Día 4. Componer
2 años después
Riza
Después de mi fiesta de dulces 16, mis padres me regañaron fuertemente por mi "mal comportamiento" frente a los invitados y sobre todo frente a Frank. Cuando les dije que él había tratado de besarme a la fuerza, ellos le restaron importancia diciéndome que estábamos en la edad de estar de novios por lo que era normal que nos besáramos sobre todo considerando que él se convertiría en mi esposo cuando terminara de estudiar. Puff, mi esposo, sí claro. Esa noche definitivamente había tomado la decisión de ser dueña de mi propia vida una vez que me independizara de mis padres.
Habían pasado poco más de 2 años desde entonces, y algunas cosas habían cambiado. Debido a que mis padres se habían molestado por mi cercanía con Roy, ya no podíamos pasar la misma cantidad de tiempo juntos muy a nuestro pesar. Las escapadas a casa de mis abuelos también se vieron limitadas, pero cada oportunidad que teníamos de pasar juntos la disfrutábamos al máximo.
Inhalé profundamente y comencé a tocar las teclas del piano que tenía frente a mí, disfrutando cada nota que me llevaba a recordar uno de los mejores momentos de mi vida, pero también uno de los más tristes. Había ocurrido hace unos meses, el día que me fui de mi casa y de mi país para estudiar mi carrera universitaria. Roy había sido aceptado con una beca en la Universidad de Central, tal y como él había deseado y trabajado. Yo deseaba acudir a la misma universidad que Roy, pero mis padres no me dieron opción y me mandaron aquí, a Aerugo, a la que supuestamente era la mejor universidad, sin importarles mis ruegos y súplicas.
Poco antes de partir, Roy y yo pudimos despedirnos y fue un momento muy especial pero también doloroso…
"Te voy a extrañar mucho, Roy." Le dije con tristeza.
Él trató de sonreír pero su sonrisa no alcanzó sus ojos. "¿Con todo e idioteces?"
Reí ligeramente, él estaba haciendo su mejor esfuerzo para hacer lo menos difícil este momento. "Con todo e idioteces."
"Yo también te voy a extrañar mucho, Riza. Por favor, cuídate mucho."
"Tú también, Roy…" Extendí mi mano derecha con el puño cerrado. "Quiero darte esto."
Él me miró confundido mientras tomaba de mi mano la cadena con un dije en forma de R que había comprado para él, uno que hacía juego con el que él me había dado hace un par de años atrás y que todavía al día de hoy seguía utilizando.
"Riza-" Me miró a los ojos.
Tomé mi dije en mi mano. "Así como tú me diste un hermoso dije en mi cumpleaños, quería que tú tuvieras uno para que me recordaras, porque siempre que veo mi dije, recuerdo a mi mejor amigo." Le dije mientras me sonrojaba ligeramente.
Roy sonrió de verdad en esta ocasión. Se colocó la cadena con el dije alrededor de su cuello. "Muchas gracias, Riza. Siempre la llevaré conmigo."
Y antes de que pudiera decir algo, él me abrazó y yo de inmediato retorné el gesto.
"Sé que no hace falta, pero prométeme que te esforzarás mucho en la universidad. Eres muy inteligente y decidido, mereces algo mucho mejor que estar atendiendo gente difícil y horrible." Le dije sin apartarme del abrazo.
"Lo prometo y tú prométeme que no te dejarás que tus padres te vuelvan uno de ellos. Sigue siendo tú misma."
Reí ligeramente. "Lo prometo, no seré como ellos." Me separé ligeramente del abrazo y lo miré a los ojos. En sus orbes negros había tristeza como en los míos pero también había mucho cariño y quizás algo más... Sin saber quién fue el primero en hacerlo, los dos nos acercamos al otro, cerramos nuestros ojos y nos besamos en los labios. Era mi primer beso y por lo temeroso del movimiento de mi parte y de Roy, quería creer que era el primero de él. Fue tierno y mágico, cuando estábamos por terminarlo, rodeé su cuello con mis brazos y continué besándolo tratando de transmitirle lo mucho que lo amaba y lo mucho que lo iba a extrañar. Mi corazón se ensanchó de alegría al sentir cómo correspondía el beso y cómo me abrazaba fuertemente. Nos separamos ligeramente cuando el oxígeno nos hizo falta. Él colocó su frente sobre la mía sin dejar de abrazarme, nos miramos a los ojos y me pude dar cuenta de que efectivamente los dos nos amábamos.
"Me gustaría decirte que lamento haberte besado pero la verdad es que no." Me dijo sonriendo.
Sin poder evitarlo acaricié su mejilla. "Yo tampoco lo lamento, y si no hubiera querido que me besaras ya estarías en el suelo lamentando el haber nacido."
Ambos reímos. "Tienes toda la razón."
Mi expresión alegre cambió a una triste. "Lamento que por culpa de mis padres no hayamos podido tener este momento antes."
Roy negó con la cabeza. "No importa. Nada de eso importa en estos momentos."
"¿Qué vamos a hacer? Ya no hay duda de lo que sentimos por el otro."
La expresión de Roy también se entristeció. "Me temo que tendremos que hacer lo que hemos estado haciendo todos estos años. Enterrar nuestros sentimientos y seguir con nuestras vidas."
Enterré mi rostro en su pecho y apreté mi abrazo. Era lo lógico, lo más adecuado que debíamos hacer, pero mi corazón no quería aceptarlo, no ahora que había confirmado que el chico del que estaba enamorada desde hace tiempo sentía lo mismo por mí.
"Tiene que haber otra opción." Le dije.
Sentí cómo besaba mi frente. "Me gustaría que la hubiera, pero ambos sabemos que no es así. Es lo mejor para los dos." Me dijo con tristeza. Me separé ligeramente para verlo a los ojos, estaban tristes como los míos, e incluso ambos estábamos conteniendo las lágrimas.
"Tal vez es lo mejor racionalmente hablando, pero, ¿qué hay de nuestros sentimientos?"
"Lo siento mucho, Riza. Créeme que lo que más me gustaría es tener una relación contigo, en serio, pero mis acciones no solamente me afectarían a mí, sino a ti y a mi tía, y eso no sería justo. Además, nada me garantiza que un día pueda ser igual de rico que tus padres para que me consideren digno de ti. Me esforzaré para que mi tía y yo tengamos una vida mejor que la que ahora tenemos pero no es seguro que pueda competir con la riqueza de tus padres."
Entendía el dilema que tenía Roy y no era justo que yo lo pusiera entre la espada y la pared. "Entiendo, no es justo que arrastremos a tu tía en un embrollo por nuestra culpa… lo que sí quiero que sepas es que a mí jamás me importó ni importará la riqueza de alguien, prefiero enfocarme en la persona que en sus riquezas."
"Lo sé."
"Cuando sea independiente me deslindaré de mis padres, tomaré el control de mi vida y tal vez si no tienes compromisos podamos tener una relación." Le dije temerosa.
Él acarició mi mejilla. "Me gustaría, pero tampoco quiero que por mi culpa pelees con tus papás."
"Ellos se lo han buscado. Además es algo que quiero hacer porque quiero mi propia vida y felicidad, no lo que mis padres me impongan."
"No decidamos nada ahora, dejemos que el tiempo transcurra y decida lo que pase."
Suspiré. "Está bien, pero al menos dime que podemos seguir siendo amigos."
"No esperaba menos. Tienes mi número, siempre que me necesites aunque sea a la distancia estaré para ti."
"También siempre cuenta conmigo."
Él asintió.
"Riza, querida, tus padres están entrando en el auto, será mejor que se apresuren." Escuchamos a mi abuela decirnos a lo lejos. Habíamos decidido despedirnos en casa de mis abuelos porque en mi casa no habría forma de hacerlo con mis padres merodeando.
"Enseguida voy, gracias, abuela."
Miré a Roy y no pude evitar que un par de lágrimas se me escaparan. Justo cuando iba a pedirle un último beso, él me sorprendió inclinándose y besándome tiernamente.
"Cuídate mucho, Riza." Me dijo Roy mientras un par de lágrimas se le escapaban.
Lo abracé fuertemente una última vez. "Tú también, Roy. Estaremos en contacto."
Me limpié las lágrimas, miré a Roy una última vez quien hizo su mejor esfuerzo para despedirse con una sonrisa, la cual correspondí aunque ambos estábamos sufriendo por dentro.
"Adiós, Riza."
"No, es un hasta pronto, Roy."
Él sonrió ligeramente. "Hasta pronto, Riza."
"Hey, Riz, oye… esa canción es muy bonita, ¿cómo se llama?" Mi amiga Becky, con quien compartía departamento, entró y me sacó de mi tren de pensamientos.
"Oh, esta es más bien una especie de melodía. Roy y yo la compusimos un día cuando tocábamos juntos en la casa de mis abuelos." Dije sonriendo ligeramente.
"Pues no les quedó nada mal, quizás hasta te equivocaste de carrera." Me dijo bromeando.
"Tal vez."
Becky se sentó a mi lado y me miró detenidamente. "¿Qué ocurre? Oh, espera, estabas pensando en Roy, ¿no es así?"
Suspiré. "Sí, estaba pensando en nuestra despedida."
"Oh, Riz." Ella me abrazó. "Sigues mensajeando y hablando con él de vez en cuando, ya verás que cuando menos lo esperes te habrás independizado de tus padres y podrás ir por tu galán." Me dijo tratando de animarme.
"Lo sé, pero no puedo evitar pensar que con el paso de los años y la distancia él pueda olvidarse de mí o quizás sus sentimientos cambien."
"Riz, desde hace un par de años, te he estado diciendo que él te miraba de una forma única y especial. Tengo el presentimiento de que eso no cambiará."
"Eso espero, Becky, porque la verdad no creo que pueda sacármelo de mi corazón. Aunque, si te soy sincera, tengo miedo. No puedo negar que es un muchacho guapo por lo que no tengo dudas de que tendrá varias admiradoras en la universidad y tal vez se pueda enamorar de alguna de ellas."
"Al igual que tú podrías enamorarte de algún chico de aquí porque eres muy guapa, eso es lo que pienso que Roy debe estar pensando. Vamos, disfruta el momento y deja que el tiempo y tus decisiones vayan acomodándose. Verás que al final todo saldrá bien."
"Eso espero. Gracias, amiga." Le dije mientras la abrazaba.
"Bien, ahora quiero que me enseñes esa composición que hiciste con Roy."
Sonreí. "De acuerdo."
