Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.

Mientras ocurría aquella conversación entre Ranma y sus amigos, por otro lado, la señora Hinako acababa de llegar de visita a la mansión de la familia Konjo, pues, ya tenía unas semanas de no ver a Mariko y como sabía que el señor Ikki no se encontraba en su casa a esa hora, había aprovechado para pasar a saludarla:

― ¡Hola, Mariquita! -la saludó alegremente, dándole un beso en la mejilla- ¡¿cómo has estado!

― Tía Hinako, qué gusto… -le dijo, algo reseca-.

― ¡Igualmente, querida!... ¡ay, te ves tan bien! -le dijo, aún muy contenta- ¡el embarazo te ha sentado de maravilla!

Mariko bufó algo fastidiada, al escucharla:

― ¡Y ahora más que nunca, debes cuidarte muy bien, porque este bebé tiene que nacer muy sano! -continuó la señora Hinako, mientras acariciaba el incipiente vientre que empezaba a notársele a Mariko- ¡ay, no sabes lo feliz que me sentí cuando me enteré de esta hermosa noticia!... aunque todavía estoy algo molesta contigo por no habérmelo contado antes, ¿eh? -le dijo después, con reproche- ¡pero bueno, lo único que importa es que vas a tener un hijo de Ranma!

― ¡Sí, pero, ¿de qué me sirve?! -le dijo después, bastante molesta-.

La señora Hinako se le quedó viendo un poco sorprendida, por esa reacción tan repentina:

― ¡¿De qué me sirve estar así, si Ranma se sigue negando a casarse conmigo?! -volvió a decir Mariko-.

― Ten un poco más de paciencia, linda.

― ¡¿Más paciencia?! -le preguntó después, irónicamente- ¡¿más paciencia de la que he tenido con él por años?!: ¡usted me aseguró que su hermana y su cuñado lo obligarían a que se casara conmigo inmediatamente, al enterarse de lo que había sucedido entre nosotros y no lo han hecho!

― Te comprendo perfectamente, querida, pero, te aseguro que ahora sí ese momento ya está más cerca de lo que te imaginas...

Mariko volvió a bufar, cruzándose de brazos y la señora Hinako continuó:

― Mira, mi hermana está ahora más convencida que nunca en darte su apoyo, porque precisamente hace unos días, fue a buscar a la "tal Akane ésa" a la universidad donde estudia, para "exigirle" que se aleje de Ranma y para dejarle muy, pero, muy claro, que jamás consentirá que haya una relación entre ellos…

― ¡¿De verdad, tía Hinako?¡ -dijo después muy contenta, no pudiendo evitar ilusionarse, al escucharla- ¡¿la señora Nodoka le dijo todo eso a "esa mujerzuela"?!

― Sí, querida -le respondió la señora Hinako- porque mi hermana jamás aceptará a "esa perdida" en nuestra familia y por supuesto, tampoco está dispuesta a permitir que tu bebé crezca sin su padre por estar encaprichado con ella…

Mariko estaba que saltaba de la alegría al escucharla:

― ¿Y sabes qué más hará Nodoka para presionar a Ranma a que se case contigo? -continuó la señora Hinako-.

― ¡No!, ¡¿qué más piensa hacer?!

La señora Hinako sonrió ampliamente, antes de hablar nuevamente:

― Bueno, mira, hace unos días, le dije a Nodoka que lo más seguro es que esa mujer sea "una trepadora" y que únicamente esté tras el dinero de nuestra familia y por eso, le aconsejé que lo mejor sería que le retiren a Ranma todo el apoyo económico que hasta ahora le han venido dando… -hizo una pequeña pausa y después, le dijo- al principio, no le gustó la idea, pero ayer me dijo que hablará con Genma sobre eso y le dirá también que retiren del mercado esas "horribles muñecas de porcelana de cabello azul"…

― ¡¿En serio?! -le preguntó nuevamente, mucho más emocionada- ¡¿de verdad la señora Nodoka retirará del mercado esas tontas muñecas de porcelana?!

― Sí, querida y como ella es la dueña y creadora de esa línea de muñecas de porcelana, puede tomar esa clase de decisiones.

― ¡Ay, cómo me alegra escuchar eso por fin, tía Hinako, porque en serio, esas muñecas son "tan feas" y el seguirlas fabricando, solo provoca que Ranma se obsesione aún más con esa mujer!

― Sí, linda y por eso, vuelvo a decirte que tengas un poquito más de paciencia porque ahora sí estás por lograr lo que tanto has deseado… -dijo, colocando nuevamente una mano en el vientre de Mariko- ya de por sí tienes la sartén por el mango y debes sentirte muy afortunada por eso, porque, ¿qué no darían muchas mujeres por estar en tu lugar, eh? en especial "esa arribista" -dijo nuevamente, haciendo referencia a Akane- llevas un hijo de Ranma en tu vientre… "un hijo de un Saotome" y no te imaginas lo que eso significa… -dijo después sin analizarlo, en un tono que demostraba nostalgia y a la vez, rencor, mucho rencor- porque tú… tú sí te casarás con "un Saotome", Mariquita… tú sí… te lo juro.

Mariko se sorprendió mucho al escuchar eso último, por no comprender exactamente lo que quiso darle a entender, pero, trató de darle la menor importancia, porque lo único que le interesaba era que ella siguiera siendo su aliada y la apoyara en sus planes para quedarse por fin con su sobrino.

Por otro lado, después de unos minutos, en la fábrica de cerámica de la familia Saotome:

― Pero, Shinno, ¿por qué… por qué no me lo contaste antes? -le dijo Ranma muy desconcertado, después de escuchar semejante confesión de lo que había ocurrido entre Mariko y él aquella noche- ¿por qué no me tuviste confianza?

― Lo siento, Ranma -le respondió Shinnosuke, en un tono que mostraba un profundo abatimiento- de verdad, lo siento mucho, pero, es que, yo… yo solo pensé en la reputación de Mariko, además, creí que no por lo que había sucedido entre nosotros, ella debía perder el derecho a ser feliz contigo, si llegabas a corresponderle.

Ranma negó con la cabeza e iba a decirle algo más, pero, Sentaro lo interrumpió:

― Shinno solo es un hombre enamorado, Ranma, compréndelo, por favor: él ama tanto a esa mujer que no fue capaz de desprestigiarla, a pesar de haber jugado de la manera más vil con sus sentimientos.

Ranma no creía aun lo que estaba escuchando, pues, de todos los posibles hombres en quienes pensó que podrían ser "el padre" del bebé de Mariko, jamás imaginó que se tratara de su amigo Shinnosuke:

― Eh… Shinno -le dijo, después- mira, yo… yo no soy nadie para juzgarte, pero, tú siempre supiste que jamás vería a Mariko de una forma distinta que no fuera como una amiga y de verdad, lamento mucho que haya jugado así contigo, pero… pero… no te imaginas los problemas en los que me he visto envuelto por lo que ocurrió entre ustedes… -hizo una pausa y después, dio un pequeño suspiro- quizás, si me lo hubieras contado antes…

― Tienes todo el derecho a molestarte, Ranma… -le dijo Sentaro- y no voy a quitarle a Shinno la parte de responsabilidad que le corresponde, pero, piensa que Mariko no tenía por qué haberte metido a ti en todo esto, inventando que eras el padre de su hijo, cuando sabía perfectamente que con quien estuvo fue con Shinno...

― ¡¿Qué fue lo que dijiste, muchacho?! -dijo de pronto el señor Genma, muy sorprendido (pues, en ese momento, iba ingresando a la oficina y había escuchado muy bien lo que Sentaro acababa de decir)-.

Los tres voltearon a verlo:

― ¡¿Shinno es el padre del hijo que espera Mariko?! -preguntó nuevamente, el señor Genma-.

― Sí… así es, señor Saotome -le respondió Shinnosuke, muy avergonzado- yo… yo… yo soy el padre de ese bebé.

El señor Genma no salía de su asombro, pues, él al igual que Ranma, jamás imaginó que Shinnosuke fuera el padre del bebé de Mariko:

― Pero, muchacho… ¿cómo es eso posible? -dijo nuevamente, el señor Genma-.

― ¡Discúlpeme, señor! -le dijo Shinnosuke, interrumpiéndolo- ¡disculpe los problemas que le he ocasionado involuntariamente a Ranma, pero… pero, le prometo que ahora mismo, lo arreglaré todo, porque, aunque Mariko no me ame, no voy a permitir que siga mintiendo y que aleje a mi hijo de mí!... -y diciendo esto último, salió rápidamente de ahí-.

― ¡Shinno, espera! -le gritó Sentaro, todavía- ¡¿a dónde vas?!

Mientras tanto, en la Universidad Imperial de Tokio, Shampoo y Akane se encontraban platicando en su salón de clases, mientras esperaban a la profesora que les impartiría el siguiente curso del día:

― Entonces, ¿nos acompañarás este sábado por la noche, Akane? -le preguntó Shampoo a su amiga- ¡anda!, ¡di que sí!: ¡Kirin nos invitó a mis hermanitas y a mí, pero, también me dijo que te avisara a ti!

Akane sonrió levemente al escucharla:

― ¡Anda, por favor! -volvió a decirle Shampoo, en tono de súplica- ¡te hará muy bien despejarte!: ¡iremos primero a ver la ópera y después, a cenar!

― Gracias, Shampoo, pero, es que… no tengo muchas ganas -luego, dio un pequeño suspiro- preferiría quedarme estudiando en mi departamento este fin de semana y más aún, que ya solo falta un mes más para que finalicemos el noveno semestre e iniciemos con las prácticas…

― ¡Akane, no seas así! -le dijo Shampoo, interrumpiéndola- ¡no nos rechaces la invitación, porque somos Kirin y yo los que te estamos invitando esta vez, no Toma!

Akane se le quedó viendo muy sorprendida al escuchar eso último y después, empezó a reírse:

― Jajajaja -rio Shampoo también, al verla- ¡¿qué creías, eh?!: ¡¿qué no me había dado cuenta que le has estado rechazando a Toma todas las invitaciones que te ha hecho para que salgas con él?! jajajaja… ¡y te felicito por eso, porque se ha vuelto muy pesado y ya no me cae nada bien! jajajaja…

Ambas rieron un poco más y después, Shampoo le dijo:

― Ya extrañaba mucho verte reír, amiga jajaja… me alegra que lo hagas nuevamente.

Akane cambió su expresión al escucharla y luego, volteó a ver a otro lado rápidamente:

― Akane… -le dijo Shampoo después, al ver su cambio de humor tan repentino- y… eh… hablando de otro tema… eh… ¿qué has pensado hacer con… ya sabes quién?

Akane se puso muy nerviosa, entendiendo perfectamente a quién se estaba refiriendo:

― No sé de qué hablas, Shampoo -le dijo después, con voz temblorosa-.

― Sabes muy bien de qué te estoy hablando, Akane -le dijo, sonriendo-.

― No, Shampoo, no lo sé.

― Akane, ¿cuándo vas a hablar con Ranma?

Akane se puso mucho más nerviosa de lo que ya estaba:

― ¿No te parece que ya es momento de que lo hagas? -continuó Shampoo-.

― ¡Yo… yo no tengo nada que hablar con él, Shampoo, ya te lo he dicho varias veces!... ¡ya todo está claro: más que claro entre nosotros! -le dijo después, algo molesta- ¡él va a tener un hijo con su novia y…! -se quedó callada un momento y luego, dijo- y yo… yo voy a casarme con Kuno en muy poco tiempo… -dio un pequeño suspiro y después dijo, con voz casi inaudible, que mostraba mucho dolor- además… recuerda que su mamá me exigió que me alejara de él…

― ¡Ay, eso fue porque no te conoce, Akane! -le dijo Shampoo, nuevamente- ¡y porque no tiene ni idea de cómo ocurrieron en realidad las cosas!...

― ¡De todas formas, no tiene caso que insistas con eso, Shampoo! -le dijo Akane interrumpiéndola, molesta nuevamente- ¡entre Ranma y yo jamás podrá haber algo y es mejor que lo aceptes de una vez por todas! -le dijo casi llorando, con mucha amargura- ¡nos separan muchas cosas y eso jamás cambiará!... ¡entiende que no todos podemos ser felices como Kirin y tú! -y diciendo esto último, se fue corriendo de ahí, bajo la atenta mirada de sus compañeras-.

Shampoo solo negó con la cabeza y luego, dio un pequeño suspiro:

¡Ay, Akane es tan testaruda, Kami-sama! -pensó, después- ¡pero, algo se me tendrá que ocurrir en estos días, porque ya no soporto verla así y aunque insista en no luchar por su felicidad, yo lo haré por ella y no me importan las consecuencias!

Por otro lado, después de unos minutos más, en la gran Compañía de Seguros "Konjo" (pues, ésa era la actividad económica a la que se dedicaba esa familia), el padre de Mariko se encontraba hablando por teléfono con uno de sus trabajadores de más confianza:

― Hisashi, necesito nuevamente que tus amigos me hagan "un trabajo" como el de hace unos meses.

― ¿Desea un trabajo como el de hace unos meses, señor? -le preguntó su empleado-.

― Sí, Hisashi, así es: solo que esta vez no quiero que se limite únicamente a "un susto" -hizo una pausa- esta vez, quiero que lo golpeen.

― ¡Vaya, no creí que llegara a pedirme algo así! jajajaja -dijo muy contento el empleado, del otro lado del teléfono- pero, me parece genial: ¿a quién tenemos que partirle su mandarina en gajos, eh? jajajaja… acaso, ¿es otro deudor suyo? jajajaja.

― No, esta vez no, Hisashi… -dijo, bastante molesto- esta vez no es por deudas… es por el honor de mi hija.

― ¿Por el honor de su hija? -le preguntó, después-.

― Sí, así es -le respondió el señor Konjo- intenté que por las buenas ese miserable aceptara casarse con mi hija, pero, ya que no quiso ceder, ahora solo quiero que lo golpeen y que no le dejen un hueso sano, ¿me escuchaste?, para que le quede muy claro que de mi hija nadie se burla y que mis amenazas no fueron una maldita broma.

― Bueno, pues, usted solo diga el nombre, señor y considere hecho el trabajo hoy mismo.

El señor Konjo iba a decirle algo más, pero, de pronto, escuchó que tocaban a la puerta de su oficina:

― Adelante -dijo algo fastidiado, por la interrupción-.

― Disculpe que lo moleste, señor -dijo su secretaria, ingresando a la oficina- pero, es que, afuera hay un joven que desea hablar con usted: dice que es muy urgente… se llama: Shinnosuke Kobayashi.

― No sé quién es y ahora no puedo atenderlo, estoy muy ocupado -dijo, de forma reseca- dígale que haga una cita.

― Perdón que insista, señor, pero, es que, me dijo que no piensa irse de aquí hasta que usted lo atienda.

― ¡¿Qué no escuchó lo que acabo de decir, señorita?! -le dijo, bastante molesto- ¡no tengo tiempo para atenderlo!: ¡sea quien sea, dígale que se vaya!

Antes de que la secretaria pudiera decir algo más, Shinnosuke decidió entrar sin permiso y dijo:

― ¡Disculpe, señor, pero lo que tengo que decirle no puede esperar!

― ¡Pero, ¿quién rayos te crees para entrar de esa manera tan insolente a mi oficina, muchacho?!... -le gritó el señor Konjo- ¡largo de aquí!

― ¡No, señor, no me iré hasta que me escuche! -insistió Shinnosuke-.

― ¡No sé quién eres y sea lo que sea que tengas que decirme, no me interesa!

― ¡Es muy importante, señor!

― ¡Dije que no me interesa! -y después, se dirigió a su secretaria- ¡señorita, llame a seguridad!

― Como usted diga, señor -dijo su secretaria, saliendo de la oficina-.

― ¡Señor, por favor! -gritó después, Shinnosuke- ¡necesito hablarle sobre Mariko y el bebé que está esperando!

El señor Konjo se sorprendió al escuchar eso último y se quedó callado un momento:

― ¡Pero, ¿qué falta de respeto es ésta, muchacho?!... -le dijo después, aún molesto- ¡vete de aquí ahora mismo, antes que acabes con mi poca paciencia!

― ¡Señor, escúcheme, por favor! -le gritó interrumpiéndolo, con mucha desesperación- ¡necesito hablarle de su hija, porque yo soy el padre del bebé que está esperando!

Mientras tanto, por otro lado, en el puesto de salud de Nerima, Kasumi se encontraba hablando con uno de los señores encargados de entregar la correspondencia en dicho pueblo:

― Entonces, ¿puedo dejarle esta carta a usted, enfermera Kasumi? -le preguntó el cartero-.

― Sí, no se preocupe -le dijo Kasumi, sonriendo- yo me haré cargo de entregársela a Nabiki.

― Se lo agradezco mucho, enfermera Kasumi, es que, la señora Yamamoto -se refería a la señora que le había rentado un cuarto a Nabiki, al llegar al pueblo- no me la quiso recibir porque dijo que ella (Nabiki) ya no vive ahí desde hace unas semanas y que mejor se la trajera a su lugar de trabajo, pero, usted me acaba de contar que tampoco trabaja aquí…

― Sí, así es: ahora trabaja en la hacienda de los hermanos Tatewaki.

― ¿En la hacienda de los hermanos Tatewaki? -dijo, muy sorprendido-.

― Sí, pero, pierda cuidado que yo me encargaré de entregársela hoy mismo -le dijo amablemente, al notar su expresión de preocupación- así tendré una excusa para ir a visitarla.

― ¡Muchas gracias, acaba de salvarme! jajajaja -dijo riendo un poco, mientras rascaba su nuca- ¡es que, no me es muy agradable ir a ese lugar! jajajaja, bueno, usted sabe cómo es el carácter del señor Tatewaki jajajaja.

― Sí, lo entiendo perfectamente -le dijo Kasumi, riendo un poco también-.

El señor volvió a agradecerle y después, se retiró:

¡Qué extraño que Nabiki no les haya contado a sus padres que ya no está viviendo con la señora Yamamoto! -se quedó pensando Kasumi, pues, era una carta que sus padres le habían enviado a Nabiki- pero bueno, al salir del trabajo, iré a visitarla para entregársela y lo mejor será que no le diga nada de esto a Tofu, porque de todas formas, su turno termina hoy mucho más tarde que el mío y si le cuento, es capaz de detenerme para que no lo haga, porque no le gusta que vaya sola a ese lugar… -luego, hizo una pausa- muy bien, entonces, al salir de aquí, pasaré por Hana a la guardería (se refería a su hija) y después, me iré directamente a la hacienda Tatewaki.

Por otro lado, después de unos minutos más, nuevamente en la ciudad de Tokio, en la Compañía de Seguros "Konjo":

― ¡No es cierto!, ¡eso no es cierto, muchacho! -gritaba el señor Ikki, después de escuchar lo que Shinnosuke acababa de confesarle sobre lo que había ocurrido aquella noche con Mariko, antes que se fuera a vivir al pueblo de Wazuka- ¡no es cierto!... ¡no es cierto!: ¡mi hija no pudo haberme mentido de esta forma!, ¡no! -dijo después, mientras tiraba todo lo que estaba en su escritorio-.

Shinnosuke solo lo veía con preocupación, mientras derramaba unas pequeñas lágrimas, con mucho dolor:

― ¡Seguramente estás inventando todo esto, porque quieres proteger a tu amigo! -dijo después el señor Konjo, mientras lo agarraba por la chaqueta- ¡es eso, ¿verdad?!... ¡es porque quieres proteger a ese infeliz y ensuciar la reputación de mi hija!

― ¡No, señor! -le dijo Shinnosuke- ¡no le estoy mintiendo, le juro por la memoria de mis padres que eso fue lo que sucedió!: ¡su hija jamás fue novia de Ranma!... ¡yo fui quien estuvo con ella hace unos meses…!

― ¡No, me niego a creerlo! -volvió a gritar el señor Konjo, interrumpiéndolo- ¡mi hija solo ha sido novia de ese miserable y no pudo haberse metido contigo, estando tan enamorada de él como siempre me aseguraba!... ¡hasta hizo una fiesta para darle la bienvenida!

― ¡De verdad, lo siento mucho, señor! -le dijo Shinnosuke, con desesperación- ¡lamento que Mariko lo haya tenido engañado todo este tiempo, pero, por favor, le suplico que me permita hacerme cargo de mi hijo!: ¡quiero darle mi apellido y estar cerca de él, se lo pido!... ¡por lo que más quiera!: ¡ese bebé es lo único que tengo!

El señor Konjo estaba muy desconcertado, triste, molesto y decepcionado a la vez, porque todavía no creía que su hija… su única hija, se hubiera atrevido a mentirle a él… a él: a su padre, que tanto la quería, que había procurado siempre su bienestar y le consentía todos sus caprichos:

¡¿En qué fallé con nuestra hija, Nozomi?!... ¡¿en qué?! -dijo después internamente el señor Konjo, hablándole a su difunta esposa con mucho dolor- ¡tú sí habrías sabido guiarla, no como yo que fracasé como padre!...

El papá de Mariko sentía que todo su mundo se hacía pedazos en ese momento, pero, hasta aquí habían llegado todas las consideraciones que había tenido con ella: ¡ahora sí, iba a conocerlo!

Mientras tanto, en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tatewaki, Kodachi había salido un momento de su habitación, (sin avisarle a nadie, nuevamente). Iba en dirección a uno de los jardines de su casa, cuando de pronto, escuchó voces en ese lugar.

Al principio, no le dio importancia, pues, seguramente eran algunos empleados que estaban platicando mientras trabajaban, pero, se sorprendió mucho al escuchar que la nombraban en esa conversación:

― Está bien, Mousse, no te preocupes, me encargaré de entregárselas a la señorita Kodachi, como siempre.

― ¡Gracias, Anna, eres una buena amiga!... ¡ahora entiendo perfectamente por qué Ryu se enamoró de ti! jajajaja.

― ¡No quieras hacerte el gracioso conmigo, ¿eh?!

Son Anna y Mousse, pero, ¿de qué estarán hablando? -dijo Kodachi internamente al reconocer las voces, acercándose un poco más a ese lugar, pero, tratando de que no la vieran-.

Y la conversación continuó:

― Aunque pienso que deberías aceptar que le diga que eres tú quien se las ha estado enviando -dijo Anna, nuevamente- porque no quisiera seguir engañando a la señorita, diciéndole que somos Ryu y yo quienes le obsequiamos estas rosas amarillas, cuando nunca ha sido así…

― Por favor, Anna, no le digas nada, te lo suplico -le dijo Mousse, interrumpiéndola- tú sabes muy bien que ella me odia y si se entera que soy yo quien se las ha estado enviando, me va a odiar aún más y yo… yo… -dio un pequeño suspiro, con tristeza- yo… yo únicamente quiero verla sonreír y sé muy bien que las rosas amarillas le gustan mucho y que le traen lindos recuerdos…

― Está bien, está bien, ya entendí… -le dijo Anna, fingiendo estar molesta con él- me encargaré de entregárselas: ahora vete, antes de que alguien te vea.

― ¡Gracias! -le dijo muy contento, dándole un beso en la frente- ¡nos vemos luego! -le dijo después, yéndose rápidamente de ahí-.

Kodachi se sorprendió aún más, al escuchar eso último:

En… entonces, ¿es… es… es Mousse quien me ha estado obsequiando esas rosas durante todo este tiempo?... pe… pero… ¿por qué?... ¿por qué lo ha hecho?... ¿con qué propósito?... -dijo después, internamente- ¡Anna tendrá que darme muchas explicaciones ahora mismo!

Y cuando se disponía a acercarse a Anna, alguien le habló por detrás:

― ¡Ah, aquí estás, "mi hermosa buganvilia"!

Kodachi reconoció inmediatamente esa voz:

― ¡Quise pasar a saludarte e iba a subir a tu habitación, pero, una de las muchachas del servicio, me dijo que vio que te dirigías hacia acá y…!

― Gosunkugi… -le dijo entre dientes, interrumpiéndolo- no pensé que vendrías hoy también a visitarme.

― ¡Ah, ya sabes cómo soy yo, querida mía: siempre así de impredecible! -dijo después, tomando una de sus manos para darle un beso-.

― Sí, ya veo… -dijo sarcásticamente, quitando rápidamente su mano-.

― Mira, te traje tus rosas favoritas… -dijo después, mostrándole un gran ramo de rosas rojas-.

Kodachi se le quedó viendo un momento y antes de que pudiera decirle algo más, Anna la interrumpió, acercándose a ellos:

― ¡Ay, señorita!, ¡no sabía que usted estaba aquí! -dijo algo asustada, pensando que había escuchado la conversación entre ella y Mousse-.

― ¡Pero, ¿qué falta de educación es ésta, muchacha?! -le dijo Gosunkugi, bastante molesto- ¡¿cómo te atreves a interrumpirnos?!... ¡¿qué no ves que estamos ocupados?!

― Cálmate, Gosunkugi -le dijo Kodachi, al ver su actitud-.

― Dis… discúlpeme, señor… -le dijo Anna, muy nerviosa- no… no fue… no fue mi intención…

― ¡¿Y de nuevo llevas esas rosas insignificantes a la habitación de Kodachi?! -dijo Gosunkugi con desprecio, al ver las rosas que tenía en sus manos- ¡¿cuántas veces tendré que decirte que a mi prometida solo le gusta lo fino y de clase?!... ¡esas flores son de pésimo gusto!

― Lo siento, señor… yo… -dijo Anna aún nerviosa, pero, Kodachi la interrumpió:-

― ¡Son mis rosas favoritas y fui yo quien le pidió que adornara mi habitación con ellas! -dijo, tomando las rosas de las manos de Anna-.

Gosunkugi se sorprendió mucho al escucharla y después, le dijo:

― ¿Ésas son tus rosas favoritas? pero… yo creí que…

― ¿Algún problema? -volvió a decirle Kodachi-.

― No… no… ninguno, querida -le dijo después algo molesto, por quedar en ridículo frente a esa empleada- es que… creí que te gustaban las cosas "un poco más sofisticadas".

― Pues, qué poco me conoces, "querido" -le dijo, sarcásticamente- porque a mí siempre me han gustado esta clase de rosas -dijo después, acercándolas a su nariz para olerlas-.

Gosunkugi se le quedó viendo aún molesto y luego, carraspeó un poco:

― Bueno, pues… si tanto te gustan esas rosas, prometo que te las compraré todos los días para que adornes tu habitación y…

― Eh… si no te molesta -le dijo, interrumpiéndolo- me gustaría que siga siendo Anna y su esposo quienes me las consigan, ¿sí?

― Pero, ¿por qué, mi buganvilia? -le preguntó sorprendido-.

― Porque ellos saben muy bien qué rosas son las que me gustan, Gosunkugi y ésas son las que quiero seguir recibiendo, ¿de acuerdo? -y luego dijo internamente, acercándolas nuevamente a su nariz- Mousse… Mousse… qué bien me conoces… -y sin darse cuenta, estaba sonriendo ampliamente al pensar en él-.

Anna también sonrió al escucharla y Gosunkugi estaba que echaba chispas, sin comprender exactamente qué era lo que estaba pasando.

Por otro lado, después de una hora, nuevamente en la ciudad de Tokio, el señor Konjo fue a su casa y le pidió a una de sus empleadas que le avisara a Mariko para que bajara a la sala, pues, necesitaba hablar con ella para darle "muy buenas noticias".

La empleada cumplió con la orden y subió a la habitación de Mariko:

― ¡Gracias, Chihiro, ahora voy! -le dijo Mariko muy contenta, pensando que quizás su padre había logrado que Ranma aceptara casarse con ella-.

Bajó rápidamente las escaleras y al llegar a la sala, dijo:

― ¡Hola, papito, me dijeron que querías hablar conmigo y…! -hasta en ese momento, se percató de la presencia de alguien más ahí (pues, su padre no había llegado solo)-.

― Hola, Mariko -la saludó esa persona, sonriendo levemente al verla-.

Mariko se quedó completamente en shock y muy asustada, al darse cuenta de quién se trataba:

― ¿Qué te pasa, Mariko? -le preguntó su padre con mucho sarcasmo, al ver su reacción- parece como si hubieras visto un fantasma… ¿por qué no respondes al saludo de "tu amigo", eh?

Mariko no podía articular ninguna palabra y su padre continuó:

― Porque tengo entendido que además de Ranma, también fuiste muy amiga de este muchacho desde que eran niños, ¿no es así?

― Bueno… yo… eh… -dijo Mariko, con voz temblorosa- eh… sí… pero, no… no entiendo a qué viene eso y qué está haciendo él aquí…

El señor Konjo no podía creer tanto cinismo. Después, negó con la cabeza y le dijo bastante molesto:

― Bueno, tú debes saberlo mucho mejor que yo, ¿no te parece?

― No… no lo sé, papá, no sé qué hace él aquí y dile que se vaya, por favor, porque no tengo tiempo para atenderlo ahora -volvió a decir, todavía tratando de hacerse la desentendida-.

― Mariko… -dijo después, Shinnosuke- ¿de verdad… de verdad… creíste que por el hecho de haberme ido de aquí, ya no me comunicaría con Ranma?

― ¡No se de qué hablas!, ¡vete de aquí ahora mismo! -le dijo Mariko, bastante nerviosa y molesta a la vez-.

― ¡No, Mariko, no me iré! -le dijo Shinnosuke, levantando la voz- ¡no me iré porque el hijo que vas a tener también es mío y no voy a permitir que lo alejes de mí!

Mariko sintió desfallecer en ese momento:

― ¡No, eso no es cierto! -gritó y luego, se dirigió al señor Konjo- ¡no le creas, papá, está mintiendo!... ¡el hijo que espero es de Ranma y como Shinnosuke siempre ha estado enamorado de mí por eso lo está inventando!

― ¡Basta, Mariko! -le gritó su papá- ¡es inútil que lo niegues!: ¡ya este muchacho me contó cómo sucedieron las cosas entre ustedes dos y que jamás fuiste novia de Ranma!

― ¡No, papá, no es cierto! -gritó Mariko, de nuevo- ¡no le creas nada…!

― ¡Es suficiente, Mariko!: ¡no vas a lograr que caiga en tus juegos otra vez! -gritó el señor Konjo, interrumpiéndola- ¡no voy a permitir que sigas ensuciando y pisoteando mi apellido, porque ya bastante tuve con que me salieras con el "chistecito" de estar embarazada y aún más, que provocaras que quedara en ridículo frente a nuestras amistades y especialmente, con la familia Saotome! -dijo después entre avergonzado, molesto y arrepentido por haber ido a gritarles aquel día, por desprestigiarlos y por haber estado a punto de mandar a golpear a Ranma, para obligarlo a que se casara con su hija- ¡ya no más, Mariko, no más!: ¡no vas a volver a tomarme por un estúpido!

Mariko todavía no creía que esto estuviera pasando y el señor Konjo continuó:

― ¡Voy a arreglarlo todo para que te cases con este muchacho en unos días, ¿me escuchaste?!

― ¡¿Qué?! -gritó Mariko después, con desesperación- ¡no, papá, eso jamás!: ¡no pienso casarme con "este huérfano, don nadie", que no tiene pasado ni mucho menos, futuro!

Por supuesto que a Shinnosuke le dolieron profundamente esas palabras, pero, trató de no inmutarse:

― ¡Vaya! -dijo nuevamente el señor Konjo- ¡¿con que eso es lo que piensas de este muchacho?!, ¡no me digas!, ¡¿y entonces, por qué diablos no pensaste en eso cuando lo fuiste a buscar a su casa y te metiste con él, eh?!... ¡ahora veo lo enamorada que estabas de "Ranma"!

Mariko se puso furiosa y pequeñas lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Después, se acercó a Shinnosuke y sin previo aviso, le dio una fuerte bofetada:

― ¡Te odio!, ¡no sabes cuánto te odio! -le gritó, con mucha rabia- ¡te desprecio con todas mis fuerzas y maldigo el momento en que te cruzaste en mi camino! -y empezó a golpear su pecho con las manos empuñadas-.

Su papá la tomó de los brazos y le dijo:

― ¡Ya es suficiente, Mariko, aunque no quieras, te vas a casar con este muchacho porque él es el padre de tu hijo, ¿me entendiste?!

― ¡Jamás!, ¡jamás me casaré con él! -gritó, nuevamente- ¡primero muerta!

― ¡Sí lo harás, Mariko!... ¡sí, lo harás! -le gritó después, el señor Konjo- ¡lo harás, porque soy tu padre y me tienes que obedecer, si no quieres que te eche ahora mismo de la casa y te deje sin ningún centavo!

Mariko se sorprendió mucho más al escuchar eso último:

― ¡No serías capaz! -le gritó, después- ¡soy tu única hija!...

― ¡Ponme a prueba y verás! -le gritó nuevamente su padre- ¡porque sabes perfectamente que yo jamás bromeo, así que o te casas con este muchacho o te echo a la calle!

Mariko se puso a llorar, muy desesperada:

― Mariko, por favor… -le dijo después Shinnosuke, con voz apagada, al verla así- de verdad, lamento que me odies tanto, pero yo… yo solo quiero hacerme cargo de ti y de nuestro hijo… acepta casarte conmigo…

― ¡Jamás, ¿me oyes?!, ¡jamás! -le gritó después, zafándose bruscamente del agarre de su padre- ¡yo amo a Ranma y solo con él me casaré!, ¡con nadie más, ¿entendiste?!... ¡con nadie más! -y diciendo esto último, salió corriendo de ahí-.

Por otro lado, después de unas horas más, al caer la noche, el señor Genma llegó a su casa y su esposa como siempre, salió a recibirlo. Se saludaron y después el señor Genma le dijo, muy contento:

― Nodoka, tengo que contarte algo muy importante, que estoy seguro que te alegrará mucho… es sobre nuestro hijo.

― Yo también quiero hablarte de él, Genma -le dijo, bastante seria- porque ya he pensado en lo que debemos hacer para obligarlo a que se case con Mariko… -luego, tomó un poco de aire para seguir hablando- fue muy difícil para mí tomar esta decisión, pero, creo que es lo mejor…

El señor Genma se le quedó viendo un momento y después le dijo, riendo un poco e interrumpiéndola:

― ¡Pero, Nodoka, eso ya no será necesario! jajaja.

La señora Nodoka se sorprendió mucho al escuchar eso último y antes de que pudiera preguntarle el por qué, su hermana la interrumpió, acercándose donde ellos estaban:

― ¡¿No me digas que Ranma finalmente aceptó casarse con Mariquita?! -dijo, muy contenta- ¡ay, qué bueno, porque a Mariquita ya se le va a empezar a notar mucho más su embarazo y es mejor que se casen mañana mismo, si es posible!... ¡ay, qué bien!, ¡por fin dejaremos de ser la comidilla de la ciudad!

― ¿De verdad aceptó casarse con ella, Genma? -le preguntó después, la señora Nodoka a su esposo-.

El señor Genma se les quedó viendo a ambas y después negó con la cabeza, riendo un poco nuevamente:

― ¿Qué es tan gracioso, cuñado? -le preguntó la señora Hinako, algo molesta- me parece que esto es bastante serio como para que te rías…

― ¿Qué pasa, Genma? -le preguntó nuevamente, la señora Nodoka-.

El señor Genma rio un poco más y luego, tomó de las manos a su esposa:

― Nodoka… -le dijo, después- si dije que ya no será necesario que tomemos algunas medidas, es porque nuestro hijo no nos mintió respecto a Mariko…

― ¿Qué es lo que estás tratando de decirnos, cuñado? -le preguntó la señora Hinako, aún en el mismo tono-.

― Bueno, que Ranma no es el padre de ese bebé -dijo el señor Genma-.

Tanto la señora Nodoka como su hermana, se sorprendieron mucho al escucharlo y él continuó:

― Shinnosuke es el padre del hijo que espera Mariko.

― ¡¿Qué?! -gritó la señora Hinako, mucho más sorprendida y desconcertada a la vez- ¡¿pero, qué es lo que estás diciendo, Genma?!

― Lo que escuchaste, Hinako -repitió el señor Genma, tranquilamente- Shinnosuke es quien tuvo una relación con Mariko, no Ranma.

― ¿Shinno? -preguntó la señora Nodoka, sin poder creerlo aún- pero, entonces, Ranma no…

― ¡Eso no es cierto, cuñado! -gritó después la señora Hinako, interrumpiendo a su hermana- ¡no es cierto!: ¡seguramente mi sobrino lo inventó para no hacerse responsable, porque él es el único novio que Mariquita ha tenido!... ¡si no, ¿qué hay de las veces que los encontraste besándose en la fábrica, eh?!, ¡¿qué me dices de eso?!... ¡él es el padre de ese bebé!

― Lamento contradecirte, Hinako -le dijo el señor Genma, con algo de sarcasmo- pero, así son las cosas: Shinno llegó hoy de visita por la mañana a la fábrica con Sentaro y al enterarse del embarazo de Mariko, inmediatamente le dijo a mi hijo que él es el padre de ese bebé.

― ¡Seguramente dijo eso solo para ayudar a mi sobrino, como son "tan buenos amigos", porque Mariko jamás se involucraría con ese huérfano!

― Tranquilízate, Hinako -le dijo su hermana, muy sorprendida por su actitud- no tienes por qué ponerte así.

― Nodoka tiene razón, Hinako -dijo después, el señor Genma- no tienes por qué reaccionar así, por el contrario, deberías alegrarte igual que nosotros, porque ya quedó aclarado que Ranma no tuvo nada que ver en todo ese "escándalo" en el que se vio involucrada nuestra familia, como tantas veces repetías.

― ¡No!, ¡sigo sin poder creerlo! -volvió a gritar la señora Hinako- ¡Mariko no pudo habernos engañado así! -y después dijo, internamente- ¡no pudo haberse atrevido a engañarme a mí!... ¡a mí, que tanto la he apoyado!

― Entonces, ¿Ranma no nos mintió, Genma? -le preguntó después la señora Nodoka a su esposo, sin poder evitar ilusionarse- ¿él… él no es el padre de ese bebé?... ¿me lo juras?

― Sí, Nodoka, te lo juro… -le dijo el señor Genma- nuestro hijo nos dijo la verdad.

La señora Nodoka estaba muy contenta y abrazó fuertemente a su esposo, mientras que la señora Hinako seguía en sus cavilaciones:

¡¿Cómo pudo pasar esto?!... ¡¿cómo?!, ¡si ya todo estaba tan bien!... ¡ay, no, ¿cómo pudo meterse con ese huérfano?! -pensó, furiosa- ¡estropeó mi plan y lo peor de todo, es que se haya atrevido a tomarme el pelo a mí también!... ¡ay, pero qué niña más torpe!, ¡jamás debí tomarla en cuenta para llevar a cabo mi venganza!... -luego, hizo una pausa- ¡ja!, ¡pero esto no se va a quedar así!: ¡cuando la vea, me va a escuchar, porque a mí no me va a dejar en ridículo con todas mis amistades! -pues, ella se había encargado de "esparcir" aquella noticia en casi toda la ciudad, solo para que fuera una mentira-.

Por otro lado, en el pueblo de Nerima, Kasumi acababa de llegar a la hacienda Tatewaki, junto a su pequeña hija Hana. Una empleada le abrió la puerta y le dijo, amablemente:

― Enfermera Kasumi, buenas noches… qué gusto tenerla por acá, pase adelante.

― Hola, buenas noches… con permiso -respondió Kasumi, ingresando a la casa- perdón por molestar a esta hora.

― No se preocupe -le dijo la empleada- supongo que busca al señor Tatewaki, pero, déjeme decirle que aún no ha regresado de su trabajo... si gusta, puede esperarlo en la sala.

― ¿No ha regresado de su trabajo? -le preguntó y después, pensó- ¡qué bueno, así quizás me dé tiempo de platicar un poco más a gusto con Nabiki! -luego, le dijo- oh, ya veo, pero, en realidad no vine a hablar con él, sino con…

― ¡Señorita Kasumi! -dijo de pronto Tacchi, acercándose a ella para abrazarla- ¡¿cómo está?!

― ¡Hola, Tacchi! -le dijo Kasumi, sonriendo- ¡me da mucho gusto verte!

― ¡Taii! -dijo Hana (la hija de Kasumi) muy contenta al verlo, con algo de dificultad por no poder pronunciar bien su nombre aún-.

― ¡Hola, Hana! -dijo Tacchi, también muy contento al verla (pues, se habían hecho muy buenos amigos, cuando Tacchi aún iba a la guardería)-.

Kasumi bajó a su hija para que pudiera saludar a Tacchi:

― ¡¿Quieres ver los nuevos juguetes que me compró el señor Cacahuate?! -le dijo Tacchi a Hana después, aún muy contento-.

― ¡Sí! -dijo la niña, muy emocionada-.

Kasumi se dio cuenta rápidamente que Tacchi se estaba refiriendo a Kuno. Le causó algo de gracia que lo llamara así, pero luego, analizó bien lo que acababa de escuchar:

― Oye, Tacchi -dijo después, dirigiéndose al niño- ¿dijiste que el señor Tatewaki te compró juguetes?

― ¡Sí! -le confirmó Tacchi- ¡y también me regaló un caballito! -luego, se dirigió a Hana- ¡¿quieres que te lo enseñe?!

Kasumi se sorprendió mucho al escucharlo. Iba a preguntarle algo más, pero de pronto, apareció Nabiki:

― ¡Kasumi, qué agradable sorpresa! -le dijo acercándose a ella, para saludarla-.

― ¡Nabiki! -le dijo Kasumi, muy contenta- ¡¿cómo estás?!

― Estoy bien, muchas gracias -le dijo, sonriendo levemente- y tú, ¿cómo estás?

― Muy bien, también -le respondió, aún sonriendo-.

Nabiki se le quedó viendo un momento y después, le dijo:

― Me alegra mucho verte, gracias por venir.

― No tienes nada qué agradecer, Nabiki -le dijo, muy contenta aún- me gustaría poder hacerlo más seguido, pero, ya sabes que, con este trabajo, a veces salgo muy tarde y… no quisiera ocasionarle molestias al señor Tatewaki por venir a altas horas de la noche -dijo, riendo un poco-.

Nabiki cambió su expresión al escucharla y Kasumi continuó:

― Oye, ¿por qué no vas a visitarme este sábado que viene a mi casa? haré un almuerzo especial para ti y para Tacchi…

― Gracias, Kasumi -le dijo Nabiki rápidamente, interrumpiéndola- pero, no creo que pueda…

― Bueno, entonces, ¿qué te parece si lo dejamos para el domingo?

― Eh… no, tampoco puedo… -le dijo, muy nerviosa-.

Kasumi se le quedó viendo muy sorprendida por su actitud y después, se dirigió a los niños:

― Tacchi, ¿por qué no le muestras a Hana tus juguetes nuevos, mientras yo hablo un ratito con tu mamá, sí?

― ¡Sí! -dijo Tacchi, muy contento y después, tomó de la mano a la niña, para llevarla a la sala- ¡vamos, Hana!

Al irse los niños, Kasumi le dijo a Nabiki, mientras sacaba de su bolso de mano la carta que estaba dirigida a ella:

― Mira, esta carta llegó por la mañana al puesto de salud… es de tus padres.

― ¡¿Qué?! -dijo muy sorprendida, al recibirla- ¡¿mis padres me escribieron?!

― Sí, Nabiki -le dijo Kasumi, bastante seria- y no dejó de sorprenderme que no les hayas dado tu nueva dirección, porque la carta aún está dirigida a la pensión de la señora Yamamoto.

Nabiki tenía el rostro inclinado, mientras la escuchaba y observaba la carta que tenía en sus manos:

― Nabiki… -le dijo Kasumi, después- ¿qué es lo que está pasando?... porque sé que algo ocurre y que tú no me lo has querido contar…

Nabiki no dijo nada y Kasumi volvió a decirle:

― Confía en mí, por favor… -dijo después, colocando una de sus manos sobre las suyas- eres mi amiga y te aprecio mucho y sea lo que sea, te aseguro que sabré comprenderlo… -hizo una pequeña pausa- déjame ayudarte, por favor.

Nabiki volteó a verla y después le dijo, algo desesperada:

― Gracias, Kasumi, pero, no puedo… no puedo decirte nada… ¡no puedo!

― Entonces, sí ocurre algo -le dijo preocupada- ¿qué es lo que sucede, Nabiki? cuéntame.

― No, Kasumi, discúlpame… prometo que algún día te lo contaré todo, pero, si de verdad quieres ayudarme ahora, escríbeles a mis padres y diles que estoy bien y que muy pronto les enviaré dinero.

― Pero, Nabiki…

― ¡Hazlo por favor, Kasumi, te lo suplico!

Kasumi estaba asustada al escucharla hablar así. Iba a preguntarle algo más, pero, de pronto, tocaron la puerta.

Una empleada fue a abrir rápidamente y se trataba de Kuno:

― Enfermera Kasumi -le dijo, bastante sorprendido al verla- ¿a qué debo el honor de su visita? -dijo después con algo de sarcasmo, entregándole a la empleada el sombrero y la chaqueta, que traía puestos-.

― Buenas noches, señor Tatewaki -le respondió, bastante seria- disculpe la hora, pero, quise pasar a saludar a Nabiki.

― Ya veo… -dijo, aún en el mismo tono- pero, ¿vino usted sola hasta aquí?

― Vine con mi hija, porque mi esposo aún no ha salido del trabajo…

― ¡No me diga!, ¿y no le parece que es muy riesgoso para una dama tan hermosa como usted, andar por estos rumbos sin compañía, a estas horas de la noche?... -hizo una pausa y la vio de arriba hacia abajo. Luego le dijo sonriendo, con mucho cinismo- podría pasarle algo… ¿no lo cree?

A Kasumi no le gustó nada el comportamiento de Kuno (sobre todo, lo que había insinuado) y después dijo, dirigiéndose a Nabiki:

― Creo que es mejor que me vaya ya, Nabiki: me dio mucho gusto saludarte.

― Igualmente, Kasumi -le dijo, sonriendo levemente- gracias por alegrarme la noche con tu visita.

Kasumi sonrió también al escucharla y la abrazó fuertemente:

― Cuídate mucho, por favor -le dijo en voz baja, procurando que Kuno no la escuchara- y no te preocupes por nada: yo me encargaré de escribirle a tus padres.

― Gracias, Kasumi -le dijo, con voz temblorosa-.

Kuno solo las estaba observando:

― ¡Ya nos vamos, Hana! -dijo Kasumi después levantando la voz, para que su hija la escuchara-.

Los niños se acercaron a ellas rápidamente:

― ¿Cuándo van a venir otra vez? -le preguntó Tacchi a Kasumi, con algo de reproche-.

Kasumi sonrió ampliamente al escucharlo:

― Te prometo que muy pronto, cariño -dijo, acariciando su cabeza-.

― No le mienta así al niño, enfermera Kasumi -dijo Kuno interviniendo, de manera insolente- porque eso sucederá solo cuando sea posible y le agradecería que la próxima vez, nos avise de su visita, ¿quiere? porque no me gusta que Nabiki se distraiga de sus obligaciones.

Kasumi se le quedó viendo desconcertada por su comportamiento tan grosero y no dejó de llamarle la atención que se dirigiera a Nabiki con "tanta confianza", al llamarla únicamente por su nombre… sintió que definitivamente, algo demasiado extraño estaba pasando y se encargaría de averiguarlo a como diera lugar.

Por otro lado, nuevamente en la ciudad de Tokio, después de dos días, Shampoo se encontraba junto a sus hermanas menores Rin y Ran, haciendo compras de último minuto, para ir por la noche al teatro con Kirin, a ver una de las óperas más famosas: "la Traviata" y después, a cenar. Estaban muy emocionadas:

― ¡Shampoo, vamos a ver más bolsos, ¿sí?! -le dijo Ran a su hermana mayor-.

― ¡También zapatos, por favor! -dijo Rin-.

Shampoo rio un poco al escucharlas y después, les dijo:

― No, pequeñas, creo que ya es suficiente con lo que llevamos -les dijo, mostrándoles las bolsas de compras- lo mejor será que regresemos ya a casa, para empezar a alistarnos a tiempo.

Sus hermanas no estaban muy convencidas, pero, tuvieron que resignarse:

― Oye, Shampoo -dijo Rin después, cambiando de tema- y Kirin… ¿aún no te ha hablado de matrimonio?

― ¿Matrimonio? -dijo Shampoo sonriendo divertida, al escuchar la pregunta de su hermana-.

― Es cierto, Shampoo -dijo Ran- porque ya llevan varios años de novios y no se ha escuchado que hablen de eso… ¿por qué, eh?

Shampoo volvió a reír y Rin le dijo:

― Kirin solo viene a visitarte cada fin de semana, a veces cada quince días y no se ve ningún avance en su relación.

― ¡Bueno, pero, qué chismosas andan hoy ustedes dos, ¿eh?! -les dijo Shampoo, aún riendo- ¿no les parece que eso es algo privado?

― ¡¿Privado?! -le dijo Ran, muy sorprendida- ¡¿cómo puedes decirnos eso?!: ¡somos tus hermanas!

― ¡Sí, Shampoo! -secundó Rin- ¡con nosotros no puedes tener secretos!

Shampoo rio aún más al escucharlas y Rin continuó:

― ¡¿No será que has dejado de quererlo y por eso, no te importa que no te pida matrimonio aún?!

Shampoo se sorprendió mucho al escucharla. Iba a responderle, pero, Ran la interrumpió:

― ¡¿De verdad dejaste de quererlo, Shampoo?!... y de ser así, ¿me lo regalarías a mí?

Shampoo rio una vez más y después, colocó una mano sobre la cabeza de su hermana, para despeinarla:

― ¡Oye! -le dijo Ran, con reproche- ¡ya no soy una niña para que juegues así conmigo!

― Para mí, lo sigues siendo -le dijo Shampoo, sonriendo- además, Kirin es demasiado grande para ti: apenas tienes dieciséis años.

― ¡Este año cumpliré diecisiete! -le dijo, fingiendo estar ofendida-.

― De todas formas, sigues siendo demasiado pequeña para él -volvió a decirle Shampoo- y aunque tuvieras edad, yo jamás te lo regalaría jajajaja.

Tanto Shampoo como Rin empezaron a reírse, mientras que Ran, se cruzaba de brazos algo molesta:

― Bueno, ya no digan más tonterías ¿quieren?… -continuó Shampoo- mejor vámonos ya a la casa.

Y siguieron caminando por la acera, mientras platicaban un poco más.

Avanzaron unas cuadras, cuando de pronto, Shampoo vio a Ranma del otro lado de la calle, bajando unas cajas de un camión (estaba haciendo algunas entregas de productos de cerámica y porcelana en una tienda):

― Es… es Ranma -dijo muy sorprendida, deteniendo su andar-.

― ¿Quién? -preguntó Rin-.

― ¡¿Hablas de ese chico tan atractivo que está del otro lado de la calle?! -preguntó después Ran, muy emocionada- ¡¿lo conoces?!... ¡¿es tu amigo?!... ¡¿por qué no nos lo presentas?!... ¡es muy apuesto!

― ¡Sí, Shampoo, preséntanoslo! -secundó Rin- ¡así Ran se queda con Kirin y yo con él!

Shampoo volteó a verlas y luego, negó con la cabeza:

― No, nada de eso… -les dijo después, en tono de regaño- ustedes váyanse a la casa y yo las alcanzaré en unos minutos, ¿de acuerdo? -y les entregó las bolsas de compras que traía en sus manos-.

― ¡Pero, Shampoo…! -le dijeron al unísono, con reproche-.

― ¡Nada de peros! -les dijo, interrumpiéndolas- ¡hagan lo que les estoy diciendo sin protestar, por favor…! -hizo una pequeña pausa y luego dijo, más para sí misma- yo… yo tengo algo muy importante qué hacer.

Sus hermanas voltearon a verse entre ellas, muy confundidas:

― ¡Oye!… ¡¿no nos digas que estás engañando a Kirin con ese chico?! -dijo después Rin, algo alarmada-.

Shampoo volteó a verla:

― ¡Dejen ya de decir tantas tonterías, antes de que pierda la paciencia con ustedes y le diga a Kirin que ya no las invite a salir esta noche! -les dijo a ambas, fingiendo que estaba molesta-.

― Esta bien -dijo Ran, resignada- ya no diremos nada, pero, más te vale que nos cuentes más tarde qué es lo que está pasando aquí, ¿eh?

― ¡Sí, no te vayas a tardar mucho! -le dijo Rin y después, se fueron rápidamente de ahí-.

Shampoo negó con la cabeza sonriendo, por las ocurrencias de sus hermanas y las observó, hasta perderlas de vista. Después, vio hacia el otro lado de la calle nuevamente:

La oportunidad es perfecta para hablar con él y no la desaprovecharé -pensó, decidida- le contaré todo lo que Akane no ha querido contarle y que le impide corresponder libremente a sus sentimientos… aunque ella después se moleste conmigo o incluso pierda su amistad, sé que valdrá la pena, porque Akane merece ser feliz… merece que alguien la salve de ese matrimonio arreglado y estoy segura que Ranma es ése héroe que ella tanto necesita en su vida…

CONTINUARÁ...

¡Hola, apreciados lectores!... es un gusto poder saludarlos en la primera actualización de esta historia, en este nuevo año 2024 :)

Como pudieron darse cuenta, fueron "muy buenas noticias", pero, no para Mariko jejejeje, porque ya todos la descubrieron y se le cayó su teatrito... sin embargo, ¿creen que se dará por vencida? jejejeje.

Me hubiera gustado darles una actualización mucho más larga, pero, me hizo falta terminar de redactar otras conversaciones que quería que se vieran en este capítulo y si me esperaba a redactarlas, me hubiera tardado mucho más en actualizar jejejeje.

Espero que no se me hayan aburrido con este capítulo jejejeje porque sé que no se dio un avance en la relación de Ranma y Akane, pero, ya se vienen muchas sorpresas y ojalá puedan seguirme acompañando a leer :)

Como siempre, agradezco mucho a los nuevos seguidores, a quienes agregan mis historias a sus listas de lectura y especialmente, a quienes se toman el tiempo para dejarme un mensajito:

Grace: muchas gracias por tus mensajes tan lindos y por estar al pendiente de ese problemita del acoso jejeje. Por el momento, creo que todo ha estado tranquilo, no sé realmente si ya se daría cuenta esa persona que volví por acá jejeje, pero, ojalá ya no vuelva a hacerlo. Agradezco mucho tus palabras de ánimo y tu apoyo. Espero que te encuentres muy bien :)

Chica Tendo: ya está cada vez más cerca la reconciliación de "tus cositos", como les dices jejejeje. Muchas gracias por tus mensajes, espero que puedas seguirme acompañando a leer :)

Bayby Face: me da muchísimo gusto tenerte nuevamente por acá y que me hayas encontrado jejejeje. Muchas gracias por escribirme y acompañarme en todas las historias que he compartido, es un placer contar con tu apoyo desde hace ya bastante tiempo. Te mando muchos saludos :)

Manu Teorias: ya muy pronto aparecerá el coronel en esta historia jejeje. Muchas gracias por tus mensajes, ya te estaré visitando nuevamente en tu perfil :)

Guest de Ecuador: hola, agradezco mucho tu interés por esta historia y no te preocupes, que aunque me tarde un poquito en ir actualizando, la voy a terminar, para que puedas disfrutarla completa. Un gusto tenerte por acá :)

Guest: mil disculpas por tardarme nuevamente en actualizar :'(, procuraré hacer lo posible por al menos actualizar cada mes, muchas gracias por leer :)

Muchas gracias a todos por la paciencia con la que han esperado que actualice esta historia y espero muy pronto darles la siguiente parte que estará cargada de muchísimo romanticismo :)

¡Saludos y nos leeremos en una próxima ocasión!... ¡cuídense mucho! :)