CAPÍTULO 11
Nuevo capítulo espero les guste, saludos a todas las chicas me ponen sus comentarios, es emocionante leerlas eso motiva a seguir escribiendo
A la mañana siguiente Albert iba saliendo de su habitación para ir a las caballerizas y se encontró con Elena, esta en cuanto lo vio le dijo: buenos días William le dio un par de besos en las mejillas, que bien que vas a montar espérame que yo también voy contigo y sin darle tiempo a responder se fue a cambiar
Albert no podía creer su suerte, él que quería hablar con la rubia y poner en orden sus sentimientos, ahora no podrían hacerlo por la compañía
Candy llego a las caballerizas fue una sorpresa desagradable encontrar a Elena muy cerca de su Albert, aunque para Elena también fue desagradable ver a la rubia allí. Y más al ver que solo había dos caballos ensillados, Albert pidió la mano de la rubia y la ayudo a montar el caballo, le pidió al caballerango que ayudara a la señorita Elena, luego el subió junto a Candy y eso fue suficiente para que Elena se molestara y mucho
Porque no montas tu sola un caballo Candy, dijo con desdén Elena, Albert se apresuró a contestar. A ella le da miedo montar sola y mientras toma de nueva confianza yo la acompaña
Emprendieron camino y esta vez Albert no fue tan lejos, lo cual hizo que el viaje fuera corto, ni siquiera se bajaron de los equinos. Cuando Elena vio las caballerizas dijo – necesito más tiempo los veo al rato y dando vuelta regreso al camino. Los rubios dejaron el caballo, estaban por regresar a la mansión cuando Albert le dijo a Candy
Necesitamos hablar Candy sobre lo que paso anoche en la oficina, lo quería hacer mientras cabalgábamos, pero Elena se unió… y ahora tengo que ir a la oficina pues como bien sabes tenemos mucho trabajo, pero espero esta misma tarde podamos hablar
Los dos estaban muy nerviosos. Albert era un hombre de mundo y sin embargo ese tema lo tenia nervioso
Llegaron a la mansión y cada uno se fue a su habitación a la hora del desayuno solo las tres mujeres estaban en el comedor. Pues Albert ya se había marchado a la oficina, quería dedicar toda la mañana y parte de la tarde para terminar todos los pendientes y después de eso poder hablar con Candy
Lo que no había tomado en cuenta el rubio, era que por la tarde todos irían a una cena a la que habían sido invitados y él había olvidado ante todo lo que había pasado en la última semana
Elroy se imaginó que a su sobrino se le había olvidado por eso le marco a la oficina. Buen día sobrino el día de hoy ni siquiera nos acompañaste en el desayuno y déjame decirte que nuestra invitada se siente desairada por tu falta de atenciones
Lo siento tía pero en verdad tenemos mucho trabajo como ayer te diste cuenta. Lo sé hijo aunque te tengo que recordar que esta noche tenemos una cena para la recaudación de fondos y tú presencia es pues obligatoriamente formas parte del comité
Lo había olvidado por completo dijo el rubio, la mujer sonrió del otro lado del teléfono. Lo sabía pero no te preocupes que para eso estoy yo para recordarte tu agenda. Además hable con George y él no nos acompañara, es su lugar ira Elena y para Candy ya había reservado con anticipación
Albert al otro lado del teléfono suspiro al escuchar el nombre de la rubia e hizo cara de fastidio al oír el nombre de Elena. Gracias tía por recordarme lo de esta noche. Te dejo hijo para no entretenerte más
Albert no podía creer su suerte, él que quería estar a solas con Candy y nada que se podía. Quería decir cuanto la amaba y volver a probar esos labios, sentirla en sus brazos y también en su regazo, si quería todo con esa rubia que lo había conquistado
La rubia estaba con el mismo animo que el rubio, ella quería hablar también con él, tal vez el sentimiento era mutuo o tal vez no…oh que voy a hacer con todo esto que siento y para colmo la visita de la señorita Elena, cada que vio a su Albert se adueñaba de él y presentía que en la cena de esta noche no sería la excepción
En la mansión Elena provocó un caos total en su habitación, pues no sabía que era lo que se iba a poner para la cena, ella sabía que ahí estaría la crema y nata de chicago y quería lucir espectacular
Candy fue a la habitación de la tía y como diariamente lo hacía, tomo nota de su presión, pulso, del estado de las piernas, brazos, la mujer mayor vio a la rubia distraída, aunque no por eso haciendo mal su trabajo
Que sucede Candice, dijo Elroy sacando a la rubia de sus pensamientos. Eso provoco en la joven que los colores se le subieran, pues estaba pensando en Albert, en sus labios, su sabor, sus manos fuertes cuando la llevaron a su regazo, su loción…
Oh yo estaba pensando en que vestido ponerme para esta noche tía dijo rápidamente la rubia
Elroy mayor que ella sabía que no era en eso en lo que la rubia pensaba, pues el rubor en sus mejillas decían otra cosa, ojala fuera sobre William en lo que pensaba la rubia
La muy perspicaz de Elroy vería si Candice sentía celos de Elena con William
Sabes Candy, dijo Elroy -esta noche es importante por fin William atenderá a esta muchacha que ha tenido muy abandonada, ojala también esta noche se dedique a Elena como lo hizo contigo en la gala por el cumpleaños del gobernador
Elroy vio a la rubia sin perder detalle de como sus ojos se abrieron el doble de grandes al escucharla, como sus mejillas perdieron su color y su expresión le dijeron a Elroy lo que necesitaba
Pero ya veremos que hace mi sobrino es todo un caso, nunca lo había visto depender en una fiesta como lo hizo contigo ese día, bailo como nunca y sonrió como hace muchos años lo vio hacerlo. Dijo esto para aligerar el ambiente a la pecosa rubia
Candy tomo un largo y relajante baño en la tina, cuando salió se sentó en la orilla de su cama y de dispuso a desenredar su cabello, estaba tan distraída pensando en cierto rubio que no escucho cuando alguien abrió su puerta, Albert no podía creer lo que veía
La mujer de su corazón estaba enfundada solo en una pequeña bata de seda blanca, la habitación tenía su olor impregnado, ella estaba ahí como una diosa despistada, él vio esas piernas blancas y estilizadas, los pezones asomándose traviesos por la delgada tela, sus por sus largos cabellos, así los ojos de Candy encontraron a Albert viéndola con deleite sin parpadear
Cuando sus ojos de ambos se toparon Albert sin pensarlo entro a la habitación de la rubia y cerró la puerta
Eres hermosa Candy muy hermosa, a la rubia la voz se le fue no decía palabra alguna solo lo veía intensamente, Albert fue acortando la distancia entre ambos, ella seguía sentada, cuando Albert le ofreció su mano ella la toma y se puso de pie. Necesitamos hablar pequeña… aunque lo que más quiero en este momento es besarte
Ella cerró sus ojos y trago con fuerza pues lo que más quería ella también era besar esos labios que la tenían en las nubes
Albert vio a la hermosa mujer que tenía delante y sabía que si la besaba en ese momento sería difícil parar, para su suerte alguien toco a la puerta y los saco a ambos rubios de su burbuja, Candy cayó en la cuenta que estaba casi delante desnuda de Alberto. El color rojo se apodero de su rostro, Albert al comprender la situación le dijo creo que va a ser Lulú, pídele un vaso de agua
La rubia se asomó a la puerta y vio que efectivamente era lulú, podrías por favor traerme un vaso con agua, dijo la pecosa algo nerviosa, claro que si señorita Candy vuelvo enseguida, dijo Lulú
Albert aprovechó para poder irse, pero no sin antes decirle a la rubia. Candy necesitamos hablar y quiero hacerlo lo antes posible pero con tanto trabajo, la cena creo que este día será difícil pero espero mañana podamos darnos tiempo, sin más la dejo allí en medio de su habitación
Lulú regreso y la ayudo a cambiarse, esta vez usaría un vestido color perla, así que lulú cargo un poco más el maquillaje en los ojos para que hubiera un contraste, además de que la señora Elroy cuando supo de la elección de vestido de la rubia , le mando con lulú un juego de zafiros, aretes, gargantilla y un anillo que le quedo en el dedo índice
Cuando bajaron las mujeres puntuales Albert esperaba impaciente por la rubia de sus sueños. La primera en bajar fue la tía Elroy, Candy iba hacia las escaleras cuando la puerta de la habitación de Elena se abrió y salió está viendo a Candy de pies a cabeza y le parecía que se veía muy bien a pesar de que el vestido era para su gusto muy sencillo
Candy solo le sonrió y le dio el paso, las dos mujeres bajaron al mismo tiempo, pero Albert solo tenía ojos para su pequeña de ojos verdes
Elena se adelantó y tomo del brazo a William llevándolo con ella hacia la puerta. Albert muy cortes se soltó de su brazo y tomo a su tía del brazo y dijo es hora de irnos que nos esperan, Elena volvió a colgarse del brazo del rubio
Albert ayudo a su tía ya Elena a entrar en el automóvil, después de esto cerró la puerta y dijo nos vemos allá, dio la orden al chofer de emprender el viaje. Elena no podía creer que le estuviera pasando esto
Albert vio a Candy y le dijo vamos pequeña nosotros iremos en este otro auto que se acercaba, en uno solo iríamos muy apretados
La rubia respiro no quería por nada que esa mujer se le acercara a su Albert y pensar que tal vez lo vería en brazos de alguien más que no era ella le revolvía el estomago
Elroy tuvo que soportar el mal humor de Elena en el auto, aunque reía por dentro ante la astucia de su sobrino al tener dos autos que los llevaran
Mientras en el coche de los rubios, Albert se dedicó a halagar a su hermosa pequeña, estas bellísima Candy decía mientras tomaba una mano de ella entre la suya y la llevaba a sus labios y la veía a los ojos tan verdes que tanto amaba
Candy sintió un calorcito en su pecho que se extendió por todo su cuerpo ante las palabras, los besos y caricias que Albert le daba a su mano
Llegaron a la recepción y fue todo un caos todo el mundo quería saludar a William ya la Sra. Elroy, ante tanta gente Candy se soltó el brazo del rubio y se quedó atrás de todo el tumulto de gente que quería saludar a la familia Andrew. Elena fue más inteligente, además de tener mucha más experiencia que la rubia, se colgó del brazo del rubio y así entraron a la recepción William con Elena del brazo y Elroy a un costado
Candy entró detrás de todo el contingente de gente, cuando Albert por fin pudo liberarse primero de Elena y después de esquivar a las personas a su alrededor tomo de la mano a la rubia y muy cerca de su oído le dijo: no te sueltes de mi mano pequeña, por favor
Candy sonrió ante las palabras de Albert y agradeció que regresara por ella, la sensación de que la llevara de la mano era fenomenal, sus dedos entrelazados y él volvió valor con apretoncitos a cada momento era para morir de felicidad
Elroy vio la cara de enfado de Elena, y también vio la cara de felicidad de Candice, pero Elena no se rendía fácil, volvió al ataque y tomo a William de nuevo del brazo. El rubio se sentía raro con dos mujeres una a cada lado sin contar que su tía no lo perdía de vista
Candy al ver que Elena se colgaba de nuevo del brazo de Albert se quiso soltar de la mano del rubio, pero este no la dejo, volteo a verla y le dijo no rápidamente y apretó más la mano de la rubia con la de él
Ella se acercó a él y le dijo en el oído: no quiero dar un espectáculo con esta mujer por ti Albert, es mejor que yo este con la tía y tú atiendes a la invitada como se debe. No hagamos el ridículo Albert y sin más la rubia soltó la mano del rubio y se fue con la tía Elroy
Albert estaba molesto pero sabía que Candy tenía razón no quería ponerla en ridículo y por eso la había soltado para que fuera con su tía
Elena cuando vio al fin a William sin la molestia de la rubia sonrió pensando que había ganado la batalla
Elroy recibió a Candy con una linda sonrisa y juntas fueron a ocupar sus lugares. Desde allí vieron como William saludaba a todas las personas que se acercaban a saludarlo y como Elena se presentaba con esas mismas personas
La pecosa apenas podía disimular los celos que la estaban consumiendo en esos momentos. Elroy le dio unas palmaditas a sus manos que tienen la tela de su vestido en los puños tratando de controlar así sus celos
Cuando por fin se sentaron en la mesa Elena fue muy lista, tomo asiento justo al lado de la rubia, eso termino por desatar un fuerte dolor de cabeza a la rubia. Se empezó a tocar la sien a causa del fuerte dolor, Elroy al percatarse de la palidez de Candice y de cómo tocaba su sien a cada momento le dijo que la acompañara al tocador y así las dos mujeres salieron a tomar un poco de aire
William tenía por un lado a Elena con la cual quería tener el mínimo contacto y al otro lado uno de sus muchos socios que lo estaba acribillando con tantas preguntas, pero era mucho mejor que estar con empalagosa de Elena por eso no vio cuando Candy y su tia salio del salon
Dime que te pasa Candice dijo una Elroy preocupada al ver a la rubia pálida, me duele mucho la cabeza tía eso es todo, la mujer mayor se acercó y el tomo de la mano y le dijo, creo que tendremos que dejar nosotras la cena y volver a la mansión pues te veo algo mal. Se lo agradecería tía no quiero estar más aquí, comento la rubia
Y en verdad quería salir Candy de aquel lugar pues no quería ver a su Albert bailar con Elena o con alguna otra chica, lo mejor era no ver como esta vez no sería ella el centro de atención del rubio
Estaban Elroy y la rubia volviendo a la mesa cuando las vio Albert y se levantaron como un resorte, pues no se había dado cuenta que habían salido
No me di cuenta que habían salido un momento dijo el rubio viendo fijamente a su pequeña con preocupación pues se dio cuenta de lo pálida que se encontró
Lo que pasa William dijo una Elroy preocupada también, es que Candice no se siente bien, tiene una cefalea regresaremos a la mansión hijo, aunque tú te tienes que quedar pues eres el encargado de dar la cifra final de la recaudación
William no quería quedarse y menos sin su pequeña y menos sabiendo que se sentía mal. Pero era su responsabilidad ese año ser el encargado de las recaudaciones y lo peor era que Elena se quedaría con él, estaba casi seguro que no se iría con su tía y Candy
Quería estrechar a su pequeña en su pecho y sentirla cerca de él, aspirar su perfume y besarla… pero tendría que esperar
Elroy se acercó a Elena para invitarla a irse con ellas a la mansión y así darles a los rubios unos minutos para despedirse, aunque sabía de sobra que la pelirroja no se iría a la mansión con ellas, pues era la oportunidad de quedarse con William como Había querido desde que llegara a Chicago
Lo siento por Candice que se sienta mal dijo una Elena sin pisca de preocupación, está bien que usted regrese a casa con ella. Yo me quedo con William haciéndole compañía
Albert se acercó a la rubia y le dijo cerca del oído, pequeña nada me gustaría más que irme a casa contigo, pero me tengo que quedar y más que George no está aquí para ayudarme esta vez y somos este año los encargados de la recaudación de fondos, lamento mucho que te sientes mal y tengas que regresar a casa
No te preocupes dijo la rubia, se que tienes obligaciones esto viendo a Elena, para Albert no dijo pasó desapercibido la ironía de la rubia al decir esas palabras
El corazón del rubio se puso feliz de ver que Candy tenía celos de Elena, pero por Dios de dondeba eso ella. El no tenia ojos para nadie mas que no fuera ella
Albert las acompaña al auto y dio instrucciones al chofer que después de que las dejara fuera por el médico para que revisara a Candy
Regreso a la mesa junto a Elena y esta en cuanto lo vio se levantó como resorte invitándolo a bailar, pero Albert no tenía humor para eso, es más no tenía ganas de nada solo quería ir en el coche en donde iba la mujer de su vida
Lo siento Elena pero tengo que ir a ver cómo vamos con las recaudaciones, no me piensas dejar sola a mi verdad, dijo en un tono de voz alto Elena, que no pasó desapercibido él rubio
Lo mejor Elena es que hubieras regresado con mi tía y con Candy a la mansión, como veras tengo trabajo que hacer aunque sea una cena baile siempre tengo cosas por hacer
La verdad William nunca me imaginé tantos desplantes de tu parte, parece que en verdad no quieres ningún acercamiento hacia mi persona me quede para hacerte compañía y que no estás solo en esta velada, pero veo que no es bien recibido mi compañía
Albert no sabía que respondió ante la brutal sinceridad de Elena, gracias al cielo en ese momento llegaron varias mujeres y lo sacaron del problema
Joven Andrew preguntóron las mujeres, la señorita va a participar de la subasta para los bailes de la noche, Albert no tuvo tiempo de responder, Elena acepto la invitación a la subasta y las señoras encargadas de esa subasta se la llevaron con ellas
Albert agradeció al altísimo que se la llevaron lejos de él. Sin más fue a ver cómo iban con la recaudación y se vio que estaba al menos rindiendo frutos la noche, pues la gente estaba muy generosa y con la subasta de los bailes de las señoritas sabría que se duplicaría la cifra. Él no era partidario de ese tipo de eventos pero por lo visto las señoritas disfrutaban siendo el centro de atención y los caballeros se vanagloriaban por las exorbitantes cifras que pagaban por ellas
Sonrió al pensar que Elena tal vez esperaba que pagaría por bailar con ella, eso jamás lo haría él, dejaría ese lugar para cualquier caballero que quisiera ese honor, ciertamente Elena era una mujer bella pero para él eso no era suficiente, le gustó la calidez de Candy, su sonrisa genuina, sus labios y todo absolutamente todo de esa rubia pecosa le gustó
Candy iba en total silencio, pensando en que tal vez Albert bailaría toda la noche con Elena y quien sabe cuanta señorita más se le atravesaría por el camino, sus celos iban en aumento
Elroy la vio sin decir palabra, sabía que la rubia iba sumida en un mar de sentimientos… aunque los celos eran los que ella creía la dominaban en ese momento
Candice dijo la mujer mayor, el chofer tiene la orden de William de ir por el médico en cuanto lleguemos para que te revise, tú cómo te sientes
No es necesario tía solo es el dolor de cabeza ya se me pasará, necesito descansar eso es todo
No creo que eso le agrade a William conociéndolo mañana va a querer un informe sobre su estado de salud, eres muy pero muy importante para él lo sabe Candice, verdad
Yoooo dijo la rubia con incredulidad
Si, tú contesto Elroy, sabes de sobra que él vendría aquí con nosotras si no fuera porque tiene responsabilidades esta noche
Esas palabras aligeraron un poco la opresión que sintieron la rubia en el pecho, tal vez Albert sintieron por ella algo
