Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi y la historia está escrita sin fines de lucro.

Al día siguiente, en la ciudad de Tokio, siendo aún temprano, Ranma se encontraba muy animado ejercitándose, en el departamento en el que vivía ahora desde hacía ya unas semanas (pues, no por haber sido expulsado del ejército, había perdido la costumbre de hacer ejercicio y de mantenerse en forma).

Estaba levantando unas pesas, rememorando todos los hermosos momentos que había vivido junto a Akane el día anterior, cuando de pronto, escuchó que tocaban a la puerta. Tomó, entonces, una toalla para secarse el sudor que tenía en su rostro y cuello y luego, se acercó a abrir:

― Hola, Ranma, ¿cómo estás? -le dijo el recién llegado, al verlo- espero no haber interrumpido tu arduo entrenamiento matutino, ¿eh?

Ranma negó con la cabeza sonriendo, al escucharlo:

― Estaba en la mejor parte cuando decidiste aparecer jajaja.

Ambos rieron un poco:

― Oye, Shinno, yo te hacía alistándote ya para "tu gran día" -le dijo Ranma nuevamente, aun sonriendo- porque hoy es que te casas, ¿verdad?

Shinnosuke dio un pequeño suspiro al escucharlo:

― Sí… me caso a las nueve -dijo después algo serio, ingresando al departamento- y no te preocupes si no puedes acompañarme, porque entiendo perfectamente tus motivos.

― Bueno, Shinno, es que, yo…

― No es necesario que me des explicaciones, Ranma -le dijo tranquilamente, interrumpiéndolo- porque sé muy bien que Mariko no es una persona que se dé "mucho a querer", que es muy difícil de tratar, además de que te ocasionó demasiados problemas y comprendo que lo que menos desees, es verla… pero, ni en pintura jajaja.

Ranma esbozó una sonrisa al escucharlo y le dijo:

― Sí, así es, hermano: lo que menos deseo es verla y peor aún, después de enterarme que se atrevió a ponerle una mano encima a la mujer que amo, exigiéndole que se alejara de mí, porque "estaba esperando un hijo mío" -luego, bufó algo molesto y pasó una de sus manos por su cabello-.

Shinnosuke se le quedó viendo muy sorprendido, al escuchar eso último:

― ¿Mariko se atrevió a buscar a Akane para contarle esa mentira y golpearla? -le preguntó, después-.

― Sí… y eso es algo que jamás se lo voy a perdonar.

― ¡No lo puedo creer! -dijo después, negando con la cabeza- ¡cada día me asusto más de la clase de persona que es!… ¡hasta dónde llegó su obsesión por ti!

Ranma se le quedó viendo un momento también y después, le dijo:

― Mariko es mala, hermano y aun sabiéndolo, ¿estás seguro de querer casarte con ella?

Shinnosuke se le quedó viendo aún más sorprendido y Ranma continuó:

― ¿En serio crees que podrás ser feliz al lado de alguien tan despreciable como ella?

― Pero, ¿cómo puedes preguntarme algo así? -le dijo después, con algo de molestia- ¡aunque sea tan mala como dices, está esperando un hijo mío!, ¡¿acaso, pretendes que la abandone en su estado?!, ¡¿quieres que me desentienda de mi hijo?!: ¡jamás me echaría para atrás en una decisión como ésta…!

― ¡No, Shinno, no me refería a que te desentiendas de tu hijo! -le dijo Ranma rápidamente interrumpiéndolo, algo desconcertado por su reacción- ¡solo decía que quizás casarte con ella no es la mejor solución, porque un matrimonio es algo muy serio y debe cimentarse en amor para que funcione…!

― ¡Yo la amo a pesar de todo y eso es más que suficiente! -le dijo después, muy molesto- ¡y sé que con el tiempo, ella cambiará y llegará a amarme de la misma manera…!

Ranma bufó un poco al escucharlo (porque, que Mariko cambiara era algo demasiado fantasioso: era como decir que el sol dejará de ser amarillo algún día) y Shinnosuke continuó:

― ¡Además, nuestro hijo merece nacer en un hogar estable, con sus padres juntos y…!

― ¡Muy bien, muy bien, de acuerdo, no te enojes! -le dijo después, interrumpiéndolo nuevamente- tranquilízate, por favor, solo fue un comentario, nada más… -luego, hizo una pausa, pasó una de sus manos por su cabello y dio un pequeño suspiro- pero, creo que fui demasiado imprudente al hacerlo… perdóname, por favor: no debí entrometerme en tus decisiones… lo siento.

Shinnosuke se le quedó viendo un momento, algo avergonzado por haberle hablado de esa manera. Luego, tomó un poco de aire para tranquilizarse:

― No, perdóname tú a mí… yo… no debí reaccionar así… -le dijo, después- debe ser porque estoy muy nervioso, es que… todo esto de convertirme en cabeza de hogar y ser padre, pues, es nuevo para mí y…

Ranma sonrió levemente al escucharlo y le dio una palmada en el hombro:

― No hay cuidado, hermano -le dijo después, sonriendo aún- no te preocupes, no pasa nada: además, sé que lo harás muy bien, ya verás.

Shinnosuke también sonrió al escucharlo:

― Oye, pero, a todas éstas -continuó Ranma después de un momento, cambiando el tema- aún no me has dicho a qué debo tu visita jajajaja -le dijo, riendo un poco- porque si no viniste a invitarme a tu boda, entonces…

Shinnosuke rio un poco también al escucharlo y le dijo:

― Tienes razón, parece que solo vine a gritarte jajajaja.

Ambos rieron un poco más:

― Bueno, en realidad, vine para hablar contigo sobre la casa que me dejaron mis padres -dijo Shinnosuke, nuevamente- es que…

― ¡Oh, sí, tu casa, por supuesto! -le dijo interrumpiéndolo, dándose una palmada en la frente- ¡ya te traigo las llaves, porque obviamente, vivirás ahí con Mariko, ahora que te cases con ella y ya no la venderás! -pues, Shinnosuke le había encargado la venta de su casa, antes de irse al pueblo de Wazuka-.

― Eh… no, Ranma -le dijo, después- yo… no voy a vivir ahí con Mariko, me la llevaré a Wazuka… es que, tú sabes que allá tengo mi trabajo, además de que Sentaro tuvo mucha razón al decir que la vida de campo es mucho más alegre jajajaja y también, creo que es mejor que nos alejemos de la ciudad o mejor dicho… que aleje a Mariko de ti para que ya no vuelva a hacerte daño nunca más -luego, hizo una pausa y dio un pequeño suspiro- pero, volviendo al tema de mi casa, de todas formas, aunque ya no la use, no pienso venderla, porque quiero que tú vivas ahí de ahora en adelante, para que no tengas la necesidad de alquilar un departamento…

Ranma se le quedó viendo un momento, muy sorprendido y Shinnosuke continuó:

― Sé que sigues teniendo problemas con tus padres, porque no aceptan tu amor por Akane y que por ese motivo fue que decidiste irte de tu casa, desde hace ya unas semanas y… bueno, tú has sido como el hermano que nunca tuve y por eso, quiero poner la mía a tu disposición…

Él iba a responderle, pero, Shinnosuke volvió a decirle:

― Y no te atrevas a hablarme de pagarme algo por vivir ahí, porque no lo voy a aceptar, ¿de acuerdo?

Ranma negó con la cabeza, sonriendo:

― ¿De acuerdo? -dijo Shinnosuke, nuevamente-.

― Gracias, Shinno -le dijo después, aun sonriendo- pero, no puedo aceptar tu ofrecimiento, a menos que aceptes que te pague alquiler o que te la compre.

― Te dije que no me hablaras de dinero – le dijo fingiendo que estaba molesto, mientras se cruzaba de brazos-.

Ranma rio un poco al escucharlo:

― Pero, Shinno, es que…

― Nada: acepta, por favor… así te ahorras el pago de alquiler, además, por el momento, no me hace falta el dinero: lo que gano por trabajar en la hacienda, me alcanza muy bien para vivir modestamente.

― Pero, recuerda que ahora tendrás que mantener un hogar: ya no solo serás tú, sino también tu esposa y tu hijo.

― ¡Nah! -dijo despreocupado- Mariko tendrá que acostumbrarse a la vida que le daré de ahora en adelante: sin lujos, únicamente lo necesario.

Ranma rio nuevamente al escucharlo:

― Está bien, hermano, gracias -le dijo después, aun sonriendo- te tomaré la palabra, pero, solo por una pequeña temporada, ¿eh?, porque ahora que Akane aceptó darme una oportunidad y que hable con su familia para deshacer su compromiso, pues…

― A ver, a ver, a ver, párale ahí a tu tren -le dijo, interrumpiéndolo- ¿dijiste que Akane aceptó darte una oportunidad? -le preguntó después, muy sorprendido- pero, ¡¿cuándo?!, ¡¿dónde?!, ¡¿por qué no me habías contado?!

― Jajajajaja tranquilízate: fue apenas ayer por la noche jajajajaja.

― ¡¿En serio?! -le dijo, muy contento- ¡felicidades, hermano!: ¡ya era hora! -le dijo después, dándole una fuerte palmada en uno de sus hombros- así que por fin te saliste con la tuya, ¿eh? jajajaja.

Ranma volvió a reír:

― ¡Pero, no te hagas de tanto misterio! -continuó Shinnosuke- ¡¿cómo lo lograste?!: ¡cuéntame, hombre!: ¡cuéntame!

Ambos volvieron a reír un poco más y después, Ranma inició con su relato.

Mientras tanto, en el pueblo de Nerima, en la hacienda Tendo, toda la familia se encontraba desayunando en el comedor, en un total silencio, (pues, ninguno se atrevía a preguntarle al señor Soun el porqué de su actitud tan extraña y grosera para con las visitas la noche anterior):

― Soun… -le dijo al fin, el señor Happosai- aún no nos has dicho por qué te tardaste tanto en la hacienda Tatewaki anoche, si sabías que tendríamos visitas.

Todos voltearon a ver al señor Soun y después la señora Cologne le dijo:

― Sí, hijo, ¿por qué te tardaste tanto?, acaso, ¿tuviste algún problema con Kuno? es que, desde que volviste de hablar con él, has estado demasiado extraño: ni siquiera saludaste a nuestras visitas, te encerraste toda la noche en tu oficina y casi no nos has dirigido la palabra… ¿qué es lo que ocurre?, ¿por qué no nos cuentas?

― No hay nada qué contar, mamá... -le respondió el señor Soun, algo cortante- solo platiqué con él cosas triviales como siempre y se me hizo tarde: eso es todo.

― Es que, tu comportamiento con Atsuko y Ukyo fue de lo más descortés -volvió a decir la señora Cologne- fue una falta de educación de tu parte pasarte de largo sin saludarlas siquiera.

― Lo siento, solo estaba algo cansado para quedarme a platicar, pero no volverá a ocurrir, ¿de acuerdo? -volvió a decir, con algo de molestia, levantándose de la mesa-.

Todos se le quedaron viendo un momento y después, Ryoga le dijo:

― Papá… yo sé que últimamente hemos tenido algunas diferencias y reconozco que te he levantado la voz, aunque no haya sido mi intención faltarte al respeto, pero, de verdad, quiero arreglar las cosas contigo y si es por eso que no quieres convivir con la familia de mi prometida, yo…

― ¡Dije que no pasa nada! -dijo después bastante molesto, interrumpiéndolo- ¡y ya no quiero seguir hablando de lo mismo, ¿está claro?!

― Está bien, querido, pero, no te pongas así –le dijo su esposa muy preocupada, al verlo tan exaltado-.

― ¡Es que, no puedo seguir perdiendo el tiempo con tonterías, tengo cosas mucho más importantes qué hacer…!

― Buen día, familia –dijo de pronto alguien más ingresando al comedor, mientras sonreía con prepotencia-.

Todos voltearon a ver a la persona que había hablado:

― Ku… Kuno –dijo el señor Soun, cambiando totalmente su expresión-.

― ¡Hola, Kuno! –lo saludaron todos los demás-.

― ¿Q… Qué haces aquí? –volvió a decir el señor Soun, con mucha preocupación, temiendo que él se atreviera a contarle algo a su familia sobre la conversación que habían tenido la noche anterior-.

― ¿Usted qué cree, "suegro"?: vine a saludarlos, por supuesto –dijo, con mucho sarcasmo- y… también para que usted y yo podamos seguir con la plática tan interesante de "los negocios" que me propuso anoche referentes a "su próspera hacienda", ¿no lo recuerda?

Todos se sorprendieron al escucharlo:

― ¿Ne… negocios? –preguntó después, el señor Tendo-.

― Sí, negocios –repitió Kuno- ¿gusta que sigamos con esa interesante conversación ahora mismo o prefiere que lo hagamos más tarde en privado?... aunque por mí no habría ningún inconveniente en que lo hagamos ahora, frente a su familia… -dijo, con mucho más sarcasmo- es más, creo que sería perfecto aprovechar la ocasión para enterarlos de "lo bien" que usted ha sabido manejar todos los negocios de su hacienda y el excelente trabajo que hasta ahora ha realizado Gosunkugi en la administración.

El señor Soun se le quedó viendo un momento, sin saber qué hacer o qué decir, pues, era obvio que Kuno venía dispuesto a contarle "todo" a su familia, ¡¿y cómo iba él a justificar frente a ellos su mal proceder, al haber dado a su hija en garantía para salir de sus problemas económicos?!:

― ¡Oh, eso estaría muy bien, hijo! –dijo después, el señor Happosai, dirigiéndose al señor Soun- así le quitas un poco la curiosidad a Ryoga, para que ya no siga pensando que le ocultas información jajajaja.

― ¿Verdad que sí? –volvió a decir Kuno y después, se dirigió a Ryoga- me parece que éste es un buen momento para que tu papá te muestre los informes contables y así se aclaren todas tus dudas, cuñado.

Ryoga rio un poco al escucharlos e iba a decir algo, pero de pronto, el señor Soun empezó a hiperventilar, al sentirse acorralado:

― Yo… yo… -dijo después, con mucha dificultad- ¡lo siento… perdónenme, por favor… perdónenme… se los suplico!...

Todos se asustaron al verlo así:

― ¡Pero, ¿por qué dices eso, papá?!, ¡¿qué sucede?! –le preguntó Ryoga después, muy preocupado acercándose rápidamente a él-.

― ¡Soy… soy… soy un miserable!... ¡no… no merezco vivir! –dijo, demasiado exaltado y con mucha más dificultad-.

― ¡Tranquilízate, Soun! –le dijo su esposa, acercándose también a él- ¡no te pongas así!

― ¡Es que, yo… yo…!

― ¡No hables, hijo, cálmate! –le dijo la señora Cologne, también muy preocupada-.

Creo que se me pasó la mano –pensó Kuno, después- porque no me conviene que este anciano se muera: no ahora, porque no soy tan malo como para causarle un dolor así a Akane, además de que todos mis planes de boda se vendrían abajo, porque al final, mi propósito nunca fue quedarme con esta hacienda, sino con su hija… ¡ah, solo quería asustarlo un poco para que no deshiciera mi compromiso con Akane!

― ¡Iré por un doctor! –gritó Ryoga después, saliendo rápidamente de la casa-.

― ¡Sí, cuñado, muy bien dicho! –le gritó Kuno todavía, con falsa preocupación- ¡apresúrate! –y después, se dirigió a los demás- ¡yo me encargaré de llevarlo a su habitación! –y diciendo esto último, lo cargó-.

― ¡Gracias, Kuno! –le dijo la señora Aiko y después, se dirigió a su esposo- ¡trata de respirar, por favor, Soun!... ¡trata de respirar!

Por otro lado, más tarde, nuevamente en la ciudad de Tokio, en uno de los jardines de la mansión de la familia Konjo, se estaba llevando a cabo la celebración del matrimonio entre Mariko y Shinnosuke (aunque por supuesto, había costado mucho llegar hasta tal punto, porque como era de esperarse, la única heredera de dicha familia de "renombre", se había atrevido a hacerle muchos berrinches y lloriqueos a su padre a instantes de dicho acto, para no casarse con ese muchacho de tan humilde origen).

A la boda únicamente asistieron quizás unas treinta personas, entre ellas, las familias de "las amigas" de Mariko y compañeras de clases de Shinnosuke y Ranma en la preparatoria: Hiroko, Miyo, Lychee y Kogane (quienes no dejaron de murmurar, reír y burlarse de ella en todo el evento, al verla en esa situación, ya que, ¿cuántas veces no escucharon la forma tan despectiva en que se refería a Shinnosuke en sus conversaciones y ahora resultaba que el verdadero padre de su hijo, era él?, ¡ironías de la vida! pero, admitían que se lo tenía muy bien merecido por haberle mentido a todo el mundo, al asegurar que con Ranma era con quien había tenido una relación. Lo sentían por Shinnosuke, porque él era un buen chico y no se merecía un castigo como ese: estar desposado con alguien tan despreciable como Mariko de por vida).

Después de unos minutos más, al finalizar la ceremonia y firmar el acta de matrimonio, el notario que estaba casando a "tan feliz pareja", pronunció las siguientes palabras:

― En virtud de lo expuesto y por estar cumplidos todos los requisitos exigidos por la ley, declaro unidos en matrimonio civil al señor Shinnosuke Kobayashi Shimizu con la señorita Mariko Konjo Matsudaira… -luego, se dirigió a Shinnosuke- puede besar a la novia.

Él así lo iba a hacer, pero, Mariko no se lo permitió y volteó su rostro a otro lado, por lo que, solo pudo darle un pequeño beso en una de sus mejillas:

― ¡Qué romántico! -gritó Hiroko aplaudiendo, desde su lugar- ¡se ve que están muy enamorados!: ¡qué vivan los esposos! jajajajaja –sus demás amigas también empezaron a reírse, secundándola-.

Mariko volteó a ver, apretando fuertemente los puños de lo furiosa que estaba, por haber tenido que soportar todas sus burlas el tiempo que duró la celebración de su matrimonio y lo único que resonaba en su mente era la palabra: "venganza"… "venganza en contra de todos":

¡Los odio a todos, los odio con todas mis fuerzas!... –dijo después, internamente- ¡pero, esto no se va a quedar así!: ¡me vengaré!... ¡me vengaré, porque si yo no puedo ser feliz, tampoco lo serán los demás e iniciaré con mi "adorado esposo"!: ¡me encargaré de hacer su vida un infierno!... ¡y tú serás el siguiente, querido Ranma, porque si no eres para mí, no serás de nadie, te lo juro!... ¡tú y esa odiosa pueblerina, me las van a pagar muy caro!... ¡de mi cuenta corre que no puedan ser felices jamás!... ¡jamás!

Mientras tanto, nuevamente en el pueblo de Nerima, en la hacienda de la familia Tendo:

― ¡¿Qué pudo haberle ocurrido para que se pusiera así?! –dijo Ryoga bastante preocupado, pasando una de sus manos por su cabello, mientras esperaba afuera de la habitación de su padre a que el doctor terminara de atenderlo- ¡¿por qué diría todo eso de que lo perdonáramos?!: ¡¿qué puede ser tan grave?!

― Tranquilízate, hijo –le dijo su mamá- no ganas nada con exasperarte.

― ¡Es que, no puedo, mamá, no puedo!

― Tu madre tiene razón, Ryoga: debes tranquilizarte –dijo de pronto Kuno interviniendo, mientras colocaba una mano en uno de sus hombros-.

Ryoga dio un pequeño suspiro con frustración y Kuno continuó:

― Mira, por ahora, lo importante es que tu padre se recupere: ya después él te dirá qué fue lo que ocurrió –dijo, con mucho cinismo-.

― Tú sí lo sabes, ¿verdad, Kuno? –le preguntó, después- ¡tú debes saberlo, porque hace un rato dijiste que mi padre te platicó ayer de algunos negocios!... ¡dinos, Kuno!: ¡dinos, por favor, qué es lo que está pasando!

― En realidad, no sé mucho, cuñado –le dijo, dando un pequeño suspiro- pero, te prometo que llegaré hasta el fondo de este asunto… por lo pronto, creo que es mejor no hacer demasiado escándalo por algo que seguramente tiene arreglo, ¿no lo crees? y así también evitaremos habladurías que pueden perjudicar el buen apellido de la familia Tendo, porque si esto sale de aquí, la gente malintencionada podría inventar cosas y no queremos que su "buena reputación" se vea afectada por "minuciosidades".

Ryoga se le quedó viendo muy sorprendido, al escuchar eso último:

― ¿Minuciosidades, dices? –le preguntó después, un poco molesto- no creo que por minuciosidades se haya enfermado mi padre, Kuno.

Él iba a responderle, pero, de pronto, el doctor salió de la habitación:

― ¿Cómo está mi esposo, doctor Tofu? –le preguntó rápidamente la señora Aiko, al verlo-.

― Ya está estable, no se preocupe –le respondió él- la hiperventilación fue provocada por un ataque de estrés agudo.

― ¿Estrés agudo? –repitió la señora Aiko-.

― Sí, así es: en la mayoría de casos se da por estar sometido bajo mucha presión.

Todos lo escuchaban, muy preocupados:

― Yo me haré cargo, doctor –dijo Kuno después, rápidamente- ¿hay que comprar alguna medicina?

― Sí, Kuno –dijo, entregándole una receta médica- necesita tomar todos estos medicamentos y por favor, eviten lo más que se pueda que se vea sometido nuevamente a cuadros de ansiedad, estrés o preocupaciones, porque sería lamentable que por no cuidarse, esto se agravara y le resultaran problemas cardíacos.

La señora Aiko se cubrió la boca con sus manos, muy asustada, mientras negaba con la cabeza. Su suegra se acercó a abrazarla, para tranquilizarla y Kuno volvió a decir:

― Así lo haremos, doctor, gracias por todo –luego, le pagó sus honorarios y el médico se retiró-.

― ¡Ay, no quiero que le pase nada a Soun! –dijo nuevamente la señora Aiko, mientras derramaba unas pequeñas lágrimas-.

― Cálmate, Aiko –le dijo el señor Happosai- mi hijo es fuerte: ya verás cómo se recupera muy pronto.

― Sí, mamá –le dijo Ryoga, acercándose a abrazarla- no te preocupes: entre todos cuidaremos muy bien de él.

― Cuenten conmigo para lo que se ofrezca –dijo después Kuno, "muy acomedido"-.

― Gracias, muchacho, eres muy amable –le dijo el señor Happosai-.

― No tiene nada qué agradecer, señor –dijo, nuevamente- lo hago con mucho gusto y si me lo permiten, me gustaría hacerme cargo de la hacienda, mientras él se recupera –esto lo hacía con el fin de que la familia aún no se enterara de la situación tan catastrófica en la que se encontraba dicho lugar, pues, no era conveniente si quería mantener sus planes de boda con Akane-.

Ryoga se sorprendió mucho y le dijo:

― No te molestes, Kuno, yo puedo hacerme cargo perfectamente.

― Cuñado, para eso somos familia –le dijo, contradiciéndolo- permítanme ayudarles con eso, por favor, además, mira, no quiero menospreciar tus conocimientos en la contabilidad, pero, para manejar una hacienda, hay que tener mucha experiencia y tú por el momento, no la tienes.

Ryoga se sorprendió mucho más al escuchar eso último y antes de que pudiera responderle, el señor Happosai intervino:

― Kuno tiene razón, hijo –dijo, dirigiéndose a él- es mejor que aceptemos su ayuda mientras Soun se recupera, porque como bien acaba de decir: se necesita tener experiencia y Kuno ya tiene años de encargarse del manejo de la hacienda de su padre y lo ha hecho muy bien.

Kuno sonrió con autosuficiencia y el señor Happosai continuó, dirigiéndose a su nieto:

― Yo ya estoy muy viejo y no miro muy bien como para poder hacerlo, por eso, lo mejor será que Kuno nos apoye, además, no va a ser por mucho tiempo, porque estoy seguro que Soun se recuperará más pronto de lo que te imaginas.

Ryoga no dejó de sentirse mal y sobre todo, menospreciado al escuchar aquello, pero, prefirió no hacer ningún comentario más. Kuno pareció notarlo y le dijo, dándole una palmada en uno de sus hombros:

― No te preocupes, hombre, ya llegará el momento en que te involucres mucho más en el negocio de tu familia, pero, por ahora, confía en mí: yo me haré cargo de todo… mañana mismo, me pondré de acuerdo con Gosunkugi para que me dé toda la información necesaria.

― De acuerdo… -dijo Ryoga, dando un pequeño suspiro- gracias por tu ayuda –ya que, por su mente jamás pasaría que debido a él (Kuno) era que se encontraban en la ruina-.

Por otro lado, después de unas semanas, en la ciudad de Tokio, en la fábrica de cerámica de la familia Saotome, Ranma se encontraba con su padre en la oficina principal, informándole sobre los reportes de las entregas de productos que había realizado ese día.

El señor Genma no le estaba prestando atención, por estar pensando y sentirse presionado por su esposa, para decirle que a partir del día siguiente, ya no contara más con el trabajo que hasta ahora había estado realizando en la fábrica:

― Bueno, papá, disculpa que te deje, pero, tengo algo de prisa –le dijo Ranma después, viendo su reloj de pulsera, al terminar de entregarle los documentos respectivos, pues, ya era la hora en que debía pasar a traer a Akane a la universidad- nos vemos mañana a primera hora como siempre… adiós –y diciendo esto último, iba a salir de la oficina, pero antes de que pudiera hacerlo, el señor Genma lo detuvo:-

― Espera, Ranma, no te vayas aún –le dijo serio- tengo algo muy importante que hablar contigo… siéntate, por favor.

― ¿No puede ser mañana, papá? es que, de verdad tengo prisa…

― No, lo haremos en este momento… siéntate.

― Papá, es que ya es muy tarde y de verdad, tengo que irme…

― ¡Que te sientes, te digo! –le dijo después, bastante molesto- ¡¿qué parte de que es muy importante lo que tengo que decirte no has entendido, eh?!

Ranma se le quedó viendo muy sorprendido, pues, jamás le había hablado de esa manera:

― ¡Aunque seas mi hijo, eres un empleado en esta fábrica y no puedes hacer lo que se te venga en gana e irte cuando se te antoje, ¿de acuerdo?! –continuó su papá- ¡ahora, acércate y toma asiento de una maldita vez!

― Está bien, papá, no te enojes… -le dijo después, aún sorprendido- ¿de qué deseas que hablemos?

Mientras tanto, después de unos minutos, en la Universidad Imperial de Tokio, Akane y Shampoo iban saliendo de su salón de clases, luego de finalizar el último curso de ese día:

― Entonces, ¿solicitaste hacer tus prácticas en la ciudad de Nara? –le preguntó Akane a su amiga algo sorprendida, mientras iban caminando- ¿estás segura? porque recuerda que la coordinadora de la carrera nos dejó muy claro que ya no podríamos cambiar de lugar después.

― Ay, sí, Akane, estoy muy segura –le dijo, tranquilamente- quiero cambiar de ambiente, además, me han comentado que esa ciudad es preciosa y de ser así, hasta podría proponerle a Kirin que nos vayamos a vivir allá cuando nos casemos.

Akane rio un poco al escucharla:

― Tú también hubieras solicitado hacerlas allá, amiga –le dijo Shampoo después, con algo de reproche-.

― Lo siento, Shampoo, pero, no creo que a mi familia le parezca que me vaya tan lejos a realizar mis prácticas, sobre todo, a mi padre, además… -hizo una pausa y sonrió, muy sonrojada- además… yo… yo… no… no quiero separarme de Ranma.

― ¡Ah, ya apareció el peine! jajajajaja.

Ambas rieron un poco:

― ¡Ay, Shampoo, soy tan feliz! –dijo Akane después, sonriendo muy ilusionada- ¡es que, estas semanas a su lado han sido maravillosas y todo es gracias a ti!: ¡te debo mucho, amiga!

Shampoo también sonrió al escucharla:

― ¡Es que, no te imaginas cuánto lo amo! –continuó Akane- ¡haberlo conocido es lo mejor que me pudo haber pasado!: ¡lo adoro, ya no podría vivir sin él!

― ¡Me alegro por ti, amiga! –le dijo muy emocionada, también- ¡mereces toda la felicidad del mundo!

― ¡Gracias, Shampoo, tú también!

Y se abrazaron un momento:

― ¿Y cuándo piensas decírselo a tu familia? –soltó Shampoo, de pronto-.

Akane cambió un poco su expresión al escucharla:

― Bueno… –le dijo después, algo nerviosa- quedamos con Ranma en que lo haríamos la próxima semana, cuando finalice este semestre y salga de mis exámenes finales, aunque, si por él hubiera sido, se lo habríamos dicho a mi familia al día siguiente en que decidí darle una oportunidad –dijo sonriendo levemente, negando con la cabeza- pero, al final, quedamos en que esperaríamos a que tuviera vacaciones nuevamente para que viajemos juntos a mi pueblo.

Shampoo se quedó pensativa un momento:

― Hmmmm… ¿todavía van a esperar una semana más? –le preguntó después, no muy convencida-.

― Sí, ¿por qué?, ¿qué ocurre? –le preguntó algo sorprendida, al ver su actitud-.

― No… nada, es solo que… no deberían tardarse mucho en hacerlo, Akane –le dijo después, muy seria- porque urge que tu compromiso con ese sujeto se deshaga cuanto antes.

― Sí, tienes razón, amiga, pero, ya solo falta una semana: verás cómo se pasa rápidamente.

Shampoo se le quedó viendo aún muy seria y Akane continuó:

― ¡Ay, solo espero que no haya ningún inconveniente cuando les presente a Ranma y les diga que ya no puedo seguir con el compromiso con Kuno, porque no lo amo!... ¡nunca lo amé ni podré amarlo algún día!... –luego, dio un pequeño suspiro- ojalá que tanto él como mi padre, puedan comprenderlo y lo acepten… ¡es que, no puedo dejar de pensar en la reacción que tendrán y me sigue dando miedo!… ¡mucho miedo! –dijo después, cubriendo su rostro con ambas manos, muy preocupada-.

― Tranquilízate, Akane –le dijo Shampoo, colocando una mano en uno de sus hombros- todo saldrá muy bien, ya verás, estoy segura, porque Ranma es un buen chico: decente, trabajador, de las mejores y más adineradas familias de Tokio o quizás de Japón y sobre todo, "extremadamente atractivo" –le dijo después, riendo un poco- así que, no hay "pero" alguno que puedan ponerle.

Akane sonrió levemente al escucharla y después, siguieron caminando y platicando un poco más. Pero, al acercarse a la puerta principal de la universidad, ambas se sorprendieron al ver que él (Ranma) aún no había llegado, como lo había estado haciendo sin falta, todo ese tiempo:

― Quizás hoy tuvo más cosas qué hacer –le dijo Shampoo, tranquilamente- pero, de seguro, ya no tardará en venir.

― Sí, tienes razón… -dijo, viendo su reloj de pulsera- bueno, me quedaré a esperarlo.

― Me parece bien, disculpa que no pueda quedarme a acompañarte… -le dijo dándole un beso en la mejilla, como despedida- es que, hoy vendrán de visita unos parientes que tenemos en China y mi mamá me advirtió que cuidadito como se me ocurría llegar tarde jajajaja.

― Comprendo, no te preocupes –le dijo, sonriendo-.

― Hay tienes mucho cuidado mientras lo esperas, ¿de acuerdo?

Akane asintió, aun sonriendo:

― Bueno, nos vemos mañana –dijo Shampoo, mientras se alejaba- ¡hay me lo saludas, por favor!

Ella rio un poco al escucharla y luego, movió una de sus manos en señal de despedida.

Mientras tanto, después de unos minutos más, nuevamente en la fábrica de cerámica de la familia Saotome:

― De verdad, lo lamento mucho, Ranma –le dijo el señor Genma, después de comentarle la decisión que había tomado su esposa hacía más de dos semanas- pero, no puedo hacer nada por ti: si quieres seguir trabajando en esta fábrica, tendrás que olvidarte de la obsesión que sientes por esa chica… no tienes otra opción.

Ranma no podía creer todo lo que estaba escuchando:

― Así que, mi mamá te pidió que me quitaras el trabajo si insisto en no olvidarme de Akane –repitió, después-.

― Sí, hijo y yo la apoyo, al igual que tu tía y como lo harán tus abuelos cuando se enteren… -le dijo, con firmeza- y aunque ahora pienses que estamos siendo demasiado injustos contigo, más adelante comprenderás nuestros motivos y nos agradecerás el haberte evitado un profundo sufrimiento por algo que jamás podrá ser.

Ranma se quedó callado un momento. Luego, negó con la cabeza y dio un pequeño suspiro:

― Muy bien… -dijo, levantándose de la silla donde estaba sentado- si esa es su decisión, yo no tengo nada más qué decir, porque la voy a respetar.

El señor Genma se sorprendió mucho al escucharlo, pues, no pensó que tan fácilmente lograría convencerlo:

― Me alegra escucharte, muchacho –le dijo, después- ya sabía yo que no podías ser tan testarudo en seguirle causando esta gran tristeza a tu madre, porque al final de cuentas, no vale la pena que lo pierdas todo por una chica: porque mujeres lindas, buenas y sin compromisos, sobran en esta ciudad y estoy seguro que para un hombre como tú, no será nada difícil encontrar a alguien más en poco tiempo…

Por otro lado, mientras esta conversación ocurría, nuevamente en la Universidad Imperial de Tokio, Akane ya estaba un poco preocupada al ver que su novio no aparecía y que ya estaba oscureciendo cada vez más:

― Espero que Ranma esté bien y que no le haya pasado nada –dijo, después- ¡Kami-sama, protégelo, por favor, porque yo me moriría si algo malo le sucediera!

Dio un pequeño suspiro con tristeza e iba a seguir hablando, cuando de pronto, sin imaginarlo, alguien se le acercó y le habló:

Bonjour, ma petite chérie, comment allez-vous? (¡hola, mi querida niña!, ¡¿cómo has estado?!)

Ella quedó de piedra y a la vez, empezó a temblar, al percatarse de quién se trataba:

― ¿U… U… Usted? –dijo después con voz entrecortada, muy asustada-.

Oui, mon amour, je t'ai manqué? (sí, mi amor, ¿me extrañaste?) –volvió a decirle esa persona, sonriendo con mucha malicia-.

Mientras tanto, nuevamente en la fábrica de cerámica:

― No, papá, no me entendiste bien –le dijo Ranma, empezando a enojarse- ¡dije que voy a respetar su decisión si quieren quitarme el trabajo en el negocio familiar, pero no pienso olvidarme de Akane!: ¡eso jamás sucederá!... ¡jamás!, ¡la amo y no voy a renunciar a ella por nada del mundo, ya se los había dicho antes!

― ¡Entonces, ¿prefieres darle la espalda a tu familia por esa mujer comprometida que solo te va a acarrear desgracia, problemas y sufrimiento?!, ¡no sabes lo que dices, muchacho insensato!: ¡¿estás consciente de lo que te espera por querer continuar con ese capricho?!

― ¡No es un capricho, papá!: ¡amo a esa mujer!... ¡la amo, aunque ustedes no me comprendan y se sigan oponiendo!

El señor Genma se enfureció aún más, al escucharlo hablar así:

― ¡¿Qué la amas, dices?! –le dijo después, sarcásticamente- ¡¿qué va a saber del amor un mocoso como tú que ni siquiera ha cumplido los veinticinco años?!... ¡¿qué no te das cuenta que esa mujer solo está jugando contigo como lo ha hecho con otros hombres, que solo quiere tu dinero y que puede provocar que su familia te mate por tener una relación con ella?!

― ¡Akane no está jugando conmigo, papá!: ¡me ama tanto como yo a ella y muy pronto hablaré con su familia para deshacer su compromiso!

― ¡Ay, sí, tú, mira qué fácil! –le dijo nuevamente, con sarcasmo- ¡solo vas y hablas con su familia y todo arreglado!... ¡sí, cómo no!: ¡¿qué no sabes que para esa gente de pueblo, que aún tiene ideas retrógradas, es como si ella ya estuviera casada, eh?!, ¡y con el solo hecho de haberte atrevido a cortejarla, para ellos ya cometiste una falta muy grave a su honor y mereces la muerte!

Mientras tanto, nuevamente en la Universidad Imperial de Tokio:

― Por fin, frente a frente, hermosa –le dijo el Capitán Chardin a Akane, acercándose mucho más a ella- ¡no sabes la falta que me has hecho todos estos meses!

― No… no… no se me acerque… -le dijo aún con la voz temblorosa, intentando alejarse de él-.

― Tranquilízate, muñeca, es mejor que no se te ocurra hacer un escándalo –le dijo tomándola del brazo, mientras levantaba un poco su chaqueta para mostrarle la pistola que portaba en su pantalón y que estaba en un estuche- no te asustes que no pienso usarla contigo, porque jamás te haría daño –le dijo con sarcasmo, empezando a acariciar su largo cabello azulado- pero, quizás con Saotome sí lo haga, si decide aparecerse en este momento, porque escuché perfectamente que lo estás esperando.

Akane se asustó mucho más al escuchar eso último:

― ¡No… no… a él no le haga nada, por favor, se lo suplico! –le dijo, desesperada-.

El Capitán la contempló detenidamente y luego, colocó un dedo en sus labios, en señal de que guardara silencio:

― Así que te reencontraste con él acá, ¿eh? –le dijo después, aún con sarcasmo- debí suponerlo: quizás expulsarlo no fue una buena idea, mejor lo hubiera fusilado de una vez jajajajaja… pero, no importa, porque ahora nuevamente estamos juntos y ya nadie podrá separarnos jajajaja.

― De… de… déjeme ir, por favor… -volvió a decirle, muy asustada-.

― ¡Eres una verdadera belleza, mujer!: ¡mírate nada más! –le dijo después, acercándola a él- ¡no puedo creer que haya sobrevivido sin ti por tanto tiempo!

― ¡Se… se… señor, por favor, suélteme, se lo suplico!

― No, ma petite chérie, no lo voy a hacer, porque vendrás conmigo en este instante.

Akane empezó a temblar mucho más y después, sin analizarlo tanto y llevada por el instinto de conservación, le dio un puñetazo en el estómago con todas sus fuerzas (Shampoo le había enseñado "un poco" a defenderse, después de lo ocurrido con aquel soldado en la Academia del ejército).

El Capitán Chardin no se lo esperaba y llevó rápidamente sus manos a su estómago (pues, había sido un golpe muy fuerte, que le había sacado el aire), mientras ella aprovechaba para correr y alejarse de él.

Por otro lado, nuevamente en la fábrica de cerámica de la familia Saotome:

― Si ese fuera el caso, asumiré las consecuencias y que pase lo que tenga que pasar –le dijo Ranma, aún molesto- pero, nadie podrá alejarme de Akane ni mucho menos, evitar lo que siento por ella…

― ¡Del dicho al hecho, hay un gran trecho, ¿lo sabías?, porque fácil es decir que "estás dispuesto a morir por ella", pero, llevarlo a la práctica es algo muy distinto!

Ranma se le quedó viendo un momento y después negó con la cabeza, sacando de su bolsillo las llaves del camión que manejaba todos los días para transportar los productos de cerámica y de porcelana:

― Adiós, papá –le dijo después, lanzándoselas a sus manos para que las atrapara- gracias por la oportunidad que me diste de trabajar acá –luego, se dio la vuelta, para encaminarse a la salida-.

― ¡Ya veremos si "el supuesto amor" de ella por ti sigue siendo el mismo ahora que ya no tengas más nuestro apoyo económico!

Ranma volteó a verlo y le sonrió levemente:

― ¡Si das un paso más, te olvidas que tienes padres, ¿me oyes?! –volvió a decirle el señor Genma, bastante molesto aún-.

― Sí, señor, lo que usted diga, aunque de verdad lamento mucho que las cosas hayan tenido que terminar así –y diciendo esto último, salió de la oficina-.

― ¡Ranma, Ranma, ven acá!… ¡Ranma! –le gritó todavía, pero, él ya no le hizo caso-.

Por otro lado, Akane iba corriendo sin rumbo alguno, pues, solo quería alejarse de ese ser tan despreciable que la venía persiguiendo y sin darse cuenta, se adentró a un parque que estaba un poco oscuro y solitario por la hora.

Se escondió detrás de unos arbustos, mientras trataba de regular su respiración y luego, esperó un poco, para intentar despistarlo. Estaba temblando, muy asustada aún, pidiendo en su mente que no la encontrara.

Pasaron unos cuantos minutos y decidió asomarse para ver si ese horrible Capitán ya no la estaba siguiendo, pero, de pronto, sintió que por detrás la tomaban bruscamente por la cintura y le tapaban la boca, provocando que botara su bolso y sus libros:

― ¿Creíste que escaparías tan fácilmente de mí, lindura? –le dijo Picolette sujetándola fuertemente, mientras olfateaba su cuello, provocándole a ella mucha repulsión-.

Akane estaba forcejeando, mientras intentaba darle un codazo en el estómago o una patada en la espinilla:

― No, hermosa –dijo él nuevamente, sujetándola con más fuerza- a mí no me la hacen dos veces y si no quieres hacerme perder la poca paciencia que todavía tengo, será mejor que te tranquilices y que vengas conmigo de una maldita vez, ¿está claro? –y diciendo esto último, se la llevó de ahí en dirección al hotel donde estaba hospedado-.

Al llegar, habló con el recepcionista para que le entregara las llaves de su habitación, mientras sujetaba a Akane por la cintura y ella seguía temblando, con los ojos brillosos por las lágrimas que amenazaban en salir de ellos.

El recepcionista lo notó y le dijo:

― ¿Se encuentra bien, señorita?, ¿le ocurre algo?

Antes que Akane pudiera responder, Picolette le dijo:

― Es mi mujer: acabamos de casarnos y ésta es nuestra luna de miel… -luego se dirigió a ella, mientras acariciaba su cabello- ¿no es así, mon amour?

El recepcionista se le quedó viendo muy preocupado y ella solo inclinó el rostro, sin decir nada, pues, tanto era el miedo que sentía en ese momento, que las palabras se habían quedado atoradas en su garganta:

― Es algo tímida –continuó Picolette, dándole un beso en la cabeza- pero, bueno, vámonos ya, que la noche es joven –dijo después, dirigiéndose a ella nuevamente, mientras se la llevaba a su habitación-.

― Qué disfruten su estancia –dijo después el recepcionista, no muy convencido-.

Luego de unos minutos, al llegar a la habitación, Picolette la entró de un empujón, mientras echaba llave:

― Ahora sí, muñeca –le dijo después, acercándose a ella- serás mía… solo mía.

― ¡Se… se… señor… por favor… no… no me haga nada… se lo pido! –le suplicaba comenzando a llorar desesperadamente, intentando alejarse de él- ¡Kami-sama, protégeme, por favor, no me abandones!... ¡Ranma!... ¡Ranma, ayúdame!

Mientras tanto, por otro lado, Ranma acababa de llegar al edificio donde Akane vivía para disculparse con ella por no haber podido ir a traerla a la universidad (aún estaba algo ensimismado, molesto y triste, después de la fuerte discusión que había tenido con su padre):

― Buenas noches –dijo, acercándose al señor encargado del edificio- disculpe, vengo a visitar a la señorita Akane Tendo.

El señor Watanabe se le quedó viendo un momento, dándose cuenta que no se trataba del prometido de Akane:

― La señorita Tendo aún no ha llegado –le dijo, después-.

― ¿No ha llegado? –preguntó muy sorprendido, viendo su reloj de pulsera- pero, si ya es muy tarde.

― ¿Usted es su amigo?

― No, soy su novio –le respondió, muy seguro de sí mismo- me llamo Ranma Saotome, mucho gusto.

El señor Watanabe se le quedó viendo nuevamente, con algo de asombro y luego, pensó:

Parece que la señorita Tendo siguió mi consejo y terminó por fin con aquel patán… bueno, solo espero que este muchacho sea diferente y sí la trate bien.

Luego, le dijo:

― Muy bien, joven Saotome, yo soy Yamato Watanabe y como le dije: la señorita Tendo aún no llega, pero, puede esperarla acá en la recepción, porque las reglas de este edificio no me autorizan que le permita subir a su departamento.

― Entiendo, la esperaré acá, entonces –le dijo, sonriendo levemente- gracias –y se fue a sentar a una banca que estaba por ahí cerca. Luego, dio un pequeño suspiro y pensó- Akane, ¿a dónde fuiste?... lamento no haber podido acompañarte.

Por otro lado, en uno de los hoteles "más elegantes" de Tokio:

― No sabes cuánto tiempo estuve esperando este momento, ma petite chérie –dijo Picolette, mientras acercaba a Akane a él, sujetándola fuertemente por los brazos y por la cintura- esta noche será inolvidable para ambos, te lo prometo…

― ¡Suélteme… por favor! –dijo ella llorando, ya sin fuerzas- ¡suélteme!

― Ah, a veces pienso que no puedes ser real: es que, tu belleza es exuberante, única, perfecta… -dijo, viéndola detenidamente- eres demasiada mujer para alguien como Saotome y por eso, en este mismo momento, te demostraré lo que es un hombre de verdad… -dijo sonriendo con arrogancia, recostándola en una cama, empezando a besar y a olfatear su cuello, para luego, abrir con mucha fuerza su yukata, casi rompiéndolo-.

― ¡No… por favor, no! –dijo ella, todavía luchando para detenerlo- ¡no me lastime, se lo suplico!

― Jamás te lastimaría, preciosidad: ya verás como más tarde, serás tú quien suplique por mis caricias… -le dijo, con mucho cinismo- y después de esto, te llevaré conmigo devuelta a Ichigaya para que nos casemos, porque no pienso volver a separarme de ti –dijo, suspirando- serás mi mujer, en todo el sentido de la palabra, mon amour.

Akane no podía creer que esto estuviera pasando: se sentía en una horrible pesadilla de la cual quería despertar y pronto.

― ¡Abran la puerta! –se escuchó de repente que gritaban afuera, mientras tocaban fuertemente y con mucha insistencia-.

Picolette se detuvo y volteó a ver, mientras Akane aprovechaba para gritar:

― ¡Ayuda!... ¡por favor! –pero, él le cubrió la boca-.

― ¡Abran inmediatamente! –volvieron a gritar (eran unos policías)-.

― ¡Demonios! –dijo Picolette furioso, pues, todos sus planes acababan de venirse abajo. Después, vio hacia otra puerta que parecía ser una salida de emergencia y pensó en escapar por ahí, llevándose consigo a Akane, pero, antes de que pudiera hacerlo, los oficiales tiraron la puerta:-

― ¡Quieto, no se mueva! –le gritaron después, apuntándole con una pistola- ¡levante las manos!

― Tranquilos, no pasa nada, todo está bien –dijo, haciendo lo que ellos le habían indicado- ella es mi esposa…

De pronto, alguien más entró, gritando muy preocupado:

― ¡Akane! –dijo acercándose a ella, para abrazarla- ¡¿Akane, estás bien?!... ¡¿no te pasó nada?!

Ella parecía estar en shock, mientras cubría su cuerpo. Al reaccionar y darse cuenta de quien se trataba, se lanzó a abrazarlo:

― ¡Toma!... ¡Toma!... ¡me da mucho gusto verte!

― Ya, tranquila, todo está bien –dijo, poniéndole encima una chaqueta, para cubrirla- ese tipo no volverá a hacerte daño, ¿de acuerdo? –Toma venía de regreso de su trabajo y se dio cuenta de todo lo sucedido, desde que Picolette se acercó a hablarle a Akane afuera de la universidad y fue él (Toma) quien llamó a la policía-.

― Todo esto es un malentendido –volvió a decir Picolette, mientras lo esposaban- soy Capitán del ejército, la autoridad máxima de…

― Usted podrá ser el Emperador –le dijo un policía con sarcasmo, interrumpiéndolo- pero, tendrá que acompañarnos por lo que intentó hacerle a esta jovencita… ¡llévenselo ya! –le gritó después a sus compañeros-.

― ¡No saben con quién se están metiendo! –iba gritando- ¡esto no se va a quedar así: presentaré cargos en su contra por este atropello! –después dijo, dirigiéndose a Akane- je reviendrai pour toi, mon amour, je le jure, car tu es à moi et tu n'appartiendras à personne d'autre (¡volveré por ti, mi amor, te lo juro, porque tú eres mía y no serás de nadie más!).

― ¡Sí, sí, ya cállese! –le dijo otro de los policías-.

Akane aún estaba temblando, mientras abrazaba a Toma:

― Señorita –le dijo después otro policía, acercándose a ella- lamento mucho la situación por la que tuvo que pasar esta noche, pero, necesito que usted también nos acompañe para que dé su declaración.

― ¿No puede ser mañana, oficial? –le dijo Toma, interviniendo- es que, ella aún está muy asustada por lo que pasó.

― Lo comprendo, pero, es mejor que rinda su declaración de una vez, para que el proceso contra ese delincuente se agilice lo más que se pueda y se quede en prisión preventiva.

Toma iba a decir algo más, pero, Akane lo interrumpió:

― Sí… sí, está bien… -dijo, con voz temblorosa- lo… lo voy a acompañar para dar mi declaración, oficial.

― ¿Estás segura? –le preguntó Toma, con preocupación-.

― Sí… estoy segura.

― Muy bien, vengan conmigo –les dijo después el policía, mientras salían de la habitación del hotel-.

Por otro lado, en el pueblo de Nerima, en la hacienda de la familia Tendo, Kuno se encontraba hablando con el señor Soun en su habitación (pues, durante las últimas semanas había estado guardando reposo por indicaciones del doctor):

― Aun no entiendo cómo fuiste capaz de atreverte a insinuarle a mi familia que tengo problemas económicos, Kuno –le dijo el señor Soun, con algo de dificultad- por lo menos, me hubieras dado un poco más de tiempo para que yo se los dijera, porque al fin y al cabo, mi hacienda ya es tuya y lograste lo que querías: vengarte de mí por no haberte concedido la mano de mi hija cuando tu padre vino a pedírmela hace años.

Kuno bufó fastidiado al escucharlo:

― Ya déjese de dramas y de reclamos, ¿quiere? –le dijo, de manera insolente- porque desde que se enfermó, me he estado haciendo cargo de todo para que su familia no se entere que este lugar está al borde de la quiebra… y eso que "el entrometido de su hijo" no ha dejado de querer meter sus narices donde no debe, ¿eh?

― Cada vez, me asusto más al escucharte, Kuno… -le dijo, desconcertado- tu cinismo no tiene límites, porque sabes perfectamente que si me encuentro en esta situación, es por culpa tuya: tú mismo me confesaste que me arruinaste a propósito…

― Se arruinó usted mismo por ser tan confiado: eso fue lo que sucedió –dijo, aún en el mismo tono- no debió dejar que Gosunkugi se encargara de "todos sus negocios" jajajaja.

― ¡Fuiste tú quien me lo recomendó, infeliz! –le gritó, después- ¡¿cómo iba a imaginarme que ya todo lo tenías planeado para llevarme a la quiebra?!

― ¡Bájele a su tono de voz, si no quiere que su familia se entere que prácticamente me vendió a su hija para seguir guardando las apariencias todo este tiempo!

El señor Soun seguía sin poder creer lo que estaba escuchando:

― ¡Además, dese cuenta que yo soy la única alternativa que tiene! –continuó Kuno- ¡y es mejor que todo siga como ha venido hasta ahora, porque de no ser así, aparte de que su familia lo odiará por dejarla en la calle, su reputación se vendrá por los suelos y también se le arruinará el compromiso de su hijo con la única heredera de la familia Kuonji, porque dudo mucho que ellos quieran continuar con ese compromiso al enterarse que usted únicamente veía a la señorita Ukyo como una salida para sus problemas económicos!

El señor Soun estaba empezando a sentirse mal nuevamente y rápidamente se sirvió un vaso con agua, para tratar de tranquilizarse:

― ¡Y una cosa más! –siguió hablando Kuno- ¡¿quién cree que ha estado evitando también que la familia Kuonji se entere de que está a punto de quebrar, eh?!: ¡yo lo he hecho!, ¡porque por si no lo sabía, el señor Riku ha estado haciendo sus investigaciones desde hace un tiempo, por haberle llegado algunos rumores, pero hasta ahora solo se ha quedado en eso: "rumores", porque me he encargado que no se entere de la verdad!... ¡¿no cree que debería agradecérmelo?!

― Kuno… por favor… ya no sigas –le dijo con algo de dificultad, después de terminar de beber el vaso con agua-.

― Bueno, si no quiere que "siga", mejor dígame de una vez si todo va a continuar como antes.

― Es que, no puedo… no puedo permitir que continúe el compromiso entre Akane y tú: entiéndelo, por favor… tienes a esa otra mujer y a tu hijo viviendo en tu casa, ¿cómo siquiera puedes pensar que yo voy a consentir que mi hija viva en esas condiciones y bajo el mismo techo que tu amante?

― Eso no está a discusión: es mi vida privada y yo sé lo que hago… así que, mejor tome una decisión en este momento, porque si me dice que no me dará a su hija en matrimonio, entonces iré con su familia ahora mismo y les diré que desocupen inmediatamente este lugar porque es mío y tomaré posesión de él, para cobrar todo el dinero que me debe desde hace ya algunos años… además, recuerde que tanto usted como Akane, me dieron su palabra hace años ante el pueblo que ella se casaría conmigo al terminar sus estudios, porque fue por mí que se le concedió esa oportunidad de seguir en la universidad y he sido yo quien ha pagado todos los gastos que eso ha implicado hasta hoy día… -hizo una pausa y después dijo, con mucho sarcasmo- aunque, por supuesto, ella debe creer que usted es quien le ha costeado su carrera, pero ambos sabemos que no es así, ¿verdad?

― Kuno… yo… yo te lo voy a pagar todo, solo dame un poco de tiempo, por favor.

― No, no se le voy a dar, porque quiero una respuesta ahora mismo: ¿me dará a su hija o no?

El señor Soun sintió una enorme impotencia, tristeza y desesperación en ese momento:

― Está bien, Kuno, está bien… -le dijo, después- tú ganas: Akane se casará contigo.

Kuno sonrió ampliamente al escucharlo y el señor Soun, continuó:

― Pero, por favor, al menos ya no tengas a esa otra mujer viviendo bajo tu mismo techo: esa es una gran ofensa para mi hija…

― Le repito que ese asunto es solo mío y yo sabré qué hacer al respecto, ¿de acuerdo?… -y diciendo esto último, sacó de uno de sus bolsillos, dos cheques que contenían una gran cantidad de dinero cada uno- tome –dijo después, entregándoselos- con esto es más que suficiente para que usted y su familia sobrevivan hasta noviembre, que es cuando se efectuará mi boda con Akane… -luego, sacó otro cheque más y le dijo- y este dinero es para los preparativos de la boda: quiero que empiecen ya a ver todo lo relativo a las invitaciones, el banquete que se servirá, las bebidas, mesas, sillas, manteles, adornos, arreglos florales, yo qué sé, porque todo debe estar listo para esa fecha, ¿me escuchó?

El señor Soun asintió levemente, mientras recibía los cheques y Kuno continuó:

― Ahora, sobre la yukata de bodas para Akane, yo me encargaré de pedirla a una de las mejores tiendas de Japón, porque deberá verse y vestirse ese día como la reina que es… -luego, hizo una pausa, mientras la imaginaba en su mente- tuvo mucha suerte al haber tenido esa hija tan hermosa, ¿eh? jajajajaja: dele las gracias a Kami-sama por haber sido tan bondadoso con usted, porque de lo contrario, no sé qué haría para salir de sus graves problemas económicos jajajajaja –y diciendo esto último, salió de ahí-.

El señor Soun únicamente inclinó la cabeza, mientras observaba los cheques con esa enorme cantidad de dinero:

Lo siento mucho, hija mía –pensó después, con mucha tristeza- pero, no tengo otra alternativa: tendrás que casarte con Kuno, tal y como lo prometimos tú y yo hace años frente a todo el pueblo…

Mientras tanto, por otro lado, después de aproximadamente una hora, Toma y Akane estaban por llegar al edificio donde ella vivía, luego de terminar de dar su declaración en el Ministerio Público, sobre lo ocurrido con el Capitán Chardin:

― Así que ese tipo se atrevió a chantajearte en aquella ocasión para que aceptaras tener algo con él, a cambio de levantarle el castigo a Ranma –repitió Toma, después de escuchar de dónde conocía Akane a ese ser tan despreciable- y como no aceptaste, cumplió su amenaza, lo expulsó del ejército y ahora, el muy miserable te vino a buscar para tomarte por la fuerza…

Ella solo asintió levemente, al escucharlo:

― ¡Es un maldito infeliz! –continuó Toma muy molesto, apretando fuertemente sus puños- ¡pero, me alegra mucho que no haya logrado sus asquerosos propósitos!

― Toma, yo… -le dijo ella después, con voz casi inaudible- yo… yo no sé aún cómo agradecerte lo que hiciste por mí… es que, de solo imaginar lo que hubiera pasado, si no llegabas en ese momento con la policía…

― Ya… ya no pienses en eso… -le dijo tomando un poco de aire, para tratar de tranquilizarse- lo bueno es que no ocurrió nada y ese tipo está donde merece estar: en prisión.

― Gracias, Toma… -le dijo, sonriendo levemente- gracias por todo: jamás me cansaré de agradecértelo… eres un buen amigo.

Él se le quedó viendo un momento y luego sonrió con algo de tristeza, al escuchar nuevamente la palabra "amigo":

― De nada, Akane… -y se atrevió a darle un beso en la mejilla- fue un placer y quiero que sepas que siempre estaré para ti, pase lo que pase, ¿de acuerdo?

Ella volvió a sonreír al escucharlo y lo abrazó:

― Tú sabes muy bien lo que siento por ti… -continuó Toma- pero, aunque sé que nunca tendré una oportunidad contigo, me conformaré con verte feliz y… -de pronto, cambió su expresión al darse cuenta que Ranma los estaba observando desde la entrada del edificio donde ella vivía- eh… parece que alguien te está esperando –le dijo después, sonriendo aún con tristeza-.

― ¡Es Ranma! -dijo sonriendo ampliamente, no pudiendo ocultar su enorme felicidad al verlo y luego, se dirigió a Toma, para despedirse de él- de verdad, muchas gracias por tu ayuda… -y le dio un beso en la mejilla- nos vemos pronto, ¿sí?

― Claro –le dijo, esbozando una sonrisa- cuídate mucho, ¿de acuerdo? y procura no andar sola –y diciendo esto último, le entregó su bolso y sus libros (pues, él se había encargado de recogerlos, luego de que ella los dejara tirados por culpa de Picolette)-.

― ¡Muchas gracias, Toma!... ¡adiós! –y se alejó de él, para ir rápidamente con Ranma-.

― Adiós… -dijo con una profunda tristeza y se dio la vuelta para irse de ahí- solo espero que de verdad Ranma la haga feliz y sepa luchar por ella –pensó después, ya que, él al igual que toda la ciudad de Tokio, se había enterado de la boda de Mariko y Shinnosuke hacía ya unas semanas y aunque le costara admitirlo, tuvo que reconocer que Ranma dijo la verdad cuando aseguró fervientemente aquel día en la fábrica, que el hijo que ella (Mariko) estaba esperando no era suyo-.

Ranma se había quedado muy sorprendido al verlos juntos y no dejó de molestarse:

― ¡Mi corazón!, ¡me alegra mucho verte! –le dijo ella muy emocionada al llegar con él, abrazándolo fuertemente y derramando unas pequeñas lágrimas al sentirse afortunada de volver a estar entre sus brazos, después de haber vivido tan horrible pesadilla-.

― A mí también, preciosa –le dijo tratando de tranquilizarse, mientras correspondía a su abrazo- ¿dónde estabas? –le preguntó, después- tengo un buen rato de estar esperándote…

Ella se aferró aún más a él en ese abrazo:

― ¿Qué tienes? –le preguntó nuevamente al notar que estaba llorando, mientras tomaba su rostro con ambas manos, con delicadeza-.

― No… nada… -le dijo con voz temblorosa, pues, prefirió no contarle lo que había ocurrido, porque temía la reacción que él pudiera tener y ya no quería que se volviera a meter en problemas por su culpa- es solo que… solo que… ¡me preocupé mucho por ti al ver que no llegabas por mí a la universidad! –y lo abrazó, nuevamente- ¡pensé que te había pasado algo!

Él sonrió ampliamente al escucharla:

― Perdona por haberte preocupado, mi amor, pero, es que… no contaba con que hoy me desocuparía más tarde –le dijo después, mintiendo también, pues, sintió que solo la preocuparía más si le contaba sobre la fuerte discusión que había tenido con su padre- y por eso, vine a buscarte a tu departamento, porque creí que por la hora, ya estarías aquí... pero, veo que Toma aprovechó muy bien mi ausencia para invitarte a salir –le dijo después con algo de molestia, no pudiendo ocultar sus celos-.

Akane se le quedó viendo un momento. Luego, se paró de puntillas para darle un pequeño beso en los labios:

― No salí con él… -le respondió después suavemente, inclinando un momento su rostro- me lo encontré de camino cuando venía de regreso a mi departamento… es que… unas compañeras de clases me invitaron a tomar un helado al ver que no llegabas por mí y bueno, Toma se ofreció a acompañarme, es todo –tuvo que inventar eso rápidamente, al sentirse incapaz de contarle la verdad-.

Ranma sonrió nuevamente al escucharla y luego, tomó su mentón para que lo viera:

― Perdóname, por favor… no quise hacerte esta pequeña escena de celos, es que… –dijo, dando un largo suspiro y abrazándola fuertemente- si supieras cuánto, pero, cuánto te amo y que cada día, me vuelvo más dependiente de ti…

― ¡Ay y yo de ti, mi corazón! –le dijo, muy conmovida-.

Ambos sonrieron y luego, él se inclinó para besarla sutilmente:

― Espero que hayas guardado espacio para otro helado, ¿eh? –le dijo después, separándose un poco de ella-.

Akane rio al escucharlo y luego, él se quedó contemplándola un momento, acariciando su largo cabello azulado, mientras recordaba algunas de las palabras tan fuertes que su padre le había dicho, hacía unas horas:

"¡¿Qué no sabes que para esa gente de pueblo, que aún tiene ideas retrógradas, es como si ella ya estuviera casada, eh?!, ¡y con el solo hecho de haberte atrevido a cortejarla, para ellos ya cometiste una falta muy grave a su honor y mereces la muerte!"…

"¡Del dicho al hecho, hay un gran trecho, ¿lo sabías?, porque fácil es decir que estás dispuesto a morir por ella, pero, llevarlo a la práctica es algo muy distinto!"…

Dio un pequeño suspiro y después dijo, internamente:

Ya había escuchado eso antes, cuando Shampoo platicó conmigo, pero, estoy seguro que nada de eso ocurrirá, porque lograré que me acepten… -se refería a la familia de Akane- y aunque me duela mucho que mis padres hayan tomado esa actitud tan radical, se opongan tajantemente a mis sentimientos y ya no cuente con ellos, ahora más que nunca, no renunciaré a ti, muñequita –dijo después en su mente, como si estuviera hablando con Akane- y les demostraré que puedo valerme por mí mismo y si es necesario que consiga tres o hasta cuatro empleos para poder darte todo lo que mereces, lo haré, pero de ti, nadie me alejará...

CONTINUARÁ...

¡Hola nuevamente, apreciados lectores, siempre es un gusto saludarlos! :)

Primero que nada, les ofrezco un millón de disculpas por tardar tanto en actualizar :'( y por no haber traído esta vez, un poco más sobre el romance de Kodachi y Mousse como les había prometido, pero, es que, sentí que si me esperaba a escribir sobre ellos, me iba a tardar mucho más en darles la siguiente parte :(, pero, quiero adelantarles que en el próximo capítulo, después de mucho tiempo, por fin estarán frente a frente Ranma y Kuno, es decir, nuestro amado protagonista frente al villano principal de esta historia jejejeje XD, ojalá puedan acompañarme a leerlo :)

Sé que no avanzó mucho la historia con este capítulo y pareciera que por un momento los villanos se están saliendo con la suya, pero, ya poco a poco a cada uno le irá tocando su "tajadita" jejejeje.

No podría decirles aún con exactitud cuántas partes más faltan, debido a que en ocasiones se me alargan las conversaciones, pero, creo que por fin ya me estoy acercando a la recta final :)

Como siempre, agradezco de corazón a todas las personitas que me siguen acompañando a leer esta historia, especialmente a quienes me apoyan con sus lindos mensajes: Bayby Face, Alexandraaa417, Vanesa112, Alexander0621, Manu Teorías y a D-Infinity, de verdad, es un gusto tenerlos por acá :) y así también, agradezco mucho a quienes agregan mis historias a sus listas de lectura, porque ya saben que son ustedes quienes embellecen y dan vida a mis fics, con estas lindas acciones :)

¡Les mando muchos saludos a todos y les reitero las gracias por su apoyo!... ¡hasta pronto! :)

Rhou