MISTY LULLABY
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 1: Oportuna luna llena.
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Socializar es parte fundamental en la vida de cualquier aristócrata.
Incluso para los que no son miembros de la alta sociedad, convivir con la comunidad, llenarse el alma de las palabras y experiencias que otros tienen para compartir, asi como formar lazos valiosos y duraderos, es sumamente necesario.
Aunque a Sasuke todo eso siempre le había parecido poco más que una excusa para lo que en realidad era una constante competencia de egos.
Una en la que, a pesar de no tener ningún interés genuino en participar, en ese momento estaba obligado a hacerlo ya que se había enfrascado en otra competencia mucho más grande e importante.
A lo lejos del gran salón visualizó la alta y distinguida figura de su hermano mayor e internamente gruñó de descontento por verlo rodeado de mujeres. Todas sonriendo exageradamente y tratando de encandilarlo con miradas coquetas.
En otras circunstancias, eso no le habría interesado en lo absoluto. Itachi era un éxito a donde quiera que fuera gracias a su belleza, elocuencia y encanto. No había nadie que se le resistiera o que no deseara su compañía. Sin embargo, dada su situación, eso ahora era una terrible desventaja para él.
A diferencia de su hermano, Sasuke nunca fue, era y nunca sería para nada del gusto de nadie en Konoha.
La gente lo veía llegar y se apartaban lo más que podían de él, evitaban hablarle o estar involucrados en conversaciones que lo incluyeran y, por supuesto, no disimulaban las miradas llenas de juicio y aversión que le dirigían, no necesariamente a sus espaldas.
Hijo de una de las casas más importantes de la alta sociedad en Konoha o no, para todo el mundo, Sasuke era indeseado.
Aun así, el joven se rehusaba a rendirse en su contienda contra su hermano y mantenía en alto la esperanza y determinación suficientes para impulsarlo a ganar. Inclusive estaba haciendo las paces con la idea del matrimonio, algo que siempre consideró no era para él y que nunca hubiera perseguido por su propia iniciativa.
Además, seguro habría por ahí alguna señorita solterona y desesperada que no tendría inconveniente en desposarse con él, pese a sus incontables defectos, así que no todo estaba perdido.
—Al menos debería tener la sensatez de recluirse en un rincón — como si lo hubiera invocado, una voz llena de hostilidad "susurró" mientras pasaba a un lado de él.
Sasuke suspiró audiblemente y trató de serenarse tanto como pudo para no darse la vuelta y arremeter contra esa persona.
"Sí, estoy deforme, pero al menos yo no nací asi, ¿cuál es tu excusa?" era lo que a menudo deseaba decirle a todo aquel que lo mirara. Aunque, siendo honestos, tampoco era que la forma que tenía de lidiar con los entrometidos juzgones estuviera muy lejos de eso.
Era bastante conocido por tener una mente ágil, una lengua afilada y cero escrúpulos a la hora de confrontar a quien consiguiera molestarlo. Hombre, mujer, anciano o incluso infante. El Uchiha no hacía distinciones y por ello se había ganado la reputación de ser aún más desagradable por dentro que por fuera.
Haciendo un análisis rápido y, sobre todo, comparándolo con Itachi, cualquiera podría decir que las condiciones para el reto al que se estaban enfrentando no eran equitativas.
¿Cómo se suponía que iba a conseguir esposa antes que su hermano cuando él no contaba con el beneficio de la duda o siquiera la lástima de alguien en Konoha?
El maldito decrépito de su padre seguro se estaba divirtiendo desde el infierno al ver lo que su absurda condición para heredar su título de vizconde había provocado.
De vuelta en la realidad, Sasuke dio de nueva cuenta una inspección visual al salón de la mansión Nara y reafirmó que no había una sola dama en ese lugar con la que pudiera siquiera intentar intercambiar saludos, así que, sin pensarlo demasiado, decidió salir a tomar aire.
Afuera la noche estaba fría y callada por lo que automáticamente se sintió liberado y de mejor humor. Ese era el tipo de ambientes que había preferido desde que era niño, asi que decidió pasear y perderse entre los arbustos hasta que fuera hora de irse a casa.
La oscuridad de la noche habría hecho imposible recorrer el lugar de no ser porque la luna se alzaba completamente llena en el cielo y su luz iluminaba cada rincón como un faro. El astro captó su atención durante varios minutos mientras seguía caminando y quien sabe cuánto más habría seguido viéndolo de no ser porque algo más lo distrajo.
Un dulce canto que, con el volumen de un suave susurro y una entonación casi perfecta, venía de entre la exhibición de altos rosales de los Nara.
Se detuvo un momento para escuchar con más atención y reconoció que provenía de una mujer. Seguramente otra alma solitaria que había preferido pasar la noche escondida en lugar de con los demás.
Se quedó un minuto completo escuchándola, aunque el suave tarareo estaba en otro idioma y no pudo entender ni una sola palabra. Todo lo que había sido necesario para dejarlo congelado y embelesado había sido un timbre y una candidez propias de un ángel.
Sí, aquella doncella definitivamente cantaba como ángel, o tal vez una sirena. Cualquier criatura mítica que no pertenecía al lado de los mortales y sólo un afortunado como él tenía la suerte de escuchar.
Lamentablemente, en un momento el canto se detuvo y el silencio volvió a apoderarse del jardín, por lo que Sasuke se debatió entre marcharse e ir a conocer a la dueña de tan maravillosa voz, sólo que, antes de tomar una decisión, su pie piso una rama, rompiéndola y anunciando su presencia.
—¿Hermano? ¿Eres tú? — la dama preguntó en automático.
Molesto consigo mismo, el Uchiha quiso irse rápidamente, pero sí de por sí tenía mala fama entre las mujeres, huir de una solo lo haría peor, así que decidió responder.
—No, mi lady. No soy su hermano — su voz seca y fría hizo eco en los oídos de su acompañante y ella reconoció que, en efecto, no se trataba de su familiar.
Entonces a pasos lentos e inseguros, la dama que hasta hace un momento lo había deleitado con su canto, emergió de entre las flores carmesí, provocando que dos ideas se hicieran lugar en la mente de Sasuke, rápidamente.
La primera, que nunca la había visto, ni siquiera a pesar de que había llegado a tiempo a la fiesta y había hecho una lista mental de todos los asistentes y, segundo, que era una criatura tan bonita que definitivamente la podía comparar con un ente divino.
No había nada de mortal y común en esa doncella de largos rizos rosados adornados con flores, figura pequeña y curvilínea vestida de blanco y un rostro que a la luz de la luna se notaba delicado y exquisito.
Sasuke la vio parpadear varias veces en su dirección y, aunque estaba acostumbrado a que lo analizaran sin decoro, en ese momento se sintió avergonzado.
Esa muñeca sin duda debía estar cavilando sobre su falta de un brazo o la cicatriz de cinco centímetros que iba de la comisura de su labio hacia su mejilla. Tal vez, inclusive evaluando otras características de su físico o su expresión poco amistosa.
Seguro nunca había visto nada igual y ahora no sabía qué hacer o decir.
Debía hasta estar arrepentida de haber salido en su encuentro y se regañaba mentalmente por no permanecer escondida.
No dudaba que esa fuera la primera vez que esa joven veía una muestra de la crueldad del mundo más allá de los bailes y vestidos bonitos, lo que la guerra y verdadera violencia hacían con la gente, y estaba tratando de digerirlo.
Él acababa de contaminarla estando en su presencia.
Sasuke tenía la certeza de que así era, pero, antes de que incluso se diera cuenta de que lo hacía sentir mal enfrentarse a su escrutinio, ella volvió a sorprenderlo hablando.
—Buenas noches, mi lord, ¿quién es usted?
El hombre frunció el ceño en automático al escucharla y sus sentimientos anteriores quedaron en segundo plano.
¿Quién era él? No podía ser posible que no reconociera a la mal afamada "bestia de Konoha". Su identidad era de dominio público y sería imposible no saber de él o confundirlo con alguien más.
Incluso sin sus marcas por el infierno que había tenido que pasar, su piel blanca, ojos y cabellos oscuros, así como sus facciones fuertes y afiladas, lo delataban como un Uchiha y no había un solo ser en todo Konoha que no supiera de ellos.
—¿Quién soy? — repitió la pregunta y, sin intenciones de ello, su tono de voz sonó a todas leguas ofendido.
—Ah, y-yo lo siento, no quise que sonará así. Fui grosera, por favor discúlpeme — de repente la doncella se mostró avergonzada y sus manos apretaron la tela de su vestido con nerviosismo, aunque en ningún momento apartó la vista de él —. Es solo que no puedo verlo y...
Guardó silenció no sabiendo que más decir, de hecho, lució bastante arrepentida de sus últimas palabras.
—Está bien, no se preocupe. La luna llena no iguala la luz del día — un intento de apaciguar su incomodidad salió por sí solo del hombre, así como la madurez de no seguir haciendo un drama por algo tan pequeño —. Soy Sasuke Uchiha.
—Oh, es uno de los hijos del vizconde Uchiha, ¿cierto? Mis condolencias por su pérdida, le deseo pronta resignación y a su familiar un descanso pacífico — la doncella recitó con sensibilidad mientras se le acercaba.
Si otra persona se lo hubiera dicho, Sasuke habría contestado que más le valía a ese viejo estársela pasando bien en el otro lado, pero, con la distancia entre él y su pequeña acompañante reducida, no hubo lugar en su mente para pensar en nada que no fuera que tenía los ojos más preciosos que había visto jamás.
Grandes, brillantes, rodeados de espesas y rizadas pestañas y rebosantes de dulzura e inocencia. Aquellas alhajas que aún no podía identificar si eran jades o aquamarina le robaron el aliento. Tanto o incluso más que sus labios esbozando una pequeña sonrisa con simpatía para él.
—Gra-gracias... — fue lo único que atinó a decir cuando pudo reaccionar.
—Yo soy Sakura. Sakura Haruno — ella finalmente se presentó.
Sasuke reconoció el apellido. Los Haruno eran distinguidos y antiguos aristócratas que habían hecho una fortuna con la cria y venta de caballos y recientemente por su incursión en el mercado inmobiliario.
Eran una familia muy conocida y respetada, ¿cómo era que nunca había la conocido u oído hablar de ella?
Quiso preguntárselo de inmediato, pero se detuvo al notar que ella lo observaba con cierta expectativa y entonces recordó que estaba faltando a sus modales como caballero.
La mayoría de las damas evitaban que él les besara la mano en las presentaciones y si lo permitían siempre era con una mueca en sus rostros, sin embargo, cuando tomó la pequeña mano de Sakura entre la suya mucho más grande y posó sus labios en el dorso de ésta, ella simplemente siguió sonriéndole y contemplándolo tranquilamente.
Eso fue una sorpresa enorme para él. Un gesto que, aunque fue desconcertante, también fue grato.
—Entonces, señor Uchiha, ¿por qué ha decidido salir si hay una velada tan bonita adentro? — la chica lo cuestionó despreocupadamente.
—Podría preguntarle lo mismo.
—Hay luna llena — ella rápidamente respondió volviendo la mirada al cielo y contemplando la luna de forma extraña —. Nunca me la pierdo.
Un prolongado, más no incómodo, silencio se hizo de un lugar entre ambos y si bien el astro sobre sus cabezas brillaba hermosamente, Sasuke apenas pudo verla durante un par de segundos antes de regresar su atención a la chica a su lado. Ella era mucho más interesante de ver.
Había un extraño magnetismo en Sakura que hacía imposible apartar su mirada de su persona y le hacía desear contemplarla durante más tiempo y con mucha menos distancia de por medio de la que se consideraba respetuosa. Algo que no necesariamente estaba en su exterior, sino que fluía desde adentro. Sólo que no sabía qué.
Si debiera averiguarlo, le tomaría algo de tiempo y obviamente no contaba con él.
—Por cierto... Me llamó "su hermano" hace un momento, ¿está esperando por él? — no quería que se malinterpretara el que estuvieran a solas.
—No, pero, seguro que no tardará en venir a buscarme.
La Haruno se volvió en su dirección y en ningún momento su contemplación flaqueó, de hecho, estaba tan atenta como él lo estaba con ella.
Podía contar con los dedos de una mano las personas que podían enfrentarse a su desagradable rostro sin titubear y cuya mirada no terminaba desviándose a su brazo izquierdo, o más a bien a su falta de éste. Al parecer, ahora debía incluir a esa muchacha en la lista.
—Sí, eso creo. Ningún hermano mayor quiere descuidar a los suyos — mencionó algo que en algún momento había escuchado a Itachi decir.
—Bueno, eso es cierto, sin embargo, en mi caso es por motivos un poco más complicados — los labios rosados de Sakura esbozaron una mueca, como si estuviera conteniendo una gran sonrisa y Sasuke parpadeó, confundido por sus palabras.
—¿Y puedo preguntar cuáles son, ya que parecen producirle tanta gracia? — esa noche estaba siendo más curioso y conversador de lo que nunca antes había sido en toda su vida en presencia de una desconocida, pero no pudo evitarlo.
Ante su pregunta, la expresión de la joven se suavizó y, a pesar de la oscuridad y la poca iluminación, el Uchiha pudo ver sus mejillas ruborizarse, terminando por bajar la mirada hacia el suelo en un gesto de timidez.
—La terrible calidad de mi visión — confesó.
Su respuesta dejo momentáneamente desconcertado y mudo al hombre, al tiempo que varias preguntas y conclusiones se agolparon en su mente, deseosas de salir libres. Entre ellas, si esa calidad de la que hablaba era tan mala que no podía ver sus notorios defectos.
—Oh... Y-yo...
—No se preocupe — Sakura se adelantó a una disculpa de su parte y su buen humor y gentileza de antes volvió a emerger —. No soy ciega, solo es un defecto amplificado que no se puede corregir con gafas.
—¿Qué tan amplificado? — ya que la muchacha pareció abierta a conversar sobre ello, no vio por qué no indagar.
Ella lo pensó un momento, observando a su alrededor en busca de algo que le ayudara a explicarlo, aunque al final se decidió por hacerlo con él.
—Por ejemplo, solo puedo identificar que usted es alto, y que su cabello es oscuro, pero, en lo demás, mis ojos solo me permiten ver una sombra difuminada — la cabeza de la joven se inclinó hacia un lado y le dio un vistazo lento de arriba hacia abajo —. Ni siquiera la luz del día podría hacer el resultado diferente.
—Entonces... Por eso usted no... — se detuvo justo ahí. Estuvo a punto de preguntarle si por eso podía enfrentarse a él sin ningún tipo de temor o aversión, pero se arrepintió de inmediato.
—Sí, lo siento. En serio no pretendía ofenderlo con mi desconocimiento de su identidad — si bien sus ojos eran discapacitados eso no les impedía expresar bien cosas como vergüenza y disculpa en ellos, pero eso luego cambió a jovialidad y sorpresa —. Aunque, usted tampoco había escuchado de mi antes, ¿verdad?
—Ciertamente no — y no entendía cómo era eso posible.
—Al parecer, a la gente que se encarga de hacerle saber a todos sobre mí y mi problema les faltó una persona — Sakura se rió sin gracia y él entendió de inmediato que también era víctima de los constantes cotilleos en Konoha y de su falta de sensibilidad. Malnacidos. Nadie se les escapaba —. Qué raro, nunca pierden oportunidad de mencionarlo, este yo presente o no.
—No creo que vayan a mantener informado de otras personas a alguien a quien también usan como alimento para sus conversaciones — él no se contuvo en transmitir su frustración por ello.
—¿Y porque lo usarían a usted? — el rostro de la muchacha demostró su confusión.
—¿En serio no puede verlo?
—En realidad, solo puedo ver si...
—¡Sakura! — una tercera voz interrumpió lo que estaba a punto de decir y rápidamente Sasori Haruno hizo aparición frente a ellos.
Sus ojos color miel escrudiñaron la escena, cuidadosamente. Había una distancia considerable de por medio entre ambos, su hermana lucia tranquila, su atuendo estaba en orden justo como cuando salió de casa y, aunque el hombre que la acompañaba parecía levemente perplejo, no había signos de que nada de qué preocuparse estuviera pasando previo a su llegada.
Nada más allá de que su ingenua y tierna hermana menor estuviera conversando con el tan mal conocido segundo hijo del fallecido vizconde Uchiha.
—¡Hermano! — Sakura exclamó y alternó una bella sonrisa entre su familiar y el hombre frente a ella — Acabo de conocer a...
—Sí, yo sé quién es — su cruda interrupción borró en un segundo la alegría del rostro de la joven e internamente Sasuke se lamentó por ver su ánimo decaer. Fue como ver un pequeño cachorro retrocediendo ante un regaño de su amo —. Señor Uchiha.
Al menos tuvo la educación de inclinarse suavemente en un saludo, lo que el mencionado imitó tratando de disimular su confusión por tantas cosas pasando a su alrededor, aunque luego pudo volver a su compostura habitual.
—Señor Haruno. Salí a tomar aire un momento y me encontré con su hermana — explicó de la forma más natural posible —. Ella fue una agradable compañía los pocos minutos que pudimos conversar.
—No lo dudo — Sasori pareció esforzarse en ser hostil, lo que hizo a Sakura fruncir el ceño levemente —. Pero ya debemos irnos a casa, la noche está enfriando y no quiero que se enferme, así que, con permiso. Buenas noches.
El hombre de cabellos rojos y mirada juzgona, cuyo físico no le hacía asemejarse en nada su hermana, tomó a la joven del codo y procedió a llevársela, aun cuando ésta se sorprendió debido a su apremio por sacarla rápidamente de ahí.
—Fue un placer, Uchiha-sama. Tenga una linda noche — Sakura apenas pudo despedirse volviendo su rostro hacia el por sobre su hombro en tanto era arrastrada casi contra su voluntad.
—E-el gusto fue mío. Igualmente — respondió casi en un grito pues ella ya había sido llevada algo lejos.
Por lo menos eso no le impidió verla regalarle una última hermosa sonrisa que lo hizo suspirar una vez ya no la tuvo en su presencia.
Eso había sido... Raro. En la mejor de las formas, lo que lo hacía aún más extraño.
Nunca pensó que podría conocer a una persona dispuesta a tener una conversación con él y que no prestara atención a su físico. Aun si fuera por una limitación física.
¿Lo que acababa de pasar entonces podría considerarlo una prueba de que existía la posibilidad de aceptación social para él? ¿O quería decir que más bien solo podía estar cerca de otros tan desafortunados como él?
Fuera como fuese, acababa de comprobar que era verdad el dicho que decía que siempre había un roto para un descosido y, en su caso, era alguien incapaz de ver lo que para él y los demás era imposible de ignorar.
En su propio camino de regreso a la casa se encontró reflexionado más acerca de su peculiar y agradable encuentro con esa chica y preguntándose qué podría haber sido eso lo último que no tuvo oportunidad de decirle.
—Señor Uchiha — interrumpiendo sus cavilaciones, un nuevo personaje se presentó frente a él cuando estuvo al pie de las escaleras de la mansión Nara.
—Señorita Yamanaka — la llamó esforzándose por no sonar ofuscado.
Ella no le agradaba y por la forma en que lo estaba observando desde lo alto, sin molestarse en bajar para acercarse a él, era obvio que tampoco era de su agrado. Entonces, ¿qué quería?
—Tengo un mensaje para usted.
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"Cinco centímetros.
Esa es la distancia mínima a la que uno debe estar de Sakura Haruno para que ella pueda observarlo con claridad y pueda conocerlo físicamente.
Según lo que Yamanaka dijo, eso es más un beneficio que una condición y sólo está destinado para unos pocos. Por la forma en que me observó, al parecer no quiere ni que sueñe con ser merecedor de ello.
Si fuera otra persona, no me importaría. Más aun entendiendo lo que significaría que esa nínfula de ojos de cristal me viera. No obstante, existe un sentimiento en mí que al mismo tiempo me hace desear que lo haga.
Tener esa cercanía, lo que se traduciría a intimidad, con ella, quizá valdría someterme a su juicio, con todo y el posible desastroso resultado de ello. Usar esa excusa para tenerla casi sobre mí y yo también poder admirarla a detalle, tal vez merecería el sacrificio. Permitirle verme y conocerme podría ser la oportunidad perfecta para demostrarme que en lo absoluto estoy avergonzado de mi propio ser.
Lamentablemente dudo que eso pase.
La única forma en que alguien tan ajeno a su persona como yo conseguiría ese favor sería mediante un acuerdo que nunca me atrevería a llevar a cabo con ella.
Por más conveniente que resultaría para mi contraer nupcias con una mujer incapaz de verme tal cual soy, haría honor a mi apodo de bestia si obligara a la criatura más inocente y bella que he conocido a pasar el resto de su vida con alguien que ni siquiera quiere casarse en primer lugar".
-Del diario de Sasuke Uchiha.
…
NOTAS FINALES:
VOLVI! ¡QUE BIEN SE SIENTE ESTAR DE VUELTA! ¿Cuándo fue la última vez que estuve aquí? No hace mucho, pero yo lo sentí como una eternidad ausente.
Para explicar mi desaparición solo puedo decir que me estaban pasando cosas que de verdad no pensé experimentar en mi vida y no pude poner mi atención en nada que no fuera eso. Ya ha pasado y me siento lista para volver a mi anterior vida como escritora ocupada.
Además, estuve esperando a ver si mi cuenta de wattpad seria borrada en una eterna agonía, como eso no pasó, eso también me hizo sentir segura de regresar.
SOBRE ESTE NUEVO FIC: Me uní a la fiebre de Bridgerton, asi que luego de ver la serie me empapé tanto en su universo y la época que no pude evitar usarlo como inspiración para una nueva historia de nuestro ship favorito. Entonces claramente nos espera mucho romance y cursilería a la antigua. AJUAAA.
Muchas gracias por esperarme y de antemano les agradezco millones por venir a leerme nuevamente.
Sin mas por añadir, nos leemos en la siguiente actualización, bye!
