Temprano por la mañana, HanaYasha y sus alumnos fueron convocados por Jiraiya Uzumaki, para partir a la misión que con tantas ansias, los jóvenes habían esperado: una pelea cara a cara frente a un Youkai.
Naruto estaba tan emocionado que no podía dejar de saltar como conejo. A su izquierda, Sakura sonreía nerviosa. Y Sasuke, teniendo el mismo temple calmado que tanto lo definía, sonreía un poco, cruzado de brazos.
Al salir de la oficina del sannin, los cuatro regresaron a sus respectivas casas y empacaron las cosas que ocuparían en sus mochilas. Pasada una media hora, se reunieron en la inmensa puerta de madera; que dividía los distritos de los ninjas del bosque, y se fueron rumbo al este de la región del fuego.
PPPPP
-¿Ya llegamos? - interrogó el Uzumaki, caminando a la derecha de Sakura, mientras sostenía las correas de su mochila.
Al escucharlo, HanaYasha sacó de su chaleco verde oscuro un mapa; en forma de pergamino, y lo leyó cuidadosamente.
-Estamos cerca. - avisó, con la luz del atardecer iluminando su largo cabello plateado.
Sasuke se encontraba parado a su lado izquierdo.
-Solo hay que ir rio arriba. - guardando de nuevo el pergamino en sus ropas, vio a los menores asentir.
Atravesaron unos arbustos y se colocaron a la orilla de un rio, caminando tranquilamente... hasta que Sasuke vio algo inusual flotando en el agua. HanaYasha, dándose cuenta de lo pálido que estaba, volteó a su dirección. De pronto, se quitó la mochila y el chaleco y se lanzó al rio.
Anonadados, Sakura y Naruto se pararon junto a su compañero de ojos negros, viendo como su maestra, sacaba como si nada una cabeza humana. Al verla, la pelirrosa y el rubio gritaron aterrorizados.
-¡Tranquilícense! - pidió la kunoichi, saliendo del agua y lanzando la cabeza a la tierra.
-¡¿CÓMO QUIERES QUE LO HAGAMOS SI ESO ANTES ERA UNA PERSONA?! - cuestionó Naruto; con dos círculos blancos en lugar de ojos, dando saltitos en el piso.
-E-Estoy de acuerdo... - agregó Sakura, con la frente azul.
Permaneciendo en silencio, Sasuke desvió la mirada y cerró con fuerza los ojos. La hibrida suspiró. Tomó de nuevo la cabeza y se acercó a las raíces de un árbol cercano.
Ahí, se arrodilló y cavó un hoyo con sus manos. Después de depositar la cabeza en el hueco y cubrirla con la tierra, dio un par de aplausos y comenzó a rezar, dejando juntas las palmas de sus manos y cerrando los ojos.
Al ver aquello, Sakura se arrodilló a su izquierda e hizo lo mismo. Los chicos también se acercaron, con la diferencia de que decidieron rezar de pie, cerrando los ojos y bajando las miradas.
-Bueno... - dijo HanaYasha, culminando con sus plegarias y poniéndose de pie, volviendo por su chaleco y su mochila. - Espero que el jefe de la aldea nos dé una buena explicación.
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Llegando al humilde poblado, la gente miró despectivamente a los ninjas cuando estos pasaban por el sendero que conectaba con todas las cabañas a su alrededor.
Murmuraban cosas desagradables, atacando especialmente a la Hanyou, cosa que no fue del agrado de Sasuke, cuyo ceño se fruncía mientras más cerca se hallaban de la mansión del jefe de la aldea. Con Naruto pasaba lo mismo. Y Sakura, frustrada, agachaba más la cabeza y apretaba con fuerza las correas de su mochila.
Recordaba haber escuchado alguna vez, como la gente que habitaba en su distrito, sin importar a donde fuera, siempre la juzgaba con crueldad. En especial, luego de haber sido expulsada de Raíz.
Finalmente, en la entrada de la gran residencia, los recibió una sirvienta, reverenciando solo a los jóvenes ninjas. El Uchiha quiso hacerle un comentario por su grosería, pero HanaYasha lo detuvo con una sonrisa. Inquieto y avergonzado, el muchacho no tuvo más opción que asentir.
Pasando por el vestíbulo, se quitaron las sandalias, y caminaron por un largo pasillo, hasta llegar a una puerta corrediza al fondo de la oscuridad.
La sirvienta la abrió por ellos, haciéndose a un lado para permitirles acceder a la habitación, cuyas paredes estaban decoradas con pinturas de paisajes impresionantes de montañas y campos.
-Bienvenidos, ninjas de Konoha. - sentado sobre un cojín rojizo, el jefe de la aldea hizo una reverencia en el piso. Frente a él, había una fina bandeja con platos de comida sin terminar. - Me da gusto saber que nuestro problema será solucionado finalmente por profesionales.
-En el mensaje que enviaron, dice que un Youkai aparece solo por la noche y cobra la vida de todo aquel con el que se encuentra. - explicó HanaYasha, cruzándose de brazos y sentándose en el piso.
Sus alumnos hicieron igual.
-¿Podría darnos más detalles al respecto?
El hombre asintió.
-Desde hace un par de semanas, un misterioso monstruo aparece y secuestra solo a los aldeanos que caminan tarde por la noche. Por alguna razón desconocida, no muestra interés en las mujeres y los niños. Pasadas las horas, cerca del amanecer, hemos encontrado solo sus cabezas, en los arbustos o flotando en el rio.
HanaYasha sonrió de lado.
-Parece que tenemos un monstruo quisquilloso. - comentó, incorporándose y volteando a sus estudiantes. - Hay que buscar pistas. Andando.
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-¿Otra vez el rio? - cuestionó Sakura con curiosidad.
Para el momento en el que se internaron de nueva cuenta en el bosque, la luna ya se asomaba en lo alto del cielo nocturno.
-La cabeza que encontré no era la única que flotaba. - aclaró la Hanyou. - Alcancé a contar otras 4 cuando me sumergí en el agua. Solo tengo el olor de una, pero con eso será suficiente para dar con la guarida del Youkai.
-¿Y es muy necesario que te agaches de esa manera? - interrogó Sasuke, con un tic en su ojo izquierdo y una mano guardada en un bolsillo de sus ropas, viendo como olfateaba la tierra.
-Las cabezas de los aldeanos que vi, incluyendo la que saqué del rio, fueron cortadas en menos de un día. - recordó, arrodillándose y volteando hacia el chico. - Así que, en teoría, el rastro aun debería estar por aquí.
-¡UWAAA! - exclamó Naruto, llamando la atención de su equipo.
Cuando HanaYasha se puso de pie, corrió hacia un árbol y, al estar cerca de sus ramas, extendió su brazo derecho. Al acercarlo de nuevo hacia ella, notó que sus dedos tenían un rastro de delgadas y pegajosas telarañas. Unos segundos después, detectó un aroma inusual, seguido por la repentina aparición de una densa neblina que los separó.
-¡Esto es obra del Youkai! - gritó molesta, llevando su mano derecha al asidero de su espada. - ¡No vayan a bajar la guardia!
Entre más segundos pasaban, el ambiente se volvía más abrumador y asfixiante para Sasuke. Jadeando rápidamente y con los ojos abiertos como platos, presentía que, en cualquier momento, perdería la cabeza. Con su cuerpo pasando por violentos temblores; que le quitaban aún más el control sobre sí mismo, sacó un kunai de su bolsa de herramientas y apuntó a su cuello.
No obstante, a tan solo un segundo de poder clavárselo, HanaYasha lo encontró, recibiendo el filo del arma en su mano izquierda. El camino de sangre que se deslizaba lentamente por su piel, convirtiéndose en gotas al caer, lo devolvió a la realidad. Sonriendo, por comprobar que no estaba herido, la Hanyou le quitó el kunai y rodeó sus hombros con su brazo derecho.
-No te preocupes. Estoy a tu lado para guiarte y protegerte.
Sasuke se sonrojó de golpe, recuperando el brillo en sus ojos negros. De repente, su pierna izquierda fue tomada a la fuerza, obligándolo a caer y a ser arrastrado por la tierra, más allá de la neblina. Unos segundos después, la Hanyou escuchó un grito por parte de Sakura. Frunciendo el ceño, se apresuró en realizar algunas posiciones de manos.
-¡Estilo de viento! ¡Jutsu de las cuatro coordenadas!
A su alrededor, se formaron varios torbellinos que quitaron de golpe la neblina. Una vez que el viento se calmó, permitiendo que las hojas de los árboles bajaran a su acostumbrada velocidad, vio anonadada una cantidad descomunal de telarañas, colgadas en las ramas y copas de los árboles.
Naruto apareció a su derecha y señaló hacia unos arbustos. Ambos corrieron, terminando en otro claro, con lo que parecía ser la guarida de la criatura. Una cueva envuelta en telarañas.
Cerca de la entrada, Sakura y Sasuke hacían lo posible por resistir los jaloneos hechos por las telarañas en sus piernas. Al mismo tiempo, el Youkai; con cabeza y cuerpo de araña, y dos grandes patas con forma de guadañas, esperaba devorarlos con ansias, acostado sobre su telaraña.
Asustado por las vidas de sus compañeros, Naruto corrió hacia ellos, tomando a cada uno de un brazo y jalándolos hacia él. El monstruo gritó con furia, ejerciendo más presión en las piernas de los jóvenes.
-¡No vas a poder con los dos! - exclamó la pelirrosa, preocupada.
-¡Claro que podré! - replicó el rubio, frunciendo el ceño y esforzándose por jalarlos más. - ¡Todos tenemos que volver a casa, de verás!
En una mirada rápida, atrás de la silueta del Uzumaki, Sasuke se percató de que su maestra ya no estaba junto a los arbustos. Anonadado, volteó hacia arriba, observando, como en medio de un gran salto, sacaba su espada de filo negro.
Colmillo sangriento.
En las pocas ocasiones en las que pudo ver a su hermano mayor, este le contó lo importante que era esa arma para HanaYasha, ya que la había recibido de una conocida especial de su madre, cumpliendo una petición de su fallecido abuelo paterno.
En eso, el Youkai gritó, soltando la telaraña y, por lo tanto, dejándolos ir. Volvió a girarse, esta vez, hacia atrás. Sus pupilas negras reflejaban con asombro como la joven había atravesado la cabeza de la gran araña, absorbiendo con el filo de su espada, hasta la última gota de su sangre.
En cuanto su cuerpo se transformó en cenizas, las telarañas en los alrededores empezaron a desaparecer. Sonriendo por su victoria, la kunoichi dio otro salto para apartarse de la cueva.
El trayecto que llevaba a cabo en el aire, sumado a la luz de la luna y al brillo que las telarañas desprendían al desvanecerse, dejó tan embelesado al Uchiha, que creyó, por un instante, que el tiempo se había detenido. Al menos, hasta que...
-¿Todos están bien?
Su voz lo devolvió a la realidad, avergonzándolo tanto como para agachar la mirada.
Naruto sonrió con todos los dientes y se llevó sus manos por detrás de su cuello. Sin embargo, cuando Sakura también iba a asegurar que se encontraba en excelentes condiciones, se quejó al tratar de levantarse.
Eso llamó la atención de HanaYasha. En silencio, se agachó a la altura de los muchachos y revisó los lugares donde las telarañas los habían tomado. Tenían una horrible quemadura, por encima de sus tobillos izquierdos.
Frunció el ceño. De haberse concentrado en ubicar más pronto al Youkai, eso no habría sucedido. Sin embargo, de haberlo hecho... Sasuke hubiera perdido la vida. Inexpresiva, colocó sus manos, a unos centímetros de cada pierna de sus alumnos y comenzó a curarlos con su ninjutsu médico.
El brillo verde que sanaba su herida, llamó la atención del chico de ojos negros. No tenía idea de que también era ninja médico. Al terminar, la Hanyou se incorporó. Y, con una sonrisa, extendió sus manos hacia ellos.
-Traten de levantarse. - pidió.
Sakura asintió, siendo la primera en tomar su mano izquierda y en ponerse de pie sin dificultades. Como Naruto la felicitó, con una de sus típicas sonrisas zorrunas, no pudo evitar sonrojarse por la vergüenza. La joven soltó una risita al ver aquello.
Sin embargo, al voltear hacia Sasuke, quien aún estaba sentado en el suelo, su expresión se tornó más seria. ¿Continuaba doliéndole la pierna? ¿O algo más lo preocupaba? Entornó los ojos. Flexionó las rodillas y se sentó con calma frente a él, llamando su atención.
-¿Estás bien? - lo interrogó en voz baja.
El muchacho no sabía que responder. Por una parte, había pasado momentos bastante traumáticos y escalofriantes, tratando incluso de quitarse la vida.
Pero, por otro lado, también fue testigo de algo maravilloso. Una presencia hermosa cayendo del cielo estrellado. Algo que sobresaltaba a su corazón.
De pronto, Sakura estornudó, llamando su atención. Quitándose su chaleco verde oscuro, la kunoichi se volvió a levantar. Caminó hacia la menor y le colocó la prenda sobre los hombros.
-Hay que volver a la casa del patriarca. - comentó. - Mañana volveremos a Konoha a primera hora.
Se acercó una vez más a Sasuke y le extendió su brazo derecho. El viento sopló, levantando levemente las hojas de los árboles del suelo. Con ello, su largo cabello plateado se ladeó hacia su derecha. Sasuke, sin darse cuenta de que se había sonrojado, aceptó su gesto y, finalmente, se incorporó.
-A propósito... - habló de nuevo la mayor, soltando de pronto la mano del Uchiha y corriendo a toda velocidad hacia el rio. - ¡El que llegue al último, pagará una cena en Ichiraku!
-¡Las damas primero! - exclamó Sakura, sonriendo y siguiendo a su maestra.
-¡Oigan! - se quejó Naruto, saltando y corriendo. - ¡Eso no es justo, de verás!
Parpadeando anonadado y quedándose en completo silencio, el joven de cabello negro observó su mano. La había tocado de nuevo. Por poco tiempo... pero su piel rozó la suya.
-¡Sasuke...! - en eso, la voz de Naruto lo despertó de sus pensamientos. Parado junto a los arbustos, movía su levantado brazo derecho de un lado a otro. - ¡...date prisa o pagarás la cena, de verás!
-¡No me presiones, perdedor! - replicó enojado, reuniéndose con él y volviendo a toda velocidad a la mansión del líder de la aldea.
Fin del capítulo.
