Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.

Hola, ojalá sea de su agrado la historia.


Los días habían estado bastante tranquilos, al menos para la mayoría de los reclusos, menos para James Sirius Potter, que de nada le servía a veces, ser quien mandaba en Azkaban, cuando tenía a un mejor amigo tan insoportable como Alexander Takhon, desde hacía días estaba enfadado con él, porque había decidido no hacer nada con respecto a lo que le habían hecho a Scorpius Malfoy.

No es como si él los hubiese mandado, simplemente decidió no darle ni un poco de privilegios al único heredero Malfoy, Gregor había ido corriendo con Alex, para pedirle que por favor interviniera en lo que le estaban haciendo al chico, y como Alex era más noble de lo que los demás pensaban, accedió a intervenir e incluso lo llevó en brazos hasta la enfermería.

Vaya héroe, se burló de él en cuanto volvió, pero éste comenzó a molestarlo y exigirle que hiciera algo.

—Qué suerte tenemos algunos, ¿no lo crees, Gregor? –Soltó Alex de la nada –que podemos usar todos nuestros agujeros como queramos, porque no nos violaron once tipos.

—Y-Yo…

—Ya sé, que no opinarás por miedo a lo que cierta deidad egoísta no quiere intervenir en la suerte de un pobre chico.

—Mira, Alexander, deberías cerrar el pico, no es como si yo los hubiese mandado –bufó de nuevo.

—Pero tampoco los detuviste.

—No es mi trabajo velar por la seguridad de los reos, ve a romperle las bolas a los guardias y a mí déjame en paz, ¿quieres?

—No, no quiero.

—Solo te aviso, que mi paciencia está llegando a su límite.

James salió de su celda y avanzó enfadado, entró a la biblioteca, donde uno de los guardias estaba revisando que todos los que estaban ahí se estuvieran comportando, en cuanto lo vio, le hizo una seña, así que el castaño se acercó discretamente, recargándose en una de las repisas y sacando un libro.

—Te tengo noticias, deidad –dijo el guardia.

—Bien, ¿y cuáles son? –fingió cambiar de página el libro.

—Hay una rata, una muy grande, según por lo que escuche en el cambio de turno, hay un soplón aquí dentro, aun no comprendo si está trabajando para la policía, o es uno de ellos, ¿comprendes?

—Conozco el rostro de todos ellos, por eso supe que Johnson estaba haciendo tratos y saldría pronto.

—Se supone que esto es más grande que eso, va más allá de hacer simples tratos, no dijeron mucho, pero lo más seguro es que vayan tras los privilegios de algunos, como los tuyos, ya sabes, las salidas de prisión cada que se supone tienes que estar en aislamiento.

— ¿No tienes sospechas de nadie? –Cuestionó tranquilo.

—No dijeron mucho, solo dijeron que consiguieron a alguien dispuesto a inmiscuirse en todo esto.

—Bien, me acordaré de ti al final de la semana –comentó relajado y se alejó sin preocupaciones.

La nueva información de aquel guardia coincidió con el ingreso de tres reos más, sin duda tenía que darle una buena recompensa a ese tipo por la buena información, se detuvo cuando vio al rubio, no entendía la razón por la que tanto como Gregor como Alex, estaban tan interesados de ser su nana, no le veía nada especial y además de todo, era un Malfoy.

—Te ves bien –dijo Peter, la antigua mano derecha de Anderson, quien era el mandamás de Azkaban antes de que James le quitara el puesto –bastante recuperado, dime ¿cómo está ahí atrás? –Cuestionó apretando el trasero del rubio, que retrocedió asustado.

—Creo que está listo para otra fiesta, jefe –sonrió uno de sus brabucones.

—Es una lástima que seamos tan pocos, dime ¿te conformas con ocho esta vez, niño bonito? –Sonrió.

—Déjame en paz –murmuró Scorpius asustado.

—Sabes que conmigo no funciona eso –le sonrió.

James pudo imaginar a Alex molestándolo durante las madrugadas impidiéndole dormir si llegaba a enterarse de que había podido hacer algo por ese pobre diablo, y decidió dar la media vuelta, se maldijo por lo bajo, y odiaba el hecho de que su mejor amigo tuviese esa influencia sobre él y sus actos.

Avanzó en silencio, deteniéndose detrás de Scorpius sin que éste lo notara, así que Peter y su séquito se quedaron callados.

—Déjame en paz –volvió a pronunciar Scorpius –no soy un mariquita como ustedes.

James elevó una ceja ante las palabras del rubio y sonrió de lado, dándoles una advertencia, no necesito hablar o hacer nada más, el grupo de ocho reos se hicieron hacia atrás y se alejaron sin dar más problemas.

El chico suspiró aliviado de que "funcionara su advertencia", se recargó en el trapeador, sin duda estaba atemorizado.

—Con ese tono, y esa postura, ni siquiera el más tierno de los conejitos te haría caso –pronunció James, asustándolo.

—No sabía, que estabas aquí –admitió.

— ¿En serio creíste que te harían caso solo por suplicarles que te dejaran en paz? –Se burló.

—Lamento no tener el don de ser un mandamás –gruñó.

—Tienes que entender algo, Malfoy, estás en una prisión de máxima seguridad como Azkaban, no es el patio de juegos de una escuela privada donde puedes hacer y deshacer solo por el apellido que tienes.

— ¿Y tú qué sabes de poder hacer y deshacer según el apellido? Eras un donnadie, que tuvo suerte de poder con el jefe para que nadie te pusiera nada en el trasero –gruñó.

—Al menos tuve el valor de hacer lo necesario para que nadie me tocara –dio un paso hasta él –ningún rarito se va a atrever a ponerme una mano encima, a menos que quiera que lo mate –sonrió.

—Qué suerte la tuya, no todos tenemos esa suerte, queramos o no, el jefe siempre deja que hagan de los comunes como yo, lo que quieran.

—Te lo repito, esta es una cárcel, niño, o aprendes a sobrevivir, o te comerán vivo, así son las reglas, y te guste o no, no las inventé yo –le sonrió de nuevo.

Ya no quiso seguir perdiendo el tiempo, así que se alejó rumbo a su celda, Alex estaba ahí con Gregor, charlando del rubio, así que eso hizo que el mal humor de James incrementara, pero admitía que por ser su mejor amigo, le daba ciertas libertades que Gregor gozaba, solo porque le caía bien a Alexander.

—Voy a hacer de Malfoy mi sirviente –informó Alex.

—No –contestó tajante dejándose caer sobre su litera.

—No es una petición, es un informe de lo que haré –contestó Alex.

—Y yo te estoy diciendo que no lo harás, ese tipo no estará bajo mí protección.

—Estará bajo la mía, te recuerdo que me he ganado mi propia reputación –se cruzó de brazos.

—Claro, y piensas perderla teniendo de sirviente a un imbécil suavecito como Malfoy.

—Voy a enseñarle a ser un macho alfa –informó Alex.

—Dudo que sea un macho alfa, ese tipo estuvo a punto de ser violado otra vez por otros ocho –le informó.

— ¿Qué? ¿Hiciste algo? –Lo cuestionó,

—No directamente, solo me acerqué y ellos se marcharon, lo que menos quiero es que vuelvas a molestarme en las madrugadas, quiero dormir por fin.

—Si quieres volver a dormir, Malfoy será mi sirviente.

—Haz lo que quieras, pero déjame dormir y no molestes más, ¿lo entiendes? O quien tendrá un palo de escoba en el trasero serás tú y no él, ¿comprendes?

—M—

Para disgusto de Scorpius, uno de los nuevos internos fue su compañero, de cualquier forma, Brian ya estaba por irse, y lo hizo, solo que no de la forma en que él hubiese esperado, ni él ni ningún otro.

Salió de forma tranquila al patio, esperando que nadie decidiera buscar problemas con él, se había salvado el día anterior, por alguna extraña razón a James le había dado por medio intervenir en su favor, pero eso no volvería a repetirse, no tenía tan buena suerte para ello, y lo sabía.

Se quedó en un rincón, sentado de forma que no pudiesen llegar y atacarlo por la espalda, eso lo había aprendido por las malas, y decían que lo que bien se aprende, nunca se olvida.

Después de un rato de tranquilidad, todo se arruinó, James salió al patio, y con él sus idiotas secuaces, uno de ellos en específico, el que se acercó a él, era a quien menos quería ver, Gregor.

—Te ves mejor que la última vez que te vi –informó en un tono tranquilo.

— ¿Te refieres a la vez que intentaste violarme? –Soltó en tono enfadado.

—Esa no fue la última vez que nos vimos –se encogió de hombros.

—Claro, supongo que fuiste uno de los once –lo observó con odio.

—Sin duda mereces que te golpee hasta el cansancio por esa acusación sin fundamento –frunció el ceño –a diferencia de todos aquí, a mí realmente me gustas, y lo intenté bien ¿no?

—Sino me escapo…

—La prueba es que no te seguí y no volví a intentarlo por la fuerza, ¿o sí? Tanto Alex como el jefe me dejaron tenerte, comprende, hace mucho que nadie me atrae tanto como tú –se encogió de hombros.

—Ah, pues muchas gracias –soltó desbordando todo el veneno que tenía.

—Lo único que lamento, es haber llegado demasiado tarde a tu ayuda, la verdad es que no me hicieron caso, y tuve que ir a suplicarle al jefe que dejara que Alex interviniera.

Scorpius lo observó de reojo, recordaba que el enfermero le dijo que Takhon había intervenido al respecto, pero obviamente no que fue por petición de Gregor, eso hizo que al menos una parte de ese tipo le cayera un poco bien.

—También agradece que a pesar de todo, le caigo bien a Alex –sonrió –y que me gustas tanto, que no he parado de hablarle de ti, así que quiero creer que algo de eso, hizo que le medio agradaras.

El chico se perdió en sus pensamientos gracias a lo que le dijo Gregor, tanto que no notó cuando Alex Takhon se acercó a ellos, quedando de pie detrás de su colega, se cruzó de brazos con despreocupación, aquel gesto era un privilegio que pocos —como él—, podían darse.

—No interrumpo su romance –soltó Alex, haciendo que Scorpius levantara la vista hasta él.

—No sé qué hacen aquí, ¿vienen a molestarme? No me he metido con ustedes.

—Estoy aquí para reclutarte, a menos que no quieras –se encogió de hombros –James ha aceptado que seas mi sirviente, y antes de que te precipites a conclusiones idiotas, no me van los tipos, así que no será esa clase de sirviente, y a cambio, obtendrás inmunidad absoluta de transitar en los pasillos, si alguien se atreve a tocarte, yo o alguno de los demás, sin duda intervendrá a tu favor.

Alex sonrió al ver la expresión de duda en el rubio, sus ojos brillaban con las posibilidades de poder dormir como si no tuviese problema alguno o estuviese preso en Azkaban, pero no creía toda la buena camaradería, no después de las advertencias de James.

—Pensé que lo aceptarías sin meditarlo un momento –informó Alex –pero te lo digo, me costó semanas de no dejar dormir a James, que aceptara esto, así que… si dices ahora que no, no intervendré de nuevo, por más que Gregor lo pida.

—Acéptalo –pidió Gregor –nadie podrá forzarte a tener sexo con él, bueno, solo James podría, pero… eso jamás pasará, primero despellejado vivo, a que un maldito rarito, así que eso no va a pasar.

—Protección y sexo consensual, en caso de que tu situación te hiciera heteroflexible –se encogió de hombros Alex –yo no juzgo –se burló.

—Yo no tengo lo necesario para ser uno de ustedes –admitió el rubio –incluso tu jefe es consciente de eso.

—Descuida, haré de ti un macho alfa –se encogió de hombros –vamos a desarrollarte un poco de carácter.

—Y de músculos, está muy flacucho –informó Gregor.

—Cierto, así que vamos, únete a nosotros oficialmente.

Tendría que ser un gran imbécil como para rechazar tan gran propuesta, tenía que sacar provecho de lo que Azkaban pudiese enseñarle en la vida para cuando saliera, porque aún tenía la esperanza de salir cuando no fuese demasiado anciano.

Observó a James hacer abdominales como si estuviese haciendo nada de esfuerzo, pero por el sudor que se escurría por su pecho y hombros, al menos sí era agotador o por él sol, no sabía.

—Hola, perras, digan todas hola a su nueva hermanita –soltó Alex, en tono divertido.

Los ojos azules de James se enfocaron en su amigo, Scorpius pudo ver la interrogación creciendo en sus bonitos ojos, de si ese insulto también se había extendido hasta él.

—Dije TODAS –repitió Alex, cuadrándose frente al castaño, provocándolo a que hiciera algo al respecto.

—Creo que alguien quiere una paliza –se burló un tipo de piel bronceada con un par de tatuajes.

—Más bien necesita acordarse lo que es el buen humor, ¿no, deidad?

—No me llames así –bufó, poniéndose de pie y limpiándose el sudor.

Scorpius observó con más atención al jefe, su cabello estaba demasiado corto, y tenía barba bastante bien cuidada, realmente parecía un macho alfa, sus vibras eran de cruza palabra conmigo si te atreves, porque posiblemente te asesine si dices lo incorrecto.

—Bueno, perras, no han saludado aún a mi nueva cría.

Todos rieron ante el recordatorio de Alex, y fueron saludándolo en tono amistoso pero frío al mismo tiempo, no confiaban en él, era demasiado pronto para depositar algo tan preciado como eso en alguien que apenas conoces, y al parecer el único sin entenderlo era Alex, y posiblemente Gregor.

—Faltas tú –le informó a James.

— ¿De qué, precisamente? –Elevó una ceja.

—De darle la bienvenida, de eso faltas tú.

—Creo que estás sobrepasándote de los límites, Alexander Takhon, y por mucho que te pase, llegará el momento en que mi paciencia se agote, ¿lo tienes claro?

—Vaya, estás usando mi nombre completo, ¿puedo hacer lo mismo contigo? James Sirius Potter –sonrió divertido.

—Mejor explícale las reglas, y deja de tentar tu suerte delante de todos.

El castaño avanzó hasta ellos, logrando que Scorpius se tensara, vio venir antes que los demás el ademán, quizás porque lo vio a él directamente a los ojos, pero para su suerte, no lo golpeó, sino a Alex, a quien sofocó de forma demasiado violenta para su gusto y lo derrumbó, su pie izquierdo quedó sobre la espalda del hombre que se quejaba todavía de lo repentino que había sido todo.

—No sigas ese camino, no responderé tan de buen humor la próxima, ¿te queda claro de una maldita vez? –hizo más presión en su pie.