junio de 1982
Una vez más había podido tener una luna llena tranquila, desde que empecé a pasar mis noches con la manada de Otsana, el lobo se había tranquilizado y ya no me provocaba dolor, no demasiado. Aun sufría de un intenso dolor de cabeza a la mañana siguiente, pero tal vez eso se debía a que la conversación que tuve con Walburga y Narcissa aún se mantenía presente en mi cabeza por casi dos semanas.
Las palabras de Walburga y Narcissa aún resonaban en mi mente, tan fuertes y claras como en aquella tarde. Cada vez que miraba a Piscium, dormido en su cuna o llorando en mis brazos, sentía un torbellino de emociones: amor, miedo, culpa, y una profunda desesperación por no saber qué hacer. No quería renunciar a mi hijo, pero tampoco quería que viviera una vida anhelando algo que yo jamás le podría dar.
Era un hombre lobo, vivió en casa de mis padres, padre soltero y sin trabajo. No podía vivir seguir del dinero de mis padres, era injusto para ellos mantener a mi hijo ya mí. Piscium era mi responsabilidad y yo debía de tomar una decisión.
Estoy harto de tomar decisiones, cansado de no poder dormir por la preocupación de no tener dinero y comprarle algo a mi hijo, todo lo que teníamos era por caridad, de mis padres, de Armastus Shacklebolt hasta de Otsana.
Tres noches después de la luna llena y de otro episodio de cólicos que dejó a Piscium ya mí agotado, me senté en la cocina, observando el amanecer a través de la ventana. Mi mamá entró en la habitación, su expresión preocupada, debía de levantarse para ir al hospital donde trabajaba.
"Remus, cariño, ¿has dormido algo?" -Preguntó suavemente, colocando una mano en mi hombro.
"No mucho, mamá. No dejo de pensar en lo que dijeron Walburga y Narcissa", respondió mi voz temblando. "Me dijeron que Piscium estaría mejor con ellos. Que yo no puedo darle lo que necesita y lo peor es que no decían mentiras."
Mi madre se sentó frente a mí, tomando mis manos entre las suyas.
"Remus, sé que te sientes abrumado, pero no dejes que esas mujeres te hagan dudar de que puedas darle un buen futuro a tu hijo. Eres un papá maravilloso, y Piscium necesita tu amor más que cualquier cosa, ellas le podrán dar cosas materiales. que él jamás usaría, pero sabes perfectamente que no tendría amor."
"Pero, ¿y si tienen razón?" murmuré, las lágrimas brotando de nuevo, desde mi embarazo mis emociones se habían vuelto volubles y cada mes sentí que me convertiría en una fuente de agua por tanto llorar. "¿Y si él estaría mejor sin mí? Me siento perdido, atrapado entre el amor por mi hijo y la presión de cumplir con las necesidades de mi hijo, ahora es pequeño y no habla, pero ¿Qué hare cuando sea más grande y yo? Pida una de esas cosas con las que creció Sirius. ¿Cómo le voy a negar un futuro tan brillante, lleno de grandeza y lujos?
Antes de que mi mamá pudiera responder, mi padre, Lyall, entró en la cocina, habiendo oído nuestra conversación. No era el único que no podía dormir al parecer.
"Remus, escucha bien." dijo con una firmeza inusitada. "Si decide que no puedes cuidar de Piscium, entonces tu madre y yo lo adoptaremos. No permitiré que mi nieto crezca lejos de nosotros. Usaré cualquier método necesario para asegurarme de que mi familia no se destruya. Porque una vez que entregues a tu hijo A esa familia, lo vas a perder para siempre."
Miré a mi padre, sorprendido por su determinación. Nunca lo había visto tan molesto.
"Padre, yo..."
"No, John. ¡Esto no lo vamos a discutir!" interrumpió, su voz elevándose con una mezcla de enojo y desesperación. "No voy a permitir que esa mujer, Walburga, vuelva a controlar el destino de un inocente. ¡No voy a perder a mi nieto! Y me sorprende lo mucho que ha olvidado la vida que tuvo Sirius junto a esa mujer".
"Sirius… padre. Piscium no estaría con Walburga, seria Narcissa quien lo criaría."
"Eso es aún peor, sabes quién es su esposo. Sabes los ideales que tienen. ¡Sabes a quien le decían "mi señor"! ¿Crees que no le harían algo a mi nieto? Piscium no es un sangre pura, es tu hijo . Hijo de un mestizo. Su abuela es muggle. ¿Has pensado en las cosas que le enseñarán? En el hombre que se convertirá en un hogar tan podrido como ese, donde lo más importante es cuanto oro hay en tus bolsillos.
"Pero papá, ¿cómo puedo asegurarme de que estoy haciendo lo correcto?" grité, mi propia voz quebrándose bajo el peso de la desesperación. "¡No quiero que Piscium sufra por mis decisiones!"
"Piscium sufrirá cosas peores si lo entregas a esas personas. Esta es una decisión que no puedes tomar a la ligera. Piensa bien en lo que quieres para tu hijo, para nuestro nieto. Pero recuerda que una vez te dije que no te apoyaría si el bienestar de Piscium está en riesgo, si tú te atreves a entregar a mi nieto, si abandonas a mi nieto. También nos abandonas a nosotros, John. dijo con una voz más suave, pero aún firme, sus ojos estaban fríos, con una clara decisión de sacarme de su vida para siempre.
"Remus, queremos lo mejor para ti y para Piscium. Sabemos que estás pasando por un momento muy difícil, pero no puedes rendirte a la primera oportunidad. Estamos aquí contigo, recapacita, por favor".
La lucha interna era desgarradora. Quería mantener a Piscium conmigo, pero también quería que tuviera todas las oportunidades del mundo.
"Esto es tan injusto", murmuró, mirando al techo donde estaba mi hijo que dormía plácidamente. "No tienen el derecho de decirme que tomo a la ligera el bienestar de mi hijo, no he tenido un momento de paz desde que él existe. Mi vida gira alrededor de él. Ni siquiera quería ser padre, no tenía planeado que mi vida sea así. Yo no quería que fuera así. Por esto no quería tenerlo, no quería amarlo y luego renunciar. No sé qué hacer, no sé qué pensar y ahora me dicen que me dejaran si renuncio a mi hijo, como si eso fuera posible. Es mi hijo, es hijo de Sirius."
Mi mamá me miro con sus ojos llenos de amor y comprensión, en cambio mi padre me miraba con más frialdad.
"Remus, ¡maldición!" exclamó, golpeando la mesa con el puño. "¡Escúchate! Hablas como si fuera un error, como si la única razón por la que vive es por ser hijo de Sirius. Es tu hijo, tu familia y ahora lo culpas de haberte arruinado la vida. ¡El no hizo nada! Y ahora dudas en ¿Conservarlo? Como si fuera una mascota. Ellos no son su familia. Nosotros lo somos ¡Nosotros! Si amaras tanto a Sirius, como dices hacerlo, no hubiera pensado en dejarlo con la familia que lo último y torturo desde el primer momento que existió."
Nos quedamos en silencio mirando el rostro del otro, de fondo escuchábamos los sollozos de mi mamá que miraba entre los dos, al final mi padre se rindió y abandonó la habitación, mi mamá lo siguió unos segundos después.
Me quede un rato en la cocina dejando que mis lagrimas terminaran por caer, las palabras de mi padre me habían hecho ver lo cruel que estaba siendo, era cierto que no estaba preparado para ser padre, pero no podía deshacerme de mi hijo, no de esa manera y de ninguna otra. Al subir a mi habitación me acerque a la cuna donde mi hijo dormía, acaricié la mejilla de Piscium, mi tacto lo hizo despertar y antes de que empezara a llorar lo tome en mis brazos, tuve que mecerlo unas cuantas veces para que volviera a quedarse. Dormido, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor que tenía por él me recosté en la cama esperando a que el sol terminara por alzarse en toda su gloria. Mientras escuchaba como mi mamá abandonando la casa, cerré los ojos grabando las palabras de mi padre, me había hecho darme cuenta de lo fuerte que era su amor por Piscium y de la determinación que tenía para protegerlo.
"Vamos a estar bien, mi amor", susurré, besando la frente de Piscium. "Te prometo que siempre estaráé a tu lado y que, si por un estúpido momento pienso en dejarte, no. Eso no pasara, eres mi mundo, eres todo lo que necesito para vivir y yo haré todo para que siempre, siempre sonrías y cada El día de tu existencia te voy a demostrar todo el amor que siento por ti."
Al día siguiente, con la decisión de no entregar a Piscium, me desperté con renovada fuerza y claridad. Lucharía por él, con el apoyo de mis padres, para darle la mejor vida posible. A pesar de las dificultades y los desafíos que nos esperaban, sabía que juntos podríamos superarlos.
Unos días después, decidí enfrentar a Walburga y Narcissa nuevamente. Esta vez, les dejaría claro cuál era mi decisión.
Nos encontramos en un pequeño café muggle cerca al caldero chorreante, el ambiente tenso desde el primer momento. Narcissa, con Draco en brazos, me miró con una mezcla de esperanza y preocupación. Walburga, en cambio, mantenía su habitual mirada fría y autoritaria, miraba con asco a todos y todo.
"Lupin, ha pensado en nuestra propuesta", dijo Walburga, más una afirmación que una pregunta.
"Sí, he pensado mucho en ello", respondió, tratando de mantener mi voz firme. "Pero él decidió que no voy a entregarle un Piscium. Él es mi hijo, y yo soy su papá. No puedo separarme de él".
Walburga se puso rígido, sus ojos ardiendo de furia contenida.
"Estás cometiendo un grave error, Lupin. Le estás negando a Piscium un futuro mejor".
"No estoy negándole nada", repuse, levantando la barbilla, Sirius hubiera estado orgulloso de verme. "Le estoy dando el amor y el cuidado que necesita. Y mis padres me apoyarán en esto."
Narcissa intentó intervenir, su voz suave pero decidida.
"Remus, solo queremos lo mejor para Piscium. Pero sabes que nunca le darás lo que yo podría darle".
"Lo sé y es una pena que tu hijo, Draco. Jamás conozca el verdadero de un papá, porque es evidente que jamás sabrá lo que un papá sería capaz de hacer por amor. Puedes llenar de lujos y caprichos su vida, pero sabes perfectamente que el amor no se compra y su vida tan, pero tan llena de soledad, al igual que lo es tu vida."
Walburga soltó un bufido, claramente molesta, pero no dijo nada más. Me levanté, ignorando como el rostro de Narcissa perdió toda señal de superioridad, su piel más pálida de lo habitual se opacó bajo mi sombra.
"Gracias, Narcissa. Pero no quiero que vuelvan a acercarse a mi hijo. Necesitamos espacio para vivir nuestra vida sin la sombra de la familia Black. Pero quiero que sepas que, si hubiera querido que mi hijo y tu hijo fueran amigos, es lamentable que eso jamás sucederá."
Con eso, me giré y salí del café, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con el apoyo de mis padres, estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío por el bien de mi hijo.
Piscium y yo encontraríamos nuestra paz y felicidad, lejos de las complicaciones y expectativas de la familia Black. Y mientras me apresuraba a un callejón oscuro para regresar a casa donde mi hijo me esperaba en brazos de su abuelo, sentí que estaba haciendo lo correcto para nosotros y por un breve momento sentí como Lily me sonreía con orgullo.
Una semana después del tenso encuentro con Walburga y Narcissa, aún me encontraba en casa, atrapado en un mar de pensamientos y preocupaciones. La incertidumbre sobre cómo mantenernos a flote se hacía cada vez más intensa. Sentado en la cocina, con Piscium dormido en mis brazos, intentaba encontrar una solución. No podía seguir siendo un mantenido, ya era momento de encontrar un trabajo, aunque no quería alejarme de mi bebé.
La puerta se abrió suavemente y entró Armastus, mi padre le había cerrado la entrada Flu desde que nos visitó hace casi un mes y levanto a Piscium de su sentado con el ruido que hizo al caer por las escaleras, con una sonrisa amable y una expresión. de determinación en su rostro.
"Remus, necesito hablar contigo", dijo, tomando asiento frente a mí. Su voz despertó a Piscium, pero mi bebé volvió a cerrar los ojos al notar que era temprano, Piscium no era un bebé que le gustara el día o más bien la luz del día.
"¿Qué pasa, Armastus?" preguntó, tratando de ocultar mi sonrisa.
"Sé que has estado pasando por un momento difícil", comenzó. "Y sé que una de tus mayores preocupaciones es cómo vas a mantener a Piscium. Pero tengo buenas noticias." Lo miré, esperanzado, pero también cauteloso. Había descubierto que Armastus era una persona que se emocionaba por todo y por nada. "Hemos estado esperando que te recuperes y estés listo. Necesito a alguien de confianza en el Ministerio, en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, específicamente en la División de Bestias."
"¿La División de Bestías?" Me pregunté, sorprendido y un poco asustado.
"Sí, Remus", respondió con una sonrisa. "Necesitamos a un especialista en encontrar, capturar y reubicar criaturas peligrosas. Alastor Moody, del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, necesita apoyo. Sus aurores están teniendo problemas con algunas de las criaturas que se han vuelto más activas últimamente. Y tú eres la persona perfecta para el trabajo." Sentí una oleada de alivio, mezclada con nerviosismo.
"Pero, Armastus, ¿estás seguro? No tengo mucha experiencia y..."
"Confío en ti, Remus. Y más importante aún, confío en tu capacidad para aprender rápidamente y adaptarte. Has demostrado una increíble fortaleza y determinación en estos últimos meses. Esto es algo que puedes hacer. Además, tendrás el apoyo de nuestro equipo y de las aurores de Moody." Bajo la mirada al mencionar las aurores, tenía la breve sospecha de quienes serían esas aurores.
Mi padre, Lyall, que había estado escuchando en silencio, intervino. Nunca se mantenía alejado de Piscium, se había vuelto muy protector con su nieto desde la primera conversación con las mujeres Black.
"Remus, Armastus tiene razón. Este es un trabajo que no solo te permitirá mantener y cuidar de Piscium, sino que también te dará un propósito y una dirección. Siempre fuiste bueno en Defensa Contra las Artes Oscuras y en Cuidado de Criaturas Mágicas."
Miré a Piscium, que dormía tranquilo en mis brazos, y luego a Armastus ya mi padre. La posibilidad de trabajar y proporcionar un futuro para mi hijo era tentadora. Además, el desafío de trabajar con criaturas peligrosas y ayudar a los aurores era emocionante y me daría una sensación de propósito que necesitaba desesperadamente.
"¿Cuándo empiezo?" Pregunté finalmente, con una sonrisa temblorosa pero decidida. Armastus ampliamente.
"Hoy mismo, si estás listo. Moody ya está esperando. Tendrás la oportunidad de conocer al equipo y empezar a entrenar de inmediato. Además, Moody sabe de tu condición y no te va a exponer cuando la luna este cerca o situaciones incomodas."
Me levanté, con Piscium en brazos, sintiendo una renovada energía y esperanza. Sabía que Moody ni las aurores me lo pondrían fácil, pero estaba listo para enfrentar cualquier desafío que viniera. Estaba decidido a ser un buen papá y un profesional dedicado, y sabía que Piscium y yo podíamos encontrar nuestro lugar en este nuevo mundo.
Mientras preparaba las cosas para salir y dejar todo en orden para que mi padre cuide a Piscium mientras no este, él se acercó a mí, su mirada llena de orgullo y apoyo.
"Remus, quiero que sepas que, aunque tuve que dejar mi puesto en la División de Bestias y ser trasladado al Servicio de Apoyo a Hombres Lobo, siempre he creído en la importancia de este trabajo. Ahora, tú tienes la oportunidad de continuar ese legado. , al igual que lo hicieron mi padre y abuelo. Estoy muy orgulloso de ti."
"Gracias, papá", dije, abrazándolo con fuerza. "Prometo que haré lo mejor para honrar ese legado."
Con esa resolución, salí de la casa junto a Armastus, preparados para enfrentar el futuro con valentía y determinación. Desde la puerta mi padre nos despidió con la mano y aunque intento que Piscium también levantara el brazo, fallo. Me desaparecí con una sonrisa, mi hijo no permitió que nadie le dijera que hacer.
Al llegar al Ministerio, el ambiente era bullicioso y lleno de energía. Armastus me mirada llevó directamente al Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, me sentí como un niño el cual es acompañado por su padre a su primer día de escuela, Alastor Moody nos recibió con su penetrante y su actitud de pocas palabras. Al parecer ya había olvidado el tenso momento que tuvimos en el pasado.
"Remus, Moody necesita a alguien con tu capacidad para manejar criaturas mágicas. Estoy seguro de que harás un gran trabajo aquí", dijo Armastus, dándome una palmadita en la espalda cuando deje de caminar, los nervios querían dominarme. Soltando un último suspiro volvió a caminar.
Moody me miró de arriba abajo y asentándose.
"Bienvenido a bordo, Lupin. Necesitábamos a alguien como tú desde hace mucho tiempo. Hay mucho por hacer y poco tiempo para hacerlo." Directo y claro, era la forma en que siempre le hablaba a sus aurores. Con un profundo suspiro, asentido, listo para aceptar el desafío. Piscium y yo encontraríamos nuestro camino, y yo estaba decidido a asegurarme de que tuviera el mejor futuro posible. "Hemos tenido unos problemas con algunas bestias escurridizas, así que te agruparé con uno de mis mejores aurores, Kingsley Shacklebolt. Tiene mucha experiencia en el campo y te ayudará a adaptarte con rapidez, el tiempo está en nuestra contra y el ministro insiste en que "Nos apuremos."
El nombre de Kingsley hizo que mi corazón diera un vuelo. No lo había visto desde los días de colegio. Armastus había evitado hablar sobre él, pero nunca había imaginado que trabajaba aquí, al graduarse se había mantenido alejado de todos y cuando nos vimos en una reunión de la Orden apenas me había dirigido una mirada antes de desaparecer.
Moody abrió la puerta de su oficina, y ahí estaba Kingsley, alto y con su característica expresión calmada pero alerta. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, una mezcla de sorpresa y alegría iluminó su rostro. Por un momento había pensado en que había olvidado mi existencia.
"Remus..." dijo, acercándose rápidamente. "No puedo creer que seas tú." Sus ojos recorrieron mi cuerpo con detalle, se detuvieron por más tiempo en mis ojos y eso me hizo sonreír. Siempre había dicho que mis ojos le provocaban deseo de ir a casa.
"Kingsley..." murmuró, sintiendo una oleada de emociones. "Ha pasado un buen tiempo."
Nos abrazamos, y la familiaridad del gesto me hizo sentir una paz que no había sentido en mucho tiempo. Nos separamos, y vi una chispa de algo más en sus ojos, una emoción que siempre había estado ahí pero que nunca había reconocido plenamente.
"Moody me dijo que trabajaríamos juntos", dije, tratando de calmar mi voz temblorosa. Era el primer hombre que me tocaba desde Sirius y eso me provocaba ciertas emociones.
"Así es", respondió Kingsley con una sonrisa. "Será un honor tenerte en el equipo. Y creo que tenemos mucho de qué ponernos al día."
Armastus, observando la escena con una sonrisa satisfecha, intervino.
"Bien, parece que ya se conocen. Kingsley, Remus es increíblemente capaz y estoy seguro de que será un gran aporte. Cuida bien de él". Kingsley asintió solemnemente. Ni siquiera había mirado a su padre.
"Lo haré, padre."
Mi padre había amenazado a Armastus sobre no mencionar nada sobre Piscium, y yo tampoco deseaba que alguien supiera sobre mi bebé. Decidí que era mejor mantener ese detalle en silencio por ahora, al menos hasta que pudiera tener la confianza suficiente con Kingsley.
Mientras comenzábamos a caminar hacia la sala de reuniones, Kingsley me miró de reojo y dijo en voz baja: "Remus, es realmente bueno verte. Te he extrañado".
"Yo también, Kingsley. Es agradable ver a un viejo amigo, después de todo lo que sucedió".
La presencia de Piscium en mi vida era un secreto que pronto tendría que revelar, pero por ahora, estaba agradecida por la oportunidad de comenzar de nuevo, rodeada de personas que se preocupaban por mí y que estaban dispuestas a ayudarme a encontrar mi camino.
El primer día en el Ministerio fue un torbellino de actividad. Moody nos llevó a una sala de reuniones donde se discutían los detalles de las misiones actuales. Mientras escuchaba, no podía dejar de notar la mirada protectora de Kingsley. Siempre había sido una persona leal con sus amigos. debía de tener temor de que el resto de Aurores me trataran mal.
Después de la reunión, Kingsley me llevó a un rincón tranquilo.
"Remus, ¿cómo has estado realmente?" preguntó, su voz llena de preocupación. Mi sonrisa cayo de inmediato.
"Ha sido difícil, Kingsley", admití. "Pero estoy intentando mantenerme fuerte por Piscium". Sus ojos se entrecerraron al escuchar el nombre.
"¿Piscio?" preguntó con curiosidad.
"Sí… eh… es… " No sabía que responder, mis ojos miraron a todos lados buscando una salida. Por suerte vi a Moody acercándose con un grupo de Aurores.
Moody, observando la escena con una calculadora de expresión, intervino. Solté un largo suspiro y aunque sentí los ojos de Kingsley no le regresó la mirada.
"Parece que ya Kingsley ya conoce a nuestro nuevo miembro, Remus Lupin es increíblemente capaz y estoy seguro de que será un gran aporte. El Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas al fin nos hizo caso y envió a quienes considera como el mejor. Tenemos poco tiempo y quiero que le informen todo a Lupin, si se les olvida algo, no será problema mío y de lo único que sabrán es que no asistiré a su funeral, Shacklebolt serás la sombra de Lupin, no los quiero ver separados, esto no es juego y si los veo en el campo a uno lejos del otro, los voy a encadenar por 48 horas."
Kingsley se acercó solemnemente, su mirada aún fija en mí.
"Lo tendré en cuenta, Moody."
Moody, con su ojo mágico moviéndose constantemente, no pudo evitar notar el cambio en Kingsley. Normalmente frío y reservado, ahora se muestra cálido y visiblemente emocionado.
"Muy bien, entonces. No quiero interrumpir el reencuentro, pero tenemos mucho trabajo por hacer. Lupin, prepárate para un duelo, quiero saber que tan bueno eres con la varita."
Kingsley y yo intercambiamos una sonrisa nerviosa mientras Moody nos dejaba a solas.
"No respondiste mi pregunta, Lupin. Pero no voy a insistir. Estoy aquí para ver qué tan bueno eres con… tu varita, si necesitas ayuda en algo, estoy a tu disposición. Siempre lo he estado."
El aire en el pasillo estaba cargado de una tensión que parecía tangible, y el momento entre Kingsley y yo se volvía cada vez más intenso. El peso de sus palabras me dejo sin palabras, sus ojos cafés habían absorbido mi completa atención y por largos minutos no pude desviar mi mirada. Lamí mis labios resecos, sus ojos viajaron hacia ellos. Su mirada se había vuelto fija en mis labios, y sentí una oleada de emociones y recuerdos que me inundaron de arrepentimiento.
El recuerdo de mi primer beso con Sirius surgió vívidamente en mi mente.
Era una noche clara y estrellada en Hogwarts, y habíamos escapado a los terrenos del castillo luego de terminar de colocar los toques finales de una broma que planeamos desde semanas, lejos de las miradas curiosas y los murmullos de nuestros compañeros. Sirius, con su característica sonrisa traviesa y sus ojos llenos de una intensidad que me hacía temblar, me había tomado de la mano y llevado a un rincón oculto bajo el cielo nocturno cuando escuchamos el maullido de la señora Norris. Nos habíamos mirado durante lo que parecía una eternidad, y entonces, sin una palabra, había inclinado la cabeza y nuestros labios se habían encontrado en un beso que había sido suave y lleno de promesas. Fue el primero de muchos otros besos.
Ese recuerdo era un ancla, una conexión con el pasado que me recordaba quién era y lo que había perdido. Sentí un dolor punzante en el pecho al pensar en Sirius, encarcelado en Azkaban, y en el peso de ser papá primerizo, con todo lo que eso implicaba. La realidad de mi situación actual me golpeó con fuerza.
Me aparte de Kingsley, rompiendo el hechizo que parecía habernos atrapado
"Kingsley, lo siento. No creo que..." murmuró, dando un paso atrás.
Él pareció sorprendido y un poco herido, pero avanzando lentamente, comprendiendo que había algo más profundo en mi reacción.
"Remus, no quise presionarte. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, en cualquier capacidad que necesites", dijo, su voz llena de preocupación genuina.
Asentí, agradecido por su comprensión.
"Lo sé, Kingsley. Gracias. Eres un gran amigo y colega". Tomé una respiración profunda y miré hacia el grupo de aurores que estaban esperándome. Era el momento de centrarme en el presente y en lo que necesitaba hacer para asegurar el futuro de Piscium y el mío propio. "Debo irme. Tengo un trabajo que hacer", dije, intentando sonar decidido y seguro.
Kingsley me dio una última mirada de apoyo y ascenso.
"Buena suerte, Remus. Nos vemos pronto."
Me dirigí hacia el grupo de aurores, no me di vuelta, no podía darle una esperanza, mis pensamientos aún revueltos pero mi determinación renovada. Tenía que concentrarme en las palabras de las aurores, tenía que preocuparme por el futuro de mi hijo, solo él importaba ahora. No era el momento de dejarme llevar por recuerdos.
No volví a ver a Kingsley durante ese día, mi mirada no lo busco y logré descargar gran parte de mis frustraciones en el entrenamiento. No era tan bueno como Sirius y James, pero al menos no queda en ridículo, al menos en la primera ronda.
Al regresar a casa, el cálido abrazo del hogar envolvió mi corazón cansado, disipando las preocupaciones del día. Al entrar en la sala de estar, me encontré con una escena que me hizo detenerme en el umbral con una sonrisa incontenible.
Mi padre, Lyall, estaba sentado en el sofá, con Piscium en sus brazos, y los dos estaban inmersos en su propio pequeño mundo de ternura y complicidad. Piscium, con sus ojos brillantes y su risa contagiosa, parecía completamente encantado con la atención y el cariño que recibía de su abuelo. Cada vez que mi padre hacía aparecer brillantes pajaritos que cantaban, Piscium respondía con carcajadas y risas llenas de alegría, como si compartiera un secreto especial con su abuelo.
Mis ojos empezaron a lagrimear al escuchar la risa de Sirius en Piscium, agradecía al cielo que me permitiera tener una gran parte de Sirius en mi hijo. Observé la escena con un nudo en la garganta, sintiendo mi corazón llenarse de amor y gratitud. Ver a mi padre tan entregado y cariñoso con Piscium era un recordatorio de la conexión profunda que teníamos como familia, incluso en los momentos más difíciles.
Me acerqué en silencio, no queriendo interrumpir el momento mágico que estaban compartiendo, pero mi padre me vio y me dedicó una sonrisa radiante, invitándome a unirme a ellos en su pequeña burbuja de felicidad.
"¡Remus! ¡Mira quién regreso, Piscium!" exclamó, con una alegría contagiosa.
Me acerqué con pasos ligeros y me senté junto a ellos en el sofá, sintiendo una oleada de amor y gratitud al tener a mi hijo y mi padre juntos en un momento tan especial.
"¿Cómo ha sido tu día, hijo?" preguntó mi padre, con una sonrisa tierna.
"Ha sido... interesante", respondió con una risa suave. "Pero estoy feliz de estar en casa con ustedes."
Piscium, como si entendiera cada palabra, produjo un sonido feliz y extendió sus pequeños brazos hacia mí, como si quisiera abrazarme también.
Pasamos el resto de la tarde juntos, esperando a que mi mamá regresara y los cuatro compartimos risas durante el resto del día. Ver a mis padres ya Piscium reír juntos me recordó que, a pesar de los desafíos y las incertidumbres, teníamos un amor inquebrantable que nos unía como familia. Y mientras observaba a mi hijo en los brazos de mi padre, su risa resonando en la habitación, supe que no importaba lo que el futuro nos deparara, siempre tendríamos el amor y el apoyo de los que más nos importaban.
Julio 1982
POV Lyall Lupin
El mes siguiente se deslizó hacia Remus con la gravedad de una sentencia, yendo consigo una noticia que pesaba como una pérdida sobre su corazón. Una tarde, al regresar del Ministerio nos dijo que Moody, con su voz grave y su mirada penetrante, le comunicó la orden: una misión, urgente y peligrosa, que lo llevaría lejos de su hogar y, lo que más le estremecía, lejos de su amado Piscium.
Vi como el pecho de mi hijo se agitaba con cada palabra, el aire se volvió denso y el silencio pesaba sobre nosotros como un manto oscuro. Era como si el mundo entero se hubiera detenido en ese momento, dejándonos solo con el peso abrumador de la responsabilidad y el miedo. No habíamos tenido en cuenta la posibilidad de que Remus se fuera a una misión prolongada.
Sus manos temblaban cuando se volvió hacia la cuna de Piscium, donde su pequeño tesoro dormía ajeno al torbellino de emociones que lo invadía. Cada respiración de su hijo resonaba en la habitación, grabándole el vínculo inquebrantable que compartían, un lazo que ahora se estiraba hasta el límite mientras se preparaba para partir.
La noche antes de su viaje lo vi acercarse a Piscium con pasos vacilantes, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Sus dedos temblorosos acariciaron la suave piel de su mejilla, mientras las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos.
"Piscium, mi amor..." susurró Remus, luchando por mantener la voz firme. "Papá tiene que irse por un tiempo. Pero por favor, nunca dudes de cuánto te amo, de lo importante que eres para mí. Eres mi luz en la oscuridad, mi razón para seguir adelante".
Las palabras se atacan en su garganta, ahogadas por la intensidad de sus emociones. Sabía que mi hijo debía ser fuerte, que tenía un deber que cumplir, pero el dolor de dejar atrás a su hijo, incluso por un breve instante, era casi insoportable de presenciar.
Con un beso suave en la frente de Piscium, Remus se apartó de la cuna, sintiendo como si cada paso fuera un acto de sacrificio. Mis ojos se encontraron con los de mi hijo por última vez antes de marcharse, y en ese instante, vi el reflejo de su propio amor y su propia fuerza, una chispa de esperanza en medio de la noche oscura.
Cada paso hacia la puerta era un eco de su corazón roto, pero Remus sabía que no podía permitir que el miedo lo paralizara. Con cada paso, él se aferraba a la promesa de regresar a los brazos de su hijo, donde pertenecía. Y con esa certeza en su corazón, se preparó para enfrentar la misión que tenía por delante, con la esperanza de que el día en que pudiera abrazar a su hijo nuevamente llegaría pronto.
El hogar se sumió en un silencio cargado de ansiedad en los días posteriores a la partida de Remus. Piscium, ajeno a los detalles del mundo adulto, sintió el vacío de la ausencia de su papá como un peso en su pequeño corazón. Su rostro, normalmente lleno de sonrisas y travesuras, se tornaba tenso y preocupado, sus ojos buscando constantemente la figura familiar que no regresaba.
Junto a Hope éramos conscientes del tormento silencioso que embargaba a nuestro nieto, nos esforzábamos por calmarlo, envolviéndolo en abrazos cálidos y canturreando canciones suaves para aliviar su angustia. Pero nada parecía disipar completamente el temor y la inquietud que Piscium sentía en lo más profundo de su ser.
Dos días después de la partida de Remus, la tranquilidad de la casa se vio interrumpida por una llamada vía red flu urgente del trabajo, La División de Bestias requería mi presencia en la casa del Magizoólogo Lovegood para recoger documentos vitales sobre una investigación de una criatura. peligroso que recientemente él había descubierto.
Con la responsabilidad de mi trabajo pesando sobre mis hombros, me enfrentó a un dilema desgarrador. ¿Dejaría a Piscium solo en casa, o lo llevaría consigo a una situación potencialmente peligrosa?
Con mi corazón en un puño, tome la decisión de llevar a Piscium conmigo. Aunque temía por la seguridad de mi nieto, no podía dejarlo solo en casa, sin nadie que lo cuidara. Con la determinación firme en mi mirada, prepare un Piscium para la salida, asegurándome de que estuviera abregado y protegido contra el frío del mundo exterior.
La casa de los Lovegood se erigía ante nosotros como un faro en medio de la tarde, y sintiendo el peso de la responsabilidad aumenta con cada paso que daba hacia la puerta. Al ser recibidos por Pandora, la amable esposa de Xenophilius Lovegood, siento un destello de alivio al ver su rostro acogedor y comprensivo.
"Lyall, querido, ¡qué sorpresa! ¿Cómo puedo ayudarte hoy?" dijo Pandora, con una sonrisa cálida mientras nos acogía en su hogar.
A pesar de la amabilidad de Pandora, no podía evitar sentirme inquieto. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras luchaba por mantener la calma en medio de la incertidumbre. Con cada minuto que pasaba, deseaba estar de vuelta en la seguridad de mi hogar, donde Piscium estaría a salvo y protegido bajo el cuidado amoroso de sus abuelos.
La espera se prolongaba en la casa de los Lovegood, con Xenophilius aún ausente y sentía que la tensión crecía con cada minuto que pasaba. Pero mientras luchaba por ocultar mi preocupación, Pandora, con su percepción aguda, captó el peso de mi angustia.
"Lyall, querido, ¿qué te preocupa?" me preguntó Pandora con suavidad, sus ojos azules centelleando con comprensión mientras observaba a Piscium con ternura. Tardo solo unos segundos hasta que su rostro reflejará la sorpresa antes de mirarnos compasivamente. En sus ojos pude ver que había descubierto la verdadera identidad de Piscium como hijo de Sirius Black y de mi hijo. Era difícil de ocultar quiénes eran sus padres, Piscium tenía el rostro de un Black, los ojos azul grisáceo de los Black, pero el cabello, su cabello era de los Lupin y la mirada era la misma que tenía Remus, el color podía ser distinto. , pero sus ojos, la forma en que te veían, la manera en que te analizaba era inconfundiblemente un sello de mi hijo.
Recordé últimamente la conexión familiar entre Pandora y Narcissa, ambas eran Rosier, y entendí el vínculo que las unía con mi nieto.
"Narcissa ha estado tratando de contactar a Remus, pero él siempre quema sus cartas sin leerlas", confieso, con una mezcla de tristeza y preocupación en mi voz. "Remus no quiere tener nada que ver con la familia de Sirius, especialmente después de lo que sucedió".
Mi confesión pesaba en el aire como un velo de melancolía, recordando las cicatrices que la tragedia había dejado en sus vidas. Pero mientras Pandora procesaba la información, una expresión de compasión y determinación se apoderó de su rostro.
"Entiendo, Lyall. Pero tal vez sea hora de que Remus escuche lo que Narcissa tiene que decir. Aunque su familia tenga sus propios demonios, siempre hay espacio para la reconciliación y la sanación", dijo Pandora con firmeza, su voz resonando con la sabiduría de la experiencia. "Todos merecen una segunda oportunidad, especialmente en tiempos oscuros como estos."
Asentí en silencio, sintiendo el peso de las palabras de Pandora en mi corazón. Sabía que ella tenía razón, pero temía el dolor que la verdad podría traer consigo. Sin embargo, también sabía que, tarde o temprano, Remus tendría que enfrentar su pasado y encontrar la fuerza para perdonar y seguir adelante. Guardaba rencor a ambas mujeres, pero tampoco quería que mi nieto creciera completamente alejado de sus familiares, no quería que Piscium sufriera la misma soledad que tuvo Remus.
Nuestra conversación fue interrumpida por los suaves sonidos de risa y juego que emanaban del rincón de la habitación. Luna, la hija de Pandora, de un año y cinco meses de edad, intentaba jugar con Piscium, pero el pequeño, aún demasiado joven para participar, solo la observaba con curiosidad desde la seguridad de mis brazos.
Había olvidado que Pandora había tenido una hija, Luna, también era una Rosier y en teoría también era familia de Piscium, algo así como una prima lejana.
Observe la escena con una mezcla de melancolía y gratitud, reconociendo la pureza y la inocencia de los niños que compartían el espacio. A pesar de las diferencias de edad y las circunstancias difíciles que los rodeaban, podía ver la chispa de conexión que brillaba entre ellos, una luz de esperanza en medio de la oscuridad que los rodeaba.
La espera se tornaba cada vez más agónica en la casa de los Lovegood, con la ausencia prolongada de Xenophilius y la tensión palpable que flotaba en el aire tuve el tiempo suficiente para pensar y recordar todo lo que había hecho Narcissa Malfoy en la corta vida de mi nieto, con el corazón lleno de preocupación y determinación, me regresó hacia Pandora con una súplica silenciosa en mis ojos.
"Pandora, por favor, contacta a Narcissa. Necesito saber la verdad de algo, y tal vez ella pueda ayudarme a entender", le dije con voz firme, mis palabras cargadas de urgencia y esperanza.
Pandora se movió en silencio, entendiendo la importancia de la situación. Con un gesto rápido, conjuró su Patronus, un pequeño conejo plateado que brillaba en la penumbra de la habitación. El mensaje fue transmitido con rapidez y eficacia, llevando mi solicitud a Narcissa en un destello de luz resplandeciente.
Casi una hora después, un golpe en la brisa anunció la llegada de Narcissa, su figura elegante y serena emergiendo de las sombras como un espectro del pasado. Por un momento sentí un escalofrío recorrer mi espalda mientras la observaba, registrando las sombras y los secretos que habían oscurecido mi vida en el pasado.
Narcissa entró a la casa con cautela, su mirada fija en mí y Pandora con una mezcla de determinación y arrepentimiento en sus ojos.
"Lyall Lupin, Pandora... lamento profundamente haber llevado a Remus y Piscium con Walburga. Fue un error, uno del que me arrepentiré por el resto de mis días", dijo Narcissa con voz serena pero cargada de emoción, me despertaron sus palabras. , pero hice uso de todas las enseñanzas que mis padres me enseñaron. "Pero, por más que he intentado comunicarme con su hijo, él ha rechazado mis intentos de pedir una disculpa, ahora más que nunca, es crucial que Remus sepa la verdad. Estoy aquí para ayudar, en lo que sea necesario."
Asentí con solemnidad, sintiendo el peso de las palabras de Narcissa en mi corazón. Con un suspiro de alivio y determinación, me preparo para enfrentar una posible conversación incomoda, con la mujer que intenta arrebatar a mi nieto.
Narcissa, con la mirada cargada de pesar, nos compartió los oscuros secretos que habían estado acechando en las sombras de su pasado. La confesión de Narcissa arrojó luz sobre la oscura manipulación de su tía Walburga, revelando cómo había sido obligada a llevar a Remus y Piscium hacia un destino incierto bajo la amenaza implacable de su tía.
"Señor Lupin, fue un acto de cobardía y desesperación. Walburga me amenazó con destruir todo lo que amo si no obedecía sus órdenes. No tuve elección", dijo Narcissa con voz entrecortada, su dolor resonando en cada palabra. "Pero ahora, estoy decidido a enmendar mis errores y ayudar a Remus de cualquier manera que pueda. Su hijo tuvo el valor para decirme la verdad, fue capaz de señalar el triste futuro que le depara a mi Draco y no quiero que eso pase, No quiero que mi hijo tenga la misma infancia, la misma vida que su padre y yo tenemos."
Comprendiendo la gravedad de la situación, asiento con solemnidad. Mientras escuchaba las palabras de Narcissa, su mente se remontaba a la copia del tapiz familiar Black, que tenía en su actual hogar, ese antiguo testigo de los secretos y las tragedias que habían aislado a la familia durante generaciones. La revelación de que Piscium había sido profetizado en el tapiz como un heredero de la familia Black arrojó una nueva luz sobre su destino, un destino marcado por el legado de su padre, Sirius.
"Entiendo, Narcissa. Pero ¿qué podemos hacer ahora? ¿Cómo protegemos a Remus ya Piscium de los peligros que los acechan?" le pregunto, mi voz llena de determinación y preocupación.
Narcissa me mira con determinación en sus ojos, y en ese momento, una chispa de esperanza nació en medio de la oscuridad.
"Hay algo que podemos hacer, Lyall. Algo que puede proteger a Piscium y asegurar su futuro", dijo Narcissa, con un brillo de determinación en sus ojos. "Mi hijo, Draco, si él establece un vínculo con Piscium. Como muestra de sincera lealtad y aprecio como familia, Piscium tendría que usar un símbolo Malfoy, para que sea más fuerte el vínculo que elegiríamos "Malae Fidei", es una joya que ha Estado desde siempre en la familia de mi esposo, como símbolo de amistad y protección. Además de que es la única piedra que se puede considerar apropiada para nuestros pequeños.
Comprendí el significado detrás del gesto de que la piedra era la única que Draco podía tener en su poder. Con la ayuda de Narcissa, escondimos cuidadosamente la joya dentro del anillo Black que colgaba del cuello de Piscium, un acto simbólico de unión y protección que resonaría a lo largo de los años venideros.
"Gracias, Narcissa. Por tu ayuda y tu sinceridad." Dije con determinación, mi voz resonando con la promesa de un futuro más brillante y seguro para su familia.
Con la joya Malfoy ahora oculta en el corazón del anillo de Piscium, el cual mi nieto miraba con demasiado interés, y el apoyo de Narcissa a su lado, nos preparamos para enfrentar los desafíos que les esperaban en el futuro.
Narcissa se sumergió en la confesión, revelando detalles que pesaban sobre su corazón como piedras en un lago tranquilo. Mientras escuchábamos atentamente, un escalofrío recorría mi espalda ante la magnitud de lo que estaba por venir.
"Lyall, obtuve el anillo que envié a Remus de las bóvedas Black cuando el tapiz de mi casa señaló el inminente nacimiento del nuevo señor de la familia. Fue entonces cuando supe que Piscium estaba destinado a algo más grande que nosotros mismos", dijo Narcissa. , su voz llena de emoción contenida. "Prometo que Lucius no interferirá ni dañará a Piscium. Por respeto y amor hacia mi sobrino, haré todo lo que esté en mi poder para protegerlo".
Asentí con gratitud, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación por la promesa de Narcissa. Sabía que el mundo mágico estaba lleno de peligros y que mantener a Piscium a salvo sería una tarea monumental, siendo hijo de un hombre lobo y el de un asesino demente. Mi nieto se enfrentaría a miradas de odio, asco y de una curiosidad enfermiza, solo esperaba que los esfuerzos que hacia mi familia fueran suficientes.
"Narcissa, te agradezco tu sinceridad y tu compromiso. Saber que tienes la intención de proteger a Piscium nos brinda un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que nos rodea", le dije con voz suave pero firme. "Pero también debemos tener en cuenta el legado que Piscium ha heredado como el hijo de Sirius Black. Toda la fortuna Black le pertenece a él, incluso mientras su padre languidece en Azkaban".
La gravedad de mis palabras colgaba en el aire como una nube oscura, recordando la magnitud del legado que había caído sobre los hombros jóvenes de Piscium. Mientras Narcissa asentía con solemnidad, ambos sabían que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero también sabían que harían todo lo posible para proteger a Piscium y asegurar su lugar en el mundo mágico.
"Lyall, tienes razón. El legado de Sirius pesa sobre Piscium, pero también es su mayor peligro. Todo lo que esté en mis manos para preservar ese legado, lo hare", dijo Narcissa con determinación. "Y si hay algo que pueda hacer para garantizar la seguridad y el bienestar de Piscium, estaré allí. Mi deber esta con mi familia y tu nieto, forma parte de ella."
En medio de la discusión sobre el futuro financiero de Piscium, Narcissa, Pandora y yo abordamos el desafío tema de asegurar que mi nieto no fuera despojado de su herencia por Walburga, la bruja era capaz de quemar todo con tal de que alguien "impuro" se adueñe de lo que ella consideraba suyo. Con el peso de esa preocupación sobre mis hombros, trazamos un plan meticuloso para proteger los derechos de Piscium y garantizar que recibiera lo que legítimamente le corresponde.
"Sabemos que Walburga no dejará pasar la oportunidad de privar a Piscium de su herencia. Debemos ser proactivos para asegurarnos de que eso no ocurra", dijo Pandora, su voz cargada de determinación y preocupación. Narcissa ascendió, consciente de la implacable naturaleza de su tía. Juntos, exploramos estrategias legales y financieras para salvar los activos de Piscium y evitar cualquier intento de usurpación por parte de Walburga.
"Podemos establecer un fideicomiso a prueba para Piscium, protegiendo así sus activos de cualquier interferencia externa", sugirió Narcissa, su voz firme y decidida.
Pandora y yo asentimos con aprobación, reconociendo la solidez de la propuesta de Narcissa. Empezamos a trazar un plan detallado para establecer el fideicomiso y designar custodios de confianza para administrar los activos en nombre de Piscium hasta que fuera mayor de edad.
"Además del fideicomiso, podemos explorar otras opciones legales para asegurar los derechos de Piscium y proteger su herencia de cualquier intento de usurpación por parte de Walburga, tu tía es capaz de conseguir la inmortalidad si se entera de lo que planeas hacer, prima", añadió Pandora, su voz resonando con determinación.
A pesar de ser mujeres jóvenes, sus padres las habían inculcado de la misma forma en que lo hicieron conmigo, ahora es cuando me arrepiento de no haberle enseñado lo mismo a Remus, pero con Piscium podría hacerlo, sabía perfectamente que mi hijo no le diría. nada sobre la fortuna Black a Piscium.
Con un plan claro y sólido en su lugar, los tres nos comprometemos a trabajar juntos para proteger los derechos y el futuro financiero de Piscium. Mientras los niños continúan jugando en el rincón de la habitación, ajeno al peso de las conversaciones de los adultos, los tres aliados nos sumergimos en la tarea de asegurar un futuro seguro y próspero para el joven heredero de la familia Black.
Mientras los adultos seguíamos discutiendo los detalles de su plan, Draco, el hijo de Narcissa, se había alejado de su madre desde que vio a los otros dos pequeños, Luna y Piscium, con una sonrisa radiante en su rostro. A la tierna edad de dos años, sus palabras llevaban la inocencia y la promesa de futuras amistades.
"¡Piscium! Primo eres mi primer amigo, ¡y Luna también serás mi amiga! Cuando Piscium pueda ir al colegio, ¡los tres seremos amigos de Harry Potter!" exclamó Draco con entusiasmo, sus ojos brillando con la emoción de la perspectiva de nuevas aventuras y amistades. Remus tenía razón al decir que el hijo de Narcissa tenía una vida solitaria, en sus ojos podía ver lo emocionado y feliz que estaba por tener a otros dos niños que quisieran jugar con él, aunque Piscium solo lo veía con una sonrisa a diferencia de la pequeña Luna, ella se la había pasado saltando y moviendo los labios intentando imitar la voz de su primo Draco.
Los tres escuchamos con ternura las palabras del pequeño Draco, nuestros corazones llenos de gratitud y emoción por la amistad que se estaba formando entre los niños.
"Eso suena maravilloso, Draco", respondió Pandora con una sonrisa cálida, su voz llena de afecto. "Estoy seguro de que serán los mejores amigos y que compartirán muchas aventuras juntos."
Narcissa se acercó a los niños con una sonrisa suave, sintiendo una calidez en su corazón ante la idea de la amistad que se estaba formando entre ellos.
"Draco, Luna, Piscium, ustedes tres tienen una amistad muy especial. Es hermoso ver cómo se cuidan y juegan juntos", les dije con ternura, mi nieto solo me parecía y en la forma en que sus ojos brillaron tuve la sospecha de que No pasaría muchos años para que empezaran a tener aventuras, por dentro implora que no heredara las ansias de meterse en problemas como sus dos padres. "Y cuando Piscium pueda ir al colegio, estoy seguro de que serán los mejores amigos de Harry Potter. Él estará encantado de tener amigos tan leales y valientes como ustedes."
Mientras Draco expresaba su entusiasmo por la idea de ser amigo de Harry Potter, un cambio sutil pero notable se apoderó del rostro de Narcissa. Una sombra de preocupación cruzó sus ojos grises, y su respiración se volvió un poco más agitada. Aunque los niños estaban absortos en su conversación y juego, yo había notado la tensión que se había apoderado de la señora Malfoy.
"Draco, ¿estás seguro de que quieres ser amigo de Harry Potter?" -preguntó Narcissa con voz suave pero tensa, sus manos jugueteando nerviosamente con el dobladillo de la manga de su vestido. "Harry es... diferente, y su vida estará llena de peligros".
Observe la interacción con atención, sintiendo un nudo en el estómago ante la tensión palpable entre Draco y Narcissa. Al parecer no era común de que sus padres le dijeran que no podía hacer algo. También sabía que los eventos del pasado habían dejado cicatrices en ambos lados, y el mero mencionar el nombre de Harry Potter parecía abrir esas viejas heridas.
"Narcissa, Harry Potter es solo un niño, al igual que Draco, Luna y Piscium. No debemos permitir que nuestras preocupaciones nos impidan alentar la amistad entre ellos", respondió Pandora con voz calmada, aunque su mirada reflejaba una determinación firme. "Además, la amistad entre los niños es algo hermoso, algo que debemos fomentar y celebrar".
Mientras tanto, Draco observaba la interacción con curiosidad, sus grandes ojos plateados reflejando la inocencia y la curiosidad de su alma.
"Creo que Harry Potter sería un buen amigo para nosotros. Él es valiente y amable, como… un dragón, y juntos podríamos hacer muchas cosas emocionantes", comentó Draco con suavidad, su voz cargada de una sabiduría más allá de sus años, a su costado Luna afirmaba efusivamente con la cabeza, mientras que Piscium solo me miro con aburrimiento y sueño. "Además, no importa lo que digan los demás, siempre podemos elegir a quién queremos ser amigos".
Por el rostro de su madre apareció una sombra de molestia, pero se esfumo con rapidez cuando Piscium empezó a crear sus brillantes pájaros de luz, eso distrajo a los dos niños que empezaron a saltar y lanzar chillidos emocionados.
"Se puede ver que será un mago muy poderoso, mi Luna aún no muestra indicios de magia." Dijo Pandora con voz soñadora, sus ojos veían con tanto amor a su hija.
"Draco es aún muy joven para hacer alarde de su magia, Lucius y yo creemos que solo es cuestión de tiempo y paciencia".
"Sobre todo paciencia..." susurro Pandora, Narcissa miro con molestia a su prima, pero ella la ignora.
Aunque ambos se mantuvieron en silencio, las tensiones entre las dos persistieron mientras los niños seguían jugando, la puerta principal de la casa de los Lovegood se abrió, revelando la figura excéntrica de Xenophilius Lovegood. Sus ojos brillaban con una mezcla de entusiasmo y curiosidad, como siempre que se trataba de su investigación.
"¡Ah, Lyall! Qué bueno verte. Tengo aquí los papeles sobre la nueva criatura que mencioné", dijo Xenophilius, sacando un paquete de pergaminos de su maletín mientras se acercaba.
Antes de que pudiera comenzar a hablar, Narcissa se dirigió hacia mí, lista para despedirse. Se inclinó y levantó a Draco, quien inmediatamente comenzó a hacer un pequeño berrinche.
"¡No, mamá! No quiero irme. Quiero quedarme con Piscium", protestó Draco, sus ojitos llenos de lágrimas mientras miraba a su primo, quien solo lo miraba con infinita curiosidad.
Espero que no lo imites, Hope me mataría y nos volveríamos locos intentando calmarte.
Narcissa suspir y acarici el cabello de su hijo con suavidad, tratando de consolarlo.
"Draco, sé que es difícil despedirse, pero volveremos a ver a Piscium pronto, lo prometo. Y mientras tanto, puedes pensar en todas las cosas divertidas que haremos juntos la próxima vez", dijo Narcissa con una sonrisa tierna, aunque su mirada reflejaba una preocupación más profunda.
Me acerco a Draco y coloco una mano en su hombro.
"Draco, Piscium también disfrutó mucho jugando contigo. Volverán a estar juntos pronto. Y recuerda, siempre puedes escribirle una carta si quieres contarle algo especial", sugiero, intentando aliviar la tristeza del niño.
Draco ascendió, aunque las lágrimas aún brillaban en sus ojos. Narcissa le dio un abrazo final a su hijo antes de dirigirse hacia mí, una vez más.
"Gracias por todo, Lyall. Espero que podamos resolver esto pronto", dijo Narcissa, con una mirada de gratitud y complicidad.
"Gracias a ti, Narcissa. Cuídate", le respondo, mientras veo cómo Narcissa y Draco se alejan.
Una vez que Narcissa y Draco fueron, Xenophilius se acerca con una sonrisa peculiar.
"Ahora, sobre nuestra investigación", dijo Xenophilius, extendiendo los pergaminos. "He encontrado algunas cosas fascinantes sobre esta nueva criatura. Estoy seguro de que te interesará."
"Claro, Xenophilius. Vamos a ver qué ha descubierto", respondió, tomando los pergaminos y comenzando a examinarlos mientras mantenía un ojo atento en Piscium. Al parecer volvería a dormirse, escuchar a Draco debía de agotarlo.
Pandora se unió a ellos, llevando a Luna en brazos.
"Espero que los niños no hayan causado demasiados problemas. Luna realmente disfruta de la compañía de otros niños", dijo Pandora con una cálida sonrisa.
"Para nada, Pandora. Ha sido encantador ver a los niños juntos. De hecho, creo que es exactamente lo que Piscium necesita en estos tiempos", le respondo, devolviendo la sonrisa mientras continuaba revisando los pergaminos.
Xenophilius se acomodó en una silla, su entusiasmo palpable.
"He encontrado evidencias de que esta criatura puede tener propiedades mágicas que no habíamos visto antes. Será crucial para nuestra comprensión de las bestias mágicas. Y con tu experiencia, Lyall, estoy seguro de que podremos descubrir mucho más", dijo Xenophilius, su voz. llena de pasión por su trabajo.
Asiento, agradecido por la distracción que el trabajo le ofrecía, pero su mente aún estaba con su nieto y el futuro incierto que le esperaba.
"Estoy seguro de que juntos podremos lograrlo, Xenophilius. Ahora, cuéntame más sobre estas propiedades mágicas", me concentro en Xenophilius, quien se sumerge en una extensa conversación mientras Piscium volvía a estar atento en Luna, quien con curiosidad tocaba el collar donde estaba el anillo Black, sus pequeños ojos llenos de asombro y fascinación por el diseño que lo rodeaba.
Había pasado una semana desde que Remus se había marchado en su misión, y la ausencia de su papá parecía afectar profundamente a Piscium. Habíamos hecho todo lo posible para mantener al bebé tranquilo y seguro, pero el estrés y la preocupación se acumulaban. Esa noche, el llanto angustiado de Piscium resonó por la casa, despertándome preocupada de un sueño ligero.
Me levanté rápidamente y corrí a la habitación de mi nieto. Piscium estaba agitado en su cuna, sus pequeños puños cerrados y su rostro empapado en lágrimas.
"Shh, tranquilo, pequeño", susurre mientras levantaba a Piscium y lo acunaba contra mi pecho, tratando de calmarlo.
Piscium se retorcía, sus ojos apretados y sus mejillas mojadas por el llanto. Sus piernas se movían con inquietud, y su llanto era desgarrador, lleno de una desesperación que yo sabía que solo su papá podía calmar completamente. El bebé sollozaba, buscando consuelo en mis brazos, pero la ansiedad no disminuía.
Justo en ese momento, la puerta principal se abrió y Remus entró, agotado pero decidido. Debió escuchar el llanto de su hijo y subió rápidamente las escaleras. Al entrar en la habitación, vi como su corazón se rompió al ver a Piscium tan angustiado.
"¡Papá!" exclamó Remus, apresurándose hacia ellos. "¿Qué le pasó?"
Lo mire con alivio, agradecido de que mi hijo estuviera de vuelta.
"Remus, creo que tuvo una pesadilla. Está muy alterado. Lo he estado acunando, pero parece que solo tú puedes calmarlo completamente".
Via a Remus tomar a Piscium en sus brazos, sintiendo cómo su cuerpecito temblaba contra el suyo. El bebé se aferró a su papá, su llanto comenzando a disminuir lentamente. Sus manitas se aferraron a la tela del suéter de Remus, como si temiera que él desapareciera de nuevo.
"Estoy aquí, cariño. Papá está aquí", murmuró Remus, meciéndolo suavemente y besando su frente.
Piscium finalmente comenzó a calmarse, su llanto convirtiéndose en pequeños sollozos. Sus ojos, aún húmedos por las lágrimas, buscaron el rostro de su papá, y una pequeña chispa de reconocimiento y alivio apareció en su rostro húmedo. Se acurrucó más cerca de Remus, su respiración volviéndose más regular.
Remus se sentó en la mecedora junto a la cuna, sin dejar de acunar a su hijo.
"Lo siento tanto, Piscium. Nunca quise dejarte por tanto tiempo", le susurro Remus, con lágrimas en los ojos. "Prometo que no volveré a hacerlo. Nunca te dejaré así de nuevo."
Observe la escena con el corazón apretado. La devoción y el amor de Remus por su hijo eran palpables, y la promesa que le hacía era sincera. Me sentí orgulloso de mi hijo, pero también preocupado por el futuro incierto que les esperaba a los dos.
Hope entró en la habitación, observando a su hijo ya su nieto. Colocó una mano reconfortante en mi hombro, susurrando:
"Está bien, Lyall. Remus está aquí ahora. Todo estará bien". Asiento, abrazando a mi esposa mientras continuaban observando a Remus y Piscium. La casa, aunque todavía llena de incertidumbres y desafíos, se sentía más cálida y segura con Remus de vuelta. Y en ese momento, rodeados por el amor y la promesa de estar juntos, mi familia encontró un breve respiro de paz y esperanza.
Piscium, sintiendo la seguridad y el calor de los brazos de su papá, empezó a relajarse completamente. Sus pequeños puñitos, antes cerrados con fuerza, comenzaron a abrirse lentamente, aferrándose suavemente al cabello de Remus. Poco a poco, sus ojos se cerraron, y su respiración se hizo más profunda y tranquila. Remus continuó meciéndolo, susurrando palabras de amor y consuelo, prometiendo que nunca más lo dejaría por tanto tiempo.
En ese momento, la promesa de Remus no era solo para Piscium, sino también para el mismo. Sabía que mi hijo tendría que encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades y el amor incondicional que sentía por su hijo. Mientras nosotros seguíamos observando con alivio y orgullo.
1983
Había pasado un año desde que Remus empezó a ir con cierta regularidad a misiones y aunque esta vez no duraban más que un par de días, yo había tomado la responsabilidad de organizar reuniones a escondidas con su nieto Piscium, los Lovegood y los Malfoy. Estas reuniones secretas se llevaban a cabo en la casa de los Lovegood, un lugar que se había convertido en un refugio seguro y neutral. Aun no le confesaba a Hope, el lugar a donde íbamos cada tarde mientras ella estaba en el hospital.
En una de esas tardes, mientras el sol se filtraba a través de las ventanas de la acogedora sala de estar de los Lovegood, me encontraba en la casa de los Lovegood, sosteniendo un Piscium en mis brazos mientras Luna, que ya caminaba con seguridad, Trataba de hacerle reír con sus travesuras. Draco, ahora con tres años, corría alrededor de la sala con una energía inagotable. Pandora observaba a los niños con una sonrisa mientras preparaba té en la cocina.
"Me alegra ver que se llevan tan bien", dijo Pandora, entregándome una taza de té. "Es como si se conocieran de toda la vida."
Asentí con la cabeza, mirando a los niños con ternura. Piscium reía ante los intentos de Luna de hacerle cosquillas, y Draco se unía a la diversión, haciendo ruidos de animales que provocaban más risas.
"Sí, tienen una conexión especial", le respondí, acariciando la cabeza de Piscium, sus rizos habían crecido dando una apariencia tierna y rebelde al mismo tiempo. "Es importante que mantengan estos lazos"
En ese momento, la puerta se abrió y Lucius Malfoy entró en la sala, acompañado por Narcissa. Me puse tenso al ver al patriarca de los Malfoy, pero traté de mantener una expresión neutral.
"Lucius, Narcissa, bienvenidos", dijo Pandora, saludándolos con una sonrisa educada. "Por favor, pasen."
"Gracias, Pandora", respondió Lucius, inclinando ligeramente la cabeza. "Veo que los niños están disfrutando de su compañía."
Draco corrió hacia su padre, abrazando sus piernas con fuerza.
"¡Papá! ¡Mira, estoy jugando con Piscium y Luna!" Lucius sonriendo levemente, acariciando la cabeza de su hijo.
"Me alegra verte tan feliz, Draco. Es importante que hagas buenos amigos".
Narcissa se acercó a mí ya Piscium, su expresión suavizándose al ver a su sobrino.
"Hola, pequeño", dijo suavemente, acariciando la mejilla de Piscium. "Has crecido mucho desde la última vez que te vi." Lo cual no era del todo falso, cada mes Piscium crecía, manteníamos la esperanza de que seria tan alto como todos los hombres Lupin.
Observa a Lucius con cautela, sin soltar a Piscium. Sentía una fuerte desconfianza hacia el hombre, pero sabía que debía mantener las apariencias, aun no podía atacar, no sería inteligente de mi parte hacerlo.
"Malfoy, ¿qué te trae por aquí? Nunca antes habías venido", le preguntó, tratando de mantener un tono cordial.
Lucius se acerca con lentitud, su mirada evaluadora sobre mí.
"Lyall, he estado escuchando por un largo tiempo cómo Draco disfruta de la compañía de tu nieto. Es evidente que estos niños tienen un vínculo especial. Eso me ha hecho pensar en el futuro y en cómo podemos asegurarnos de que ambos crezcan en un ambiente. de apoyo y seguridad." Fruncí el ceño, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación.
"¿A qué te refieres, Malfoy?" Lucius miró a Draco, que seguía jugando con Piscium y Luna, y luego su atención regreso a mí.
Narcissa y Pandora intercambiaban una conversación tranquila en un rincón de la sala, mientras Lucius se acercaba más, casi invadiendo mi espacio personal con una sonrisa calculada en su rostro.
"Lyall, debemos hablar en privado", dijo Lucius, señalando hacia un rincón más apartado de la sala.
No me moví por unos segundos evaluando mis posibilidades, al final asentí y seguí a Lucius, sin dejar de mirar a Piscium, que estaba encantado con un juguete que Luna le había dado. Una vez en el rincón, Lucius se volvió hacia mí, su expresión seria.
"Lyall, sé que esta propuesta puede sonar extraña, pero la alianza entre nuestras familias es crucial para el futuro de nuestros hijos. Juntos, podemos asegurar que tengan todos los recursos y la protección que necesitan."
Frunzo el ceño, manteniendo mi voz baja para que los niños no lo escuchen.
"Lucius, sabes bien que no apoyo tus ideales puristas. Siempre he luchado por la igualdad y la justicia, y no puedo simplemente alinear a mi nieto con tus principios". Lucius excitante, una sonrisa que no llegó a sus ojos.
"Entiendo tus preocupaciones, Lyall, pero debo recordarte que los Lupin no tomaron un bando claro durante la guerra, a excepción de tu hijo Remus, que se dejó influenciar por sus amigos . Esta alianza no se trata de ideales, sino de supervivencia y prosperidad. . Con Sirius en Azkaban, Piscium tiene una oportunidad única de reclamar lo que le pertenece por derecho." Sospechó, sabiendo que había verdad en las palabras de Lucius, aunque no quisiera admitirlo. Su familia lo había exiliado, pero Piscium, como heredero Black, tuvo una oportunidad única.
"De acuerdo, Lucius. Aceptaré tu propuesta, pero con una condición. Quiero que obtengas el poder de los Lupin para mi nieto. Fui exiliado de mi familia, pero Piscium, como heredero Black, tiene más posibilidades de obtener el título Lupin. Quiero que usa tu influencia para asegurar ese título para él." Lucius asintió, su sonrisa volviendo a aparecer.
"Considera que ya estás hecho, Lyall. La influencia de los Malfoy es grande, y podemos hacer que esto suceda. Además, te prometemos que lograré esto antes de un año. A cambio, tendré el poder de usar el voto de los Black en el Wizengamot hasta que Piscium tenga la edad suficiente para recuperar su poder."
Estrecho la mano de Lucius, aunque una parte de mi seguía sintiendo desconfianza y recelo. Sabía que estaba haciendo lo mejor para su nieto, pero no podía evitar la sensación de estar haciendo un pacto con el diablo.
Mientras regresaban al centro de la sala, Narcissa y Pandora se unieron a ellos. Narcissa se acercó hacia mí y me susurró: "Haré todo lo posible para proteger a Piscium, Lyall. Puedes confiar en mí".
Moví mi cabeza en agradecimiento por su apoyo. Miró a Narcissa, quien me observaba con una expresión de súplica.
"¿Qué piensas tú, Narcissa?" le pregunto, buscando su opinión. Debía de ser difícil para ella, decidir entre sus principios o el bienestar de su único hijo.
Narcissa suspir, mirando a su esposo y luego a su hijo. Aunque en sus ojos podía ver que ella ya tenía una respuesta. Desde la primera vez que nos vimos, Narcissa Malfoy ya tenía su respuesta.
"Creo que es una buena idea, Lyall. Sé que Remus puede ser reticente, pero debemos pensar en el bienestar de Piscium. Con esta alianza, podremos protegerlo y asegurar que tenga todos los recursos necesarios para su futuro." Asiento lentamente, entendiendo las implicaciones. Sabía que Remus podría no estar de acuerdo, pero también sabía que el bienestar de Piscium era lo más importante. Lucius entusiasmado al escuchar las palabras de su esposa. Sus ojos brillaron con temor por un segundo, pero para cualquier otra persona hubiera pasado desapercibido.
"Por supuesto, Lyall. Por el bienestar de nuestros hijos y nietos". Mientras nos mirábamos a la cara, Draco se acerca a nosotros, tirando de la túnica de su padre.
"¿Qué pasa, papá?" Lucius se agachó para estar a la altura de su hijo, sonriendo.
"Nada, Draco. Solo estamos asegurándonos de que tú y Piscium tengan un futuro brillante". Draco entusiasmado, abrazando a su padre.
"Me gusta jugar con Piscium. Es mi primer amigo. Y cuando seamos mayores, los tres seremos amigos de Harry Potter, ¿verdad, papá?"
La mención de Harry Potter hizo que Narcissa se pusiera tensa, y también note el cambio en su expresión en su esposo. La tensión entre Lucius y Narcissa era palpable, pero los niños no se dieron cuenta.
"Claro, Draco", respondió Lucius, aunque su tono era menos entusiasta. "Pero por ahora, disfruten de su tiempo juntos."
Luna, que había estado observando la conversación, se acercó a Piscium y le ofreció uno de sus juguetes.
"Pisci, tú", dijo con su voz pequeña y dulce.
Piscium tomó el juguete, sonriendo tímidamente a Luna. Observó a los niños, sintiendo una mezcla de esperanza y preocupación. Sabía que el futuro sería complicado, pero también sabía que haría todo lo posible para proteger a su nieto.
Mientras los niños seguían jugando, Pandora se acerca, susurrando: "Has tomado una decisión difícil, pero creo que has hecho lo correcto".
Asentí con la cabeza, mirando a Pandora con gratitud.
"Espero que así sea, Pandora. Solo quiero lo mejor para Piscium".
A medida que la tarde avanzaba, Draco corrió hacia su padre, tirando de la manga de su túnica una vez más.
"Papá, ¿tenemos que irnos ya? Quiero seguir jugando con Piscium". Lucius se agachó para mirar a su hijo a los ojos, acariciándole el cabello.
"Lo sé, Draco. Pero debemos irnos. Prometo que volveremos pronto." Draco hizo un puchero, mirando a Piscium y luego a su padre.
"Está bien, pero quiero que Piscium sea mi amigo siempre". Lucius alentó y ascendió.
"Claro que sí, hijo. Siempre serán amigos." Mientras Narcissa reconocía sus cosas, Lucius se volvió hacia mí una última vez. "Recuerda, Lyall, nuestra alianza es por el bien de nuestros hijos. Nada más importante."
Me mantengo en silencio observando cómo Draco se despedía de Piscium con un abrazo torpe. Cuando Narcissa y Lucius finalmente salieron de la casa, Draco hizo un pequeño berrinche, reacio a dejar a su primo. Ya estábamos acostumbrados a los berrinches de Draco, Piscium aprendió a ignorarlo después de la segunda vez que se vio.
"¡No quiero irme!" gritó Draco, sus ojos llenos de lágrimas. "Quiero quedarme con Piscium." Narcissa se agachó para consolar a su hijo, abrazándolo con ternura.
"Lo sé, mi amor. Pero debemos irnos. Volveremos pronto, te lo prometo".
Draco sollozó, pero ascendió, permitiendo que su madre lo llevara hacia la puerta. Observe la escena con el corazón pesado, sabiendo que había tomado una decisión crucial para el futuro de mi nieto.
Después de que los Malfoy se fueron, regresa a la sala donde Pandora jugaba con Luna y Piscium. La atmósfera se volvió más tranquila y serena, y los niños pronto volvieron a reír y jugar como si nada hubiera pasado.
Una semana después, mientras los niños jugaban, con el permiso de Remus, Pandora y yo comenzamos a trazar un plan financiero detallado para la educación de Piscium. Discutimos sobre fondos de inversión, propiedades y la herencia de los Black, asegurándose de que Piscium tendría todos los recursos necesarios para un futuro brillante. También hablaron de cómo Walburga no podría dejar a Piscium sin herencia, protegiendo así su legado. Aunque la parte del dinero Black aun no lo mencionaba con mi hijo y esposa.
De repente, Draco, con su entusiasmo infantil, se acercó a Luna y Piscium quienes estaban en el suelo mirando tranquilamente un libro infantil de imágenes que se movían, el padre de Piscium lo había traído del último lugar donde estuvo con su equipo de aurores.
"Piscium es mi primer amigo, ¿saben?" dijo Draco con una sonrisa radiante. "Cuando vayamos al colegio, seremos amigos de Harry Potter también. Los tres seremos los mejores amigos."
En el primer mes conviviendo con Draco, aprendí más de Harry Potter que Remus, estaba seguro de que la mayor parte que Draco decía sobre el niño que sobrevivió era falsa, pero no lo iba a discutir con un niño de 2 años y menos cuando cumplió 3. años. La mención de Harry Potter siempre hacía que Narcissa, que aún estaba cerca, se pusiera nerviosa. Una vez más sentí la tensión en su expresión, pero trató de mantener la calma.
"Eso suena maravilloso, Draco", dijo Pandora con una sonrisa cálida. "Serán un grupo de amigos muy especial".
Luna, que apenas comenzaba a pronunciar el nombre de mi nieto de la forma correcta, trató de unirse a la conversación.
"Pis... ci... um", dijo con esfuerzo, señalando a su amigo.
Piscium, aunque aún muy pequeño, sonriendo a Luna y extendiendo la mano hacia ella, provocando una risa suave en la pequeña. Cada vez que me sorprendí de la inteligencia que mi nieto poseía, ya había tenido una extensa conversación con Remus sobre qué casa iría en Hogwarts.
Justo en ese momento, la puerta se abrió y Xenophilius Lovegood entró en la sala, trayendo consigo una brisa fresca del exterior.
"¡Lyall!" exclamó Xenophilius, con su típica energía entusiasta, cada vez que lo veía podía ver a Armastus, claro que solo sucedía si entrecerraba los ojos. "¡Me alegra verte! Perdón por la demora, estaba en medio de una fascinante investigación." Le suena y estrechó la mano de Xenophilius.
"Xenophilius, es un placer verte. No te preocupes por la demora. Pandora y yo hemos estado disfrutando de la compañía de los niños."
Pandora se acercó a su esposo, dándole un beso en la mejilla.
"Xeno, Lyall estaba aquí para recoger unos documentos importantes sobre tu última investigación. Pero los niños han hecho que el tiempo pasa volando". Xenophilius asintió, mirando con afecto a su esposa y luego a los niños.
"¡Por supuesto! Vamos, Lyall, te mostraré lo que he descubierto. Es realmente fascinante." Sigo a Xenophilius a su estudio, mientras Pandora se quedó con los niños.
El tiempo pasaba rápidamente, y Piscium cumplió su primer año rodeado de una mezcla de tradiciones, conocimientos y afecto. Aprovechando la ausencia de Remus con sus misiones y Hope cuando estaba en el hospital por las tardes, organizaba reuniones discretas con los Lovegood y los Malfoy, asegurándome de que su nieto recibiera una educación que le proporcionara un futuro prometedor.
Cada semana, llevaba a Piscium a la casa de los Lovegood, donde Pandora esperaba con una sonrisa cálida. La casa estaba siempre llena de color y música, un lugar perfecto para que el pequeño Piscium desarrollara sus talentos. Pandora, con su amor por las artes, se dio cuenta rápidamente de que mi Piscium mostraba un gusto natural por la pintura y la música.
"Tiene un oído muy afinado para la música", comentó Pandora un día mientras le enseñaba a tocar el violín. Hace unos meses Piscium había aprendido a caminar y desde entonces no tuve un descanso, por casualidad vio el violín de Pandora y se enamoró de él. "Es una verdadera maravilla ver cómo se concentra y aprende tan rápido".
Observe a mi nieto con orgullo mientras tocaba las notas básicas del violín bajo la guía paciente de Pandora. Sus dedos pequeños se movían con sorprendente agilidad, y su rostro se iluminaba con cada sonido que producía el instrumento.
"Es un niño especial", le dije, conmovido. "Estoy agradecido de que tenga la oportunidad de aprender contigo."
Pandora irritando, acariciando el cabello de Piscium con ternura.
"El placer es mío, Lyall. Es un niño maravilloso y merece todo el amor y el cuidado que podemos darle, además de que cualquier maestro moriría por enseñarle, deben ser los genes Black que hacen que sea un prodigio en todo lo que se propone. , aun siendo tan pequeño."
Por otro lado, las visitas a la mansión Malfoy fueron igualmente enriquecedoras. Lucius y Narcissa, a pesar de sus propias tensiones y preocupaciones, se dedicaban a enseñar a Piscium las etiquetas y tradiciones de los sangre pura. Draco, con su entusiasmo infantil, se convirtió en un hermano mayor para Piscium, mostrándole el camino en cada lección.
"Piscium, así es como se debe saludar a los invitados", instruía Lucius con paciencia, mostrando los movimientos precisos y elegantes. "La etiqueta es crucial en nuestra sociedad."
Draco, imitando a su padre, repetía los gestos con una seriedad adorable.
"¡Así, Piscium! Es fácil, solo tienes que practicar."
Las primeras veces tuve miedo en seguir con las lecciones siendo tan pequeño, pero cuando solo lo deje jugando, Piscium se había enojado y presencie su primer berrinche mágico, nunca admitiría que tuve miedo de mi nieto de un año, pero al igual que poseía el El talento artístico y musical de Sirius, también poseía el carácter explosivo de Remus cuando se enojaba. Lo cual solo sucedió casi nunca. Me quede a un lado observando estas lecciones con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que estaba haciendo lo mejor para mi nieto, aunque a veces se preguntaba si Remus aprobaría estas enseñanzas. Pero últimamente Remus, había propuesto normas en la casa, normas algo drásticas.
No pronunciar el apellido B.
No menciones a esa persona.
No comentar el parecido de Piscium con S.
Narcissa, siempre atenta, también dedicaba tiempo a enseñar a Piscium el idioma francés, considerándolo una habilidad valiosa para su futuro, pero Lucius me había confesado que solo lo hacía porque todos los Black lo sabían y que era primordial que la primera palabra sea en francés. . Sentados en la biblioteca de la mansión Malfoy, Narcissa y Piscium practicaban juntos, mientras el pequeño Draco escapaba de esta lección en particular.
"Répète après moi, Piscium: "Bonjour, comment ça va?", dijo Narcissa, sonriendo alegremente.
Piscium repetía las palabras con seriedad, su pronunciación mejorando día a día. Aunque aun tenia leve parecido al catalán, el cual nadie lo hablaba, solo Lucius.
"¡Très bien, mon cher!" exclamó Narcissa, aplaudiendo suavemente. "Eres un estudiante muy aplicado".
En un rincón tranquilo del jardín, bajo la suave luz del atardecer, Narcissa y yo compartimos un momento de profunda nostalgia mientras observábamos a Piscium jugar entre las flores y los árboles, Draco había corrido al ser perseguido por los pavos albinos. El aire estaba impregnado de una calma melancólica, y el murmullo de la brisa parecía susurrar antiguos secretos.
Narcissa posó su mirada en Piscium con una expresión enternecida, pero también con un brillo de tristeza en los ojos. Un suspiro se escapó de sus labios antes de que pudiera articular sus pensamientos.
"Lyall, ¿has notado el increíble parecido que tiene Piscium con Regulus?" me preguntó, su voz apenas un susurro cargado de emoción. "Cada vez que lo veo, siento como si estuviera viendo a mi querido primo en lugar de un niño."
"No eres la única, Narcissa. Remus me dijo que es como si el espíritu de Regulus estuviera vivo en su hijo, reflejándose en cada gesto y cada mirada, pero yo aún no lo noto", respondió con sinceridad.
Narcissa dejó escapar un suspiro, una lágrima solitaria deslizándose por su mejilla mientras recordaba tiempos pasados llenos de risas y complicidad entre primos.
"Es difícil no pensar en Sirius en momentos como este, Lyall. Imagino lo feliz y triste que estaría al ver a su hermano viviendo a través de su hijo", murmura, su voz entrecortada por la emoción que la embargaba.
Tome suavemente su mano, compartiendo su dolor y su añoranza por los seres queridos que ya no estaban. Juntos, nos sumergimos en un mar de recuerdos y sentimientos, honrando la memoria de aquellos cuyo legado perduraba en mi Piscium, un vínculo tangible con el pasado que los unía en su nostalgia compartida.
Mire a Narcissa con complicidad, como si compartiera un secreto que pesaba en mi corazón.
"Narcissa, hay algo que debo contarte sobre Remus", mi su voz cargada de pesar y comprensión, mi hijo me mataría si se enteraba lo que estaba a punto de decir. "Aún ama a Sirius. He visto cómo se aferra a su chaqueta de cuero, envuelto en sus recuerdos, susurrando su nombre mientras observa a Piscium dormir o jugar. Recuerdo una vez, hace unos meses, cuando Remus estaba cuidando a Piscium en la sala. . Lo vi sentado en el sofá, con la chaqueta de Sirius envuelta alrededor de él, como si fuera un refugio contra el dolor y la soledad. Sus ojos estaban llenos de nostalgia, pero también de amor, un amor que nunca desaparecerá.
Narcissa bajó la mirada por un momento, sintiendo la tristeza que emanaba de mis palabras. Sabía lo profundo que era el amor entre Remus y Sirius, y cómo su partida había dejado un vacío en el corazón de mi hijo.
"Lyall, el amor entre Remus y Sirius nunca morirá. Aunque él ya no esté básicamente, su presencia sigue siendo palpable en sus vidas, especialmente en la de Piscium", respondió, con una mezcla de tristeza y resignación en su voz.
Me obligo a asentir con pesar, reconociendo la verdad en las palabras de Narcissa. Juntos, compartimos un momento de reflexión silenciosa, honrando el vínculo eterno entre Remus, Sirius y su hijo, un lazo que trascendía el tiempo y el espacio, marcado por el amor que perduraba más allá de la muerte.
