En una isla distante de la ciudad de San Fransokyo, se alzaba una estructura que alguna vez fue una antigua prisión, pero ahora su aspecto gris y tosco había sido reemplazado por una apariencia tecnológica y moderna. En una de las paredes del edificio, frente al puente más cercano, se podía ver un logotipo con un círculo rojo que encerraba las palabras blancas "Roxxon".
Para añadir aún más a la ostentación del edificio, un helicóptero de apariencia militar se aproximaba y aterrizaba con cuidado en una plataforma en su techo. Del interior de la aeronave emergieron cuatro personas de aspecto militar, destacando entre ellos un hombre que parecía ser un general.
Mientras tanto, a cierta distancia del helicóptero, un hombre alto, delgado, vestido con traje y cabello rubio corto, aguardaba la llegada de la comitiva militar.
- Buenas noches. Es un verdadero placer recibirlos, General. Espero que... - Comenzó a decir el hombre de traje, pero el general y su comitiva continuaron caminando sin prestarle atención.
Los cinco individuos se dirigieron hacia un elevador ubicado en el techo, y una vez adentro, el hombre de traje presionó un botón y el elevador comenzó a descender. A través de los cristales del ascensor, los militares observaron con asombro la imponente maquinaria que llenaba el edificio.
- ¡Guau! - Exclamó uno de los militares.
- Impresionante, ¿verdad? - Dijo el hombre de traje con orgullo en su rostro - Este complejo utilizó la fachada de la prisión, pero reemplazamos todo su interior para acomodar esta maquinaria. Ocupa casi el mismo espacio que un estadio de fútbol americano.
El elevador llegó a su destino y los cinco salieron al suelo. El hombre de traje lideraba la marcha mientras los militares y el general lo seguían de cerca. Avanzaron hasta llegar a una cabina de gran tamaño.
Dentro del recinto, varias consolas tecnológicas mostraban estadísticas y resultados, mientras los científicos trabajaban en ajustes para el procedimiento que pronto comenzaría.
- Disculpen que lo repita, pero, ¿no es impresionante? - Volvió a decir el hombre de traje con una sonrisa, mientras los demás científicos trabajaban detrás de él. Sin embargo, el general mantenía una expresión estoica, impasible ante el entusiasmo del hombre.
- Señor Krieger - Dijo el general con voz cortante e intimidante. - El Gobierno está más que interesado en su propuesta de una nueva fuente de energía - Continuó el general, mientras la sonrisa de Krieger parecía desvanecerse un poco al escuchar... - Pero sus resultados anteriores no nos han impresionado - Explicó el general con severidad en su voz.
- General, todo proceso tiene sus altibajos. Nada es perfecto, pero estoy seguro de que este será nuestro último y mejor intento... acompáñenme - Dijo Krieger con una sonrisa, acercándose a un panel de control y luego dirigiéndose hacia una puerta que parecía una salida de emergencia espacial. Allí, un hombre de piel bronceada pero pálida, cabello negro peinado hacia atrás con una raya roja, los esperaba. Observaba la puerta que daba a la enorme maquinaria que ocupaba todo el complejo. Dejó de mirar la maquinaria y volvió su vista hacia Krieger, el general y su séquito militar.
- Aquí está nuestro científico jefe, el responsable y desarrollador del Proyecto Nuform, el general Bob Aken. Bob, el general - Dijo Krieger sonriendo, presentando al científico al general. El general extendió su mano para saludarlo, pero Aken no levantó la suya y lo miró con una mirada antipática. Al notar esto, Krieger fingió toser para llamar la atención de Aken.
- Ah, discúlpame... me estaba distrayendo - Dijo Aken con elegancia, levantando su mano para estrechar la del general y saludarlo.
- Supongo que Krieger ya le ha contado el discurso de que cada proceso tiene sus altibajos... mejor permíteme mostrarte lo que mi invención puede hacer - Dijo Aken con calma mientras se dirigía hacia un panel de control.
- Aken, ¿puedes explicar qué tiene de bueno este Nuform? Mis colegas no están familiarizados con él - Dijo el general, señalando con el pulgar hacia atrás a su séquito militar.
Aken pareció suspirar con evidente molestia, pero solo fue por unos segundos, evitando que el general lo notara - Será un placer... - Dijo nuevamente, esta vez con tono tranquilo.
- El Generador de partículas cuánticas, o como yo le he apodado "Nuform", tiene el propósito de concentrar y amplificar fluctuaciones cuánticas del vacío mediante campos electromagnéticos. Estos campos inducen un punto de convergencia cuántica, atrayendo y fusionando partículas en un espacio limitado. Nuestro desafío es mantener su estabilidad, controlando el sistema con algoritmos adaptativos y retroalimentación en tiempo real. Su proceso es mucho más elegante y preciso... pero creo que lo mejor era explicarlo con palabras que entiendan - Decía con una sonrisa seca Aken, mientras el general parecía haberse enfadado un poco por las palabras del científico.
Krieger volvió a toser ante la actitud del científico - Creo que lo mejor será que empecemos con el procedimiento - Dijo Krieger con tono calmado. Aken asintió y procedió a oprimir un botón, el cual comenzó a generar un ruido desde la máquina del exterior de la cabina.
- Bajen la palanca de energía residual - Indicó con voz alta Aken. Uno de los otros científicos hizo caso y bajó con cuidado la palanca.
- Será mejor que se pongan estas gafas, la energía cuántica que saldrá resulta muy potente para los ojos - Decía Krieger, entregando unas gafas al general y a sus colegas.
Aken también se puso las gafas y el experimento comenzó. Afuera de la cabina, la máquina gigante empezó a mover sus ejes electromagnéticos, y el proceso que había explicado con anterioridad. El espacio vacío entre los ejes había aparecido y un brillo incandescente empezaba a aparecer, todo el lugar empezó a iluminarse por la gran cantidad de partículas que llenaban aquel espacio.
- Los niveles de energía parecen estar bien.
- Los generadore siguen funcionando al máximo.
Decían los científicos mientras Aken miraba su invención con una sonrisa de evidente orgullo. Pero en eso, las partículas cuánticas que se juntaban empezaban a moverse de forma errática, Aken notó eso - Disminuyan la carga de antimateria - Indicó Aken a sus científicos. Estos asintieron, y las partículas empezaron a regresar a su estado inerte, disminuyendo su forma errática.
Finalmente, todas las partículas cuánticas se unieron en una, dejando solo una hermosa esfera multicolor que flotaba entre los ejes electromagnéticos de la máquina.
- Señor Aken, la fusión ha sido exitosa - Dijo uno de los científicos con tono alegre en su voz. Dicho eso, los demás científicos gritaron de alegría por el éxito del experimento.
Aken solo se limitó a sonreír con orgullo, mientras detrás suyo el general y Krieger parecían felices con el resultado.
- ¿Y bien, general, qué opina del proyecto Nuform? - Preguntó con una sonrisa amplia el señor Krieger. El general solo se limitó a sonreír cortésmente, pero dejó escapar un respiro profundo.
- Creo que ha hecho que me coma mis palabras - admitió el general - Bueno, odio decirlo, pero considere que esta autor...
- Señor Aken - Decía un científico con evidente tono preocupado, logrando capturar la atención de todos, desafortunadamente también la del General.
- ¿Qué pasa? - Preguntó Aken, llevando su cabeza hacia el monitor donde estaba el científico preocupado.- Los niveles de energía de antimateria parecen aumentar - Continuó el científico con preocupación.
- Eso es imposible, los tranques residuales están hechos para mantener las cargas de antimateria aisladas, solo podría aumentar si las partículas genera... - Pero justo entonces Aken es interrumpido por el sonido de la alarma del laboratorio.
Esto preocupó a los presentes, pero la mayor preocupación era la maquinaria, la cual estaba manifestando algo. Los ejes electromagnéticos empezaban a doblarse y el espacio donde se almacenaban las partículas cuánticas se empezaba a agrandar, rompiendo el espacio transparente.
- Krieger, ¿qué rayos está pasando? - Preguntó el general con notable ira en su voz. - Yo me encargo - Dijo Krieger acercándose a Aken, quien estaba haciendo todo lo posible en su panel de control para evitar la expansión de las partículas - ¿Aken, qué está sucediendo? - Preguntó Krieger con ira y preocupación.
- No es nada, se va a estabilizar, solo necesito quitar la anti... - Pero antes de que pudiera terminar, la esfera transparente que mantenía selladas a las partículas se rompió y con ello una fuerte nube de partículas cuánticas salió. Esta empezó a generar su propia gravedad, y por ello varios metales, cables y pequeños fragmentos del material del edificio empezaron a ser arrastrados por la nube cuántica.
- Oh no - Dijo Krieger mientras veía que el cristal de la cabina que los mantenía seguros se estaba rompiendo por la presión de la gravedad.
- Voy a detenerlo - Dijo Aken, yendo hacia la puerta que parecía la de un transbordador. Este presionó un botón cercano y dentro empezó a ponerse un traje de contención radioactiva de color negro con algunas líneas rojas - Voy a apagarlo desde afuera, no apaguen los generadores, causarían un daño mayor - Explicó Aken desde el comunicador de su traje, mientras caminaba hacia la puerta que daba hacia la máquina.
El ambiente del lugar parecía distorsionado por la presencia de las partículas, varios metales y materiales estaban siendo arrastrados por la nube cuántica. Aken caminaba lo más rápido que pudo, era como navegar en el espacio exterior. Pero mientras avanzaba entre el ambiente semi cuántico, algo extraordinario sucedió: desde la nube cuántica surgió algo parecido a un tentáculo de color negro junto con un intenso amarillo que estaba bajo sobre las ventosas del tentáculo. Al momento de salir, este aprendiz de la nube generó un estruendoso grito, tan fuerte que el cristal del casco de Aken se rompió, dejándolo expuesto, y el cristal de la cabina se agrietó un poco más.
Pero a pesar de tener su cara expuesta, Aken siguió con su andar hacia el botón de apagado de la máquina, evitando el tentáculo que caía repetidas veces detrás suyo, causando un fuerte temblor.
El general estaba preocupado, con una expresión de miedo en su rostro.
- Krieger, apaga esto de una vez - Ordenó el general con furia. Krieger asintió y rápidamente se dirigió hacia el generador que alimentaba la máquina, poniendo su mano sobre la palanca. Justo en ese momento, Aken tropezó en el suelo, ya estaba a unos pasos de llegar a la máquina. Llevó su vista hacia atrás y vio a Krieger a punto de bajar la palanca. Preocupado, le dijo a través de su comunicador.
- Krieger, ¡im...bécil! ¿Qué estás haciendo? - Decía Aken con preocupación e ira al ver lo que Krieger estaba a punto de hacer - ¡No bajes esa palanca del generador, nos matarás a todos! - Pero Krieger no hizo caso y procedió a bajar la palanca lentamente. Aken se levantó, y antes de que pudiera llegar al panel de la máquina, el tentáculo que había salido de la nube le impidió pasar.
Todo parecía estar terminado. Aken estaba en medio de un desastre, ya no podría hacer nada. Llevó su mirada hacia arriba y pudo ver con más claridad la nube cuántica... era bellísima. Toda la energía que salía de ese portal. Mientras su rostro empezaba a quemarse por la exposición a las partículas, una sonrisa se asomó en su rostro.
Pero toda esa belleza se apagó cuando Krieger bajó la palanca. La nube cuántica se detuvo por unos momentos, pero rápidamente todo el ambiente fuera de la cabina empezó a destrozarse. Todo lo que había salido del portal y lo que estuviese cerca estaba siendo absorbido por este, incluido Aken, quien no opuso resistencia pero no pudo evitar esquivar uno de los cables que se desprendió de la máquina, lo que causó que golpeara la espalda de Aken, electrocutándolo. Su esqueleto se iluminó en un intenso morado antes de caer al suelo. Un escombro cayó sobre él, impidiendo que fuera absorbido por el portal que se estaba desestabilizando.
El momento parecía durar horas, pero finalmente el portal había desaparecido y los ejes electromagnéticos que estaban sobre la máquina cayeron al suelo del lugar, rompiéndose en pedazos grandes.
Krieger respiró agitado, al igual que los demás presentes en la cabina. Sin embargo, el único que se encontraba enojado se acercó a Krieger: era el general, con una notable mirada llena de ira mientras agarraba del cuello a Krieger.
- Maldito imbécil - Dijo con enojo el general - Pues adivine qué, tuvo razón, este fue su último intento... - Continuó el general, dejando de agarrar el cuello de Krieger para después golpearle la cara, dejándolo en el suelo - Llévenlo a la prisión y cierren este lugar de una maldita vez - Ordenó el general.
Acto seguido, los militares agarraron a Krieger de los hombros, levantándolo y llevándolo afuera. Mientras los demás científicos también se retiraban, subiendo por el gran elevador del lugar, dejando la cabina sola.
Pero afuera de esta, donde estaba la máquina, una figura descansaba sobre los escombros: era el cuerpo de Aken, sepultado bajo ellos. Lo único visible era su mano, la cual estaba demasiado pálida, pero también tenía adherido parte superior de su mano el material similar a su traje de contención negro.
Su mano estaba inerte hasta que una leve chispa morada rodeó sus dedos, y junto a ello, un leve movimiento de estos se manifestó.
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Cinco años después...
Nos encontramos en una habitación bastante grande, repleta de aparatos tecnológicos. Sobre un escritorio cercano, descansaba una laptop con una canción en pausa y algunas figurillas que parecían sacadas de un videojuego.
Pero nuestra atención se dirige hacia un joven de pelo oscuro y baja estatura, que descansaba sobre una cama cubierta por sábanas azul grisáceo. De su boca escapaban algunos ronquidos estruendosos, indicando que estaba profundamente dormido, hasta que una insistente alarma comenzó a sonar a su izquierda.
El chico, casi dormido, trató de apagar la alarma, que tenía forma de la cabeza del Pokémon Rotom. Finalmente, logró silenciarla, pero el sonido no cesaba. Desconcertado, golpeó el botón del despertador, solo para descubrir que estaba apagado. La fuente del ruido era el celular que sostenía un joven de unos 18 años, vestido de forma informal y con una gorra de alguna escuela.
- Buenos días, hermanito - Dijo el joven con tono burlón y una sonrisa. El pequeño solo bostezó mientras se frotaba los ojos, aún adormilado.
- Buenos días, Tada... - Un bostezo lo interrumpió - ...shi, ¿qué hora es? - Preguntó, aún adormilado, a lo que Tadashi respondió con una risa leve - Son las 9:30 de la mañana.
Al escuchar esto, el chico abrió rápidamente los ojos y se apresuró hacia el baño para darse una rápida ducha.
- En realidad, son las 5:40 - Dijo Tadashi con una sonrisa, mientras al otro lado de la puerta, el chico dejaba escapar un gimoteo molesto. Abriendo un poco la puerta, mostró su cabeza, con una expresión de molestia. - No es gracioso, hermano.
Tadashi solo rió. - Lo sé, lo sé. Disculpa, Hiro, termínate de bañar.
El joven de 18 años se dirigió hacia la puerta que conducía a las escaleras, bajándolas paso a paso. Hiro solo suspiró de enojo mientras cerraba la puerta del baño y comenzaba a ducharse.
