Capitulo 51
Kiki en la parte más retraída del primer piso de Jamir, abrió una puerta solitaria en un pasillo hecho de roca, iluminado con antorchas. Al entrar al interior de la habitación, uso su Cosmos para crear una bola de luz que floto en el aire como iluminación. Eso fue de los primeros trucos que le enseño su maestro Mü.
La habitación era de espacio reducido con cuatro paredes que parecían atrapar a una persona. En las pared que uno ve al entrar, están colocadas colgantes de plata, pero el metal que una vez pudo brillar estaba dañado por el oxido que el tiempo le hizo, pero de alguna manera seguían resistiendo para colgar las herramientas por las que Kiki vino. En el rincón de la habitación había dos barriles de madera y
Las herramientas eran 5 sencillas: un martillo, garrote, dos clavos, uno de tamaño grande y otro de tamaño mediano, y pinzas. Todas estaban hechas de Orichalcum, imbuidas en sus inicios de Cosmos de un Caballero Dorado, explicando su tonalidad dorada. Por eso, aunque se les veía algo dañadas y viejas, no les afecto tanto el tiempo.
Así como las armaduras pasan de generación en generación, las herramientas que ve ahora mismo son iguales. Son las herramientas de trabajo que usaron los primeros forjadores de armadura cuando fueran creadas en la Primera Guerra Santa de la historia.
Estas herramientas de trabajo no se usaban a menudo. Cuando hay que reparar una armadura, las herramientas que se usaban eran las que venían con la armadura de Buril, o cuando esa armadura ya había elegido a su portador, se usaban unas copias de esas herramientas para el trabajo. ¿La razón? Es porque a diferencia de las mencionadas, estas herramientas tenían poder propio.
-Según mi maestro Mü, estas herramientas fueron las que crearon a las armas de Libra y el arco de Sagitario, por lo que su poder puede incluso remodelar una estrella- paso suavemente sus dedos por el mazo del martillo. -Su poder y calidad al reparar es tan grande que podría destruir una armadura con solo un golpe. Él me indico que nunca las usara para reparar ninguna armadura, a menos que tuviera que reparar una Armadura Dorada que fue gravemente dañada- tomo las herramientas con mucho cuidado, una por una. -Y además, si el forjador no tiene el nivel suficiente, no podrá blandir estas herramientas con la eficiencia necesaria-.
Incluso antes de volverse un Caballero Dorado, Kiki ya era un reparador de armadura. Antes que técnicas de combate, Mü le enseño como reparar las armaduras. Fueron esas enseñanzas los que le dieron un ojo para la herrería, lo que le permitió desde niño ver las grietas en las armaduras, aun cuando no eran visibles a simple vista.
Fue él quien reparo las armaduras de Jabu y los demás, luego de que fueran dañadas cuando entre todos protegieron a Seika del poder de Thanatos.
Y fue su prueba como Caballero y forjador de armadura reparar las armaduras doradas. Aunque la mayoría estaban ilesas, las que Poseidón envío para ayudar a Seiya y los demás quedaron tan destruidas que cuando volvieron de los Campos Elíseos, siguiendo el Cosmos de Athena, sus formas de estatua estaban hechas de pedazos de cada fragmento.
Le tomo mucha sangre, sudor y dos años repararlas, y aun cuando parecían estar listas, Kiki podía ver las grietas que aun tenían las armaduras. Grietas que tardo hasta la actualidad de cerrar totalmente.
Pero eso fue en el pasado. Ahora es diferente. Sus habilidades como Santo y forjador han mejorado muchísimo. Ya no es ese niño que se quedaba viendo a su maestro y los demás luchar. Ahora él puede luchar a su lado.
-¿De verdad puedo?-.
Recordó su enfrentamiento contra Lior de Amasu. Aunque chocaron Cosmos y técnicas, él fue el que resulto más herido y agotado. Tan así, que Shiryu tuvo que bajar de Libra para auxiliarlo.
Si Amasu no se hubiera retirado, lo más probable es que lo hubiera derrotado o Shiryu hubiera llegado y tomado su lugar. ¿Cómo podía llamarse Caballero Dorado si necesitaba ayuda para una pelea?
-Sigo siendo inexperto. Aun estoy muy por debajo del Maestro Mü. Todavía no puedo considerarme un "igual" frente a Seiya y los demás- pensó con amargura, apretando subconscientemente el mango del martillo. -Por eso acepte esta tarea...-.
La razón de aceptar el pedido de la Diosa Amaterasu con respecto a su curiosa idea no fue solo por que una Diosa se lo pidió, sino que fue para probarse a si mismo, probar su Cosmos y habilidades. Aun si no era tan fuerte como Seiya y los demás, no existía nadie más que él para reparar las armaduras dañadas.
En las batallas futuras, sin duda habrían muchas armaduras dañadas, y él sería necesario para repararlas. Si quería cumplir con ese papel, tenía que demostrarse a si mismo que estaba capacitado para tal responsabilidad. Tenía que demostrar que Aries no se equivoco al elegirlo.
Tomo las herramientas y salió de la habitación, cerrando la puerta en el camino. Al llegar a la sala principal, doblo la esquina hacía las escaleras, pero se detuvo al sentir varios Cosmos aparecer.
-Berserkers- reconoció de inmediato. -¿Cómo se enteraron que vendría? ¿O ya estaban esperando?-.
Sintió los Cosmos de Makoto y Akira encenderse. Su primer impulso fue unirse, pero se detuvo. Aun le faltaba cosas que tomar, aparte que necesitaba restaurar las herramientas. No podía distraerse. Además, y sintiendo los Cosmos del enemigo, aunque eran casi 20, sus Cosmos no eran la gran cosa.
Por su número podrían sofocar a un Caballero de Bronce ordinario, pero Makoto y Akira no eran Santos de Bronce ordinarios. Ambos, junto con Tatsuya, fueron entrenados y guiados por Seiya en sus inicios. Su nivel estaba sobre la media de Santos de Bronce, casi al nivel de un Santo de Plata, aunque aun les faltaba impulso.
-Tendrán que encargarse ustedes solo esta vez- dijo. -Aunque conociendo a Makoto, es lo que esperaría-.
Subió las escaleras hasta el quinto piso, donde era una pequeña habitación con esculturas de diferente tipos: budistas, animales o personas. En el centro estaba un tapete y cerca del espacio de la ventana había una pequeña mesa de madera.
Kiki tomo la mesa y la puso sobre el tapete. Se arrodillo y dejo con cuidado las herramientas en la mesa.
Ahora viene la parte importante.
¡SLASH!
Juntando Cosmos en la punta de sus dedos, Kiki se hizo un corte profundo en la muñeca izquierda. La sangre que cayo baño por completo las herramientas, empapando el trapo que estaba debajo de ellas y que impedía que cayera al suelo.
Así como las armaduras necesitan sangre de un Caballero para renacer, estas herramientas que fueron hechas de los mismos materiales necesitan lo mismo. Aunque en su caso, la sangre de un forjador.
Cuando las herramientas estuvieron bañadas por completo de sangre, Kiki se cerró la herida con su Cosmos. Aunque debió perder casi dos litros, estaba entrenado para que una perdida así no fuera nada. Con la capacidad del Cosmos, podía regenerar los litros perdidos rápidamente.
-Ahora...- puso sus manos sobre las herramientas, emanando un aura dorada que las cubrió. -Necesito cubrirlas de mi Cosmos durante unos minutos mientras están bañadas de mi sangre. Solo así estarán restauradas totalmente-.
Cuando ese proceso este listo, solo deberá tomar el Polvo de Estrellas y fragmentos de Orichalcum que tiene guardado en bóvedas en los pisos de la torre y estará listo.
Mientras tanto, confiara en sus amigos para que lo protejan.
Afuera de la Torre de Mü, Makoto y Akira luchaban contra los Berserkers, no dejando que ninguno de ellos siquiera se acercara a la torre. Tenían la misión de proteger a Kiki y eso harían.
-¡Corte de Pez Espada!- Akira levanto fuertemente el brazo recto hacía el cielo, lanzando un corte de energía verdoso hecho de Cosmos que golpeo a dos Berserkers, cortando las zonas donde su técnica impacto, haciendo estallar sangre.
-¡Fuego Ardiente del León Menor!- Makoto su Cosmos para crear llamas que se arremolinaron alrededor de su brazo derecho. Dio un puñetazo con ese brazo hacía adelante, liberando las llamas como una ráfaga de fuego que obligo a algunos Berserkers a separarse. -No se quedan quietos-.
Dos soldados Berserkers saltaron y patearon a Makoto, quien alcanzo a cubrirse con los brazos, pero fue empujado hacía atrás, dejando un rastro de sus pies en el suelo con forma de líneas.
Un soldado Berserker ataca a Akira, quien se agacha esquivando el golpe y lo empuja con un golpe en el rostro, pero eso evito que prestara atención a un segundo soldado que se acerco por detrás del primero, quien le dio un golpe en el rostro que tiro a Akira al suelo.
-¡Akira!- Exclamo Makoto al ver eso. Con su Cosmos, dio un golpe khen al soldado que, aunque no fue fuerte, lo empujo hasta el borde del acantilado en donde estaban y termino por resbalarse y caer. -¿Estas bien?-.
Akira se incorporo, limpiando el hilo de sangre que cayo de sus labios por el golpe con el dorso de su mano. -No te preocupes-.
-Son solo Santos de Bronce y los superamos en número, ¿cómo es que no podemos derrotarlo?- Pregunto un soldado Berserker, incrédulo de que dos chiquillos de bronce puedan con un escuadrón de Berserkers por su cuenta.
-Es porque no Santos de Bronce cualquiera, fuimos entrenados por el mismo Seiya. ¡Somos los próximos Santos de la esperanza!- Alardeo emocionado y confiado Makoto.
-¿Seiya? ¿Hablas de Seiya de Sagitario, el Asesino de Dioses?- Pregunto el Berserker líder, que era un joven de cabello negro y armadura carmesí cuyas partes protegían brazo, piernas, hombros y torso, pero dejaba expuesto el estomago. Las partes del hombro tenían un cuerno en cada hombro que hacía un semicírculo hacía abajo y tenía un tiara con el diseño de algún tipo de melena. Era el mismo joven que pregunto por Kiki al llegar. -¿Son sus aprendices?-.
-De cierto modo- respondió Makoto.
-Eso es perfecto. Matar a dos Santos que fueron entrenados por el mismo Seiya será un buen reconocimiento para el Batallón del Desastre. Hasta me podrían ascender-.
-¿Y tu eres?-.
-Soy Lucas de Satiro, el líder del escuadrón a cargo de esta misión- se presento el joven con aires de grandeza. -Retrocedan- les ordeno Lucas a sus hombres. -Yo me encargaré de estos dos-.
-¿Ah, si?- Pregunto Makoto, avanzando lentamente.
-Makoto…- Akira intento llamar a su amigo, viendo lo que haría.
-Tu relájate y disfruta del espectáculo, Akira- dijo el castaño a su amigo. -Yo me encargaré de este fanfarrón-.
-¿Tu te encargaras de mi?- Repitió Lucas como si hubiera escuchado una broma. -No me hagas reír, chico. ¿Quién te crees que eres?-.
-¡Soy Makoto de León Menor! ¡Seré el siguiente héroe del Santuario, recuérdalo bien!-.
Sabe que no debería estarlo, pero Makoto no puede evitar emocionarse. Finalmente, la oportunidad de demostrar su valor había llegado. El momento que tanto había esperado desde que obtuvo su armadura llego. La oportunidad de probar que era un verdadero Santo de Athena, de que podía ser tan fuerte como Seiya estaba frente a sus ojos y no la desperdiciaría por nada del mundo.
-¿El siguiente héroe? Temo que no podrás hacerlo una vez que te mate- declaro burlón el Berserker, elevando su Cosmos que se manifestó como una capa rojiza alrededor de su cuerpo.
-Eso lo veremos- Makoto se puso en pose de pelea, encendiendo su Cosmos que se manifestó como una capa naranja alrededor de su cuerpo.
Una brisa de viento paso por el lugar, sacudiendo los cabellos de los guerreros. El silencio que se genero era demasiado tenso, la expectativa de ambos lados de lo que podría resultar se podía sentir en el ambiente.
-Ten cuidado, Makoto- deseo para sus adentros Akira. Su mirada iba de Lucas al resto de tropas Berserkers que habían retrocedido y al igual que él, se mantendrían como espectadores. -No puedo bajar la guardia con estos tipos-.
León Menor y Satiro se sostuvieron la mirada con fiereza, ambos guerreros de corazón apasionado y gran orgullo con deseos de probar sus habilidades con el otro, para que solo uno salga triunfante con el orgullo de la victoria gloriosa.
Makoto arrastro suavemente su pie dominante hacía adelante, siendo el primero en lanzarse al ataque.
-¡Toma esto!- Alzo su puño derecho, rodeado de su Cosmos y lanzo un puñetazo que conecto, liberando una pequeña onda expansiva. -¡Si!-.
Pero el festejo no le duro nada al ver lo que realmente paso: Lucas había movido su rostro unos milímetros, lo suficiente para que el puño de Makoto pasara justo al lado de su rostro, y fue detenido por su mano izquierda.
-¿Esto es todo lo que puede hacer el supuesto futuro héroe? Con toda esa palabrería, esperaba más del primer golpe- dijo Lucas, atrapando el puño de Makoto con su mano izquierda. -Te enseñaré un verdadero primer golpe-.
El Berserker de Satiro hizo retroceder su brazo derecho para que tomara impulso, lanzando un golpe al estomago de Makoto que no tenía protección. El golpe fue tan potente que el cuerpo del Japonés se encorvo del impacto y se pudo hasta ver una onda expansiva salir desde la espalda del punto en donde fue el impacto.
Makoto escupió saliva mientras retrocedía con los brazos rodeando su estomago. Por la expresión de su rostro era obvio que el golpe le había dañado y tomado por sorpresa su fuerza.
-Sobreviviste el primer golpe, nada mal. Al menos te elogiare eso- dijo Lucas, acercándose con dos pasos y tomando a Makoto del cuello, levantándolo del suelo. -Pero ahora te mataré con este golpe para seg… ¡GUUGH!-.
No pudo terminar su frase, porque recibió un golpe en la barbilla que hizo que su cabeza se levantara y viera al cielo y un poco hacía atrás. La fuerza del golpe fue tanta que voto la tiara que llevaba puesto, además de hacerlo soltar a Makoto y retroceder un par de pasos.
-¿Qué demo...?- se llevo una mano al mentón, pero apenas lo toco alejo sus dedos por el dolor.
-Hehehe…- el Berserker vio a su enemigo confundido por soltar una risa. -Maldito bastardo, ese golpe si me dolió. Seiya tenía razón, no debo subestimar nunca a mis enemigos- el Japonés se paro correctamente, como si el golpe que antes recibió se hubiera curado. -Ahora estamos a mano-.
-Tu... ¿cómo demonios te recuperaste de mi golpe?- Pregunto Lucas confundido.
-No me cure, te dije que si me dolió- respondió. -Si te refieres a como reaccione antes bueno... exagere para enseñarte-.
-¿Qué?- Soltó sorprendido, pero rápidamente unió los hilos basándose en las palabras que este humano a dicho. -Tu... fingiste que te afecto para que bajara la guardia-.
Makoto asintió. -Si no pudiera resistir golpes como ese, no sería digno de esta armadura. Y comparado con los golpes de Seiya, el tuyo apenas fue un toquecito-.
En las ocasiones que Seiya pudo entrenarlo a él y a sus amigos, lo que siempre destaco en sus entrenamientos, era que Seiya se enfocaba en que pudieran resistir los golpes que pudieran recibir y levantarse para devolverlos, por lo que Seiya los sometió muchas veces a ejercicio de resistencia y peleas de práctica en contra de él, donde obviamente no eran rivales y siempre eran golpeados.
Esas palizas, dolores en todo el cuerpo y hasta huesos rotos al final demostraron servir, ya que el golpe de este Berserker que podría haber roto los huesos de un Santo de Bronce cualquiera, no le hizo mucho a los de Makoto.
Lucas vio a Makoto con furia por tal burla de su fuerza. ¿Cómo se atrevía este servidor de una Diosa cobarde como Athena a burlarse de él? Definitivamente lo mataría.
Con su Cosmos lleno de furia, Lucas se lanzo hacía Makoto, quien esta vez estaba preparado y esquivo el golpe para responder con una patada que su enemigo bloqueo, pero la fuerza lo empujo hacía atrás, marcando algo de distancia entre ellos.
Esa distancia fue cortada muy pronto cuando ambos se lanzaron contra el otro, iniciando un choque de golpes, patadas, esquivos y bloqueos entre ambos. Una danza de puños y fuerza entre dos enemigos contrarios que querían acabar con el otro para probar su valía.
El estilo de pelea de Makoto era el tradicional que se practicaba en el Santuario, de dar muchos golpes, bloquear y esquivar. El estilo que se enseñaba era una variación moderna del Pancracio, un arte marcial Griego. Lo que lo diferenciaba del estilo antiguo eran incorporaciones de movimientos de otros estilos como Judo, Karate y Boxeo.
Claro que era el estilo que se enseñaba en el Santuario, pero no el único. Dependiendo del maestro, un Caballero podría aprender más de un estilo, o perfeccionarse en un único estilo. Shiryu era del primer caso, que combinaba Pancracio con artes marciales Chinas enseñadas por Dohko, Karate y otras artes, siendo el más experto en artes marciales de todo el Santuario. Y Shoko era del segundo tipo, que perfecciono hasta el limite su Karate que aprendió desde niña por su padre adoptivo.
Lucas esquivo un puñetazo a su rostro y levanto su mano como garra y ataco hacía la cara de Makoto, quien dio un paso atrás, esquivando apenas ese ataque, para que al pasar, diera un paso adelante y lanzara un upercut que Lucas esquivo retrocediendo. Con algo de distancia entre ellos, Lucas dio una patada a las costillas de Makoto que lo hizo doblarse un poco, pero el Japonés reacciono rápido y tomo la pierna de su enemigo antes de que se alejara.
Lucas tiro de su pierna para liberarla, pero no lo conseguía. Makoto le sonrió mordazmente y encendiendo su Cosmos, tiro de su pierna para atraerlo y darle un golpe en el rostro que lo lanzo a los pies de sus hombres, quienes retrocedieron cuando el cuerpo de su líder cayo cerca.
-¡Maldito...!- Lucas escupió la sangre que se junto en su boca, junto con un diente que le saco por ese golpe. -Ya baste de juegos, te mataré como se debe- encendió su Cosmos, elevándolo tan alto como pudo. -¡Embestida de Satiro!-.
Con su Cosmos rodeándolo, Lucas se lanzo brincando con los brazos a la altura de sus costillas.
-¡Fuego Ardiente del León Menor!- Makoto lanzo su técnica, pero antes que golpeara, Lucas se hizo a un lado al último segundo, haciendo que la llamarada pasara de largo.
Con un brinco más, Lucas se posiciono adelante de Makoto con el cuerpo encorvado y las rodillas dobladas. Antes que el Santo de Leon Menor pudiera reaccionar, Satiro golpeo con sus dos brazos el torso de su enemigo. El golpe libero un choque de Cosmos rojizo y Makoto salió volando y choco con la torre de Mü en el nivel del tercer piso.
-¡Makoto!- Grito Akira, girando la cabeza hacía donde se estrello su amigo.
-Ese renacuajo dio más problemas de los que pensé, pero ya lo mate- dijo Lucas, mientras recibía ovaciones de sus soldados atrás suyo. -Supongo que sigues tu- cambio su vista a Akira.
Antes de hacer algo, una llamarada fue lanzada hacía Lucas, quien la esquivo de un salto. Al seguir la dirección de donde vino, vieron a Makoto de pie, en el agujero que se creo al impactarse en el tercer piso de la torre.
-¡Aun no estoy muerto!- Grito Makoto, su grito fue lo suficientemente alto para que todos lo escucharan. Salto de donde estaba a los pies de la torre. Mientras se acercaba, vio el agujero que hizo. -Espero que Kiki no se enoje conmigo-.
Cuando se acero a él, Akira vio los daños que sufrió su amigo. El pectoral de su armadura estaba dañado, teniendo la forma del puño de su enemigo con grietas alrededor. El resto de su armadura estaba intacto, ya que el ataque golpeo solo el pecho. También noto el leve rastro de sangre en los labios de Makoto que denotaba que se había pasado una mano para limpiarla.
-¿Estas bien?- No pudo evitar preguntar.
-¡Por supuesto!- Respondió Makoto. -Solo fue un golpe y nada más. Es como dice Seiya: "si te golpean, devuelves el golpe. Si te derriban, te levantas"- recito las palabras del castaño.
-Eres bastante resistente- dijo Lucas, perdiendo la paciencia de que su enemigo no se muera aun.
-Fui entrenado por el mejor- jacto orgulloso. -¡Ahora es mi turno!-.
Makoto encendió y elevo al máximo su Cosmos, que aumento el aura naranja que lo rodeaba hasta arriba, haciendo parecer como si Makoto estuviera rodeado de una llama.
-¿Cómo puede tener un Santo de Bronce un Cosmos tan grande? Creí que eran los más débiles del ejercito de Athena- pensó incrédulo Lucas. Aunque el Cosmos de Makoto no era algo impresionante, era bastante alto para un Santo de Bronce. -¡No importa, igual te mataré!- Elevo su Cosmos al máximo. Mataría a este tonto con su siguiente ataque. -¡Embestida de Satiro!-.
El Cosmos de Makoto lo cubre como una llama, y fue rodeado por fuego de verdad creado por su Cosmos. -¡Bombardeo de León Menor!-.
Ambos se lanzaron hacía el otro. Mientras Lucas tenía las manos a la altura de las costillas con los codos atrás, preparado para un ataque, Makoto, cubierto de fuego como si fuera una bola de fuego se lanza hacía él. Cuando se encontraron, los puños de ambos chocaron, rompiendo el suelo debajo de ellos y haciendo temblar la zona en un choque de Cosmos.
El choque de Cosmos dura durante medio minuto en los que ninguno se niega a perder, hasta que sale el ganador.
Lucas grita mientras era mandado a volar por la explosión de la técnica de Makoto. Su armadura hecha pedazos con los fragmentos volando por el aire hasta que cae pesadamente al suelo, detrás de sus hombres, justo en el camino en dirección a la torre y no a la fosa de cuerpos de cientos que cayeron.
La pelea termino, y Makoto gano.
-¡SI!- Tras procesar su victoria, el Japonés dio un grito al aire con el puño alzado. Esta era su primera victoria contra un oponente que no era del Santuario, contra un enemigo de verdad.
Cuando la adrenalina comenzó a dejar su cuerpo, comenzó a tambalearse y cayo de espaldas contra el suelo. Estaba agotado, pero satisfecho con su victoria.
-No puedo creerlo, el señor Lucas perdió...- comento un soldado Berserker.
-¿Qué más podías esperar? Es un guerrero de baja clase, apenas superior a nosotros- dijo otro soldado. -Debimos haber esperado al señor Cheval como nos ordeno-.
-Aun podemos tomar la cabeza de ese Santo de Bronce- dijo un tercero.
-No los dejaré- Akira rápidamente se puso delante de su amigo agotado, listo para enfrentar a los Berserkers restantes.
Pero antes que cualquier moviera un músculo, sintieron la presencia de un Cosmos. Kiki salió finalmente de la torre. Las herramientas estaban guardadas en una caja que cargaba en su mano izquierda, mientras que en la derecha estaba un bolso con el resto de materiales necesarios.
Sin decir palabra, Kiki se acerco hasta donde estaba tirado Makoto. Todo sin quitar la mirada de sus enemigos, hasta que se detuvo frente al cuerpo de su amigo.
-Esta es una tierra sagrada, protegida por mi y por la Diosa Athena. Solo les daré esta oportunidad para que se retiren-.
La advertencia cubierta en amenaza hizo retroceder asustados a los Berserkers, quienes antes de tomar cualquier acción, otra figura aterrizo frente al grupo.
-Bueno, bueno, así que tu eres el Caballero de Aries que enfrento Lior. Eres más joven de lo que pensé- dijo Cheval de Diomedes, aquel que dio el mensaje a Jabu sobre Ares. -Pero no hay que subestimar a alguien. La edad y la edad no siempre van de la mano-.
-Tu debes ser su líder- reconoció Kiki.
-Así es. Yo lideraría a las tropas en un intento de asesinarlo, pero...- miro sobre su hombro a Lucas, quien, a pesar de perder, seguía vivo, pero inconsciente. -Uno de los súbditos de un camarada, deseoso de probar su valía, se adelanto con un puñado de mis hombres- miro a los soldados, quienes temblaron ante la mirada fría de su líder.
-¿Qué va a pasar ahora?- Pregunto Akira en guardia.
-Pelear ahora que perdimos el elemento sorpresa es en vano- declaro Cheval. -Como recompensa de la victoria del joven Santo, nos retiraremos por ahora-.
Cheval se dio la vuelta y sus hombres se hicieron a un lado, permitiendo al Berserker de alto rango recoger el cuerpo de Lucas.
-Hasta la próxima-.
Y en un destello rojizo, Cheval y el resto de soldados desaparecieron.
-¿Los dejaremos ir?- Pregunto Akira a Kiki.
-Si. Nuestra misión aquí esta completa y no nos conviene perseguirlo. Además, hay que curar a Makoto-.
-¡Cierto!- Akira se acerco a su amigo, arrodillándose a su lado. -Despierta, tonto. Si te mueres, Miho me matara-.
-Estará bien, solo esta agotado- dijo Kiki aliviándolo. -Pude sentir como encendió su Cosmos, lo hiciste excelente, Makoto. Seiya estaría orgulloso-.
(Más tarde)
-¡Bah! ¡No solo me obligan a retirarme en medio de una batalla contra un Santo Dorado, sino que también las tropas fracasan y osan volver derrotados!-.
-Relajáte, Lior. Las ordenes te la dio tu comandante, ¿no? Sabes que no puedes desobedecerlo-.
-Me estoy cansando. ¿Por que el señor Ares juega estos juegos de ataque furtivo y no atacamos con todo al Santuario? Obviamente somos superiores en poder y número a Athena y sus Caballeros-.
-No los subestimes. Athena derroto a los Dioses Poseidón y Hades, además de a los Gigas y al señor Abel. La fuerza bruta por si sola no será suficiente esta vez. Si atacas a lo tonto, terminarás igual que Lothis-.
En medio del escondite de los Berserkers, cuya ubicación era desconocida todavía para todos, estaban tres individuos importantes del ejercito de Ares conversando de la misión actual.
El primero era Lior de Amasu, Sub-Comandante del Batallón del Desastre, el Berserker que lidero el ataque al Santuario mientras estaban con pocos Caballeros Dorados. Aquel que enfrento a Kiki.
El segundo era un hombre alto de casi 2 metros. Usaba una armadura Berserker que cubría todo su cuerpo, con los únicos espacios entre las partes en donde se debe doblar las piernas y brazos para movilidad, pero los espacios eran muy pequeños. Tenía dos grandes alas filosas que apuntaban hacía abajo y un casco que cubría su cabeza y que tenía un emblema de fuego pegado a la frente. Del casco, caían dos mechones largos de cabello rojo claro hasta debajo de los hombros.
Este hombre era Ofir de Ouroboros, Sub-Comandante del Batallón del Miedo. La mano derecha del líder de su batallón. Es considerado el más inteligente y estratega de todos los Berserkers, algo reconocido por el mismo Ares.
-¿Puedes dejar de quejarte? El señor Ares nos llamo aquí, y no quiero esperarlo mientras escucho tus quejas- interrumpió una nueva voz las quejas de Lior. -Debe ser sobre una estrategia para esta batalla-.
La tercera figura era un hombre tan alto como Ofir, de piel pálida y con una armadura que también cubría todo su cuerpo, y que algunas partes como los antebrazos y hombreras estaban estilizadas para que las puntas de esas partes tuvieran diseño de alas. Las dos alas que tenía en la espalda de su armadura eran un poco más pequeñas que las de Ofir, pero más estilizadas. Su casco también cubría su cabeza, pero salían dos mechones de un azul verdoso pálido hasta los hombros y sus ojos rojos como la sangre estaban cerrados mientras estaba cruzado de brazos apoyado en la pared.
Este hombre era Alcmenes de Eton. El Sub-Comandante del Batallón de Fuego Rojo. El más poderoso de todos los Berserkers, aparte de los Comandantes y el mismo Ares. Un hombre serio y centrado.
La habitación en la que estaban era una sala hecha de roca con las paredes tapizadas y una sola alfombra de un intenso rojo decorada todo el suelo. La habitación tenía una mesa y unas cuantas sillas, así como unos muebles con algunos mapas pegados a la pared.
Esta habitación no era para que cualquiera viniera. Era una de las habitaciones especiales en donde los líderes de los Berserkers se reunían.
Como ahora.
La única puerta de la habitación se abrió, entrando el Dios Ares con su Kamui, que era un reflejo carmesí de la armadura de Athena, seguido de dos individuos.
El primero era una hermosa mujer que aparentaba unos 24-25 años y de unos 1,70 metros de alta. Tenía una armadura Berserker que cubría todo su cuerpo, pegándose a su figura curvilínea y atlética. Usaba un casco Griego antiguo que tenía el símbolo de una llama delante. Sus ojos eran café y su piel ligeramente bronceada. Tenía dos pequeñas alas de demonio en la espalda de su armadura que apuntaban hacía abajo, llegando a la cintura.
Pero aparte, tenía algo que no pertenecía a la armadura: una especie de tela con el emblema del Dios de la Guerra. Tenía la tela sobre su brazo derecho, con los extremos atados a su hombro derecho para que se mantenga.
La otra figura era un hombre a finales de sus veinte. Es un hombre gigantesco que mide más de dos metros de altura. Tiene grandes músculos que dan la impresión de poder matar a un oso con sus propias manos. Tiene rasgos severamente cincelados con ojos que emiten un brillo deslumbrante y su cabello y barba rojos ardientes parecen de fuego. Viste encima un manto rojo grueso con un cuello de piel blanco esponjoso, el manto está lujosamente decorado y parece una cortina que envuelve el escenario de un teatro.
A diferencia del resto de individuos, este hombre no usa una armadura de Berserker, sino que viste una armadura de bronce, con puños y grebas con flecos de pelo blanco, que deja desprotegidos sus brazos y muslos.
Ante la llegada de esos tres, los Sub-comandantes se arrodillaron en señal de respeto.
-Es un honor verlo, señor Ares- dijo Ofir. -También a ustedes, señora Hipólita y señor Alejandro-.
La mujer era nadie más que Hipólita, antigua reina de las amazonas. Hija de Ares. Ella es la Comandante del Batallón de la Llama. Este batallón se caracterizaba por estar compuesto totalmente de mujeres.
En el pasado, ella gobernaba la isla en donde vivía las amazonas con respeto y justicia, hasta que un día, Heracles, cumpliendo sus 12 Trabajos, llego a la isla en busca del Cinturón de Ares, qué estaba en posesión de ella. Hipólita se lo hubiera entregado sin problemas, pero Hera, tomando la forma de una Amazona, esparció el rumor de que Heracles secuestraría, provocando a las Amazonas, quienes atacaron sin señal a Heracles y los hombres que lo acompañaban.
Heracles se defendió, y aunque Hipólita no tenía nada en contra del Semi-Dios, tuvo que unirse a la batalla por sus hermanas.
Eso llevo al resultado de que fuera asesinada por Heracles, quien se llevo el cinturón para seguir con sus trabajos, dejando a las Amazonas de la isla sin reina.
Ella esta viva ahora como una Berserker porque Ares, le pidió a Hades el alma de su hija, para revivirla. El Dios del Inframundo no tuvo problemas en complacer la petición de su sobrino. Aunque solo le dio el alma de Hipólita, ya que si la revivía, ella estaría atada al Inframundo por su poder.
Tras tomar el alma y poder darle un cuerpo igual al que tenía cuando vivió, Hipólita renació. Agradecida por todos los esfuerzos de su Padre, ella le juro servir como hija y guerrera por el resto de la eternidad.
A pesar de ser un sádico, torturador, amante de la sangre y las batallas, Ares tenía una cualidad rara en los Olímpicos, o en la mayoría de Dioses: él se preocupaba por todos sus hijos, independiente si son totalmente Dioses o no. Tenía formas de preocuparse que cualquiera encontraría "rara", aun entre Dioses, pero que Ares les mostraba amor a través de obsequios y protecciones.
El hombre más alto y grande era Alejandro III, el Comandante del Batallón del Fuego Rojo, ex-Rey de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno, Alejandro el Grande, o Iskandar. Él fue un personaje histórico importante que se le fue atribuido muchos logros: como encontrarse con el nudo gordiano, rompiendo la cuerda con su espada, empezando una conquista a países vecinos, yendo tan lejos para conquistar Persia y queriendo ir al borde oriental de Asia.
Durante su vida y todas sus conquistas, creo el imperio más grande de la historia de la humanidad en tan solo 10 años desde su ascenso al trono. Pero lo más poderoso de Alejandro no era su poder, sino su moral, que era capaz de elevar la moral de sus soldados, que lo seguían sin dudarlo, motivados por él, para lograr su sueño.
Pero después de su muerte, el imperio que creo se dividió en cuatro facciones enfrentadas que desaparecieron rápidamente en las arenas de la historia por luchas internas.
-Vamos, vamos, no tienen que ser tan serios siempre- dijo Alejandro con una calma que bordeaba el humor. -Todos somos camaradas del mismo lado, ¿no?-.
-Tu falta de etiqueta a los Dioses siempre me sorprenderá, Alejandro- suspiro Hipólita, aunque en su voz no había ninguna ofensa o molestia hacía el hombre, solo fue un comentario.
-Sabes que a pesar que fui Rey, nunca me gustaron esos tratos. Y te recuerdo que prefiero que mis amigos me llamen Iskandar. Me gusta más ese nombre-.
-Silencio- ordeno Ares a sus dos Comandantes. -Comencemos. Hay algunas cosas que explicar y ustedes, como las personas de más confianza de mi ejercito, tendrán ciertas dudas que responderé, y debemos organizar nuestros siguientes pasos contra Athena-.
Todos asintieron y se sentaron en la silla. Hipólita e Iskandar se sentaron al lado de Ares, Alcmenes al lado de su Comandante, Ofir al lado de Hipólita y Lior al lado de Ofir.
-Primero empecemos con nuestro recuento de bajas. ¿Cuántos elementos importantes hemos perdido?- Pregunto Ares, empezando la reunión.
-Todos los Berserkers que me acompañaron terminaron muertos- dijo Lior como si hablara del clima. -También fracaso el intento de asesinato del reparador de armaduras. Y también . Ha, y no olvidemos a los Berserkers que murieron en el Inframundo-.
-Fui a hablar con Harmonía, pero ella se niega a liberar las almas de Fobos y Deimos, ya que dicen que aun deben descansar. Sabía que obligarla sería mala idea, así que me retire- informo Hipólita.
Harmonía, Deimos y Fobos eran tres de los hijos de Ares con Afrodita, todos Dioses Menores. Fobos y Deimos eran sus hijos más conocidos, ya que siempre lo acompañaban en las luchas y tenían la misma sed de sangre y apetito por la batalla que él. También eran los Comandantes del Batallón del Miedo y Desastre respectivamente.
En la batalla de Eris contra Athena, ella había creado cuerpos de reemplazo, permitiéndole a sus hijos luchar por su tía y el Lemur que se hacía pasar por él. Pero debido a que esos cuerpos fueron creados por Eris y no eran sus verdaderos cuerpos, no pudieron desplegar todo sus poderes divinos, y estando limitados, fueron derrotados por los Santos de Athena.
Harmonía, la hermana de ambos, también participo en esa lucha, aunque como guía en el Edén de Eris que como guerrera. A diferencia de Ares y el resto de sus hijos, a ella no le gustaba la lucha. Cuando la batalla termino, ella tomo las almas de sus hermanos y las hizo dormir mientras las custodia hasta el día de hoy.
-Ya intentaré hablar con Harmonía más tarde... aunque cuando quiere, puede ser demasiado terca- murmuro Ares.
Claro que podía arrebatarles las almas de sus hijos a Harmonía fácilmente... pero no lo hará, ya que al hacerlo lastimaría a su hija, y él nunca haría algo que lastimara a sus hijos intencionalmente. Que Zeus haya sido un Padre de mierda no quiere decir que él lo sea. No solo eso, sabe que sus hijos, y hasta Afrodita, se pondrían en su contra si la lastimara, ya que Harmonía era algo así como la consentida de la familia.
-Señor Ares, nunca cuestiono sus decisiones y método de batalla, ¿pero cuál es el propósito de estos ataques?- Cuestiono Ofir, en su voz no había reproche o desafío a la autoridad, sino una confusión respetuosa. -Entiendo que envío Berserkers al Inframundo por su amistad con el Dios Hades, pero los otros ataques, incluyendo el de ahora, no nos han dado una ventaja estratégica. Aunque atacar al Santuario cuando tiene pocos Caballeros, o eliminar al reparador de armaduras son buenos objetivos tácticos, la fuerza de ataque en ambas ocasiones fue muy baja para una buena oportunidad de éxito- señalo estos puntos para dar entender su confusión y demostrar su punto.
-Tengo que estar de acuerdo con Ofir en este caso, Padre. Además, no veo el valor de enviar a Lothis para matar a esa chica Demonio- dijo Hipólita, remarcando la misión en la que su mano derecha fue asesinada.
Ares escucho atento y en silencio las palabras de sus soldados. A pesar de lo que se podía decir, Ares si era alguien que tomaba en consideración opiniones ajenas, siempre y cuando vinieran de personas que podía medio respetar, y los individuos que están con él se han ganado a pulso su lugar en su ejercito.
-Entiendo sus dudas, mis guerreros, y me alegra ver que sean capaces de pensar por si mismos, como se esperaría de mis comandantes y sus manos derecha. Para responder tu duda, Ofir...- se dirigió al Sub-Comandante del Miedo. -Todo esto con el propósito de que Athena baje la guardia-.
Ante la mirada confundida de los tres Sub-Comandantes, decidió explicarse mejor.
-Aunque odio admitirlo, las fuerzas de Athena son demasiado fuertes. Aunque su ejercito es menor al nuestro y no tiene a todos sus Caballeros Dorados, los que tiene actualmente son posiblemente los más poderosos desde la Era del Mito, sin contar a que tiene otros Santos que también han enfrentado a Dioses-.
Aparte de esos Cinco Santos que han osado enfrentarse a los Dioses, están la que debió ser el receptáculo de Eris y sus amigas, y ese Santo que sello a Tifón.
-Esta reencarnación de Athena tiene más experiencia que otras reencarnaciones pasadas al enfrentar Dioses. Además de que cuenta con aliados como las Tres Facciones, los Dioses Sintoístas y los Nórdicos, que son nuestros mayores rivales en poder al también usar el Cosmos- nombro a cada aliado de Athena con odio y despreció. -Incluso tiene aliados en el propio Olimpo como Heracles, y Artemisa si se da la situación correcta. Y aunque la mayoría son basura, por experiencia, se que no debo subestimar a los insectos, ya que son difíciles de matar-.
Claro que tenía experiencia. En la Era del Mito, Ares tuvo bastantes derrotas, y no solo contra Athena. Heracles lo derroto en combate singular una vez, en una ocasión, dos Titanes lo encerraron en una urna y Hermes con Artemisa tuvieron que salvarlo, además de estar el incidente de cuando se involucro personalmente en la Guerra de Troya, donde fue su primera derrota ante un mortal.
Aunque Ares solía subestimar a sus enemigos, aquellos que mostraban el potencial de ser una amenaza, aunque los tratara con desprecio, se aseguraba de tenerlos bien estudiados para eliminarlos pronto, porque a la larga, son los que más problemas causaran.
-¿A que quiero llegar con todo esto? Fácil. Tener tantos aliados poderosos tiene también sus desventajas: Athena debe asegurarse de mantener esas alianzas, por lo que esta transportando a sus fuerzas para mostrar apoyo y ayudarlos cuando tienen problemas. Todos los ataques hasta ahora han sido para que Athena crea que tiene todo bajo control, que puede derrotarnos, y cuando baje la guardia- abrió su mano derecha y la cerró fuertemente en un puño. -Atacamos-.
-¿Realmente cree que funcionara?- Pregunto Alejandro.
-No totalmente. Athena no es tonta, verá un patrón en mis ataques y mantendrá la guardia alta, pero con tan solo baje un poco su guardia, será el momento perfecto. Por eso, hasta mi orden, todas las tropas se mantendrán en espera. Quiero que el siguiente ataque sea grande y brutal, que haga sangrar a Athena con esfuerzo- dejo su codo derecho sobre la mesa y su mejilla reposando sobre sus nudillos. -Hasta entonces, dejemos que Athena juegue con los patéticos Demonios-.
-Yo tengo una pregunta...- Alejandro levanto la mano. -¿Por que aliarnos con la Brigada del Khaos? No veo de que puedan sernos útiles, ¿o quiere que todos recibamos parte del poder de Ophis?-.
-Si uno de mis Berserkers se atreve a pedir poder a Ophis, yo mismo lo degollare vivo y colgaré su cuerpo para que todos lo vean- respondió el Dios rubio con despreció y asco en su tono. -Mis Berserkers no son tan débiles como para recurrir al poder de otro ser. Nunca permitiré que el orgullo de mis tropas sea manchado de esa forma-.
-Perdón- Iskandar bajo la mano al ver como hizo enojar a su Dios.
-Y respondiendo tu pregunta... es porque nuestro "aliado secreto" así lo quiere, al menos por ahora. Los intereses de los líderes de la Brigada del Khaos y los nuestros se conectan-.
-¿Qué intereses?- Pregunto Lior.
-La conquista de la Tierra y el exterminio de la raza humana. Ambas fuerzas concordamos que Athena será un gran obstáculo para eso, así que aplicamos un dicho de los humanos: "el enemigo de mi enemigo es mi amigo"-.
-Pues con amigos así, me gustan- Lior sonrió siniestramente, mostrando los dientes.
Los líderes a los que se refería no eran Ophis o la Facción del Viejo Maou, se referían a los fundadores y los verdaderos líderes que actuan en las sombras de momento. Rizevim no quiere la atención de sus enemigos, no por ahora, así que convenció a Ophis para que fuera la cara pública. Los tontos se lo creyeron de inmediato. No sospechan del tipo de la cortina, ni de quienes lo ayudan.
Eventualmente, con Athena y sus Santos fuera del camino, los intereses de Ares y la Brigada del Khaos comenzaran a separarse. Cuando ese momento llegue, Ares matara a todos para hacerse con el poder, para reunir todo el poder necesario y conquistar el Olimpo.
La profecía de Kronos a Zeus, de que uno de sus hijos lo derrocara como él lo hizo con su Padre, seguía bien presente en la mente del viejo.
Ares se asegurara de ser quien cumpla esa profecía.
Athena, Heracles, ni nadie lo derrotara para conquistarlo todo.
(Unos días después)
Shoko extraño más de lo que pensó el Santuario. El olor a tierra y sudor nunca se sintió tan bien.
Se había quedado más de lo necesario, pero alcanzo justo a ver el comienzo del torneo de Rating Game de los jóvenes Demonios, donde el primer combate fue el Clan Gremory y el Sitri.
La estrategia de Sona de separar a los miembros, atacar a cada con miembros de su equipo para apuntar a las debilidades de los Siervos de Rías fue buena, y su selección para cada oponente también.
Se enfoco principalmente en sacar de juego a Issei, al ser el más poderoso del grupo. Saji tuvo un papel fundamental. Aunque fue derrotado, consiguió hacer perfectamente su parte, dejando a Issei lo suficientemente débil para que Sona personalmente lo eliminara.
Claro que no fue perfecto. Sona no se espero que Xenovia ahora era una Torre y no un Caballo, por lo que cuando ella derroto a sus oponentes y se reagrupo con Rías y Akeno, Sona se vio obligada a la mayoría de su siervos para sacarla del juego.
Al final, todo se decidió en una pelea entre Rías y Sona, algo que ambas habían querido al parecer. La pelea fue reñida, pero Rías gano, aunque por muy poco.
Y no gano por magia, sino porque sorprendió a Sona cerca del final de la batalla, acercándose lo suficiente para golpearla con puños y patadas que aprendió de Shoko. Esos golpes que la tomaron con la guardia baja, más un poderoso impacto de Poder de la Destrucción, fue suficiente para darle la victoria a la Gremory.
Aunque Sona también fue entrenada en ejercicios musculares, ella nunca le puso tanto empeño, considerando que su intelecto y Poder Mágico era su mayor fortaleza. Aunque entendible, ese pensamiento fue su perdición, ante una Rías que no solo mejoro en ambas cualidades, sino que se esforzó en aprender movimientos marciales, algo que nunca había hecho antes y por eso sorprendió tanto a la Sitri.
Parecía que ser impotente ante el ataque de los Berserkers inspiro a Rias en su entrenamiento como nunca antes, al punto de aprender cosas que nunca hubiera probado por no ser lo suyo.
Shoko estaba orgullosa de Rías, de todos en general. La victoria se la ganaron a pulso, y aunque quería felicitarla, no tuvo el tiempo para esperarlos a que se recuperaran, así que solo pudo mandar sus felicitaciones como mensaje a Sirzechs para ellos antes de irse.
Ahora Shun se quedara con el Clan Gremory, que por lo que escucho, volverían al Mundo Humano al día siguiente y esperarían su siguiente pelea en el torneo mientras aprovechaban lo que quedaba de vacaciones y hacían sus tareas que dejaron de lado.
Mientras Shoko se adentraba al Santuario, su mente reflexiono en lo que tendría que hacer. Tendría que ponerse al día con sus asuntos de líder de las Saintias, pero no solo eso, sino que ahora que desperto el Séptimo Sentido, debía entrenarse exhaustivamente para alcanzar a dominarlo. Le pediría ayuda a Marín con eso. También tenía que tener una conversación con Mayura y hablar con Seiya respecto a su confesión de amor.
Pensar en el castaño la hizo sonrojar levemente. Mientras caminaba, dejo que el Cosmos de todas las personas en el Santuario se sintiera en su interior, pero busco al de su amado. Solo paso una semana, pero ya tenía tantas ganas de verlo y...
Espera un maldito segundo.
-¡Shoko-san!- Xiaoling corrió directo a la pelirroja. Habían recibido la noticia de que ella volvería hoy, por lo que quería ser la primera en recibirla. -¡Bienvenida! ¡Te extrañamos! ¿Cómo te fue en el Inframundo?-.
Pero la alegria infantil de la joven fue cortada cuando, ya estando al frente de Shoko, ella la tomo fuerte del hombro de su armadura.
-¿Sh-Shoko-san?-.
-Xiaoling… ¿dónde esta Seiya?-.
-¿Eh?-.
Shoko tomo a mi de los dos hombros, y la chica China se encogió de miedo al ver la mirada de Shoko… ya se arrepentía de no haber esperado a las demás.
-¿Dónde esta Seiya?- Reitero su pregunta. -No puedo sentir su Cosmos en el Santuario, ni en la aldea. ¿Dónde esta?-.
-B-Bueno...- Xiaoling sabía donde estaba Seiya desde hace unos días, pero... no sabe si es buena idea. -Seiya-san tuvo una misión larga apenas llegó, y aunque estaba cansado, acepto y...-.
-¿Qué clase de misión?-.
-Y-Yo...- Xiaoling veía a todas partes menos a la pelirroja. -C-Creo que primero debes tomar aire y relajarte. Debió ser un viaje largo, ¿no? Las demás hicimos galletas y planeamos una noche de chicas y...-.
Mientras Xiaoling intentaba encontrar una salida, el Sexto Sentido trabajo.
Xiaoling nerviosa, evitando mirarla. Seiya en una misión de largo plazo. Xiaoling intentando calmarla. La perturbación en el Cosmos de hace una semana.
-Esa Vaca del Sol...- no le fue difícil adivinar la responsable. -¡Esto es guerra!-.
Al diablo la timidez. ¿Esa Diosa quería a su Pegaso? No lo tendría sin luchar. Hora de pasar a la lucha abierta.
Amaterasu levanto la vista de sus papeles. -Siento que me acaban de declarar la guerra-.
-Eso...- Hitsugaya, a su lado, no supo que decir. -No creo que sea posible-.
-Se me ocurre alguien- Amaterasu pensó en cierta pelirroja. -Pero que venga. Le mostraré la diferencia entre una mortal y una Diosa-.
El espadachín de hielo solo suspiro, sintiendo que cosas fastidiosas y ruidosas se aproximaban. Al menos ya sabía a quien culpar.
N/A: Hasta aquí el capitulo. De aquí en adelante, nos enfocaremos en la relación de Seiya y Amaterasu mientras vemos por secundario la trama de DxD con Diodora y Asia hasta el ataque de Shalba, y de paso habrá un capitulo lleno de acción que espero escribir cuando llegue. De antemano pido disculpas si sienten que iré un poco rápido, pero es para llegar pronto al arco de Loki, que es el que más ganas tengo de escribir, ya que cambiaré muchas cosas para adaptarlas a SS.
Empecemos con lo primero: Kiki y las herramientas. Aunque todos estamos casi seguros de que las herramientas que usa Mü son de la armadura de Buril, Kurumada no ha confirmado nada, así que por si acaso hice que existieran unas copias.
Sobre esas "herramientas especiales", creo que se dejo claro el capítulo. No soy herrero o artesano, pero yo creo que no se usan las herramientas que uno usa para forjar un metal que para forjar un tenedor. La calidad y peso de cada herramienta y lo que se trata de hacer es específica, y ha quedado claro lo superior que son las Armaduras Doradas comparadas al resto.
También, aquí mostré las dudas que Kiki tiene. Él no se cree estar al nivel de los demás, ya que siente que tiene la vara alta con Seiya y el resto, por lo que se considera inferior y se presiona para mostrar que es digno de la armadura y no la gano por pura herencia de maestro-discípulo.
Y si, tiene motivos, como ser el más joven de la actual Orden, tener menos experiencia, y aunque tiene muchos méritos por si solo: resistir las patadas de Isaac, defender con los demás a Seika del poder de Thanatos, siendo el único en poder percibir sus ataques. Aunque para Kiki, no son nada comparado a todo lo que han hecho Seiya y el resto. Además esta que casi muere enfrentando a Lior.
Es parte de su arco de personaje que desarrollaré lentamente.
También Makoto tuvo un momento para brillar. Ese trio de niños que veíamos en el anime me caía bien, me sentía identificado. Los tres, aunque serán secundarios, tendrán cada uno su momento.
Y se vio al resto de los líderes Berserker con Ares y su plan. Alcmenes y Ofir también son personajes de Ares Chapter que saque.
Hipólita no necesita más presentación. Fue fácil de elegir y es a quien más ganas tengo de escribir. Sobre todo porque será una de los interés amorosos de uno de nuestros protas. Les dejaré adivinar quien.
Y Alejando Magno... o mejor dicho Iskandar, este fue más difícil de elegir. Al inicio pensé en Leonidas, pero, aunque va a salir el personaje en el fic, tengo otros planes para él, y fue difícil elegir un personaje que sea un seguidor de Ares.
Al inicio pensé en Cratos. No el pelón de los juegos, sino el mitológico, pero al investigarlo, me di cuenta que era demasiado poderoso mitológicamente, así que lo descarte. Al final, después de buscar un rato, me decidí por Alejandro.
El apodo de Iskandar y su apariencia son los de Fate. Por supuesto, tendrá su historia y razones para seguir a Ares, pero en esencia, será muy parecido en personalidad al de Fate.
Resumí bastante como fue la batalla de Sona y Rías, combinando como fue en la novela con cosas que integre a los personajes en mi fic.
Y para terminar... Shoko y Amaterasu se declaran oficial y públicamente la guerra. Si o si estas dos van a pelear al menos una vez. Se los aseguro.
Y una pregunta para finalizar... ¿a Sona se la dejo a Saji o se la dio a Kiki como la tercera?
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias también. CHAO.
