Hola a todos y primero que todo, quiero disculparme por haberme demorado en el segundo capítulo, he tenido varios problemas que nunca falta en esta vida -.-' pero eeeen fin, aquí esta :'D (yay?)

Segundo, muuuuuchísimas gracias a todos esos comentarios, me motiva demasiado que la historia sea bien aceptada y prometo dar todo de mí en cada capítulo.

Am… no sé que más decir jejeje, aquí está el segundo capítulo:

En la tranquilidad de una gigantesca habitación unos besos suaves y cálidos comenzaron a recorrer el cuello de una piel pálida mientras que un brazo moreno le abrazaba desde su cintura hasta su estómago, una sonrisa de parte de la joven de tez más clara salió al sentir aquella sensación de deseo pero a su vez de felicidad por cada caricia que la morena le hacía. La pelinegra se dio media vuelta después de sentir que aquellos besos ahora recorrían sus hombros, encontrándose con esos ojos azules como el mar que le susurraba un "Buenos días". Una mirada de sorpresa se mostró en la oji-verde, era algo que no podía creer tenía que a su lado esa joven que había besado hace 3 meses; dudando de que eso estuviera pasando alzo sus manos hacia el rostro de la morena y centímetros de tocarla se desvaneció frente a sus ojos volviendo a su vez todo su alrededor en una capa blanca obligándola a abrir abruptamente sus ojos. Nuevamente sus sueños estaban jugando con ella.

Miro hacia el reloj digital en la mesa junto a su cama marcaban las 7:00 am, tomo una almohada de su lado y tapo su rostro con ella. Era un pecado levantarse a esa hora un sábado donde tenía el derecho de dormir otras horas más pues hoy no tenia clases y algunos trabajos de la universidad hizo que pasara hasta la madrugada con tal de tener un fin de semana libre.

"Korra…"

Pensó en silencio quitándose la almohada mientras su mirada se perdía en el techo vacío. Esta ya era la cuarta vez en esa semana que soñaba con ella y por más que intentaba sacarla de sus pensamientos su imagen besándola se adentraba un poco más, al punto de hacerla perder la cabeza.

-Pero que es lo que te ocurre Asami –se regañó ella misma y entonces alterada se levantó de su cama para dirigirse al baño a paso fuertes.

Mientras tanto en otro lugar había un tumulto de cobijas alrededor de una morena que dormía plácidamente en su cama. La sonrisa en su rostro y un pequeño hilo de saliva saliendo de su boca demostraba que estaba disfrutando su sueño puesto que en un momento llego a tomar su almohada y abrazándola con fuerza mientras murmuraba palabras poco entendibles.

Una cola blanca rodeo la cama como una aleta de tiburón y llegar al lado donde se encontraba la joven aun abrazando la almohada con emoción, el rostro de Naga se asomó oliendo a su dueña inmediatamente.

-no cosquillas no Asami…soy débil a ellas -Susurro la Korra a sentir los bigotes de Naga.

El perro no comprendió la reacción de su dueña haciendo que subiera sus patas delanteras a la cama para poder acercarse más a su dueña y seguidamente brindándole varias lamidas a su rostro.

-Asami… -susurro con una sonrisa pícara –Que extraño besas….

Al caer en cuenta que se estaba volviendo algo extraño su sueño abrió con brusquedad los ojos encontrándose a su amiga canina aun lamiéndole toda la cara.

-Agh Naga! –le grito. –Que es lo que te ocurre?

Naga le ladro con su característica alegría provocándole una pequeña risa a su dueña, gracias a ella se le había dañado su sueño perfecto con aquella joven pero al verla tan tierna moviendo su cola y una cara de "buenos días" le hacía perdonar todo.

Miro hacia el reloj que marcaban las 7:00 de mañana y un quejido amargo salió de parte de ella fijando su mirada molesta al canino que ahora se encontraba rascando su oreja con felicidad.

-Debería ser un pecado madrugar un sábado –se dijo así misma mientras se volvía a recostar boca arriba en su cama.

Cerros los ojos con la esperanza que sus ganas de seguir durmiendo y su hermosa visión onírica volviera, pero fue un fracaso. Ya no tenía sueño y esa bella imagen de Asami junto a ella que fue interrumpida abruptamente.

Después de aquel día sus sentimientos fueron confusos, esa joven que había besado sin saber era hija del dueño de las industria Sato, la responsable de su peculiar mañana del primer día de clases e inquilina de sus pensamientos y sin saber de su corazón. Desde aquel día su vida era una locura.

Muchas veces intento acercarse a ella queriendo hablar de lo que había sucedido, pero los nervios y el miedo a que le insultara por haberla besado le hacía tomar otra decisión, ignorarla y seguir como si nunca hubiera pasado nada, era la mejor opción que tenía aunque por dentro ella sentía que todas sus emociones y lo que la rodeaba había cambiado.

-Pero que es que lo que te ocurre Korra –se regañó en un susurro apoyando su brazo derecho en su rostro.

Aunque admitía que esa joven le encantaba no le encontraba algún sentido. Se había metido en un problema solo por besar aquella joven sabiendo muy bien que ya no tenía salida a lo que estaba empezando a sentir.

-Naga! –grito a sentir a su mascota encima de ella nuevamente lamiéndole toda la cara sacándola por completo de sus pensamientos. –Ya basta! –volvió a gritar esta vez entre risas pues su cariño ya estaba provocándole un momento cómico.

La pelinegra espero a que las puertas del ascensor se abrieran y mientras esto pasaba busco una lista de reproducción en su celular. Haber madrugado no fue tan malo pues después de un buen rato para sacar de su mente a la morena decidió ir un rato al parque que se encontraba cerca de su apartamento y trotar, puesto que un poco de ejercicio le ayudaría a despejar sus pensamientos y de paso mantener su buen estado físico.

Dejo sonar libremente la música por sus auriculares al mismo momento que la puerta del ascensor se abría. Saludo a la persona encargada de la recepción del edificio y uno que otro vecino para luego en un trote suave dirigirse hacia al parque.

-Muy bien Naga, iremos como un dueño y su perro normal y no vas a perseguir al primer gato que veas… Entendido? –Le hablo la morena a su mascota que la miraba mientras jadeaba y movía su cola.

El perro ladro como si afirmara lo que acaba de decir su dueña, sin esperar más jalo a su ama hacia la salida de la casa.

Korra al ser levantada tan temprano por su amada amiga canina y al no tener mucho que hacer en el día, decidió que era un buen momento para dar un paseo con su compañera de cuatro patas en aquel parque que se encontraba a unas cuadras de su casa y así disfrutaría un poco la mañana y de paso que le sirviera como ayuda para distraer su mente de esos pensamientos, hacia Asami.

Al llegar al parque era otro paisaje, algunas personas trotando por el lugar, otras con sus mascotas disfrutando el momento y un grupo de tercera edad haciendo sus ejercicios. El parque era algo extenso, en el medio de el se encontraba un lago con algunos patos nadando alrededor.

-Ok, aquí estamos –Hablo Korra, bajando su mirada a su amiga que se contenía las ganas de salir corriendo por todo ese campo verde. –Te voy a quitar la correa, pero prométeme que te portaras bien.

Se arrodillo para quedar a la altura de Naga y con algo de duda le quito la correa del collar, dejándola libre para correr por todo el lugar. Y así fue, apenas sintió que la correa no la detenía salió corriendo hacia el campo verde oliendo de vez en cuando un par de arbustos para luego volver a salir corriendo por el lugar.

Korra sonrió al ver como se divertía Naga por todo el parque, mientras ella se sentaba en el césped disfrutando también el lugar sin dejar de vigiarla a su perro.

Naga siguió oliendo todo árbol que veia y saludo algunos perros que también se encontraba en el parque; el olor de algo que conocía muy bien hizo que se fijara en unos arbusto que se movía sospechosamente, Con cautela se acercó mientras se ponía en posición de ataque. Gruño al detectar el dueño de ese olor y ladro con fuerza al arbusto provocando que un pobre gato gris saliera de su escondite y corriera por su vida.

El felino corrió lo más rápido que podía mientras le seguía la gigantesca canina ocasionando desastres por donde pasaba. Ahora el grupo de ancianos habían terminado en suelo, algunos deportistas siguieron la cadena de domino, gritándole desde lejos a Naga varios insultos. El bullicio de la multitud y el ladrido constante de un perro hicieron que Korra saliera de sus pensamientos.

-Naga! –exclamo aterrada al ver como desde lejos veía a su perro correr por todo el parque persiguiendo un gato.

Se levantó del césped y corrió hacia ella mientras maldecía el momento en que la dejo libre en ese lugar. En el camino regalo más de mil disculpas a cada persona que su perro le mando al suelo, se sentía tan apenada por esa situación que un instinto de rabia nació hacia su quería amiga de cuatro patas.

-Ey! ten más cuidado con tu perro, mira como me ha vuelto –le reclamo un hombre que sufrió de la persecución de la canina y ahora tenía toda su ropa deportiva llena de barro y algunas ramas en su cabello, puesto que Naga le había hecho caer en un conjunto de arbustos.

-lo siento –se disculpó con el hombre mientras seguía corriendo hacia Naga.

El animal ahora se acercaba a toda velocidad hacia el lago con la única intención de atrapar al pobre gato. Entonces el felino al ver un árbol cerca al lago y que no era nada complicado de trepar, corrió lo que más pudo con la intención de ponerse a salvo en él, pasando rápidamente entre las piernas de una joven que corría a la orilla del lago.

-Wow...–exclamo la joven peli negra al sentir como el gato le hacía perder un poco el equilibrio. –pero qué….

SPLASH!

La joven solo alcanzo a ver como el felino trepo a toda velocidad el árbol y luego era empujada por algo grande y blanco al frio lago. El silencio entre la multitud que había estaba presenciando toda esa locura inundo todo el parque, y así lo único que se podía escuchar era el ladrido de Naga hacia el árbol donde se salvaguardaba el pobre gato.

-ay no Naga… -fue lo único que pudo decir Korra que presencio tal escena y se acercaba a toda carrera al lugar.

-Agh! Pero que carajos! –grito con enojo la joven mientras se levantaba y sacudía su ropa ahora completamente húmeda y sucia.

Busco con ira al responsable, pero cambio inmediatamente al ver como se acercaba a ella, aquella morena de ojos de color azul intenso como el mar. Su corazón se detuvo por un segundo, para que luego comenzara a latir a toda.

-Korra… -susurro muy bajo la joven de tez palida.

Korra se detuvo a poca distancia de la oji-verde con una expresión de sorpresa, su mala suerte que le acompañaba últimamente en su vida le volvía jugar una mala pasada, ahora tenía frente a ella a aquella joven que le estaba ocupando todos sus pensamientos.

Un silencio se creó, ninguna de las dos era capaz de decir algo y por dentro de ellas volvían a sentir esa atracción sin ninguna razó no duro mucho puesto que el maullido escandaloso del gato, hizo que ambas jóvenes voltearan a ver a los dos animales que aún seguían en su asechanza.

-Pero qué… Naga! –grito Korra al ver a su perro subiendo con dificultad el árbol, corrió hacia ella. –muy bien, suficiente aire fresco para ti! Es hora de irnos. –Le regaño.

La morena se acercó a su mascota y le coloco su collar para luego arrastrarla lejos del árbol, pero se le dificultó pues Naga aun persistía para atrapar al pobre su mirada a Asami que en ese momento intentaba ocultar su risa, era imposible no burlarse a tal escenario que estaba presenciando.

-Yo lo siento mucho… -hablo la morena acercándose a ella aun jalando a su perro. -Naga a veces es algo problemática, he hizo las cosas sin querer, pero juro que te pagare con lo que hizo con tu ropa.

Intento disculparse con ella mientras su mirada se volvía a perder en aquel angelical rostro, no podía mentir que verla con su ropa húmeda se veía tan sensual que le estaba haciendo perder la cordura lentamente.

-tranquila, entiendo la situación… y la del pobre gato –le respondió volviendo su mirada al pobre felino que aun miraba asustado y erizado desde lejos.

Nuevamente un silencio incomodo se volvió a formar entre ellas, era complicado actuar normal y como si nunca hubiera pasado aquel beso.

-yo...um… vivo algo cerca de aquí y podría disculparme contigo prestándote algo de ropa seca… y limpia.

El último comentario hizo que la chica de tez blanca se fijara en su ropa deportiva que desde que se perdió en esos ojos azules, no había notado que estaba llena de barro y aquella blusa blanca sport, ahora era beige. Era un completo desastre y le sería complicado y vergonzoso caminar, las más de 10 cuadras que se encontraba su departamento.

Korra se sonrojo al notar lo que había dicho, había invitado a esa muchacha que beso inesperadamente en un baño de la biblioteca, era un hecho que Asami iba a pensar que ella era una acosadora pervertida. Maldiciéndose ella misma en su adentros.

-me encantaría –le respondió con una sonrisa nerviosa la joven. Su vanidad le estaba ganando a la locura de sus sentimientos.

Korra la miro fijamente y parpadeo varias veces, en su mente tenía ya previsto una escena donde un "No" rotundo le iba a decir ó que le insultaría por tal propuesta, de paso también se desquitaría con lo del beso de aquella vez. Pero no fue así, la joven había aceptado con algo de miedo pero lo había hecho..

-muy bien, vamos –solo pudo decir mientras intentaba contener su emoción y un poco de nerviosismo.

Y así se dirigieron hacia la casa de Korra, eran solo 2 cuadras donde caminaron en silencio mientras que Naga caminaba adelante oliendo algunos arbustos que le indicaba que pronto llegaría a su casa para descansar de gatos, que se dignaban pasear en "su parque".

-Bien, aquí estamos –rompió el silencio Korra deteniéndose frente a una casa de color blanco y decoraciones de madera.

-Es muy bonita –exclamo Asami observando la casa con curiosidad, era algo humilde pero muy bien cuidada el hogar de la morena.

Caminaron hacia la entrada donde Korra busco sus llaves en sus bolsillos y abriera con lentitud la puerta, dejando entrar primero a una Naga sedienta que no dudo en correr hacia la cocina para tomar agua.

-y… vives tu sola en esta casa? –pregunto con curiosidad Asami entrando junto con ella al lugar.

-no, vivo con Naga –bromeo la morena dejando sus llaves en un perchero y luego la volteara a ver con una sonrisa.

Asami le devolvió la sonrisa. Estaban dando un buen paso después de aquel día.

Nuevamente se quedaron en silencio mientras se miraban fijamente, ellas nos sabían cómo estaban controlándose de todos aquellos sentimientos, y como actuaban con naturalidad, pero alguna intención que naciera entre ellas volverían a caer atrapadas en un beso.

-Iré… iré por algo de ropa seca, siente en tu casa… –hablo Korra con algo de nervios y subió con rapidez a la segunda planta, un minuto más allí y la volvería a besar tan apasionadamente como esa vez.

Mientras que la morena volvía, Asami camino por la sala de la casa curioseando cada cosa, como aquella mesa en medio de un gran televisor pantalla plana y un sofá algo gastado con una sábana multicolor sobre ella; había varias latas de refresco vacía y varias fotografías impresas que se guardaban debajo de una hermosa cámara fotográfica digital. En el fondo de la casa se encontraba una gran fila de portarretratos que hizo que la joven se acercara a ellos para detallarlos mucho mejor.

Una Korra de unos 5 años sonriendo a la cámara dio el inicio del recorrido de varias fotos. Siguió una con una Korra de unos 12 años que esta aparentemente con sus padres y otras tres más ya con toda su familia. Asami sonrió para ella misma, la morena se veía tan tierna y tan hermosa desde pequeña que era imposible no enamorarse de ella.

Siguió observando las otras fotos encontrándose con una en especial que le provocó inquietud, en esta Korra tenía unos 15 o 16 años y abrazaba con fuerza a un hombre, ambos estaban sonriendo hacia a la cámara, se veían tan feliz en especial la joven, que la oji-verde deseo que esa sonrisa algún día fuera para ella.

-no se si te agrade mucho mi estilo de ropa, pero algo es algo –comento Korra entrando a la sala.

Noto como Asami miraba con una sonrisa en su rostro aquella fotografía que estaba ella y esa persona que al recordarlo sentía su corazón partirse en pedazo. Intento ocultar ese momento melancólico al sentir que esos ojos verdes carmesí que voltearon a verla con complicidad.

-yo… lo siento, solo que vi aquellas portarretratos…

-no te preocupes, es común que las personas le dé curiosidad en verlas. –interrumpió mientras le regalaba una media sonrisa. –mi madre me ha obligado en dejarlas pues quiere que todos sepan lo feliz que he sido todo este tiempo.

Asami cambio su expresión a una melancólica pues sabía que su infancia a comparación de ella, no había sido tan feliz, sino que solo fue momentos tristes ocultados con lujos que supuestamente le brindaba felicidad.

-Estas bien? –pregunto Korra a ver el cambio de expresión de la joven, dando unos pasos para quedar frente a ella.

-Sí, no te preocupes, solo son pensamientos espontaneo que aparecen –le respondió le regalándole una sonrisa indicándole que ya estaba bien.

Nuevamente esa sensación de querer besarla nació dentro de Korra, pero no estaba sola Asami sentía lo mismo. Era un hecho que existía una gran atracción entre ellas y aunque intentaran contenerse, se les hacía muy difícil. Se miraron fijamente y como si tuvieran un imán dentro de ellas, acercaron sus rostros con la misma intención de volver a probar los labios de la otra.

-el… el baño esta al fondo –hablo la morena a medio rozar los labios de Asami para luego alejarse un poco de ella, otra vez algo un pensamiento le decía que se detuviera. Aclaro su garganta e intento recomponerse ignorando un poco la cara de frustración de Asami. –mientras te cambias me puedes pasarme tu ropa, la pondré en la lavadora y en la secadora.

-cl-claro… -le respondió con pocos ánimos la joven, ella deseaba más que nada aquel beso, pero entendía toda esa situación y sabía que era lo mejor.

Korra la guio hasta el baño y espero afuera mientras se cambiaba, dándole la oportunidad de pensar lo que iba a ocurrir minutos atrás. Sino fuera por ese sentimiento de que algo estaba mal, en ese momento estaría besando a la chica, dejando que todo ese dilema emocional que estaba teniendo por meses, se calmara.

"Que estás haciendo korra… "pensó la morena recostándose contra la pared y se daba una palmada en su frente. No entendía por qué se estaba comportando de esa forma, invitarla a su casa y prestarle su ropa era lo medio lógico que había hecho, pues gracias a Naga la había metido en ese problema. Además esa fue la única solución que pudo encontrar o pensar en ese momento. Pero ahora que lo pensaba muy bien, era algo que una persona común y corriente no lo haría; decirle perdón y un "hasta luego" es lo que pudo hacer, y hubiera sido lo perfecto, pero su atracción hacia esa chica hizo que se comportara en todo lo contrario.

A pasar varios minutos, la puerta del baño se abrió, sacando de sus pensamientos a la morena. Volteo su vista hacia la joven que salía con algo de pena. Un leve sonrojo se formó en la mejillas de Korra junto la con la duda de cómo Asami lograba hacer que todo lo que colocara, le quedara tan perfecto, en este caso hasta con la ropa de una joven que era muy poco femenina en cuestiones de vestimenta.

-me veo tan mal? –comento Asami al ver la expresión de sorpresa de la morena, ella no había notado el sonrojo de las mejillas de la morena.

-al contrario, te ves hermo… -se calló a notar lo que iba a terminar diciendo y volteo su mirada hacia un lado para no seguir perdiéndose en la belleza de la joven de tez clara. –Puedes pasarme tu ropa, iré a lavarla –intento cambiar el tema y encontrar una salida a esa situación.

Asami la miro con asombro pues sabía lo que iba a decir, y esta situación la estaba volviendo loca. Sabía que ella también sentía algo, pero ambas se estaban negando a lo que estaba ocurriendo. Sonrió para ella misma, decidiendo que era momento de confrontar todo o ambas terminarían peor de lo que estaban.

-Creo que es algo extraño todo esto –Korra volvió a mirarla sin comprender lo que quería decir. –Digo, ni siquiera nos conocemos, no sabemos nuestros nombres... –mintió, ella si sabía el nombre de la morena pues apenas. Ella se presentó ese primer día de clases, lo memorizo. –y ahora estoy usando tu ropa, aunque con una clara justificación.

Korra encogió sus hombros y bajo su mirada, era cierto lo que decía pero no sabía cómo explicarle Asami, de que ella le había invitado a su casa y prestado su ropa por estar perdidamente atraída hacia ella; ni que tampoco se había preocupado en presentarse, pues desde aquella mañana en que Bolin le dijo quién era, ese nombre se aferró junto a sus sentimientos.

-tienes razón –hablo Korra alzando su vista hacia esos ojos verdes carmesí que la observaban. –qué te parece si empezamos de nuevo –sonrió. –me llamo Korra.

Le ofreció su mano como saludo, y el revuelto de sus sentimiento y todo lo que estaba pasando le dio por tomar la mejor decisión, si quería resolver todo ese dilema que empezó desde aquel beso en la biblioteca, debía hacerlo bien, además la sensación de que esa chica de tez pálida se sentía en la misma situación que ella, no le sería tan complicado empezar una historia con ella. Aunque sabía muy bien que todo eso, sería nuevo para ella y un poco de miedo se aferraba a su ser.

-Y yo me llamo, Asami –le respondió al mismo momento que tomaba su mano respondiéndole a su saludo seguido de una hermosa sonrisa.