DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Tatsuya Endo.

* Pareja: Olka/Zeb.


LA MAGIA DE TUS BESOS


Una palabra


Dos sílabas repetidas en bucle fueron suficientes para dejarlos atónitos. La segunda palabra más ansiada en un bebé brotó de la boca del pequeño Gram y la claridad con la que pronunció aquel término era digna de toda admiración; pero sus oyentes parecían ajenos a tal sentimiento. El niño saltó de alegría en brazos de Zeb y sujetó su rostro para decirle «Papá» otra vez, con una sonrisa tan inocente que casi quebró al hombre que reconocía como padre: un título que realmente no le correspondía.

─Gram… ─tomó aire para no llorar frente a él.

─Creo que tiene sueño ─Olka intervino de repente, con intenciones de cargarlo─. Será mejor que…

─Descuida, yo me encargaré ─se levantó con cuidado para llevarlo a su cuna y la miró fijamente, sin saber qué decir─. Ha sido un día muy largo.

─S-sí ─titubeó, con una expresión que solo Zeb pudo percibir─. Arropa bien a Gram, p-por favor…

Ni bien terminó su frase, Olka dio media vuelta y se marchó lo más rápido que pudo hacia el techo de su nueva casa, en el tercer piso. Zeb suspiró y miró a la criatura que dormía en sus brazos, perdido en los recuerdos de su vida pasada: habían transcurrido cuatro meses desde que huyeron de Ostania y apenas dos cuando finalmente pudieron usar sus verdaderos nombres. Desde ese entonces, Olka recuperó parte de su carácter sociable por su trato con otras familias y aquello le había sentado de maravilla, pese a que aún mantenían la fachada de su «matrimonio falso».

Zeb recostó al bebé tal como Olka se lo indicó y no pudo evitar acariciar sus cabellos castaños. La palabra «Papá» seguía resonando en su cabeza y una punzada se asiló en su pecho; ahora sabía lo que era sentirse orgulloso y a la vez, una mezcla extraña de culpa y celos le provocó náuseas. Por su lazo con los Gretcher, dio fe del gran parecido entre Gram y su verdadero padre: no podía recriminarle al difunto de haber sido asesinado por su liderazgo en la mafia, pero tampoco lo hacía feliz robarle su lugar por capricho del destino. Sin razón, Zeb se sintió como un traidor y solo le quedó remendar el daño involuntario que le causó a la mujer que apreciaba.

Luego de dejar el cuarto de Olka, subió con sigilo por las escaleras y llegó a la terraza que él mismo había construido en el techo, para que Gram y Olka jugaran sin exponerse a los peligros del exterior. En el columpio largo de madera, halló a su amiga sollozando tan fuerte como el día que perdió a su esposo y dicha imagen le comprimió las entrañas. Zeb se frotó el puente de la nariz antes de acercarse a ella y se sentó a su izquierda, contemplando el ocaso.

─Lo siento ─fue lo único que logró decir, mirándola de reojo.

─N-no… ─apenas articuló, gimoteando─ n-no digas eso…

─Debo hacerlo ─insistió, mientras le entregaba un pañuelo.

─N-no tienes p-por qué ─aspiró con fuerza y secó su rostro empapado en lágrimas─. Eres un b-buen hombre…

Zeb tragó saliva y esquivó la mirada, no sabía cómo procesar las últimas palabras de Olka y aquello se sumó a su pesar. Los Gretcher lo aceptaron dentro de su círculo cuando estaba desamparado y desde aquel día, juró proteger a la mujer que le abrió las puertas de su casa. Olka había rescatado su alma de los horrores de la guerra y por semejante deuda, ahora le tocaba sanar su corazón.

─El destino es extraño ─la señora Gretcher rompió el silencio─. Cuando mi esposo vivía, él siempre animaba a Gram para que lo llamara «Papá», pero nunca sucedió. Me aseguró que tarde o temprano, estaría presente cuando lo hiciera ─contempló el atardecer─: quiero creer que así fue.

─Lo vio, Olka, créeme ─reafirmó─. Gram es el vivo reflejo de su padre y tienes la gran fortuna de verlo crecer.

─Lo sé. Es solo que… ─volvió a sollozar─ Dios, ¿cómo voy a decírselo? ¿Cómo le explicaré que su papá ya no está con nosotros?

─Olka ─por reflejo, Zeb la abrazó por el hombro y frotó su espalda para que se calmara─, no eres culpable de nada. Sacrificaste mucho para llegar aquí y tu fortaleza me sorprende cada día ─sonrió─. ¿Sabes por qué Gram no llora más? Porque tu amor está haciendo milagros con él: tu hijo es increíble y cuando sea grande, se sentirá muy orgulloso de tener a una madre como tú…

Gretcher quedó boquiabierta con su declaración, a tal punto que su llanto menguó y un leve sonrojo tiñó sus mejillas. Para Zeb, ningún paisaje podía compararse con la singular belleza de Olka bajo el atardecer, sus ojos celestes lucían radiantes de nuevo y su pecho se infló de orgullo, muy alegre por haber logrado que recuperara su sonrisa… sin embargo, la vergüenza también lo dominó al mismo tiempo y rehuyó la mirada antes de que sus sentimientos lo traicionaran en el momento menos oportuno.

─¿En serio crees que Gram será feliz conmigo? ─cuestionó, conmovida.

─Te lo aseguro ─sonrió─. Tu esposo debe admirarte, donde sea que esté.

─¿Y tú?

─¿Yo? ─su pregunta lo tomó por sorpresa.

─Sí ─sonrió, nostálgica─. ¿Qué piensa Zeb Fischer?

─¿El Grandísimo Idiota? ─se autodenominó con el apodo que ella le puso en el crucero Lorelei─. Supongo que todo lo que dije.

─¿Nada más?

─¿Qué quieres escuchar?

─Cualquier verdad que venga de ti…

Zeb sintió su corazón martillar en su pecho, sobre todo al percatarse de que ambos estaban muy próximos al otro. Sin saber quién de los dos propició la cercanía, suspiró al sentir la mano de Olka sobre su rostro y no se contuvo en hacer lo mismo, absorto en la calidez de su mirada.

─Tienes ─se ruborizó─ los ojos más bellos que he visto…

Y aquella frase dio paso a su primer gesto compartido: un beso casto y suave, una caricia llena de gratitud y una muestra inicial de los sentimientos que habían desarrollado sin saberlo. Zeb no podía creer lo afortunado que era y Olka se dejó llevar, ahora consciente del cambio que había surgido en su corazón.

Se separaron con mucha lentitud y al mirarse otra vez, descubrieron que la incertidumbre se había esfumado; ya no existía el miedo ni la censura, tan solo eran dos adultos que sonreían tímidos e inocentes, igual que unos niños.

─D-deberíamos regresar ─titubeó Zeb─. Hace más calor adentro.

─Cierto ─se levantó al mismo tiempo que él, sin dejar de contemplarlo─. ¿Quieres que haga un poco de sopa?

─Me encantaría ─sostuvo su mano izquierda con ternura y caminó a su lado─. Deja que prepare algo para ti también.

─¿Todavía cocinas? ─sonó preocupada.

─Claro que sí, los chefs de tu familia me enseñaron muchas cosas.

─¡Ja! Cómo olvidar el día que mi papá y yo casi nos atoramos con tu tarta de piña ─recordó un evento gracioso de su vida pasada.

─No seas ridícula, solo fue la primera vez ─le siguió la corriente.

─¿Cómo te atreves, Grandísimo Idiota? ─Olka fingió regañarlo y le jaló un mechón de cabello.

─¡Ja, ja, ja! Ya extrañaba que me llamaras así… ─estalló en risas con ella, mientras bajaban las escaleras, rumbo al interior de su casa.


N.A.:

¡Buenas noches! Agrego un nuevo capítulo a mi colección, esta vez centrado en Olka y Zeb: dos personajes que apenas salieron en el Arco del Crucero y cuyo futuro dejó intrigado a más de uno: la verdad, ese vistazo de ambos junto a Gram me dio la sensación de que podrían rehacer su vida.

En cierto modo, Zeb nos dio a entender que su cariño por Olka iba más allá del agradecimiento por salvarlo durante la guerra… aunque claro, la idea de que asumiera el rol del padre de Gram (considerando que la ausencia de ese hombre no fue por abandono) fue una de las cosas que me costó escribir, por lo que me esforcé mucho para que la posible unión de Olka y Zeb no se viera forzada. Debo admitir que me siento muy feliz por el resultado: después de todo, una bella y sincera amistad puede dar paso al amor :3

Espero que les haya gustado este capítulo, ¡muchas gracias por sus lecturas y reviews, nos vemos pronto! :D