Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 394. La Desesperación De Irina (2)
—No importa cuán enojado esté el Duque Denali, no le hará daño frente al Barón Lant.
—Aun así... ¿no habría sido mejor enviar al Conde Pirnu?
—El Duque Denali es un tonto.
—¿Qué?
Tan tonto como yo. Jasper sólo respondió en su interior.
El templo nunca anularía su matrimonio con Irina. Incluso si lo anulara, sería imposible deshacer el divorcio con Isabella.
Isabella se convirtió en la Emperatriz del Imperio Occidental y llevaba en su vientre al sucesor de ese país. Parecía que no había forma de que Isabella volviera a su lado.
Por mucho que la extrañara, por mucho que le importara, por mucho que llorara y suplicara, o incluso si Isabella cambiara de opinión, ya no podría ser su esposa.
El hecho de que la Emperatriz Isabella volviera a casarse tan pronto como se divorció asombró a todo el mundo, pero si dejara a su segundo esposo para volver con el primero dañaría completamente su reputación.
Más aún ahora con el sucesor del Imperio Occidental en su vientre.
No quería que Isabella sufriera el escarnio público por volver a su lado.
Aunque a veces deseaba que Isabella volviera sin importar las consecuencias, sabía que era una falsa ilusión.
El Duque Denali se parecía mucho a él. Perdió a su amada esposa por tonterías.
Jasper se enojaba cada vez que veía al Duque Denali porque se veía reflejado en él.
Dejó en sus manos traer de vuelta a Irina para sentirse un poco mejor. No había otra razón.
Mientras tanto, Delise caminaba con alegría después de salir del palacio imperial por primera vez en mucho tiempo.
Estaba realmente feliz de ser libre de nuevo.
La torre tenía ventanas, por lo que siempre podía ver el cielo de cerca. Sin embargo, ahora el cielo se veía mucho más hermoso.
Además, en la salida del palacio imperial recibió un documento del Marqués McCarthy que le causó un extraño placer.
Mientras caminaba, escuchó voces airadas en la calle principal.
Delise detuvo sus pasos. ¿Qué ocurre?
Era un enorme revuelo.
¿Acaso es una pelea de pandillas? Delise ladeó la cabeza mientras pensaba en ir por otro camino si ese era el caso.
—¡Encierren a la Emperatriz en la prisión!
—¿Qué emperatriz? Intentó huir después de que se descubriera que había engañado a Su Majestad. ¡¿Cómo puede ser llamada Emperatriz?!
—¡Miren su miserable rostro!
—¡La supuesta esperanza de los plebeyos resultó ser una estafadora!
Cuando escuchó con atención, pudo distinguir algunos de los gritos. En cuanto Delise escuchó la palabra 'Emperatriz', le vinieron a la mente los rostros de dos mujeres.
El revuelo se fue acercando en la dirección de Delise. Unos caballeros sujetaban a una persona por los brazos, mientras que los plebeyos los rodeaban como si estuvieran observando a esa persona. Al mismo tiempo, la maldecían y acusaban sin piedad.
Cuando la curiosa procesión se acercó bastante, Delise vio a una de las emperatrices que tenía en mente. Era la segunda emperatriz.
Una emperatriz muy hermosa con un rostro angelical, cabello plateado puro y ojos negros brillantes llenos de desolación.
La emperatriz que en el pasado quiso y admiró...
Entre la multitud de personas, los ojos de Irina se posaron increíblemente rápido en Delise. En medio de todo el revuelo, las dos pudieron reconocerse claramente.
Irina no estaba atada, pero no podía moverse libremente porque los caballeros la sujetaban con fuerza, incluso si consiguiera librarse de los caballeros estaba rodeada de plebeyos que querían agredirla. No tenía escapatoria.
Sin embargo, el orgullo de Irina pareció herido cuando vio a Delise. Se quedó mirando a Delise con los labios apretados.
Delise se acercó a Irina paso a paso. Había demasiadas personas alrededor de Irina que le resultaba imposible acercarse por completo, pero aun así se acercó lo más que pudo.
Cuando se sintió lo suficientemente cerca. Delise sonrió ampliamente y sacó la lengua.
Su lengua cortada por la mitad apenas estaba unida y sobresalía como si fuera a desprenderse.
—¿Irina fue traída desmayada?
Jasper, que se encontraba trabajando, levantó una ceja ante el informe del Conde Pirnu.
—¿Fue herida por la gente? No. Puede que le sorprendiera que los plebeyos, que siempre la recibían con vítores, la insultaran.
El Conde Pirnu ladeó la cabeza y respondió.
—No parecía eso.
El Conde Pirnu recordó lo que Irina murmuraba con el rostro pálido mientras estaba inconsciente, "Pégatela. Lo siento. Tienes que pegártela. No, no te la arranques". Estaba claro que había visto algo horrible.
En ese momento, Jasper pensó en Delise. ¿Tal vez se encontró con ella?
Cuando Jasper se enteró de que Irina había ordenado que le cortaran la lengua a Delise, envió rápidamente a alguien a donde estaba encerrada para impedirlo. Pero la mitad de la lengua de Delise ya había sido cortada.
Incluso le pidió a Astoria que tratara de curarla cuando supo que tenía magia curativa, pero no pudo unir la mitad de la lengua caída.
—Su Majestad.
El Conde Pirnu preguntó al pensativo Jasper.
—Cada vez que Irina parece recuperar la conciencia, dice el nombre de Su Majestad... ¿qué piensa hacer?
Al principio, Jasper se mostró inflexible, —Olvídalo—No quería ver la cara de Irina.
Jasper se compadecía de Irina incluso cuando sonreía. Debido a su lamentable vida desde que nació, cada vez que le suplicaba a solas entre lágrimas, Jasper sentía una inexplicable presión en su pecho.
Sólo cuando no la veía a la cara o estaba con un grupo de personas podía evaluar sus crímenes con frialdad.
—Sólo infórmame cuando se recupere.
Pero en menos de un minuto, Jasper cambió de opinión.
—No. Iré a verla personalmente.
De todos modos, tenía que hablar con ella en algún momento. Todavía quedaba un poco de tiempo antes de que comenzara el juicio, así que sería mejor hablar ahora.
La habitación de Irina estaba decorada con una armoniosa combinación de color crema suave, un púrpura cálido y un dorado espléndido.
Parecía un lugar de cuento de hadas, por lo que todo niño creería que aquí vivía un príncipe o una princesa.
Sin embargo, aquí no estaban ni la princesa ni el príncipe siempre feliz que cualquier niño imaginaba. Hubo un tiempo en que este lugar estaba lleno de felicidad y risas, pero ahora era más sombrío que nunca.
La habitación no estaba fría, pero tampoco cálida. Dentro estaba el médico del palacio, algunos caballeros y sirvientas, carentes de compasión.
—Su Majestad.
Cuando Jasper entró, todos los presentes lo saludaron cortésmente.
Jasper preguntó inmediatamente al médico del palacio.
—¿Cómo se encuentra?
—Tiene pequeños moretones por la caída, pero por lo demás está bien. Parece que tuvo un fuerte sobresalto.
Jasper hizo un gesto con su mano para que todos salieran de la habitación. Una vez que los caballeros, las sirvientas y el médico del palacio salieron, Jasper dijo fríamente mientras miraba a Irina.
—Deja de hacerte la dormida.
—…
—Sé que estás despierta.
En cuanto Jasper terminó de hablar, los párpados de Irina temblaron y se abrieron, revelando sus ojos negros.
Irina se sentó en la cama y miró a Jasper con resentimiento. Las lágrimas se acumularon lentamente en sus ojos.
—Huir no fue una buena decisión.
—Fuiste tú quien me puso contra las cuerdas para que no tuviera más remedio que huir.
—¿Yo? Fue tu decisión, Irina.
—Estaba encerrada aquí, así que no sabía lo que pasaba afuera. Ni siquiera las sirvientas me contaban. No habría escapado si Su Majestad no me hubiera hecho ver el juicio del Vizconde Vulturi y el juicio de los Vizcondes Greengrass...
Irina hizo una pausa mientras hablaba, se sobresaltó y preguntó a Jasper con voz temblorosa.
—¿Lo hiciste a propósito? ¿Querías que me asustara para que huyera?
—De ninguna manera.
—¡Mientes! ¡Eso lo explica todo!
—Siempre culpas a los demás. Al menos debes asumir la responsabilidad de tus decisiones, Irina.
—¿Qué hay de Su Majestad? ¿No me culpa a mí también?
—¿Yo?
