Capitulo XV

Preludio

Parte 1

OESTE

-¿Entonces que haras?- preguntó un hombre de cabello grisaseo y semblante serio -¿crees que sea seguro dejarlo ir?-

-¿conoces la zona de la frontera?- el hombre lo miró sin expresar palabra.

-todos escuchamos de ahí alguna vez- sonrió sarcástico –no hay madre que no contara historias a sus hijos sobre la frontera para asustarlos-

-Pues ahí es a donde lo enviaremos-

-Nadie ha vuelto de ahí-

-lo se-

El silencio se esparció

-no soy tan desgraciado como para matarlo pero tampoco tan estúpido para dejarlo andar por aquí como si nada, eso si el niño llegara a parecerse a el, levantaría demasiadas sospechas… con el tiempo la gente lo olvidara-

-Le tocó estar del lado del perdedor… es mejor estar de algún lado que simplemente no existir-

-¿Qué le diras al rey del Norte? Tengo entendido que es un excelente guerrero y no darán el tema por zanjado, el rey no dio ni paz ni gloria tan pronto como te casaste con su hija volvió a su castillo pero debe tener gente que lo espera.

-Le he dicho que el capitán volvió esa misma tarde… le diré que tuvo un accidente y tuvimos que incinerar su cuerpo antes de que puedan asegurarse que era el realmente.

-tiene sentido tu plan pero… ¿y si algo sale mal?-

-yo me encargare de ello-

-y ¿Hinata? ¿Piensas que va a creerte?-

-de Hinata me encargo yo…-

SUR

La melena rosa bailaba a la par de sus pisadas mientras avanzaba furiosa por el enorme castillo. Abrió las puertas del gran salón logrando que todos la miraran confundidos, tras ella llegaron casi a rastras dos guardias disculpándose con el rey.

-Su majestad, intentamos detenerla….-

-Silencio- sentenció Kizashi

-Exijo la libertad de mi compañero- miró con furia los ojos azules de su padre.

-Hemos hablado de esto muchas veces, hija- la ultima palabra salió incomoda para ambos pues aun no se acostumbraban.

-Esto no es justo, y lo sabes-

-El que seas mi hija no quiere decir que voy a cambiar leyes que han estado en este reino incuso antes que nosotros-

-entonces enciérrame a mi también- se señaló a si misma con coraje.

-no puedo hacer eso-

-¡también soy el enemigo, también soy del norte, crecí ahí, todo lo que conozco esta ahí y lo poco que me queda me lo arrebatas- bocifero furiosa

-eres mi hija- gritó

-¡yo no se quien eres tú¡- sus ojos llorosos acompañaron esas palabras que más que de molestia eran de súplica… en unos segundos su vista se había nublado haciéndola tambalear y caer de rodillas frente a todos.

-¿estás bien?- se acercó el rey apresurado.

-no me toques- sollozó, todos los presentes murmuraron.

-guardias- les habló a los pobres hombres golpeados quienes se acercaron nerviosos. –Llévenla con Tsunade- se miraron desconfiados entre si y asintieron, por fortuna Sakura no puso resistencia.

-por favor…- sollozó, Kizashi la miro con un profundo dolor hasta que la puerta se cerró tras ella.

La rubia para su suerte se encontraba en el jardín cortando flores y hiervas que muy probablemente usaría en alguna medicina o ungüento. Los miró a lo lejos con preocupación.

-Tsunade… el rey nos pidió traerla-

-¿Qué sucede?- Dejó las plantas a un costado para acercarse con premura.

-esta mareada- respondieron-no ha querido comer- la rubia resopló.

-llévenla dentro- dicho esto los siguió con prisa apresurándolos al mismo tiempo, la acostaron en una cama de mármol forrada de una gruesa manta de algodón.

-pueden esperar a fuera- ambos guardias nuevamente se miraron entre si, dubitativos. -¿Qué esperan?- añadió al ver que no se movían y por las buenas accedieron dejándolas completamente solas.

-tu padre no sabe cómo manejar la situación, no lo culpes, no es una mala persona- pronunció mientras revisaba sus signos vitales. –Estas pálida y delgada- tomó su brazo midiendo su presión. –signos vitales bajos…- murmuraba más para si.

-te pregunte una vez si eras virgen- enmarco una ceja mirándola fijamente. La pelirosa no respondió.

-Soy vieja en estas cosas niña, y créeme, conozco a una mujer cuando está embarazada, tienes todos los signos de estarlo pero quizá es muy pronto para saber así que por tu bien tienes que decirme la verdad ¿crees estar embarazada?-

Sakura simplemente se mantenía ajena a todo aquello, la simple idea era absurda pero no podía apartarse de su mente, hacia una semana que tenía que haber menstruado…

-no lo se…- sentenció nerviosa. Tsunade la miró inexpresiva. Eso si que era inesperado.

-¿es el chico con el que llegaste aquí? Se que estas apelando por el ante el rey…- sugirió.

-si estas embarazada y él es el padre creo que sería la forma mas simple de dejarlo libre- añadío. En realidad no creía que fueran algo más que compañeros, pero entendía que el padre no aparecería pronto por aquel lugar… y que ese niño necesitaba uno, y ella una boda. Sakura lo pensó y lo que sea que se cruzara por su mente lo guardó. No podía decidir nada sin antes hablar con Sasuke.

-¿quizá quieras comentarlo con él?- pareciera que había leído su mente, Sakura abrió los ojos de golpe.

-¿podría hablar con él?- preguntó ansiosa.

-no, pero podría hacerle llegar un recado tuyo- sonrió –pero antes creo que sería bueno saber que pasa aquí- poso su mano en el aun plano vientre de la pelirosa.

Sakura asintió ahora nerviosa. Más cosas de las que podía soportar estaban sucediendo, una tras otra… pasados unos largos minutos de incomodas revisiones Tsunade la miró mordiéndose el labio.

-creo que tienes que decidir que hacer… estas embarazada- Sakura comenzó a respirar agitada, se cubrió la boca con la palma de su mano y comenzó a sudar.

-sé que esto no será fácil niña… pero tengo que serte sincera, no saldrás de aquí, el sur será, quieras o no, tu nuevo hogar así que si no sabes quién es el padre o prefieres no decirlo… puedes darle a tu amigo la libertad que tanto peleas de otra forma el consejo ordenara su ejecución- Sakura tragó nerviosa.

-hazle saber… dile por favor que estoy dispuesta a todo por sacarlo de ahí…-

-Lo hare…- Las breves palabras que intercambiaron en esa incómoda situación fueron suficientes para comprender que no saldría de aquellas puertas aquel secreto. Tsunade tenía tanto por perder como ella por haber sugerido tal solución a su pequeño, aún pequeño "problema".

Su inexistente barriga de 2 meses oculta entre los pliegues sueltos de un hermoso vestido blanco coral que caía como cascadas sobre su menudo cuerpo era la promesa de libertad, y al mismo tiempo de una complicidad más allá de la hermandad que siempre impregnó su relación desde aquel día en el campo de batalla donde la pequeña Sakura sin conocer más allá del mundo donde Naruto la protegía de todos, se lanzó a las fauces del lobo con la valentía que siempre la caracterizo, justo como ese momento, cuando sentía que saldría corriendo de ahí a la primer oportunidad. La miraba tragando duro, el semblante del moreno no era mejor. Su rostro apuesto tenia escrito tanto que solo Sakura podía leer, un "lo siento" un "arreglare todo esto" no eran suficientes. Sasuke accedió encantado a darse la paternidad de aquel bebe que aún no conocía pero sabía perfectamente que sería el jodido rostro entero de su mejor amigo. Pero dentro de todo lo malo o aparentemente malo había pequeños destellos de luz, estaba aprendiendo a conocer mejor a la gente del Sur y su innata inteligencia le sugería que las cosas no eran tal como les habían inculcado desde pequeños en el Norte. Comprendía, sin embargo el deseo ferro del Rey Hyuga por hacerse de aquellas tierras benditas.

Su más intrínseca preocupación era el destino de su mejor amigo Naruto, y tras el semblante taciturno de la pelirosa podía adivinar que ella estaba peor.

Sobre una roca gigante y llana, forrada de un sutil verdor producto del musgo que crecía alrededor soltaron los votos que unirían sus vidas, la sombra tenue de los sauces alrededor le dieron un toque aún más celestial

Oeste

El palido moreno se paseaba de un lado a otro, nervioso, expectante. Sus pisadas insonoras por el mármol fino y sus zapatos de piel podían haber hecho una zanja en el suelo de no ser por su dureza, nadie podía negar que estaba feliz no estaba, y no era para menos. Su esposa daba a luz al que sería el próximo heredero de ambas naciones.

Después de un breve silencio entre el ultimo pujido un llanto inundo el lugar.

-Es un niño- dijo el partero perdiéndose su voz entre el suspiro de alivio del rey.

Por desgracia a los pocos días el cabello rubio se asomaría en su cabeza como matas doradas, y sus ojos azules por desgracia marcarían el destino de un hombre que si bien la vida no le sonreía desde hace unos meses no iba para mejor.

Los cuestionamientos llegaron con el tiempo y Neji incapaz de mostrar sorpresa se limitaba a sonreír y responder "herencia de mis antepasados" que si bien no era una respuesta congruente callaba las bocas y los rumores. Por fortuna había escritos donde se daba a conocer la herencia de aquellas características físicas en todas las naciones. Nadie recordaba al hombre que llevo a la princesa sana y salva unos meses antes.

El destino que tuvo que pagar Naruto fue sin lugar a duda consecuencia de sus decisiones pasadas, cuando aún no sabía lo que la vida le deparaba y lo único que tenía en mente era a cierta niña pelirosa dando vueltas de aquí para allá, poniendo de cabeza su mundo.

-Mirame- le pidió jalándola suavemente. Sakura temblaba como una hoja. Sus ropas gastadas y viejas parecían tomarse unas a otras para no caer haciéndola ver como una vagabunda. –este es el día- la tomó de los hombros. –Pase lo que pase estaré contigo- la abrazó. Quien diría que unos años después la misma escena se repetiría pero sería sellada con un beso confuso y lleno de remordimientos.

-el rey está ahí…- se asomó por una rendija de las muchas que se abrían detrás del pequeño coliseo donde se llevaría a cabo la batalla.- y su hija también- la miró fijamente siendo imitada por Naruto- las ropas platinadas y azules que portaba hacían juego con sus largos cabellos negros que como siempre adornaban su rostro y espalda. Sakura la miraba embelesada por tal belleza haciendo ademan de cubrirse un poco más con sus viejos harapos. Gesto que no pasó desapercibido por el rubio. –es tan bonita- susurró más para sí.

-no es la gran cosa- le restó importancia atrayendo su atención- ven- colocó sobre su cabeza rosada un ligero casco de cobre que sonó hueco. Por obvias razones podemos deducir que no era para protegerla de algún daño, más bien para ocultarla.

-Cuando mencionen a Lee es cuando saldrás, recuérdalo- La pequeña niña asintió. Se quedó ahí escondida mirando la ceremonia que hacían año con año para subir el nivel de la guardia y para asignar a nuevos reclutas. Cuando Naruto se marchó sintió que las alas de su ángel guardián se alejaban junto con él, pero recordó sus palabras y pudo, después de un tiempo, tranquilizarse.

Las batallas comenzaban desde los más pequeños hasta los más grandes, donde estaba Itachi el hermano de Sasuke. En esa misma ceremonia se le coronaria con el honor de ser guardia elite, honor que no se le había entregado antes por edad, más que por capacidad.

Sakura miraba embelesada pelea tras pelea, entre miradas paseaba sus ojos entre el rey y sus hijas que lo acompañaban, visiblemente fastidiadas cabe mencionar. Hasta que nombraron a Naruto y a Sasuke, Sakura estaba tan absorta en si misma que nunca pensó que aquel día era tan importante para ella como para Naruto, pues serían asignado los equipos y los capitanes.

Lo vio salir a la arena que se mantenía despejada de nieve, lo miró regalarle una sonrisa que le detuvo el corazón, Sakura no perdía detalle tanto que pudo ver como la princesa Hinata se puso de pie para estar mucho más cerca y ver la pelea. No quitaba los ojos del rubio. Sakura, pequeña y un poco arrebatada pensaba muchas cosas, y entre esas cosas estaba su sentimiento de inferioridad ante aquella hermosa niña de ropas angelicales quien miraba a su amigo como si fuera un Dios. Por alguna razón, sintió un hueco en el pecho que no hizo más que ahondarse conforme avanzó la pelea. Del otro lado, el tal Sasuke a quien conocía de vista cuando espiaba los entrenamientos hizo finalmente una aparición en su vida. Ambos de corta edad pero imponentes, nadie podía negarlo, incluso el rey que finalmente se inclinó para apreciar bien la pelea.

La rivalidad entre ambos era palpable, pero el respeto por el otro también, la pelea fue limpia y pareciera que ensayada, se coordinaban perfectamente, cuando uno acertaba un golpe el otro podía leerlo perfectamente reaccionando y esquivando o atajando el impacto. Cansados y sin un solo golpe se miraron por un instante. Sakura estaba absorta, completamente embelesada tanto por Naruto como por el pelinegro. Y así de súbito como su corazón se había estrujado se recompuso suspirando más de una vez al ver a su amigo luchar con tanta determinación.

Naruto miró por un instante a Kakashi, los observaba entre impaciente y orgulloso. Sabía que tenían que terminar pronto. Miró a Sasuke como si este pudiera leer su mente y supieron los tres que ahora iba enserio.

Ambos corrieron a puño limpio directo al otro, impactando sus puños al mismo tiempo, sintiendo el dolor en cada parte del brazo, ambos esperaban el siguiente golpe del otro, mismo que no demoró más de un segundo en llegar, Naruto derribándolo con una patada y Sasuke acertándole un golpe con la otra mano en la cara, ambos cayeron y el tiempo de la pelea terminó. El rey comentaba con sus allegados mismos que rodeaban a su majestad en las gradas. Kakashi lo miraba expectante mientras ambos combatientes se miraban con cierto recelo y orgullo.

Sakura sabía que faltaba poco para su encuentro y comenzó a temblar como un espagueti. Ver la pelea magistral de Naruto no había si no empeorado su condición. Miles de cosas cruzaban por su mente… ¿llegare a ser tan buena como ellos? ¿el rey pensara que me estoy burlando de el? Una y otra vez sentimientos negativos y de inferioridad la amenazaban haciendo tambalear su voluntad de guerrera.

Cuando escuchó el nombre de "Rock Lee" su corazón se detuvo. Era hora.

Su mente atiborrada de cientos de cosas no le daba para más, cosas como ¿dónde estará el verdadero Lee cuando ella este peleando?" o, por que Naruto estaba tan convencido de que ella ganaría, no tenían cabida en su cabeza, así que con toda su fuerza de voluntad se encaminó al campo de batalla.

Cuando avanzó a paso lento dirigiéndose a su esquina el rey parecía bastante distraído en otras cosas y para empeorar Naruto no se miraba por ningún lado. Su casco se movía con cada pisada haciendo más torpe su andar, algunos miraban burlones la escena ya que si bien Lee no era el mejor guerrero ahora parecía más vago que de costumbre. Los compañeros de Naruto la miraban con curiosidad pero ni el rubio ni el moreno estaban presentes.

Frente a ella apareció un niño de tez pálida y cuerpo debilucho de quien nunca supo su nombre a pesar de haber sido mencionado. Sakura sintió un enorme peso salir de golpe como un suspiro. Nuevamente dio una barrida con la mirada para ver si su compañero se dignaba a aparecer por algún lado. Nada. Escucho el sonido que indicaba el inicio de la pelea.

Continuara…

Gracias por sus reviews, no tengo tiempo de responderlos pero… Valentine, Seishes, Adrit126 y el invitado anónimo, gracias por hacerme saber que siguen ahí y les está gustando la historia J