—No tiene por qué ser así—Se dijo a sí misma, mirándose al espejo y tomando las píldoras que le habían regalado.

Le habían dicho que era efecto inmediato así que tan pronto como aterrizaron, la ansiedad se iba hacia abajo como el agua con aceite, agradecía que no tenía que ser ella durante un par de horas, sostener problemas, señalarse por perderse en el camino y no ser lo que esperaba, pensó en que los demás no podían juzgarla tan severo porque solo quería olvidarse de las grietas internas que dejaban escapar lo peor de ella.

Al abrir la puerta, entre el choque con algunas personas, alguien la notó.

—¡Hey! Yo te conozco—Dijo alguien, señalándola—tu rostro se me hace atractivamente familiar—Dijo con una sonrisa, Sarada entornó los ojos y siguió andando, pero el tipo no se rendiría—Vamos, fue solo un cumplido, ¿También te cuesta aceptarlos?

Él estaba desesperado, ya era más de medianoche y aún no había conseguido con quien compartir fluidos a comparación de los otros idio/tas que le acompañaban

—piérdete imbécil—Le dijo con seguridad, esperando que se fuera y que notara sus pocos segundos de lucidez

Él nuevamente se dijo a si mismo que no se rindiera fácilmente, sí la conocía, había visto esa mirada enfadada en alguna parte, no recordaba donde, pero decidió seguirla, no se veía bien, se agarraba de las paredes para andar, en unos minutos más y con unos cuantos tragos se convertirían en mejores amigos. Silbó mientras la seguía, abriéndole las puertas y empujando a varios que estaban ahí para que ella pasara sin problema, observaba su rostro perdido esperando que ella le agradeciera, pero Sarada estaba más enfocada en que las paredes no se la comieran, que en lo que había a su alrededor. Se tallaba los ojos, pero los flashbacks regresaban a ella haciéndola que cada vez se sintiera más desesperada, se suponía que esto la haría olvidar, no tener una profunda epifanía sobre su pasado.

Llegó a la piscina y se sentó en la orilla, quitándose las botas y arrojándolas al lado, metiendo los pies al agua, trataba de despejarse, de sentir que estaba en algún lugar fuera de sus pensamientos, de esos buitres que no tardarían en sacarle los ojos y nublar la visión, sumergiéndola en aquellas tormentosas olas del pasado, las manos sobre su cuello y ella luchando por salir del agua.

Él trataba de recordar el rostro de aquella chica, acomodo su cabello detrás de la oreja y vio las perforaciones, su rostro lo delató, y la furia lo habitaba. Esta golpeó su mano, retirándola.

Ese movimiento lo había guiado a aquella laguna mental, a Ivy. Pero ¿Qué había sucedido esa noche?

Tal vez él no lo recordaba completamente, pero los fragmentos venían más rápido de lo que imaginaba. Sarada observó los movimientos del chico con el ceño fruncido tomando sus manos, el intentaba buscar el tatuaje de la serpiente, pero Sarada no lo tenía, por más que Sarada tratara de enfocar el rostro de ese chico no podía, veía un rostro distorsionado, no lo reconocería en ese estado.

—¿Qué tanto me ves?—Ahí estaba la frase ganadora que lo llevaría a armar todas las piezas del rompecabezas

Ella fue la chica que le metía ideas a Ivy, que la hizo dudar de la relación de ambos, esa chica que la había hecho lesbiana.

En ese tiempo Sarada salía con Nobori, Daichi e Ivy eran pareja, ese día festejaban el aniversario de 3 años, pero él había notado algo raro desde que Ivy hablaba con Sarada, en ese entonces ella usaba el seudónimo de Lyla, ya que le habían pagado para nuevamente salir con un chico.

Nobori no era distinto a los demás, coqueteaba con las chicas de su alrededor frente a ella, alardeaba de su físico y su fuerza, era alguien completamente aburrido para Sarada, al principio el bombardeo de afectos, de regalos, comida, atenciones empezaba a gustarle, pero, así como le daba eso, así se lo quitó. A Nobori le gustaba que le pusieran atención, que lo escucharan, que le llenaran de elogios los oídos pero Sarada no cumplía con esos requisitos, estuvo a punto de dejarla en más de una ocasión, pero Sarada supo cómo retenerlo, no le interesaba él, le interesaba Ivy, había hecho una amistad por su cuenta, se había entendido con esa chica, hacían los mismos chistes tontos y se reían de las imágenes de humor absurdo, su favorita era "Elmito de las cavernas" donde salía un elmo chiquito en una cueva.

La química entre ellas no pasaba desapercibida ante los ojos de los demás, se habían hecho amigas en tan poco tiempo, Ivy era una chica tímida, que no solía hablar en reuniones, durante muchos años Daichi le suplicaba que hablara con las novias de sus amigos, pero Ivy no hizo la conexión con ellas, eran chicas superficiales, no tenían nada en común. Pero esas chicas habían contratado a Sarada para mantener alejado a Nobori de Matsuri, una chica muy dulce con unas rastas gigantescas que la caracterizaban, por culpa de Nobori, Matsuri renunció a ellas, a algo muy significativo de su cultura y su etnia, sabían que ya debería de salir de esa relación sin importar como. Y ahora, viendo la química de "Lyla" con Ivy esperaban que ella también pudiera alejarse de Daichi quien era un controlador al igual que Nobori.

—Quizá pudiera desear que se me informase por qué con tan escasa prueba de cortesía soy rechazado así—cito Ivy, estaban recordando frases de orgullo y prejuicio para elaborar un guion de lo que sería esa frase en tiempos actuales

—Al chile mija, va a querer o se lo doy al perro—Dijo Sarada, ambas rieron

—Creo que más bien es, al chile ruca, tas viendo y no ves que yo soy el mero mero sabor taquero, y te cotizas bien gacho

—Espera, espera—Mencionaba aguantando la risa—Hubiera podido fácilmente perdonar su orgullo, si no hubiera sido porque se metió con el mío

—Ni pedo maistro' la cagaste, no sabes con quien te metes

Nuevamente soltaron la carcajada, Daichi y Nobory las miraban con aburrimiento, regresando a las conversaciones donde habían encontrado un viejo barco en medio del desierto, era una conversación que no podían superar, ese hecho había pasado hace 5 años y seguían alardeando como si fuera reciente, las chicas que estaban ahí se cansaron de escucharlos y se movieron a bailar a otro lado, invitando a Ivy y "Lyla", pero ellas decidieron quedarse, citando más frases de libros.

Les habían dejado en la mesa con las bebidas, Sarada había animado a Ivy a beber ya que nunca lo había hecho.

—Señorita Elizabeth, me complace informarle que esta noche me quedó a cargo de su existencia—Fingió hablar como Mr. Darcy, tratando de convencer a Ivy de que le diera más sorbos al vaso

—Sino fuese tan soberbio estaría tirada nadando en mi propio vomito de lo alcoholizada que estuve—Soltó la risa, mientras Sarada hacia una mueca de asco—Mira—Señalo a dos hombres que se besaban—¿Como pueden hacerlo, con tanta facilidad? como si no tuvieran miedo

—Otra vez con eso, te he dicho que pareces Daichi cuando hablas así

—supongo que después de tanto tiempo con él algo se me tenía que pegar. ¿No tendrán miedo?

—Bueno son sujetos de derecho, los protege la ley—Mencionó Sarada con aburrimiento, buscando una bebida un poco más fuerte

Ivy la miro con cara de cansancio ladeando la cabeza, sus ojos indicaban que ya andaba ebria—No es cierto, todo mundo sabe que, aunque seas diverso no significa que tengas los mismos derechos que la gente normal

—Sí, es un buen punto

—dígame, señora Darcy—Señaló a Sarada divertida

—Ya estás ebria—Mencionó riéndose, dando brinquitos de felicidad internos—¿qué se siente?

—estoy muy suave—Dijo, moviendo sus manos como olas danzantes, haciendo que Sarada soltara la carcajada, se quedaron quietas mirándose por unos segundos, Ivy recorrió el cabello de Sarada colocándolo detrás de la oreja—Daichi ¿Te habías fijado que Lyla tiene perforaciones en la oreja?—Mencionó, Daichi se acercó a ver los aretes que tenía Sarada

—No es muy cristiano de tu parte

Había olvidado ese detalle, ella al principio dijo que era cristiana para poder encajar con Nobory, a él le gustaban las chicas centradas en una religión.

—Ni que estén bebiendo

—No me iré al infierno por una noche

—Wuuuu—soltó Ivy—Viva dios

—¿Le diste de beber?—sarada se dejó caer de hombros—Creo que Nobory anda con otra, deberías ir a ver

—¿Y?—Sarada olvidaba que estaba metida en el papel, abrió los ojos de manera inesperada, volviendo a su papel—¿Y dónde está?

Mencionó levantándose, fingiendo preocupación, yéndose a buscar un trago más fuerte.

—Deberías saber que ella es mala influencia para ti

—Chichi, ya te dije que no—Le dijo tratando de darle un beso—algún día tenía que probar el alcohol, además es algo que tú haces siempre, si fuera malo no lo harías ¿o sí?

—Cuando ella regrese le vas a decir que ya no puedes hablar con ella y que te cae mal—Se dio cuenta de que nuevamente lo cuestionaba, no era la segunda vez ni la quinta, ya las había contado. Todo comenzó cuando ella se negó a tener sexo con él, cuestionando la importancia de tener relaciones cada vez que se veían

—¿Por qué quieres que haga eso?

—Nena desde que sales con ella, eres diferente, te desconozco, estos cambios hacen que tengamos peleas, ¿Quieres eso?—Ivy negó—¿Ya no me amas?

—Es que no entiendo que tiene que ver Lyla en todo lo nuestro

—Siento que cada vez hace que te alejes de mí, estas viendo cosas donde no las hay, ¿No fue ella la que te dijo que yo te engañaba y que deberías revisarme el teléfono?—ella negó—Pero tú lo entendiste así—Ivy asintió—Lo ves, te mete ideas—La tomó de los hombros y los apretó—Tienes que dejar de estar con ella, hay que hacerlo por nosotros ¿Sí? ¡Además, Nobory la está engañando, esa relación no durara! Así que me voy a ir con Nobo y tu llevarás a Lyla allá para que lo vea, ¿Sí? ¿Harías eso por mí?

Soltó su agarre, y se fue, viendo que Lyla regresaba con las manos en la espalda.

—¿Encontraste a Nobory?—Pregunto Ivy, poniéndose tímida nuevamente

—Na, pero encontré esto—Mencionó, dándole una piña colada

—¿Qué es eso?—La sonrisa de Ivy regresó, tomando la piña en sus manos y dándole un sorbo, su lengua le agradecía por eso—Tengo algo que decirte, creo que Nobory te está engañando

Sarada soltó una pequeña risa y se dejó caer de hombros

Ivy abrió la boca—¿Te da igual? ¿Cómo te puede dar igual eso?—dijo, medio riendo, medio sorprendida, ¿Qué era esta chica?—A veces pienso que eres otra

—Ya lo sabía, pero no estoy interesada en Nobo

—Parece que estas super enamorada de él nena—La voz de Ivy era tierna, cálida, sus tonos de voz hacían que fuese alguien agradable de escuchar y que la quisieras desde el primer momento. Te hacía sentir acompañada, como si fuesen amigas de toda la vida—¿Entonces porque estas con él?

—¿No es obvio? Por ti—Le dijo con sinceridad

El lesbo-panic estaba nuevamente en Ivy

Sarada agarro un puño de palomitas, actuaba normal, como si no hubiese hecho temblar a Ivy con su comentario, pero Sarada ni siquiera se daba cuenta de lo que acababa de hacer.

—¿Por mí?

—Eres super linda para que estes con un wey así, el Daichy es un pend/ejo homofóbico, misógino y clasista y se tenía que decir, punto

Ivy soltó la carcajada

—Pero es que, mis papás no lo aceptarían…

—¿Qué terminaras con un pend/ejo? créeme cualquier padre se alegraría de eso

—No, quiero decir…

Las manos le sudaban, no sabía cómo decirle de los sentimientos que había estado descubriendo desde que la conoció. "Lyla" le reforzo la idea de que ella era diferente, y de que su relación no debería seguir, pero ahora entendía el motivo.

Se acercó lentamente a Sarada, enredo sus dedos junto con los de ella, Sarada pensó que diría algo fuerte acerca de su pasado como solía hacerlo Code, pero se sorprendió cuando Ivy comenzó a besarla. Ivy se separó lentamente de Sarada

—Ahora entiendes a lo que me refiero, mis padres preferirían lo que sea antes de ser lesbiana

Nuevamente se acercó para besar a Sarada y esta vez le correspondió.

Daichy se acercó furioso, empujando a Sarada contra la mesa, tomando a Ivy y sacándola de ahí rápido, gritándole, señalando a Sarada enojado.

Y nuevamente ese enojo lo recorría, tal vez ahora su cabello no era del color como el de esa vez, pero reconocía los aretes. La levantó de ahí, arrastrándola a un lugar más alejado, había sonreído para sí mismo ante lo fácil que fue.

—Debes sentirte muy culpable por lo que eres, por lo que le hiciste a mi Ivy, pero no te preocupes, te hace falta una buena cog/ida para que se te quite lo lesbiana—Mencionaba susurrándole al oído

.

Kawaki encendió el cigarrillo de Mía.

—Sabes que detesto el frío—Mencionó Mía acariciando sus brazos, refiriéndose a los escalofríos—¿No podemos simplemente llamar a tu hermano e irnos a la mi/erda?

Kawaki ignoraba sus comentarios, esperaba que Boruto apareciera en cualquier momento para irse de ese lugar, pero esa melena dorada no se veía por ningún lado, parecía desesperado cuando le llamó, se preguntaba en qué tipo de problemas estaría metido para que él fuera su rescate.

—En ocasiones me pongo a pensar y creo que es muy jodi/do que estemos cogi/endo, soy algo así como tu madrastra ¿No te habías puesto a pensar en eso? Super creppy

—Jigen no es mi familiar

—Si ya me lo has dicho—Mencionó, colocándose un cigarro entre los labios—A veces me imagino verlo de nuevo y reírme en su cara, esto es algo que jamás esperaría ¿No crees?

Kawaki no había realizado las preguntas necesarias para saber de su relación con Jigen y aunque ella ya se lo había dicho hasta el cansancio, no estaba de más volver a recordarle porque era un maldito bastardo, y todo aquello que la hizo transitar.

—Seria divertido…finalmente le daría en el ego al bastardo e incluso a ese intento de madre que tuviste—Se sentó en el suelo, recargándose en los barrotes de aquel balcón—pero, sé que todo terminaría en desastre—echo fuera el humo—además, he notado que tienes una familia increíble, no entiendo porque te aferras a volver con tu madre

—Eso no te interesa

Fingió sacudir una bandera en forma de paz—No me hables así mi/erda, soy una dama, tengo sentimientos—Este colocó media sonrisa, mientras Mía soltaba la carcajada—¿Quién iba a pensar que me encontraría en esta situación? Da miedo el bosque he, así que lo culpó de que este hablando de todas estas mi/erdas—Hizo el sonido de estática— Imagínate que Jigen me encuentre, no sé qué será de mí—Soltó la risa, Kawaki le dio una mirada fría—Cada vez que pienso en él me imagino con sus manos alrededor de mi cuello—Hizo el gesto de asfixia—Estoy en ese punto donde mi existencia no es relevante, pero…realmente me cuestionó hasta donde sería capaz de llegar, ¿Seré capaz de sobrevivir? ¿Seré capaz de desintoxicarme de toda esta mie/rda? ¿No te interesa saber el tipo de relación que llevamos?

Ya estaba acostumbrado al caos en la plática de Mía, podía hablarte de una mi/erda, pero si algo atravesaba por su cabeza, cambiaba de tema de inmediato; No era que tuviese el mismo desorden de Boruto, Mía lo hacía por trauma. El trauma de haber tenido una vida tranquila, de ser viuda y pasar al estrés de ser la pu/ta de un maldito dealer.

—Porque mi terapeuta dice que intento agradecer con un caos sexual…y que tengo esa sensación de querer salvarte ¿No te da curiosidad interpretar lo que estamos haciendo?

—¿Cuánto tiempo más tardarán tus papeles?—Le preguntó Kawaki desviando el tema

–¿Es que acaso ya no disfrutas mi presencia? ¿También te quieres deshacer de mí?—Le mencionó con una sonrisa—No tengo ni una pu/ta idea, pero ¿Puedes bajar por una mal/dita frazada? Me estoy congelando el p/uto trasero, se supone que estos climas deben ser tropicales—Pensó que si entraba en calor los pensamientos se irían

Kawaki asintió dejando a Mía con el cigarro, observando el resto de la fiesta, dándose cuenta de que saltaban a la piscina con este frío, se burló por un instante de las ganas de vivir de esos idiotas, sino estuviera tan depresiva andaría con ellos, pero también podría utilizar el pretexto de andar demasiado jod/ida como para intentarlo, si ella saltaba de ahí ¿Caería en la piscina? ¿Caería en otro lado? Odiaba que Jigen le arrebató hasta la diversión.

Lanzó un suspiro, viendo a Kawaki salir en busca del abrigo que había dejado en su camioneta. Él era un ángel a comparación del Jigen, no entendía como Kawaki podía ser distinto a la mie/rda que era su padre, ¿De dónde sacaba tanta amabilidad y preocupación por las personas? ¿Sus padres adoptivos pudieron enderezar a un árbol que nació torcido? ¿Lo cambiaron con amor?

¿Por qué lo habían rescatado? Se preguntó si Naruto y Hinata sabrían su historia, si eso les apachurro el corazón y decidieron salvarlo ¿Cuáles serían los motivos? ¿Por qué una persona de la clase de Hinata rescataría a un niño mugrosito como Kawaki? A aquel que daban por perdido, al que pensaron que le habían comido la lengua porque no hablaba

Kawaki se desvió del lugar a donde dijo que iba y eso le dio curiosidad a Mía, ¿Acaso ya encontraría al rubio?

Sarada luchaba contra los besos y toqueteos de él con la suficiente torpeza para que este siguiera intentándolo con burla, mientras repetía en voz alta que no quería hacerlo, pero los flashbacks la inundaban, sentía que no respiraba, que nuevamente tenía la cabeza sumergida en el mar, hacía movimientos como para salir de ahí, manoteaba y pateaba, pero le eran en vano, porque la situación era distinta. Daichy trataba de desabrocharle el top que tenía, mientras luchaba al mismo tiempo por levantarle la falda y bajarle la ropa interior, pero Sarada se retorcía de una manera que no podía leer sus movimientos. Se agarraba de la camioneta como si tuviera miedo de ahogarse, pero Daichy le hizo una llave en el cuello esperando aturdirla durante unos segundos, Sarada solo se sentía incapacitada, la escena que ella tenía en la mente era la del mar, luchando por respirar, luchando por salir de ahí. Tuvo un momento de lucides donde sentía desvanecerse y Daichi la dejaba en el suelo, aprovecho ese momento para patearle la cara, haciendo que este retrocediera.

Sarada intentaba respirar con desesperación, sus lentes cayeron en la tierra sin que ella lo notara, se arrastró hasta donde estaba una hilera de rosales y empezó a cavar en medio de estos, sin importarle que las espinas penetraran en sus brazos, en su mente se imaginaba luchando por salir del agua, con desesperación, Daichy llego tras ella, empujando su cabeza hacia el agujero que ella cabo

—¿Te acuerdas de mí? ¡Perdí a Ivy por tu culpa! ¡Ella no quiso estar conmigo después de ti! Es algo que no puedo perdonarte—Le dijo, poniéndose detrás de ella, tocándola, tratando de hacer que lubricara para que fuese más fácil—Como dije, te hace falta una buena co/gida

Kawaki lo tomó del cuello de su suéter, y lo quito de ahí

—No te metas, no es tu asunto—Le dijo, amenazándolo

—O que

Kawaki se posiciono delante de ella, no sabía que era Sarada pero había visto la escena y no pintaba nada bien.

—Vamos Lyla, dile que nos deje tranquilos—Se burló de la incompetencia de "Lyla", quería que el idiota se moviera, tal vez si le mencionaba el nombre de ella los dejaría en paz—¿O lo conoces?, vete de aquí imbécil, estamos ocupados

Sarada se tumbó en el agujero, en medio de los rosales, tratando de respirar, agarrándose de las espinas para reincorporarse, el dolor la hacía reaccionar

—¿Kawaki?—Soltó confundida, pensando que nuevamente estaba alucinando

—¿Sarada?—Este también se impresionó con ella

—¿Sarada?—Dijo Daichy confundido—Es Lyla, no Sarada

—Te puedes ir a la ver/ga pen/dejo, la estás confundiendo con otra

Daichy se sintió aún más confundido, él podía jurar que esa idiota era Lyla, tenía los mismos aretes, aunque no llevaba un tatuaje de serpiente en el dedo, ni tenía el jodi/do cabello de otro color, mucho menos largo. La había cag/ado, se había metido con una chica que no tenía nada que ver, y al parecer este imbécil la conocía, lo mejor sería que se fuera de ahí.

¿De verdad estaba a punto de cogé/rsela? No, no podía sentir culpa, la tipa lo pedía a gritos, pero no dejaba de pensar que hasta en la voz se parecían. ¿Cómo era posible que esa gu-arra no fuese Lyla?

Llegó a donde estaba Nobory y le cuestionó sobre la lesbiana con la que salió, le señalo donde estaba Sarada y Kawaki, Nobory la negó, no recordaba andar con alguien así.

—Era cristiana wey, se nota que esa no es

—Pero…

—supéralo ya

Kawaki trataba de hacer que Sarada reaccionara, pero estaba demasiado drogada como para entablar una conversación.

—¿Qué haces?—Le reclamo Mía y soltó una maldición al ver a Sarada—Pu/ta mier/da, lo que faltaba ¿Qué le paso?

—sólo cállate y abre la puerta

Le aventó las llaves de la camioneta, Sarada se encontraba mareada, no podía procesar todo lo que sucedió y su visión aún seguía nublada, pero reconocía lo que estaba subiendo a su garganta, se alejó de Kawaki y nuevamente dio en los rosales, vomitando, cuando dejo de hacerlo el aire le faltaba, imaginándose nuevamente dentro del agua, el mal viaje estaba acabando con ella.

—Estos hombres van a matarme—Le mencionó a Kawaki dejándolo aún más confundido

.

.

Los sonidos de los animales le hicieron sentir el sueño más vivido, y los primeros rayos de luz dieron en su rostro, anunciándole que el amanecer estaba cerca. Su cabeza era una bomba de tiempo que explotaría en cualquier momento, sentía como si una maquina le hubiese pasado por encima, el frío hizo que se reincorporara buscando algo para taparse, sintió sus brazos arder y se dio cuenta que había rasguños y diversas espinas. Puso más atención al entorno intentando enfocar, pero por los sonidos pudo reconocer que estaba en el bosque, maldijo, acaso ¿no podía ser como otros días? Donde terminaba cercana a la playa y el agua la despertaba, así sabía que estaba cerca de casa, pero ahora, en un bosque, sabrá dios cual.

El estrés se apoderaba de ella, aún más cuando notó a Kawaki en la otra esquina de la camioneta abrazando a Mía, se preguntó que m/ierda había ocurrido para que ella terminara ahí, con ellos. Se odiaría a si misma, si hubiese terminado en un encuentro ero/tico.

Trató de no hacer ruido, reincorporándose, buscando sus botas y sus lentes por algún lugar, pero no estaban. Sus uñas estaban llenas de tierra, al igual que sus piernas, necesitaba irse, necesitaba saber que había sucedido.

—¿Cómo piensas regresar?—Le arrojó los lentes, reincorporándose, dejando de lado a Mía, quien dormía plácidamente, como si no estuviesen a mitad del bosque

Sarada reconoció el lugar, era el parking de las cabañas a las que habían ido junto con Chöu hace bastante tiempo, estaba sin zapatos y sin abrigo, arañada. Tal vez ahí le daba la razón a Kawaki.

.

Mía manejaba, observando a los dos en silencio, cada vez subía el volumen de la música evitando esos silencios incomodos. Sarada podía notar que Kawaki también tenía heridas. ¿Acaso ellos habían estado peleando? Se preguntó, y negó de inmediato, no lo creería, pero ¿Qué otra explicación le daba?

Se detuvieron en un sitio con regaderas, ella caminaba detrás de la pareja como niña regañada, repasando una y otra vez lo que sucedió la noche previa. Agachaba la mirada, no quería mirar a los ojos a nadie, su ropa estaba rota y ella tenía rasguños y moretones que no sabía de donde habían salido.

—Toma—Kawaki le dio una bolsa con ropa que le había comprado mientras ella estaba sumergida en sus pensamientos, Sarada la acepto sin decir nada, se dedicó a caminar rumbo a las regaderas.

Las regaderas eran bañeras de aguas termales, el salón estaba echo de piedras con hierbas de olor, rodeadas de vapor y piedras preciosas de adorno. Había espejos de todas formas alrededor, Sarada observó su rostro, el cuello, y los arañazos que tenía en los brazos. Mía entro detrás de ella riendo, tropezándose con una piedra y resbalándose en el camino, soltando una risa más escandalosa.

—vaya pensé que te haría reír—Le dijo dándole una mirada irónica—Me alegra que no lo hayas hecho, me sentiría como una estúpida, tipo, de esas niñas torpes que a cada rato se hacen las tontas para gustarle a un chico, digo, tu comprendes ¿No?

Ahí estaba nuevamente con esa faceta de tonta, no sabía qué lado sacaría, cuando estaban en el mismo lugar que sus padres actuaba como si fuese alguien educada, no maldecía y agradecía amablemente; Pero cuando llegaba el momento de estar a solas se comportaba como toda una perra, maldecía, bebía, hacía chistes incomodos. A Mía le agradaba la aprobación adulta, le encantaba ser el centro de atención y el buen ejemplo.

—Fue terrible lo que sucedió anoche, tipo, ya sabes me tenían con el corazón en el cu-lo, el idiota del tal Daichy juraba que eras Lyla, quien sabe quién mi/erda sea esa zo/rra

—¿Quién?

—Ya sabes, el Daichy, un imbécil que usaba los audífonos como si fuesen una parte de su cuerpo porque es parte de su personalidad de DJ, todo idiota, al igual que el otro Noboki, no sé que

Sarada los recordaba, recordaba cada nombre de cada tipo por el que le habían pagado como si fuese una maldición.

—No recuerdo nada ¿Acaso yo...?—Miro sus uñas, Mía se acercaba a ella, arrojando la ropa en el camino, quedándose en ropa interior, ayudando a que Sarada se quitara la ropa

—Has de tener espinas de los rosales—Le dijo justificando su ayuda, volteándola y quitando los botones del top, sacando algunas espinas que se habían quedado por ahí atoradas—Mira

Le mostró la evidencia

—Te agarraste haciendo hoyos como retrasada en la tierra, super ondeada, andabas de mala copa o yo qué sé, pero nos diste un susto de mier/da a Kawaki y a mí, obviamente él tuvo que defenderte de esos idiotas que no dejaban de decirte Lyla, igual y deberías preguntarle que paso, él estuvo más tiempo en la escena

Sarada entro a la bañera, sumergiéndose, recordando nuevamente estar en el mar. Se acordó del mal viaje que tuvo, saliendo como si estuviese a punto de ahogarse, haciendo que Mía se asustara y que fuera de inmediato con ella.

—¿Qué quieres?

—¿Cómo que qué quiero? ¿Acaso quieres morirte? Desde ayer estas actuando de esa forma, como si te ahogaras

Sarada negó, pero Mía entro a la bañera con ella—¿Qué haces?

—Te voy a vigilar, tipo no quiero que te mates frente a mí—Sarada entornó los ojos—Duraste como un minuto abajo del agua, no sé qué pienses tú, pero para mí es raro, haces que el corazón se me quiera escapar de su lugar, dale tranqui neni please

.

—¿conocías a esos pen/dejos de mie/rda?—Sarada dejó el libro que acababa de agarrar y observó a Kawaki, este partía los hot cakes con delicadeza, fingiendo un tono desinteresado para que Sarada le contara la verdad

—No es de tu interés

—¿No es de mi pu/to interés?—Arqueó una ceja, Sarada retomó su lectura tratando de ignorarlo—Uno de ellos casi te viol-a y piensas que no es de mi p/uto interés

Sarada dejó su libro de lado, no quería darle explicaciones, o cruzar palabra con él, pero sus palabras la habían impactado, ni siquiera recordaba ese evento, si Kawaki no hubiese estado ¿Qué hubiera pasado con ella?

—¿Quién es Lyla?—le cuestionó

—No lo sé

Kawaki intentaba atar cabos, pero Sarada no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer.

—No quiero seguir hablando de esto, mucho menos frente a … ella

Retomó su lectura viendo como Mía venía con esa horrible sonrisa, fingía tambalearse.

.

.

—Y quiero… unos pistaches, y no lo sé

—Unos pistaches—Completó Kawaki imitando el tono meloso de Mía, esta se rio ante ello

—Y no lo sé…Un jugo de naranja—Nuevamente Kawaki la arremedó haciéndola reír—Ya, ma/món, toco madera—La imitó riendo—¿Quieres algo linda?—Le preguntó a la pelinegra

Al no obtener respuesta la miro, esperando que mencionara algún gusto, pero Sarada ni siquiera los miro a los ojos.

—¿Un agua?—Preguntó pero ella no estuvo cerca de responderle—Mi/erda Sarada, no hagas esto más difícil

—No deberías estar cerca de mí—No lo miro, pero este simplemente cerró la puerta y se fue a la tienda pensando en lo que había sucedido

Mía volteó a verla dándole el maquillaje—Deberías preocuparte por lo que les dirás a tus padres—Le dijo con una sonrisa, parecía que insinuaba que ella se lo contaría

—Bueno, no te pregunte

—Oh perdón, no quise ser una per/ra super entrometida, pero me interesa la salud de las personas, de verdad, con todo, todo mi corazón rezó por ti y tu familia que se han portado super amables conmigo, además tu mamá esta super embarazada, no queremos causarle preocupaciones, menos a su edad, es más complicado, es por eso que Kawaki le aviso a tu papá que estabas con nosotros, no querrás preocuparlos con todas esas heridas ¿Verdad cielito?—Sarada maldijo aceptando el maquillaje de mala gana, no iba a desmentir a Mía, no quería contarle de que ya habían nacido sus hermanos, porque eso no le interesaba a ella—Yo insistí en que lo hiciera, siempre es bueno que los papis sepan que es lo que hace su hija—La miro por el espejo mientras se ponía lápiz labial, entre ella y Kawaki habían decido hacer tiempo hasta que Sarada les contará lo que realmente sucedió, y sabía que a Kawaki no le diría nada, así que hizo su intento para que ella hablara, eran mujeres, habría más confianza—Yo también tuve una relación así, y es difícil salir de ahí, las peleas, los reproches, a veces sientes que lo hacen por amor, pero realmente no es así. Luego vienen los apretones de cuello—fingió que la estrangulaban con burla—los empujones a los muebles, el miedo que sientes cuando piensas que te está vigilando, que nadie puede con él y que estás sola en el mundo, que tu dios te ha abandonado y tu religión te dio la espalda…

—Él no era mi novio, no te equivoques

—Querida, desde la vez que me gritaste frente a la familia de Kawaki que eso no era amor, no quite el dedo del renglón sobre tu historia, sé reconocer a alguien que ha pasado por golpes, no es la primera vez que te paso, yo también me disociaba, y creía que con el alcohol y las drogas las secuelas se borrarían, pero spoiler, siempre estarán, acechándote, atacando en tu momento más vulnerable…a veces la sanación está en que empieces a reconocerte como víctima, no siempre—esta vez se miró al espejo—vas a tener el control de la situación como crees que sucederá, hay que aceptar que no somos omnipotentes y que por más ventajas que tengamos, las cosas no siempre terminarán bien, digo el primer paso es la aceptación, tipo, aceptar que sucedió y reconciliarte con lo vivido, esas mie/rdillas que aprendes en doble A, saber que no es tu culpa, porque obvi no lo fue, y eso lo acabo de aprender, además de aceptar la ayuda, tienes que rodearte de personas, porque como te dije, no podrás hacerlo tu sola, la tortura es horrible ¿yo lo provoque? ¿sino lo hubiera hecho él me seguiría amando? Te digo, no estoy loca, ya pasé por eso y me ha costado reconocerlo

Mía había dado en el clavo, lo supo por la mirada pensativa de Sarada, la idea no aparecía con frecuencia, pero sabía que ahí estaba dispuesta a ser pulida. Ella no podía ser una víctima más, ella tenía los recursos para salir adelante, tenía la capacidad de romper con los ciclos de violencia, de saber cuándo irse, entonces ¿Por qué? ¿Por qué seguía negándose a sí misma el reconocer la violencia que vivió? ¿Por qué seguía sin dormir dándole vueltas a lo que sucedió? Shiho ya lo había dicho, no era tan fuerte y poderosa como pensó, el pasado la estaba atacando de la misma forma en que ella jugó con él, su karma se hacía presente, y odiaba estar en esa situación, decir que los demás se merecían amabilidad, y que con un poco de eso sería distinto

—Solo tienes que ser sincera con tus papis, estoy segura de que ellos te comprenderán y podrán rescatarte de esa horrible relación con el tal Notori…Ay linda, hasta haces que me sienta mal por quitarte a Kawaki

—¿Qué?—Mencionó confundida

—Sí, tal vez si yo no estuviese aquí, él y tu hubiesen podido arreglar su pasado y no tendrías por qué seguir en relaciones toxicas con personas violentas

—No estoy en una relación violenta—Dijo convencida de ello, sabía que no tenía que probarle nada a Mía, pero ella hablaba como si la conociera de toda la vida y sonreía como si tuviera las soluciones a sus problemas—Y no conocía a la persona de anoche, yo no soy Lyla, me confundieron con alguien más de eso estoy segura, el único problema que tuve fue estar hasta el cu/lo de ebria—Intentó salir de ahí, tocar tierra y no devolver el desayuno, se sentía aturdida con todo lo que estaba sintiendo, había mentido, ni siquiera había probado el alcohol

Miro sus pies, con unas chanclas no llegaría demasiado lejos, ni siquiera sabía dónde estaba, ni recordaba la manera en que llegó a esa fiesta, así que la única opción que le quedaba era viajar con Kawaki y Mía. No podía tolerarlo, ni siquiera podía mirarlo sin pensar en llorar, ahora comprendía a Boruto en como una persona podría ser recordatorio de tu humillante pasado, de cómo la presencia de Kawaki la estaba incomodando por las decisiones que tomo, de cómo pudo lastimarlo hasta el punto de mostrarle indiferencia y de hacer que el amor que alguna vez le brindo pareciese una ilusión.

Lo observó salir de la tienda, tomó un último respiro de aire fresco y subió a la camioneta antes de que la reprendiera.

La voz de Mía era la única que interrumpía el silencio, debía admitir que la forma en que cantaba la tranquilizaba y a la vez le rompía el corazón otro poquito.

Mírame a la cara por favor no seas cobarde, tus mentiras llegan tarde y ya no hay nada que nos salve, mírame a la cara y no me mientas, tú no lloras Si tan fácil te enamoras y nuestro amor duró unas horas. Nunca ha sido culpa de quien hiere o de quien llora, culpa del que se enamora…Respirar, querer gritar y no poderte odiar

Kawaki le daba instrucciones de como andar, si tenía que rebasar o detenerse. Sarada ni siquiera notaba que su plan era retrasar la llegada a Konoha, había perdido la noción del tiempo, no sabía si paso un minuto o una hora, en su cabeza solo estaba la sensación de querer recordarlo todo. A veces murmuraba un no es cierto y se sorprendía de esa acción, como si lo que dijera en voz alta sirviera para lo que internamente se contradecía.

—Pon atención

—Lo estoy haciendo, no me grites

—Vas cantando como idiota, eso no es poner atención

—Cantar me relaja y me hace pensar en que no tengo que conducir un maldito auto…Cuando estabas junto a mí, nuestra luz era celestial, ¿Qué más podía pedir? encontré la felicidad, sin aviso nuestro paraíso nos dejó…¿Lo ves? Voy más derecha, además, sé que te gusta escucharme, sé, que a Sarada no le molesta ¿Verdad linda?—La observó con una sonrisa por el retrovisor

—concéntrate, ahí donde está la flecha das la vuelta, saldremos del camino, en cuanto toques la terracería, aceleras

En cuanto dio la vuelta empezó a aumentar la velocidad—Será mejor que te pongas el cinturón linda ¡Nos vamos a morir!—Dijo divertida, acelerando—Soy esa amiga a la que le acaban de romper el corazón y no quiere vivir—Soltó la risa

Sarada hizo lo que le pidió—Frena—Mencionó Kawaki, esta lo hizo, le dio de reversa hasta que logro dar la vuelta

—¡Lo hice!—Festejó, mientras volvía a acelerar, de nuevo frenó repitiendo la acción, lo hizo durante unos minutos más hasta que nuevamente se reincorporó a la carretera mientras compartía sonrisas con Kawaki—Ahora si viejo brujo, ¿Quién no se escapará?—Decía para sí misma divertida—Pues yo sí, porque sé manejar oh si, oh si—Celebraba con orgullo pensando en que esa pequeña independencia la podría mover o salvar—Ahora es el momento en que me rapo y digo, lo más importante es la familia—Se burló, miró el retrovisor y comenzó la tensión, empezó a acelerar un poco

Todo era diversión hasta que sintió el peligro y aquella sensación familiar la invadió, aquella paranoia que creyó inhabitable en su ser se presentó.

—Estás sobrepasando el límite—Le dijo Kawaki, aburrido, pensando que era una equivocación torpe por parte de Mía, pero esta miraba hacia atrás con desconfianza, acelerando y notando que la camioneta de atrás hacia la misma acción—Baja la velocidad, vendrá una curva, ahí está la señal, no seas torpe

Las manos de Mía sudaban, el color de la camioneta era el mismo, no podía ver el rostro de la persona que conducía, pero juraría que se trataba de él, era la misma sensación de terror que un mal presentimiento, intento desviarse, pero lo único que logro fue salirse de la carretera entre vueltas descontroladas y las manos de Kawaki; La camioneta los rebaso y esta no pudo divisar el rostro de aquella persona, lo único que pensó es que prefería morir antes de que él la encontrara.

—¿Tenías que ser tan torpe?—Soltó una risa intentando calmarse, limpiándose el sudor de las manos—Lo tenía bajo control

—Cambiemos—Mencionó con firmeza saliendo de la camioneta

Mía se peinaba—Te dije que lo tengo bajo control—Kawaki abrió la puerta—No, yo puedo—Le dijo, aferrándose al volante—Yo lo haré, fue una pen/deja equivocación—Mencionó firme

Este se hizo a un lado, ya reconocía lo que vendría a continuación, Mía se desabrocho el cinturón y bajo corriendo a vomitar, Kawaki cerró la puerta y la siguió, Sarada observó la sutil discusión que mantenían, observando la carretera,

—¿Y qué tal si era? ¿Y nos vio juntos?

—No seas tonta—La tomó en sus brazos dándole consuelo

Aprovecho la discusión para salir de ahí y caminar, si estaba encerrada juraría que se golpearía por permitir que aquellos pensamientos la patearan tan duro. Caminó rumbo al framboyán y observó el tapete rojo que había en el suelo, colocó sus manos en la frente, como si se cubriera del sol, y esta vez empezó a respirar, estaría a punto de desbordarse.

Se dio cuenta de que el pasado no puede ser constante ni infinito, no podía regresar ni a enmendar sus acciones, ellos habían decidido ser una mie/rda con ella, aunque ella decidió ser más amable. Como Kawaki, no le interesaba mostrar afecto con su nueva novia a pesar de que ella estaba presente con una historia terrible detrás, no le tuvo consideración ni antes ni después, porque no la buscó, simplemente lo resolvió por él y la dejó en su infierno, con sus disculpas en la boca y las explicaciones de sobra. No la buscaba después de las discusiones, ni mostraba una pizca de interés en resolver lo que quedaba entre ellos.

Se sentó ahí, pensando en lo que sucedió anoche, estaba segura de que ella no haría algo como meterse con Daichy, lo único que quería era sentarse en un lugar tranquilo y olvidar lo que había sucedido en el pasado, encontrar una forma de resolverlo, pero la solución no venía a ella como una revelación.

La incompetencia la alcanzó apoderándose de sus pensamientos, no era capaz de notar aquellas señales que le decían que todo se estaba yendo a la mi/erda, la culpa la estaba cegando había salido con hombres que eran una mi/erda solo porque sintió lastima de ellos y asco de sí misma. Quizá no había sido cruel, porque ellos habían decidido tomar ese amor ficticio que les ofrecía y domesticarlo, no les debía nada, ni estas maldit/as crisis que la sacudían a medianoche como si se trataran de pesadillas, ¿Por qué tenía que ser así? Si ella solo quería ayudarlas, ella solo intento darles un día más, y la amiga de Kawaki tenía razón, nadie podría ser tan cruel como para dejar que su exnovio violento saliera con alguien.

Ni siquiera notaba que estaba llorando, no podía sentir como se estremecía, como estaba esa lucha por no dejar escapar ningún sonido, estaba hincada, haciéndose cada vez más pequeña, abrazándose a sí misma.

—Sarada—Mencionó temeroso de acercarse demasiado

La hizo salir de sus pensamientos, volviendo en si—Ya voy—Intentó modificar el tono de voz por otro más alegre—Solo, dame cinco minutos

—Es tu papá—Soltó Mía al notar como se tumbaba más en la hierba

Como pudo se limpió las lágrimas, frunció los labios y tomó todo el aire que pudo para calmar su estremecimiento.

Sarada le arrebato el teléfono—Estoy bien—Mencionó sin que este le preguntara nada

Kawaki y Mía se miraban, incrédulos, estaba hablando como si hace cinco segundos no estuviese llorando.

La pelinegra les dio la espalda, sentía las gruesas lagrimas caer por sus mejillas e intentaba limpiarlas.

—Solo quería saberlo…¿Estás en algún lugar cercano? Porque podría ir…

—No…yo puedo—Dudó, no quería seguir junto a Kawaki ni Mía, no tenía idea de que hacer, no podía seguir mintiéndole a su madre o a Sasuke, los rasguños eran notorios, al igual que unas marcas en su cuello

—¿Vendrás a casa?

Después de una larga pausa decidió hacer lo correcto—Sí, ¿Por qué no lo haría?—Trago con dificultad, escucho el llanto de un bebé y sintió como su corazón se hacía pequeño, pensó que sus padres ignoraban sus salidas nocturnas, se había equivocado

—Bien, pero si necesitas que

—No…estarás con las manos llenas, así que no te preocupes por mí—Intentó poner media sonrisa—Volveré pronto ¿Sí?—Colgó, depositándole el teléfono en el pecho a Kawaki, caminando hacia la camioneta

En un tiempo corto sintió la presión, su cabeza le daba vueltas, y sus oídos estaban tapados.

—¿Qué mi/erda pasa? Sarada,,,—Aquella sensación de perdida la hizo detenerse, temía caer en cualquier momento

—Nada que te importe—Mencionó, volteando hacia él con sus típicas facciones de molestia

—Hace un minuto estabas llorando en ese árbol rojo y luego hablas como si nada con tu papá—Narró Mía—Eso no es estar bien, pu/ta ¿Cómo lo haces? Yo sigo temblando porque pensé que ese hijo de pe/rra me venía siguiendo y tú, estás como si nada

Se dejó caer de hombros, no le diría nada a ella.

—Ya me cansé de ser buena onda contigo

—¿Lo estabas siendo?

—volvamos

—No—Dijo molesta—¿Cómo mi/erda…—No podía formular las palabras, estaba atónita, ¿Acaso era un robot?—¿No tienes sentimientos? ¿No te duele algo? ¿No sientes pena?

—Mía, no es el momento

—Es que si yo hubiese tenido la maldita capacidad que tiene ella me hubiera ahorrado muchos problemas, y creo que es injusto, maldita envidia que te tengo, tienes a personas que se preocupan por ti y lo único que haces es escupir a la mi/erda su preocupación, que descaro

—Basta—Se interpuso para que Mía no soltará de más

—¡No me agarres y no me digas que me calme!

Alguien ajena a su historia lo notaba, quería gritar, soltar todo, patear, golpear, correr, enterrarse, como le había enseñado su madre en aquel solitario sendero; Cuando solo eran ambas y lo demás no importaba, cuando su madre en su desesperación solitaria le daba un recorrido por las emociones difíciles, porque, lastimosamente solo estaban ellas, no había donde ocultarse cuando una estaba rebasada.

Y ahí estaba ella, más pequeña, al lado de su madre. Bebía agua desesperada, y observaba sus botas llenas de lodo, habían subido un pequeño cerro, haciendo que la respiración de ambas se acelerara; Tan solo con mirar abajo se evocaba el temor de caer, pero cuando observaba a su madre y la pasividad con que notaba los alrededores aquellos miedos perdían fuerza. Cuando su madre empezó a gritar, se asustó, hasta el punto de soltar el agua y caer de sentón, nunca había escuchado un grito como ese, después ella la miro con una sonrisa, como si todo estuviese mejor, y ese semblante triste en su madre hubiese desaparecido con esa acción, le explicó que a veces solo necesitaba gritar y sentarse a observar el lugar para que todo estuviese mejor.

Gritar era reparador, un consuelo y una salida.

Notaba la conversación, pero sus oídos estaban sordos, no comprendía nada de lo que decía Mía, solo supo que a Kawaki no le interesaba que esta hablara de más, estaba ahí, tranquilo, con una expresión de preocupación, y sintió lastima, le había tocado estar entre la espada y la pared, con mujeres que tenían problemas mayores a él, intentando dar un consuelo que tal vez no le correspondía, reparar lo que otras personas jo/dieron.

Mía tomó su mano y fingía que Kawaki le decía eso—Sí Mía estas actuando como una pu/ta desquiciada que perdió la cabeza por una pu/ta camioneta que se parecía a la de tu ex—Gruñó y luego lo abrazo—Ya, solo necesitabas decirme eso para callarme

Aunque él no lo dijo, y supuso que los pensamientos de Kawaki no estarían ni de cerca con las palabras de Mía—Y tú, no me mires de esa forma—Esta vez se dirigió a Sarada, la pelinegra observaba sus torpes movimientos por calmar sus lágrimas—como si la única loca fuese yo aquí

Se burló—No escuché ni una pu/ta palabra de lo que dijiste y no me interesa saber que tienes traumas con tu ex

—¿Yo la traumada? ¡Mírate a ti, ni siquiera tienes sensibilidad! Ayer casi te vi/o/lan y hoy estas como si nada—Se burló—Y la loca soy yo—Sarada dio media vuelta, caminando hacia la camioneta—No, no—Detuvo a Kawaki—Apostaría a que no es la primera vez que te lo hacen ¿Verdad linda? —Gritó, haciendo un llamado para su atención—sé que ganaría. Te tomó poco tiempo recuperarte y convencerte de una maldi/ta historia falsa, sí, piensas que estarás a salvo durante un tiempo, pero eso que te dije te va a comer viva niña tonta, ¿Cómo pudiste mentirle a la gente que te quiere?

Odiaba tener que sacar esa fortaleza distorsionándose lo que realmente pasaba, ella solo quería tener problemas de niña rica, enojarse porque su uber no llego a tiempo, molestarse porque su ex no compro un boleto preferencial en su concierto favorito, esa chica que se preocupara porque su mundo se estaba derrumbando ya que venía en el asiento de su ex, junto a la chica que tenía entre sus manos el corazón que alguna vez le dedicó a ella, sentía la necesidad de reclamarle como cualquier chica normal y decirle lo mucho que la lastimaba este tipo de acciones, la convivencia, la cercanía, esa visualización agridulce, ver como se tocaban, como bromeaban y charlaban, ella no tendría por qué ser parte de esa imagen, ella no debería ver la nueva relación de la persona que aún le dolía, no cuando existió tanto pasado entre ellos, el agobiante pasado que la hacía tropezar, aquel del que no podía desprenderse con facilidad. Pero ahí estaba, endureciéndose poco a poco, callándose los sentimientos para evitar que otros se asfixien mientras que ella perdía la respiración, le tocaba mirar y callarse porque era un autocastigo, tal vez Kawaki ni siquiera tendría porque saber de sus sentimientos si el que sufrió el daño colateral fue él, ella había sido una caja de secretos y sorpresas, solo que a él le toco la peor parte de eso. Y no podía odiar a Mía, si era una de las tantas chicas que había sufrido en una relación asfixiante hasta el punto de dejar su ciudad y su vida. ¿Cómo podría molestarse? ¿Cómo podría reclamarles?

—Oh mi dios, no puedo creerlo, todas esas relaciones destructivas son para llamar la atención de tu papá ¿No es así? ¿Es por eso por lo que estas huyendo de casa?

"Ya basta" Le dijo Kawaki entre dientes, creyendo que lo único que se ganaría sería un absoluto silencio, para su sorpresa ella respondió.

—Yo no hui de mi casa—Le respondió con el ceño fruncido

—¿No? ¿Y qué hacías a tres horas de tu casa?—Finalmente estaban frente a frente

—Eso no te interesa

—Claro que me interesa, ¿qué estabas haciendo hasta acá, sola?

—¿Boruto no estaba contigo?—Preguntó esta vez él, necesitaba hacer ver que Mía no la atacaba, que estaban ahí para ayudarla, sobre todo necesitaba saber qué le diría a Sasuke

—¿Qué son ustedes, la policía?—Resoplo, como si sus preguntas fueran de lo más ridículo

—¿Dónde está tu pu/to teléfono? ¿O tu cartera?

—Sí, buen punto, ¿No te has puesto a pensar que hubiera sido de ti sino estuviéramos en ese sitio? Ya me cansé de ser buena onda contigo, así que

—Ay no sabía que lo estabas siendo—Entornó los ojos interrumpiéndola

—déjanos ayudarte—Sentenció

—¿Qué es esto? ¿Una intervención?—Dijo irónica

—¿Por qué dijiste que esos hombres querían matarte?

Esta se burló—Yo no dije eso ¿Por qué lo diría? Es ridículo

Mía tenía la boca abierta, y una sonrisa se colocó en ese lugar, mirándola con burla, como si hubiese atado algunas piezas sobre la vida de Sarada—Solo sé, que si no hubiera llegado ese pend/ejo se hubiera aprovechado del estado en el que te encontrabas, no podías pronunciar…

—Ese no es asunto tuyo, no tienes que meterte en las situaciones ajenas a ti, no tiene nada que ver contigo, no te estes metiendo en mis asuntos—estaba a la defensiva

—¿Qué quieres que le diga a Sasuke?

—Yo no te voy a pedir mentir

—Ay sí, porque la verdad es que vamos a estar super gustosos de decirle que encontramos a su hija a tres horas de su hogar, en una fiesta con desconocidos en medio del bosque tirada entre los rosales con las medias rotas mientras un tipo la intentaba penetrar—Soltó Mía—Mientras esta vomitaba en un jodi/do agujero que había hecho en un mal viaje porque se atascó hasta el cu-lo de drogas, después llego otro hijo de pu/ta amenazando a Kawaki diciéndole que ella se llamaba Lyla y que era su exnovia y que lo único que querían hacer era quitarle lo lesbiana para volverla mujer, me encanta la historia ¿Crees que tus papás brinquen de emoción cuando la escuchen?

Los labios de Sarada temblaron y no dudaron en salir algunas lágrimas de aquellos obscuros ojos. ¿Dónde se escondía una cuando la habían lastimado tan duro? Quería que algo sucediera, que el suelo se partiera y ella cayera dentro de ese abismo.

—No—Estaba dudosa y se notaba en aquella falta de firmeza en su voz

—¿No? ¿Nos pides que seamos tus cómplices?

¿Cómo podía esa rubia tonta con acento estúpido estar alardeando con su dolor?

—¿Lo conocías?

—Es fácil responder, es solo un simple sí, o un…no—Ella estaba juguetona, como si disfrutara todo el drama hacia ella

No podía confiar en ella, no podía confiarle toda la verdad, pero tampoco quería permitir que le fuera con la historia a sus padres, la tenían acorralada, no podía huir ni correr, aunque quería hacerlo, la única alternativa que le quedaba era la verdad, a medias.

Abría la boca, pero las palabras no salían de ella, ¿Cómo podía iniciar aquella historia?

—Tal vez si lo conocía

—¿Era tu novio?—Preguntó Mía mientras la pelinegra negaba, aunque esta aparentará una actitud cínica temblaba por dentro, saber que no era la única viviendo un infierno por una relación, encontrarse en otra niña que paso por lo mismo que ella era un infierno

—Hace tiempo me besé con su novia—Desvió la mirada, asumiendo toda la responsabilidad del beso, sintiéndose culpable, como si ella hubiese buscado aquello que le sucedió. De no ser por esa acción la historia seria otra—Ellos tenían un compromiso, y supongo que ella lo abandonó porque descubrió que le atraían las mujeres, son meras especulaciones mías, realmente no supe que paso con ellos

—Rompe hogares—Comentó con burla Mía haciendo alusión a ella misma

—¿Y porque te llamaba Lyla?—Preguntó Kawaki, intentando opacar los comentarios de Mía

—Mi nombre no se lo daba a cualquier idiota—Admitió—y solo salí con el otro imbécil un par de veces, pero dudo mucho que me reconozca—Se limpió las lágrimas—¿Ya nos podemos ir o seguirán con el interrogatorio?

Ahí estaba el clic, y ahora tenia sentido aquello que ignoraba, todo lo que tuvo que pasar Sarada en aquellos engaños. Probablemente el origen de todo este problema había sido uno: Las propuestas.