Hola Pergaminos y Nazarins, regresando a las peleas en mi fanfic El Que Volvió.

Dos peleas llegan a su clímax. Evileye recibe ayuda inesperada y Gargaran resurge.

Con ustedes

El que Volvió

Capítulo 87: Tiempo Perdido/Muévete

Puerta Norte

La vampira estaba cansada; ya había sido perforada más veces de las que recordaba, y nunca antes tantas heridas le habían molestado.

Antes de abrazar el vampirismo, tales daños habrían necesitado ser tratados con mucho sangre animal, lejos de sus colegas. Ahora, bastarían unos sorbos de sangre humano, eso si las heridas no hubieran sido causadas por un arma de plata.

La Aguja del Tiempo ciertamente era un arma usada para enfrentar vampiros, que tenían una velocidad superior; esa espada servía para equilibrar la lucha.

Evileye intentaba prever de dónde vendría el próximo golpe. Tal vez podría protegerse completamente en una cúpula de cristal, pero estaría aislándose, y eso solo serviría para ganar tiempo. Aun así, el niño no le quitaba los ojos de encima; cualquier círculo mágico y él la apuñalaría.

Turbulencia estaba sentado sobre una mesa, balanceando alegremente sus piernas mientras veía a la maga sufrir, pensando si en el próximo ataque debería rasgar su ropa.

Detrás del niño sádico, una chica asustada miraba directamente a Evileye. Sus miradas finalmente se cruzaron. Ella aún se escondía detrás de la columna, pareciendo más asustada de su compañero que de cualquier otra cosa en ese momento. Entonces, finalmente tuvo el coraje de gesticular con la boca dos palabras.

Palabras que Evileye no entendió.

- '¿Sea atroz? ¿Huye después? ¿Mata ferozmente? ¿Qué quiere decir? ¿Cómo enfrentar a alguien que detiene el tiempo? No puedo teletransportarme; si intento volar, él me apuñalará antes de que salga del suelo. No puedo atacar. ¿Cómo lucho contra alguien tan...?' - en ese momento, fue como si una luz se hubiera encendido dentro de la cabeza de Evileye y un coro de ángeles hubiera cantado.

El niño con la espada decidió que su diversión había terminado, necesitaba abrir las puertas para iniciar el ataque. Aunque solo había pasado un minuto desde que las chicas aparecieron, él tenía un trabajo que cumplir.

- Sin tiempo que perder - rió para sí mismo.

Turbulencia del Tiempo: ese título lo eligió después de ganar su espada y ver lo que podía hacer. Pareció un nombre adecuado y le encantaba usar esos poderes.

¡Las armas mágicas eran increíbles! Ni siquiera necesitaba hacer un hechizo o esperar círculos mágicos, su uso era instantáneo.

Durante años, las usó para pequeñas travesuras, luego para maldades y acosos. Las chicas del palacio que lo ignoraban eran sus principales víctimas.

Evileye se levantó y miró al niño. Como si estuvieran sincronizados, ambos atacaron.

Estando en el Flujo Temporal, Turbulencia se acercó a la maga, quería recargar una última vez antes de matarla.

La chica estaba frente a él, con el brazo extendido como si quisiera golpear a alguien. Cuando la espada se clavó nuevamente en el estómago, él sintió su garganta aplastarse.

- Tee peeeguéee deeeesssgraaaaciiiaaadooo - dijo la vampira como si estuviera en cámara lenta.

Cuando la chica asustada dijo las dos palabras, finalmente la vampira recordó sus estudios de hace casi doscientos años. Los hechizos de tiempo eran raros y todos por encima del nivel 10. Definitivamente el niño no era un mago de nivel 10, ni su arma, aunque legendaria, era de ese nivel, entonces él estaba haciendo otra cosa.

"Sé veloz": las dos palabras que la chica gesticuló. Eso bastó para que Evileye se diera cuenta de que el niño solo se estaba moviendo a una velocidad tan grande que desaparecía.

Con esfuerzo, necesitó concentrar todo su poder vampírico para acelerarse. Tal vez su señora, como vampira superior, habría percibido inmediatamente que el niño solo se movía muy rápido.

Eso debería ser algo que necesitaba practicar: acelerar sus sentidos y su cuerpo para ser casi invisible. Nunca había hecho algo así, no a esa velocidad. Todo a su alrededor parecía detenido. Aunque no era tan rápida como el arma hacía a Turbulencia, fue solo por una fracción de tiempo que logró igualarse. Ahora parecía arrastrarse para quitarse la máscara y revelar sus ojos carmesí.

- '¡TENGO QUE MORIR!' - gritó dentro de sí el niño al ver los ojos y dientes de la vampira, dándose cuenta de cuánto sufriría.

Sabía que, aunque el dolor fuera inmediato, cualquier daño que recibiera en el flujo, los efectos solo lo afectarían al salir del hechizo, pues todo estaba sucediendo en una fracción millonésima de segundo. Entonces, necesitaba morir lo más rápido posible.

Intentó respirar, pero su garganta estaba aplastada, impidiendo cualquier intento de detener el hechizo. La otra alternativa era soltar la espada, pero, cuando pensó en eso, sintió el toque de otra mano sobre la suya y la presión que destrozó sus dedos contra el mango del arma.

- Eeeeereeees míiioo.

Una persona puede vivir en promedio cuatro minutos sin respirar. Para Turbulencia, eso pareció una eternidad. Evileye supo aprovechar muy bien ese tiempo para lidiar con el niño.

La chica teócrata no sabía si sus palabras habían ayudado. Para ella simplemente parecía que Turbulencia había desaparecido de allí y surgido en medio de una explosión de sangre junto a la maga. El cuerpo del niño estaba en jirones entre el cuello y la cintura, descascarado hasta los huesos.

- *¡Por los Seis! ¿Qué hizo?* - susurró la teócrata.

- ¡Tú! ¡Chica de la Teocracia! ¿Tienes alguna poción? - preguntó Evileye escondiendo el rostro en la máscara.

- ¡A-Aquí mi señora! - la chica tartamudeó al correr para dar la poción.

- No para mí, para ella. - Evileye señaló a Godia mientras se sentaba al lado del cuerpo - ¿Por qué me ayudaste?

- Y-yo, también necesito ayuda, la Teocracia cayó, n-no pueden protegerme, también son un objetivo, tengo que esconderme lejos de ellos.

- Traicionaste a tu amigo.

- Élnoeramiamigo - dijo rápidamente la chica, intentando ocultar el cuerpo en un gesto instintivo.

Evileye ya había visto eso en mujeres abusadas que fueron rescatadas de antros de esclavitud sexual.

- ¿De quién necesitas esconderte? - preguntó Evileye.

- Del Rey Hechicero - respondió la Astróloga de Mil Millas - Sabe que vi su poder en Katze. Va a venir por mí.

- 'Tsc. Era lo que me faltaba' - Estás somnolienta - dijo Evileye con sus ojos brillando en carmesí. Tenía que hacer que la chica se durmiera hasta decidir qué hacer.

- Y-yo estoy muy cansada, no duermo hace meses, gracias por preguntar... - respondió la chica de forma distraída al terminar de dar la poción.

- 'Maldición! Tengo que practicar esto también.' - Cierto, estás bajo la protección de las Rosas Azules. Intentaré conseguir asilo para ti en el Reino Santo... si sobrevivimos - respondió la vampira, esperando poder recuperarse con la poca sangre que el niño tuvo para ofrecer.

Puerta Oeste

El Monje intentaba recuperarse del golpe que había recibido. Escupiendo sangre, tomó una decisión: ahora no era momento de contenerse.

- ¡Arte Marcial! ¡ASURA!

Cedran tomó posición para defenderse. Conocía casi todos los nombres de artes marciales, desde las más comunes como Fortaleza hasta aquellas exóticas como el Puma de Acecho, sea lo que sea que hacía. Pero ese nombre, ese nunca lo había oído.

Brutt fue criado y entrenado en una comunidad muy al sur. Los monjes de allí enseñaban un estilo de lucha diferente y una filosofía de vida diferente. A pesar de sus enseñanzas, abandonó el lugar cuando era joven; anhelar conocer el mundo lo impulsaba. Se convirtió en aventurero, cayó en desgracia y se recuperó. Ahora servía a la responsable de una nueva religión, algo que le atraía, a pesar de las diferencias aún era muy parecido a la filosofía que había aprendido.

El arte marcial que usaba reunía otras tres artes al mismo tiempo, enseñado desde niño que solo debía usarla para defenderse y en último caso. Aumentaba su fuerza, resistencia y velocidad.

Con una rapidez impresionante, atacó a Cedran. Este levantó su escudo de torre antes de ser alcanzado, luego vino el golpe lateral. Movió el escudo hacia ese lado, pero otro puñetazo vino del lado opuesto. Usando el escudo más pequeño, se defendió. Los golpes empezaron a venir cada vez más rápido: izquierda, derecha, por debajo, por encima.

El Guerrero de las Incontables Barreras estaba haciendo honor a su nombre, hasta que defendió dos puñetazos al mismo tiempo, pero un tercero pasó y lo alcanzó.

- ¿Qué fue eso?

Nuevos golpes y más puñetazos pasaron, a tal velocidad que, para Cedran, era como si estuviera siendo atacado por un hombre con seis brazos.

Ese ataque duró hasta que un puñetazo encajó directamente en su mandíbula, Cedran aprovechó esa abertura mayor para golpear a Brutt lanzándolo contra un edificio en construcción.

El monje salió de allí cargando una enorme viga sobre el hombro. Ella debía tener unos diez metros de largo por unos cincuenta centímetros de ancho; él era realmente muy fuerte.

- Puedes venir - dijo Cedran, sonriendo después de escupir un diente.

Brutt usó la viga para golpear lateralmente, pero fue bloqueado. Giró e intentó alcanzar las piernas del guerrero de los escudos, pero nuevamente sin éxito; su velocidad estaba agotada.

La única opción que le quedaba era su fuerza. Entonces, apuntó la viga al centro del cuerpo de Cedran y avanzó con todo lo que tenía. El hombre usó el escudo para desviar el golpe.

La viga golpeó la puerta que estaba detrás, abriendo un agujero cuadrado en la madera maciza. El monje la jaló rápidamente, la giró sobre la cabeza y nuevamente intentó golpear como un ariete en dirección al estómago, siendo bloqueado completamente.

- La tercera es para dar suerte - murmuró Brutt.

Una última tentativa, eso era todo lo que tenía. Con toda su fuerza, intentó golpear la cabeza de Cedran, pero, en el último instante, bajó la punta de la viga intentando un golpe bajo.

El guerrero de los escudos percibió la maniobra y bajó su protección rápidamente, desviando el golpe hacia el suelo.

Con el impulso, la viga se clavó en la tierra. Brutt terminó resbalando y quedando prensado bajo el peso de la madera, impotente.

Al ver a su adversario agotado Cedran habló.

- Si fuera contra mi colega, ya estarías muerto. Aun así, nunca tuviste oportunidad; nadie nunca logró moverme.

Brutt entonces levantó la cara con una sonrisa.

- Yo tal vez no, pero ella sí.

Cedran levantó la mirada a tiempo de ver a la Guerrera Pesada cayendo desde lo alto del edificio. Se protegió con el escudo antes de percibir que no era él el objetivo.

Ferro Vil golpeó la punta de la viga con una fuerza que nunca había sido usada antes. En el lado opuesto, la otra punta subió tan rápido que fue imposible defenderse.

Alguien dijo una vez: "Dame un punto de apoyo y una palanca lo suficientemente larga y moveré el mundo."

Cedran no era el mundo, pero la lógica se aplicaba. Fue golpeado en sus partes íntimas con tal fuerza que salió volando por encima del muro, lanzado lejos, cayendo a varios kilómetros detrás de las líneas enemigas.

Esta lucha había terminado.

Gargaran se acercó a Brutt, empujó la viga que se había partido con la fuerza del golpe, así como el hombro del monje.

- ¿Y qué? ¿Estás vivo?

- No, déjame descansar en paz - respondió de manera humorística.

La guerrera agarró el hombro aplastado y lo empujó hacia arriba, con el sonido de ramas partiéndose, colocándolo en su lugar.

- ¡Ay! Ve con calma con el dolor.

- Deja de llorar -dijo ella, arrojando una de sus pociones en la herida, que comenzó a curarse.

- ¿Qué hacemos ahora? -quería saber Brutt.

Gargaran cogió una piedra y la arrojó por el agujero abierto en la puerta, resultando en un grito de dolor y muerte del otro lado. El sonido de varios pasos apresurados se oyó hasta desaparecer en la distancia.

- Esperemos que sigan con miedo - dijo ella, recostándose en medio de la calle.

...

Nota del Autor

Vamos a las peleas, si alguien pensara que la pelea de Evileye sería más fácil, consideré su falta de experiencia como vampiro, Shalltear habría matado al chico antes de que él la tocara.

Gargaran y Brutt ganaron porque eran guerreros experimentados y sabían anticiparse a su colega.

La semana que viene terminan las otras dos peleas.