ¡Ay, de verdad, qué descaro! –dijo una de ellas, cuando él ya se había ido-.
̶ ¡Todavía se atrevió a despedirse de nosotras! –dijo otra de ellas-.
̶ ¡Qué chica tan libertina es esa tal Akane! –dijo una más-.
̶ ¡Yo siempre supe que era una mosca muerta!
̶ ¡Y ese hombre ni siquiera es su prometido! –dijo otra de ellas, pues, ya habían visto a Kuno en algunas ocasiones cuando llegaba a buscarla y por supuesto, al preguntarle, ella les había dicho que era su prometido-.
̶ ¡No podemos permitir este tipo de comportamiento!
̶ ¡Sí, tienes razón: nosotras somos personas de buenas costumbres y gente así no debería venir a vivir aquí!
̶ ¡Estoy totalmente de acuerdo: hay que hacer que la echen de aquí, cuanto antes!
̶ ¡Qué indecencia!... –dijo una más de ellas, en tono dramático- ¡ay no, no podemos permitir que esto vuelva a pasar!... ¡debemos hablar con el señor Watanabe cuanto antes!
Mientras tanto, nuevamente en Nerima:
Al sentir que ya estaba un poco más tranquila, Nabiki fue a la casa de Kasumi por su hijo:
̶ ¡Nabiki, qué bueno que ya hayas regresado!... ¡pasa adelante! –dijo Kasumi, al verla- ¡ya estaba preocupada por ti!
̶ Discúlpame, por favor, Kasumi... -dijo, ingresando a la casa- es que, me demoré en ese lugar más de lo que creí.
Kasumi la observó un momento y después, le dijo:
̶ ¿Te pasa algo, Nabiki? es que, tienes los ojos un poco hinchados: pareciera como si hubieras estado llorando.
̶ Eh... no, para nada –dijo, un poco nerviosa- solo estoy algo cansada, es todo.
̶ ¿De verdad?
̶ Sí, de verdad.
Kasumi no estaba muy convencida y después, le preguntó:
̶ Y... ¿cómo te fue?... ¿vas a tomar esa oportunidad de trabajo?
̶ Eh... no... no, Kasumi –dijo, rápidamente- no... no me conviene.
̶ ¿En serio? –preguntó sorprendida- ¿y por qué?
̶ Eh... discúlpame, por favor, pero, si no te molesta, preferiría no hablar de eso ahora –dijo, algo reseca-.
̶ Claro, entiendo –dijo Kasumi, un poco avergonzada- no hay problema.
De pronto, Tacchi se acercó a ellas:
̶ ¡Mami! –dijo muy contento, al ver a Nabiki- ¡qué bueno que ya hayas regresado!... ¡¿cómo te fue?!
Nabiki sonrió con tristeza al verlo. Después, se agachó para estar a su altura y lo abrazó fuertemente:
̶ Me fue muy bien, mi amor –le dijo, con voz temblorosa-.
̶ ¿Estás bien, mami? –le preguntó el niño, al notarla extraña-.
̶ Sí, estoy bien... perfectamente, cariño –le respondió y después, se dirigió a Kasumi- muchas gracias por cuidar de Tacchi... no... no sé cómo pagártelo.
̶ ¡Ay, yo encantada de hacerlo, Nabiki! –le dijo, sonriendo- ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
̶ Te lo agradezco mucho –le dijo, sonriendo levemente-.
̶ ¿De verdad, no te pasa nada? –volvió a preguntarle Kasumi-.
̶ No, de verdad, estoy bien... -y después, se dirigió a su hijo- despídete, cariño.
̶ ¡Adiós, señorita Kasumi! –dijo el niño, muy contento-.
̶ Adiós, Tacchi –le dijo Kasumi, sonriendo- nos vemos pronto.
Nabiki también se despidió y al irse, Kasumi se quedó pensando:
¿Qué le pasaría a Nabiki?... estaba muy extraña, bastante extraña... –hizo una pausa- el señor Tatewaki debió hacerle algún desaire y por eso, no quiso contarme... pobrecita... -dio un pequeño suspiro y después dijo, internamente- pero, a la que más compadezco en todo esto, es a Akane, porque ella muy pronto tendrá que casarse con él y si tiene ese carácter tan difícil... solo espero que con ella no se comporte así, porque sería un verdadero infierno que viviera con un hombre que la maltratara...
Por otro lado, después de unos minutos, en la ciudad de Tokio, Ranma acababa de llegar a su casa, muy contento. Una de las empleadas le abrió la puerta y su tía, al escuchar su voz, fue rápidamente a su encuentro:
̶ ¡Mi lindo sobrinito!... ¡qué bueno que ya hayas regresado! –dijo acercándose a él, para abrazarlo fuertemente-.
Ranma se sorprendió mucho y después, ella tomó su rostro para darle un "sonoro" beso en la mejilla:
̶ Hola, tía... eh... ¿puedo saber a qué se debe tu recibimiento "tan efusivo"?
̶ ¡Ay, cariñito, ¿por qué me preguntas algo así?! ¡¿a qué más se podría deber?! –dijo, jalándole una de sus mejillas- ¡a que te quiero mucho, por supuesto!... –y después, pensó:-
¡Gracias por ayudarme con mi plan, niñito, porque por fin podré vengarme de mi hermana como siempre quise! jajaja –se refería a lo que Mariko le había contado hacía unas horas-.
Ranma se le quedó viendo un momento, pues, el comportamiento de su tía era muy extraño... demasiado extraño:
̶ Oye, tía, eh... –le dijo, después- ¿te sientes mal? ¿acaso, tienes fiebre? ¿no quieres que llame al doctor?... quizás sea algo grave lo que tienes y es mejor que te haga un chequeo.
̶ Estoy muy bien, no me pasa nada –dijo algo molesta, cruzándose de brazos- ¿qué no puedo mostrarme cariñosa con mi único sobrino? –dijo, fingiendo estar ofendida-.
Ranma sonrió sarcásticamente y negó con la cabeza:
̶ Pues, es que, tú, bueno, es muy raro que estés tan de buen humor y más conmigo... hmmmm –dijo colocando una de sus manos bajo su mentón, simulando que se había quedado pensando un momento- si dices que estás muy bien y que no estás enferma, entonces... ¡ah, ya sé! –dijo, después- ¡conseguiste un marido millonario que te mantenga y te vas a ir por fin de la casa!... ¡qué bien, te felicito! –dijo riendo, muy divertido-.
La tía Hinako se puso de mil colores de lo furiosa que estaba al escuchar eso último, pero, tuvo que contenerse:
̶ Jajajaja... ¡tan bromista y simpático como siempre, queridito! –dijo después, entre dientes-.
Ranma siguió riendo y antes que ella pudiera decirle algo más, apareció la señora Nodoka:
̶ ¡Hijo, qué bueno que ya estés aquí! –dijo, acercándose a saludarlo-.
̶ ¡Hola, mamá! –le dijo, sonriendo-.
̶ ¿Tienes hambre?... –le preguntó, después- ya en un momento voy a pedir que nos sirvan la cena... -iba a decirle algo más, pero de pronto, se detuvo al darse cuenta del golpe que tenía en el lado izquierdo de la comisura de sus labios- ¡hijo, ¿qué te pasó?! –dijo, tocándole la herida-.
̶ Tuve un pequeño accidente, mamá, pero, no es nada de cuidado –dijo, dándole un beso en la frente-.
̶ ¿Un accidente? pero, hijo...
̶ De verdad, no tiene importancia, no te preocupes...
La señora Hinako solo los observaba mientras platicaban y después dijo internamente, aún muy molesta:
¡Qué hipócrita es este muchachito, porque ante mi hermana se muestra como todo un angelito!... ¡ja!, ¡si supiera en realidad lo que anda haciendo, pero, ya veremos quién ríe al último!... –pensó, muy contenta- ¡vamos a ver si tienes esa misma sonrisa para el escándalo que está por venir, Ranma!... ¡de verdad, no sabes cómo lo voy a disfrutar!...
Al día siguiente, por la mañana, en la fábrica de cerámica de la familia Saotome, Toma fue a hablar con el señor Genma a su oficina, aprovechando que su secretaria le había comentado que en ese momento no estaba ocupado (ya que, decidió hacerlo al ver que no lo había llamado él primero para despedirlo, pues, después de lo ocurrido la noche anterior, eso era lo más lógico: había golpeado a su hijo):
̶ Disculpe que lo moleste, señor Saotome –dijo con voz desolada, al ingresar a la oficina- pero, necesito hablar con usted urgentemente.
El señor Genma se le quedó viendo un momento:
̶ ¿Qué sucede, muchacho? –le preguntó sorprendido- te ves muy desmejorado, ¿te pasa algo?... siéntate, por favor.
Toma así lo hizo y después, dio un pequeño suspiro con frustración:
̶ Dime que te sucede –volvió a decirle el señor Genma-.
̶ Señor, yo... no sé por dónde empezar, es que... -dijo con voz temblorosa, pasando una de sus manos por su cabello- yo... es que... -hizo una pequeña pausa y después, dijo- yo... solo quise venir a agradecerle por haberme permitido trabajar en su fábrica todos estos años y antes que usted me despida por lo que pasó ayer, yo... vine a presentarle mi renuncia –y diciendo esto último, le entregó una carpeta-.
̶ ¿Quieres renunciar? –le preguntó el señor Genma, mucho más sorprendido, recibiendo la carpeta- pero, ¿por qué, muchacho?... ¿qué pasa?
̶ Creí que... creí que usted ya lo sabía –dijo también, muy sorprendido-.
̶ No, no lo sé... -dijo, algo molesto- ¿qué es lo que debería saber?
̶ Bueno, es que...
De pronto, ingresó la secretaria a la oficina, interrumpiendo a Toma, para avisarle al señor Genma que tenía una llamada telefónica.
El señor Genma contestó la llamada, mientras que Toma aun no asimilaba que Ranma no le hubiera contado nada a su padre sobre la pelea que habían tenido la noche anterior:
¿Por qué no lo hizo?... –pensó, desconcertado- creí que correría a contarle a su padre y que gozaría al ver cómo me echaba de su fábrica.
Pasaron unos minutos y después de finalizar la llamada, el señor Genma le dijo:
̶ Mira, muchacho, volviendo a lo de tu renuncia, me gustaría que lo pensaras muy bien, porque ya llevas varios años trabajando aquí... -dijo, levantándose de la silla donde estaba sentado- yo tengo que salir ahora a ver un asunto urgente, pero, por favor, tómate el tiempo necesario para analizar bien tu decisión... tómate unas semanas y si después, aún sigues con la idea de renunciar, te aseguro que respetaré tu decisión, ¿te parece bien?
Toma se le quedó viendo un momento y después, asintió:
̶ Sí... sí... está bien, señor.
El padre de Ranma le dio unas palmadas en uno de sus hombros y después, salió de la oficina rápidamente.
Por otro lado, después de unos minutos, en el puesto de salud del pueblo de Nerima, Kuno acababa de llegar con su hermana, pues, había decidido acompañarla para que le pusieran la inyección diaria de Vitamina B-12 que le había recetado el doctor Tofu (por supuesto, como excusa para ver a Nabiki).
Kasumi, al verlos ingresar, se acercó rápidamente a ellos. Kuno le agradeció y mientras atendía a Kodachi, él empezó a ver a todos lados, tratando de localizar a Nabiki:
Para mí, mejor si ya se fue del pueblo -pensó, algo molesto- así me evita tener que exigírselo.
De pronto, se acercó también el doctor Tofu para hacerle una revisión rápida a Kodachi y Kuno aprovechó esa situación para escabullirse un momento.
Empezó a buscar a Nabiki en otras habitaciones, hasta que la vio dando la espalda en el cuarto donde guardaban las medicinas. Decidió ingresar, pero antes, se fijó que nadie se diera cuenta.
Al entrar, cerró la puerta, asustándola:
̶ ¡¿Tú?!... ¡¿Q... Q... Qué haces aquí?! -le preguntó Nabiki-.
Mientras tanto, nuevamente en la ciudad de Tokio, en el área de la maquinaria de producción de cerámica de la fábrica de la familia Saotome:
̶ ¿Por qué no le diría nada a su padre, Taro?... ¿por qué? -le preguntó Toma a uno de sus compañeros de trabajo-.
̶ No lo sé, Toma, pero, si yo fuera tú, aprovecharía esta oportunidad para cuidar mi trabajo, porque de haberse enterado el señor Genma que golpeé a su hijo, no puedo ni imaginarme lo que hubiera pasado conmigo... quizás tendría que decirle adiós a toda posibilidad de conseguir empleo en otro lugar, porque la familia Saotome es muy influyente en esta ciudad -le respondió Taro- es mejor que el señor Genma no se haya enterado de lo que hiciste, porque te hubiera ido muy mal... -hizo una pausa- yo te aconsejaría que dejes las cosas como están y ya no intentes nada con esa chica.
̶ ¡Pero, yo la quiero, Taro!, ¡de verdad, la quiero! -dijo, algo desesperado- ¡¿por qué a mí nunca me prestó atención?!... ¡¿por qué a él sí?!
Taro dio un pequeño suspiro y después, negó con la cabeza:
̶ ¡Nunca imaginé que llegaría a odiar tanto a alguien! -continuó Toma, muy molesto-.
̶ Tranquilízate -volvió a decirle Taro- porque aunque no te guste, él es el hijo de nuestro jefe.
̶ ¡Sí, ya lo sé! -dijo, en el mismo tono- ¡sé muy bien que él es el niño rico que nunca quiso apoyar a su padre y que ahora tan fácilmente viene como si nada, sin haber hecho ningún esfuerzo, a tomar posesión de esta fábrica, mientras que yo llevo años trabajando muy duro para sacarla adelante!... -dijo, aún más molesto- ¡y no conforme con eso, ahora resulta que, habiendo tantas chicas, se fijó precisamente en la única que verdaderamente me interesa, solo para jugar con ella!... ¡ay, ojalá no hubiera regresado nunca del ejército!
Taro se le quedó viendo y después, le dijo:
̶ Toma, mira, no quiero hacerte sentir mal, pero, tú tampoco te apresuraste a confesarle tus sentimientos a esa chica.
̶ ¡No lo hice por respeto a su compromiso, Taro, porque yo a diferencia de él, aunque estuviera profundamente enamorado de Akane, sí tuve el recato de no acercarme a ella con otras intenciones!
̶ Bueno, de cualquier manera, es mejor que ya no te busques más problemas con Ranma... olvídate de esa chica y cuida tu trabajo: hazme caso, por favor.
̶ ¡No puedo, Taro!... -dijo aún molesto- ¡no puedo y no estoy dispuesto a dejarle el camino libre!... ¡no sé de qué artimañas se valió para convencerla de tener una relación con él, pero, aun así, no me voy a dar por vencido!: ¡lucharé por ella!
Mientras tanto, nuevamente en el puesto de salud del pueblo de Nerima:
̶ Baja la voz, ¿quieres?, alguien te puede escuchar –dijo Kuno, acercándose a Nabiki-.
̶ ¡Vete de aquí, ahora mismo!
̶ Primero, vamos a hablar...
̶ ¡No tengo nada que hablar contigo!
̶ Sabes que sí, "nena" -dijo tomándola de la cintura, para atraerla a él- dime, ¿me extrañaste mucho? -le preguntó con voz seductora, inclinándose para besarla- ¿quieres que recordemos los viejos tiempos?... por mí, no hay ningún problema.
Nabiki empezó a temblar al estar tan cerca de él, pues, no pudo evitar recordar todo lo que vivió con él, pero, tomó fuerzas y lo empujó:
̶ ¡Aléjate de mí, infeliz!
Kuno sonrió sarcásticamente y después, le dijo:
̶ No finjas indiferencia, nena, sabes muy bien que no has podido olvidarme y que aún me quieres jajaja.
̶ ¡Deja de llamarme así!
̶ Jajaja a ti te gustaba que te llamara así...
̶ ¡Eres un cínico! -le gritó furiosa y con pequeñas lágrimas en los ojos- ¡lárgate de aquí!... ¡déjame en paz!... ¡¿qué no te bastó todo el daño que me hiciste hace años?!...
Kuno rio un poco y después, le dijo:
̶ Bueno, ya, ya, ya... deja de gritar, que me está empezando a doler la cabeza.
̶ ¡Entonces, vete de aquí!
̶ Muy bien, lo haré, pero primero, quiero que me digas en este instante qué es lo que les has platicado a las personas de este pueblo sobre nosotros.
̶ ¿Qué?
̶ ¡Sí! -dijo, tomándola del brazo- ¡te exijo que me lo digas ahora mismo!
Nabiki se le quedó viendo un momento y después, se zafó bruscamente de su agarre:
̶ ¡Yo no le he dicho nada a nadie!... ¡déjame en paz!
̶ ¡No te creo!... ¡dime la verdad, maldición! -dijo, bastante molesto-.
̶ ¡Estás loco!
̶ ¡Es mejor que no me hagas enfadar, Nabiki, porque todavía no me conoces y no sabes de lo que soy capaz!
̶ ¡¿Me estás amenazando?!
̶ ¡Sí, así es! -le dijo, sarcásticamente- ¡y de una vez te digo que no voy a permitir que me eches a perder mi compromiso con la única mujer que amo y con la que muy pronto me voy a casar!...
Nabiki se quedó estática al escuchar eso último y él continuó:
̶ Y por supuesto, es con ella con quien pienso formar una familia, porque tú... tú nunca significaste "algo" para mí -dijo, sin ninguna consideración- solo fuiste un pasatiempo, mientras estuve en uno de los viajes de negocios que hacía mi padre.
Nabiki no pudo más y le dio una fuerte bofetada. Kuno se sorprendió mucho y después, volvió a tomarla fuertemente del brazo:
̶ ¡Quiero que te vayas del pueblo, Nabiki! -le dijo furioso- ¡no te quiero aquí!
̶ ¡¿Tanto miedo me tienes?! -le preguntó, tratando de no inmutarse-.
Kuno estaba que echaba chispas e iba a decirle algo más, pero, de pronto, el doctor Tofu ingresó a esa habitación y se sorprendió al verlos juntos:
̶ Doctor -dijo Kuno, rápidamente- ¿cómo encontró a mi hermana de salud?... ¿ya está mejor?
̶ No, Kuno, aún no -le dijo algo serio, observándolos aún a ambos- debe seguir tomando sus medicamentos al pie de la letra.
̶ Ya veo... -dijo Kuno y después, volteó a ver a Nabiki- eh... disculpe que haya entrado aquí sin pedir permiso, es que, vi a la señorita y quise hablar con ella para tratar de convencerla de que acepte cuidar de mi hermana... pienso ofrecerle una mejor paga.
El doctor Tofu volteó a ver a Nabiki y le dijo:
̶ Bueno, Nabiki, creo que no deberías pensarlo tanto: aprovecha esta oportunidad... podrías ganar mucho más de lo que ganas aquí haciendo horas extras.
̶ Gracias, doctor -dijo Nabiki, con voz entrecortada- pero, no tengo nada qué pensar... prefiero quedarme trabajando acá aunque gane menos de lo que me está ofreciendo amablemente "el señor Tatewaki" -dijo, en tono irónico y después, se dirigió a Kuno- ¿por qué no le hace ese ofrecimiento a alguien más, señor? porque a mí, sinceramente, no me interesa trabajar para usted... con permiso -dijo después, saliendo rápidamente de la habitación-.
Kuno iba a estallar de la furia. El doctor Tofu se sorprendió mucho y después, le dijo:
̶ ¡Qué raro que Nabiki se comporte de esa forma!... ella no es así, ¿qué le estará pasando?
̶ Ah, no se preocupe doctor -dijo, tratando de tranquilizarse- ya veré como la convenzo para que acepte.
El doctor se le quedó viendo un momento, porque no le pareció mucho el tono en el que Kuno habló:
̶ Eh... bueno -dijo, después- si ella no quiere, puedes hablar con otra de las enfermeras...
̶ Gracias, doctor -dijo Kuno, interrumpiéndolo- pero, estoy seguro que la señorita Nakamura aceptará... -él se refería, por supuesto, a convencerla de que dejara el pueblo, pero después, pensó un poco mejor las cosas y dijo, internamente- aunque, creo que no estaría nada mal que de verdad aceptara ir a vivir a mi casa con la excusa de cuidar a Kodachi: así podría tenerla controlada y me aseguraría de que no diga nada... -hizo una pausa y sonrió internamente- y bien podría hacerme algo de "compañía" todos estos meses, mientras llega el momento de casarme, porque después de Akane, ninguna otra mujer me había gustado tanto como Nabiki... -pensó, con mucho cinismo- sí, ¿por qué no?... además, estoy completamente seguro que todavía siente algo por mí y un poco de diversión no me vendría nada mal jajaja.
CONTINUARÁ...
¡Hola, apreciados lectores! ahora sí ya me puse al día con esta historia jejeje ya que, el próximo capítulo sí va a ser nuevo en esta plataforma :)
Muchas gracias por seguirme acompañando en esta historia y por el gran apoyo que he recibido de parte de ustedes en tan solo una semana que llevo de estar nuevamente por acá jejeje.
P.D. Ya muy pronto me pondré al día también con la lectura de algunos fics que tengo pendientes por ahí.
¡Saludos para todos! :)
