Forma del Corazón – Trébol de Cuatro Hojas
Por Fox McCloude
Disclaimer: Go Toubun no Hanayome y todos sus personajes son propiedad de Haruba Negi. Todos los derechos reservados.
Capítulo 16: Nuevo año, último trimestre.
Día de Año Nuevo…
Navidad vino y se fue rápidamente, y con ella también lo hicieron el resto de días del año. La mañana de Año Nuevo, los hermanos Uesugi se levantaron temprano para ir a hacer sus oraciones al templo local, pedir sus deseos y ver cuál sería su suerte para ese año.
- ¡Mira, Oniichan! – exclamó Raiha alegremente al ver su tarjeta oráculo. – ¡Dice que tendré la mejor suerte!
- Felicidades. – dijo él, mientras observaba la suya. Se sorprendió cuando le salió "Suerte normal"; con todo lo que había pasado en los últimos meses, casi se habría esperado tener mala o incluso la peor. Aun así, esto al menos parecía darle un buen augurio.
Especialmente porque, cuando fueron con sus abuelos a recibir el dinero de año nuevo, los muy mezquinos solo le dieron a Raiha, argumentando que Fuutarou "ya estaba grande y no lo necesitaba". Su único consuelo fue que luego su primo le dijo que a él tampoco le dieron nada, lo que le llevó a sospechar que era una pequeña venganza por dejarlos plantados en Navidad.
- Parece ser que tendremos un buen año, Oniichan. – dijo Raiha, dando saltitos mientras se dirigían hacia el templo.
- Espero que tengas razón. – dijo Fuutarou. Para él por lo menos, el primer trimestre del año auguraba dificultades, por todo el trabajo que tenía que hacer, pero si lo hacía bien, tendría buenas recompensas.
Y hablando de eso…
- ¡Ah, miren, son Uesugi-san y Raiha-chan! ¡Oye, Uesugi-san!
La voz chillona llamándolo rápidamente captó su atención. Tal como se lo esperaba, allí se encontraba no solo Yotsuba, sino el resto de las Nakano, todas ataviadas con sus yukatas. Habría sido una repetición del festival de los fuegos artificiales si no fuese porque todas habían cambiado sus modelos, aunque mantenían un patrón de color similar a la última vez. Como era de esperarse, Raiha apenas las vio salió corriendo para saludarlas, siendo recibida por Yotsuba e Itsuki, que se agacharon para abrazarla. Él la siguió sin demasiada prisa, aunque no podía decir que no se alegrara de verlas.
- Feliz año nuevo, Fuutarou-kun. – dijo Ichika. – Qué gusto encontrarte por aquí.
- Igualmente. – replicó él, tratando de sonreír. – Así que ¿también van a pedir sus deseos para este año?
- Por supuesto, pediremos el mismo deseo que todos los años. – dijo Nino. – ¿No es verdad, chicas?
Todas respondieron afirmativamente. Fuutarou se preguntó qué clase de deseo sería, aunque tenía la ligera sospecha de que podría ser algo como "ser una feliz y unida familia para siempre". Simple y sonaba cursi, pero con lo unidas que eran, no parecía tan descabellado.
- Por cierto, Fuutarou-kun. No nos has llamado ni escrito desde Navidad. – dijo Ichika en un tono ligeramente acusador.
- ¡Es cierto, Oniichan! ¡Y eso que te regalaron un teléfono nuevo, deberías usarlo más! – agregó Raiha.
- En mi defensa, todavía estoy aprendiendo a usar ese aparato. – dijo el chico. – Apenas si ya sé cómo tomar las fotografías, y dónde se almacenan.
- Espero que no hayas borrado las de la fiesta de Navidad, ¿eh? – dijo Nino, cuyo tono acusador era todavía más obvio.
Fuutarou se encogió de hombros; no tenía sentido borrarlas si de todas maneras se las había enviado al resto. Especialmente "aquella" en particular. En realidad, después que se le bajó el coraje por esa trampa del muérdago, no le pareció tan malo y no tuvo ganas de borrarla. En retrospectiva, podía usarla si alguna vez alguien lo acusaba de no haber sido besado bajo el muérdago al menos una vez, como prueba para refutarlo.
- Bueno, igual deberías contactarnos más, sabes que todas lo apreciaríamos mucho. – dijo Ichika. – Especialmente yo, que te lo regalé.
- Lo haré cuando pueda, lo prometo. – dijo él rascándose la cabeza.
- Bueno, luego de pedir nuestro deseo, todas iremos a comer juntas. – dijo Itsuki. – Si desean, ustedes también pueden acompañarnos.
- Suena bien, ¿podemos ir, Oniichan?
- Bueno, sería descortés rechazar la invitación. – dijo Fuutarou. Mejor aceptar preventivamente, no tenía sentido dejar que Raiha le hiciera sus ojos de cachorrito.
- ¡Yupi! ¡Vamos todos! – exclamó Yotsuba alzando el puño en el aire, gesto que todos imitaron.
Uno a uno, las cinco hermanas Nakano, Fuutarou y Raiha arrojaron sus monedas en el templo, y comenzaron a rezar por sus deseos para ese año. Fuutarou tenía muy claros cuáles eran los suyos: éxito en sus estudios (igual que todos los años), y lograr que Yotsuba aprobase sus materias para que le pagaran bien en su trabajo. Para su familia, que les fuera bien en el trabajo a sus padres, y para Raiha, poder darle buenos regalos para que siguiera tan alegre como siempre.
Abriendo ligeramente el ojo para mirar a las Nakano mientras rezaban, notó que todas permanecían estoicas, a excepción de Yotsuba que parecía estar murmurando sus deseos. Aunque iba demasiado rápido como para leerle los labios y con todo el murmullo de la gente alrededor no se escuchaba nada, finalmente decidió ignorarla y seguir pidiendo los suyos.
Terminado esto, el ahora grupo de siete bajó las escaleras del templo y comenzaron a caminar. Fuutarou no tenía idea de a dónde irían, así que simplemente las siguió desde atrás, mientras Raiha corría adelante con Yotsuba e Itsuki tomándola de la mano. Entretanto, él se quedó pensando en cómo habían sido los últimos cinco meses. El progreso había sido lento, y la valla todavía estaba muy alta. A veces tenía sus dudas de si lo lograría, pero no cejaría en su empeño. Todavía quedaba el último trimestre, después de todo.
- Oye. – interrumpió Miku sus pensamientos.
- ¿Eh? ¿Qué pasa?
- Tu zapato. – dijo apuntando hacia abajo. Efectivamente, cuando miró notó que una de sus agujetas estaba desatada.
- Ah, gracias. – de inmediato se agachó para atársela. Los dos iban caminando de últimos, así que se apresuró a amarrársela para evitar que se quedaran atrás.
- ¿Estás preocupado? – dijo la Nakano intermedia. No sonaba como una pregunta, más bien era un hecho.
- ¿Se nota mucho? – replicó él, encogiéndose de hombros.
- Es por Yotsuba, ¿verdad? – De nuevo, no sonó como una pregunta. En vista de que lo había sondeado, no tenía sentido negarse.
- Supongo que sí, me preocupa un poco. Su promedio ha mejorado, pero todavía no sería suficiente para volver a su antigua escuela. Y solamente nos queda este último trimestre para subirlo.
- Lo sé, vi su boleta de calificaciones. – asintió Miku.
Para lo que había sido cuando se conocieron, ir de 0 a 38 durante los exámenes finales del pasado trimestre era un salto enorme. Aun así, Yotsuba había reprobado en Matemáticas (aunque solo se quedó corta por tres puntos) y había pasado Inglés apenas por los pelos, lo que daba a entender que aún había mucho margen de mejora.
Era un salto enorme para un solo trimestre, pero no era imposible.
- ¿Crees poder hacerlo? – preguntó la tercera hermana de nuevo. Él simplemente se encogió de hombros.
- No se trata de si puedo o no. Se trata de que debo hacerlo. Se los prometí a todas, ¿lo recuerdas?
- Claro. – dijo Miku, sonriendo ligeramente. – Contamos contigo.
- ¡Oigan! – gritó Nino desde adelante, sacándolos a ambos de su conversación. – ¡No se queden allá, tortugas, dense prisa!
En efecto, por distraerse mientras él se amarraba los zapatos y luego conversando el resto los dejó atrás. Afortunadamente se dieron cuenta y se detuvieron para esperarlos, pero Nino no aguantó más y les echó un grito para que se dieran prisa. Rápidamente los dos volvieron a unirse al grupo para seguir la caminata.
Fuutarou entretanto dejó de lado esos pensamientos. Aún quedaban unos días libres antes de iniciar el nuevo trimestre, y hasta entonces, era mejor tomarse las cosas con calma. No tenía sentido preocuparse más de lo necesario, si quería lograr su objetivo.
El año había iniciado bien para él, y no quería atraer a la mala suerte con pensamientos negativos.
Preparatoria Asahiyama, tras el reinicio de las clases…
Determinado a que Yotsuba subiera su promedio lo suficiente, Fuutarou hizo un plan de "tema visto, tema estudiado", lo que significaba que después de cada clase repasarían todo lo visto. Ya fuese en la biblioteca o en el apartamento de las Nakano, aprovecharían cada segundo para estudiar sin descanso.
Para su sorpresa, Yotsuba redobló su empeño en estudiar, si eso era posible. Según parecía, haber descansado en las vacaciones de invierno sin que él le echara deberes extra sirvió para motivarla. Cierto que todavía cometía muchos errores y él frecuentemente se los tenía que corregir, pero ya no eran tantos como en otras ocasiones. Se las estaba arreglando mejor de lo que esperaba; el esfuerzo de la chica del lazo estaba empezando a rendir sus frutos.
- Hmm… bueno, te daría 35 puntos. – le dijo al terminar de revisar su tarea de matemáticas. – Aun así, promediando las demás tendrías que subirlo al menos a 40, asumiendo que esta sea tu nota más baja. Pero es un buen avance, bien hecho.
- ¡Yay! ¡Sabía que no podía fallar! – celebró Yotsuba alzando los puños.
- ¡Shhh! No hagas ruido, recuerda que estamos en la biblioteca.
- Ups, perdón, jejeje.
Pero eso le estaba quitando las preocupaciones de encima. Al paso que iba lograrían la meta que se habían propuesto de subir el promedio de Yotsuba lo suficiente para volver a su antigua escuela. Si no había imprevistos.
- Bien, con eso terminamos con Matemáticas. – dijo Fuutarou, mirando el reloj. – Nos quedan dos horas, si lo necesitas puedo ayudarte con la tarea de Inglés.
- Oh, ya la terminé, de hecho. – dijo la chica del lazo, pasándole su libreta de la susodicha materia. – Solo tienes que revisármela.
Fuutarou arqueó una ceja, pero sonrió complacido. Eso les ahorraría aún más tiempo, especialmente porque él ya había terminado con la suya, así que solo tendrían que comparar apuntes, lo que no le debería llevar más de media hora cuando mucho. Eso les dejaba solo la tarea de Ciencias Naturales, así que si se daban prisa…
- Disculpa, ¿tú eres Nakano-san?
Les habló de pronto una voz femenina, y al voltear a ver, Fuutarou vio a dos chicas con las que nunca antes había hablado, aunque sospechaba que no estaban en su año por haberlas visto subir al tercer piso una o dos veces. Una de ellas tenía cabello castaño corto, y la otra lo tenía negro y amarrado en una coleta de lado hacia la derecha. Ambas tenían también un notable bronceado en la piel.
- Eh… sí, soy yo, ¿se les ofrece algo? – preguntó Yotsuba.
- Disculpen si estamos interrumpiendo, pero queríamos pedirte un favor. – dijo la de pelo castaño. – Soy Mizumachi, y ella es Orizuka, del club de natación de la escuela. Escuchamos que estabas dispuesta a ofrecerte de reemplazo si algún club deportivo necesitaba ayuda, ¿es cierto?
- Sí, eso dije, pero solo para reemplazos temporales. Cosas de una sola vez, ya saben. – dijo la chica del lazo.
- Oh, eso está bien para nosotras. – dijo Orizuka. – Verás, es que una de nuestras nadadoras principales tuvo un accidente hace unos días y no podrá participar en las finales regionales con nosotras.
- Sabemos que eres una gran atleta, y que estuviste en el equipo de natación de tu antigua escuela. – agregó Mizumachi. – Así que nos preguntábamos si… bueno, nos podrías dar una mano.
Ambas pusieron sus manos en posición de ruego. Si bien Fuutarou tenía sus sospechas, no podía decir nada al respecto, ya que era igual de probable que estuvieran diciendo la verdad. Aparte, habían venido a verla incluso mientras estaba con él, lo que daba a entender que no eran como Eba de intentar abordarla sola para aprovecharse.
- Hum… bueno, realmente me gustaría ayudar, pero como verán estoy estudiando. – dijo Yotsuba mientras lo señalaba a él. – ¿Tú qué piensas, Uesugi-san?
- Que deberíamos aclarar algunas cosas. – dijo Fuutarou. – No están planeando reclutarla a tiempo completo contra su voluntad, ¿verdad? ¿Será solo cosa de una vez?
- Por supuesto. – aseguró Mizumachi. – Solo queremos que nos ayude una vez, para asegurar el pase a las nacionales. Es muy importante para nosotras, después de todo.
- ¿Cuándo será esta competencia? – preguntó de nuevo el peliazul.
- El lunes de la próxima semana. Solo tenemos que registrar a Nakano-san como miembro temporal del club para que pueda participar, y que venga a nuestras prácticas un par de veces hasta entonces.
Fuutarou se quedó mirándolas inquisitivamente. No parecía que estuvieran mintiendo o tuvieran motivos ocultos. Miró a Yotsuba, cuya expresión daba a entender que todavía mantenía ese complejo de buena samaritana y ayudar a los demás cuando se lo pidieran, y que no les diría que no a menos que él se lo dijera explícitamente.
Sopesando sus opciones, si bien él quería seguir aprovechando el tiempo para estudiar al máximo, habían avanzado más de lo planeado en estos días, así que imaginó que no haría ningún daño si Yotsuba se tomaba solo esta semana para ayudar al club de natación. Después de la competencia podrían retomar el ritmo que llevaban sin ningún problema, y todavía podían seguir repasando durante los descansos entre las clases. Después de todo, estaba preparado para ser algo más flexible con los horarios en caso de que surgieran este tipo de eventualidades.
- Bien, si quieres ayudarlas, puedes hacerlo. – dijo finalmente dirigiéndose a Yotsuba. – Aún no tenemos mucha carga para estudiar, así que podemos bajar el ritmo un poco solo por esta semana. Pero la decisión es tuya.
- Entendido, Uesugi-san. – declaró la chica del lazo, para luego voltear a ver a Orizuka y Mizumachi. – Bien, las ayudaré con mucho gusto.
- ¡Grandioso! – dijo Mizumachi cogiéndola de las manos. – ¡Muchísimas gracias, Nakano-san!
- ¡Te esperamos en la piscina de la escuela después de clases! – agregó Orizuka. – ¡Nos vemos entonces!
Acto seguido, las dos se retiraron, dejando a Fuutarou y Yotsuba de vuelta con sus asuntos. Mientras el chico retomaba revisar su tarea de Inglés (que igual que la de Matemáticas, resultó estar bastante mejor de lo esperado), la Nakano fue a buscar los libros en la sección de Ciencias Naturales para empezar con la última parte de la tarea. Se había vuelto bastante más eficiente, ya que no tenía que decirle más lo que tenía que hacer.
- Oye, Uesugi-san. – le dijo de repente, interrumpiendo su evaluación. Él asomó la vista por encima del papel. – ¿Está bien que vaya a ayudarlas? Digo, pensé que querías aprovechar el tiempo para estudiar al máximo.
- Eso dije. – replicó él. – Pero si te negabas, te sentirías culpable después, así que tenía que asegurarme. Trabajas mucho mejor cuando no estás agobiada por la culpa.
- Jeje, eso es verdad. – dijo mientras se sentaba, y abría el libro para empezar a tomar sus apuntes. Sin más que decir, él terminó de revisar y corregir la tarea de Inglés, antes de coger otro de los libros para acelerar el paso.
En estos últimos meses, ya conocía a Yotsuba lo suficiente como para saber lo que pensaba, y cómo reaccionaría a las situaciones. Sabía que cuando estaba en una encrucijada y tenía que elegir de ese modo, independientemente de lo que eligiera se sentiría mal después, de modo que Fuutarou sabía que la mejor forma de evitar eso era llegar a un compromiso entre ambas cosas, y al final eso mejoraría su desempeño. Después de todo, esa disposición amable y deseo de ayudar a los demás era algo que no le podía quitar, y no era que quisiera hacerlo de todos modos.
Lo único que le preocupaba, era que alguien que no se lo merecía pudiese aprovecharse de eso. Eba había sido un caso particular: legítimamente la necesitaban en el club de atletismo y solo quiso mantenerla en sus filas como un bono adicional, pero al menos tenía algunos escrúpulos. Si alguien solo buscaba aprovecharse de Yotsuba, obviamente él tendría que tomar cartas en el asunto.
- "¿Cuándo empecé a preocuparme tanto por ella?"
Más tarde, en los vestidores del club de natación…
Yotsuba se miró al espejo; llevaba más de un año sin usar un traje de baño de competencia. Al terminar de acomodarse el gorro y las gafas, se miró un poco alrededor para asegurarse que todo estuviera en su lugar.
La cuarta Nakano no pudo evitar quedarse un minuto contemplando su reflejo. Ella no presumía de su físico, pero una razón de que le gustara hacer deportes era que, al menos de dientes para adentro, le gustaba verse bien y sentirse en forma. Y como cualquier chica de su edad, atraer la atención del chico que le gustaba era un beneficio adicional. Después de todo, cuando iba al gimnasio con Fuutarou, pudo a notar cómo él le miraba los atributos mientras hacía ejercicio.
Sabía que no estaba bien, ella no se merecía que él la viera de ese modo, pero aun así no podía evitar sentirse feliz cuando la veía. No la miraba de una manera lasciva o lujuriosa, como si fuera un objeto sexual, pero sí se le notaba interesado, atraído. En ese sentido era diferente de otras miradas que solía atraer, las cuales realmente nunca le importaron.
- ¡Hmmm! – Sacudió la cara frenéticamente y se golpeó las mejillas ligeramente. – No puedes pensar en eso ahora, tienes cosas más importantes que cumplir.
Con eso en mente, y ya concentrada, salió del vestidor, donde ya el resto del equipo de natación se encontraba esperándola.
- ¡Lamento la espera, ya estoy lista! – les dijo.
- Grandioso. – dijo Orizuka. – Bien, creo que lo primero que deberíamos hacer es ponerte a prueba. Dinos, ¿cuál estilo de natación se te da mejor?
- Bueno, la verdad no es por presumir, pero hice estilo libre, espalda y mariposa cuando estuve en el equipo de mi antigua escuela. – dijo Yotsuba con modestia. – Diría que de pecho es el único que no se me da tan bien, siempre lo sentí demasiado lento.
Las miembros del club se miraron entre ellas, parecían notablemente sorprendidas por esta revelación. Aunque la sorpresa dio paso a la intriga, y decidieron que debían comprobarlo por sí mismas, así que le indicaron que hiciera algo de estiramiento, y al terminar fuera a colocarse en posición para tomarle el tiempo.
La chica del lazo se colocó en el carril número 4 esperando la señal de partida.
- La piscina de la escuela tiene solo treinta metros de largo, así que no podemos medirte una distancia completa. Veamos cuánto tardas en completar cinco recorridos de ida y vuelta. – dijo Orizuka tomando un cronómetro y un silbato.
- ¿Puedo usar el estilo que quiera en cada vuelta? – preguntó Yotsuba.
- Seguro, solo te tomaremos el tiempo. – dijo Mizumachi, tomando una tabla y un lápiz para anotar los tiempos. – Veamos qué tan rápida eres.
- ¿Lista? – agregó Orizuka, cogiendo el silbato y soplándolo.
Al instante Yotsuba se zambulló. A pesar de no haber estado en competencia de natación en casi un año, todavía recordaba bien los movimientos que tenía que hacer; cómo saltar, cómo entrar al agua, cómo aprovechar el impulso inicial por inercia antes de comenzar a bracear, etc.
Ella y todas sus hermanas habían tomado clases de natación, aunque ella fue a la que mejor se le dieron, especialmente por ser la que podía aguantar más la respiración bajo el agua y la que pateaba más fuerte al aferrarse a la tabla. Fue también la primera que pudo aprender a nadar sin usar dicha tabla. Eventualmente, Ichika, Miku e Itsuki lograron hacerlo también, aunque terminaron abandonándolas debido a que Nino se asustaba demasiado para soltarla, y al parecer no era capaz de dejarla, o querer meterse con un flotador para evitar hundirse.
Obviamente, cuando hacían carreras de nado Yotsuba siempre era la ganadora, otra de las pocas cosas que era capaz de hacer mejor que las demás. Ahora esos logros se sentían tan… insignificantes.
Con la mente despejada de esos recuerdos, finalmente salió a la superficie para respirar y comenzó a nadar haciendo el estilo crol. Al estar dentro del agua siempre tenía que tener una meta fija que era alcanzar la orilla, y al ver la señal de T en el fondo supo que ya se estaba acercando. Con eso en mente, giró el cuerpo para apoyar los pies sobre la pared y encogiéndose sobre sus piernas se impulsó para salir de vuelta en la dirección opuesta.
En las competencias de natación le habían inculcado que siempre era la otra orilla la que debías alcanzar. Dar el giro apropiadamente podría recortarte unos segundos en el reloj, los cuales podrían hacer la diferencia entre la victoria y la derrota. Y ayudaba mucho también tener fuerza en las piernas para impulsarse y ganar distancia. Aunque en ese momento no estaba compitiendo contra nadie, y eso hacía que fuese mucho más divertido.
- "Me pregunto si podré romper mi récord personal." – pensó.
Tras completar la primera vuelta cambió a estilo mariposa. Ocasionalmente al salir a la superficie incluso con el ruido que hacía al salpicar podía escuchar los murmullos de las chicas. Luego de completar la segunda vuelta cambió a estilo de pecho, y para la cuarta utilizó el de espaldas. Durante este tiempo pudo aprovechar de echar un vistazo a las chicas del club, cuyas expresiones estaban totalmente estupefactas, y no pudo evitar reírse de ello.
Pero sin distraerse, siguió hasta completar el último recorrido, de nuevo en estilo crol, y se dirigió al borde de la piscina para salir.
- Uff, eso fue divertido. – dijo mientras se les acercaba. – Bien, ¿qué tal lo hice?
Las miembros del club se quedaron viéndose entre sí. Orizuka estaba tan sorprendida que en la última vuelta había dejado corriendo el cronómetro, y por tanto Mizumachi no había podido anotar el último tiempo. Aun así, todas las demás se habían quedado viendo los tiempos de las otras cuatro vueltas, y claramente estaban impresionadas con su desempeño.
- Esto es increíble. – dijo Orizuka. – Logró romper los récords de vuelta de cada uno de nuestros estilos en el club.
- Es cierto, podría ser la nadadora más rápida que hemos tenido. – dijo Mizumachi. – Qué pena que no podemos tenerla permanentemente, ¿verdad?
- Sí, es una verdadera pena. – respondió Orizuka. – Pero eso no es importante ahora. Nakano-san, de verdad tienes un talento extraordinario.
- Jejeje, bueno, siempre que estoy en mi elemento me esfuerzo de más. – dijo Yotsuba, rascándose detrás de la cabeza.
- Pensándolo bien, tal vez también deberíamos hacerte una prueba de resistencia. – dijo Mizumachi. – Podrías sernos muy útil en uno de los eventos largos.
- Sí, estoy de acuerdo. – dijo Orizuka. – Nakano-san, ¿cuántas vueltas podrías darle a la piscina?
- Hum, la verdad no lo sé, nunca me puse a contar. – confesó Yotsuba con honestidad.
- Bueno, ¿qué tal si lo averiguamos? No tienes inconveniente, ¿verdad?
Desde luego que no lo tenía; siempre estaría entusiasmada por ver qué tan lejos podía llegar. Había descubierto hacía mucho tiempo que la competencia era muy divertida y sana cuando competías contra ti mismo y te desafiabas a dar lo mejor para superarte, en lugar de buscar ser mejor que los demás.
Y si podía ayudar a otros en el proceso, mejor todavía. Después de todo, Fuutarou le había dicho que podía hacerlo.
Residencia Uesugi, un par de días después…
Normalmente, cuando Fuutarou pasaba el tiempo en su casa, sería para ponerse al día con sus deberes, pero en aquel momento ya no tenía nada con lo que estuviera atrasado. Había algunos cuadernos y libros regados en el suelo, y se debía a que ya los había leído todos y se los sabía de memoria.
- Qué aburrido… – murmuró, mientras estaba tendido en el piso de su habitación mirando al techo.
Ahora estaba empezando a arrepentirse de dejar que Yotsuba ayudara al club de natación. La estaba extrañando; por lo escandalosa que era, al menos ella se aseguraba de avivarle un poco el día y que no se aburriera. Le agradaba que ella estuviese progresando con los estudios (pues le pagarían más), pero sus tardes ahora se habían vuelto muy tranquilas. Demasiado tal vez, ya que se había habituado a su presencia y al ruido.
La desventaja de adelantarse con sus deberes era que, una vez que los terminaba, se quedaba con demasiado tiempo libre y sin mucho qué hacer. Seguro; bien podría haber ido al gimnasio para ejercitarse, pues tenía en vigor la membresía que Yotsuba le regaló, pero no era tan divertido ir él solo. Incluso aunque eso significaba no ser visto como un enclenque al lado de una chica que levantaba más peso que él.
Era la única forma que tenía de salir con alguien, aunque fuese solo como amigos. Después de todo, Yotsuba era virtualmente la única amiga que tenía en la escuela.
- Es cierto, no tengo a nadie más en la escuela…
El estómago empezó a gruñirle, y al ver su reloj se percató de que ya casi era hora de cenar. Su madre y Raiha probablemente le llamarían en cualquier momento para que viniera a comer, así que se puso de pie y se dispuso a salir de la habitación. Aunque al hacerlo, se le cayó del bolsillo su celular. No el antiguo, sino el nuevo que había recibido de Ichika en Navidad. Estaba a punto de volver a guardarlo, cuando se detuvo momentáneamente.
Tras desbloquear la pantalla, puso el dedo sobre la lista de contactos. Todavía estaba casi vacía, excepto por los números de sus padres, su hermanita, y las cinco hermanas Nakano, los mismos que había transferido desde su antiguo teléfono. No había razón para extenderlos, pues no era como que tuviese contacto con nadie más.
En ese momento, aunque no lo admitiera de dientes para afuera, lo que quería en realidad era… alguien con quién pasar un rato agradable. No estudiando ni trabajando, sino simplemente divirtiéndose haciendo cualquier cosa, yendo a cualquier lugar. Eso era lo que solía hacer con Yotsuba, aunque fuese solo que salieran a ejercitarse en el gimnasio o yendo a trotar, pero como ella estaba ocupada, no era lo mismo hacerlo solo.
Y al ver el nombre en la lista de contactos, sintió ganas de darse una palmada en la cara por no darse cuenta antes. Yotsuba podría estar ocupada, pero ¿qué tal Ichika? Además, se había quejado de que él nunca la llamaba, pero hasta ese momento, él no había tenido motivos reales para hacerlo, si bien pensaba que a ella no le molestaría que lo hiciera, aunque fuese solo para hablar.
Con eso en mente, presionó el botón de llamada, esperando a que contestara.
- ¿Hola?
- ¿Cómo estás, Ichika? – la saludó.
- Oh, Fuutarou-kun. Qué sorpresa, así que por fin te dignas llamarme. – Hablaba con una voz que fingía estar herida, y aunque él ya lo sabía, decidió seguirle el juego.
- Lo siento, es que he estado algo ocupado. Como sea, me preguntaba si…
Al llegar allí se quedó congelado. No había pensado bien en las palabras que usaría. ¿Qué debía decirle? ¿Si tenía planes para el resto de la semana? ¿Si quería salir con él a hacer algo? No quería que fuese a malinterpretar las cosas.
- ¿Qué sucede, Fuutarou-kun? ¿Hay algo que te preocupe?
- No, no es que algo me preocupe, es solo que… – Aspiró profundamente, decidiendo ser directo. – Quería saber si estarás ocupada este fin de semana.
Inmediatamente quiso retirar esas palabras, pero fue demasiado tarde. Sonaban mucho mejor adentro de su cabeza que afuera. Haber pasado tantos años sin socializar lo había dejado totalmente perdido cuando se trataba de este tipo de cosas.
- Fuutarou-kun… ¿acaso me estás invitando a una cita?
El chico tragó en seco. Algo dentro de él le decía que, no importaba cómo le respondiera, no sonaría bien. Si le decía que no, ella seguramente se decepcionaría, y si le decía que sí, probablemente aprovecharía para burlarse de él. No habría punto medio.
Aunque lo que le preocupaba era si realmente se podría considerar una cita, y ni él mismo estaba seguro de ello. O quizás, era que él quería considerarlo una cita.
- Tal vez… podría ser. – admitió a regañadientes. – Solo si tú no tienes ningún problema, digo, si estás ocupada o… ya sabes.
- Hmm, bueno, viernes y sábado tengo que hacer a un rodaje, pero estaré libre el domingo. ¿Tienes algo en mente?
En primera instancia pensó en el gimnasio, pero luego lo descartó. Eso era algo para hacer con Yotsuba, y no estaba seguro si a Ichika le gustaría eso (sospechaba que no). Podría repetir ir al cine, o simplemente algo sencillo como ir a almorzar, pero sentía que no era suficiente.
Estaba totalmente perdido sobre lo que querría hacer con ella.
- Bueno, en realidad no, pero supongo que se me ocurrirá algo. – dijo tratando de sonar honesto. – A menos que tú quieras hacer algo en particular.
- Buu, eso es aburrido. – dijo Ichika. – Si vas a invitar a una chica tienes que planearlo bien, Fuutarou-kun. De vez en cuando nos gusta que nuestro chico nos sorprenda, ¿sabes?
- Pues perdóname, yo no soy bueno para dar sorpresas. – dijo él. – Ten en cuenta que mi experiencia en citas es prácticamente cero.
- ¿Y la que tuvimos antes del campamento escolar? ¿Ya se te olvidó?
El chico rodó los ojos. Eso fue idea de ella, no de él, y resultó ser algo inesperado. Aunque no negaba que había pasado un buen rato, pero no tomó notas de nada de lo que hicieron, cómo debía comportarse, ni nada de eso. Ahora los papeles estaban invertidos y era él quien estaba tratando de invitarla, por lo cual odiaría que ella terminase llevándose una decepción por culpa suya.
- Escucha, si no quieres lo entenderé. Lamento haberte molestado.
- ¿Quién dijo que no quiero? De ninguna manera rechazaría una invitación tuya. – replicó la Nakano, cambiando el tono al instante. – Solo esfuérzate un poco, seguro que podrás pensar en algo. Eres un genio después de todo.
Fuutarou resopló una risa irónica; sonó casi igual a Yotsuba al decir eso. Ya empezaba a cuestionarse ese calificativo de "genio", considerando que en estos meses se dio cuenta de que, por muy bueno que fuera en los estudios, había muchas cosas que no sabía y para las cuales no era tan bueno como creía. Dicho eso, se sintió halagado por las palabras de la muchacha, y eso le subió el ánimo.
- Entonces, ¿nos vemos en la estación? ¿A eso de las once para que podamos almorzar?
- Me parece bien. – replicó Ichika. – Si llego tarde, puedes asumir que me quedé dormida, en caso de que el rodaje se prolongue hasta muy tarde.
- Lo tendré en mente. – respondió él. – Bueno… gracias por aceptar, supongo.
- No me agradezcas, gracias a ti por invitarme. ¡Disculpa, tengo que colgar, adiós!
Y con eso se cortó la llamada. Bueno, la parte difícil, invitarla a salir, ya estaba superada. Ahora lo único que quedaba era planear lo que haría, el lugar o lugares que visitarían. Pero habría tiempo para ello después de comer. Su estómago volvió a demandar alimento, así que se dirigió a su puerta.
Y al salir de su cuarto, se chocó de frente con un torso duro musculoso que le impidió el paso. Isanari estaba allí, y sonreía con una extraña mezcla de malicia y orgullo.
- Vaya, vaya, ¿así que tendrás una cita este fin de semana?
- ¿Papá? ¿Me estabas escuchando? – preguntó irritado el chico.
- Yo solo venía a decirte que vinieras a cenar. – replicó Isanari, antes de empujarlo de vuelta adentro al cuarto, y atraparlo en un candado mientras comenzaba a desordenarle el pelo. – ¡Muchacho, me llenas de orgullo! ¡Ya era hora de que tomaras la iniciativa!
- ¡Ya basta, suéltame! ¡Suéltame, que me asfixias!
- ¡Vamos, chico, no hay ningún motivo para avergonzarte! ¿Quién es la afortunada? ¿Es Yotsuba, o tal vez sea Ichika?
- ¡Te lo digo… si me sueltas! – replicó Fuutarou con la voz entrecortada. Isanari aflojó el agarre, pero aun así mantuvo el brazo alrededor del cuello de su hijo, listo para apretar si se intentaba escapar. – Ugh, ¿siempre tienes que hacer eso?
- Eso no importa, hijo. Vamos, ¿quién es?
- Es Ichika, ¿bien? – dijo él. – Ya lo sabes, ¿ahora quieres quitarte de encima?
- Oh, no, tú y yo necesitamos hablar muy seriamente de padre a hijo. – dijo mientras lo forzaba a sentarse en el suelo. – Con lo inexperto que eres, no puedo permitir que arruines una ocasión como esta.
- Pero papá, la cena…
- Puede esperar unos cinco minutos. – lo interrumpió Isanari. – Nunca has tenido una cita real, ¿verdad? Así que es mejor que tomes nota de todo lo que te voy a decir, sobre lo que deberías y no deberías hacer…
Fuutarou quiso protestar, pero en vista de que menos de un minuto antes había estado preocupado por algo, finalmente decidió "Qué diablos". Además, su padre le iba a dar esa charla quisiera o no, así que mejor ponerse a escuchar.
- "Más vale que esto sea bueno."
Al llegar el domingo…
La primera regla de Isanari Uesugi sobre las citas decía: "Siempre sé puntual, es cortesía básica llegar al lugar unos cinco a quince minutos antes de la hora acordada".
O eso fue lo que le dijo su padre. Toda la semana mientras esperaba, se la pasó obligándole a tomar nota y memorizar su "lista de reglas para las citas románticas", diciendo que eran estrategias infalibles para pasar un buen rato con una chica y que esta cayera rendida a sus pies. Aunque cuando Fuutarou cuestionó si había usado alguna de ellas con su mamá, Isanari no lo confirmó ni lo negó.
El hecho era que ya estaba allí en la estación, aguardando a que Ichika apareciera. Había llegado con diez minutos de anticipación, cayendo dentro del intervalo que le recomendó su padre, aunque realmente no le veía el sentido. Su padre simplemente le había dicho que una chica siempre se alegra cuando ve que su chico ya la está esperando. Eso sonaba bien y toda la cosa, pero esperaba que Ichika no fuese a llegar tarde para poner a prueba su paciencia.
- "Espero que realmente no vaya a quedarse dormida y llegue tarde."
No era broma; Ichika tenía el sueño muy pesado y cuando los rodajes se le prolongaban hasta tarde. era capaz de pasar hasta doce horas durmiendo, o incluso más. O eso le habían dicho sus hermanas, que a veces tenían que hacer ruido entre todas para poder despertarla.
- Disculpa. – dijo una voz femenina tras él tras tocarle el hombro.
Al girarse, se llevó una ligera sorpresa, pero no porque fuese alguien desconocido. Más bien, porque no se esperaba reconocer ese atuendo tan fácilmente. Después de todo, él había comprado ese conjunto de chaqueta, bufanda y boina, y esas gafas de sol en Navidad, pero no creyó que ella elegiría precisamente eso para ponerse.
- Ichika. – dijo en voz baja. La aludida se rio ligeramente y se bajó las gafas ligeramente para mostrar sus ojos azules.
- Oh, veo que pudiste ver a través de mi disfraz. – dijo la chica con una sonrisa.
- Yo te lo compré, ¿recuerdas? – dijo él. – ¿Tan pronto necesitas ir de incógnita?
- Sí, aunque no lo creas. – dijo ella. – Es mejor ser discreta; la agencia me podría despedir si se llega a saber que estoy saliendo con alguien, así que debemos ir con cuidado, ¿está bien?
- Sí, entiendo.
Luego de unos segundos, se tomó un momento para admirar el conjunto; aparte de las prendas que él había comprado, debajo llevaba una blusa blanca que exponía su ombligo, pantalones vaqueros hasta debajo de la rodilla, y un par de sandalias de tacón alto. También notó que llevaba un bolso de mano a juego con el atuendo, aunque este era inusualmente grande para una salida como esta, le parecía a él. La verdad se veía muy bien, y fue entonces que recordó algo más.
- Te ves… muy linda hoy. El conjunto te sienta bien. – le dijo, con algo de rubor.
La segunda regla de Isanari Uesugi en las citas decía "Si una mujer se arregla para ti en su cita, hazle saber que te gusta como luce". Desde luego, no era solo porque llevase el atuendo que él le había comprado, y que eso le hacía sentirse algo halagado por dentro.
- Muchas gracias. – le dijo la Nakano. – Entonces, ¿cuál es el plan para hoy?
- Bueno, ya casi es hora de almorzar. ¿Te gusta la comida marina?
- Por supuesto. – sonrió ella con deleite.
- Bien, entonces te gustará este lugar, vámonos. – dijo ofreciéndole el brazo, que ella aceptó gustosa, y se dirigieron a tomar el tren.
La tercera regla de Isanari Uesugi en las citas decía "Si invitas a tu chica a comer, asegúrate de ir a donde sirvan lo que más le guste". Para esto necesitó un poco de ayuda, ya que primero tuvo que mandarle un mensaje de texto a Nino para preguntarle cuál era el platillo favorito de Ichika, y la segunda hermana le dijo que era el pescado bien sazonado. Con eso en mente, se puso a buscar un buen lugar que no fuese demasiado caro, y su padre le proveyó una pequeña lista de restaurantes donde podrían ir a comer.
Lo otro también, se aseguró de llevar suficiente dinero para pagarlo todo. Eso no estaba dentro de las reglas de Isanari, pero considerando que en las ocasiones anteriores Ichika era quien había pagado por todo, decidió que esta vez él tenía que hacerlo y así estarían a mano. Y como no había gastado mucho desde Navidad, todavía tenía suficiente encima como para pasarla bien todo el día sin preocuparse.
De todas maneras, la regla más importante de todas era la última: "Diviértete y pásala bien". Eso sonaba raro para alguien como él, pero aquel día sentía ganas de dejar de ser serio y tratar de pasar un buen rato, y disfrutando de buena compañía.
…
El lugar donde fueron a comer no estaba muy concurrido en aquel momento. Era un restaurante que no podía llamarse "elegante", pero tampoco era exactamente "humilde", y su padre le había dicho que servían los mejores platillos de pescado y mariscos de toda la ciudad. Dicho eso, Fuutarou sintió un escalofrío cuando les trajeron los menús, ya que el que se los entregó era un sujeto de pelo negro que se veía desarreglado, y tenía unas ojeras que le hacían parecer que no había dormido en días, pero al ver que los precios se adaptaban a su presupuesto, decidió no escaparse.
- Pide lo que quieras, yo invito. – le dijo mirando por encima del menú.
- ¿Estás seguro? – preguntó Ichika. – No me molesta pagar el mío.
- Descuida, quiero pagarlo yo. – replicó él. – La última vez tú lo pagaste todo, lo justo es justo.
Ichika ladeó la cabeza momentáneamente, pero luego sonrió y volvió su atención al menú. Un par de minutos después ambos ordenaron y se quedaron esperando a que les prepararan sus platillos. El chico se quedó viendo un poco a su alrededor, mientras la Nakano mayor colocaba juntas sus manos sobre la mesa, y apoyaba el mentón sobre ellas para mirarlo fijamente.
- Entonces, Fuutarou-kun… ¿hay algún motivo especial para que decidieras invitarme a salir? – le preguntó.
El chico sintió un ligero rubor en sus mejillas. A pesar de haberse preparado para esa pregunta, al momento de la verdad vio que dar la respuesta era un poco más difícil de lo que pensaba. En parte porque había más de una razón, y en parte por las implicaciones de algunas de dichas razones.
No estaba totalmente seguro de cómo se las tomaría Ichika. Pero ahora que había preguntado, él debía responderle.
- Bueno… en parte porque… no me agradaba la idea de pasar el fin de semana solo y sin hacer nada. – confesó con honestidad. – No tengo deberes en la escuela, y mis padres tampoco me necesitaban en el trabajo. Y además, tú y Yotsuba son prácticamente las únicas amigas que tengo, ¿sabes?
La Nakano sonrió, probablemente ante la mención de la palabra "amigas". Ya las había aceptado como tales, pero invitar a una de ellas a una cita implicaba que quería ir un paso más allá, aunque ni él mismo estaba seguro de qué tan lejos querría llegar en ello.
- Eso significa que somos especiales para ti, ¿verdad? – inquirió la pelirrosa. – Bueno, eso me alegra saberlo. Pero oye, no estaría mal que busques algún amigo en tu propia escuela.
- No soy muy cercano con nadie allá. – reconoció el chico. – Pero supongo que tienes razón. Empiezo a darme cuenta que no siempre puedo valerme yo solo para todo.
- No solo eso; podrías traer amigos para presentarles a mis hermanas. Por si saliéramos en una cita mixta, tal vez hasta resulte que son compatibles, nunca se sabe.
Estaba eso también. Fuutarou no lo admitía de dientes para afuera, pero desde que había conocido a Yotsuba, ya no disfrutaba tanto de sus momentos de soledad como antes. Quizás fuese porque estaba acostumbrado a tenerla cerca, o al ruido, no estaba seguro, pero cuando ella no estaba, le hacía falta hablar con alguien. Diablos, hasta habría aceptado que fuese su fastidioso primo, con tal de romper un poco la monotonía.
La única otra persona con quien él platicaba de manera regular en la escuela parecía ser Takeda, y generalmente solo lo hacían en el baño, lo que le resultaba un poco incómodo. Pero fuera de eso, parecía siempre tener algo bueno para decirle cuando lo necesitaba, o por lo menos escucharlo. Podía tener poco sentido del espacio personal, pero no era un mal sujeto y en general parecían llevarse de manera cordial. La idea de invitarlo a una salida mixta tal vez no sonaba del todo mal, y seguro las hermanas de Ichika les caería bien.
- Pero tengo la sensación de que hay más aparte de eso. – prosiguió Ichika, esta vez un poco más seria. – Sé que no eres el tipo de persona que se divierte a menudo, así que debe haber otra razón. ¿Estoy en lo correcto?
Fuutarou volvió a mirarla. A pesar de sus peculiaridades, como ser una dormilona desordenada, Ichika era más lista y perceptiva de lo que se veía a simple vista, y tenía buen ojo para juzgar a las personas. Incluso un solitario retraído como él debía ser un libro abierto para ella, así que no tenía sentido mentirle.
- Ichika… te seré sincero, estoy completamente fuera de mi elemento con esto de las citas. – confesó. – No sé muy bien lo que debo hacer o cómo comportarme. Pero… pensé que debería darme una oportunidad con alguien.
Habría dicho "Contigo, si eso está bien," pero no estaba seguro de cómo se lo tomaría Ichika. La Nakano había dejado muy claro su interés por él, y viéndola de manera objetiva, no negaba que era una chica linda y agradable. Al principio le repelía un poco, porque no entendía cómo una chica como ella se podría interesar por alguien como él, por lo que solo creía que estaba jugando. Pero con el pasar de los meses, se dio cuenta de que el coqueteo era sincero, y que ella genuinamente gustaba de él.
Pensando las cosas con lógica, Fuutarou pensaba que era menos riesgoso aventurarse a salir con alguien que él estaba 100% seguro de que gustaba de él. Había la posibilidad de que, con el tiempo, él también llegase a sentir atracción hacia ella.
- Entiendo. – dijo Ichika, colocando una de sus manos sobre la de él. – Bueno, en ese caso, haré lo posible para que esta cita sea agradable para ti.
- Gracias. – dijo él.
Habrían seguido conversando, pero en ese momento les trajeron su comida, y el aura del mesero (el mismo sujeto con ojeras de antes) le dio un respingo, así que decidió enfocarse en comer por el momento. Después habría tiempo de decidir lo que harían.
Su padre le había sugerido esta zona específicamente ya que alrededor tenía muchos lugares populares para citas: estaba el acuario, el zoológico, un parque acuático, una pista de hielo para patinar, entre muchas otras cosas. Aún no había decidido dónde quería ir, pero afortunadamente memorizó la lista de sugerencias, así que después de que terminaran su almuerzo se la propondría a Ichika.
- "Proponerle… qué mala elección de palabra." – pensó, riéndose de sí mismo por dentro.
…
Después del almuerzo, el Uesugi y la Nakano comenzaron a caminar por la calle. Tras proponer la lista de sugerencias, la primera parada de ambos fue en el acuario. Los dos se encontraban pasando por el túnel subacuático, observando como los múltiples y coloridos peces navegaban alrededor y por encima de ellos.
- Wow… son muchos peces diferentes. – comentó Ichika.
- En realidad, todos son variantes de la misma especie. Mira ese, por ejemplo. – comentó Fuutarou. – Ese es un pez cola de abanico, se distingue por su aleta caudal doble con forma triangular desde atrás.
- ¿Y qué tal ese de allá? – preguntó Ichika.
- Es un pez escama de perla, se le llama así por la forma semiesférica y color blanco brillante de sus escamas. – explicó el chico.
- Vaya, se nota que los conoces muy bien. – comentó Ichika. – Apuesto a que Itsuki-chan lo encontraría muy interesante, deberíamos traerla aquí alguna vez.
El paseo por el túnel no era la gran cosa; se limitaba mayormente a Ichika preguntándole a Fuutarou sobre los peces que veían, y el chico haciendo gala de su conocimiento enciclopédico sobre ellos. Otras chicas podrían encontrar esto aburrido, pero la Nakano mayor se notaba genuinamente interesada. Aunque quizás fuese más por estar interesada en él que en los peces propiamente dichos.
- Este túnel es increíble, casi se siente como si estuviéramos debajo del mar, ¿no crees? – preguntó Ichika.
- Si estuviéramos bajo el mar habría menos iluminación por la profundidad. – señaló Fuutarou.
- ¿Es en serio? ¿No te gustaría comprobarlo de primera mano?
El chico le dirigió una mirada. La Nakano no dejaba de sonreírle coquetamente, pero no era la sonrisa juguetona que usaba para bromear. Aun con la escasa iluminación podía notar que era una sonrisa genuina y que la oferta podía ir en serio.
- Si alguna vez vamos de vacaciones, podríamos ir a algún lugar donde podamos bucear. – dijo Ichika. – A mí me encantaría bucear contigo en un arrecife.
- Eso… no suena del todo mal. – admitió él.
La mención sobre lo de ir a bucear le hizo acordarse momentáneamente de Yotsuba. Por lo que supo, el club de natación se la había llevado a un hotel cerca de la piscina olímpica para quedarse la noche antes de la competencia. No pudo evitar preguntarse si se encontraría bien, y lamentaba un poco no poder ir para apoyarla.
- "No pienses en eso." – pensó. – "A Ichika no le haría gracia."
Aunque no surgió el tema, en las notas que le hizo tomar su padre estaba en un apartado de consejos menores "nunca mencionar a otras chicas". Técnicamente ya lo había roto al mencionar a Yotsuba, pero supuso que eso no contaba, ya que era su amiga después de todo. De cualquier manera, Ichika debía ser su centro de atención, y él debía hacerlo para mantenerla contenta.
Con eso en mente, continuaron el recorrido por el túnel y subieron hacia la parte superior, donde estaba a punto de iniciar el espectáculo de los delfines. A Fuutarou no le agradó la idea de tener que sentarse entre las filas bajas, donde estaba más al alcance para un salpicón, pero Ichika insistió y se vio forzado a complacerla. Y efectivamente, la Nakano pudo reírse muy a gusto cuando los cetáceos llegaron a donde estaban ellos y les echaron algunos chorros de agua encima. No parecía nada molesta porque le mojaron su atuendo.
Afortunadamente, tras el espectáculo los empleados del lugar los llevaron al área de secadores para que no se fueran con las ropas húmedas, cosa que el chico Uesugi agradeció. Fuera de ese pequeño salpicón, la visita al acuario resultó bastante placentera para los dos.
- Uff, eso fue muy divertido. – dijo Ichika. – ¿A dónde vamos ahora?
- Creo que es justo que tú elijas ahora. Sabes que tenemos muchas opciones, ¿no?
- Hmm, decisiones, decisiones… – dijo pensativa la hermana mayor. – Bueno, creo que Yotsuba no me perdonaría si dejo que descuides tu entrenamiento físico.
- Pero no hay un gimnasio en esta área. – señaló Fuutarou.
- No, pero sí hay lo segundo mejor. – dijo la chica. – ¿Has patinado sobre hielo alguna vez?
Fuutarou sintió que le daba un tic en el ojo. ¿Patinar? Nunca en su vida lo había intentado. Ya empezaba a imaginarse cayendo sobre su trasero al no saber equilibrarse sobre los patines.
Y seguramente, a juzgar por la sonrisa maliciosa de Ichika, ella también había tenido esa imagen en su cabeza. Él y su bocota: tenía que cederle elegir la siguiente parada, ¿verdad?
…
La idea de Ichika de hacer un "entrenamiento físico" parecía enfocarse en "reforzar la retaguardia". Si eso era lo que hacían las caídas constantes del chico sobre sus sentaderas sobre la pista de hielo.
Su único consuelo era que al menos había poca gente en ese momento, y la mayoría estaban muy ocupados en su propio patinaje para prestarles atención.
- Vamos, Fuutarou-kun, de pie. – dijo Ichika. – Puedes hacerlo mejor que eso.
- Esto es ridículo. – dijo él, tratando de apoyarse sobre sus manos, solo para irse de nuevo de sentón.
Ichika entonces le ofreció la mano para ayudarle a levantarse, y él la aceptó a regañadientes. Apenas había aprendido a pararse inmóvil sobre los patines, pero al intentar moverse siempre terminaba cayéndose de una forma u otra.
- Mira, esto no es tan difícil como piensas. – dijo la Nakano, dándose la vuelta. – Aunque si sigues teniendo dificultades, pues sujétame de la cintura y yo te llevaré.
- ¿Perdiste la razón? Eso sería muy embarazoso. – protestó él.
- ¿Más que todas las veces que llevas cayéndote?
Él quiso replicar, pero no fue capaz de hacerlo, y la Nakano volvió a reírse. Como le encantaba avergonzarlo; por eso en ocasiones dudaba de si realmente iba en serio con él.
- Está bien, si prefieres, puedes sujetarme por los hombros. – sugirió la chica. – Todo lo que tienes que hacer es fijarte cómo muevo los pies para patinar, y el resto será muy sencillo. Confía en mí.
Suspirando, Fuutarou dudó un momento, pero terminó cediendo e hizo lo que le dijeron, y colocó las manos sobre los hombros de Ichika. La muchacha pareció estremecerse momentáneamente, pero no le dio importancia, y de inmediato comenzó a patinar "remolcándolo" a él. Algunos de los que estaban por allí se rieron, ya que había algunos niños de la edad de Raiha que sabían patinar mejor que él.
De cualquier modo, el chico puso atención a como se movía Ichika. En vez de tratar de desplazar los pies hacia adelante, lo hacía abriéndose hacia su lado respectivo, en un pequeño vaivén de izquierda a derecha, y en lugar de pisar con fuerza, solo dejaba que sus patines se deslizaran suavemente sobre la superficie.
Después de avanzar hasta llegar a una de las paredes que delimitaban el borde de la pista, la chica se dio la vuelta para encararlo.
- ¿Ya lo ves? Ahora relájate, e inténtalo tú solo.
- De acuerdo. – respiró profundamente. – Aquí voy.
Ahora sin Ichika, intentó imitar los movimientos tal como lo vio antes, deslizándose a la derecha y luego hacia la izquierda. En unos segundos, poco a poco empezaba a agarrarle el hilo, y se dio cuenta que no era tan difícil después de todo. Hasta sintió que quería ir un poco más rápido.
- Vaya, esto es más divertido de lo que pensé. – dijo sin poder evitar sonreír.
Dio un par de vueltas y luego regresó donde estaba Ichika, que sonrió con satisfacción y aplaudió al ver su progreso. En ese momento, en los altoparlantes de la pista comenzó a sonar algo de música, que captó la atención de la Nakano mayor.
- Oye, esa canción…
- ¿Qué con ella? – preguntó él. No era de escuchar música, así que no sabía qué tendría de especial.
- Nada, solo que… – Ichika se detuvo, como si de pronto se le ocurriera algo, y le sonrió coquetamente, tomándolo de la mano. – ¿Quieres bailar?
- ¿Qué? ¿Aquí, con los patines puestos? – preguntó él. – Pero si apenas acabo de aprender como andar con ellos.
- Oh, vamos. No tienes que preocuparte. – aseguró ella, cogiendo la otra mano de él con la suya. – Tómalo como compensación, ya que no pudiste hacerlo en la fogata.
- Pero...
- Tranquilo. Déjamelo todo a mí, yo te guiaré.
No era como que tuviera opción, y ella finalmente lo arrastró hacia un rincón más despejado de la pista, lejos de los demás patinadores. Ya que ella le dijo que lo "guiaría", simplemente se quedó tranquilo y dejó que Ichika hiciera todo.
La canción no era exactamente un vals lento, así que Ichika lo hacía dar vueltas bastante rápido. No era la gran cosa, pero de alguna manera él también lo estaba disfrutando pese a solo estar dejándose llevar.
Durante los siguientes minutos se quedó mirando fijamente a la chica, que se había levantado las gafas para mirarlo frente a frente. Ichika no había dejado de sonreírle todo el tiempo, y aún sin decirle ni una palabra era como si intentara transmitirle algo. ¿De verdad ella gustaba de él de ese modo?
Le costaba un poco creerlo; él era un nerd impopular obsesionado con los estudios, mientras que ella era una chica atractiva y con aspiraciones de convertirse en actriz (y sabía que le estaba yendo bien en ello). Y sin embargo allí estaban, juntos en una cita, y ella parecía sentirse muy a gusto con él. Seguramente tendría muchos pretendientes más apuestos, atléticos o sociables que él.
Y aunque no lo dijera de dientes para afuera, él también se estaba sintiendo muy a gusto con ella. Si estar con Yotsuba ella irradiaba energía que se le contagiaba, Ichika le inspiraba una sensación de querer relajarse y olvidarse del mundo por un rato. Una sensación diferente, pero similarmente agradable.
- "¿Por qué la comparo con Yotsuba?"
Bueno, quizás eso fuera inevitable; después de todo eran hermanas quintillizas. Era lógico que todavía compartieran similitudes entre sí a nivel genético, pero cada una era su propia persona. Aun así, luego de pasar tanto tiempo con Yotsuba, pudo conocerla lo suficiente como para convencerse de que ella solo lo veía como un buen amigo, y eso para él estaba bien. Sinceramente no se imaginaba saliendo con alguien como ella. Seguramente ella se aburriría de él tras algunos meses.
Ichika, por otro lado, sí había hecho su interés en él bastante obvio. Incluso siendo como era, ella no había dejado de coquetearle, y aunque él al principio creía que era solo por jugar y burlarse, la frecuencia con la que lo hacía terminó por hacer mella en él. Después de todo, ¿qué chico de su edad no se sentiría halagado por atraer la atención de una belleza como ella? Porque sí, admitía que ella y todas sus hermanas eran muy hermosas.
- Oye, Ichika…
- ¡Abran paso, cuidado!
La advertencia vino demasiado tarde, pues un pequeño tren que parecía compuesto por un padre con sus hijos le llegó por un lado y chocó contra él por accidente, separándolo de Ichika.
- Oh cielos, lo sentimos, de verdad. – se disculpó el padre. Iban demasiado rápido para frenar o girar a tiempo.
Ichika rápidamente patinó hacia donde estaba él, y se arrodilló para ayudarlo a girarse. – ¿Estás bien?
- Auch. Creo que me doblé algo.
- Oh, no, ¿tu pierna de nuevo? – exclamó Ichika preocupada. – ¿Te volviste a lastimar?
- No, descuida. – le dijo, frotándose la cadera por el lado derecho. – Falsa alarma. ¿Me das una mano?
Alargó la mano hacia Ichika, que le dio el tirón para ayudarlo a ponerse de pie. No obstante, la pelirrosa no midió bien la fuerza y sin querer él se le fue encima, perdiendo ambos el equilibrio cayendo en una posición… bastante comprometedora.
Las risas y jadeos de los mirones no se hicieron esperar, y él sintió que su rostro se enrojecía tanto que seguramente podría derretir el hielo si lo tocaba con él.
- Lo… siento. – dijo él, tratando de apartarse, pero lo que hizo fue aplastarle el estómago con el suyo propio.
- Auch… Fuutarou-kun, todavía es muy pronto para eso, qué pena. – dijo Ichika, riéndose entre avergonzada y divertida.
- ¡No lo empeores! – dijo él, entre ordenando y suplicando.
Él se apartó para que ella pudiera pararse, pero en ese instante se percataron de que, en el empujón, Ichika había perdido su boina y las gafas. Y no fueron los únicos que lo hicieron, ya que en ese momento la gente empezó a hablar.
- Oigan, ¿esa no es Ichika Nakano?
- ¿La joven actriz? ¡Sí, es ella!
- ¡Aaaahhh! ¡Soy su admirador!
- Oh-oh… Fuutarou-kun, creo que tenemos problemas.
Inmediatamente toda la gente se le fue encima a Ichika, abordándola para pedirle autógrafos o tomarse fotos con ella. La chica aceptó un poco a regañadientes, tratando de abrirse paso mientras Fuutarou aún intentaba ponerse de pie por sus propios medios. Le llevó varios intentos lograrlo, pero finalmente lo consiguió y se deslizó como pudo hacia la multitud, interponiéndose entre ellos para darle tiempo de recoger sus gafas y boina.
- ¡Muy bien, ya basta! – exclamó. – Si no les molesta, ella viene conmigo, ¿está bien? Ichika, vámonos.
Y sin decir ni una palabra, la agarró de la muñeca y patinó hacia la entrada, en medio de las protestas de los mirones, que claramente querían seguir pidiéndole autógrafos o verla. Si había sido descubierta sabía que era mejor alejarse de allí rápidamente.
Ya fuera del hielo, ambos se quitaron los patines. Pese a que todavía técnicamente les quedaban quince minutos de lo que habían pagado, el chico Uesugi pensó que era mejor retirarse para evitar problemas, pues lo menos que quería era provocar una escena, o peor, algún escándalo que pudiese arruinar la carrera de actriz de Ichika.
- Lo siento, pero creo que es mejor irnos. – dijo Fuutarou. – Perdón por… haberte agarrado tan bruscamente.
- Descuida. – dijo ella sin dejar de sonreír. – Estaba tan nerviosa que no sabía qué hacer, así que gracias por sacarme de allí. Fue muy… varonil de tu parte.
Fuutarou arqueó una ceja ante la palabra "varonil". Eso fue extraño; meses atrás no se habría atrevido a hacer algo así. ¿Por qué ahora se había sentido impulsado a hacer eso? ¿Era porque sabía que Ichika podría tener problemas, o había algo más allí?
De cualquier manera, ahora les tocaba continuar la cita en otro lado. Una pena, pues la patinada sobre hielo estaba empezando a resultarle divertida.
…
Habiendo salido de la pista de patinaje, Fuutarou e Ichika dieron varias vueltas en busca de otro lugar donde continuar su cita. Por el camino pasaron frente a una piscina interior, e Ichika pareció tentada a arrastrarlo allí, pero él dijo que el invierno no parecía la mejor época para ir a nadar, al menos no para él.
- Es cierto. Mejor deberíamos venir durante las vacaciones de verano. – dijo Ichika. – Tal vez podamos venir todos juntos, ¿no te gustaría?
- Supongo que… no estaría mal. – replicó él, ruborizándose ligeramente al entender la implicación.
- Oh cielos, ¿eso es todo lo que puedes decir? – dijo Ichika, haciendo un ligero puchero. – ¿Es que no te ilusiona la idea de ver a cinco bellezas en traje de baño?
- Con una de ustedes sería suficiente.
Tardó un par de segundos en darse cuenta de lo que acababa de decir, y que también sus ojos involuntariamente se habían fijado en el pecho de Ichika. Por desgracia, esto no pasó desapercibido para la Nakano mayor, que entrecerró los ojos y sonrió maliciosa, haciéndolo sonrojar todavía más.
- Eres un chico travieso. Bueno, a mí no me molestaría enseñarte lo que hay debajo.
Él solo desvió la mirada ante la insinuación. Se abstuvo de mencionar que, si quería ver a una de ellas en traje de baño, podría ir simplemente a la competencia de Yotsuba con el equipo de natación. No era que no quisiera ir, pero sabía que iba a ser fuera de su distrito y para llegar tendría que faltar a clases (algo que no quería hacer).
Al final, los dos se detuvieron en un bar de karaoke que abría temprano. Parecía tan buen lugar como cualquiera, y él terminó aceptando luego que ella le recordó que se lo debía de la fiesta de Navidad, ya que cuando sacaron el karaoke él se negó a cantar y se quedó con las ganas de oírlo.
- Oye, voy al tocador un momento. ¿Puedes elegirme una canción mientras tanto?
- ¿Así al azar? – preguntó él.
- Será más divertido. – replicó ella, antes de abandonar la sala.
Fuutarou empezó a darle vuelta al repertorio. Ichika parecía tener mucha confianza en sí misma si quería que le eligiera una canción al azar. En cuanto a él, no era que no supiera cantar, sino que simplemente se sabía de memoria muy pocas canciones.
- Veamos, "La tesis del ángel cruel", "Arco y flecha carmesí",… ah, "Quiero ser tu número uno", veamos qué te parece esta.
Habiendo ya elegido la canción, la colocó en el reproductor, poniendo pausa mientras esperaba a Ichika para poder comenzar. La susodicha llegó apenas un minuto después, pero el chico se llevó una sorpresa de ver cómo estaba vestida.
- ¡Gracias por esperar!
Fuutarou se quedó momentáneamente tieso al verla con un vestido chino estilo Qipao, de color amarillo sin mangas, y con un escote en forma de diamante. Ichika además estaba posando deliberadamente para que el corte inferior expusiera totalmente su pierna izquierda hasta donde podría ser considerado "no-indecente".
- ¿Qué tal? En la entrada están rentando disfraces para hacer cosplay, y pensé en probarlo. ¿Te gusta?
- Se… se te ve bien. – dijo él, tratando de no mirar de más.
- Cielos, Fuutarou-kun. – La chica se inclinó para deliberadamente ponerle el escote a la altura de los ojos. – Que no te dé pena, puedes mirar lo que gustes. Aunque sin tocar, obviamente.
La chica le guiñó el ojo y se subió a la tarima con el micrófono, mientras él ponía el reproductor. La hermana mayor de las Nakano de inmediato empezó a cantar, mientras él se quedaba sentado escuchando y mirando atentamente.
Durante la fiesta de Navidad cuando sacaron el karaoke Ichika cantó un par de veces, y Fuutarou tuvo que admitir que en realidad lo hacía muy bien, al menos cuando se sabía la letra. Todo lo contrario de Yotsuba, ya que esta última cantaba peor que uñas en un pizarrón. Y pese a que eligió la canción al azar, Ichika parecía sabérsela de memoria.
No contenta con presumir sus dotes para el canto, la Nakano mayor ocasionalmente decía "voy al tocador", solo para regresar luego con otro disfraz. Entre los que eligió estaban un uniforme de policía de tránsito (que hasta incluía unas esposas colgadas del cinturón), y luego otro de enfermera traviesa. Pero ninguno se podría haber comparado con el último: un disfraz de conejita que por poco lo hizo irse para atrás en el sillón, y ella se rio al ver su rostro sonrojado.
- Oh, descuida. Esto cubre más que un traje de baño, Fuutarou-kun. – le dijo divertida.
Sí, era muy fácil para ella decir eso, pero incluso así, ese disfraz dejaba poco a la imaginación. Después de todo, marcaba todas las curvas en los lugares perfectos aún mejor que la ropa de entrenamiento que usaba Yotsuba en el gimnasio, y eso era mucho. A raíz de eso, le costó más trabajo poner atención a las canciones ya que estaba demasiado distraído mirándola a ella.
Seguramente eso era lo que ella quería, después de todo le dijo que podía mirar todo lo que quisiera. Él pensaba que seguramente podría haber triunfado como cantante si hubiese elegido eso en lugar de actuación.
- Bueno, eso fue divertido. Ahora, creo que tú me debes al menos una canción. – le dijo bajándose de la tarima para entregarle el micrófono.
- Lo haré solo si me prometes no grabarme ni fotografiarme. – dijo él. – Te advierto que no soy exactamente un cantante.
- No creo que seas peor que Yotsuba. – insistió Ichika. – Y ya que me lo pides amablemente.
Ichika apagó su teléfono a modo de compromiso, y con eso Fuutarou se dirigió hacia el reproductor para elegir la canción. Entre las pocas que se sabía de memoria estaba la versión en inglés de "Am I Blue?", así que decidió elegir esa. Para efecto dramático, Ichika decidió apagar las luces de la sala dejando solo el reflector sobre la tarima encendido, lo que lo puso aún más nervioso ya que casi se sentía como si estuviera encima de un escenario.
- "Al diablo, solo hazlo y termina con esto." – pensó.
Al empezar las notas, decidió cerrar los ojos antes de soltar la primera línea de la letra, haciendo su mejor esfuerzo de poner voz de barítono. Cuando los abrió de nuevo, aún con las luces apagadas, notó que la sonrisa de Ichika era reemplazada por una mueca de asombro. Claramente no era lo que ella se esperaba.
Tomando ventaja de eso, y ya que ella no se estaba burlando de él, después de la primera línea fue más fácil continuar con el resto de la canción. Todo el rato Ichika permaneció estática, y no dijo ni una palabra; estaba claramente demasiado absorta disfrutando del espectáculo.
Fueron los cuatro minutos más tortuosos de su vida, pero por fin terminaron una vez que el reproductor se detuvo. Ichika tardó unos segundos en darse cuenta que debía volver a encender las luces y comenzó a aplaudir.
- ¡Bravo, Fuutarou-kun! Qué escondido te tenías ese talento.
- Ah, no es la gran cosa. – dijo él. – No vayas a decírselo a nadie, ¿quieres?
- ¿Bromeas? No puedo creer que lo hayas dejado pasar durante Navidad. Podrías ser todo un ídolo si quisieras.
Fuutarou solo se encogió de hombros, y estuvo a punto de bajarse de la tarima, pero Ichika lo detuvo empujándolo con la punta de sus dedos.
- Ah-ah, ¿a dónde crees que vas? Aún nos queda tiempo para una canción más, y luego de escucharte, creo que mínimo me debes un dueto.
- ¿Dueto? No juegues, apenas sí puedo valerme en un solo, muchas gracias.
- Fuutarou-kun… – Ichika hinchó los cachetes mirándolo fijamente. – Si no aceptas le voy a decir a todos sobre tu talento oculto.
- No serías capaz.
- Pruébame.
Los dos se miraron fijamente. Por un momento parecía que estaba teniendo otro concurso de miradas como aquel con Itsuki en el hospital, ya que la hermana mayor no quería dar su brazo a torcer.
Sin embargo, al cabo de un minuto o algo así, pareció cambiar su estrategia, ya que su expresión se tornó en una mirada de ojitos tiernos que podría haberle hecho competencia a la de Raiha. Ese fue un golpe bajo; la muy bribona sabía perfectamente que contra eso él no tenía defensa.
- Por favor, Fuutarou-kun. ¿No podrías hacerme ese pequeño favor?
En otras circunstancias podría haberse negado (si bien con dificultad), pero la lista de reglas de su padre volvió a la carga, recordándole que "Debes complacer a tu chica en todo lo que te pida, siempre que esté a tu alcance". Resignado, suspiró.
- Una sola. Será solo una canción a dueto, y nos vamos. ¿Está bien?
Ichika sonrió y los dos fueron al reproductor en busca de la canción. Como no podía ser de otra manera, la Nakano deliberadamente eligió una canción de amor bastante cursi (llamada "Si me amas como soy"), pero era la única que él se sabía la letra lo suficiente para poder acompañarla apropiadamente. El chico dio gracias que tuvieran una sala privada y que nadie más los pudiera ver.
No obstante, al pasar de la primera estrofa y en el segundo coro, de pronto el chico se dio cuenta que no le resultaba tan difícil. Incluso, una parte de él se deleitaba cuando Ichika cantaba sus líneas; así de talentosa era la muchacha. Y si bien él trataba de evadir un poco el contacto visual, ella no dejaba de mirarlo, y eso le daba una sensación muy extraña.
No podía negarlo; realmente lo estaba disfrutando más de lo que admitiría de dientes para afuera. Era una buena compañera de dueto, eso era innegable.
Una vez que terminó la canción, Ichika se le acercó y le sonrió cálidamente. Normalmente ya estaba habituado a ella y a sus hermanas, aunque en esta ocasión el disfraz de conejita hacía que fuese más difícil concentrarse en mirarla a los ojos.
- Ha sido una cita increíble, de verdad. – le dijo. – En serio, muchas gracias por haberme invitado. Y también por… compartir ese talento oculto tuyo conmigo.
- Recuerda el trato, no le dirás a nadie sobre eso. – replicó severamente Fuutarou.
- Oye, ¿en serio me crees capaz? – replicó Ichika, sintiéndose ofendida. Aunque su expresión de inmediato cambió a una sonrisa algo melancólica. – Bueno, diré que me siento un poco mal por guardármelo solo para mí. Estoy segura que a las demás también les encantaría oírte cantar alguna vez.
Fuutarou le lanzó una mirada severa, y ella se rio nerviosa, poniéndose en modo "era broma", lo que afortunadamente le calmó sus temores. Definitivamente no tenía ganas de volver a sacar a relucir ese "talento oculto" suyo en un largo, largo tiempo.
- Cielos, qué tarde es. – dijo Ichika mirando el reloj. – Siento que el tiempo se fue volando, como quisiera seguir un poco más.
- Todavía tenemos tiempo de ir por un café, si quieres. – sugirió él.
- Jeje, eso estaría bien. – replicó ella. – Si quieres puedo pagarlo yo. Tú ya pagaste todo lo demás, después de todo.
Fuutarou accedió. No era que no pudiese pagar el suyo, pero la verdad sí se había quedado algo corto después de todo ese día. Dicho eso, todo había valido la pena; la había pasado bien, e Ichika se veía realmente contenta.
Nada mal para la primera vez que invitaba a una chica a salir con él, si se permitía decirlo.
Al atardecer…
El día ya tocaba a su fin, y la última parada era una cafetería cerca de la estación de trenes. Tal como sugirió él, decidieron tomarse un café antes de volver a casa, y pidieron una taza de moca cada uno, con chocolate negro para Fuutarou y canela para Ichika.
Mientras aguardaban, decidieron conversar sobre los eventos de la tarde. Ella le preguntó si se había divertido, y él le dijo que sí, salirse de la rutina le había sentado muy bien. Si veía el lado positivo, había aprendido a patinar sobre hielo (aunque todavía le dolían un poco las sentaderas por las veces que se cayó), y el paseo por el acuario fue relajante (descontando el salpicón que le hicieron los delfines). Incluso el bar de karaoke fue divertido, pues no cualquiera tendría oportunidad de ver a una chica atractiva con esos atuendos y cantando en privado.
En general, fuera de pequeños detalles, había sido un buen día, y no le importaría repetirlo.
- Me cuesta creer que realmente no hayas invitado a alguien una cita antes, Fuutarou-kun. – dijo ella. – Para ser tu primera vez, parecías conocer bien tu camino.
- Bueno… tengo mis recursos. – dijo él. Obviamente no iba a mencionarle nada de la lista de reglas de su padre, ella no necesitaba saberlo.
- En verdad me divertí mucho. – prosiguió Ichika, sin dejar de sonreír. – Si te soy sincera, salgo a menudo con mis hermanas, o con mis amigas, pero de salir con un chico… debo confesar que hace mucho que no lo hacía, hasta que te conocí.
- ¿De verdad?
- Así es. Creo que la última vez fue en secundaria, y fue una cita mixta, ya sabes, a ver si nos presentaban a alguien. – Ichika sonrió coquetamente, mientras le ponía la mano sobre la suya. – Deberías sentirte honrado, ¿sabes?
Fuutarou se sonrojó por el comentario, captando la insinuación. Él podía ser muchas cosas, un solitario, asocial y con pocos amigos, pero ciego no era una de ellas. En este punto ya podía darse cuenta que el interés que Ichika tenía por él era genuino, y si al igual que con Yotsuba pudo apreciar sus cualidades, ¿qué le impedía darse una oportunidad con ella?
- "Ichika es una buena muchacha. Tal vez… debería invitarla a salir alguna otra vez."
Sonrió de lado momentáneamente. Quizás podría ofrecerle una segunda cita a cambio de que ella mantuviera su palabra de no revelar su "talento oculto" a nadie. Después de todo ni siquiera su familia sabía de ello y prefería mantenerlo así.
- "Ja, ni falta que hace. Apuesto a que ella se encantaría de tener un secreto solo entre ambos."
Pero no quería tomarse las cosas tan deprisa. A pesar de haber pasado una tarde muy agradable con ella, prefería tal vez salir con ella "como amigos" un par de veces más, conocerla mejor y, si se sentía a gusto, tal vez tomar el siguiente paso.
- ¡Gracias por esperar! – dijo la camarera trayéndoles su orden. – Un moca con chocolate negro y otro con canela. ¡Que lo disfruten!
Los dos agradecieron y en cuanto se fue cada uno tomó su taza. La bebida caliente les venía de maravilla durante esos meses fríos, y aunque Fuutarou quería bajársela de un solo trago, decidió tomarse su tiempo para degustarla.
Sin embargo, a mitad de un trago, su mirada se desvió hacia la ventana del café, y afuera vio una chica que se topaba con un chico y se saludaban uno a la otra. Al principio pensó "seguramente en su propia cita" y no les dio importancia, hasta que vio la cara de la chica a través del cristal… y le pareció familiar por alguna razón.
- ¿Pasa algo, Fuutarou-kun?
Tardó un par de segundos en reaccionar a Ichika, que lo veía con su propia taza en la mano.
- No es nada, solo me pareció que…
Ichika miró por encima del hombro, y fue que notó a la pareja que estaba fuera del café. Fuutarou mantuvo la mirada fija en ellos mientras se sentaban a dos mesas de ellos, y la chica le siguió pareciendo bastante familiar.
- Un segundo… esa chica es del club de natación. – dijo en voz baja.
- ¿Cómo dices? – preguntó Ichika.
Sí, no podía equivocarse. Se trataba de Mizumachi, una de las que vinieron a buscar a Yotsuba el otro día. Si se suponía que el club estaba a punto de tener su competencia, ¿qué estaba haciendo aquí? ¿No debería estar con sus compañeras?
Cuando la camarera les tomó la orden, Fuutarou le hizo una seña a Ichika para que se movieran a la mesa contigua discretamente. Tenía un mal presentimiento sobre ella y no podía sacudírselo. Ichika también parecía compartirlo y obedeció su petición sin chistar, y los dos se sentaron aprovechando que estaban de espaldas a ellos.
- Gracias por invitarme, de verdad no sabes cómo te quiero. – dijo Mizumachi con tono meloso.
- Oye, haría lo que fuera por ti. – replicó el chico. – Pero oye, ¿está bien que salgamos hoy? Después de todo tu equipo tiene una competencia mañana, ¿no?
- Ah, podrán arreglárselas sin mí. Tenemos el reemplazo perfecto después de todo.
Fuutarou e Ichika intercambiaron miradas. Su corazonada parecía estar correcta después de todo. Ambos aguantaron la respiración para seguir escuchando.
- En serio, esa chica Nakano es una atleta increíble. ¡Superó nuestros récords en todos los estilos! Es una pena que sea más más tonta que un ladrillo.
De nuevo, el chico Uesugi y la Nakano mayor volvieron a mirarse, esta vez con el ceño fruncido. Si bien había algo de verdad en lo que decía Mizumachi, no les gustó que hablaran de Yotsuba así a sus espaldas. Pero lo peor de la conversación estaba por venir.
- Y además es una ingenua; basta con que le digas "necesito tu ayuda" y acudirá sin dudarlo. Gracias a ella tendremos el pase a las nacionales asegurado, y no tendré que mover ni un músculo para hacerlo.
- Oye, pero me cuesta creer que alguien pueda ser así de tonta. – dijo el chico.
- Oh, descuida, fue solo cuestión de elaborar bien el plan. Verás, ella tiene a este idiota rondándola todo el día. Creo que le da clases particulares o algo. El punto es, con él cerca sería muy difícil a menos que fuese una emergencia real. Es decir, si alguien estaba demasiado lesionado o enfermo para competir.
Fuutarou apretó los puños. No porque ahora lo estaban insultando a él (podía lidiar con eso), sino por las implicaciones. Sabía lo que vendrá después, pero aun así resultó muy duro de tragar cuando escucharon lo que siguió.
- Como sea, el plan fue muy simple. Solo tuve que convencer a Makio de fingir que se torció el tobillo y no se recuperaría a tiempo para la competencia. Ella es la peor de todas así que no es una gran pérdida. Pero al ver lo buena que era Nakano, supe que podía dejarlo en manos de ella y tomarme un merecido descanso. Así que llamé diciendo que me enfermé de fiebre y no podré ir con ellos.
- ¿Y no te preocupa que se robe tu titularidad? – dijo el chico.
- ¿Por qué iba a importarme? Entré en el club de natación para estar en forma y verme bien, ¿o no? "Nuestro sueño de ir a las nacionales", ¡ja! La muy ingenua se creyó ese cuento, no tienes idea.
Esa palabra fue la gota que derramó el vaso para Fuutarou. No supo por qué, pero algo en su interior en ese momento se encendió de la rabia. Simplemente no podía soportar que alguien se aprovechase de ese modo de la buena voluntad de Yotsuba. ¿Quién se había creído esa chica?
- ¿Es cierto lo que estás diciendo? – le dijo, mientras se paraba frente a la mesa. Mizumachi y su novio/acompañante lo miraron con recelo, y ella tardó unos segundos en reconocerlo.
- ¿Uesugi-kun? ¿Qué estás haciendo aquí?
- Podría hacerte la misma pregunta. – dijo él. – ¿Así que te escaqueas tus deberes con el club de natación para salir con tu novio? Qué admirable dedicación.
- Oye, amigo, ¿tienes algún problema con eso? – preguntó el acompañante de Mizumachi, poniéndose de pie, a la misma altura que Fuutarou. – Lo que ella haga o deje de hacer no es asunto tuyo.
- No estoy de acuerdo en eso. – intervino Ichika, acercándose también.
- ¿Y tú quién eres, su novia? – preguntó Mizumachi. – ¿Acaso tienes algo en contra nuestra?
- No personalmente. – Ichika se quitó su boina y gafas para revelar su rostro.
Al principio no le dieron mucha importancia, hasta que Ichika sacó de su bolso una peluca naranja corta, y luego cogió su bufanda y la anudó alrededor de su cabeza, de una manera similar al lazo de Yotsuba. Fuutarou se habría preguntado por qué tenía esa peluca, pero otras cosas urgían de momento, así que lo dejaría para después.
Mizumachi y su acompañante se miraron extrañados por un momento, hasta que la realización golpeó a la primera. Fuutarou supo lo que debía estar pasando por su cabeza en ese momento; seguramente estaría preguntándose cómo era que el rostro de Yotsuba estaba frente a ella en ese momento.
- ¿N-Nakano-san? P-pero si tú estás con el…
- ¿Sorprendida? No soy la que conoces, pero como verás, compartimos cierta semejanza de familia entre hermanas.
Aunque lo dijo con un tono educado y tranquilo, digno de una hermana mayor responsable, algo en sus palabras hizo que a Fuutarou le dieran escalofríos. La chica emitía la misma aura que él solía emanar cuando alguien se metía con su pequeña hermana y él iba a darle su merecido. Y parecía ser que Mizumachi y su acompañante lo habían percibido de esa manera.
Ayudaba también que, a excepción de los que fueron al viaje escolar con ellos, muy pocos en la escuela sabían que Yotsuba tenía hermanas quintillizas, y casi todos los que lo sabían estaban en su mismo año. Eso sin duda debía haber dejado una mayor impresión.
- De cualquier manera, si escuché bien, ¿tú decidiste no presentarte a la competencia para hacer que mi hermana lleve el peso? – prosiguió la hermana mayor.
- ¿Y eso qué te importa? – dijo Mizumachi. – Me he sacrificado mucho por el club de natación. Me merezco un descanso.
- Eso no es una excusa. – dijo Fuutarou en tono severo. – Me pregunto, ¿el resto de tu club estará enterado de lo que estás haciendo? ¿Qué pensarán de ti ahora?
- Tch, oh vamos. – Mizumachi le restó importancia. – Todas estamos en nuestro último año, el club será disuelto de todos modos cuando nos graduemos. Pero si vamos a las nacionales se verá mejor en nuestro historial, obviamente, ¿qué tiene de malo?
Fuutarou estuvo a punto de írsele encima para reclamarle de nuevo, pero su acompañante se interpuso entre ambos.
- Oye, oye, amigo. Si tienes un problema con mi chica, primero tendrás que pasar por mí.
- ¿Eso quieres? – Fuutarou no se dio cuenta de que estuvo a punto de alzar el puño, hasta que sintió una mano agarrándole suavemente la muñeca. Volteó a ver y miró el rostro de Ichika, que negó con la cabeza.
- Mejor vámonos, Fuutarou-kun. No vale la pena armar una escena.
El chico Uesugi por un momento sintió la tentación de decir algo como "me sentiré mejor", pero finalmente accedió. Habiéndose terminado ya sus mocas, Ichika dejó algo de propina en la mesa y los dos se retiraron del local, antes que la camarera o el resto del personal fuesen a llamar a la policía.
Aun así, lo que había escuchado lo había dejado muy irritado, y no podía sacárselo de la cabeza. Yotsuba era su amiga, y no soportaba que alguien sin escrúpulos se aprovechase de su buena voluntad y disposición a ayudar a los demás.
…
Fuutarou no se atrevió a decir una palabra hasta que ya estaban a un par de cuadras de la cafetería. Había mucho que quería decir, pero primero, tenía que hacer una pregunta específica.
- Hey, sobre esa peluca… ¿por qué la llevas contigo?
Ichika sonrió, y entonces le mostró el contenido de su bolso, revelando que tenía algunas cosas más, específicamente más pelucas que coincidían con las longitudes y colores de cabello de sus hermanas, al igual que sus accesorios.
- Es una buena forma de despistar a mis fans. Solo tengo que convertirme en una de mis hermanas, y con eso puedo escaparme.
De acuerdo, eso tenía sentido. Ser quintillizas idénticas definitivamente tenía sus ventajas. Sin embargo, ellos todavía tenían otro asunto entre manos.
Ya en la estación mientras aguardaban el tren, ambos intentaron llamar por teléfono a Yotsuba, pero no recibieron respuesta alguna durante un rato. Y cuando finalmente contestaron, Ichika se llevó una desagradable sorpresa cuando la que contestó fue Itsuki: al parecer en sus prisas Yotsuba había dejado el celular en el apartamento, lo que los había dejado sin manera de contactarla para decirle lo del engaño.
- Grandioso. – suspiró Ichika. – ¿Ahora cómo vamos a decirle?
- No podemos saber en dónde se está hospedando. Creo que la única forma sería interceptarla en el lugar donde será la competencia.
Él sabía que la única piscina olímpica en su distrito estaba cerca de la estación Kanayama, por lo que estaba seguro que allí sería el lugar. El problema era, que si iba para allá tendría que faltar a las clases de la tarde, y eso era adiós a su récord de asistencia perfecto.
Bueno, técnicamente, ya estaba manchado por su estadía en el hospital, pero aún así, se sentía muy tentado hacer esta excepción, por una buena causa.
- Pero no tiene sentido ir hoy, si la competencia es mañana. Además, ya es muy tarde.
Era cierto, ya era demasiado tarde y tenían que volver a sus casas antes del anochecer. Detestaba admitirlo, pero no había nada que pudieran hacer hoy después de todo.
- Oye… lamento que nuestra cita se haya arruinado al final. – se disculpó Fuutarou.
- ¿Qué dices? Eso no fue culpa tuya. – aseguró Ichika. – Yo también me siento muy molesta, de que se aprovechen de mi hermanita de ese modo, y no puedo quedarme sin hacer nada.
- Sí, pero ¿qué podemos hacer? Si Yotsuba no tiene su teléfono…
- Pude grabar un poco del audio de nuestra conversación, pero no sé si sea prueba suficiente. – dijo Ichika. – Mencionaron que había otro miembro que estaba fingiendo una lesión, ¿cómo se llamaba, Makio o algo así?
- Eso no servirá de mucho si no sabemos quién es. – señaló Fuutarou.
- Cierto. – asintió Ichika. – Bueno, creo que no podemos hacer más nada. Será mejor que volvamos a casa.
Fuutarou asintió, y ambos se dirigieron al andén para abordar el tren de regreso. Ninguno de los dos dijo una sola palabra en el camino de regreso, y al despedirse en la estación de destino, el chico lamentaba el final de ese día.
¿Por qué una tarde casi perfecta tuvo que arruinársele de ese modo? Ahora no podía sacarse de la cabeza que tenía que hacer algo para evitar que Yotsuba ayudara a esas inescrupulosas del club de natación. No tenía problemas con que ella ayudara a otros, pero ya si estos se lo merecían, era un asunto diferente.
- ¿Qué puedo hacer?
De pronto, todo su conocimiento académico parecía inútil, pues no le serviría de nada lo que había estudiado tratándose de un asunto como ayudar a una amiga. Pero no quería quedarse sin hacer nada, incluso cuando Ichika le dijo que se ocuparía ella.
Él también quería, no, debía hacer algo.
Esta historia continuará…
Notas del autor:
Bien, bien, aquí estamos de vuelta, gente. Por conteo de palabras este es el capítulo más largo que he hecho de esta historia. A partir de aquí comienza lo que llamaré el "arco del trimestre final", que concluirá con los exámenes finales. Pero en vez de saltarme directo hacia allá y enfocarme solo en cómo estudian y se preparan, tengo algunos eventos en mente por el camino. Ya los primeros los acaban de ver; Fuutarou decide invitar a Ichika a salir en una cita, mientras Yotsuba decide echarle una ayuda al club de natación. La primera resulta bien en su mayor parte, el chico pasa un buen rato y se siente genuinamente a gusto con la hermana mayor. La segunda... bueno, la resolución la verán en el próximo capítulo. Ahí podrán ver un poco hasta donde puede llegar Ichika por ayudar a sus hermanas, y qué piensa sobre que se aprovechen de ellas.
Ahora, sobre este capítulo específicamente, la escena inicial era mayormente una introducción, pero las realmente importantes son las enfocadas en Fuutarou. Primero, darle un momentito con su papá, que este le dé consejos sobre como tener citas, debo decir que me divertí bastante escribiendo esa parte, y espero tener oportunidad de darles otro momento similar más adelante. En cuanto a por qué decide tener una cita con Ichika, en mi experiencia hay gente que tiende a gravitar hacia personas que demuestran interés en ellos, incluso si ese interés no es totalmente correspondido, aunque aquí se puede ver que en realidad Fuutarou sí siente algo de atracción a Ichika. Fue un poco difícil elegir los lugares a donde irían, pero al final me siento bastante satisfecho con el resultado, espero que haya sido de su agrado. Incluso sabiendo que Yotsuba ganará al final, creo que no es malo que "gane experiencia" en asuntos del corazón primero. Eso ayuda a madurar y ganar confianza, lo que nos hace después más atractivos para nuestras eventuales parejas definitivas. Pero oigan, no crean que simplemente planeo desechar a Ichika así nada más. Ella también tendrá su rol en eso, y no solo en ayudar a Fuutarou y Yotsuba a juntarse, sino en crecer ella misma. Por eso, ya les digo que no será la última cita que tengan.
Por último, no sé si alguien se motive a comentar con esto, pero de nuevo, en este capítulo dejé muchas referencias, algunas están bastante a la vista, pero otras no tanto (esto sí les digo: la mayoría están dentro de la cita, para que no se compliquen tanto). Si alguien es capaz de pillar por lo menos la mitad de ellas, le obsequiaré un oneshot protagonizado por la quintilliza de su preferencia, y con temática de su elección (advertencia: nada que supere el rating T, por si las dudas). Si más de una persona lo hace, el que pille más será el ganador. ¿Qué dicen, se animan?
En fin, creo que ya eso es todo lo que tenía por decir respecto a este cap. Gracias por los reviews a AGGSS8 y AaronVS3. Puede que el próximo cap tarde un poco, ya que planeo adelantar dos del arco actual para terminarlo lo más pronto posible e iniciar la saga del tercer año de preparatoria. ¡Sayonara!
