Notas: Mientras escribía esta historia, usé la canción "It was a very nice beautiful june" como fuente de inspiración. La pareja de Nobbu y Ritsuka siempre ha sido una de mis favoritas, con el mayor potencial. Espero esta historia logre demostrar que tanto amo a mi Rey Demonio del sexto cielo.
Fate Grand/Order
One-shot.
Ritsuka Fujimaru x Nobunaga Oda.
"Historias de ti y de mí"
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-[Fragmento 1: Sorprendentemente hermosa]-
Ahora que lo pienso... nuestro primer encuentro no pudo haber sido más bizarro...
En un hermoso día de Noviembre ocho del 2017, Fujimaru Ritsuka había estado descansando en su habitación tras haber estado practicando recetas mágicas con la ayuda de Lord El-Melloi II, algo molesto ante la idea de que su mentor no fue del todo bueno con él… si, Ritsuka no era tan buen mago como su hermana mayor, Rurika, pero siempre hacía su mejor esfuerzo, no solo ahora tenía que salvar al mundo a la humilde edad de diecisiete, ahora debía también buscar una manera de despertarla.
Ella y a todos los otros Masters, junto al resto de la tierra, contaban con él para salvar el futuro de la humanidad al completo… nada serio y sin presiones.
Ritsuka tocó sus labios repetidamente usando su lápiz, mirando al libro en su escritorio, cerrando sus ojos para intentar recordar tanto los patrones que necesitaba dibujar, junto a la magia que necesitaba aplicar para sus hechizos. Claro; tenía los Mystic codes con hechizos pre-fabricados para ayudar en batalla, pero todos, incluidos el Doctor Romani, Mashu y Da Vinci, estaban de acuerdo en que debía concentrarse en su entrenamiento como Mago. Un largo y pesado suspiro escapó de los labios del ojiazul.
¿Cómo se supone que haga esto... ?
[¡ALERTA! ¡ALERTA! ¡ALERTA!~]
Un resplandor carmesí invadió su cuarto en ese mismo momento, junto a una voz robótica. ¿Qué… ? ¿Era esa la alarma de Chaldea? ¿acaso se había logrado colar un intruso o algo? Cuarenta y ocho casi de inmediato entró en modo alerta, adrenalina siendo bombeada hacia su sistema. Habían practicado incontables veces lo que debía de hacer en caso de que algo como esto pasara. El hombre vistió su camisa blanca casi de inmediato, corriendo hacia la puerta mientras canalizaba mana hacia sus hechizos de comando en su mano derecha.
Mashu y Leonardo ya estaban hablando con el Doctor Roman para cuando llegó. Kyrielight, Archaman y Da Vinci encararon a Fujimaru mientras trataban de mantener la compostura. Shielder sonrió a su Senpai, y él le sonrió de vuelta. Si, tenían que mantener las apariencias. Porque la verdad sea dicha, luego de Okeanos y que tuviera a la muerte justo frente a sus ojos tras encarar a Hércules, el sentido de peligro de Ritsuka, y su coraje habían incrementado exponencialmente.
Pero aún así... seguía siendo el mismo chico común y corriente que siempre había sido.
"Buenos días, Senpai."
El pelinegro asintió a su amiga, deteniéndose en medio de los otros dos. El director temporal de Chaldea no obstante, colocó sus manos en los hombros de ambos. Por mucho que le gustaran las formalidades y todo ello, aún no podía creer la manera en la que se comportaban estos dos niños, el futuro de la humanidad dependía totalmente de ellos, pero no podía importarles menos. ¿Qué estaban pensando? ¿no tenían vergüenza acaso?
"¡Creo que ustedes dos están demasiado calmados! Los saludos son importantes, pero por ahora, ¡el Intruso!"
Al momento que dijo eso, sus expresiones cambiaron. Mashu ganó una más seria, igual que él. Casi como si compartieran la misma mente, la Demi-servant y su Master miraron en los ojos del otro. Su cuerpo se cubrió a si mismo en una hermosa luz blanca, manifestando su armadura para protegerse, antes de que corrieran en dirección a los pasillos, siendo guiados por los hologramas de Da Vinci y el propio Roman hacia donde sea que venían las señales. Estaba esperando muchas cosas, cualquier tipo de peligro.
Desde Servants, hasta esqueletos, dragones, o algo más. Había estado luchando por casi seis meses para ese punto, y Ritsuka ya había visto demasiado…. Pero nada podría haberlo preparado para esto.
"¿Huh... ?"
Hasta Romani se quedó sorprendido ante lo que veía. Una pequeña criatura similar a un peluche con un único ojo, cabello negro y uniforme parada ahí, moviendo sus bracitos, constantemente gritaba "Nobu Nobbu", la primera cosa que le vino a la mente fue Pokemon. ¿Era ese el nombre de esta cosa? ¿Por qué se veía como una niña? ¿Acaso era de hecho, un niño? Fujimaru y su compañera simplemente se quedaron de pie, sin saber que hacer.
El "Nobbu Nobbu" continuaba saliendo de su boca, casi como un saludo, o un baile. No les atacaba, no se movía. Simplemente movía sus brazos, tan pequeños e indefensos que apenas podía alcanzar sus rodillas. Una pequeña gota de sudor cayó por la nuca de Shielder, el holograma de Leonardo, no obstante, apareció justo en medio de ellos, habiendo reemplazado al hombre de cabello naranja.
"¡Cuidado ustedes dos! Hice un escaneo rápido, ¡y aunque se vea así, sus capacidades ofensivas y niveles mágicos están a la par con la de un Servant!"
...
¿Es en serio?
Pensó, girándose para encarar a la Uomo Universale. Ese fue su primer error. Ya no teniendo su azulada mirada sobre ella, la pequeña finalmente se "activó": tal como dijo Da Vinci, saltó con una fuerza tal que el piso bajo sus pies se destrozó, cual proyectil, voló directamente hacia él, Mashu abrió los ojos ante la situación. Con esa cantidad de fuerza y velocidad, el momento en el que esa cosa colisionara con Senpai, su estómago sería perforado.
"¡SENPAI! ¡CUIDADO!"
Su voz, llena con pánico y terror, le asustó. Ritsuka lentamente se giró para encarar los blancos y vacíos ojos de la sonriente chica. Parecía que el mundo se congeló en ese momento, porque una vez más, su cerebro reconoció el hecho de que iba a morir. La cabeza de esa cosa chocaría contra su cuerpo y le atravesaría, cual misil humano.
¿Era así... el como iba a morir... ?
Sus párpados se cerraron ante el temor, y la aceptación. Tal vez no era su destino el salvar al mundo, ni lograr nada en la vida. Quizás fuese el hijo más joven entre dos magos, pero más que eso, era solo Fujimaru Ritsuka. Un humilde chico de diecisiete años que amaba el arte y la cocina, con casi ningún otro talento a su nombre. No tenía arrepentimientos, verdaderamente.
Bueno… quizás uno. El hecho de que no podía salvar a su hermana, y no pudo ver a sus padres una vez más.
Efectivamente, se rindió en ese mismo momento... pero el destino tenía algo más preparado para él. En lugar de sentir su cuerpo siendo golpeado por la pequeña criatura, o el como sus intestinos volaban en pedazos, no sintió nada… solo el sonido de disparos, y el inconfundible olor de la pólvora.
BANG BANG BANG~
"¡¿N-NOBU?!"
Tres disparos fue todo lo que tomó para hacer que abriera los ojos nuevamente, atemorizado y con incertidumbre. No fue Mashu la que se puso en medio de él y la pequeña, sino más bien, una figura que nunca antes había visto. Vestida en un precioso manto rojo, un uniforme negro y una gorra extremadamente extravagante, una mujer con el cabello negro más bello que jamás había visto, se puso entre él y la "Nobbu Nobbu"; eran exactamente iguales... no. Sería más correcto decir que ella era la original.
Flotando justo a su lado, tres arcabuces habían aniquilado a su doppelganger sin esfuerzo alguno. Su cuerpo desapareció poco tiempo después, transformándose en nada más que polvo dorado, que ni siquiera tocó el piso. Quien lo hizo, en su lugar, producto del shock, fue él. En ese mismo instante, el resto del mundo desapareció.
Solo eran ellos dos.
El humano, y su hermosa salvadora de ojos rojos, con un color tan intenso que uno podría confundirlos con rubíes.
Si... fue un primer encuentro muy bizarro… pero hasta ese momento… nunca había conocido a alguien tan hermosa como tú
La mano de la chica, cubierta por un guante blanco, ajustó gentilmente su sombrero mientras se giraba, revelándole su rostro. Sus rasgos faciales eran absolutamente hermosos, su piel era pálida, pero sus mejillas tenían un precioso color rosado. Lenta pero segura, su mirada descendió hasta él, asegurándose de que estaba bien. Efectivamente, logró llegar justo en el último segundo, a lo que suspiró, sonriendo evidentemente encantada con su expresión.
"¿A qué viene esa cara, niño? ¿Acaso la demonio te comió la lengua?"
Nunca antes... había estado tan feliz y avergonzado al ver a una mujer. Pero tampoco… había estado tan feliz de ser salvado por alguien.
La Rey Demonio del Sexto cielo, tal como dijo, se comió su lengua y su corazón ese día.
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Fue una aventura tan bizarra como uno esperaría, tratándose de ella, ¿pero en retrospectiva? Ritsuka aprendió que todo lo que tenía que ver con "Demon Archer" nunca tenía sentido alguno en absoluto. Siempre y cuando estuviera relacionado con la "Pandilla Guda Guda", las cosas serían un desastre, como todo lo era en Chaldea. Estaba llena de estrellas, soles brillantes, hermosas lunas, todo tipo de personalidades, cada vez que alguno de ellos estaba en problemas, Ritsuka sería el primero en ayudar.
No porque era el Master de todos… sino porque eran sus amigos, su familia.
Y ella era la más importante de todos.
Una sonrisa apareció en el rostro de la mujer, habiendo agarrado su sombrero. Si, la situación actual ameritaba un asalto nocturno, ninguno de esos servants que, aparentemente, eran copias alteradas de Ushiwakamaru y Benkei, les habían visto. Kyrielight miró a sus compañeros, ligeramente emocionada pero también feliz ante la idea. No habían tenido la oportunidad de hacer algo así en mucho tiempo, habían estado luchando contra esas "Mini-Nobbus" sin descanso por bastante rato, y aún era el primer día.
El chico de cabello negro notó el aura que rodeaba a Saber y Archer, al igual que su Kouhai. Oh dios, en serio iban a hacer esto, saltarían cubiertos y protegidos por la luz lunar, tal como si fueran ninjas, y sorprenderían a Musashibou Benkei ¡junto a la propia Ushiwakamaru, ni más ni menos! La idea hizo a Ritsuka reír como si fuera un niño, apretando sus puños producto de la emoción, los tres hechizos de comando brillaron, cargados con sus emociones.
Ardían, como decían Leónidas y Espartaco usualmente, como el alma de un Espartano.
"¡Esto se siente justo como Okehazama!"
Una declaración tan simple fue más que suficiente para llamar la atención de Nobunaga. Una de sus cejas se alzó en curiosidad, además de orgullo. ¿Acaso este niño sabía lo que sucedió en 1560? ¿Sus acciones eran tan impresionantes que quedaron grabadas en la historia? Aunque pensándolo mejor, tenía sentido. Era un espíritu heroico, una de las protectoras de la humanidad, por supuesto que tenía que ser muy famosa como para que el Trono de héroes grabara su alma en si mismo.
Si sabía o no su identidad para ese punto, decidió seguir jugando con el misterio. Dejando ir el Arcabuz que sostenía para que pudiera flotar, su brazo derecho fue directo a por los hombros del chico. Si, ya le agradaba y mucho. No podía evitarse después de todo; era divertido, él y esta chica "Mashu" que le acompañaba, y Oda Nobunaga amaba cualquier tipo de diversión en su vida. Es por eso que se rio, dándole palmaditas.
Lo que le tomó por sorpresa a él, y a las otras dos mujeres del grupo.
"¡Estudias mucho! ¡Estoy impresionada! Sí, ¡con esa batalla revelé mi intención de unificar la nación! Vaya victoria tan enorme, ¿No lo crees? UWAH HAH HAH~"
Se jactaba y deleitaba en sus logros de cuando estaba viva. Era una obvia revelación de su identidad, por supuesto. Si, Ritsuka ya tenía una idea pequeña de que ella era uno de sus héroes de la infancia favoritos, la mismísima Oda Nobunaga... principalmente por las "Mini-Nobus" diciendo ese nombre, además de que se veían igual que ella. Aún así… Ritsuka seguía siendo un niño internamente. Obvio, estaba feliz ante la idea de ser un camarada para una de las personas que más admiraba, ¡por supuesto!
Pero... deseaba que fuera ella, Nobbu, quien lo dijera. Que abiertamente declarara a los cielos que no era nadie más y nada menos que Oda Nobunaga, la Tonta de Owari, Rey demonio del Sexto cielo.
SWASH~
El emotivo momento se desapareció en el momento en el que una flecha pasó justo al lado de su cabeza, con una velocidad tal que ninguna se dio cuenta. El Master abrió sus ojos en shock cuando un pequeño dolor cursó por su piel: el proyectil había sido disparado con una velocidad y fuerza tales que arrancó parte de su cabello. ¿Acaso… fue un disparo de advertencia o realmente falló en matarlo?
"¿Quién está haciendo todo ese alboroto?"
Kyrielight reconoció la voz de memoria. De todos los servants que Chaldea tenía… ¿por qué tenía que ser él quien estuviera aquí? Lenta pero segura, la figura se hizo presente, cargando consigo su Arco escarlata mientras lo apuntaba hacia ellos. El arquero retiró su capa, revelándose. Tal como sospechaba…
Arash el Arquero, o más bien la copia que invocó esta realidad tan alterada.
Claramente pese a su actitud tan tranquila y la amabilidad que le caracterizaban, este doppelganger tenía un aura de hostilidad rodeándole. Sakura Saber rápidamente sacó su Katana de su funda, mientras Mashu iba a su lado, lista para bloquear todos y cada uno de los ataques que podían ir hacia él. Nobunaga, por su lado…
Cambió su expresión a una de molestia, su ardiente mirada chocó con la del hombre de ojos negros, oh, tenía agallas al meterse en medio de su tiempo con sus amigos. Ciertamente, si señor, era merecedor de un castigo mucho peor de lo que una simple muerte podía darle.
"¿Ustedes montón de insolentes están tras de Lord Yoshitsune... ? cuanto atrevimiento, pero respeto vuestro coraje. Yo, Matsudaira Arash, la vanguardia de esta tropa, el mejor arquero en el Oriente, ¡les castigaré personalmente!"
La batalla empezó sin advertencia previa. Arash saltó hacia un lado, evadiendo un disparo proveniente del mosquete de Nobunaga, la mujer de cabello negro chasqueó los dedos, invocando más de sus armas. Si, quizás estuvieran atrapados en un bosque, pero ¿importaba? No, ni un poco. Estaba muy molesta ante el hecho de que no solo este tipo, Arash, había interrumpido su estrategia… les atacó a todos ellos, y a su potencial Sirviente, como si no fuera la gran cosa.
Estaba acabado.
BANG BANG BANG~
Los disparos rojos fueron evadidos sin esfuerzo por el hombre, para la ira de Nobbu. Saber hizo uso de su velocidad junto a Kyrielight: no podían permitirle regresar al campamento y que la batalla se volviera un tres contra tres, especialmente con esa Doppelganger de Ushiwakamaru, ninguno de ellos era lo suficientemente rápido como para tener alguna oportunidad contra su Fantasma noble.
"¡No escaparás!"
Gritó la miembro del Shinsengumi, corriendo justo detrás del hombre: sus manos apretaban la empuñadura de su espada, mientras saltaba para intentar cortarlo en pedazos. La manera en la que su cuerpo se movía, como si fuera un relámpago rosado, le sorprendió. La rubia empujó sus brazos, buscando penetrar piel y músculos para perforar su corazón.
Sin embargo... su arma simplemente rebotó en su armadura. Los ojos de Okita Souji se abrieron lentamente, mientras que una sonrisa aparecía en la cara de Matsudaira. Lo siguiente que supo y sintió, fue como su pie golpeaba el lado de su cabeza con una fuerza tal, que la mandó a volar directo contra un árbol cercano, Arash tomó su oportunidad, disparando flechas hacia la mujer.
Saber gritó en respuesta, sintiendo como sus hombros eran perforados al igual que sus piernas. Su expresión de determinación cambió rápidamente a una de ira mientras miraba hacia arriba. Lentamente, protegido por nada salvo las sombras de los árboles a su alrededor, el hombre caminó mientras otro par de flechas eran creadas entre sus dedos.
Iba a acabarla disparándole a la cabeza, el maldito bastardo.
"¡SABER-SAN!"
La Demi-servant actuó rápidamente en el momento en el que vio a su amiga en peligro. Ritsuka apuntó su palma abierta hacia Mashu, mejorando tanto su velocidad como su fuerza para que superase la distancia entre ellas tan rápido como podía. Alzó su escudo usando ambos brazos, la Chaldeana empujó todo el peso de su cuerpo completo contra el suyo. Arash fue forzado a descartar sus proyectiles, empleando su hombro y arma como formas de defensa, alejándose.
La tierra bajo sus pies se hundió mientras su expresión cambiaba a una de ira. Esta chica tenía un montón de fuerza, se percató. La mujer de ojos amatista golpeó su escudo, lanzándolo lejos junto al cuerpo de Archer. Ritsuka por otra parte, corría en compañía de Demon Archer al árbol donde fue dejada la rubia. Pese a su fuerza como una Servant, y su breve intercambio de golpes… la fuerza de este tipo y su habilidad con el arco, la dejaron hecha polvo.
Literalmente hablando.
"Cielos, Mata hombres. Si que te dio una paliza, ¿Eh?~"
Preguntó con un tono juguetón, ajustando su sombrero con su derecha mientras agitaba la izquierda, rompiendo con esta todas las flechas para que pudiera zafarse de las mismas. Un pequeño grito de dolor escapó de la boca de la Espadachín japonesa, cayendo en los brazos del moreno, su hermosa ropa estaba arruinada. Ritsuka la colocó contra el tronco, mientras que sus ojos grises le encaraban.
Parecía triste y avergonzada, por supuesto… esta era su segunda impresión de su habilidad de lucha, y sin embargo ese hombre la hizo parecer una idiota. Su expresión solo incrementó el peso de la culpa de Ritsuka. Este fallo era suyo, debió haberles dicho sobre la dureza de su piel antes de que entraran en combate.
"Lo siento, Sakura Saber-san... es culpa mía. Debí haberte dicho sobre la habilidad "Salud Robusta" de Arash-san antes de todo. P-pero ¡aún puedo arreglar esto! No te preocupes."
Apuntando su mano derecha hacia ella, el muchacho cerró los párpados mientras magia corría por sus circuitos mágicos. Las lecciones y palabras de Lord El-Melloi hicieron eco en su cabeza más que nunca, le necesitaban. Saber le necesitaba. Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Archer mientras veía a su compañera ser bañada en una luz verde, lentas pero seguras se cerraron sus heridas, hasta que la rubia se puso de pie, agarrando su espada inmediatamente. ¡Lo hizo, lo hizo, la salvó!
Mientras la japonesa le agradecía, quien abiertamente le daba palmadas en la espalda era la mismísima Rey Demonio.
"Muy bien, muy bien. Gran trabajo, niño. Ahora salvemos a tu mejor amiga; ese tipo está poniéndome de los nervios."
Lo que pasó luego... se sintió como un sueño, pero también le hizo sentirse como una colegiala. Obviamente, como un servant, ella poseía más fuerza que cualquier humano. La Daimyo de cabello negro le cargó, a él, como si fuera una princesa, antes de saltar en uno de sus mosquetes como si fuera una escoba voladora. Nobunaga rio, yendo a toda velocidad hacia la batalla mientras su compañera reía, claramente molesta por no poder tener un aventón gratis.
Ahí estaban.
"¡AHORA, MATA HOMBRES! ¡JUNTAS!"
Sus párpados se entrecerraron ligeramente, todo su núcleo espiritual bombeaba venganza y adrenalina hacia su Saint Graph. Tanto Nobunaga como Okita saltaron al mismo tiempo, Mashu sintió tanto a su Master como a sus nuevas amigas acercarse, por lo que intentó no atacar más, sino solo mantener a Arash ocupado al estar ella en la defensiva. El Héroe Persa se giró, alzando su arco para encarar una vez más la espada de la rubia, sombras cubriéndole el rostro, permitiendo solo que solo se vieran sus ojos.
Un pequeño gruñido de molestia salió de sus labios, no estaba intimidado, ni un poco. El cuerpo de Okita desapareció tan rápido como llegó, re apareciendo a su lado buscando cortar su cabeza. Arash rápidamente creó tres flechas que fungieron como escudo temporal, bloqueando el ataque mientras jalaba el hilo de su arco.
Desde atrás, la Tonta de Owari rio mientras alzaba su mano izquierda, apuntando tres dedos en su dirección: una lluvia de balas buscando contrarrestar sus ataques. Ritsuka abrió los ojos en sorpresa ante la velocidad a la que se movían los brazos de Arash, creando más y más flechas para dispararlas, mientras que Demon Archer simplemente continuaba riendo.
BANG BANG BANG BANG
Ninguno podía lastimar al otro, y decía mucho de cada uno. Una pequeña gota de sudor bajó por la nuca del hombre Persa, esperaba que Lord Yoshitsune o Sessai vinieran en su ayuda tras escuchar los sonidos de la batalla, pero hasta ahora, la suerte no estaba de su lado. ¿Qué diablos era esta Servant? ¿realmente era otra Archer o algo más?
"¡¿Qué clase de Servant eres, mujer?!"
Preguntó, manteniendo toda su atención en las cientos de balas que venían a por él. La Rey Demonio del Sexto Cielo ladeó la cabeza ante la pregunta, oh, vaya elección de palabras tan pobre que hizo. ¿Pero pensándolo detenidamente? Absoluta, absoluta, absolutamente amaba todo tipo de teatralidades, podía darse cuenta de que, pese a ser un gran héroe como ella, empezaba a temerle.
Y eso enviaba olas de alegría por su alma, se sentía tan bien como el sonido de sus armas disparando sin cesar, o la magia que ese mago de Chaldea vertía hacia su sistema.
"Soy una Arquera Demoníaca. Nada más. ¡MATA HOMBRES, MASHU!"
Ese fue el último error de Arash, enfocarse en ella. Nobunaga dejó de disparar en el momento justo para que las otras dos le emboscaran. El Arquero masculino cerró la boca tan fuertemente como pudo producto de la ira, le habían engañado. Tanto la rubia como la pelirrosada se prepararon para aplastarle con la fuerza combinada de sus armas. Su única oportunidad de escape era intentar alzar su arco para protegerse, su piel no sería suficiente para superar la fuerza de ese escudo en compañía de esa katana.
Nobunaga simplemente agitó su cabeza de izquierda a derecha, oh, que lástima el ser tan predecible… un héroe de leyenda, a punto de ser humillado por la Daimyo más grande que haya caminado la tierra.
"Patético..."
BANG BANG BANG~
Las balas penetraron su piel sin esfuerzo alguno, mientras Arash abría sus ojos en shock cuando sintió sus codos ser bolados en pedazos, ambos brazos cayeron inmóviles, y pronto también los de Okita, pues su espada cortó limpiamente su cuello mientras que el arma de Shielder aplastaba su hombro por completo, logrando incrustarse en él, el preciado líquido rojo escapó de la boca del hombre.
Pronto, la chica vestida con capa roja brincó para terminar cara a cara con él, arcabuz en mano. Esta vez, cubierto por un aura roja, al igual que sus hermosos ojos color sangre. Lo que le golpeó no fue una bala, no: fue un rayo carmesí que escapó del cañón, justo frente a los ojos de Fuijmaru Ritsuka, cuya boca estaba abierta por la sorpresa.
Arash había sido uno de sus amigos más cercanos, y seguía siendo uno de los servants más fuertes de Chaldea hasta la fecha. Pero… esta mujer, fuera o no Nobunaga, le había destruido a él y perforado su piel sin esfuerzo. El disparo salió con una fuerza tal que penetró su cuerpo, dejando un agujero donde debería de estar su corazón.
No quedó rastro alguno.
La expresión de Mashu cambió a una de ligera tristeza mientras retiraba su cuerpo del cadáver del hombre, a la vez que la espada de Sakura salía de su otro hombro.
"Bien, con eso basta… ¿qué piensas de eso, eh? Nada mal para nuestro primer trabajo en equipo"
"¿Uh?"
Esa no era la respuesta que estaba esperando. Demon Archer cruzó sus brazos bajo sus axilas ante la pregunta, pese a su pequeño tamaño, su presencia seguía siendo amenazante e imponente como uno esperaría de una servant, aunque al menos ella y Sakura Saber seguían siendo amigables… fuera del combate, claro está. La morena lentamente caminó hacia él, el hecho de que tuvieran estaturas similares también le avergonzaba un poco.
Maldito idiota, peleaba por él y demostró su fuerza para complacerle y proteger a sus aliados… ¿y todo lo que podía decir era un simple "Eh?" ¿qué clase de hombre era? Si hubiera sido uno de sus sirvientes en su época, le habría ejecutado por no cumplir sus demandas de un halago digno de sus habilidades.
Nobunaga se quedó en silencio, mirando directamente a los ojos del confundido Fujimaru, mientras la espadachín de cabello rubio y la Chaldeana caminaban hasta ellos.
"Creo que... Demon Archer-san quiere que la elogies, Senpai."
Oh
Entonces... ¿la grandiosa y toda poderosa Oda Nobunaga... quería ser halagada por un plebeyo como él? Jesucristo, por el amor a Buda, decir eso en voz alta parecía una broma. ¿Realmente estaba tan aburrida, o es que molestarle era así de divertido? De todos modos, haría su mejor esfuerzo, si eso es lo que quería. Con un ligero rubor en su rostro tras inflar el pecho, Saber alzó una ceja.
Se veían como un par de idiotas. Especialmente él tras hacer una pose como esa para decirle algunas palabras de apoyo a esa Archer buena para nada. Aunque… ella también se veía como una tonta, teniendo sus brazos cruzados como forma de representar cualquier dignidad que pudiera tener, no podrían haberse visto más ridículos aún si lo intentaran.
"Bueno, yo creo-"
"No aún... ¡todavía no... HE TERMINADO!"
La sonora, furiosa voz del enemigo que creían haber derrotado recientemente le detuvo ahí mismo. Arash se puso de pie, pese a que sus dos brazos estaban fusilados; con uno de ellos totalmente separado de su cuerpo gracias al escudo de la rosada junto al otro partido en dos por la espada de Okita… seguía vivo. Aún si Nobunaga destruyó su corazón, se rehusaba a caer.
La mujer apuntó su mosquete hacia él una última vez, Ritsuka fue protegido por Mashu, cuyo escudo estaba listo en caso de que fuera a dispararles. Pero no… no en ese estado. Apenas podía alzar su arco… pero era más que suficiente. El cuerpo de Arash lentamente empezó a cubrirse con una luz dorada, uno pensaría que estaba desmaterializándose, pero estaba lejos de ser eso. Cuarenta y ocho junto a su Demi-Servant sabían exactamente lo que hacía.
"Se los mostraré... ¡ESTE ATAQUE TIENE TODO MI CUERPO Y ALMA VERTIDOS EN ÉL!"
Su voz estaba llena de determinación y convicción. Aún si solo podía usar un brazo, podía jalar la cuerda de su arma usando los dientes. La Daimyo puso su dedo en el gatillo, preparada para disparar mientras su compañera del otro mundo se preparaba para saltar y decapitarlo de un solo movimiento.
Ambas querían responder a su deseo de darlo todo hasta el final, con sus propias voluntades… o lo habrían hecho, de no ser porque sus amigos se pusieron en frente de ellas.
"¡Demon Archer-sama, Sakura Saber-san! ¡Tenemos que correr! ¡Está usando su Fantasma Noble!"
Nobunaga alzó una ceja mientras que Souji envainaba su espada. Eso no era broma alguna, pero ¿cómo podía ser? La mujer de ojos morados parecía leer sus mentes, porque apuntó al cielo. Era una suerte que fuera de noche, porque les permitió tener una vista clara del… masivo meteoro que se formaba sobre sus cabezas.
Oh... mierda
Fue lo suficientemente rápida en reaccionar tras darse cuenta de lo horrible de su situación. Por supuesto, maldijo para sus adentros; debió de haberle volado la cabeza en lugar de su corazón, no tenía manera alguna de regresar de los muertos, probablemente seguía vivo gracias a la habilidad de "Acción independiente" que poseían todos los Archers, ella incluida, para mantenerse vivo el tiempo suficiente como para usar su carta de triunfo en un último intento por proteger a sus aliados.
Ritsuka no tuvo tiempo para darse cuenta de lo que pasaba, cuando su amiga de cabello negro agarró su mano con abrumadora fuerza, chasqueando los dedos para invocar no uno ni dos, sino tres de sus confiables armas. Para este punto, Mashu y Saber ya sabían lo que intentaba decirles.
"¡SUBAN! ¡DEBEMOS IRNOS AHORA!"
Justo tras decir eso, las otras dos le imitaron. Ritsuka enrojeció por el hecho de que su Lord le apegó tan cerca a su pecho, no era grande pero tampoco tan pequeño. ¿Hacía esto a propósito... ? ¿O simplemente estaba tan concentrada en mantenerle seguro que ni se dio cuenta? De todos modos, Nobunaga no dudó. Las tres armas volaron a toda velocidad, alejándose tanto del bosque como podían mientras el cuerpo de Arash desaparecía.
Era una carrera contra el tiempo.
¿Qué sería más rápido? Era la pregunta… ¿el fantasma noble de Arash… o los arcabuces de Lady Nobunaga?
"¡¿Qué tipo de fantasma noble invoca un meteoro del maldito cielo?!"
Gritó incrédula la de ojos rojos, otra gota de sudor cayendo por su frente. Podía sentirlo, la indescriptible cantidad de magia siendo llevada a los cielos gracias a su comando. Realmente era un tipo increíble, y pensar que deseaba llevárselos al infierno con él… vaya espíritu tan indomable, casi la hacía querer reír. Lo habría hecho si no tuviera que salvar a otros.
La espadachín, cuyos brazos estaban cruzados, dejó salir un pequeño "hmph" ante su pregunta. Si, invocar un meteoro no era un Fantasma noble del todo común, pero su estúpida "Formación de tres líneas" y la habilidad de invocar cientos de armas voladoras tampoco lo era. Estab siendo una estúpida hipócrita, y una tonta, como siempre.
"¡La Stella de Arash-san tiene un rango de dos mil quinientos kilómetros, si podemos alejarnos más, deberíamos estar seguros!"
Habló la Demi-servant, lo que finalmente causó que estallara en carcajadas. Ritsuka miró hacia el alegre rostro de Nobbu, observando muy atentamente sus facciones. El fuerte sonido de su voz, el como sus labios se movían, o sus mejillas se contorsionaban con el movimiento más ligero de su mandíbula, y la manera en la que el viento soplaba, agitando su bella melena negra. Todo de ella se veía tan… divino, hasta el punto en el que no podía creer que estaba siendo sostenido por alguien tan hermosa.
Alguien tan... majestuosa.
"Bien entonces, ¡momento de la verdad! ¡todos sujétense bien, y tú Master! Hagas lo que hagas, ¡no me sueltes!"
No tenía que decírselo dos veces. Los tres de ellos volaron pasando de largo a las copias de Ushiwakamaru y Benkei, aparentemente, ninguno de ellos se percató de la luz proveniente de los cielos. El aire ya empezaba a calentarse, un escalofrío corrió por sus columnas. Maldición, ¿realmente su alcance llegaba tan lejos?
El estridente viento siendo aplastado conforme la bola de poder lenta pero segura se acercaba a la tierra, lo hizo parecer como si se tratara de una bomba atómica.
Solo... pasó.
"¡[SUTERA]!"
La tierra rugió mientras la luz se tragaba todo a su paso. El piso se hizo trizas, los árboles fueron alzados a los cielos, y todo lo que Ritsuka pudo ver antes de que su mundo fuera tragado por la negrura, eran los brazos de la Rey demonio del Sexto cielo, sosteniéndole mientras no hacía nada más que maldecir una y otra vez.
.
.
Esa noche tuve un sueño nostálgico, luego de casi ser asesinado por la onceava vez desde que empezó la Grand Order.
El brillante sol le quemaba de manera muy particular ese día, se percató, por lo que había estado bebiendo de su botella de agua en repetidas ocasiones durante el día. Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka dejó salir un suspiro de molestia mientras su pequeña manita se pasaba por su frente, tratando de quitarse algo del sudor cursando su piel, en vano.
Debió haber comprado no una, sino dos. El periodo del receso terminó hacía unos treinta segundos, ahora mismo, cada uno de sus compañeros estaban regresando al salón, preparándose para su siguiente lección de historia. La figura de Rurika le dio la bienvenida, antes de sonreírle felizmente por el hecho de que, en su mano derecha, reposaba un pequeño helado… o bueno, sus restos.
Estaba burlándose de él... ¡esa baka... !
¡Nee-sama... tú... !
Su lengua salió tras cruzar los brazos, ¡como si lo necesitara! Solo porque gastó su dinero del almuerzo en chocolates en lugar de algo frío para luchar contra este calor, no significaba que hubiera comprado algo diferente. Rurika por supuesto no le creía palabra alguna, simplemente se sentó en su pupitre, sacando su cuaderno. Ahora era tiempo de que enfrentaran al peor enemigo de todo niño.
Historia.
El pequeño de ojos azules suspiró, triste. Odiaba historia con ardiente pasión, esto iba a apestar, estaba seguro en un diez millón porciento. No más de dos minutos tras que se sentaran, un hombre extremadamente viejo entró, cargando un maletín lleno a tope con su material. El Señor Akamatsu, quien estaba a cargo de contarles todo sobre Japón desde su concepción hasta el día presente. No era un mal tipo, no no no.
Ritsuka no quería decir eso.
Solo que... despreciaba todo lo que le pidiera pensar. Prefería más la clase de arte, o practicar su dibujo. Cualquier tema relacionado a la memoria no era su fuerte, por lo que tenía dificultades en cada ocasión. Aspiraba, a lo mucho, a tener una puntuación decente en los exámenes, contrario a su hermana gemela que prefería destacar en todo lo que podía. Efectivamente, eran totalmente opuestos.
Los labios del anciano se curvaron en una sonrisa mientras ajustaba sus lentes, haciendo una respetuosa reverencia como manera de saludar a sus estudiantes, tosiendo levemente para aclararse la garganta.
"Buenos días, niños. Espero que el día esté yendo bien pese a este calor. Les prometo que lo que vamos a estudiar de ahora en adelante les parecerá interesante. ¿Podría alguno de ustedes decirme quienes son los "tres grandes unificadores" que restauraron el gobierno central de Japón?"
Como siempre, no tenía idea alguna. Ritsuka reposó su pequeña cabecita contra su mano izquierda mientras su derecha comenzaba a escribir lo que dijo su maestro. Un pequeño de cabello azul alzó su mano, arreglando sus lentes tal cual el profesor, con labios temblorosos por volverse el centro de la atención. No importaba, debía hacer esto, ahora o nunca… no era la gran cosa, después de todo.
"Eran Toyotomi Hideyoshi, Tokugawa Leyasu que fundó el Shogunato Tokugawa... Y-y su señor, Lord... "
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"Senpai... ¡Senpai, por favor despierta!"
La voz de Mashu le trajo de regreso a la realidad, gritando su nombre con desesperación, ante la idea de perderle. Los ojos de cuarenta y ocho lentamente se abrieron, viendo como las tres mujeres le miraban. Sakura Saber reposaba su mano contra su espada, mientras los brazos de Kyrielight le sostenían. Su expresión cambió a una de tranquilidad cuando sus ojos amatista encararon los suyos.
Lentamente su brazo fue a su cabeza. Se sentía como si su cerebro hubiera sido transformado en pulpa. ¿Qué tan grande había sido el impacto? ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? Todavía sentía el calor pegándole en la cara, habían pasado años desde la última vez en que soñó con su infancia, más aún, sus lecciones de historia.
"Estoy bien... Estoy bien... Gracias Mashu... "
Dijo el adolescente, asintiendo a su amiga mientras lentamente se puso de pie para mirar la destrucción que dejó el ataque de Arash. Un cráter masivo, que aniquiló todo a su paso, el campo verde se convirtió en una tierra desértica y muerta, la vida nunca regresaría a esta sin importar cuanto tiempo pasara. Nobunaga, por lo que veía, tenía los brazos cruzados con su mirada fija en la zona.
El viento resoplaba, moviendo consigo su largo y bello cabello negro, así como su capa.
De no ser por ella, todos habrían muerto. Los labios de Ritsuka se convirtieron en una sonrisa conforme se acercaba a ella, terminando a su lado. Buscaba las palabras correctas para agradecerle por salvarles la vida, pero por algún motivo, no era tan fácil como lo era usualmente. Por suerte, el silencio no era tan incómodo como uno pensaría.
Aún así...
"Demon Archer-sama... Yo... "
No fue capaz de continuar, no porque no tuviera nada que decir... sino porque… la misma Nobbu le interrumpió. Al principio solo fue una risilla, pero luego se volvió una vigorosa y estruendosa carcajada. Sakura Saber alzó las cejas, claramente extrañada, mientras Mashu ladeaba su cabeza hacia la izquierda. La chica de cabello oscuro extendió sus brazos a los lados, mientras miraba al cielo.
"UWAHAHAHAH~ ¡Absolutamente hermoso, hermoso, sí! ¡Miren toda la destrucción que causó este tipo! ¿Su nombre era Arash, sí? ¡HA HA HA HA!~ ¡Zehi Mo Nashi!~"
Sus párpados se abrieron un poco. ¿"No hay remedio"?... esas eran, si su memoria no estaba mal, sus últimas palabras antes de morir. Las compañeras de Ritsuka y él propio Ritsuka continuaron mirando la gloriosa espalda de la chica, quien seguía disfrutando su momento, admirando la total destrucción que dejó Archer, bajo la pálida luna.
Desde cierto punto de vista... ella tenía razón.
Era inevitable que se enamorase de ella luego de verla reír con todo el corazón, encontrando belleza en algo tan simple como las consecuencias de un meteorito destruyendo todo un bosque.
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No importó lo breve que fuera nuestra primera aventura, durando no más de dos días... me lo pasé tan bien contigo.
El sonido de las olas chocando contra la arena le relajaba en demasía. Ritsuka inhaló larga y lentamente, gozando de sentir sus pulmones llenarse hasta el fondo con el aire tan preciado de la costa. Estos pequeños momentos donde nada malo pasaba eran sus favoritos. Habían derrotado a los Doppelgangers de Emiya, Medea y Cú Chulainn hacía unos quince minutos, por lo que aprovecharon la oportunidad para tener un Picnic improvisado, considerando que estaban en una playa pequeñita.
Le hacía sentirse como un chico normal sin ninguna otra responsabilidad salvo vivir la vida lo mejor que podía, y...
Crunch~
La boca de Demon Archer se cerró en el delicioso sándwich de pollo con mayonesa que Shielder había empacado en una pequeña cajita, la carne tenía un sabor maravilloso, cubierta en sazón gracias a Emiya, Boudica y Tamamo Cat, supuestamente era su almuerzo para los dos días siguientes, pese a ser espíritus heroicos, no cambiaba el hecho de que ella y Okita adoraban comer.
Además, tenía un sabor picante... sentía que su lengua estaba ardía, tal como su alma.
"Esto está muy bueno. Sí, sí. ¡Muy bueno sí! ¡La gastronomía de Chaldea parece ser exquisita!"
Okita dejó ir una pequeña sonrisa, al igual que Mashu y Ritsuka tras verla. Era adorable e interesante como el humor de Demon Archer-sama cambiaba de forma aleatoria. Todo el tiempo había estado actuando de manera fría, sanguinaria y cool, pero ahora se comportaba como una humilde, agradable y muy linda chica, yendo tan lejos como para quitarse su sombrero para dejar su cabello ser libre. Mashu abrió sus ojos un poquito, notando como la espadachín tosía.
Probablemente era la Tuberculosis de su vida pasada haciendo de las suyas.
"¡O-Okita-san! ¡por favor, beba esto! ¡Traje algo de chocolate caliente!"
Habló la rosada, habiendo llenado un pequeño vasito con el delicioso y dulce líquido caliente, ofreciéndoselo a la espadachín del Shinsengumi, quien sonrió murmurando un "gracias" por lo bajo, no perdiendo tiempo en beberlo, bajo la mirada de todos. Nobbu volvió a morder su sándwich, escuchando a su amiga respirar constantemente en un intento por calmarse.
Sorpresivamente, funcionó, como era de esperarse. Beber algo caliente como té o sopa siempre aliviaba su enfermedad cuando estaba viva, algo que no cambió tras volverse una Servant.
Fujimaru estaba feliz por la interacción tan cálida y cariñosa que tenían sus amigas, toda el aura del lugar se sentía… reconfortante, casi parecía que habían sido amigos por años, y le encantaba. La Tonta de Owari abrió los ojos un poco, mirando muy de cerca la cara de su Master, y luego dirigió sus ojos color sangre a su mano.
El diseño de sus hechizos de comando, irradiando mana junto a todo su ser. Mentalmente, ya estaba evaluando todas sus experiencias hasta el momento. Era primero y principalmente, muy amable. Tal vez demasiado, y algo ingenuo, hasta el punto en el que lo primero que venía a su mente cuando le veía era el término moderno "bonachón", ¿salvar el mundo? Eso si que era una enorme ambición. Tal vez una tan grande como para destruirse a si mismo en el proceso, y la idea hacía que Nobunaga se enojara.
Ella por su lado era primero y principalmente, una conquistadora, aquella que unificó todo Japón por la fuerza.
Ciertamente... de un modo, eso era lo que Ritsuka hacía. Iba a reensamblar su mundo por la fuerza, yendo en contra de cualquiera que se pusiera en su camino.
Aunque muriera intentándolo.
"Kuh... fuh... UWAH HAH HAH HAH HAH HAH HAH~"
No podía evitarlo, simplemente no podía. Tal como sucedió tras que la Stella de Arash volara en pedazos toda el área en donde estaban, apenas sobreviviendo, Oda Nobunaga explotó en una estruendosa risa, no importándole un carajo los rostros que hacían Kyrielight, Fujimaru y Souji. El humano ladeó su cabeza a la izquierda, con una gota de sudor en la mejilla mientras sus azulados ojos reflejaban perfectamente el rostro de Demon Archer. Oh cielos, oh cielos, ¡vaya tonto que era!
¡Y pensar que decidiría sacrificar todo lo que le hacía ser él por el bien de los demás! Todo con tal de caminar este camino de matanza y altruismo que solo podía terminar con su autodestrucción, directo al infierno.
¿Cómo podía no admirar eso?
"¡MUY BIEN! ¡Está decidido! ¡ciertamente he tomado una decisión! ¡Escucha humano, y escucha bien!"
Bramó la belleza de cabello negro, mientras le apuntaba con el dedo. Ritsuka por poco brincó, pensando que le fusilaría hasta la muerte, pero no. Su tierna reacción incrementó el tamaño de su sonrisa, mientras la miembro del Shinsengumi entrecerraba sus párpados y la Shielder abría la boca, Nobunaga se puso de pie, caminando hasta el muchacho.
En ese preciso momento, su mano agarró su derecha, admirando los hechizos de comando en su piel, antes de mirar hacia el cielo azul, apuntando con su pulgar a su pecho. Para Fujimaru, todo era demasiado repentino para su débil corazón, pero a ella no podía importarle menos.
Este era su momento, para que brillaran juntos.
"¡Soy la Arquera demoníaca Nobunaga, la Rey Demonio del Sexto cielo! ¡A partir de ahora, te permitiré ser mi Master!"
Dejar caer una bomba tan pesada como lo era el revelar su nombre así sin más era… impactante, por decir menos. Si, para ese punto él y Mashu ya sabían quien era basándose únicamente en las "Mini-Nobbus" y por supuesto, su conocimiento sobre la batalla de Okehazama. Pero… ¿el que revelara su nombre así como así?
Junto a esas palabras… esas palabras, básicamente le daba toda la confianza que había pedido, y más. Nobunaga Oda mostraba sus hermosos dientes en una sonrisa que, en su mente, hablaba mucho de que tanto parecía gustarle su inútil ser, junto al hecho de como les ordenaba en la batalla.
"Espero que nos llevemos bien, Fujimaru Ritsuka."
Entonces extendió la mano, buscando un apretón. Ahora fue su turno de mirar muy atentamente el guante gris cubriendo su piel, y la manga negra de su uniforme. Un tinte carmesí se hizo presente en la cara del hombre, cuyo corazón latía de emoción. Lo había logrado, logró hacer que la Daimyo le tuviera aprecio, únicamente por suerte, no entendiendo como… pero feliz por el hecho de que, en efecto, no solo Chaldea había ganado otra aliada…
También logró conocer a una de las figuras más influyentes de todo Japón.
Ese día, en una dimensión de bolsillo basada únicamente en las memorias de Oda Nobunaga y sus grandes enemigos, no solo una alianza, un vínculo fue forjado, visto solo por Mashu Kyrielight, Okita Souji, y el bello mar azul. Las olas continuaban chocando contra la arena, casi como si celebrasen el momento en el que sus manos se tocaron, Ritsuka Fujimaru asintió ligeramente ante las palabras de Demon Archer, para luego sonreírle de la misma manera; mostrándole los dientes.
"Sí… ¡es un placer conocerte, Nobbu!"
El decir esas palabras me tomó más valor de lo que podrías imaginarte. Supe en ese instante, mientras tu mano apretaba la mía… que había caído por completo ante ti.
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-[Fragmento 2: Transitando el mismo camino]-
Decir que tras esa aventura, Nobbu se volvió uno de los aliados más confiables y fuertes de Chaldea sería decir poco. Incluso luego de que tantos espíritus heroicos con gran poder se unieran a su causa como Arjuna, Karna, Arturia Pendragon Lancer Alter, e incluso Cú Chulainn alter y su ama, Medb…
Nobbu era lo suficientemente fuerte e inteligente en el campo de batalla como para comandar su propio pelotón de Servants cuando fuera necesario. Uno nunca sabía lo que podía pasar, por lo que los "estrategas" muy comúnmente se alejaban de Ritsuka en el simulador y hacían "guerras" entre si para entrenar sus mentes, y a los servants que comandaban.
Aún así… Nobbu siempre iba al campo de batalla con él, yendo tan lejos como para, de vez en cuando, darle uno de sus arcabuces por si acaso, pegada a él como una sombra, lista para matar a cualquier cosa o persona que pensara en él como una debilidad. Una pequeña risa escapó de los labios de Ritsuka, mientras su mano izquierda acariciaba su hombro, aún estaba algo tieso tras entrenar con Scathach y Li Shuwen aquel día.
Aunque era Febrero 14, no tenía tiempo para descansar. Recibió mucho chocolate aquel día pero… ¿sinceramente? Aún si estaba feliz porque Mashu y tantas otras le dieron premios por sus esfuerzos, y amabilidad, no era exactamente lo que esperaba, desde el momento en que abrió sus ojos aquella mañana…
Su primer pensamiento fue ella.
Fue nuestro primer San Valentín juntos… cuando estaba yéndome a dormir esa noche, realmente pensé que me habías olvidado… debí haber pensado mejor de ti…
Quizás no era tan importante para ella después de todo. Un suspiro de decepción escapó sus labios, como ella usualmente diría…
"Zehi mo nashi…"
Musitó presionando las teclas de su puerta, buscando entrar a su cuarto. La contraseña había sido cambiada a su cumpleaños. La puerta subió, y si bien esperaba ser saludado por nada más que la oscuridad… la boca de Ritsuka se abrió en shock cuando vio como, en su lugar, dos velas rojas descansaban en medio del cuarto, con una pequeña charola de plata en el medio.
En ella, una calavera… hecha de chocolate.
"¿Huh… ?"
La puerta se cerró tras de él… y luego la vio, descansando en un pequeño trono hecho de piedra, o lo que parecía ser piedra, el cuerpo desnudo de su aliada más cercana le saludaba, con su cabeza reposando contra sus nudillos, parte de su hermoso cabello suelto, cubría perfectamente sus pezones para que no pudieran ser vistos.
Sus piernas también estaban cruzadas, no permitiéndole ver el tesoro sagrado que era su feminidad.
Sentía que tendría un ataque cardíaco en ese mismo momento, la expresión que hizo acompañada del paso hacia atrás que hizo, eran muy adorables. Nobunaga dejó salir una carcajada mientras sus bellos labios rosados se curvaban en alegría. Se había estado preparando y aprendiendo en secreto todo sobre esta festividad, únicamente para hacerle feliz a él y solo a él.
¿Hasta ahora… ? superaba sus expectativas en exceso.
"Buenas noches, Ritsuka… y Feliz San Valentín. Has trabajado muy duro últimamente, así que decidí darte una recompensa especial. Acéptala con gratitud."
Usaba un tono bastante serio y profundo que contrastaba mucho con su usual voz feliz, infantil y alegre de su vida usual. No, esta era su voz elegante de "Daimyo", probablemente la usaba cuando quería dejar en claro su punto. En este caso, su afecto. La mano de Demon Archer se extendió con la palma abierta hacia la mesita, a lo que su Master caminó lentamente hacia esta.
Admiró de cerca la construcción marrón, el olor a cacao invadía su nariz rápidamente, ya había comido mucho chocolate para ese momento, por lo que uno esperaría que estuviera más que satisfecho… pero su estómago lo olvidó por completo, admirando el chocolate hermosamente diseñado que hizo su compañera.
Alegre, los ojos de la morena brillaron en la oscuridad, llena de dicha mientras más veía su expresión de completa incertidumbre y shock. Debería ser ilegal ser tan tierno a la edad de dieciocho años, ciertamente tendría que ejecutarlo por su insolencia uno de estos días, si señor.
"Mandé a hacer esta calavera de chocolate personalizada. ¿Bien? ¿Muy intimidante, cierto? ¿Te gusta? ¿Te encanta, no es cierto… ?"
Continuó, coqueteándole. Claro que lo hacía, Ritsuka se sentó en la silla preparada para él, acercando su rostro… incluso tenía cuencas, aunque estaban vacías. No era una amenaza ni mucho menos, era una pregunta genuina, pero el tono de su voz era tan… profundo y sensual que la hacía parecer a punto de explotar.
De hecho, ese era el caso en realidad. Nobunaga no pudo evitar reír mientras se ponía de pie, la boca de Cuarenta y ocho se abrió aún más tras ver su bella figura, cubierta únicamente por su capa carmesí, caminar lentamente hacia él. Podía verlas; sus tetas, rebotar con cada paso que daba, pese a que los mechones negros mantenían ocultos sus pezones.
"Wahahahaha~ vaya, ¿pero si no eres adorable… ? vamos, lo cortaré para ti personalmente."
No pasaron más de veinte segundos luego de que dijera eso para que el chocolate se partiera en dos, cada lado cayendo en su respectiva dirección. Ritsuka no supo como ni cuando pasó, pero podía hacerse una idea de que era producto de la espada de Nobbu. Un pequeño "gracias" escapó sus labios, haciéndola sonreír. Luego agarró su parte del dulce entre sus dedos, llevándolo a su boca.
Su corazón latía extremadamente rápido, no solo porque tenía a Nobbu desnuda en frente suyo, también por el sabor. La Daimyo imitaba sus movimientos perfectamente, a tal punto en que sus bocas se cerraron al mismo tiempo. La delicia azucarada se derritió en su lengua instantáneamente… en efecto, era chocolate.
Y era…
"Delicioso… "
Una repuesta simple para un asunto simple, tal como Nobbu esperaba de un plebeyo como él. Mordida tras mordida, ambos continuaron comiendo el regalo que le hizo al unísono, disfrutando del silencioso alimento con nada salvo la oscuridad y esas dos luces. Ritsuka apenas podía distinguir a Nobunaga entre toda esa penumbra.
Pero veía lo suficiente como para darse cuenta de que sonreía.
"Mm… como esperaba, comer chocolate contigo hace que sepa aún mejor. Espero que trabajes mucho más arduamente a partir de ahora"
Dijo Demon Archer de la nada, dándole otra pequeña mordida a su creación azucarada. Los labios de Fujimaru volvieron a curvarse en una sonrisa. Si, esto era un obsequio, una merienda y también una orden de su compañera, de su amiga… de la persona que amaba. Y no había manera de que se rehusara, siendo honesto, estaba algo ilusionad: había ido tan lejos como para diseñar y aprender a hacer chocolate… solo por él.
Preparó este escenario con él en mente. ¿Cómo podía no sentir cosquillas en su interior? No podía evitarlo, no podía, ¡Zehi Mo nashi en efecto, como siempre decía!
"G-gracias, Nobbu. Honestamente estaba algo… triste, pensaba que te habías olvidado de mí el día de hoy, pero… me alegra haberme equivocado. ¡De verdad! Eres muy importante para mí, así que… esto significa mucho"
Habló, asintiendo en dirección a ella mientras sus ojos contemplaban los últimos restos de chocolate en su palma. Admirándolos de cerca, ese chocolate, esa calavera, representaba todo lo que Nobbu sentía por él. Sus sentimientos, confianza, amistad, cada batalla compartida y cada momento que pasaron juntos desde que se conocieron el último año…
Eso era lo que representaba aquel chocolate.
El llevarlos a su pecho, donde estaba su corazón, fue casi una acción involuntaria. Quizás se viera como un tonto en ese momento, pero no podría importarle menos. La Tonta de Owari abrió los ojos incrédula, su cerebro trataba muy lentamente de registrar y hacer sentido de lo que acababa de oír. Este idiota… ¿Cómo podía ser tan tierno, ingenuo y… dulce? Le hacía parecer una especie de tesoro, o un sol.
Y si había algo que Oda Nobunaga verdaderamente amaba… eran los tesoros.
"No me esperaba tal devoción de tu parte… parece que te he subestimado"
Lo siguiente que supo; fue que la mesa desapareció junto a las velas en la misma. El Master dejó salir un pequeño grito tras que una mano le empujara con fuerza suficiente como para que su cuerpo cayera sobre la cama. El colchón rechinó bajo él tras sentir su peso: Fujimaru alzó su cuerpo en sorpresa, ¿qué demonios fue eso?
Su corazón latió pues, ahora la pequeña, hermosa pero fuerte figura de Archer estaba sobre él, impidiéndole levantarse. Si bien la capa todavía cubría su cuerpo, no podía decirse lo mismo de su pelo. Tenía vista plena de sus pezones y todo su cuerpo, tras sus ojos acostumbrarse a la oscuridad.
Nobunaga sabía exactamente lo que hacía, porque presionó su feminidad contra la tienda de campaña en sus pantalones, buscando frotar sus entrepiernas.
"¿Q-qu-qu-qu-qué— ?"
No podía hablar. Pese a ser un hombre saludable en sus dieciocho años, nunca había visto a una mujer desnuda tan de cerca. Nobunaga prácticamente estaba lista para montarle cual caballo. La chica de ojos carmesíes rio por última vez, su mano izquierda se extendió hasta llegar a su rostro. Ritsuka finalmente dejó de temblar en el momento en el que su mano hizo contacton con su mentón: su piel era tan… suave y cálida…
Los dedos de la Daimyo acariciaron su mejilla con el pulgar, si. Ya había decidido… que esta sería la noche en la que rompería las últimas barreras, ella misma. No importaba que él careciera del coraje para hacerlo, no perdería la oportunidad de delcarar sus sentimientos hacia este Master idiota que tenía.
"¿Qué sucede… ? acércate, la noche es larga… "
Luego le agarró el mentón, usando su dedo índice y pulgar. Podía verla perfectamente aún con las sombras protegiéndola; ese bello par de ojos color rubí, que le cautivaron en el momento en el que salvó su vida en Noviembre. Nobbu poco a poco empezaba a acercarse a su rostro.
Sabía lo que quería… y lo que pasaría.
"Vamos a… hablar"
Y Ritsuka no hizo… nada para detenerla, cuando sus labios chocaron contra los suyos, ella tomó su primer beso sin esfuerzo. Tal como ordenó Lady Oda Nobunaga, todo lo que harían el resto de la noche sería hablar…
Usando sus cuerpos.
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.
Las cosas no volvieron a ser iguales luego de ese día. Ya eran cercanos, pero… algo cambió. No necesitaban palabras, por raro que sonara. Para cuando terminaron, aún les faltaba decir esas tres palabras que, si bien eran tan simples, cargaban tanto significado. Nadie pareció notarlo al principio, pero era lo mejor.
Ritsuka siguió siendo Ritsuka. Nobbu siguió siendo Nobbu, y nada más. Aunque ahora sostenía su mano más de lo usual durante sus ejercicios de batalla, la Rey demonio del Sexto cielo era una Maestra manteniendo su relación escondida de la vista de todos, casi tan bien como era siendo una gobernante.
Y luego… llegó Junio. Con ese mes, la Sexta singularidad.
El reino de Camelot.
CLASH
Una cosa llevó a la otra, y eventualmente… Chaldea terminó encarando a Gawain dentro de la ciudad Sagrada. Aunque no quería separarse de ella, Nobbu exigía que él, Mashu y los demás debían de irse de una buena vez, habiendo tenido que encargarse de Mordred por si solos para llegar a la habitación del trono donde, probablemente, Arturia esperaba por ellos.
Su espada, aunque pequeña, cargaba consigo la fuerza suficiente para chocar contra Excalibur Galatine sin esfuerzo. El caballero rubio apretaba los dientes a la vez que una vena aparecía en su frente, sabiendo que necesitaba matar a esta mujer y asistir a su Rey de inmediato. Habían hecho y sacrificado mucho como para que todo terminara de esta manera, por las manos de estos don-nadie.
"¡¿Por qué… por qué no te mueres de una vez, mujer?!"
Bramó a todo lo que daban sus pulmones, su brazo derecho brillaba por completo con el poder del sol. Pese a estar en su elemento, de alguna manera Nobbu estaba logrando ir a la par con él, algo que no comprendía en absoluto. La Daimyo de cabello azabache tenía su rostro cubierto por las sombras, nada salvo dos puntos rojos quedaban de su cara mientras recibía la potencia completa del golpe de Saber, quien agarró su pierna para estrellarla contra el piso como si fuera una muñeca de trapo.
La boca de Nobbu se abrió tras sentir como sus costillas y espalda se rompían, Gawain aprovechó la oportunidad para cubrir a Excalibur Galatine con el poder del sol, rápidamente golpeándola con esta para intentar partirla en dos. Su arma fue detenida por cuatro arcabuces que fungieron como escudo, mientras Archer rodaba por el piso, poniéndose de pie poco tiempo después.
El hombre gruñó, intentando aplastarlos para continuar con su asalto, pero fue muy lento. La Japonesa apuntó su palma abierta hacia él, antes de cerrarla.
BANG BANG BANG BANG
No podía entenderlo. ¿Cómo? ¿cómo es que simples balas eran capaces de perforar su cuerpo, de lastimarlo a tal magnitud? Había sido lo suficientemente fuerte como para reflejar todos los ataques de Sir Tristán hasta que lo vencieron, el cuerpo de Gawain volvió a cubrirse con la hermosa luz del Astro Padre, sanando cada una de sus heridas a la vez que actuaba como un escudo.
En lugar de disminuirle la moral… hizo que riera.
"¿Por qué, dices… ? porque… todos cuentan conmigo. Él está contando conmigo. Escúchame, o grandioso caballero del Sol"
La hermosa tierra que Arturia Pendragon Lancer, la mismísima Rey León había creado ardía por las múltiples batallas que acontecían en todas partes. Si bien Ozymandias se volvió cenizas, Chaldea continuó avanzando, más fuerte que nunca. Tal vez esto no era Japón, y si, quizás ella no era como Vlad Tepes, capaz de convertir cualquier tierra en su territorio… pero eso no cambiaba el hecho de que al final del día ella…
"¡SOY Oda Nobunaga! ¡Rey demonio del sexto cielo! ¡y no verás el final de este día!"
La lluvia roja sucedió. Gawain rugió mientras brincaba para encontrarse con la fémina, rechazando todos sus disparos mientras que ella brincaba hasta sus armas. Nobbu empezó a volar por Camelot mientras el hermano de Gareth saltaba utilizando los edificios como plataformas para seguirla.
"¡NO ESCAPARÁS DE MÍ!"
Replicó el espadachín, en el momento en el que su cuerpo aterrizaba en uno de los edificios de la tierra sagrada de su Rey, explotó en pedazos tras saltar para continuar su persecución, Nobunaga rio ante la vista, este tipo era algo más, pero no podía importarle menos que poder tuviera.
Aún así, no podía ser quisquillosa ni una idiota con sus ataques. Este caballero bastardo tenía el poder del maldito sol de su lado, por la eternidad, uno o dos golpes bien dados y estaba muerta. ¿Qué pasaría entonces? Se preguntó la hermana de Nobukatsu, mientras brincaba en medio del aire, brincando justo a tiempo para evadir un corte del caballero de la mesa redonda.
El hermano de Gareth tenía una expresión de ira y frustración, agitando su espada de izquierda a derecha dejando salir múltiples medialunas de fuego, tratando de golpear a la servant clase Archer cuya velocidad aumentaba, Nobunaga logró girar justo a tiempo para evadir un corte, golpeando un edificio y destruyéndolo por completo.
La muerte
Eso es lo que pasaría. Este monstruo iría tras Master y los demás, los superaría junto a ese hijo de puta Agravain, y esa zorra de Arturia Pendragon, y Ritsuka moriría. Por muy poderosa que fuera Mashu Kyrielight, ella y Bedivere no serían capaces de defender a Fujimaru de tres monstruos. Su único deber era mantener a Gawain aquí, y destruirlo a cualquier costo mientras mataban a la Rey León.
Eso…
Era una promesa.
"¡TE TENGO!"
Los ojos de Nobu se abrieron en el momento en que vio a Saber salir de la nada, Galatine alzada hacia los cielos, bañada en fuego y la luz solar mientras su cuerpo se estrellaba contra ella. ¿Cómo, cuándo? La mujer sacó su katana mientras invocaba múltiples mosquetes para intentar protegerse a si misma tanto como podía del golpe, gruñendo.
"¡BASTARDOOOOOOOOOOO!"
Bramó la Rey Demonio, aún si las armas de madera estaban, de algún modo consiguiendo amortiguar el golpe, no funcionaba del todo como uno esperaría. Excalibur Galatine era una bestia, y también lo era su usuario. El cuerpo de Gawain continuó cayendo mientras la ardiente hoja rompía sus armas, finalmente haciendo contacto con la mujer, el aura de fuego hizo que se vieran como un pequeño meteorito.
"¡Muere!"
Declaró tratando de cortar su pequeño cuerpo en dos. No, no así, no así. Nobunaga sentía como su piel empezaba a quemarse junto a sus vestiduras, su músculo, su Spirit Origin, pero aún con todo eso, no iba a morir como un pedazo de basura cualquiera en este Reino abandonado por dios, todavía no unificaba al mundo por la fuerza, y él aún no salvaba la tierra.
Aún no le decía—
BOOOOOOOOOM
.
.
Justo en lo alto del castillo, al mismo tiempo que la hermana de Oda Nobukatsu peleaba por su vida, lo mismo podía decirse de Shielder, el último maestro de la humanidad, y el único que podía traerle algo de paz y un cierre digno a la mujer frente a ellos. Arturia Pendragon, clase Lancer, el Rey León de la sexta singularidad.
Apenas tenía herida alguna en su cuerpo, mientras tanto Ritsuka sentía como si sus circuitos mágicos estuvieran quemándose, derritiéndose. Quería vomitar, necesitaba vomitar. ¿Por cuantas horas llevaban peleando? Pensó que lo peor había pasado cuando se encargaron de Mordred y los Hassans se separaron de ellos para acabar con Lord Tristán, pero comparado a todo lo que habían superado hasta el momento…
Esto era una pesadilla.
Su uniforme se pegaba a su piel, su respiración era agitada y le dolía mucho la cabeza, pero su deseo para continuar viviendo le seguía empujando hacia adelante. El Mago de ojos azules apretó el puño, encarando a la rubia frente a él cuya cabeza ladeó hacia la derecha, ligeramente. El aura sagrada proveniente de su lanza pareció aumentar, ¿se había enfurecido?
No. Simplemente se preparaba para desatar la Rhongomyniad una cuarta vez. Y entonces lo escuchó… lo sintió.
Sus ojos se abrieron mientras su mirada bajaba hacia la tierra, donde estaba la casi vacía ciudad sagrada.
"Nobbu…"
"¡SENPAI! ¡CUIDADO!"
La voz de Mashu le forzó a enfocar su mirada en Lancer una vez más, mientras su cuerpo se teletransportaba hacia los cielos para caer cual estrella fugaz, conforme el brazo de Bedivere volvía a brillar para atacarla nuevamente, y su escudera preparaba Lord Camelot, el hijo de Rin Tohsaka y Shirou Emiya se frustró. Necesitaba estar calmado, ya habían pasado por mucho juntos como para que muriera aquí, como para que ella muriera aquí.
Era el deber de un Master… no, de un Sirviente el tener fe en su Lord.
"Solo déjamelo a mí. Mientras viva, ningún daño llegará hasta ti, Fujimaru Ritsuka"
.
.
Un suspiro salió de la boca del Caballero tras su imponente figura alzarse sobre la pequeña muchacha, sus piernas habiendo aplastado sus costillas tras su espada hundirse en su hombro. Estaba seguro de haber hecho daño fatal a su existencia incluso sin la necesidad de haber perforado su núcleo espiritual, así que estaba bien. Ahora mismo, su lugar era al lado de su Rey.
Muy probablemente el Mago humano había llegado hasta ella si esos destellos eran algo por lo cual guiarse. Gawain agitó a Galatine hacia la izquierda por un momento, causando que toda la sangre que la empapaba desapareciera, y entonces comenzó a caminar hacia las escaleras que habrían de llevarle a lo más alto del castillo.
De no ser por…
"Oi… bastardo…"
Gawain era un caballero entrenado. "El Caballero del Sol". "Caballero blanco de la mesa redonda". Inigualable bajo el sol. Su espada Galatine, la supuesta hermana de la Excalibur de su Rey. Por lo tanto, nadie salvo Sir Lancelot y el mismísimo Rey deberían de ser capaces de ponerle en su lugar… y lo que es más; ahora estaba bendecido con el Santo Grial.
En efecto, debería ser invencible. Pero… con todo ello a su favor… sus instintos ahora mismo le decían… que tuviera miedo.
Conforme la pequeña figura de esa mujer vestida de negro, cuya capa ya estaba destrozada, empezaba a ponerse de pie, casi cual muerto viviente; claramente viéndose la herida de su torso, y como parte de sus huesos expuestos junto a la sangre salían de su hombro imparables, era un milagro que su brazo siguiera en su lugar. La cara de Nobu seguía cubierta por las sombras… y lo único que uno podía ver entre ese cabello tan negro como la noche sin estrellas…
Era esa mirada carmesí casi demoníaca, mirándole como si…
Como si un esqueleto de miles de millones de brazos estuviera saliendo de las puertas del mismísimo infierno.
"¿A dónde crees que vas… ?"
Algo cambió. El agarre de Gawain en Galatine se apretó aún más tras ver como los cielos parecían enrojecerse, un vórtice de magia Negra y Roja rodeaba a la Daimyo cuyo brazo no debería de ser capaz de utilizar, se movía para sujetar su sable nuevamente, mientras que el otro invocaba uno de sus arcabuces. Una gota de sudor bajó por la mejilla de Saber.
¡¿Un Reality Marble… ?! no— ¡¿qué es esto?!
Su cuerpo desapareció en ese mismo instante, tenía que matarla, debía cortar su cabeza ahora. El cuerpo de Nobu se contorsionó a un lado de manera antinatural mientras esquivaba el ataque de Gawain, apenas logrando llevarse un mechón de pelo. El rubio se volteó al instante, esperando martillar su espada directo en el torso de Oda.
Hasta que su espada se extendió apuntando a la izquierda: invocando nueve mosquetes justo a quemarropa, forzándole a usar su cuerpo para bloquear la lluvia de balas. Una vena se hizo presente en su frente; el hermano de Gareth ahora empleaba su arma y su otro brazo para contrarrestar todos los ataques, pero algo cambió, algo era diferente.
Esta Archer…
Nobunaga fue quien desapareció esta vez, con una velocidad tal que el piso bajo sus pies se hizo trizas. Su velocidad, después de todo, era una de sus mayores virtudes junto a su durabilidad, aunque no fuera tan veloz como Okita Souji, tampoco era una tortuga ni mucho menos. La Daimyo apareció justo en el aire frente a Saber, su expresión llena de ira chocó contra el vacío que era la de ella.
Su mano extendida hacia él manifestó otro grupo de armas listas para disparar mientras él cubría nuevamente su espada con fuego, preparándose para desatar una masiva ola que la convertiría a ella y a todo lo que tuviera detrás en nada más que ceniza. En lugar de estar asustada, la pequeña pareció… sonreír.
Casi como si un demonio estuviera devolviéndole la mirada, retándole a hacer su movimiento.
"¡OH FLAMA! ¡DESTRUYE!"
Dijo en voz alta, agitando su espada en dirección a Nobunaga mientras más y más mosquetes aparecían detrás de su ser; emergiendo de la sombra generada por su cuerpo, detrás de sus brazos e incluso sus piernas, como una dimensión de bolsillo, como si en lugar de ser invocados o hechos de cero… estuviera sacándolos de otro mundo. ¿Acaso estaba… mejorando? ¿Era posible para un servant como ella el mejorar en pleno combate?
Preguntas que descartó inmediatamente. Agitando su espada a dos manos hacia la izquierda, el Servant de la Mesa Redonda rugió a todo lo que daba mientras una masiva cantidad de fuego salía de su arma a por la mujer, Nobunaga extendió sus brazos a los lados viendo la marea naranja consumir todo frente a ella, este sentimiento, este sentimiento, estaba perdiéndose a si misma, se perdía en el combate, en la adrenalina, en el odio, la emoción, el dolor—
"¡HAHAHAHAHAHAH!"
En la locura.
Una marea roja fue invocada simplemente por la cantidad de armas que disparaba, ambos ataques colisionaron en medio de la ciudad, causando que esta empezara a temblar. Gawain no podía creerlo, ¿cuánto? ¿cuánto mana estaba usando esta chiquilla? ¿Cuántas armas estaban apuntando directo a él al mismo tiempo como para ser capaces de contrarrestar, literalmente un tsunami de fuego? Apuntó su arma hacia el frente, canalizando la luz solar.
Sus ojos miraron hacia arriba, al alguna vez, bello cielo azul… ahora manchado por el color de la sangre.
¿Qué clase de servant es ella?
Necesitaba tomar medidas drásticas. Cubriendo el metal con una segunda ola de fuego, el hombre lo estrelló hacia abajo tras extender su espada considerablemente, buscando partir en dos el choque de poderes que acontecía frente a sus ojos. Nobunaga saltó justo a tiempo para montar uno de sus mosquetes, volando lejos para evadir el corte descendiente en el momento justo, por supuesto, eso no significaba que la perdió de vista. A su paso, la Daimyo continuaba invocando más y más armas, rodeándole por todos lados para dispararle hasta la muerte.
"¡DEJA DE RESISTIRTE Y MUÉRETE DE UNA VEZ!"
Gritó antes de agarrar su espada de forma invertida, hundiendo su punta en el piso para canalizar más de su magia; un patrón sin terminar fue forzosamente creado en este, una versión a medio-hacer de su Fantasma Noble que planeaba utilizar para deshacerse de todas las armas rodeándole antes de que pudieran dispararle—
Pero era demasiado lento.
BANG BANG BANG BANG BANG
Todas dispararon directo hacia él, forzándole a cerrar los ojos mientras su armadura parecía agrietarse más y más. Las balas le golpearon por completo; desde su cabeza hasta sus pies, y continuaron, la lluvia carmesí de la muerte persistía, al igual que el caballero. No caería, no podía, debía cortar a esta demonio sin importar qué.
"¡HRAAAAAGH!"
La boca de Nobunaga se abrió en dicha mientras ascendía a los cielos, yendo incluso más arriba de las nubes en un esfuerzo por evitar ser golpeada por el fuego; mientras más continuaba la batalla, más evidente era que Gawain ya había dejado de preocuparse por el hecho de que destruía la tierra de su Rey. Vio como la tierra se abría, como si hubiera un Volcán directamente bajo el reino de Arturia.
Vaya idiota…
La Daimyo cayó del cielo con espada en mano, empezando a disparar el arma que sostenía más y más, su mente estaba empezando a perderse mientras menos sangre le quedaba, pero de alguna manera, su cuerpo, su espíritu, se sentía más determinada y viva que nunca antes… aún no le decía aún no le decía aún no le decía—
Para cuando él se detuvo, estaba seguro de que casi el ochenta porciento de Camelot había sido reducido a la nada misma, sino es que más. Su mirada fue a los cielos, sintiendo como su oponente se dirigía hacia él con intención de embestirle a máxima fuerza y velocidad, enviar olas de fuego tras ella sería inútil, simplemente las esquivaría moviendo su cuerpo… por tanto, su única alternativa era que su espada chocara con la suya.
El agarre de Gawain en Galatine incrementó su fuerza mientras repelía las balas, ya había formulado un plan; chocaría espadas con Nobunaga y la empujaría hacia arriba, cortándola en dos, o si lograba repelerlo, la estrellaría contra el piso para luego acabarla.
"Vamos… vamos… estoy justo… "
Murmuró el hermano de Gareth, aún repeliendo la oleada de balas que Oda le disparaba. Podía oírla, riendo histérica conforme su espada parecía canalizar el pequeño control sobre el fuego que poseía, en un pobre esfuerzo por luchar contra su Galatine. Esta mocosa… ¿realmente creía ser digna de encarar el poder del Sol? No era nada más que una luciérnaga intentando compararse con una Supernova Explotando. Más cerca, más cerca, su puntería se hizo más precisa, pero continuó bloqueándolo todo sin esfuerzo.
Clink clink sonó, bang bang rugieron los cielos rojos conforme la ensangrentada figura de Oda Nobunaga, la Tonta de Owari, protectora de la humanidad al servicio de Chaldea, finalmente estaba cara a cara con Sir Gawain. Su ardiente mirada carmesí al igual que su rostro enfermizo terminó por chocar espada contra espada, contra el caballero de la Mesa Redonda.
"¡AQUÍ!"
Gritó, justo cuando el metal sonó y su Heshiriki se encontró con su Galatine, los párpados de Gawain se entrecerraron en victoria, preparándose para empujarla contra el piso para cortarla en dos o solo decapitarla… pero casi como si estuviera en cámara lenta, lo vio… el vacío blanco que era su sonrisa— ella… reía.
Clack
"¡¿QUÉ— ?!"
"Heh"
Justo detrás de ella salió todo un pelotón de mosquetes, por fin dándose cuenta… mientras caía, usaba su propio cuerpo para cubrir la larga fila de armas que invocaba mientras las arrastraba tras de su espalda, como si fuera un tren, Nobunaga siendo la locomotora y cada mosquete un vagón, escondidos detrás de ella por su figura.
Estaba tan enfocado en su cuerpo… que no los notó.
"¡TÚ—!"
"[Sanzen sekai]"
Lo que vino a continuación… solo podía ser descrito como un mar rojo. La mujer que trató de unificar Japón desapareció en el último segundo, antes de que su propio Fantasma Noble la golpeara, mientras los cimientos de lo que hacían el reino de Camelot empezaban a temblar, más de tres mil arcabuces todos apuntando hacia el hombre que peleaba con el sol, y el suelo debjo de él.
Los cielos y ahora la misma tierra sangraban de rojo mientras que Gawain sentía como su cuerpo empezaba a recibir todos y cada uno de los disparos, de todos los ángulos posibles. El piso se rompió, su cuerpo cargando consigo una bendición, un "Misterio" sin importar que tan débil fuera, seguía siendo un misterio. Era el hijo de Morgan Le Fae, la encarnación de todo el misterio de bretaña, y lo que es más, era un Servant. Todo ello en conjunto, le hacía un objetivo más que perfecto para la armería de Nobunaga.
Sus gritos de dolor aún mientras trataba de luchar y usar su Fantasma Noble no podían ser silenciados por las balas rojas, ello solo enfureció aún más a su maestra, pues la velocidad entre cada balazo disminuyó. El trató, realmente trató extender su brazo para alcanzar su espada y usar su técnica insignia en respuesta, pero no pudo. No cuando lentos pero seguros sus brazos eran destrozados, sus músculos, sus huesos, todo era destruido por el ataque inmisericordioso de la mujer de cabello azabache, flotando desde los cielos como si fuera un demonio mirando a una hormiga.
"¡HAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!"
Era inevitable, el que riera de tal modo. La Archer Demoníaca, como una maestra de orquesta, movía sus manos en completo control de su destino. La oscuridad devoraba y tragaba al mismo sol, hasta que… se detuvo. Nobu ya no rio más, y los temblores de "Three Line Formation" se detuvieron, junto a la lluvia de balas. La Daimyo aterrizó elegante en el piso, con su mirada fija en donde estaba el cadáver del caballero.
Desapareció en una nube de polvo dorado, mientras que el bello color azul del cielo y el amarillo sol volvían a brillar nuevamente, Oda Nobunaga suspiró aliviada. Su pecho, su cuerpo, todo dolía… pero seguía aquí. Estaba viva, victoriosa, pese a todo, a las dificultades, siempre, siempre prevalecía.
Porque ese era su deber como su Lord… y porque todavía no le había dicho sus sentimientos. No moriría… jamás. No hasta que reuniera la fuerza para decir aquellas tres palabras que, un día, él sabría.
Todos lo harían.
Se tropezó nada más dar dos pasos, luchando por mantenerse de pie, la Daimyo dejó salir un pequeño quejido; extendiendo su brazo casi cercenado hacia un muro cercano para intentar usarlo como soporte. ¿Se desvanecería? ¿desaparecería y se esparciría en el viento como el caballero del Sol, y los demás Servants?... no estaría mal, porque aún si sucediera sería reinvocada en Chaldea, ¿cierto? Le vería de nuevo, él estaría ahí para verla y ella estaría ahí para verlo, ese era su des—
"¡NOBBUUUUU!"
Ahí estaba... hablando del rey de roma. Aún en medio de una pelea tan importante, ese idiota, su tonto Sirviente/Master encontraba el tiempo suficiente para demostrarle que era un idiota aún más grande que ella. Los ojos cubiertos en sangre de Archer miraron hacia arriba mientras su figura aparecía, bajando las escaleras y gritando su nombre desde dentro del palacio, completamente exhausto, lastimado y con una expresión de puro horror tras ver el estado en el que se encontraba.
Dios, no podía evitarse.
Nobunaga rio por lo bajo tras contorsionar sus labios en una sonrisa resplandeciente, su pequeño cuerpo cayó en los brazos del hombre que la invocó nada más dos pasos hacia él. Fujimaru abrazó a su Lord tan fuerte como pudo, pero con cuidado, no importándole que al hacer eso manchara su uniforme con sangre… bueno, más de lo que ya estaba. Lo hizo. Ganó, y ellos también lo hicieron.
"Yo… gané… Ritsuka… ¿estás… feliz?"
Cuestionó mientras miraba hacia arriba, al bello azul cielo que eran sus ojos. La batalla entre Mashu Kyrielight, Bedivere, su Master y el Rey León todavía acontecía… o eso había pensado antes de verle. Aparentemente, sus combates terminaron al mismo tiempo, sino es que uno detrás del otro por un par de minutos. El moreno acarició su espalda, asintiendo ante su pregunta. Si, si lo estaba. Estaba orgulloso, feliz, y horrorizado al verla.
Casi… casi perdió un brazo completo, por el amor a dios. ¿Cómo podía sonreír tan plenamente en una situación como aquella?
"Hey… Master… "
Nada más bajar su cabeza para ver que quería… ella se puso de puntillas.
Chu~
Su corazón, que ya venía latiendo por la adrenalina casi sufrió un ataque en ese mismo instante. Aunque le quitó su castidad hacía mucho tiempo para ese punto, siempre encontraba una manera de tomarle por sorpresa. Los labios de Nobu tenían un sabor que, de algún modo siempre le hacía pensar en rosas, acompañados por el hecho de que estaban cubiertos de sangre, hizo todo mucho más… sexy, de un modo bizarro.
La fuerza superior de Archer jaló su cuerpo más cerca de ella, Cuarenta y Ocho eventualmente cerró los ojos, peleando contra su lengua mientras que sus manos se hundían en la larga melena oscura, era un Mana transfer extremadamente básico, pero uno igualmente disfrutable. Él lo necesitaba, ella lo necesitaba, ambos lo necesitaban. No solo el beso, sino sentir la presencia del otro.
Su aura.
El reafirmar… que en efecto estaban ahí, juntos.
Nada más romper el beso, el brazo de Nobbu finalmente comenzó a sanarse mientras ella sentía su spirit origin y cuerpo estabilizarse, le dejó ir. La hermana de Nobukatsu rio un poquito, encantada con la expresión tonta y sorprendida que hacía su amado. La "seriedad" de su humor aún no se había ido por completo, por lo que tomó la oportunidad para quitarle su sangre de los labios, evitando que Mashu sospechara algo.
Su relación, después de todo, seguía siendo secreta.
"¿Y bien?... ¿Estás hasta ahora orgulloso de la Servant que has invocado, Fujimaru Ritsuka?"
¿Cómo podría no estarlo? Era la verdadera pregunta que debió haber dicho. El Chaldeano fue jalado de su estupor tras ver su manto rojo materializarse para cubrir su cuerpo herido. Justo como en aquella ocasión cuando le preguntó si la demonio le comió la lengua, se veía igual de hermosa. Pero ya estaba acostumbrado a ese tipo de vistas… porque al final, su Lord era así de impresionante y extraordinaria.
"Por… ¡Por supuesto que lo estoy… Demon Archer-sama!"
.
.
-[Fragmento 3: Un último baile]-
Ambos pasaron por muchas cosas juntos en tan solo un año, pero era una de sus Servants más poderosas después de todo, ¿qué más podía esperar de la Rey demonio del sexto cielo? 2019 fue un año lleno de aventuras y revelaciones, a tal punto en el que Ritsuka no podía evitar mirarlo con nostalgia.
Primero estaba su pequeño encuentro con Chacha, Nobukatsu, el líder de Okita; Toshizo Hijikata, y el como Ritsuka terminó "traicionando" al Shinsengumi para aliarse con los Oda, no importando lo mucho que le doliera ver a Okita triste, eso era todo… encargarse de Chacha, su castillo, Hijikata y ese estúpido pilar demoniaco que pretendía ser su marido.
Fue tan tierno saber que en efecto tenía algo de debilidad por su hermano pese a toda su trágica historia, y… carajo, ver a Nobu actuar como una "tía" para Chacha era algo de lo que jamás podría cansarse. ¿Quién hubiera pensado que la toda poderosa Tonta de Owari podía ser tan tierna, cariñosa y protectora cuando se esforzaba en serlo?
Pero lo que realmente le impactó e hizo reír a partes iguales ese día, fue lo que dijo en el momento en que la pequeña Berserker de cabello castaño apareció por primera vez, momentos tras hacer su triunfal entrada y declarar su lealtad a Chaldea para salvar el planeta.
"¡Ah! Ahora Chacha también está aquí… si, si, al igual que yo es una ternurita, ¿no lo crees, Ritsuka? ¡Le daré un tour por Chaldea! Y tú, Master, ¡puedes liderar la fila y aprovechar de darme un tour a MÍ!"
¿… Era en serio? ¿su amada conquistadora era así de tontita? Tras casi dos años completos en Chaldea, aún no podía diferenciar los pasillos, llegar sola a la maldita cafetería, ¿o al cuarto de comando por si sola sin terminar en los almacenes? ¡Era insólito! Pero…
"No se puede evitar, ¿cierto?"
Simplemente lo acepto, y no había más respecto al tema. Y verano… oh, el verano. No importaba lo similares que fueran en apariencia Ishtar y su madre, como Gilgamesh usualmente diría; seguía siendo la misma diosa inútil. Su personalidad era en un 60 a 80% la diosa Mesopotámica, estaba seguro de ello, Ritsuka conocía las capacidades de su propia madre, y causar un desastre de esas proporciones no era algo que le recordara a la inigualable Rin Tohsaka.
Aun así se divirtió todo el tiempo, apoyando a su Rey Demonio en compañía de Mashu hasta el final, a ella y a Mysterious Heroine X, por cada valle, en cada momento, sin importar que viniera a por ellos. Ya fuesen Penthesilea, Artemisa, o hasta cuando terminaron atrapados en la prisión de Medb. Ritsuka era feliz, porque Nobu era feliz.
Eso y que… realmente tenía talento para el Rock. Esa guitarra suya y la forma en la que quemaba la maldita superficie le volvían loco, el agua apegándose a su chaqueta y su camiseta, o el como su tercera ascensión literalmente encendía su cabello negro en un rojo brillante como los cielos cuando usaba su Fantasma Noble—
Era vergonzoso admitirlo, pero pasó casi todo el maldito verano devorándola con la mirada, y Nobbu sabía que estaba volviéndolo loco. Era un masaje a su orgullo, a su ego, inflándoselo a niveles insondables. La hacía pelear más fuertemente, porque desde ese día de San Valentín donde se volvieron uno, había estado queriendo repetir las maravillas del Mana Transfer una vez más.
Esa noche en la prisión… le dijo sus sentimientos… más o menos.
.
.
CLINK CLINK CLANK CLANK
Todo el ambiente apestaba a sudor, ¿y como no? Todos los corredores, incluidas Mashu y él mismo estaban haciendo su mejor esfuerzo para cavar esos túneles bajo la prisión de Medb, y habían estado trabajando por día y medio, aún les faltaba mucho por terminar si lo que dijo Enkidu era cierto.
Aunque eso también representaba un problema para el último Master de la humanidad… No solo estaba rodeado de mujeres bellas; ahora también sudaban como si estuvieran bajo el maldito sol. Le recordaba bastante a su primer verano en esa isla desierta con Tamamo, Mashu, Mordred, Scathach y el resto. Ahora estaban aquí con él, con sus trajes de baño puestos, moviendo salvajemente sus cuerpos al picar para tener una oportunidad de huir.
Eso era precisamente el motivo por el cual descansaba contra una roca para beber algo de agua, sus manos dolían y dolían mucho tras agitar esa picota por tantas horas. Así fue hasta que… un pequeño golpe de dedos en su frente le hicieron mirar hacia arriba, tal como esperaba; ahí estaba ella, cubierta de sudor, con su cabello pegado a su frente, y su respiración pesada, aún con todo eso… la hermana de Nobukatsu se rehusaba a aminorar su carga, no descansaría hasta que fueran libres de este infierno.
No hasta que ganara esta carrera y le diera una paliza a esa zorra rosa por atraparla en este agujero, no descansaría… aunque su actual actuar era impulsado por algo más, no por su deseo por la victoria, más bien… el dolor de su corazón y ese extraño, punzante sentimiento que la invadían desde hacía unas horas.
"Hey… Ritsuka… ¿puedo sentarme contigo un momento?"
Cuestionó, con un tono que denotaba vergüenza y algo de pudor. Conforme pasaba el tiempo, la personalidad "masculina" y habladora de Nobunaga seguía prevaleciendo, si, por supuesto; era parte de ella, pero su encanto femenino también empezaba a hacerse presente, junto al hecho de que él era un hombre… La Rey demonio del Sexto cielo se volvió más… femenina, aunque solo un poquito, tras pasar por tanto juntos en tan poco tiempo.
La verdad era que… se sentía algo inferior, tras ver como de vez en cuando miraba a Mashu o a las demás mujeres con tetas grandes, como lo eran Raikou, Sanzang, Scheherazade, Frankenstein... los senos de Nobu no eran pequeños en absoluto, pero no era alta ni nada parecido, la morena se quitó su sombrero.
La conocía. La conocía demasiado como para darse cuenta de que algo la molestaba y bastante, la idea no le gustaba. Sus ojos no eran tan brillantes y energéticos como debían de serlo. Nobbu estaba… deprimida.
"Por supuesto. Me encantaría, Nobu. ¿Qué… qué sucede? ¿quieres algo de agua?"
Ofreció su botella a la ahora mujer clase Berserker, quien la rechazó gentilmente. No estaban seguros de que hora era, pero claramente no era de día. Estaba empezando a tener sueño, habían estado excavando por un largo rato para este punto, las comunicaciones con Chaldea estaban cortadas totalmente, de no ser por Mini-Ishtar, nadie estaría al tanto de su situación actual.
Ahora esto era algo… difícil y bochornoso. Hablar de sus sentimientos e inseguridades no era algo a lo que Nobu estuviera acostumbrada, pero ¿realmente había algo más al respecto? Solo era hablar. Abiertamente decirle como se sentía y… esperar una respuesta. Todos seguían trabajando, Mashu incluida, pero en el momento en el que alguien regresara de cavar su túnel, verían lo cercanos que estaban, solos, y los rumores se esparcirían como el fuego.
Al carajo con ello. Era la maldita Rey Demonio del Sexto cielo.
El iba a escucharla de un modo u otro. Era parte de su nueva naturaleza como Berserker, después de todo ahora tenía Madness Enhancement C.
"Master. Ritsuka. Necesitamos hablar."
Habló la Daimyo, empleando un tono serio y grave que le tomó por sorpresa, primero actuaba de una manera tierna y adorable… ¿y ahora se veía así de imponente? No amigable de "Manera Nobu", más bien irradiaba una energía que parecía decir "Escúchame", que le impactó. Fujimaru miró a su alrededor, Gorgon estaba durmiendo y el resto de los corredores aún cavaban túneles, Mashu incluida que decidió seguir, por tanto ambos estaban solos por un rato.
¿Y la verdad? La idea le gustaba.
"¿Sí? ¿Qué sucede? ¿Necesitas mana? No me importaría darte algo de sangre si—"
"No, no es eso, Ritsuka. Estoy bien— solo… este lugar. ¿Qué opinas de él? ¿qué opinas de todos nosotros?"
Habló la ojirroja, agitando su mano alrededor por un momento para referirse a todo lo que la rodeaba, su pregunta causó que una ceja se alzara en la cara de su Master. Bueno, nunca antes le habían arrestado a él o a su hermana mayor. Era una persona decente, así que para ser su primera experiencia en una prisión… no era tan mala. No estaba solo y recibía comida de vez en cuando, pero extrañaba el exterior, el viento, y el sentimiento de libertad, algo que no podía experimentar aún si salían al patio cuando Medb les daba permiso.
Ritsuka extrañaba el Sol. También a Chaldea, y el agua… la emoción de todo, de estar afuera libremente.
Esa hubiera sido su respuesta de no haber mirado sus ojos una vez más, y entonces lo comprendió. La forma en que Nobu le miraba, como una pequeña gota de sudor caía por su frente sin que le importara, esos dos enormes y brillantes rubíes que tenía como ojos, reflejaban su rostro perfectamente… pero había algo más detrás de su mirada.
Una especie de… luz, un resplandor que reconocía al instante. Desde su primer San Valentín juntos, donde ella le hizo suyo y él la hizo suya, algo cambió dentro de Lady Oda Nobunaga para mejor. Se veía más bella, feliz, brillante, su risa era más estridente, peleaba con mayor fervor, su defensa era impenetrable, y sus estrategias en el campo de batalla superaban con creces a las de Leónidas y Caesar combinados.
Cambiaba y mejoraba conforme pasaban los días… porque él la motivaba. Supo en ese instante que, en realidad, buscaba su aprobación. Su apoyo. Su corazón, su corazón femenino necesitaba ser mimado por el hombre que amaba para continuar, saber que solo se preocupaba por ella, que no necesitaba a nadie más, que— que él solamente la…
Realmente… era una idiota cabeza de aire.
Sus brazos rodeándola fue algo que no esperó. De haber estado totalmente solos, habría tomado también sus labios, pero no podía. No con todos ahí presentes, ni con Mashu estando tan cerca, primero necesitaba reunir el coraje para formalmente decir su relación y rechazar sus sentimientos, pues pese a todo lo que pasaron juntos, su corazón ya le pertenecía a la Daimyo. Siempre sería su amiga, su Kohai, si…
Pero Nobu era la mujer que él…
"No seas más tonta de lo que ya eres… solo porque mire a otras mujeres… solo hay una persona en este lugar que es la luz de mis ojos"
Susurró lo suficientemente bajo para que nadie pudiera notarlo. Su cabeza reposaba sobre su hombro mientras sus manos gentilmente subían y bajaban, acariciando aquel cabello sedoso que tenía. La antigua Servant clase Archer abrió los párpados conforme un tinte carmesí se esparcía por su cara. El abrazo de Ritsuka, tan cálido como apretado, le permitía sentir y oír su corazón latiendo. Esto también era difícil para él, pero era lo que ella necesitaba.
Y un buen sirviente siempre complacía a su Lord.
"No puedo evitarlo, Nobu… porque te amo a ti, y solo a ti."
Ahí estaba. Eso era lo que estaba buscando. Lo que amaba y adoraba tan desesperadamente. Nobunaga había probado la victoria en muchas ocasiones, pero nunca, jamás había triunfado en la guerra del amor, hasta conocer a este hombre. Era una guerra contra muchas mujeres que, desesperadamente anhelaban quitarle a su Sirviente, y no iba a permitirlo. Hasta ahora, su rival más fiera era la mismísima Shielder, Mashu Kyrielight… y por supuesto… aquellas que tenían un cuerpo más desarrollado que el de ella.
Pero oírle hablarle de esta manera, la forma en la que la sostenía… la forma en la que hacía que su corazón latiera tan fuertemente producto de la vergüenza y la emoción, y el como hacía que experimentara emociones tan diferentes; su Spirit Origin parecía cosquillear ante la idea de estar juntos…
Eso la hacía sentirse… tan bien.
"Kuh… Uwahahahaha~ Tonto~… más vale que te prepares, Master… Ritsuka."
Su comportamiento cambió completamente tras la recarga emocional que le proporcionó. Fujimaru vio a su amada novia secreta ponerse de pie, colocándose su sombrero y agarrando la picota que había descartado, ahora con su espíritu y fuerzas renovadas tras su declaración de amor, la hizo feliz, la reconfortó, la llamó hermosa, la hizo sentirse especial, todas cosas que necesitaba. Antes de darse cuenta, Nobu le sonrió, permitiéndole ver su bella dentadura.
Una sonrisa que solo ella podía producir.
"Cuando gane esta carrera… Voy a rockear tu mundo. UWAH HAH HAH HAH HAH HAH~"
La escuchó reír. Ese fue el final de su interacción, pues Berserker decidió agarrar su picota nuevamente, cargándola contra su hombro tras sus labios besarle la mejilla una última vez, yendo directamente al túnel que cavaba su compañera. Después de todo, tenía una carrera que ganar.
Ritsuka enrojeció tras ver al objeto de su admiración alejarse, permitiéndole ver su bella espalda, su pequeña silueta, su larga melena oscura y esas piernas desaparecer en la oscuridad, sin dejar rastro alguno, con una expresión de shock. ¿Hablaba… en serio? ¿iba a "rockearlo" a él tras su victoria?
Más bien… ya estaba como una roca tras esa promesa.
Ahora tenía algo que esperar, eso era un hecho. Todo el resto de la carrera continuó sonriendo, apoyando y gritando su nombre a todo lo que daba su garganta, ese era su deber como su Sirviente después de todo, estar ahí para apoyar a su Lord.
A su Lady Nobunaga.
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Eso fue todo 2019 para ambos. Mantuvo su promesa; Nobu y Mysterious Racer X ganaron la copa Ishtar, y luego de gastarse todo el dinero del premio en mercadería para su concierto al que nadie salvo él asistió, recibió una paliza verbal por parte de toda la pandilla Guda Guda hasta que salió el sol…
Solo entonces cumplió su parte del trato, y "rockeo" su mundo por casi dos días sin parar, salvo para comer y dormir brevemente antes de seguir. Ritsuka enrojecía cada vez que recordaba su corto, pero muy apasionado tiempo con su querida. Archer era en efecto la Rey Demonio del Sexto Cielo, sí… pero también era el maldito demonio del infierno carnal.
Quizás era amor, quizás es porque era ella pero jamás podía tener suficiente de su indomable pasión y la forma en la que le miraba y acariciaba, pese a su pequeña estatura, cuando se trataba de hacer el amor Oda Nobunaga era una completa bestia. El que quisiera ser acurrucada y acariciada por él tras terminar la faena, cada. Vez. Solo la hacía más adorable.
No obstante… todo lo bueno debía terminar, y ese fue el caso en 2021, cuando sintió como su corazón se hacía trizas dos años después, mucho tiempo habiendo pasado desde que los Lostbelts empezaron, y este no sería su primer "Baile" juntos.
El incidente que ellos llamaban… "Guda Guda Final Honnoji" donde conocieron a Nagao Kagetora, y su amada se separó en todas sus posibilidades por el vasto e infinito multiverso. Desde una versión masculina, hasta Kaiser, e incluso Berserker…
Hasta que llegaron a la batalla final con ese estúpido sacerdote, su servant: el demonio de Maxwell y aquel dios artificial que creó; Makuzu.
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"[¡Listo, finalmente estamos en línea! Hey Ritsuka, ¿están todos bien?]"
Cuando Ryouma, Izo y Oryou se fueron, las comunicaciones con Chaldea finalmente regresaron y con ello, los rostros de Sion y Da Vinci. Una sonrisa brillante apareció en el rostro de Mashu y el suyo, no habían sido capaces de hablar por un largo rato, y tras todo lo que había pasado, necesitaban escuchar la locura que acababan de—
La expresión ensombrecida de Sion le detuvo. Algo no estaba bien, lo sentía. Lo sabía. Discretamente, sus ojos fueron desde la mujer de cabello morado hasta la servant clase Rider, ni siquiera Da Vinci se veía feliz. ¿Qué diantres pasaba ahora? Las cosas no podían estar tan mal, ¿verdad?
"[Me temo que no traemos buenas noticias. La singularidad de esa simulación está volviéndose loca; como van las cosas, los pseudo-espíritus de esa caja podrían crecer tanto que chocarían con el mundo real, causando una explosión enorme, y sería el final para todos nosotros. Tal vez el Wandering Sea pueda sobrevivir, pero no lo hará la base de Chaldea.]"
Un escalofrío le recorrió la columna ante la idea. La estudiante del instituto Atlas, claramente tenía más miedo de su propia afirmación. Fue Mashu la que terminó vociferando sus pensamientos, porque esto en verdad no tenía sentido. ¿Cómo? ¿por qué? Después de todo lo que pasaron, ¿qué más tenían que hacer para regresar a casa sanos y salvos?
"¿P-pero ¿cómo es eso posible? ¡Creía que el demonio de Maxwell y el Santo grial que causaban esta singularidad se habían ido!"
"[Me temo que no es tan simple. Parece ser que esas no eran las únicas cosas que crearon y sostenían esta singularidad. Por lo que he logrado discernir, es porque una enorme anormalidad tomó lugar en el año 1582]"
Y entonces hizo click. Como tantas veces, su mente racionalizó al instante lo que quería decir… y su corazón fue a parar al fondo de su estómago. Ritsuka tenía miedo. Tenía un horrible sabor de boca; sabía que algo no estaba bien… y ahora sabía qué. Aunque no quisiera admitirlo.
Después de todo… ese era el año en el que Honnoji ardió.
"¿Entonces es eso… ? Para que esta singularidad desaparezca… yo debo desaparecer con ella… ¿cierto?~"
Casi fue como si su corazón hubiera sido perforado por una espada en el momento en el que vio a Da Vinci asentir. El que Nobu sonriera con tanto entusiasmo ante la idea de perecer y dejar de ser un espíritu heroico, hizo de todo aún más doloroso. Los ojos de Kyrielight se abrieron ante la idea, mientras que Hijikata simplemente se mofaba, si bien había terminado por aceptar a Nobu como parte de la llamada "Pandilla Guda Guda", no podía importarle menos.
Eran espíritus heroicos, sombras del pasado, luchando contra Singularidades y Lostbelts para proteger el planeta y la historia Pan-humana. No había nada más salvo eso, y si tenía que desaparecer en el vacío por la eternidad para proteger el mundo, que así sea. Okita, por su lado, tenía el corazón más roto que su capitán.
"Supongo que eso significa que este es el adiós. Pero hey, no se preocupen por ello. Viendo que soy una mezcla de muchos Nobunagas diferentes, todos ellos enlazados a esta singularidad… me percaté de que mi existencia no duraría mucho más hacía un largo rato"
No… no… nonononono
Basta. Basta. Basta. Basta. El Master cuarenta y ocho dio un paso al frente, su cuerpo ya no importándole el calor a su alrededor ni registrando como todo parecía estarse quemando hasta las cenizas. No podía hacerle esto, no tras tantos años. No después de tantas experiencias, batallas, ¿cómo? ¿por qué? Los ojos escarlatas de Avenger reposaron sobre la cara de su amado, y su expresión cambió a una de felicidad, a seriedad.
El pobre bastardo… el pobre bastardo de su amante.
Luego de tanto, le conocía como la palma de su mano. La forma en la que movía sus dedos en un inútil intento por calmarse, o como su respiración se hacía más pesada. ¿No eran esos los primeros síntomas de un ataque de pánico? Probablemente, si. Aunque no se lo pidió, sabía lo que quería decirle. Si desaparecía, ¿Qué sucedería con su spirit origin, registrado en el maletín?
La Archer Demoníaca que fue invocada en esta línea temporal junto a Sakura Saber durante el año 2017, también era parte de ella, o más bien: tras matar a la Rey Demonio Nobunaga original, Nobunaga Archer Demoníaca se volvió la mismísima Avenger de cabello rojo. La respuesta era simple… y difícil de aceptar.
Ella también se iría.
"Hey… no me mires con esos ojos llorosos. Ya morí en Honnoji una vez. Históricamente hablando… se supone que desaparezca aquí. Si me mantuviera con vida, este lugar se convertiría en uno de esos… Hm… ¿cómo era que se llamaban… ?"
Conforme empezaba a meditar, ya no importándole lo que pudieran pesar o decir los demás, la mujer alta extendió su mano para tocar el rostro del humano, tomándole por sorpresa. Se avergonzó conforme la mano de su Ama le jalaba directamente a su pecho, ya habían anunciado formalmente su relación tiempo tras Okita Alter y Ryouma unirse a ellos. El moreno abrió los ojos tras mirar hacia arriba, mientras Nobu seguía perdida en sus propios pensamientos, con la mirada fija en él.
Esa aura… su mirada tan ardiente… eran idénticas. Idénticas a aquella galante figura que vio protegiéndole de esa Mini-nobbu. La misma hermosa figura de la que se enamoró, con solo una mirada.
Solo una mirada bastó para sellar su destino…
Conforme los ojos color zafiro contrastaban con los rubí, finalmente chasqueó los dedos. ¡Eso es, eso es! Su hermosa expresión llena de amor y tristeza la ayudó a recordar la palabra.
"¡Oh, cierto! Losbelts. Este lugar de seguro se transformaría en un Lostbelt… No, espera, ¡lo tengo! En este caso, ¡probablemente sería un Nobbelt! HAHAHAHAHAHA!"
¿Cómo podía reírse en un momento como este? ¿Cómo podía hablar tan… despreocupadamente ante el hecho de que su historia juntos terminaría justo aquí, justo ahora? ¿Después de todo lo que pasaron juntos tras su encuentro predestinado en 2017, simplemente iba a… dejarlo ir como si nada? Dolía. Dolía.
Dolía. Mucho.
"¡¿Qué es tan gracioso?! ¿¡No lo entiendes!? Si desapareces ahora, ¡nunca volverás a ver a Master!"
Escuchar a Sakura Saber, su autoproclamada Rival abiertamente hablarle sobre su relación como si no fuera la gran cosa fue lo que rebasó el vaso. Los brazos de Nobbu le apretaron más fuertemente, la miembro del Shinsengumi no tenía idea del efecto que causaron sus palabras. La forma en la que los dedos de la Rey Demonio acariciaban la nuca de su Master, tan cariñosa y lentamente… tan… posesivamente.
Ni tampoco se percató de como su aura parecía haberse vuelto más pesada y densa… más hostil.
Como si alguna vez ella pudiera… siquiera… entender por lo que pasaba ahora mismo.
"Y hablando de eso, ¿¡quién te crees para actuar como el tipo de persona que no le importa morir!? ¿Dónde está la estúpida Nobbu que estaría volviéndose loca, gritando sobre no querer morir en un momento como este? ¡¿QUÉ PASA CONTIGO?!"
Conforme sus gritos continuaban con una intensidad similar a una maldición, Okita Souji logró tocar y tirar de los hilos en los corazones no solo de Nobunaga la Rey Demonio, sino del propio Hijikata, Da Vinci, Sion y Mashu. La Avenger de cabello rojo tenía su rostro ensombrecido, producto de los largos mechones que cubrían su frente y uno de sus ojos.
Okita… no, Sakura saber realmente estaba poniéndola de los nervios. Hablándole como si todavía fuera la misma persona, o como si supiera algo sobre el funcionamiento de su corazón. Como si supiera quien realmente era Oda Nobunaga; quien alguna vez fue durante la Guerra del Santo Grial, y quien era tras toda su estancia en Chaldea, ambas eran ella sí… pero carecía de perspectiva.
Carecía de su mentalidad, o de su manera de pensar… era eso, o simplemente no quería entenderla.
Honestamente, Nobbu se moría de ganas de convertir a la Servant clase Saber en cenizas ahí mismo… lo habría hecho de no ser porque sentía como él se movía entre sus brazos, mirando hacia arriba al infierno mientras ella miraba hacia abajo, a esos ojos celestiales de un simplón del siglo veintiuno, que únicamente deseaba vivir.
Su ira disminuyó hasta desaparecer en ese momento… y recordó el motivo del porque estaba luchando, por qué había luchado por tanto tiempo, y del por qué estaba dispuesta a desaparecer en el vacío para no volver nunca más.
Él.
Es por eso que solo… rio. Como siempre lo hacía, porque este final, este destino, la separación de sus caminos… no podía evitarse ni evadirse.
"¡ ...Hahahahahaha! Lo siento, lo siento. Es solo que jamás esperé escuchar algo así de ti, Okita. Supongo que la versión de mí en Chaldea realmente debió sentirse como en casa. Pero ya no soy ella."
Esa última declaración salió de su boca con el poder de una bomba. Era fría, cruel, carente de cualquier tipo de consideración por los sentimientos de sus amigos, sus compañeros… o los de él. Pero era necesario para dejar en claro su punto. Necesitaban irse, y dejarla atrás.
¿No estaba acostumbrado ya a perder gente tras todos estos años? Ella no debía de ser un caso muy diferente.
Okita lo aceptó. Hijikata lo aceptó. Oryou y Ryouma lo aceptaron. Mientras Nobunaga retrocedía tras dejarlo ir, colocando distancia entre Kyrielight, Fujimaru y los hologramas de Da Vinci y Sion, para dejar en claro que se quedaría aquí con Mitsuhide, Mori y Shibata. ¿Qué más podía decirse… ? nada de lo que hiciera harían a Nobunaga regresar con él, juntos a Chaldea.
No solo pondría en riesgo a todo el mundo y a la historia Pan-humana en su totalidad… también a Chaldea y todos los demás.
"Lady Nobunaga… Nobbu, Yo— "
Murmuró mientras su cuerpo poco a poco empezaba a desaparecer junto a Mashu. Estaban siendo transportados de regreso a su mundo, dejando a este para que se derrumbara en la nada eternamente. Avenger alzó sus cejas, impacientemente esperando a que terminara de hablar. Fuera lo que fuera que fuese a decir, ella le escucharía…
Y Ritsuka sabía… que su Lord mantendría su promesa, pese a todo; protegiéndole como siempre lo hizo… porque aún esperaba el día en el que le dijera abiertamente esas palabras que había anhelado escuchar desde esa noche.
"¡ESTARÉ ESPERANDO POR TI!"
…
Pfft…
Siempre, siempre, siempre encontraba una manera de hacerla reír. ¿Qué fue eso? ¿No era este el momento perfecto para anunciarle a Mashu, Leonardo, Holmes y Sion ahora que estaban escuchando, que eran una pareja? Carajo, hasta ese idiota de Mitsuhide y Shibata estaban aquí junto a Nagayoshi, más bien, era impresionante que Ritsuka todavía no tuviera las bolas y el valor para decir en voz alta que la amaba.
Pero estaba bien. Precisamente por eso lo amaba.
Siempre lo hizo… y siempre lo haría.
"HAHAHAHAHA~ ¡Oh sí! ¡Ni creas que te librarás de mi tan fácilmente! ¡Prepárate, Fujimaru Ritsuka! ¡La próxima vez que nos veamos, iré por tu mundo!"
Eso fue todo lo que podían hacer. Todo lo que harían, como Master y Servant; Sirviente y Lord fueron a por las manos del otro. Los dedos de Nobbu se entrelazaron con los de Ritsuka por un breve instante, disfrutó de cada segundo… hasta que se fue. Lo último que vio, lo último que alguna vez vería de ella…
Sería esa sonrisa. Y esos hermosos, hermosos rubíes demoníacos mirándole desde arriba.
.
.
Una semana. Solo tomó una semana para que todo su dramatismo y demás se fueran al traste. Si, admitía que estaba tremendamente triste todo lo que duró su ausencia, también Okita. Los Servants, Mashu especialmente, podían darse cuenta de que él no estaba siendo "si mismo" totalmente tras que Nobunaga se fuera directo al infierno.
Siete días de luto era muy poco tiempo para decirle adiós a la mujer de la que se enamoró, a la persona que había estado con él desde el comienzo junto a Shielder, por supuesto. Sabían eso, y… más que probable… Mashu finalmente se había dado cuenta de que su corazón pertenecía a la Archer de cabello negro.
Eso era hasta que… ella simplemente salió de la nada causando un alboroto como usualmente lo hacía, "al estilo Nobbu". Oda Nobunaga era ese tipo de mujer. La Tonta de Owari. Demon Archer. La única unificadora de toda Japón.
Su Lord.
Como ella siempre decía… mientras sus manos se entrelazaban con las suyas una vez más, Fujimaru Ritsuka miró esos bellos ojos rojos de su media naranja nuevamente, mientras que Mori continuaba peleando contra Hijikata, causando un desastre en toda la cafetería y Mashu preparaba el almuerzo con Emiya, Tamamo, Beni y Boudica, para él… lo único que importaba era su presencia.
No puedo evitar… enamorarme de ti…
.
.
Su destino había sido sellado hacía mucho, mucho tiempo, se dio cuenta de ello cuando miraba a los mismos ojos color escarlata la mañana del Día de San Valentín. Lo primero que vio tras abrir los ojos fue su cuarto en el Wandering Sea… que había sido transformado en una réplica exacta de Honnoji… ¿o era el mismísimo infierno? Daba igual.
Esto era lo que causó la Rey Demonio por su carencia de conocimientos en la cocina. Abrió un portal a otra dimensión o algo por el estilo… en medio de su maldita habitación, al tratar de cocinarle algo de chocolate.
Estando desnuda.
"Heh heh heh heh… ~ realmente… este tipo de cosas no se me dan bien en absoluto… ¿no estás de acuerdo, Master de Chaldea?"
Su presencia, imponente y alta como siempre. Su rostro, estoico y carente de toda emoción como solía pasar con su contraparte de pelo negro más joven cada vez que ese humor se hacía presente. Si, Nobbu hoy en día era mucho más expresiva y amable, siempre lo había sido, pero no podía decir lo mismo de su contraparte Rey Demonio. Encarnaba y abrazaba todo lo que la hacía ser la "Rey demoino del Sexto cielo", todo sobre la unificadora de Japón, y de una mujer que peleó en el periodo de los Reinos combatientes.
Era una verdadera demonio, pese a su apariencia, nombre y voz.
Tras tantos meses, todavía no sabía como debía comportarse frente a ella. La belleza de cabello rojo ladeo la cabeza a la derecha ligeramente, conteniendo sus ansias de reír tras ver a su amado. Pobre cosita, ¿realmente era tan intimidante comprada con su yo más joven e infantil?
"E-e-entonces… ¿qué sucedió con el chocolate que usted cocinaba… Maou-sama?"
Preguntó con una voz temblorosa mientras las ascuas y el viento removían su cabello y capa ligeramente, permitiéndole tener una… muy buena y detallada vista a la perfecta piel de porcelana de la Daimyo, y lo que escondía bajo la tela roja. Avenger no pareció importarle tanto el hecho de que lo hiciera, tenía todas las memorias de su yo original, Ritsuka no debería de estar avergonzado, era solo carne después de todo.
Lo que es más, ya le había hecho el amor incontables veces.
"Hm… Ah… supongo que solo sobrevivió un poquito. Oh, ya sé. Tú. Acércate más."
Demandó, tomándole por sorpresa mientras el fuego alrededor del par empezaba a arder más brillante y caliente que antes. ¿Cerca? ¿más cerca? Ritsuka no era bajo en absoluto, medía un metro setenta después de todo, pero Nobbu medía un metro ochenta. Así que… comparado con ella, era un enano. No podía evitar obedecerla.
Dos pasos. Solo dos, no más, ni menos. Enojó a la Rey demonio, ¿estaba burlándose de ella? ¿riéndose de su persona? No podía permitirlo. Pese a no ser su versión juvenil, seguía siendo la orgullosa enemiga de Buda, y todo el misticismo.
"Cerca… un poco más cerca, Ritsuka…"
Su voz tenía un tono suave, amenazador e… invitador. Casi como la canción de una sirena, llevándolo directo a las mandíbulas de la muerte. El Chaldeano dejó salir un suspiro, que le dejó darse cuenta de lo pesada de su respiración conforme más se acercaba a su Ama. Eventualmente, Nobunaga alzó su brazo derecho para abrazarle, jalándole hacia ella contra su voluntad.
"¡G-gkh… !"
El sentimiento de carne cálida golpeándole el rostro mientras su sangre iba a sus mejillas le hizo sentirse desesperadamente indefenso. Oda se aseguró de que su rostro reposara sobre sus pechos, senos tan grandes que ahora rivalizaban con los de Minamoto no Raikou y la gobernante de Camelot. Ritsuka sentía como la capa de Nobbu se cerraba alrededor de ambos, mientras ella seguía mirándole.
Que… peculiar…
Jamás podría aburrirse de sus reacciones. Mientras su mano izquierda continuaba acariciando su espalda y manteniéndole aprisionado contra ella, la Avenger levantó su brazo derecho, sosteniendo entre sus dedos una pequeña pero simple figura de un cuadrado, hecho de chocolate. Su cuerpo tembló ante la suave piel desnuda de la mujer, sus ojos yendo incansables de su rostro a la mano femenina, tratando de ocultar el hecho de que tenía una tienda en los pantalones, y de que estaba frotándola contra su estómago por la cercanía.
Nobunaga, por supuesto, no podría importarle menos aún si lo intentara.
"Ahora abre la boca… te lo daré con la mano."
Habló, lentamente moviéndola en dirección a su rostro con los movimientos de una serpiente. Los párpados del muchacho temblaron mientras su mandíbula se abría, obediente cual cachorro… fue ahí cuando Nobunaga se detuvo. Como había pasado tantas veces anteriormente, las sombras provocadas por su cabello devoraron su rostro, dejando nada de lo que sería el rostro de una mujer en sus treintas.
Este humano…
El maldito idiota confiaba tanto en ella. Ese Master estúpido que tenía… el idiota estúpido que tenía por amante. No conocía nada mejor, pero… mientras el fuego se acercaba más y más al par, los ojos de Nobbu se enfocaban más y más en él. Cuanta hombría en el campo de batalla, un espíritu indomable, sus memorias eran ciertas en efecto, lo había vislumbrado una y otra vez, ella y tantos otros… pero su corazón, aunque igual de fuerte, era blando y suave.
Precisamente porque confiaba en ella, y aquellos que amaba. Ritsuka se derretía como el chocolate en su horno, cada vez que estaba en sus brazos o los de su contraparte de pelo negro, porque la amaba. Creía que ella no representaba peligro alguno para él… nunca lo había sido. Y esos labios… esos labios suyos…
Hacían a su corazón latir con poder y deseo.
"Estos labios tuyos… Son tan…"
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Cuarenta y Ocho tras escuchar su voz, abriendo los ojos para ver y sentir como el pulgar de la Daimyo se presionaba contra la comisura de sus labios, para luego recorrerlos mientras ella soltaba un muy largo y pesado suspiro. Su aliento golpeó su rostro con fuerza, ¿acaso había… fue ese un gemido… ? Sin que lo supiera, Avenger admiraba al humano que sostenía entre sus brazos cual tesoro.
Sus ojos azules, tan llenos de cuidado y amor, de calidez… eran todo lo que necesitaba para tomar una elección.
La forma en la que lamiraba… era tan única.
"Cambié de parecer… He decido devorarte a ti"
Conforme los últimos restos del chocolate que con tanto cariño creó se quemaban en su mano, ahora el cuerpo de Ritsuka Fujimaru era sostenido por las dos manos de la Rey Demonio Nobunaga: sus pulgares se presionaban contra sus mejillas, acariciándolas y tocándolas con un cuidado y delicadeza tal, que parecía estarle tratando como un gatito.
Eso… ¿qué trataba de—
Oh… oh no—
Habían múltiples maneras en las que un Servant podía alimentarse de un Mago para restaurar su mana. El acto sexual, sangre, sudor, y semen eran los más comunes. Ritsuka usualmente hacía eso; extraía sangre de si mismo regularmente en la enfermería para que sus amigos la bebieran y tuvieran poder suficiente en caso de ser necesitados, después de todo los reactores de Chaldea, y ahora los del Wandering Sea, no eran perfectos ni infalibles.
Pero había otra manera… la única manera en la que un Servant podía consumir a un Mago, a un humano, o en este caso a su propio Master… la fuente más pura de Mana disponible era…
El alma.
¿Qué pasaría?, se preguntó a si mismo mientras veía los rosados y perfectos labios de la mujer curvarse en una sonrisa. Sus dedos apretaron su rostro más fuertemente, para asegurarse de que no tuviera forma alguna de escapar, como un lobo preparándose para consumir a su presa, ¿qué sería de él? ¿dejaría de existir? ¿se volvería parte de Nobbu?
"No… no debemos… "
Replicó el Master, haciendo reír a la fémina. Como si pudiera hacer algo para evitarlo. Ya había tomado su decisión, iba a comérselo y asimilarlo. Su alma se volvería parte de su Spirit Origin, una parte de su Saint Graph, porque si tenía que ser sincera… ella era yo más joven casi tanto como esa mocosa era ella.
Y Nobbu había estado sintiendo su corazón "vacío" por un largo, largo, muy largo tiempo.
"Hey… no entres en pánico. Si realmente eres mi Master, deberías comportarte de manera calmada y tranquila a cada momento… Hmmm~ Bien… justo así… ahora quédate quieto"
Por alguna razón empezó a sentirse cansado. Ritsuka trató de resistirse, de verdad. Parte de él estaba asustado, aterrado, mientras su mente trataba de conjurar respuestas sobre que le sucedería. ¿Qué le sucedería tras ella cumplir su cometido? El cuerpo de Nobbu era caliente. La ardiente escena alrededor de ambos parecía finalmente empezar a consumir lo poco que quedaba de su cuarto, junto al resto del Wandering Sea, Chaldea y la tierra blanqueada.
Solo quedaban ellos dos.
Nadie vendría a rescatarlo. Nadie le salvaría de este destino. Nadie vendría a salvarlo… mientras sentía el deseo de apretarse más contra ella, de ocultarse de todo en su infinito escote y nunca separarse, la oscuridad comenzó a tragarse su conciencia. Nobunaga, por su lado, se relamió los labios.
Esto sería… un verdadero festín.
"Hehe… ven… cae en mis garras y vuélvete uno conmigo… mi querido y frágil humano…"
.
.
Conforme sus labios sorbían gentilmente de su cáliz, la contraparte morena y más joven de la Rey demonio reposaba su cuerpo contra un sofá, dentro del cuarto de su versión adulta, mucho más decorado de manera "infernal" comparado con su propia recámara. Era la tarde del Día de San Valentín, y Ritsuka muy probablemente ya estaba haciéndose cargo de sus deberes como Master, recibiendo chocolates de amistad y confesiones de otras mujeres que le amaban.
Nobbu había sido la primera en darle su regalo y un beso, obviamente… pero las cosas pudieron haber terminado muchísimo peor de no haber despertado en el último segundo para prevenir una tragedia. Muy evidentemente… su versión adulta no estaba feliz en absoluto, muy por al contrario. La belleza de cabello carmesí, estando desnuda en su trono y fumando su cigarro usando una boquilla, el aura que la rodeaba era amenazadora.
Esta niña… realmente, realmente la ponía de los nervios.
Habían estado jugando Xiangqi en silencio desde hacía un par de horas, hasta el momento, seguían empatadas. Conforme dejaba salir el humo, Nobunaga miró a Nobbu, ambas tenían la misma expresión desafiante en sus ojos. Aunque la pelinegra estaba claramente siendo amenazada, no se dejaba amedrentar por su otra yo.
"Hm… tengo que decirlo; has pasado mucho tiempo yéndote por las ramas… realmente hiciste un gran alboroto para terminar dándole unos Caquis secos"
Su tono era condescendiente, casi como si quisiera reírse. Pero la Rey Demonio Nobunaga nunca reía para burlarse de sus enemigos o rivales, no. Reía cuando humillaba y pisoteaba de manera aplastante, pero nunca para provocar. Sus palabras si tuvieron un gran efecto en su contraparte juvenil, causando que el rostro de Nobbu se oscureciera, mientras dos puntos negros le devolvían la mirada cual perro listo para atacar.
¿Cómo se atrevía… ? al menos ella intentó y efectivamente le dio un regalo a Ritsuka por este día tan especial. Algo mucho mejor que intentar devorar su alma y asimilarlo como si fuera cualquier tipo de perra traidora, ¿acaso no consideró los efectos de sus acciones? Su muerte sería el fin de todo el maldito mundo, de toda la humanidad, y la victoria de la Alien god y los restos de los Crypters.
Eso no podía ser permitido, después de todo, Nobunaga genuinamente no quería que la humanidad se extinguiera. Todavía tenían un deber que cumplir.
"Silencio… no quiero escuchar eso de ti."
Replicó mientras uno de sus arcabuces empezaba a manifestarte justo debajo de su mentón. Solo un movimiento, y toda la cabeza de su versión de treinta años sería convertida en carne molida. La desnuda mujer mayor pareció sonreír, mientras lo mismo sucedía detrás de Nobbu; en este caso su arma siendo el rifle de cuatro cañones que ella creó, específicamente para si misma y que le permitía a su contraparte masculina; Kippoushi, el utilizar.
Eventualmente… fue Nobbu quien terminó rompiendo el silencio, sonriendo mientras el ambiente se volvía más pesado.
"Quizás… realmente deberíamos asimilarlo"
… Su mirada se hizo roja. Por primera vez, los labios de la Rey Demonio empezaron a moverse, hasta volverse una sonrisa. Una vacía de cualquier contemplación, esperanza, luz o cualquier cosa similar. Ella era un monstruo. Una Demonio. Alguna vez "Demon Archer" ahora "Demon Avenger", ambas sabían lo que querían. Eran la misma persona, después de todo, y con cada día que pasaba, el hambre y el vacío de su corazón aumentaban más y más, siendo menos racionales, y su apetito se volvía más y más complicado de controlar.
No era una pregunta.
"… Sucederá… tarde o temprano"
Habló, y la hermana de Nobukatsu no pudo contener su sonrisa. Cuando llegara el momento, una vez todo estuviera resuelto, tras salvar este mundo y que se aseguraran de que el destino de la humanidad fuera el continuar hasta el fin de los tiempos, su mayor deseo, su más grande anhelo… sería cumplido.
Ritsuka Fujimaru, el hombre que ellas… el hombre que ella amaba desde el fondo de su corazón, se volvería parte de ella, lo quisiera o no. Y gozaría cada segundo del proceso, consumir un alma para un Servant podía ser algo muy rápido… o muy lento. Y ambas tenían toda la intención del mundo en gozarlo cuando sucediera.
Todo lo que necesitaba… era paciencia.
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-[Epílogo: Tú y Yo, Yo y Tú]-
"Relájate… mi amor… todo terminará pronto"
Eso fue lo último que escuchó, y luego… no había nada. Ni el paraíso, ni el infierno. Solo la oscuridad. Ritsuka siempre esperó que su alma quedara a cargo de Eresh, que fuera directo a Avalon, al Enma-Tei, o que incluso intervinieran las Valquirias o el trono de héroes por todos los logros que tuvo en su vida como un Master de Chaldea, pero en su lugar… estaba el vacío.
Vivió una larga, larga vida para estándares humanos, eso si… murió a la edad de 98, habiendo tenido la alegría de ser un bisabuelo, aunque no pudo ver a los hijos de sus nietos el volverse adultos, estaba más que feliz y satisfecho.
Eso… y el hecho de que murió con la mujer que amaba. Si su destino era pasar el resto de la eternidad en este negro e infinito vacío… no era nada malo la verdad, no tendría queja alguna.
"Despierta… Ritsuka… te estoy hablando… Oi"
Eso fue hasta que lo sintió; una calidez en su pecho. Una voz familiar le llamaba, junto a la sensación inconfundible de la… paz. Primero movió sus dedos, uno a uno, hasta que cerró el puño. Luego su nariz, ligeramente molesto ante la idea de despertar, casi contuvo un estornudo. Y por último, sus párpados. La soledad eventualmente se convirtió en un recuerdo vago para él.
Que cálido… que suave… que… familiar…
Pensó, incapaz de contener la sonrisa que le apareció en la cara. El abrir los ojos fue una tarea laboriosa como uno esperaría, pero luchó contra el cansancio de igual modo. Solo entonces se percató de que… había estado soñando. Era eso, o había estado atrapado en su propio subconsciente. Lo que le dio la bienvenida era la tela verde del pijama de su esposa, y por supuesto, sus tetas.
Se sentía como un hombre joven otra vez, poco tiempo tras haberse retirado de sus deberes como Master… y ahí estaba ella. En toda su gloria post-reencarnación, de regreso a su juventud, a su prime, su Ama… su Archer-sama… su Esposa…
"¿Nobbu… ?"
El escuchar y verla nuevamente era como un sueño. Memorias regresaron a toda velocidad; su lucha terminó. Sus conflictos terminaron. Su guerra contra los Lostbelts y la Alien God acabaron, y Ritsuka era verdaderamente libre de elegir la vida que quería. Solo uno de los cientos de Griales que Chaldea tenía fue usado para reencarnar a la única e inigualable Oda Nobunaga, como propuesta de matrimonio.
Y pasaron el resto de sus vidas viviendo en Fuyuki tras su hermana ser despertada de su cápsula. Obviamente… Nobbu no sabía nada sobre el arte de cocinar, así que el acostumbrarse a amasar y trabajar en la repostería de sus sueños fue un verdadero reto para ella, por más de diez años, pero en el onceavo, finalmente comenzó a aprender, y terminaron pasando el resto de sus días en paz.
Eso fue hasta que… decidió cumplir su promesa.
"Si, soy yo Ritsuka… He estado esperando a que despiertes por unas cuantas décadas… realmente sabes como hacer esperar a una mujer"
Se tragó su alma. Aún tras ser reencarnada en una mujer humana, Oda Nobunaga alguna vez fue una Servant. Por lo tanto… en el último día de sus vidas mortales, le asimiló dentro de ella. Lo que no podía entender del todo era… ¿qué sucedía? Su cuerpo se levantó de la cama, notando como no estaban en su cuarto en el segundo piso de su hogar. Las ventanas y el interior tenían un diseño Japonés, si…
Pero era antiguo. Extremadamente antiguo.
Nobunaga Fujimaru también se alzó desde el Futón en el que estaba, sus brazos rodearon los hombros de su esposo, jalándolo hacia su pecho izquierdo. Ritsuka correspondió el abrazo; mientras la Daimyo alzaba uno de sus dedos, causando que la puerta se abriera, revelando el exterior. Era un campo aparentemente infinito, con montañas y un pequeño lago, hasta podía oír algunos animales.
Le recordaba a una pintura… o al mundo interno de Koyanskaya, el Santuario de Tunguska.
"¿Nobbu? ¿Qué… es este lugar?"
Cuestionó el antiguo Chaldeano, entrelazando sus manos con su esposa para luego sentarse en una banca cercana. Aún estaba tratando de acostumbrarse a su cuerpo joven, muchos de sus sentidos que se habían deteriorado con el paso de los años al envejecer, habían regresado; su oído, la carencia de dolor en su espalda, y por supuesto, sus manos ya no temblaban. Había vuelto al inicio de sus veintes, cuando los Lostbelts aún empezaban.
La pelirroja se mofó un poco, vestida con un bello kimono rojo mientras que su marido tenía uno negro, su Master… su esposo… su cariño, siempre sería el mismo idiota de siempre, pero esa era una de las razones por las cuales le amaba tanto. Eran el mismo tipo de persona, como dijo alguna vez; humanos, servants, Masters y magos… nada de eso importaba.
"Esto es… mi mundo interno. O, bueno… es en lo que se convirtió luego de vivir una vida pacífica a tu lado, Ritsuka. Antes, como una Servant… este lugar solía ser Honnoji, eternamente en llamas, como esperarías: mi Spirit Origin se transformó en el de un Avenger luego del incidente con la diosa de la guerra de Echigo, y nuestras batallas contra mis otros yo."
Explicó la Rey Demonio, lenta pero segura conforme se explicaba a si misma, las piezas cayeron en su lugar. Su mundo interno… esencialmente eso significaba que esta era el alma de Lady Nobunaga, ella pareció notar lo que pensaba. Mientras su mano se extendía para acariciarle, un tinte rojo se esparció por su cara. Habiendo vivido toda su vida con la mujer de cabello negro, quien conforme pasaban los años se convirtió en su versión pelirroja… con todo eso en cuenta, seguía sin poder acostumbrarse a su belleza.
A su aura tan sexy y seductora.
Si esto era su alma… entonces—
"Sí. Esto es lo que pasa cuando un alma es consumida por un Servant, mi querido y amado ExMaster. Eres parte de mí. Has sido asimilado por la Rey demonio del sexto cielo. Puedes sentirte orgulloso de eso."
Dijo sin más, una de sus manos apegándole más a ella. El escenario era precioso, y tenía ganas de salir a caminar. Este mundo estaba hecho por sus propios pensamientos y deseos, la alguna vez Tirana y conquistadora de Japón transformada en una mujer enamorada y muerta, que se casó y murió felizmente en su cama una noche, minutos tras la muerte de su marido. Así es como Oda Nobunaga—
Como Nobunaga Fujimaru pasó el resto de su segunda vida en la tierra. Aprendiendo como hornear. Como hacer pan. Como hacer pasteles. Como ser una madre. Como cambiar pañales. Como proteger a sus hijos. Como ser una abuela.
Y no lo cambiaría en absoluto.
"Entonces… ¿Esto significa—"
"¿Qué estaremos juntos por siempre? Si. Quizás alguien más me invoque en otro mundo, pero en lo que respecta a mí; que he estado contigo desde que tenías diecisiete años… me quedaré en este mundo por el resto de la eternidad, incluso tras que el mundo acabe, seguiremos aquí. Más allá de la muerte."
Ambos ya estaban muertos de todos modos. El hombre de ojos azules suspiró tras escucharla, antes de que su mano se cerrara alrededor de la suya. Podía regresar a su versión de cabello negro si él lo deseaba, ahora que no era nada más que un espíritu como él. Esta era su última parada. El volverse uno con la mujer que amaba el día de su fallecimiento. Su lucha había, verdaderamente, terminado.
Ritsuka se preguntó eso si… ¿Qué sería de su mundo? ¿de su tierra? ¿de su linaje? Estaba seguro de que Rurika impartió las enseñanzas del linaje de los Tohsaka y los Emiya en sus hijos como él, pero fuera lo que fuera que el destino tuviera guardado para el resto de sus descendientes, ya no le concernía, no más. Nunca lo sabría… pero no todas las preguntas necesitaban una respuesta.
La mano de Nobbu apretó su palma más fuertemente, mientras los pájaros cantaban y las flores florecían. El hombre que se casó con la Rey Demonio del Sexto cielo miró a su esposa, admirando su bella, calmada y majestuosa expresión. Habían muchas cosas que deseaba hacer, habar y disfrutar.
Si esta era el alma de Nobbu, tal vez podrían haber muchos lugares basados en sus experiencias durante su primera vida en el periodo de los Reinos combatientes, y de su segunda vida como su Esposa. Era interesante, y aún así… si no había nada más allá del horizonte, también estaría bien con eso. Simplemente porque… su Rey Demonio estaba aquí.
Su Tonta de Owari. Suya… Y solo suya.
"¿Nobbu?"
"¿Si, Cariño?"
Al final de todo… solo sonrió. Sonrió, mientras se acomodaba para mirar directamente a los ojos a la mujer con la que pasó toda una vida. Rojo y Azul. La Daimyo y el Chaldeano. La Esposa y su Esposo. La Ama y su Sirviente. Justo como hizo todas esas décadas atrás cuando le ofreció el santo grial para recuperar un cuerpo físico, murmuró esas palabras a las que se acostumbró a decir diariamente, todos los días.
Ahora continuaría repitiéndolas, hasta el fin de los tiempos.
"Te amo"
Habló, causando que su Esposa estallara en carcajadas. Presumida. Feliz. Alegre. Su corazón estaba lleno, lleno y caliente. No más vacío, no con él a su lado, no con su alma acompañándola eternamente en este vasto, hermoso e infinito mundo de rosas y animales cantando. ¿Quién habría pensado… que era así como su existencia terminaría tras todas las cosas malas que hizo en su primera vida?
Ella, una madre. Ella, una abuela. Ella, una esposa. Ella, una protectora de la humanidad… ella… una mujer enamorada.
"¡Zehi Mo Nashi! También te amo, Ritsuka!"
El fin.
