Capítulo 4: micro aventura

Esperaron quietos y ocultos detrás de una mesa en el pasillo hasta que su hermano volviera a la habitación, sonrieron con satisfacción cuando lo hizo y además cerró la puerta. Todo estaba oscuro, así que el pequeño Samael se agitó un poco para brillar suavemente, lo suficiente para ver por dónde iban pero no para ser atrapados. Avanzaron tomados de las manos sin saber realmente a donde iban, todo era nuevo y maravilloso.

Llegaron hasta las escaleras, eso no los detuvo, intuitivamente bajaron gateando, pies primero y manos después, escalon por escalon. Llegaron hasta abajo sin mayores dificultades, reconocieron en parte esa planta, por algún lugar estaba donde se bañaron con esa rica agua caliente, pero no querían ir ahí a pesar de lo satisfactorio que fue. Caminaron hasta un ventanal que era desde el piso hasta el techo conformado por varios vidrios más pequeños pero más grandes que ellos, afuera se veía entretenido.

-Pod aquí- indicó él empujando infructuosamente uno de los vidrios, su hermana lo apartó del lugar, cerró los ojos y cuando los abrió eran distintos, su mano desprendía un aura oscura, tocó el vidrio y este simplemente desapareció -ji ji- ambos rieron con complicidad y ella volvió a la normalidad, eran libres, salieron sin problemas a la porción de tierra firme que rodeaba el castillo.

-wooooooa- Estaban asombrados, miles de estrellas iluminaban el oscuro cielo, se quedaron ahí mirando por un momento antes de percatarse de la textura de donde estaban parados descalzos, el pasto, se agacharon para tocarlo, arrancarlo y rodar en él. Estaban felices experimentando y explorando, corrieron a su modo deteniéndose en cada planta que encontraron para olerla, tocarla y lamerla.

Avanzaron hasta una pequeña laguna donde flotaban pequeñas lucecitas similares a las estrellas, se separaron para tratar de atraparlas, pero no lo lograron, sus pies sin querer tocaron el agua fría, se asombraron. Entraron a las laguna hasta que el agua les llegó casi al cuello, por instinto no avanzaron más, de hecho retrocedieron hasta que les llegó a la cintura y comenzaron a lanzarse agua mientras reían. Se tomaron de las manos para girar y girar hasta que perdieron el equilibrio, cayeron al agua empapandose completamente, eso no los detuvo para seguir riendo y jugando en el agua.

Samael volvió a la orilla y llamó a su hermana con la mano, ella corrió hasta él -Siente- le entregó en la mano un poco de barro -saca- dijo ella, y comenzaron a sacar barro y acumularlo en el pasto era entretenido jugar con el, comenzaron a hacer figuras y aplastarlas, su antes pulcras túnicas comenzaron a ensuciarse, se pasaron el barro por el rostro y el cabello mientras reían ignorando completamente que la oscuridad estaba desapareciendo del cielo y lo que eso significaba, después de todo, era la primera vez para ambos.

Salael fue la primera en notar los colores anaranjados del cielo, palmeó el hombro de su hermano para indicarle con el dedo hacia arriba. ambos se tiraron al piso para observar cómo iban cambiando los colores de todo alrededor, todo comenzaba a verse y oler distinto, los colores vibrantes comenzaron a llamar su atención, miraban alternadamente todo, entonces ambos se percataron de algo interesante según ellos, había un límite.

xxxxxxxxxxx

xxxxxxx

Rafael fue el primero en despertar con el amanecer, no porque fuera madrugador o porque ya era la hora de levantarse, quería ir al baño, somnoliento salió de la habitación para hacer lo suyo y cuando regresó sintió la curiosidad de ver a sus nuevos hermanos dormir, cuando Miguel era de ese mismo tamaño a veces solía despertar temprano sólo para verlo dormir, su corazón se regocijaba con lo adorable que era en ese momento. Seguramente sus nuevos hermanos se debían ver igual o más adorables, no lo admitiría abiertamente pero ellos eran los más lindos de la familia, fue hasta la cama de su hermano Azrael, él estaba sólo, luego fue hasta la cama de Joel también estaba sólo, extraño "acaso habré soñado que tenía dos nuevos hermanos" pensó no muy seguro. Entró a su cama compartida -Hey, Leroy- le susurro a su hermano mientras le golpeaba la cara con suavidad -Leroy, despierta-

Su hermano menor se movió lentamente hasta él -¿Qué quieres tan temprano?- se quejó -Quiero seguir durmiendo-

-Lo sé, pero tengo una pregunta para ti-

Abrió los ojos con fastidio, sólo un par, no era tan adorable si lo despertaban temprano y muchos menos educado -¿Qué quieres?-

-Ayer… Padre nos presentó a dos nuevos hermanos… ¿No es así?-

-Sí… Samael y Salael… ¿Qué hay con ellos?- ahora se sentó el rubio.

-Ellos con ¿Quienes durmieron?-

-Que pregunta tan rara- se quejó -Nuestra hermana con Azy, y nuestro hermano con Joel… ¿Por qué?-

-¡Ah!- parpadeo un par de veces -No están con ellos-

-¡¿Qué?!- No pudo evitar gritarlo, se paró sobre la cama, no estaban. Sacudió a su hermano por los hombros -¿Por qué no me lo dijiste antes?, ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?-

-¡Hey! guarden silencio ustedes dos- Los regaño Gabriel con el ceño fruncido -¿Por qué tanto escándalo tan temprano?-

-Nuestros hermanos nuevos no están- Respondió tranquilamente Rafael.

-¡¿Qué?!- gritó horrorizado ahora Gabriel.

-Guarden silencio mocosos, o los callaré a cada uno de ustedes con una bofetada- Los amenazó Azrael irritado aún con los ojos cerrados, sólo había escuchado sus gritos, no había entendido de lo que hablaban.

-Pero Azy- trato de explicar Leroy afligido.

-Guarda silencio Leroy, última advertencia- su hermano cerró los labios con fuerza antes de gritar.

-¡Salael y Samael no están!- se tapó la boca con ambas manos y se ocultó detrás de Gabriel.

Los tres hermanos mayores abrieron de golpe los ojos al mismo tiempo, buscaron alrededor con la mirada, no estaban, la puerta y las ventanas estaban cerradas. No había explicación para su desaparición. Preocupación y angustia, seguido por una opresión en el pecho apareció en ellos.

-Ahora sí padre va a matarme… definitivamente va a hacerlo- Murmuró angustiado Joel, en menos de 24 horas su pequeño hermano se le había escapado dos veces mientras dormía, ya lo habían regañado severamente por perderlo una vez, incluso su padre después de muchos años lo castigó a pesar de su edad y altura dándole unas fuertes y memorables nalgadas, se estremeció al recordarlo, además le advirtió que si sucedía de nuevo sería peor. Ese pequeño lo estaba arrastrando a un lugar que no le agradaba, rara vez había sido regañado o castigado antes. Alejo ese pensamiento, para concentrarse en sus hermanos, eran pequeños, frágiles, y susceptibles a ser lastimados por muchas cosas, eso lo angustió más aún.

Azrael no podía creerlo, su pequeña y dulce hermanita no estaba "¿En qué momento se escabullo?" pensó desconcertado. No solía tener el sueño pesado, al menos eso creía. ¿Cómo podría encontrarla? había demasiados lugares en los que podrían estar, ellos estaban en el segundo piso "escaleras" pensó aterrado, eran un peligro para seres tan pequeños, en realidad muchas cosas eran un peligro.

-¡Los encontré!- gritó Leroy, sacando a sus hermanos de sus pensamientos.

-¡¿Dónde?!- preguntaron simultáneamente.

El pequeño rubio los miro preocupados -Afuera, en el borde, cerca de la laguna-

Sin decir nada, Joel tomó la muñeca de su hermano pelinegro y desaparecieron.

Leo suspiró con alivio, el don único de Leroy había salvado la situación -Gracias hermanito- el chico sonrió mostrando los dientes y cerrando los ojos, el mayor miró a su pequeño hermano aun dormido a pesar de la conmoción -Espero que tú sigas igual de tranquilo y no me hagas pasar esta clase de sustos- acaricio su mejilla, ante el tacto sonrió y se apegó más a su hermano colocado ahora su cabeza en el pecho de su hermano mayor.

xxxxxxxxxx

xxxxxxx

Joel apareció junto a Azarel justo al costado de la pequeña y por suerte única laguna que está alrededor del castillo, ambos se elevaron para ver mejor, no tardaron nada en verlos. Sus corazones se detuvieron por unos segundos, entendieron a que se había referido con el borde, literalmente estaban al borde con los pies colgando mirando hacia abajo. De forma coordinada volaron silenciosamente para que no se asustarán y cayeran, los agarraron del borde del pijama en el cuello y los elevaron unos centímetros para poder tomarlos desde por la cintura y alejarlos rápidamente volando de ahí. Antes de percatarse completamente de lo que sucedía los pequeños se maravillaron aún más por ahora estar viendo todo desde las alturas.

Los dejaron con cuidado en el pasto cerca del castillo -¿Eh?- Salió de sus pequeñas bocas cuando los notaron, sus reacciones fueron distintas. Samael, dio un brinco hacia atrás algo asustado al ver a su hermano molesto con el ceño fruncido, mientras que a Salael no le importó y se acercó corriendo hasta su hermano pelinegro para abrazar su pierna y sonreírle dulcemente.

-Eso no te servirá de nada hermanita- arrastró sus palabras Azrael, había estado angustiado y preocupado, cuando la vió en esa situación tan peligrosa, pero ahora que ya estaba fuera de ese peligro mortal podía sentir como hervía su sangre por, ella ladeo la cabeza con curiosidad.

-Samael ven aquí- Lo llamo Joel conteniendo su enfado, el menor se acercó con temor, tragó saliva, se agacho hasta su altura y lo examinó meticulosamente. Suspiro, no estaba herido al menos, pero sí mojado y sucio, muy sucio.

Azrael apartó a su hermana de su pierna e hizo lo mismo, sin daños por lo menos, mojada y muy sucia. Miró a su hermano mayor y este asintió, guió a su hermana hasta su pequeño hermano y se paró al lado de Joel -Ustedes dos- comenzó con las manos en la cintura -¡¿En qué estaban pensando?!... Por suerte está vez no salieron lastimados de su aventura pero nada asegura que la siguiente sea igual, así que bajo ninguna circunstancia vuelvan a hacer esto de nuevo-

Joel se cruzó de brazos -Puede que no estén lastimados, pero mirense. Llenos de barro y mojados, ustedes no saben nadar ni siquiera flotar, no pueden acercarse al agua solos… de hecho no pueden ni deben merodear sólos… ¡Mucho menos de noche!-

-Además estaban al borde… ¡AL BORDE!... ¡pudieron caer!... no saben la suerte que tienen de que hayamos llegado a tiempo- Su hermana se tapó los oídos y comenzó a girar la cabeza una y otra vez como si le doliera algo, eso lo descolocó -Ey ¿Estás bien?- bajo a su altura para revisar, ella dejó de mover la cabeza pero cerró los ojos con fuerza -¿Qué es lo que te duele?-

Ella lo abrazó por el cuello -Voces- respondió -murmullos, molesta- respondió con su vocecita suave. Él no sabía a qué se refería, se lo comentará durante el día a su padre.

-Tranquila, vayamos adentro, necesitas un baño caliente y ropa limpia- ella asintió- ¿Vienen Joel?-

-Adelantate, vamos enseguida-

-Ok, te esperaré en el baño con ropa y toallas para él- abrió un portal y se fue con su hermana muy abrazada a él.

-Samael- su hermanito lo miró angustiado -está es la segunda vez que te escabulles y te pones en una situación de peligro- el menor miró sus pies apenado -¡mírame cuando te hablo!- tardó, pero lo hizo -Ayer te dije que no lo volvieras a hacer, pero lo volviste a hacer, a pesar de que padre te regaño. Creeme que no deseo hacer esto, pero debes aprender que hay consecuencias por tu actos, sobre todo si te ponen en peligro. Por suerte esta vez no te paso nada, pero no debe haber una siguiente-

suspiro con pesadez, realmente no quería hacerlo, pero no sabía cómo evitar que sucediera de nuevo -tendré que castigarte- a pesar de no saber muy bien a qué se refería el menor retrocedió unos pasos -si eres un niño bueno, te aseguro que ni yo ni padre lo haremos de nuevo- Se arrodilló en el pasto y puso a su hermanito sobre su regazo boca abajo, realmente era desagradable pero ya había decidido hacerlo.

Le levantó la túnica del pijama y elevó levemente con la pierna derecha su pequeño trasero -Esto se llama nalgada Samael, esta vez sólo te daré 4, pero si te vuelves a escabullir serán más y sin tu ropa interior ¿Entendiste?- Su hermano asintió con los ojos cerrados afirmándose fuertemente de su pierna. Levantó la mano y dejó caer la primera controlando su fuerza, no quería lastimarlo realmente "slap" inmediatamente sintió la picazón "slap" se movió incómodo, "slap" algunas lágrimas se escaparon, "slap" su pequeño traserito adquirió un suave color dorado.

Lo levantó y secó las lágrimas -creeme no me gusta en absoluto hacer esto, pero merecias este castigo, no vuelvas a hacer algo que me me obligue a hacerlo de nuevo, por favor- lo abrazo -Te amo hermanito y siempre estaré pendiente de tu bienestar, mi deber es cuidarte, ayudarte y educarte- lo levantó hasta su pecho -vamos a bañarte- y desaparecieron.