Capítulo 2: El rougarou
Con una sonrisa de lado mostrándome su hoyuelo izquierdo y sus llamativos caninos, su imagen se esfumó.
En un abrir y cerrar de ojos ese tal Shaoran Li, desapareció. No me extrañaría después de lo que me persiguiera una parca, que un hombre desaparezca enfrente a mí no es nada.
Es una entidad espectral de la mitología occidental que se dice que es la manifestación sensible de la muerte misma.
En la post guardia generalmente mi cerebro está apagado, no funciona como debería así que lo único que hice fue largarme a mi departamento. Lo tomé tranquilamente, las últimas noches he tenido parálisis del sueño entonces esto parecía ser una más.
Al llegar kero me estaba esperando impaciente, se abalanzó hacia mí quería escalar por mis piernas, pero no se lo permití, estaba tan cansada que solo me limite a acostarme en el sofá y dormir.
…
Solo desperté para comer fideos instantáneos, tomar un baño y volver a dormir, esta vez en mi cama. Kero quería dormir en mi cama así que se lo permití y por primera vez no tuve parálisis del sueño, solo una pesadilla de persecución, donde una bestia de largas uñas me atrapaba rasgándome la piel de mi cintura. Me despertó en la madrugada el bufido del gato. En la esquina de la habitación, el mismo hombre observándome con su sonrisa desviada a la izquierda.
….
Decidí que hoy sería un día productivo así que me levanté con ganas de dar un paseo. No tenía mucha hambre, estaba en un ayuno de 18 horas aproximadamente, fui por un helado cubierto de chocolate, en unas horas estaré de guardia en el hospital y necesitaré energía.
Me encanta esta ciudad boscosa, hay mucho moho, pero es relajante ver los árboles en todos lados. Además, que tenemos muchos parques diferentes, uno de mis favoritos está cerca de mi departamento. Decidí pasar un rato caminando mientras me termino mi helado. Apenas pasaban de las 5 pm, no había mucha gente, sobre todo con este clima tan nublado y frío. En los estanques estaban los peces koi nadando de un lado a otro, la mezcla de colores blanco, naranja y negro se veían hermosos. La vida es hermosa. Estar viva es una bendición.
Fui a mi sitio, tienes que subir un poco por un montículo de tierra y después pasar por un pasillo en obra negra hasta llegar a una pequeña banca vieja que te da una vista panorámica del lugar, se supone que tiene 20 años que la clausuraron por un accidente con un niño, pero desde adolescente descubrí este lugar y me encanta para despejarme.
Ahora entre los estanques, los puentes, las bancas con un toque japones antiguo, los árboles de cerezo llenando el lugar con sus hermosos pétalos, entre en paz. Olvidé todo.
Aunque sea por un instante.
Lavanda, pimienta negra, mandarina, avellanas, pachuli…. Esos olores se unieron para crear una loción profunda, obscura.
—Hola
Gire suavemente la mirada a mi derecho y él, sentado emanado una paz interior. Igual que la última vez, su vestimenta era totalmente negra, Camisa de mangas largas dobladas hasta los codos, dos botones sin abrochar, pero eso sí, bien fajada, y usaban cinturón, no me atreve a ver sus zapatos me quedé mirando sus facciones, ya que por la poca luz del día pude distinguirlas mejor, mandíbula. Ligeramente cuadrada, bien afeitado, ojos un poco rasgados, pero su mirada era penetrante, seguramente por sus cejas pobladas, su cabello lacio y con un peinado alborotado. Había un peculiar brillo en sus ojos. No eran negros como lo recordaba. Parecía ser un hombre común.
—¿Qué haces aquí?
—Solo quería ver como estabas
—Bien—tomé aire— ¿Si te empiezo a hacer preguntas las responderás, o vas a desaparecer de nuevo?
Él se bufó mostrando ese hoyuelo y su canino prominente.
—Vale, pregúntame lo que quieras— su voz sonaba más relajada que ayer
Me mordí la lengua para evitar la pregunta más importante, así que decidí dar un par de rodeos.
—¿Por qué me perseguía esa parca?
—Creo que eso lo sabes, evitaste que se llevara a ese bebé, y evidentemente eso le molesto… las parcas deben entregar cuentas a la muerte
—¿Hay más?
—Muchas, una sola no podrá hacer el trabajo de todo el mundo…y su líder es la muerte— me miro a los ojos y sentí un poco de incomodidad— Y le molesta que no hagan su trabajo bien…
—¿Por qué las puedo ver?
—Buena pregunta—sonrió— Primero, ¿Sakura, recuerdas como fue tu infancia?
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Venía bordado en tu bata
Cierto. Evite su mirada
—No… no sé a qué te refieres
—Bien, ¿Amigos imaginarios?, pasaban cosas en tu casa y las omitías, ¿veías sombras y preferencias ignorarlas antes de darle una forma? —negué con la cabeza, él suspiró, cruzó sus piernas dándome una imagen más relajada de Shaoran—La pequeña sakura que se caía con "objetos invisibles" y que por eso utilizó zapatos ortopédicos innecesarios, la que odiaba las películas de terror, pero veía series con su padre sobre cazadores de monstruos, la niña que presentía que algo malo le pasaba a su madre antes de que enfermara, la niña que creció con su padre en un ambiente hostil, hasta que dejó de frecuentar a su familia, hasta que te fuiste a estudiar a otra ciudad con tu hermano, el cual siempre ha visto fantasmas y no ha dicho nada. La mujer que decidió olvidar todo eso porque tenía cosas más importantes de que preocuparse como estudiar.
Empecé con un temblor fino, me puse de pie rápidamente, me cayó una cubetada de agua helada, los recuerdos… había cosas raras en mi casa, en casa de mi padre, pero todo lo omitía, pensando que era el viento o alguna otra cosa.
—¿Quién eres tú?
—Ya te dije
Pregunta incorrecta. Volvió a una postura más erguida y formal.
—Sakura, yo solo debo protegerte, no quiero que nada malo te pase
—¿Eres mi ángel de la guardia?
Soltó una corta carcajada y permaneció con esa sonrisa ancha sus colmillos eran largos y se veían filosos.
—Todo lo contrario, cariño—se aclaró la garganta— No quiero que salgas huyendo cuando te lo diga, así que primero… quiero vernos mañana…hoy tienes que trabajar, así que te veré al medio día para llevarte a un lugar
—¿Quieres hacerme algo?
—Si, quitarte esa maldición.
Y así dejándome con un mar de dudas y un helado derretido se esfumó, otra vez.
…
Debí decirle que me acompañara al trabajo, seguramente habrá parcas rondando el hospital y tengo miedo de que intenten hacerme algo otra vez.
Para mi sorpresa Touya tenía razón, había un nuevo médico en el turno, estaba platicando con Kev, me vio llegar y se acercó a mí. Su piel era demasiado clara, su cabello en un negro azulado usaba lentes de marco grueso y un peinado de libro abierto suelto. Me sonrió con los ojos cerrados.
—Hola, Doctora Sakura, soy Eriol, tu nuevo compañero de guardia—su voz era un poco infantil pero agradable
—Mucho gusto—le sonreí aliviada
—Estaba hablando con Kev sobre como distribuir a los pacientes. Te entrego el censo.
Kev, el médico becario hizo un trabajo espectacular dándonos 12 pacientes a cada uno de forma aleatoria. Será una guardia un poco más relajada.
Después de pasar visita y hacer unos ajustes, solo nos quedamos al pendiente de nuevos ingresos. Al menos de mi parte no había pacientes graves. Decidí quedarme en pediatría a descansar un poco los ojos. No podía dormir en las noches de guardia. Seguro por la ansiedad.
O al menos eso creía… el sonido de una máquina me hizo despertar. La sala de choque. Me levanté lo más rápido que pude incluso desperté al bebé que estaba hospitalizado a mi lado. Suspire al ver que no era ningún menor quien estaba en la sala… ¿un ingreso? Maldición, no quiero verme como una abusadora al dejarle el trabajo a Eriol.
Corrí la cortina y ahí estaba Eriol parado junto a un paciente que no había visto antes. La máquina marcaba asistolia. Estaba muerto. Gire a todos los lados, pero no había ni una sombra.
—Murió hace 2 minutos—suspiró— Fue suicido
—Perdón…debí estar aquí…—Seguro no encontré a la parca por el tiempo que llevaba muerto
—No te preocupes, me gusta esto—me regaló su sonrisa juguetona—Bien daré los informes…
El resto de la guardia parecía muy tranquila, trate de no quedarme dormida de nuevo, pero no paso nada interesante. Me pregunté como iba a encontrarme a Shaoran, seguro el me encontraría primero, ya que siempre tiene la mira en mí.
…
Ya eran las 5 de la tarde y no había ni una señal de Shaoran, debió minino dejar un número telefónico. No sé por qué quiero verlo tengo esa necesidad o curiosidad más bien. Me untaba en el cuello esa crema con porcentaje de urea para la piel extremadamente maltratada, como la mía por las huellas de rascado. Hasta ahora me percate que tenía unas lesiones lineales en mi cintura, como rasguños. Pensé que tal vez me las había provocado mientras dormía. Solo coloque la crema y lo deje pasar.
Decidí salir de casa, estaba un poco obscuro, pero se me antojaba un capuchino con canela de una buena cafetería y no solo el café soluble que tengo en el departamento. Tengo que darme estos caprichos, no sé cuándo la muerte vendrá por mí.
Caminaba por la calle solitaria entre bosques disfrutando de la neblina cuando un ruido me cautivo. Un pequeño ronroneo. ¿Un gato? Lo primero que pensé es en adoptarlo para que kero no estuviera solo y no sufriera en las noches cuando estoy trabajando. Pero después al acercarme se escuchó más un refunfuño, era un perro. Nunca he sido de perros, pero no puedo dejarlo solo en la noche fría. Así que me adentre más entre los arbustos.
Un gruñido me paralizo, el sonido venía de la oscuridad, pero se escuchó lo suficientemente fuerte como si fuera un perro enorme. Los cuales me daban miedo. Intente retroceder, pero era tarde escuche sus pisadas corriendo sobre mí.
No era un perro. Era algo más grande, corriendo en sus cuatro patas me alcanzo a derribar. Su cabeza era como un lobo con unos múltiples colmillos delgados y largos, su aliento apestaba a sangre. Tomé mi paraguas y lo interpuse entre nosotros, la criatura alcanzó a morderlo y forcejé con él para evitar que me mordiera a mí.
—¡Ayuda! — el grito no fue tan fuerte como esperaba—¡Por favor!...
Después de un grito ahogado lo único que pudo salir de mis labios en este momento de terror; fue su nombre
—Shaoran
De momento hubo una lluvia de sangre recibió mi rostro, la bestia estaba inmóvil, con los ojos completamente amarillos bien abiertos. Alguien movió a la bestia muerta a un costado, por fin pude recuperar el aliento.
—Que sexy se escucha mi nombre con tu voz
Me ayudo a levantarme, no pude decir nada solo estaba viendo a la bestia que era mucho más grande que un lobo, y una cara espantosa.
—Es un hombre lobo—dije, él sacó un pañuelo blanco de su chamarra y me lo ofreció, empecé a limpiar mi rostro a toques para evitar hacer un desastre. No era la primera vez que tenía la cara llena de sangre
—Casi, es un rougarou. Es como un perro enorme que solo se alimenta de carne humana, pero nada que el hierro en la nuca no pueda corregir—El animal tenía una vara de hierro atravesada
—Gracias por salvarme…otra vez—Solo me sonrió y se acercó más a mi— Pero tengo muchas preguntas
—Me sorprendería si no—me quito el pañuelo y el empezó a quitar el resto de sangre de mi rostro— Perdón por hacerlo de una manera tan sucia—resopló con una sonrisa— me gusta sucio
Dijo muy bajo, pero estaba lo suficientemente cerca para escucharlo
—¿Eres un vampiro?
Él soltó una carcajada con su cabeza atrás. Los músculos de su cuello se marcaron y luego volvió a verme con una ancha sonrisa.
—No creas que los vampiros son como las películas, no brillan
—Vale, entonces dime que eres
—Si te lo digo, ¿prometes no salir corriendo?
—Tal vez
—Me gusta tu sinceridad… y sobre todo tu curiosidad— suspiró— ¿Quieres un café?
No acepte entrar a una cafetería con mis pantalones llenos de tierra y el desastre de mi rostro, así que él pidió las bebidas para llevar. Me entregó mi vaso de ese color marrón, supuestamente ecológicos, que no repelían el calor, mis manos se calentaron relajándome un poco.
—Es perfecto—dije dando un sorbo a mi capuchino
—Lo prefiero negro
—¿Por eso siempre vistes así?
—Creo que me sienta bien el color— caminamos por la acera un rato más como si se tratara de una cita
Una cita
—¿Cómo sabes que estoy maldita?
Antes de contestar le dio un sorbo a su café y me miro.
—Tus lesiones, tus pesadillas, tus apariciones, las moscas de tu casa, el vómito negro…
—¿Cómo sabes lo de las moscas?
—Debería preocuparte por qué sé dé tus marcas
Bebía su café tratando de disimular una sonrisa.
—¿Por qué me observas mientras duermo? — Fui al grano
—Para evitar que una pesadilla te mate
—¿Eso es posible?
—Hay muchas cosas que no sabes de este mundo…
—Como lo que tú eres
Se detuvo un poco yo me pare frente a él, basta de rodeos, de algo estaba segura él no era un humano común. Rodeo los ojos luego los poso sobre los míos
—Soy un demonio—Me quede callada un instante tratando de asimilarlo lo mire de pies a cabeza para idealizarlo— Tal vez me creerías más si…
Parpadeó y sus ojos se volvieron completamente negros, la piel de su mandíbula parecía volverse más gruesa y obscura, de su sien empezaron a salir una especia de cuernos. Sus dientes parecían sobresaltar, sus colmillos más alargados que de costumbre, filosos como los de un depredador. Se escucharon unas risas y pasos acercase, Shaoran solo movió su cabeza de un lado a otro y su aparecía volvió a ser humana.
Las adolescentes pasaron junto a nosotros. Shaoran no dejaba de mirarme, esperando una respuesta verbal, su mirada impaciente me hacía sentir nerviosa.
—¿Por qué éstas ayudándome?
—No te doy miedo—afirmó para sí mismo
—Solo me has salvado, si quisieras matarme ya lo hubieras hecho… ¿pero por qué?
Dio un suspiro largo y continuo
—No soporto ver sufrir a los inocentes…sabes no tienes la culpa, no has hecho nada para merecer esto… ¿confías en mí?
Los demonios son del infierno, son malos. Eso no han enseñado toda la vida ¿no? Pero tengo que saber que me está maldiciendo y como terminarlo antes de que la maldición acabe conmigo.
—Sí.
…..
N.A. Dedicado a mi esposo el geriatra, con un perfume muy familiar.
Yamilna.
