Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Hola, ojalá sea de su agrado la historia.
El día estaba un poco nublado, así que se levantó con presa y fue hasta el patio, la imagen de Kaplan charlando tan relajadamente con Alex, descolocó a Scorpius y después lo enfadó, ¿qué tenía ese tipo que podía ganarse a todos en poco tiempo? Creyó erróneamente que podía contar con Takhon de forma incondicional, pero al parecer se sobrevaloró al respecto.
—Ya sabes lo que dicen –musitó Michael a sus espaldas –hay que ser agradable con el novio de tu mejor amigo.
—Eso no es cierto –bufó Scorpius.
—Pero no te enfades mucho, cariño, nadie está dudando de ti.
—Eso es lo que me preocupa, si alguien te escucha y le dice a James sobre que…
— ¿Sobre qué?
El rubio se tensó al escuchar la voz de Potter a sus espaldas, lo último que necesitaba para que el día empeorara, es que tuviese que exponer a su novio a algo tan cruel como eso, pero ¿se atrevería a mentirle por Michael?
—Un malentendido –murmuró Michael –le decía a Scor, que Kaplan y Alex parecen muy felices ahí, juntitos, tal parece que se atraen o algo así.
—Lo dudo, Kaplan no tiene esos gustos –gruñó James y los pasó.
El silencio entre Michael y Scorpius duró un segundo, hasta que el primero sonrió con cierta satisfacción ante lo ocurrido, le echó una mirada a su novio y elevó una ceja.
—Deberías mejorar en tus habilidades para leer el lenguaje corporal, cariño, la sola idea de Kaplan y Alex lo enfadó, está claro que no quiere a su novio en chismes baratos con su mejor amigo.
—Deja eso por la paz, de una maldita vez, no quiero que James te haga algo irreparable.
—Tranquilo, sé cómo manejarme, lo he hecho bien durante todo este tiempo –se pegó a él y besó su cuello –el clima está para quedarnos en la celda, pegados el uno al otro ¿qué opinas? –Lo acarició.
—Me quedaré aquí, no quiero que esa amistad crezca más.
—Por fin –le dio una nalgada y regresó al edificio.
Scorpius bufó, no le gustaba que Michael se comportara así, pero no podía decirle algo, porque lo tacharía de exagerado, después de todo, era su novio, podía hacer eso, aunque en realidad le enfadara.
—Mira, mira, quien decidió unirse a nosotros, pensé que te quedarías en cama, recibiendo el calor de tu noviecito –se burló Gregor.
—Eso sería una satisfacción si hubiese una chimenea y servicio a la habitación, lástima que es una prisión, ¿no?
La mayoría rió por el comentario del rubio, menos Kaplan y James, que se quedaron quietos ante las risas de los demás, el primero fue el único que puso los ojos en blanco.
—Entonces no quieres suficiente a tu noviecito, ¿no es así?
—Tú no puedes opinar, no tienes a tu pareja aquí –le contestó Scorpius –así que si la tuvieras, creo que preferirías…
—Cuando estás con una persona que te completa y te satisface mejor que nadie, no importa estar en una maldita prisión siempre y cuando estés con…
—Ya basta –interrumpió James, más tenso que nunca –dejen de pelear por estupideces.
—No es una estupidez –soltó Kaplan –pero claro que para ti…
—Basta –interrumpió Alex –mejor practiquemos un poco, para entrar en calor, ya que muchos de nosotros estamos más solos que un hongo.
Las miradas de James y Kaplan se encontraron en una furiosa batalla por quién soportaba más la mirada en la del otro, obviamente Alper no soportó y dejó la guerra, para girarse hasta Alex, que estaba dando indicaciones a ellos.
Los días pasaron y para desgracia de Scorpius, Alex y Gregor habían hecho de Kaplan el tercer mosquetero en lugar de a él, además la preferencia y la forma en que James ignoraba algunas actitudes del tipo hacían que las palabras de Michael calaran más en él, ¿habría una pequeña posibilidad de que entre ellos hubiese algo? Y si era sí la respuesta, ¿por qué rayos eligió a Kaplan entre todos ellos? ¿Qué tenía de especial ese imbécil?
— ¿Alguien ha visto a Kaplan? –Preguntó Gregor.
—No, yo también lo estuve buscando hace un rato, quería que hiciera algo, pero nadie lo ha visto, al parecer –observó a sus hombres que negaron y siguieron jugando cartas.
—Demonios, ese tipo se está dando muchos lujos, ¿Cuándo la deidad lo pondrá en su lugar? –Cuestionó Gregor.
—Yo dudo que lo haga –soltó burlándose –Scorpius –lo nombró –ve a buscarlo, posiblemente esté con James.
—Pero…
—Ve –ordenó –tú no tienes privilegios como los de Kaplan –se burló.
—En serio, no sé qué tiene se tipo, que le agrada a todos.
—Bueno, tiene buenas habilidades peleando, es inteligente y buen manejo de los hombres –se encogió de hombros Gregor –la gente empezó a tenerle miedo, y no ha hecho grandes mandados por parte de la Deidad –se encogió de hombros el hombre –así que sí, puedo comprender que James lo quiera más cerca, además fue policía.
—Exactamente –bufó Scorpius -¿Quién no nos dice que en realidad está intentando saber todo de él y así llevarlo a la ruina?
—Estamos en Azkaban, Scor, ¿qué más ruina que eso? –se burló Gregor.
—Incluso tú –golpeó a Alex –que parecía que no lo soportabas, ahora estás embobado con él.
—Bueno, James me dijo que debería darle una oportunidad –se encogió de hombros –no puedo decirle que no al jefe, y tal y como lo ha dicho Gregor, el tipo tiene buenas habilidades, ha encantado a James –golpeó el pecho del rubio –solo es cuestión de que te decidas y le quites los privilegios.
—Te recuerdo que en cuanto entré, James me odió ¿no es cierto?
—Bueno, es que entraste todo fanfarrón –se burló Gregor –encontraste un medio protector, y pensaste que eras invencible.
—Pero eso está en el pasado.
—Además, te pasas las reglas por el escroto –informó Gregor –y eso nos enfada a nosotros, imagina la presión que tiene que tener James, de un montón de hombres quejumbrosos y los otros grupos que exigen que las reglas se cumplan y no se olviden las jerarquías.
—El hombre tiene un buen punto, además, deja de pensar en ti como una víctima, ya estás aquí, o te haces un maldito hombre, o te quedas en posición fetal, dejando que un recién llegado tome lo que quieres para ti –se burló Alex.
La sonrisa de lado del hombre lo hizo sentirse incómodo, posiblemente sabía que su rabia por Kaplan eran los celos por la cercanía con James, y esos pensamientos idiotas que Michael había sembrado en él, pero imaginar teniendo a James de esa forma, lo hacían hervir en celos y no podía controlarlos.
—En serio, ve por él, dile que lo ocupamos aquí –ordenó Alex.
—Pero, en serio ¿por qué yo?
—Porque te estoy mandando a ti, ¿ves lo que te decimos? A ti se te dan órdenes y las discutes, Kaplan no.
—Ah, lo que quieres es un lacayo en lugar de una persona pensante.
—No, lo que quiero es una persona que no se pase las reglas por el orto y la jerarquía, si quieres dar tus opiniones, escala y cuando puedas dar tu opinión, dala.
—Como sea –bufó.
—Deja de quejarte, y mejor aprovecha las oportunidades que te da la vida, Scor.
—Yo no he visto ninguna buena oportunidad.
—Por qué te la pasas viendo a lugares donde no deberías mirar.
—Sí, sí, ya deja esa falsa sabiduría y mejor dedícate a otra cosa.
—Ya veremos, mejor apúrate.
—Sí, sí, como digas.
—Cinco minutos, lo quiero aquí en cinco minutos, así que yo que tú, mejor corría.
—En seguida –bufó y avanzó tranquilamente.
Fue maldiciendo por todo el camino, no quería toparse con Kaplan, cada día lo soportaba menos, la forma altanera en que siempre entraba a la celda, como si presumiera de algo que no decía a los cuatro vientos lo enfadaba, sentía que había perdido algo en lo que nunca había competido con él, quería golpearlo hasta dejarlo medio muerto.
Se quedó completamente inmóvil ante la escena dentro de la celda, Alper Kaplan estaba acorralando a James contra la barda de la celda, y éste no parecía molesto ni incomodo ante lo que estaba pasando, se congeló cuando los ojos azul cielo de James se despegaron de Kaplan, que estaba pegado a él como lapa, despegó sus labios de los de él, para besar su pecho desnudo, no se alteró para nada cuando el rostro de Scorpius Malfoy apareció, el espectáculo lo hizo fruncir el ceño, una vez que la sorpresa lo abandonó por completo.
—Lamento interrumpir –dijo en tono seco, haciendo que Kaplan se alejara rápidamente, era la regla del castaño, nadie podía saber ni verlos así, y si lo hacían, terminaría de inmediato el intento del moreno por satisfacer su lujuria.
— ¿Qué demonios quieres? –gruñó James.
—Gregor y Alex ocupan a Kaplan –informó –Alex me envió a buscarlo porque no lo encontró por ningún lado y los guardias no lo habían visto.
—Voy de inmediato.
Alper salió de la celda, de forma apresurada y sin mirar a Scorpius a la cara, ni decirle nada a James, simplemente corrió de ahí como si el mismo demonio lo persiguiese, no lo comprendió, si todos los días parecía presumirle que él sí podía hacer esa clase de cosas con James, ¿por qué ahora que los había visto con sus propios ojos escapaba en lugar de marcar el territorio que sin duda le pertenecía?
Empuñó sus manos a causa del enfado, no podía creer que todo este tiempo Michael tuviese razón al respecto de la clase de relación que esos dos tenían, pero ¿cómo se había dado eso en primer lugar? Tan histérico que se ponía cuando alguien insinuaba que le podían gustar los hombres, ¿por qué no se puso así de histérico la primera vez que Alper Kaplan lo tocó y lo besó?
Apretó la quijada, tenía que controlarse antes de que la furia le hiciera hacer o decir algo que no debería, tenía que recordar que no podía reclamar nada, no eran novios, no tenían ninguna clase de relación, bueno, solo eran jefe y subordinado, pero nada más, absolutamente nada más, y al parecer eso no cambiaría ya que el castaño había encontrado a alguien capaz de hacerle olvidar todo.
—Sigues aquí, ¿por qué? –soltó en un tono rudo, James.
—Tú y Kaplan, ¿qué demonios es lo que tienen?
—No tengo que darte explicaciones, se te olvida que el jefe soy yo.
—No se me olvida, igual que el hecho de que a ti te disgusta que la gente dude de tu hombría, claro, si te ven como yo hace un momento…
—Eres el menos indicado, ¿debo recordarte a tu mascota?
— ¿Y qué demonios se supone que debo hacer si el tipo que me vuelve loco es el mayor homofóbico de Azkaban?
James tragó saliva ante las palabras del rubio, eso quería decir, que a pesar de que estaba con el tipo ese, seguía interesado en él, pues no se notaba demasiado, había dejado de perseguirlo y pasaba todo el tiempo con el tipo ese, al que tenía tantas ganas de castigar por alguna transgresión, pero era bastante bien portado.
—No me interesan los hombres, Kaplan sugirió eso, para sacar mi frustración a causa del celibato.
—Entonces, ¿por qué no me dejas a mí intentarlo? –se acercó a él.
—No, no me interesa…
—No es necesario que me rechaces aún –le sonrió, y el simple gesto le provocó un extraño dolor en el pecho –ya, supongo con que carta te convenció, así que seguiré el juego que el antiguo jugador tiró –se rió –no es necesario que te guste, pero si es sólo satisfacción lo que buscas, puedo darte eso y más –acortó el espacio entre ellos.
—Ya te dije que…
La mano de Scorpius alcanzó el pecho marcado de James, provocando un millón de sensaciones entre los dos, pero solo el rubio lo externó, miró los labios del castaño, como si estuviese viendo el mejor trozo de carne y él tuviese días sin probar bocado alguno.
—Cierra los ojos –pidió en su oído.
El aliento del rubio en su oído y su cercanía le provocó una punzada a James, pero no en el pecho, sino en sus pantalones, lo observó desafiante, no iba a seguir órdenes de él, después de todo, el castaño era superior.
—No es una orden –musitó de nuevo –ayudará, así podrás pensar que soy una chica.
—Pensar que eres una chica –se burló James.
—Así es.
—No puedo pensar que eres una chica cuando eres casi de mi tamaño, tus manos son grandes y tu cuerpo es musculoso, las mujeres así, no son mi tipo.
—Puedo hacer magia, así que por favor, ciérralos.
Scorpius se acercó al castaño, besó su garganta a pesar de que no le había hecho caso y seguía con los ojos bien abiertos, pero no le intereso, tenía la oportunidad que tanto deseo con él, y no lo iba a desperdiciar porque cerrará o no los ojos.
Las manos del chico se colocaron en sus amplios pectorales, y lo besó de forma suave y delicada en el cuello hasta llegar a su clavícula, sus manos descendieron por sus abdominales y su mano izquierda se adentró en los pantalones del castaño, lo escuchó gruñir cuando los dedos del rubio rozaron su miembro que había comenzado a reaccionar.
—No voy a besarte –lo tranquilizó cuando regresó sus labios al cuello de James, y este se alejó un poco de él.
Besó su mandíbula y detrás de su oreja mientras con su mano lo comenzaba a estimular lentamente, cuando el castaño echo un poco hacia atrás la cabeza y gruñó fuerte y grave a causa del placer, el rubio noto que tenía los ojos cerrados, a esas alturas, no le interesaba si estaba pensando en una chica o no, estaba tocándolo de esa manera, y no quería que esa sensación terminará por nada del mundo.
No le costó mucho en que el castaño estuviese tan duro como una de las paredes de concreto sólido del mismo Azkaban, dejó su cuello y su mandíbula y sus caricias en el pecho, le bajó un poco más los pantalones y se hincó ante él.
—Esto es muy acorde –se burló Scorpius –después de todo, ante las deidades se tiene que inclinar y orar –Dicho eso, introdujo el miembro de James Sirius Potter a su boca, el gemido fue un poco más fuerte y placentero, al menos su boca le gustaba para algo, comenzó a estimularlo de forma rápida y constante, el hombre comenzó a mecer las caderas, sujetó al rubio de la cabeza y se empujó más fuerte en su garganta, podía sentir la úvula de la garganta del rubio en su glande y un poco más de su miembro, y aunque sintió como le pegó suavemente en las piernas, no lo soltó hasta que encontró su liberación en la garganta del rubio, en la cual se empujó todavía más a causa del placer.
—Sigue entusiasmado, Deidad –se burló Scorpius con voz rasposa, una vez que se recompuso de casi ser asfixiado con el miembro de James en su garganta.
—Cállate –bufó, haciendo su cabello castaño hacia atrás.
—Yo me encargo.
Scorpius repitió el trabajo, vareando la técnica, y aunque sí le tomó más tiempo del que pensaba o esperaba, logró traer al viejo James de vuelta, menos frustrado y más satisfecho sexualmente que nunca, o eso pensó el rubio.
