Forma del Corazón – Trébol de Cuatro Hojas
Por Fox McCloude
Disclaimer: Go Toubun no Hanayome y todos sus personajes son propiedad de Haruba Negi. Todos los derechos reservados.
Capítulo 26: Sorpresas de cumpleaños.
Apartamento Nakano…
Después del partido contra Honmoku Higashi, el plan era dirigirse hacia su apartamento para la fiesta de cumpleaños. Sin embargo, cuando regresaron a casa, después de pasar por la residencia Uesugi para recoger a Raiha y los regalos, se dieron cuenta de que aún había un problema.
- ¿Por qué esperaron hasta último minuto para decorar? – se quejó Fuutarou, mientras colgaba algunos globos y serpentinas en el barandal del segundo piso.
- Eso es parte de la emoción, Fuutarou-kun. – dijo Ichika. – La emoción de prepararlo todo para celebrar. Por supuesto, también eso incluye limpiar el desorden después.
- No sé si tú seas la mejor para hablar de eso… – dijo el chico.
Mientras Fuutarou e Ichika decoraban arriba, las demás se encontraban cada una ocupándose de sus asuntos para contribuir con su fiesta. Nino estaba en la cocina, preparando la cena y los bocadillos. Itsuki estaba colgando las decoraciones en las ventanas. Miku estaba entreteniendo a Raiha, jugando en la consola de videojuegos. Y finalmente, Yotsuba estaba moviendo los muebles para despejar la sala y con eso tener más espacio.
Al ver al chico arriba ayudándoles, la chica del lazo no podía evitar sentirse un poco culpable. Debido al hype por su partido de voleibol, se descuidaron de su celebración de cumpleaños, y ahora estaban teniendo que dar carreras para poder colocar todo en su lugar. Afortunadamente, la tarde aún era joven y todavía había tiempo de sobra. Se asegurarían de tener la mejor de las fiestas.
- ¡Listo, ya terminé aquí! – dijo dejándose caer en el sillón, al lado de Miku y Raiha que estaban en ese momento en medio de una partida con la videoconsola.
Estaban jugando un juego de carreras con vehículos transformables, alternando entre autos, botes y jets. Estaban en la última vuelta del circuito, y Raiha parecía llevar una enorme ventaja, pero Miku se notaba totalmente relajada, y la cuarta hermana supo exactamente por qué.
- ¡Esta vez voy a ganarte, Miku-san! – celebró la pequeña cuando estaba entrando en la recta final.
- No cuentes con ello. – replicó la Nakano intermedia.
Y aunque estaba muy atrás, Miku hizo una serie de derrapes peligrosos que, de haber fallado, le habrían hecho salirse del camino y estrellarse, perdiendo irremediablemente. Pero la precisión milimétrica le hizo recuperar unos cuantos segundos, antes de pasar por una plataforma turbo y disparar un misil directo hacia el frente, golpeando a Raiha cuando estaba a punto de cruzar la meta.
- ¡Ay no! – exclamó la niña, cuando Miku la rebasó, ganando la carrera. – ¡No puedo creerlo, me ganaste de nuevo! ¡Eres muy buena en esto!
- Jaja, Miku no lo parece, pero es una excelente gamer. No solo en su juego de Sengoku Wars Online, ¿verdad?
- Es una de las pocas cosas en las que soy buena. – dijo con modestia. – ¿Jugamos otra cosa?
- Está bien. – dijo Raiha. – Yotsuba-san, ¿quieres jugar con nosotras?
- ¡Claro! ¿Qué tal unas peleas en el Smash? ¡Podríamos ser dos contra una contra Miku!
- ¿Y eso no sería injusto? – preguntó Raiha.
- Lo sería… para ustedes. – dijo Miku.
Yotsuba ya había jugado con Miku suficientes veces para saber que no era solo por presumir, pero la pequeña Raiha pareció tomárselo como un reto. No pasó mucho antes de que decidiera aceptar la propuesta, y conectaron otro control para luego cambiar el disco de juego.
El Smash tenía una gran variedad de personajes para todos los gustos. Yotsuba sabía que Miku era bastante diestra con varios de ellos, si no era que casi todos, y en los combates uno a uno su récord estaba prácticamente invicto. Quizás enfrentándola dos a uno tuvieran una posibilidad, aunque fuese ínfima de ganarle.
- ¿Jugamos a vidas, o a tiempo? – preguntó Raiha, una vez que entraron al menú de selección de juego.
- Pueden decidirlo ustedes. – replicó estoica Miku. – Si creen que les dará ventaja.
- Juguemos a vidas; la última que quede en pie gana.
El combate sería a tres vidas. Miku eligió equipo azul mientras que Yotsuba y Raiha eligieron equipo verde. Raiha eligió como personaje a Luigi mientras que Yotsuba escogió a Link; en tanto Miku se decantó por usar a Sonic. Cuando Raiha le preguntó por qué lo elegía igual que en el juego anterior, la cuarta hermana explicó que a Miku siempre le habían gustado los erizos.
- ¿En qué escenario jugamos? – preguntó Raiha.
- Al azar es más divertido. – sugirió Yotsuba, colocando el cursor en el cuadro aleatorio.
Como si el destino quisiera favorecer a Miku, el escenario aleatorio resultó ser Green Hill Zone, y Yotsuba pudo ver que su hermana intermedia sonreía ligeramente. Sonó la cuenta regresiva "3, 2, 1," y empezó el combate.
- ¡A la carga, Yotsuba-san! – exclamó Raiha.
De buenas a primeras Raiha hizo que Luigi se lanzara contra Sonic de frente, queriendo conectar el primer golpe. Sin inmutarse y solo moviendo los dedos en su control, Miku hizo que el erizo azul saltara para esquivar el ataque. Yotsuba lo esperaba con Link detrás para lanzarle el Boomerang Tornado, pero logró evadirlo y al aterrizar atrás le rodó para conectar el primer golpe antes de poder siquiera defenderse.
- ¡Oye! – exclamó la chica del lazo. – ¡Eso no se quedará así! ¡Raiha-chan!
- ¡Voy!
Pero de poco sirvió. Incluso atacándola entre ambas, Miku no se dejaba encajonar. De hecho se aprovechaba de la velocidad de su personaje para hacer que se golpearan entre ellas y aumentaran entre sí el daño; de esa forma, una vez que estaba bien alto solo tenía que rematarlos y sacarlos volando fuera del escenario. La única vida que lograron quitarle fue porque, por un milagroso golpe de suerte, un martillo dorado cayó muy cerca de donde estaba Luigi, y Raiha lo cogió sin tardanza. Después de recibir un Star KO por sus problemas, Miku sabiamente aguardó hasta que el efecto se acabó antes de volver al combate y naturalmente se vengó por eso.
Ni qué decir cuando apareció la Bola Smash, las tres se lanzaron por ella a la vez, pero Miku la aseguró primero, y activando el Super Sonic se cargó rápidamente a los personajes de Yotsuba y Raiha, que empezaron a berrear juntas que no era justo.
- ¿Cómo eres tan buena, Miku-san? ¡No tuvimos oportunidad! – exclamó Raiha.
- Se los advertí. – replicó la hermana intermedia, sin dejar de esbozar una sonrisa.
- ¡Revancha, revancha! – exclamó Yotsuba, por poco lanzando lejos el control. – ¡Esto no se puede quedar así!
Y así pasaron. No importaba el personaje que eligieran, o el escenario donde terminaran, ni siquiera entre las dos lograban ganarle a Miku. Incluso con los personajes más difíciles de utilizar, los manejaba como una verdadera experta, y fue una suerte cuando lograron, de puro milagro, quitarle dos vidas (una de las cuales fue más por una trampa del escenario que por habilidad de ellas), solo para hacerla enojar aún más por fastidiarle su "juego perfecto" y vengarse de ellas con otro Smash Final devastador.
Pero no se rindieron. Derrotar a Miku, por imposible que fuese, les daba motivación para jugar y las hacía emocionarse. Eso en sí mismo era muy divertido.
- ¡Oigan! – les llamó Nino. – Si tienen tiempo para estar jugando allá, ¿qué tal si me ayudan un poco aquí? Tenemos que preparar la comida para la fiesta, ¿recuerdan?
- ¿No sería más práctico si pedimos algo a domicilio? – dijo Itsuki. – Siento que te estás tardando demasiado.
- ¿Oh? No me digas que quieres ordenar una pizza a tus queridos chefs italianos. Seguro que estarían felices por ello. – sugirió Nino en un tono que claramente era para iniciar una discusión.
- ¿Supieras que no me desagrada la idea? – replicó Itsuki en un tono similar, aunque tratando de contener la molestia. – Excepto que ellos no hacen entregas a domicilio, querida hermana.
Yotsuba miró por encima del sofá, y pudo ver que la atmósfera alrededor de sus dos hermanas empezaba a tensarse, hasta había chispas volando entre sus ojos. Presintiendo que estaba por estallar una tormenta, decidió que era mejor intervenir.
- Si alguien quiere pedir a domicilio yo puedo salir y buscarlo. – sugirió.
- No, no te molestes, Yotsuba. – replicó Nino. – Aquí tenemos todo lo necesario, solo necesito que me ayuden un poco.
- Pero la receta dice que solo tienes que dejarlos en el horno por treinta minutos. – dijo Itsuki. – ¿Por qué no descansas mientras tanto?
- Hmm… ¿sabes qué? Tienes razón. – Nino se quitó su delantal. – ¿Me hacen espacio? Quiero jugar yo también. ¿Tres contra una, Miku?
- No tendrán oportunidad. – replicó la aludida.
Conectaron otro control antes de seguir jugando. Nino se sentó en el sofá con ellas, mientras Itsuki únicamente se quedó atrás de espectadora observando. A pesar de la amplia ventaja numérica, Miku terminaba cargándoselas a todas, no importando el personaje que utilizara, aunque claramente su predilecto era el erizo azul.
Al poco rato, Fuutarou e Ichika también bajaron una vez que terminaron de decorar en el piso de arriba, y también se sentaron a jugar. Comenzaron a turnarse pasando los controles cada vez que perdían, a excepción de Miku que mantuvo el suyo casi durante toda la partida. Apenas lograron ganarle cinco de cincuenta combates, y solo fue por pura suerte cuando apenas quedaba una de ellas en pie y caía algún ítem poderoso cerca que pudieran aprovechar.
- ¡Bola Smash, Bola Smash! – gritaba Yotsuba. – ¡Ve por ella, Raiha-chan!
- No lo permitiré.
Cuando el Greninja de Raiha trató de lanzarse por la bola Smash lanzando Shurikens de agua, el Fox McCloud de Miku se lanzó horizontalmente con Fox Illusion para darle el último golpe y activarla. Al hacerlo invocó al resto del escuadrón que hizo llover sus disparos láser, haciéndole volar fuera de la pantalla y sonando el "¡GAME SET!" que le dio otra victoria al contador de Miku.
- ¡Ah, no puede ser! – exclamó Raiha. – En serio, Miku-san, eres muy buena en los videojuegos.
- Jaja, siempre lo ha sido. – dijo Yotsuba. – Alguna vez deberíamos hacer un fin de semana de videojuegos.
- Bueno, ya tendremos tiempo en alguna otra ocasión. – dijo Ichika. – Por ahora…
De repente, la hermana mayor se quedó callada, y también lo hizo el resto mientras empezaban a olfatear en el aire.
- Oigan… ¿a qué huele?
- ¿No les parece que algo se quema? – preguntó Raiha.
- Se quema… ¡AAAHHH NO!
Nino salió corriendo hacia la cocina, y al voltear todos se dieron cuenta de lo sucedido. Unos segundos después Nino abrió el horno y salió una enorme nube de humo negro.
- ¡Diablos, se arruinaron! – exclamó la segunda hermana. – Cinco minutos más y habrían quedado hechos carbón.
- Oye, cálmate. – dijo Itsuki. – No es el fin del mundo. Todavía se pueden comer, ¿verdad?
Todos al instante le lanzaron miradas a Itsuki. Quizás solo a ella se le ocurriría comerse esos bocadillos, aunque fuese solo porque odiaba desperdiciar comida.
- Malas noticias, no tengo ingredientes para hacer más. – declaró Nino después de inspeccionarlos. – Y aunque los tuviera, dudo que me diera tiempo, tendría que desvelarme.
- Si ese es el caso, entonces habrá que comprar a domicilio. – dijo Fuutarou. – Costará más dinero, pero ahorraremos tiempo. ¿Quieren que vaya?
- Si no hay más remedio, yo voy contigo. – ofreció Yotsuba. – ¡Todas, denme la lista de lo que quieren y se los conseguiré!
Inmediatamente, todas comenzaron a anotar lo que querían: bebidas, galletas, panecillos, papas fritas y un montón de cosas más. Para evitar que se les olvidara, Fuutarou anotó todo en una libreta, y una vez que lo hicieron y cada una de las demás hermanas les pasó algo de dinero, ambos salieron del apartamento y se dirigieron hacia el ascensor.
Mientras bajaban, ambos permanecieron en silencio por un rato. La chica del lazo estaba evitando el contacto visual, ya que estar a solas con él la ponía notablemente nerviosa. Necesitaba toda su fuerza de voluntad para evitar hacer o decir algo estúpido.
- No hacía falta que vinieras. – dijo él de pronto.
- ¿Eh? – La repentina ruptura del silencio la sacó de sus pensamientos. – Perdón, ¿dijiste algo?
- Que no tenías que acompañarme. – repitió Fuutarou. – Podría haber ido por mi cuenta.
- Bueno, no quería que tuvieras que hacerlo solo. – respondió Yotsuba, tratando de sonreír. – Son muchas cosas para que las cargues sin ayuda, ¿sabes?
- Oye, no soy tan débil como hace un año. – se defendió él, haciéndola reírse. Él suspiró. – Ah, si hubiera sabido que esto pasaría, le habría dicho a mi mamá que hiciera algo para ustedes.
- Siento que te causemos problemas. – se disculpó Yotsuba.
- No es un problema. – dijo él. – Tú y las demás hicieron mucho por mí y mi primo en nuestro cumpleaños. Es justo que yo haga algo por ustedes también.
Yotsuba sonrió. Ella en realidad no esperaba nada a cambio por lo que hizo por Fuutarou en su cumpleaños. Ya sabía cómo era, cuando se sentía en deuda no descansaría hasta sentir que había pagado de alguna manera. Pero si contribuir con su fiesta le hacía feliz, ¿quién era ella para negárselo?
No tenía sentido darle vueltas a eso. Por ahora, tenían que ir por las botanas para la fiesta.
Un poco más tarde…
Tuvieron que dar algunas vueltas, pero finalmente encontraron todo lo que buscaban en el supermercado. Ya estaba cayendo la noche, así que tuvieron que darse prisa en regresar al edificio.
- ¿Qué hora es? – preguntó Yotsuba.
- Las 7:48. – respondió Fuutarou mirando en su teléfono. – Mejor darnos prisa, Nino se enfadará si dan las ocho y no estamos allí.
- ¡Entonces hay que apurar el paso! ¡Vamos, Uesugi-san!
Y sin más, pegó una sola carrera hasta la entrada del edificio. Pudo ver a Fuutarou tratando de seguirle el paso, y aunque llegó jadeando, pareció hacerlo mucho mejor que unos meses atrás. Le agradaba ver que su condición física hubiese mejorado.
- ¡Jaja, aún eres muy lento para competir conmigo! – se jactó, haciendo que él levantara la mirada.
- Cualquiera lo sería. En serio, ¿de dónde sacas tanta energía? – preguntó Fuutarou. – Especialmente después del partido de hoy.
- Shishishi, siempre puedo compartir contigo un poco contigo. – le dijo ella, haciendo su sonrisa dentuda.
El chico simplemente rodó los ojos, pero ella pudo ver que solo intentaba disimular una sonrisa. Pasó la tarjeta para abrir la puerta y se dirigieron al ascensor. Sería un largo viaje hasta el último piso, así que tenían unos minutos más antes de volver para poder iniciar la fiesta.
- Oye, sé que ya te dije esto, pero… gracias de nuevo.
- ¿Por qué? – preguntó el chico.
- Por ayudarnos con la fiesta. – dijo Yotsuba. – Siento haber sido tan mala anfitriona que tuviste que ayudarnos a decorar, y ahora con las compras.
- Ah, ni lo menciones. – Fuutarou se encogió de hombros. – Esto no es nada, comparado a lo que seguramente hicieron tú y las demás para mi cumpleaños.
- No es cierto. – dijo Yotsuba. – La intención es lo que vale. El que hayas venido significa mucho para mí… y también para Ichika y las demás.
A Yotsuba no se le escapó que en ese momento la expresión de Fuutarou pareció apagarse ligeramente. Durante ese año había aprendido a leerlo por pasar tanto tiempo juntos, y se había dado cuenta de esos minúsculos detallitos, especialmente cuando algo le afectaba.
Sin embargo, antes de poder preguntar al respecto, las luces del ascensor se apagaron, y este se detuvo de golpe, sorprendiéndolos a ambos.
- ¿Oh? ¿Qué pasa?
- Oh, no. – dijo Fuutarou. – Tal vez una falla de corriente en el edificio.
- No eres claustrofóbico, ¿verdad? – preguntó la chica, algo nerviosa.
- No, ¿y tú?
Ella negó con la cabeza. Era una suerte que el ascensor fuese relativamente grande así que no se sentía tan cerrado, pero eso no cambiaba el hecho de que estaban atrapados allí dentro hasta que arreglaran el desperfecto. Seguramente no tardaría demasiado.
Sin embargo, pasaron quince minutos y ambos empezaron a inquietarse un poco. Fuutarou decidió que era mejor llamar al apartamento y avisarles dónde estaban, para evitar que se preocuparan por esto. Yotsuba le pidió poner el teléfono en videollamada para facilitarlo, ya que ella había dejado el suyo en el apartamento cuando bajaron a comprar.
- ¿Fuutarou-kun? ¿Yotsuba? ¿Dónde están? – contestó Ichika del otro lado. Su cara parecía estar solo iluminada por la luz del teléfono.
- Estamos bien, pero nos quedamos atrapados en el ascensor. – explicó el chico.
- ¿No hay luz en el apartamento? – preguntó Yotsuba.
- No, de hecho no hay luz en todo el edificio. – replicó la hermana mayor. – Parece que hubo un accidente y derrumbaron un poste de luz cerca de aquí, así que tardarán en restablecer la energía.
- Ah, grandioso, significa que estaremos encerrados aquí hasta entonces. – se quejó Fuutarou.
- Bueno, no hay nada que hacer. – dijo Ichika, tratando de calmarlos. – Al menos ya sabemos dónde están, por ahora estamos buscando las luces de emergencia. Yotsuba, ¿puedes cuidar de Fuutarou-kun por mí hasta que puedan salir?
- ¡Déjalo en mis manos, hermana! – replicó la cuarta hermana haciendo saludo militar.
- Y tú, Fuutarou-kun, no te atrevas a hacer algo extraño con mi hermanita allí dentro, ¿te quedó claro?
- Oye, ¿por quién me tomas? – respondió él, haciendo que tanto Ichika como Yotsuba se rieran.
En ese instante, se escuchó la voz de Nino gritándole a Ichika que viniera a ayudarle, así que la hermana mayor se excusó y cortó la llamada, dejando nuevamente a Yotsuba y Fuutarou a solas dentro del ascensor. El chico se sentó en una esquina, mirando su teléfono.
- Bueno, creo que lo único que podemos hacer ahora es sentarnos y esperar.
- ¿No tienes algún juego en el teléfono para pasar el tiempo? – sugirió Yotsuba.
- ¿Juego? No tengo ni idea. Llevo meses con este aparato y apenas he aprendido a usar la mitad de las aplicaciones.
- ¿Algo de música en el reproductor?
El silencio del chico le dio toda la respuesta que necesitaba. Yotsuba no podía creer que fuese tan lento en aprender a usar un teléfono como ese. Hasta ella, por lo torpe que era, había podido aprender a usar el suyo en menos de un mes. ¿Qué tan difícil podía ser?
- ¿Puedo? – preguntó la chica extendiendo la mano.
El chico le entregó el teléfono, y la cuarta hermana comenzó a pasar el dedo por el menú de aplicaciones. Sin luz en el edificio naturalmente tampoco podrían conectarse al Wifi para navegar por internet, pero al abrir el reproductor de música Yotsuba pudo ver que había una lista con unas veinte canciones. Probablemente Ichika las habría puesto allí para él.
Luego entró a la subcarpeta de juegos, y de nuevo se llevó una sorpresa, ya que había varios para elegir. Puzzles, RPGs, carreras de autos, hasta incluso de casino. ¿De verdad no los había tocado en estos meses?
- Ah, este te va a gustar. – dijo Yotsuba al encontrar uno particularmente bueno. – Captain Tsubasa: Dream Team, basado en el manga del mismo nombre.
- ¿Ese no es de fútbol? – preguntó Fuutarou. – Nunca he sido bueno para los juegos de deportes.
- Ja, pero este es diferente. Tiene elementos de RPG, y a medida que avanzas y juegas partidos, tus jugadores suben de nivel y se hacen más fuertes. – explicó Yotsuba. – El modo historia es el mejor, ya que tiene cinemáticas del manga original. ¡Vamos, pruébalo!
La chica le devolvió el teléfono, y aunque se mostró algo reacio, el chico finalmente accedió. Tuvo que pasar por el tutorial forzado para aprender la mecánica general, y que ella tuvo que darle algunos consejos, al cabo de unos minutos parecía estar bastante entretenido. Aunque prefería saltarse las cinemáticas para ir directo al juego, para molestia de Yotsuba que le gustaba ver la historia.
- Ja, esto es irreal. – decía Fuutarou. – En la vida real esa clase de jugadas causarían mínimo tarjetas rojas o lesiones irreparables. Habría que ser superhumano para ejecutar esa clase de maniobras.
- Eso es parte del encanto del juego, Uesugi-san. – dijo Yotsuba. – Lo hace mucho más divertido que los juegos de deportes convencionales.
- Bueno, eso no lo niego. – dijo Fuutarou. – Pero el modo historia parece muy lineal. La mayoría ya se sabe de memoria lo que sucede.
- Cielos, qué aguafiestas. – Yotsuba hinchó los cachetes haciendo un puchero. – Tal vez podríamos jugar un partido PvP tú y yo. También tengo este juego en mi teléfono, ¿sabes?
El chico la miró. Parecía interesado, pero al poco rato volvió al juego. Estaba bastante inmerso y pasó un buen rato, hasta que finalmente tuvo que darle un descanso cuando el indicador de batería comenzó a bajar. Ya que el juego agotaba la energía mucho más rápido, Fuutarou decidió pausar y guardar para continuarlo más tarde.
- Se están tardando mucho en arreglar esto. – dijo Fuutarou. – Ya va casi una hora que estamos aquí.
- Todo estará bien. – le dijo Yotsuba. – Seguro ya falta poco para que lo arreglen.
Aunque eso decía de dientes para afuera, Yotsuba por dentro estaba algo preocupada. Estar atrapada en ese ascensor con el chico la ponía extremadamente nerviosa, y lo único que se le ocurría para aliviar la tensión era tratar de mantenerlo entretenido con cualquier cosa. Era la única forma de evitar pensar en… cosas inapropiadas.
- Oye, Uesugi-san… ¿van bien las cosas entre tú e Ichika?
El chico le lanzó una mirada. No supo exactamente por qué hizo esa pregunta, pero ahora no podía echarse para atrás. Era algo que necesitaba comprobar.
- ¿Por qué lo preguntas?
- ¡Oh, no, por nada! – dijo tratando de cubrir apariencias. – Solo curiosidad, es todo. No han tenido una cita desde tu cumpleaños, ¿verdad?
- Hmm… sí, tienes razón. Ella a veces ella está demasiado ocupada con su trabajo de actriz, así que tenemos poco tiempo para pasar juntos.
- Oh, vamos, no seas tan duro con ella. – protestó Yotsuba. – ¡Deberías agradecerlo, cada minuto de su tiempo libre te lo dedica a ti!
- No es que no lo aprecie. – se defendió él. – Ella siempre es muy atenta conmigo, y sé que hace lo que puede, pero… no lo sé. Últimamente siento que algo está mal conmigo. Que no le estoy correspondiendo lo suficiente.
La chica del lazo se sorprendió de oír eso. En lo que llevaban saliendo, Ichika no había dicho más que cosas buenas sobre Fuutarou. Lo único, era que al principio se mostraba bastante cauteloso, lo cual era comprensible considerando que acababa de salir de un corazón roto, pero con el pasar de los meses había ido abriéndose poco a poco. Ella misma lo había notado ese cambio en él, más sociable y alegre.
Por otro lado, nunca los había visto darse un beso o mostrando afecto en público. Al principio creyó que eso era cosa de él por ser extremadamente reservado, pero ahora… ya no estaba tan segura.
- ¿Esto es por los regalos? – preguntó Yotsuba. – ¿Es porque te regalamos cosas muy caras?
Sabía que a él no le gustaba sentirse en deuda con nadie, y quizás no ayudó mucho haberle regalado cosas tan caras. Ella le dio esa membresía paga para el gimnasio por un año entero, e Ichika le regaló su teléfono actual. Luego estaba la laptop que, aunque se la pagaron entre todas, también tenía un precio monetario bastante alto. Pero ella no veía nada de malo en eso: ellas tenían dinero y por eso podían permitirse comprarle regalos caros, y él hacía lo mismo dentro de sus propias posibilidades. Lo que contaba era la intención después de todo.
- No, no tiene nada que ver con eso. – dijo Fuutarou. – Más bien… siento que no estoy siendo el novio que Ichika merece.
- ¿Por qué crees eso? – inquirió Yotsuba.
- Ichika es la primera chica con la que salgo seriamente. He seguido los consejos que me da mi papá sobre cómo actuar, qué hacer y qué no, y siempre todo resulta bien. Y aun así… siento que hay algo que falta. Algo que estoy viendo entre el idiota de mi primo y Nino, y que Ichika y yo no tenemos.
- Uesugi-san, todas las parejas son diferentes. Tú no eres tu primo, e Ichika no es Nino. Aunque suene extraño que lo diga yo.
El chico le lanzó una mirada. En efecto, era muy raro que ella dijera algo como eso, considerando que eran hermanas quintillizas y por ende genéticamente idénticas. Pero desde luego, al ir creciendo todas habían desarrollado sus propias personalidades y preferencias. Sin mencionar ella fue la primera que quiso ser diferente de las demás, si bien seguramente habría sucedido tarde o temprano aunque ella no lo iniciase.
- Todas las parejas avanzan a su ritmo. – prosiguió Yotsuba. – Algunas hacen click de inmediato, otras tardan más en congeniar. No sé qué es lo que les falte, pero seguramente lo encontrarás si te das el tiempo. Tal vez antes de que te des cuenta.
- ¿Tú crees? – preguntó el chico.
- ¡Sí! Ustedes dos llevan solo unos meses de salir juntos. Si tú le gustas y ella te gusta, todo saldrá bien al final. Eres un gran chico, y estoy segura que ustedes dos están hechos el uno para el otro.
Fuutarou desvió la mirada brevemente, y luego volteó a verla. Ya no se notaba tan enfurruñado, sino que ahora sonreía un poco.
- Parece que siempre sabes qué decir para subir los ánimos, ¿eh?
- Jaja, qué va. – se rio ella. – Solo digo lo que se me ocurre. Ya sabes que soy muy torpe.
- No, no tanto. – El chico le dio un pequeño golpecito en la cabeza con el nudillo, no para que le doliera realmente. – Puede que seas pésima en la escuela, pero eres más lista de lo que aparentas.
- Oh, ¿se supone que eso sea un cumplido? – dijo ella haciendo un puchero y dándole un pequeño golpecito en el brazo.
- Pero es cierto. – replicó él, devolviéndoselo. – Bromas aparte, lo que te falta en el cerebro te sobra de corazón. Eres una buena chica, Yotsuba, lo digo en serio.
Yotsuba agradecía que estuvieran todavía a oscuras en el ascensor, para que él no pudiese verle lo sonrojada que estaba por el halago. Aunque lo dijera solo como amigo, significaba mucho para ella que él dijera eso. Desde luego, no había otra cosa que ella quisiera más en el mundo que verlo sonreír y feliz. Y para lograrlo, tenía que asegurarse que la relación entre él y su hermana mayor resultara bien.
En ese instante, la energía regresó y el ascensor volvió a iluminarse y a ponerse en marcha. Menos de un minuto después ya habían llegado al piso superior, y apenas se abrió la puerta…
- ¡Yotsuba! ¡Estaba tan preocupada, me moría de miedo en la oscuridad!
- Jeje, gracias por preocuparte, Itsuki, pero… yo estoy por acá.
Cuando la puerta del ascensor se abrió, Itsuki entró y se lanzó evidentemente a abrazarla, pero al parecer no se fijó que a quien abrazó fue a Fuutarou y no a ella. La hermana menor se puso tan roja como su pelo mientras Fuutarou murmuraba algo de "¿Podrías soltarme?" haciéndole un pequeño gesto para que se alejara. Yotsuba también alcanzó a ver a Ichika y Miku riéndose por lo bajo detrás de ella.
- Bueno, menos mal que están los dos bien. – dijo Ichika, juntando las manos. – Ahora que volvió la luz podemos iniciar la fiesta sin ningún problema, ¿verdad?
- Claro. – dijo Yotsuba. – ¿Dónde está Nino?
- Oh, está en el apartamento. – dijo Ichika. – Dice que tiene una última cosa que hacer para la fiesta.
- ¿Qué cosa? – preguntó Fuutarou interesado.
- Quiere traer a su novio. – fue Miku quien respondió.
Fuutarou y Yotsuba intercambiaron miradas. Por lo que el chico les había dicho, Kintarou no iba a estar disponible para visitarlas en su cumpleaños. ¿A qué se refería con "traerlo"?
…
En cuestión de minutos, las hermanas Nakano, Fuutarou y Raiha, se habían reunido en la sala de su apartamento, que ya estaba decorada por todos lados. Era muy similar a como lo hicieron en el restaurante para la fiesta de Fuutarou, y Yotsuba estaba muy ansiosa. Tanto que casi sacudiría el líquido fuera de su vaso si no se daba prisa.
Afortunadamente, en ese momento Ichika se dirigió hacia el adorno que colgaba del barandal del piso superior, y cogió la cuerda con una mano mientras les sonreía y alzaba su propio vaso con la otra.
- Bien, oficialmente, doy comienzo a nuestra fiesta de cumpleaños número 18. – dijo mientras jalaba la cuerda, dejando salir el letrero de "HAPPY 18!", rodeado de cinco pequeñas caritas garabateadas que claramente las representaban a ellas. – ¡Salud!
- ¡SALUD! – gritaron todos los demás, y se bajaron sus tragos.
- Ah, apenas puedo creerlo. ¡Ya tenemos nuestros dieciocho, somos adultas! – dijo Itsuki.
- ¿No te estás apresurando, Itsuki? – mencionó Nino. – Técnicamente, tú no los cumples hasta mañana.
- Oh, ¿vas a empezar con eso de nuevo? – replicó la hermana menor. – ¡Si nos vamos a poner técnicos, tú no los cumples hasta las diez de la noche!
Nino hizo un puchero antes de bajarse un trago de su vaso. Por su parte, en ese momento Yotsuba notó que Fuutarou la miraba algo extrañado.
- ¿A qué se refieren esas dos? – le preguntó.
- Jaja, bueno, es cierto que mamá nos dio a luz un 5 de mayo, pero Itsuki fue la última en salir del vientre, y la única que lo hizo después de la medianoche. – explicó Yotsuba. – Pero mamá siempre nos dijo que debíamos compartir todo, por eso celebramos el cumpleaños de todas hoy.
- Aunque claro, si Itsuki-chan tiene algún problema, siempre podemos hacerle la fiesta por separado mañana. – comentó Ichika, acercándose para sentarse con todos.
- Ni lo sueñen. – respondió la menor. – Saben que me sentiría culpable si lo hicieran.
- Bueno, bueno, y ahora el último invitado que nos falta. – dijo Nino.
Por fin, la explicación sobre cómo Nino planeaba traer a Kintarou a la fiesta. La segunda hermana había aparecido con una laptop, que en ese momento tenía activada la ventana de videoconferencia, y el primo rubio Uesugi les saludaba desde la pantalla.
- ¡Hola, primos! ¡Y feliz cumpleaños, hermanas Nakano!
- ¡Ah, Kintarou-san! – le saludó Raiha. – ¿Cómo estás por allá? Qué lástima que no pudiste venir.
- Y que lo digas, con lo buenas que hacen sus fiestas. – replicó el rubio. – Bueno, por lo menos podré verla en vivo, aunque no pude enviarles sus regalos a tiempo.
- Oh, tú no te preocupes por eso. – le dijo Nino con una gran sonrisa. – Con que estés aquí de alguna manera es suficiente para mí.
- Bien, ¿qué estamos esperando? – dijo Ichika. – ¡Que suene la música, porque la fiesta empieza ahora!
Inmediatamente, encendieron el equipo de sonido. Ichika arrastró a Fuutarou para empezar a bailar juntos (o más bien para zarandearlo por toda la sala). Nino prefirió quedarse bailando frente a la laptop sobre la mesa para que Kintarou pudiese verla, y entretanto Miku e Itsuki se sentaron en el sofá, la primera limitándose sólo a aplaudir un poco y la segunda tratando de escurrir la mano para coger algunos de los bocadillos a escondidas.
Yotsuba por su parte comenzó a jugar con Raiha, montándola sobre sus hombros mientras corría por toda la sala. En una de esas casi se resbaló y se fue para atrás, pero Fuutarou e Ichika estaban cerca y lograron atraparlas. Tras una disculpa, decidieron sacar el Twister Moves para jugar al baile compitiendo entre todos. Empezaron jugando a rondas de eliminación uno contra uno, Fuutarou cayó ante Ichika, Nino eliminó a Itsuki y Miku dio un tropezón perdiendo ante Yotsuba. A Raiha le dieron el pase libre para que se enfrentase a Ichika, queriendo "vengar a su hermano", aunque finalmente Ichika le ganó, mientras Yotsuba derrotaba a Nino, dejando como finalistas a la primera y cuarta hermanas.
- De acuerdo, ¿con qué canción competimos? – preguntó Ichika.
- ¡Que sea una bien movida! – exclamó Yotsuba.
- Oh, ¿acaso me estás retando, Yotsuba? – La hermana mayor entrecerró los ojos y sonrió desafiantemente.
- ¡Jaja, ni creas que voy a perder! – replicó entusiasta la cuarta hermana.
Terminaron eligiendo una canción de género Eurobeat, que era lo más rápido que tenían a mano. Naturalmente, esta les obligó a moverse sin parar, y sin permitirse dar un mal paso para evitar caerse. Tuvieron que repetir la canción cuatro veces más luego de empatar, aumentando un poco la velocidad en cada ronda para hacerlo más interesante.
Finalmente, ya cuando la canción tocaba sus últimos treinta segundos, Ichika tuvo un resbalón en uno de los últimos pasos y se fue hacia atrás, dándole la victoria a Yotsuba.
- ¡Jajaja, gané, gané! – gritó la chica del lazo saltando de pura alegría en medio de los aplausos de todos.
- Uff, qué cerca estuve. – dijo Ichika. – Y en frente de Fuutarou-kun, ¡qué vergüenza!
- Vamos, no te sientas mal, Ichika, diste una buena batalla. – dijo Nino tratando de consolarla. – ¿Qué les parece una ronda de karaoke ahora?
Inmediatamente trajeron el equipo de karaoke para ponerse a cantar. Aunque Yotsuba sabía lo pésima cantante que era, era divertido ver las caras de todos tapándose los oídos cuando agarraba el micrófono. Aunque, por alguna razón, cuando quiso invitar a Fuutarou a cantar con ella, éste se negó vehementemente, argumentando que "no quería que lo escucharan". Esto extrañó mucho a la chica del lazo.
- ¿Tan malo eres cantando, Uesugi-san? – preguntó Yotsuba. – Vamos, tampoco quisiste cantar en Navidad. No puedes ser peor que yo, ¿verdad?
- Yotsuba, no lo hostigues. – dijo Ichika, aferrándose a él de manera muy coqueta y protectora. – Si él no quiere, no quiere.
La forma en como Ichika sonreía le hizo preguntarse a Yotsuba si acaso su hermana mayor sabría algo que ella no. Siempre ponía esa cara cuando ocultaba o tramaba algo. Pero, si acaso era un "secreto de pareja", entonces ella no tenía derecho de inmiscuirse.
Al cabo de un rato todos decidieron que por fin era hora de abrir los regalos. Las quintillizas insistieron en abrir primero los que Fuutarou había comprado para ellas, siendo que igual que en Navidad, les había conseguido regalos a todas. Ya después habría tiempo de ver los que se daban entre sí.
- De acuerdo, está bien, está bien. – les dijo el chico. – Pero una a la vez, ¿de acuerdo? Itsuki, tú primero.
El paquete de Itsuki era el más pequeño por alguna razón, y al abrirlo se percató por qué. Era una caja de DVD con una cubierta adornada con múltiples animales acuáticos, arrecifes de coral y otras cosas de la vida marina.
- Esto es…
- Te gustan los documentales de biología marina, ¿no es así? – interrumpió Fuutarou. – Este DVD contiene un montón de información, videos y hasta juegos interactivos para estudiarla.
- Eso suena increíble. – dijo Itsuki sonriendo y abrazándolo. – Gracias, Uesugi-kun, es genial. No puedo esperar para verlo.
- No fue nada. Bien, ahora la siguiente, ¿Miku? – dijo llamando a su siguiente hermana. – Quería comprarte otra figura para la colección de Sengoku Wars Online, pero alguien me dijo que ya la tienes completa.
En ese momento, Fuutarou le dirigió una mirada, y Yotsuba no pudo evitar reírse ligeramente. En efecto, entre ella e Ichika le habían comprado el resto de las figuritas de la colección en el intermedio, que ahora estaban en la repisa de su cuarto.
El chico prosiguió a darle su regalo, un poco más grande que el de Itsuki. – Así que, te conseguí esto. Espero que sea un buen sustituto.
Miku cogió el paquete y lo desenvolvió con cuidado. En su rostro normalmente inexpresivo se podía notar un brillo en los ojos, que dio paso a una pequeña sonrisa cuando vio que se trataba de un libro, pero no cualquier libro, era…
- La guía completa para Sengoku Wars Online. Última edición. – dijo Miku.
- Con un montón de información nueva e inédita. – dijo Fuutarou. – ¿Qué te parece?
- Es… grandioso. Muchas gracias.
Miku sonreía poco, pero cuando lo hacía, siempre era sincera. Aunque las demás se mostraran por fuera más emocionadas, no cabía duda de que ella también estaba feliz por su regalo.
- Bien, bien, ahora es mi turno. – dijo Nino. – Más te vale que hayas traído algo bueno, ¿eh?
- Oh, sin duda tú fuiste una de las más difíciles. – replicó el chico. – Pero confío en que te gustará.
El paquete para Nino era de un tamaño similar al de Miku, y la segunda hermana pareció ligeramente decepcionada cuando vio que también se trataba de un libro. Al menos, hasta que vio la portada frontal y empezó a hojearlo, y su expresión pasó de decepcionada a curiosa.
- ¿Un libro de cocina italiana? – preguntó.
- Un pajarito me dijo que quieres volver a retar a esos hermanos, esta vez en su propio terreno. – explicó Fuutarou. – Pensé que esto te podría ayudar un poco, tiene muy buenas recetas, ¿sabes?
- Hmm… bueno, debo admitir que no se ve mal. – Nino finalmente sonrió un poco. – Supongo que debo darte las gracias, seguro debiste pensar mucho en ello.
Todas las demás también aplaudieron mientras Nino se iba hacia la laptop para presumirle su regalo a Kintarou frente a la pantalla. Yotsuba entonces aprovechó de tomar su turno.
- Ahora supongo que me toca a mí, ¿verdad? Muero por ver qué me conseguiste.
- Por supuesto. Aquí tienes. – dijo entregándole el que sin duda era el paquete más grande, a comparación de los demás al menos.
Yotsuba lo abrió curiosa e impacientemente, y se llevó una grata sorpresa de ver que se trataba de una mochila deportiva para voleibol, con el compartimiento para meter el balón. Pero además de eso, estaba personalizada con los números 428 bordados en verde. Rápidamente también se percató que la mochila no estaba vacía, así que la abrió y comenzó a registrarla, encontrando que adentro había equipamiento para voleibol que incluía mangas, tobilleras y rodilleras.
- Supe que aún estás usando el equipamiento de la escuela en el club de voleibol. – explicó el chico. – Pensé que sería más práctico que tengas uno propio, ya que te ahorrarás tiempo cuando tengas prácticas fuera de la escuela.
- ¡Wow, esto es grandioso! ¡Muchas gracias, Uesugi-san!
Sin más, la chica se lanzó a darle un fuerte abrazo de pura gratitud. Sabía que él era más de dar regalos que fuesen útiles, pero eso le importaba poco. Y de nuevo, por la emoción no midió bien su fuerza hasta que él le pidió que lo soltara para poder respirar, haciendo que todas las demás se rieran.
- Bien, creo que solo falto yo. – intervino Ichika. – ¿Asumo que dejaste lo mejor para el final?
En respuesta, Fuutarou tomó el último paquete, el cual era notablemente más pequeño que el resto. Yotsuba notó que las demás miraban algo intrigadas, pero en su experiencia, a veces las mejores cosas venían en paquetes pequeños.
Y efectivamente, el regalo resultó ser un perfume bastante fino y caro. Incluso una botellita de ese tamaño debía costar más que el resto de los regalos combinados. Yotsuba era mala en matemáticas, pero sabía lo suficiente como para dar un estimado de lo que se habría gastado de sus honorarios para comprarlo.
Tenía sentido, le estaba dando a su novia el mejor de los regalos.
- Hmm… es una esencia divina, Fuutarou-kun. Te mereces un premio por esto.
Le dio un pequeño beso en la mejilla, haciendo que todas las demás aplaudieran. Pero apenas terminó la repartición de regalos, Ichika volvió a tomar el mando y ordenó que se reanudasen los juegos, esta vez con sillas musicales.
La fiesta estaba muy lejos de terminar y todavía tenían mucho más que celebrar.
En la madrugada del 6 de mayo…
Todos se quedaron jugando, bailando, cantando, comiendo y más hasta después de la medianoche. Al terminar estaban tan rendidos que se quedaron dormidos en la sala. Miku, Itsuki y Nino estaban amontonadas en el sofá. Ichika y Fuutarou estaban reclinados cómodamente en uno de los sillones (sorprendentemente, Ichika no se quitó la ropa mientras dormía, lo que sin duda habría sido un despertar muy vergonzoso para ambos). Y finalmente, Yotsuba se había quedado dormida con Raiha en el regazo, en otro de los sillones.
Para haber dormido tan poco, la chica del lazo se sentía extrañamente descansada, luego de haber quemado tanta energía durante su fiesta de cumpleaños. Se levantó con mucho cuidado para no molestar a la pequeña niña y se dirigió a la cocina por un poco de agua, pisando con cuidado para no despertar a los demás.
Después de tomarse el agua, miró a la parejita dormida en el sillón. Se veían tan adorables y tiernos juntos, una imagen que le inspiraba a partes iguales alegría… y envidia. Alegría, porque estaba feliz de que su hermana estuviera con un chico tan maravilloso, y envidia, porque una parte de ella todavía deseaba ser la que estuviera en ese sillón.
- "Borra esa idea, Yotsuba. Ya tuviste tu oportunidad. No tiene caso lamentarse por lo que podría haber sido."
Y aun así, la conversación que tuvo con Fuutarou cuando se quedaron atrapados en el ascensor la dejó pensando. ¿Acaso él no estaba seguro de sus sentimientos? ¿No sabía si realmente le gustaba Ichika?
Yotsuba no era tan tonta como la mayoría pensaba. Podría ser una pésima estudiante y todo, pero no era tan despistada como para no darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Y si Fuutarou le había dicho que algo andaba mal en su relación con Ichika… probablemente sí lo había.
Otras chicas habrían pensado que eso sería la oportunidad perfecta para hacer mala tercia y robarse al chico que les gustaba de su "rival". Pero ella no, no sería capaz de robarle el novio a su propia hermana. Cuando él tomó su decisión de salir con Ichika, Yotsuba se prometió a sí misma que haría todo lo que estuviera a su alcance para apoyarlos, y hacer que su relación funcionara.
Él se lo merecía, después de todo, y sin embargo…
- "¿Qué debo hacer?" – se preguntó, mientras iba hacia la mochila que Fuutarou le había regalado. Ciertamente, no era un regalo tan caro como el perfume que le dio a Ichika, pero estaba claro que se lo dio con cariño, para apoyarla en el club de voleibol. Y eso significaba un mundo para ella.
La chica cogió la mochila y la abrazó fuertemente. Sería una pena arrugarla de ese modo apenas habiéndola comprado, pero era lo mejor que podía hacer en ese momento, para contener lo que sentía por dentro.
- "Qué estúpida soy. Ayer fue mi cumpleaños, y gané mi primer partido con el club de voleibol. ¿Por qué no me siento más feliz?"
No era que no lo estuviera, pero… todavía estaba esa espinita dentro de ella que no dejaba de atormentarla. No veía la hora de que amaneciera para poder olvidarse de eso.
Esta historia continuará…
Notas del autor:
Bien, y ya estamos de vuelta. Como lo prometí, la fiesta de cumpleaños de las Nakano. No estaba seguro de qué hacer para evitar que fuese una repetición del cumpleaños de Fuutarou y la fiesta de Navidad, así que terminé cogiendo una de las ideas que había propuesto para el directorio de las quintillizas en el servidor de Discord (concretamente, hacer que Fuutarou se quedase atrapado en el ascensor con una de ellas). En vista de que el capítulo anterior me enfoqué mayormente en el partido de Yotsuba, aquí decidí mostrar su perspectiva respecto a la relación de Fuutarou e Ichika. Pueden ver que ella quiere apoyar a su hermana y al chico, pero sus sentimientos por él todavía siguen allí y se rehúsan a irse.
El próximo capítulo será uno de "transición", donde cubriré los exámenes nacionales antes de arrancar con el siguiente arco importante, que en el punto donde estamos sería el equivalente de la Guerra de las Hermanas. Por supuesto, podrán ver más de la perspectiva de Fuutarou respecto a lo que sucede y servirá de antesala para lo que se viene. Pronto la tranquilidad se verá interrumpida cuando las verdades, mentiras y secretos salgan a la luz de muchas formas, así que permanezcan atentos. Gracias por los reviews a AGGSS8 y AaronVS3, nos veremos en el siguiente, ¡sayonara!
