Forma del Corazón – Trébol de Cuatro Hojas

Por Fox McCloude

Disclaimer: Go Toubun no Hanayome y todos sus personajes son propiedad de Haruba Negi. Todos los derechos reservados.


Capítulo 4: Cambio de perspectiva.


Preparatoria Asahiyama, campo deportivo…

Yotsuba Nakano podría no ser la estudiante más brillante académicamente, y ella lo sabía muy bien. Pero si había algo donde realmente era buena, era en las actividades físicas. Deportes, trabajo pesado o cualquier otra cosa que requiriera esfuerzo físico, ella tenía el don para ello.

Y ahora lo estaba demostrando en la clase de educación física. Las alumnas de las clases 2-1 y 2-4 estaban teniendo un partido amistoso de fútbol, aunque para igualar los números habían tenido que mezclarse entre ellas, redondeando para que hubiese más o menos igualdad entre los dos equipos. Sin embargo, la sola presencia de Yotsuba en el equipo A parecía inclinar la balanza a su favor, que llevaba ventaja de dos goles cuando iban a mitad del segundo tiempo.

- ¡Deténganla, no dejen que avance! – exclamaba la capitana del equipo contrario.

Pero por más que lo intentaban, ninguna era capaz de pararla. Yotsuba se movía con una velocidad y agilidad digna del protagonista de cierto manga de fútbol, sacudiéndose de encima a todas las defensoras enemigas con tanta facilidad que no importaba cuantas trataran de marcarla a la vez.

Sin embargo, a pesar de haber anotado los dos goles para su equipo, Yotsuba no quería lucirse más de la cuenta. Aunque bien podría haber anotado un tercero desde su posición al acercarse al área, por la esquina del ojo divisó a una de sus compañeras, una chica de cabello largo y castaño, que había avanzado al otro lado. Se perfiló como si fuera a tirar, atrayendo la atención de la arquera y las defensas al instante.

- ¡Matsui! – gritó, girándose en el último segundo para mandar un pase hacia la otra esquina del área, en vez de tirar al arco.

Esta acción tomó desprevenidas a todas, tanto a las defensoras y la arquera contrarias como a su compañera de equipo. Sin embargo, Matsui avanzó de inmediato y dando un salto remató con la cabeza. Estando desmarcada ninguna de las defensoras pudo ir a cubrirla a tiempo, y la arquera se había alejado al enfocarse en Yotsuba dejando el otro extremo del arco desprotegido.

Para cuando saltó fue demasiado tarde, y el balón fue a parar directo a la red.

- ¡Sí! ¡Jajajaja, eso es usar la cabeza, Matsui! – exclamó Yotsuba, mientras la profesora, que hacía de árbitro, daba el silbatazo para validar el gol, y las demás corrían para celebrar.

- Wow… no me esperaba que me pasaras el balón. – dijo Matsui, levantándose. – Podrías haber anotado fácilmente desde donde estabas.

- Ah, pero qué dices. Somos un equipo, ¿no? – dijo Yotsuba sonriendo alegremente.

Con eso el equipo A se anotaba su tercer tanto, ampliando la diferencia del partido, y poniéndoles aún más presión al equipo B.

El partido concluyó 3-1 a favor del equipo A. Pese a la diferencia el equipo B se negó a caer sin pelear, y cuando, envalentonadas por el tercer gol las del equipo A decidieron buscar un cuarto, las defensoras interceptaron un pase que iba hacia Yotsuba e iniciaron un contraataque que culminó en un gol. A pesar de que no les quedaba tiempo para ganar, por lo menos no dejaron que sus adversarias se fueran limpias.

- Ah, qué lástima que no logramos una victoria perfecta. – dijo Matsui, mientras recogía su bolsa.

- Pero ganamos igual. – dijo Yotsuba, bajándose un trago de su botella de agua. – Ese fue un buen partido.

- En serio, ¿hay algún deporte que no se te dé bien, Yotsuba? – preguntó la castaña. – Podrías competir a nivel nacional si quisieras. En el club de volei nos encantaría tenerte.

Ya habían pasado tres semanas desde que Yotsuba fue transferida a la preparatoria Asahiyama, y no le costó nada de hacerse de un pequeño pero agradable grupo de amigas con quienes pasar el rato cuando no estaba estudiando. Una de ellas era Matsui, que a pesar de estar en la clase 2-4 y por ende solo coincidían en la clase de educación física, rápidamente congeniaron gracias a su interés compartido en los deportes. Matsui era miembro del club de voleibol femenil de la escuela, el cual, aunque hasta ese momento no había intentado activamente reclutarla, sí había demostrado interés.

- Jejeje, podría, pero tengo otras cosas de qué ocuparme. – replicó la chica del lazo. – Aun así, si un día necesitan una jugadora extra, no duden en llamarme, los ayudaré con gusto.

- Lo tendremos en mente. – dijo Matsui. – Por cierto, quería preguntarte algo. He notado que casi todos los días te vas a casa con ese chico amargado de tu salón…

- ¿Uesugi-san? Ah, es que es mi tutor privado. – explicó ella. – Mi papá lo contrató para ayudarme con mis estudios.

- Ya veo. – dijo Matsui. – Ya decía yo, esos rumores de que ustedes estaban saliendo no podían ser ciertos. Una chica como tú jamás se fijaría en un amargado serio como él.

- Más bien sería al revés: él nunca se fijaría en alguien como yo. – dijo Yotsuba, riendo divertida y haciendo que Matsui se riera también.

- Eso es verdad. Está tan enfocado en sus estudios que jamás podría conseguirse una novia, aunque quisiera.

Aunque por fuera se estaba riendo, por dentro Yotsuba se sintió bastante ofendida por el comentario de Matsui, pero se contuvo de decirle nada. Obviamente, la castaña solo lo conocía por lo que le veía desde afuera, y por eso no la culpaba, pero Yotsuba sabía que, bajo esa apariencia de chico serio al que solo le importaba el estudio, estaba una persona realmente noble y amable, una que muy pocos conocían.

A ella le gustaría que la gente lo viera más, y por eso se había propuesto ayudarlo a sacar ese lado suyo a flote, para que todos pudieran verlo y cambiaran esa opinión errónea que se formaron de él.

- En fin, ¿te toca estudiar hoy también? – preguntó Matsui, a lo cual Yotsuba asintió. – Es una lástima, iba a invitarte a que fuéramos juntas a la hamburguesería, ya que rechacé ir a una cita múltiple con mis amigas.

- ¿Y eso por qué? – preguntó Yotsuba. Matsui simplemente desvió la mirada ligeramente ruborizada, y de pronto, fue como si un foco se encendiera en la cabeza de la chica Nakano. – ¡Oh, ya sé! ¡Tienes a alguien que te gusta!

- ¡Shhhh! ¡No lo digas tan alto, ¿quieres que todos te oigan?! – exclamó Matsui. Afortunadamente las demás estaban demasiado absortas en lo suyo para ponerle atención.

- Perdón. – se disculpó Yotsuba, tapándose la boca. – Pero entonces… ¿sí te gusta alguien?

Matsui miró a ambos lados y habló en voz baja también. – Sí, es un chico de mi clase. Pero es un poco tonto, y siempre me ignora cuándo trato de acercármele. Es muy frustrante.

- ¡Entonces tienes que ser más agresiva! – le dijo Yotsuba. – ¡Si no capta las indirectas, tienes que ir y decírselo de frente!

- Eso es fácil para ti decirlo. Yo no soy tan atlética ni tan alegre como para hacerme notar como tú.

- ¡Pues tienes que llegar a serlo! – insistió la chica del lazo. – Y mira, si ese chico te ignora, es un tonto. ¿Cómo puede alguien ignorar a una chica tan bonita y agradable como tú?

Matsui le sonrió, claramente conmovida por el cumplido. Por supuesto lo dijo con total sinceridad: llevaban pocas semanas de conocerse, pero fue una de sus primeras amigas y había sido muy agradable con ella al llegar a la escuela.

Si ella se lo pidiera, con gusto le gustaría echarle la manita con ese chico, para que al menos voltease a verla.

- Gracias por decirlo, eres una buena amiga. – dijo la castaña. – Bueno, ¿quieres hacer planes para otro día? Cuando no estés ocupada estudiando, claro.

Yotsuba de nuevo tuvo que declinar la oferta, ya que iba a estar ocupada toda la semana estudiando, pero le prometió avisarle cuando pudiera hacer un espacio, aunque lo más seguro era que solo pudiera hacerlo hasta después de los exámenes.

Hasta entonces, todavía tenía mucho por estudiar.


Apartamento Nakano…

Las sesiones de estudio, de lunes a viernes todas las tardes después de clase, continuaban tan bien como se podía esperar. Para entonces, ya la rutina parecía haberse predeterminado, lo único que variaba era la materia elegida, y que ocasionalmente alguna de las otras quintillizas quisiera unírseles, ya fuese porque también necesitaran ayuda o quisieran aportar algo de sus propias materias favoritas.

Aquel día en particular sucedía lo segundo. Ya que Yotsuba y Fuutarou estaban estudiando matemáticas, Ichika insistió en unirse a su sesión, diciendo que le haría bien repasar para su propio examen de matemáticas (y que le diría a su padre que le pagara extra por ese día), por lo que no encontró motivos para rehusarse.

- Terminé. – declaró la hermana mayor, enseñando su libreta de ejercicios.

Fuutarou la cogió para revisarla, y por la esquina del ojo vio a Yotsuba tratando de acelerar el paso con la suya para poder terminar también. Con un vistazo rápido comprobó todos los resultados y vio que estaban perfectos. Ichika no mentía al decir que era buena con los números. Asintió con la cabeza para expresarle su aprobación y la hermana mayor sonrió alegremente.

- No sé para qué me pediste ayuda, parece que te las arreglas muy bien sin mí. – dijo él.

- Nunca viene mal un segundo repaso, y con un compañero es mejor. – aseguró la pelirrosa, lanzándole una mirada coqueta.

- ¡Listo, ya terminé! – anunció Yotsuba, pasándole su propia libreta a Fuutarou. – ¿Qué tal lo hice?

De nuevo hizo un chequeo rápido, aunque se le hizo más sencillo comparar lado a lado sus resultados con los de Ichika. Lamentablemente, solo uno de los seis problemas que les puso a resolver estaba correcto, y tuvo que contenerse las ganas de suspirar y de regañarla, limitándose a mirarla. La chica simplemente se rio nerviosamente mientras se rascaba detrás de la cabeza.

- Cometiste errores muy tontos. – dijo sin miramientos. – Deja de apresurarte y fíjate bien en los signos y los números. Uno solo que esté equivocado y todo el ejercicio se te arruinará.

- Ah, cielos. – dijo Yotsuba, yéndose de sentón para atrás y agarrándose la cabeza mientras pataleaba como niña chiquita. – ¿Por qué soy tan torpe en matemáticas?

- Fuutarou-kun, no seas tan duro con mi pequeña hermana. ¿No ves que está dando lo mejor que puede? – dijo Ichika, poniéndole la mano en la cabeza a Yotsuba.

- Pues tendrá que dar mucho más si quiere mejorar. – dijo Fuutarou. – Los parciales están a la vuelta de la esquina y tendrá que practicar mucho más si quiere obtener buenas calificaciones.

- ¿Puedo intentarlo de nuevo? ¡Por favor, dame otra oportunidad, esta vez lo haré bien! – suplicó la chica del lazo poniendo las manos en posición de rezo.

Fuutarou le dirigió una mirada a Ichika, cuya respuesta no verbal claramente era "apiádate de ella y dale lo que pide". A pesar de quedarse algo estancados en matemáticas, por lo menos lo intentaba, y si al explicarle no le entendía del todo, Ichika lograba aclarárselo en un lenguaje más de su nivel, por decirlo de alguna manera. El chico admitía que no era malo tenerla como refuerzo.

- Está bien. – dijo él, abriendo el libro. – Quedan estos tres, si puedes hacerlos bien, habremos terminado por hoy.

- ¡Yay! – exclamó Yotsuba, y de inmediato empezó a apuntarlos en su libreta.

Entretanto, mientras Yotsuba intentaba resolver los problemas, Ichika sacó su teléfono y distraídamente comenzó a pasar el dedo por la pantalla. Espiando por la esquina del ojo, Fuutarou vio que estaba pasando algunas fotos del festival de fuegos artificiales.

Una pena que él usara un teléfono tan simplón, ya que ellas con gusto se las habrían transferido para que pudiera imprimirlas y enmarcarlas para Raiha.

- Saliste muy lindo en esta, por cierto. – comentó Ichika, enseñándole una que le hizo quedarse pálido por un momento.

Se había quedado dormido en la banca del parque donde se fueron a disfrutar de los mini-fuegos cuando Ichika regresó. Cuando despertó ya los habían metido a él y a Raiha a un auto de lujo (según le dijeron, el secretario de su padre los fue a recoger) para que los llevara a su casa, pero mientras tanto alguien lo movió y le dio a su cabeza una… cómoda almohada.

La yukata verde de la foto delataba que había descansado en el regazo de Yotsuba.

- ¿Tuviste dulces sueños esa noche? – preguntó Ichika provocativamente. Él no se dignó responder, solo desvió la mirada ruborizándose ligeramente. – Tomaré ese silencio como un sí. Con gusto yo te habría dado una almohada aún más cómoda.

- No habría mucha diferencia entre tus piernas o las de Yotsuba. – señaló él.

- ¿Quién habló de mis piernas? – replicó ella, y Fuutarou tragó en seco luego de tres segundos al entender qué era lo que estaba implicando.

Afortunadamente, se salvó de tener que responder cuando un celular empezó a vibrar en aquel momento. Resultó ser el de Yotsuba, y la chica tuvo que interrumpir su tarea para poder contestar.

- ¿Sí, hola? ¡Ah, claro! ¿Eh, entonces es mañana? Pero eso… sí, sí, está bien, se los prometí después de todo. Sí, estaré allí sin falta. Adiós.

Yotsuba se guardó el teléfono y sin decir más nada se volvió a poner frente a Fuutarou poniendo las manos en posición de rezo mientras inclinaba la cabeza.

- Uesugi-san, tengo que pedirte un enorme favor. – le dijo. – ¿Podríamos posponer la sesión de mañana?

- ¿Posponerla? – preguntó él. – ¿Es que tienes algo más que hacer?

- El club de basquetbol tiene un partido importante mañana. – respondió la chica. – Pero una de sus jugadoras principales se lesionó, y me preguntaron si podía sustituirla en caso de no recuperarse a tiempo.

- Yotsuba tiene esa costumbre. – intervino Ichika. – Si alguien le pide ayuda, no es capaz de negarse.

Fuutarou miró a ambas hermanas, primero a Ichika que sonreía ligeramente, y luego a Yotsuba que todavía mantenía su posición de súplica.

- ¿Por qué no me avisaste antes de esto? – le preguntó.

- Es un partido clasificatorio para el campeonato regional, así que no se había decidido la fecha. – explicó Yotsuba. – Me dijeron que si lo ganan podrán escoger un bloque para las regionales y con eso tener ventaja. ¡Se los prometí, no les puedo fallar!

La chica parecía muy determinada a cumplir su promesa. Fuutarou no podía negar que estaba un poco molesto de que no le hubiera dicho nada, pero hasta ese momento ella había cumplido de manera muy diligente con sus sesiones, salvo aquella vez que llegó tarde, e incluso entonces ella se aseguró de reponer las horas perdidas.

- Si no estudiamos mañana, tendremos que compensar el fin de semana. – dijo Fuutarou severamente. – ¿Eso está bien para ti?

- ¿Significa que puedo ir? – exclamó Yotsuba con el rostro iluminado.

- Si será solo por esta vez. – dijo él. – Si vuelves a hacer algún trato con otro club deportivo, quisiera que me avisaras de antemano, ¿entendido?

- ¡Gracias, Uesugi-san! – exclamó Yotsuba, saltando a abrazarlo con tanta fuerza que por poco le tritura los huesos. – ¡Más vale que me vaya, tengo que confirmarles de inmediato!

- ¡No tan rápido! – la detuvo él. – Primero termina los ejercicios, y esta vez, más vale que te salgan bien.

Yotsuba volvió a sentarse y retomó su tarea tan rápido como pudo, aunque a la vez tratando de ser cuidadosa. A pesar de la prisa, a Fuutarou le pareció que con dos de tres correctos era suficiente y la dejó marcharse. Apenas lo hizo, la chica del lazo salió corriendo escaleras arriba hacia su cuarto para cambiarse la ropa, dejando a su tutor y a su hermana mayor en la sala solos.

- Bueno, si esto significa que la sesión de mañana se cancela, ¿tienes planes? – preguntó la pelirrosa.

- Si no habrá sesión podré seguir estudiando yo solo. – dijo él.

- Cielos, ¿solo piensas en eso? – dijo Ichika, hinchando las mejillas. – ¿No quieres hacer algo diferente, salir de la rutina?

- ¿Como qué? – inquirió él. Si estaba a punto de sugerirle que tuvieran una cita, la respuesta sería no, rotundamente.

- No lo sé… ¿por qué no vas a ver el partido de Yotsuba? – le dijo, sorprendiéndolo.

- No soy aficionado a los deportes. – dijo el peliazul secamente.

- ¿No lo harías para apoyarla?

Fuutarou miró fijamente a la quintilliza mayor, que volvió a sonreírle mientras apoyaba su mentón entre sus manos para devolverle la mirada.

- Si me lo preguntas, estoy segura de que significaría mucho para ella si vas a verla. – insistió Ichika. – Eso la motivaría a estudiar mucho más.

- ¿Tú lo crees?

- Es mi hermana, y la conozco muy bien. Siempre que se siente motivada mejora su desempeño. Además, quizás se merece una recompensa de parte tuya, por todo su esfuerzo.

En aquel momento, Yotsuba bajó corriendo las escaleras y tras despedirse de Fuutarou e Ichika salió del apartamento a toda prisa. Si hablaba de estar motivada, ciertamente Yotsuba se veía con mucha energía. Y aunque sus resultados estuvieran lejos de ser perfectos, la muchacha no dejaba de intentarlo hasta que le saliera bien.

- ¿Por qué me dices todo esto? – preguntó el chico intrigado. Le costaba creer que Ichika no tuviera un propósito oculto detrás de todo esto.

- ¿Está mal que quiera cuidar de una de mis hermanas? Soy la mayor después de todo, ese es mi trabajo. Quién sabe, tal vez hasta te diviertas un poco, falta que te hace. Por otro lado… – La pelirrosa cogió su teléfono enseñándole la foto que le tomó dormido. – Si no lo aceptas podría mostrar esta adorable faceta tuya por internet.

Fuutarou tuvo un respingo ante dicho pensamiento. Si esa foto llegaba a publicarse, sus padres y su hermanita jamás dejarían de molestarlo. ¿Por qué iba tan lejos Ichika como para querer chantajearlo de esa manera?

Bueno, si no había más remedio, tal vez ver a Yotsuba jugar su partido no sería tan malo.


Domo deportivo de la prefectura…

Contrario a lo que muchos podrían pensar, Yotsuba estaba bastante nerviosa por el partido, tanto como lo estaba emocionada. Si bien tenía confianza en sus propias aptitudes, el basquetbol era un deporte de equipo y ella sabía que el triunfo no dependería solo de ella.

Por esa misma razón había tenido que irse ayer de la sesión de estudio: necesitaba jugar una práctica con el club para familiarizarse con los movimientos de sus compañeras y saber cómo las podría apoyar de manera efectiva durante el partido. Afortunadamente, su talento natural ayudó a que pudiese adaptarse a ellas sin problemas. Pero una cosa iba a ser la práctica, y otra muy diferente sería el partido real.

- Pon atención, Nakano-kun. – dijo la entrenadora. – Durante la primera mitad, observa los movimientos del equipo contrario y analízalos. Busca los puntos débiles y cualquier cosa que puedas aprovechar para superar a tus oponentes.

- Entendido, entrenadora. – aseguró la chica.

El equipo contra el cual iban a jugar era la preparatoria Mizuho, un equipo bastante talentoso que había ido un par de veces a las nacionales, si bien en años recientes no habían ganado. El plan era reservarla como su arma secreta para la segunda mitad.

Las titulares salieron a la cancha, ya ataviadas con el uniforme azul del equipo visitante, mientras las de Mizuho salían de blanco, y Yotsuba se quedó en la banca mientras el anunciador mencionaba los nombres de la alineación inicial.

- Por el equipo de la preparatoria Asahiyama, como base Ran Miura, como escolta Touko Takashina, como pívot Marii Hongo, como alera Kazuho Aikawa, y finalmente como ala-pívot Tsugumi Isshii.

»Por el equipo de la preparatoria Mizuho, como base Satomi Anzaki, como escolta Mai Moritaka, como pívot Mutsumi Akiyoshi, como alera Keiko Ogami, y finalmente como ala-pívot Katsumi Kusano.

»El partido se jugará a veinte minutos por tiempo. El equipo que gane ganará el derecho a elegir su bloque en las regionales. ¿Están listas?

Inmediatamente todas las jugadoras respondieron con un enérgico "¡SÍ!" mientras se colocaban alrededor del círculo central para saltar. El árbitro sonó su silbato y arrojó el balón al aire, dando por iniciado el partido.

La pívot del equipo de Mizuho, Akiyoshi, rápidamente tomó ventaja de su estatura más elevada y ganó el balón, empujándolo hacia la zona de Asahiyama. Anzaki corrió a recogerlo y logró encestar antes que pudiesen alcanzarla, dándoles los primeros dos puntos, mientras sus compañeras inmediatamente retrocedían para defender su canasta. El equipo de Asahiyama rápidamente cogió el balón para iniciar el contraataque, pero se encontraron una férrea defensa cuando iniciaron un bloqueo de jugadora a jugadora tratando de presionar fuera de la zona de tres puntos.

- ¡Vamos, ustedes pueden! – exclamó Yotsuba tratando de animarlas.

Sin embargo, cuando la capitana Hongo trató de adentrarse en la zona de tiro libre, la pívot de Mizuho bloqueó su tiro apropiándose del balón, otra vez tomando ventaja de su superioridad física, y de inmediato comenzó a driblar. Las chicas de Asahiyama trataron de marcarla, pero la gigantona hizo un pase alto hacia la alera Ogami, que corrió hacia la zona de nuevo, y aunque esta vez llegaron a defender, alcanzó a hacer un tiro con salto de media distancia, anotando dos puntos más.

En los primeros cuatro minutos, el equipo de Mizuho claramente dominaba: mantenían una férrea defensa debajo del tablero, y por más que las de Asahiyama trataban de anotar, parecían bloquearles todos sus intentos. Sus primeros puntos apenas vinieron cuando Takashina se arriesgó a lanzar un tiro desde fuera de la zona de tres puntos. El balón no entró en el aro, pero afortunadamente la capitana Hongo logró atrapar el rebote y encestar, dándoles los primeros dos puntos al equipo de Asahiyama. Aunque ya para entonces la diferencia era notable: 13-2 a favor del equipo de Mizuho.

Afortunadamente, a partir de ahí las jugadoras de Asahiyama parecían ya haber tomado el ritmo del juego y comenzaron a coordinarse mejor. Las de Mizuho contaban con una pívot más corpulenta y mejor para defender debajo de la canasta, de modo que ahora tocaba arriesgarse con tiros de media y larga distancia. No obstante, uno de los puntos débiles del equipo de Asahiyama era que no contaban con una tiradora de tres puntos confiable. En contraste, la escolta de Mizuho, Moritaka, ya había notado dos tiros de tres puntos en apenas los ocho primeros minutos del partido, y la entrenadora tuvo que ordenar que le hicieran doble marca para impedir que se ampliara la brecha.

Yotsuba comenzó a apretar los puños; estaba ansiosa por entrar. Ella tal vez no fuese muy alta de estatura, pero era una corredora rápida y podía hacer buenos tiros de larga distancia, lo que ayudaría mucho a reducir la diferencia. Para cuando alcanzaron la marca de diez minutos en el reloj, el marcador ya estaba 23-14 a favor del equipo de Mizuho. Claramente estaban tratando de mantener la brecha en diez puntos o menos para evitar tener más dificultades en la segunda mitad, y por ello tuvieron un serio problema cuando Aikawa cometió una falta defensiva, dándoles dos tiros libres a Mizuho que pudieron encestar, aumentando la diferencia a once puntos.

- Tiempo fuera. – pidió la entrenadora, y de inmediato las jugadoras se acercaron a la banca. – Vamos, chicas, sé que estamos enfrentándonos a un oponente muy fuerte, pero no pueden desmoralizarse.

- Lo sabemos, entrenadora. – dijo Hongo. – Pero no es tan sencillo. Esa pívot gigantesca es muy fuerte, no le puedo ganar en uno a uno.

- Entonces jueguen en equipo. Recuerden que de eso se trata el basquetbol.

- Entrenadora, ¿no podemos dejar que entre ya Nakano-san? – dijo Miura. – De verdad nos vendría muy bien ahora.

- Ese no era el plan. – dijo la entrenadora severamente. – No podemos revelar tan pronto a nuestra carta de triunfo.

- ¿Y qué más da? – protestó Takashina, cruzándose de brazos. – Si de todas maneras solo podremos tenerla por este partido.

La entrenadora cruzó los brazos mirando severamente a la jugadora, que pareció dar un respingo al verle esos ojos de pistola. Para romper la tensión, Yotsuba decidió intervenir:

- ¡Ánimo, chicas! Solo tienen que resistir hasta que termine la primera mitad. ¡Ustedes son buenas jugadoras, no tienen que depender totalmente de mí!

Las jugadoras se miraron entre ellas. Yotsuba no podía hacer mucho más por ellas: sabía que solo era un apoyo temporal para este partido y por eso no debían acostumbrarse, y como la entrenadora no la dejaría entrar hasta la segunda mitad, solo podía quedarse observando. Pero si no podía ayudar dentro de la cancha, al menos tenía que encontrar otras formas de apoyarlas hasta que pudiera salir a jugar.

- Nakano tiene razón. – dijo la capitana. – No debemos depender de ella. ¡Vamos a enseñarles a las de Mizuho de qué estamos hechas!

- ¡SÍ!

El partido se reanudó. Durante la segunda mitad del primer tiempo, el ritmo de anotaciones se aceleró. La entrenadora insistió en reforzar la doble marca sobre Moritaka para evitar sus canastas de tres puntos. Un tiro afortunado debajo de la canasta de Hongo, sumado a una falta defensiva de la pívot de Mizuho sirvió para cortar ligeramente la brecha, dándoles tres puntos en la jugada, y gracias a eso, las de Asahiyama se sintieron envalentonadas para comenzar a presionar más a sus rivales.

Para cuando sonó la chicharra del medio tiempo, el marcador había quedado 48-39. Asahiyama había logrado dejar la diferencia en nueve puntos cuando la capitana hizo un bloqueo milagroso en la última jugada, evitando que la pívot gigantona Akiyoshi pudiese encestarles, y Aikawa se hizo con el rebote, logrando retener el balón en esos últimos tres segundos. Lo habían hecho bien considerando todo.

- Nakano-kun, empieza a calentar durante el descanso. – dijo la entrenadora.

Yotsuba sonrió y se puso de pie de un salto. Estaba ansiosa por salir a jugar. Se quitó la chaqueta y empezó de inmediato a hacer estiramientos, mientras la entrenadora iba para anunciar el cambio de jugadora. El descanso se fue volando, mientras las demás comenzaban a reevaluar su estrategia para comenzar su contraataque.

En cuanto a Yotsuba, el papel de ella era muy simple en teoría. Si estaba desmarcada, intentaría anotar. Si no, pasaría el balón a quien estuviese mejor ubicada.

- ¡Se reanuda el partido! – anunció el árbitro. – ¡Jugadoras a la cancha!

- Contamos contigo, Nakano-san. – dijo Takashina, chocando la mano con Yotsuba antes de irse a la banca.

- ¡Déjalo en mis manos! – exclamó la chica del lazo, guiñándole el ojo con confianza.

De nuevo las jugadoras se agruparon en el círculo central, listas para el salto. Antes de la segunda mitad, la capitana Hongo le instruyó a Yotsuba que fijara la vista en el balón, ya que estaba segura de que intentarían iniciar igual que en la primera mitad.

Y efectivamente así fue: Akiyoshi ganó el balón empujándolo hacia el lado de Asahiyama, solo que esta vez parecía apuntar hacia el lado donde estaba Moritaka, lo que quería decir que querían abrir con una jugada de tres puntos.

- ¡No lo permitiré! – exclamó Yotsuba.

La chica del lazo corrió tan rápido como pudo, logrando ganarle de mano a su rival y empezando a driblar hacia la cancha contraria. Para cuando finalmente las de Mizuho se dieron cuenta de lo que pasó, Yotsuba había llegado hasta su área, pero en vez de ir por una canasta bajo el tablero, se detuvo frente a la línea de tres puntos.

- ¿Qué haces, Nakano-kun? ¡No lo hagas, juega a lo seguro! – gritó la entrenadora.

- ¡Deténganla! – exclamó Anzaki desde el otro lado.

Pero fue demasiado tarde: Yotsuba pegó un salto desde la línea de tres puntos y arrojó el balón antes de que sus oponentes llegaran. Su lanzamiento fue certero: el balón pasó silbando por la red anotándoles tres puntos y reduciendo la diferencia solo a seis. Gracias a la acción rápida de Yotsuba, las otras pudieron ponerse debajo de su tablero para defender del contraataque.

- ¡Bien hecho, Nakano! – gritó Hongo. – ¡Todas, a defender nuestra canasta!

Las jugadoras de Mizuho se habían quedado en shock por esta jugada tan atrevida, pero rápidamente se repusieron. Ogashi le pasó el balón a Anzaki que comenzó a avanzar driblando mientras las demás tomaban posiciones para el ataque.

- ¡Nakano-kun, debes marcar a Moritaka! – indicó la entrenadora. – ¡No permitas que tire de tres puntos!

- ¡Entendido! – exclamó Yotsuba, e inmediatamente se puso frente a la susodicha jugadora, bloqueándole el paso sobre la línea de tres puntos.

- Ese fue un buen tiro, pero yo también puedo hacerlo. – le dijo mientras se disponía a tirar.

Yotsuba saltó preventivamente, pero la jugada resultó ser un engaño y Moritaka fue a pasarle el balón a Akiyoshi que estaba sobre la línea de tiro libre, dispuesta a encestar. Pero en ese instante, Hongo apareció para entorpecerle el tiro, haciendo que el balón cayera fuera del aro. Yotsuba atrapó el rebote e inmediatamente echó a correr driblando hacia el tablero contrario.

- ¡Vuelvan a defender, deprisa!

Las jugadoras de Mizuho regresaron a defender su tablero. Para cuando Yotsuba llegó al área, Anzaki y Moritaka le hicieron doble marca para impedirle tirar de tres puntos. En vista de esto, la chica Nakano pasó el balón por debajo de las piernas de Moritaka y avanzó rápidamente para encestar con una bandeja, dejando el marcador 48-44.

- ¡Buena canasta, Nakano! – exclamó Hongo. – ¡Cuatro puntos de diferencia, chicas, vamos!

Al regresar, nuevamente pudieron iniciar la defensa jugadora a jugadora, con Yotsuba marcando a Moritaka. En vista de que la chica del lazo le bloqueaba sus tiros de tres puntos, la escolta de Mizuho se vio forzada a hacerle una finta y encestar desde adentro para anotar solo dos puntos en lugar de tres. Inmediatamente Asahiyama inició su contraataque con Miura llevando el balón mientras las demás se colocaban en posición de ataque.

- ¡Nakano-san!

Estando marcada por Moritaka, Yotsuba recibió el balón y trató de quitarse a la defensa de encima. Moritaka la presionaba mientras todas sus demás compañeras eran marcadas por el equipo contrario, manteniéndolas fuera de su alcance para pasarles.

- No dejaré que anotes.

- Eso lo veremos. – replicó Yotsuba, y haciendo un pivote se giró para saltar hacia atrás, por encima de la línea de tres puntos.

Moritaka no pudo más que ver sorprendida como el balón describía un arco sobre ella y se adentraba en el aro, silbando otra vez al atravesar la red. Ahora el marcador estaba 50-47, la brecha de puntos se acortaba un paso con cada jugada.

- ¡Muy bien! – celebraron las jugadoras de Asahiyama.

En los siguientes cinco minutos, el ritmo de anotaciones comenzó a aumentar de nuevo. Ahora eran las jugadoras de Mizuho las que estaban tratando de mantener la brecha, solo ocasionalmente logrando aumentarla por uno o dos puntos antes de volver a perderla. Los papeles se habían invertido y ahora estaban intentando presionar a Yotsuba con doble marca para que no pudiese tirar, pero eso siempre dejaba a una jugadora libre para que pudiese darles asistencias y que encestaran en su lugar.

Cuando quedaban trece minutos y medio en el reloj, el marcador había quedado 70-67. En un intento desesperado por frenar la nueva ofensiva de Asahiyama, las de Mizuho hicieron un cambio de marca, y a Yotsuba la estaba cubriendo la pívot Akiyoshi. Cuando la chica Nakano trató de encestar otro tiro de tres puntos, la gigantona le hizo un tapón ilegal, empujándola de sentón contra el piso, a lo cual el árbitro inmediatamente pitó.

- ¡Falta, número 4 de Mizuho!

- Ay, eso me dolió. – se quejó Yotsuba frotándose la retaguardia. – ¡Oye, lo hiciste a propósito!

- Perdón, creo que se me fue un poco la mano. – dijo la pívot.

Yotsuba frunció el cejo, percibiendo que no estaba siendo sincera. Aunque pensándolo bien, desde que entró al partido las del otro equipo habían empezado a jugar mucho más desesperadas, evidentemente su presencia estaba surtiendo un efecto tanto en sus compañeras como en sus rivales. La marea del partido había cambiado, y ahora eran las de Mizuho las que se sentían presionadas.

- ¡Número 14 de Asahiyama, tres tiros libres! – declaró el árbitro, pasándole el balón una vez que se puso frente a la línea de tiro libre.

Yotsuba respiró profundo y lanzando con calma, encestó sin problemas el primero, lo cual sus compañeras celebraron. Así lo hizo igualmente con el segundo, dejando la diferencia solo en un punto. Bastaría encestar este y habrían empatado.

Pero quizás… ella podría hacer algo para presionarlas aún más.

En cuanto le devolvieron el balón para el tercer tiro, le dirigió una mirada furtiva a la capitana Hongo, guiñándole el ojo brevemente. Esta vez, en lugar de apuntar hacia el medio del aro, apuntó hacia la parte de adentro, y lanzó con un poco más de fuerza haciendo que el balón esta vez no entrara, sino que saliera despedido fuera del tablero.

- ¡Un rebote! – exclamaron al unísono todas las jugadoras.

Y de alguna manera entre toda la maraña de manos, la capitana Hongo logró hacerse con el balón, encestando para darles dos puntos. El marcador por fin les daba la vuelta: 70-71 a su favor, y de inmediato el público comenzó a rugir de emoción.

- ¡Estamos arriba! – exclamó Hongo triunfante.

Yotsuba alcanzó a ver en la banca que la entrenadora se llevaba la mano al rostro. Esa había sido una táctica válida sin duda, pero muy arriesgada. Sin embargo, Yotsuba tenía plena confianza en que Hongo lograría atrapar el rebote para encestar, y así fue.

Ponerse arriba en el marcador por primera vez elevó los espíritus de las jugadoras de Asahiyama, que de inmediato comenzaron a jugar más a la ofensiva. Las de Mizuho replicaron de inmediato con una canasta propia para volver a tomar la delantera, pero al ser solo un punto de diferencia no dejaron que eso mermara sus ánimos. Otra vez trataron de pasarle el balón a Yotsuba para intentar una canasta de tres puntos, pero la corpulenta pívot de Mizuho trató de actuar como un muro para impedirle tirar.

- ¡Miura-san! – exclamó la chica Nakano, mandándole el pase a su compañera.

Miura se introdujo en la zona de tiro libre, donde logró colar una bandeja entre las defensoras Ogami y Kusano para volver a darle vuelta al marcador. Las de Mizuho inmediatamente se lanzaron a contraatacar hasta que volvieron a encestar, y Asahiyama replicó de la misma forma.

El ciclo continuó repitiéndose, con ambos equipos defendiendo la línea de tres puntos para impedir anotaciones más altas. Al acercarse a la barrera de los cinco minutos, el marcador había quedado 82-81 a favor de Mizuho, y cuando Isshii intentó adelantarse para que le mandaran un pase largo, Akiyoshi lo interceptó de un manotón, enviando el balón hacia las líneas laterales.

- ¡Ya lo tengo, ya lo tengo! – exclamó Yotsuba lanzándose a tratar de salvarlo, pero casi se estrelló con la mesa de los jueces al pegar un enorme salto.

La pelinaranja no logró atrapar el balón, y se levantó algo adolorida por el golpe que se dio. Afortunadamente no se había lastimado más allá de golpearse un hombro, y tuvo que mover el brazo para sacudirse la molestia y comprobar que no se lo había dislocado.

- ¡Yotsuba, eso fue muy imprudente!

Inmediatamente la chica paró las orejas al escuchar esas palabras. Esa voz… de inmediato miró en la dirección de donde vino.

- ¿Uesugi-san? – exclamó levantando la mirada y poniéndose de pie.

Efectivamente, Fuutarou estaba de pie en las tribunas, a un lado del grupo de animadores que vinieron para apoyar al club de basquetbol. El corazón de la chica comenzó a latir a gran velocidad apenas se cruzaron sus miradas.

- ¡Uesugi-san! ¡No puedo creerlo, viniste para apoyarme! – exclamó la chica emocionada.

- ¡¿En qué estabas pensando?! ¡¿Intentas romperte algún hueso?! – replicó él, aparentemente ignorando su comentario.

- ¡Descuida, no me pasó nada! – aseguró la chica. – ¡Pero gracias por preocuparte por mí!

Desde donde estaba lo único que vio la chica fue que Fuutarou se llevaba una mano a la cara y sacudía su cabeza. Ya que no pudo salvar el balón le tocaba volver a ponerlo en juego al equipo de Asahiyama, y en lo que el árbitro se lo pasó, respiró profundamente.

Ahora con más razón tenían que ganar.

- ¡Capitana! – exclamó arrojándole el balón a Hongo.

La capitana de Asahiyama recibió el balón y de inmediato comenzó a driblar, y las jugadoras de Mizuho comenzaron a hacer marca de una a una. Yotsuba se puso frente a su oponente, que de nuevo era Akiyoshi, y le mandaron el balón a ella.

- ¡No te dejaré anotar! – exclamó la gigantona.

Pero Yotsuba no la escuchaba. En la mente de la chica del lazo había solo un pensamiento: Fuutarou estaba observándola, había venido para apoyarla, y no podía verse como una idiota frente a él. Ese pensamiento multiplicó por diez las fuerzas de la muchacha, que haciendo un pivote se libró de su adversaria y al ver por la esquina del ojo a Isshi le pasó el balón, y vio con satisfacción como su compañera corría hacia el tablero para hacer una bandeja y encestar, aumentando a tres puntos la diferencia.

- ¡Buena asistencia, Nakano! – dijo Isshi chocándole la mano mientras regresaban para defender su canasta.

Las jugadoras de Mizuho rápidamente se lanzaron hacia ellas, y Akiyoshi saltó para ejecutar una clavada logrando encestar. Pero al volver las de Asahiyama para el contraataque, Yotsuba de nuevo ejecutó una jugada arriesgada: al verse marcada por la pívot enemiga en la línea de tres puntos, lanzó un tiro de arco altísimo, que no tenían manera de bloquearlo, y aunque el balón rebotó dos veces en el aro, finalmente se deslizó por la red, poniéndolas cuatro puntos arriba.

Ese disparo terminó sellando el curso de lo que restaba del partido. Envalentonadas por el resultado, las jugadoras de Asahiyama comenzaron a pasarle constantemente el balón a Yotsuba, que en la jugada siguiente tras un robo de balón anotó otra canasta de tres puntos para incrementar la diferencia todavía más. Las de Mizuho comenzaron a desesperarse, pero el ataque de Asahiyama ahora parecía imparable, y al ir aumentando el puntaje tenían que preocuparse cada vez menos por la defensa. A raíz de esto, el equipo de Mizuho se vio forzado a hacer triple marca en Yotsuba, lo que dejaba a dos jugadoras despejadas para que pudiesen anotar cuando ella no era capaz de hacerlo.

En la última jugada, a pesar de tener ya el triunfo asegurado, Yotsuba estaba peleando contra la marca triple de Akiyoshi, Moritaka y Ogami, que estaban decididas a cerrarle el paso. No querían caer sin pelear.

- ¡No dejaremos que anotes más! – exclamó la gigantona.

- ¡Eso lo veremos! – Yotsuba hizo una finta, saltando para hacerles creer que trataría de encestar, pero en vez de eso le arrojó el balón a Hongo que estaba desmarcada y trató de tirar.

No obstante, el balón dio en el tablero y quedó perdido, y las de Mizuho apenas pudieron sentir un par de segundos de alivio antes que Yotsuba, cuando solo quedaban dos segundos cogía el rebote en el aire y arrojaba el balón otra vez a la canasta. El balón pasó silbando por la red justo cuando sonaba la chicharra que marcaba el final del encuentro, contando dos puntos más.

Marcador final del partido, 86-99, a favor de Asahiyama. Las jugadoras inmediatamente se amontonaron alrededor de Yotsuba, abrazándola y gritando de alegría mientras la multitud las aplaudía. La chica Nakano se sentía muy feliz por la victoria, pero todos los gritos y felicitaciones de sus compañeras se vieron silenciados, ya que dentro de su cabeza ella solo tenía ojos para una sola persona.

El chico con una expresión indescifrable en su rostro. ¿Se sentiría feliz por ella, orgulloso tal vez? No podía esperar a hablar con él, aunque por ahora, tenía que formarse para felicitar junto con sus compañeras al equipo contrario, que a pesar de haber perdido jugaron con tanto corazón como ellas.


Más tarde en los vestidores…

Las jugadoras de Asahiyama se sentían exhaustas y no daban para más. Yotsuba no se sentía tan agotada, aunque quizás eso se debiera en parte a que solo jugó medio partido. No obstante, a pesar del cansancio todas estaban felices con el resultado.

- Estuviste increíble, Nakano. – dijo la capitana Hongo. – Gracias a ti pudimos jugar de tú a tú con una escuela de nivel nacional, ¡y les ganamos!

- Especialmente los últimos cinco minutos. – agregó Miura. – Fue como si hubieras explotado o algo, de pronto te volviste imparable.

- Jejeje, bueno, supongo que me emocioné. – dijo Yotsuba con modestia.

- Es una pena que solo te hayamos tenido por este partido. – suspiró Isshi. – Contigo podríamos incluso ganar en las nacionales.

Yotsuba se quedó mirándolas. Realmente eran chicas agradables y muy dedicadas, y no podía negar que disfrutó mucho de jugar con todas ellas. Pero en ese momento ella tenía compromisos mucho más importantes. Por eso no se les podía unir a tiempo completo. Aun así, gracias a esta victoria podrían elegir un bloque en las regionales que les diera ventaja, y seguro se las podrían arreglar bien sin ella.

Al salir del vestidor, las chicas del equipo se sorprendieron de ver que había alguien recostado junto a la puerta, con los brazos cruzados. Yotsuba notó que algunas parecían reconocer a Fuutarou, cuya mirada gélida pareció intimidarlas brevemente, pero si estaba allí, probablemente quería hablar con ella.

- Adelántense, las alcanzo después. – les dijo.

El equipo se fue, dejando a la chica del lazo a solas con su tutor. Una vez que desaparecieron dando la vuelta a la esquina, ambos se mantuvieron en silencio por un momento. Yotsuba al principio quería dejar que él hablara primero, pero al ver que no decía nada, decidió tomar la iniciativa.

- Me alegra que hayas venido a verme. – le dijo.

- Ichika fue la que lo sugirió. – respondió el en tono neutral. – Puedo ver que los rumores sobre ti eran ciertos. Eres una gran atleta.

- Jeje, una de las pocas cosas para las que soy buena. – dijo Yotsuba rascándose detrás de la cabeza. – Ojalá fuese igual para los estudios.

- Aun así, tuviste suerte en algunas ocasiones, si me permites decirlo.

- ¿Cómo?

- Por ejemplo, ¿qué fue eso de fallar el último tiro libre para anotar dos puntos con el rebote? – le dijo con los brazos en jarras. – Y lanzar un tiro con un arco tan elevado, podrías haber fallado.

- Vaya, no sabía que te gustara el basquetbol. – dijo la chica del lazo con una gran sonrisa.

- No es que me guste, solo he leído un poco al respecto. – dijo él. – Y luego cuando saltaste para salvar ese balón, ¿qué hubiera pasado si te hubieras roto la espalda o algo?

- Oh, ¿Uesugi-san está preocupado por mí? – se burló Yotsuba, mirándolo con ojos en rendijas y con la mano en el mentón.

- No te pongas como Ichika ahora, por favor. – dijo él desviando la mirada. – En cualquier caso… felicidades. Admito que fue un buen partido una vez que entraste a jugar. No era divertido ver cómo le pateaban el trasero a nuestra escuela.

- Muchas gracias. – respondió ella.

El corazón de la chica Nakano se aceleró de nuevo. Recibir un cumplido o felicitación de él significaba mucho para ella, y se sintió invadida por una sensación muy cálida. Solo por el hecho de que él estaba presente fue capaz de jugar como lo hizo. De alguna manera, la sola presencia de Fuutarou la hacía sentirse capaz de cualquier cosa.

- Bueno, ahora que ya cumpliste, es hora de que discutamos lo de las horas de estudio perdidas. – dijo él. – Vamos a tener mucho que recuperar. Espero que no se te haya olvidado, ¿eh?

Oh sí, estaba eso también. Claro que no se le había olvidado, y ahora que había podido ayudar al equipo de basquetbol, tenía que dedicarse a sus responsabilidades principales.


Apartamento Nakano, durante el fin de semana…

En un inusual giro de acontecimientos, el día perdido de estudio terminó siendo recuperado por partida doble. El viernes por la tarde, Ichika sugirió que, si Fuutarou quería recuperar las horas perdidas y hacer algo de tiempo extra, podría simplemente quedarse a dormir un par de noches en el apartamento. Naturalmente, Itsuki y Nino protestaron en contra de esto, pero al someterlo a votación quedaron dos a dos. Al final el "no me molesta que se quede" de Miku fue tomado como un voto a favor, para molestia de la segunda y quinta hermanas.

Con todo, aunque sí hicieron horas extras no todo fue estudio: una vez que terminaron de cubrir los temas que habían quedado pendientes, Ichika y Yotsuba sugirieron que se sentaran a jugar cartas, juegos de mesa, ver películas o algún otro tipo de entretenimiento. Las sesiones de estudio terminaron volviéndose fiestas de pijamas por decirlo de alguna manera.

- Mano izquierda al rojo. – declaró Miku, girando la ruleta mientras jugaban al Twister.

Naturalmente, Nino e Itsuki se negaron a participar en este juego, no queriendo tener contacto físico con Fuutarou, así que únicamente Ichika y Yotsuba jugaban activamente sobre él. En aquel momento, el chico estaba retorcido con los brazos y pies como mesa de campamento, con Yotsuba arriba e Ichika debajo de él, y a diferencia de las dos chicas, no estaba disfrutando para nada de este juego.

- Ya… no… aguanto. – dijo cuándo finalmente los brazos se le entumieron y terminó desplomándose encima de la quintilliza mayor.

- Fuutarou e Ichika están fuera. – dijo Miku.

- ¡Yay, otra vez volví a ganar! – exclamó Yotsuba.

- No puedo creer que me ganó una chica que a su edad usa pijamas de oso. – dijo Fuutarou luego de levantarse.

- Fuutarou-kun, debes aprender a ser más… flexible. – dijo Ichika burlonamente.

- Esto es ridículo, ¿no se supone que esté aquí para trabajar, no para jugar? – preguntó Itsuki.

- Ah, vamos, Itsuki, tú tampoco te quejaste cuando jugamos cartas. – señaló Yotsuba, haciendo que la pelirroja hinchara las mejillas.

- Me habría gustado hacer más trivias de historia. – comentó Miku.

- Rayos, si hubiera sabido que él se iba a quedar de más, no hubiese hecho bocadillos extras. – se quejó Nino.

- Al menos no se desperdiciaron. – dijo Ichika, y luego miró el reloj. – Oh, miren la hora que es, el tiempo pasa volando cuando se está gozando, ¿no? Creo que mejor ya nos vamos a la cama.

- Aw, yo quería jugar un rato más. – dijo Yotsuba. – ¡El Twister se estaba poniendo divertido!

- Sí, porque siempre ganas. – señaló Nino. – Bueno, ¿en dónde va a dormir nuestro "invitado"?

- Supongo que tendremos que ofrecerle una de nuestras habitaciones. – dijo Ichika. – ¿Alguna voluntaria? Si no la hay con gusto le cederé la mía.

- ¿Estás loca, en esa zona de desastre? – protestó Yotsuba. – Uesugi-san, mejor será que uses mi habitación.

- Si no hay más remedio. – dijo él con tono de resignación, antes de bostezar. – Estoy demasiado cansado para oponerme ahora.

Yotsuba lo llevó hacia el piso superior, aunque no sin antes echarle una mirada a su hermana mayor, que parecía guiñarle el ojo con aprobación. Su habitación era la tercera puerta de los dormitorios, justo entre las de Itsuki y Miku. Abriendo la puerta se encontraron un cuarto lleno de plantas, ya que la cuarta hermana también tenía una afición por la jardinería.

- Hmm, así que así son las habitaciones estilo occidental. – dijo Fuutarou, examinando la cama.

- Espero que estés cómodo. – dijo Yotsuba. – ¡Buenas noches, que tengas dulces sueños!

Mientras cerraba la puerta, Yotsuba involuntariamente se llevó la mano al pecho. No cualquier chica iba voluntariamente a ofrecer su cuarto para que un chico durmiera en él, menos tratándose de… no, no podía pensar en eso ahora. Él solo era su tutor después de todo, y él prefería mantenerlo de ese modo.

Pese a lo que dijo antes de "zona de desastre" sobre el cuarto de Ichika, a Yotsuba le tocó compartir la cama con su hermana mayor. Itsuki y Nino no estaban de humor para aceptarla esa noche, y aunque Miku no tenía problemas, Ichika prácticamente se la llevó con ella.

Al final resultó que había una razón para ello: quería que pudiesen hablar en privado, sin que las demás escucharan.

- Entonces… Fuutarou-kun sí fue a tu partido después de todo. – murmuró de repente.

- Dijo que fue porque tú lo convenciste. – dijo Yotsuba. – Confiesa, ¿con qué lo chantajeaste?

Ichika se rio, fingiendo inocencia. Yotsuba hinchó las mejillas y gruñó ligeramente: conocía a su hermana mayor lo suficiente como para saber sus métodos para persuadir a los demás. Si las provocaciones con su físico no funcionaban, el chantaje y la negociación sí.

- Igual no iba a hacerlo, pero él no necesita saber eso. – dijo Ichika, cogiendo su teléfono (¿cómo pudo encontrarlo en ese desastre?) y encendiéndolo para abrir las fotos.

Concretamente, las fotos del festival, y fue pasándolas una a una hasta que llegaron a la que lo mostraba a él durmiendo en el regazo de Yotsuba. Las dos hermanas sonrieron al verlo de ese modo: no podían negar que era una faceta realmente adorable suya, aunque a él le resultara vergonzoso.

- Es muy lindo cuando duerme, ¿verdad? – dijo Ichika. – Demasiado para compartirlo con nadie más.

- Estamos rompiendo la promesa que hicimos a mamá, ¿sabes? – señaló Yotsuba. – De compartir todo siempre entre las cinco.

- No creo que esté mal en este caso. – dijo Ichika. – No es que Nino, Miku o Itsuki tengan interés en él, ¿o sí?

Yotsuba no respondió de inmediato, pero sonrió. Ella, igual que Ichika, sabía que Fuutarou en el fondo no era tan malo como aparentaba, solo que esa imagen de chico estudioso y serio lo ocultaba demasiado bien. Poca gente podía ver a través de eso, como ellas dos, aunque el festival de fuegos artificiales dejó entrever algo de su verdadera personalidad con las demás.

Después de que Ichika regresó, pudo explicarles lo que había sucedido y por qué se les había escapado durante el festival. Sobra decir que las cuatro hermanas Nakano estaban muy sorprendidas, pero también orgullosas de la mayor al enterarse de su deseo de convertirse en actriz. Luego de compartir algunos cohetes juntas, Yotsuba e Ichika se dirigieron hacia la banca donde estaba sentado Fuutarou, para que se les uniera.

- ¡Uesugi-san, no te quedes allí, vamos a…! ¿Uesugi-san?

- ¿Oh? – Ichika movió la mano delante de su cara. – Vaya, debe estar de verdad muy cansado.

Efectivamente, tan cansado que se quedó dormido con los ojos abiertos. Las hermanas intercambiaron miradas, y con unas risitas supieron exactamente qué hacer. Ichika le cerró los párpados con cuidado, mientras Yotsuba se sentaba en la banca al tiempo que lo movían con cuidado, para apoyarle la cabeza en el regazo.

- ¿Crees que estará cómodo así? – preguntó Yotsuba.

- Nuestras piernas son suaves como nubes. – replicó Ichika. – No podría encontrar una almohada más cómoda. Excepto tal vez…

- Ni lo sueñes. – dijo Yotsuba. – Ya se sentiría bastante avergonzado el pobre, no le echemos más.

- Solo bromeaba. – dijo Ichika, sacando su teléfono para fotografiar al chico. – Pero a la próxima vez pido mano de hacerlo yo, ¿está bien?

Ichika se sentó en la banca de al lado, donde Raiha dormía tranquila, y entonces ella y Yotsuba se quedaron en silencio, mientras observaban a las otras tres jugando con las bengalas. A pesar de haberse perdido la mayor parte de la noche, Ichika no se veía nada deprimida; Yotsuba pudo ver que parecía estar más sonriente de lo usual, y no era para menos si por fin había asegurado algo en su trabajo de ensueño.

- Aun no puedo creer que no nos lo dijeras antes. – dijo la chica del lazo rompiendo el silencio.

- Ya se los expliqué: quería sorprenderlas. – se excusó la mayor, luego bajó la voz. – Esto iba a ser muy importante, por eso le pedí a Fuutarou-kun que no les dijera nada.

- ¿Es decir que te encontró? – dijo Yotsuba en el mismo tono, para que las demás no la oyeran.

- Así es. Tuve que explicarle lo que pasaba, y le pedí que no les dijera nada para no arruinar la noche. No más de lo que yo ya lo había hecho, en cualquier caso.

- Bueno, sin duda te echamos en falta. – admitió Yotsuba, para luego mirar a la niña que dormía del otro lado de la banca. – Pero Raiha-chan pudo sustituirte muy bien. Nino quiso que fuera nuestra hermanita honoraria.

- ¿Solo honoraria? – dijo Ichika. – ¿No quisieras que fuera oficial?

Yotsuba se sonrojó. Ya antes lo había sugerido "en broma" cuando se encontraron con los hermanos Uesugi en el arcade, aunque ella no pensaba que realmente él fuese a aceptar algo así. No con ella al menos.

- ¡Oigan, ustedes dos! – las llamó Nino. – ¡Solo nos quedan cinco cohetes! ¡Vamos a lanzarlos todas juntas!

Yotsuba e Ichika intercambiaron miradas brevemente. Con mucho cuidado acomodaron a los hermanos durmientes uno junto a la otra antes de dejar la banca y reunirse con sus hermanas. Efectivamente, quedaban solo cinco cohetes pequeños en la caja, uno para cada una de ellas.

- Muy bien… a la una…

- A las dos…

- ¡A LAS TRES!

La idea era que cada una de las hermanas eligiera un cohete distinto: Itsuki, Nino y Miku efectivamente tomaron uno cada una, pero las manos de Yotsuba e Ichika terminaron eligiendo el mismo, y las dos se quedaron viéndose una a la otra algo sorprendidas.

- Ah, ¿tú querías este? – dijo la mayor. – En ese caso no hay problema. Me quedaré con el otro.

- ¿Segura? – preguntó la cuarta hermana.

- Lo viste primero, ¿no es así? – replicó Ichika guiñándole el ojo.

- Ichika… – dijo Yotsuba saliendo de los recuerdos. – La noche del festival… ¿te referías al cohete, o…?

- ¿Eso tiene importancia? – preguntó Ichika. – Todas somos quintillizas. Siempre habrá cosas que nos gusten a todas, y a menudo por igual. Pero a veces… hay que ceder un poco para que las demás sean felices.

- ¿Por eso le dijiste que fuera a verme al partido? – dijo Yotsuba. – Podrías haberlo invitado a salir o algo. A mí no me hubiera molestado.

- Tal vez, pero no me arrepiento. Él también debería verte a ti. Es lo justo.

Que la viera a ella. ¿Ichika de verdad hablaba en serio? Yotsuba se preguntaba si realmente merecía que Fuutarou voltease a verla a ella. No era que no lo quisiera, pero… ¿de verdad se lo merecía? Él ya había dejado muy claro que ella no era su tipo de mujer. Después de todo, ¿cómo iba a gustarle una chica tonta e inmadura como ella?


Flashforward, cinco años en el futuro…

Mientras aguardaba ansiosa en el camerino, contemplé mi reflejo en el espejo. En otro tiempo, podía haber creído que la mujer vestida de novia que me devolvía la mirada no podía ser yo. Podría haber sido cualquiera de nosotras cinco, y eso habría estado bien para mí. O eso me habría dicho entonces, tratando de calmar mis propias culpas.

Pero hoy, sé que no es un sueño. Esta mi realidad.

Es el día más feliz de mi vida, después de haber superado esas dudas que durante tiempo me atormentaron. En otro tiempo me habría preguntado, ¿merecería estar aquí? ¿Merecería ser yo la que pasará el resto de su vida con ese hombre tan maravilloso? ¿Ese hombre que me enseñó tanto, que me inspiró a convertirme en lo que soy? Él me diría que sí, que sí lo merezco, pero yo me habría cuestionado si alguna de mis otras hermanas podría haber ocupado mi lugar sin problemas. Somos idénticas después de todo.

Pero ya no. Hoy, mi deseo de niña, que en aquel entonces parecía tan egoísta, finalmente se cumplió. Soy única, destaco por encima de mis hermanas, pero solo a los ojos del hombre que amo, y eso es lo único que importa. Incluso, aunque nos viéramos físicamente iguales, él sabría quién de las cinco soy yo. Después de todo, hace años que superó esa prueba del amor verdadero, ese pequeño juego de quintillizas que hicimos para ponerlo a prueba. Por supuesto, yo nunca dudé que lograría encontrarme, pues sé que sus sentimientos por mí son tan reales como los míos por él.

Me doy la vuelta y veo que mis hermanas están allí. Hemos estado juntas durante toda nuestra vida, y hoy no será la excepción. Incluso en el tiempo que quise valerme por mí misma y evitar arrastrarlas conmigo, nunca me sentí sola. Ellas siempre estuvieron allí, y sé que siempre lo estarán pase lo que pase. Sé que hoy debería ser solo mi día, pero estoy feliz de poder compartirlo con ellas.

Y donde quiera que esté mamá, espero que esté observando. Que vea que nuestro lazo como hermanas es más fuerte que nunca.

Esta historia continuará…


Notas del autor:

De acuerdo, cuando pedí que "no fueran mezquinos con los reviews", ciertamente no me refería a "hagan publicidad de compañías de préstamos". Menos mal que fue un comentario anónimo y pude quitarlo.

Dejado eso de lado, aquí traigo un capítulo con un poco de contenido original. El manga no hizo tanto énfasis en el talento deportivo de Yotsuba, en el sentido de que pudiéramos verla competir en partidos o competencias reales, así que pensé que podría mostrar ese partido que jugó con el equipo de basquetbol. No es que tenga mucha experiencia escribiendo partidos deportivos, pero me gusta pensar que más de veinte años de ver series como Captain Tsubasa, Slam Dunk, Eyeshield 21 o Diamond no Ace me servirán de algo. ¿A ustedes qué les pareció? Tengo planes para otros capítulos de este tipo, aunque no necesariamente con basquetbol, sino con otros deportes, ya que sabemos que Yotsuba estuvo en varios clubes anteriormente. Si no captaron las referencias, los nombres de las jugadoras, tanto del equipo de Asahiyama (excepto la capitana, que según la wiki es la única con un nombre confirmado) como del de Mizuho, son del manga de basquetbol Dear Boys, aunque para las compañeras de Yotsuba tuve que dar versiones femeninas de los jugadores masculinos. Es lo duro de trabajar con personajes sin nombre.

Lo otro también, quería mostrar un poco de su propia perspectiva (por eso el título). Hasta ahora he relatado la historia mayormente desde el punto de vista de Fuutarou, pero hace falta que de vez en cuando podamos ver un poco del lado de ella, algo que faltó en el manga para darle más desarrollo en el presente (no estoy contando los flashbacks). Sin mencionar ponerla a interactuar con otros personajes que no sean Fuutarou o sus hermanas. Por ejemplo, no pierdan de vista a esta chica Matsui, tengo planes futuros para ella (ya que igual que la mayoría, fue un personaje menor que podría haber tenido mucho potencial y fue relegado a un rol mínimo y casi sin importancia).

En fin, creo que ya no me queda nada que decir. Gracias por el review a AaronVS3. Insisto en que se animen a comentar más, pero por favor, a cosas relacionadas con la historia. Eso anima mucho más, ¿saben?