Separadores que encontrarás en esta historia:
FFFFF - Cuando se narra un flashback o algo relacionado con el pasado de un personaje.
PPPPP - Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en un ambiente diferente o que se relate una situación distinta, con otros personajes y en otro lugar.
SSSSS - Un personaje está soñando.
Con una ligera llovizna cayendo sobre las calles de Tokio, Sakura llegó sin problemas al vestíbulo de la preparatoria, sacudiendo un par de veces el paraguas que había usado, para luego captar con sus oídos, una interesante conversación que se daba entre dos chicas de otro salón de primer año.
Junto a los casilleros, hablaban sobre un incidente que ocurrió la noche anterior. Una de sus compañeras, había realizado un peligroso recorrido por la noche en la escuela, con tal de que el fantasma que habitaba, en un salón abandonado, al fondo del segundo piso, cumpliera su más ferviente deseo.
Al instante, pensó que eran tonterías. Pero, luego de recordar las extrañas ocasiones en las que Naruto hablaba solo, no se le hizo algo tan descabellado. Guardando el paraguas en un cubículo especial, se cambió de zapatos lo más rápido que le fue posible y corrió hacia su salón.
PPPPP
-¿Un fantasma que concede deseos? – preguntó Sasuke en voz baja, estando al pendiente de quien pasaba en los alrededores.
Como el profesor que daba la primera materia de ese día se retrasó por la lluvia, los cuatro jóvenes aprovecharon para juntarse en las bancas del Uchiha y de la joven Higurashi.
-Según lo que escuché, la chica del otro salón solo tuvo que recorrer los pasillos de noche, hasta llegar al fondo del segundo piso. – explicó Sakura, antes de que Kiba y Chouji comenzaran otra discusión por una bolsa de papas fritas con sabor extravagante.
-No me parece familiar. – dijo Naruto, cruzándose de brazos y apoyando su cadera, en el borde de la mesa de Sasuke. - Yo conozco todas las leyendas que se susurran en las paredes de esta preparatoria y es la primera vez que escucho algo así, de verás.
-Entonces hay que comprobarlo nosotros mismos esta noche. – comentó HanaYasha con una sonrisa. – Será divertido. Y si resulta ser un Youkai, yo los protegeré.
Sakura vio con temor a Naruto. Él sonrió y Sasuke se le quedó viendo fijamente a la Hanyou. Al final, asintieron al mismo tiempo, armando su plan secreto, hasta que su profesor consiguió llegar al aula para dar inicio a su clase.
PPPPP
Nueve de la noche en punto. La primera en presentarse frente al muro de concreto que rodeaba el territorio escolar, fue Sakura, leyendo viejos mensajes de su celular para matar el tiempo.
En eso, escuchó un saludo de Naruto. Al levantar la mirada hacia su derecha, le sonrió, alzando y agitando su brazo izquierdo de un lado a otro, hasta que se dio cuenta de que no estaba solo.
Sasuke iba con él. Le resultaba extraño y fascinante verlo con otras ropas que no fueran el uniforme de la escuela. Una chamarra negra y larga. Pantalones de mezclilla y tennis negros con blanco.
Naruto, en cambio, usaba un conjunto deportivo de color naranja. Pensó que, al tratarse de una misión, debía usar ropas que le fueran lo más cómodas posible, para moverse fácilmente.
De pronto, una discusión llamó su atención, encendiendo su linterna para iluminar el otro extremo de la calle. HanaYasha era quien se aproximaba, siendo acompañada por un muchacho que se parecía mucho a ella.
Cabello negro platinado. Ojos dorados, piel blanca. Vestía una camisa de manga larga color verde oscuro y pantalones largos y holgados de color negro. La mueca que les dedicó la desconcertó.
-¿Están listos? – preguntó la Hanyou.
El único que asintió, fue Sasuke, por lo que volteó hacia Naruto y Sakura, confundida.
-¡Cierto! – exclamó. – Chicos, él es Daika, mi hermano menor. – agregó apenada, rodeando los hombros del aludido con su brazo derecho.
Él, en respuesta por su gesto, se cruzó de brazos y chasqueó la lengua.
-M-Mucho gusto. – lo saludó Sakura, nerviosa, al mismo tiempo que Naruto lo estudiaba con una mueca zorruna.
Les daba la impresión de que estaba más ahí por obligación que por querer ayudar en su misión.
PPPPP
A pesar de haber caminado miles de veces por esos pasillos, los jóvenes sentían un ambiente más pesado de lo usual con cada paso que daban.
Relámpagos iluminaban las nubes y los cristales de vez en cuando, mostrándolos como unos ladronzuelos que no podían avanzar más de lo acordado, por temor a perderse.
Las luces de las linternas en sus manos se paseaban de un lado a otro, corroborando que, nada de lo que les decían sus mentes, tenía sentido.
¿Fantasmas? ¿Monstruos? ¿Juguetes que se movían solos? ¿El llanto de un bebé?
De repente, un sonido extraño alarmó a Naruto. Permaneciendo tenso en medio del pasillo, hizo lo posible por tragar saliva e iluminar el techo.
Cuando encontró la sombra de un hombre ahorcado, soltó un grito de terror que hizo saltar a Sakura; parada frente a él, y a los demás.
-¡¿Qué pasa?! – preguntó HanaYasha, viendo cómo se escondía aterrado detrás de Sasuke.
-¡A-A-Allá! – avisó, señalando con su linterna temblorosa la horrible silueta.
Los Hanyou y la pelirrosa voltearon hacia el techo.
-¿Una cucaracha? – cuestionó Sakura.
Naruto, desconcertado, se apartó del joven de cabello negro y volvió a ver la silueta. Era cierto. ¡Solo se trataba de un insecto merodeando! Riéndose, entre la mortificación y la vergüenza, metió sus manos a los bolsillos de sus pantalones anaranjados.
-F-Falsa alarma.
Los demás lo vieron con una gotita de sudor bajando por sus cabezas. Volteándose al pasillo, tenían la intención de continuar, hasta que, en esta ocasión, fue Sakura la que encontró algo aterrador al final.
Un mono tocando por su cuenta un par de platillos y moviéndose de un lado a otro.
Asustada, gritó y corrió hacia Naruto, poniéndolo tan nervioso como para ocasionar que la abrazara.
HanaYasha se aproximó al juguete. Lo tomó en sus manos y le quitó la llave que le permitía moverse. Viendo en donde lo podía dejar, observó la ventana, recibiendo la luz de más relámpagos en el cielo.
Lo arrojó a la hierba y la llave la dejó en el borde. Tomando mejor su linterna, apuntó a otra parte del pasillo, encontrándose de golpe con la silueta de un decapitado.
Al verlo, todos gritaron, empezando a correr despavoridos al otro lado del pasillo. En su trayecto, más siluetas espectrales y horrorosas aparecieron.
Un chico sin brazos. Otro muchacho con un cuchillo clavado en su vientre. Un niño sin ojos y con dos ríos de sangre saliendo de sus cuencas vacías y una niña que sostenía un oso de peluche... cuya piel era tan pálida como para que se le notaran las cicatrices que tenía en sus brazos y piernas.
De pronto, Sakura y Naruto tropezaron con algo, cayendo al suelo al igual que Daika y deteniendo el paso de Sasuke y HanaYasha. Dos sombras con ojos brillantes los miraban fijamente, haciéndolos abrazarse y gritar fuera de control.
-¡Abortaremos la misión, abortaremos la misión! – exclamó Daika, abrazando las piernas de su hermana mayor.
-¡SOLO YA NO NOS TORTURES, FANTASMA DEL SEGUNDO PISO! – agregaron Sakura y Naruto, llorando a mares.
-¿N-Naruto? – lo llamó una voz gentil y conocida, haciéndolos parpadear atónitos.
Sasuke y HanaYasha; con cierto temor, levantaron sus linternas, iluminando a Hinata y a un muchacho de cabello rojo, piel pálida y ojos color aguamarina. Cargaba unos papeles en su costado izquierdo.
-¡¿G-Gaara?! ¡¿Hinata?! – bramaron Sakura y Naruto al unísono.
-¿Qué hacen aquí? – cuestionó Sasuke, al mismo tiempo que HanaYasha le ayudaba a Daika a ponerse de pie.
-N-Nos quedamos trabajando en un proyecto que tenemos que entregar mañana. – explicó la joven de largo cabello azul oscuro.
-Cuando ya íbamos de camino a la entrada, escuchamos gritos y vinimos a ver que estaba pasando. – continuó Gaara. - ¿Y ustedes?
Los jóvenes palidecieron.
-¿Qué están haciendo?
Sakura quería dar una excusa relacionada con su abuela, pero...
-¡Vinimos a cazar a un fantasma, de verás!
...Naruto se le adelantó, sonriendo como si nada, y ganándose varias muecas por parte de los presentes.
-¿Alguno de ustedes conoce al fantasma que concede deseos si llegas al fondo del segundo piso por la noche? – cuestionó HanaYasha.
-Algunos rumores. – dijo Gaara, llevándose una mano a su mentón. - Dicen que es un espíritu que perdió la vida en un incendio que ocurrió hace años en esta calle. Para calmar su sed de sangre, ayuda a los jóvenes a cumplir con sus más anhelados deseos. Sin embargo...
Los presentes lo vieron con inquietud.
-Para cobrar el favor que le hizo, a quien haya pedido su deseo, reclama su alma después de tres días. A lo largo de los años, han ocurrido muchos accidentes por ello.
-Bien, yo me largo. – dijo Daika, dando un paso al frente, para luego ser detenido por la mano de HanaYasha, agarrando el cuello de su camisa. - ¡Maldición! ¡Sabes que odio a los fantasmas! ¡¿Por qué me obligaste a venir?!
-Lo que Gaara nos acaba de contar cambia las cosas por completo. – aseguró, mirándolo seriamente. - Te guste o no, vendrás conmigo.
Daika bufó y frunció el ceño.
-Y ustedes tendrán que quedarse aquí.
-¡Pero...! – exclamó Naruto.
-No vamos a dejarte sola. – comentó Sasuke, llamando la atención de los demás. - Además, para eso estamos aquí en primer lugar.
HanaYasha suspiró. Levantó su linterna y apuntó con su luz a Hinata y a Gaara, quienes entrecerraron los ojos.
-¿Les gustaría venir con nosotros?
PPPPP
Naruto no dejaba de tragar saliva. Ahora que Hinata y Gaara estaban con ellos, se aferraba lo mejor que podía a los hombros de la joven, haciéndola sonreír con comprensión.
Por otra parte, el pelirrojo acompañaba a Sakura, atrapándola cada vez que las suelas de sus zapatos tropezaban en el piso o reaccionaba ante una figura distorsionada hecha por los relámpagos y las luces de las lámparas.
Delante de ellos, Daika no dejaba de voltear de un lado a otro. HanaYasha y Sasuke eran quienes los guiaban, apuntando con las luces de sus linternas, el techo y las paredes del segundo piso. Desde el lugar donde se hallaban, era imposible ver lo que había en el fondo.
Por ello, no les quedó más alternativa que seguir caminando, llegando a un punto en el camino que los dejó helados.
El último salón se veía como si se hubiera quemado en un incendio.
Con las luces de los relámpagos apareciendo de vez en cuando, se veía más aterrador.
Naruto abrazó a Hinata y Sakura hizo lo mismo con Gaara, observando aterrados las quemaduras en las paredes y los vidrios rotos. HanaYasha estrechó los ojos, sospechando que el Youkai al que se enfrentarían en esa ocasión, sería el más horrible y poderoso que iban a ver.
Ya estaba a punto de decirles a los demás que se quedaran ahí. Que tanto ella como Daika, serían los únicos en entrar. No obstante, la mano de Sasuke, colocándose sobre su hombro izquierdo la detuvo. Volteó a verlo al instante.
Realmente estaba decidido a no dejarla sola, porque no estaba temblando. Ni el miedo se apoderaba de sus facciones.
Respetando su valentía, asintió. Tomó su mano sobre su hombro y la agarró con fuerza, bajándola a la altura de sus caderas, mientras caminaban hacia las puertas del salón al fondo y las abrían de par en par.
Un horrible grito se escuchó, seguido por un humo oscuro que hizo que los demás gritaran horrorizados y corrieran de nuevo al otro lado del pasillo.
Por su presencia, HanaYasha y Sasuke tuvieron que cerrar los ojos, abriéndolos unos segundos después... y quedando anonadados con la figura chistosa que flotaba sobre ellos.
Una gran bola de color morado oscuro, con su ceño fruncido y grandes y exagerados colmillos. Al identificar a la joven, no dudó en acercarse a ella y morderle la cabeza, ocasionando que le diera una cachetada.
Un segundo después, la gran bola morada se transformó en un mapache, llorando y sobándose su herida.
-¿Ese es...? – interrogó Sasuke, mirándolo con una mueca, mientras lo iluminaba con su linterna.
HanaYasha, frunciendo el ceño, se agachó a la altura de la criatura. La tomó de su cola y la levantó.
-¡Bájame ahora mismo, sucia Hanyou! – amenazó, dando patadas y puñetazos al aire. - ¡De lo contrario, enfrentarás mi...!
Sin dejarlo terminar, la joven lo puso de nuevo en el suelo y lo golpeó varias veces en la cabeza. Al dejarlo inconsciente, se quitó su rosario de su cuello y lo absorbió, convirtiendo otra cuenca negra en una blanca.
-Rayos... - se quejó, poniéndose de pie. - qué decepción.
Sasuke asintió.
-Hay que buscar a los demás y decirles. – sonriendo resignada, se giró de vuelta hacia la puerta.
-Un deseo.
De repente, ambos escucharon una voz siniestra, volteando de nuevo al interior del aula. En el techo, el fantasma de un hombre con ropas quemadas les sonreía, siendo iluminado por los relámpagos que tronaron en ese instante en el cielo.
-¿No quieren que les ayude con un deseo?
Entrando en pánico, tiraron sus linternas y huyeron hacia el otro lado del pasillo.
Fin del capítulo.
