Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.
Una hora antes del encuentro entre Ranma y Akane en el parque Hibiya y de que el Capitán Chardin recibiera el telegrama del General Daikoku, por otro lado, en el pueblo de Nerima, en la hacienda de la familia Tendo, la señora Aiko se encontraba platicando con la señora Cologne, mientras preparaban la cena, ya que, siempre que podían, realizaban esa labor:
― ¡Ay, suegra! -dijo la señora Aiko, mientras cortaba una cebolla en pequeños trozos- ¡cómo me hubiera gustado ir a visitar a Akane nuevamente!... ¡le prometí que lo haríamos, pero…! -de pronto, se detuvo un momento y dio un pequeño suspiro con tristeza- pero, es una lástima que Soun ya no nos haya dado permiso.
― Te comprendo, Aiko -le respondió la señora Cologne- pero, lo bueno es que ahora sí ya solamente falta un mes para que de nuevo esté de vacaciones esa niña.
― Tiene razón, suegra, pero, es que, no me gustó nada dejarla así tan triste como estaba… -luego, dio un pequeño suspiro nuevamente- jamás la había visto de esa manera: su dolor era tan profundo y me preocupa, porque por más que lo intento, no dejo de pensar que esa tristeza no era normal…
La señora Cologne se le quedó viendo un momento:
― ¡Ay, ¿qué será en realidad lo que le estará pasando a Akane?! -dijo después muy preocupada, la señora Aiko- ¡¿será qué no le está yendo bien en la universidad o alguna de sus compañeras le haría algún desaire o quizás sus maestros?!... ¡ay, no sé qué pensar!
― Tranquilízate, Aiko, no te pongas así…
― ¡Es que, no puedo, suegra, no puedo!... ¡¿y si es algo grave?!
― No, no lo creo, Aiko, me parece que te estás atormentando sin razón, porque Akane sería incapaz de mentirnos… a lo mejor, lo que sucede es que aunado a que nos extraña a nosotros, también extraña a su prometido, ¿no te parece? -le dijo, sonriendo-.
La señora Aiko volteó a verla un momento y su suegra continuó:
― Y quizás por vergüenza, no quiso decirlo delante de la familia, sobre todo, delante de Soun jajajaja -dijo, riendo un poco-.
― ¿Usted cree que sea eso?
― Claro que sí, ¿qué no ha repetido Ryoga varias veces que ella está muy enamorada de Kuno?... es más que seguro que sea por eso, porque tampoco a él lo ha visto en todo este tiempo: con eso de que su hermana aún está muy enferma, ya no ha podido ir a visitarla… -hizo una pausa- aunque si me permites hacerte un comentario, yo preferiría que ya no lo volviera a hacer, porque no es correcto: es mejor que se vean cuando estemos todos presentes…
La señora Aiko rio un poco, al escucharla:
― Sí, ya sé que piensas que soy muy anticuada -continuó la señora Cologne- pero, es que, sigo sin ver bien que unos muchachos tan enamorados como ellos dos, aunque falte muy poco para que se casen, pues, se vean "a solas"…
― ¡Ay, suegra, qué ocurrencias las suyas! -le dijo después, riendo aún- ¿sabe qué? mejor démonos prisa para terminar con la cena jajajaja porque Soun y Ryoga ya no tardan en regresar del trabajo, además, recuerde que esta noche tendremos visitas.
― ¡Ay, sí, es cierto! jajajaja: ¡hoy tendremos a la familia Kuonji por acá! jajajaja… ¡es mejor tener todo listo a tiempo!
Ambas rieron un poco más y continuaron con su labor.
Mientras tanto, nuevamente en Ichigaya:
El Capitán Chardin aún no creía lo que acababa de escuchar (pues, aquello definitivamente no se lo esperaba y ahora sí que lo habían tomado por sorpresa):
― ¡Dame eso! -le dijo después al Teniente Sanzenin, arrebatándole el telegrama para leerlo por sí mismo-.
― ¿Qué vas a hacer, Picolette? -le preguntó su subalterno, mostrando preocupación- esto es muy serio… ¡ah, ya sabía yo que algo así sucedería tarde o temprano!
― Habiendo tantos hombres competentes, con la suficiente experiencia y perfectamente entrenados para ir a Mongolia, ¿Daikoku solicita a Saotome? -dijo después el Capitán, empezando a enfurecerse y arrugando el telegrama- ¡¿pero es que ni estando expulsado dejará de ser una molestia?!... ¡creí que por haber pasado ya varios meses, se había olvidado de él…!
― Pero, si el Coronel, eh, digo, el General mismo supervisó el entrenamiento de Saotome los cuatro años que estuvo aquí -le dijo después, como si fuera lo más obvio del mundo- llegó a tomarle mucho aprecio, por eso te dije que no era una buena idea expulsarlo, pero tú no quisiste escucharme y…
― ¡Al final estuviste de acuerdo conmigo y me apoyaste para que lo hiciera, así que no me vengas con eso ahora! -le dijo tomándolo por la chaqueta, aún más molesto- ¡tú estás tan metido en esto como yo!
― Pero, es que…
― ¡Ya déjate de estupideces! -le dijo después, soltándolo bruscamente- ¡le enviaremos lo que está solicitando!... ¡si información de Saotome quiere, la tendrá!: ¡le enviaré todos los documentos que respaldan su expulsión y ya verás como me da la razón por haber tomado esa decisión!
― Ojalá sea así, Picolette, porque…
― ¡Ah, ya cállate, ¿quieres?!: ¡deja de ser tan gallina!... ¡mañana mismo giraré instrucciones para que se le envíe esa información y ya verás como aquí no ha pasado nada!
Mientras tanto, por otro lado, en la ciudad de Tokio, los padres de Ranma acababan de salir de la fábrica de cerámica e iban de regreso a su casa, luego de que el señor Genma terminara todos los pendientes que tenía en su oficina:
― Nodoka, por favor, tranquilízate -le dijo su esposo bastante preocupado, mientras conducía su vehículo- ya no llores, no me gusta verte así.
― ¡No puedo, Genma, no puedo, entiéndeme, por favor! -le respondió, mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo- ¡sé que me darías la razón si lo hubieras escuchado cuando dijo que no le importaría "hasta morir" con tal de estar junto a ella!... ¡es que, lo dijo con tal convicción que…! -se detuvo un momento y después dijo, con mucho dolor- ¡ay, aún no entiendo cómo pudo obsesionarse tanto con esa chica que solo le va a traer desgracia y sufrimiento a su vida!
El señor Genma dio un pequeño suspiro al escucharla y ella continuó:
― ¡Nuestro hijo está completamente cegado por ella y no hay quien lo haga entrar en razón!
― Te prometo que mañana volveré a hablar con él y aunque no quiera, tendrá que entender que …
― ¡No, Genma, no servirá de nada! -le dijo rápidamente, interrumpiéndolo- ¡hablar con él ya no tiene ningún caso, porque solo opina en su capricho y creo que lo mejor será continuar con lo que tenía pensado!
El señor Genma volteó a verla un momento muy sorprendido, al escuchar eso último:
― ¿Con lo que tenías pensado? -le preguntó, después- ¿y qué es lo que tenías pensado hacer?
La señora Nodoka se limpió las lágrimas nuevamente. Luego, tomó un poco de aire para poder responderle:
― Estoy dispuesta a seguir el consejo que me dio Hinako hace unos días.
― ¿El consejo que te dio Hinako? -le preguntó confundido- ¿y qué fue lo que te aconsejó?
La señora Nodoka se quedó callada un momento:
― Genma… -le dijo, después- quiero que le retiremos a Ranma todo el apoyo económico que hasta ahora le hemos dado.
Por otro lado, dos jóvenes muy enamorados se encontraban sentados en una de las bancas del "parque Hibiya", mientras platicaban amenamente:
― ¡Akane, dime que no estoy soñando, por favor! -le dijo Ranma muy ilusionado, mientras besaba sus manos con vehemencia- ¡dime que no se trata de un sueño solamente!… ¡dímelo, por favor!
Akane se sonrojó al escucharlo. Luego, le sonrió dulcemente:
― No, no lo es, Ranma… -le respondió, suavemente- no… no es un sueño solamente…
― ¡Es que, todavía no lo creo! -le dijo, sonriendo ampliamente- ¡no puedo creer que estemos aquí juntos y que hayas dicho que me amas!
Ella se sonrojó aún más e inclinó su rostro:
― ¡Dímelo otra vez, por favor! -continuó Ranma, mientras tomaba su mentón con delicadeza- ¡dime otra vez que me amas!... ¡necesito escucharlo de nuevo, te lo suplico!
Akane lo vio detenidamente a los ojos y volvió a sonreírle:
― Te… te amo, Ranma… -le dijo después, muy nerviosa- te amo… te amo mucho, mi… mi corazón -esto último, lo dijo todavía más sonrojada de lo que ya estaba (si eso era posible)-.
Ranma sonrió aún más al escucharla y la besó nuevamente:
― Me haces muy feliz, preciosa y ahora sí, nada ni nadie podrá separarnos, te lo juro… -le dijo dando un largo suspiro, mientras acariciaba una de sus mejillas y juntaba su frente con la de ella-.
Pero, mientras ellos compartían ese lindo momento, alguien más tenía ya algunos minutos de estarlos observando desde un poco lejos con una profunda tristeza: era Toma, que había visto desde la otra calle a Akane y Shampoo cuando se bajaron del taxi para ingresar al parque. Pensó en acercarse a saludarlas, aunque le pareció muy extraño que anduvieran solas a esa hora y en un lugar así. Decidió seguirlas, pero, grande fue su sorpresa al darse cuenta que Shampoo había llevado a Akane ahí solo para que se encontrara con Ranma: ¡y lo peor de todo, es que Akane había caído en sus redes tan fácilmente otra vez!... ¡es que, no era posible que con cantarle una "simple cancioncita", ella le volviera a creer así nada más, después de haberla engañado tan atrozmente y estar a punto de tener un hijo con otra mujer!... ¡¿pero qué tan inocente e ingenua era Akane para aceptar a un hombre como ese en su vida, por Kami-sama?!
Sin darse cuenta, varias lágrimas estaban cayendo por sus mejillas, mientras sentía una gran impotencia y apretaba fuertemente sus puños: ¡¿por qué le pasaba esto?!, ¡¿por qué?!... ¡¿por qué ahora que se había enamorado por primera vez, no era correspondido?! no negaba que había tenido algunas novias antes, pero jamás anduvo con todas al mismo tiempo como lo estaba haciendo Ranma, ¿y por qué de él sí se había enamorado Akane?...
Los observó un momento más. Después, se limpió las lágrimas y decidió irse de ahí, pues, sentía que las fuerzas le fallaban: el dolor que tenía en el pecho era tan grande y la tristeza le estaba carcomiendo el alma.
Mientras que con Ranma y Akane nuevamente:
― Muñequita… -le dijo él después suavemente, separándose un poco de ella- siento mucho haberte hecho venir aquí con engaños, pero es que, ya no soportaba estar un día más sin verte, sin poder hablar contigo y aclarar todos los malentendidos que habían entre nosotros y… bueno, por eso tuve que pedirle algo de ayuda a tu amiga.
Akane volvió a inclinar su rostro, al escucharlo:
― Debí sospechar sus intenciones al ver tanta insistencia para que la acompañara a "la ópera" -le dijo después, sonriendo levemente-.
Él se le quedó viendo un momento. Rio un poco y luego, volvió a tomar su mentón para que lo viera:
― No vayas a enojarte con tu amiga, preciosa -le dijo después, aún sonriendo- porque en todo caso, la culpa es mía por haberle pedido que me ayudara… además, estoy realmente agradecido con ella porque pude enterarme de lo que pasó con Mariko, mi mamá, el despreciable Capitán Chardin y… también del compromiso que tu padre te impuso con Kuno Tatewaki…
Akane no pudo evitar ponerse muy nerviosa al escuchar eso último. Se levantó rápidamente de la banca y le dio la espalda:
― Sé que jamás estuviste enamorada de ese hombre -continuó Ranma, levantándose también de la banca para acercarse a ella- y que te obligaron a aceptar ese compromiso a cambio de darte permiso para venir a estudiar acá…
― Es que… es que, así ha sido siempre en el pueblo de donde vengo, Ranma -le dijo ella después, tímidamente- es una de las tradiciones más importantes de Nerima, que los padres comprometan a sus hijos en matrimonio a determinada edad con personas de ahí mismo: no puede ser de otra manera… -luego, dio un pequeño suspiro- no es por amor que se casan y...
― Pero, muñequita… -le dijo él después abrazándola fuertemente por detrás, mientras percibía el agradable aroma a frutas de su cabello- ya no estamos en el siglo XIV para que algo así se siga dando y menos aún, justifica que tu padre te amenace diciéndote que es capaz de matar si alguien de su familia mancha su honor…
― Pero, Ranma, es que, yo…
― No estamos haciendo nada malo, preciosa… -le dijo él después, dándole la vuelta con delicadeza para que lo viera- sé que tienes miedo y es razonable, mi amor, pero, ya no estás sola, ¿de acuerdo? jamás volverás a estarlo, porque yo estaré contigo y no permitiré que vuelvan a hacerte daño… -le dijo, dándole un beso en su frente- ni Mariko, ni el canalla despreciable del Capitán Chardin que se atrevió a chantajearte, ni tu prometido, tu familia o la mía… porque voy a protegerte con todas mis fuerzas y defenderé nuestro amor de quien sea.
Akane sonrió al escucharlo y luego, se abrazaron fuertemente:
― Bueno, ahora, quiero portarme egoísta con todo el mundo -le dijo él después, aún sonriendo y tomando su rostro con delicadeza- porque quiero que esta noche nos olvidemos de todo lo que nos rodea y que solo existamos tú y yo, ¿qué te parece?… -y le dio un pequeño beso en la nariz-.
Ella lo vio detenidamente a los ojos, aún sonrojada y después, asintió sonriendo:
― Muy bien, entonces, ¿a dónde te gustaría ir a cenar? -le dijo Ranma nuevamente, muy contento- porque a partir de esta noche, le concederé todos sus deseos a la reina de mi corazón, aun sean caprichos… así que, su esclavo aguarda por una respuesta.
Akane rio muy nerviosa, al escucharlo:
― Gracias, Ranma -le dijo después, con voz casi inaudible- pero, no quiero ponerte en molestias y…
― No, no, no voy a aceptar una negativa esta vez… -le dijo interrumpiéndola y fingiendo que estaba molesto- eres mi novia y quiero que empecemos a portarnos como tales, ¿de acuerdo? -y volvió a besar sus manos con delicadeza-.
Akane se sonrojó nuevamente al escucharlo, porque se oía tan bien esa palabra pronunciada por sus labios: "novia"… "su novia":
― Está bien… -le dijo después, aún sonrojada y nerviosa- pero, que sea un lugar sencillo, por favor.
Ranma se le quedó viendo un momento nuevamente y luego, volvió a sonreírle:
― ¿Sencillo, dices? hmmmm… -dijo después, colocando una mano bajo su propio mentón, simulando que estaba pensando- sencillo… sencillo… sencillo… ¡ya lo tengo!: ¿qué te parece el restaurante "Sushi Yoshitake"?
Akane se sorprendió mucho al escucharlo:
― ¡¿Sushi Yoshitake?! -le preguntó después, muy asustada- ¡pero, ese es uno de los restaurantes más caros de Tokio, Ranma y no tiene nada de sencillo!
Él rio un poco al ver su expresión de susto:
― No podría escoger un lugar menos digno de ti, mi amor -le dijo después, dándole un pequeño beso en los labios- porque eso y más te mereces.
― Pero, Ranma…
― Nada, nada -le dijo, sonriendo aún- quiero consentirte, preciosa y no vas a hacerme cambiar de opinión, ¿de acuerdo? -volvió a besarla y después, la tomó de la mano para ir en busca de un taxi-.
Mientras tanto, por otro lado, los padres de Ranma se encontraban ya de regreso en su casa:
― Nodoka, ¿de verdad estás segura de lo que quieres hacer? -le preguntó su esposo, al terminar de estacionar su vehículo en el garaje-.
― Sí, Genma, estoy segura -le respondió, bastante reseca- fue muy difícil para mí tomar esta decisión, pero, si Hinako tiene razón y esa chica anda tras Ranma solo por el dinero de nuestra familia, la única solución para que se aleje de él, es quitándole nuestro apoyo económico.
El señor Genma dio un pequeño suspiro con tristeza, al escucharla:
― Ah y aunado a esto… -continuó la señora Nodoka- también quiero que retires del mercado las muñecas de porcelana de cabello azul cuanto antes… ya no quiero que se sigan fabricando.
― Está bien, Nodoka, está bien… -le dijo, después- si ya lo pensaste bien y crees que esa es la única solución, te voy a apoyar… solo dame un poco de tiempo para reorganizarlo todo en la fábrica, porque tengo que avisarles a los clientes que ya realizaron sus pedidos, a los proveedores de los materiales, a los encargados de la publicidad y también necesito tiempo para encontrar a alguien que se encargue de las labores que nuestro hijo ha estado realizando hasta ahora, porque ni siquiera he encontrado a alguien aún para el puesto que Toma dejó y…
― Me parece bien, Genma -le dijo interrumpiéndolo, aún en el mismo tono- pero, que no sea demasiado tiempo.
Después, se bajaron del auto y se dirigieron a la entrada principal de la casa.
Una de sus empleadas les abrió la puerta y luego de saludarlos, les dijo:
― El señor Konjo vino hace media hora y decidió quedarse a esperarlos en la sala.
Ambos se sorprendieron mucho al escucharla:
― La señora Hinako está con él ahora -dijo nuevamente la chica-.
― Gracias, Beniko -le dijo la señora Nodoka y después, junto a su esposo, se dirigió a la sala de la casa-.
― ¡Genma, Nodoka! -dijo rápidamente el señor Konjo al verlos, levantándose del sillón donde estaba sentado y haciendo una reverencia- ¡buenas noches!
― ¡¿Qué haces aquí, Ikki?! -le dijo el señor Genma, muy molesto- ¡te advierto que si viniste solo para provocar otro escándalo…!
― Tranquilízate, cariño -le dijo la señora Nodoka interrumpiéndolo y tomándolo del brazo y después, se dirigió al señor Konjo- ¿para qué viniste, Ikki?... ¿no te parecieron suficientes los insultos que les gritaste a mi hijo y a mi esposo aquel día…?
― Oh, no, por favor, no vine a nada de eso… -les dijo rápidamente, el señor Konjo- por el contrario, yo… yo vine… vine a presentarles mis disculpas por mi horrible comportamiento de ese día.
Ambos se sorprendieron mucho al escucharlo:
― Quería también ofrecerle disculpas a su muchacho -continuó el señor Konjo- pero, Hinako me acaba de contar que ya tiene algunas semanas de no vivir acá con ustedes…
― Sí, así es -le dijo el señor Genma, aún molesto- y te agradecería que ni siquiera intentes acercarte a él de nuevo, ¿me oyes?: no quiero que lo busques.
El señor Konjo se le quedó viendo, muy sorprendido:
― ¿Ni para disculparme con él? -le preguntó, después-.
― Ni para eso -le volvió a decir el señor Genma- ahora, voy a pedirte que te vayas y que nunca más vuelvas a buscar a nadie de mi familia, ¿te quedó claro?: no nos interesa saber nada de ti ni de tu hija.
― Comprendo -dijo después, muy avergonzado- merezco esto y mucho más: me porté tan mal con ustedes, les hice tanto daño, especialmente a su muchacho, pero, quiero que sepan que mis disculpas son sinceras y hasta estoy dispuesto a ofrecérselas públicamente, pidiendo que salga en los periódicos para que vean que mi arrepentimiento es real y si algún día llegaran a necesitar de mi ayuda, yo…
― Eso jamás sucederá, Ikki -le dijo nuevamente, el señor Genma- ahora, vete.
El señor Konjo se le quedó viendo un momento:
― Creo que es lo mejor, Ikki, por favor -le dijo después, la señora Nodoka- y no es necesario que publiques nada en los periódicos: con que se mantengan alejados de nosotros, tú y tu hija, es más que suficiente.
El señor Konjo dio un pequeño suspiro y después, les dijo:
― Está bien, me iré, pero, espero que algún día puedan perdonarme… adiós -y diciendo esto último, salió de ahí-.
― ¡Adiós, Ikki, que te vaya bien! -le gritó todavía, la señora Hinako- ¡un gusto saludarte y platicar contigo!... ¡hasta luego! -y después, se dirigió al señor Genma- oye, cuñado, ¿no te parece que fuiste demasiado grosero con Ikki?
El señor Genma bufó fastidiado al escucharla:
― El pobre hombre no tiene la culpa de tener una hija tan mentirosa y despreciable como Mariko… -continuó la señora Hinako- además…
― ¡Ya, Hinako, no te metas en esto, ¿quieres?! -le dijo después el señor Genma, bastante molesto- ¡yo sé lo que hago, no intervengas! -y diciendo esto último, también se fue de ahí-.
La señora Hinako se sorprendió mucho por la manera tan insolente en que le había hablado:
― Pero, ¿qué le pasa a Genma? -le preguntó después a su hermana, con voz temblorosa- jamás me había hablado así… acaso, ¿pasó algo por la tarde que yo no sepa?... ¿algo relacionado a mi sobrino?
La señora Nodoka dio un pequeño suspiro al escucharla:
― Es por él que mi cuñado está así, ¿verdad? -volvió a preguntar la señora Hinako, algo molesta- ¡dime!: ¡¿Ranma es el culpable de su comportamiento?!...
― Tranquilízate, Hinako -le dijo la señora Nodoka, algo sorprendida al ver su reacción- no es para que te pongas así...
― ¡Pero, es que, Genma jamás me había hablado de esa manera y…!
― Es porque está cansado, Hinako, además, no es para menos lo que Ikki hizo todo este tiempo para desprestigiarnos: tiene razón de estar molesto… ahora si me disculpas, también voy a retirarme para ir a descansar: hoy ha sido de verdad un día muy largo…
― Pero, ¿no me vas a contar qué pasó con mi sobrino?... ¿aceptó regresar a vivir aquí?... ¿qué te dijo?
― Mañana te platicaré todo más despacio, Hinako… -le dijo, bastante reseca- buenas noches -y también se fue de ahí-.
― Pero, hermana… ¡ay! -dijo después furiosa, cruzándose de brazos-.
Por otro lado, nuevamente en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tatewaki, Tacchi se encontraba en la habitación que compartía con su mamá, dibujando y pintando en el suelo, pero, de pronto, se le terminaron las hojas de papel que estaba utilizando y decidió buscar más. Se acercó a la mesita de noche de Nabiki y abrió la gaveta. Luego, levantó unos libros que ella guardaba ahí para ver si encontraba por lo menos una hoja en limpio:
― ¿Qué es esto? -preguntó después, al ver un estuche que llamó su atención (era un nuevo obsequio de Kuno para Nabiki) y llevado por la curiosidad, lo sacó de la gaveta-.
Lo colocó en la cama y lo abrió:
― ¡Qué bonito collar! -dijo, al ver el contenido del estuche. Después, vio una hoja que estaba adentro del mismo y la desdobló, para empezar a leerla con algo de dificultad-.
― ¿Ya te pusiste la pijama, cariño? -dijo de pronto Nabiki ingresando a la habitación, luego de inyectar y de darle sus medicinas a Kodachi- ¿pero, qué…? -dijo después entre sorprendida y asustada, al ver que su hijo tenía uno de esos estuches que Kuno le seguía regalando y que estaba leyendo una de esas notas que siempre le dejaba-.
― Mami… -le dijo el niño después, algo sorprendido también- ¿esto es tuyo?, ¿te lo regaló el señor Cacahuate?...
Nabiki se quedó helada al escucharlo:
― No… no… eso… eso no es mío -le dijo después, con voz temblorosa-.
El niño se le quedó viendo aún sorprendido y ella se acercó a quitarle esa hoja de las manos y también el estuche:
― Ponte la pijama -le dijo después, aún en el mismo tono- yo… yo volveré en un momento.
― ¿Estás bien, mami?
― Sí, cariño… hazme caso, por favor -y diciendo esto último, salió de la habitación en dirección a la oficina de Kuno, pues, sabía que ahí lo encontraría-.
Y efectivamente, así era: él estaba en su oficina revisando unos documentos muy importantes:
¡Creo que he dejado muy descuidada a Akane estos meses…! -dijo Kuno internamente, pasando una de sus manos por su cabello con algo de frustración, no pudiendo concentrarse en lo que estaba haciendo- ¡pero, con Nabiki y Kodachi que no dejan pasar ninguna oportunidad para escapar, no he podido ir a verla, además de que la necesito y la extraño como un loco!… ¡ah, tengo que encontrar la manera para hacerle una visita corta en estos días y así me aseguro también por mí mismo que a ningún hombre se le haya ocurrido poner sus ojos en ella...!
Estaba ensimismado cuando de pronto, un fuerte portazo lo sacó de sus pensamientos:
― ¡Guárdate tus obsequios que jamás me van a interesar en lo absoluto! -gritó la persona que acababa de ingresar a su oficina-.
Kuno se sorprendió mucho y si no fuera porque se hizo a un lado, un estuche que contenía un collar muy caro, hubiera impactado en su rostro:
― ¡No quiero nada de ti, entiéndelo!... ¡aunque me compres las joyas más caras que existen y quieras ganarte también a mi hijo a base de obsequios, jamás aceptaré volver a tener algo contigo, que te quede bien claro!... ¡te desprecio con todas mis fuerzas y lo único que quiero es tenerte lo más lejos posible de mí!... ¡te odio!, ¡me repugnas!
Kuno solo estaba escuchando:
― ¡Vaya, vaya, vaya! -dijo después sarcásticamente, levantándose de la silla donde estaba sentado para cerrar la puerta y acercarse a ella- ¡así que la hermosa e indefensa Nabiki por fin decidió sacar las uñas y revelarse! jajajajaja… ¿por qué te haces tanto de rogar, eh? si la primera vez caíste tan fácil: ni necesidad de hacerte obsequios tuve…
― ¡Ya no aguanto más, Kuno! -le dijo, con desesperación- ¡ya no aguanto más esta situación y no me importa que todos se enteren de lo que hubo entre nosotros hace años, si con eso vuelvo a tener un poco de paz!
― ¡¿Ah, sí?! -le volvió a decir Kuno en el mismo tono, tomándola fuertemente por la cintura para acercarla a él- ¡¿de verdad no te importa?!, ¡¿estás segura?!: ¡¿ni siquiera que Tacchi se entere de que su padre está vivo y que le estuviste mintiendo todo este tiempo, eh?!
Nabiki empezó a forcejear para que la soltara:
― ¡No, ya no me preocupa que Tacchi se entere porque estoy segura que me comprenderá! -le dijo después, tratando de no inmutarse-.
― ¡¿De verdad?!, ¡no me digas!: ¡si haces eso te va a odiar, te va a odiar!... ¡todos te van a odiar por mentirosa!
― ¡No más que a ti! -le gritó, después- ¡tú eres quien va a perder más que yo, cuando todos se enteren de la clase de hombre que eres, al haberme engañado y abandonado, estando embarazada cuando apenas tenía diecisiete años…!
― Jajajaja ¡no me digas!, ¡yo no te forcé a nada!: ¡la culpa fue tuya por habérteme puesto en bandeja de plata!... ¡prácticamente, te me regalaste y yo, obviamente, no iba a desperdiciar tan tentadora oferta! jajajaja…
― ¡¿Qué significa esto, Kuno?! -preguntó de pronto alguien más, ingresando a esa habitación y que había escuchado buena parte de la conversación-.
Ambos voltearon a ver rápidamente:
― ¡Exijo que me des una explicación ahora mismo!... -volvió a gritar esa persona- ¡¿quién es esta chica y cómo está eso de que la engañaste y la dejaste embarazada hace años?! -era el señor Soun, que había llegado a hablar con él para pedirle dinero nuevamente, pero, jamás imaginó encontrarse con algo semejante-.
Por otro lado, en la ciudad de Tokio, después de una hora aproximadamente (o quizás, un poco más), Shampoo, sus hermanas y su novio Kirin, se encontraban cenando en un restaurante bastante modesto que les había quedado cerca del teatro a donde habían ido:
― ¿Y qué les pareció "la Traviata"? -les preguntó Kirin a las tres chicas, haciendo referencia a la ópera que acababan de ver- todavía no me han dicho si les gustó.
― ¡Fue muy triste, Kirin! -le reprochó Ran- ¡Violetta no tenía por qué haber muerto de esa enfermedad tan horrible! -dijo después, haciendo referencia a la protagonista de la obra- ¡ella ya había cambiado su estilo de vida por Alfred, pero, todo fue culpa del padre de él: no tenía por qué haber ido a buscarla para decirle todas esas cosas tan feas, como que por su culpa, el futuro de su hijo se había destruido!
― ¡Pues, a mí me pareció una ópera de lo más romántica! -dijo Rin dando un largo suspiro, contradiciendo a su hermana- ¡fue hermosa y tierna!
― ¡No sabes lo que dices! -volvió a decir Ran algo molesta, empezando una pequeña discusión entre ellas-.
Kirin rio un poco al escucharlas y después se dirigió a Shampoo, al verla muy pensativa y que no estaba participando en la conversación:
― ¿Tú qué opinas, princesa?: ¿te gustó la ópera?
― Perdón, eh… ¿dijiste algo, cariño? -le preguntó Shampoo después, algo confundida, pues, no había estado prestando nada de atención a la conversación por estar sumergida en sus pensamientos-.
Kirin volvió a reír un poco, mientras negaba con la cabeza:
― ¡Ay, así se ha estado desde la mañana, Kirin! -dijo Rin, interviniendo-.
― ¿De verdad? -preguntó él nuevamente y después, se dirigió a su novia- ¿y por qué, nena?, ¿estás preocupada por algo?, ¿tiene que ver con tu amiga Akane?
Shampoo iba a responderle, pero, Ran la interrumpió:
― ¡Mejor ni le preguntes, Kirin, porque no te va a responder! -dijo, con algo de sarcasmo- ¡nosotras ya lo hicimos y no quiere contarnos nada, porque hasta nos había asegurado que Akane nos acompañaría a ver la ópera y no fue así!...
Shampoo rio un poco al escucharla y después, le dijo:
― Lo siento, "Ran-Ran", pero, no puedo decir nada, porque no estoy autorizada por Akane para hacerlo jajajajaja.
― ¡Ay, no me llames así! -le dijo Ran, muy molesta- ¡sabes que no me gusta!
― Pero, cuando estabas más pequeña sí te gustaba que te llamara así -dijo Rin, muy divertida-.
― "Rin-Rin" tiene razón, "Ran-Ran" -dijo Shampoo después, aún sonriendo- antes sí te gustaba que te llamara así.
― ¡No me llames así, Shampoo y menos enfrente de Kirin! -dijo después Rin, también muy molesta-.
Kirin solo reía al ver la situación:
― Para mí, que se oyen muy bien así sus nombres, chicas, pero, si no les gusta, mejor ya no las llames así, princesa -le dijo después a Shampoo, dándole un beso en la mejilla-.
― ¡¿Lo ves, Shampoo?! -dijo Ran- ¡tu novio sí nos entiende!
Shampoo y Kirin volvieron a reír y después él dijo, cambiando el tema:
― Bueno, bueno, mejor pediré que nos traigan ya el postre, ¿qué les parece?
― ¡Ay, sí, por favor! -dijeron Rin y Ran muy emocionadas, como si fueran niñas pequeñas-.
Shampoo solo negó con la cabeza, sonriendo aún y Kirin desde su asiento le hizo señas a un camarero.
El muchacho llegó rápidamente trayendo consigo unos lindos cupcakes de chocolate:
― ¡Qué rico! -dijeron Rin y Ran al unísono muy contentas, tomando una pequeña cuchara para empezar a comer-.
Shampoo volvió a sonreír al verlas y empezó también a comer el suyo, pero, de pronto, sintió algo muy extraño en su boca:
― ¿Pero, qué…?, ¿qué es esto? -preguntó después muy sorprendida, al percatarse de que se trataba de un anillo-.
Kirin sonrió ampliamente y ella volteó a verlo, aún muy sorprendida:
― Shampoo… -le dijo él después, un poco nervioso- ¿te… te quieres casar conmigo?
Rin y Ran pegaron un grito muy emocionadas y Shampoo parecía que se había quedado en shock:
― ¿Aceptas, princesa? -volvió a preguntarle él-.
Shampoo se cubrió la boca con ambas manos, por la impresión:
― ¡Sí, sí, Kirin! -le dijo después, casi gritando- ¡sí me quiero casar contigo!
Kirin sonrió mucho más al escucharla y le colocó el anillo en el dedo anular de su mano izquierda. Shampoo aún no lo creía y después, se lanzó a besarlo, mientras que sus hermanas y las demás personas que estaban también en ese lugar, les aplaudían muy contentas.
Mientras esto ocurría, por otro lado, en el restaurante "Sushi Yoshitake":
― ¿Quieres algo más, preciosa? -le preguntó Ranma a Akane, después de que terminaran de cenar- ¿algún postre o algo más que se te antoje?
― No, Ranma, gracias… -le respondió, algo sonrojada- quedé muy satisfecha: todo estuvo delicioso, te lo agradezco.
― ¿De verdad no se te antoja algo más?
― No, gracias.
― ¿Estás segura?
Ella rio un poco al escucharlo:
― Sí, Ranma, estoy segura -le dijo, después-.
Él no parecía muy convencido:
― ¿En serio? -le volvió a preguntar, sonriendo- ¿ni siquiera besarme?
Akane se ruborizó hasta más no poder al escuchar eso último:
― Aprovecha la oferta que es gratis, ¿eh? -volvió a decirle él, aún sonriendo-.
― ¡Ranma! -le dijo muy nerviosa, inclinando el rostro y cubriéndoselo con ambas manos-.
Él rio un poco al ver su reacción:
― Tranquilízate, mi amor -le dijo, apartando suavemente una de sus manos de su rostro- no tienes por qué ponerte tan nerviosa, ¿eh?… -después tomó su mentón y le dijo- eres mi novia y no tienen nada de malo estas muestras de cariño entre nosotros… -y diciendo esto último, se acercó lentamente para besarla con delicadeza- no quiero que me tengas miedo, muñequita… por favor.
Akane se le quedó viendo, muy sorprendida:
― ¿Qué… Qué no te tenga miedo? -le preguntó después, confundida- pe… pero, ¿a… a qué te refieres?
Ranma dio un pequeño suspiro, antes de hablar nuevamente:
― Me refiero a lo que ocurrió aquel día en la fiesta, mi amor… yo… no debí besarte a la fuerza y menos aún, en el estado en el que me encontraba… -dijo después, molesto consigo mismo- yo no tenía ningún derecho a hacer lo que hice… sobre todo, porque nunca antes habías besado a alguien.
Akane volvió a ruborizarse bastante e inclinó su rostro:
No… no puedo creer que hasta eso le haya contado Shampoo -pensó después, sonriendo nerviosamente y Ranma continuó:-
― Debería sentirme afortunado por eso, pero, no puedo… no puedo… -hizo una pequeña pausa y volvió a dar un pequeño suspiro, con frustración- fui un canalla… tú… tú no merecías que me portara así contigo… y por eso… por eso, quiero… quiero pedirte que me perdones por haber sido tan brusco aquel día…
Akane se le quedó viendo un momento y luego, acercó tímidamente su mano derecha para empezar a acariciar su rostro (muy nerviosa, por supuesto). Ranma colocó su mano izquierda sobre la mano que ella había colocado en su rostro, mientras la contemplaba detenidamente. Después, ella se atrevió a darle un pequeño beso en los labios:
― No te sientas mal por eso, por favor… porque yo… yo… -le dijo muy sonrojada, luego de un momento, con voz casi inaudible- yo… yo… también deseaba besarte esa noche, mi corazón: moría… moría por… por hacerlo…
Ranma sonrió ampliamente al escucharla:
― Y… y me alegra que… que mi primer beso haya sido con… contigo -continuó ella, aún sonrojada-.
― ¡Me quitas un gran peso de encima, mi amor! -le dijo él después, besando su mano- pero no solo el primero, sino que todos tus besos serán únicamente conmigo, ¿verdad?
Ambos rieron un poco y después, volvieron a besarse:
― Sí, Ranma… -le dijo ella, nuevamente- solo… solo contigo.
― ¡Soy inmensamente feliz, preciosa! -le dijo, dando un largo suspiro y juntando su frente con la de ella-.
Ambos sonrieron:
― Iré a pagar la cuenta y a recoger tu abrigo a la recepción -le dijo él después y le dio un pequeño beso en la nariz- no tardo.
Akane asintió aun sonriendo y se quedó esperándolo en la mesa:
― ¡Vaya, vaya, vaya! -dijo alguien después de unos minutos, acercándose a ella- ¿pero qué tenemos aquí?
Ella volteó a ver rápidamente:
― ¡Ah, ya sé!: ¡a la anticuada! -continuó la persona que se había acercado: se trataba de nada más ni nada menos que de Azusa Shiratori-.
― ¿Qué quieres, Azusa? -le preguntó Akane, algo molesta-.
― ¿Yo? nada jajajaja -dijo riendo, sarcásticamente- casualmente pasaba por esta calle, te vi y decidí acercarme a saludarte… ¿sigues en tus andanzas con Ranma, verdad? jajajaja -le dijo después, bajando la voz- oye, ¿y en serio no te da vergüenza exhibirte con un hombre que está por tener un hijo con otra mujer?... mira que te pueden volver a golpear como aquella vez jajajaja.
― Y si eso llegara a pasar, ¿a ti en qué te afectaría, eh? dime -le dijo después, utilizando un tono irónico también y cruzándose de brazos-.
― ¡Vaya que eres una mosca muerta y una descarada! -le dijo, fingiendo estar sorprendida- y sinceramente, sigo sin poder creer que un hombre tan atractivo como Ranma se haya fijado en ti… eres tan poca cosa y no veo que tengas algo del otro mundo… ¿y sabes qué más? aunque andes con ese vestido que está a la moda, tratando de aparentar lo que no eres, jamás vas a dejar de ser una pueblerina insignificante venida de las cavernas jajajaja -le dijo después, sin ninguna consideración- porque aunque la mona se vista de seda, mona se queda…
Akane iba a responderle nuevamente, pero, alguien más se le adelantó:
― Oye, ¿qué no eres tú "la mujer desesperada" que anda repartiendo su número de teléfono a diestra y siniestra?... no sé cuál sea tu nombre, creo que me lo habías dicho, pero, tan poca importancia le di, que ya ni me acuerdo y ni me interesa que me lo vuelvas a decir, pero algo sí quiero que te quede muy claro: es la última vez que te diriges a mi novia de esa manera, ¿de acuerdo?, no quiero volver a repetírtelo.
Azusa había pegado un pequeño brinco al escuchar esa voz:
― Estoy perfectamente enterado de las constantes humillaciones que le haces a Akane y de una vez te digo que no voy a permitirlo más, ¿me escuchaste bien?
― ¡Oh, hola, Ranma, gusto de saludarte! -dijo algo nerviosa, volteándolo a ver- ¡ay, solo estábamos bromeando un poco! jajajajaja -y después, se dirigió a Akane- ¿verdad, amiga?
― Sabes muy bien que no somos amigas, Azusa -le respondió Akane, bastante seria-.
Azusa volvió a reír nerviosamente y Ranma le dijo, nuevamente:
― ¿Sabes? mi familia es muy amiga del rector de la Universidad Imperial de Tokio… -después, colocó una mano bajo su propio mentón- somos tan amigos, pero, tan amigos que cualquier petición que le hiciéramos, él nos la concedería…
― ¿Ah, sí? -preguntó Azusa, muy sorprendida-.
― Sí, incluso, si le pido que expulse a "cierta estudiante" que no llega a esa universidad más que a hostigar, humillar e insultar a mi novia.
― Jejejejeje, no te atreverías a hacer algo así, ¿verdad? -le preguntó, todavía nerviosa-.
― Por supuesto que sí y es mejor que te atengas a las consecuencias si vuelves siquiera a intentar molestarla una vez más, porque no me va a importar si ya te falta muy poco para que termines tu carrera… -le dijo, sarcásticamente- así que, ya estás advertida: moveré todas mis influencias para que seas expulsada definitivamente de esa universidad y que no te reciban en ninguna otra.
Azusa abrió mucho los ojos, muy asustada, al escuchar eso último:
― Jejejeje -volvió a reír, después- eh… creo… creo que ya es muy tarde, será mejor que me vaya… me dio gusto saludarlos… adiós -y se fue rápidamente de ahí-.
Cuando ya se había ido, Akane le preguntó a Ranma, muy sorprendida:
― ¿Tu familia es muy amiga del rector de la Universidad Imperial de Tokio? jamás lo hubiera imaginado.
Él volteó a verla y empezó a reírse:
― ¿Qué… Qué ocurre? -le volvió a preguntar ella-.
― Es que, no tengo ni la menor idea de quién sea el rector de esa universidad jajajaja… -le respondió aun riendo, muy divertido- pero, lo bueno es que ella lo creyó y estoy seguro que con eso es más que suficiente para que no vuelva a molestarte jajajaja.
― ¡Ay, Ranma! -le dijo Akane negando con la cabeza y riendo también un poco- ¡la asustaste mucho con eso! jajajaja.
Ranma rio un poco más:
― Se merece eso y más por molestarte, mi amor -le dijo después, acariciando un poco su rostro- y más le vale no volver a hacerlo, ¿eh?, porque entonces, de verdad me voy a atrever a hacer hasta lo imposible para que la expulsen, sin importarme si le arruino su carrera permanentemente… -luego, hizo una pequeña pausa- te prometí que nadie iba a volver a hacerte daño y lo voy a cumplir.
Akane le sonrió dulcemente y después, le dijo:
― Gra…. gracias, Ranma… te lo agradezco mucho.
Volvieron a darse un beso y después, él le ayudó a colocarse su abrigo para salir del restaurante.
Por otro lado, nuevamente en el pueblo de Nerima, la señora Atsuko y Ukyo se encontraban platicando amenamente con la familia Tendo en la sala de la casa, después de haber terminado de cenar:
― ¡Todo estuvo delicioso, muchas gracias!... ¡qué bien cocinan ustedes dos! -dijo la señora Atsuko sonriendo, dirigiéndose a la señora Aiko y a su suegra- es una lástima que Riku se haya perdido de estos manjares por quedarse a atender algunos asuntos de su hacienda -se refería a su esposo-.
― Ya habrá otra ocasión, Atsuko, no te preocupes -le dijo después, la señora Cologne- comprendemos perfectamente que Riku no haya podido venir esta noche: los compromisos surgen así de repente, si no, ahí tienes a Soun que tampoco pudo acompañarnos por ir a la hacienda Tatewaki jajajaja.
― Es cierto, ya se tardó mucho -dijo la señora Aiko, viendo hacia el reloj de pared- bueno, supongo que lo han de haber invitado a cenar allá.
― Sí, es lo más seguro, Aiko -dijo interviniendo el señor Happosai- la plática se le ha de haber alargado con Kuno.
Todos rieron un poco al escucharlo:
― Y Akane, ¿cómo ha estado? -preguntó después la señora Atsuko, cambiando el tema-.
― Muy bien, Atsuko, gracias -le respondió la señora Aiko- ya faltan solo unas semanas más para que esté de vacaciones nuevamente.
― Ay, me alegro mucho... y ahora sí ya queda muy poco para que termine su carrera, ¿verdad? -preguntó, nuevamente-.
― Sí, ya únicamente le haría falta realizar su práctica, que me parece que es de dos meses.
― ¡Qué alegre!… imagino que su futuro esposo debe sentirse muy afortunado, porque tendrá en casa una enfermera las veinticuatro horas del día, además de una excelente cocinera, porque supongo que Akane también cocina a la perfección como ustedes.
Tanto la señora Aiko como su suegra voltearon a verse y antes de que pudieran responderle, Ryoga intervino:
― ¡¿Cocinar, esa payasita?! jajajajaja, ¡no, no puede, ni aunque tenga las instrucciones a la mano y estuviera a su lado el mejor cocinero del mundo! jajajaja…
― ¿Tanto así? -le preguntó Ukyo, muy sorprendida-.
Ryoga tomó su mano para darle un beso y después, le dijo:
― Sí… la pobrecita no salió buena para la cocina, pero, sí para muchas otras cosas, como por ejemplo, para el estudio: es muy inteligente, siempre sacó las mejores calificaciones en la escuela, ahora también en la universidad y en serio, ama su profesión… -luego, hizo una pausa- recuerdo que de pequeño, yo era muy travieso jajajaja, me lastimaba muy a menudo jugando y ella se encargaba de curarme… me consolaba y siempre tenía palabras de ánimo para mí en los momentos más difíciles… también me contagiaba su alegría, su entusiasmo, optimismo… -hizo una pausa nuevamente y dio un pequeño suspiro con nostalgia- no creo que haya una mejor hermana en todo el mundo: la quiero mucho, es mi ejemplo a seguir y estoy muy orgulloso de ella.
Todos sonrieron al escucharlo:
― ¡Eres tan lindo al decir todas esas cosas de tu hermana! -le dijo Ukyo muy contenta, dándole un beso en la mejilla-.
― ¡¿Y ya empezaron a ver lo de su yukata de bodas?! -preguntó nuevamente, la señora Atsuko- ¡es que, acaban de traer unos modelos muy lindos y deberían ir a verlos antes de que se agoten!
― Aún no, Atsuko -le respondió la señora Aiko- queremos esperar hasta que ella regrese para empezar con los preparativos de la boda…
Iba a seguir hablando, pero, de pronto, escucharon que el señor Soun había ingresado a la casa:
― ¡Qué bueno que ya hayas regresado, Soun! -dijo la señora Cologne, al verlo- Ryoga nos contó que habías ido a ver a Kuno, pero, no pensamos que te fueras a tardar tanto… ¿acaso, olvidaste que teníamos visitas esta noche?
El señor Soun se veía pálido y con un aspecto bastante deplorable. Solo les dirigió una mirada y luego, sin decir nada, se fue a su oficina, dejando a todos los presentes completamente desconcertados.
Por otro lado, después de unos minutos más, en la ciudad de Tokio, Ranma y Akane se encontraban caminando y platicando, tomados de la mano, mientras se dirigían al edificio donde ella vivía:
― Y… ¿desde cuándo cantas? -le preguntó ella algo sonrojada, con curiosidad-.
Ranma sonrió al escucharla y le dijo:
― Hmmmm… creo que desde que tenía como catorce o quince años, más o menos… -hizo una pequeña pausa- ya tenía tiempo de no hacerlo, pero, espero no haber desafinado mucho, ¿eh? jajajaja.
Akane rio un poco, aún sonrojada y él continuó:
― Recuerdo que a mi mamá le gustaba mucho escucharme cantar y siempre me decía que tenía una voz hermosa, pero, mi tía era otro caso porque me decía todo lo contrario jajajaja... decía que desafinaba mucho y que le iban a estallar los oídos por escucharme jajajajaja -dijo, riendo divertido-.
Akane se le quedó viendo un momento muy sorprendida, cambiando su expresión:
― ¿Tu tía te decía eso? -le preguntó, después-.
― Sí, mi tía Hinako siempre ha sido así conmigo: para ella, nada de lo que hago está bien y no sé por qué, pero, a veces siento como si me odiara.
― ¿Cómo si te odiara? pero, si es tu tía, ¿cómo puede ser eso posible?: son familia.
― Sí, pero, su mirada siempre me ha mostrado otra cosa: como si en vez de ser familia, fuéramos enemigos… grandes enemigos -luego, hizo una pequeña pausa nuevamente- cuando era un niño, recuerdo que le encantaba hacerme quedar mal con mis padres y mis abuelos: se quejaba por todo de mí y ahora… -se detuvo un momento y dio un pequeño suspiro- y ahora… nadie me quita de la cabeza que nuevamente tiene mucho que ver en la actitud que mi madre ha tomado conmigo últimamente… estoy seguro que es ella quien se ha encargado de ponerla en mi contra.
Akane se sorprendió mucho más al escuchar eso último e inclinó su rostro:
― Ranma… -le dijo después, con voz algo temblorosa y casi inaudible- yo… yo no quiero que tengas problemas con tu familia por mi culpa.
― ¿A qué te refieres, mi amor? -le preguntó confundido- ¿por qué dices eso?
― Es que, si tu mamá ha tomado esa actitud contigo, es por mí: yo soy la culpable… -luego, dio un pequeño suspiro con tristeza- ella piensa lo peor de mí y me dijo claramente que jamás permitirá que haya algo entre nosotros…
― A ver, no, no digas esas cosas -le dijo rápidamente interrumpiéndola y tomando su rostro con ambas manos- tú no tienes la culpa de nada, ¿de acuerdo?: la culpable de todo es mi tía Hinako por sus intrigas, pero, estoy seguro que muy pronto, lograremos aclararlo todo, porque cuando hable con tu familia y tu prometido, para deshacer tu compromiso con él, ya verás como mis padres no podrán oponerse más a lo nuestro y se darán la oportunidad para conocerte tal y como eres… -luego, la abrazó fuertemente- y… suponiendo en el último de los casos, que aún así no aceptaran lo nuestro, a mí nadie me va a separar de ti, mi amor… nadie.
Akane le sonrió dulcemente y volvieron a besarse con todo el amor que podían emanar sus corazones.
Siguieron caminando y al llegar al edificio, se despidieron:
― Gracias… gracias por todo, Ranma -le dijo ella acariciando su rostro, suavemente- me… me la pasé muy bien… fue… fue una velada maravillosa a tu lado.
Ranma le sonrió ampliamente, besando la mano con la que ella estaba acariciando su rostro:
― Gracias a ti, preciosa -le dijo él, después- gracias a ti por hacerme el hombre más feliz del mundo y por darme la oportunidad de ser parte de tu vida.
Akane se ruborizó un poco y volvió a sonreír:
― ¿Nos veremos mañana de nuevo, cierto? -continuó Ranma, mientras acariciaba su largo cabello azulado con delicadeza-.
― Sí… claro que sí, mi corazón -le respondió ella, tímidamente-.
Ranma sonrió aún más al escucharla:
― Muy bien, entonces, pasaré por ti a las doce para ir a almorzar, ¿te parece bien?
Akane asintió, sonriendo ampliamente también:
― Bien, entonces, hasta mañana, muñequita… qué descanses y que tengas lindos sueños -le dijo él nuevamente, inclinándose para besarla-.
― Tú también, mi amor… -le dijo ella, casi en un susurro- vete con mucho cuidado, por favor.
Volvieron a besarse y a abrazarse fuertemente y luego, ella se alejó de él para poder ingresar al edificio:
― Eh… por cierto, Ranma… -le dijo después, desde la puerta del edificio-.
Él se le quedó viendo y ella continuó:
― Me… me encantó tu serenata… muchas gracias -le dijo, muy sonrojada y nerviosa- tu mamá tuvo mucha razón al decirte que tienes una voz muy hermosa, porque así es: la tienes... sí la tienes.
Ranma sonrió nuevamente al escucharla y ella le lanzó un beso con una de sus manos, para luego, ingresar al edificio.
Mientras tanto, nuevamente en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tendo, el señor Soun se encontraba en su oficina, bebiendo un vaso con Whisky (quizás, era el tercer o cuarto vaso ya), sumergido en sus pensamientos, recordando vívidamente todo lo que había hablado con Kuno hacía una hora aproximadamente:
"¡Exijo que me des una explicación ahora mismo!... -había gritado desconcertado, el señor Soun- ¡¿quién es esta chica y cómo está eso de que la engañaste y la dejaste embarazada hace años?!"
Kuno únicamente se le quedó viendo y después, se dirigió a Nabiki:
"Déjanos a solas, pero que ni se te ocurra salir de la hacienda, ¿me escuchaste?"
Nabiki no le respondió nada y salió rápidamente de ahí.
Al irse, Kuno se acercó a su escritorio y se sentó en su silla:
"¡Qué grata sorpresa, suegrito! -le dijo tranquilamente, como si nada hubiera pasado- pero, tome asiento, por favor… ¿viene por más dinero?... muy bien no hay problema: dígame cuánto necesita -dijo después, sacando su chequera de una de las gavetas de su escritorio-."
"¡No quieras desviar la conversación, Kuno! -volvió a gritarle el señor Soun- ¡te hice una pregunta y quiero que me respondas!"
Kuno sonrió sarcásticamente y después le dijo, levantándose de su silla:
"Primero, cámbiele a ese tonito de voz conmigo, ¿de acuerdo? y segundo, no tengo por qué darle explicaciones de lo que haga o deje de hacer… -le dijo, de manera insolente- si ni a mi padre se las daba, ¿por qué habría de dárselas a usted, eh?"
El señor Soun no podía creer lo que estaba escuchando:
"¡Me estás faltando al respeto, Kuno! -le dijo, muy molesto-."
"Eh, eh, eh, ¿en qué habíamos quedado, señor?: ¡le dije que cambiara ese tono de voz conmigo!"
"¡Kuno, ¿pero, qué es lo que te pasa?!, ¡¿cómo puedes hablarme de esa manera?!"
"¡Yo le hablo como se me pegue la gana, además, usted no está en condiciones para exigirme nada, ¿me oyó?!: ¡aquí yo soy el que pone las reglas del juego!"
"¡Es suficiente, Kuno, no voy a permitir que me sigas hablando de esa manera y menos aún, que te burles de mi hija al engañarla con otras mujeres!"
Kuno rio sarcásticamente al escucharlo:
"¡Soy hombre y puedo hacer lo que se me antoje! -le respondió, después- ¡usted debería entenderme perfectamente! jajajajaja".
"¡Basta, basta, ya basta!, ¡tu compromiso con mi hija termina en este momento, ¿me escuchaste?!: ¡ya no eres su prometido!"
"¡Muy bien, perfecto, entonces, quiero que me devuelva ahora mismo todo el dinero que le he prestado!"
El señor Soun se asustó mucho al escucharlo:
"Pero, Kuno… no estás hablando en serio, ¿verdad?: sabes perfectamente que no puedo devolvértelo ahora".
"Bueno, entonces, mañana mismo hablaré con mi notario de confianza para que realice los documentos respectivos y así pase a mi propiedad la hacienda Tendo, no se preocupe -dijo como si fuera lo más normal del mundo, mientras se servía Whisky en un vaso-."
"Kuno, por favor, tú… tú no me puedes hacer esto: ¿qué le voy a decir a mi familia?, no… no puedo dejarlos en la calle".
"A mí eso me tiene muy sin cuidado -le dijo, sin ninguna consideración- mire usted como sale de esto".
El señor Soun se asustó mucho más y Kuno continuó:
"Aunque… tiene suerte que aún esté muy interesado en su hija, ¿eh?, porque ella es la única que puede salvarlo -le dijo, dándole un sorbo a su vaso- porque si me dice ahora que todo sigue igual y que ella será mi esposa, me olvidaré de todo el dinero que me debe, como habíamos quedado hace años".
"Pero, Kuno, si de verdad estás tan interesado en ella como dices, ¿por qué la engañaste?".
Kuno bufó fastidiado, al escucharlo:
"Eso fue hace años, cuando todavía no estábamos comprometidos -le dijo, después- además, usted tuvo la culpa".
"Pero, ¿de qué hablas, hijo?, ¿cómo pude ser yo el culpable de que buscaras otras mujeres?"
Kuno bebió de un solo sorbo el contenido de su vaso:
"¿Qué de verdad no lo recuerda?" -le preguntó, después-.
"No, no sé de qué me estás hablando".
"¡¿Es en serio?!, ¡¿qué no recuerda que mi padre fue a su hacienda a pedirle la mano de su hija para mí, cuando ella ya había cumplido los quince años y usted se dio el lujo de negársela, como si yo no fuera digno de ella?! -le gritó después, bastante molesto-."
"Eso fue porque quería que mis hijos se casaran con quien ellos quisieran y…"
"¡Yo ya estaba muy enamorado de ella y me dolió profundamente esa humillación!: ¡no se imagina cuánto!"
El señor Soun se le quedó viendo, muy sorprendido y él continuó:
"¡Por eso fue que me consolé con Nabiki, una chica que conocí en la ciudad de Tokio en uno de los viajes de negocios de mi padre y con la que no hace mucho, me enteré que tengo un hijo!"
"Entonces, deberías casarte con ella cuanto antes para darles un hogar".
"¡No, yo solo me casaré con Akane, ¿me escuchó?!: ¡solo con ella! -volvió a gritarle- ¡y por eso me propuse hacer hasta lo imposible para obligarlo a usted a que me concediera su mano!: ¡hasta arruinarlo completamente en sus negocios!
El señor Soun se quedó de piedra, ante tal confesión:
"Entonces, tú…"
"¡Sí, así es!: ¡yo soy quien se ha encargado de llevarlo a la ruina, con tal de lograr mis propósitos, porque su hija solo puede ser para mí y no voy a detenerme hasta lograrlo!, ¡¿me oye?!... ¡no permitiré que sea de otro hombre que no sea yo!"
El señor Soun empezó a derramar algunas lágrimas de impotencia al recordar toda esa conversación, mientras continuaba bebiendo el contenido de su vaso:
― ¡¿Cómo pude hacerle algo así a mi familia, Kami-sama?! -dijo después, con mucho dolor- ¡¿en qué momento permití que Kuno me arruinara?!: ¡soy el ser más despreciable del mundo y mi hija es quien pagará las consecuencias!... ¡¿cómo pude hacerle algo así a mi pequeña?!
CONTINUARÁ...
¡Hola de nuevo, apreciados amigos! espero no haber tardado mucho en actualizar esta vez jejejeje XD.
¡Ahora sí ya se enteró el señor Soun de lo que hubo entre Kuno y Nabiki!... pero, ¿creen que aún así, aceptará que continúe el compromiso entre Akane con él o ya no? jejejeje. En el próximo capítulo lo descubriremos, también traeré un poco más sobre Kodachi y Mousse, que aún no se ha visto un avance significativo en su romance, la boda entre Shinnosuke y Mariko (pobrecito, sí tendrá que casarse con ella por su bebé jejeje) y por supuesto, traeré mucho más Rankane :), aunque debo adelantarles que aún falta un poco más para que puedan ser completamente felices, pero, por lo menos, un malentendido ya no los volverá a separar jejeje.
Siempre agradezco mucho a quienes me siguen acompañando a leer esta historia, especialmente a: Grace, Baby Face, Alexandraaa417, Alexander0621 y a Manu Teorías, que me animan mucho con sus lindos mensajes, así también, agradezco mucho a los nuevos seguidores y a quienes agregan mis historias a sus listas de lectura. Ya saben que todas estas acciones son muy valiosas para mí :) y voy a aprovechar para responder algunos reviews que tengo pendientes:
Grace: ¡Hola! me alegra mucho tenerte siempre por acá :)... sí, por fin pudo empezar a vivir su amor nuestro preciado Rankane, después de tantos obstáculos que se les presentaron :) y pobrecito Shinno, pero sí tendrá que casarse con Mariko :'(, me dio algo de lástima tener que escribir algo así, porque le tomé cariño a ese personaje en esta historia jejeje, pero, lo hará solamente para estar cerca de su bebé, porque ya se dio cuenta completamente de cómo es Mariko en realidad jejeje y ya muy pronto le tocará también su turno a Kuno y a los demás malvados, como la tía Hinako y el Capitán Chardin, para empezar a pagar todo el mal que han hecho jejeje. Muchas gracias por tus lindos mensajes, te mando muchos saludos :)
Manu Teorías: perdón si hice algún comentario que no debía en la última historia que me pediste que leyera jejeje, pero fue sin maldad alguna. Lo hice porque creí que era una historia que se ubicaba al final del manga de Ranma y por eso, me resultó imposible que Shinnosuke le ganara en un combate a Ranma y máxime, cuando apenas y estaba aprendiendo artes marciales y que Ranma se había enfrentado a alguien tan fuerte como Saffron jejejeje. Pero si se trata de una historia semialterna que escribiste, siento haber hecho ese comentario jejejeje. En cuanto a ver Fairy Tail, no he podido avanzar más, pero, lo bueno es que ya conozco todos los personajes (o por lo menos, los principales) y también algo de la trama :)
¡Espero que se encuentren muy bien, nos vemos pronto!... ¡Saluditos para todos desde mi Guatelinda! :)
Rhou
