Disclamer: Digimon y Digimon 02 no me pertenecen, son propiedad del grupo de creativos llamado Akiyoshi Hongo (que son: Aki Maita, Akihiro Yokoi y Takeishi Hongo.) al igual que todos los personajes de esta obra son propiedad de ellos y Toei animation.

.

.

.

.

Cap. 6: El mal que acecha.

.

.

.

.

El mundo entero era testigo de esta conmoción, y no había explicación de porqué o como se había desatado tal situación.

Al rededor del planeta, las fuerzas de seguridad de diferentes organizaciones trataban de calmar a los Digimons que se habían salido de control, pero las disputas habían iniciado, puesto que humanos compañeros de Digimons y personas que eran intolerantes ante la existencia de los mismos, comenzaban revueltas y conflictos.

Los pocos Digimons al rededor del mundo que no habían perdido el control, habían ayudado a los humanos para apaciguar los conflictos, pero las fuerzas de la DCD no hacían distinción ante la preocupación del gobierno.

Poco a poco, tan rápido como empezó, rápido se apaciguaba, y de alguna manera el caos estaba terminando, aunque claro con múltiples disturbios y pérdidas materiales.

Para sorpresa de muchos, en término de una hora después lo ocurrido no habían pérdidas humana más que unos cuantos heridos pero nada de gravedad, el único lugar donde la situación se presentaba crítica había sido en París, y tras la recuperación de las redes digitales de manera parcial, las noticias tanto en medios de comunicación tradicionales (tales como radio o televisión) y medios actuales digitales (como redes sociales, páginas web y canales de YouTube) estaban dando parte de lo ocurrido en el país europeo.

— Nadie sabe con certeza, lo ocurrido con el atentado en París, pero fuentes parecen informar, que el ataque fue propiciado por un Digimon, el cual tres más junto a 6 personas intentaron detener... por desgracia, la lucha y sus esfuerzos resultaron en más caos, y a pesar de que dicha amenaza pareció haberse ido, ante el caos al rededor del mundo con respecto a los Digimons fuera de control, solo queda la pregunta ¿realmente se terminó o tendríamos que preocuparnos y considerar si los Digimons deben de estar en las calles libres y sin control?...

— ¿Que sabe ese tonto sobre Digimons? — Kai apagó la televisión después de oír las noticias del presentador – Tia Kari y Tio Davis solo querían ayudar... no pueden culparlos a ellos y a sus Digimons.

El muchacho se sentó en el sofá mientras con una maleta a su lado, mientras su hermano menor solo jugaba con sus dedos con algo de inquietud.

— Papá y mamá estaban preocupados... quizás le pasó algo a tía Kari... – El pequeño Denji dijo con un hilo de voz.

— ¡Tranquilos niños! ¡Kari y los otros son fuertes!... apuesto que estarán bien – Trato de animar Palmon.

— Así es, además Tai y Mimi van a ocuparse de todo, no se angustien, ¡hay que ponerle entusiasmo niños!

Los dos Digimons trataban de mantener tranquilos a los niños, mientras esperaban a que Tai y Mimi entraran a casa, pues desde hace minutos estos habían estado afuera pensando como irse.

Por lo que si conversacion fue afuera para no alarmar más a los muchachos.

— Aún no hay vuelos disponibles... lo imagine, las redes digitales no permitirán vuelos con tantas anomalías posibles – Concluía Tai mientras seguía buscando en su celular.

— Nadie me responde, hace poco solo recibí mensajes de mis padres preguntando por los niños y uno de la oficina... pero los demás no contestan.

— Tenemos que ir a París o a Japón... Mimi debo saber que mi hermana está bien – La voz de Tai era muy agitada por lo que su esposa tomó su rostro acariciando sus mejillas.

— Oye, calma, buscaremos la forma de ir, ella estará bien... ¿Izzy aún no te contesta?

— No... Nadie responde, creo que tendremos que ver si podemos usar los portales digitales

— ¿Con todas las anomalías? Podría ser poco fiable – Mimi sabía que esa opción sería la más rápida, pero no quería tomar riesgos – Además debemos llevar a los niños, y no quiero ponerlos en peligro como hoy...

— Lo se, lo se, tampoco quería recurrir a pelear... ¿Pero que otra opción teníamos Mimi? No pidamos simplemente, no hacer nada...

— ¿Te das cuenta que apenas hace unos días le dimos un sermón a Kai sobre, no usar la violencia como primera opción?... Se que no había opción hoy, ¿pero que ejemplo le estaremos dando?

— Dios... – Tai suspiró y se frotó su cara – Tengo tanto en la cabeza, Kai, Denji, mi hermana... ahora pensar en cómo ayudar con esto sin pelear y lo peor es que, a pesar de lo negativo... haber peleado hoy fue... fue

— Emocionante...

La forma en que complemento la frase Mimi, mientras se rascaba la mejilla con pena, hizo que Tai y ella se miraran de forma algo culpable, un poco avergonzados y algo confundidos.

Estaban conscientes de que no podían tomar a ala ligera conflictos así ahora que eran padres y tenían vidas laborales que podían ser afectadas, pero los dos sentían que algo les faltaba a su vida y lo habían descubierto... no era felicidad... ni estabilidad económica o emocional... no estaban hartos... no tenían falta de afecto mutuo... no.

Ambos estaban aburridos, estaban abrumados con la monotonía de sus vidas, y les quedaba claro que una parte de ellos extrañaban esa adrenalina y riesgo que era luchar contra los Digimons malos. No podían decir abiertamente que la idea era emocionante, porque no lo era, había gente en peligro, Kari y Davis probablemente podían estar mal, y había la posibilidad de una amenaza mundial, pero... Querían volver a la acción.

— Si, fue emocionante... – Dijo sonriendo algo resignado Tai, pues ya no era Justo ocultarlo cuando su esposa se sentía igual.

— Pero, no cambia el hecho de que estamos conscientes de lo que es más importante, proteger nuestra familia y ayudar cómo podamos...

Nuevamente Mimi trataba de ser más razonable, mientras abrazaba a su esposo y este devolvía el gesto besando la frente de ella.

— Vamos a estar bien... Ahora solo importa descubrir que pasa y poner a salgo a Kai y Denji...

Ambos adultos se separaron, para volver dentro y alistar todo mientras pensaban cómo salir de Nueva York.

En Odaiba, Sora estaba dentro de la escuela junto a sus hijos, mientras trataba de contactar a Matt de alguna manera, pero esto no estaba funcionando.

La escuela se había vuelto temporalmente un refugio y centro de acopio de las autoridades ante el atentado de algunos Digimons, y varias personas tanto civiles como maestros, padres de familia y alumnos estaban dentro.

— No puede ser... – la mujer volvió a colgar el celular mientras era nuevamente desviada al buzón — No me contestan en la NASA... "Si claro, llama cuando desees cariño, en las oficinas te transferirán cuando me llames incluso hasta la estación espacial"

Sora imitó la voz de Matt al decir esto exagerando cada palabra, pues le molestaba que dichas palabras no parecieran fiables. Aunque realmente ella estaba tratando de sobrellevar su preocupación, estaba muy asustada por todo lo que estaba pasando, y más cuando se había enterado por internet de lo ocurrido en parís, sabía que tanto su esposo como Tai estarían hechos un mar de furia y nervios por saber que pasó con sus hermanos, además con sus hijos nerviosos, quería que Matt la poyara un poco pero también necesitaba saber de él.

— Por favor Matt... contesta...

— Sora, tal vez debamos ir a casa – Biyomon sujeto su mano para darle calma.

— No creo que nos dejen salir aún Biyomon, debemos esperar... – Mientras la mujer seguía con su celular, sus hijo veían noticias en la tablet que usaban en la escuela.

— ¿Que haces hermano? – Preguntó el pequeño pelirrojo.

— Busco noticias Ejiro, parece que los Digimons están en todas partes causando problemas... Mamá se ve muy angustiada, quizás sea por papá

— ¿Crees que papi esté bien? – Cuestionó el menor.

— Eso espero... – Entonces el chico rubio miró una noticia en su tablet y se levantó caminando hacia su madre – Mamá... oye... papá estaba aquí, ¿cierto?

Sora miró a su hijo, y vio su cara asustada, por lo que la mujer tomó la tablet y vio lo que tenía en las noticias su hijo... y entonces Sora sintió su corazón pequeño y débil.

"Estación espacial de la NASA Explota en órbita, se cree que por fallas técnicas tras las distorsiones digitales... Comandante de la estación, Matt Ishida y su compañero Digimon desaparecidos, se presume que murieron en la explosión"

La noticia hizo sentir a Sora que se le salía el corazón por la boca, pero se controló enseguida, pues frente a ella estaban sus niños, y no debía alarmarlos para nada, solo podía mantenerse fuerte.

— El está bien, ¿Verdad mami? – Preguntó el pequeño rubio a lo que Sora aguantando las lagrima lo tomó en sus brazos para cargarlo mientras acercaba al otro a ella.

— Claro que si cariño... confiemos en que el... estará bien – Decía mientras su voz quebrada la delataba — Más te vale estar convida... Matt – Pensó para ella misma.

En la NASA, las oficinas de control eran un caos tratando de restablecer los sistemas que habían fallado tras las anomalías digitales, por lo que cientos de computadoras estaban teniendo distorsiones.

— ¡A ver! ¡¿Alguien podría decirme que ocurre?!... ¡Háblenme! – El superior en la sala pedía información mientras todos los científicos en el lugar trataban de restablecer todo.

— Comandante Ishida... comandante Ishida responda... Matt deja de asustarnos... — El controlador de comunicación que se encargaba de mantener la conexión con la estación espacial no podía recuperar la señal.

Entonces de una de las pantallas de los monitores de la última fila, comenzó un brillo, el cual poco a poco provocó un portal que se amplió hasta que este comenzó a provocar rayos.

Todos en el lugar pusieron atención, y entonces del portal salieron Metalgarurumon y Matt.

Metalgarurumon tenía abrazado a Matt, ambos estaban llenos de manchas de ceniza y sus ropas levemente quemadas, al parecer la explosión los había alcanzado pero Metalgarurumon creó un campo de energía que había protegido lo suficiente a ambos.

Las personas en la sala corrieron hacia ellos enseguida, mientras los dos trataban de ponerse en pie tratando tosiendo.

— Matt, ¿estas bien? – Preguntó el Digimon

— Si... gracias Metalgarurumon...

— ¡comandante! – Uno de los hombres se acercó para cerciorarse de que estuviera ileso.

— La estación explotó por completo... Todo comenzó a fallar – Comentaba el rubio mientras se sacudía sus ropas y Metalgarurumon involucionaba a Gabumon. – ¿Que fue lo que ocurrió?

— No sabemos... aún estamos investigando, pero parece haber ocurrido en todo el mundo... creo que tiene que ver con los Digimons – Respondió el otro hombre.

— Matt... – La voz de Gabumon llamó la atención de todos – Algo anda mal... Debemos de ir con Agumon y los otros...

Gabumon sonaba demasiado nervioso, lo cual preocupó a Matt y las personas en las salas, mientras que fuera del lugar un grupo de 3 personas con trajes negros con corbata se dirigían a paso firme hacia la sala.

El Tokio, Izzy seguía investigando mientras su hijas estaba sentada en el escritorio a un lado de el, mientras que el celular del pelirrojo no dejaba de soñar y recibir mensajes.

— Izzy... es Noriko... no deja de llamarte – Decía Tentomon nervioso al ver el celular.

— Ahora no Tentomon... tengo que saber más de estas rocas... – Izzy buscaba cada información y dato que pudiera acerca de las rocas y los símbolos que Genai le había dado.

Pero entonces la puerta de su oficina sonó, alguien tocaba a su puerta, algo que desconcertó a Izzy, por lo que este decidió ir a ver de quien se trataba, pues no había avisado que estaría en el edificio, menos de lo ocurrido recientemente.

— ¡Doctor Kido! – Una de las enfermeras llamaba a Joe, mientras el hombre con fajas terminaba de atender a un Digimon – Doctor... unos hombres con traje lo buscan

— ¿Cono que hombres con traje? – Preguntó Joe confundido al igual que la expresión de Gomamon.

Paralelamente, la puerta del hogar de los Yagami, 4 hombres igual de trajes aparecieron, mientras que el más grande de ellos se acercaba a tocar la puerta.

Dentro, Tai y Mimi ya estaban listos para salir de su hogar, habían acordado ir a la biblioteca de Nueva York para usar una de las computadoras públicas para abrir un portal, pero entonces el sonido de la puerta alertó a los adultos.

— Mimi... quédate con los Niños, Palmon cuídalos... Agumon ven conmigo – Dijo en voz baja el castaño.

— Si Tai... – Agumon fue con el, mientras iban a la puerta, mientras Mimi mantenía a su hijos detrás de ella.

Tai se acercó lentamente a la puerta, y al abrirla despacio, Agumon tenía preparada su flama en la boca cuando vieron a esos hombres con trajes.

— ¿Si?... ¿Quienes son? ¿Que quieren? – Preguntó Tai

— Señor Yagami, su esposa y Digimons tienen que acompañarnos. – Mencionó uno de los hombres.

— ¿Acompañarlos? – Tai ahora estaba más a la defensiva – De ninguna manera...

— Lamento decirlo señor Yagami, pero le temo que no tienen opción, y no era pregunta...

Tras esta declaración que alarmó a Tai, lo siguiente que sintió fue una pinchazo en su brazo y después como todo se oscurecía, para oír débilmente a su esposa llamarle junto a su Digimon y sus hijos.

Entonces su cuerpo dejó de sentir y su mente se quedó en negros.

— Señor Yagami... – Una voz masculina hizo que Tai abriera sus ojos enseguida.

Lo primero que vio fue un techo gris, con una lámpara de luz blanca, lo cual deslumbró sus ojos y su seguida volvió a cerrarlos de forma abrupta. Lo siguiente que Tai hizo fue darse cuenta que estaba acostado en un lugar que no conocía, por lo que enseguida este se levantó y estrepitoso en la camilla donde se encontraba recostado.

Tai se levantó y se giró hasta quedar sentado en dicha camilla, y miró a la persona que estaba con el. Se trataba de un hombre japonés, con cabello castaño como el suyo pero con unos cuantos años más ya encima, puesto que las incipientes canas en sus parietales y parte de la coronilla comenzaban a hacer acto de presencia.

Con una rígida expresión mientras observaba a Tai, aturdido sin después de haber sido sedado, solo analizaba todo a su alrededor y no dejaba de observar para buscar la salida, y al encontrar la puerta detrás del hombre, para el castaño quedó más que claro que el obstáculo era el individuo sentado frente a él.

— ¿Como se siente? – Pregutno serenó el hombre.

— ¿Donde están mi esposa y mis hijos? – Tai cuestionó con firmeza y directo.

— ¿Siente mareos? – Siguió el hombre.

— ¿Dónde está Agumon? ¿Donde está mi Digimon?

— ¿Algún tipo de dolor en el cuerpo? – Cuestión de nuevo el hombre.

— ¿Donde estoy? ¿Que es este lugar? – Tai no pensaba ceder.

— Está a salvo... – Contestó el hombre pero dicha respuesta no dejó tranquilo al moreno, aún así, el hombre continuó — ¿Sabe algo acerca de los sucesos que ocurrieron en París hace unas horas?

— ¿Porque estoy aquí?... – Ahora Tai estaba molesto, quedó claro que no planeaba responderle nada.

— Selor Yagami, necesito que guarde la calma...

— Escucha, quien quiera que seas... no puedo asegurar nada, pero intuyo que no eres quien está a cargo, y que solo eres un lacayo más que está aquí para interrogarme... y debido a que así es, no me interesa hablar contigo porque estoy seguro de que no tienes información sobre dónde está mi esposa, mis hijos y mi Digimon... Eso es lo único que a mi me importa ahora, así que si lo sabes, tendrás que decirme dónde y cómo están, si no lo sabes, busca a quien manda aquí y tráelo para que me diga dónde están ellos, y quizás, solo quizás... yo también tenga algo que decir.

El hombre miró meditativo a Tai, mientras que el contrario con cada segundo que pasaba comenzaba a impacientarse y se empezaba a preguntar, ¿cuanto tardaría en poder noquear al sujeto frente a él y salir por la puerta?.

El silencio continuó, hasta que el hombre con traje frente a Tai se levantó de la silla en la que estaba, y suspiró, para acto seguido darse la vuelta y salir del lugar.

Tai observó el lugar, una habitación de concreto, sin pintar, gris y con solo una lámpara, la camilla donde estaba él y la silla donde el sujeto que salió hace instantes estaba sentado.

El moreno se puso de pie, revisó los bolsillos de su pantalón, luego la de su chaqueta y se dio cuenta que tanto si Digivice como su celular no estaban en sus bolsillos, lo cual lo alarmó.

La puerta entonces se abrió, y entró alguien que Tai reconoció enseguida, junto con otra persona que él no estaba totalmente cómodo con ver.

— Hola Tai... – Dijo la primera persona.

— Izzy... ¿Donde estamos?... ¿porque está él aquí? – Preguntó a su amigo.

— Tai, un gusto verte de nuevo – Respondió el otro hombre con algo de insuficiencia.

— Kioshi... Más te vale que mi familia esté a salvo – Advirtió Tai – ¿Dime dónde estamos?

— Tai, cálmate – Izzy sujeto de los hombros a Tai, ya que esté estaba totalmente alterado

— ¡Izzy, no tengo tiempo para calmarme! No se nada de mi Mi familia y Agumon y de repente aparecer tu junto a Nagano... ¿tú estás a cargo?

— No, pero tranquilo, todo está bien... Mimi y los niños están aquí, al igual que Agumon y los demás – Explicó Izzy mientras Tai mantenía su postura defensiva.

— ¿Los demás? – Preguntó Tai.

— Si, aquí están todos... hay algo que tenemos que hablar todos juntos – La voz de Izzy sonaba algo nerviosa y sus ojos denotaban cierta preocupación.

— Si ya terminaste de alarmarte Yagami... es hora de trabajar – Kioshi hablo con algo de sarcasmo y pedante, y aunque Tai estuvo a segundos de lanzarse a él y darle un puñetazo, ahora le importaba más saber que estaba pasando.

Un par de minutos después los tres caminaban sobre un pasillo largo, el cual parecía ser subterráneo al tener tuberías y cables recorriendo el techo, mientras que Nagano iba delante de ellos, Tai e Izzy venían detrás.

— Izzy, ¿Donde están Mimi, mis hijos y Agumon – Preguntó Tai nuevamente.

— A salvo, están aquí y los veras, ten calma... – Respondió su amigo pelirrojo.

— Ese es el otro asunto... ¿Donde es "aquí"?

— Yo tampoco lo sé... – La respuesta de Izzy dejó preocupado a Tai – Pero creo que es importante poner atención a lo que nos enseñarán.

— El señor Izumi tiene razón, es mejor para ustedes saber que ocurre ahora en el mundo...

Llegaron a un par de puertas, las cuales Nagano abrió y entonces al entrar al lugar se toparon con una enorme sala, casi del tamaño de un estadio de voleibol, la cual estaba repleta de estaciones de investigación, con científicos en batas blancas yendo y viniendo de un lado a otro, además de una gran cantidad de pantallas al rededor del mundo que monitoreaban los sucesos recientes.

— Bienvenidos al lugar más clasificado que ah existido desde el área 51... claro, antes de que el área 51 se volviera noticia – Mencionó con sarcasmo Nagano.

— ¿Que es todo este lugar Kioshi? – Preguntó Tai.

— No tiene nombre oficial, extraoficialmente existe, y oficialmente no existe... por eso no tiene nombre oficial

— Si vuelves a repetir Oficial una vez más voy a golpearte – Dijo con impaciencia Tai.

— Bueno… Algunos pasantes lo llaman, la base del "escuadrón de datos"

— ¿"Data Squad"?… oh si, definitivamente no si suena… horrible – Dijo con acidez Tai.

— Cuando llegue aquí, desperté y el senador Nagano me puso al corriente, tienen todo lo necesario en investigación Digimon, sus datos, la información necesaria y los recursos... ellos están preparados para toda contingencia que tenga que ver con el mundo digital – Explicó Izzy.

— Exactamente... y lamento eso de dejarlos inconscientes para venir, fue por seguridad – El senador comenzó a caminar de nuevo con los otros dos siguiéndolo. – Verás Yagami, tras todos los acontecimientos que pasaron durante finales de los 90,s y principio de los 2000, a los gobiernos del mundo les preocupaba de manera alarmante que los Digimons significaran un enorme problema de seguridad mundial...

Mientras Nagano explican, estos iban caminando por el lugar, y Tai observaba todo lo que se estaba desarrollando, desde el estudio de los Digieggs, la creación de algunos dispositivos de contención que él ya había visto ser usados por la DCD y algo que le pareció curioso... unos Digivice más rectangulares parecidos a celulares.

— Y tras los eventos de 2010, luego de que tú y tus amigos se encargarán del problema con Mei Mochisuki y Ordinemon, se tomó la decisión de que debía haber un plan de contingencia... un Escuadrón de respuesta – Entraron a una habitación donde había un túnel más, menos largo que el anterior.

— Creí que la DCD se encargaba de eso – Comentó Tai

— La DCD es la unidad de contención, solo se encargan de atraparlos y contenerlos, de ahí ellos nos mandan los Digimons aquí para su estudio y valoración

— Eso no es lo que se supone que debían hacer bajo las leyes – Dijo contrariado Tai.

— Por favor Yagami, ¿Piensas que la DCD era la mejor táctica para contener los peligros del Digimundo? – contestó con evidente burla el hombre.

— No, era la mejor táctica para reprimirlos – Contraataco el moreno

— Cielos, que te lo explique Izumi, aquí no estamos para hacer daño si no para prepararnos para neutralizar cualquier amenaza

— Tai, todo lo que hay aquí, estos recursos serían increíbles para investigar mucho más a fondo acerca del Digimundo, lograr encontrar cientos de respuestas... creo que debemos de ver a dónde va esto.

Izzy trató de poner al tanto a Tai sobre lo que era realmente la ventaja, aunque a Yagami no le hacía aún gracia todo el asunto de la base secreta.

— De está manera, señor Yagami, podemos estar listos para detener la amenaza antes de que se desate... – Concluyó Nagano.

— Normalmente siempre se castiga después del delito... – Contestó Tai.

— En este nuevo mundo no podemos esperar tanto, estamos listos para responder a la crisis... por desgracia, lo ocurrido mundialmente hace unas horas era algo que no vinimos venir, excepto Izzy y al parecer, sus Digimons

Los tres hombres llegaron a una puerta donde al abrirla se trataba de otra habitación parecida a la que despertó Tai, dentro, había otro hombre con traje, más joven pero con una bolsa de hielo en su cara.

Tai e Izzy miraron la situación dentro y se percataron de que dentro estaba sentado frente a una mesa cierto rubio conocido, con su uniforme de astronauta de la fuerza área, aún algo lleno de quemaduras de su ropa y con una expresión molesta.

— Matt... – dijo Tai con algo de gracia – Estas más tranquilo de lo que pensé...

Acto seguido Matt levantó las manos mostrando sus muñecas esposadas ambas.

— El comandante Ishida fue algo... impaciente... por eso decidí que el señor Izumi entrara contigo antes de que hicieras lo mismo — Mencionó Nagano

— Ya se me hacía raro... – Dijo Izzy

— Que graciosos, ¿pueden quitarme ya esto? ¿Que ocurre aquí Tai, Izzy? – dijo con molestia Matt, mientras las esposas eran quitadas

— Al parecer todos oiremos qué sucede... pero hay que reunirnos primero – Dijo Tai

— De acuerdo... – el rubio camino a la salida y le dio la mano a Tai enseguida, de la forma más sonora posible – Te vez acabado

— Aún tienes cabello de princesa – regreso el moreno.

— Porfavor, no empiecen – Pidió Izzy.

— Bien, andando "Starman"... hay que trabajar...

Tras un par de habitaciones más llegaron a una sala de estar que parecía ser lo suficientemente grande, equipada con una cocina pequeña, baños, tres sofás de 3 plazas cada uno, una mesa y un refrigerador, y 4 literas en la parte del fondo.

Al entrar al Lugar, Tai, Matt e Izzy vieron que sus esposas e hijos estaban ahí, y claro sus Digimons.

Enseguida sin decir nada, al fijarse Mimi que su esposo había entrado se levantó y fue hacia él al igual que Tai, lo mismo que hizo su hijo mayor Kai, por lo que enseguida se encontraron en un abrazo.

— Están bien... perfecto... – Decía Tai con calma al fin mientras le daba un beso en la frente a Mimi y ella lo abrazaba fuerte, al igual que Kai se aferraba a la cintura de su papá.

— ¡Papi! – Kyotaro y Ejiro, los dos hijos de Matt corrieron enseguida hacia su padre, quien simplemente se agachó para recibir a ambos y levantarlos.

— ¡Mis niños!… Los extrañé tanto – Dijo de manera alegre el rubio.

Sora se había puesto de pie caminado hacia su esposo, pero aunque tenía tantas ganas de abrazarlo y besarlo al ver que estaba bien y que no le había pasado nada, no quiso hacerlo, porque aún tenían asuntos que resolver, y no se sentiría cómoda hasta poder hablar con él.

— Me alegra tanto que estés bien… – Dijo de forma amable y algo suave Sora mientras se acercaba a su esposo quien abrazaba a un a los niños.

— Gracias… – respondió el mientras sentía también esa tensión, el no estaba ajeno a la lejanía que había sentimentalmente entre su esposa y el, pero no era el momento ahora.

— Papi, ¿Donde estabas? – Preguntó la péquela de Izzy.

— Estábamos buscando a mi amigo, catarina. – Respondió con una sonrisa.

— ¿Eh? ¿Donde está Denji? – Tai preguntó por su hijo menor

— En la mesa… comiendo con los Digimons – Dijo Mimi con una sonrisa de diversión.

Los adultos vieron hacia el comedor, y ahí estaban los Digimons comiendo tanto como podían, mientras que él péquelo Denji de igual manera no se quedaba atrás, pues había heredado el apetito de su padre.

— No dudó en unirse a Agumon en cuanto vio comida jeje – Dijo Mimi riendo.

— Como te dije Yagami, tu familia y amigos están bien y están aquí… – Comentó de la nada Nagano llamando la atención de los adultos — Debemos hablar

— Ah si, tenemos mucho que hablar Kioshi – Dijo Tai.

— Pero antes… creo que querrás saber como se encuentra tu hermana y sus demás compañeros. – Las palabras del hombre alarmaron a Tai y Matt, pues significaba que sus hermanos y amigos estaban ahí también.

— Y luego podremos discutir… sobre la amenaza que llegó a la tierra… – sentenció el hombre.

CHERNOBYL.

En el paraje de lo que alguna vez fue la antigua ciudad de Chernobyl, la cual cayó victima de un desastre nuclear, diezmando el lugar, cobrando cientos de vidas y más importante aún… desolando ese lugar, pues aunque ahora la naturaleza parecía haber comenzado a crecer y reclamar la tierra, los vestigios de la ciudad y su devastación tras el horrible suceso, permanecía aún.

Los pies descalzos, blancos e infantiles defendieron sobre esta tierra, pero sin tocar el suelo, simplemente se mantuvo sobre este.

— Ummmm… – Suspiró de manera lenta y complacida el Digimon con forma de Niño ángel – Este es el lugar Perfecto

— La tierra es fértil, pero contaminada… Realmente es deplorable este lugar – Comentó Barbamon mientras removía la tierra en sus pies y aplastaba unas plantas.

— En serio que hay lugares muy horrendos en la tierra… Creo que tendré que darle unos retoques a este lugar – Lilithmon de igual modo miraba todo a su alrededor.

— Dejen de quejarse por estas tonterías… El lugar esta cargada de una energía negativa bastante fuerte, sin lugar a dudas esta ciudad en ruinas fue el centro de un evento catastrófico, las emociones atrapadas aquí son las adecuadas – Beelzemon de igual modo estaba ahí, pero él se mantenía de brazos cruzados.

— Así es Belzeemon… Esta ciudad en ruinas es el sitio ideal para poder iniciar el cambio… la humanidad ya ah gozado demasiado tiempo de su impunidad ante sus atrocidades, y este lugar, un símbolo de su arrogancia y destrucción egoísta, es el epicentro Perfecto.

Lucemon se elevó en el cielo, y entonces lanzando una esfera de energía en el suelo la tierra de la antigua Chernobyl comenzó a brotar estructuras, las cuales parecían picos de roca, los cuales poco a poco se empezaron a unir y a formar una estructura.

— ¡Desde este lugar, tétrico, muerto y lleno de negatividad, voy a iniciar el cambio a un mejor mundo, tanto para Digimons y humanos!… ¡Pagarán por todo, y sobre todo, verán el amanecer de un nuevo día!

Los otros Demon Lords miraban sonriendo a Lucemon mientras este decía esas palabras, y el castillo se levantaba frente a ellos.

— Barbamon… consigue Digimons lacayos… necesitamos que comiencen a generar caos para que los humanos entiendan… Belzeemon, ubica a esos 6 Digimons con potencial, vamos a ponerlos a prueba… Lilithmon… tú te quedarás a mi lado. — Ante esto último, la Digimon fémina sonrió mientras que los otros dos con algo de mala gana pero decididos a cumplir su parte, asintieron.

— No vamos a permitir que nadie se nos interponga… Digimons y humanos, y así lograremos que habrán los ojos a un nuevo mundo… Bien, hora de buscar a esos elegidos…

.

.

.

.