La tranquilidad y la sensación de estar en paz era tan agradable que muy adentro de ella podía escuchar el canto de las aves, el vaivén de las olas mientras su pies tocaban la arena, pero el constante cosquilleo en su nariz hizo que todo su paraíso se fuera esfumando. Abrió con desdén sus ojos. Algo le estaba dañando su sueño y eso no le agradaba para nada para la morena.

― ¡valla! ¡Por fin despiertas!

Exclamo un hombre no mayor de 30 años. Con una sonrisa divertida en su rostro, una barba corta y un corte peculiar que se encontraba arrodillado frente ella. En sus manos con una pluma volvió a tocar la nariz de la morena mientras reía.

― ¡ah! ¡Sokka!―grito la morena a ver el hombre tan cerca de ella― ¡pero qué es lo que te pasa!

Como por impulso, la morena lo empujo lejos de ella. Esto hizo que Sokka callera hacia atrás, golpeándose con la mesa central de la sala.

Mientras que el hombre se quejaba por el fuerte golpe, Korra se sentó, notando que se había quedado dormida en el sofá de la sala y por el leve olor a estofado, le indicaba que era más de medio día.

―Auh… ―se volvió a quejar el hombre mientras se masajeaba la espalda.

Una risa se escuchó en los pasillos hasta que aquel dueño de dicha carcajada entrara al lugar. Este un hombre de casi la misma edad que Sokka, tenía la cabeza rapada y una barba que perfilaba toda su mandíbula.

―Sokka, deja de molestar a Korra ―exclamo Ang a su amigo, intentando sonar como un regaño.

Aquel mencionado solo frunció el ceño. Se levantó del suelo y cruzándose de brazo uso la mesa como asiento.

―Yo no la estaba molestando ―Korra le miro con una ceja alzada ―, bien, solo un poco, pero era porque estabas roncando, parecías un cerdo agonizando y…

Sokka fue callado al sentir como un cojín que minutos antes era usado como almohada, se estampaba en su rostro.

― ¡hey! ―protesto.

Korra rio mientras daba una pequeña sonrisa al hombre que miraba desde atrás con la misma diversión que la morena. Sus ojos azules por un momento se conectaron con los ojos grises de Ang.

― ¿te sientes descansada? ―pregunto Ang.

Este se acercó al sofá y con una afirmación con la cabeza de parte de Korra, la morena inclinó sus piernas para así abrir un espacio a él.

― sé que hoy te iba ayudar acomodar todo para mañana, pero el cansancio me gano… ―se disculpó la oji-azul mientras abrazaba sus piernas.

― ¿te gano? Más bien te noqueo ―bromeo Sokka.

Korra no dudo en fulminarlo con su mirada, haciéndolo levantar de la mesa y así saliera del lugar con una torpe escusa de ver como estaba el clima, pues él sabía muy bien cómo podía recibir un pequeño enojo de parte de esa joven de tan solo dieciocho años.

― Korra, no debes sentirte mal ―comento Ang al verla tan melancólica―, Ayer fue un día muy agotador, es obvio que aun sigas cansada.

Un sonrojo se formó debajo de sus parpados, provocándole tomar fuerza para decirle algo que sacar o seguiría atormentándola

―Ang yo…

Ding Dong, fue el sonido del timbre de la puerta que esfumo cualquier oportunidad para ella. Ang hizo caso omiso del sonido y espero que siguiera la muchacha. Pero un Sokka quejándose mientras volvía a la sala para abrir la puerta, hizo que el hombre desviara su mirada hacia esta, pues él quería saber quién tanto insistía en la puerta.

―Katara!―exclamo este al ver de quien se trataba.

Ang no dudo levantarse del sofá y correr abrazarla, mientras que Korra solo con impotencia y amargura observaba aquel saludo "romántico" de él con aquella mujer. Se sentía celosa, eso era cierto. Desde que ambos jóvenes confesaron su amor, aquel sentimiento comenzó albergarse en ella.

Con una expresión molesta, solo rodó sus ojos para luego tomar el cojín que le había lanzado a Sokka y así dar camino hasta su habitación.

― ¡Hey Korra! Supe que ayer ganaste el primer puesto, ¡Felicitaciones!

Korra quien ya había llegado al primer peldaño de la escalera, cerró sus ojos molesta pues no quería escuchar la voz de esa mujer y menos recibir una felicitación de parte de ella. No la odiaba o en ese tiempo, puesto que solo el hecho de haber entrado en su vida y en la de Ang muchos años atrás, provoco que aquel odio solo se volviera una molestia amarga.

― Gracias Katara... ―Dijo simulando amabilidad, pero sin voltearla a ver.

Sin decir nada más subió las escaleras y en largos pasos se encerró en su habitación.

― ves, te lo dije, a ella le sucede algo ―hablo Sokka cruzándose de brazo.

― Solo está cansada, Sokka ―le respondió Ang con una preocupación de su rostro.

Su amigo toda esa mañana le estaba mencionando aquel comportamiento de ella, pero solo hasta ahora estaba lo estaba notando.

― Pero ha estado así desde hace meses atrás ―volvió hablar el hombre de ojos azules.

Ang miro a su amigo para luego mirar hacia donde daba la habitación de Korra.

Era cierto que aquella chica se estaba comportando de una manera muy extraña meses atrás, el más que nadie, sabía que Korra era una persona extrovertida y terca, era muy rara vez que ella se comportara de esa forma tan tajante con Katara. La única vez donde pudo notar esa actitud fue cuando le anuncio que ella era su novia, pues después de aquella noticia Korra se había alejado de ella, volviéndola casi como su enemiga.

― Ang, deberías hablar con ella ―sugirió Katara abrazándolo y regalándole un beso en la mejilla―, yo solo vine a saludarte y saber cómo estabas, tengo muchas que acomodar para mañana.

Ang la miro y sonrió. No había duda que se sentía afortunado de tener a esa mujer como su novia.

― ¿y a tu hermano lo ignoras? Acaso no quieres saber cómo estoy o simplemente decir "hola hermanito, también te vine a saludar a ti también"―exclamo Sokka molesto.

― A ti no hace falta, hace dos horas es que fue que nos vimos ―le respondió del mismo tono.

― pues no importa ―alego enojado.

Ang en silencio solo se limitó dar una risa corta al ver a los hermanos discutir sin poder quitarse cierta preocupación por Korra. Pues sin saber, volvió a mirar hacia la puerta de la habitación de la chica.

En el otro lado, Korra desde que cerró la puerta, se apoyó en ella para que lentamente se dejara caer; quedando sentada mientras abrazaba sus piernas.

Korra quería llorar. Quería también gritar. Quería sacarse el clavo que lastimaba su corazón. Quería tantas cosas que sus pensamientos se estaban volviendo un tornado en su cabeza.

Ella no supo cuándo comenzó a sentir aquel sentimiento, pues desde que nació, Ang siempre estuvo con ella. Era su hermano adoptivo y según las historias que le narraba su madre, Ese muchacho con tan solo diez años, había sido encontrado en una noche helada sin familia y sin un lugar donde vivir; pues en aquellos tiempos sus padres Vivian al sur del país, donde el frio era quien dominaban el lugar y quien se encontraba a altas hora de la noche vagueando por las calles, se condenaba a morir de hipotermia, aunque era un poco exagerado sobre la helada, era cierto que ese pequeño niño sufría tanto que al ser acogido por los padres de Korra, fue como ver la luz después del túnel. Por esto, desde pequeña Korra siempre estuvo bajo cuidado de él, de su hermano mayor.

Sus gustos, sus miedos y sus aventuras siempre estuvieron los dos. Korra había creado un lazo tan fuerte con Ang que la llegada de Sokka y Katara hizo que la morena a sus seis años comenzara a sentir celos de parte de la jovencita que pronto se convirtió novia de él. Un sentimiento de decepción fue lo primo que le envidio a la morena, Katara era como su hermana mayor, su confidente y su amiga que luego se adentró a su zona de confort para robarse a Ang. Eran celos y mucho apego lo que tenía Korra hacia él.

Todo sus sentimientos amargos empeoraron cuando Ang decidió buscar a su verdadera familia, dejándola sola en un mundo que no conocía muy bien sin él. Por suerte no fue la única que dejo en aquella ciudad pues también se estaban su novia y amigo, dándole una tranquilidad que iba a regresar. Y así fue, su hermano regreso un tiempo después con la mala noticia de que no había rastro de su familia, pero de que veía una oportunidad de vivir en Republic City. Llevándose junto a él a su hermanita y también a sus padres quien por razones del trabajo solo en ocasiones podía quedarse. Una sencilla casa que los dos hermanos Vivian, fue el lugar donde Korra empezó desde cero junto a él seguido de nuevos amigos, escuela y quizás amores hizo que la morena se sintiera completa. Sin embargo, Korra no pudo huir del sentimiento amargo que eran los celos, pues Katara y Sokka también se habían traslado aquella ciudad creando así todo una nueva vida.

Apoyo su frente en sus rodillas mientras abrazaba con más fuerza sus piernas. Se sentía abrumada, no entendía porque debía luchar por un sentimiento que le era difícil, pues ya no solo era los celos hacia el noviazgo de Katara y Ang, ahora dos sufrimientos más le atormentaba pues aquellos se encontraban conectados con su hermano.

Korra quería ser feliz por él, quería tener la misma emoción y tranquilidad que tenía hace meses atrás, pero le fue difícil. Ella no podía ser tan fuerte.

―Korra…

Alzo un poco su vista al reconocer esa voz. Mordió sus labios para aguantar aquella sensación de llanto.

― Korra ábreme, por favor… ―hablo Ang desde la otro lado de la puerta.

―Quiero estar sola… por qué mejor no vas con tu novia Katara o Sokka, ellos te necesitan más que yo―exclamo ella con pocos ánimos.

Un silencio se formó pues parecía que él aún estaba frente a su habitación, pero no decía nada.

― Sabes… ―elimino el silencio su hermano―, en momentos como estos sería bueno un poco de velocidad, si quieres hasta podemos tener la maravillosa clase que te debo.

Korra no respondió.

― Korra, por favor… hazlo por mi… sé que no es fácil, pero estos momentos es que quiero que estés a mi lado y…

No pudo continuar pues en pocos segundos la puerta de la habitación se abrió dejando que la morena de inmediato le abrazará. Ang algo sorprendido por la reacción de ella, la abrazo con fuerza, él sabía muy bien que para ella no era fácil todo lo que había ocurrido meses atrás.

Aquella tarde donde la brisa era tan fuertes y refrescantes que era un completo placer disfrutarlo, para Korra era mejor estar abrazada a su hermano mientras este conducía su Guzzi por la carretera. Para ambos, la velocidad se había vuelto una obsesión y también una de las mejores formas de olvidar cualquier problema. El cambio de velocidad de parte de la motocicleta, hizo que la morena sonriera al retrovisor, pues sabía que Ang la estaba observando por ese medio. Mientras más veloz corriera era una pisca de felicidad para esos dos.

Miro a su alrededor, era un paisaje perfecto, pues una llanura verde con uno que otro árbol que se acompañaban con algunas montañas donde se destilaban colores verdosos y azulados, como no olvidar el cielo que poco a poco mostraba la llegada de un atardecer. Era una excelencia de paisaje.

Korra estiro a un lado sus brazos, dejando que el aire la acariciara. Cerros sus ojos y formo una sonrisa al sentir como su hermano aumentaba cada vez más la velocidad. Por fin estaba sintiendo calma después tiempos difíciles.

Al cabo de unos minutos, Ang comenzó a disminuir su velocidad al punto de detenerse, dejando a una morena turbada.

― ¿Qué sucede? ―pregunto ella bajando sus brazos.

― Es hora de cumplir mi promesa.

Ang se giró al verla y con una sonrisa le indico que pasara hacia delante.

― es tu turno.

― Estas loco, yo ni siquiera sé cómo se prende ―protesto mientras se corría hacia delante al mismo tiempo que se bajaba Ang.

― ya está prendida, así que ya te ahorre el paso más difícil ―bromeo guiñándole un ojo―, ahora solo debes poner las dos manos en cada manubrio, pero también ten sostenido el freno ―le indico.

Korra en silencio obedeció, era una sensación agradable al tener una vibración en sus manos y cierto poder en la moto. Aunque no se comparó aquella emoción al sentir como Ang se sentaba detrás de ella y apoyaba sus manos encima de las de ella.

―Ahora acelera poco a poco mientras sueltas el freno… ―dijo apoyando su barbilla en el hombro de su hermana.

Korra sonrojada y nerviosa hizo lo contrario y acelero de golpe para luego frenar de la misma manera.

― Korra tranquila ―exclamó su hermano entre pequeñas risas.

― te dije que yo no nací para conducir una motocicleta ―se quejó la morena volteándolo a ver, totalmente nerviosa.

― tú si naciste para esto, solo hazlo con más calma.

Le tranquilizo como muchas veces lo hizo cuando su pequeña hermana se asustaba o se avergonzaba.

Korra volvió su mirada hacia delante, nuevamente tomo los manubrios y el freno. Esta vez con más calma, pues ya no tenía a su hermano tan pegado a ella; acelero poco a poco soltando al final el freno.

La motocicleta con algo de torpeza comenzó avanzar a una velocidad regulada. Ang le explico cómo cambiar la velocidad, haciendo que Korra ya más segura de sí misma acelerara con emoción.

Korra sintiendo la adrenalina, Sonrió para ella misma, era casi como andar en una bicicleta pero con motor, concluyo en su mente.

Sin embargo, al tomar más velocidad la motocicleta comenzó a tambalear, amenazando de que pronto Korra y Ang se iban a caer. Por suerte su hermano logro tomar el volante y tirándose un poco más adelante logro tomar el control de la moto; Korra se quería desmayar al sentirlo tan cerca.

― ¡Uff! No estuvo tan mal tu primera vez conduciendo ―exclamo Ang al detener la moto en seco―, pero la próxima no aceleres tan rápido.

Korra afirmo con su cabeza sin voltearlo a ver. Se sentía avergonzada y confundida que balbuceando algunas palabras volvió al puesto detrás. Era demasiado para ella, aquella clase de conducción le estaba ocasionando estragos en su mente que lo único que quería era volver a la ciudad e ir a entrenar. Ella no podía estar sintiendo más que un amor de hermanos, así no fueran de la misma sangre.

Al volver a la ciudad ambos fueron al döjö a entrenar, este era un local arrendado en medio de la ciudad donde el nombre de "Avatar" contrastaba con una gran ventanal que dejaba ver como los estudiantes entrenaban.

Ambos hermanos empezaron la rutina al momento que los otros estudiantes ingresaban al lugar

Haciendo que tanto Ang como Korra, tomaran sus roles; él entrenador y ella como aprendiz. Culminado solo 2 horas más tarde todas las clases. Dejándolo nuevamente a ellos dos solos en el establecimiento.

Siendo así, la morena decidió descansar desde una banca, allí pudo observar como Ang seguía calentando pero con alguna de dificultad. Sus ojos grises mostraban agotamiento y sus movimientos eran más débiles; parecía como si su cuerpo se forzara a estar en buena condición.

Korra bajo su mirada mientras apretaba su mandíbula, se sentía impotente a lo que cada día presenciaba. Estaba claro que su hermano ya no estaba en condición de entrenar, pero tenía mucha terquedad, ella no podía hacer nada ni mucho menos él. Ang estaba sentenciado a que su cuerpo cada día caminara hacia un cruel destino.

El sonido de ingreso de una persona hizo que levantara su vista, nuevamente Katara había llegado pero esta vez acompañada de una amiga de cabello negro recogido y gafas oscuras que al ver al hombre entrenando grito:

―¡Pies ligeros!

Una protesta de Ang de que no le volviera a llamar así, hizo que la acompañante de Katara hiciera caso omiso, continuando a llamarlo por aquel apodo.

Korra rió, reconociendo esa mujer, esta era Toph, otra amiga de Ang y Katara. Quien tiempo después de que su hermano se radicara en la ciudad, la conoció en una de sus peculiares aventuras de crear un Döjö.

―Hey Pies ligeros Jr! Acaso no me vas a saludar―Grito hacia donde se encontraba la morena.

Korra miro sorprendía, pues sabía que Toph era ciega y que se diera cuenta sin que Ang le dijera, de que se encontraba cerca, era algo sorprendente.

― ¡¿Y bien?! ¡Me vas a saludar o no! –exclamo nuevamente.

Korra de inmediato se levantó de la banca y se acercó a ellos, ignorando como Ang abrazaba cariñosamente a Katara y se alejaban a una distancia lejos de ellas dos.

―Hey Toph ―le saludo Korra con una media sonrisa.

― supe que ganaste el primer puesto… eso dice que sirvió la última paliza que te di ―exclamo orgullosa.

Korra mostró una expresión algo adolorida mientras apoyaba su mano en el otro hombro, ella aun podía recordar como todo su cuerpo quedo hecho pedazos después de recibir clases de parte de ella.

― parece que si… Gracias, creo que no lo hubiera podido lograr sin tu ayuda ―agradeció la morena.

Toph sonrió orgullosa y comenzó alardear de que era mejor entrenadora que su amigo, pues aunque ambos un tiempo atrás habían practicado artes marciales juntos.

Korra solo alcanzo a escuchar las primeras palabras que salieron de la boca de Toph. Su oído y su atención se concentraron en la pareja que estaba en el otro lado del lugar que con disimulo se dispuso a escuchar.

― tú sabes muy bien que ya no estas condiciones para hacer esto, por qué eres tan testarudo―pronuncio Katara en un tono enojado.

La respuesta que le dio Ang le imposible escuchar para la morena, lo dijo tan bajo mientras procuraba calmar a su novia quien se estaba alterando cada vez más. Korra sabía muy bien el tema que estaban discutiendo aunque no entendiera bien lo que decían, pero por primera vez después de tantos meses apoyaba desde lejos los reclamos de Katara.

― No es fácil para ella ―comento Toph, llamando la atención de Korra―, Por más que Ang diga que se siente bien, hasta yo puedo notar que no es así…

Korra apoyo su mano en su nuca mientras volvía a mirar la pareja que aun discutía. Toph tenía toda la razón.

―esto no está muy bien, es una pelea antes del matrimonio… no creo que puedan durar mucho cuando se vallan a vivir lejos ―volvió a comentar Toph

Korra de inmediato le miro con sus ojos abiertos, intentado entender lo que había dicho.

― ¿Vivir lejos? –pregunto sin comprender esa palabra.

― Así es, Mañana después de casarse se irán a vivir… am... no recuerdo el nombre de la ciudad pero es un lugar muy alejado de aquí ―le respondió con tranquilidad―, ¿Ang no te lo había mencionado?

Una ligera molestia se formó en el rostro de Korra.

― No… no me lo había dicho ―respondió ocultando en su tono de voz su enojo.

Korra intentando calmar cualquier reacción errónea de parte de ella, Ang debía explicarle muy bien esa idea que tenía.

En ese instante la pareja después de un abrazo como si por fin arreglaran todo mal entendido volvieron hacia ellas. Korra no pudo evitar mirar a Ang con enojo. Era algo de no creer, que a ella no le había mencionado nada de viajar a otro lugar. Parecía como si para él, no le importara dejar sola a su hermana.

― ¿por qué me miras así Korra? ―Pregunto al sentir esa mirada de enojo de parte de la morena.

― Porque no le dijiste que después de la boda te irías a vivir lejos ―respondió Toph por parte de Korra.

Ang se quedó en silencio avergonzado mientras Korra aun esperaba una respuesta. Su hermana mirándole fijamente esperando alguna respuesta hizo que el ambiente se pusiera tenso.

― apuesto que este lugar está hecho una pocilga, voy a echar un vistazo.

Exclamo de la nada Toph, pues sabía que la había embarrado y no había mejor solución que dejar que los dos hermanos solucionaran sus problemas.

―Ven Katara, acompáñame recuerda que yo no puedo ver, aunque si puedo oler y ¡este lugar apesta!

Tomo con fuerza a Katara del brazo y la arrastro.

― deberías acompañarlas, igual parece ser que la única que sobra aquí, Soy yo...

Korra molesta se alejó, terminando frente a una bolsa de entreno donde decidió descargar cualquier rabia. Su hermano no hizo nada para explicarle dándole la muestra que para él, ella ya no era importante.

Golpeo con fuerza hacia la bolsa. Varias gotas de sudor comenzaron a recorrer su rostro. Sus ojos azules solo estaban fijos en el costal que golpeaba cada vez con más fuerza, intercalando puños y patadas mientras en cada golpe dejo salir un grito de furia. Parecía como si cada golpe liberase un poco más su alma. No le importaba que desde lejos Toph y Katara miraran con enojo a su hermano, pues sabían que este había provocado tal descontrol en la morena.

― ¡Hey! ¡Hey! –grito Ang detrás de ella― ¡para!

Korra sin embargo no le obedeció y aumento sus golpes. Solo pudo detenerse cuando sintió una manos detener la suyas y con la otra por detrás le agarro por la cintura. La morena molesta no intento soltarse dando patadas en aire, pero este la sostuvo con fuerza que lo único que pudo hacer fue dar un fuerte quejido de desespero.

― Muy bien ¡cálmate ahora mismo, jovencita!

― ya, ya me calme! –exclamo Korra enojada―, ¿Puedes soltarme, por favor?

―Si lo hago, volverás a desquitarte con el saco, y recuerda que tengo que entregarle este lugar en buen estado a Toph―le dijo sin soltarla.

Korra dio un suspiro amargo y relajo sus músculos. Cayendo en cuenta lo de Toph.

― está bien, ya me calme… ―el hombre la soltó, dándole la oportunidad de que la morena se volteara hacia él. ― ¿por qué le vas a dar el döjö a Toph?―pregunto molesta.

El hombre no respondió y solo guardo silencio, sus ojos grises se concentraron esos ojos azules que radiaban enojo.

― ¿cuándo pensabas decírmelo? ¿A 5 minutos de la boda? O… simplemente te ibas a ir sin ninguna explicación como lo de irte a otra ciudad.

Dijo Korra, con un tono quebrantado.

―Korra, yo te lo iba a decir ―intento explicarse.

― ¿si? ¿Cuando?

―cuando fuera el momento ―susurro.

Korra dio una pequeña risa.

― ¡ah! Entonces seria ¿después de partir el maldito pastel?

Ang quiso hablar pero su hermana menor negando con su cabeza y levantando la palma de su mano camino que luego estiro hacia un lado, camino hasta la banca que se encontraba fuera del tapete de entrenamiento, tomando en su manos su mochila.

Dio suspiro de resignación, fingió un poco de calma para luego volver su mirada a su hermano.

― Sabes...―Simulo una sonrisa―, ella me agrada y es una buena mujer pero…

― ¡Estas celosa!―exclamo él.

Korra abrió sus ojos y parpadeo varias veces sorprendida a lo que había dicho. No podía creer con lo que había dicho, después de todo el estallido que había provocado él y saliera con aquella conclusión dejo a la joven en shock.

― ¡Así que es por eso que querías dañarme mi bolsa de entrenamiento!

Volvió a decir mientras le apuntaba con un dedo.

― ¡claro que no! ―protesto con sus mejillas totalmente sonrojadas.

El hombre dio una media sonrisa y corrió abrazarla. Haciendo caso omiso a la discusión de hace unos pocos segundos.

Una clara diferencia de altura entre él y ella, hizo que la tomara de la cintura y la elevara del suelo mientras la giraba en círculos.

― ¡Ang! ¡Bájame, me estas mareando! ―se quejó Korra molesta, pero este no le escucho.

Korra siguió quejándose e intentándose zafar de él.

―Mi pequeña Korra, siente celos por mí, ¡esto es hermoso! ¡Ahora entiendo tu comportamiento todos estos meses!

― ¿cuál comportamiento? ¡Ang! ¡Ya basta! ―volvió a decir esta vez ya calmando su enojo cambiándolo por risas.

Para Korra le era casi imposible estar de verdad molesta con él. Con tan solo un acto como ese hacia que nuevamente quisiera a su hermano.

― ¡ya detente! acepto que estoy celosa de ella y mareada… ¡ahora bájame! O golpeare tu rostro como nunca lo he hecho ¡porque ganas si tengo de hacerlo!

Dijo para quitárselo de encima.

Ang obedeció deteniéndose y soltando a la chica. Korra frunció el ceño e intento acomodar su cabello que fue revuelto gracias a él, mientras tanto el hombre dio una amplia sonrisa.

― sabes que aunque este con ella, siempre te voy a querer más a ti ―dijo apoyando su mano en la cabeza.

― Espero que sea cierto ―le respondió―, sino tendré que hablar muy seriamente con ella.

― ¡uy! ¡Qué miedo! ―hablo dramáticamente.

Korra rio y se volvió acercar a la pobre mochila que había quedado en suelo después de todo ese alboroto.

―Y ahora te piensas ir sin mí ―hablo el Ang a ver como la morena se dirigía a la salida del lugar.

―mira quién lo dice―le dijo sin voltearlo a ver.

Al salir los ojos de la morena se cristalizaron para que luego algunas lágrimas le empezaran a brotar. Limpio con su mano aquellas gotas que rebeldemente salieron de sus ojos; ella no quería que la vieran llorar ni mucho menos por algo tan estúpido de lo que había ocurrido.

Camino hasta una motocicleta Guzzi negra que se encontraba estacionada, esperando a que su hermano terminara y salieran los demás. Lo que más quería era volver a su hogar.

Desde lejos vio como Ang le entregaba las llaves a Toph y le regalaba un beso a Katara. Esto último hizo que sintiera unos pinchazos en el corazón. ¿Acaso hoy no iba a terminar tanto sufrimiento? Se preguntó ella, desviando su mirada a las calles de la ciudad.

Cuando el grupo de amigos salieron. Toph dio sus últimas quejas del lugar y alardeo de cómo iba a mejorar. Mientras que Ang y Katara se regalaron sus últimos momentos como novios, pues al otro día se unirían en un feliz matrimonio.

― Muy bien, creo que es hora de volver a casa―exclamo Ang cerrando la puerta del local donde orgullosamente él enseño.

Korra no quiso echar un vistazo al lugar, bastante calvario tenía en su mente. Solo volteo su vista hasta que su hermano posara una mano en su hombro mientras se inclinaba a su lado para verla.

― parece que si es en serio que estas celosa ―susurro en un tono de broma, logrando una pequeña sonrisa molesta de parte de ella―, Korra, solo nos vamos a casar, no es el fin del mundo. ―exclamo.

Le entrego un casco y con tranquilidad se acercó a su motocicleta, pero decidió acercarse a las dos mujeres que le observaban.

― Espero que esa despida de soltera no las haga ir tarde a la boda ―comento a su novia y amiga.

―saben, una vez tuve una amiga que estuvo a punto de casarse, pero todo se fue al demonio porque en la despedida que le hicieron huyó con un nudista que tenía un feo bigote como el de Freddie Mercury―comento Toph algo divertida.

Un silencio entre ellos se generó, era un comentario algo fuera del tema que les hizo pensar en un futuro, en especial en los futuros esposos.

―por suerte tengo una estupenda barba ―respondió orgulloso Ang, mientras se rascaba la barbilla.

―Es un poco hipster para mi gusto, cariño ―comento Katara con una leve sonrisa.

―amigo, te van a cortar la barba y perderás todo tu encanto ―dijo jocosamente Toph.

Los tres amigos rieron a las conclusiones que terminaron haciendo.

Mientras tanto, alejada de aquellas conversaciones sin sentido. Korra volvía a tener esa sensación de llorar. Haciendo que, tragando saliva como si así pudiera eliminar ese nudo en su garganta, se colocó el casco.

Miro por un momento como Ang seguía bromeando con Katara y Toph, era algo extraño verlos tan felices después de todas las complicaciones que han pasado. Fijo su mirada a esa mujer que mañana seria la esposa de su adorado hermano. Una decepción de ver como él, había elegido a alguien que no fuera ella y de cómo la había apartado, la estaba matando.

― ¿y bien? Piensas quedarte toda la noche allí parada, quiero ducharme y tú también deberías porque no es que huelas muy bien ―bromeo su hermano.

Korra le miro en silenció, parecía que él ya se había despedido de las dos mujeres pues viendo desde el hombro de este, veía como entre risas Katara y Toph se alejaban.

Subió cuando su hermano se sentaba en su motocicleta y la encendía. Pasando sus manos por la cintura de él mientras, volvía a sentir el vibrar de la moto al arrancar. Pego su rostro en la espalda de este como si fuera la última vez que sentiría su calor. Era muy difícil aceptar que mañana esa calidez seria de otra persona y sus viajes de esa manera, se acabarían.

El camino hasta la casa fue en completo silencio. El sonido de la moto parquearse frente al garaje y de cómo el motor rugiente se opacaba; daba el mensaje que habían llegado a la casa.

― ¿Korra? ―pregunto este a no escucharla ni sentir algún movimiento de ella.

Korra no respondió.

― ¿Korra? ―volvió a llamarle―, no me digas que te has dormido, porque cargarte hasta tu cuarto, la verdad si es algo complejo para mí en este momento.

― no estoy dormida… ―por fin hablo de mala gana―, solo estaba pensando…

Sin ningún ánimo la morena se bajó de la motocicleta y entregándole el casco le miró fijamente.

―de verdad ¿debes casarte mañana? ―pregunto en un tono melancólico.

Ang alzo las cejas.

―debo hacerlo, no quiero perder la gran cantidad de dinero que se ha invertido para la boda ―le dijo con diversión―, vamos, deja ya esa actitud, parece como si no me fueras a volver a ver.

―no bromees con eso Ang―Exclamo en un tono serio.

Korra lo miro en silencio, ella no entendía cómo podía actuar tan tranquilo, sabiendo su situación.

― Vamos, pareces más afectada que yo. Debes relajarte, tú sabes muy bien que vamos a salir de esto y….

Korra volvió a reír con sarcasmo, interrumpiéndolo.

― ¿Salir de esto? Ang, adelantaste tu matrimonio con Katara porque ya no hay salida. Sin mencionar de que apenas te cases te quieres ir de la ciudad para así alejarte de todos y principalmente de mi…

Su hermano guardo silencio. Mientras que Korra estaba estallando.

― ¡¿Por qué no me dijiste que querías irte?! ―exclamo con rabia―, ¿Acaso no te importa lo que pueda suceder conmigo?

―claro que me importas, pero no quiero que me veas después de…

Guardo silencio a esas palabras, eran tan duras de creer que por primera vez después de tantos meses la melancolía en su rostro se formó.

― ¡Eres un idiota! ― le grito con enojo la morena―, si quieres estar solo con Katara, está bien, puedo soportar todo esto, pues lo que quiero es que seas feliz, pero no que te alejes de mi…

―Korra… ―susurró Ang.

Korra por fin se estaba desahogando entre pequeñas lágrimas que salían de sus ojos y esto le partía el alma al oji-gris.

―Korra, entiéndeme por favor, no quiero verte sufrir… quiero que seas fuerte, quiero que triunfes en las artes marciales y que termines tu secundaria e ingreses a la universidad… quiero... que seas feliz, hasta hable con nuestra madre para que ese tiempo te acompañaría Pema, así no estarás sola…entiéndeme solo te voy a ser un estorbo… ¡te voy a detener, Korra!

―Cuidar a mi hermano no va detener mis sueños ―le volvió a interrumpir―, y ¿por qué tienes que meter a Pema en esto? Ella solo es una amiga de mi madre que solo nos cuidaba cuando éramos más pequeños ―protesto con furia―, Ang… yo puedo hacer todas esas cosas y estar a tu lado… además ¿por qué escogiste a Katara? Porque ella si puede estar contigo… a ella también la vas a detener…

El tono de voz de Korra cada vez más se quebraba entre sufrimiento y enojo.

Ang bajo su mirada. No sabía cómo explicarle su situación y la razón de porque quería alejarse solo con su próxima esposa.

― Esta bien, haz lo que quieras ―le exclamo con enojo.

Korra no podía soportar más, se sentía celosa por Katara, Esa mujer le había quitado su única compañía, su sostén en la vida. Ang había preferido alguien que duro más de diez años para confesarle su amor y no a quien le amo desde que lo vio el primer momento de su vida. Era cierto que ella quizás no pudiera ser tan fuerte como Katara para la situación en que se encontraba Ang, pero por su querer hacia él, podría tomar la fuerza que quisiera.

Sintió como todo sentimiento hacia él se estaba derrumbando en un vacío de decepciones que no tuvo otra que aceptar su decisión. Y, con pasos fuertes camino hasta la casa. Abrió la puerta y luego de entrar, la cerro con fuerza; como si una parte de su enojo se desquitara con aquel pedazo de madera. Dejando atrás todo cariño hacia su venerado hermano.

...

― ¡Korraaaaa! ¡Tu novia ya llego!

El grito de Meelo hizo que la chica de tez morena volviera a su presente. Parpadeo varias veces encontrándose frente al espejo del baño. Se había perdido en su pasado que había olvidado por qué se encontraba encerrada en aquel lugar.

Queriendo eliminar aquella amarga sensación que le trajo esos pensamientos, lavo su rostro y salió sin antes echar un pequeño vistazo de cómo se encontraba vestida. Un jean azulado y una camisa blanca que encima de ella estaba una chaqueta de azul claro, le confirmaba que estaba lista para verla.

― Korra si no quieres salir con tu novia, puedo ir en tu lugar ―pregunto el niño que se encontraba a pie de la puerta mirándole fijamente.

― Quizás para la próxima, Meelo ―le respondió apoyando su mano en la cabeza de este.

― está bien… ―respondió haciendo un puchero en su rostro.

Korra dio una media sonrisa y fue a su habitación, pasando en el pasillo se detuvo frente a una puerta de la cual se encontraba siempre cerrada. Una mirada de tristeza se formó en su rostro, ese lugar era de su hermano.

Ignorando cuál sentimiento amargara su corazón y continúo su camino. Llegando a su habitación tomo su bolso y bajo al segundo nivel donde desde la sala, tres miradas se fijaron en ella. Estas eran de Pema, Ikki y Jinora quien al verla dejaron de ver televisión.

―yo... am… voy a salir con Asami… la chica de esta mañana… ―explico algo nerviosa―, la casa queda para ustedes, llegare tarde…. No olviden darle de comer a Naga… Así que… am… ¡adiós!

Intimidada por ella, salió rápidamente de la casa. Cerró los ojos por un momento para volver a la normalidad de su nerviosismo, la visita de ellos era algo que no esperaba, pues aunque no poseían ni el mismo apellido o la misma sangre, era algo parecido; Pema era casi su segunda madre y el apoyo que recibió de parte de ella meses atrás, hacía que su permanencia fuera agradable; aunque sabía que tal dicha solo duraría un fin de semana.

El pitido de un automóvil la volvió a sacar de sus pensamientos. Sonrió a ver que ese auto era el de Asami.

Sus preocupaciones y malos recuerdos se esfumaron a verla desde lejos. Entro al auto sin vacilación, pues al cerrar la puerta y voltearla a ver, no dudo besarla. Estaba claro que probar sus besos no iban a sacarle ese amargo recuerdo, pero si le hacía entender que debía vivir el presente. Ese instante donde su corazón volvía a querer a una joven de cabellera negra.

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Bueno aquí otro capítulo más, ya vemos otro pasado de Korra donde tiene hermano… puede que si sea raro ver esos dos hermanos, pero ¡ey! Es un universo alterno, todo puede pasar. Así que… espero que este capítulo lo hayan disfrutado tanto como yo y quien me ayuda a corregir algunos errores de ortografía (aunque aun así, si por ahí ven unos, perdón).

Respondiendo los comentarios:

Rarie-Roo 07: ¡Gracias! Creo que este que fue más largo que el anterior. Pero de igual manera espero que también lo disfrutaras

AlexandraArcher: Jajaja bueno ahora ves que era Ang. Tenzin lamentablemente no creo que aparezca en esta historia… o quien sabe (?)

catching RE : a mí tampoco me importaría que fueran largo, por eso estoy intentando que lo sean y así como esta fue más largo que él anterior, procurare que los que sigan, sean iguales :D

Obini: Espero que este capítulo esa pregunta fuera respondida xD

AzuRush: jajaja quizás algo así fue lo paso, más adelante lo sabrás ;)

Paolacelestial : Pues en este capítulo ya la persona de la foto ha sido revelada, aunque aclaro que aún falta conocer más de él y la relación que tuvo como hermano de Korra.

Marilinn: jajaja Me entusiasma demasiado que te encante esta historia y que este te haya gustado : D

Antes de despedirme, quiero hacer una pequeña pregunta pues digamos que como todo escritor, siempre se tiene sus dudas de lo que escriben. Y aquí mi gran duda ¿si les parece buena esta historia? O por lo menos la trama que lleva. No digo que lo valla a dejar hasta aquí, porque me comprometí a terminarla por ustedes que me leen y por mis conocidos (que los obligo a leerme, ok no). Pero pues si poseo esta gran duda hace más de una semana, donde ya llegue al punto de que tengo dos caminos. Y solo al saber cómo en verdad va la historia, puedo escoger uno de los dos.

Así que… otra vez, espero que este capítulo le haya gozado, no olviden dejar sus comentarios y la respuesta a esa pregunta, en serio seria grato leer sus opiniones.

Nos vemos en el próximo capítulo. ¡Chau! o/