Capítulo 5
Naruto había pasado toda la tarde revisando los viejos pergaminos de su familia, aprendiendo los sellos que se encontraban dentro de los mismos. Logró encontrar el sello específico que protegía la mansión Uzumaki. Un sello de marca que colocado correctamente impedía el ingreso a la propiedad o el uso del objeto que fuera implantado con el mismo, tomó nota al respecto y continuó. Ese sello podría serle muy útil a futuro.
Ya habían pasado unos días desde su encuentro con Sakura y desde entonces no la había llamado, prefería limitar sus encuentros con la misma dentro de la aldea, estos podían llegar a ser peligrosos si había más espías que lo siguieran. En cambio, aprovechaba para ir al viejo recinto Uzumaki y observar cómo iban las reparaciones. Le agradó notar que Tenten no mentía y la propiedad estaba ya casi lista, solo faltaban los últimos arreglos y podría ser ocupada por él, donde formaría su familia.
Terminó de arreglarse y colocarse debidamente el símbolo Uzumaki en la ropa y salió de su casa. Esa tarde el Hokage había convocado una reunión del consejo de la hoja donde presentarían la idea del tren y quería estar presente. Era su deber.
En la sala de juntas ya se encontraban allí el trio Ino shika cho, Konohamaru Sarutobi, Hiashi Hyuga y Shibi Aburame, además de Tsume Inuzuka y los dos ancianos del consejo. Pero Naruto notó a una persona ajena a la última reunión, Mebuki Haruno. La madre de Sakura. La miró con cierta extrañeza pero saludó a todos y aguardó junto con ellos esperando al Hokage.
-Que pereza, todavía no me acostumbro a estas cosas. –Se quejó Shikamaru soltando un bostezo.
-Cómo te duermas en medio de la reunión verás… -Advirtió Ino a su lado, mirándolo con seriedad.
-Lamentó llegar tarde. –Habló Kakashi apareciendo en escena, sonreía debajo de la máscara. –Tomen asiento por favor.
El grupo en su totalidad obedeció al Hokage y no tardaron en ocupar sus asientos. La silla con el símbolo de los Uchiha y el de los Senju seguía vacío. Pero Naruto notó como Mebuki Haruno tomaba el asiento que representaba al sindicato civil. Tomó nota, era un dato que no tenía.
-Bueno, no quiero alargar la reunión más de la cuenta. Todos los aquí presentes tenemos cosas que hacer. –Habló el Hokage tomando la palabra con cierto cansancio en su voz. –La razón de la reunión es para informar que el acuerdo comercial con el Sunagakure está sellado. Esta mañana recibí un informe de la delegación diplomática y en cuanto vuelvan podremos iniciar una ruta comercial.
Un leve murmullo de aprobación inundó la sala e incluso los consejeros asintieron, contentos. En la situación actual de la aldea, cualquier acuerdo comercial era bien recibido. Kakashi esperó unos segundos antes de volver hablar.
-Pero debido al peligro de las rutas comerciales actuales debido a la situación global. Temó que será difícil mantener la seguridad de nuestras rutas de comercio sin tener que gastar personal ninja en la protección de los mismos. –varios asentimientos volvieron a surgir. La seguridad de las rutas de comercio se estaba volviendo más peligrosa a medida que la situación global iba en picado.
-Tendremos que sopesar si vale la pena tener a ninjas vigilando las rutas y no realizando misiones. –Señaló Homura con calma. –O podemos presionar a Sunagakure que ellos paguen por la protección. Se verían beneficiada por la misma.
-Apreció su idea, Homura-san. –Apuntó Kakashi, ocultando el desdén en sus palabras. –Pero Sunagakure no está en mejores condiciones que nosotros y no creo que puedan permitirse tal inversión. Por ello se me ocurrió la idea de un tren que conecte Sunagakure con Konoha.
"Se acaba de robar mi idea." -Pensó Naruto, mirándolo.
"Se acaba de robar mi idea." -Señaló Kurama, corrigiéndolo.
-Es una idea sin duda loable, Hokage-sama. Y que solo podría venir de una mente tal ilustre como la suya. –Retomó la palabra Homura. A Naruto le sorprendió ver la capacidad que tenía para parecer sincero. –Pero la aldea no tiene el dinero suficiente como para proteger la ruta de comercio en su estado actual, mucho menos para realizar una inversión de tal magnitud. Como bien sabe, las arcas de la aldea escasean.
-Lo sé. –Intervino Kakashi, ignorando el tono de voz del hombre. –Por ello mi proposición no es que lo financie la aldea. Sino los clanes desde sus arcas privadas.
Y de pronto, todos comenzaron a prestar más atención. De repente los gritos comenzaron a volar por la habitación, acusaciones, señalamientos con el dedo.
-¡Ya nos están saqueando con sus tasas altísimas y encima quieres robarnos más! –Señaló Tsume, poniéndose en pie y señalando al Hokage.
-Luego de la guerra perdimos a muchos de nuestros ninjas y sin embargo los impuestos aumentaron. ¿Y ahora quieres que paguemos más? ¡Eso es criminal! –Preguntó Hiashi con un tono más serio, pero igual de acusatorio que el de Tsume.
-Debo estar de acuerdo con mi colega, Hiashi-san. –Habló monótonamente Shibi Aburame. –Nos está costando mantener las tierras Aburame y no podemos permitirnos pagar una tasa mayor.
Kakashi ya estaba preparado para ese embiste contra él y por ello los dejó hablar con calma, aguantando los señalamiento y los gritos. Levantó la mano para volver a tomar la palabra.
-Me parece que me explique mal. No estoy hablando de un aumento impositivo. - Y volvió a reunir la incertidumbre en la sala. –Sino que sea financiado por los clanes, y a cambio, estos se queden con un porcentaje de las ganancias del tren. Exento de impuestos, claro.
De pronto, los líderes de clanes se miraron entre ellos, dudosos de lo que habían escuchado. Era verdad que muchos de los clanes presentes estaban en una mala situación económica luego de la guerra, pero la idea de poder hacerse con una parte de las ganancias de un acuerdo comercial de la aldea sonaba demasiado jugoso. Demasiado para ser real. Sería un desembolso gigante, pero las ganancias podían no tener techo.
-Esa idea debió consultarla con nosotros primero, Hokage-sama. –Señaló Koharu, inquisitiva.
-Lo estoy haciendo ahora. Si los sabios consejeros se oponen pues lo acepto y se rechaza la idea. –el Hokage mantenía la mirada neutral en todo momento, pero sabía que había dado una puñalada letal. Si se oponían a su idea se echarían a todos los clanes encima, serían condenados al instante.
-Un tren comercial de Konoha a Sunagakure generaría ganancias increíbles. –Señaló Hiashi, y asintió suavemente.
-¿Por qué solo Sunagakure? –Tomó la palabra Shikamaru por primera vez en todo momento. Había estado en silencio, cavilando la idea. –Puestos a crear el tren, podemos crear una ruta a otras aldeas. El país de la nieve, de la cascada, del hierro.
-Un proyecto de tal magnitud costaría una fortuna. –Acusó Tsume Inuzuka. –Estoy seguro de que los Nara tendrán una fortuna pero el resto de los clanes no poseemos una fortuna tal.
-Es verdad que costaría una fortuna. –Asintió Hiashi –Pero a su vez, lo serían las ganancias. Si conseguimos conectar a Konoha con el resto de las aldeas podríamos dar un salto económico importante, además de hacer que estas aldeas se vuelvan dependientes de nuestra propia seguridad. Un proyecto de tal envergadura podría ponernos como una potencia económica ante el resto de las naciones.
-Además. –Tomó la palabra Naruto. –Un tren es mucho más sencillo de proteger que una ruta comercial al aire libre.
-Será un gasto considerable. –Aportó Shibi, asintiendo y elevó una mano. –Pero tiene mi apoyo.
-Y el mío. –Apuntó Shikamaru.
Pronto, el resto de clanes alzó la mano dando su aprobación. La ultima en hacerlo fue Tsume quien dudó antes de hacerlo. Al final, el recuento había quedado con solo dos abstenciones. Homura y Koharu.
-Bien, con el proyecto aprobado ahora solo queda el presupuesto y la planificación de las rutas comerciales. Me pondré a ello. –Apuntó Kakashi, poniéndose en pie. –Y con eso…
-Si me disculpa. –Intervino Homura, él y el Hokage se miraron con intensidad durante un momento y Kakashi asintió.
-Claro, Homura-san. ¿Tiene algo más que aportar?
-Oh, sí. –Y se puso en pie, tomando la palabra.-Primero darle las gracias por tal idea, que sin duda servirá para poner a Konoha de nuevo como la potencia que fue en antaño. Me alegra saber que hicimos una buena elección al ponerlo a usted al frente de la misma. Pero vengo con una propuesta más, ya que estamos aquí reunidos.
Tomó el vaso que había frente a él y dio un pequeño trago, generando expectación en los presentes.
-Sin duda la idea de un tren comercial para protegernos de los ninjas renegados es una idea impresionante. Pero no podemos olvidar que dentro de nuestras propias murallas nos encontramos con una criminalidad en aumento. La guerra trajo desempleó y pobreza, una combinación peligrosa que solo crea un aumento de la criminalidad.
-Pero sin duda cuando comencemos a trabajar en el tren el desempleo bajara. –Apuntó Kakashi. Y el conejero asintió.
-Sin dudas, pero hasta que eso suceda, no podemos dejar que el caos reine en la aldea. Por ello, me gustaría reinstaurar la vieja policía militar de Konoha y asegurarnos de proteger a la aldea de los criminales internos.
Los líderes de clanes se miraron entre ellos, principalmente los más viejos. Aquella institución había sido dada de baja por una razón, y la idea de volver a instaurarla no era demasiado atrayente. Mucho menos recordando el logo de la policía.
-¿Homura-sama considera que reinstaurar esa vieja institución es una buena idea? –Señaló Shibi Aburame. –Los últimos que estuvieron al mando planearon un golpe de estado.
-Lo recuerdo. Pero los Uchiha ya no son un problema para Konoha. Y para que no se repita, no dejaremos que se quede un solo clan con la dirección del mismo. Mi proposición es que sea una dirección conjunta entre civiles y ninjas. Sin ningún clan como garante, sino la propia aldea.
Parecía una idea sensata. Incluso Naruto la consideraba así, lo cual le hacía preguntarse cuál era la trampa de los consejeros.
-Debemos aprender de nuestros errores y mejorar, solo así la aldea podrá salir adelante.
-Yo… yo voto a favor. –Habló por primera Mebuki Haruno, la líder del sindicato civil de la hoja. Era su primera reunión oficial y no sabía cómo actuar al respecto.
-A mí me parece una buena idea. –Concilió Shibi.
Pronto, tanto Hiashi como Tsume se unieron a la idea, dando su aprobación. Shikamaru terminó por levantar la mano y dar su aprobación, luego Ino y Choji. Konohamaru miró dudoso a Naruto y cuando este terminó por alzar la mano, él hizo lo mismo.
-Bien, proyecto aprobado. La policía militar vuelve a ser instaurada. Empezaré con los quehaceres cuanto antes. –Señaló Homura.
Y así, la reunión llegó a su fin. Naruto tenía un mal sabor de boca, no le había gustado darles su aprobación a los consejeros, pero no le quedó otra.
Ya era entrada la noche cuando Naruto se reunió con el Hokage en su oficina. La idea del tren había salido bien, pero la propuesta de la policía los tomó a ambos por sorpresa.
-Es una muy buena idea para no tener un motivo oculto. –Señaló Naruto. –Esos viejos no hacen nada si no los beneficia.
-Mis informantes me dijeron que vieron a Homura en el recinto Uchiha hace unos días. –Informó Kakashi.
-Sasuke no tiene su red de chakra, no puede proteger nada. Ni a sí mismo. –Dijo con enojo el Uzumaki.
-No necesita su red de chakra para ser peligroso, si consigue el apoyo del consejo podría suponer un problema… ¿Por qué no hablas con él? –Preguntó Kakashi, mirándolo con interés. –Podrías convencerlo de que no es una buena idea aliarse con ellos, son los que mataron a su familia.
-Ya lo sabe. –Replicó con furia, sacudió la cabeza. No tenía sentido hablar de ello. Ya lidiaría él a su manera con el Uchiha. –Sobre el tren ¿qué sigue?
-Ahora queda la planificación del tren, las rutas que deberemos tomar. El presupuesto. –Soltó un suspiro. –La creación de un tren así será una tarea titánica, necesitamos de un científico capaz de llevar a cabo esa idea.
-¿Quién? Shikamaru podría ayudar con las rutas, pero no creo que pueda crear un plano del tren.
-Se me ocurre alguien. –Ambos se miraron.
-No… -Naruto no quería tener nada que ver con ese tipo.
-Es la única persona capaz, y que además nos debe un favor. –Señaló el Hokage. –Creo que sería una buena idea que vayas tú a pedírselo. Así no podrá negarse.
-Está bien, si esto sirve para poner el proyecto cuanto antes… Partiré mañana en la mañana. –Se puso en pie, preparado para irse. Pero Kakashi lo detuvo.
-Una cosa más. ¿Qué pasa entre tú y Sakura?
-¿Qué quieres decir? –Preguntó el rubio, mantuvo la compostura, pero la tensión se apoderó de él. ¿Acaso Kakashi sabia?
-Son amigos. Y sin embargo, no has hablado con ella desde hace tiempo, ella no me habla de ti. Entiendo que su casamiento con Sasuke haya enfriado sus relaciones, pero deberían estar unidos, ahora más que nunca. Con todo lo que está pasando en la aldea, con Sasuke, ella necesita un amigo.
-Tiene a Ino. –Naruto negó, Kakashi no sabía nada. Eso era bueno. –Puede hablar con ella. En lo que a mí respecta no me interesa tenerla cerca.
-Quiero que vaya contigo a Otogakure. –Dijo, Naruto lo miró seriamente. –Ella como ninja medico podrá asegurarse de que Orochimaru está siguiendo los acuerdos que firmó y así podrán hablar.
-No creo que eso sea una buena idea. Puedo ir y volver de Otogakure en unos días. Si tengo que ir con Sakura me tomará más tiempo. ¿Por qué no viene Shizune-Neechan en cambio?
-Ella tiene que dirigir el hospital. Es una orden, Naruto. Les hará bien.
-No lo creo… -Suspiró, miró a su antiguo mentor y salió de la oficina.
Tsume Inuzuka se encontraba en una encrucijada, la construcción de un tren comercial que conectara a la aldea con el resto de países sonaba muy bien, más aún porque de ser financiado por los clanes estos podrían optar por un porcentaje de las ganancias. No obstante, el clan Inuzuka no se encontraba en las mejores condiciones económicas luego de la guerra. Por esto había presionado al Uzumaki por un acuerdo matrimonial, usando el desliz del hombre con su compañera de equipo. Una alianza con el salvador del mundo sin duda serviría para apuntalar al clan Inuzuka y volverlo a su antigua gloria. Pero este acuerdo era a largo término, la Hyuga aún no había vuelto a la aldea y por tanto no podían casarse y por tanto no sería capaz de obtener el dinero necesario para aportar su parte. Corría el riesgo de quedarse fuera de la repartición de inversión. Podía ir hacía Naruto y usar su infidelidad con Sakura para obtener un préstamo, pero sabía que esto era jugar un juego peligroso. Ya había obtenido un matrimonio a cambio de guardar esa información, si seguía presionando el Uzumaki podía negarse y terminar cualquier tipo de acuerdo, aunque esto destruyera su matrimonio.
Podía ir uno de los otros clanes y pedirle un préstamo, pero sabía que eso era ser demasiado ilusa, si un clan le prestaba dinero era un porcentaje menor de las ganancias para ellos, y ninguno estaba dispuesto a cortar sus propias ganancias a cambio de ayudar a su clan.
-Se acerca alguien… -Informó Kuromaru, su compañero canino.
-Lo huelo. –Tsume arrugó la nariz, tampoco estaba en mejores condiciones con los consejeros de la aldea y no le apetecía tenerlos dentro de su recinto familiar. Pero les debía respeto y por ello no le quedó otra que ponerse en pie y salir.
Homura Mitokado caminaba lentamente por el caminito que daba a la casa principal de los Inuzuka, dando un pequeño golpecito en el suelo con el bastón que llevaba. Al ver como Tsume salía a recibirlo mostró una sonrisa que no alcanzó a llegar a sus ojos y continuó.
-Tsume-san. ¿Cómo ha estado? –Preguntó una vez llegó al umbral de la puerta. -¿Tiene un poco de tiempo para este viejo ninja?
-Por supuesto, Mitokado-san. –Se forzó a sonreír y se hizo a un lado, dejándolo pasar a su hogar. Notó como Kuromaru no estaba para nada contento, pero no tenía demasiadas opciones, no podía arriesgarse a incordiar a otro jefe de clan en la aldea. -¿Gusta de una taza de té?
-Se lo agradezco, pero me temó que no me quedare mucho tiempo. –Tomó asiento en uno de los sillones sin el permiso de la mujer. –Como sabrá estoy a cargo del nuevo proyecto de seguridad de la hoja.
-La reinstauración de la vieja policía militar. –Asintió Tsume, tomando asiento frente al hombre. - Un proyecto muy ambicioso, sin dudas.
-Así es, pero confió en que servirá para proteger a los pobres aldeanos de Konoha. –Comentó con sinceridad el hombre. –Pero este resulta ser un trabajo sumamente complicado, es una institución que luego de sus últimos directores terminó con un historial muy manchado. No hay muchos ninjas que estén dispuestos a tomar una posición en la misma.
-Es entendible. –Corroboró la mujer, precavida. –Los Uchiha han manchado la policía con sus intentos de golpes de estado.
-Es verdad, pero ahora será diferente. O al menos, eso es lo que espero. Por ello estoy reclutando a los mejores ninjas de la aldea, los más honestos para dirigirla. –El hombre se permitió mostrar una suave sonrisa antes de continuar. –Y por ello pensé en los Inuzuka.
-Mitokado-san. –Tsume ocultó su asombro. La arrogancia del hombre para ofrecerle tal posición resultaba hasta insultante. Toda la aldea sabía que la policía estaba maldita, y no pensaba manchar más el nombre de su clan dirigiéndola. Pero debía ser cuidadosa a la hora de negarse, cuidando de no ofender al hombre. –Le agradezco su propuesta, pero me temo que el clan Inuzuka no cuenta con el personal necesario para una labor de tal magnitud. La guerra mermó mucho nuestras fuerzas y…
-Lo sé, Tsume-san. –Le cortó el hombre. –Por ello no estoy pidiendo que todo su clan se una a la policía.
-¿Entonces… que es lo que busca?
-Su hijo, Kiba Inuzuka demostró ser un gran ninja durante la guerra. Incluso un héroe entre sus allegados, cuanta con una reputación más que loable. Si una persona como él ocupara la dirección de la policía por supuesto que apuntalaría la nueva dirección de la institución.
Tsume necesitó de varios segundos para asimilar aquella propuesta. De todos los ninjas que podría poner como líder de la policía militar no figuraba entre los primeros diez. Claro que era un gran ninja, pero no consideraba que contara con la mentalidad adecuada para dirigir aquella institución.
-Una propuesta muy buena, pero me temó que mi hijo no tiene cabeza para ese tipo de posición. –Se forzó a sonreír, tratando de bajarle el precio a su propio hijo, le sabía mal. Pero era consciente de que sería lo mejor para él.
-Oh, puede estar tranquila que nosotros le daremos todo el apoyo que necesita, no estará solo en tamaña empresa. –Negó quitándole importancia al asunto. –Además de ayudarlo a reclutar a los mejores shinobis de la aldea. Sería un salto posicional muy bueno tanto para el joven Kiba, como para los Inuzuka.
-¿A qué se refiere? –Preguntó cuidadosamente la mujer. Homura Mitokado no le gustaba nada. Pero debía ser cuidadosa. -¿Para el clan Inuzuka? ¿Ocupar una posición que llevó al odio extremo de los Uchiha?
-Oh, esa fue la vieja dirección. Ustedes no tienen ningún interés en provocar un golpe de estado ¿verdad? –Señaló con tono amistoso el hombre. Una amistad falsa que la mujer notó. –Pero sé que pedirle tal apoyo en la situación actual de la aldea sería sumamente indecoroso de mi parte. No puedo pedirle que su hijo tome tal posición y algunos miembros de su clan cuando ahora más que nunca se necesita a estos de misión, generando ganancias para el clan y la propia aldea. Por ello, a cambio de su apoyo le ofrezco un préstamo para que puedan mantenerse hasta que las cosas mejoren.
-¿Un préstamo? –Tsume se tensó, mirando al hombre con más cuidado. Quería echarlo de su casa, pero la oferta se había vuelto más interesante de golpe. Podía sentir como Kuromaru miraba todo desde la otra punta, no estaba contento. Pero decidió aguardar.
-Así es un préstamo. Digamos unos… veinte millones de Ryō a devolver a en cinco años. A tasa cero, claro. –Homura bajó la mirada hacía su bastón, como si fuera la cosa más interesante del mundo y dejó que sus palabras llegaran hasta la mujer. Era una suma astronómica, no alcanzaba para solucionar todos los problemas del clan. Pero sin duda para comprarle una posición en el proyecto del tren.
-Veinte millones de Ryō… -Repitió la Inuzuka. Tragó saliva, sabía lo que significaba aquel dinero para su clan, pero aceptar significaba dar no solo a miembros de su clan al consejo, sino a su propio hijo. Podía negarse, pero si lo hacía en menos de diez años todo su clan podía irse a la ruina. –Una cifra considerable, creía que la aldea no tenía dinero.
-Oh, no es un dinero de la aldea. Es un préstamo personal. De consejero a jefe de clan. –Sonrió. Si aceptaba sabía que era aliarse a ellos.
Tsume miró a Kuromaru, este negaba lentamente. Incluso su compañero canino sabía que era una mala opción. Pero su otra opción era la disolución del clan.
-Una oferta muy buena, Mitokado-san. Pero antes de poder aceptarla debo hablar con mi hijo, es el quien ocuparía la posición después de todo.
-Sin dudas. –El consejero se puso en pie. –Con saber que lo pensara es suficiente para mí. Espero su respuesta pronto, hay que empezar con la reinstauración cuanto antes.
Naruto había estado practicando sus nuevos poderes en secreto, dar y quitar la red de chakra. Aun le costaba un poco hacerlo pero sabía que en medio de una batalla podía llegar a ser determinante. Si lograba quitarle la red de chakra a un oponente en medio de un combate ganaría sin lugar a dudas.
Terminó por darle nombre a dicha habilidad. Toru, para quitar la red de chakra, y Ageru para devolverla. Tenía que ser cuidadoso con la misma y evitar hacerlo en público, podía despertar varias alarmas en el mundo ninja si lo que había sucedido con Sasuke se repetía. El mundo había pasado por alto su destrucción debido a la pelea final, pero si más ninjas aparecían sin su red de chakra podía provocar un caos.
Suspiró y tomó su mochila de viaje, le tocaría viajar hasta Otogakure para sellar un acuerdo con Orochimaru, no le apetecía nada tener que lidiar con aquel sujeto, pero no le quedaba otra, era la mente más prodigiosa de Konoha y sería un gran aliada en la construcción del tren. Menos aún, no quería ir con Sakura, desde que Tsume los había descubierto él estaba más paranoico que de costumbre, creyendo que cualquiera podía llegar a descubrirlo.
No tardó en llegar a la entrada de la aldea, Sakura ya lo esperaba en el lugar junto con el Hokage. Naruto notó su nerviosismo, pero él se contuvo.
-Llegas tarde. –Señaló Kakashi inquisitivamente.
-¿Me perdí por los caminos de la vida? –Replicó mordaz el ninja. Estiró una mano hacía él.
-vayan con cuidado. –El Hokage le pasó el pergamino con toda la información que necesitarían. –No se tarden, el tiempo apremia.
-¡Si, Hokage-sama! –Sakura realizó una ceremonia formal y se dio la vuelta para partir.
Tanto Naruto como Sakura salieron de la aldea y comenzaron a moverse con rapidez, Naruto varios metros por delante, estaba conteniendo su velocidad, era consciente de que si quería podía estar en Otogakure ese mismo día. Activó sus sentidos, buscando algún espía que estuviera siguiéndolo, pero no logró encontrar a nadie.
-Naruto-Kun… -Habló Sakura, Naruto bajó el nivel para ponerse a su altura. -¿Qué sucede?
-Nada… Solo me aseguro de que no nos sigan. –Sacudió la cabeza y continuó su labor como si nada. No le apetecía hablar.
Pasaron el resto de la tarde saltando de árbol en árbol, acortando la distancia hasta su destino hasta que finalmente anocheció. Naruto ordenó un alto.
-Descansemos por hoy. –Naruto la miró, Sakura se le quedó mirando, expectante. –Descansar.
-Podríamos… -Empezó Sakura, mostrando una débil sonrisa traviesa.
-Sakura, las tiendas. –Le cortó. Naruto quería tomarla, pero no en ese lugar, no donde cualquiera podría verlos.
Sakura le sostuvo la mirada, pero terminó desistiendo soltando un bufido. El último fin de semana que habían tenido había sido grandioso, pero desde entonces Naruto no había vuelto a llamarla. El lugar parecía perfecto para poder disfrutar un poco de intimidad.
El Uzumaki se centró en preparar la fogata, en absoluto silencio. El debate en su interior cada vez tomaba más fuerza. Quería tomar a Sakura, pero debía controlarse, debía tener cuidado.
Cenaron ligero y en completo silencio, en dos ocasiones la rosada trató de entablar conversación pero esta no tardaba en enfriarse, notaba como Naruto la evitaba, algo que antes no había llegado a pasar nunca.
Naruto tomó la primera guardia y dejó que Sakura descansara, no le importaba. Podía mantenerse despierto durante días sin ningún tipo de problema. Sakura por otra parte, se fue a dormir pensativa, cada vez entendía menos lo que sucedía con Naruto, había dejado de ser ese muchacho amable y tonto que había conocido en la academia y luego de la guerra se había vuelto más serio, más cerrado en sí mismo y la amabilidad apenas aparecía en él. En momentos como ese, la ignoraba y apenas le contestaba sus preguntas, pero luego, la llamaba y la tomaba como si fuera la única mujer en el mundo para él, se entregaba por completo al placer y ambos se fundían en sesiones apasionadas de sexo, saciando su sed del uno del otro.
Un día y medio después llegaron a la frontera de Otogakure, la aldea era subterránea por lo que su muralla daba paso a unas largas escaleras que bajaban recto, perdiéndose en la oscuridad. Naruto Colocó un pie en la entrada y las paredes a los lados de la escalera se iluminaron lentamente. En el fondo, tanto Orochimaru como Kabuto ascendían lentamente, hacía ellos.
Ellos al igual que Sasuke debieron ser condenados a muerte, pero el Hokage había intercedido por ellos, habían ayudado a derrotar a Kaguya y compañía y por tanto merecían ser tratados con bondad. Naruto no estaba de acuerdo.
-Uzumaki-Kun, Hokage-sama me informó de su visita. –habló Orochimaru, sonriendo de manera viperina. –Sígueme, por favor.
Naruto miró a Sakura, esta asintió lentamente. Adentrarse en un montón de túneles no era una buena idea, pero Naruto confiaba en sus habilidades, si la serpiente se atrevía a intentar algo contra él no dudaría en matarlo.
Ambos ninjas siguieron con calma a los hombres, a medida que avanzaban el túnel se volvía más claro, notó como se ramificaba a los lados con sendas aberturas en la piedra. Podía escuchar voces a los lados.
-Oh, ellos están aquí por voluntad propia. Luego de la guerra necesitaban un lugar donde quedarse y aceptaron pertenecer a la Otogakure. –Informó Orochimaru antes de que Naruto pudiera decir algo.
-¿así que se ofrecieron voluntarios para vivir junto a un terrorista? –Replico mordaz Sakura, mirando a los lados.
-¿Y acaso eso le parece extraño? ¿Usted no se casó con uno, Sakura-san? –Dijo Kabuto. Naruto debió reprimir la risa.
-¡Sasuke-Kun no es como ustedes, él fue perdonado por ser un héroe! –Sakura avanzó hacía Kabuto, dispuesta a golpearlo. Naruto intervino.
-Sasuke fue salvado por ser inofensivo debido a su inexistente red de chakra. Pero ustedes aun la poseen. Ustedes no son inofensivos para Konoha. –Naruto no estaba dispuesto a escuchar las palabras de Sakura, Sasuke no era ningún héroe. Sostuvo la mirada de Kabuto, este terminó asintiendo y bajando la mirada.
-Ya llegamos a la oficina del Otokage. –Anunció Orochimaru relajando el ambiente. Abrió la puerta y entró, le siguió Kabuto.
-¡No tenías por qué cortarme así, le podría dar una paliza! –Sakura soltó un bufido, apretando los puños. Naruto le clavó sus ojos, ella retrocedió.
-No tengo intención de empezar una pelea en este lugar. Y tú tampoco deberías. –Se dio la vuelta y entró en la oficina.
-¿Puedo ver los planos, Uzumaki-Kun? –Orochimaru mostró de nuevo esa sonrisa viperina. Naruto le extendió el pergamino que le dio el Hokage.
Orochimaru lo desenrolló sobre el escritorio y aplicando un poco de chakra de este brotaron los planos. Emitió un ligero suspiro de gozo y asintió. Comenzó a revisar los papeles a profundidad. Mientras tanto, Naruto paseó sus ojos por la oficina, no se diferenciaba demasiado de la oficina del Hokage, solo que esta no tenía ventanas. No le gustaba nada aquel lugar.
-Una idea esplendida, increíble. –Se maravilló el ninja una vez levantó la mirada de los planos. –Un proyecto tan ambicioso solo podía venir de una mente prodigiosa como la del Hokage-sama.
-Sí, seguro. –rodó los ojos. -¿Puedes ayudar o no?
-Oh, primero tendremos que diseñar toda la cabina, el motor… podemos usar los elementos para volverlo más grande, viento para darle velocidad, rayo para alimentar los vagones. Fuego para… -Se quedó pensativo durante un momento y asintió. –Oh, sin duda una idea ambiciosa… Me encantara trabajar en esto.
-Bien. ¿Cuánto tiempo te tomara perfeccionar los planos?
-Como mínimo, un mes. –Informó Orochimaru y luego volvió a mirar a Naruto, mostró una sonrisa. –Pero tengo una condición.
-¿Tienes una condición? –Repitió, asombrado de su osadía. –Te perdonamos la vida a ti y tu lacayo y ahora vienes con condiciones.
-Oh, oh, por favor. –alzó ambas manos, fingiendo indefensión. –Es una muy pequeña. Que una vez comience su construcción el tren pase por Otogakure también. Nos vendría muy bien el comercio.
Naruto lo miró con interés. ¿Qué podía ofrecer Otogakure para comerciar? ¿Seres vivos?
-¿Que tiene Otogakure para ofrecerle a Konoha? –Inquirió.
-Naruto-Kun, no puedes negociar sin el permiso del Hokage… -Intervino Sakura poniéndose a su lado y susurrando. la ignoro.
-Si bien es verdad que tenemos muy pocos bienes para ofrecer, entre nuestros refugiados se encuentran ninjas de la aldea Takumi, antigua aldea fabricante de armas, seguro que la recuerdas ¿verdad? –Tomó la palabra Kabuto, encarándose a Naruto. –Y estamos ampliando nuestra forja, pronto estaremos en condiciones de proveer de las mejores armas de este continente.
-Además, como notaras. Desde el fin de la guerra estamos cambiando nuestra área de estudios a experimentos menos… Bueno, que requieran menos vidas humanas. –Aseveró Orochimaru. –Armas, trenes, tecnología que no requiera de sacrificios humanos. Hokage-sama fue muy claro al respecto.
-¿así que de la nada ya no hacen experimentos con personas? Seguro encontraron la bondad en sus asquerosos corazones. –Sakura los miró con escepticismo, y Naruto también.
-Lo podemos probar. ¿Por qué no se quedan un día? Mañana podremos mostrarle la aldea, nuestra fragua y todo lo que estamos creando. Y así verán que una alianza comercial con Otogakure es mutuamente beneficiosa.
-¡No pienso quedarm…!
-Me parece bien. –Le cortó el rubio. -¿Dónde nos quedaremos?
-Kabuto-Kun, por favor muéstrales el camino. –Orochimaru volvió a sonreír y Kabuto asintió, comenzando a caminar.
Naruto lo siguió, Sakura dudó pero al notar que Naruto se movía decidió pegarse a él. No le gustaba nada ese lugar y quería irse cuanto antes, además Naruto estaba negociando algo de lo que no tenía potestad. El lugar era realmente laberintico y tuvieron que girar en más de una ocasión hasta llegar a la habitación designada.
-Aquí está la de Naruto-Kun y si me sigues, Sakura-san, puedo…
-No vamos a separarnos. –Intervino Naruto. –No vas a ponernos en dos puntos opuestos.
-Naruto-Kun, no desconfié así de nosotros, somos aliados. –Kabuto se giró para mirarlo, mostrando una sonrisa afable.
-¿tengo que repetirme? –Naruto se enderezó.
-Como usted lo desee, solo creí que apreciaran la privacidad. –Kabuto se encogió de hombros y abrió la puerta de la habitación, entró primero y ellos lo siguieron. La habitación contaba con solo una gran cama familiar. –Como verán, hay solo una cama. Podría mandar a traer otra si así lo desean pero sería mejor qu…
-No hace falta, yo no necesito dormir. –Cortó Naruto. Se movió de la puerta dándole espacio al ninja para que se fuera. –Mañana a primera hora espero el tour por la aldea…
-Así será, Naruto-Kun. –Kabuto salió de la habitación con rapidez y Naruto cerró la puerta.
-No puedes negociar en nombre de la aldea, Naruto… -Volvió a advertir Sakura una vez estaban solos. Otra vez volvía a estar a solas en una habitación de hotel junto con Naruto, pero en esos momentos su lado ninja ganaba terreno.
-No veo porque no podría. Kakashi-sensei me envió para asegurarme de que este proyecto se cumplía. Si en el proceso podemos hacer que otra aldea se una a la construcción significaría más ganancias para Konoha. –Explicó Naruto con calma, se acercó hasta la cama y dejó sobre él su mochila ninja. –Pero quizás tengas razón, quizás me esté excediendo y cuando volvamos a Konoha me caiga una reprimenda por conseguir un contrato comercial…
-Pero deberíamos consultarlo con Kakashi-sensei, una alianza comercial con Orochimaru no es la mejor de las ideas. Quizás podemos enviar una babosa mensajera y…
-No. Esta es mi decisión y la respaldaré. –Le cortó Naruto. Soltó un suspiro. –Si Orochimaru resulta ser un problema lo matare.
Se puso en cuclillas y colocó una mano sobre el suelo. Cerró los ojos e inspiró hondo. Dejó que sus sentidos de sensor se extendieran varios kilómetros a la redonda, haciéndose una idea del tamaño de la aldea y su población. Chasqueó la lengua.
-Varios cientos de personas… era verdad lo que decía, hay muchos refugiados aquí.
-Más sujetos para sus experimentos. –aseguró con molestia. –Kakashi-sensei debería saberlo.
-Por el momento mejor investigar la aldea a profundidad. Asegurarnos de están siendo sinceros en sus palabras. No importa si se están dedicando a experimentos científicos, siempre y cuando no vuelvan a las andanzas y experimenten con seres humanos.
-¿De verdad te parece bien aliarnos con ellos? Son terroristas, causaron miles de muertes… -Comentó con duda, mirando con más atención al rubio.
-Sakura, di mi palabra para proteger a un terrorista que atentó contra los principales líderes de las aldeas, que perteneció a una organización terrorista que buscaba conquistar el mundo. –Escupió con furia, mirándola. –Estoy bastante acostumbrado a mezclarme con terroristas.
-¡Sasuke no es ningún terrorista! El ayudó en la guerra. –Estalló, acercándose con furia a él. Naruto no se movió.
-Solo después de ayudar a iniciarla. -¿De verdad estaba teniendo esa conversación con ella? –Entiendo que lo ames, pero para mí no hay demasiada diferencia entre Orochimaru y Sasuke. O bueno, tal vez sí. A Orochimaru no lo consideraba mi amigo cuando trató de matarme.
-él… él te pidió perdón por eso…
-Solo luego de perder su red de chakra y que los Kages pidieran su cabeza. –sacudió la cabeza, restándole importancia al asunto. –No vamos a discutir sobre eso en un lugar donde las paredes tienen oídos. Saldré a investigar. Quédate aquí y si alguien que no soy yo entra has todo el escándalo que puedas.
Naruto se dio la vuelta y tocó la pared durante un segundo. Luego abrió la puerta y salió.
Sakura se quedó en la habitación, pensativa. Sasuke parecía ser un asunto escabroso para Naruto y en parte entendía que quizás se debía a ella. Lo había culpado de la destrucción de su red de chakra y luego le había rogado que hablara en su defensa. Luego de volver a la aldea no había hecho ningún tipo de intento de acercarlos, de volver a formar aquel viejo equipo 7 del que juntos formaron partes.
Y tal vez el rubio tenía la mente nublada por aquel enojo que no le permitía ver lo que estaba pasando. El Hokage le había pedido a Orochimaru que realizara los planos para el tren, pero nunca habló de comerciar con él. Esto incluso podía llegar a ser peligroso, si Orochimaru tenía un tren que pasaba por su aldea significaba más sujetos con los que poder experimentar.
Sakura invocó una babosa y tomó un papel y lápiz de su equipo ninja, escribió con rapidez y se lo dio a la babosa.
-Para Kakashi-sensei. Cuanto antes.
Naruto se adentró por los laberinticos pasillos de Otogakure con lentitud, tenía sus sentidos activados y por tanto podía ver en donde desembocaba cada camino, aun así, debía tener cuidado de no perderse. Terminó girando en una esquina y se vio frente a una estancia mucho más amplía que el resto, fácilmente podía llegar a tener cien metros de ancho y un poco más de largo. En el lugar se amontonaban personas que vivían su día a día, sin prestar atención en él. Una pequeña plaza pública donde pasar el rato.
Se mezcló entre ellos, prestando atención a lo que decían, buscando cualquier tipo de información que pudiera ser útil, además, usando sus sentidos de sabio ahondaba buscando algún tipo de genjutsu que aprisionara a la gente. Pero no encontró nada.
-¡Señor, señor por aquí! –Le llamó un joven, apenas pasaba los veinte años. Se encontraba detrás de una pequeña tienda ambulante. Sobre esta, una colección de armas ninjas. Enseguida notó la calidad de las mismas. Kunais, shurikens, katanas, báculos, y arcos. -Las mejores armas del país de los campos de arroz. ¡Se lo aseguro!
-Puedo verlo… -Naruto se acercó a la tienda y examinó las armas con detenimiento, centrándose en el arco. – ¿Dónde las has conseguido?
-Oh, creadas por nosotros mismos, aquí en la forja. Acero de primera calidad. –Notó que Naruto estaba mirando el arco y lo tomó en sus manos, levantándolo y girándolo con lentitud. –Y este arco en particular puede canalizar el chakra para disparar flechas con más precisión, perfecto para cuando necesita algo silencioso y discreto. A tan solo diez mil Ryō.
-¿Diez mil? –Abrió ligeramente los ojos. –Eso es bastante caro.
-¡Oh, pero lo merece, no tenga dudas! –El comerciante fingió sentirse ofendido. –Es lo mejor de lo mejor.
-Vamos, vamos, Takashi, deja a Naruto tranquilo. –Intervino una mujer pelirroja acercándose a ambos. Dando pequeña palmaditas. –El salvador del mundo no necesita de tus armas.
-Ka…Karin-san… -El comerciante abrió los ojos, pasó su mirada de la mujer a Naruto y luego el pánico inundó su mirada. –Uzumaki-sama lo siento no sabía que usted er…
-Tranquilo, tranquilo. –le dijo Naruto sonriendo, calmando al hombre. Habían descubierto su identidad con mucha facilidad. –No le hagas caso, un arma como esta no me vendría nada mal. Quizás en el futuro me pase. Por el momento, tengo que hablar con la señorita Karin.
-¡Po…por supuesto! ¡Gracias por salvarnos! –El hombre realizó una profunda reverencia de despedida. Naruto y Karin comenzaron a alejarse.
-No tenías por qué revelar mi identidad de esa forma. –Se quejó Naruto, pronto las miradas a su alrededor empezaron a posarse en él y los susurros comenzaron.
-¿Por qué no? Eres el salvador del mundo, todo el mundo debería saber quién eres. –Replicó, y el rubio notó un deje de sarcasmo en su voz. –Además, ¿para qué quieres tú un arco? No es tu estilo.
-No lo sé, los Uzumaki solían usar arcos para pelear, no me vendría mal uno si decido empezar a estudiar el arte marcial familiar.
-¿Tienes los pergaminos de la familia? Pensaba que todos estaban destruidos… -Karin lo miró con más atención, dubitativa. –Esos me pertenecen, yo soy más Uzumaki que tú.
-Pero yo soy el salvador del mundo y merezco quedármelos. –La acidez tiñó sus palabras. Ya habían salido del parque central y ahora caminaban por los pasillos de la aldea. –Una vez los estudie quizás te deje leerlos. Si te portas bien.
-Hablo en serio, quiero esos pergaminos. Dámelos. –Karin se frenó en seco, llevando una mano al brazo de Naruto y tomándolo con firmeza. Un instante después, lo soltó y retrocedió. -¿Qué…?
-Te lo dije, una vez termine de leerlos te dejare leerlos. –El rubio giró para encararse a él. Ella chocó contra la pared. –Pero no funcionó bien con las órdenes. Así que te aconsejo que si quieres ver esos pergaminos no trates de darme órdenes.
-Hay oscuridad en ti… -Susurró. Una pequeña llama oscura en el pecho del rubio comenzaba a crecer, ella lo podía ver. Nunca antes había estado en él.
-Hay más que oscuridad. Pero sería mejor que eso te lo guardaras para ti. –Estiró una mano, colocándola sobre su hombro con firmeza. –Cuando visites Konoha te dejaré verlos.
La mano del rubio brilló durante un instante.
-¿Qué has hecho…? –Karin sintió un ligero ardor en su hombro, luego nada.
-Te he marcado. Si en algún momento estas en peligro lo sabré e iré a ayudarte. –Y así, Naruto la soltó y comenzó a caminar de nuevo, ella lo siguió. –Eres la última Uzumaki con vida, así como yo soy valioso tú también lo eres.
-Para lo que sirvió. Sasuke-Kun igual se casó con Sakura. –Se quejó Karin, siguiéndole el paso, llevó una mano a la marca que le había dejado. Podía sentirla ahí, no le disgustaba. – Bueno, no nos quedara otra que re poblar el clan a nosotros. ¿Cuándo empezamos? –Bromeó Karin, soltando una risita. Naruto no la acompañó.
-No hablemos de eso, el consejo de la hoja ya está obligándome a casarme y no tengo interés en ese tema. –Naruto suspiró, girando en una esquina y avanzando.
-Seguro Hinata-chan debe estar eufórica con eso…
-Ella aun no lo sabe. –Se estaba volviendo una explicación repetitiva, lo sabía. Pero con algo de suerte, al volver a Konoha Hinata estaría allí y podrían hablar al respecto. –Tu ten cuidado por el momento. ¿Qué tal es la vida aquí? No pensé que volverías a Otogakure...
-Orochimaru-sama parece haber cambiado… -Dijo con cierta duda en su voz. Naruto alzó ligeramente una ceja, dudoso. –Es verdad, que yo sepa no ha estado haciendo experimentos con seres humanos, pero se han centrado mucho en inventos tecnológicos. Los antiguos habitantes del país de los ríos trajeron su forma de hacer armas y artesanías y están ayudando a la aldea.
-Que estén creando experimentos científicos no los hace menos dañinos. –Advirtió Naruto.
-Es verdad. Pero seguro que si se sale de control podrás detenerlo, eres le salvador del mundo. –Se burló y avanzó varios pasos por delante del rubio. –El salvador del mundo y repoblador de clanes, ¡Naruto Uzumaki!
Sakura se sobresaltó cuando la puerta se abrió, se puso en guardia con rapidez. Habían pasado varias horas desde que Naruto se había ido y durante ese tiempo comenzó a dudar. Tal vez no había sido tan buena idea enviar ese babosa al Konoha, quizás debió confiar en Naruto, pero ahora ya nada podía hacer.
Naruto había estado recorriendo la aldea junto con Karin, haciéndose una idea de cómo era por dentro de esos pasillos laberinticos, que resultaba Otogakure. Al entrar observó a Sakura en guardia y sonrió ligeramente.
-Solo soy yo. –Advirtió y cerró la puerta tras de sí. -¿has dormido?
-No… ¿Dónde estabas? –Le reprochó Sakura. –Este no es un lugar para vagar. Te podría haber pasado algo.
-¿A mí? No creo que sean tan idiotas como para intentar matarme.
Soltó un suspiro y avanzó hasta una mesita en la esquina de la habitación. Tomó asiento en la silla y echó la cabeza hacia atrás, mirando el techo. Necesitaba pensar.
-Le envié una carta a Kakashi-sensei… -Confesó Sakura. Naruto no la miró. –Si vamos a aliarnos con Orochimaru el debería saberlo…
-Te dije que no lo hicieras. –Inspiró hondo, no alteró su tono de voz. –Parece costarte seguir ordenes mías.
-Naruto-Kun… -Sakura se le quedó mirando, expectante. Incluso un poco anhelante. Hacerlo en ese lugar sería una locura, pero a la vez, se le antojaba tan seductor.
-Duerme, pronto hablaremos con Orochimaru.
Sakura volvió a acostarse, frustrada. Naruto no realizó ningún movimiento pero Kurama había vuelto a hablar en su interior.
"Parece que no la tienes tan controlada como parece." –Rió ligeramente.
"Tendré que aumentar mi juego"
"¿Tienes algo planeado?"
-Como verás, ningún experimento humano. –Dijo Orochimaru volteándose para verlo. Habían pasado todo el día viendo Otogakure de punta a punta.
Orochimaru mostró el área residencial de la aldea, donde se encontraban la mayoría de las familias, luego los cuarteles militares y la zona comercial. Para lo último dejó el centro científico y la forja. Esta última aún se encontraba en construcción pero dejaba una clara impresión en los visitantes, Naruto confirmó que si se terminaba podía a ser la forja más grande y tecnológicamente superior de todo el continente. Capaces de crear armas tanto imbuidas de chakra como de otro material con más eficacia que cualquier otra.
-Las mejores armas de todo el continente. –Aseguró Kabuto a su lado, sonriente.
-No me hace mucha gracia que ustedes sean los proveedores de armas de todo el mundo.
-Oh, pero jamás le venderíamos a los enemigos de la aldea, se lo aseguro. –Orochimaru mostró su sonrisa viperina. -¿Así que, podemos formar parte del acuerdo comercial?
-Primero, terminen los planos del tren. Luego podemos hablar de unir las vías a Otogakure. –Naruto miró alrededor, de nuevo posando su mirada en la forja. –Pero si consiguen terminar los planos del tren a tiempo podemos llegar a un acuerdo.
-¡Excelente, Uzumaki-Kun!
Anochecía en el país de los campos de arroz, Orochimaru les había ofrecido nuevamente quedarse en la aldea pero a ninguno de los dos le gustaba la idea por lo que no tardaron salir de ella, poniéndose rumbo a Konoha con rapidez. Naruto tomó un desvió y Sakura lo siguió. El Uzumaki había activado sus sentidos de sensor para buscar algún posible espía, pero no encontró nada. Orochimaru no había enviado a nadie tras él, no sabía si eso era bueno o malo.
-¿Qué sucede, Naruto-Kun? –Preguntó Sakura, dudosa.
-Quiero asegurarme de que todo esté bien por aquí. Vamos a tomarnos unos días y revisar la zona a consciencia. Asegurarnos de que no están robando personas en las aldeas cercanas. –Naruto inspiró hondo, deteniéndose sobre una rama y Sakura se posó a su lado.
-Tú tampoco confías en ellos.
-Sería estúpido fiarse de sus palabras. –Negó con suavidad y luego se tocó la frente. De pronto su cabello cambió al rojo intenso propio de un Uzumaki puro y las marcas en sus mejillas desaparecieron.
-¿Qué…? –Naruto luego tocó a Sakura. Está a su voz adoptó una cabellera rubia intensa y sus ojos se tornaron color verde. -¿Un jutsu de transformación? ¿Por qué?
-Ambos resaltaríamos demasiado aquí. Yo más que nada. –Se quejó el rubio. –Ahora somos dos ninjas cualquiera, nadie sabe quiénes somos.
Sakura sacó un pequeño espejo de su estuche ninja y se miró con atención. Soltó una pequeña risita.
-Me parezco un poco a Ino-cerda. –Se rió.
-Ven, vamos a mezclarnos en la aldea.
Ambos apuraron el paso hasta llegar a la aldea cercana. Una vez en esta comenzaron a pasear por sus calles, agudizando el oído en busca de cualquier información que pueda resultar útil. Pero no encontraron nada. Naruto tomó un desvió para buscar un hotel y alquilar una habitación por la noche. Luego, siguió su camino a una plaza cercana.
Sakura se había detenido en una pequeña tienda de comestibles, buscando algo para cenar con rapidez, escuchando cualquier tipo de información que pudiera a llegar a ser útil pero no encontró nada. Hasta que sintió el ligero ardor en su pecho, Naruto la estaba llamando.
Abandonó su cena a medio terminar y se apuró a llegar a donde Naruto. Este se encontraba en una pequeña plaza vacía, alejada del resto del pueblo. Estaba sentado en un banco con la mirada perdida en la luna. Sakura se acercó a él con duda, sentándose a su lado.
-¿Ir…iremos a un hotel…? –Preguntó con duda en su voz, el temor crecía en su interior, temía lo que el rubio estaba planeando. Lo sabía, pero no quería vocalizarlo.
-No, este lugar me parece bien. –Dijo con calma, girando la cabeza para poder mirarla.
-¡No, estás loco! –Se negó Sakura, poniéndose en pie con rapidez. Aquello era demasiado. –Aquí podría vernos cualquiera. Podrían descubrirnos y…
-¿Y qué? –Le cortó. Ascendió la mirada hacía su cabello. –Aquí tú no eres tú, ni yo soy yo. Si nos atrapan, solo seremos una putita y su Amo teniendo sexo.
-Nar…
-Amo, aquí me llamaras Amo. Nada de nombres. –Le dijo el rubio, sonreía de manera traviesa, seductora. Y a ella le gustó. La idea de ser atrapados teniendo sexo allí era sumamente peligrosa, pero también era verdad que allí no era Sakura, sino una mujer más. Era muy arriesgado, pero también necesitaba al rubio. Demasiado. Tomó asiento. -¿entiendes, putita?
-Sí, Amo. –Susurró ella, pegándose a él y besando sus labios.
Naruto correspondió el beso y estiró una mano hacía ella atrayéndola aún más hacía él, rodeándola y comenzando a acariciar uno de sus pechos. Dejó que su hambre comenzara a fluir. Intensificó el beso al tiempo que jugaba con su pezón por encima de la ropa.
Ella pronto bajó una mano hacía su pantalón, desabrochándolo y tomando su miembro, acariciándolo con lentitud, subiendo y bajando su mano. Lo necesitaba en su interior, luego de tanto tiempo sin él su cuerpo lo reclamaba.
Se acomodó mejor en el banco y separó las piernas, dejando que Sakura lo masturbara con calma. Pronto notó un ligero movimiento en uno de los árboles y sonrió de manera apenas perceptible.
-¿De quién eres, putita?
-Tuya, Amo. Soy tu putita. –Respondió, siguiéndole el juego. Ya se había acostumbrado a ese mote, incluso le gustaba, reprimió un gemido cuando Naruto pellizcó su pezón. –Te necesito, Amo.
-Adelante, chúpalo. –Llevó su mano a la cabeza de la mujer y empujó suavemente hacía abajo, Sakura no necesitó nada más que eso pero dejarse llevar.
Lamió la cabeza del miembro ya completamente erecto, lentamente, saboreándolo, antes de engullirlo por completo. Se hundió por completo en él, hasta que sintió como chocaba contra lo más profundo de su garganta. Podía sentir la dureza del mismo, las venas marcadas en su boca, palpitando. Pidiendo por ella, lo sabía.
Naruto colocó una mano sobre la cabeza de la mujer, enredando sus dedos entre sus cabellos y afirmando su agarre en ella. La dejó durante unos segundos quieta, disfrutando la sensación de la humedad en su boca, abrazando su miembro y luego comenzó a guiarla, subiendo y bajando de su miembro, podía sentir su lengua lamiendo cada centímetro de su miembro. Como había extrañado esa sensación. Cada vez le estaba costando más controlar sus instintos.
-¿te gusta, verdad? –Dijo, ella giró los ojos para verlo, pero antes de que pudiera salirse para contestar él volvió a hundir su cabeza en el miembro. Continuó durante varios minutos follandole la boca, aumentando la intensidad de a momentos. Ella colocó ambas manos sobre las piernas del rubio, aferrándose hasta que Naruto le permitió sacársela de la boca. Tenía una mirada hambrienta.
-Amo… te necesito… -Susurró, pegándose más a él, buscando su contacto. Naruto la rodeó por la cintura y la pegó a él, sonriendo. –Tómame, por favor.
-Encantado, putita. –Respondió, pegando sus labios al cuello de la mujer y besándola, marcándola. –Pero desde hace unos minutos tenemos a un mirón disfrutando del espectáculo…
Y aquellas palabras cayeron con fuerza sobre ella. Sus peores miedos se habían hecho realidad. Los habían descubierto, ahora todo el mundo sabría que estaba engañando a su esposo con Naruto. Todo el mundo sabría que era una puta regalada. Trató de levantarse y huir, pero le sorprendió la fuerza del agarre de Naruto. Él colocó su mano libre en su rostro, luego ascendió con suavidad hasta su pelo acariciándolo.
-Tranquila. Recuerda, tú no eres tú. Eres solo una putita que busca complacer a su Amo… -Susurró, travieso. Ella se pegó a él, escondiendo su rostro en el pecho de Naruto, su mirada se clavó en su miembro, parecía incluso más duro que antes.
-Por favor… no… -Gimió una súplica, el corazón le latía a mil, si alguien descubría su identidad sería él fin.
-Eres irreconocible, putita. –Esta vez, aquel apelativo vulgar para ella iba cargado de cariño, levantó la mirada para mirarlo y pudo notar un deje del viejo Naruto en él, el amable. –Jamás dejaría que algo que no te mereces te pasase. Te lo prometo.
-N…Amo. –Ella buscó sus labios y Naruto correspondió, besándola con intensidad durante unos segundos.
-Déjate llevar y demuéstrale a quien sea que este mirando que eres una buena puta, que solo busca complacer a su amo. –Ordenó Naruto. Ella continuó con su mirada fija en él durante unos segundos más y asintió, bajando de nuevo a su miembro.
-Seré una buena puta para usted, Amo. –Dijo, uniéndose al juego de Naruto. Confiaba en él, le había prometido que la protegería. Solo tenía que dejarse llevar, allí no era Sakura, era una puta. Su puta.
Volvió a besar la punta de su miembro para luego hundirse de nuevo en él, devorándolo con pasión, ahora sin la guía de Naruto, solo dejándose llevar por el placer y la necesidad que sentía de él, podía sentir las venas de su miembro en la lengua, duras y firmes. Estaba así por ella.
Naruto estiró los brazos en el banco, poniéndose más cómodo y lanzó una mirada hacía el lugar del mirón. Podía verlo masturbarse detrás del árbol y sonrió, orgulloso de sí mismo. Él plan iba a la perfección.
-Ah, putita. –Se quejó él, y ella supo lo que estaba a punto de pasar. Se pegó aún más a su miembro, hundiendo su cabeza y preparándose para su premio, lo que tanto había estado necesitando. Naruto se aferró a su cabeza con una mano y sus piernas se contrajeron al momento que el clímax llegó. Su cuerpo enteró se tensó durante un segundo, acabando completamente en su boca.
Sakura sintió los disparos de semen golpear su garganta y estuvo a punto de vomitar debido a lo llena que tenía la boca, pero se las arregló para contenerse y tragar su premio. Se comenzó a retirar de su miembro y lo lamió por completo una última vez, dejándolo completamente limpio.
-Gracias, Amo. Necesita mucho tu leche. –Ronroneó, sonriendo y mirándolo traviesa. -¿Volvemos al hotel a terminar esto?
-¿Al hotel? –Repitió divertido y negó. –Quiero tomarte aquí mismo.
-Pero… -Se pegó a él, dudosa. –él nos está viendo.
-¿Y Tienes vergüenza de ser tomada por tu amo? –Replicó con seriedad. Llevando una mano hacía su trasero y acariciándolo por debajo de la ropa. Ella se mordió el labio y sonrió.
-Por supuesto que no, Amo. –Sakura se puso en pie frente a él, quitándose el pantalón ninja que llevaba y dejándolo en el suelo. No llevaba bragas.
-ah, eres la putita perfecta. –Naruto colocó ambas manos a los lados de su cintura, acariciándola. La obligó a girarse para observar su culo en primera plana y lo tomó con fuerza, arrancando un suspiro en ella. La atrajo hacía él y ella no tardó en acoplarse entre las piernas del rubio.
Sakura tomó el miembro y lo dirigió hasta su coño, acomodándolo y luego se dejó caer con fuerza sobre sobre él, soltando un gemido intenso en cuanto sintió su intimidad siendo invadida por el duro falo del hombre. Por fin luego de tanto podía volver a sentirlo en su interior.
Se echó hacía atrás, pegando su espalda al cuerpo del rubio y alzando las manos por detrás de su cabeza, buscando el contacto con el rubio quien no perdió el tiempo asaltando su cuello con sus labios, besándolo y dejando su marca en él. Sintió un latigazo de placer en su interior cuando Naruto posó una mano sobre su clítoris, acariciándolo. Ella comenzó a moverse de manera lenta. Tratando de contener sus gemidos pero le era imposible, sabía que el mirón estaba cerca pero no le importaba, en esos momentos no era Sakura, era solo la puta de su amo. Y le encantaba.
Naruto tenía una mano sobre su clítoris, asaltándolo con sus caricias al tiempo que su otra mano se aferraba a su cintura, ayudándola a moverse indicándole la intensidad que buscaba, el hecho de estar tomándola en un lugar público, frente a los ojos de un desconocido lo estaba poniendo a mil, pero eso no era todo, su plan estaba yendo bien, era hora de aumentar la intensidad. Ascendió la mano que tenía en su cintura hasta su ropa y la cortó usando un poco de chakra, destruyéndola y dejando sus pechos completamente al aire. Sakura no dio muestras de que esto le molestara, estaba demasiado perdida con la mirada perdida en el cielo como para decir nada.
-Es una puta perfecta, ¿Verdad? –Susurró Naruto en su oído con voz ronca.
-S…Si amo, soy una puta perfecta. –Gimió en respuesta. –Te necesitaba tanto…
-No te hablaba a ti, putita. –Respondió divertido. Sakura abrió los ojos y el terror amenazó en interior durante unos momentos. A pocos pasos de ellos estaba el mirón, un joven apenas pasando la veintena, con los pantalones bajados y tomando su miembro con una mano, masturbándose mientras los veía. Su primer instinto fue levantarse y huir de allí, pero Naruto no le dejó, rodeó su cintura con su brazo, atrapándola y volviéndola a hundir en su polla con solo movimiento. –Shhh putita, deja que el chico disfrute. –susurró él. La tomó con firmeza de la cintura y comenzó a penetrarla a su gusto, aumentando la intensidad.
-Amo… -Gimió entrecortada, puso ambas manos sobre las piernas de Naruto para sostenerse. No quería mirar al mirón frente a ella, pero verlo masturbarse con la mirada fija en ella la estaba poniendo muy cachonda. Estaba siendo follada como una puta en un lugar público y un completo extraño estaba pajeandose con esa visión, con ella siendo tomada por su amo. Y se perdió en el placer.
Sus piernas se tensaron durante un momento y Naruto sintió como su coño se aferraba con fuerza a su miembro, reclamando su semen pero el a duras penas logró contenerse, aún quedaba mucho por delante. Sakura soltó un gemido más intenso y cayó rendida contra Naruto, pegándose a él.
-¿Ves? Así es como se debe follar una puta. –Le dijo Naruto al mirón, el tipo había tenido la osadía de acercarse hasta ellos para una mejor vista y Naruto estaba dispuesto a dársela.
-Si… señor. –Respondió el chico con algo de timidez en su voz, pero sin dejar de masturbarse en ningún momento.
Naruto se puso en pie y con él, Sakura. Pero sin salir de su interior en ningún momento. La obligó a separar las piernas y comenzó a penetrarla con dureza, clavándose en su interior con cada nueva embestida.
-vamos, putita. Juega con tus tetas, dale un show al chico.
-Como desees, Amo. –Respondió ella, obedeciendo. Llevó ambas manos a sus pechos, jugando con ellos, masajeándolos y centrando sus caricias en los pezones. Había perdido completamente la cabeza pero no le importaba nada.
Hacía tan solo unos minutos que había llegado al clímax pero no tardó en volver a llegar a él, pronto sus piernas perdieron fuerza las oleadas de placer recorrieron su cuerpo en un profundo orgasmo, Naruto le siguió acabando con fuerza en su interior, llenándola. Soltó un gruñido ronco en su oído. Cuando sintió el ultimo disparo en su interior Naruto se retiró, dejándola caer de rodillas al suelo.
Naruto enredó una mano entre los cabellos de la mujer y la sostuvo con firmeza, cuando logró centrar la mirada frente a él estaba el chico, a punto de acabar.
-Apunta bien. –Ordenó Naruto. El chico asintió y aumentó la velocidad, antes de que Sakura pudiera replicar él soltó un gruñido más intenso y acabó, disparando sendos chorros de semen sobre el rostro de la mujer. –Te lo has pasado bien, ¿verdad?
-Sí, señor… -Ahora que la calentura había bajado, el chico tenía un tono bastante tímido, Naruto lo notó y sonrió. –yo…
-Ahora es hora de que te vayas. Yo tengo que llevar a mi putita al hotel.
