Muchos años después de despertar en la nueva realidad, la portadora de la abeja se enfrenta al mundo que la rechaza. La consecuencia de sus actos y decisiones, su injerencia en la historia de la sociedad, ha culminado en lo que contempla con estoicismo. El mundo arde a su alrededor, pero no puede parar, no debe. Su enemigo recorre Tokio en este momento. Guardando sus emociones en lo profundo de su ser, avanza con paso firme entre la devastación y los gritos de odio exclamando su nombre y su cabeza.
Sosteniendo su miraculous más poderoso, la joven ha de recordar aquel día que le pidió por primera vez ayuda al hombre que hizo posible el Día Cero.
El Primer Movimiento de la Reina
Era una hermosa tarde de verano en Naruhata. El viento soplaba suave meciendo las hojas de las copas de los árboles, los jóvenes disfrutaban sus vacaciones en los centros de entretenimiento que tanto caracterizaban a Japón, los adultos volvían a sus hogares después de un buen y productivo día de trabajo. Y un héroe profesional con bufanda luchaba a puño limpio contra un claramente violento adulto enmascarado, en medio del vacío parque. Los civiles escaparon cuando se escuchó el sonido de un cuerpo impactando un tronco. Dejando los problemas al héroe más cercano, buscaron su propia seguridad ante todo. Habían transcurrido cinco minutos del comienzo del enfrentamiento y no mostraba señales de detenerse pronto. Pero no es algo que le importara a Chloé. Mientras la lucha sucedía a diez metros enfrente del banco donde estaba, Chloé, cubriéndose con un abrigo de peluche y el cabello rubio atado en una cola, no quitó su mirada del holograma.
Odiaba las grandes ciudades, ya que significaban grandes carteles publicitarios por cada tres metros cuadrados. Hacía muecas de disgustos al mirarlos cada vez. No importaba donde posaba los ojos, todo era un recordatorio. No estaba en su hogar, su mundo. Tecnología futurista para ella, habilidades parecidas a la magia y políticas aún más restrictivas a la sociedad; se sentía como extranjera de la realidad. Pero no era la primera vez que visitaba un nuevo país, aunque esta vez sea un nuevo mundo, y sabía que lo principal al llegar a una ciudad, es ir de compras.
Utilizando la mano derecha, pasaba sus dedos sobre las pantallas holográficas de su nuevo cordex HXL400 edición limitada eliminando notificaciones de redes sociales, cerrando pestañas de internet y leyendo las noticias de la cercana inauguración de la galería oeste del museo de Tokio, mientras compra una nueva aplicación contra las publicidades emergentes. El móvil con forma de pulsera proyectaba tres pantallas holográficas que ella manipuló con una mano a la vez. Chloé siempre supo maximizar el uso de sus móviles.
Tres sonidos simultáneos cortaron la concentración de Chloé y gimió de frustración por la distracción. El intercambio de golpes entre los dos hombres y la alarma de *nuevo mensaje* eran dos sonidos que no quería detener. Uno porque no es su problema y el otro porque necesitaba estar atenta a cualquier notificación del hombre aunque no leyera el mensaje; entonces se dirigió a detener el tercer sonido de su malestar.
—¿Puedes detener el lloriqueo? Intentó salvar al mundo aquí— le dijo al niño asustado oculto detrás del banco.
Un niño no mayor de diez años le devolvió la mirada. Cuatro ojos con lágrimas apunto de salir, la increparon.
—Pero tengo mucho miedo— respondió con voz suave y entrecortada.
—Pues no lo tengas. Porque yo estoy aquí— dijo Chloé antes de regresar a las pantallas holográficas. Sintió la mirada del niño en su espalda y agregó luego de unos minutos—. Si ellos dos se acercan a molestar, los golpearé hasta que no puedan moverse.
—Señorita, ¿Eres un héroe?— preguntó esperanzado el niño.
Los dedos que se deslizaban por las pantallas sin vidrio, se detuvieron por un momento como si la respuesta necesitará una profunda reflexión —. No… No para los estándares de este lugar. ¿Por qué lo preguntas?
—Desearía estar con un héroe— respondió asustado. Apretó la pequeña bolsa que sostenía entre sus pequeñas manos.
—¿No deberías desear estar con tus padres?— encaró un poco frustrada al niño. Ya tenía suficiente ver a los héroes profesionales en los trending topic de foros y noticias 24/7, para que el primer humano que dialoga en los últimos diez días, hable de héroes.
—Yo no tengo padres— su voz apenada, triste y suave, el niño susurro.
—… ¿Qué tienes en tus manos?— Chloé hizo un gesto de muñeca y las pantallas holográficas desaparecieron en puntos luminosos. Azules ojos se encontraron con dos pares de rojos ojos.
—Son galletas de chocolate— dijo el niño. Abrió la bolsa y se la extendió con mano temblorosa. Pequeñas galletas mal horneadas estaban apretujadas en la prisión de tela. Algunas estaban rotas y los chips de chocolate parecían puestos sin orden aparente. Por un instante, Chloé pensó en cierta panadera y la cara horrorizada que pondría al ver tal atrocidad culinaria. Sin darse cuenta, una sonrisa se le formó—. Las hice yo mismo. Las vendo a la gente. Es para comprar comida. ¿Quieres comprarme galletas?
—No— respondió tajante borrando la sonrisa de su rostro—. No tengo hambre.
El niño bajó la mano extendida, triste. Olvidado quedó el combate que transcurría en la plaza. La oportunidad de poder llenar su estómago esa noche retuvo su poca atención infantil. Un silencio incómodo se instaló entre los dos. Chloé realizó ademanes de agarrar la caja de cigarros del bolsillo y deteniéndose cada vez. El niño miraba la bolsa de galletas. Como si recordara algo importante, agarró apresurado una galleta y le preguntó — ¿Tienes una galleta?
—Niño, puedo tener lo que sea, pero no significa que te comprare tus galletas. No hago calidad.
—¿Tienes una galleta?— el niño volvió a preguntar.
—No. ¿Feliz?
El niño asintió y partió a la mitad la galleta. Guardo un pedazo en el sucio pantalón y entregó el resto a Chloé.
—Aquí tienes. Esa iba a hacer mi merienda, pero lo necesitas— al ver la cara de desconcierto de la señorita, explicó—. Las galletas me hacen feliz. Recién sonreíste con tristeza. Ninguno debe estar triste. Toma. Esta galleta te hará feliz como lo hace conmigo.
En silencio, Chloé agarró la mitad de la galleta. Su rostro no mostraba expresión. Tras un vistazo a la plaza, le comunicó al niño que la pelea acabó y era seguro irse. Sin dirigirse otra palabra, el niño corrió lejos. Ella no apartó la mirada incluso después que la espalda del huérfano desapareciera entre los arbustos.
*Nuevo mensaje*
Chloé chasqueó los dientes y apago la alarma de la notificación al presionar el botón lateral del cordex. Como si nada hubiera pasado y actuando como si los dos hombres hablando apartados, que hace unos minutos se pegaban sin vacilar, eran parte del decorado japonés, trajo a la vida las tres pantallas y siguió pasando página web tras página web. Un foro comentando sobre una persona con quirk mutante alegando discriminacion al ser despedido de la empresa donde trabajaba, una publicidad sobre la siguiente temporada del "Colegio de Estrellas", una noticia de último momento sobre All Might siendo profesor de UA por tres años consecutivos o como el precio inmobiliario está en aumentó, eran algunas de las noticias que se repetían el día de hoy.
Una pequeña criatura amarilla y negra asomó la cabeza desde el bolso de Chloé, depositado al costado de ella, y se le quedó observando. Chloé no mostró indicación de reconocer su presencia y siguió en lo suyo.
*Nuevo mensaje*
—Creo que deberías responderle— Pollen estuvo indecisa toda la semana si debía abordar ese tema, pero la insistencia de la otra persona creció y ese era el sexto mensaje del día.
El cuerpo de Chloé se congeló por un segundo antes de continuar su labor.
—No es necesario. Leí las primeras palabras de los mensajes. Ninguno es una emergencia. No nos servirá de nada escribirle— respondió indiferente.
—Pero es tu padre y está preocupado— dijo Pollen como un hecho—. Hace un mes que no le contactas, es cuestión de tiempo que comience a buscarte… y eso nos hará las cosas más difíciles… ¿Te comerás la galleta?
Chloé suspiró en un vano intento de calmar la irritación que sabe que vendrá cuando se menciona a ese hombre. Odia cuando Pollen saca el tema, pero no lo suficiente para no entregarle la galleta.
—¿Cuántas veces debo dejarlo en claro? El no es mi verdadero padre— exclamó molesta. Procuro evitarlo, pero imágenes de otra vida pasan por su mente. Ella se esforzó en contener las lágrimas al recordar a su antigua familia—. Papi tardaba una semana en llamarme si los plebeyos no me veían en el hotel por días o venía en persona a mi habitación, si faltaba dos semanas al colegio— tomó aire y agregó veneno a sus siguientes palabras—. Este hombre nunca se dónde se encuentra, nunca estuvo para mi toda mi segunda vida y ¡solo me manda mensajes de texto LUEGO de un mes de no saber de mí!— al finalizar la diatriba, algunas lágrimas traicioneras se derramaron por sus mejillas.
Chloé sacó un pañuelo de seda y las limpió con tal cuidado que si tuviese maquillaje, no se arruinaría. Tan grande y sigue llorando por un recuerdo lejano de un hombre que le compraba el mundo y una mujer que le destruyó el suyo.
—No es como si André fuera un buen ejemplo para hablar sobre ser buen padre— murmuró Pollen. Por suerte, su portadora no la escuchó. Espero un tiempo que se calmara Chloé antes de continuar—. Mi Reina, te guste o no, tu actual familia es tan real y verdadera como la anterior. Esta realidad es real y es tu presente. Esa persona es tu padre y te quiere a su manera, eso creo— Chloé abrió la boca para acotar, pero el kwami la detuvo levantando una pata—. Déjame terminar, por favor. Ya no eres una niña. Tu tiempo terrenal actual es casi de quince años, pero ambas sabemos que ese número no refleja tu madurez mental. Los problemas familiares que tengas con él son insignificantes ante nuestra causa. Que esté mandando mensajes cada día es por tu obtusidad de no querer escribirle.
Chloé no dijo nada y se dejó caer hasta acostarse en el banco usando su bolso como almohada. Pollen levantó vuelo con sus pequeñas alas y giraba alrededor.
—No quiero tener nada que ver con él ¿No lo podes entender? Para qué estoy haciendo todo esto, sino para volver a casa. Es una pérdida de tiempo jugar padre-hija.
Pollen asintió en decepción. Sabía que no la convencería el día de hoy, ni mañana, ni la semana que viene. Pero es algo que su reina deberá aceptar algún día. Su segundo padre era una persona muy poderosa, en todo sentido, para que esté antagonizandolo. Un seguro de vida, si su objetivo falla. Por eso tuvo más para decir antes de terminar la conversación.
—Para él, no es un juego. No sabe del mundo anterior. Él te ve como su verdadera hija— dijo para luego sentarse en el pecho de Chloé. Largos dedos con uñas cortas le acariciaron la cabeza—. No querrás quitarle a un padre preocupado a su princesita.
El silencio era lo que Pollen consiguió. El tiempo continuó, el sol estaba ocultándose en el horizonte, el viento ya no mecía las hojas y la plaza volvía a la vida con parejas románticas y gente paseando. Ambas disfrutaban de la calma del momento.
—¿Problemas con tu padrastro, niña?— Chloé, permaneciendo acostada, giró la cabeza hacia el origen de la profunda voz. El adulto enmascarado se encontraba a su lado apoyado contra el banco. Se lo veía lastimado en varios lugares y tenía sangre seca por un corte en los labios. A lo lejos, ella divisó al héroe profesional con un móvil en mano mirando en su dirección. El héroe debe tener mucha fuerza física, contrario a lo que aparenta su figura flacucha, si pudo dañar el cuerpo trabajado y corpulento del enmascarado.
Ella levantó una ceja en respuesta sin ninguna pizca de preocupación por tener un adulto extraño y violento cerca de ella. El hombre sonrió ante su actitud.
—Digamos que tu no hablaste en voz baja— mientras conversaba, sacó de su ropa un cigarrillo y un encendedor—. Lo más seguro es que no le des importancia a las palabras de este extraño, pero te las diré igual— intento una y otra vez crear una flama y fallando cada intento—. Ser un padre, más siendo padrastro, de una adolescente no es fácil. La adolescencia no trae un manual para saber cuánta libertad debes darle al hijo para que no se sienta encerrado y no querido. Lamentablemente las acciones no siempre son bien recibidas por los hijos y los errores no intencionales suceden.
Chloé, sin mediar palabra, le extendió un encendedor. El enmascarado la miró sorprendido antes de aceptar y encendió el cigarrillo. Hizo una gran calada, mantuvo la respiración un tiempo y exhaló una gran bocanada de humo. Su expresión se mostraba más relajada.
Nunca se limpió la sangre en los labios.
Pudo ser porque Chloé no dijo alguna palabra o sintió que no tenía más para decirle, que el hombre comenzó a caminar con encendedor en mano. Su encendedor.
—Haz lo que quieras, niña. Tampoco te quiero sermonear. Tu padre y tu padrastro no son los padres del año, si lo dicho por ti es verdad— como si recordó algo a último momento, levantó su mano ocupada—. Me quedaré con esto. Eres muy joven para fumar ¡y no consumas drogas!
Chloé estaba furiosa por el cuestionamiento sobre su papi. Por etiqueta, le permitió usar su encendedor aunque por dentro le quería gritar por meterse donde no lo llamaron. Ahora se quedó sin encendedor, sin gritarle a alguien y los sentimientos a flor de piel por el recuerdo de su verdadera familia. En un brusco movimiento, se enderezó con la voluntad de perseguirlo y Pollen levantó vuelo a tiempo, sino caería al suelo.
—Por esta vez déjalo pasar— intentó detener a su portador. Revoloteando enfrente de su cara, continuó—. Cómo decidiste en el enfrentamiento anterior, ir a pelear no te servirá de nada. El día ya se acabó. Volvamos a la suite.
Chloé apartó el rostro, pero asintió al final. Comprendió rápido el significado de sus palabras. El día fue largo e improductivo. Se levantó del banco y caminó por el sendero hacia la salida del parque. Pasó enfrente del héroe con bufanda y pudo notar más detalles de él. El hombre vestia una venda alrededor del cuello, llevaba googles sobre su cabello negro desaliñado y ojeras pronunciadas. "Ese héroe tiene un horrible modista de traje" pensó Chloé y continuó la caminata. Ignoro la mirada en su espalda.
Abandonó el parque con destino a la parada de taxi. Ni muerta se subirá a un tren, sin importar que tan buenos sean los trenes japoneses. Chloé todavía conservaba el orgullo Bourgeois. Estuvo a un par de cuadras de llegar cuando la tierra tembló y él área donde estaba se oscureció. La causa era fácil de notar.
Un gigante de cuatro brazos y piel violeta se erguía en medio de la avenida. Alguien con un poderoso quirk de gigantismo había crecido superando la altura de los edificios circundantes y por cómo usaba autos y personas como juguetes, ese individuo no era un héroe con permiso legal de usar su quirk en la vía pública.
—Wow, debe tener cuarenta metros de alto— si alguna persona estuviera cerca para oír el comentario, la verían como una loca por quedarse mirando en vez de huir, pero no había nadie alrededor. Los civiles, como siempre, a los ojos de Chloé, escaparon a la primera señal de ataque del villano. Los únicos que se quedarían serían héroes dispuestos a trabajar, civiles que prefieren transmitir en vivo en quirkgram el ataque por unos segundos de fama, villanos haciendo de las suyas y civiles, que en el caos, deciden convertirse en criminales con la esperanza de obtener ganancias sin ser vistos.
En ese momento, el cuarto tipo apareció a media cuadra del portador de la abeja.
Una lástima. Interrumpió el camino más corto a la parada de taxi.
Harari siempre odió su apariencia de erizo. Siendo un heteromorfo, su cuerpo estaba lejos del estándar promedio humano. Cada hebra de pelo era una púa dura y peligrosa. Mutante, aberración, monstruo y villano eran los principales títulos dirigidos a él en sus quince años de vida. Hoy era su cumpleaños número quince. El primero en llamarlo monstruo fue su padre al momento de nacer. Era uno de los pocos casos que el quirk se activó en el útero. Su madre murió en el parto, desangrada. Después fue cuesta abajo. Los profesores de kinder no hicieron nada para ayudarlo contra el bullying; prefirieron lamerle las botas al niño con un "genial" y "cool" quirk explosivo que detenerlo de probar su poder en el saco de boxeo puntiagudo de la clase.
Dejar su hogar y el colegio fue el mejor momento de su vida; pues ya no estaba obligado a relacionarse con gente que le hacía daño. Pero no todo fueron flores y colores para Harari. Conseguir alimento, tener un techo donde dormir y ropa cómoda para su cuerpo fueron problemas graves. Nadie quería contratar a un adolescente que te cortaba la cara con un simple beso en la mejilla. Ni un apretón de manos se salvan de lastimarse. Convertirse en ladrón era la opción obvia… y única.
No fue fácil, pero se las apañaba. Su cuerpo más fuerte por tener quirk mutante le ayudó a intimidar a sus víctimas y que den sus posesiones sin resistencia. Hasta hace dos días, cuando intentó acosar a una estudiante de secundaria por pedido de un pandillero de la zona. Todo iba bien para luego ir todo mal. Un viejo con un paño en la cabeza y un joven adulto, que se deslizaba por el asfalto usando manos y pies como si patinara sobre hielo, lo interrumpieron y golpearon hasta noquearlo. Se despertó en la comisaría con cargos graves de amenaza, robo y acoso. Harari pensó que era su fin, que se pudriría en la correccional y luego en la cárcel.
El destino tenía pensado otro final para él.
Un hombre adulto en ropa de etiqueta pagó la fianza y le aseguro que su historial criminal fue eliminado. Le pagó un motel y le dio un frasco con líquido y un móvil, diciéndole que el tiempo cuando devolviera el favor estaba próximo. Nunca se imaginó recibir el mensaje de texto al día siguiente.
Harari recorrió las calles de Naruhata en trance. El frasco y el móvil destrozados, dejados atrás. El cuerpo de erizo humanoide ganó masa muscular y las púas se volvieron más gruesas consiguiendo la capacidad de lanzarlas como flechas de ballestas. Las púas atravesaban autos y se incrustaban en paredes. Los civiles corrieron atemorizados sin señales de intentar detenerlo. Una sonrisa perversa adornó las facciones bestiales de Harari. En su éxtasis de poder, no intento comprender el resultado de sus acciones.
Como un animal salvaje liberado en la jungla de concreto, siguió sus instintos abandonando toda racionalidad.
Instintos que le avisaron de un peligro próximo.
A poca distancia, divisó la alta figura de una adolescente. Ella observaba un bulto sangrante y ruidoso en el suelo. Una monstruosa púa lo atravesaba.
Harari no comprendería lo que sucedió después. Los instintos de correr o luchar entraron en conflicto cuando la joven levantó la mirada y pudo ver ojos dorados brillantes. Escalofríos le recorrieron la espalda. Sentía que esos ojos podían leerle el alma. Su cuerpo no se decidió como actuar y fue tarde al tenerla a dos pasos.
Un dolor en el pecho fue lo último que recuerda antes de despertar encadenado.
Chloé bajó el puño y el gran cuerpo lleno de púas cayó inerte. No estaba feliz. No era fan de combatir sin estar transformada, pero algo dentro de ella la hizo moverse al ver al huérfano herido. Lo relaciono con que el niño no es un desconocido para ignorarlo como siempre hace.
—Maldito mutante.
—Desgraciado monstruo.
Y otras maldiciones pudo escuchar Chloé. Expresaban odio y pánico. Media docenas de civiles salieron de sus escondites y comenzaron a pegar y patear al desmayado. Eligió no interrumpir, ella no necesitaba más interrupciones. Y estaba decidida a irse, pero alcanzó a vislumbrar un brillo metálico.
Un enojado hombre fuera de sus cabales apretó con fuerza la pala, que agarró de una vitrina rota, y la balanceó dispuesto a impactar contra la cabeza del caído. A centímetros de conectar el golpe y con gran probabilidad de terminar con su vida, una mano lo paró en seco.
El atacante tiró con fuerza intentando recuperar el control de la pala, pero Chloé se mantuvo firme. El hombre gritaba explicaciones que ella no pidió,como "ayudar a los héroes", "retener al villano" y "ser buen ciudadano". Los demás atacantes se detuvieron, observando las acciones de la joven. Recuerdan que fue ella la que noqueó al villano de un puñetazo.
—Eres patético ¡Todos lo son!— levantó la voz y pudo ser escuchada por todos—. Se esconden cuando hay peligro y salen a golpear al que ya fue vencido para sentirse útiles. Sentir que ayudaron a la sociedad. Lo matarán, si siguen así. La muerte no es justicia. ¡Vergüenza dan! No me puedo creer que los adolescentes parisinos sean más valientes que los adultos japoneses con superpoderes. Por lo menos ellos ayudan a los héroes, no se ocultan como ratas. Si en verdad quisieran hacer algo útil, pues ahí tienen un niño herido ¡¿Por qué no veo a nadie ayudándolo?! Oh, paladines de la moral. Ciudadanos del país más heroico ¿Así se comportan cuando no hay un héroe profesional cerca?. Animales, animales todos. Ustedes deben ser…
—Mi Reina— Pollen dijo interrumpiendo las siguientes palabras—. Con mucha tristeza, tengo malas noticias que reportar.
—No estoy de humor para esto— se dijo y volteó la mirada al kwami, quitando toda importancia hacia la gente alrededor y los sonidos de destrucción detrás de ella— Habla.
—No se encontró ningún taxi donde debían estar y en las cercanías.
—Perfecto. Que gran manera de terminar el día.
—Mi Reina ¿Que harás ahora que tu carruaje no está?
—¿Que haré?— Chloé posó la vista en cada civil para terminar en el gigante y crujió su cuello—. Desahogarme un poco con un saco de boxeo.
—Como usted ordene, Mi Reina— Pollen siempre está feliz de contemplar a Chloé ser la Reina.
Lejos de las cámaras y ojos indiscretos, un grito retumbó por el callejón asustando a los gatos callejeros que ahí estaban.
—¡Pollen, a zumbar!—
Koichi, auto nombrado Gentleman, eligió un mal día para aprender a volar.
Ese viejo, que busco continuamente que Koichi lo llame maestro, voló por el aire y dio una magnífica patada. No importa que el golpe apenas fue efectivo y su caída nada suave y segura. Usando un gancho-pistola para columpiarse entre los edificios, Knuckleduster pudo volar.
Pop Step, esa niña de secundaria que conoció hace poco, también podía volar libremente por los cielos. Era algo hermoso de ver. La libertad de usar tu quirk, de no estar encadenado a la gravedad y a la sociedad, volar como quieras y a cualquier lugar que quieras. Era algo que da envidia sin importar la edad o género. Una libertad que sólo una minoría podía permitirse en la era actual.
Koichi quería ver a Pop Step volar por los cielos otra vez, pero sabía que ella no podía hacerlo en las condiciones actuales. Observarla tantas veces en sus espectáculos, descubrió que su hermoso vuelo necesitaba comenzar con un buen inicio. Sus pies debían patear una superficie dura para rebotar y continuar con el vuelo. En una caída libre, su vuelo no se mostrará.
Pop Step se encontraba cayendo luego que el villano gigante la soltase. Koichi no permitirá que el vuelo de Pop Step desaparezca, incluso si eso significaba volar por primera y última vez.
Eso era lo que dictó su instinto.
Sin pensarlo, apoyó ambas manos y pies en la pared más cercana y aros de luz blanca aparecieron en esas. Su cuerpo fue impulsado hacia arriba y cuando consiguió suficiente velocidad, saltó en dirección de Pop Step. El vuelo improvisado permitió a Pop Step usar la espalda de Koichi como plataforma y el vuelo grácil y libre apareció una vez más.
—¡Koichi!
La voz preocupada de una chica será lo último que escuchará Gentleman.
Fue un héroe.
El que siempre quiso ser.
Terminar así no era lo que buscaba, pero no cambiaría lo que hizo. Nunca.
Faltando poco para tocar el suelo, Koichi aceptó su destino. Estuvo en paz con eso.
Lo que se olvidó Koichi era que él no era el único héroe en el lugar y a los héroes les encanta meterse en donde no los llaman. Más aquellos que poseen el poder de moldear las posibilidades.
Una peonza lo envolvió antes de ser jalado hacia la dirección contraria. Cuando el shock "pensé que moriría, pero estoy vivo de milagro" paso, el ya se encontro sentado en el techo de un edificio, desatado y al lado de un héroe que vestía amarillo con rayas negras.
Momento después, aterrizó Pop Step a su lado.
—Idiota ¿Que estabas pensando al saltar de esa manera?— increpó Pop Step a su salvador. Miedo de un futuro que se evitó, era la emoción que transmitió su tono de voz.
—Bueno, yo… no pensé la verdad— era verdad. El no pensó.
—Tu… eres un idiota. ¡Idiota!
—Si si. El es un idiota. Ya lo entendí— dijo el heroe femenino en amarillo—. Ahora, quédense y contemplen a Queen Bee en acción.
Koichi y Pop Step no tuvieron oportunidad de decir nada. Queen Bee, sin perder otro segundo, saltó del edificio.
El corrió hacia el borde del techo y con fascinación contempló un nuevo vuelo.
Cada vez que el villano quiso golpear al héroe en amarillo, ella lanzaba su peonza hacia los edificios para impulsarse en el aire y esquivar los ataques. Donde iba la peonza, la heroína era disparada en la misma dirección. Este vuelo no era hermoso, grácil o improvisado. Si lo quería poner en palabras, sería directo y audaz. Voló hacia el peligro sin vacilación y usó su herramienta para cambios rápidos de dirección o aumentar la velocidad antes de ser golpeada. La escena se asemejaba a un hombre calvo intentando aplastar a un molestó mosquito y fallando epicamente.
—Wow— exclamó sin quererlo.
—¿Crees que lo puede vencer?— preguntó preocupada la niña de pelo rosado—. Es una masa de músculo gigante. El viejo no pudo dañarlo. A menos que tenga un quirk para inmovilizarlo no veo cómo lo podrá vencer.
—No tengo idea. Es la primera vez que se de ella— no pudo o no quiso apartar sus ojos de su vuelo. Koichi tenía una debilidad por los héroes veloces y la libertad que representaban—, pero su cara no parece preocupada en lo más mínimo.
En verdad, Queen Bee no solo no estaba preocupada, estaba aburrida. No pasó un minuto y pudo confirmar, sin ninguna duda, que el gigante nunca la golpeara. El villano no estuvo nada cerca de tocarla. Ella se metió en la pelea con la intención de convertirlo en un saco de boxeo para sacar su frustración del día, pero no creyó que él aguantara un intercambio de golpes... Que pena para él, ella ya decidió que no se iría sin golpearlo.
En medio de un lanzamiento, luego de esquivar de cerca un puñetazo, contrajo la peonza hacia su mano en vez de impulsarse hacia esta, giró el cuerpo para ubicarse debajo del brazo extendido y usando al gigante como trampolín, salto hacia el asfalto. Antes de tocar el suelo, con un movimiento de los dedos, lanzó la peonza, de espalda, hacia la mandíbula del villano. Cuando hizo contacto con la piel violeta, la peonza comenzó a girar y contrajo su hilo. Queen Bee perdió velocidad hasta detenerse a menos de un metro del asfalto. En toda la caída, ella permaneció con los ojos cerrados, disfrutando de la sensación de control.
Control, ciertamente tenía el control de la situación, control era el denominador común entre los portadores de los miraculous. Tenían el poder del universo en la palma de la mano y lo usaban a capricho propio. Nada estaba por encima del kwami y el kwami seguía al portador. En este Mundo Indeseado, donde los humanos roban la energía de los dioses, acercándose a la divinidad, los portadores siguieron siendo absolutos. Aun con los kwamis debilitados, ellos estaban en la cima.
Los kwamis eran la esencia de todo lo que existe. Incluso así, ellos tenían personalidades propias, deseos propios, caprichos propios. No era de extrañar que algunos se inclinarán a gustos en común. Interpretando su propia naturaleza, alineándose con sus deseos, un pequeño grupo de kwamis buscaban la libertad a su manera. O tal vez, su propio significado de ser los hacía elegir ese camino sin excepción. En ese grupo, dos resaltaban por sobre los demás. Pues fueron de los primeros. La esencia de la Abeja y el Gato; aunque opuestos en su núcleo, caminaban uno al lado del otro hacia la condenación. Uno obtenía la libertad en el control total y el otro en la destrucción de todo. El Gato Negro sólo traia mala suerte a la larga, pero no se le podia culpar. Así era él y él era eso. La Abeja, por otro lado, encadenaba todo para controlarlo todo. Todo debía girar alrededor de ella, todo existía para su beneficio. La Mariquita creaba y el Gato destruía. Alfa y Omega. Principio y final. Lo que existiera entre esos dos, era su deber utilizarlo. ¿Pero qué pasaría si las cadenas eran más pesadas que la voluntad del portador?¿Lo rompería en pedazos bajo su peso?¿Soltaría las cadenas perdiendo lo que lo hace una abeja?¿O lo arrastrarían hacia abajo, al abismo donde los sueños rotos conviven con las pesadillas, para perderse para siempre?
Pollen había visto a muchas de sus reinas perder la cabeza al no poder controlar sus cadenas. ¿Chloé Bourgeois podrá escapar al destino siendo una Reina sin castillo, sin pueblo, sin tierra, ocultándose de un mundo que no conoce sus errores, faltas y pecados? Había perdón en el olvido. Pollen no se preocupaba; Chloé era joven, su luz apenas había recorrido unas décadas de años luz.
¿Qué tan lejos llegará su brillo?
Los kwamis nunca habian tenido problema con esa pregunta. El tiempo era su hermano, una eternidad para conocer la respuesta es admisible.
Como una flecha tensada al máximo en un arco largo, Queen Bee salió disparada en línea recta en vertical. Su pie hizo contacto con el villano. A diferencia de la patada voladora del viejo, esta patada fue tremendamente efectiva. Dientes volando por todas partes y la cabeza empujada hacia atrás tan rápido, que Koichi pensó por un momento que le quebró el cuello.
El villano, contra todo pronóstico, pudo mantenerse en pie y Queen Bee aterrizó en un techo cercano. Ya se encontraba girando la peonza, lista para volar de nuevo.
Koichi se sintió un poco decepcionado de no poder ver su vuelo otra vez. El villano fue vencido. Desde su posición pudo verlo. Eraser Head acabo de llegar. En cuestión de segundos, el gigante de cuatro brazos se encontró devuelto a su tamaño original, maniatado, noqueado y sin la mayoría de sus dientes. Los tres bajaron de los techos con sus respectivos poderes y pudieron ver al vigilante, Knuckleduster, abrir la boca y jalar la lengua al villano. Junto a él, Eraser Head lo miró interesado en sus acciones y atento para detenerlo, si lastimaba al prisionero.
—Como pensaba. Lengua negra. Esta persona usó Trigger— comentó a nadie en particular.
—Trigger. ¿Entonces esa cosa lo convirtió en esa especie de monstruo? Los otros pandilleros también se veían monstruosos comparados hace dos días— Koichi señaló incrédulo de que algo así pudiera existir.
—Oye, eso es discriminatorio hacia los quirk de mutación— Pop Step lo reprendió.
—Espera, no lo dije con esa intención.
—Es como dices, discípulo mío. Trigger les quita la capacidad de pensar, de razonar y actuar, convirtiéndolos en monstruos, bestias siguiendo sus instintos más salvajes. La manera más rápida de calmarlos es golpeándolos hasta que no puedan levantarse— al decir eso, Knuckleduster volteó a mirar a Queen Bee—. Esa mujer lo entiende. Buen trabajo ahí.
—¿Buen trabajo? Debería detenerla por uso ilegal de quirk en vía pública, interrupción del trabajo heroico de profesionales y daño de terceros por uso de quirk— increpó Eraser Head mientras retiraba su mano del bolsillo del pantalón. Sin que los vigilantes se dieran cuenta, el héroe profesional avisó a la policía de la situación actual—. Suerte la tuya que no me queda bufanda para atraparte… se suponía que hoy no era mi día de servicio— murmuró la última parte.
Queen Bee se encogió de hombros.
—Ese tipo terminó de fastidiar mi día, ya de por sí malo. Se merecería que lo golpeara— dijo con tanta certeza como si dijera que el cielo es azul. Una risa gutural estalló sorprendiendo a los presentes.
—Me agradas ¿Quieres ser mi discípula junto a este de aquí?— propuso Knuckleduster.
—Yo nunca dije que acepte— encaró Koichi en un vano intento en ser escuchado por el viejo.
—¿Queen Bee ser discípula de un vagabundo? Ridículo, completamente ridículo— dijo con firmeza.
La cara de Knuckleduster hizo un cambio de 180 grados. Se borró la sonrisa juguetona, su cara era seriedad pura. Esa fue la única indicación que tuvo Koichi de sus intenciones y gracias a eso, pudo actuar rápidamente.
Knuckleduster corrió con los puños en alto hacia Queen Bee, pero no llegó cerca de ella. Koichi lo interceptó a mitad del camino. Con su deslizamiento, pudo chocarse contra las piernas haciéndolo caer. Y antes de que pudiera pararse, era enredado por el hilo de la peonza, impidiendo cualquier movimiento del cuello para abajo.
—Maldita. Muy valiente presentarse de frente, Queen Bee— Knuckleduster intentó romper el hilo sin éxito. Todos podían apreciar la fuerza ejercida para liberarse al ver las venas sobresaliendo bajo la piel expuesta.
Koichi y Pop Step intercambiaron miradas preocupadas y voltearon hacia Queen Bee. Eraser Head bajo su centro de gravedad preparado para actuar en cualquier momento.
—... Si, soy muy valiente, pero ni te conozco. Y quédate quieto. No podrás escapar— como afirmando un punto, movió su dedo, que tenía el aro del hilo, y la atadura se volvió más apretada. Knuckleduster gruño y rasgaduras aparecieron en la ropa por la presión.
—No juegues conmigo. Tu eres una villana y asesina, Queen Bee— siguió intentando escapar, moviéndose como un pez fuera del agua, sin resultado alguno—. Acércate, cobarde.
—¿Cómo me llamaste?— bramo Queen Bee. Pisando fuerte se acercó y se agachó hasta su altura. Sus caras estaban tan cerca, que podían sentir la respiración del otro—. Primero me decís valiente para luego decirme cobarde. Ahora, atrévete a decirme otra palabra. Te reto.
Los coléricos ojos de Knuckleduster buscaron en los furiosos ojos de Queen Bee. Lo que pareció una eternidad para Koichi, fue unos segundos de tensión para Erased Hear.
Knuckleduster fue el primero en desviar la mirada. Dejó de luchar contra sus restricciones.
—No eres ella… Una lástima. Hoy no pude encontrarla— murmura como un lamento, derrotado.
Queen Bee con el mínimo movimiento de su dedo, lo liberó y sostuvo la peonza en su mano.
—Veneno— un destello amarillo cubrió la peonza.
Sin que Knuckleduster pudiera reaccionar, ella aplicó un poder especial sobre él. La luz desapareció al contacto contra el cuerpo, dejando un punto amarillo donde impacto.
—Antes de nada, solo está paralizado. Lo hice porque no quiero luchar. No es necesario comenzar ahora— dijo la portadora mirando de costado a Eraser Head. El héroe desenredó la mitad de la bufanda que usaba para atar al villano y estaba preparado para usarla contra Queen Bee—. Para aclarar, hoy es un día terrible para mi. Estoy furiosa. Estoy frustrada. Estoy a un paso de explotar. Entonces, si quieren salir ilesos, no confundan mi identidad, MI PERSONA. No soy una villana. Es poco estético ser uno. Y no me digas asesina, me da mal sabor de boca. ¡Y también…! — sus siguientes palabras quedaron sin pronunciarse. Los azules ojos se quedaron observando fijos a Erased Head por unos momentos, para luego agitar la cabeza. Ella se enderezó de su posición agachada y se volteó hacia Koichi—. Dijiste algo sobre una droga llamada Trigger convierte a las personas en monstruos. ¿De qué color es la droga?— preguntó en tono más calmado.
—Bueno, no les diría monstruos a ellos…
—¡Dije ¿De qué color es la droga?!
—No sé nada— respondió rápido negando con las manos—. El viejo sabe sobre la droga. Hace poco me enteré de que existe por él y no para de repetir sobre lenguas negras en los consumidores.
Al escucharlo, Queen Bee se acercó hacia el villano derrotado. Por suerte, Knuckleduster jalo la lengua para verla mejor y sumando la falta de sus dientes frontales, no se encontraba dentro de la boca y no era necesario tocarla para apreciarla. Su lengua era negra como el carbón.
En cualquier otra circunstancia, terminaría en ese momento. Queen Bee se iría a la suite, los vigilantes habrían escapado de la escena y el héroe profesional se quejaría del papeleo que deberá hacer para explicar la aparición de los nuevos "villanos improvisados" y los eventos recién sucedidos. Pero eso no sucedió. Por azares del destino o la mecha corta que es la paciencia de la poseedora del miraculous de la abeja o fuerzas interviniendo o las tres juntas, la lengua negra poseía cortes causados por los dientes rotos. Cortes que expulsaban sangre púrpura y humo púrpura. Humo casi indetectable por la poca cantidad saliente, pero con la luz de los faroles y la vista mejorada de un portador transformado, ella lo pudo detectar.
—Mierda— retrocedió incrédula—. Mierda.
—Eso es doble mierda y por tu expresión, me dice que ya viste esto antes— aseguró Pop Step mientras empujaba un dedo en la cabeza de Knuckleduster.
Queen Bee, sin reconocer el comentario, lanzó la peonza y estuvo apunto de partir, pero una imponente voz, arrastrando una autoridad de años, la detuvo.
—Alto ahí— la voz de Eraser Head no dejó lugar a réplica—. Claramente eres un vigilante, usaste tu quirk ilegalmente causando heridas físicas a una persona y tienes información sobre una droga que recorre las calles de Japón. Dame una razón para confiar en ti para dejarte libre y no capturarte en este momento— el cabello del héroe levitaba de manera antinatural. No había suficiente viento para levantarlo de esa forma y mantenerlo. Obviamente un quirk entró en acción.
Queen Bee le dirigió la mirada. Un pitido fue escuchado entre los presentes.
—No es necesario que te diga nada. Salvare al mundo sola. No te necesito, ni a las fuerzas policiales que seguro te interrogaran. Me estorbarán.
Eraser Head frunció el ceño ante sus palabras y como resalto en "salvar al mundo sola".
—Por tu acento, me doy cuenta que eres extranjera. No sé cómo trabajan en tu país, pero aquí es ilegal comenzar una cruzada contra traficantes de drogas— Gentleman y Pop Step tiemblan ante el recordatorio de sus acciones de ese día—. Civiles quedarán involucrados en tus redadas. Entrega la información a la policía y ellos se encargarán junto a los héroes profesionales— le informó, sin saber que desató la caja de Pandora.
—Oh, héroes, ¿dónde están que no los veo? Ayuda, necesito ayuda. Los necesito ahora— extendió ambos brazos y giró una vez—. No lo entendes. ¡Héroes profesionales esto, héroes profesionales aquello! ¡Los tienen tan metidos en el culo que no piensan por sí mismos! La mayoría de ellos los puedo vencer con una mano atada a la espalda. Disculpa si no me dan confianza— agitó la cola de caballo con su mano—. Tengo fuerza, inteligencia y belleza. Déjelo a…— un pitido la interrumpió—. Olvídalo. Me voy. Te encargo recoger la basura.
Queen Bee fue impulsada por el aire y desapareció de vista entre los edificios.
Frustrado de no tener la capacidad de "borrar" las herramientas de apoyo, se volvió hacia el resto de los vigilantes. Parecían ciervos paralizados por los faroles de un auto. Uno por un "veneno", los otros dos por el miedo.
—Ustedes… solo salgán de mi vista. Estoy cansado y usaron su quirk en defensa personal para escapar. No pelearon directamente. Al salir no sé olviden del viejo cabeza dura de ahí— como una ocurrencia tardía, dice—. Si la parálisis le causa efectos secundarios o lo agrava de cualquier manera, avisen a la policía o a los héroes de inmediato y actuaremos en consecuencia.
Los dos jóvenes asintieron. Con cierta dificultad, pusieron a Knuckleduster en la espalda de Koichi y corrieron del lugar.
Minutos después, llegó la policía.
—Oh, Eraser Head. Que sorpresa verte aquí ¿No era tu día libre?
—...Si, si lo era.
¡Crack!
—¿Por qué me quedé a conversar con esos perdedores? Debí irme luego de golpearlo. El anonimato era nuestra ventaja. Pollen, debiste detenerme. Maldición.
¡Crack!
Un jarrón de 500.000 yenes yacía destrozado a los pies de la cama.
—Y ahora parece que tenemos un Hawk Moth 2.0 en Japón repartiendo energía de akumatización mezclada con esteroides. Maldición.
¡Crack!
Un control remoto se incrustó en la TV último modelo. La más cara del mercado mundial.
—¡Maldición, Maldición, Maldición! ¡Aaah!
Sin tener otro objeto caro para romper, Chloe hundió la cara en la almohada de plumas, sobre la cama king, gritando a todo pulmón. El penthouse del hotel cinco estrellas parecía que hubiera pasado un tornado, un huracán y un vendaval. Uno detrás de otro. Cada objeto rompible se encontraba roto más allá de la salvación. Muebles de caoba destrozados, aparatos electrónicos de lujo arruinados y cuadros originales desgarrados era la actual decoración, de lo que Chloe llamó "suite medianamente aceptable" los últimos días.
El kwami observó tranquila a su reina destrozar todo el penthouse sin ningún intento de detenerla. Sabía que este día llegaría y ya tiene preparado lo que le va a decir, pero primero terminará de comer su tarro de medio litro de miel de Elvish hasta que Chloe se canse de destruir cosas o que ya no queden cosas por destruir. Lo que pase primero.
—Aaah…¿Ahora qué haré?
Oh, esa era su señal. De manera delicada, Pollen dejó la miel real en el suelo y levantó vuelo. Enderezó la espalda, infló el pecho y posicionó las patas en la espalda. Como la seguidora y compañera más leal, la etiqueta era fundamental al comunicarle información importante.
—Mi reina, no te castigues por algo inevitable. Tu grandeza no está para ser ocultada en las sombras y el anonimato. Tarde o temprano ibas a estar bajo el foco y qué magnífico inicio debo decir. Ayudar a un héroe local a derribar a un villano peligroso te pone en buena luz a los ojos de la sociedad. A decir verdad, me estaba preocupando que te contuvieras más tiempo y al explotar, comenzar a colgar cuellos, como mi anterior poseedora. Las reinas no están hechas para el sigilo y la investigación. Eso es trabajo para los zorros— sin detenerse en su monólogo, extendió uno de sus tres pares de patas hacia arriba—. Olvídate de eso. Esta noche es motivo de celebración. Tu has descubierto que el cobarde de Nooroo está activo y está siendo usado para el mal de nuevo. Y sin los honorables kwamis de la creación y destrucción presentes, todo el escenario es tuyo para tomar y el foco solo te alumbrará a ti. Ahora no es momento de gritarle a la almohada, sino de salir y ser la única e inigualable ¡Queen Bee!— terminó con un gritito, más parecido al zumbido de una abeja.
Pollen cerró los ojos y se dio golpecitos metafóricos en la espalda por el trabajo bien hecho. Ella practicó horas, a escondidas, su discurso. Tuvo que hacer algunos cambios por los hechos ocurridos en el día, pero le salió perfecto.
No era necesario señalar, que Chloe mordería el anzuelo llamado "alabanza" sin pensar en sus consecuencias.
—Tienes razón. Para qué perder mi tiempo en cosas ridículas como investigar, si tengo el dinero para contratar gente que lo hagan por mi— con renovada convicción, se levantó de la cama—. La imposible de complacer Ladybug y el compinche callejero Cat Noir no existen en este mundo. Soy libre de hacer lo que quiera con el miraculous, ser Queen Bee donde sea cuando quiera. Haré lo que ellos no pudieron por veinte años y lo que egoístamente no me dieron la oportunidad de hacer. Derrotare a Hawk Moth, conseguiré todos los miraculous y ¡MI REINO NO TENDRÁ FIN!
—Querrás decir ¡PROTEGER AL MUNDO!— Pollen le corregiría el juego entre risas.
Si, así debió haber transcurrido la conversación, pues conocía muy bien a Chloé. Pollen se había convertido en su confidente y sabe como motivarla para que actúe donde ella es experta. En hacer ruido. Las reinas no se esconden; se hacen notar donde quieran que caminen. Los enemigos saldrán de sus escondites y vendrán solos. Funcionó contra Hawk Moth y Mayura. Funcionará para el nuevo Hawk Moth también… pero lo que escuchó fue diferente.
—Sí. Lo que digas— la indiferencia con la que lo dijo, sorprendió a Pollen que perdió estabilidad en el vuelo por un momento—. ¿Qué tienes en mente?
—...El primer paso será conseguir ayuda. Compañeros. Conexiones. Una abeja no trabaja en solitario, a fin de cuentas.
—Tienes razón en algo. Moverme sola me está llevando mucho tiempo y menos tiempo tendré con otro portador molestandome. Debere buscar y contratar gente capacitada, personas que se muevan por el bajo mundo y puedan investigar sobre un misterioso vendedor de droga clandestino enmascarado perverso vestido de traje con la capacidad de darles poderes a la gente. Dinero no me faltara, pero ¿podré comprar su lealtad? Si es como Hawkmoth, daré por perdido a cualquier persona que se acerque demasiado— terminó Chloé golpeándose la barbilla con su dedo y una expresión de profundo pensamiento.
—Mi Reina ¿Hablas de los intentos pasados cuando estábamos separadas?
—Si— asintió Chloé—. En el Mundo Real, mi papi, como alcalde de París, pidió ayuda a las fuerzas especiales francesas. Enfrentar a los militares contra seres mágicos terminaría en desastre, entonces utilizó espías. Obviamente la misión era encontrar al portador de la mariposa… cada uno volvió akumatizado. Francia desistió luego del quinto espía descubierto. Sospecharon de un topo y gracias a los espías akumatizados, Hawkmoth tendría en su poder información confidencial de estado— caminó hacia el ventanal que cubría toda la pared. Desde lo alto de la torre, los autos le parecieron luciérnagas que volaban ordenadamente en el manto nocturno—. ¿No te parece raro? Tenía la oportunidad de chantajear a Francia en su… cruzada contra Ladybug y no lo hizo por una razón. Y la historia se repite. Ese gigante… muy pocos podrían haberlo vencido. ¿Por qué se esconde?
Pollen contempló la espalda de Chloé. Su porte erguido, el cabello suelto acariciaban con sus puntas los hombros, músculos tonificados que no cuadraba con su edad física; se imaginó una mariposa púrpura revoloteando hasta apoyarse en la espalda de Chloé, fundiéndose con la piel y ser parte de ella.
Ambas desconocían cómo llegaron a este Mundo Indeseado.
Los recuerdos eran lo único que conservaban del Mundo Real. O eso creía él kwami. Algunas marcas han calado muy profundo para desaparecer por completo.
—Debemos formar un equipo— declaró Pollen.
—Eso ya lo dijiste. Estamos hablando sobre contratar un equipo para buscarlo…
—No, Chloé, no es eso. Iremos a encontrar a los demás. Apoyo real.
—¡Espera! ¿Iremos a buscar miraculous? No, no, hablamos de esto antes. ¡Teníamos un trato!— exclamó consternada Chloé. Bastó un vistazo al kwami para contener de decir más palabras.
—Como tu fiel compañera y gran amiga, lo estoy rompiendo por nuestro bien. Estando sola perderás esta "cruzada".
—¿Por qué? ¿Por qué estás tan segura de mí derrota? Se que no se lo dijiste aquella vez en Moscú. Ahora cambiaste por ser yo. Por no ser tan independiente como mi hermana. Por no ser una avispa todopoderosa. Por ser una…
—Si, si, exacto, tú no eres ella. Ella era solitaria, autosuficiente y sin apego excepto a sí misma. Tú no eres una avispa, no eres tu hermana. Si necesitas ayuda, si quieres tener éxito en este camino que tú nos metiste.
—¿Y la tuya no es suficiente? ¿La búsqueda en todos estos años para que fue? Si desde un inicio no creías en mí— Chloé no puede entender a Pollen. En diez años, ella nunca pidió, preguntó o nombró a los demás kwamis.
—Si— sentenció el Kwami de la Abeja— y no te sientas menos. La imagen que tengo de ti y como te valoro, no cambió, y sigo creyendo que nosotras dos es suficiente para cumplir el propósito, pero los eventos del día de hoy no es algo que puedes tapar bajo la alfombra. Sin importar mis pensamientos hacia Nooroo, sigue siendo un kwami de Segundo Eslabón como yo. Tu juventud no te permite utilizar a plena capacidad el miraculous. No tengo que decir más, ¿me equivoco?
—... lo que digas— balanceo el cabello con su mano y caminó hacia la mesa en el centro de la suite. Rompió la cinta de la caja de cigarrillos y retiró uno. Lo puso en sus labios y estrenando nuevo encendedor, lo prendió—. Esta difícil, toda esta situación. Una cosa es mandarlos a investigar un villano, otra muy distinta es mandarlos a buscar, investigar y encontrar reliquias milenarias, que por una razón misteriosa no se oxidan y son irrompibles incluso contra quirks, sin levantar sospechas o preguntas intrusivas— Chloé hizo ademanes al nombrar cada punto en contra en el plan.
—Mi reina, te ayudaré a rememorar tus relaciones de este mundo. Tienes a tu disposición una línea directa a un hombre. Un hombre que posee poderosos contactos por ser un representante de héroes importantes. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que las leyes están mirando para otro lado con él al tener como socios a héroes profesionales. Puede ir a cualquier parte por su trabajo con los héroes famosos, tiene la autoridad de comenzar investigaciones al tener clientes a héroes líderes de agencias y…
—Ya entendí, ya entendí. No tienes que refregarmelo en la cara. Capté el punto— se quejo, agitando el cigarrillo y esparciendo el humo. A Chloé no le gusto la cara de superioridad de Pollen. Los mejores compañeros para los kwamis eran los que comparten los principales rasgos de personalidad al fin y al cabo—. Omitiendo la obviedad referida a mi incapacidad de convertirme en un representante por mi edad actual, el otro camino RÁPIDO y CONVENIENTE sería…— ella liberó un cansado gemido y se dejó caer en el sofá resignada—. Quería evitar esto. Odié ese lugar antes y lo sigo odiando— suspirando, apagó el cigarrillo contra la madera acre del apoyabrazo—. Pollen, vuelvo a la escuela. ¡Y tú me ayudarás con mis notas! ¿Entendido?
— Como órdenes, mi reina— Pollen no podía ser más feliz—. Oooh, no puedo dejar de zumbar de la emoción.
Chloe no pudo evitar mirarla rara.
— Pollen, vamos a la escuela, una de héroes, pero una escuela al final.
— No, no, no. Mi emoción no es por estudios que tanto odias, sino por las oportunidades concedidas por este mundo— al ver la cara de pérdida de su portadora, el kwami aclaró—. Yo ya no tengo que esconderme. Antes, siempre tenía que permanecer dentro del miraculous esperando la siguiente calamidad, evitando que los ojos mortales me vean. Incluso en los paseos de mis reinas, me ocultaba por la presencia de las sirvientas. Ni en los palacios existía la privacidad absoluta— ella lo narró en tono melodramático y realizó giros en el aire emocionada—. Aquí, en ESTE mundo, no tengo necesidad del anonimato. Las leyes de la Orden no existen, mi existencia no se cuestionara y puedo socializar con otras personas por primera vez. No puedo esp…— Pollen, sin verla venir, fue interrumpida por un fuerte abrazo.
— Lo siento. No pensé en cómo te sentías, ni tus sentimientos. Lo siento tanto— en un extraño suceso, Chloe pidió perdón y se sintió realmente mal por otra persona. Ella renegaba su nueva realidad y siguió actuando con indiferencia, como si estuviera viendo una obra de teatro desde el escenario en vez de los asientos. Sin imaginarse que el sentimiento no era mutuo. Un ser encerrado por siglos, ¿no querrá socializar?
Chloé amaba a Pollen lo suficiente para enterrar su disgusto reciente para reconfortarla.
Ella repitió perdón hasta que lo obtuvo. El kwami de la abeja devolvio el abrazo con sus diminutas patas. Pasaron un par de minutos en esa posición antes de separarse.
— No es tu culpa. No podrías saberlo, pero gracias por el abrazo. Me gustó mucho.
— Si, pero no te acostumbres— le advirtió. Lejos quedó la preocupación de viejos enemigos.
—Jejeje no se me ocurriría algo así. Ahora, volviendo al tema en cuestión. Decidiste ir a la escuela de héroes y estamos en Japón, la meca de los superhéroes. A la vez que estamos en verano, a un mes del comienzo del año escolar y una de las mejores y prestigiosas escuelas del mundo está a un par de horas de aquí— Pollen se sentó a su lado en el sofá, mirándola con ambos ojos compuestos.
Chloé contempló fascinada como la luz de las lámparas hacían cambiar el celeste de los ojos a dorado. Las alas brillaban reflectando la iluminación de la habitación. Su pelaje, suave como seda, hacía cosquillas en su costado.
— ... y por eso, necesitas pensar en una explicación… ¿me estás escuchando? — preguntó el kwami. Por la falta de una respuesta, inflo sus mejillas y sentenció—. Estás en una situación desventajosa. Hace semanas cerraron los cupos. No hay posibilidad de entrar a la UA excepto… — Pollen apuntó al cordex apoyado en la mesa y diciendo sin palabras, el siguiente curso de acción.
— Yo… en verdad no quiero hablarle— sin demostrar ganas y arrastrando los pies, se dirigió hacia la mesa. La pulsera se encontraba estirada en la base de recarga. Bajo la muñeca para ser detectada por los sensores de calor del codex y activar los magnetos de los extremos. El aparato se movió por la muñeca de Chloé hasta que ambos imanes se encontraran. Mucha gente vio innecesario el costo de recursos en un cierre automático, principalmente por el encarecimiento del codex. Para Chloé, era la mejor función de la historia. Su tiempo era valioso para gastarlo en agarrarlo con los dedos y ponérselo con la otra mano.
Recorrió rápidamente la lista de contactos y encontró al único contacto que no es de hoteles, masajistas, restaurantes y tiendas de marcas.
Esperó tres tonos para ser atendida.
— ¡Hey, Eileen! ¿eres tú, de verdad? — una pregunta en japonés era expulsada del avatar holográfico en su muñeca. La voz reflejaba sorpresa y confusión.
— Bonjour Monsieur— respondió en francés por los nervios que la traicionan. Giro un mechón de pelo con su dedo inconscientemente.
Hubo un silencio incómodo entre ambos.
— Bonjour para ti también ¿Cómo estás? ¿Dónde estuviste metida todo este tiempo? Estaba preocupado. No me respondiste los mensajes. Estoy muy enojado, jovencita… — la voz cansada de un hombre siguió intercalando entre preguntas y regaños.
Chloé lo dejó hablando solo y se concentró en encender un cigarrillo. Por años, se imaginó distintos tonos de voz para ese hombre. La voz confiada de un showman que se codeaba entre los top ten de cada continente. La voz gruesa de un hombre de negocios que debía mantener a raya los egos de los famosos. O la voz mansa de un hombre que acariciaba los deseos de sus clientes heroicos. Decenas de voces y ninguna se asemejaba a la verdadera. Una débil voz que podría perderse en el viento.
Luego de dos largas caladas, interrumpió el monólogo.
— Muchas preguntas y quejas para la primera conversación, ¿no te parece? Estoy bien. Haciendo turismo en tu país natal. ¿No estás feliz? Estoy conociendo la cultura de la familia— dijo arrastrando la última palabra.
—¿País natal? No, para nada. Eileen, soy frances como tu y tu madre.
— Y yo soy de este plano existencial.
— Eh… ¿eso es una expresión de los jóvenes de ahora? —expresó con duda y vergüenza.
— Qué más da. Te lo dije hace nueve años cuando te contactaste conmigo. No creo que seas de Francia. Un frances no escribiría una nota en japones a otro frances… veo que no me prestaste atención.
— Hija, solo me olvide en hablarte en frances. Soy un hombre importante. Sabes que a veces tengo que relacionarme con muchos héroes de distintas nacionalidades. Confundirme es algo normal.
— Te recuerdo que seguís hablando en japones en este momento, pero como estoy en Japón, debo hablar el idioma local. ¡Konichiwa! — Chloé saludo con voz infantil sin querer. Intentaba ser firme y desviar el tema, pero sentía como si estuviera en su mundo original, en su cuerpo de catorce años pidiendo favores difíciles a su padre.
Ella renegó de cualquier paralelismo.
— Esto es serio. Te advertí muchas veces que no vayas a Japón. Nunca. Jamás. Es peligroso ese país. Hija, si está es una nueva manera de rebeldía adolescente, estoy muy…
Chloé lo corto sin dejarle terminar de hablar.
— ¿Crees que tienes derecho de ordenarme que hacer? ¡¿Con cuál potestad tienes para involucrarte en mi vida?! Bien. Escúchame a mí ahora y escúchame bien. Primero, tus advertencias no me interesan. Hago lo que quiero cuando quiero como tú siempre haces. Segundo, y esto quise decirte desde hace años, tu nunca estuviste conmigo y nunca se donde estas. Que te enojes porque no te digo donde estoy, es hipócrita. Tercero, no te llame para escuchar tu intento de advertencia paternal cuando nunca actuaste como uno…
— Lo siento— se disculpó el hombre con tanta tanta sinceridad que Chloé guardó silencio—. No tengo la fortuna de tener una relación normal contigo— lamento y decepción había en sus palabras—. Muchas vidas dependen de mi trabajo. Pensé, no, desee que lo comprendieras cuando crecieras. Hay sacrificios que uno no puede escapar en el deber de ayudar a los demás.
— Dime. ¿Por qué pensaste que yo iba a aceptar que me sacrificaras?
— Porque posees la fuerza de soportarlo. Eres mi hija después de todo.
Un silencio sepulcral y la tensión inundó la suite. Pollen no se movía, expectante. La conversación podía transformarse en discusión por algún comentario en cualquier momento.
— Solo quiero hacerte una pregunta, no hacer una sesión familiar— Chloé sentenció duramente, no queriendo darle la razón. Ella supo hace décadas el significado de tener vidas en tus manos. Dio un respiro antes de continuar—. Escucha, sir, tengo que… pedirte un favor gigante.
— No, digo sí, por supuesto. Mi enorme influencia puede conseguir todo lo que quieras. Soy manager de héroes. Eso es lo que soy.
— ¿Cuánta influencia tienes en UA?
— Bueno, tengo conocidos. Héroes, algunos ex clientes, trabajando de maestros— respondió dudoso de sus siguientes palabras—. Puedo comunicarme con el director si es necesario ¿Puedo conocer la razón de esta pregunta?
—Necesito ingresar en esa escuela — ya no podía dar marcha atrás. Cuando le dijera su intención, todo dependería de ese hombre y de cuándo y cuánto estaba dispuesto dejar de sacrificarla para comenzar a sacrificar por ella.
— Claro que no. No. Eileen. No. Lo siento, pero no.
— Pero, sir, no te pido algo imposible. De verdad esto es muy importante para mi. Yo… ésto… lo necesito. Ayúdame.
— …Es que no se si pueda.
— Dime por qué no podrías. Si coordinas con el director para una reunión, yo podría demostrar mis capacidades. Soy superior a los demás estudiantes. Me aceptara en un segundo…
— ¡Eileen, tú no lo entiendes!. Hay reglas que seguir y una imagen que mantener. La sociedad mira la UA como el nido de los futuros héroes de la nación. ¿Como se verá en los periódicos, en las redes sociales? La imagen es lo más importante.
— ¡Por eso nunca me quisiste a tu lado! ¡Porque tener una bastarda empaña tu imagen en el mundo, en tu negocio!
Chloé cerró los ojos. Los segundos pasaron en absoluto silencio. Cada persona por motivos diferentes. La portadora fue la primera en ceder
— Yo necesito tu ayuda. Es muy importante para mi. Necesito ser estudiante de UA para el próximo mes.
Ella no se inmutó al escuchar el sonido de una silla chocando con fuerza contra el suelo.
— Hay estudiantes recomendados que entraron sin hacer el examen de ingreso, pero el problema de las vacantes no se soluciona. Incluso el director debe seguir el protocolo.
— ¡TU PROPIA HIJA TE ESTÁ PIDIENDO AYUDA!— gritó a todo pulmón— ¿Cómo un hombre tan influyente y adinerado no puede ayudar a su propia hija? ¿Tán poco valgo para ti?— Chloé lloró de frustración y resentimiento. Cediendo al cansancio; dejó caer el muro imaginario que separaba sus dos realidades. Sentimientos contenidos por mucho tiempo, se liberaron en un grito de ayuda.
Un grito que fue escuchado en un mundo de héroes.
— ¡No es verdad! Yo, yo… me encargaré de todo.
Pollen se movió rápido. Con un pañuelo, estaba limpiando las lágrimas y pudo escuchar prometerlo. No sabía casi nada de él. Pero era el padre de su reina y alguien muy poderoso. Si dice que se encargará, ella no duda de que lo conseguirá.
— Gracias papá— dijo entre lágrimas.
— Me dijiste pa…— Chloe cortó la llamada y el avatar desapareció.
— Lo hiciste bien mi reina.
—Pollen, necesito un descanso.
—Entendido— un vistazo rápido al penthouse bastó para replantear sus opciones—. Este aposento ya no es digno de ti. ¿Vamos al siguiente de la lista?
Pollen no había terminado de hablar cuando Chloe se encontró en posesión de la American Express Centurión entre sus dedos.
—¿Tenías alguna duda?— dijo con un falso entusiasmo. Una sonrisa sin fuerzas decoraba el rostro de la portadora del miraculous de la abeja.
"Muchas. Muchas, Mi Reina" pensó el Kwami de la Abeja.
