Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.
Ranma estaba por bajar de su camión las últimas cajas que debía entregar en aquella tienda, cuando de pronto, Shampoo se acercó a él:
― ¡Hola, Ranma! -le dijo, muy animada- ¿cómo has estado?
Ranma volteó a verla:
― Hola… eh… bien, gracias -le dijo después, un poco confundido- disculpa, eh… ¿nos conocemos?
Shampoo se le quedó viendo un momento y luego, rio un poco:
A Akane la vio solo una vez y aunque pasaron algunos años, no la olvidó y a mí que me ha visto ya varias veces, no me recuerda jajajaja… -dijo internamente, muy divertida- bueno, supongo que así es "el amor" jajajaja.
― Bueno, creo que tu rostro sí se me hace familiar… -le dijo Ranma, después- pero, no recuerdo dónde te he visto antes…
Shampoo negó con la cabeza, sonriendo:
― Soy Shampoo Zheng… -le dijo después, dándole la mano- estudio en la Universidad Imperial de Tokio y trabajé como enfermera hace unos meses en la Academia del Ejército Imperial Japonés.
Ranma se quedó pensando un momento:
― ¡Oh, sí, claro, mucho gusto! -le dijo después, al recordarla- ahora entiendo por qué tu rostro se me hacía familiar jajajaja...
Shampoo volvió a reír al escucharlo:
― Entonces, es de ahí que me conoces -continuó, Ranma-.
― Bueno, sí, en parte.
― ¿En parte? -le preguntó, después- acaso, ¿me conoces de otro lugar?
― Sí, así es… -le respondió, Shampoo- te conozco desde hace mucho más tiempo.
― ¿De verdad? -le preguntó, nuevamente confundido- ¿de dónde es entonces que me conoces realmente?
Shampoo se le quedó viendo un momento y después le dijo, aún sonriendo:
― Por mi mejor amiga, Ranma… -luego, hizo una pequeña pausa- ella fue quien me habló de ti, desde que se vino a vivir a la ciudad para estudiar en la universidad y nos volvimos tan unidas...
― ¿Tu mejor amiga fue quien te habló sobre mí? -le preguntó, sorprendido- pero…
― Sí, me habló de ti… -dijo asintiendo y luego, hizo una pausa nuevamente- y… y de la forma en que evitaste que se lastimara hace unos años en una heladería…
Ranma se sorprendió mucho más al escuchar eso último y Shampoo, continuó:
― ¿Sabes? quedó muy agradecida contigo y desde entonces, no ha dejado de pensar en ti y de amarte con todas sus fuerzas…
Ranma se le quedó viendo, sin poder creer lo que estaba escuchando:
― Ella te ama, Ranma… -volvió a decirle Shampoo- te ama como no te imaginas.
― Shampoo… -le dijo él, después- tú… tú me estás hablando de…
― ¡Sí, Ranma, sí! -le confirmó Shampoo, sonriendo ampliamente- ¡te estoy hablando de Akane!
Ranma también sonrió muy ilusionado, al escucharla:
― Lo sabía… -dijo, después- sabía que Akane era la chica que conocí hace unos años en la heladería "Kaminari Issa" -ese era el nombre de la heladería- aunque ella se empeñara tanto en negarlo… -luego, dio un pequeño suspiro- recuerdo que aquella vez, Mariko me pidió que fuéramos a tomar un helado ahí, porque acababan de abrirla, pero, jamás pasó por mi mente que ese día y en ese lugar, conocería al amor de mi vida…
Shampoo volvió a sonreír al escucharlo y él continuó:
― Porque esa es la verdad, Shampoo -dijo después, viéndola detenidamente a los ojos- Akane… Akane es la mujer de mi vida: la amo profundamente… la amo con toda mi alma.
Ella negó con la cabeza y después, le dijo:
― ¡Ay, Ranma, es una lástima que te hayas dado cuenta tan tarde!
― ¿Por qué me dices eso? -le preguntó, muy sorprendido-.
― Bueno, porque ahora estás a punto de tener un hijo con tu novia, ¿no es así?…
Ranma bufó algo cansado, al volver a escuchar eso:
― No me sorprende que tú también creas eso porque eres la mejor amiga de Akane y como Toma se encargó de ir rápidamente a contarle esa mentira a ella, pues…
― No, Ranma -le dijo Shampoo, interrumpiéndolo- no fue Toma quien se lo contó a Akane.
― ¿De qué hablas? -le preguntó muy sorprendido, nuevamente- entonces, ¿quién lo hizo?
― Bueno, Toma también se lo mencionó después, pero, quien se lo dijo primero fue tu novia: Mariko Konjo.
Ranma no podía creer lo que estaba escuchando:
― ¡¿Mariko fue quien le dijo eso a Akane?! -le preguntó después, empezando a enojarse- pero, ¡¿cómo se atrevió a hacer algo así?!
― Hace unas semanas, fue a buscarla a la universidad para gritárselo: la abofeteó delante de todos, le mostró una hoja que contenía los resultados de su embarazo y le exigió que se alejara de ti.
Ranma se enfureció aún más y Shampoo continuó:
― Yo… yo no estaba con ella cuando eso pasó: me lo contaron mis compañeras de clases y al enterarme de todo, fui a buscarla a su departamento… -dijo, en un tono que mostraba tristeza- la encontré llorando desesperadamente… estaba deshecha la pobrecita, porque… porque… -luego, hizo una pequeña pausa- porque precisamente, ella ya había decidido darte esa oportunidad que tanto le habías pedido y te lo iba a decir cuando volviera a verte.
Ranma cambió su expresión al escuchar eso último:
― ¡¿Akane estaba dispuesta a aceptarme?! -le preguntó después, algo desesperado- ¡¿es en serio?!... ¡rayos!, ¡¿cómo pudo pasar esto?!
― Yo le insistí que hablara contigo para que le aclararas esa situación, porque creía que esa mujer estaba mintiéndole, pero, después, tu mamá también fue a buscarla a la universidad y le confirmó que ese bebé es tuyo.
― ¡¿Mi mamá también se atrevió a buscar a Akane para decirle eso?! -le dijo después, bastante sorprendido y molesto a la vez- ¡pero…!
― ¡Joven Saotome! -dijo de pronto, la encargada de la tienda dónde él estaba haciendo las entregas- ¿podría venir un momento, por favor? es que, hicieron falta algunos artículos de porcelana que solicitamos…
― Ahora llevo lo que hace falta, señora Yoshida -le respondió Ranma rápidamente, tratando de tranquilizarse- es que, todavía no he terminado de descargar sus productos.
― ¡¿De verdad?! -le preguntó la señora, algo apenada- ¡ay, disculpe, entonces!
― No, no se preocupe -le dijo Ranma, nuevamente- ahora voy -después, se dirigió a Shampoo y le dijo- ¿podrías darme unos minutos, por favor? es que, me gustaría seguir platicando contigo… ¿tienes tiempo para ir a tomar un café?
― Sí, claro -le dijo, sonriendo- te esperaré, no te preocupes.
― Gracias -le dijo Ranma, sonriendo levemente- no tardaré, te lo prometo.
Mientras tanto, después de unos minutos, en la casa de la familia Saotome, la señora Nodoka se encontraba terminando de alistarse para salir:
― Entonces, ¿de verdad vas a ir a buscarlo, Nodoka? -le preguntó su hermana, mientras la veía colocarse en su cabeza un sombrero "cloche" color azul marino con plumas blancas, que combinaba perfectamente con el vestido y los zapatos que se había puesto-.
― Sí, Hinako, iré a buscar a mi hijo y hablaré con él -le respondió algo molesta, mientras se colocaba también unos guantes blancos en sus manos- le pediré que regrese a la casa, porque ya no tenemos por qué seguir disgustados… -luego, hizo una pequeña pausa- yo cometí un error al dudar de él y tengo que enmendarlo…
― Bueno, si lo dices porque "supuestamente" no es el padre del bebé que espera Mariko, pues…
― Sin el "supuestamente", Hinako -le dijo aún más molesta, interrumpiéndola- él no es el padre de ese bebé.
― Bueno, pero, aunque sea así, de todas formas, el "asuntito" de la mujerzuela comprometida con la que está saliendo, no se ha logrado solucionar aún, ¿o sí? -le dijo después, sarcásticamente-.
La señora Nodoka se le quedó viendo un momento todavía molesta por ese comentario, pero, decidió no caer en su juego:
― Adiós, Hinako -le dijo después, aún en el mismo tono- no me esperes para almorzar, porque lo haré afuera con mi hijo y con mi esposo -y diciendo esto último, salió de la casa-.
Al irse, la tía Hinako bufó fastidiada:
¡Sí, claro!: ¡la familia feliz y unida, como siempre!... -dijo después internamente, con mucho rencor- ¡pero, no por mucho tiempo, Nodoka, porque aunque me haya fallado lo de Mariko, estoy segura que algo más se me ocurrirá para destruir tu felicidad, te lo juro!... ¡no cantes victoria aún!
Por otro lado, después de unos minutos más, Ranma y Shampoo se encontraban platicando en una cafetería que les había quedado cerca de la tienda donde él había hecho las entregas de los productos de cerámica y porcelana:
― ¡Ay, me alegra tanto que no seas el padre de ese bebé! -exclamó Shampoo muy emocionada, después de escuchar todo lo que Ranma acababa de contarle respecto a la relación que habían tenido Mariko y Shinnosuke- ¡yo siempre supe que tú no eras ese tipo de hombre y se lo hice ver a mi amiga varias veces!... ¡es una lástima que ella no haya aceptado hablar contigo desde un principio, pero, es que a veces es tan obstinada y…!
― Shampoo… -le dijo Ranma después, bastante serio- yo… yo… yo tengo que hablar con Akane… necesito que me escuche… ayúdame, por favor.
Ella se le quedó viendo un momento y él continuó:
― No sabes lo difícil que ha sido para mí todo este tiempo sin poder aclarar con ella todos estos malentendidos… pero, no sé cómo hacer para que acepte hablar conmigo… -luego, dio un pequeño suspiro con frustración- con Toma que no se le despega ni un momento y con su prometido en la ciudad, parece imposible y…
― Eh… Ranma -le dijo Shampoo, interrumpiéndolo- el prometido de Akane no está en la ciudad.
Él se le quedó viendo, muy sorprendido y ella continuó:
― Es cierto que sí ha venido a visitarla en algunas ocasiones, pero ahora, ya tiene meses de no hacerlo… -hizo una pequeña pausa- Akane… Akane te lo hizo creer para que ya no la buscaras, por lo decepcionada que estaba de ti al pensar que esa mujer estaba esperando un hijo tuyo…
― ¿De verdad? pero, entonces, ¿dónde está su prometido? -le preguntó, después- ¿tú lo sabes, Shampoo? es que, también con él me gustaría platicar lo antes posible para que comprenda que Akane ahora me ama a mí y…
― Eh… Ranma… -dijo después, interrumpiéndolo nuevamente- es que… es que, Akane… Akane nunca estuvo enamorada de él.
Ranma se sorprendió mucho más al escuchar eso último:
― A ver, Shampoo… -le dijo después, muy confundido- ¿cómo que Akane nunca estuvo enamorada de él? pero, si está comprometida para casarse y…
― Sí, es cierto, pero su compromiso con él no es voluntario: nunca lo fue… -luego, tomó un poco de aire para seguir hablando- Ranma… el compromiso de Akane con Kuno Tatewaki fue impuesto por su padre.
― ¿Qué? -le preguntó, al no poder creer lo que estaba escuchando (y por primera vez en mucho tiempo, había conocido el nombre de ese hombre)-.
― Mira, es mejor que te enteres de una vez por todas de la historia del compromiso de Akane… -continuó Shampoo- porque hay demasiadas cosas que no sabes aún y que ella no ha querido contarte… -luego, dio un pequeño suspiro- y no solo sobre eso, sino también algunas que ocurrieron en la Academia del Ejército con aquel "Teniente" o mejor dicho, "Capitán Chardin", porque por si no lo sabías, lo ascendieron hace unos meses y lo dejaron al frente completamente de esa institución...
Ranma se desconcertó mucho más al escuchar hablar de ese ser tan repugnante y despreciable:
― ¡¿Qué más ocurrió con ese miserable?! -le preguntó después, empezando a enfurecerse- ¡dime, Shampoo, dímelo, por favor!, ¡acaso, ¿se atrevió a hacerle algo a Akane?!... ¡porque de ser así, te juro que lo mato!
Las personas que estaban también en esa cafetería, voltearon a ver muy sorprendidas a la mesa donde ellos se encontraban, al escucharlo gritar:
― Tranquilízate, Ranma -le dijo ella después, algo avergonzada por su reacción- no te pongas así… voy a contarte todo, pero, necesito que te serenes, ¿de acuerdo?
Ranma pasó una de sus manos por su cabello, con mucha frustración aún y ella tomó su otra mano para tratar de calmarlo:
― Por favor, Ranma -volvió a decirle Shampoo, suavemente- a Akane no le pasó nada, pero, debes prometerme que guardarás la calma para que pueda contártelo todo, ¿sí?
Ranma aún estaba demasiado exaltado, pero luego, tomó un poco de aire, para tratar de tranquilizarse:
― Muy bien, Shampoo, muy bien -le dijo después, algo molesto aún- prometo que voy a tranquilizarme, pero, por favor, cuéntame todo: no me ocultes nada, te lo suplico -le dijo después, con algo de desesperación-.
Shampoo sonrió al escucharlo. Luego, asintió y empezó con su relato.
Mientras tanto, nuevamente en la casa de la familia Saotome, la señora Hinako se encontraba en el comedor terminando de almorzar, cuando de pronto, se escuchó que tocaban a la puerta.
Asami (una de las empleadas) fue a abrir:
― ¡¿Dónde está la tía Hinako?! -preguntó algo desesperada la persona que acababa de llegar, sin saludar siquiera-.
― Señorita Konjo -dijo Asami, algo sorprendida al verla- pues, eh, ahora está en el comedor…
Mariko ni siquiera le agradeció y se dirigió hacia allá rápidamente:
― ¡Tía Hinako! -dijo acercándose, a donde ella estaba-.
La señora Hinako se sorprendió mucho al verla:
― ¡¿Tú?!, ¡¿qué haces aquí?! -le dijo después, muy molesta- ¡¿cómo te atreves a venir a esta casa después de lo que hiciste?!
― ¡Tía Hinako, por favor! -le dijo nuevamente, en tono de súplica- ¡tiene que ayudarme!: ¡mi papá quiere obligarme a que me case mañana con Shinnosuke y yo no quiero…!
― ¡Señora Ninomiya para ti! -le gritó la señora Hinako, interrumpiéndola- ¡jamás vuelvas a llamarme: "tía"!
― ¡Por favor, perdóneme, tiene todo el derecho a estar molesta conmigo!: ¡sé que cometí un grave error al involucrarme con Shinnosuke, pero, a quien amo es a su sobrino…!
― ¡No me digas! -le dijo, sarcásticamente-.
― ¡Le estoy diciendo la verdad!: ¡créame, por favor!...
― ¡Pues, qué pena, porque yo ya no te creo nada!: ¡lo que hiciste no tiene nombre!... -le gritó después, en el mismo tono- ¡mira que atreverte a mentirme a mí!: ¡a mí que siempre te he apoyado y que te he considerado como la hija que nunca tuve!
― ¡No sabe lo arrepentida que estoy!... -le dijo, empezando a llorar- ¡fue en un momento de desesperación al ser rechazada nuevamente por su sobrino y no medí las consecuencias que podrían tener mis actos…!
― ¡Guárdate tus explicaciones que no me interesan en lo más mínimo!... -le volvió a gritar- ¡te creía "más inteligente", Mariko, pero veo que ni para algo tan simple como "conquistar a mi sobrino" sirves, ¿y sabes qué?: ¡me importa muy poco lo que pase contigo y el engendro que llevas en el vientre!
― ¡Por favor, no me diga eso!: ¡usted no puede dejarme sola, porque es su culpa que yo me encuentre en esta situación!
― ¡Pero, ¿cómo puedes decir eso…?! -le gritó después, muy desconcertada- ¡¿qué vela tengo yo en este entierro, eh?!: ¡¿acaso, yo te mandé a que te metieras con ese huérfano?!
― ¡Con ese huérfano no, pero, con su sobrino sí! -le gritó furiosa- ¡recuerde que fue usted quien me aconsejó que lo sedujera para obligarlo a casarse conmigo!
― ¡Pero, ¿cómo te atreves a echarme la culpa?!: ¡a mí no me metas en tus inmoralidades, mocosa!, ¡tú sola te metiste en este problema y ahora mira como sales de él!
― ¡Pero, tía…!
― ¡Ay, ya me hartaste!: ¡mejor lárgate de aquí y no vuelvas a poner un pie en esta casa! -le dijo después, tomándola del brazo para sacarla de la casa- ¡yo no tengo nada que ver que andes en malos pasos!
― ¡No me deje sola ahora, por favor, se lo suplico…!
― ¡Vete, vete de aquí! -le dijo nuevamente y después, le cerró la puerta en la cara- ¡pero, qué niña más desagradable e inescrupulosa!... ¡ja!, ¡de todas formas no tiene cómo probar que yo fui quien le propuso seducir a mi sobrino, si intenta decirle algo a mi hermana! -dijo después, muy tranquila- ¡con lo mentirosa que es, ya nadie le creerá nada, estoy segura!... ¡no tengo por qué preocuparme!
Pero, no se había puesto a pensar que "las paredes tienen oídos".
Por otro lado, después de unas horas, Ranma se encontraba de camino de regreso a la fábrica de sus padres, luego de haber terminado de hablar con Shampoo.
Iba muy ensimismado mientras conducía, pues, aún no podía creer todo lo que ella le había platicado sobre Akane:
"El compromiso de mi amiga ya tiene algunos años y el señor Tendo únicamente le permitió venir a estudiar a la ciudad si le prometía casarse con Kuno después de terminar su carrera…" -resonaban aún en su mente con fuerza, algunas de las palabras de Shampoo- "Akane tuvo que dar su palabra frente a todo el pueblo de que lo haría, siendo obligada por su padre y por su prometido, pero, ella no lo ama, Ranma: nunca lo amó… con decirte que ni siquiera se han besado una sola vez… ella solo te ama a ti, solo a ti: tú eres su primer amor y también su primer beso…"
Ranma se regañó mentalmente al recordar eso último, porque en aquella ocasión en que la besó por primera vez, lo hizo con furia: con mucha furia (y con nada de delicadeza) al creer que ella andaba con el ahora "Capitán Chardin" y que se había prestado para perjudicarlo, (además de que también estaba pasado de copas esa vez):
¡¿Cómo pude hacerle algo así a Akane?! -pensó después, con mucha frustración- ¡soy un miserable, un canalla!: ¡era su primer beso y el primer beso siempre debe ser especial para una mujer!... ¡¿cómo no lo imaginé al verla tan asustada y temblando?!... ¡soy un idiota! -dijo después internamente, mientras pasaba una de sus manos por su cabello-.
Después, vino a su mente más de lo que había platicado con Shampoo:
"Akane no pudo evitar alegrarse mucho al reencontrarse contigo en la Academia del Ejército Imperial Japonés, pues, te reconoció inmediatamente al verte, pero, lo que siempre la detuvo a aceptarte fue su compromiso con Kuno, además de tener siempre presentes las palabras de su padre, de que sería capaz de matar a quien se atreva a manchar su honor y por eso, es que ella es como es: demasiado tímida e introvertida, porque le tiene mucho miedo a su padre y cree que él de verdad podría hacerlo: teme por ti, principalmente, porque no se perdonaría si algo malo llegara a pasarte… ella te ama tanto que sufrió mucho cuando te viste involucrado en muchos problemas por defenderla de aquel soldado que le faltó al respeto y por eso, hasta se atrevió a hablar con ese "Capitán" para que tú no recibieras un castigo, pero, lo único que consiguió fue que ese tipo la chantajeara con dejarte en libertad a cambio de que ella aceptara tener una relación con él… no sabes lo desesperada que estaba por no haber podido ayudarte en esa ocasión y lo culpable que se ha sentido por provocar tu expulsión…"
Ranma golpeó muy molesto con uno de sus puños, el timón del camión que iba manejando, al pensar en eso último:
― ¡Maldito infeliz! -dijo después, refiriéndose al Capitán Chardin- ¡¿cómo se atrevió a proponerle algo así a Akane?!... ¡¿cómo?!, ¡pero, de mi cuenta corre que nadie más vuelva a hacerle daño a la mujer que amo!... ¡ni Mariko, ni mi madre… ni siquiera su familia o su prometido!... ¡no si yo estoy aquí para impedirlo!
Siguió manejando y al llegar a la fábrica de sus padres, unos empleados se encargaron de abrirle un gran portón para que pudiera guardar el camión.
Minutos después, al terminar de estacionarlo, se bajó rápidamente para ir a dejar a la oficina de su padre, los reportes de las entregas que había hecho por la mañana:
― Hola, Ranma… -le dijo de pronto la señora Nodoka, al verlo ingresar a la oficina (pues, ahí se había quedado a esperarlo)-.
― Mamá… -le dijo algo serio y sorprendido, sin acercarse a ella-.
― ¡Cariño, tengo ya un buen rato de estarte esperando, porque quería que hoy almorzáramos juntos! -le dijo después, tomando la iniciativa de acercarse a él, para abrazarlo fuertemente- ¡¿cómo has estado?!... ¡¿cómo te ha ido, mi amor?!
― Bien, mamá, gracias… -le dijo, aún en el mismo tono- y tú, ¿cómo has estado?
― He estado bien, pequeño, gracias… -le dijo, sonriendo levemente-.
― Me alegra escucharlo, mamá -dijo después, volteando a ver a otro lado- y… ¿mi papá?, ¿sabes a dónde fue?
― Fue con unos clientes, pero, ya no tarda en regresar.
― Ah, ya veo…
Ella se le quedó viendo un momento y después le dijo, con algo de tristeza y desesperación:
― ¡Hijo!… ¡no sabes cuánto te he extrañado!
Él volteó a verla nuevamente y ella continuó:
― Tus abuelos también te extrañan mucho y siempre que llaman, preguntan por ti, porque ya tienes semanas que no los visitas…
― Eh… yo… voy a procurar comunicarme con ellos en estos días… no te preocupes -le dijo después, interrumpiéndola y dando un pequeño suspiro-.
Se quedaron un momento en silencio y luego, la señora Nodoka volvió a decirle:
― Pequeño, por favor, perdóname: yo… yo… fui tan injusta contigo… debí creerte cuando me aseguraste que no eras el padre del bebé que espera Mariko…
― No te preocupes, mamá, yo no tengo nada qué perdonarte: lo bueno es que se logró aclarar ese asunto…
― Entonces, ¿eso quiere decir que regresarás a vivir con nosotros, cariño? -le dijo después, no pudiendo evitar ilusionarse- es que, nos haces tanta falta.
Ranma bufó un poco al escucharla y después, pasó una de sus manos por su cabello:
― No, mamá, no regresaré a la casa.
La señora Nodoka se sorprendió mucho al escuchar esa respuesta:
― ¿Pero, por qué, hijo? si ya todo está aclarado y no tenemos por qué seguir disgustados…
― No, mamá, lo siento: puede que lo de Mariko se haya solucionado, pero, no así lo de Akane.
La señora Nodoka se le quedó viendo nuevamente y él continuó:
― Sé muy bien que ustedes siguen sin estar de acuerdo con mis sentimientos por ella, en especial tú, que hasta te atreviste a ir a buscarla para exigirle que se alejara de mí…
La señora Nodoka se sorprendió mucho más, al escuchar eso último:
― Mi amor, por favor, comprende que si lo hice fue por tu bien, para que no sufras por un amor que no puede ser -le dijo, después- ella no es para ti: está comprometida y solo quiere jugar contigo… no piensa tomarte en serio: porque, ¿qué buena chica puede ser si engaña a su prometido contigo y quién sabe con cuántos hombres más?, date cuenta, cariño, además, recuerda que por su culpa te expulsaron del ejército y…
― Mira, mamá, ya no voy a tratar de convencerte de que todo eso es mentira -le dijo después algo molesto, interrumpiéndola- pero, lo que sí te voy a pedir es que no vuelvas a buscarla nunca más para decirle algo así, por favor, porque aunque no estés de acuerdo con lo que siento, yo voy a seguir luchando por ella… -luego, hizo una pequeña pausa- y como no pienso volver a ocultarles nada a ti ni a mi padre, te aviso que esta noche haré un nuevo intento para que me acepte.
A la señora Nodoka se le empezaron a salir algunas lágrimas e inclinó su rostro:
― Entonces… -le dijo, después- nada de lo que te diga te hará cambiar al respecto, ¿verdad?: realmente, estás decidido a llevarnos la contraria a tu padre y a mí, aunque nos rompas el corazón de la tristeza…
― No, no digas eso, mamá… yo… yo… yo los respeto y los amo a los dos, pero, necesito que comprendas, por favor, que Akane es la mujer de mi vida: la adoro y estoy dispuesto a lo que sea, incluso a morir si así tiene que ser… todo con tal de estar junto a ella.
La señora Nodoka siguió llorando al escucharlo hablar de esa manera y él se acercó para darle un beso en la frente:
― Adiós, mamá… -le dijo después, colocando los papeles que traía en sus manos en el escritorio de su padre- te quiero mucho, no lo olvides -y diciendo esto último, salió de la oficina-.
Mientras tanto, por otro lado, en la casa de la familia de Shampoo:
― Entonces, ¿no nos vas a contar qué fue lo que platicaste con ese chico tan apuesto, hermanita? -le preguntó Rin a su hermana mayor-.
― Debió ser algo muy importante para haberte tardado tanto, ¿eh, Shampoo? -le dijo Ran-.
Shampoo solo las estaba escuchando mientras buscaba en el armario de su habitación todo lo que necesitaría para esa noche:
― Estás muy sospechosa… -volvió a decirle Rin- ¿qué es lo que nos estás ocultando?
― ¡Éste es perfecto para esta noche! -dijo Shampoo después haciéndose la desentendida, mientras sacaba del armario un hermoso vestido largo color amarillo, sin mangas ni tirantes (esa clase de vestidos eran sus favoritos)-.
― Creí que hoy usarías el vestido rosado que compraste hace una semana -le dijo Ran, algo sorprendida al escucharla-.
― Sí, así es -dijo tranquilamente, colocando el vestido que tenía en sus manos sobre su cama-.
― Entonces, ¿para qué sacaste ese vestido si no lo vas a usar? -le dijo Rin-.
― Porque este vestido no lo usaré yo esta noche: lo usará Akane -dijo muy contenta, mientras guardaba todos sus artículos de maquillaje en una bolsa de mano-.
― ¡¿Akane nos acompañará a ver la ópera?! -preguntó Ran después, muy emocionada-.
― Sí, así es -le confirmó Shampoo-.
― ¡Qué bien! -dijo Rin, muy contenta también- ¡¿y cómo le hiciste para convencerla, eh?!
― Ese es un secretito -dijo Shampoo después, terminando de guardar todo lo que se llevaría para ir a buscar a Akane a su departamento-.
― ¡Ay, Shampoo, cómo eres! -le dijo Rin, con algo de reproche-.
Shampoo solo rio un poco y después dijo, dirigiéndose a ambas:
― Yo me alistaré allá con Akane, así que cuando venga Kirin, quiero que se vayan con él y le digan que nos veremos en la entrada del teatro "Tokio Takarazuka".
― Pero, Shampoo… -dijo Ran-.
― Llegaré puntual, lo prometo -dijo Shampoo sonriendo y poniendo una mano en su corazón, reafirmando lo que estaba diciendo- ¡adiós, nos vemos más tarde! -dijo después, saliendo rápidamente de su habitación con varias bolsas-.
Minutos después, llegó al departamento de Akane:
― ¡Ni hao, Akane! -le dijo, muy animada (a veces le gustaba saludarla o decir ciertas cosas en su idioma materno)-.
― Hola, Shampoo -le dijo Akane, muy sorprendida al verla- pero, ¿qué haces aquí? se supone que deberías estar alistándote para salir con tu novio y con tus hermanas esta noche…
― Sí, es cierto y por eso vine para que nos alistemos juntas, porque tú también irás -dijo ingresando tranquilamente, al departamento-.
― ¿De qué hablas, Shampoo? -le dijo mucho más sorprendida, al escuchar eso último- pero, si yo te había dicho que…
― ¡Nada, nada! -le dijo, interrumpiéndola- ¡esta noche es muy importante para ambas y no puedes faltar!
― ¿Para ambas? -le preguntó confundida- ¿a qué te refieres?
― ¡Anda, que se nos está entrando la tarde! -le dijo después, evadiendo el tema-.
― Pero, Shampoo, es que, tengo mucho que estudiar y…
― ¡No, no, no, no voy a aceptar excusas, además, no puedes hacerle este desaire a tu mejor amiga! -le dijo, simulando que estaba molesta- ¡así que dejarás que te arregle sin replicarme, ¿de acuerdo?!
Akane dio un pequeño suspiro y después, sonrió levemente:
― Bueno, está bien: tú ganas, pero, me pondré uno de mis yukatas.
― ¡Ay, no, Akane, nada de eso!: ¡yo traigo aquí el vestido que te pondrás!
― Pero, Shampoo…
― ¡Ya no digas nada más y démonos prisa! -dijo después, empujándola un poco para que se dirigieran a la recámara-.
Dos horas después, ambas estaban listas para salir y como siempre, Shampoo se encargó del maquillaje y del peinado de su amiga:
― ¡Te ves tan bien, Akane! -le dijo Shampoo, muy emocionada-.
― Tú eres la que se ve muy bien, Shampoo -le dijo Akane, con algo de reproche- porque yo me siento completamente extraña e incómoda con esta ropa y…
― ¡Bueno, ya no hay tiempo para discutir! -dijo Shampoo rápidamente, interrumpiéndola- ¡vámonos ya! -y la tomó de la mano, para que salieran del departamento-.
Al salir del edificio, Shampoo se encargó de detener un taxi para que las llevara al teatro.
Minutos después, estando ya de camino, Shampoo le pidió al conductor del taxi que se desviara hacia el "parque Hibiya", a lo que Akane se sorprendió mucho:
― ¿Parque Hibiya? -le preguntó después, a su amiga- pero, ¿por qué, Shampoo?, ¿qué no se supone que vamos al teatro Tokio Takarazuka?
― Sí, pero, quedé con Kirin y mis hermanas que nos reuniríamos ahí para después irnos todos juntos al teatro.
Akane no estaba muy convencida porque ese parque estaba algo alejado del teatro a donde se dirigían, pero, prefirió no preguntar más.
Al llegar, Shampoo le pagó al señor del taxi y después, le pidió que las esperara unos minutos porque volverían a necesitar de sus servicios.
El señor así lo hizo y después, Shampoo tomó de la mano a Akane para que ingresaran al parque:
― Oye, Shampoo -le dijo Akane, después- estás actuando muy extraño… ¿pasa algo?
― No, Akane, claro que no…
― ¿De verdad? es que, siento que me estás ocultando algo.
Su amiga no le respondió y siguieron caminando un poco más.
De pronto, Shampoo detuvo su andar y volteó a ver a todos lados:
― Aquí es… -dijo después, casi en un susurro-.
― ¿Aquí quedaste en encontrarte con ellos? -le preguntó Akane, al escucharla-.
Shampoo se quedó un momento callada y después, dio un pequeño suspiro:
― No, Akane, aquí quedó alguien en encontrarse contigo.
― ¿Cómo dices? -le preguntó después, mucho más sorprendida- ¿cómo que alguien quedó en encontrarse aquí conmigo?
― Mira, Akane… es que, sí… sí hay algo que tengo que contarte…
― ¿Qué sucede, Shampoo? -le preguntó después, preocupada- ¿es algo malo?
― Bueno, tanto como malo, pues, no, no lo es, pero…
― ¡¿Qué es?!... ¡¿qué ocurre?!
Shampoo tomó un poco de aire para seguir hablando:
― Akane… -le dijo, después- es que, esta mañana me encontré con Ranma y hablé con él…
Akane se le quedó viendo muy sorprendida:
― ¿Ha… Hablaste con… con Ra… Ranma? -le preguntó después, con voz temblorosa- pe… pero, Shampoo… ¿por… por qué?... ¿por qué lo hiciste?...
― Mira, antes de que te enojes conmigo y que pierda tu amistad para siempre, solo déjame decirte algo rápidamente… -volvió a tomar un poco de aire para seguir hablando- es que, tal y como yo creía y te lo hice ver varias veces, Ranma… Ranma no es el padre del bebé que está esperando esa mujer, sino un amigo suyo, que se había ido a vivir a Wazuka hace unos meses, pero que ya está de regreso en la ciudad para casarse con ella… -luego, hizo una pequeña pausa- Akane: Ranma jamás tuvo algo que ver con esa tal Mariko ni con ninguna otra mujer, porque él solo te ama a ti y no le importa que el dichoso compromiso con Kuno, haya sido impuesto por tu padre y que hayas tenido que dar tu palabra frente a todo el pueblo de que te casarías con él, porque Ranma te sigue amando de igual manera o incluso, más que antes… -hizo una pausa nuevamente- amiga: él sigue dispuesto a luchar por ti, si le das esa oportunidad que tanto te ha pedido.
Akane no podía creer lo que estaba escuchando y pequeñas lágrimas empezaron a asomarse en sus ojos:
― ¿Te… te atreviste a contarle todo, Shampoo? -le dijo después, con voz entrecortada-.
― Sí, amiga, discúlpame, pero, tenía que hacerlo -le dijo, con firmeza-.
Akane inclinó su rostro, sintiéndose desesperada, mientras empezaba a sollozar y Shampoo continuó:
― Es que, ya no soporto verte triste y tampoco puedo permitir que te obliguen a casarte con ese hombre tan odioso que no amas…
Akane iba a decirle algo más, pero, de pronto, se empezó a escuchar una hermosa melodía a sus espaldas, que la dejó helada:
"Yo te vengo a dejar mi canción,
nada le hace que a muchos les duela,
mucho menos lo que me suceda,
yo te vengo a cantar, corazón…"
Akane reconoció inmediatamente la voz del responsable:
Ranma… -dijo internamente sin voltear a ver, mientras se cubría la boca con una mano y empezaba a temblar-.
Shampoo se sorprendió mucho (al igual que todas las personas que estaban cerca), pues, no se esperaba que Ranma hiciera algo así, ya que, sí se habían puesto de acuerdo para que él pudiera hablar con Akane, pero, por su mente nunca pasó que él le llevaría serenata. Pero luego, sonrió ampliamente por tan hermoso detalle.
Y la canción continuó:
"Al mirarte te di mi querer
y aunque puede costarme la vida,
ahí te dejo mi alma rendida,
te la doy por entero, mujer…"
Akane empezó a llorar con más intensidad, sin poder evitarlo, mientras que Shampoo trataba de tranquilizarla:
"¿Qué más me da,
que tu amor vaya a ser mi desgracia?,
¿qué más me da,
que me digan que voy a sufrir?..." -continuó él cantando, mientras tocaba una guitarra-.
Su voz es tan hermosa… -pensó Akane después, sin voltear a verlo todavía:-
"Yo solo sé,
que en tus ojos veo yo mi esperanza,
¿qué más me da,
que por ti tenga yo… que morir?".
(Canción: "¿Qué más me da?", escrita por Manuel Esperón y Ernesto Cortázar. Interpretada por Jorge G. Rivera).
Al terminar de cantar, todas las personas que andaban por ahí cerca, empezaron a aplaudirle, muy animadas (incluyendo a Shampoo). Ranma sonrió e hizo una reverencia para agradecerles. Luego, se acercó un poco más a donde estaba la mujer que amaba y a quien le había dedicado la canción:
― Akane… -le dijo, suavemente- preciosa, mírame, por favor…
Ella aún estaba llorando, con el rostro inclinado, tratando de limpiarse las lágrimas con uno de sus brazos:
― Mi amor, mírame, por favor… -volvió a insistirle él, mientras le daba la vuelta sutilmente- ya no llores -le dijo después, tomando su mentón para que lo viera- todo va a estar bien, te lo prometo… -le dijo sonriendo levemente, mientras le limpiaba las lágrimas con sus dedos pulgares- Mariko jamás volverá a ponerte una mano encima -le dijo después, mientras acariciaba sus mejillas suavemente-.
Akane se le quedó viendo detenidamente, muy sonrojada, mientras derramaba unas pequeñas lágrimas más:
― Pe… pero, Ra…Ranma, ella… ella… -le dijo después, con voz casi inaudible y temblorosa- ella…
― Ella va a casarse mañana con el padre de su hijo -le dijo, interrumpiéndola-.
― En… entonces, de… de verdad… tú… tú... no… no…
― No, Akane, yo no tuve nada que ver con ella, porque jamás me interesó -le dijo, aún sonriendo- y eso que la conozco desde que éramos niños, pero nunca la vi de la forma que ella quería que la viera… -hizo una pequeña pausa- lamento mucho no haber estado contigo en el momento en que se atrevió a buscarte, para evitar que te dijera todas esas mentiras y también… -dio un pequeño suspiro- también para evitar que te golpeara... -diciendo esto último, se inclinó para darle un beso en cada una de sus mejillas-.
Akane cerró sus ojos al sentir ese contacto y se sonrojó aún más:
― No sé qué mejilla se atrevió Mariko a lastimarte aquel día… -le dijo él, después- y por eso, con mis besos quiero borrar el dolor que te provocó ese golpe y esa horrible mentira que nos separó todo este tiempo…
Akane sonrió muy conmovida al escucharlo, mientras derramaba unas cuantas lágrimas más:
― Muñequita… -volvió a decirle Ranma- déjame cuidarte, por favor… déjame estar a tu lado… quiero protegerte, mi amor…
― ¡Ranma!... ¡te amo!... ¡te amo tanto! -le dijo después y sin poder evitarlo más, se lanzó a abrazarlo fuertemente- ¡te amo!... ¡te amo con toda mi alma!
Ranma no podía creerlo, estaba que se moría de la felicidad. La abrazó fuertemente también y después, no pudiendo contenerse más, tomó suavemente el rostro de su amada, para luego, darle un beso en los labios, que venía desde lo más profundo de su ser (y que ella no dudó en corresponder).
Nuevamente, empezaron a aplaudir mucho más animadas todas las personas que estaban ahí, por tan encantadora y tierna escena.
Shampoo sonrió ampliamente al ver que su amiga por fin había aceptado el amor de Ranma y después, sin decir nada más, se alejó de ahí para dejarlos a solas, pues sabía que aún tenían muchas cosas de qué hablar (y también porque ya se le estaba haciendo tarde para acudir al compromiso que tenía con su novio, por supuesto).
Mientras tanto, por otro lado, en Ichigaya, en la oficina principal de la Academia del Ejército Imperial Japonés, el Capitán Chardin se encontraba dándole instrucciones por "décima vez" a su subalterno, el Teniente Mikado Sanzenin, sobre todo lo que tendría que hacer durante su ausencia en los próximos días (pues, pensaba aprovechar a hacer "una pequeña visita" a la ciudad de Tokio):
― Sí, sí, ya te entendí, Picolette -le dijo el Teniente Sanzenin algo molesto, después de escucharlo nuevamente- yo me haré cargo de todo, ¿de acuerdo?... pero, ¿por qué mejor no te olvidas de esa chica, eh?... ¡mira que descuidar así tus obligaciones por ella…!
― Yo sé lo que hago… -le dijo también molesto, interrumpiéndolo- deja de cuestionarme y solo limítate a lo que te estoy pidiendo.
― Pero, Picolette, ¿de verdad vale tanto la pena esa mujer para que te metas en problemas?... porque se le puede ocurrir a alguno de tus superiores venir en los días en los que te vas a ausentar…
― Eso no va a ocurrir, ¿de acuerdo? deja ya de fastidiar con tus alucinaciones.
El Teniente Sanzenin bufó aún molesto y luego, negó con la cabeza:
― Bueno, esperemos que tengas razón -dijo después, resignado- y ojalá logres lo que sea que te hayas propuesto con ese tu viaje a Tokio, aunque sinceramente no entiendo por qué te obsesionaste tanto con esa chica.
El Capitán Chardin se le quedó viendo un momento y después, sonrió sarcásticamente:
― Es que, no es cualquier chica, Mikado, ni es un pasatiempo para mí como lo han sido todas las demás… -luego, hizo una pausa y dio un largo suspiro- porque es cierto que he tenido todas las mujeres que he querido: inglesas, francesas, chinas, coreanas, japonesas, pero, Akane… Akane es diferente a todas ellas: es que, además de ser tan hermosa, estoy cien por ciento seguro que aún no ha sido de ningún hombre y por eso… yo seré el primero y el único en su vida -dijo después, con mucho cinismo- hace tiempo que no estoy con una mujer pura e inocente como ella y no voy a desaprovechar esta oportunidad, porque te juro que será solo mía…
Iba a seguir hablando, pero de pronto, alguien lo interrumpió, abriendo la puerta de la oficina abruptamente:
― ¡Picolette, este telegrama para ti llegó por la mañana y hasta ahora pude venir a entregártelo!... ¡ay, perdón! -dijo después muy avergonzada, una chica que llevaba aproximadamente un mes de trabajar en la oficina de correos de esa academia (y que era su nueva conquista, por supuesto)- dis… disculpe… Capitán, no sabía que estaba ocupado… yo…
El Capitán Chardin se acercó a ella y le arrebató el telegrama:
― Ya cumpliste con entregármelo -le dijo después, de manera insolente- ahora, lárgate de aquí y no vuelvas a entrar sin tocar la puerta.
― Sí… sí… como usted diga, Capitán… con permiso -dijo después, aun bastante avergonzada, saliendo de ahí rápidamente-.
El Teniente Sanzenin solo negó con la cabeza, riendo un poco y después, le dijo:
― Con razón no te duran las mujeres jajajaja.
― ¡Cállate, que no estoy de humor para tus idioteces! -dijo después, acercándose a su escritorio y dejándose caer pesadamente en su silla-.
― ¿Y quién te envió el telegrama?
― No lo sé, ni me importa… ya después lo leeré.
― Oye, no, ¿y si es algo urgente?... no, no, trae acá -le dijo después, quitándole el telegrama de sus manos, para leer el remitente-.
El Capitán solo bufó algo fastidiado:
― ¿Y de quién es? -le preguntó después, sin mostrar interés-.
El Teniente Sanzenin se tardó en responderle, pues, se sorprendió mucho al ver de quién se trataba:
― Te lo envía: Daikoku,Taiki -le dijo después, bastante serio-.
El Capitán Chardin cambió totalmente su expresión, al escuchar aquello:
― ¿Es del Coronel Daikoku? -le preguntó, después-.
― No, Picolette -le respondió el Teniente Sanzenin- es del "General Daikoku".
El Capitán Chardin todavía no podía creer lo que estaba escuchando:
― ¡¿General Daikoku?! -preguntó después, desconcertado- ¡¿lo ascendieron a "General"?!... ¡¿pero, cómo?!... ¡¿cuándo?!
― Y eso no es todo, Picolette… -volvió a decirle Mikado- en el telegrama, el General Daikoku te ordena que le informes sobre la ubicación del "Teniente Ranma Saotome", si es que está en otro país, porque quiere que lo envíes inmediatamente a Mongolia, donde se encuentra él ahora…
CONTINUARÁ...
¡Hola a todos! (después de algunos siglos nuevamente jejejeje) espero que se encuentren muy bien :)
Agradezco mucho a quienes agregaron esta historia a sus listas de lectura y especialmente, a quienes siempre me dejan sus lindos mensajitos en cada capítulo. De verdad, me alegra mucho que hayan más personitas animándose a leerla: Grace, Bayby Face, Chica Tendo, Sandy, Vanesa112, Alexander0621 y Manu Teorias :)
Debo confesarles que ha sido un verdadero reto para mí llegar hasta este capítulo, pues, en mis planes originales, este capítulo iba a ser el número quince jejejeje, pero, sin querer se me ha ido alargando jejejejeje. Creo que se debe a que desde un principio me tracé tomar un poco más en serio esta historia jejejeje, pero, si más adelante me animo a compartir más fics, procuraré que no sean tan largos :), porque la verdad, también me ha dejado exhausta escribir esta historia jejejeje XD y algunas veces se me ha querido ir la inspiración :'), pero, haré mi mejor esfuerzo para terminarla, por todos ustedes que me siguen leyendo y no quiero defraudarlos :)
Muchas gracias por su apoyo y de verdad, espero poder darles la siguiente actualización lo más pronto posible jejejeje.
¡Les mando muchos saludos, cuídense mucho!
Rhou
