-Sakura, ¿estás bien? –Preguntó dudoso, Sasuke. Aún era temprano para que su esposa comenzara su horario de trabajo en el hospital y ya se estaba arreglando para irse. Se movió en la cama, mirando por la ventana. Todavía no había amanecido. –Falta más de una hora para que entres a trabajar…
-Últimamente nos están llegando muchos pacientes, quiero asegurarme de que todos estén bien. –Terminó de arreglarse y le sonrió a su esposo, se acercó a él y besó sus labios con dulzura. – Vuelve a dormir.
-hmmm…
Sasuke la observó irse con rapidez de la casa. Estaba rara, anoche fue la primera vez desde que se habían casado en que Sakura no se lanzó hacía él por una noche de sexo frenético. Dijo que estaba cansada por la cantidad de pacientes que había tratado…
Sakura no tardó en salir de la casa y comenzar a correr, saltando de casa en casa. Era verdad que aún no empezaba su turno en el hospital, faltaba aún más de una hora y normalmente se hubiera quedado durmiendo un poco más, sabía que lo necesitaba luego de lo que había sucedido el día anterior, pero mientras estaba en la cama sintió el ligero calor placentero en su pecho, indicación de que Naruto la estaba buscando. Y no podía pensar en una mejor manera de empezar el día que con una buena dosis de sexo.
Antes de darse cuenta ya estaba en las cercanías, podía ver la casa de Naruto. Se detuvo, inspeccionó el área, asegurándose de que no hubiera nadie cerca, algún ninja que se hubiera despertado temprano y paseara por allí. Cuando estuvo completamente segura avanzó. La puerta estaba ligeramente abierta, llevó la mano hacía la puerta e inspiró hondo, anticipándose a lo que iba a suceder, podía sentir el calor en su interior, comenzando en su intimidad y ascendiendo por todo su cuerpo.
Entró.
Naruto estaba sentado en el sofá sin camiseta y descalzo, vestido apenas con un pantalón oscuro. La luz en la sala era tenue apenas podía ver su rostro con claridad. Cerró la puerta tras de sí y avanzó un paso, Naruto elevó una mano indicando que se detuviera y ella obedeció.
-Has tardado poco en venir, buena chica. ¿Para qué has venido? –hablaba con calma, cargado de confianza.
-Vine porque quiero que me folles… -Sakura no había tardado nada en adaptarse a las reglas del juego, sabía lo que él quería y no tenía problema en dárselo a cambio de más sesiones como el día anterior. Más aun, estaba ansiosa de dárselo.
-¿Lo quieres…? –Ella se mordió el labio, conteniendo una sonrisa traviesa.
-Lo necesito… Por favor…
-Quítate la camiseta. –Ella obedeció con rapidez, dejando a la vista su piel suave y trabajada, solo cubierta por un sujetador negro que ocultaba sus pechos. –Ahora el sujetador.
Y así lo hizo, sus pechos se liberaron, cayendo ligeramente. Se movían al compás de su respiración que se iba acelerando con cada nueva orden por parte del rubio. Le siguieron el pantalón y ahora solo se encontraba protegido por sus bragas del mismo color que el sujetador.
-Las bragas. –y luego de decir esas palabras extendió su mano, ella obedeció y se las quitó con rapidez, y se la extendió con duda a Naruto quien la tomó y la guardó en su bolsillo. Ella vislumbró su sonrisa en medio de la oscuridad y estuvo a punto de protestar. Él se adelantó. –De rodillas. Las manos a la espalda.
Se dejó caer de rodillas frente al rubio, colocando ambas manos a su espalda, tal y como él lo había ordenado. Sus ojos quedaron a la altura de su entrepierna, podía ver el bulto en su pantalón, ya se encontraba completamente erecto. Lo necesitaba, podía sentir la humedad en su coño. Lo necesitaba en su interior.
Él se puso en pie y avanzó un paso hacia ella. Ahora tenía su miembro directamente en su cara.
-¿quieres chupármela?
-Si… -Sus palabras salieron de sus labios en un susurro, casi una súplica.
-Yo no te lo impediré, adelante. –Ella estuvo a punto de retirar las manos de su espalda para quitarle el pantalón pero Naruto negó. –Te dije que las manos a la espalda.
Ella alzó la mirada para observar su rostro. Hablaba con total seriedad. Ella gimió, soltando un quejido. Luego bajo de nuevo la mirada hacia el pantalón, notando el cierre del mismo. Sabía que era lo que tenía que hacer, se le antojaba tan humillante. Y a la vez tan excitante. Acercó su rostro la pantalón y tomó el cierre del mismo entre sus labios, forcejeó durante unos segundos con el mismo, esforzándose por no perder el equilibrio y caer de bruces al suelo pero al final consiguió liberar el pantalón y tiró de esta hacía abajo con sus dientes. Realizó el mismo procedimiento con el bóxer. Con este tuvo más dificultad pues el miembro erecto servía para mantenerlos arriba. Pero al final lo consiguió.
Naruto sonreía, observándola batallar con su pantalón, el mismo tenía sus manos a la espalda, aguardando con tranquilidad.
Y ella consiguió lo que buscaba, ahora el miembro estaba completamente liberado y frente a sus ojos. Lo tenía tan cerca, pudo notar como las venas surcaban el falo dándole un aspecto grueso. Ya se encontraba completamente erecto. Miró a Naruto, esperando.
-Chúpalo.
Y eso era lo único que ella necesitaba, como si fuera la tarea más importante para ella, sus labios se posaron sobre la cabeza del mismo dando un pequeño beso en este, lamiendo a su alrededor, sabía que estaba salivando y fue cuando se lo metió por completo en la boca. Naruto soltó un suave gruñido de placer y eso fue todo lo que necesitaba para dejarse llevar por la lujuria. Comenzó a introducírselo con lentitud en la boca, aun no estaba acostumbrada a su tamaño, pero se estaba esforzando en metérsela por completo en su interior. Moviendo su lengua alrededor de su falo, recorriendo las venas del mismo, saboreándolas, dejando que el miembro ocupara por completo su boca, y su mente.
Naruto mantenía las manos a su espalda, tranquilo. Solo dejaba escapar apenas algunos gruñidos de placer ronco, que servían para enloquecer y apremiar a la mujer para que continuara con su labor. Podía sentir el hambre en sus movimientos. Su lengua jugando con su miembro, notaba que estaba adquiriendo experiencia pues el placer enseguida lo poseyó. Bajó la mirada para observarla, se la veía tan concentrada en su labor. Una leve sonrisa apareció en su rostro.
Los movimientos continuaron durante varios minutos, ella incluso intensificó la intensidad con la que chupaba su miembro, llegando al punto de casi engullirlo por completo, solo retirándose cuando notaba que la arcada era demasiado intensa, buscaba lo que había al final de aquella labor, lo ansiaba. Lo necesitaba.
-Bien, putita… Estoy a punto de acabar… -Susurró con voz ronca, cargada de placer el rubio y solo entonces movió sus manos, llevando una hacía su nunca y sosteniéndola en caso de que esta buscara retirarse, pero fue en vano, Sakura no se retiraría. En cambio, al escuchar sus palabras engulló el miembro con más fuerza. Este se hinchó y ella supo que venía. Naruto dejó escapar un gruñido grave y ronco al tiempo que se aferraba a su cabeza.
Llegó al punto culmen de placer, disparando toda su carga en la boca de la rosada. La primera del día. Llenando su boca por completo. La retuvo hasta que la última gota de semen hubiera sido disparada, ella incluso continuó lamiendo el miembro. No tardó en tragarse el semen en su boca y cuando Naruto la liberó, lamió la punta del falo, limpiando la última gota rebelde en él.
-aprendes rápido, putita. –la premió con aquellas palabras, acariciando su mejilla lentamente. Quería más.
-gracias… -Susurró, elevando sus ojos hacía el, mirándolo expectante, anhelante.
Con un suave toque en su mejilla le indicó que se pusiera en pie y ella obedeció, caminó a su lado hasta el sofá donde Naruto tomó asiento.
-Ven.
Ella sonrió, feliz. Y caminó hasta él, se sentó a horcajadas sobre Naruto y sintió el falo de nuevo duro rozar su intimidad, intentó contener un suspiro pero le fue imposible. Ya podía sentirlo en su interior, se estaba volviendo loca del placer, y Naruto lo sabía. Tomó su miembro y rozó su entrada arrancando otro gemido por su parte.
-Naruto… por favor… -Rogó, sus ojos se encontraron y Naruto pudo sentir la súplica en ellos. Y le encantó.
-¿Qué…?
-Clávame…
-será un placer. –Una vez el miembro estuvo en su entrada, Naruto colocó una mano a cada lado de su cintura y la empujó hacia abajo, clavándose con fuerza en su interior. Ella intentó contenerse pero le fue imposible, soltando un grito de placer que enseguida trató de silenciar apoyando la cabeza en el hombro de Naruto.
Sentía su intimidad completamente invadida, devorando aquel grueso miembro en su interior, golpeando las paredes de su coño como ningún otro, podía sentir su dureza cuando topaba la parte más profunda de su ser. Jamás podría tener suficiente de él. Inspiró hondo, acostumbrándose a esa dulce invasión.
Lentamente, Sakura comenzó a mover sus caderas por voluntad propia y con cada pequeño vaivén que realizaba podía sentir el miembro clavándose con profundidad en su interior, acariciando cada pequeña parte sensible de su intimidad, instándola a continuar. Y Naruto no ayudó a contener su excitación pues no tardó en asaltar sus pechos con sus labios, lamiéndolos, besándolos, soltando pequeñas mordiditas en esto, arrancando gemidos más intensos por parte de la rosada.
Naruto se aferra con firmeza a su trasero, ayudándola a moverse cada vez con más intensidad, podía sentir la estreches de su intimidad rodeándolo y reclamándolo. Aquello duró durante varios minutos más con Sakura intensificando los movimientos cada vez más a medida que sentía como se acercaba a las puertas del nirvana.
-Naruto… ¡Si…! –Echó la cabeza hacía atrás, arqueando la espalda en cuando sintió las ráfagas de placer recorrer todo su cuerpo, en una oleada de placer intenso. Jadeaba con fuerza, desplomándose en los brazos del rubio, derrotada momentáneamente. –eso fue tan bueno…
Pero Naruto no había terminado aún y por ello, pasando una mano alrededor de su cintura la obligó a elevarse ligeramente y ahora era él quien comenzó a penetrarla con fuerza, clavando su miembro intensamente en su interior, ella comenzó a gemir de nuevo.
-Na…Naruto... estoy… muy… ¡Ah! Si, si si –la sensibilidad recorría todo su cuerpo en esos instantes y sentía que estaba a punto de perder la cabeza nuevamente pero no le importaba, estaba ya demasiado perdida en el placer.
Naruto podía sentir como el cálido interior de Sakura se aferraba a él, apretándolo, casi como si estuvieran reclamando su merecido premio y Naruto no tenía problemas en dárselos. Intensificó las embestidas sin piedad, arrancando gemidos intensos por parte de la mujer. Naruto podía sentir como estaba llegando a su punto de máximo placer y ahora le tocó a él aumentar sus movimientos. Su respiración se volvió más agitada a medida que se acercaba al clímax de la pasión.
Y por su parte Sakura estaba igual, hacía tan solo unos minutos atrás había tenido un orgasmo pero ahora sentía aquella quemazón dulce en su interior que le indicaba que estaba a punto de llegar al orgasmo y el gruñido ronco de Naruto en su oído, acompañado del disparo de semen en su interior fue suficiente para que perdiera el control
-¡Naruto! –nuevamente las oleadas de placer recorrieron su cuerpo intensamente, tocando cada fibra sensible de su ser. Se aferró a Naruto y este la rodeó aun con sus brazos, asegurándose de disparar su carga por completo en su interior.
-¡Ah! –su miembro se hinchó ligeramente más al momento de disparar su semilla en el interior de Sakura, sintiendo como las paredes de su intimidad se aferraban a él, reclamando ese líquido precioso para sí. Se relajó en el sofá, respirando de manera entrecortada. Nuevamente había acabado dentro de Sakura, como el día anterior. Era una suerte de que Kurama hubiera puesto ese sello anticonceptivo en ella.
A Sakura no parecía molestarle que Naruto terminara en su interior.
Ella estaba sobre Naruto, derrotada sobre su pecho. Respirando de manera agitada al igual que él, había sido una sesión de sexo intensa y estupenda. Sakura acarició el costado de Naruto de manera juguetona, buscaba una muestra de ternura o de cariño por parte del rubio. Buscaba algo más, pero Naruto no se lo dio. No se lo había dado el día anterior, hoy tampoco.
Naruto ya se encontraba en sus pensamientos, había sido una buena sesión de sexo mañanero, pero tenía muchas cosas que hacer y el sol estaba saliendo, debería perder demasiado el tiempo. Notó como la rosada lo acariciaba pero no dio el menor gesto de responder a esta. No le importaba en lo más mínimo.
Aun así, pasaron varios minutos más en esa posición, completamente relajados hasta que los primeros rayos del sol entraron por la ventana. Sakura se incorporó con suavidad, se levantó ligeramente y el miembro del rubio fue liberado. Se quedó en el sofá, buscando fuerzas para levantarse.
Naruto lo tuvo más fácil, se puso en pie y caminó hasta su ropa, colocándose el bóxer y luego el pantalón.
-Naruto… -Habló Sakura con timidez, en voz baja. –Necesito mis bragas.
-No, no las necesitas… -Replicó Naruto con firmeza, ella se mordió el labio, una mezcla entre divertida y contrariada.
-¿Qué pasa si alguien me ve sin ellas? –Preguntó, avergonzada y Naruto elevó una ceja.
-¿Quién podría verte sin bragas en el hospital? – Naruto dejó ver cierta diversión en sus palabras y ella estuvo a punto de replicar pero se detuvo. Naruto le pasó su pantalón junto con el sujetador y la camiseta.
Solo cuando comenzó a vestirse notó el sudor en su cuerpo, estaba completamente sudada luego de aquella sesión de sexo mañanero. Pero no le importó. Sonrió y comenzó a vestirse. Se sentía incomoda al caminar sin bragas, sentía el pantalón rozando su intimidad.
Buscó algo más en el rubio, un beso de despedida, alguna palabra amable que no encontró, no tardó en despedirse de él y salir rápidamente de la casa en dirección al hospital. Esperaba que nadie la hubiera visto huir de la casa del Uzumaki. Aun así, se movía lento, aun necesitaba recuperarse. Pero estaba contenta.
-Bueno, eso no ha estado mal. –Dijo el rubio, soltando un suspiro y preparándose para encarar el día, tenía trabajo que hacer.
-Eso es una forma de decirlo… -Señaló Kurama, divertido.
Naruto no tardó en desayunar y estar listo para empezar su día, se dio una ducha para quitarse sudor del cuerpo y salió. Lo primero que hizo fue presentarse en el viejo recinto Uzumaki, le agradó ver a Tenten allí, dando órdenes a diestra y siniestra a un grupo de personas, se estaban concentrando en limpiar las paredes de la mansión principal.
-Hola Naruto-Kun! –Se acercó la kunoichi, sacudiéndose el polvo de las manos. –Ayer en la tarde vine a continuar revisando el recinto. ¡No me dijiste que tenías un dojo! Las armas están todas oxidadas, pero en cuanto terminemos puedo hacerte precio y surtirte de las mejores armas de Konoha.
-La verdad no sabía que tenía un dojo… -Rió Naruto y terminó por asentir. –No me vendría mal tener un buen surtido de katanas y cuchillas. Aunque quizás debería encontrar una buena sensei para entrenar con armas.
-¿eso es una propuesta? ¡Soy una sensei muy exigente! –Dejó escapar una risa suave, luego volvió a mirar a trabajadores. Luego habló, más para sí misma que para Naruto. –No me vendría mal entrenar un poco, para no perder el toque…
-En cuanto el recinto esté listo, serás más que bienvenida a entrenar aquí. Me gustaría saber qué tipo de entrenamientos realizaba mi clan, que tipo de armas usaban.
-Oh, encontramos un viejo arco de madera allí, y algunas dianas. Quizás se dedicaban al Kyūjutsu.
-Kyūjutsu… -Dejó que la idea entrara en su mente, pero este no resultaba demasiado interesante para él.
"los Uzumaki usaban muy bien los arcos, en especial los imbuidos de chakra."- acotó Kurama en su interior. –"quizás deberías darle un intento."
-Me lo pensaré, por el momento solo pasaba a ver qué tal iban. Cualquier cosa que necesites puedes decirme.
-¡Tenlo claro! En cuanto terminemos iremos a buscarte. Verás que tendrás la mansión más hermosa de toda la aldea.
Tenten volvió a su trabajo, dando órdenes a los hombres que se encontraban allí y Naruto tomó el camino largo hacía el centro de la aldea. Sin darse cuenta, se había topado con una fuente de información importante, el estilo de armas de su familia, esperaba que en los pergaminos que encontró hubiera información al respecto. Debería haberlo revisado el día anterior, pero se entretuvo.
"¿Así que también piensas en darle entrenamientos a la chica? Tenten, parece que puede manejar una buena espada" –la risa de Kurama en su interior empezaba a ser molesta, por desgracia para él, no podía apagarla.
"era la novia de Neji. Además, te recuerdo que sigo con Hinata." –Replicó.
"Lo recuerdo, y también recuerdo como te follaste a la Haruno. Es simplemente sexo, Naruto, disfrútalo. Además, Neji murió. ¿Quieres condenar a Tenten a no tener sexo por el resto de su vida? Eso es tan cruel…" –Las últimas palabras del zorro sonaban a sarcasmo, pero ocultaban cierta verdad en ella. Naruto no dijo nada.
A mitad de camino, se encontró con un perro mensajero que pertenecía a Kakashi, requiriendo su presencia de manera urgente ante esto, Naruto suspiró y usó su jutsu de dios del trueno para aparecerse en la oficina del Hokage, arrancando un pequeño susto por parte del líder de la aldea.
-Aun no me acostumbro a que uses el jutsu de Minato-Sensei. –Soltó un suspiro y se puso en pie. –hablé con el consejo, que planeas restablecer al clan Uzumaki.
-Y… -La emoción asaltó al rubio, las cosas se había movido más rápido de lo que esperaba. Siendo el consejo esperaba que se tomaran meses para aceptar su petición.
-Han aceptado que restablezcas al clan. –Se detuvo un momento. –Pero momentos antes de hacerlo han aprobado una ley que permite la poligamia en casos excepcionales. De manera obligatoria.
El Hokage dejó que las palabras calaran en Naruto, analizó su comportamiento pero este no se movió, no se inmutó al respecto. Solo asintió con suavidad.
-excepcionales como… el único heredero de un clan casi extinto ¿verdad? –Kakashi asintió. –A qué se refiere con "de manera obligatoria"?
-Que para asegurar la reproducción de dicha línea sanguínea debe aceptar como mínimo 5 esposas. En el plazo de dos años de aceptado el clan. O de lo contrario ellos elegirán a los prospectos.
Naruto se dejó caer en la silla frente al escritorio, dejando que aquellas palabras ahondaran en su interior. Dos años para encontrar cinco esposas. No era un plazo demasiado largo, pero no estaba mal. Podía hacerlo. Por el momento solo se le ocurría Hinata, tendría que encontrar al resto.
Naruto y Kakashi compartieron una tenue sonrisa. El consejo había caído como lo planearon.
-Su hambre de poder los vuelve idiotas… -Susurró Naruto. Luego recordó a Sasuke y frunció el ceño. –Clanes casi extintos, como el clan Uchiha. ¿Sasuke tendrá que pasar por lo mismo?
De repente, la sola idea de que Sasuke pudiera tener más de una esposa, como él, lo llenaba de furia. El no merecía más de una esposa, joder, ni siquiera merecía una. Por eso Naruto la había tomado y la tenía a su disposición cuando quisiera. Tendría que asegurarse de que Sasuke no fuera un problema.
Kakashi vaciló, temiendo hablar. Sabía de la íntima amistad que Naruto tenía con Sasuke, pese a que desde su vuelta apenas había intercambiado palabra, pero no quería hablar mal de su amigo frente a él. Sabía que Naruto ya había usado su posición como salvador del mundo para protegerlo de una condena a muerte.
-Bueno… -Kakashi rodeó el escritorio y volvió a tomar asiento en su sillón. –Si bien es verdad que el clan Uchiha es un clan casi extinto, el consejo no está demasiado presente en hacer que Sasuke tenga varios hijos. Primero su red de chakra es inútil y los asesores médicos del consejo no saben si le pasara esa red de chakra destruido a sus hijos. Prefieren esperar a que tenga sus primeros hijos, asegurarse de que este nazca sin problemas y luego, si esos hijos resultan ser ninjas viables, usarlos para reproducir el clan. Por el momento el clan Uchiha tiene muy mal nombre y los viejos no están demasiado interesado en reavivar las rencillas con el resto de aldeas dándole mujeres a Sasuke. El Kumogakure aun pide su cabeza.
-Vaya, no creí que el consejo pudiera tomar una buena decisión ni aunque su vida estuviera en peligro. Pero parece que me equivoque. –Aquellas palabras tomaron desprevenido a Kakashi quien jamás pensó que Naruto podría decir algo así sobre su viejo amigo. Naruto notó su mirada y se encogió de hombro. –Los dos sabemos que Sasuke no es confiable. No lo era con su red de chakra y ahora debe serlo aún menos.
-Sasuke es tu amigo. Lo defendiste en la cumbre de paz, estabas listo para ir la guerra contra el mundo entero cuando intentaron condenarlo a muerte. –Recordó Kakashi. Luego del final de la guerra se pidió la cabeza del último de los Uchiha pero Naruto habló en su favor. Aquella era la única razón por la que este seguía con vida. -¿Qué cambio?
-Todo. Nada. El sigue siendo el mismo de siempre, y yo ya me cansé de protegerlo. Sabes muy bien porque lo defendí en la cumbre de paz.
-Por Sakura…
-Pero hasta ahí llega mi protección hacía él. Es una persona que ha atentado contra la aldea en más de una ocasión, incluso atento contra el mundo. No quiero que muera pero tampoco veo conveniente darle demasiados privilegios… -Naruto inspiró hondo y miró al exterior por la gran ventana de la oficina. Demasiados recuerdos dolorosos.
-jamás creí escuchar esas palabras de tu parte…
-Se vienen muchos cambios… -Naruto volvió a mirarlo y sonrió. Sacudió la cabeza quitando la conversación sobre Sasuke de la mesa. –Entonces… ¿Qué sucederá ahora con el consejo?
-El viernes en la noche habrá una reunión. Te llamaran, te harán firmar el acta de que estableces tu clan en la aldea, y luego te dirán que debes casarte con al menos cinco mujeres debido a la ley secreta que pasaron.
-Que seres despreciables. –Suspiró, negando para sí mismo.
-Sí, seguro la pasaras muy mal. –el sarcasmo en sus palabras sorprendió a Naruto quien rió suavemente. –Recuerdo que uno de los libros de Jiraiya-sama empezaba con algo parecido…
-Bueno, tengo que irme. –Naruto se puso en pie con rapidez y se despidió de su mentor, desapareciendo del lugar tal y como apareció, usando el jutsu del dios del trueno. Lo último que quería era hablar con Kakashi-sensei sobre aquellos libros.
Pasó el resto de la tarde en el campo de entrenamiento, aun debía investigar más sobre cómo funcionaba ese poder oscuro que había usado contra Sasuke, que sirvió para dejarlo sin chakra por el resto de su vida. Y más importante aún, debía asegurarse de como dominarlo, un poder como ese podía ser de extrema utilidad.
Los días comenzaron a pasar con rapidez hasta el día de su encuentro con el consejo de la aldea. Sus sesiones mañaneras con Sakura ya se habían vuelto una rutina, ella llegaba antes de que saliera el sol, entraba en la casa, Naruto comenzaba a dar órdenes y ella las cumplía al pie de la letra. Desde aquella primera sesión mañanera no volvió a usar bragas, no le importaba. Se entregaba por completo a Naruto y este se aseguraba de dejarla completamente satisfecha por el esto del día, disparando carga tras carga en su interior, y ella las aceptaba gustosa.
Luego Sakura se apuraba en ir al hospital, muchas veces sentía como el semen depositado en su interior se pegaba a sus muslos, volviendo la situación incómodamente deliciosa. Aun así, Shizune en más de una ocasión comentó que se le veía más feliz, más viva, más voluntariosa y cumplía su labor como ninja medico a la perfección, con renovada voluntad.
Pero las cosas no habían ido tan bien en casa, Sasuke seguía preguntando por sus salidas temprano de casa en dirección al hospital, pero Sakura lograba convencerlo de que solo hacía su trabajo. Sus noches de búsqueda de satisfacción sexual con su esposo habían disminuido drásticamente, apenas habían tenido sexo dos veces esa semana, y solo porque Sasuke fue quien inició el encuentro. Sakura se dejó llevar, por pena y algo de culpa, pero no era lo mismo, Sasuke no era ni igual de potente ni grande que Naruto, pero lo amaba.
Si bien los encuentros con Sakura resultaban divertidos y servían para drenar un poco su necesidad de sexo constante, Naruto extrañaba a Hinata, habían intercambiado alguna que otra carta por medio de sus sapos pero poco más, Naruto no quería contarle nada sobre lo que estaba haciendo hasta que esta volviera. Sabía que tarde o temprano se enteraría de lo que estaba haciendo y de cómo debería casarse múltiples veces, pero refería esperar a que llegara para contárselo. En cambio, se pasaba la mayor parte del tiempo vigilando que todo saliera bien en el recinto de los Uzumaki y entrenando sus nuevos poderes.
Cuando oscureció aquel viernes y un anbu se presentó en su casa, requiriendo sus servicios en el consejo de la hoja Naruto simplemente asintió, sonrió para sí mismo y se arregló con rapidez. Luego se transportó con rapidez a la entrada. Allí se encontraba Kakashi, esperándolo. Compartieron una sonrisa cómplice durante un instante y avanzaron juntos.
Primero entró Kakashi y acto seguido Naruto. Homura y Koharu aguardaban en silencio sentados en sus sillas, al ver como Naruto entraba intercambiaron una leve mirada que Naruto no pasó por alto, pero no lo hizo notar. Allí también se encontraba Ino, Shikamaru, Choji como representante de sus respectivos clanes. Además de Shibi Aburame como líder de su clan, Tsume Inuzuka por parte de los Inuzuka y algo que sorprendió a Naruto, Konohamaru como líder de los Sarutobi. Este al ver a Naruto corrió hacía él para abrazarlo, había extrañado a su sensei. Quien no parecía demasiado contento era Hiashi, como líder de los Hyuga quien miraba todo con atención, silencioso.
El ambiente era bastante relajado, incluso amistoso. La mayoría de líderes de clanes eran antiguos compañeros de Naruto y el resto conocía muy bien las proezas del rubio. Estaban más que encantado tenerlo en la aldea, formando su clan.
-Será mejor que empecemos, sino se hará muy tarde… -Habló Homura con voz pausada y monótona.
El resto se apuró a tomar asiento. En la habitación solo se encontraba una gran mesa rectangular que ocupaba la mayor parte de la sala, a sus costados se encontraban sillas de espaldar alto, cada una de ellas tenía el símbolo del clan al que representaban. Excepto uno, que pronto llevaría el signo Uzumaki.
Una vez sentados, Naruto notó que en la sala se encontraban vacías varias sillas. Una con el símbolo de los Uchiha y otro con el símbolo de los Senju. Una última que trataba de un sillón con el símbolo de Konoha y debajo de este una balanza, símbolo del gremio civil. Al tratarse de una reunión que involucraba puramente asuntos ninjas no fue llamado.
-Se nos comunicó que deseas tomar potestad del clan Uzumaki, antiguo clan aliado de Konoha y que una vez fue gobernado por Mito Uzumaki, esposa del primer Hokage. ¿Es así? –Fue Koharu quien tomó la palabra. –Naruto Uzumaki, hijo de Kushina Uzumaki. Posees derechos de sangre sobre el apellido, así que estás en tu derecho a tomar control de él, así de como su recinto.
-Así es. –Se limitó a contestar el rubio con calma. Igual de serio que la mujer que hablaba.
-De ser ese el caso, los derechos sobre el recinto se te son dado y tienes permiso para hacer con ellos lo que desees. –Miró a Kakashi quien se encontraba sentado a pocas sillas de él. –Aunque ya se te fue dado sin el debido permiso del consejo.
-Era lo correcto. –Se limitó a responder Kakashi.
-Pero para que seas aceptado como un correcto líder de clan para la aldea el resto de clanes deben votar y aceptar tu solicitud. –Ahora habló Homura, pasó la mirada por el resto de los allí presenté. -¿Alguien se opone al establecimiento del clan Uzumaki como un clan protector de Konoha?
-¡Quien se atreva a oponerse se las verá conmigo, soy el defensor de Naruto-sensei! –Arremetió deprisa Konohamaru, arrancando una risa compartida de varios de los allí presente.
-No creo que nadie se atreva a oponerse ahora. –Respondió, perezoso Shikamaru. –No me opongo.
Y con el primer voto de Shikamaru, el resto de los votos no tardó en caer. En apenas unos minutos Naruto ya había aceptado por el resto de clanes como un líder de clan. Se permitió sonreír y pasar la mirada por cada uno de ellos a medida que daban su voto. Hiashi aceptó de mala gana, su mirada conectó con la de Naruto, era un mensaje velado de que debían hablar. Naruto lo entendió.
Luego, su mirada se encontró con la de Tsume Inuzuka, esta dudó durante un instante y miró de manera maliciosa al rubio, tras eso dio su apoyo.
Todos los votos a favor.
-Bien, el resto de los honorables clanes aceptan a Naruto Uzumaki como líder del clan Uzumaki. –Chasqueó los dedos y un anbu apareció con el pergamino de la aldea frente a Naruto. Naruto firmó. –Con esto, quedas subordinado a las leyes de la aldea. Tanto fiscales como legales, a cambio la aldea ofrece su protección tanto al buen nombre del clan así como a tu progenie. Un ataque exterior al clan significa un ataque a la aldea en su conjunto.
Homura parecía sentir cierto placer al recitar aquellas palabras, a medida que hablaba su sonrisa se extendía y Naruto mantenía su rostro serio. Dio dos golpecitos en la mesa, sellando el acuerdo y un coro de aplausos invadió la sala del consejo.
Un nuevo clan había nacido en Konoha.
Con poco más que hacer, los líderes comenzaron a levantarse para retirarse. Aquello había sido solo una reunión ceremonial. Fue cuando Koharu carraspeó, atrayendo la atención de todos.
-Nos gustaría un conjunto de leyes que fueron aprobadas en la mañana. –aquellas palabras atrajeron la atención de todos.
-¿Un nuevo conjunto de leyes aprobado sin el visto bueno de los clanes? –Fue Shikamaru quien habló, suspicaz.
-Así es, debido a la apremiante situación de la aldea debimos llamar a una reunión extraordinaria para aprobarla. Se les envió un mensajero, ninguno apareció.
-Yo sí. –Intervino Hiashi, serio. Conteniendo la ira.
-Y tomamos tu rechazo en consideración, pero las situaciones desesperadas requieren de medidas desesperadas. –De repente, el murmullo había comenzado a rondar en la sala. –Como bien sabrán, si bien luego de la guerra nos encontramos en una situación de paz y cooperación con el resto de las aldeas. Nosotros fuimos los más perjudicados en lo que respecta a ninjas, perdiendo a gran parte de nuestras fuerzas armadas, muchos ninjas valientes perdieron la vida.
El consejero parecía hablar con sinceridad, pese a tener un discurso ya ensayado.
-Y la situación económica de nuestra aldea no es mucho mejor, poseemos pocos contratos comerciales y las misiones ninjas parecen estar desviándose hacía Sunagakure o Kumogakure en vez de venir a nosotros. Me temó que si las cosas siguen este rumbo nos encontraremos ante un escenario completamente desfavorable para la aldea.
Naruto aguardaba en silencio, esperaba. El resto de clanes escuchaba y no sabía muy bien a donde quería llegar el consejo de ancianos.
-¿De qué se trata el conjunto de leyes que se aprobó? –Shikamaru había vuelto a hablar, impacientándose. Algo le decía que no sería nada bueno.
-Debido a nuestra baja natalidad y al peligro que supone quedarnos sin ninjas en caso de una posible guerra a futuro decidimos aprobar una ley que involucra a los clanes en peligro de extinción. Ahora más que nunca debemos asegurar y proteger el futuro de la aldea así como de sus clanes. No podemos permitir que nuestros clanes perezcan. Por ello hemos decidido que los clanes que se encuentren en esa posición deban tomar múltiples esposas con el objetivo de crear una progenie que logre sobrevivir a lo largo del tiempo. Esta ley es de carácter obligatorio bajo pena de cárcel.
El silencio inundó la sala durante un instante. Luego, los gritos. El trio Ino shika cho fue el primero en actuar.
-¡Eso es una estupidez digna de unos vejestorios! –Estalló Ino, poniéndose en pie.
-No tienen derecho a pasar una ley como esa sin nuestro permiso. –Replicó Shikamaru.
-No pueden meterse en la vida privado de los clanes. –Choji estaba igual de enojado que el resto.
Tsume soltó una leve risita y no dijo nada. Shibi Aburame no emitió sonido alguno y Hiashi se contenía, mirando con odio al consejo. El que peor se lo había llevado fue Konohamaru quien debió ser detenido por Kakashi, pues de lo contrario hubiera saltado sobre el consejo.
Curiosamente, Naruto no reaccionó. Chasqueó la lengua atrayendo la atención de la sala sobre él. Se mantenía serio, con una mirada fija en el consejo de viejos, no parecía haber encajado bien la idea.
-Podrían haberme dicho eso antes de que aceptara firmar…
-Antes no tenías clan y por tanto no tenías derecho a saber las leyes que pasamos o no. Ahora lo tienes. –Replicó Koharu con calma, incluso mostrando una sonrisa falsa hacía Naruto. –Es por el bien de la aldea y de los clanes.
-¿Y si me niego a aceptar…?
-Como dijimos, bajo pena de cárcel y destitución del clan Uzumaki como clan de la aldea.
Naruto apretó los puños, podían notar la furia en su mirada. Los que lo conocían temieron durante un momento que se lanzara sobre los viejos, y si lo hacía ninguno lo detendría. Porque no podían.
-Pena de cárcel… -Repitió Naruto, como si no se lo creyera. -¿Y quién me pondrá las cadenas?
Mostró una sonrisa forzada al consejo, el silencio volvió a invadir la sala. Ni siquiera se trataba de una amenaza velada, simplemente de una respuesta directa. ¿Quién sería el tonto que trataría de meter preso al ninja más poderoso del mundo?
Ambos consejeros se miraron el uno al otro, dubitativos. Los informes nunca habían mencionado que Naruto pudiera ser incontrolable para Konoha. Había respondido bien con el tercer Hokage, con Tsunade, con Kakashi. Pero habían lanzado su amenaza y debían cumplirla pues de lo contrario se verían débiles. Por suerte fue Kakashi quien intervino. Habló con cansancio en su voz, derrotado. Tratando de traer calma a la situación.
-Naruto, ahora eres un líder de clan. Y eso trae privilegios, pero también trae deberes. Tu vida ya no te pertenece a ti, sino al clan que representas, y la aldea. Difiero de los métodos que ha tomado el consejo para aprobar estas leyes, pero no hablan desde el desconocimiento. Nos encontramos en una situación precaria que rápidamente puede tornarse peligrosa. Necesitamos ninjas, soldados, mantener a nuestros clanes vivos.
-Eso no significa que tengan que usarme como un toro reproductor. –Respondió el rubio, poniéndose en pie, encarándose con su antiguo sensei.
-Esta ley no solo aplica para ti, Naruto. –Señaló en dirección a la silla de los Uchiha, vacía. –Tenemos muchos clanes muriendo actualmente y hay que revertir esto.
-Yo lo único que veo es que me han tendido una trampa…
-No es así. Solo estamos velando por el bien de la aldea.
-Podría irme de la aldea… -Amenazó Naruto arrancando un susurro de sorpresa por parte de varios en la sala.
-¡Eso es inaceptable, eres un ninja de Konoha! –Intervino Homura poniendo el grito en el cielo. –Si te vas de la aldea...
-Si te vas de la aldea. –Le cortó Kakashi de golpe. –Ninguno de nosotros podría detenerte. Ni siquiera yo. Pero al hacerlo estarías perjudicando a la aldea, a tus amigos, a todas las personas cercanas a ti…
Naruto pareció meditarlo, al final cayó de nuevo en su silla. Rechinando los dientes.
-No lo acepto. Ya estoy prometido a Hinata…
-¿De verdad? –Preguntó sorprendido Hiashi, él jamás había escuchado de tal propuesta, aunque sabía muy bien de la relación entre su hija y el Uzumaki.
-Bueno… -Naruto lo miró y luego desvió la mirada, avergonzado. –Todavía no se lo pedí pero creo que…
-Y nosotros no buscamos impedir que te cases. –tomó la palabra Koharu, tratando de re encausar la conversación hacía un terreno más amigable. Sabía que Kakashi hablaba con la verdad, nadie podría impedir que Naruto se fuera de la aldea si así lo quisiera. Y Konoha no podía permitirse el perder a un ninja como Naruto. Actualmente era lo único que podía detener un ataque contra la aldea. –Pero… no te obligaremos a casarte con nadie que no quieras. Podrás casarte con quien quieras, solo debes hacerlo al menos cinco veces…
-En un periodo máximo de dos años. –Acotó Homura.
-Dada la situación, debes ver que es la mejor opción posible, Naruto. –apuntó Kakashi.
Naruto se había encogido en la silla, molesto. Buscó a su amigo Shikamaru con la mirada. Este se encogió de hombros.
-Una esposa es un dolor de cabeza, cinco son cinco dolores de cabeza. –Ino lo pateó por debajo de la mesa y el soltó un quejido. –Pero no creo que haya otra opción mejor. A menos que quieras huir de la aldea y volverte un renegado…
-Debieron decírmelo antes de que firmara. –Repitió, enfadado. –Hinata me va a matar… Vale…
Soltó un suspiro cansado y se puso en pie, parecía derrotado. Los consejeros sonrieron victoriosos y la sesión terminó rápidamente. El trio invitó a Naruto a hablar, pero este negó. Necesitaba pensar las cosas que habían pasado y arregló para quedar a cenar un día de la próxima semana.
La luna se alzaba alta en el cielo y Naruto caminaba cabizbajo por las calles de la aldea.
"Vaya, has actuado ese papel como si fueras actor de toda la vida" –Rió Kurama en su interior. Había estado presenciando todo. –"Lo has planeado bien con Kakashi…"
"no me gusta que esos viejos crean que pueden dominarme" –Se enojó Naruto, ver la sonrisa en el rostro de esos ancianos despertaba su ira más primitiva. –"Tengo que hacer algo al respecto."
"Y yo te ayudaré. Pero ahora te estas enfrentando a un caso completamente diferente. El juego de la política, el poder suave. Debes ser cuidadoso y dar golpes certeros. ¿Entendiste el mensaje que te envió Kakashi? ¿Dónde podrías encontrar un aliado? En los clanes a punto de extinguirse?"
"No pienso hacer ningún acuerdo con Sasuke." –Replicó Naruto y escuchó como el zorro gruñía, molesto. –"¿Qué?"
"Los Uchiha y los Uzumaki no son los únicos clanes a punto de extinguirse. ¿Cuál era la silla al lado de la Uchiha? Piensa, usa ese cerebro vacío que tienes."
"La otra silla…" –Y de repente, Naruto abrió los ojos de la sorpresa. "Los Senju. La vieja Tsunade. Ja ja ja, buena suerte haciendo que ella se case. Los matara a golpes."
"Y cuando lo haga, será expulsada de la aldea. Tsunade fue una gran kunoichi en su época, joder, incluso se enfrentó a Madara… pero con el paso del tiempo se vuelve débil. Por suerte los Senju son fértiles hasta muy avanzada edad."
"No hables de ella así"
"Solo digo la verdad." –Suspiró y volvió a su cueva antes de volver a hablar por última vez. –"Te conviene tenerla de tu lado. Quien sabe quizás volverla una de tus esposas."
"Vete a la mierda" –Respondió asqueado ante la insinuación por parte del zorro. El no veía de esa manera a Tsunade.
