Descargo de responsabilidad

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Este fanfic contiene elementos de auto-inserción, lo que significa que el autor se ha insertado a sí mismo en la historia. Si no te gusta este tipo de contenido, te recomiendo que no lo leas.

El autor no pretende que este fanfic sea una representación precisa de sí mismo o de las personas que lo rodean. Es una obra de ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Sin embargo, si no te importa la auto-inserción o incluso te gusta, ¡adelante y disfruta de la historia! He hecho todo lo posible para que sea entretenida y atractiva para todos los lectores, quizás, independientemente de sus preferencias, o no, que importa solo busco contar mis ideas que me explotan en la cabeza ya sean buenas o completamente basura.

El autor no pretende ser un experto en ningún tema que se trate en este fanfic. Toda la información se ha obtenido de la investigación y el conocimiento personal del autor, y no debe tomarse como un hecho absoluto.

Este fanfic es una obra de ficción y no debe tomarse como algo real. Los personajes, eventos y lugares descritos en este fanfic son ficticios y no tienen ninguna relación con la realidad.

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Capitulo 3

Desperté abruptamente en mi departamento, el mundo onírico de la pradera dorada desvaneciéndose en un instante. Estaba tumbado en un charco de mi propio sudor. Pero no era un sudor normal; era de color negro que apestaba a algo químico y podrido que llenaba la habitación. La sensación de humedad y el hedor me rodeaban, haciéndome sentir aún más desconcertado y desorientado.

Apenas tuve tiempo para procesar lo que estaba sucediendo cuando una urgencia apremiante se apoderó de mí: necesitaba usar el retrete de inmediato.

Con esfuerzo, me incorporé, sintiendo la pesadez y la debilidad en mis músculos. Cada movimiento era un recordatorio de la extraña y agotadora experiencia que acababa de vivir. Me tambaleé hasta el baño, mi mente aún desorientada por la transición abrupta entre las praderas y la cruda realidad de mi departamento. Con cada paso, sentía mi estómago retorcerse y mi cuerpo temblar de fatiga.

Apenas logré llegar al baño, y me desplomé en el retrete con un suspiro de alivio, dejando que la urgencia se desvaneciera lentamente. Mientras estaba allí, mis pensamientos eran un torbellino de confusión y miedo. ¿Qué me estaba pasando? ¿Era real lo que había experimentado o simplemente una alucinación provocada por el estrés extremo?

Al llegar al baño, apenas tuve tiempo de cerrar la puerta antes de arrodillarme frente al retrete. La necesidad de vaciarme era abrumadora, y apenas tuve tiempo de sentarme antes de que todo dentro de mí comenzara a salir con una fuerza que me dejó sin aliento.

El dolor y la incomodidad eran insoportables, pero lo peor era el hedor. El sudor negro que me cubría y los desechos que expulsaba tenían un olor nauseabundo que me hizo marear.

Después de lo que parecieron horas, finalmente terminé. Me apoyé contra la pared del baño, respirando con dificultad y sintiéndome completamente agotado. El alivio físico fue inmediato, pero ¿Qué había pasado conmigo? ¿Qué era esa sustancia negra que había expulsado?

Estas preguntas me rondaban la mente mientras intentaba procesar lo que había sucedido. Sentía una mezcla de confusión, miedo y una creciente necesidad de respuestas. Pero antes de que pudiera siquiera empezar a buscar esas respuestas, había algo que debía hacer primero: limpiar el charco de sudor negro y viscoso que ahora contaminaba mi espacio.

Con esfuerzo, me levanté del suelo del baño y me dirigí de nuevo a mi habitación. El hedor del sudor negro era insoportable y llenaba el aire con su pestilencia. Me agaché, intentando no vomitar por el olor, y comencé a buscar algo para limpiar el desastre.

Encontré un par de trapos viejos y un cubo bajo el fregadero de la cocina. Con una mueca de asco, me dispuse a limpiar el charco. La sustancia era espesa y pegajosa, y se resistía a ser absorbida por los trapos. Cada pasada dejaba una mancha oscura que parecía casi imposible de eliminar.

Mientras limpiaba, mis pensamientos seguían girando en torno a las mismas preguntas: ¿Qué era esa sustancia? ¿Era un residuo de algún proceso sobrenatural por el que había pasado? ¿O era algo más siniestro? No tenía respuestas, solo la urgencia de eliminar cualquier rastro de ese líquido negro de mi habitación.

El proceso de limpieza fue lento y agotador. Cada vez que pensaba que había terminado, encontraba otra mancha o un rincón donde la sustancia negra se había acumulado. Finalmente, después de lo que parecieron horas, el piso estaba razonablemente limpio. El olor persistía, aunque más débilmente, pero al menos el charco había desaparecido.

El olor persistía, aunque más débilmente, pero al menos el charco había desaparecido. Con un suspiro de alivio, me dirigí al baño para tomar una ducha. Necesitaba desesperadamente deshacerme de la repugnante sensación de estar cubierto de sudor negro.

El agua caliente comenzó a correr, y me metí bajo la ducha, dejando que el chorro calmante arrastrara la suciedad y la tensión acumuladas. Mientras frotaba mi piel con jabón, noté algo extraño: una costra de lo que parecía ser sudor seco adherida a mi cuerpo.

Con cuidado, comencé a quitar la costra, sintiendo cómo se desprendía lentamente bajo mis dedos. La sustancia negra se deshacía en pedazos, revelando piel enrojecida debajo. El proceso era incómodo y doloroso en algunos lugares, pero la necesidad de limpiarme completamente superaba cualquier molestia.

A medida que la costra se desintegraba, me pregunté de nuevo qué había pasado conmigo. ¿Qué era esa sustancia negra y por qué había salido de mi cuerpo de esa manera? La costra se acumulaba en el desagüe, y una sensación de alivio comenzó a reemplazar el asco mientras me deshacía de los últimos restos.

Finalmente, me sentí lo suficientemente limpio como para salir de la ducha. Me envolví en una toalla y me miré en el espejo empañado, buscando alguna pista, algún cambio que me ayudara a entender mejor mi situación. Pero, aparte de los ojos cansados y la piel enrojecida por el agua caliente, no había nada diferente.

Me vestí lentamente, sintiendo cómo cada movimiento enviaba ligeras punzadas de dolor a través de mi cuerpo. Cuando finalmente me senté en el borde de la cama y miré la fecha en mi teléfono, me di cuenta con asombro de que había estado durmiendo durante dos días.

La comprensión de cuánto tiempo había pasado me dejó atónito. ¿Cómo era posible? ¿Qué me había sucedido durante esos dos días de inconsciencia? La preocupación por las posibles consecuencias de mi ausencia prolongada comenzó a asentarse en mi mente.

Sentí una mezcla de urgencia y confusión. Tenía que recuperar el tiempo perdido y, más importante aún, encontrar respuestas a las muchas preguntas que me atormentaban. Mi encuentro con la sustancia dorada y negra, la extraña pradera, y la transformación que parecía haber ocurrido en mi cuerpo... todo requería una explicación, sé que no voy a tener respuestas.

Primero, revisé mi entorno en busca de cualquier cambio que pudiera haber ocurrido durante mi ausencia. Todo parecía en orden, aunque mi departamento se sentía más solitario y opresivo que nunca. Las experiencias recientes y la prolongada inconsciencia añadían una capa de irrealidad a todo lo que me rodeaba.

Con la mente aún desordenada, me dirigí a la cocina en busca de algo de comer, esperando encontrar algo que me ayudara a recuperar fuerzas. Al abrir los armarios, solo encontré unos cuantos paquetes de fideos instantáneos, el mismo alimento que había intentado consumir antes de desplomarme en el suelo.

Suspiré, sintiendo una mezcla de frustración y resignación. No tenía muchas opciones, así que decidí preparar uno de los paquetes. Mientras hervía el agua y esperaba que los fideos se cocieran, mi mente seguía dando vueltas en torno a las extrañas experiencias que había vivido y las incógnitas que aún me perseguían.

El aroma de los fideos cocinándose me trajo una pequeña sensación de confort. Una vez listos, me senté a la mesa y comencé a comer lentamente, saboreando cada bocado.

Después de terminar de comer, me sentí un poco más renovado, aunque sabía que necesitaba más sustento para mantener mi energía y salud. Después de todo, tenía que satisfacer mi necesidad de comer y recuperar fuerzas para afrontar lo que vendría. Una vez terminado, me preparé para salir a comprar provisiones.

Recogí mis llaves y la cartera, asegurándome de tener la tarjeta bancaria. Salí del departamento, sintiendo el aire fresco en mi cara mientras bajaba las escaleras y salía a la calle. La familiaridad del vecindario era reconfortante en contraste con las experiencias surrealistas de las praderas.

La luz del día era cegadora después de haber estado tanto tiempo encerrado y en la oscuridad. El sol era especialmente molesto y, de alguna forma, sentía que me debilitaba.

Cada paso bajo el sol me hacía sentir más débil, como si la energía se drenara de mi cuerpo. Mi piel se sentía caliente y picante, como si estuviera a punto de quemarse, a pesar de que el sol no estaba particularmente fuerte. Traté de cubrirme con la capucha de mi sudadera, buscando algo de alivio.

La calle estaba tan bulliciosa como siempre, con la gente ocupada en sus quehaceres diarios. Me dirigí al supermercado más cercano, con rapidez, deseando llegar a la tienda lo antes posible y salir del sol. Cada segundo al aire libre se sentía como una eternidad. La sensación de debilidad y malestar era casi insoportable, pero tenía que seguir adelante. Necesitaba provisiones y no podía permitirme colapsar en medio de la calle.

El supermercado más cercano no estaba muy lejos, y mientras caminaba, traté de ordenar mis pensamientos y planificar mis siguientes pasos, no pude evitar sentirme un poco paranoico. Tratando de asimilar todo lo que había sucedido. La experiencia en el departamento, la transformación en demonio, la generosa ayuda de Rias, la pradera oscura ¿Por qué la luz del sol me afectaba tanto? ¿Era una consecuencia de mi nueva condición de demonio? Si era así, necesitaba encontrar una manera de adaptarme y protegerme... todo parecía demasiado surrealista para ser verdad.

Finalmente, llegué a la tienda y la sombra interior me proporcionó un respiro momentáneo. Mientras empujaba el carrito por los pasillos, la fatiga comenzó a disminuir un poco. Aun así, no podía sacudirme la sensación de que algo estaba terriblemente mal.

Empecé por los productos básicos: un saco de arroz de 10 kg, algunos sobres de pasta, algunas verduras, carne, leche y pan. Luego añadí algunos artículos más específicos que sabía que podrían ser útiles para mantenerme con energía: huevos, nueces, tofu y algunos que otros snacks.

A medida que recogía los artículos, no podía evitar sentirme un poco más normal, como si este simple acto de comprar comida me conectara de nuevo con una vida cotidiana y predecible. Mi mente seguía dándole vueltas a los eventos recientes. La experiencia en la pradera oscura y el líquido dorado y negro que había absorbido eran inquietantes.

El hecho de que ahora formara parte de un séquito me daba cierta seguridad financiera, pero también me recordaba la responsabilidad que conllevaba. Me dirigí a la caja, la cajera me miró brevemente, tal vez notando mi palidez y el sudor que se formaba en mi frente a pesar del aire acondicionado, antes de empezar a escanear los artículos. Mientras pasaban los artículos por el lector, me aseguré de mantener una expresión neutra, aunque mi mente estaba llena de preguntas y preocupaciones.

Pagué lo más rápido posible y salí de la tienda, de nuevo enfrentándome al sol abrasador. Con las bolsas llenas de provisiones, me dirigí de regreso a mi departamento. El camino de vuelta a mi departamento fue igual de difícil, pero me apresuré lo más que pude. Cada paso bajo el sol parecía chupar más y más energía de mi cuerpo.

Al llegar a mi puerta, dejé las bolsas en el suelo un momento y saqué las llaves. Abrí la puerta, recogí las bolsas y entré. El aroma familiar del departamento me recibió, y a pesar de todo, sentí una ligera sensación de alivio. Cuando finalmente llegué a la seguridad de mi hogar, cerré la puerta tras de mí y dejé caer las bolsas al suelo, exhausto.

Respiré hondo y me dirigí a la cocina para guardar mis compras. Guardé las provisiones en la cocina, asegurándome de organizar todo adecuadamente. La actividad me distrajo de las preocupaciones y me ayudó a sentirme más en control de mi entorno. Una vez terminado, me senté en la mesa y, por primera vez en lo que parecía mucho tiempo, respiré profundamente.

Necesitaba descansar y pensar en cómo manejar esta nueva debilidad. Había muchas preguntas sin respuesta, y no podía permitirme ignorarlas si quería sobrevivir en este nuevo y peligroso mundo.

De alguna manera, a pesar de mi intención de organizar mis pensamientos y planificar mis próximos pasos, la fatiga extrema me venció. El agotamiento de las últimas experiencias, combinado con la extraña debilidad que sentí bajo el sol, me había pasado factura, me quedé dormido casi al instante, el peso del agotamiento arrastrándome a un sueño profundo y sin sueños

El sueño fue profundo y sin sueños, una especie de refugio temporal de la realidad abrumadora en la que me encontraba. Cuando abrí los ojos al día siguiente, la luz que se filtraba por las cortinas, me resultaba tan molesta como el día anterior. Me sentía un poco más descansado, aunque todavía había una pesadez en mi cuerpo que no podía ignorar, también cansado y desorientado. Había dormido hasta el día siguiente, más de lo que había planeado o deseado.

Me incorporé lentamente, tratando de aclarar mi mente y recordar lo que había sucedido. Recordé el día anterior y la manera en que la luz del sol me había debilitado. Definitivamente, esto era algo nuevo y preocupante.

La experiencia en la tienda, la debilidad bajo el sol, y el hecho de haber dormido durante horas sin darme cuenta... todo indicaba que mi cuerpo estaba sufriendo cambios significativos y que necesitaba adaptarse a mi nueva naturaleza, también necesitaba recuperarse del esfuerzo y el estrés que había soportado.

Me levanté lentamente, con cuidado de no agravar la debilidad que aún sentía en mis músculos, estirando los músculos entumecidos, y me dirigí a la cocina para prepararme algo de comer. Mientras cocinaba, mi mente volvía una y otra vez a la misma pregunta: ¿Qué me estaba pasando? ¿Era una consecuencia directa de mi transformación en demonio?

La debilidad bajo el sol probablemente era una consecuencia de ser un demonio. Recordé vagamente algunos detalles de la serie, donde los demonios tenían debilidades específicas y características únicas. Necesitaba recordar más para entender mejor mi nueva naturaleza y cómo manejar mis debilidades.

Decidí que necesitaba planificar mejor mis salidas al exterior y encontrar una forma de protegerme de los efectos debilitantes del sol. Quizás ropa más cubierta y buscar lugares con sombra podrían ayudar, pero eso solo sería una solución temporal.

Mientras desayunaba con los fideos instantáneos restantes, reflexioné sobre mi situación. Necesitaba respuestas. No podía seguir viviendo al borde del colapso cada vez que salía a la luz del día. Rias Gremory había prometido ayudarme, pero hasta que pudiera hablar con ella de nuevo, estaba solo en esto.

Además, la energía destructiva que había sentido y el líquido dorado y negro seguían siendo un misterio.

Respiré hondo, me puse la capucha, y salí al mundo exterior una vez más. Sabía que, para adaptarme completamente a mi nueva realidad, debía ganar resistencia contra el sol. No podía permitirme ser vulnerable en un mundo lleno de peligros. Cada paso fuera de mi departamento me hacía consciente de la necesidad de fortalecerme y encontrar una manera de vivir con esta nueva vulnerabilidad.

El aire fresco de la mañana me golpeó con una sensación de alivio momentáneo. Mientras caminaba por las calles, cada rayo de sol parecía perforar mi piel, pero me obligué a seguir adelante. Las calles aún tranquilas, tratando de absorber tanto sol como pudiera sin sobrepasar mis límites. Cada minuto bajo la luz del sol era un desafío.

Decidí que la mejor manera de abordar este problema era exponiéndome gradualmente. Sabía que podía tomar tiempo y sería doloroso, pero no tenía otra opción. Mi objetivo era simple: fortalecer mi resistencia al sol.

Caminé hacia un parque cercano, buscando un lugar donde pudiera sentarme y pensar. La luz del sol era menos intensa entre los árboles, y me permitió descansar un poco mientras aún recibía la exposición necesaria. Encontré un banco a la sombra y me senté, tratando de equilibrar mi necesidad de sol con el deseo de no agotarme por completo.

Mientras me sentaba allí, reflexioné sobre las muchas incógnitas que aún tenía. Necesitaba entender más sobre mi nueva naturaleza demoníaca y las capacidades que podría desarrollar. También tenía que averiguar cómo manejar esta debilidad al sol y buscar formas de contrarrestarla. Quizás, con el tiempo, desarrollaría algún tipo de resistencia o encontraría un objeto que pudiera ayudarme.

Sin embargo, mientras pensaba en mis próximos pasos, me di cuenta de que necesitaba proteger mis ojos del sol. La luz intensa era una amenaza constante, y sentía como si estuviera quemando mis retinas con cada minuto bajo su resplandor.

Fue entonces cuando vi a un vendedor ambulante no muy lejos del banco. Me levanté y me acerqué, buscando algo que pudiera proteger mis ojos del sol abrasador. Después de examinar sus productos, encontré unas gafas de sol que parecían adecuadas para mi propósito.

Con un suspiro de alivio, me coloqué las gafas y sentí cómo mis ojos se protegían del resplandor del sol. Ahora podía sentarme con más comodidad y continuar mis reflexiones sin tener que preocuparme por dañar mis ojos.

Dejé el parque y comencé a recorrer la ciudad. A medida que caminaba, me aseguré de mantenerme cubierto y protegido del sol, utilizando las gafas de sol y la capucha de mi sudadera para mitigar su impacto sobre mí. La ciudad era un laberinto de calles y edificios.

Pasé por mercados bulliciosos, donde los vendedores anunciaban sus productos con entusiasmo. Vi niños jugando en las calles, ignorantes del mundo al que pertenecen.

A medida que avanzaba, me encontré alejándome de las zonas más concurridas y adentrándome en áreas más tranquilas y desoladas. Los edificios se volvieron menos frecuentes y más espaciados, y las calles más vacías. Sentí una calma extraña mientras continuaba mi camino hacia los límites de la ciudad.

Finalmente, después de lo que parecieron horas de caminar, llegué a los bordes de la ciudad. Aquí, la urbanización se desvanecía en campos abiertos y bosques. El contraste entre el bullicio de la ciudad y la serenidad del campo era sorprendente. Me detuve un momento para apreciar la vista, respirando el aire fresco y limpio que ofrecía el campo.

El entorno me proporcionó una sensación de paz momentánea, una pausa en el caos de mis pensamientos. Me detuve un momento para mirar a mi alrededor, absorbiendo el contraste entre la ciudad que había dejado atrás y la tranquilidad de la naturaleza que tenía frente a mí. Había un sendero que parecía adentrarse en un pequeño bosque, y decidí seguirlo, esperando que la paz del entorno natural me ayudara a aclarar mis pensamientos.

Mientras caminaba por el sendero, mis pasos eran lentos y meditativos. La luz del sol filtrada a través de las hojas de los árboles era menos intensa, y sentí que podía respirar con más facilidad. Cada paso me alejaba un poco más de la confusión y la incertidumbre.

De repente, un impacto violento me derribó al suelo. Mi cuerpo se estrelló contra la tierra, haciéndome perder el aliento y llenando mi boca de polvo y hojas secas. Intenté levantarme rápidamente, mi mente aturdida por la sorpresa y el dolor que irradiaba por todo mi cuerpo.

Miré a mi alrededor con ojos entrecerrados, buscando a mi atacante. La tranquilidad del bosque había desaparecido, reemplazada por una sensación de peligro inminente. Lo que vi me dejó helado: una figura oscura y amenazante se alzaba frente a mí, con ojos que brillaban con una malevolencia sobrenatural.

Intenté moverme, pero el golpe había dejado mis extremidades temblorosas y débiles. Luché por levantarme, sintiendo cómo la adrenalina empezaba a bombear a través de mis venas.

La figura se acercó, cada paso retumbando en el suelo como un eco. Su presencia era abrumadora, y mi mente corría en busca de una estrategia, cualquier cosa que pudiera darme una ventaja.

Respiré hondo y traté de concentrarme. Recordé la extraña energía que había sentido anteriormente, esa fuerza destructiva que había despertado en mi interior. Si podía canalizarla de alguna manera, tal vez tendría una oportunidad.

Con un esfuerzo supremo, me levanté del suelo, tambaleándome ligeramente. Miré a mi atacante directamente a los ojos, intentando no mostrar el miedo que sentía. Extendí una mano, tratando de convocar esa energía, esperando que respondiera a mi llamada.

Sentí un ligero hormigueo en la punta de mis dedos. Pero antes de que pudiera hacer algo, la figura oscura se lanzó hacia mí con una velocidad asombrosa. No tuve tiempo de reaccionar. El siguiente golpe me envió volando varios metros, estrellándome contra un árbol con una fuerza brutal.

El dolor era intenso, pero tenía que seguir luchando. Tenía que encontrar una manera de salir de esta situación con vida. Mis pensamientos eran un torbellino. Intenté levantarme de nuevo, mis músculos protestando con cada movimiento. El enemigo se acercaba lentamente, disfrutando de mi sufrimiento. Respiré hondo, cerré los ojos un momento.

—Esto apesta —Dijo una voz femenina llena de desdén.

—¿A qué te refieres? —Pregunté con dificultad, levantando la vista para ver a una mujer de aspecto feroz, sin entender su repentino comentario.

—Vamos, Cleria Belial... en los viejos tiempos al menos hubieras intentado destrozarme —Reclamó, su voz llena de frustración y furia contenida.

—Ah, ya entiendo. Cleria es la antigua administradora. Estás confundida... yo soy el junior —Mencioné, sintiendo la confusión aumentar con cada palabra.

—No... ¿Dónde está ella? —Preguntó con una mezcla de confusión y enojo en su voz.

—Pues ya se murió y no quiero ponerme sentimental —dije mientras sentía las lágrimas brotar debido al dolor del golpe reciente.

—Ven aquí y golpéame como ella lo hubiera hecho —Exclamó con furia, sus ojos ardiendo con una pasión peligrosa.

—No, que te voy a andar golpeando —Intenté levantarme, tambaleándome mientras lo hacía.

—¿Por qué no, demonio? —Frunció el ceño, visiblemente ofendida por mi negativa.

—Porque es lo que tú quieres... y no, señora mía, no le voy a seguir el jueguito —Dije, esforzándome por mantener mi voz firme mientras me apoyaba más en el árbol para estar de pie.

—¿No vas a pelear? —Ella parecía genuinamente ofendida y desconcertada.

—No —Respondí categóricamente, intentando alejarme de ella, cada paso un desafío contra mi propio cuerpo herido y agotado.

Intenté alejarme de ella, cada paso una lucha contra el dolor que aún resonaba en mi cuerpo. Ella me observaba con una mezcla de desdén y curiosidad, claramente frustrada por mi falta de cooperación.

Sin embargo, el dolor y el agotamiento eran demasiados. Caí inconsciente, sin poder luchar más contra el peso que me oprimía.

Cuando desperté, el entorno había cambiado. Era de noche y me encontraba en una especie de casa dañada por el paso del tiempo. El aire era frío y húmedo, y las paredes mostraban signos de abandono. Intenté moverme, pero el dolor aún era intenso. Sentí una presencia cercana, y cuando levanté la vista, vi a la misma persona que me había atacado.

Me di cuenta de algo nuevo: era ciega. Sus ojos, aunque abiertos, no enfocaban nada en particular. Sin embargo, su postura y la forma en que se movía mostraban una confianza y habilidad que me dejaron claro que su ceguera no la limitaba.

—¿Estás despierto? —Su voz era más suave ahora, aunque aún había un borde de dureza.

—Sí —Respondí, mi voz apenas un susurro debido al agotamiento —¿Dónde estoy? —Pregunté, mi voz débil y ronca.

—En un refugio —Respondió ella, avanzando con una gracia sorprendente para alguien que no podía ver —Necesitabas descansar, así que te traje aquí —

—¿Por qué...? —Comencé a preguntar, pero ella me interrumpió.

—No te equivoques. Si hubiera querido matarte, ya estarías muerto —Dijo, su tono era una mezcla de advertencia y resignación —Quería saber quién eres realmente —Respondió ella, acercándose lentamente —Cleria Belial fue una rival digna. Tú... tú eres patéticamente débil —

Intenté incorporarme, pero el dolor me obligó a permanecer en el suelo.

—No sé qué esperas de mí —dije, tratando de mantener la calma —No soy Cleria. No sé nada de sus asuntos —

—Eso lo sé —dijo ella casi riéndose, deteniéndose frente a mí —Pero algo en ti despertó mi curiosidad. Esa energía que liberaste... no era algo que un demonio común pudiera usar y entre los que lo usan no lo tienen fragmentado —

Sus palabras hicieron eco en mi mente. La energía que había sentido antes, la que había liberado en un momento de desesperación, parecía ser más significativa de lo que había pensado.

—¿Fragmentado? —Pregunté, intrigado por sus palabras.

Ella asintió.

—Sí, fragmentado. Es inusual encontrar a alguien con tal discapacidad. La mayoría de los demonios tienen acceso a su Touki demoniaco, pero el tuyo... …parece ser diferente, como si estuviera dividida en partes, es en verdad lo peor que le pudo pasar a alguien tan joven —

Mis pensamientos se agitaron mientras intentaba comprender lo que ella estaba insinuando. ¿Qué significaba eso para mí?

—¿Y qué significa eso para mí? —Pregunté, buscando respuestas en sus palabras.

Ella se quedó en silencio por un momento, como si estuviera considerando sus palabras con cuidado.

—Significa que eres incapaz, diferente de cualquier otro demonio que haya encontrado —Dijo finalmente —Y también significa que te han cortado todo tu potencial que alguna vez hubieras podido alcanzar, aunque en tu caso no sería mucho. No lo puedes dominar ya que esas energías fragmentadas no son compatibles entre sí, lo único que podrías hacer es convertirte en una pequeña bomba suicida —

Las palabras de ella me golpearon como un puñetazo en el estómago, dejándome aturdido y confundido. ¿Incapaz? ¿Discapacitado? ¿Una bomba suicida? Era como si todo lo que había creído sobre mí mismo se desmoronara en un instante, dejando solo dudas y temores en su lugar.

—Pero... ¿Cómo es posible? —Pregunté, luchando por comprender la gravedad de lo que ella estaba insinuando.

Ella suspiró, su expresión sin cambiar a pesar de su ceguera.

—No lo sé con certeza —Dijo con calma —Pero lo que sí sé es que las energías fragmentadas dentro de ti representan un peligro inminente. Si no puedes controlarlas, podrían consumirte por completo, convirtiéndote en poco más que un arma descontrolada.

La idea me llenó de terror y desesperación. ¿Cómo podía enfrentarme a un enemigo tan insidioso, uno que residía dentro de mí mismo? ¿Y qué significaba esto para mi futuro?

—¿Hay algo que pueda hacer? —Pregunté, buscando desesperadamente una salida de esta pesadilla.

Ella vaciló por un momento.

—No lo sé —Dijo finalmente —Pero si quieres tener alguna posibilidad de sobrevivir, tendrás que encontrar una manera de controlar esas energías fragmentadas dentro de ti. No será fácil, y el camino será suicida ya que nunca he visto a alguien como tú que viviera, ya que morirán al fragmentar su Touki —

Las palabras de ella resonaron en mi mente como un eco sombrío, sumiéndome en un abismo de desesperación y miedo. ¿Cómo podría enfrentar un destino tan sombrío, uno que parecía estar sellado desde el momento en que reencarne?

—Ahora lárgate —Mencionó con disgusto —Si te puedes mover, te puedes ir —

Su tono era brusco y desagradable, pero no tenía más opción que obedecer. El tono de sus palabras me golpeó con fuerza, recordándome que estaba solo en este mundo oscuro y despiadado. Me levanté con dificultad, sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros mientras me alejaba de ella y de sus palabras perturbadoras.

—Gracias por... —Comencé a decir, pero ella me interrumpió con un gesto de desdén.

—No me des las gracias —Dijo con frialdad —No te las mereces —

Con un gesto de desprecio, ella se dio la vuelta y se alejó, dejándome solo en medio de la oscuridad y el silencio. Con un suspiro resignado, me alejé de ella y de su casa, dejando atrás el oscuro presagio.

Mientras caminaba por las calles, mi mente bullía con pensamientos y emociones tumultuosas. ¿Qué significaba todo esto para mí? ¿Cómo podría enfrentar los desafíos que se avecinaban? Aunque el camino parecía incierto y peligroso, sabía que no podía darme el lujo de rendirme. Debía encontrar una manera de controlar esas energías fragmentadas dentro de mí y convertirlas en una fuerza que pudiera utilizar para mi propio beneficio.

A medida que caminaba por las calles solitarias, la brisa fría de la noche me envolvía, recordándome mi soledad y mi incertidumbre. Las luces de la ciudad brillaban en la distancia, ofreciéndome un bonito espectáculo que contrastaba con la oscuridad que me rodeaba.

Observé las luces parpadeantes, sintiendo una extraña sensación de calma y consuelo en medio de la noche. Aunque me sentía perdido y confundido, al menos sabía que no estaba solo. Las luces de la ciudad me recordaban que había vida y movimiento a mi alrededor, incluso en medio de la oscuridad.

Con cada paso que daba, me acercaba un poco más a ese resplandor reconfortante, dejando atrás mis miedos y preocupaciones por un momento. Sin embargo, justo cuando pensaba que había encontrado un rayo de esperanza en la oscuridad, todo se volvió negro de repente.

Cuando volví en mí, me encontraba en una situación aún más desesperante. Sentía una cuerda áspera atada firmemente alrededor de mis muñecas y tobillos, inmovilizándome. Una bolsa gruesa y rugosa cubría mi cabeza, impidiéndome ver dónde estaba o quién me había capturado. El olor a sudor y tierra penetraba a través de la tela, mezclándose con mi propio miedo y desconcierto.

Intenté moverme, pero la cuerda solo se apretó más contra mi piel, causándome un dolor agudo. Respiré profundamente, tratando de calmarme y pensar con claridad. Necesitaba encontrar una manera de liberarme, de entender quién me había atrapado y por qué.

Intenté recordar cómo había llegado a esta situación, pero todo era borroso y confuso. ¿Había sido atacado? ¿Secuestrado? ¿O era todo parte de alguna pesadilla retorcida?

—¡Oye! —Grité, esperando obtener alguna respuesta —¿Quién está ahí? ¿Qué quieren de mí?

Solo el eco de mi voz respondió, resonando en el espacio cerrado en el que me encontraba. La desesperación comenzó a crecer dentro de mí, pero me obligué a mantener la calma. Debía encontrar una forma de salir de esta situación, de averiguar qué estaba pasando y cómo podría sobrevivir.

El tiempo pasaba lentamente mientras luchaba por liberarme, cada segundo sintiéndose como una eternidad en la oscuridad y el silencio. Sabía que tenía que mantener la calma y buscar una manera de escapar, pero la incertidumbre y el miedo amenazaban con abrumarme.

Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, me concentré en mantener la calma y buscar cualquier indicio de una salida de esta pesadilla. Solo esperaba que alguien me encontrara pronto.

Mientras escuchaba atentamente, tratando de captar cualquier indicio de movimiento o voces.

Una voz fría y desconocida rompió el silencio. La pregunta resonó en el aire, cargada de desconfianza y hostilidad —¿Por qué quieres entrar a la ciudad? —Me tensé, intentando localizar la fuente del sonido a través de la bolsa que me cubría la cabeza.

Tragué saliva, intentando ordenar mis pensamientos. Aún con la bolsa en la cabeza y sin poder ver nada, sentí que la situación se volvía cada vez más tensa —¿Quién eres? ¿Por qué me has atrapado? —Intenté responder con la misma firmeza, aunque mi voz traicionaba el miedo que sentía.

—Yo hago las preguntas aquí, demonio —Dijo la voz con desdén —¿Por qué quieres entrar a la ciudad? —

—Yo vivo en la cuidad —La respuesta pareció sorprender a mi captor. Se produjo un breve silencio antes de que hablara de nuevo.

—¿Vives en la ciudad? —Repitió con incredulidad —Si como no, los únicos demonios que viven ahí es la soñera Cleria Belial y su sequito —La incredulidad en la voz de mi captor era palpable. Podía sentir su desconfianza crecer con cada palabra que decía.

—Es la verdad —Insistí, tratando de mantener la calma —Acabo de... bueno, acabo de... ...soy el junior y llevo en la ciudad durante nueve días —El silencio que siguió a mi declaración fue pesado y tenso. Podía sentir la mirada de mi captor clavada en mí, evaluando cada palabra, cada movimiento —

—¿Nueve días? —Repitió con escepticismo —¿Y cómo es que la señora Cleria no ha informado esto? —Tragué saliva, consciente de que cualquier cosa que dijera podría ser utilizada en mi contra.

—La señora está muerta —Dije finalmente —Actualmente el territorio ha cambiado a los clanes Sitri y Gremory —El silencio que siguió a mis palabras fue denso y lleno de tensión. Mi captor parecía estar procesando la información, y podía sentir que las miradas de todos los presentes estaban fijas en mí.

—¿Muerta? —repitió, como si la palabra fuera extraña para él —¿Cómo murió? ¿Y por qué no sabemos nada de esto? —Respiré hondo, intentando mantener la calma mientras respondía.

—Fue atacada —dije —No sé los detalles exactos, pero parece que hubo una lucha con la iglesia. Los clanes Sitri y Gremory tomaron el control del territorio después de su muerte —Con una mezcla de incredulidad y furia, sus ojos estrechándose mientras procesaba mis palabras. Sus compañeros intercambiaron miradas, susurros urgentes llenaron el aire.

—¿Y por qué deberíamos creerte? —Preguntó finalmente, su voz cargada de desconfianza —No hay ninguna razón para que tomemos la palabra de un demonio desconocido —

—No estoy pidiendo que confíen en mí ciegamente —Respondí con firmeza, tratando de mantener la calma —Solo estoy diciendo la verdad. Si no me creen, pueden investigarlo ustedes mismos —El silencio que siguió fue denso, solo roto por el murmullo de voces apresuradas y el crujir de telas. Sentí que las miradas se clavaban en mí, evaluándome, midiendo mis palabras con cautela.

—Quizás deberíamos verificar lo que dice —Intervino una voz más calmada entre la multitud. Era difícil precisar cuántos eran, pero sus voces resonaban en el espacio cerrado, cada una cargada de su propia sospecha y temor.

—No podemos arriesgarnos —Respondió mi captor, su tono oscilando entre la incertidumbre y la determinación —No sabemos quién está realmente detrás de esa bolsa. Podría ser una artimaña para infiltrarse —Mis músculos se tensaron aún más ante sus palabras.

El murmullo tenso y las voces suspicaces fueron interrumpidos por un estruendo repentino que sacudió el espacio confinado. Un estruendo metálico resonó seguido de gritos y el sonido de pisadas apresuradas. La habitación se llenó de confusión y caos mientras todos se movían hacia la fuente del alboroto.

—¡Intrusos! ¡Hay intrusos en la entrada sur! —Gritó una voz alarmada desde afuera.

Mi captor y sus acompañantes parecieron olvidarse momentáneamente de mi mientras se volvían hacia la salida, sus rostros tensos y alertas. Los murmullos se convirtieron en órdenes urgentes y el sonido de armas desenvainándose llenó el aire.

—Mantengan al prisionero asegurado, ¡no dejemos que escape! —Ordenó el líder de la guardia, su voz resonando sobre el tumulto.

Las cuerdas que me ataban se tensaron nuevamente mientras todos se apresuraban fuera de la sala, dejándome solo en la semi-oscuridad. Mi mente trabajaba frenéticamente, evaluando mis opciones. La oportunidad de escapar se presentaba ante mí, pero también significaba enfrentar lo desconocido fuera de esta habitación.

Las voces y los pasos apresurados se desvanecieron gradualmente a medida que el tumulto se alejaba de la sala donde me encontraba. El silencio regresó, pesado y opresivo, llenando el espacio antes ocupado por el caos y la tensión. Permanecí inmóvil por un momento, escuchando atentamente cualquier indicio de actividad cercana.

El silencio opresivo aumento progresivamente, acompañado por la oscuridad completa bajo la bolsa que cubría mi cabeza. Mis manos y tobillos estaban firmemente atados, sin ninguna posibilidad evidente de aflojar las cuerdas que me mantenían prisionero. Cada movimiento era inútil y solo servía para incrementar la presión de las cuerdas ásperas contra mi piel.

El tiempo parecía dilatarse en la espera angustiosa, hasta que finalmente percibí el sonido de la puerta de la habitación al abrirse. Una voz femenina resonó en la sala.

—Parece que todo lo que has dicho es verdad, demonio Junior —Apenas pude escuchar sus pasos acercándose a mí. Cada movimiento resonaba en la habitación, llenando el espacio con una tensión palpable. Sentí la presencia de la persona cerca de mí, pero mi visión seguía oscurecida por la bolsa que cubría mi cabeza.

—¿Dónde me encuentro? —Pregunté con urgencia, tratando de discernir más sobre mi entorno.

Hubo una pausa antes de que la voz femenina respondiera, su tono calmado contrastaba con la incertidumbre que sentía.

—Estás en un lugar seguro por ahora. No estás en peligro inmediato —Dijo con voz firme.

Sentí cómo trabajaba en las cuerdas que me ataban, liberando primero mis manos. La sensación de alivio al sentir mis muñecas libres fue inmediata, aunque mis tobillos seguían firmemente sujetos.

— ¿Quiénes son ustedes? ¿Y por qué estoy aquí? —Pregunté mientras continuaba con su tarea.

—Soy Shinobu Kocho, del cuerpo de cazadores. Estamos investigando extrañas circunstancias en la ciudad y parece que te hemos encontrado en medio de ello. Pero también debes entender que tu un demonio extraño que entra en nuestra ciudad sin haber pasado primero por el registro —Explicó, su voz revelando una mezcla de cautela y curiosidad.

El nombre resonó en mi mente mientras procesaba la información. Shinobu Kocho del cuerpo de cazadores parecía ser alguien con autoridad y experiencia en asuntos sobrenaturales. Sus palabras confirmaron mis temores: había sido capturado en medio de un conflicto más grande que yo no entendía completamente.

—Lo siento, no soy consciente de haber entrado sin registro. Soy solo un junior después de todo, y la verdad es que solo salí a caminar y cuando me di cuenta ya estaba fuera de la ciudad —respondí, tratando de mantener mi tono lo más calmado posible a pesar de la incertidumbre.

Shinobu Kocho asintió con comprensión mientras liberaba mis tobillos y retiraba la bolsa de mi rostro. Agradecí el alivio de poder ver nuevamente, aunque mis sentidos seguían en alerta máxima ante la situación desconocida en la que me encontraba.

—Entiendo. A veces la ignorancia puede llevarnos a lugares inesperados —Respondió Shinobu con una voz calmada y serena.

La luz tenue de la habitación reveló más detalles a mi alrededor. Estábamos en una especie de refugio subterráneo, con paredes de piedra con algunos tallados que no podía descifrar, creando una atmósfera de prisión tensa. Después de todo lo que había pasado durante el día, sentía una profunda necesidad de descanso.

— Sígueme, el sargento mayor te espera en la finca principal —dijo Kocho con voz serena, rompiendo el silencio que se había instalado entre nosotros.

Me puse de pie lentamente, mis músculos aún adoloridos por el golpe de esa mujer ciega. Seguí a Shinobu por los pasillos oscuros y estrechos del refugio subterráneo, tratando de absorber cada detalle del entorno desconocido en el que ahora me encontraba.

Las paredes de piedra estaban adornadas con extraños tallados que parecían tener siglos de antigüedad, pero su significado se escapaba a mi comprensión. La tensión en el aire era palpable, y podía sentir la vigilancia constante de los cazadores que nos rodeaban.

Sin embargo, cuando avanzamos hacia una parte del refugio iluminada por lámparas, pude distinguir mejor a Shinobu Kocho. Era una joven pequeña, de constitución esbelta, con el cabello ondulado de color negro que se desvanecía en un tono violeta oscuro en las puntas. Llevaba el cabello peinado en un moño plano en la parte posterior de su cabeza, sujeto con un adorno de mariposa blanco, turquesa y violeta claro.

Su presencia era notablemente elegante mientras avanzábamos por pasillos estrechos y oscuros durante varios minutos. Finalmente, llegamos a unas escaleras que conducían hacia arriba. En el techo, noté unas puertas de metal adornadas con los mismos tallados en piedra que habíamos visto antes en las paredes del refugio.

Shinobu se detuvo frente a las puertas y comenzó a tocar el metal con un ritmo preciso, como si estuviera introduciendo un código secreto. Los tallados en las puertas parecían cobrar vida bajo sus dedos, emitiendo un leve resplandor que indicaba una respuesta a su contacto.

Al ascender por las escaleras y salir, pude ver que los que habían abierto las puertas eran guardias con el rostro cubierto. También noté varias personas más con el mismo uniforme elegante que llevaba Kocho. Todos parecían estar en alerta máxima, vigilando los alrededores con una disciplina profesional que denotaba entrenamiento y experiencia.

—Bienvenido al complejo de operaciones, Junior —Dijo Shinobu con una sonrisa tranquila, señalando hacia el área donde estábamos.

El complejo estaba discretamente construido en medio de un bosque denso, camuflado entre árboles y colinas para mantenerse oculto de miradas indiscretas. Aunque la luz del día comenzaba a entrar lentamente, la estructura del complejo revelaba una combinación de modernidad y funcionalidad eficiente.

—Aquí es donde coordinamos nuestras operaciones y llevamos a cabo nuestras investigaciones —Explicó Shinobu, guiándome a través de pasillos bien iluminados y salas equipadas con tecnología actual y algo antigua.

Los pasillos estaban decorados con detalles que combinaban elementos contemporáneos con motivos que parecían inspirados en tradiciones. Las lámparas emitían una luz cálida que contrastaba con las paredes de piedra que, a su vez, estaban adornadas con tallados misteriosos.

A medida que avanzábamos, pasamos por salas donde varios miembros del equipo estaban concentrados en monitores y equipos de comunicación sofisticados. Algunos llevaban el mismo uniforme, mientras que otros tenían uniformes diferentes que indicaban roles específicos en las operaciones del complejo. También noté la presencia de personas vestidas como enfermeras, moviéndose con serenidad y eficiencia entre los diferentes equipos.

Los miembros del equipo parecían estar completamente absorbidos en sus tareas, monitorizando datos, coordinando comunicaciones y preparándose. Había un ambiente de concentración y determinación en cada sala que reflejaba la importancia y la seriedad de las operaciones llevadas a cabo en este complejo oculto.

Shinobu continuó guiándome con paso seguro y tranquilo por los pasillos del complejo, mientras notaba que la mayoría de las personas parecían conocerla y respetarla profundamente. Durante todo el trayecto, no dijo una palabra, concentrada en llevarme hacia mi próximo destino. Finalmente, llegamos a lo que parecía ser el edificio principal del complejo.

—Aquí es donde debo dejarte, Junior —Dijo Shinobu cortésmente, deteniéndose frente a la entrada del edificio principal —Otro miembro del equipo te guiará a la oficina del sargento mayor Kurosawa. Estoy segura de que él querrá hablar contigo personalmente.

Asentí en comprensión, agradecido por su guía y la tranquilidad que había transmitido durante todo el recorrido. Antes de que pudiera despedirme, Shinobu me ofreció una leve sonrisa y luego se alejó con la misma gracia silenciosa con la que había llegado.

Un hombre de mediana edad, vestido con el mismo uniforme negro y con una expresión seria pero amable, se acercó para guiarme hacia la oficina del sargento mayor. Caminamos por pasillos iluminados y decorados de manera funcional, mientras me sentía observado por los otros miembros del equipo que pasaban junto a nosotros.

Finalmente, llegamos a una puerta de madera maciza con el nombre "Sargento Mayor Kurosawa" grabado en una placa de metal pulido. El hombre abrió la puerta y me invitó a pasar.

—El sargento mayor Kurosawa estará contigo en un momento. Por favor, siéntate y hazte cómodo —Dijo el hombre con cortesía antes de retirarse discretamente.

Entré en la oficina, que estaba amueblada de manera sobria pero funcional. Había una gran mesa de madera con varios documentos y dispositivos de comunicación, así como una serie de mapas desplegados en una pared. En el centro de la habitación, había un escritorio ordenado con una computadora portátil y algunos expedientes abiertos.

Me senté en una silla frente al escritorio, sintiendo la tensión y la anticipación mientras esperaba la llegada del sargento mayor Kurosawa. Observé los detalles de la oficina, preguntándome qué preguntas tendría y qué información compartiría conmigo sobre la situación en la que me encontraba.

Mientras esperaba la llegada del sargento mayor Kurosawa en su oficina, mis ojos se desviaron hacia los mapas desplegados en la pared frente a mí. Cada uno estaba etiquetado con diferentes categorías: "Avistamientos", "Peligro" y "Residencias".

Los mapas de "Avistamientos" mostraban puntos marcados en varias partes de la ciudad y sus alrededores, indicando lugares donde se habían reportado actividades sospechosas o fenómenos inusuales. Las etiquetas estaban acompañadas de fechas y detalles breves que parecían señalar incidentes recientes.

Los mapas de "Peligro" mostraban áreas destacadas en rojo o amarillo, denotando zonas de alto riesgo o donde se habían detectado amenazas potenciales. Estas áreas estaban cuidadosamente delimitadas y parecían ser objeto de una vigilancia constante por parte del equipo de operaciones.

Los mapas de "Residencias" mostraban marcadores dispersos que indicaban ubicaciones habitadas o importantes para vigilar dentro de la ciudad. Estos marcadores estaban relacionados con símbolos que parecían indicar la presencia de residentes sobrenaturales en el área. Cada símbolo era único y posiblemente correspondía a diferentes tipos de entidades sobrenaturales que habitaban la ciudad.

Al examinar más de cerca los mapas, noté que algunos marcadores estaban ubicados estratégicamente cerca de puntos clave como cruces de caminos, áreas históricas o lugares confluencia de energía.

Mientras examinaba los mapas, me di cuenta de la complejidad y la meticulosidad con la que el equipo de operaciones llevaba a cabo sus deberes. Cada detalle parecía estar cuidadosamente registrado y analizado, reflejando la importancia de mantener el orden y la seguridad en medio de circunstancias desconocidas y potencialmente peligrosas.

Cada ubicación en los mapas parecía crucial por diferentes razones: algunos marcados por peligro inminente, otros por potencial peligro, y algunos más por la presencia de residentes sobrenaturales. Sin embargo, entre todas estas marcaciones, un lugar en particular llamó mi atención: estaba etiquetado simplemente como "Mercado".

El marcador del mercado en los mapas, destacado con un símbolo único, indicaba claramente que era un lugar de reunión significativo para los residentes sobrenaturales de la ciudad. Sin embargo, algo que llamó la atención fue que este lugar también estaba marcado como peligroso.

Decidí que explorar el mercado podría proporcionar respuestas clave o información útil para comprender mejor mi situación y el contexto en el que me encontraba. Sin embargo, surgió una preocupación: ¿aceptarían dinero humano en un lugar tan centrado en la comunidad sobrenatural? Era una incógnita importante, ya que mi capacidad para negociar o asegurar información podría depender de ello.

Al mismo tiempo, no podía apartar de mi mente el encuentro con la mujer que me había atacado en los límites de la ciudad. Su confusión al creer que yo era Cleria y el ataque que siguió eran un recordatorio agudo de lo peligroso y complicado que era este mundo sobrenatural. Ella claramente no sabía que Cleria había muerto hacía tiempo, lo que complicaba aún más la situación y aumentaba mi necesidad de comprender lo que estaba ocurriendo.

Mientras esperaba la llegada del sargento mayor Kurosawa, mi mente repasaba frenéticamente todo lo que había experimentado desde que desperté en esta nueva realidad. Recordaba vívidamente mi reencarnación como demonio, un evento desconcertante que me había dejado desorientado y vulnerable.

El primer shock fue descubrir las cuerdas ásperas que me inmovilizaban, el olor penetrante de la tierra y el sudor bajo la bolsa que cubría mi cabeza. Había sido secuestrado, pero aún más perturbador fue darme cuenta de que había sido confundido con Cleria Belial, una figura poderosa que, según entendí, había muerto.

El ataque en los límites de la ciudad por parte de una mujer desconocida, que me había atacado con la convicción de que yo era Cleria, había sido una prueba dolorosa de la peligrosa confusión que rodeaba mi identidad en esta ciudad sobrenatural.

A pesar de mis esfuerzos por mantener la calma y pensar con claridad, cada nuevo giro en esta situación solo aumentaba mi sensación de vulnerabilidad y desconcierto. La llegada al complejo de operaciones de los cazadores había sido un alivio momentáneo.

Como alguien que se consideraba solo un chico normal, enfrentarme a esta nueva realidad llena de criaturas y fuerzas que aún no comprendía me llenaba de temor. No sabía quién confiar ni qué esperar a continuación, y la incertidumbre me pesaba como una losa sobre los hombros. El silencio de la habitación solo intensificaba mis pensamientos tumultuosos.

Me sentía desamparado y vulnerable, una sensación abrumadora para alguien que solo era un chico normal antes de ser arrastrado a este mundo de peligro. Las preguntas sin respuesta zumbaban en mi mente, amenazando con consumirme mientras esperaba la llegada del sargento mayor Kurosawa.

Entonces recordé el consejo de mi padre, un hombre firme y decidido cuyas palabras resonaban en mi mente en momentos de desesperación. "Déjame adivinar, te sientes triste o cansado, hijo. A nadie le importa. Tu vida no es lo suficientemente relevante y necesita mejorar. Tus circunstancias todavía necesitan cambiar, aún tienes trabajo por hacer. Debes desempeñarte sin importar cómo te sientas. Necesitas trabajar duro, especialmente cuando estés triste o cansado. Cultiva el autocontrol y la disciplina, porque el único que puede cambiar tu vida eres tú. Así que levántate y actúa. Porque en esta vida debes aprender algo... …los hombres no se rinden. Los hombres caen, pero se levantan y continúan... …los que se rinden, no son merecedores de ser llamados hombres."

Las palabras de mi padre eran como una chispa en la oscuridad, un recordatorio de que, a pesar de lo abrumador que todo parecía, no podía permitirme el lujo de rendirme. Mi situación era difícil, pero no insuperable. La fuerza para enfrentarla tenía que venir de dentro de mí. No importaba lo confuso y asustado que me sintiera, necesitaba encontrar una manera de adaptarme, de luchar y de seguir adelante.

Tomé una respiración profunda, llenando mis pulmones de aire y tratando de calmar el torbellino de emociones dentro de mí. Tenía que mantener la cabeza fría, analizar la situación y encontrar una manera de salir adelante. Había sido arrastrado a este mundo sobrenatural, pero no tenía que ser una víctima pasiva de sus circunstancias.

Justo en ese momento, la puerta se abrió y el sargento mayor Kurosawa entró en la habitación. Su presencia imponente llenó el espacio con una mezcla de autoridad y serenidad, y por primera vez

Su presencia imponente llenó el espacio con una mezcla de autoridad y serenidad, y por primera vez, sentí lo que es una presencia abrumadora. El sargento mayor Kurosawa tenía una figura robusta y una mirada intensa que parecía penetrar a través de mis pensamientos, evaluando cada fragmento de información que pudiera ofrecer.

Mientras se sentaba detrás de su escritorio, mi mente seguía repitiendo las palabras de mi padre. Me obligué a respirar profundamente, intentando calmarme y prepararme para lo que vendría. La calma exterior del sargento mayor contrastaba con mi agitación interna, pero también me proporcionaba un ancla, una figura a la que aferrarme en medio del caos.

—Junior, ¿verdad? —Dijo, con una voz firme pero no desprovista de compasión —Lamento la demora. Tenemos mucho de qué hablar —


Escena post créditos

El cuarto cerdito no tiene una casa de paja, madera o ladrillo...

…el cuarto cerdito tiene una casa de campaña...

…forrada en la piel de los lobos que vinieron antes...

Al salir de su refugio, el cuarto cerdito se ajusta su capa hecha de retazos, recuerdo de sus hermanos...

…cada paso que da, firme y decidido, hace eco en el bosque silencioso...

…el cuarto cerdito sale a enfrentar al lobo armado solo con sus patitas...

…sus ojos reflejan una determinación que intimida al mismísimo viento...

...la luna llena ilumina la escena, bañando el suelo en un resplandor plateado...

El lobo, con su mirada feroz y su pelaje oscuro como la noche, se detiene frente a él...

…sus colmillos relucen bajo la luz de la luna, pero el cuarto cerdito no se acobarda...

…lo mira fijamente a los ojos, esos ojos llenos de hambre y malicia...

Con una calma que desarma, el cerdito se planta firme y desafiante...

…lo mira a los ojos, fijamente, sin un atisbo de miedo...

...la tensión en el aire es palpable, el bosque guarda silencio expectante...

—Vamos... …sopla... …¡SOPLA!

El lobo toma aire, dispuesto a demostrar su poder...

…pero algo en la actitud del cerdito lo hace dudar...

…¿Qué es lo que este pequeño tiene que los otros no?

El cuarto cerdito no retrocede...

…sus patitas están firmemente plantadas en el suelo...

…confiado en su capacidad para enfrentarse al lobo...

El lobo sopla con todas sus fuerzas, esperando ver la casa de campaña volar...

…pero la estructura se mantiene firme, protegida por las pieles de los lobos anteriores...

El cerdito sonríe, sabiendo que el lobo ha subestimado su fortaleza...

…él ha aprendido de los errores de sus hermanos...


Nota del autor:

Como espectador, podría parecer incoherente que al inicio de "High School DxD" haya una aparente falta de diversos seres sobrenaturales en la ciudad de Kuoh. La serie establece desde el principio que existe un mundo lleno de ángeles, demonios y otras criaturas que coexisten con los humanos en secreto. Por lo tanto, esperaría ver al menos algunos indicios o menciones de estas criaturas desde el inicio, incluso organizaciones humanas, especialmente considerando que la historia se desarrolla en un entorno donde estos seres son parte integral del trasfondo.

Esta falta inicial de presencia sobrenatural en Kuoh podría hacer que el mundo parezca menos cohesivo al principio, ya que contradice la premisa central de la serie. Es comprensible que los detalles del mundo sobrenatural se desarrollen gradualmente para no abrumar al espectador, pero un completo vacío de estas criaturas al inicio podría ser percibido como una desconexión con la expectativa establecida por el universo de la serie.

No es un crossover, simplemente me pareció más efectivo usar algunos personajes de otras obras ya que es muy tardado crear varios oc que saldrán en la historia mas adelante.

Si les molesta por favor dejen de leer la historia.

No es que sea flojo simplemente no tengo mucho tiempo para crear varios oc.

A por favor díganme si hay algo de lo que comúnmente se le dice como "Por el poder de la trama" tratare de que tenga sentido.

También díganme si quieren que explique algunas cosas que no se explicaran en la historia, ya que algunos personajes no saben la existencia de algunas cosas y solo se basaran en sus conjeturas.

Estos aspectos del mundo ficticio son importantes para la estructura y coherencia interna de la historia, pero pueden permanecer en segundo plano o solo ser sugeridos según sea necesario para apoyar la historia principal y la experiencia del lector.