Poco a poco los rayos del sol comenzaron asomarse en un gigantesco cielo seguido de la gran estrella de fuego, cada minuto comenzaba a tintar todo el paisaje de colores anaranjados. Un nuevo día estaba empezando. Para una pareja que dormía plácidamente en una habitación, los pequeños rayos de sol que se colaban por las cortinas hasta el rostro moreno de una de las jóvenes que descansaban en el lecho. Korra sintió la incomodidad de la luz en sus ojos, frunció en el ceño e intento taparse con un brazo, sin embargo, la presión que impedía moverla; hizo que entre abriera sus ojos para así observar la causa de que no pudiera mover su brazo. Se encontró con algo que en aquel momento su mente solo demostró una corto lapsus de olvido, ¿Cómo es que llego Asami entre sus brazos? Quizás aún estaba dormida o sus recuerdos le estaban jugando una mala pasada, pues al pasar su mirada al lugar donde se encontraba, término en una confusión; ambas se encontraban durmiendo en su habitación.
Korra disminuyo su respiración pues tenía miedo en despertar a su compañera que dormía muy pegada a ella y con una sonrisa que solo demostraba la tranquilidad que le provocaba al estar rodeada de los brazos de la morena. No se le fue difícil perderse en aquella vista que tenía tan cerca, era de no creer, pues los únicos momentos que había presenciado era en sus sueños, donde lastimosamente Naga los interrumpía.
―Naga… ―susurro muy bajo.
Su miedo de que todo ese agradable momento se destruyera pues en cualquier momento podría aparecer su gigantesca mascota, hizo que su cociente por fin pudiera despertar del todo; llegando de golpe miles de recuerdos.
'Quédate esta noche conmigo…'
Una frase tan sencilla, hizo que los recuerdos del día de ayer volvieran en su mente.
―Quédate esta noche conmigo… ―pronuncio Asami para luego besarla.
Korra quien se perdió en el beso solo pudo susurrar un "hmjum" pues su razón se perdía al sentir esa corriente dentro de su cuerpo. Podría haber vendido el alma del propio demonio en ese momento, pero no le importo, aquellos labios rojos la habían capturado ocultando cualquier señal de que iba a parar.
Poco a poco los besos no bastaron para satisfacer aquella ansiedad que tenía la morena hacia la peli negra, haciendo que pasara su mano por su cintura para así traerla hacia ella y se sentara en sus piernas. La pelinegra rodeo con sus brazos el cuello de esta mientras sentía como se aventuraba las manos de korra en su espalda, haciendo que cada caricia que hacia le provocara pequeños espasmo que desataban el deseo de querer más. Un gemido se escapó de los labios rojos de la joven al sentir como los besos de la oji-azul marcaron un camino hacia su cuello y sus manos exploraban encima de su blusa cada curva de su cuerpo. Toda caricia o movimiento se estaba volviendo una búsqueda de sensaciones que al ir avanzando la ropa empezó a estorbarles.
La blusa de Korra fue la primera de ser descartada para que a los pocos segundos la acompañara la de Asami, dándole paso a que la morena volviera a explorar su piel mientras que su cuerpo se estremecía con cada beso que dejaba unos los labios rojos. La oji-azul estaba perdiéndose en un remolino de placeres que no dudo en compartir el momento a su compañera.
―Korra… ―exclamo agitada–. K-Korra… ―volvió a llamarle.
Pero la morena no respondió sin embargo se detuvo pero sin separar sus labios de la piel pálida de ella. No pudo evitar tener otro espasmo al sentir como la respiración pesada de Korra chocaba con su piel.
―Mi… habitación… ―intento hablar–. Tercera puerta…
Fue una explicación corta pero suficiente para que ambas jóvenes se levantaran del asiento y sin dejar cada caricia o beso, se dirigieran al susodicho lugar. Un empujón de la puerta con el brazo de parte de la morena dio paso a la amplia habitación e la heredera. Y con pasos torpes llegaron a pie de la cama, dejando que con delicadeza Korra recostara Asami y así quedar encima de ella.
Sus cuerpos ya no podían retener cada reacción que provocaba cada acción que una de las dos hacía, se estaba volviendo una danza de caricias y besos que se perdían en la de la otra. Los pantalones tal como fueron con sus blusas comenzaron a ser rechazados por sus deseos. Terminado solo en su ropa interior.
Mientras Korra se perdía cada vez más en esa tormenta de sensaciones, Asami comenzó a ser acosada por cada pensamiento sobre lo sucedido con su padre, específicamente aquella última frase del estado de salud de su madre. Por más que intento calmar su preocupación, pues no era la primera vez que a ella la internaran en la clínica por su enfermedad y de que se había vuelto tan cotidiano en su vida. Esta vez le fue imposible ignorar aquel sentimiento. Todo este dilema no pudo ser ignorado por la morena quien noto el cambio en de la peli-negra.
― ¿e-estas… bien? –pregunto con dificultad pues su respiración estaba pesada.
Asami que al sentir esos ojos azules observarle con preocupación, intento negar su cabeza, diciendo que no le ocurría nada, para luego darle un pequeño beso en sus labios. Sin embargo esto no fue suficiente para la morena que siguió observándola fijamente.
―Creo que nos apresuramos mucho…. ¿cierto? –comentó Korra algo arrepentida.
―No Korra ―dijo para luego dar una pequeña risa al ver una Korra tan angustiada―. No es eso…
― ¿Entonces qué es? –indago preocupada―. Yo no voy a hacer algo que tú no quieras y podemos esperar. Además no hemos tenido una cita, ¿quieres una cita primero? Si quieres podemos tener una ¿Qué día quieres? Tu solo dime y yo…
Empezó a balbucear pues sentía miedo y preocupación, pues sentía que estaba haciendo algo mal y se incrementaba al ver ese rostro tan melancólico de la pelinegra.
― Korra… -la interrumpió mientras apoyaba una de sus manos en su mejilla―. Tranquila, solo respóndeme una cosa…
― okey… –respondió ya calmada a sentir su suave mano.
― ¿te quedarías esta noche conmigo?
Korra le miro, notando como esta vez aquella frase reflejaba una súplica, como si no quisiera quedarse sola, y era obvio solo hasta que su subconsciente analizó la situación dándole entender que todo eso era por las tristes circunstancias de su madre. Un golpe en la frente se imaginó haciéndoselo a ella misma.
¡Pero que idiota eres, Korra!
―Si quiero quedarme esta noche contigo ―confesó sin pensarlo.
Le dio un pequeño beso en la comisura de sus labios, notando que su rostro aun mostraba preocupación se quitó de encima para recostarse a su lado. Quito algunos mechones negros que caían en su rostro.
―deberías ir a verla ―comento la morena.
― no puedo… ―manifestó, mirando profundamente sus ojos azules―, ella se encuentra a miles de kilómetros de distancia.
El ceño fruncido de la morena, queriendo decir un por qué esta tan lejos hizo que Asami, le diera una pequeña sonrisa pues aquellos gestos le estaba empezando a gustar más de lo pensado.
―Su enfermedad es algo complicada y el único lugar donde puede tratarla queda al otro lado del país, en un pueblo ubicado en la costa de esta ―explico―. Y si debería ir a verla… pero no ahora…
Korra quiso volver hablar pero prefirió guardar silencio, ya que parecía que ella tuviera miedo de algo. Y si era cierto, Asami si quería viajar y verla, pero no quería volver a experimentar esa impotencia de observarla llena de máquinas que la ayudan a respirar sin contar que cada vez que la visitara recibía una noticia de que las probabilidades de su recuperación se estaba volviendo lejana. Quizás era cobardía afrontar un futuro de la cual no podía hacer nada, pero ha sido la única forma de sobrevivir a los miles de dilemas que ha pasado los últimos años.
―Korra…
Un susurro somnoliento de parte de la pelinegra hizo que la morena volviera a su presente, donde a su lado descansaba Asami. Se había perdido tanto en los recuerdos del día de ayer, que se había olvidado que encontraba en su habitación. Obligo nuevamente a su cociente a recordar cómo habían llegado hasta allí.
― ¡Que gran vista tiene este lugar! ―exclamo de emoción la morena.
Se levantó del sofá donde compartía con Asami hace unas horas atrás.pues después de lo ocurrido de la habitación, hizo que decidieran cambiar de plan. Tomando el más clásico, que era ver alguna película. Ya vestidas nuevamente, por el bien de las dos. Se acomodaron en el gigantesco mueble para disponerse a ver aleatoriamente algún film. Sin embargo, el atardecer no tardo en llegar, Tornando a su paso el cielo en una tonalidad amarillenta y rojiza; era un momento tan perfecto que Korra no pudo evitar capturarlo.
Busco en su mochila, la cámara para luego tomarla en sus manos y se acercó al gran ventanal. Con algo de duda, intento empujarla; fallando en el intento.
―Am… -exclamo angustiada a ver no podía abrirla―, ¿Ayuda? ―dijo volteando a ver a la pelinegra que en silencio la observaba.
― ¿y que me das a cambio por ayudarte? ―le miro pícaramente.
― Hoy estas pidiendo mucho―dijo, alzando una ceja―, me tendrás toda la noche, eso debería bastar. ―sonrió en forma provocativa.
―Quizás no sea suficiente.
―E-eh… ―La morena se quedó sin respuesta.
Mientras tanto, Asami sonrió victoriosa para luego levantarse del sofá y acercarse a ella lentamente. Le guiño un ojo al estar a su lado mientras abría solo un poco la puerta de cristal. Haciéndole notar lo fácil que era.
―Si viviéramos juntas, espero que no solo me coloques abrir puertas. –bromeo.
―Abre rápido, que se estáyendo la luz –Ordeno una Korra sonrojada que solo quería cambiar el tema.
―Como órdenes… ―le respondió con un tono servicial e irónico.
Pero Korra no se movió, en cambio se quedó apreciándola. La tonalidad de luz que era provocada por el atardecer hacia una hermosa combinación con su rostro, logrando así que la oji-azul se pierda en ella.
-Korra… la luz. ―le Interrumpió los pensamiento la peli-negra.
Korra volviendo en sí, parpadeo varias veces y algo apenada por lo que había ocurrido cruzo el lumbral con rapidez. Al ubicarse en un buen lugar del balcón, tomo la cámara y movió el lente para que así lograra una imagen donde algunos de los edificios de la ciudad contrastaran con el cielo, obteniendo así un matiz de negro y rojo. Sintiéndose segura de tener todo bien cuadrado, no dudo en capturar aquel paisaje con solo presionar el botón del obturador.
La sonrisa satisfactoria se formó en la morena, había logrado una perfecta fotografía de la cual podría ser una de sus favoritas.
― ¿Ya terminaste de tomar la foto? –preguntó a sus espaldas, curiosa de ver la imagen.
―Nunca presiones a un artista –explicó la oji-azul mientras creaba una copia de la fotografía, pues siempre era bueno tener una duplicado.
― Esta bien. ―respondió―, Y… ¿Esta ha sido la más hermosa fotografía que haz tomado? ―volvió a preguntar mientras se apoyaba en el barandal del balcón y apreciaba con calma el paisaje.
―Pues, la verdad es que…. ―Guardo silencio al voltearse hacia ella y no creer lo que estaba presenciando.
― ¿es qué? ―dijo sin mover su mirada, pues hace mucho que no apreciaba con tanta tranquilidad la vista que poseía su apartamento.
Korra no le respondió pues esta volvió a tomar su cámara y apuntando hacia la peli negra, capturo otro momento má la imagen que había logrado tomar, sonriendo de inmediato.
― Hay otras mejores… ―susurro, pues ahora tenía una fotografía mejor.
Asami al escuchar el 'Click' del obturador de la cámara, volteo su mirada hacia ella.
― ¿Acabas de tomarme una foto? ―Cuestiono desconcertada y seria.
―Nou… ―mintió―, solo fue una toma al azar… que muy fea si te soy sincera. ―volvió a mentir.
― ¿Ah si? Muéstrala ―expresó incrédula.
― No ―contesto, mientras apagaba la cámara.
― Korra… ―le llamo en un tono molesto.
Ella no le respondió y entro nuevamente al apartamento, para luego sentarse en el sofá con la intención de seguir viendo la película.
― ¡Hey! Ven, te vas a perder la mejor parte.
Asami se cruzó de brazos y camino hasta el pie del sofá para ver fijamente a aquella chica que tranquilamente veía el film.
―Déjame ver la foto ―exclamo, estirando su mano.
― ¿Cuál foto? ―respondió inocentemente.
― ¡Ya sabes cual! –dijo alzando una ceja, pues ya se está comenzando a ponerse molesta.
― ¡Oh Mira! Aquí es cuando el protagonista descubre que la villana es su amada ―Comento, ignorando cualquier tema respectivo a la fotografía.
―Korra, por favor, quiero ver la foto ―habló en un tono serio y casi calmado.
Korra no respondió y siguió viendo la televisión, haciendo que, Asami ahora si molesta, se sentara a su lado sin antes lanzarle al rostro un cojín.
― ¡Oye! ―se quejó la oji-azul al sentir como el cojín golpeaba su rostro―, me desconcentras.
―Korra, la foto ―insistió en un tono amenazante.
Estaba claro que Asami quería ver aquella foto y lo haría de cualquier manera. Mientras que Korra estaba empezando a divertirse verla tan angustiada.
― ¡oh por dios! Asami debes ver esta escena, la filmaron en ralentí y con 3 cámaras en ángulos diferentes ―Exclamó emocionada, sabiendo que esto la provocaría más.
― ¡Korra! ―Chillo una Asami, ya turbada.
Ya sin poder aguantarlo más, la peli negra se abalanzo hacia la morena con la intención de arrebatarle la cámara que tenía en sus piernas. Pero Korra quien siempre estuvo pendiente, la protegió con su cuerpo, inclinándose sobre la cámara y abrazándola con fuerza.
― ¡Cielos!¡Asami! Ten más cuidado, es la única cámara que tengo. –dijo mientras seguía protegiendo su apreciada cámara.
― Entonces déjame ver la foto –le respondió mientras buscaba la forma de tomar el dispositivo.
―Solo es una fotografía, además ya te dije que salió mal ―se defendió y de una maniobra se levantó del sofá alejándose de la malhumorada peli negra.
― pues por eso quiero verla. ―hablo en un tono molesto.
Korra se sorprendió el cambio de actitud de la joven, pues no pensaba que se comportara así por una fotografía. Pero verla de esa forma era algo atractivo de la cual no podía desaprovechar.
― ¿y que me das a cambio por ayudarte? ―jugo con la misma técnica que ella ya había hecho.
― ¿en serio? ―comento alzando una ceja.
― ¿qué? Yo también tengo derecho de pedir algo ―dijo con una sonrisa.
Asami no respondió y con la paciencia del mundo se levantó del sofá, lentamente y a la vez seductoramente camino hacia ella, provocando que Korrase colocara nerviosa. Al llegar frente a ella, una sonrisa pícara se formó en su rostro.
― y… ¿qué quieres pedir? ―susurro seductoramente al momento de acercarse a su oído.
― Em… ―intento hablar, pero su mente se estaba volviendo una locura se sensaciones.
― puedes pedir lo que quieras… -volvió a susúrrale mientras con sus manos buscaban a las de ella, para luego guiarla a que se posaran en su cintura―, solo debes decirlo…
Asami sonrió cuando sintió como Korra se estremecía con lo que hacía. Era lo que quería lograr pues así le dio la oportunidad de arrebatarle la cámara de sus manos y cuando cumplió su objetivo, se alejó un poco de la morena con una mirada inocente.
―aunque puedes decirme después, ahora quiero ver la foto ―dijo dándose vuelta y caminar a una distancia que le diera la seguridad que no le arrebataría la cámara.
― ¿qué? –pronuncio sin entender la morena―. ¡Pero a qué horas tomaste mi cámara! ―hablo sorprendida de cómo había caído tan fácil a sus trucos y se había salido con las suyas.
Asami rio y prendió la cámara dispuesta a ver la fotografía, sus ojos se abrieron de sorpresa a encontrarse con la dichosa imagen que tanto ocultaba la morena. No tenía palabras para explicar aquel trabajo.
― Entre las otras fotografías que he tomado, puedo afirmar que esa ha sido la más hermosa ―comentó mientras se acercaba a la peli-negra y le abrazaba por la espalda―, cuando dije que salió mal, solo mentía… es tan perfecta como la persona quien sale en ella.
Asami reservo sus palabras, pues aún seguía anonadada por la fotografía, donde aquella imagen la mostraba de perfil mientras veía al horizonte, pero las combinaciones de colores que había provocado el atardecer hizo una combinación perfecta con su cabello y piel, que todo se había vuelto una escena armónica y pulcra.
―Korra… el sol…
Nuevamente los susurros somnolientos de Asami, hizo que saliera de sus recuerdos. Acaricio con delicadeza el rostro pálido de ella para luego darle pequeños besos en sus parpados.
― ¿ya amaneció? –pregunto en tono ronco la pelinegra sin abrir aun sus ojos.
Korra siguió repartiendo pequeños besos en su rostro.
-Así es… ya amaneció, dormilona –respondió la morena.
Con algo de dificultad Asami fue abriendo sus ojos, encontrándose con unos ojos azules observándole cálidamente.
― ¿Qué tal dormiste ―pregunto curiosa la oji-azul.
― puedo decir que tu cama, es igual de cómoda que la mía… aunque mi habitación es un poco más ordenada ―comento burlescamente.
― Si… ― se expresó mirando a otro lado―. Por cierto, aún estoy algo dormida pero puedes ayudar a recordar ¿por qué estamos en mi habitación?
― Porque… ― explico, mientras comenzó a jugar con algunos mechones que caían del rostro de ella―, Cuando por fin nos fuimos a dormir, recordaste que no le habías dejado comida a Naga y tuvimos que salir casi a las 3 de la madrugada a tu casa para alimentarla…
Y de un golpe, imágenes y recuerdos que le terminara de explicar su pregunta, llegaron a su mente. Después de que tuvieran una pequeña charla sobre la fotografía y que volvieran a ver la película, pues después de tantas distracciones el plan principal había quedado en un segundo plano, había llegado la hora de dormir. Sin embargo, tal como lo narro Asami, solo duro 10 minutos, pues la imagen de una pobre Cachorra blanca llorando mientras miraba su plato vacío de croquetas, hizo que ambas jóvenes corrieran al rescate y decidieran caer a los brazos de Morfeo en la habitación de Korra.
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Y he aquí el sexto capítulo de esta historia, Creo que me demore algo en subirla, pero pues se me complicaron las cosas por motivos de que tuve que viajar y acomodar algunas cosas personales… y solo hasta hoy, pude subirlo.
Como siempre, espero que este capítulo haya sido agradable, cualquier comentario es bien recibido.
Agradezco así rápidamente a todos los comentarios del capítulo pasado, como he dicho anteriormente, me encanta y me motiva demasiado los Reviews que recibo de ustedes. Así es como me doy cuenta de que esta historia se puede continuar y mejorar.
Sin más, me despido y nos leemos en el próximo capítulo xD
