Capítulo 6
Sherlock llegó algo molesto a la escena del crimen, pero se olvidó de sus sentimientos al cruzar las cintas de advertencia, tenía que lucirse para que lo llamaran más seguido ¿no? Y sobretodo, ser profesional.
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John por su parte fue arrastrado hacia una fiesta o más bien a un pequeño bar donde los jugadores y seguidores hicieron su propia fiesta por ese triunfo. Ya no se sentía de humor, pero trató de pasársela bien con sus compañeros, pero eso no significó que se olvidara de Sherlock, de hecho toda la noche lo tuvo en mente, le preocupaba.
Llegó pasada media noche a su dormitorio, estaba realmente cansado, así que llegó directo a su cama y durmió rápidamente.
Sherlock llegó un poco más tarde a su dormitorio.
Su primer caso fue algo diferente a las otras veces. Se demoró más tiempo en resolverlo, y de no haber ido seguramente aún estuvieran tratando de resolver ese crimen los oficiales. Es por eso que lo llamaron para que estuviera en forma presencial en la escena del crimen.
Había dejado gran impresión en el equipo de Greg, seguramente lo llamarían más para ir a otros casos, eso le ponía alegre.
Al llegar a su habitación se puso ropa para dormir y abrió su laptop, y comenzó a escribir.
Llevaba un tipo diario en su computadora, donde ponía lo interesante que le sucedía en su vida.
Usualmente casi no escribía, pero en las últimas semanas si estaba siendo constante, ya que escribía de John.
Pasaba los días con John y eso era importante de anotar.
Pero esa noche estaba escribiendo sobre su primer caso y en el que requirieron su ayuda de forma presencial.
Terminó algo tarde de escribir.
Era fin de semana, así que no debía levantarse temprano, cerró su laptop y se fue a su cama.
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John se despertó temprano a pesar de ser fin de semana, pero su conciencia no lo dejaba en paz, ni disfrutar más tiempo en su cama, pensaba en Sherlock.
Se bañó, arregló y salió rumbo a la habitación de su amigo.
Y como siempre, no sabía cuál número de habitación era la de Sherlock.
Así cómo al principio no sabía en que salón estaba su amigo o qué estudiaba.
Decidió preguntar a una persona que vio salir del edificio del dormitorio de Sherlock.
Caminó por un pasillo con varias puertas, buscando el número 12.
Al estar enfrente a la puerta tocó y esperó, pasaron unos minutos en los cuales volvía a tocar pasando el tiempo hasta que la puerta fue abierta.
—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que escuchó John de parte de Sherlock.
—¿No es obvio? Tú, gran Sherlock Holmes deberías deducirlo— contestó John molesto por tal recibimiento.
—¿No prefieres estar a estas horas con tus amigos y esas chicas?—escupió la última palabra.
John empujó a un lado a Sherlock y entró a la habitación sin ser invitado.
Escuchó como Sherlock cerró con algo de fastidio la puerta tras él.
—Sabes que no me gusta nadie más que tú—dijo John en tono muy bajo, como si lo dijera para sí, pero Sherlock lo escuchó.
—Ayer no parecía eso… Tú no quisiste acompañarme—Sherlock estaba algo sentido con John.
—Tú ni siquiera me felicitaste por el partido ganado—John le comentó triste también—Y sé que los deportes o cosas así no te importan…pero fue importante para mí.
Ambos se quedaron en silencio, pues ambos tuvieron cierta culpa.
—Lo siento—.Se disculpó John—Ayer ni me la pasé bien el resto de la noche, pensaba solo en ti.
—Jugaste muy bien…— comentó Sherlock haciendo a un lado su orgullo.
John le sonrió y se acercó para abrazarlo fuertemente, el abrazo fue correspondido por Sherlock.
—Supongo que esto fue nuestra primera pelea de pareja.—comentó John.
—Supongo—sonrió.—¿Cómo sabías cuál era mi dormitorio?
John se separó de Sherlock y comenzó a caminar inspeccionando el cuarto de Sherlock.
—Pregunté a una persona que vi salir de tu edificio—Contestó la pregunta mientras seguía mirando la habitación.—Tienes muchas cosas…Y es un cuarto un poco más grande que el mío.
—En este edificio así son las habitaciones.
—Ah, ahí están mis regalos—John se dirigió a un librero, estaba lleno de objetos: libros, libretas, algunos recipientes y en un espacio, algo separado a las demás cosas, estaban los regalos que John le había dado a Sherlock, se alegró de verlos ahí y sonrió por ello.
John continuó merodeando.
Sherlock miraba atento como su amigo paseaba por su habitación y tomaba objetos que le parecían extraños, veía su expresión de curiosidad, observación y esas sonrisas que soltaba.
A Sherlock le encantaban las expresiones de John, haciendo que su corazón latiera más rápido y sentía una especie de electricidad por dentro.
Vio como John tomaba una roca y la miraba muy atento, el moreno lentamente se acercó a él y le quitó la roca de las manos.
—Oh, lo siento… quizá no debía tomarla…—se disculpó apenado su amigo.
Sherlock dejó la roca donde anteriormente estaba y volteo a mirar a John.
—John…— le llamó.
—Lo siento Sherlock… ¿Arruiné algo? — preguntó algo preocupado.
Sherlock tomó del brazo a su amigo y lo acercó hacia él, y le plantó un beso.
John por su parte correspondió ese beso que fue subiendo de intensidad.
Ambos se atraían entre sí, sus manos estaban ocupadas en el cuerpo del otro, querían sentir sus cuerpos cerca.
Sherlock que era el más alto de estatura estaba algo encorvado para quedar a la altura de su amigo, mientras John tenía ya sus manos alrededor de los hombros de este.
— Cama—ordenó John en un momento en que sus labios se liberaron, pero retomaron esos besos mientras Sherlock lo guiaba hacia su cama destendida.
Tomaron asiento en la cama torpemente mientras seguían en lo suyo, besos y caricias.
El calor de esa habitación comenzaba a elevarse.
Sus camisetas estaban en el suelo, ambos se encontraban con sus torsos desnudos.
John pasaba sus dedos por el delgado cuerpo de Sherlock, podía sentir las costillas de su pareja, mientras que Sherlock sentía esos pocos músculos que tenía en crecimiento John.
Sherlock inclinó a John hasta que quedó acostado en la cama y se posicionó encima de él, con sus dos piernas abiertas dejando en medio de ellas el cuerpo de John.
John tomó las caderas de Sherlock y las atrajo hacia las suyas, comenzó a alzar sus propias caderas para que sus cuerpos estuvieran en contacto.
Ambos al sentir esa fricción soltaron un gemido de placer mientras ambos comenzaron un ritmo, sus miembros se estaban restregando a través de sus pantalones.
Sus cuerpos evidenciaban la excitación que sentían, se separaron y se miraron; Ambos estaban algo sudorosos, y jadeando.
Sus labios hinchados de tanto besarse, era lo más lejos que habían llegado en esa relación que llevaban.
—¿Quieres esto…?— preguntó John nervioso mirando intensamente a Sherlock.
—Sí… ¿Tú?—Sherlock contestó sin dudar.
—Sí
John comenzó a desabrochar el pantalón de Sherlock, mientras mordía su labio.
—E-espera…—Sherlock se incorporó de encima de John y caminó hacia un buró que tenía, sacando un paquete de condones y un bote, John pudo darse cuenta que era lubricante.
—¿Tú sabías…— comenzó a preguntar sorprendido - ¿Acaso tú…—John comenzó a formularse varias ideas en su cabeza, pensó en Sherlock teniendo relaciones con otra persona, con otro hombre y lo invadieron los celos mirando ahora molesto a su amigo.
—Los tengo porque los usé para un experimento—advirtió Sherlock—No para ese tipo de experimento—agregó rápidamente ante la mirada que tuvo John—nada sexual, si acaso te está pasando por la cabeza…Yo no me he estado con alguien de esa manera.
— ¿De verdad?—John empezaba a tranquilizarse ante sus dudas.
—Si…—dijo pasándole un condón y el bote—Eres el primero en mi vida…
John sonrió con alivio, realmente Sherlock también sería el primero en su vida. Él había salido con chicas pero nunca llegó tan lejos.
Y ahora se estaba poniéndose algo nervioso ya que lo estaba pensando.
—Y espero sea el único…—respondió John—Tú también eres mi primero.
John puso a un lado el lubricante y condones que Sherlock le había pasado, y tomó a su pareja para acostarlo encima de él y reanudar esos besos y caricias.
Se deshicieron de los pantalones, sus ropas interiores no servían mucho para cubrir sus erecciones.
John bajó con algo de cuidado la ropa interior de Sherlock para que saliera ese miembro rosado. Con su mano comenzó a estimularlo de arriba hacia abajo. Sherlock se arqueaba encima de él, su cara era oro puro, esas facciones de excitación.
Nunca se imaginó verlo así, encima de él, con su miembro entre sus manos.
John comenzó a elevar y a mover su cadera debajo del cuerpo de Sherlock.
Él aún tenía puesta su ropa interior, movió su cadera y el cuerpo de Sherlock un poco, para que su bulto quedara debajo del trasero de su amigo, y comenzó a frotar mientras masturbaba a Sherlock.
Sus gemidos se escucharon más seguido.
Después de un rato Sherlock se vino manchando el estómago y pecho de John.
Agitados, no se detuvieron ahí, siguieron con caricias. A John le había excitado aún más que Sherlock se viniera encima de él, era lo que buscaba.
—Ponte boca abajo—ordenó John.
Sherlock obedeció enseguida, se tiró a lado de John, en su cama boca abajo.
Escuchó como John rompía el empaque del condón, escuchó el sonido del líquido viscoso salir del bote, veía en su mente lo que hacía John, estaba listo para prepararlo.
Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando sintió el dedo de John en su entrada, era extraño y comenzaba a sentirse nervioso.
—Está bien si quieres parar…—dijo en un susurro a su lado John, quien se había inclinado sobre su cuerpo.
—Estoy bien, quiero que sigas…
Empezó con uno…dos…tres dedos.
John, entraban y salían de él, mientras Sherlock trataba de reprimir sus gemidos, pero era imposible.
—¿Estás listo?—Preguntó John. Sherlock movió su cabeza en forma de afirmación.
John dirigió su pene a la entrada de Sherlock, y comenzó a empujar poco a poco.
Era un placer inexplicable lo que ambos sentían.
No pudo contenerse más y dio un fuerte empujón, haciendo que el estuviera totalmente dentro de Sherlock, quien pegó una especie de gruñido y queja ante tal acción.
—¿Estás bien?... Lo siento si fue brusco— trató de disculparse John a la vez que tomaba las caderas de Sherlock con sus manos y daba un especie de masaje, tratando de consolarlo.
—Estoy bien, es extraño, pero estoy bien—dijo entre jadeos Sherlock.
John empezó a mover sus caderas mientras elevaba un poco las de Sherlock para poder entrar más.
El jadeo de ambos era lo que llenaba aquella habitación.
Sherlock en esos momentos no podía pensar correctamente. Era algo que nunca había experimentado.
Sentía las manos de John tomarlo fuertemente, el calor de sus cuerpos.
Sentía cada golpe más frenético que el anterior golpeándolo por detrás.
Sentía su corazón palpitar fuertemente.
Después de algunos minutos John salió de Sherlock y lo hizo voltearse.
John se maravilló al ver a su amigo a la cara, estaba con esa mata de cabello que siempre estaba esponjado, mojado, pegándose a su cara delgada.
No se resistió ante aquella escena y tomó el rostro de Sherlock entre sus manos y lo besó. Sus lenguas comenzaron a juguetear.
Al separarse se posicionó de nuevo para entrar en Sherlock, se colocó enfrente de sus piernas, las tomó y abriéndolas un poco, tomó su miembro y lo dirigió de nuevo dentro de Sherlock.
Se recostó encima de Sherlock, dejando su peso caer para volver a besar esos labios que tanto habían llegado a fascinar.
Sus caderas encontraron un ritmo, un ritmo que al tiempo hizo a ambos venirse.
Sherlock y John estaban ahora descansando, uno al lado del otro, sus cuerpos pegajosos de sudor y sus propios fluidos.
Se miraban como si miraran el universo.
—¿No te lastimé?—preguntó en un momento John, mientras acariciaba a los chinos de Sherlock.
—No, pero me ha despertado el hambre—dijo entre risas.
—¿Tienes algo de comer aquí?
—Realmente no…
—Iré por algo, y aquí lo comeremos ¿Está bien?—Preguntó John levantándose de la cama y besando a Sherlock.
—La comida china suena bien—sugirió Sherlock aún acostado y enredado en una sábana.
John sonrió y se comenzó a vestir para después ir por la comida.
