Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Hola, ojalá sea de su agrado la historia.
No sabía la razón por la cual el hecho de que Scorpius se pusiera de esa manera para que no aceptara a Kaplan, le agradaba, quería verlo como una muestra de celos, pero quería asegurarse de que eso fuera realmente cierto.
Una de las pocas cosas que podía hacer, era cambiar a Kaplan de celda para hacerlo compañero de Malfoy, así seguramente podía provocarlo de la misma manera en que el rubio lo provocaba a él.
En la mañana siguiente de que cambiaran a Kaplan, James apareció por primera vez en la celda de Malfoy —al menos que él recordara—, los dos estaban dormidos, pero el primero en incorporarse fue Kaplan, bastante alerta para haber estado durmiendo profundamente antes.
—Ah, eres tú –soltó el aire que contuvo –pensé que era alguien más peligroso.
—Alguien más peligroso, ¿Cómo quién? –Elevó una ceja, divertido.
—Bueno, alguien que gusta de dar bienvenidas sexuales –le aclaró, se puso de pie y se colocó los zapatos.
—Ah, bueno, de ser así, te perdonaré la blasfemia que dijiste al inicio –le sonrió.
Malfoy se quejó por el ruido, se acomodó un poco, y abrió los ojos para ver de quien se trataba, una vez que ubicó a James, se incorporó rápidamente, y observó la escena.
—Hablando de blasfemias, ¿me dirás por qué te llaman deidad? –Preguntó Kaplan.
—No lo sé, ¿debería? –Se burló.
—Es simple curiosidad, escuché que no te gusta que te llamen así, aun así, te siguen llamando deidad.
—A pesar de que no soy omnipotente, puedo saber todo lo que pasa en esta cárcel, y yo perdono o castigo, así que por eso.
Scorpius frunció el ceño, no entendía la razón por la cual James estaba siendo tan amable con Kaplan, normalmente la única persona que lograba esa actitud era Alexander Takhon, y ahora no estaba, así que ¿qué tenía Alper para lograr ese buen humor en el castaño?
—Pensé que serías más reacio a responder mis preguntas.
—Es verdad, que eres policía –se burló –eso quiere decir que necesitaré a mi abogado.
—Dejé de serlo, te es familiar eso, ¿no?
—Un poco –admitió divertido –vamos a desayunar.
—Genial, muero de hambre.
—Apúrate, Malfoy –soltó en un tono enfadado, observándolo.
El ver la furia del rubio le provocó cierto placer a James, podía sentir la ira a sus espaldas dirigida a Alper Kaplan, y aunque al inicio lo hizo para poner celoso al rubiecito, realmente el tipo le caía bien, tenía algo que le hacía bajar las barreras que normalmente ponía ante todo el mundo.
—Eso quiere decir que se nos ha unido, ¿deidad? –Cuestionó Gregor, al ver a Kaplan llegar con James.
—Aun no –aceptó –estoy en una entrevista de trabajo.
—Suerte en ese caso.
— ¿Y este quién es? –Cuestionó Michael al ver a Kaplan.
James observó al tipo, que parecía tampoco aceptar al recién llegado como lo hacía con los demás, no tenía idea de por qué, pero al parecer la pareja estaba sincronizada en ese aspecto, cosa que lo puso de malas.
—Soy Alper Kaplan, y era policía.
La noticia hizo que la mayoría de los que estaban sentados se pusieran de pie de modo de defensa, a la mayoría de los policías, tenían recibimientos muy violentos, y más, si como Kaplan, eran rectos.
—Déjenlo en paz –ordenó James, lo cual no les causó gracia a los demás –por el momento –informó, tranquilizando a sus hombres.
—Así que aún no he pasado la entrevista –sonrió divertido.
—Para nada –aceptó –mis hombres están muy ansiosos, muchos quieren desflorarte, muchos matarte, aún no sé a cuál de ellos le haré caso.
—No unirlo a tus filas –soltó Malfoy, enfadado.
—Tú, ¿no tienes nada más importante que hacer que estar jodiéndome?
—Claro –gruñó.
James se dedicó a charlar con Alper gran parte del día, riendo divertido y relajado por primera vez en largo tiempo, cosa que enfadaba al rubio, quizás era lo que tenía al castaño tan de buen humor, apretando el hombro del recién llegado más de la cuenta, haciendo que Malfoy perdiera la cabeza demasiadas veces, haciendo que Gregor lo calmara y lo pusiera a hacer ejercicio.
—Dime ¿qué tan en forma estás? –Preguntó James.
—Lo más que se puede, ¿por qué? –Elevó una ceja.
—Bueno, veamos qué tanto puedes lograr uno a uno.
—Claro, ¿con cuál de tus hombres?
—Conmigo –informó, poniéndose de pie.
James Sirius Potter, solo entrenaba con Alexander, nunca con nadie más a menos que quisiera más de una pelea uno a uno, así que todos se sorprendieron de verlo ponerse de pie y quitarse la playera.
—Ah, estás en forma –se burló Kaplan.
—No hay mucho que hacer aquí, por ahora –admitió –pero basta de charla y ven aquí –hizo un ademán.
El acercamiento entre los dos fue bastante rudo, para sorpresa del castaño, el moreno era bastante bueno, no estaba seguro pero debía ser experto en alguna clase de artes marciales, pero no era el momento de preguntar, tenía la atención de Malfoy sobre ellos, más que nada por la proximidad que parecía más que nada que se estaban provocando sexualmente, claro que como era él, nadie iba a decir absolutamente nada.
Una vez que Scorpius se giró enfadado, James puso manos a la obra y comenzó en serio a probar a Kaplan y ver que era capaz de hacer, y aunque le dio bastante batalla, el castaño terminó sentado sobre el moreno, que respiraba agitadamente.
—No estás tan mal, y rara la vez lo digo.
—Bueno, me agrada el cumplido, pero, no me estás dejando respirar.
James soltó una carcajada y se levantó, le extendió la mano a Alper, que la tomó y se puso de pie gracias al tirón fuerte que hizo el castaño, que le golpeó la espalda.
—Aun así, te falta mejorar mucho, aquí no hacemos esta clase de peleas, aquí es sucio.
—Bueno, es la cárcel, supongo que sí –admitió.
—Una vez que Alex vuelva, lo pondré a entrenarte un poco.
—Oh, quiere decir que pasé la oferta de trabajo.
—Bienvenido al grupo.
La mayoría se quejó, pero nadie se atrevió a hacerlo directamente, así que James suspiró, tenía que ser justo con ellos, pasó su pesado brazo sobre los hombros de Kaplan.
—Sin embargo, tendrás tu bienvenida –habló fuerte y claro –pelearás con ellos, y si alguno que quiere desflorarte te gana, tendrás que cumplirle, ¿te queda claro?
—Pero…
—Los demás, solo te golpearán –sonrió alegre –es la bienvenida más consiente que he hecho –lo animó –vamos, tú puedes.
—Bueno, con la confianza de la deidad en mí, supongo que no puedo defraudarlo ¿o sí?
—Cállate e iniciemos con esto –bufó Scorpius, preparado.
—M—
Era imposible que Alper Kaplan resultara ileso de los hombres de James, por fortuna, solo puso su máximo esfuerzo para defenderse de los que querían violarlo, y por fortuna se libró de eso, pero los golpes de los demás lo dejaron un poco inservible durante un mes.
—Te ves muy feliz –soltó Malfoy, recargado en la reja.
—Bueno, me golpearon y sobreviví sin ser violado, sí, estoy feliz, ¿por qué? –Elevó una ceja.
—Dime que rayos haces aquí –bufó.
—Ya se lo dije a James, Sebastian Keller me encerró aquí, esperando que por ser policía, él me matara –se encogió de hombros –pero las cosas no siempre pasan como ese hombre quiere.
—Conmigo no tienes que fingir, estas aquí para hacerlo caer ¿no?
Alper se burló de él, dio un paso hasta el rubio, que extrañamente no retrocedió como lo hacía tiempo atrás, así que aquello le llamó demasiado la atención, haciéndole entrecerrar los ojos.
—No me digas que Keller hizo un trato contigo.
—Eres un idiota, ni siquiera conozco a ese tipo –bufó –al único que conozco es a ti y…
—No voy a echarte por el caño –informó –ya no me interesa la información que tengas, solo quiero acabar con Keller, ya lo dije.
—Bien por ti.
—Dime por qué razón estás tan a la defensiva, Scorpius.
—No te interesa –bufó.
—Por cierto, me sorprendió el hecho de que tengas novio –sonrió –no sabía que lo tuyo era… eso.
—Te importa un bledo, si tengo sexo con una mujer o con un hombre.
—Cierto –admitió con una sonrisa.
—Maldito imbécil, no sé qué planeas, pero voy a dejarte en evidencia.
—No tan rápido como yo puedo ponerte a ti.
Aquellas palabras hicieron que Scorpius sintiera un escalofrío, quería decir que realmente tenía un plan secreto, tenía que adivinar qué era lo que quería lograr con James, y si los planes de Alper Kaplan ponían en riesgo a Sirius Potter.
—Sí, veamos a quien le va mejor.
—Pues, yo logré caerle bien en menos de una semana, y tú… hasta donde tengo entendido, sigues sin agradarle, pero sí, veamos quien lo consigue primero, ¿te parece?
—No sé de qué…
—Claro que lo sabes, Scorpius, no eres tan disimulado como piensas que lo eres –sonrió.
Kaplan salió al patio, donde James Sirius Potter estaba entrenando, su espalda bañada de sudor brillaba gracias al sol que hacía, aunque no era lo suficiente como para broncearlo por completo, se aclaró la garganta cuando sus pensamientos estaban yendo por ese camino otra vez.
Tres meses habían pasado desde que él había ingresado a Azkaban, y a pesar de que el castaño se mostraba amigable con él, comprendía que estaba frustrado por algo, por eso la violencia que solía expedir, y que a veces explotaba sin razón alguna, o que él hubiese notado, no había razón.
Tampoco entendía, porqué si a él le gustaban las chicas y siempre había sido así, James Sirius le parecía demasiado atractivo, y las peleas que tenían de entrenamiento, provocaba mucho más de lo que debería, quería montarlo, besarlo y hundirse en su interior, el olor a su sudor también lo provocaba más de lo que el sudor de algún tipo lo hubiese provocado, como jamás pensó que lo provocaría, más bien.
—Oh, aquí estás, vamos, Alex sale mañana –comentó alegre y pasó su pesado brazo sobre sus hombros.
La parte sur de Alper despertó sin que si quiera lo propusiera, por fortuna, nadie lo notó, ni siquiera el dueño de aquella reacción.
—Alex, tu mano derecha, duró mucho tiempo, ¿no?
—Sí, ese bastardo de Keller –se encogió de hombros.
—Ya veo –aceptó.
Los dos hombres avanzaron hasta la ducha, el castaño se desvistió sin interesarle más, mientras los ojos azules de Kaplan recorrían con atención cada parte de James, que avanzó hasta la ducha.
—Normalmente lo premiaría con unas chicas, pero… mi poder está corto en estos días.
—Ya veo, quizás por eso también estás frustrado todo el tiempo.
—Ah, veo que eres más observador de lo que pensé que eras –bromeó.
—La verdad, es que sí, pero, tengo una solución perfecta para ti.
—Una solución perfecta ¿traes una mujer policía oculta en algún lugar? –Se burló.
—No una mujer, para ser exactos –James giró enfadado hasta Kaplan.
—Creo que no te he dejado claro que yo no soy un maldito rarito, ¿cierto?
—Vamos, James, hasta los más machos en el ejército recurren a eso, cuando tienen demasiado tiempo sin ver una mujer, es normal, y no significa que te gusten los tipos –se encogió de hombros –y realmente has estado muy tenso en estos días –sonrió.
James gruñó ante la sugerencia del hombre frente a él, sin duda tenía más agallas que cualquier otro al hacer una sugerencia al respecto de su sexualidad, normalmente ya lo hubiese golpeado hasta matarlo, pero no lo hizo, medito un momento, hacía meses que no tenía ningún encuentro sexual, era normal que estuviese frustrado por eso, cuando solía ser bastante activo con Polly, pero de ahí a que se dejara satisfacer por otro hombre, la sola idea era repulsiva.
La mirada del castaño se posó en la de Kaplan, que lo miraba intensamente, sus ojos azules brillaban con deseo, jamás hubiese pensado que él tenía esa clase de gustos, no se veía tan rarito, pero ahí estaba, frente a él, sugiriendo que podría ayudarlo con toda esa frustración.
—Que satisfagas tu lujuria con otro hombre no te hace un rarito, simplemente, estas descargando todo aquello –le sonrió burlón –no necesariamente tiene que gustarte lo que te libera.
Aquellas palabras tenían un poco de lógica, el moreno debió tomar su silencio como una aprobación, ya que se acercó a él sin titubear en ningún momento, y lo sujetó del cuello, haciendo que se tensara de forma inmediata.
—Descuida, lo tuyo son y seguirán siendo las mujeres, hasta el final de tus días, lo sé.
Los labios de Kaplan se pegaron al cuello tenso de James, aquella sensación no sabía cómo distinguirla, era completamente nueva para él, la mano del hombre descendió de su espalda y se detuvo un momento en la cintura, hasta que le sujetó el trasero y lo apretó.
James lo empujó lejos de él en clara desaprobación, la mirada de furia en sus ojos simplemente hizo que Alper Kaplan sonriera de lado, y se apresurara a besarlo de forma apasionada, ninguna chica en el pasado lo había besado con tanta desesperación y pasión, se lo estaba devorando alegremente, y aunque no le pareció una sensación asquerosa como había pensado con anterioridad, no lograba prenderlo como una mujer lo hacía, y el otro chico lo notó.
Eso no hizo que Kaplan desistiera, por el contrario, siguió tocándolo y besándolo intentando como lo había prometido, saciar aquel deseo ardiente que lo mantenía frustrado y enfadado todo el día.
—Relájate y déjate llevar –murmuró Kaplan –haz lo que normalmente harías.
Dicho eso, James sujetó el cuello de Kaplan y comenzó a devorarlo.
