Capítulo 10: El final del verano que lo cambia todo.

Entonces seguimos aun contando la historia, es un poco difícil todo lo que ocurrió ese verano antes de volver a Hogwarts, lo peor es que aún falta el encuentro con su padre, pero en general esta clase de misiones comienzan a cansarlo.

Créanle.

En su tercer año todo es incluso peor y tiene tantos vínculos ahora, que a veces tiene dolores de cabeza al recordarlo.

¿Dónde había quedado relatando la historia?

O sí.

La isla de Polifemo, Draco se estremece al recordar esa historia y las cosas que continúan sucediendo. Se preocupa todo lo que falta ahora que está por irse de vacaciones de tercer año, tiene el sentimiento que todo va a empeorar y sin duda el recuerdo de su año con Potter es un desastre.

Además, tiene que descubrir aún sobre la mujer loca que parece atormentarlo y su padre del Olimpo es más un estorbo que una ayuda real, a pesar de haberlo salvado; Draco sigue siendo un fiel creyente de que está loco.

Bueno, mucho pensar, hay que seguir con la historia, cuando llegaron a la isla y que entiendan que al final del día Draco es solo una pobre víctima inocente.

Que se joda Percy Jackson, lo ama como su mejor amigo, pero es un imán para problemas, incluso peor de lo que es Potter. Aunque recordando como terminó el tercer año, puede pensar que el pobre idiota solamente lo va a tener más complicado luego de lo que le ha sucedido.

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Ver a Grover vestido de novia o a Clarisse luchando con palabras de ira con Polifemo, es una vista bastante confusa. El cíclope apestaba bastante, lo cual era bastante malo para su ya indefenso y sensible estómago, pero por suerte no vomitó; ahora que estaba en tierra firme no parecía tener necesidad. No entendía mucho sobre la falsa escocesa y un chal cosido como atuendo de bodas, pero parece ser que aún llegan a tiempo antes que suceda… no está seguro que pueda suceder.

¿Una masacre cuando se entere la verdad?

Probablemente.

Habían estado viendo como todo se desarrollaba, Clarisse tristemente tiene una boca grande que soltó la tapadera de Grover y los puso dentro de una cueva sin ninguna posibilidad de adentrarse, menos que un pequeño agujero donde tal vez el conejillo de indias Percy podría entrar.

No.

No va a pensar que Hurón Draco podría hacerlo, tiene dignidad.

—Creo que podría hacer algo para entrar, pero no sabría cómo hacerlo hablar —dice Draco meditando un poco sobre los Shabit, podría hacer uno de serpiente que no había querido invocar hasta ahora porque dudaba que hubiera sobrevivido a toda esta locura.

Pero la serpiente que usualmente llamaba Steven podría ayudarle.

Aunque no tienen nada para poder llevarle algún escrito a Grover o Clarisse, para explicarles que estaban aquí y que iban a ayudarles.

—Quien diría que ser un conejillo de indias hubiera sido útil ahora —bromea Percy sobre él mismo viéndolo de reojo.

No.

No va a incluirse en esa broma, piensa Draco con amargura.

—Bueno, eso fue debido a la magia de Circe, no es que alguien vaya por ahí queriendo convertirse en animal y lo haga… al menos que seas hijo de esta y tengas su bendición—explica Annabeth con indiferencia.

Percy voltea a verlo, levanta una ceja, Draco lo fulmina con la mirada.

Sí, Percy, ve por ahí haciendo muecas para que todos entiendan que tienes magia, porque ya sabes, eres hijo de magos que tienen totalmente prohibido unirse a cualquier dios del Olimpo que no sea Hécate; es excelente. Y aunque quisiera convertirse en un… animal diminuto que para nada tiene que ser un hurón, tampoco es que pueda hacerlo.

Ser un animago tiene un proceso bastante complicado y no todos los magos tienen la capacidad de convertirse en uno por simple deseo de este. Se ocupa un proceso complicado (puede o no puede que Draco investigara antes de entrar a Hogwarts por curiosidad, desanimándose en el proceso), pociones, hiervas en la boca por un tiempo indefinido y una tormenta eléctrica.

No es como si Draco pensara de repente: "Quiero convertirme en hurón" y algo pasará.

El pensamiento se forma en su mente, antes que todo comience a dar vueltas, Percy y Annabeth hacen jadeos asombrados mientras el dolor pasa rápidamente en el cuerpo de Draco; antes que todo se vuelva jodidamente gigante.

No.

No otra vez.

No.

Por favor no.

Draco grita horrorizado, pero el sonido de un chillido provoca que tanto Annabeth como Percy se agachen hasta su altura, mientras golpea el suelo con patas diminutas que reconoce perfectamente; además del deseo de comer algo de carne, parece ser que los hurones son carnívoros o al menos lo era él.

—Puede que luego del incidente con Circe tengas la posibilidad de convertirte en hurón. ¿Puedes hacerlo también Percy? —pregunta Annabeth curiosa por las posibilidades que eso podría implicar.

Luego de una mueca con el rostro, una mirada de reojo de que Percy piensa que probablemente es ahora un hurón por la parte mágica de él, más que la de su padre del Olimpo.

—Dudo que pueda —contesta el chico tímidamente, decepcionando a su amiga.

Draco ve sus pequeñas patas incrédulo.

¿Qué significa esto?

No ha visto un animago en persona, pero su transformación fue muy similar a como lo decía en los libros, lo que hizo que comenzara a sudar frío; metafóricamente, ahora como hurón parece tener muchas cosas de forma limitada. La idea de que de alguna manera Circe con su magia no solamente lo transformara en hurón, sino que todo el proceso de convertirse en animago fuera modificado, saltando todos los pasos para que terminara siendo… esto.

Lo llenó de incredulidad.

E ira.

La iba a asesinar a esa bruja de pacotilla.

Un hurón.

Su animal animago era un hurón, ahora debido a toda esta situación, Draco podría haber vivido completamente una vida ajeno de que este sería su espíritu animal.

—¿Puedes volver a ser humano? —preguntó Annabeth luciendo preocupada.

Draco la vio fijamente, antes de notar, horrorizado, que, de hecho, no, no podía volver a ser humano, aunque intentara pensarlo como cuando se hizo hurón.

Joder.

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Las primeras transformaciones para magos en animagos no suelen ser fáciles, están llenas de problemas y es muy importante tener cuidado, tener expertos a tu alrededor para no quedar atrapado entre lo que podría ser una especie de limbo entre humano y animal. La parte buena de todo esto es que Draco era un animal, no era una especie de monstruo entre ambos seres, por lo cual solamente tiene que encontrar una forma de regresar a la forma humana sin necesidad de las vitaminas de Hermes.

Sería genial averiguarlo sin estar en medio de una misión y la isla de un cíclope de leyendas.

No buenas leyendas.

Por suerte para ellos, Grover hablaba idioma animal, así que cuando entró por la cueva en lugar de Clarisse que estaba por asesinarlo, cuando gritó horrorizado que era Draco; bueno, estaba con vida. Aunque por la mirada de Clarisse, que a pesar de todo está en peligro de morir, dice que esto será sinónimo de molestarlo de por vida en el campamento.

Su vida social inexistente ahora estaba más muerta que cuando inicio.

—¿Percy y Annabeth están aquí? —preguntó Grover prácticamente conmovido, mientras Clarisse bufaba un poco aliviada y Draco asintió como hurón.

—Ellos entrarán, pero deben tener cuidado y no ser tan imprudentes. —Le da una mala mirada a Clarisse, tan mala como puede un hurón—. Hemos estado buscándote por días —añade viendo a Grover con grandes ojos que hacen al sátiro lucir al borde del llanto.

No dice nada cuando este lo abraza con el cuello tan suave como puede contra él.

—¿Y eso qué significa? —cuestiona Clarisse molesta.

Eso significa.

Que espera que Percy y Annabeth piensen rápido una forma de sacarlos a todos con vida.

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Había pensado que sería sutil.

Claro que no es así.

Ser un hurón era entrañablemente divertido, al menos no tenía responsabilidad por lo que hicieran sus amigos. Podría ser una bola de estrés para Grover o lo sería si no estuviera atado con Clarisse, pero dado que nadie podía entenderlo, rápidamente se puso en el hombro del sátiro sujetándose con fuerza de este.

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Es difícil sujetarse, aunque Percy le ofreció el hombro, Draco gruñó a Grover que no tiene sentido estar con alguien que no puede entenderlo; el chico pareció herido al respecto cuando le hicieron la traducción. Bueno, este había ido a salvarlos, soltando las cuerdas, corriendo luego de escuchar a Annabeth gritar. No era divertido moverse sobre el hombro de alguien de esa forma, pero ir corriendo por su cuenta los retrasaría. Era muy difícil lucir un poco digno cuando eres un puto hurón, pero Draco no piensa mucho al respecto, porque ahora todos están luchando por sus vidas.

Polifemo era un idiota.

Pero un idiota gigante.

Un gran gigante que puede matarte.

Los chicos sabían atacar, habían entrenado en el campamento y aunque Draco no pudo ser parte de esto, porque era un hurón, no dudo en saltar de Grover cuando estuvieron cerca, escabullirse entre las piernas del gigante y morderlo sin piedad en el dedo del pie.

Fue la cosa más asquerosa que había hecho Draco en su vida.

Pero funcionó.

—¡Raaaarrr! —rugió el gigante.

La buena noticia: soltó a Annabeth. La mala: la dejó caer de cabeza sobre unas rocas, donde quedó inmóvil como un muñeco de trapo.

Otra mala noticia: Polifemo corrió hacia Percy, quinientos apestosos kilos de cíclope que debía combatir con su pequeña espada.

Draco salió volando.

Joder.

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Su pequeño cuerpo escupió el aire que tenía, jadeando cuando estaba sobre su espalda, pensando en que Percy tendría que arreglárselas con los demás contra el cíclope. Draco usó su cuerpo para correr hacia Annabeth que seguía inconsciente, haciendo que gruñera mientras con su cuerpo adolorido saltaba sobre ella intentando que reaccionara.

Grover llegó contra ellos, sujetando a Annabeth y, por ende, a Draco sobre esta.

—Va a estar bien —dijo con pánico, a lo cual Draco saltó sobre su hombro para ver a Percy.

Estaba luchando contra Clarisse.

Joder.

Forma humana, ocupa una forma humana.

Pero su cuerpo se negaba a responder.

Ambos comenzaron a correr colina abajo, mientras que ellos iban hacia las ovejas asesinas, Draco le gruñó a Grover que maldijo antes de seguir la dirección porque Percy y Clarisse venían detrás de ellos. No quería ir hacia la lucha, Annabeth sigue inconsciente y sangrante.

Es inútil.

Otra vez.

Como en el verano pasado.

—Corta las cuerdas, Annabeth tiene un cuchillo —habló saltando donde sabía que estaba el arma.

El plan sería perfecto, Percy y Clarisse vendrían de su lado, la cuerda se cortaría antes que el cíclope llegara hacia ellos. Hubo gritos, corrieron, pero cuando Percy logró llegar al lado de ellos para cortar las cuerdas; el cíclope había quedado de su lado.

Sí.

Un plan perfecto que falló.

Fue el fin.

Draco se encontró temblando entre el cuerpo de Annabeth y Grover, cuando Percy literalmente se lanzó a la lucha con un grito de guerra. Parecía como si algo se hubiera apoderado del chico torpe, que, si bien era hábil con la espada, nunca había sacado esta clase de interior guerrero; bueno sí, dicen que paso algo similar con Ares, pero esto era un puto cíclope y… a quien quiere engañar.

Alzó la espada y se lanzó al ataque, olvidando que era un combate absolutamente desigual. Le clavó la espada en la barriga, y cuando se dobló de dolor, le asestó un golpe en la nariz con la empuñadura. Rebaño, coceó y aporreó con furia, y de repente Polifemo estaba en el suelo, aturdido y soltando gemidos, y Percy encima de él, con la punta de la espada apuntando a su único ojo.

—¡Huy, huy, huy, huy! —gemía el monstruo.

—¡Percy! —jadeó Grover—. ¿Cómo has…?

Era la misma pregunta de Draco si era sincero.

—¡Noooo, por favor! —suplicaba el cíclope, mirando a Percy lastimero. Le sangraba la nariz y por el rabillo del ojo le asomaba una lágrima—. Mis ovejitas me necesitan. ¡Yo solo quiero proteger a mis ovejitas! —Y empezó a sollozar.

Percy había vencido.

Solo ocupaba clavarle la espada.

Un golpe seco y se acabó.

—¡Mátalo! —chilló Clarisse—. ¿A qué esperas?

—¡Es un cíclope! —le advirtió Grover—. ¡No te fíes de él!

Draco chilló indignado, porque estos dos idiotas no sabían lo que decían, todo eran palabras equivocadas, porque ahora puede sentir la empatía dentro de Percy. Probablemente, esté pensando en Tyson y eso era sin duda algo que no ocupaban ahora.

No tiene nada en contra de cíclopes como Tyson, pero este cíclope es diferente.

Hay humanos buenos.

Humanos malos.

Hay cíclopes buenos como Tyson.

Este era un cíclope muy malo.

—Solo queremos el Vellocino de Oro —le dijo Percy—. ¿Dejarás que nos lo llevemos?

—¡No! —gritó Clarisse—. ¡Mátalo!

Draco apoyaba fervientemente a Clarisse.

El monstruo se sorbió la nariz ruidosamente.

—Mi hermoso vellocino, la mejor pieza de mi colección. Llévatelo, hombre cruel. Tómalo y vete en paz.

—Voy a retroceder muy despacio —le dijo Percy al monstruo—. Un movimiento en falso y…

Polifemo asintió como si comprendiera.

Dio un paso atrás y, rápido como una cobra, el monstruo le lanzó al borde de la sima de un manotazo.

—¡Estúpido mortal! —bramó mientras se incorporaba—. ¿Llevarte mi vellocino? ¡Ja! Primero he de comerte.

Quisiera.

Draco saltó del cuerpo de Annabeth rápidamente, no sabe que sintió exactamente, pero su cuerpo simplemente fue como si se llenara de energía y todo estuviera claro por un instante. Había olvidado el vínculo, claro que sentía las emociones fuertes de este, pero algo dentro de él solamente se había encendido como un bombillo.

Protégelo.

Cuídalo.

Ayúdalo.

Eran palabras que se volvieron como un mantra y cuando saltó al suelo era nuevamente un humano, que no dudo en tocar el brazalete en su brazo; la lanza en sus manos se sintió correcta. A diferencia de Percy, de la humanidad de su amigo, de lo que fuera que le hizo tener piedad.

Draco no la tuvo.

La lanza atravesó sin piedad el muslo derecho del Polifemo, quien soltó un alarido, antes que una piedra como una pelota de baloncesto se colara por la garganta de este. El cíclope comenzó atragantarse e intentó deglutir aquella píldora inesperada.

Se tambaleó, mientras gimoteaba de dolor, cuando Draco corrió para soltar la lanza de su pierna, incrustada, ocasionando un charco bastante desagradable de sangre asquerosa de por medio.

Intentó sujetar a Percy cuando cayó del cielo, hubiera sido muy heroico y masculino.

El idiota cayó sobre su espalda.

—Joder —gruñó Draco estampado contra el suelo, con el rostro contra la tierra y Percy que se movía incrédulo sobre él.

Cuando siguió su mirada lo vio.

Hacia la mitad del camino que llevaba a la playa, completamente ileso, aunque estuviera en medio de un rebaño de ovejas asesinas.

—¡Polifemo malo! —exclamó Tyson—. ¡No todos los cíclopes son tan buenos como parecemos!

Draco se encontró sin comprender cuál alivio era de Percy o el suyo.

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Tyson les dio una versión resumida de lo que había pasado: Rainbow el hipocampo, que por lo visto les había seguido desde Long Island Sound con la esperanza de que Tyson jugase con él, lo había rescatado cuando se hundía bajo la chatarra del CSS Birmingham y había logrado ponerlo a salvo. Los dos juntos habían recorrido desde entonces el Mar de los Monstruos tratando de localizarnos, hasta que Tyson detectó un fuerte tufo a oveja y dio con la isla.

No ocupo nada más.

Era perfecto.

Luego fueron rodeados de ovejas asesinas.

El vellocino, por otro lado, ayudó a Annabeth a recuperarse, no le importó la desesperación de Percy, ya que Draco se encontró con su propio dolor al ver la cantidad de sangre; no quería perder a su amiga, así que el vellocino había sido de gran utilidad cuando esta se despertó casi totalmente curada.

Clarisse demostró ser más de lo que parece cuando ayudó a cargar Annabeth hacia el Vengador de la Reina Anna.

Luego, ante los ojos de un sorprendido Draco, pudo ver una lucha de hermano entre Percy y Tyson, ambos unidos contra Polifemo; quiso ir a ayudarles, pero esta vez el vínculo no lo obligo a moverse, como si algo dentro de él dijera que todo estaba bien.

—Son asombrosos —escuchó susurrar a sus propios labios.

Luego Clarisse se unió a la lucha.

Aparentemente, no a gusto con que el cíclope quisiera casarse con ella.

Nadie dijo nada.

Incluso cuando eso los llevó a naufragar y ser salvado por hipocampos.

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Miami.

No era lo importante, habían pasado 10 días fuera del campamento.

Lo cual significaba que el árbol de Thalia debería estar muerto para entonces.

Percy le había dado el dinero que tenían a Clarisse para que se fuera en boleto de avión, eso había sido inesperadamente amable y Draco pensó que era un idiota; pero nadie le hizo caso cuando Clarisse había salido corriendo porque se quedaban sin tiempo.

Fue ahí cuando apareció Luke.

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—Eh, colega —dijo Luke—. Bienvenido a Estados Unidos —habló este como si no tuviera una espada en el cuello de Percy.

Draco lo odió.

Recordó las palabras que compartió con Clarisse en lo que parece una eternidad, pero no pudo moverse cuando sus matones de siempre, aquellos dos osos gemelos, se materializaron a ambos lados. Uno sujetó a Annabeth y a Grover por el cuello de la camiseta. El otro intentó agarrar a Tyson, pero este lo derribó sobre un montón de maletas y le soltó un rugido a Luke.

Draco sacó su lanza obligando al otro a soltar a Annabeth y Grover.

No.

Iba a luchar.

Esta vez no se paralizaría.

—Draco. —La voz de este sonó como un encantador de serpientes.

Draco volvió a verle con odio, pero este no parecía en lo más mínimo sorprendido; Draco se sintió paralizado por algún motivo.

—Percy —dijo Luke con calma—, o le dices a tu gigante que se aparte de mi vista o todos saben que no podrán ganar; ¿aún te sigues tropezando con la lanza Draco?

Apretó la lanza con fuerza, al tiempo que Annabeth y Grover detrás de él, parecían en alerta; intentó ignorar la mirada desconsolada de Annabeth o el gruñido de furia de Percy por las palabras de Luke.

Draco odia a Luke.

Odia ver al chico amable que le había sonreído cuando se encontró en problemas cuando llegó al campamento, todo siendo nuevo, asustado y desconfiado.

Lo odia por traicionarlo.

Y este sentimiento no era de Annabeth o Percy.

Era totalmente suyo.

—¿Qué quieres, Luke? —refunfuño Percy.

Esbozó una sonrisa que le deformaba la cicatriz de la cara.

Señaló el otro extremo del muelle y se dio cuenta de una cosa que tendría que haber saltado a la vista desde el principio: el crucero más grande del puerto era el Princesa Andrómeda.

—Bueno —dijo Luke—, lo que quiero es ofrecerte otra vez mi hospitalidad, por supuesto.

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Los osos gemelos los subieron a bordo del Princesa Andrómeda y los llevaron a la cubierta de popa, frente a aquella piscina con surtidores que rociaban agua. Una docena de matones variados —reptiles, lestrigones, semidioses con armadura— se había reunido para brindarnos su «hospitalidad».

Otra vez.

Esto se vuelve aburrido.

—Bueno —musitó Luke—. El vellocino. ¿Dónde está?

Nos examinó con atención. Le pinchó la camisa a Percy con la punta de su espada. Se asomó a los vaqueros de Grover.

—¡Eh! —protestó él—. ¡Eso es pelo de cabra natural!

—Perdona, viejo amigo —dijo Luke con una sonrisa—. Tú dame el vellocino y yo permitiré que reanudes la búsqueda que habías emprendido.

—¡Ja! —dijo Grover—. Conque «viejo amigo», ¿eh?

—Quizá no me has oído. —La voz de Luke sonaba peligrosamente tranquila—¿Dónde… está… el vellocino?

—Aquí no —dijo Percy—. Lo hemos enviado por delante. Esta vez la has pifiado, «amigo».

Luke entornó los ojos.

Draco entrecerró los ojos confundidos.

—Mientes. No puedes haber… —Se sonrojó repentinamente ante la espantosa posibilidad que se le estaba ocurriendo—. ¿Clarisse?

Percy asintió confiado.

Draco se horrorizó por otra cosa.

A pesar de su clara actuación, a pesar de lucir levemente sorprendido, había una especie casi de brillo maníaco en sus ojos; Draco no entiende por qué el chico parecería satisfecho cuando claramente habían estado caminando en contra de sus planes.

¿Eso hicieron?

—¿Le has confiado…? ¿Le has dado…?

—Así es.

—¡Agrias!

El oso gigante retrocedió.

—¿S-sí?

—Baja y prepara su corcel. Súbelo a cubierta. Tengo que irme volando al aeropuerto. ¡Rápido!

—Pero, jefe…

—¡Deprisa! —gritó Luke—. O te echaré de comida al dragón.

El oso tragó saliva y bajó pesadamente por las escaleras. Luke deambulaba junto a la piscina, soltaba maldiciones en griego antiguo y aferraba su espada con tal fuerza que los nudillos parecían a punto de estallarle.

Pero no estaba enojado.

Parecía un poco preocupado.

Pero no furioso.

El resto de la pandilla tenía un aire más bien incómodo. Quizá nunca habían visto a su jefe tan desquiciado.

—Has estado jugando con nosotros desde el principio —le recriminó Percy, pero Draco no dejaba de ver a Luke con la preocupación creciendo en su interior—. Pretendías que te trajéramos el vellocino y ahorrarte así el trabajo de encontrarlo tú—

—¡Por supuesto, idiota! —replicó ceñudo—. ¡Y tú has acabado estropeándolo todo!

No.

Su rostro no era sincero.

Era como si dijera la verdad y al mismo tiempo, esto era una trampa, de alguna forma estaban en medio de otra trampa.

—Percy —intentó hablar, Luke le dio una mirada divertida de reojo, pero Percy tenía demasiada furia.

—¡Traidor!

Pudo ver como Percy sacaba del bolsillo su último dracma de oro y se lo arrojó. Tal como esperaba, Luke lo esquivó fácilmente. La moneda atravesó la cortina de agua iluminada por el arco iris.

—Nos engañaste a todos —Percy tenía sus propios planes—. ¡Incluso a Dioniso en el Campamento Mestizo!

Luke sonrió con desdén.

—No es momento de hacerse el héroe, Percy. Tira tu miserable espadita o haré que te maten más pronto que tarde.

—¿Quién envenenó el árbol de Thalia, Luke?

—Yo, por supuesto, —gruñó—. Ya te lo dije. Usé veneno de pitón vieja, traído directamente de las profundidades del tártaro.

—¿Quirón no tuvo nada que ver en el asunto?

—¡Ja! Sabes muy bien que él nunca lo habría hecho. Ese viejo idiota no tiene agallas

—¿Eso son agallas, según tú? ¿Traicionar a tus amigos? ¿Poner en peligro a todo el campamento? —Luke levantó su espada.

—Tú no entiendes ni la mitad de todo este asunto. Iba a dejar que te llevases el vellocino… una vez que yo lo hubiese utilizado.

Oh no.

Los ojos de Luke contra los de Draco, le dieron a entender que tenía sentido todo, esto estaba mal. El vellocino, nunca debieron llevarse el vellocino.

¿Pero por qué no?

Draco sentía que lo terminarían descubriendo pronto.

—Pensabas reconstruir a Cronos —dijo Percy.

—¡Sí! Y la magia del vellocino habría acelerado diez veces su regeneración. Pero no creas que nos has detenido, Percy. Solo has ralentizado un poco el proceso. —No, eso no suena sincero.

—O sea que envenenaste el árbol, traicionaste a Thalia y nos tendiste una trampa… todo para ayudar a Cronos a destruir a los dioses.

Luke apretó los dientes, lucía más aburrido que otra cosa.

—¡Ya lo sabes! ¿Por qué me sigues preguntando?

—Porque quiero que te oiga toda la audiencia

—¿Qué audiencia?

Entornó los ojos, miró atrás y todos sus matones hicieron lo mismo. Dieron un grito y retrocedieron un paso. Sobre la piscina, en medio del arco iris nublado de vapor, temblaba la imagen de un mensaje Iris: Dioniso, Tántalo y el campamento entero en el pabellón del comedor. Todos permanecían sentados y en silencio, mirándonos atónitos.

—Bueno —dijo Dioniso secamente—, una inesperada distracción nocturna.

—Señor D, ya lo ha oído —dijo Percy—. Todos han oído a Luke. Quirón no tuvo ninguna culpa en el envenenamiento.

El señor D suspiró.

—Supongo que no.

—Ese mensaje Iris podría ser una trampa —sugirió Tántalo, aunque él tenía casi toda su atención puesta en una hamburguesa de queso, que estaba intentando acorralar con ambas manos.

—Me temo que no —dijo el señor D, mirando con repulsión a Tántalo—. Por lo visto, tendré que rehabilitar a Quirón como director de actividades; creo que echo de menos las partidas de pinacle con ese viejo caballo—

Tántalo atrapó la hamburguesa, que esta vez no se le escapó volando. La levantó del plato y la observó asombrado, como si fuese el mayor diamante del mundo.

—¡La tengo! —dijo riendo a carcajadas.

—Ya no necesitamos tus servicios, Tántalo —anunció el señor D.

Tántalo parecía estupefacto.

—¿Qué? Pero…

—Puedes regresar al inframundo. Estás despedido.

—¡No! Pero… ¡Nooooooooo!

Mientras se iba disolviendo en una niebla, asió con fuerza la hamburguesa y quiso llevársela a la boca, pero ya era demasiado tarde. Se desvaneció por completo y la hamburguesa cayó en el plato de nuevo.

Los campistas estallaron en vítores.

Luke bramaba de rabia. Atravesó el surtidor con su espada y el mensaje Iris se disolvió. Pero ya había cumplido su misión.

—Cronos tenía razón, Percy. Eres poco fiable. Habrá que reemplazarte.

Uno de sus hombres tocó un silbato de bronce y las puertas de la cubierta se abrieron de golpe. Aparecieron una docena de guerreros que formaron a nuestro alrededor un círculo erizado con las puntas de bronce de sus lanzas.

Luke se sonrió.

—No saldrás vivo de este barco.

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Salieron con vida de eso.

Había sido una extraña demostración de testosterona (palabras de Annabeth) cuando Percy logró convencer a Luke de una lucha entre ellos, que lo hizo sentirse tenso la mayor parte de ella; no pudo ayudar, si hiciera algo provocaría que el 1 vs 1 que consiguió Percy, se transformara con todos los otros guerreros presentes. Al final no fue necesaria su intervención cuando apareció Quirón, pero no importaba.

Cuando Luke los vio marcharse con ayuda de Quirón y sus familiares, puedo jurar que le dio una última sonrisa divertida a él.

Draco no pudo hacer nada nuevamente.

Sus puños se apretaron con furia.

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Quirón tuvo una charla con Percy, de la cual Draco no sabe nada, pero cuando llegaron de regreso al campamento, Quirón comentó que pronto tendría una charla con Draco.

¿Pronto cuando era?

Un día.

Una semana.

Un año.

No parecía importar.

Gracias a la capacidad especial de los centauros para viajar, llegaron a Long Island poco después de que lo hiciera Clarisse. Cabalgo a lomos de un familiar de Quirón, pero no habla mucho durante el trayecto, y menos aún de lo que había pasado. Cuando llegaron al campamento, los centauros tenían muchas ganas de conocer a Dioniso. Les habían dicho que organizaba unas fiestas increíbles. Pero se llevaron una decepción, el dios del vino no estaba para fiestas, precisamente cuando el campamento en pleno se reunió en lo alto de la colina Mestiza.

Lavender había le había saltado encima, apenas se bajó, abordándolo en un mortal abrazo, que demostró que Draco tal vez había quedado herido.

Incluso lejos de las luchas.

Había sido tratado duramente cuando era un hurón y se sentía magullado, al abrazo de Lavender se había unido un emocional Will.

Fue bueno volver, pensó Draco conmovido.

En el campamento habían pasado dos semanas muy duras. La cabaña de artes y oficios había quedado carbonizada hasta los cimientos a causa de un ataque de Draco Aionius (que, por lo que pude averiguar, era el nombre latino de un lagarto-enorme-que-escupe-fuego-y-lo-destruye-todo), hubo varios chistes por su nombre. Las habitaciones de la Casa Grande estaban a rebosar de heridos; los chicos de la cabaña de Apolo, que eran los mejores enfermeros, habían tenido que hacer horas extras para darles los primeros auxilios.

Todos los que se agolpaban ahora en torno al árbol de Thalia parecían agotados y hechos polvo.

En cuanto Clarisse cubrió la rama más baja del pino con el Vellocino de Oro, la luna pareció iluminarse y pasar del color gris al plateado. Una brisa fresca susurró entre las ramas y empezó a agitar la hierba de la colina y de todo el valle, todo pareció adquirir más relieve: el brillo de las luciérnagas en los bosques, el olor de los campos de fresas, el rumor de las olas en la playa.

Poco a poco, las agujas del pino empezaron a pasar del marrón al verde.

Todo el mundo estalló en vítores. La transformación se producía despacio, pero no había ninguna duda: la magia del Vellocino de Oro se estaba infiltrando en el árbol, lo llenaba de nuevo vigor y expulsaba el veneno.

Quirón ordenó que se establecieran turnos de guardia las veinticuatro horas del día en la cima de la colina, al menos hasta que encontráramos al monstruo idóneo para proteger el vellocino. Dijo que iba a poner de inmediato un anuncio en El Olimpo Semanal.

Entretanto, los compañeros de cabaña de Clarisse la llevaron a hombros hasta el anfiteatro, donde recibió una corona de laurel y otros muchos honores en torno a la hoguera.

Annabeth, Percy y Draco eran ignorados.

Era como si nunca hubieran salido del campamento.

Supuso que ese era su mejor modo de darles las gracias, porque si hubieran admitido que se habían escabullido del campamento para emprender la búsqueda, se habrían visto obligados a expulsarlos.

Esto es lo mejor, piensa Draco cuando puede desplomarse sobre una camilla de la enfermería, donde Will sonríe contando sobre las historias que ha pasado en el campamento; Lavender se cola esa noche diciendo que Draco tiene peor suerte que Harry Potter si lo que contaron es verdad.

—Tengo peor suerte que Potter, ¿Quién lo creería posible? —bromea Draco divertido cuando sus costillas fueron vendadas.

—¿Harry Potter, el niño del que siempre hablas? —pregunta Will realmente curioso.

Lavender chilla emocionada antes de contar historias falsas, sobre rivalidad (esto sí es verdad) y tensión romántica (que es mentira), al niño rubio.

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A la mañana siguiente, una vez que los ponis partieron para Florida, Quirón hizo un anuncio sorprendente: las carreras de carros continuarían como estaba previsto. Tras la marcha de Tántalo, todos creíamos que ya eran historia, pero a fin de cuentas parecía lógico volver a celebrarlas, en especial ahora que Quirón había regresado y el campamento estaba a salvo.

A Tyson no le entusiasmaba la idea de volver a subirse a un carro, después de nuestra primera experiencia, de modo que le pareció estupendo que Percy formara equipo con Annabeth.

Querían que Draco estuviera ahí.

Draco quería estar ahí.

—Creo que esta vez lo veré desde el suelo, el Doctor me dio órdenes de reposo —dijo Draco de forma tensa, mientras le guiñaba un ojo a Will, que se sonrojó avergonzado antes de empujarlo.

Se rió al respecto.

Percy pareció un poco confundido y decepcionado, pero luego de ver a Annabeth parecía totalmente encantada con la idea.

Mientras veía la estúpida carrera que parecía lista para asesinar a sus amigos, Draco pensó con una sonrisa algo triste, que tal vez esta sería una buena forma de despedirse. No había dejado crecer el sentimiento, probablemente pasaría mucho tiempo antes que pudiera decir que no sentía nada, pero al ver a Percy luchar al lado de Annabeth, ambos totalmente encantados por el otro mientras luchaban en equipo.

Pensó con tristeza como probablemente ahí iba su primer amor.

Ni siquiera le dio oportunidad de crecer.

—Eso fue un suspiro triste —dice Lavender con curiosidad al ver como la carrera era ganada por Annabeth y Percy contra todo pronóstico.

—Fue una despedida a algo que no debe crecer —dice viendo fijamente como Percy se ve radiante mientras agradece a Tyson.

Tyson se sonrojó hasta las orejas. La gente estalló en vítores.

Cuando Annabeth le dio un beso en la mejilla a Percy, después de lo cual el rugido de la multitud aumentó bastante de volumen; pudo ver el rostro de Lavender como si tuviera una revelación sobre el tema. No pregunta que sabe, porque solamente sabe que conoce algo; parece casi triste por él.

Duele.

Pero dejará de doler algún día.

Draco sonríe ligeramente cuando Percy lo saluda entre la multitud, esperando solamente que no sienta esto, que no sienta la tristeza o soledad.

La cabaña entera de Atenea se subió a los hombros a Annabeth, a Tyson y a Percy, y los llevaron hasta la plataforma de los vencedores, donde Quirón aguardaba para entregarles sus coronas de laurel.

Duda que lo sienta.

Cuando las emociones propias son demasiado fuertes, Draco no puede sentir a los demás, así que por ahora está bien.

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Draco deja a Percy y Annabeth disfrutar de su nuevo estatus de campeones, una parte de él le susurra que, si hubiera dicho que sí, habría celebrado junto con ellos; pero al final no hubiera servido de nada. Durante todo su primer año en Hogwarts había querido ganarle a Harry Potter en el quidditch, pero incluso aunque hubiera estado ahí, duda que eso lo hubiera hecho feliz. Duda que si hubiera tomado participación en la carrera hubiera ganado algo, simplemente parece que estaría luchando por alcanzar algo que no tiene en sus manos.

Una Snitch dorada que vuela de sus dedos hacia la lejanía.

Llama a su madre que, por supuesto, había estado en contacto con Sally Jackson, que era sin duda una mala influencia; el rostro de Narcisa Malfoy indicándole que volvería a casa antes de que se terminara el verano lo hizo estremecerse.

Las guardas habían sido levantadas.

Las runas estaban listas.

Ocupaba llegar antes para prepararse para los exámenes de Hogwarts que tendría que hacer de su segundo año, para ingresar a su tercer año; si bien había estudiado, no sería mala idea el ponerse al día por su cuenta y no con la distracción del campamento.

Draco miró por la mensajería Iris a su madre hablar con ese tono que no permitía ninguna duda.

Tal vez fuera lo mejor.

Estaba acostumbrado estar al lado de Percy, había querido todo el verano pasar todo el tiempo con su amigo, pero ahora, solo quería descansar un poco; llorar su primer amor que claramente no tenía ningún futuro y superarlo en Hogwarts.

El próximo verano sería diferente.

Serían mejores amigos como ahora, pero Draco habría matado cualquier sentimiento romántico que había querido nacer de su interior.

—Dos semanas más Draco, solo tienes eso y luego volverás a casa… si no es que vas a otra aventura al fin del mundo nuevamente —habla Narcisa sujetándose el puente de la nariz.

Luego le había dicho que lo amaba, su padre saludó efusivamente, o tan efusivamente como era; luego la llamada terminó y se quedó demasiado tiempo frente al río. Pensando seriamente en como rayos le diría a Percy que las vacaciones de verano, se habían acortado drásticamente.

No ocupaba ser un vidente para saber que no le gustaría.

Aunque este nunca lo volteara a ver con ojos románticos, Draco era su mejor amigo (lucharía con Grover y Annabeth con puños y garras por eso), no estaría feliz de perderlo de vista hasta el próximo año.

Lavender no estaría feliz de que la dejara sola, aunque estaría más tranquila, ya que lo vería durante el año escolar de Hogwarts.

¿Tal vez podría verlo en algunas vacaciones?

—Draco Malfoy —habla Quirón saliendo de la nada, Draco había perdido el sentido del tiempo y el espacio, pero sonríe cuando ve al centauro.

O lo hace.

Hasta que ve su expresión.

Mala señal.

Caminan un rato en silencio, Draco solamente sigue el paso del hombre centauro que parece estar patrullando y viendo a todos; saludando a los demás, pero permaneciendo en una especie de camino alejado que les daba presencia.

Pero lejanía para conversaciones privadas.

—Annabeth me comentó algo que cree, una teoría, pero quería confirmarlo contigo, ya que no se supone que algo así sucediera. —A diferencia de Percy, Draco entiende rápidamente las palabras de Quirón.

—Así que ella también lo sintió, a diferencia de Percy, no parece tan fuerte para que lo note.

—Ella es bastante perceptiva, aunque no esperaba que aparte de Percy tuvieras un vínculo con otra persona, lo cual es bastante… inusual, dado la posible naturaleza del vínculo.

—¿Naturaleza? —cuestiona curioso.

El año pasado Quirón no dijo mucho sobre el vínculo, pero ahora parecía haber replanteado su idea, probablemente por lo que pasó en el campamento o simplemente había considerado que ahora era el momento.

—El talón de Aquiles. —Bien eso sin duda era algo sacado de contexto, pero Draco asiente siguiendo la línea de pensamiento errática—. Todos conocen a Aquiles, pero pocos conocen a Patroclo o al menos… algunos detalles de su vida. —Draco ladea la cabeza mientras el centauro mira a la distancia, está oscureciendo, es un lindo atardecer—. Patroclo fue maldito.

Voltea a ver al centauro confundido.

—¿Disculpa? —pregunta casi confundido, Quirón parece dudar un poco más antes de suspirar.

—No muchos la conocían, incluso el propio Patroclo no fue consciente al inicio, dijo que había sido como un látigo en su cuerpo; cuando vio a Aquiles, cuando hablaba con este… no pensó que fuera algo malo, hasta que fueron a la guerra —explicó Quirón tranquilamente—. No era el primero en crear vínculos, estos han existido por años y aunque usualmente se hace por magia, hay almas afines que hacen vínculos, el propio Percy tiene un vínculo con Grover que le permitió conectar sus sueños.

Bien, eso lo hizo un poco celoso, no lo va a negar, pero le consolaba pensar que Draco hizo un vínculo más fuerte.

—¿Qué tiene que ver ese vínculo conmigo? —pregunta con seriedad.

—Es similar, al menos, recuerdo que es muy similar —responde Quirón—. Comenzó sintiendo las emociones de Aquiles, comenzó a poder leerlo en batalla, eran un equipo casi infalible. Patroclo muchas veces comentó que sentía una extraña necesidad de ayudar a Aquiles en todo lo posible, muchas veces incluso contra su propia lógica, siempre ocupaba ayudarlo cuando era necesario; Patroclo amo mucho a Aquiles. —La doble intención está ahí, lo sabe, pero la ignora por su bien mental—. Hubo un tiempo en que Patroclo juró que podía escuchar los pensamientos de Aquiles.

Silencio incómodo.

Un muy largo silencio incómodo.

—¿Y luego…? —pregunta casi de forma un poco alarmada, porque tal vez había cosas que estaban muy cerca de ser familiares para su gusto.

—Murió. —Draco sintió frío ante las palabras de Quirón—. Eso volvió loco Aquiles. —Sí. Esa historia no estaba siendo agradable, piensa Draco nervioso—. Nadie sabe la totalidad de esa maldición, como nació, pero se cree que la diosa de la oscuridad Nyx quería equilibrar el mundo; Aquiles era poderoso, Patroclo su debilidad. La guerra entonces era algo oscuro, pero hasta donde sé, Patroclo solo tuvo un vínculo con Aquiles.

Draco puso una mano en su mentón.

—Entonces, si yo tengo un vínculo con Annabeth, podría significar otra maldición o vínculo diferente. —Fue casi esperanzado al decirlo.

—O significar que la maldición es peor contigo.

Le agradaba más Quirón cuando ocultaba cosas.

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Draco no sabe que es peor decirle a Percy, sobre como sus vacaciones se han acortado o sobre su vínculo con Annabeth; el idiota parece resentido con ambas.

—Pero soy tu mejor amigo. —Es el reclamo a ambas conversaciones.

Bueno.

Draco al menos sabe que no es el único que siente que esto es demasiado para ambos, Percy parece sollozar ante la idea de perder a su mejor amigo no solamente por el resto de las vacaciones, sino también perderlo para el próximo año escolar.

—Prometo volver. —Hace una disculpa mental a sus padres, esperando que no planearan nada de antemano—. En vacaciones de Navidad y año nuevo, sé que puedo escaparme algunos días para venir —intenta consolarlo.

Pero Percy igualmente se queda de lado, moviendo una piedra con un zapato luciendo deprimido.

Annabeth no está presente, pero cuando luego de la charla, Percy literalmente no se aparta de la espalda de Draco, ni siquiera parece molesta. Curiosamente, esta y Grover (quien se quedará el resto de las vacaciones antes de partir a otra búsqueda de Pan) están siempre a su lado con Tyson y Lavender. Draco ocupa escabullirse del grupo de personas para charlar con Will.

Aunque eso se convierte en un reto también, cuando Percy suele saltar sobre su espalda acusándolo de no pasar suficiente tiempo con él.

Draco definitivamente no entiende como se enamoró de un idiota.

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A veces Draco piensa en Luke, en cómo los dejó escapar a su manera, en su sonrisa, en su plan, donde Draco sabe que cayeron como si fuera una trampa.

Luke quería que tuvieran el vellocino.

¿Por qué?

A veces Draco no dormía por eso, esos pensamientos, y también porque Percy se colaba para arrastrarlo a la cabaña de Poseidón (de contrabando) para hacer pijamadas con Tyson; Draco se encuentra extrañando estos momentos, incluso ahora.

Quiere volver a Hogwarts.

Pero quiere quedarse aquí.

Su corazón se siente dividido.

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—Sabes que debes hablar conmigo todo el tiempo, tenemos la mensajería Iris, deberías conseguir un teléfono celular, aunque sean peligroso para los mestizos —gruñe Percy mientras caminan luego de un entrenamiento, habían estado practicando lucha con espadas y lanzas.

Draco aún no puede ganarle, pero Percy está decidido a convertirlo en un guerrero y parece considerarlo como uno de los mejores compañeros de sparring hasta el momento.

—No lo permite, magia ya sabes —susurra eso último, porque ahora que lo piensa, Hogwarts, como la mayoría del mundo mágico, está bastante desactualizado de la era moderna.

Es una pena.

Incluso sin entender del todo los teléfonos celulares, puede ver como Percy los encuentra tan útiles. Algunos de ellos tenían pequeños y adictivos juegos para celulares, mientras que otros podían escuchar música de diferentes cantantes.

Draco sabe lo que significan las costumbres entre los magos de sangre pura.

Eso no evita que piense que son aburridas y que, con un poco de tecnología, todo sería mejor; no dirá eso frente a su padre si no quiere darle una embolia.

—El mundo mágico es aburrido.

—Dímelo a mí.

El mundo muggle tiene muchas más distracciones, nota rápidamente, probablemente por la falta de magia que para Draco siempre será mucho más asombrosa que una vida sin magia; eso no evita que disfrute más de la magia. La magia es algo inherente en un mago, especialmente si naces en una familia mágica y todo desde que eres un bebé está alrededor de esta.

Pero el mundo muggle también es fascinante.

Si tan solo se pudiera tener lo mejor de ambos mundos.

—No te agradecí correctamente —habla Percy atrayendo su atención en el camino, Draco lo ve de reojo y solamente lo ve fijamente cuando este sonríe—. Cuando Polifemo iba a comerme, justo antes que llegara Tyson, atacaste para ayudarme; gracias, Draco —añade, con agradecimiento sincero, que provoca una multitud de emociones en su interior que Draco gruñe apartándolas.

Ve el camino molesto.

Idiota.

—Nos salvaste el trasero más veces, deja de ser un culo sentimentalista —farfulla apurando el paso, Percy solamente ríe caminando a su misma velocidad empujándolo.

Sí.

No extrañaría a ese zoquete.

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Tyson se marchó un día, Percy dijo que su padre lo había llamado, Draco solamente pasó el resto del día en la cabaña de Percy acostado sobre la cama leyendo historietas, mientras Percy estaba acostado a su lado, viéndose miserable mientras comía gomitas azules.

Al menos hasta que se desató una tormenta.

Un día de tranquilidad antes de marcharse.

No es mucho pedir.

La tormenta dio un rodeo en torno al Campamento Mestizo, como siempre hacían las tormentas. Los relámpagos rasgaban el horizonte y las olas arreciaban en la playa, pero no cayó una sola gota de agua en todo el valle. Eso debido a que estaban otra vez protegidos, gracias al Vellocino de Oro; aislados dentro de nuestras fronteras mágicas.

Percy no había podido dormir mucho y Draco estaba babeando en la antigua cama de Tyson, cuando los golpes en la puerta los hicieron saltar de su lugar.

Grover.

Con rostro serio.

—¡Percy, Draco! —balbuceó—. Annabeth… en la colina…

La expresión de sus ojos les decía que algo iba espantosamente mal. Aquella noche Annabeth tenía turno de guardia para proteger el vellocino. Si había ocurrido algo…

Corre.

Draco saltó antes que Percy, odiaba la idea de luchar y no era el mejor guerrero, pero las experiencias comenzaban hacer que reaccionara rápidamente antes y no después. No había practicado ninguna forma de mejorar o detener el vínculo con los chicos, aunque Annabeth parecía más interesada que Percy, su vínculo era más débil.

Pero sintió a la chica ansiosa.

No era del todo malo, pero Draco apresuró el paso.

¿Luke?

No.

No era Luke.

Acababa de romper el alba, pero el campamento entero parecía en movimiento. Estaba corriendo la voz; tenía que haber sucedido algo tremendo. Algunos campistas se dirigían hacia la colina, en un desfile de sátiros, ninfas y héroes que formaban una extraña combinación de armaduras y pijamas.

Se oyeron los ruidos de cascos y apareció Quirón al galope, con una expresión lúgubre pintada en la cara.

—¿Es cierto? —le preguntó a Grover.

Él se limitó a asentir con aire aturdido.

Iba a preguntar qué ocurría, pero Quirón les tomó del brazo y sin esfuerzo aparente les izó del suelo y los depositó en su lomo. Galoparon hacia la cima de la colina, donde ya se había reunido una pequeña multitud.

Nunca pensó galopar sobre Quirón.

Sonaba ridículo, incluso en su mente.

—Maldito sea el señor de los titanes —dijo Quirón—. Nos ha engañado otra vez y se ha brindado a sí mismo otra oportunidad de controlar la profecía.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Percy.

—El Vellocino de Oro ha funcionado demasiado bien —dijo este.

Pero Draco solamente tenía la mente a un millón de revoluciones.

La sangre se retumbaba en los oídos. No lograba pensar con coherencia.

El árbol estaba en perfectas condiciones, intacto y saludable, embebido de la esencia del Vellocino de Oro.

—Ha curado al árbol —dijo Quirón, con la voz quebrada—. Y no solo le ha hecho expulsar el veneno.

Draco pudo sentir las emociones de felicidad de Annabeth antes de verla, pero también incertidumbre, que provocó que Draco viera a la persona que estaba junto con su amiga.

En cuanto los vio, Annabeth corrió hacia Quirón.

—Es ella… de repente…

Tenía los ojos anegados en lágrimas, mientras la otra chica estaba inconsciente. Percy el héroe, saltó para correr hacia ella, pero Draco solamente buscó desesperadamente el árbol que los protegía, antes de ver que era exactamente donde estaba la chica inconsciente.

Recordó la historia de Annabeth.

La hija de Zeus que había dado su vida por ayudarles a Luke y ella.

Una hija de los tres grandes.

—Oh, no —susurró al mismo tiempo que Quirón gritó.

—¡Espera, Percy!

La chica tenía el pelo corto y oscuro, y pecas por toda la nariz; era de complexión ágil y fuerte, como una corredora de fondo, y llevaba una ropa a medio camino entre el punk y el estilo gótico: camiseta negra, vaqueros negros andrajosos y una chaqueta de cuero con chapas de grupos musicales de los que no había oído hablar en su vida.

—Es cierto —dijo Grover, jadeando aún por la carrera colina arriba—. No puedo creer…

Nadie más se acercaba a la chica.

—Necesita néctar y ambrosía —dijo Percy alarmado.

No entendía por qué todo el mundo estaba tan aterrorizado.

No veía lo que los demás estaban viendo, no solamente una chica inconsciente, sino que estaban viendo el principio de un posible final.

La peor situación posible para ellos.

—¡Venga! —grito a los demás—. ¿Qué les pasa? Vamos a llevarla a la Casa Grande.

Nadie se movía, ni siquiera Quirón. Estaban absolutamente atónitos.

Entonces la chica tomó aire con una especie de temblor. Luego tosió y abrió los ojos.

Tenía el iris de un azul asombroso: azul eléctrico.

Tiritaba y tenía una expresión enloquecida.

Draco la encontró hermosa, como aterradora, y aunque sabe que no es culpa de ella, Draco sentía la necesidad de culparla porque ahora todo sería más complicado.

—¿Quién…?

—Me llamo Percy —dijo su amigo todavía ignorante—. Estás a salvo.

Lo era.

Al menos por ahora.

Pero ellos no estaban a salvo, piensa Draco horrorizado al notar que la joven parece mayor que ellos, comienza a preocuparse de qué edad tiene, si se encuentra cerca de los 16.

¿Cuánto tiempo les quedaría entonces?

—El sueño más extraño…

—Todo va bien.

—Morir.

—No —le aseguró Percy aún ignorante—. Estás bien. ¿Cómo te llamas?

Y entonces Draco pudo sentir la realización de Percy antes que contestara.

—Me llamo Thalia —dijo—. Hija de Zeus.

Sí.

Draco piensa que Luke en realidad es un jodido bastardo, que realmente logró hacer que todo funcionara para que la profecía fuera peor si hay alguna manera para empeorarlo. Un rayo sonó a la distancia mientras era empapado, pero no se sintió tan mal como cuando estuvo atrapado en el océano en su anterior misión, se sintió bien físicamente.

Pero mentalmente Draco solo pensó en una cosa.

Mierda.

Todo ahora sería más complicado de ahora en adelante.

Fin del primer arco.

Hola cariños, ha sido una locura esta historia, la ha escrito lento en ocasiones y rápidas en otras, aun se queda hacer ediciones a la historia antes de publicar este primer arco, pero creo que todo está quedando bastante bien, al menos me gusta mucho las ideas que se van formando para los siguientes arcos.

Esta historia está siendo escrita al mismo tiempo que el último libro de la saga de Orion Blake, por lo cual estoy nerviosa de estar trabajando en dos grandes proyectos al mismo tiempo.

Como todos saben ahora, estos dos primeros párrafos los escribí cuando estaba dudando sobre si subir o no la historia, pero ya pueden darse la idea de que ya fue publicada.

El primer arco curiosamente no abarca nada de Harry Potter, bueno, nada menos las menciones de Draco Malfoy a este. Es curioso porque la pareja dentro de la trama será Harry x Draco, pero hasta ahora parece imposible de ver, debido a la falta de Harry y porque muchos aman a Percy.

Por eso puse etiqueta de romance lento.

Va ir lento por aquí.

Por ahora Draco ha conocido más del mundo mestizo que del suyo propio, pero eso va a cambiar el siguiente arco donde se centrara más en el tercer año de Hogwarts y también sobre el tercer libro de Percy Jackson para ese segundo arco.

Por ahora probablemente tomare unos días de descanso antes de iniciar con el segundo arco, que será publicado dentro de esta misma historia.