Un nuevo día llegó y con este, los anbus comenzaron a despertar lentamente. El encuentro con los lobos gigantes había provocado que los ninjas quedaran completamente exhaustos. Durante este tiempo Naruto se la había pasado vigilando a las inmediaciones. Selló los cadáveres de los otros dos anbus y los envió con un clon a la oficina del Hokage rápidamente. Luego, usando otra serie de clones los envió a distintos puntos de la frontera, usando sus habilidades como sensor para buscar a los posibles ninjas que habían estado atacando la frontera.
Una leve inquietud se apoderó de él. Por un lado no sabía quién era el que estaba atacando a su aldea lo cual enojaba al rubio. Y por el otro lado, la sola idea de un rival competente hacía que sus sentidos despertaran. Le gustaba la idea de medir sus fuerzas contra un oponente digno. Esperaba encontrarse con el invocador de esos lobos nuevamente.
La primera en despertarse fue la anbu mujer, la que había estado al borde de la muerte debido a las garras de uno de los lobos, tenía los intestinos a plena vista y la gran pérdida de sangre había provocado que cayera desmayada. Su compañero había tratado de salvarla pero le fue imposible. De no haber sido por Naruto y el uso de su chakra curativo de Kurama probablemente estaría muerta.
-Uzumaki-sama… -Lentamente, trató de ponerse en pie. Estuvo a punto de caer debido a la falta de equilibro pero logró mantenerse. –Me ha salvado… ¿p…?
Guardó silencio, sin llegar a terminar de completar aquella frase. Naruto centró su mirada en ella, curioso. No había logrado entender sus últimas palabras.
-Nos salvó a todos. –Habló el anbu mayor, de unos cincuenta años y de pelo ya canoso. Era el anbu que estuvo tratando de sanar a la mujer. –Esos lobos nos estaban cazando. Nos hubieran devorado si no aparecía.
El tercer anbu, un hombre más joven que el resto, no debía pasar más de los veinte años, guardaba silencio. Miraba al rubio fijamente. No dijo nada durante un largo rato.
-Pero hablaban. No eran lobos normales… -Señaló con total seriedad.
-Eran invocaciones. Pero no logré detectar a ningún ninja en la zona. –Apuntó Naruto con calma. –Rastree la zona durante estos dos días y no logré encontrar a nadie sospechoso.
-Pero sabían lo que hacían. –Intercedió la anbu, pensativa. –Estaban jugando con nosotros, empezamos a varios kilómetros de aquí y se las arreglaron para atraernos aquí, rodeándonos. Como si fuéramos un pequeño ciervo con el que jugaban.
-Las invocaciones no son animales normales, poseen cierta inteligencia. –Declaró el rubio, igual de pensativo.-Pero ellos no me preocupan, sino su invocador. Si lo hizo no fue en las cercanías.
-¿Por qué alguien atacaría el país del fuego? –Preguntó el más joven de ellos. Incorporándose con lentitud. –Luego de la guerra el país del fuego esta mejor posicionado que ninguno.
-Por eso. –Intervino el anbu mayor. –Están probando nuestra capacidad de reacción. Analizando como respondemos, cuáles son nuestras fuerzas.
-hace tan poco volvimos a la paz… -Declaró con tristeza la mujer. Llevaba el pelo morado suelto, caía por sus hombros de manera salvaje. Se juntó el cabello con ambas manos y lo llevó hacía atrás, formando un moño que fijó con solidez.
-La paz nunca es duradera. –El mayor se puso en pie, realizando movimientos lentos, estirando. –Creo que deberíamos ponernos en marcha. Informar al Hokage cuanto antes. –Se detuvo un momento y miró a Naruto. Realizó una leve inclinación honorable. –Me llamo Soken Katagari ¡Gracias por salvarnos, Uzumaki-sama!
-Ishida Sanrei. ¡Gracias por salvarnos, Uzumaki-sama! –El segundo en reaccionar fue el anbu más joven, se puso en pie y realizó la misma inclinación profunda que el primero.
-Yugao Uzuki. ¡Gracias por salvarnos, Uzumaki-sama! –La tercera realizó la misma inclinación que el resto, Naruto notó cierto reproche en su voz, pero no dijo nada.
-Con Naruto está bien, no hay que ser tan formales… -Rió suavemente, resacándose la nuca y luego sacudió la cabeza. -¿preparados? Nos llevare a los tres con el Hokage en un instante.
Los tres se le quedaron mirando, extrañados. Naruto creó dos clones y cada uno tomó a uno de los hombres. Tres rayos dorados surgieron e instantes después ya no estaban en el bosque, sino en la propia oficina del Hokage.
Kakashi se puso en pie con rapidez al verlos así. Él mismo estaba sorprendido
-¡Hokage-sama! –Los tres se pusieron firmes al instante, alzando la mirada con la seriedad que indicaba encontrarse frente al líder de la aldea y guardaron silencio.
-El resto se lo dejo a ustedes. –Naruto aprovechó el momento para escaparse de la oficina. Sabía que luego tendría que hablar con Kakashi al respecto pero necesitaba dormir.
El segundo día llegó y Sakura nuevamente se encontraba en su cama, acostada en silencio. Esperando. Nuevamente no había sentido el calor dulce de la llamada de Naruto y comenzaba a preocuparse. ¿Por qué ya no la llamaba? El día anterior había pasado por su casa luego de su turno en el hospital, esperando verlo pero no tuvo suerte. La casa de Naruto parecía vacía. Se había acostumbrado con rapidez a esas sesiones de sexo mañanero y necesitaba una nueva, el trabajo la dejaba demasiado agotada y las cosas en casa no estaban muy bien, el placer era lo único que la mantenía funcionando.
Se quedó en silencio, Sasuke dormía a su lado y no quería despertarlo. Pero esto le daba tiempo a pensar con mayor detenimiento en sus últimos días. Si le hubieran preguntado unas semanas atrás si sería capaz de engañar a Sasuke probablemente hubiera golpeado a esa persona hasta mandarlo al otro mundo. Ella amaba profundamente a su esposo y jamás hubiera llegado a pensar en una idea semejante. Pero incluso cuando las noches de orgasmos fallidos y mal sexo pesaban sobre ella jamás hubiera sido capaz de engañar a su esposo. Pero luego, cuando se encontró con Naruto en el hospital, completamente sudado por el entrenamiento, las gotas de sudor recorriendo su cuerpo, el bulto en sus pantalones. Una erección que ella misma había provocado con su cuerpo, de manera voluntaria o no. Le gustó saber que Naruto podía verla de esa forma. Le gustaba la idea de Naruto excitándose por ella.
Luego, cuando fue a confrontarlo a su casa, tratando de llegar a un acuerdo entre ambos y que jamás volvieran a hablar de su encuentro. Nada sucedió como se lo esperó, Naruto no cayó en su treta y la situación se le dio vuelta en un instante. Pronto se encontraba atrapada por las palabras del rubio, y aunque no quería cedió. Los recuerdos de aquella tarde, la forma en que toda su frustración desapareció de un momento a otro solo por Naruto le asustaba.
Desde aquel primer encuentro le habían dicho que se veía más motivada, más atenta. Más viva. Shizune, Ino, los pacientes en el hospital la elogiaban por su recuperada vitalidad. Y era una vitalidad que pendía de un solo hilo: Naruto.
Esto le asustaba mucho. ¿Qué pasaría si Naruto dejaba de llamarla? Podía ir ella a buscarlo, pero por como actuaba el rubio últimamente sabía que no terminaría bien para ella.
Era pasado el mediodía cuando Naruto despertó. Eso era lo malo de tener tanta energía, apenas necesitaba dormir para estar completamente recuperado. Movió su cuello de un lado a otro, provocando un ligero crujido y se puso en pie.
Tras una corta ducha pensó en llamar a Sakura, una buena sesión de sexo no le vendría mal para divertirse pero se detuvo. Ahora que sabía que su aroma quedaba impregnado en Sakura sabía que cualquier podía olerlo en ella. Tsume y los Inuzuka serían un problema. ¿Pero quién más? ¿Quedaba rastro de su chakra en su cuerpo? ¿Los Aburame? ¿Los consejeros? Si estos sabían que Naruto se estaba acostando con la esposa de su mejor amigo podían usarlo como un instrumento para extorsionarlos. ¿Y entonces qué?
Los mataría.
La taza de café que tenía en sus manos se detuvo a medio camino de su boca. Otra vez aquel pensamiento. ¿Por qué estaba pensando en eso cada vez más? Otra vez los pensamientos asesinos rondaban su mente con una peligrosidad nunca antes vista. Y se formaban en su mente de manera natural, de la misma forma en que pensaría en comer ramen. ¿Algún efecto secundario de su unión con Kurama?
Negó para sí mismo y volvió a tomar los pergaminos familiares que estuvo inspeccionando antes de irse de la aldea. Se sorprendió al ver la cantidad de sellos que su familia había creado, muchos habían sido usado por el resto del mundo ninja una vez destruyeron el país del remolino, pero los más interesantes y poderosos se encontraban a buen resguardo. Incluso debió cortarse y manchar el pergamino con su sangre para volverlo legibles pues poseían un contra jutsu que impedía la visión para ojos ajenos a los Uzumaki.
Tomó nota de cada uno de ellos, encontró algunos que podían serle sumamente útiles para lo que deparaba su futuro y luego volvió a sellarlos dentro de un solo pergamino que puso a buen cuidado. Aplicando su propio sellado de sangre.
-¿Lograste encontrar algún chakra enemigo? –Preguntó Kakashi con seriedad. Naruto estaba frente a él, sentado con el mismo rostro serio. Él negó. -¿Un invocador que sea capaz de mandar a sus criaturas tan lejos de él? Eso no es extraño, pero que pueda controlarlas de esa forma…
-Revise la zona de punta a punta, deben de haber estado a docenas, tal vez cientos de kilómetros de distancia. –Señaló Naruto. El ocultaba su interés en el caso, los lobos habían logrado enfrentarse a él. Quería conocer a quien había sido capaz de sellar un contrato de sangre con unas criaturas como esas. –Su invocador debe ser alguien de bien nivel.
-Lobos… Nunca había oído hablar de invocaciones de lobos como esas. –Se quedó pensativo durante un momento. –Los Inuzuka podrían saber algo… ¿Qué?
-Nada. –Naruto se había puesto tenso ante la mención de los Inuzuka. No quería volver a reunirse con ninguno de ellos en el momento cercano, pero reconocía que eran los más indicados para hablar del tema. –Tsume me ofreció a Hana como esposa.
-Vaya… Tsume jamás ha sido el tipo de persona que se ande con vueltas. Sabe lo que quiere y va a por ello. Una alianza contigo sin dudas sería beneficiosa para su clan. No están en las mejores condiciones últimamente. –Dejó escapar de manera pensativa. -¿Aceptaras?
-No tengo muchas opciones. –Apuntó Naruto, y estuvo a punto de golpearse por lo idiota que había sido. Demasiada información.
-Las tienes. Pero Hana es una buena kunoichi, sería una buena esposa. –Dijo el Hokage sin más.
Kakashi no sabía de su encuentro con Tsume, de cómo esta le había extorsionado para casarse con su hija a punta de espada. La mujer poseía información sobre él. El tipo de información que podía arruinar su vida.
Asintió con lentitud y decidió cambiar el enfoque de la conversación, no le agradaba demasiado hablar de ello. Tras unos breves minutos más, Naruto se despidió de su mentor y partió rumbo a las afueras de la aldea, quería estirar un poco, relajar su mente. Ahora tenía una pieza de información sobre los Inuzuka. Al parecer no estaban en las condiciones más óptimas pero no sabía muy bien a que se refería, debía encontrar más piezas del rompecabezas antes de poder dar vuelta la situación y ponerla a su favor.
¿Pero cómo? No podía enviar un clon a espiarlos, no tardarían en olerlo y eso echaría todo a perder. Podía enviar a un sapo a infiltrarse, pero con la cantidad de perros que había allí podría terminar la cosa muy mal para la pequeña invocación.
Los días comenzaron a pasar con tranquilidad nuevamente y Naruto pasaba sus días moviéndose por la aldea, vigilando el trabajo en el recinto Uzumaki. Aún faltaba algo de tiempo para que estuviera completamente arreglada pero le agradó saber que iban bien encaminados. Tenten parecía saber sobre su trabajo y tenía a los trabajadores bien cortos por lo que estos no podían permitirse fallar. Le sorprendió un poco la cantidad de hombres que entraban y salían de la propiedad Uzumaki en esos momentos, algunos con herramientas para limpiar, otro con tablones de madera, otros con equipos para limpiar el polvo, quitar las manchas de humedad de las paredes. Por un momento creyó que la mitad de la aldea estaba allí. Pero eso estaba bien, mejor para él. Aunque sin duda sus fondos familiares serían drenados.
Extrañaba sus sesiones mañaneras con Sakura, pero quería dejar pasar el tiempo necesitaba librarse primero de los Inuzuka y sus sentidos mejorados. Algo que pudiera eliminar cualquier sospecha de él.
El resto del día se encargaba de patrullar el país del fuego, a él solo le tomaba apenas unas horas recorrer el país de una punta a la otra con rapidez, asegurándose de que no hubiera ningún enemigo en las cercanías. Aunque en verdad lo que quería era encontrar a esos lobos y sus invocadores, quería una pelea divertida.
Pero estos no aparecían por ningún lugar.
Cerca de la frontera, terminó encontrando un tranquilo pueblo pesquero que recientemente trataba de abrir sus puertas al turismo. Un casino pequeño tomaba el centro del pueblo, al lado de este, un bar. Entró en el mismo y pidió algo sencillo para beber. Había usado un jutsu para disfrazar su apariencia y así poder escuchar a escondidas. Esperaba poder encontrar algo de información en el mismo, algo que le fuera útil. La búsqueda de aquellos ninjas se estaba volviendo un callejón sin salidas y esto comenzaba a molestar al rubio.
No obstante, logró escuchar a un grupo de navegantes que provenían del país del agua, las cosas no estaban yendo demasiado bien por esa zona. El comercio se les dificultaba debido a la zona y a los propios piratas. Además, el cambio de mando, no estaba siendo del todo amigable. Naruto no sabía que la Mizukage estuviera dejando su puesto. ¿Quién la reemplazaría? El mundo parecía esforzarse en volver a la guerra nuevamente.
El rumor de un nuevo grupo de espadachines sangrientos atrajo su atención. En el pasado habían sido grandes ninjas, pudo ver al capacidad de los mismos cuando algunos de ellos fueron revividos durante la guerra. ¿Cómo serían los nuevos? Sin dudas tendría que hablar con Kakashi al respectó. Una guerra civil en las fronteras de la aldea no sería para nada bueno.
El tiempo pasó, bebió un poco más y paseó por el pueblo. Parecía un buen lugar, tranquilo sin miradas indiscretas. Durante un momento pensó en transportarse junto a Hinata, tenía un sello puesto en las cercanías de Sunagakure y enseguida podría estar a su lado, pero sabía que hacerlo probablemente terminaría con ellos hablando de la formación del clan y todo lo que esto conllevaba. Asunto que prefería evitar.
Entró en un pequeño hotel y habló con la recepcionista, dudó durante un instante y terminó alquilando una habitación para todo el mes.
El martes en la mañana Naruto entró caminando tranquilamente al hospital. Sonrió a la recepcionista y tras unas cortas palabras con la misma continuó su camino. Había entrado con la excusa de realizarse un chequeo médico en su brazo reconstruido. Se había vuelto más precavido desde su encuentro con Tsume.
Sakura logró verlo a la distancia y se quedó paralizada. Volvía a ver a Naruto y nada menos que en el hospital. ¿Pero qué hacía ahí? ¿Acaso pensaba tomarla en el hospital? ¡No! Eso no podía ser, allí podían verlos. Más aun, seguramente la oirían, no podía dejar que eso sucediera. No hay… pero la idea de volver a sentirlo en su interior había despertado y no parecía querer apagarse.
Naruto se acercó a ella y sonrió de manera amistosa, inocente.
-Sakura-chan ¿Cómo has estado? –Caminó hasta ella y se detuvo a una distancia segura, manteniendo aquella imagen de cordialidad entre ambos. -¿Has visto a Shizune-Neechan por aquí? Me gustaría que me revisara el brazo.
-Na…Naruto-kun. –Inspiró hondo. Llevó la carpeta medica que tenía en sus manos hacía su pecho.-Puedo revisarte si quieres.
-Está bien. –Naruto se dejó guiar hasta una sala médica sin ningún paciente en su interior y entró tranquilamente en ella. Observó como Sakura se prestaba para cerrar la puerta. –Déjala abierta.
Sakura se quedó congelada en el lugar. ¿Dejar la puerta abierta? Pero si alguien pasaba podía verlos y… No, no podía llegar tan lejos, podía perderlo todo. Se dio la vuelta para encararse a Naruto, este ya se encontraba sentado en la camilla.
-Solo vengo por una revisión médica. Nada más. –Naruto se arremango la camiseta y dejó el brazo completamente expuesto. Sakura dudó durante un momento se acercó a él. –Adelante.
-No… no me has llamado… -Dijo muy bajito, avergonzada. Casi como un reproche al tiempo que comenzaba a revisar el brazo.
-Estuve ocupado últimamente. –Mencionó con tranquilidad. La rosada lo miró, buscando alguna especie de complicidad, de palabra afectuosa, una disculpa por no haberla llamado, pero no encontró nada.
-Ino me dijo que ahora tienes un clan...
-¿Hablas mucho con Ino?
-Es mi mejor amiga, nos juntamos anoche para hablar. Sai no está siendo muy amable con ella… -Se quejó Sakura, pareció relajarse, ahora que Naruto había dejado en claro que no buscaba nada más con ella allí pudo relajarse. Aunque sintió la frustración ascender en su cuerpo.
-Sai nunca fue muy amable con nadie. –Intervino el rubio. Las palabras de la mujer no terminaron de agradarle.
-¡Pues será mejor que empiece a tratarla bien o tendré que darle una paliza para que aprenda! –sonrió con más confianza, y Naruto compartió su sonrisa durante un instante. Un destello fugaz del Naruto que había conocido. –Ella tiene que casarse pronto, ahora es la líder de los Yamanaka y no puede perder el tiempo con un tonto.
-En eso estamos de acuerdo. –El rubio sonrió travieso, Sakura quedó completamente congelada en el lugar, con sus manos imbuidas en chakra sobre su brazo. –Tranquila, todavía no recibí una solicitud matrimonial por su parte.
-¿Lo… Lo harías? ¿Te casarías con Ino?
-Bromeaba, Sakura. Era una broma. –Sacudió la cabeza, quitando la idea de la conversación y volvió a recuperar su rostro prudente. -¿Pero tú no le has dicho nada de…?
-¡Claro que no! –Reaccionó de golpe la mujer, sacudiendo el brazo del hombre y dando un paso atrás. Se dio cuenta de que había elevado la voz y volvió a contenerse. –Si Ino-cerda lo sabe enseguida lo sabrá la mitad del mundo. Si hasta se cuentan cosas con Temari-san y Kurotsuchi-san.
-Vale, solo quería estar seguro.
-¿Tú le has dicho a alguien?- El miedo se aferró a su corazón, contuvo el aliento.
-Claro que no.
Logró tranquilizarse, miró al rubio durante unos segundos, este movió el brazo, curioso.
-Sigue igual que siempre… -Se quedó dubitativa. La sola idea de que alguien pudiera saber de sus encuentros provocaba un miedo horrible en su interior. No quería perder a Sasuke. Pero necesitaba un nuevo encuentro pronto.-Quizás podríamos…
-Gracias, Sakura-chan. –el rubio se puso en pie y terminó dando pequeños giros con su brazo, quitando la tensión en él. –Creo que será mejor que me vaya.
-Oh… sí. –De nuevo Naruto volvía a evadirla. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué ahora actuaba así con ella? ¿Se había aburrido de ella? –Cuando lo necesites. –Y no hablaba solo de los exámenes médicos.
Naruto avanzó hasta la puerta, a mitad de camino quedó al lado de Sakura quien lo miró expectante. El rubio se deleitó con aquella visión, podía ver el hambre en sus ojos. Y era consciente de que el mismo sentía lo mismo, pero ahora más que nunca debía ser cauteloso.
-Sakura. –El apelativo cariñoso ya no estaba en su nombre, la rosada se tensó y aguardó en silencio. Naruto desvió la mirada hacía la puerta. –Asegúrate de inventarte algo para este sábado y domingo. Di que estarás fuera de la aldea.
-¿Fu…Fuera? –Lo miró. Guardó silencio, dos días enteros. Era muy arriesgado. Pero a la vez lo necesitaba. –Podría decir que saldré a ayudar uno de los poblados cercanos…
-Es una buena idea, sí. Servirá. –Naruto movió el brazo hacía ella, posándolo sobre su trasero y acariciándolo lentamente. Sakura sintió el fuego encenderse dentro de ella, la necesidad, frustración y deseo se fusionaron en su interior. Pero la puerta aún estaba abierta, si alguien pasaba por ahí. Miró hacía ella. -¿Y recuerdas lo que dije, ninguna parte está fuera de los límites? Planeó tomar lo que me pertenece.
Y con aquellas palabras, su mano ascendió por su trasero, posándose entre sus nalgas. El mensaje estaba claro. Retiró la mano y salió de allí, dejando a Sakura completamente sola en la sala. La sola idea de Naruto abriéndose paso en su trasero provocaba emociones variadas en ella. Nunca lo había hecho por ahí, si aceptaba Naruto sería la primera persona en tomarla, sería entregarle una pequeña parte de ella. Pero a la vez, Naruto era demasiado grande no sabía cómo podían terminar las cosas.
Naruto no tardó en salir de la aldea rumbo a los campos de entrenamiento, notaba algo raro. Sus sentidos no tardaron en detectar una presencia anómala siguiendo y esto solo sirvió para despertar su paranoia. ¿Lo había visto con Sakura? ¿Había escuchado? Gruñó y aceleró el paso y se adentró en el campo de entrenamiento, profundizó dentro del mismo asegurándose de quedar en un lugar completamente apartado y se detuvo. Su seguidor hizo lo mismo. No se movió.
De pronto, Naruto explotó en una nube de humo. Su perseguidor se alarmó, retrocedió un paso y chocó contra el rubio a su espalda. Naruto inmovilizó sus brazos con rapidez y la obligó a arrodillarse en el suelo. Esta soltó un quejido de dolor y Naruto se detuvo.
-¿Por qué me sigues? –Un anbu siguiéndolo no podía significar nada bueno. ¿Era una enviada del consejo para buscar algo contra él?
-¡Ay! –Se retorció, tratando de liberarse del agarre. Durante un primer instante trató de usar su chakra para sustituirse pero le fue imposible. Naruto sabía muy bien lo que hacía. –Solo… Solo quería hablar. ¡Lo juro!
-Si querías hablar solo debías acercarte a mí, pero en cambio me seguiste, Uzuki-san. Seguirme no es una buena idea… ¿Qué quieres? Te salve la vida, pero no tengo problemas en quitártela si estás aquí para espiarme.
-agh ¿Por qué lo hizo…? –Preguntó con un quejido de dolor, Naruto había forzado su agarre y ahora prácticamente tenía el rostro en el suelo, completamente inmovilizada.
-¿Por qué hice qué?
-¡salvarme! ¿Por qué lo hizo? Yo no se lo pedí.
La pregunta tomó por sorpresa al rubio, aflojó ligeramente el agarre durante un momento. ¿Qué clase de pregunta estúpida era esa? Se contuvo, no sabía cuál era la táctica de la mujer pero no serviría para hacer que bajara la guardia. La última vez que lo hizo Tsume logró extorsionarlo.
-Porque eres una ninja de la aldea. Estabas muriendo y te salvé. No tenías que pedírmelo. –replicó el rubio. -¿Estas con el consejo? Y responde cuidadosamente, porque si creo que me mientes te romperé los brazos.
-¡Yo no respondo a esos viejos! Solo al Hokage. –Se retorció. –No tenías derecho a salvarme.
-¿Me estás diciendo que no debí salvarte? –Si aquello resultaba una táctica para hacerle bajar la guardia estaba funcionando.
-No tenías derecho… -repitió. –Soy una anbu de Konoha se a lo que me arriesgo si fallo, no tenías por qué salvarme.
-Y yo también soy un ninja de la aldea, si veo que un compañero de mi aldea está muriendo haré todo lo que este en mi poder para evitarlo.
-¡y eso hará que te mueras! –De pronto, su voz se volvió agresiva durante un instante. Naruto la miró curioso. Y luego la liberó. Quería ver a donde iba la conversación. –No puedes salvarlos a todos.
-Es verdad. –recapacitó el rubio. La observó mientras se masajeaba las muñecas y se ponía en pie encarándose al rubio. –Pero salvare a todos los que pueda. Y nadie podrá impedírmelo.
-Eres un tonto.
-Ok…
"¿Qué le pasa a esta tipa?" –Kurama habló en su interior y él se preguntó lo mismo.
¿Qué le pasaba esta mujer? Así no es como debería responder alguien a quien le salvó la vida. No solamente no parecía agradecida, sino enojada con él.
-Si no respondes al consejo. ¿Kakashi-sensei te envió a espiarme?
-¡Nadie me envió a espiarte! –bufó, cruzándose de brazos. –Solo vine a hablar, pero parece que fue una mala idea.
-Solo porque me seguías. Si te hubieras acercado tranquilamente no habría pasado nada. ¿De eso querías hablar? ¿Del porque te salve? ¿Hubieras preferido que no lo haga?
-Era mi decisión si vivir o morir allí, no tuya. Me has quitado ese derecho a elegir. –respiró hondo. Su mirada posada en el rubio, analizándolo. ¿Por qué la había salvado?
-Puede que sea así, pero fue mi decisión salvarte, no dejarte morir. Eres la primer persona que conozco que se enoja por ser salvada. ¿Por qué querías morir?
-Yo… ¡Eso no es de tu incumbencia! – la pregunta no le gustó nada. No tenía por qué contarle nada.
-¿Por qué querías morir? –Naruto no se inmutó y continuó presionando. Ahora le había picado la curiosidad.
-¡no tengo porque responderte! –Elevó el tono de voz. Naruto la miraba fijamente y esto no le gustó nada. Se sentía juzgada. –La próxima vez no lo hagas.
-¿La próxima vez? ¿Planeas dejarte morir de nuevo? – Naruto la observaba. ¿Qué sabía de ella? Aparte de que era una anbu de Konoha.
-Es mi trabajo como ninja, morir por la aldea.
-No, tu trabajo como ninja en velar por la seguridad de la aldea y su prosperidad. No dejarte morir por ella. –el rubio replicó con furia. Estaba comenzando a odiar a los mártires. –Y mi deber como ninja es ayudar a todo compañero de la aldea que pueda.
Yugao lo observó detenidamente, ese tono de voz, ese deseo de ayudar a toda la aldea, de siempre estar para otras personas. Le recordaba demasiado a Hayate y esto no le gustaba.
-Las personas como tu terminan muertas.
-No planeó morir en un futuro cercano. –El rubio mostró una débil sonrisa, casi divertida. Se había enfrentado a miles de peligros y aún seguía allí, vivo. –Y me gustaría que tú tampoco murieras.
-Ppp..¿Por qué? –La sinceridad en el rubio logró sorprenderla. Era la última cosa que esperaba escuchar en esos momentos.
-Porque creo que mereces vivir. Después de todo el dolor que hay en el mundo, toda la muerte… no quisiera que tú murieras. Apenas te conozco, pero al igual que yo eres un ninja de esta aldea.
El rubio se encogió de hombros, había decidido creer en la historia de la mujer, que no había estado espiándolo, que solo quería hablar. La paranoia empezaba a cubrir cada centímetro de su vida. Y esto no era bueno.
-Eres un tonto idealista.
-Es la segunda vez que me llamas tonto. –Se quejó el rubio. –Eres una espía demasiado rara.
-¡Que no estoy aquí para espiarte! –Gruñó la mujer con enojo. –Ya no me dedico al espionaje.
-Perdona, últimamente todos están detrás de mí por algo. Y ya me empieza a cansar.
-¿Por qué? –Naruto la miró fijamente y luego tocó el emblema de su clan en la camiseta. –Oh… que mal.
-En fin. Si en algún momento quieres hablar más de tus pensamientos de muerte, búscame. Podemos hablar de ello, pero no me sigas. No me gusta.
-¿Y tú sabes mucho de la muerte? –Preguntó con un deje burlón la mujer.
-Más de lo que crees. –El rubio suspiró y elevó la mirada al cielo. Pronto anochecería. -¿Yugao-chan, verdad? Un placer conocerte, por favor no mueras.
La mujer se lo quedó mirando, completamente descolocada. ¿Qué clase de persona era el ninja frente a ella? Arrugó la nariz y desapareció en una nube de humo. Con suerte el rubio no alcanzaría a ver el rojo en sus mejillas.
Naruto suspiró, la paranoia casi la hacía matar a una persona inocente.
"tonto idealista" -Se burló Kurama.
"Tengo que averiguar si puedo cambiar tu celda por una más chica."
"Púdrete"
Naruto volvió a reunirse con Kakashi al final del día. Debido a su labor buscando a los lobos terminó encontrándose con información sobre Kirigakure que creía le podía servir al Hokage. Este soltó un suspiro y se dio vuelta en su silla, perdiendo la mirada en la distancia.
-A pesar de que hace tan poco logramos la paz. –Se dio la vuelta para encararse a Naruto. –Si deponen a Mei-san el escenario podría tornarse escabroso demasiado rápido. Lo último que necesitamos es que La Niebla vuelva a sus viejas andanzas.
-¿Quieres que vaya allí? Podría ayudarla a lidiar con sus opositores. –Sugirió el rubio, Kakashi negó. –Si te apareces por ahí para ayudarla podrían llegar a pensar que Konoha busca hacerse con el control de su aldea. Y sospecho que el resto de aldeas también pensaran algo parecido. Aun teniéndote a ti si el resto de las aldeas consideran que estamos expandiéndonos podrían unirse. Sería una nueva guerra mundial a las puertas.
-¿Entonces solo podemos quedarnos sentados y esperar? –Inquirió molesto. La sola idea de una guerra a las puertas de la aldea no le hacía gracia. No cuando él había ganado una y ahora podía verse envuelto en una nuevamente.
-Nuestra principal prioridad es cerrar el acuerdo comercial con Sunagakure. Tenemos planeado una ruta de comercio que una a ambas aldeas. Nuestros territorios aun es fértil y podemos comerciar alimentos, el dinero nos vendría bien. La construcción de un tren entre ambas aldeas debe ser nuestra prioridad. –Kakashi soltó un suspiro. –Por desgracia eso es costoso y la aldea no está para ese tipo de gasto actualmente…
"Los clanes podrían invertir" –Aportó Kurama. Naruto se lo comunicó al Hokage.
-¿Con un impuesto? No creo que ese sea una buena idea, los clanes quedaron maltrechos luego de la guerra y no creo que puedan dar mucho más.
-No un impuesto, sino una inversión. Que aporten voluntariamente y que se queden con un porcentaje de las ganancias. –Respondió el rubio. Kakashi se le quedó mirando, pensativo. Lo maceró durante varios minutos antes de asentir.
-No es una mala idea. Podría servir. Me sigues sorprendiendo Naruto, no pensé que tuvieras cabeza para los asuntos de estados.
-Eh, que yo también tengo mis ideas para mejorar Konoha. –Replicó el rubio. Ofendido.
"pero si te he dado la idea yo, imbécil."
-Presentaré la idea en la próxima reunión del consejo. No creo que ninguno se oponga.
-Así nos aseguramos una ruta a Sunagakure y su alianza… ¿Y respectó a las otras aldeas? ¿Tienes noticias de Iwagakure y Kumogakure? –Inquirió Naruto con preocupación.
-Kumogakure le va bien económicamente, siempre le ha ido bien. Iwagakure, no lo sabemos. Luego de la guerra se ha cerrado y no sale mucha información de ella. –Los ojos del Hokage analizaron a Naruto con atención. –Te estas preocupando mucho por asuntos de la aldea últimamente.
-Seré Hokage en cuanto dejes el puesto. Me voy preparando. –Bromeó, luego asintió ligeramente. –No me gustaría volver a otra guerra y que la aldea salga dañada como la última vez. Contra Pain, quiero evitarlo a cualquier costo.
-Aunque hayas ganado la guerra no podrás hacer todo tú solo, Naruto. Mi trabajo es proteger a la aldea.
-Lo sé, solo que… -Suspiró, era complicado de explicar. Por suerte, Kakashi se puso en pie, la máscara cubría su rostro pero Naruto pudo ver una sonrisa tras esta.
-Lo entiendo, se nos ocurrirá algo.
El ambiente en la aldea de la niebla era tenso, la situación luego de la guerra pareció mejorar durante un tiempo, pero esta no tardó en recaer a su estado normal, y luego, fue a peor. Kirigakure siempre había sido una nación bastante aislada pues se trataba de una isla alejada del resto del mundo y si bien esto le protegía de ataques externos, no así de los internos. Luego de volver a su posición como Mizukage Mei Terumi se había esforzado en lograr la paz dentro de su aldea, pero la guerra había despertado el hambre de los piratas que rondaban el país del agua, volviéndolos más duros a la hora de atacar a los barcos mercantes que llegaban a la aldea, lo cual provocaba que la comida importada escaseara lo cual suponía un gran problema para toda la población, pronto los barcos comenzaron a escasear y solo los más atrevidos se atrevían a comerciar con ellos. Sin embargo, los problemas no acaban ahí pues la falta de comida había vuelto a despertar las rencillas entre los clanes que quedaban y los ninjas de a pie.
De nuevo Mei notaba un odio creciente hacía los ninjas que portaban un Kekei Genkai, culpándolos de la guerra, de la falta de comida. Los civiles y los comerciantes no hacían más que alimentar el odio hacía estos, incluso hasta el punto de negarles la comida. En más de una ocasión había tenido que enviar a sus anbus para interceder en favor de estos, lo que no había servido para granjearle el favor del pueblo.
Con el asaltó de los piratas a los barcos mercantes había ninjas que presionaban por una acción mucho más drástica, más agresiva con respecto a estos, lo que solo había servido para revivir la fantasías de grandeza de los más belicosos, buscando reconstruir a los espadachines de la niebla sangrienta.
Sangrienta, era una palabra que había comenzado a rondar entre los ninjas, debían volver a esa vieja época de grandeza, así dejarían de ser atacados por los piratas, el resto de aldeas volvería a mirarlas con temor y respeto.
-Mizukage-sama. –Chōjūrō entró por la puerta con la mirada dubitativa. Sabía que era el portador de malas noticias. –Los piratas han vuelto a atacar uno de los barcos mercantes. Se han quedado con todo el trigo.
-¡Maldita sea! Envíe a los anbus a lidiar con ellos. ¿Es que no han hecho su trabajo? –Mei golpeó su escritorio con ambos puños, provocando rajaduras en él. Estaba cansada de los piratas.
-fueron, lograron capturar un barco. Pero no pudieron encontrar más. De alguna forma están camuflando los barcos, incluso a plena luz del día. –El jonin miro los informes que recibió de los anbus, buscando una hoja en concreto y se la pasó a la mujer. –Algún tipo de jutsu de ocultación que no lograron superar.
-¿ni siquiera ellos pudieron…? –Mei guardó silencio durante un momento. – ¿Qué tipo de piratas tienen ese tipo de poder?
-Los que capturamos están siendo interrogados en este momento pero no parecían fuera de lo ordinario…
-Y aun así, tienen técnicas de ocultación superiores a nosotros. –Remarcó la Mizukage con enfado. –Alguien debe de haberle proporcionado esos jutsus.
-¿Una aldea enemiga? –Chōjūrō tomó asiento y el miedo lo asaltó, la sola idea de un ataque provocaba un miedo increíble en él, la aldea no podría resistir un ataque extranjero. Dudaba de poder resistir un ataque interno. -¿Konoha?
-No… Kakashi Hatake es taimado, pero él no haría algo como esto, no es su impronta… ¿Kumogakure?
-Eran nuestros principales socios comerciales, no creo que atacar sus propios barcos sea una buena idea, ellos pierden dinero.
-Si quieren debilitarnos si… podrían estar tratando de mermar nuestras fuerzas para un futuro ataque. –La Mizukage miró las rajaduras en el escritorio que había hecho. Se mordió el labio con furia. –Deberé ir yo misma a rastrear esos piratas. Hay que ponerles fin cuanto antes.
El sábado se le hizo una espera casi infinita a Sakura quien contaba los días para que ese día llegara, desde que había probado aquella primera vez con Naruto el deseo se había implantado en ella y desde entonces no se fue. Y cuando Naruto cortó las sesiones mañaneras de un día para él otro comenzó a despertarse todas las mañanas y quedarse acostada, mirando el techo ansiando la llamada que nunca llegaba. Había tratado de saciar su hambre con Sasuke, su esposo, pero no podía. Este apenas duraba unos cortos minutos antes de caer rendido en sus movimientos, ni siquiera se había sentido cerca del orgasmo en ninguna de las ocasiones.
Y ahora Naruto le pedía que apartara dos días exclusivamente para él, para una sesión que duraría más de unas pocas horas de la mañana. Más aun, había dejado entrever que tomaría su culo, algo que jamás había hecho antes, que nunca hubiera pensado hacer con Sasuke, pero que ahora Naruto se lo reclamaba. Y si bien tenía algo de miedo de sentirlo en su interior, también lo anhelaba, era una parte de ella que aún se conservaba virgen y dárselo a Naruto sería darle un pedazo de ella. A él le gustaría. Naruto sabría que le entregaría su primera vez.
Por ello, inventó que ese fin de semana tendría que ir a una aldea vecina a realizar tareas médicas, ordenadas por el Hokage y que no estaría durante dos días. Sabía que se arriesgaba a usar el nombre del Hokage de esa manera, si Sasuke iba a él y le preguntaba sabría que estaba mintiendo, pero su esposo y el Hokage no habían acabado en buenos términos por lo cual era poco probable. Aún no había amanecido cuando sintió el llamado.
Su pecho ardió de deseo y se puso en pie con rapidez, tenía la pequeña mochila con ropa y equipamiento médico que llevaría, para mantener su tapadera y se despidió de su esposo. Sasuke la miró triste, él se quedaría solo en esa vieja mansión durante todo ese tiempo.
-Veo que no has tardado nada en llegar. Así me gusta, putita. –Naruto se acercó a ella. Sakura había dado un rodeo, saliendo de la aldea. De alguna forma la marca en su cuerpo le había dado la indicación de donde estaba el rubio y su cuerpo se movió hasta ahí, pese a que no conocía la dirección.
-Naruto… -Susurró Sakura, algo en la forma denigrante en que Naruto la llamaba provocaba un creciente fuego en su interior. Le gustaba y le asustaba. La mujer se acercó a él, buscando sus labios en un beso de saludo. Sus labios se conectaron y la rosada se entregó a sus labios, un beso cargado de pasión agresiva y necesidad. Naruto la necesitaba, podía sentirlo en aquel beso. –Donde… ¿Dónde iremos?
-Oh, pensaba tomarte aquí mismo, en medio del bosque. Donde cualquiera puede vernos. –Observó la cara de pánico de la mujer y soltó una risa suave, apenas un momento. –Bromeo, ven. Iremos a un lugar más privado.
Antes de que pudiera protestar, el hombre volvió a besarla y sus manos descendieron desde su cintura a su culo, masajeándolo con apremio, catándolo. Sintiendo lo que estaba a punto de ser suyo. Sakura lo rodeó con sus brazos e intensificó el beso, entregándose por completo a él.
La mujer sintió un pequeño tirón sorpresivo, y trató de alejarse del rubio, pero cuando miró alrededor estaban en una habitación cerrada, privada.
-¿Naruto…? ¿Dónde…? ¿Cómo?
-Estamos en una pequeña aldea costera que encontré hace poco. Reserve una habitación para la ocasión. Sobre el cómo, puedo usar el jutsu del dios del rayo. –Naruto se encogió de hombros separándose de ellas. Había escogido una buena habitación bastante buena, amplia y con una cama acorde para la ocasión. Lo que más le gustó fue el espejo de cuerpo entero, se le ocurrían algunas ideas.
-No sabía que podías hacer eso… -Se quedó maravillada, era la misma técnica que usaba el cuarto Hokage, sabía que solo dos personas lo habían dominado. Y ahora Naruto era tercera. -¿Cuándo…?
-Hace unos meses. –Explicó simplemente, se volteó a verla y Sakura sintió la presión en su mirada. La estaba desnudando con la mirada. Sintió el calor en su interior creciendo, y el miedo. Ahora era cuando Naruto la tomaría por primera vez. –La ropa, putita, quítatela.
-Naruto… po…podríamos…
-Primero la blusa. –Le cortó Naruto. Se había sentado al borde de la cama dejando a Sakura en medio de la habitación. La mirada del rubio no le dio fuerzas para replicar y obedeció, quitándose la blusa. No llevaba nada debajo por lo que Naruto tuvo plena visión de sus pechos en cuanto estuvieron libres, subían y bajaban suavemente con su respiración. Un deleite para la vista sin dudas. –Ahora el pantalón, ya no lo vas a necesitar.
Aquellas palabras arañaron su interior con furia y actuó con rapidez, quitándose el pantalón y dejándolo a un lado. Tal y como Naruto le había ordenado hacía semanas atrás, ya no llevaba bragas. Él le ordenó acercarse con un simple movimiento de su mano y ella obedeció, quedando a pocos centímetros del rubio. Naruto la repasó con la mirada, devorando su cuerpo con la mirada. Desde que había recibido el chantaje de Tsume se tuvo que contener, pero ahora podía dar rienda suelta a su lujuria.
Sakura bajó la mirada, observándolo, ansiosa. Lo necesitaba en su interior, para ella misma había pasado demasiado tiempo sin sentirlo, sin ser capaz de dejarse llevar por la pasión y ahora sería suya durante todo el fin de semana. El rubio estiró la mano y la posó sobre su vientre, acariciando la suave piel de la mujer. Sintió las lenguas de fuego iniciar allí donde el posaba sus dedos y se extendían por el resto de su cuerpo, quería más.
Naruto disfrutó de la suavidad de su piel, dilatando el tiempo antes de avanzar, pudo notar como Sakura comenzaba a respirar con más fuerza. Sonrió y descendió lentamente, hasta su intimidad, dejó su mano ahí y Sakura suspiró con fuerza.
-Naruto… por favor. –Rogó en un susurro. Llevó ambas manos a la del rubio, instándolo a ir más profundo.
-Las manos detrás del cuerpo, putita. –Ordenó, imperioso. Ella lo miró, mordiéndose el labio y llevó ambas manos a la espalda, sacando pecho. Naruto comenzó a mover su mano, acariciando su intimidad lentamente, muy lentamente.
Sakura había separado más las piernas, dejando que el rubio tuviera pleno acceso a su intimidad y echó la cabeza atrás, se mordía el labio tratando de contener sus gemidos pero cada vez se le hacía más difícil, el rubio sabía muy bien lo que estaba haciendo e iba intensificando las caricias de a poco. Por fin luego de tantos días podía entregarse al placer.
-¡Ahhh! –Naruto introdujo el dedo índice y anular en su interior, penetrándola con sus dedos al tiempo que su pulgar acariciaba su clítoris, provocando ráfagas de puro placer en su interior. No estaba siendo amoroso, podía sentir la propia pasión del hombre tomándola de esa forma y le encantaba. -¡SI!
Las piernas de la rosada perdieron sus fuerzas al momento en que un duro orgasmo atravesaba su cuerpo, descargando oleadas enteras de placer que comenzaban en su intimidad y rápidamente se esparcían por todo su cuerpo. Soltó un gemido más intenso al tiempo que perdía el equilibro y estuvo a punto de caer. Naruto la sostuvo y la acomodo sobre la cama, boca arriba.
-Eres una putita muy golosa, ¿verdad? –pronunció el rubio en su oído, no había tardado en colocarse sobre ella y asaltar sus pechos con sus labios, besándolos y dando pequeños mordisquitos en sus pezones. Dando chupetones más intensos que seguro dejarían marcas. Ella pensó en protestar, pero no le desagradó la idea.
-Si… Naruto… -la mujer había llevado sus manos a la cabeza del rubio, enredando sus dedos en su cabello y presionándolo contra sus pechos, dejando que la devorase.
-Dilo. –Ordenó Naruto, jugueteando con su pezón, arrancando un gemido más intenso de la mujer. –Dilo.
-…Soy una putita golosa. –Susurró Sakura, poniéndose roja ante aquellas palabras. No era la primera vez que Naruto la llamaba así, pero llamarse a sí misma de esa forma aun le daba vergüenza.
-Lo eres. –Susurró el rubio con voz ronca, cargada de deseo. Y ella lo notó, provocando que el ansia de tenerlo creciera. Y Naruto no perdió el tiempo, el mismo se desprendió de su ropa y con su falo completamente erecto, lo acercó a la intimidad de la mujer, rozándola lentamente. -¿Lo quieres?
-Por favor, si… dámelo. Por favor, te necesito. –Sus brazos se habían enredado en el rubio, aprisionándolo y acercándolo a ella. Lo necesitaba como pocas cosas había necesitado nunca.
La sonrisa del rubio se amplió, se acomodó entre sus piernas y dejó ir de un solo movimiento, invadiendo su intimidad sin contenerse. Sakura soltó un gritito de sorpresa y sus piernas rodearon al rubio. Por fin luego de tanto tiempo volvía a sentirlo en su interior, tomándola, reclamándola como suya. Haciéndola sentir mujer.
El rubio contuvo un gruñido ronco al sentir como su miembro era atrapado por la húmeda intimidad de la mujer. La miró y ella lo contemplaba con anhelo. Comenzó a retirarse lentamente, una vez estaba casi por completo fuera, volvió a hundirse profundamente en ella, en una dura embestida, tomando intensos gemidos por parte de la mujer.
Por fin luego de una larga semana podía tomar lo que le pertenecía y no tardó en aumentar la intensidad de sus embestidas, Sakura se había aferrada a él pero Naruto no la dejó, sin detener sus embestidas tomó sus manos, llevándolas por encima de su cabeza e inmovilizándola por las muñecas. Ella trató de quejarse entre gemidos pero le fue imposible, Naruto no perdió el tiempo y asaltó su cuello besándolo y dejando su marca en ella.
-¡Naruto! –Gritó Sakura en un gemido más intenso, arqueó su espalda cuando sintió las oleadas de placer invadirla nuevamente.
-¡ah! –El propio Naruto dio un último embiste en su interior con más ímpetu y sintió como el placer abordaba su cuerpo, explotando su interior, invadiendo la intimidad de la mujer con su semen. Respiró agitadamente y Sakura lo miró. Había vuelto a sentirse tan bien…
Aunque la guerra terminó y el perdió su red de chakra, Sasuke jamás dejó de entrenar. Aun le costaba acostumbrarse a ese brazo protésico que llevaba, si bien era totalmente igual a su brazo anterior, seguía notándolo raro.
Con su vieja chokuto se había dedicado a entrenar el arte del Kenjutsu en el viejo dojo de su familia, aunque esto no servía demasiado, sin su capacidad para usar chakra no importaba cuanto entrenara, no era más que un civil sin poder. Si llegaba a ser atacado por un ninja no tendría oportunidad de salir vivo del combate, incluso un gennin podría abatirlo. Y esto era una idea que aterrorizaba al moreno, sabía que la única razón por la que nadie lo había matado hasta el momento era porque Naruto habló en su defensa durante las conferencias de paz. La única razón por el que resto de las aldeas no lo mataban eran porque Naruto lo protegía.
Su viejo amigo, aquel contra el que tuvo su pelea final. Desde que habló en su defensa no habían vuelto a hablar, una parte de Sasuke no quería verlo, lo culpaba de lo que había pasado, de su red de chakra destruida. Pero también era la única persona dentro de la aldea que le hablaba.
Había tratado en más de una ocasión de volver a juntarse con los viejos compañeros de la academia, pero estos simplemente le daban largas, los entendía. El resto de la aldea simplemente no quería relacionarse con él, un ex terrorista. Pensó durante un tiempo en irse y formar su familia en otro lado, pero sabía que sin la protección de la aldea y de Naruto, su vida no estaría segura.
El Uchiha respiraba de manera agitada con la espada en su mano, había estado entrenando durante toda la mañana, estaba completamente empapado de sudor. Clavó la espada en el suelo.
-Veo que no ha perdido el interés en el entrenamiento, Uchiha-san. –Dijo a modo de saludo Homura, el viejo consejero acercándose a él.
-Homu… Mitokado-sama. –El Uchiha se vio obligado a morderse la lengua y tratar con respeto al hombre, sabía que al igual que Danzo eran culpables del exterminio de su clan. Le hubiera gustado matarlo también, pero ahora ya era imposible. Pese a su avanzada edad seguía siendo un ninja. -¿A que debo su visita?
-Solo pasaba a ver como estaba, para asegurarme de que todo estuviera en orden. -Al anciano no se le pasó por alto el tono de voz el Uchiha, y a este la amenaza velada en sus palabras. -¿Cómo se encuentra?
-Estoy bien, podría estar mejor. –el moreno, reacio a hablar más de la cuenta, caminó hasta una pequeña mesita donde tenía una jarra con agua fría, se sirvió un vaso y miró al hombre. -¿Gusta?
-Oh, no. Estoy bien, pero muchas gracias. –El hombre no esperó invitación y tomó asiento en uno de los banquillos del dojo. –Es bueno verlo en forma, Uchiha-san. Lo necesitara para el futuro.
-¿Me está amenazando, Mitokado-sama? –Sasuke dejó ver una sonrisa, ocultando el pánico que recorrió su cuerpo.
-Oh, para nada. Más bien al contrario. –El consejero sonrió de manera taimada, y negó. –No sé si ha estado prestando atención a las últimas resoluciones del consejo.
-¿La ley de poligamia? –Sasuke sonrió incrédulo, había un poco de burla en su mirada. -¿Viene a ofrecerme más esposas? Creo que estoy bien con la única que tengo por el momento. Aunque estaría mejor si dejaran de enviarla a misiones medicas fuera de la aldea.
-¿Misiones medicas fuera de la aldea? Lo siento pero no tengo información sobre eso. –Homura lo miró inquisitivamente, luego continuó con el tema en cuestión. –Pero no, no es esa la razón por la que vine aquí. Y me temo que en lo que respecta a la aldea, usted no tendrá más esposas por el momento. Ni siquiera debería haber tenido una en un primer momento, era un terrorista. Toda la aldea lo odia.
-lo sé… -El propio Uchiha tomó asiento y miró al hombre con duda.
-Pero con la restauración del clan Uzumaki la vieja llama de la antigua Konoha vuelve a renacer, los clanes que antes se creían perdidos vuelven a renacer. Vuelven a tomar injerencia en el consejo de la hoja. –el hombre hablaba tranquilamente, dejando caer aquellas palabras como cuentagotas en la conversación y Sasuke atendía a ellas, cada vez con más interés. –El clan Uchiha, junto con los Senju son nuestros fundadores, no tenerlos en el consejo es un golpe a nuestra historia.
-Si me está ofreciendo un puesto en el consejo.
-Oh, no. –Se adelantó el hombre, cortando a Sasuke y provocando que este lo mirara con odio durante un segundo. –Eso es imposible, con el daño que usted le ha hecho no solamente a esta aldea, al mundo entero. Sería imposible tratar de restaurar la vieja posición de los Uchiha… al menos, por el momento. En el futuro, cuando el mundo se haya olvidado de sus crímenes y la aldea haya suavizado su descontento contigo, quien sabe.
-¿Qué es lo que me está proponiendo? –Inquirió el Uchiha con cautela.
-Con el descontento y el crimen azotando la aldea, el consejo de la hoja planea reinstaurar la vieja policía. Organismo que históricamente fue dirigido por los Uchiha. Obviamente no podríamos ponerte al mando de la misma, pero ocuparías un lugar importante en la misma. El crimen está aumentando rápidamente y sin duda los aldeanos mirarían con buenos ojos a alguien que les trae seguridad. Un ex renegado que ahora se entrega completamente a la aldea de una familia que siempre trajo orden a la aldea. No cabe duda que hay una historia que contar allí.
-Ya no tengo red de chakra, no puedo combatir. –El consejero lo sabía, le estaba ofreciendo aquel puesto solo para burlarse de él. Y eso no le gustaba.
-No necesita combatir. Usted ha demostrado una prodigiosa inteligencia en el pasado, sabe dirigir equipo, coordinarlos. Si hace bien su trabajo, la gente olvidara rápidamente su posición en la guerra. Y quien sabe, en unos años podrías tener tu propio puesto en el consejo. –El consejero miró al cielo, ya era mediodía. Suspiró y comenzó a ponerse en pie. –Piénselo.
El consejero se fue de allí, dejando a Sasuke solo de nuevo. Las ideas habían comenzado a formarse en su mente con rapidez. Una posición en la hoja, volver a restaurar el honor de su clan. Volver a la vieja gloria familiar.
Tenía mucho en que pensar.
-¡Si si si siiiiiiiiiii! –Gritó Sakura, tenía la mirada perdida en el techo de la habitación mientras cabalgaba intensamente el miembro del rubio, clavándoselo en su interior por voluntad propia. Escuchó como Naruto gruñía de placer y se aferraba a su culo con ambas manos, sintió los disparos de semen en su interior, llenándola de nuevo. Y fue lo único que necesitó para perderse ella misma en el mar de placer que resultaban aquellas sesiones de sexo intensas con el rubio. Cayó pesadamente sobre el pecho del hombre, respirando agitadamente.
Naruto fue el primero en recuperar el aliento y no tardó en apartarla, dejándola sobre la cama boca abajo, se puso en pie. Caminó hasta la mesilla en donde se encontraba una jarra de agua y se sirvió un vaso, se acercó a la ventana y miró hacia abajo, estaban en el último piso del hotel y nadie podía verlo allí.
Su respiración se había normalizado y ahora pensaba en como proseguir. La había tomado durante todo la mañana, calmando la pasión intensa que se había acumulado en su interior a lo largo de las semanas. Una sensación que nunca había estado allí hasta hacía poco tiempo, y que ahora cada vez crecía más en su interior. Y Naruto no tenía intención de detenerla.
-Naruto… ¿En qué piensas? –Sakura se acomodó en la cama, sin alcanzar a levantarse colocó la cabeza sobre la almohada y observaba la espalda desnuda y trabajada del rubio.
-En nada. –Negó suavemente y dejó el vaso de nuevo en su lugar. Se acercó a Sakura y la observó detenidamente, se encontraba boca abajo y con las piernas ligeramente abiertas. De su intimidad goteaba un ligero hilo de su semen, manchando las sabanas de la cama.
Naruto deslizó su mano hacía sus muslos, acariciándolos con suavidad, sintiendo la porcelana textura de su piel entre sus dedos y fue ascendiendo hasta tu trasero. Sakura se puso tensa de inmediato, anticipando lo que estaba a punto de venir.
-Na…Naruto… Yo nunca… -Dudó, poniéndose roja ante semejante confesión. –Yo nunca lo hice por ahí.
-Entonces hoy será tu primera vez. –Sonrió, y acercó el índice al ano de la rosada, jugando con él. –Y si te portas bien, no será la última.
Naruto cada vez hablaba con más arrogancia y picardía, algo que ella jamás pensó que vería en Naruto, pero tampoco pensó en acostarse con el estando ya casada. Muchas cosas estaban pasando por la mente de la rosada, pero la principal era que estaba a punto de entregarle algo tan personal e íntimo a Naruto que ni siquiera se lo había entregado a Sasuke.
Separó ligeramente las piernas y Naruto continuó jugando con su ano. El rubio se estiró hasta la mesita de luz al lado de la cama y abrió un cajón, tomando un potecito de lubricante. Sakura lo miró.
-Te dije que había reservado la habitación de antemano. –Sonrió y Sakura compartió su sonrisa, acomodándose para él. Naruto colocó un poco de lubricante en la entrada de su ano y Sakura sintió un escalofríos recorrer su cuerpo cuando el líquido frio tocó su cuerpo. Contrajo las nalgas durante un momento antes de relajarse. Naruto continuó recorriendo la orilla de su ano con la punta del dedo índice. Luego, poco a poco, fue introduciendo el dedo en su interior. Apenas la primera falange del índice.
Sakura emitió un ligero quejido y sus manos se aferraron a las sabanas, pero no dijo nada. Podía sentir como su interior apretaba aquella falange invasora. El rubio aguardó durante unos segundos y luego continuó con la segunda falange. Unos segundos más y por último, la tercera falange. Ahora tenía el dedo por completo en su interior y Sakura soltaba pequeños suspiros. Una mezcla entre suaves quejidos y gemidos que se anticipaban al deseo.
Lentamente, comenzó a retirar el dedo, liberando el interior de la mujer. Podía sentir como esta se aferraba a su dedo. Comenzó a entrar de nuevo en ella. Iba poco a poco amoldando el interior de su culo para lo que estaba a punto de venir. Los gemidos de la rosada se intensificaron lentamente y Naruto supo que debía continuar, introdujo el dedo medio y el índice en su ano y continuó con la penetración.
Todo su interior ardía, quería tomarla cuanto antes, reclamar su culo como suyo y poseerla, pero debía ser paciente, era consciente de que si la tomaba sin la correcta lubricación y dilatación terminaría por provocarle un desgarro.
-¿Estas lista, putita? –Susurró Naruto acercando su rostro a ella, notó como tenía los ojos llorosos pero en ningún momento se había quejado. En cambio, le sonrió a Naruto.
-Si… lo estoy. Tómame. –le rogó.
Aquellas palabras pusieron a cien al rubio quien retiró sus dedos de su interior y se colocó a su espalda. La tomó desde la cintura y la obligó a ponerse en cuatro sobre la cama. Sakura ya sabía cómo a Naruto le gustaba tomarla por lo que aferró a las sabanas con más fuerza y con el rostro de lado sobre la cama, bajando ligeramente la mirada para poder ver al hombre a detrás de ella. Notó como el miembro de Naruto estaba completamente erecto y era por ella. Sonrió satisfecha y aguardó.
Pero una última punzada de miedo invadió su cuerpo cuando sintió la cabeza del falo en la punta de su ano. Era mucho más grueso que los dos dedos que había sentido en su interior. Abrió la boca para decir algo y se detuvo, dudosa. Pero se contuvo.
Naruto jugó con su miembro en la entrada de la rosada y tras unos segundos, presionó un poco más. Introduciendo lentamente la cabeza en su interior.
-Ay…. –Gimió Sakura. Sus manos se aferraron a las sabanas y ella giró el rostro, enterrándolo en la cama. Naruto se quedó quieto. Dejando que su interior se amoldara a su miembro. Podía sentir la estreches de su ano apretándolo, instándolo a continuar. Y así lo hizo. Continuó su camino poco a poco, introduciendo cada centímetro de su miembro dentro de Sakura hasta que estuvo por completo en su interior. Ella soltaba ligeros quejidos que se veían amortiguados debido a que tenía el rostro oculto en la cama.
-Ah… -Soltó un gruñido ronco al sentirse preso de Sakura y su interior. Ahora que estaba por completo en su interior se inclinó sobre ella y dio varios besos cortos en su nuca y espalda.
Se quedó quieto durante varios minutos, dejando que Sakura se sintiera cómoda con él en su interior y solo cuando ella asintió Naruto comenzó a moverse.
-Ay… si… sigue. –Susurró Sakura entre quejidos. Le dolía, pero a la vez le gustaba. Era una dulce mezcla que despertaba sus más bajos instintos y quería siguiera. Naruto actuó en consecuencia y comenzó a moverse lentamente. Saliendo de su interior casi por completo para luego entrar por completo en su interior. –Así…
Naruto la tomó con firmeza de la cintura y continuó con el suave vaivén de sus caderas, clavándose profundamente en su interior y ayudándose del agarre en su cadera para asegurarse de entrar por completo en ella.
-Más… -El dócil pedido de Sakura terminó por volverlo loco. Naruto se dejó llevar y aumentó la intensidad de sus embestidas tomándola con dureza, hundiéndose en su interior con cada movimiento. Podía sentir como las paredes del ano se aferraban a su miembro, reclamándolo. Pidiendo más y Naruto estaba contento con dárselo. Descargó un duro azote sobre su trasero. – ¡Ay!
Pero Naruto no se detuvo continuó dando duras embestidas en su interior a la vez que intercalaba azotes en su trasero. Podía sentir como todo su cuerpo ardía en deseo, la lujuria lo consumía y él no tenía problemas en dejarse consumir por ella.
-Ah, eres tan estrecha, putita. Me encanta. –gimió roncamente el rubio en su oído. Y endureció las embestidas lo que tomó más quejidos de placer por parte de la mujer.
Con cada nueva embestida, Sakura apretaba los labios tratando de contener sus gemidos pero le era imposible y solo podía entregarse por completo al placer, podía sentir sus ojos aguados debido al placentero dolor pero no le importaba. El placer recorría todo su cuerpo y estaba a punto de perder la cabeza. Arqueó su espalda al sentir el nirvana acercarse a ella.
-¡Naruto!
Naruto dio una última embestida y se clavó en su interior al momento en que sintió que el placer era incontenible, de nuevo había llegado al orgasmo y disparaba su carga en el interior de la mujer. Se detuvo, completamente quieto al momento en que sentía el último disparo en su interior. Jadeaba con fuerza agitado.
Sakura perdió la fuerza de sus piernas y cayó débilmente en la cama, Naruto la siguió sin salir de su interior. Podía sentir su miembro palpitando su interior. Naruto colocó una mano sobre la cama para sostenerse.
-Naruto… -Sakura debió parpadear varias veces para quitarse las lágrimas de sus ojos y poder ver a Naruto, este se fijó en ella, atento. –Gr…Gracias…
-¿Por qué? –Preguntó el rubio, sorprendido por aquellas palabras.
-por… por esto. Lo necesitaba. –Susurró la rosada débilmente, luego de haberse entregado por completo al rubio ya no podía sentir ningún tipo de vergüenza en esos momentos, solo sentía agradecimiento y entrega.
-Oh, no hay problema. Mientras seas una putita buena estaré ahí para satisfacerte. –Susurró el rubio, dando pequeños besitos en su cuello. –Pero tú también debes satisfacerme a mí…
Y colocando ambas manos sobre la cama, a los lados de la mujer, comenzó a moverse nuevamente, penetrándola. Sakura, acostada completamente boca abajo, separó ligeramente las piernas, dándole más acceso a su interior y cerró los ojos. Entregándose al placer.
-¡Naruto! –El sol ya se ponía en el horizonte cuando Naruto volvió a acabar en su interior. Sakura se aferró a él rodeándolo con sus piernas a la altura de la cintura y sus brazos rodeaban al rubio, apresándolo contra ella. Ella misma se dejó llevar nuevamente por el placer cuando sintió los disparos de semen invadiendo su ano. Quedó completamente rendida en la cama.
Naruto se acomodó a su lado, agotado y retirándose con lentitud del interior de la mujer, el semen comenzó a gotear en la cama en cuanto estuvo liberada de aquel miembro. Habían estado casi todo el día entregados al placer y Naruto no parecía perder sus reservas de energías. Miró a Sakura, ella si parecía necesitar un descanso.
-¿Por qué no te das una ducha? Pediré algo para comer. –Sugirió Naruto, la rosada asintió suavemente sin despegar la cabeza de la almohada y estiró una mano hacía el pecho del rubio, tocándolo con delicadeza.
-¿me acompañaras…?
-Eres insaciable. –rió levemente el rubio. –Quizás después.
Sakura soltó un quejido de protesta y se puso en pie lentamente. De inmediato sintió como el semen del rubio comenzaba su lento recorrido hacia abajo, por sus muslos. Entró al baño y cerró la puerta tras ella. Naruto se movió hasta el telefonillo y llamó al servicio, pidiendo algo de comer.
Sakura pasó varios minutos en el baño, limpiándose y dejando que el agua caliente relajara su cuerpo. Se limpió a consciencia aunque debió reprimir una queja cuando sintió el agua caliente en su culo, lo tenía demasiado sensible debido a las embestidas del rubio. Se secó con una toalla y pensó en colocarse una de las batas para taparse, pero se lo pensó mejor y la dejó en el lugar. A Naruto le gustaba verla desnuda. Abrió la puerta del baño y salió.
-¡Ay, perdón! –Sakura volvió a meterse con rapidez dentro del baño y cerró la puerta con un sonoro portazo. En la habitación, se encontraba un joven cambiando las sabanas de la cama que al ver a la mujer completamente desnuda se puso completamente rojo.
-Lo siento por eso, ella es un poco tímida. –Se disculpó Naruto con una suave risa. Y dejó que el joven continuara con su labor mientras él estaba sentado en una de las sillas. Cortando un trozo de fruta y comía.
-No…no se preocupe, señor. –el joven terminó de arreglar la cama y colocar sabanas limpias y se apuró a salir. Transcurrieron varios minutos y solo cuando no escuchó más ruido en la habitación, Sakura salió.
-¡Podrías haberme avisado! –Se quejó ella. –Ese tipo me vio…
-Aquí nadie nos conoce. Me aseguré de eso. Para él no eras más que una mujer muy hermosa que tuvo la suerte de ver. –Le aseguró el rubio, pero ella no quedó convencida.
-Si alguien nos reconoce…
-Nadie sabe quiénes somos. –aseguró nuevamente Naruto, cortó otro trozo de la manzana y se la llevó a la boca, masticó y tragó antes de volver a hablar. –Come, todavía no termine contigo.
Sakura se le quedó viendo con cierta duda. Solo faltaba que una sola persona supiera que ella y Naruto estaban teniendo ese tipo de encuentros para que toda su vida se viera arruinada. Pero Naruto le había asegurado de que eso no pasaría. Había decidido volver a confiar en él.
-Así que una mujer muy hermosa… -Dijo Sakura, mostrando una sonrisa traviesa y acercándose al rubio, estirando una mano hacía él y tocando su rostro. Naruto correspondió el gesto soltando la fruta y colocando una mano en su cintura, ascendió con lentitud por su espalda, dejando una huella de anhelo por donde pasaba. Se colocó detrás de su nuca y enredó sus dedos en los cabellos rosados de la mujer, sujetándola con firmeza.
-Come. –Ordenó. Tiró de ella y la obligó a sentarse en su pierna. Él había vuelto a ponerse un pantalón y ella podía sentir la aspereza del pantalón sobre su intimidad. El rubio pasó su otra mano por su abdomen y la sostuvo. Admiró la espalda de la mujer y comenzó a recorrerlo con sus labios, dejando cortos besos allí por donde pasaba. Sakura comenzó a suspirar nuevamente. –No volveré a repetirme.
Y ella obedeció con algo de lentitud y torpeza tomó la fruta y comenzó a comer con cierta dificultad, los besos del rubio así como sus caricias hacían de esta una tarea titánica.
Sakura apenas comió, pero no le importó, volvía a necesitar a Naruto y este estaba más que dispuesto a complacerla. No tardaron en volver a la cama, ahora completamente arreglada, el rubio se quitó los pantalones con rapidez y se acostó boca arriba. La rosada, sin despegarse de él, se sentó a horcajadas sobre el rubio y usando su mano dirigió el falo nuevamente erecto del hombre hasta su intimidad, hundiéndose profundamente en él. Soltó un suave gemido de placer al volver a sentir su intimidad invadida nuevamente. Ya se había acostumbrado a esa sensación y no podía vivir sin ella. Comenzó a moverse con prontitud, hacía atrás y hacía adelante, asegurándose de que el miembro del hombre se hundiera en su interior.
Por su parte el rubio al sentir la húmeda cavidad de la mujer atrapándolo soltó un suspiro de placer. Sus manos se aferraron con fuerza al culo de Sakura y su boca atrapó sus pechos, besándolos y chupando de ellos, dejando sendos chupetones en los mismos que solo servían para arrancar intensos gemidos de la fémina.
Sakura rodeó su nuca con ambos brazos y lo apresó entre sus pechos, dejando que el hombre hiciera con su cuerpo lo que deseara, estaba completamente entregada al placer y nada le importaba más que quedar satisfecha.
Durante más de una hora continuó cabalgando al rubio sin detenerse, entregándose por completo al placer y a las subsecuentes oleadas de intensos orgasmos que le seguían. Hasta que el ultimo, más intenso que el resto provocó que arqueara su espalda y soltara un grito de placer inmenso antes de caer rendida sobre el hombre.
Pero Naruto no estaba satisfecho aun. Tomándola del culo con firmeza se acomodó y se puso en pie, con su miembro aun clavado en ella. Sakura chilló asustada y por instinto rodeó al rubio con sus piernas, apretándose contra él. Sus brazos atraparon al rubio y sus dedos se enredaron en la cabellera rubia del hombre.
-Te dije que estaríamos aquí todo el fin de semana, putita. Aun no termine contigo. –Y aferrándose a su culo, la alzó levemente para dejarla caer nuevamente sobre su miembro.
-¡AAAA!-Gimió con más intensidad. Su propio peso estaba ayudando al rubio a clavarla con dureza y ella se dejó hacer, dejando llevar por el sube y baja que producía Naruto con aquel movimiento. Tiró de sus cabellos para poder verlo a la cara y cuando el rubio la miró lo besó con pasión y necesidad, uniéndose a él también en un profundo beso. -¿¡ah?! ¡¿Qué es eso?!
Sakura se movió alarmada. Había sentido unas manos ajenas a las del rubio en su cintura y el terror se apoderó de ella. ¿Quién más estaba ahí? Al girarse, notó un clon de Naruto a su espalda, también desnudo y completamente erecto. Este, a su espalda, acercó la punta de su miembro al ano de la mujer. Esta trató de resistirse pero cuando ascendió el miembro que se encontraba en su coño se lo impidió.
-Naruto… dos a la vez, no. Por favor. –Rogó Sakura, temerosa. Mientras tanto, el clon continuaba con las caricias en la espalda de la rosada, besándola su cuello y provocando gemidos involuntarios en ella. Seguía jugando con su miembro en la entrada de su ano.
-¿Por qué no? –Inquirió con malicia el Naruto original, deteniendo el asalto sobre sus pechos para mirarla.
-Los dos… me voy a volver loca. –Reconoció con algo de vergüenza. La sola idea de tener a dos Naruto en su interior podía volverla loca. Dos Naruto para llenarla.
-Putita. –Dijo Naruto, y sonrió. –Eso es lo que quiero.
Y antes de que ella pudiera protestar, la bajó con fuerza. Tanto su coño como su ano fueron llenados por completo y Sakura gritó, inundada por el goce. Se aferró con más fuerza al Naruto original mientras esta la alzaba y la dejaba caer de nuevo. Empalándola con dureza en aquellos dos miembros que la llenaban completamente.
-¡SIIIII!
La noche llegó y Naruto siguió tomándola por ambos agujeros al mismo tiempo sin detenerse ni un solo momento. Sakura se perdía en intensos orgasmos que recorrían su cuerpo como llamaradas del fuego que buscaban calmar el placer que sentía pero esta calma no llegaba. Naruto a su voz llegó en más de una ocasión al orgasmo, llenando el interior de la mujer con su semen, pero esto no servía para calmarlo. En un momento de la noche pasaron de nuevo a la cama, con el Naruto original acostado boca arriba y Sakura sobre él, con el clon penetrándola con dureza.
-Nar…Naruto. –Susurró Sakura entre gemidos intensos.
-Usa esa boca para algo útil, putita. –Sakura alcanzó a ver a un nuevo clon de pie en la cama, la tomó de la cabeza y hundió su miembro en la boca de la mujer, comenzando a follarsela con dureza. Y ella lo recibió encantada.
El primer día llegó y se fue. Y lo mismo pasó con el segundo, ya era la noche del domingo cuando Naruto por fin dejó escapar su último disparo de semen en su interior. Los clones desaparecieron y Sakura cayó completamente agotada sobre Naruto. Este respiraba con dificultad, pero se encontraba en una mejor posición que ella.
Sakura no tardó en quedarse dormida sobre él y Naruto poco tiempo después, aun con su miembro en su interior. Había dado rienda suelta a su lujuria por todo un fin de semana y era justo lo que necesitaba.
-Naruto… -susurró Sakura débilmente, acariciando el costado del rubio. Había sido la primera en despertarse. Aun no amanecía pero no faltaba mucho y debían volver a la aldea.
-Dime… -Abrió los ojos para verla. En mitad de la noche ella se había liberado de su miembro pero estaba acostada a su lado, pegando sus pechos al costado del rubio.
-Hay… hay que irnos. –Dijo. Y Naruto notó cierta tristeza en su voz. Eso le gustó. –Ya es lunes.
-Lo sé…
Sakura fue la primera en levantarse y meterse en la ducha. Unos minutos después, Naruto la siguió. Se colocó a su espalda y mientras el agua caía sobre ambos, la obligó a separar las piernas ligeramente, rozó su intimidad con la punta de su miembro. Ella suspiró y se pegó más a él.
Naruto entró por completo en su interior y comenzó a moverse lentamente, de manera calmada. El agua dulcemente caliente servía para despertarlos, pero no para calmar su deseo. Unos minutos después, Naruto volvía a dejarse llevar por el placer y acabar en su interior.
Sakura volvió a limpiarse una vez más antes de salir de la ducha y secarse. Al salir a la habitación pasó frente al espejo y se quedó quieta, mirándose.
A lo largo de los dos días, había sentido la dureza de Naruto al tomarla, pero ahora veía los efectos de esta dureza. Tenía el cuello y los pechos completamente marcados por los chupetones del rubio, así como algunas pequeñas marcas de mordidas allí donde él se había dejado llevar por el placer. Su trasero se encontraba completamente rojo debido a los azotes y sus muslos poseían ligeros rasguños de sus manos.
Naruto apareció a su espalda y rodeó su cintura con un brazo, atrayéndola hacia ella y besando su cuello. La miró a través del espejo.
-Es una lástima que debas quitarte estas marcas. Me gustas más así, completamente marcada por mí. –Susurró el rubio en su oído. Ella sintió el deseo de complacerlo en su interior, pero sabía que no era posible. No podía volver a Konoha con esas marcas por todo su cuerpo. Ya no solo sería Sasuke quien la descubriría, sería toda Konoha. –Quizás algún día.
Y aquella promesa incierta se hundió en ella.
Sakura se despegó de él con pesadumbre y comenzó a vestirse. Debió usar la ropa que había guardado en su mochila para vestirse y una vez terminó tocó su frente. El chakra curativo la cubrió con rapidez y las marcas que habían estado ahí, ahora desaparecían con rapidez. El rubio la observaba en silencio. Tras esto, se acercó nuevamente a ella y usando el jutsu del dios del rayo, volvían a estar a las afueras de la aldea.
Sakura lo miraba, la tristeza parecía haberse apoderado de ella. Había sido un fin de semana fantástico, utópico. Pero era solo eso, utópico, sabía que los días así serían limitados para ella.
-Naruto…
-Ve a casa, descansa. –Dijo Naruto, se acercó a ella y dio un débil azote sobre su trasero, sonriendo. Y ella obedeció. No tenía caso protestar en esos momentos, no quería.
Naruto la observó irse y soltó un suspiro, había sido un buen fin de semana pero ahora debía volver al trabajo, tenía muchas cosas que hacer.
"¿Quizás algún día?" –Habló el zorro en su interior, con enojo. –"espero que no estés pensando en casarte también con esta."
"No. Te lo dije, planeó tomarla como quiera, cuando quiera."
"No creo que Sasuke vea con buenos ojos que vayas dejando marcas en su esposa."
"¿Acaso crees que me importa lo que piense Sasuke? Le salvé la vida, de no ser por mí todo el mundo pediría su cabeza. Y ahora también estoy manteniendo contenta a su mujer, debería darme las gracias." –La mordacidad en su voz sorprendió al propio Kurama quien soltó un gruñido divertido.
"Veo que vas entendiendo la Dominación".
