Capítulo 9
Winry POV
El baño había sido relajante, sin embargo, me mentiría a mí misma si dijera que había borrado cualquier rastro de frustración y celos generados hace solo un rato.
Me sentía tan tonta.
Aunque Ed se notara nervioso y hasta un tanto incómodo, había sido sincero en cuanto a su relación con esa chica cuando fácilmente pudo haberme dicho que no era más que una amiga o compañera de viaje. Él no era precisamente del tipo de personas que hablara de sus sentimientos, por lo que aquella confesión me sorprendió muchísimo, sin embargo, mi juicio se nubló completamente en ese momento y me dejé llevar por mis emociones.
Aunque en la actualidad yo tuviera una buena relación con Rose, recordaba vagamente cuando la conocí en la ciudad de Lior y como me abrumé por primera vez con esa sensación de celos en el momento en que ella preguntó con gran interés por Ed y se notó su tristeza al darse cuenta de que en esa ocasión solo Alphonse había logrado ir a la ciudad. Sin embargo, esos celos no habían sido nada en comparación con los que sentí esta vez, ya que en ese momento ni siquiera estaba segura de que Ed alguna vez me haya visto como algo más que una amiga o incluso familiar, además la misma Rose pudo percibir algo al hacerme un comentario tan específico en aquel momento sobre él.
De cualquier manera, ya no era esa chica de 15 años que le gustaba en secreto su mejor amigo de la infancia. Se suponía que había enterrado estos sentimientos cuando me convencí a mí misma de que no lo volvería a ver pese a la promesa que me hizo, razón por la cual intenté seguir adelante y llenar el vacío que dejó… y que fue prácticamente misión fallida.
Pero por cosas del destino, estaba aquí con él y nada de lo que había sentido podría hacerme pensar que esos sentimientos de la adolescencia fueron pasajeros, y en definitiva esos celos por unas simples fotografías me lo confirmaron.
De nuevo me sentía ridícula, ya que no podría esperar que Ed se quedara soltero toda la vida, intentó comenzar de nuevo en este lugar y el que haya tenido una pareja debería parecerme lo más normal del mundo, pero algo dentro de mí no podía borrar esa ligera sensación de haber sido desplazada, incluso si esa mujer ya no estaba en su vida.
Ninguno de estos sentimientos tenía sentido, y era hasta irónico que precisamente yo estuviera sufriendo tanto por esto. Debía empezar a ser consecuente considerando que yo también tenía una vida que intenté continuar en Amestris sin él.
Aunque eso me generara un nudo en el estómago.
Decidí levantarme de la cama, donde me había mantenido por un rato luego de haberme bañado, no tenía tanta hambre, pero si bastante sed, por lo que me dirigí a la cocina. Desde la ventana pude ver que ya había oscurecido, por lo que luego de aquel largo y cansado día, no me sorprendería que Ed ya estuviese dormido, así que traté de salir con cuidado, aunque para mi sorpresa, él se encontraba despierto, pero apenas y se percató de mi presencia.
Me detuve en seco al darme cuenta de que parecía estar estirándose o algo por el estilo, sin embargo, me quedé en silencio el tiempo suficiente para notar que en realidad estaba dando leves masajes en su espalda, de la forma más humanamente posible, sin embargo, pude escuchar sus quejidos y recordé como esa mañana durante la sesión de mantenimiento de su automail, también había percibido como su cara se alivianaba cuando se recostó en su cama, y me sentí bastante mal al apenas haberme dado cuenta lo que mi inesperada visita estaba empezando a causar en él.
Ed se giró sobre sí mismo y sobresaltó al verme, y ahora me sentía como una acosadora – Hey Win, pensé que ya te habías dormido.
-Lo siento por asustarte – Respondí desviando la mirada y agradeciendo que solo una lámpara era la que estaba encendida, por lo que pude esconder mi sonrojo con facilidad – Iba a la cocina.
-Preparé cena para dos, pero pensé que estabas dormida, así que cené solo – Contestó mientras señalaba hacía el lugar – Discúlpame por no avisarte.
-No, tu discúlpame por haberte dejado con la palabra en la boca más temprano y por no haberte dicho si cenaría o no – Sabía que era una justificación pobre, considerando el tamaño de escena que armé, pero era un comienzo – Prometo encargarme de dos cenas seguidas para compensártelo.
Ed se rio, teníamos un trato para turnarnos el preparar las comidas, uno que pensaba tomarme muy en serio – No te preocupes por eso.
Él lucía notoriamente menos tenso que cuando estábamos hablando de los dobles y viendo las fotografías, así que he de suponer que ese rato a solas había hecho que se calmaran las aguas entre ambos, sin embargo, seguía sintiéndose como si hubiese un tema que abordar.
De hecho, había muchos de ellos, pero esto tenía que ser un paso a la vez, y sabía cuál era el que seguía justo ahora.
-Ed, dormir en el sofá está acabando con tu espalda ¿cierto? – Dije sintiéndome bastante mal por haber sido la causante de eso y apenas caer cuenta de ello.
Negó de inmediato restándole importancia, tal y como pensé que sucedería – Solo es una leve molestia, me pasa más de lo que te imaginas.
Quise reír por aquella pésima actuación de su parte, pero si lo hacía no me tomaría en serio – Estás hablándole a la persona a la que solías decirle que tu automail solo tenía "unos cuantos rasguños" cuando en realidad estaba hecho pedazos, tienes que hacerlo mejor que eso.
Ed desvío la mirada viéndose avergonzado – No te preocupes por mí, tengo pensado comprar un mueble nuevo.
Tenía que estar bromeando con eso.
Suspiré pesadamente, la idea que estaba por exponer en voz alta se me había pasado por la cabeza esa mañana al verlo en la sesión, y aunque me sonrojara solo de pensarla, estaba tratando de actuar lo más maduramente posible y procurando de que mi inesperada e indefinida estancia en este lugar fuese cómoda para ambos.
-Debes dormir en la cama – Dije tratando de no mirarlo a los ojos, pero haciendo un esfuerzo por mantener un tono severo.
-No vas a dormir en el sofá, vas a arruinar tu espalda – Defendió de inmediato, y de la forma en que lo hizo, comprendí que no había entendido mi mensaje.
Tomé una respiración larga antes de encararlo – Podrías dormir en la cama conmigo, y nadie arruinaría su espalda.
Ya está, lo había dicho y estaba ansiosa porque lo que sea que me haya llevado a ese mundo, apareciera y me tragara de regreso a Amestris.
Ed se quedó de piedra por un momento procesando mis palabras, y vi cómo se sonrojó furiosamente mientras evitaba mirarme a toda costa. Por supuesto que debía pensar que me había vuelto loca después de haber armado semejante escena de celos sin sentido y luego pedirle que durmiera conmigo en la cama.
Demonios, quizás no fue tan buena idea, pero por más vergonzoso que fuese no podía dejar que siguiera durmiendo en el sofá.
-Bien – Escuché que dijo casi musitando y sin atreverse a levantar la vista – Voy a ir a tomar un baño.
Oh, Dios, había aceptado.
-Claro, yo iré a comer algo antes de dormir – Respondí en busca de cortar la obvia tensión que se había formado después de aquella propuesta.
Y fallando en el intento.
Ed asintió levemente y sin decir nada más, pasó por mi lado con dirección al baño, donde solo unos minutos después escuché el agua corriendo, por lo que me dirigí de inmediato a la cocina y mientras calentaba mi cena, empecé a hiperventilar un poco.
Esta iba a ser una larga noche.
oOo
Estaba sentada en la cama luego de haber probado al menos unas 10 posibles formas de esperar a Ed sin sentirme como una tonta o demasiado avergonzada, y ésta definitivamente había sido la forma más conveniente que hallé.
Aunque el nerviosismo y hormigueo no dejaban de recorrerme el cuerpo.
Escuché unos toques en la puerta – Pase.
Segundos después Ed se asomó en la puerta y finalmente entró a la habitación, luciendo uno de los tantos pijamas que yo misma seguía utilizando. Aunque esa mañana me haya insistido en comprar un par de pijamas, terminó aceptando que prefería dormir con los suyos que ya no usaba, aunque he de admitir que en parte fue una excusa porque en realidad disfrutaba usar su ropa.
Demonios, esto no ayudaba en nada a la situación actual.
Ed se quedó parado como si estuviera esperando una orden de mi parte, por lo que decidí decir algo para romper aquel silencio tan incómodo – ¿Te importa si duermo del lado de la pared?
Aunque me daba igual cual lado de la cama me tocara, solo quería que finalmente llegáramos al punto de estar ambos recostados, que simplemente intentáramos dormir y que aquella tortuosa situación terminara de una vez por todas.
Ed negó con la cabeza, por lo que procedí a acomodarme del lado de la cama que le había pedido y me arropaba con la cobija que había estado utilizando. Mientras Ed se estuvo bañando me aseguré de traer de la sala la almohada y el cobertor que él había estado usando esos días, por lo que Ed al recostarse, de inmediato se cubrió también.
Aunque dudaba que alguno de los dos tuviera una pizca de sueño.
-Sabes – Dijo Ed para mi sorpresa, por lo que me giré para verlo – Esto me recuerda a cuando de niños a veces dormíamos juntos en tu casa o en la mía.
Traer a colación ese recuerdo me llenó de una nostalgia increíble y me hizo sonreír – Tienes razón, hacía años que no hacíamos una pijamada.
A pesar de que el contexto fuese muy diferente, ciertamente la situación se parecía bastante, ya que solían ponernos a dormir a ambos junto con Alphonse todos en la misma cama a veces apretujados, pero vaya que nos divertíamos en aquellos días.
-Por lo que recuerdo, roncas – Dije rememorando un poco de esos tiempos.
-Y tú te mueves como nadie – Respondió en defensa tras una sonrisa socarrona – Y le tenías miedo a los truenos cuando llovía demasiado fuerte.
Rodé los ojos con impaciencia – Eso solo pasó un par de veces ¡y prometiste nunca decirle a nadie en la escuela!
-Imagina si supieran que dormía acompañado de la loca del automail – Dijo en un tono falso de indignación – De seguro mi reputación se hubiese arruinado.
-Si, imagino que como eras el cerebrito de la alquimia había una gran reputación la cual mantener ¿no? – Contesté sintiéndome notoriamente menos tensa luego de aquella conversación, por lo que decidí seguirla lo más naturalmente que podía con una pregunta que no había tenido espacio de abarcar en aquel agitado día – ¿Cómo se siente tu automail después de la revisión?
-Había olvidado lo bien que se sentía que un profesional le echara un ojo – Respondió viéndose también mucho más relajado y pasando su brazo por detrás de su cabeza – Se siente muy bien, en serio te lo agradezco.
Le sonreí en respuesta – Recuerda que en los próximos días podrías sentir alguna molestia por los arreglos que hice, solo dime si se hacen muy constantes y le echaré un ojo al puerto.
-Winry, relájate y no pienses en trabajo por ahora – Dijo con aquella actitud despreocupada que solía caracterizarlo en la adolescencia mientras se soltaba la coleta que sostenía su cabello y se volvía a recostar en la cama.
-Han pasado 5 años desde el último mantenimiento, tengo que asegurarme de que todo… – Sin embargo, mi oración se quedó a medias cuando Ed peinó unos mechones de cabello desordenadamente detrás de su oreja, pero que fueron aquellos lo que me permitieron ver el aro plateado que brillaba y perforaba esa parte de su piel, pasando casi desapercibido – ¡¿Ed, eso es un arete?!
Por una fracción de segundo olvidé el concepto del espacio personal y simplemente me lancé prácticamente sobre su oreja izquierda tratando de cerciorarme de que mi vista no me había fallado.
-Demonios Win, ten cuidado de no arrancármelo – Se quejó él tratando de no moverse – Si, es un arete. Fue una decisión un poco impulsiva, pero no me arrepiento… El único detalle es que en este mundo no es común que los hombres utilicen joyas en las orejas.
Me había quedado de piedra simplemente observando como aquel aro plateado le perforaba la oreja de la misma forma que yo tenía los míos desde hace años, y me resultaba totalmente fuera de sí que Ed decidiera hacer aquello, aunque suponía que tuvo sus razones para lanzarse a hacerlo.
- ¿Te gusta? – Preguntó un tanto inseguro.
-Claro, sabes que adoro los aretes – Respondí sin apartar la vista de la joya y en general, de la vista de Ed con aquella perforación – Se te ve bien.
Y al detallarlo mejor, con su cabello largo que casi siempre portaba en una coleta, en vez de la trenza que solía usar en la adolescencia, y utilizando aquellos trajes semi formales, debía admitir que "bien" se había quedado corto, pero tampoco podía expresar en voz alta la verdadera palabra que quería usar para describirlo.
Y es que "sexy" no se me podía escapar por nada en el mundo.
Traté de no darle mucha atención a aquellos pensamientos tan inapropiados que se estaban pasando por mi cabeza y que estaban despertando sentimientos que quería enterrar, para desviar mi reflexión de nuevo hacía la joya que adornaba el lóbulo de su oreja, la cual logré identificar tras hacérseme familiar.
No podía ser cierto.
-Ed – Dije mirándolo – ¿Ese es mi arete? ¿Uno de los que te di en Briggs?
Vi como Ed prácticamente se congelaba en el sitio, y sabía que mi pregunta era un poco rara ya que definitivamente podría ser cualquier arete, sin embargo, era tan exacto a los que solía poseer y que tuve que retirarlos por seguridad hace tanto tiempo.
Para mi sorpresa él respondió asintiendo la cabeza – Es una historia graciosa.
Definitivamente yo necesitaba reír para no llorar.
-Como te dije, fue una decisión impulsiva cuando viajaba con Alfons y los gitanos por Alemania, en su cultura, incluso los hombres, tienen una docena de pendientes por todo el cuerpo – Explicó un poco torpe y atropellado mientras trataba de esconder su sonrojo – Y he de admitir que estaba un poco borracho gracias a una de sus extrañas bebidas que me dieron esa noche, y simplemente les dije que quería uno de esos.
-Entiendo – Contesté, sin embargo, había una inquietud demasiado grande que a este punto me negaba a que quedara en el aire – Pero ¿qué hay de mi arete? ¿Acaso los gitanos no tenían más joyas?
-Ehm… – Respondió Ed sonrojado mientras se despeinaba el cabello nerviosamente – Sucede que sus joyas eran demasiado brillantes y llamativas, yo quería algo sobrio y que pudiera esconder con mi cabello si era necesario, y recordé que entre mis cosas seguían tus aretes.
Lo miré sintiéndome un tanto confundida – ¿Entre tus cosas? ¿Cómo mis aretes seguían contigo después que desaparecieras de Amestris?
-Siempre los traía en el bolsillo – Respondió como si aquello fuese un suceso natural entre ambos – Iba a dártelos antes del día prometido, pero lo olvidé después de… ya sabes, todo pasó muy rápido ese día.
Esta tenía que ser la primera vez en la que alguno de los dos hacía referencia a ese momento en voz alta y de forma tan directa, y aunque Ed no lo haya mencionado explícitamente, me di cuenta como trató de generalizarlo para no abrir esa puerta.
Y definitivamente no me sentía capaz de abrirla tampoco, especialmente con tantos temas que seguían en el aire.
-Entiendo – Dije finalmente mientras sonreía – Me alegro de que le hayas encontrado un buen uso a uno de mis aretes, en serio te luce bien.
Ed relajó su expresión y me devolvió el gesto – Gracias, a los gitanos no les gustó tanto porque era demasiado sobrio para su gusto, pero tampoco lo odiaron, y Alfons dijo que parecía un rebelde y que jamás podría unirme al ejército si llegaban a verlo, aunque Noah le dijo que yo no era para nada alguien que se uniría al ejército ni que lo obligaran… Es gracioso ¿no crees? Considerando que me uní a la milicia solo con 12 años.
Cuando el nombre de Noah salió de sus labios volví a percibir esa molestia en el pecho, sin embargo, era momento de ser lo suficientemente madura para aceptar las cosas tal y como eran – Ed, lamento haber reaccionado como lo hice sobre Noah.
Él abrió los ojos de par en par y despeinó su cabello nerviosamente– No te preocupes, no me pediste esa historia, simplemente te la dije.
-No, Ed, estabas compartiendo conmigo la historia de tu relación con alguien que fue especial para ti – En cada palabra trataba de evitar que se me quebrara la voz y que mis ojos no se aguaran, ya que Ed me miraba fijamente – Fue grosero como reaccioné, en serio lo siento.
Ed suspiró – De acuerdo, acepto tus disculpas.
Aquello me dio una sensación de paz interior, aunque la opresión en el pecho no desapareciera – Puedes hablar conmigo sobre Noah si quieres desahogarte o simplemente contarme.
Quise agregar a aquello "…porque soy tu amiga", sin embargo, este simple pensamiento se sentía un poco doloroso, por lo que decidí dejarlo por fuera a interpretación, aunque no debería pensar que somos algo más que eso, meramente quería que sintiera apoyo de mi parte, incluso si el tema no era del todo mi favorito, creo que podría soportarlo.
-No hay mucho que decir, más que fue mi primera relación formal – Respondió restándole importancia – Pero teníamos estilos de vida y visiones muy diferentes, al comienzo fue divertido, pero en cierta parte creo que Alfons fue una gran influencia sobre nosotros, por lo que él al morir dejó un vacío bastante grande, y aunque al comienzo no me molestaba vivir como nómada, llegó ese día en que quise asentarme en un solo lugar, pero Noah no quería esa vida.
Escuchaba atentamente su relato, y aunque tratara de mantener al margen, había inquietudes de mi parte – ¿Te veías con ella toda la vida?
- ¿Cómo una esposa? No, solo como una compañera – Respondió suspirando pesadamente – O así lo llamaba ella, ya que no quería seguir las costumbres de su propia cultura, y la sola mención del matrimonio le molestaba… Esa fue otra de las diferencias que tuvimos.
Aquella confesión me llegó tan inesperadamente como todas las que había recibido este día, pero sin duda era la más impactante. Nunca había escuchado a Ed manifestar algún deseo por casarse, y mucho menos después que en la víspera del día prometido prácticamente me dijo que estaba dispuesto a aceptar la muerte si el plan no funcionaba.
Rápidamente, una de las de las escenas de mis tantos sueños locos pasó por mi cabeza, donde nos vi a ambos en aquella vida compartida que alguna vez pensé que tendríamos mientras dos aureolas doradas adornaban nuestros dedos anulares, pero la deseché de inmediato para volver a tierra.
-Bien, viendo tus puntos, debo decir que hacía sentido que en algún momento simplemente dejaría de funcionar – Respondí y luego de uno segundos de silencio, me atreví a hacer una última pero significativa pregunta – ¿La extrañas?
Los segundos que pasaron entre el silencio y su respuesta se me hicieron eternos.
-Al llegar a Londres solía extrañar tenerla alrededor porque estaba totalmente solo – Dijo mientras me miraba a los ojos – Pero ya no lo hago, y honestamente no extraño aquella incertidumbre cuando enfrentábamos nuestras diferencias y que no llevaban a ningún lado.
Me sentía terriblemente egoísta, pero aquello me tranquilizaba y aliviaba un poco la opresión en el pecho – Me alegra saber que lo superaras.
-Y a mí me tranquiliza haber tenido esta conversación contigo – Respondió dándome una sonrisa ladina – Creo que nunca te lo he dicho, pero ha quedado explícito… Confío en ti, Winry.
Al soltar esas palabras cualquier sentimiento que estuviera teniendo en contra de Noah quedó en segundo plano para ser reemplazado por una gran sensación de culpabilidad que me embargó, ya que, en efecto, Ed no era de expresar sus sentimientos con palabras, y aunque ambos confiáramos muchísimo en el otro, nunca lo habíamos dicho tan directamente, y esto tenía un gran peso en nuestra relación.
Y en lo que yo todavía no había sido capaz de decirle.
Entre tantas cosas que habían sucedido no me parecía correcto u oportuno abordar un tema como aquel, sin embargo, hoy él había sido totalmente sincero sobre Noah, no me escondió absolutamente nada y hasta se abrió, lo cual ya por si sola, era una actitud completamente diferente del Edward Elric al que yo estaba acostumbrada.
Sentía que estaba fallándole y no quería hacerlo.
-También confío en ti, Ed – Finalicé sintiendo un nudo en la garganta.
Desde que había llegado a la Tierra, todo se había dado muy rápido y prácticamente sin pausas, por lo que las respectivas revelaciones de nuestras vidas habían estado cayendo una tras otra a veces sin anestesia, pero encontrando su lugar, y era hora de que yo misma le diera un puesto a esa historia en particular.
Y el averiguar el cómo y el cuándo me mantuvo despierta velando el pacífico sueño de Ed a mi lado.
oOo
N/A: ¡Hola a todos! Espero que estén teniendo una bonita semana.
Hoy les dejo el noveno capítulo con un día de anticipación ya que estaré viajando el fin de semana y no quería dejar de publicar.
Como pueden ver Winry pensó las cosas en frio y después de una invitación a que compartieran la cama finalmente tanto Ed como ella pudieron dejar atrás la incomodidad que se había creado en torno al tema de Noah. Como les comente, no soy precisamente fanática de este personaje, pero la veo mucho como el tipo de alma liberal y a Ed lo veo muy contrario, especialmente al llegar a la madurez, y pues ese fue mi punto de partida para que esa relación no funcionara.
El detalle del arete se me ocurrió muy random y aunque me debatí mucho si ponerlo o no decidí dejarlo, espero que lo hayan disfrutado, así como todo el capítulo.
Muchísimas gracias a todos los que apoyan esta historia semana a semana, me pone muy contenta leerlos y ver los votos y las vistas.
Nos leemos la próxima semana sin falta.
Un abrazo enorme para todos.
ACLARATORIA: Esta historia es de mi autoría, no existen colaboraciones con nadie y en el caso de que las hubiese se le darían sus respectivos créditos. Esta historia solo es publicada a la fecha en las plataformas FanFiction, Wattpad y AO3; si está en alguna otra es porque no está autorizada por mi persona y se considera plagio. No se permite la copia y/o adaptación de esta historia.
