El regreso a Republic City fue el más corto que pudo percibir. Quería regresar pronto; sin embargo, a su vez no lo deseaba. No sabía cómo finalizar aquello que, por primera vez en su vida, le estaba dando la mayor felicidad.

―Korra… ―susurró mientras miraba desde la silla de copiloto la ventana de su vehículo. Su fiel conductor solo la miró de reojo, pues sabía que en aquellas decisiones familiares ellos no podían interponerse ni opinar.

―En unos minutos estaremos llegando, señorita Sato. ¿Desea que nos dirijamos directamente a su apartamento o prefiere otra ubicación? ―preguntó el hombre, sabiendo que lo último que Asami quería era ir a aquel solitario apartamento.

Asami no respondió ni volteó a ver a Robert, el chofer. Su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones y decisiones difíciles. Miraba fijamente el paisaje que pasaba velozmente por la ventanilla del automóvil, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. ¿Cómo podría elegir entre la felicidad propia y el deber hacia su madre?

Tomó su celular después de varios días sin señal y se encontró con una avalancha de mensajes de Korra. Cada uno de ellos era un recordatorio de cuánto le importaba y cuánto la había preocupado con su silencio.

Korra (7:40 pm)

Una vez Nappa esté perfecta, te subirás conmigo y te diré "súbete a mi moto" ;)

Korra (8:00 pm)

Aunque creo que será "súbete a la grúa"

Una pequeña risa escapó de los labios de Asami. Korra siempre encontraba la manera de iluminar su vida, incluso en los momentos más difíciles. Sin embargo, esa felicidad momentánea se vio eclipsada por la cruel realidad que enfrentaba.

Ella no podía seguir adelante con Korra. No podía permitirse darle más dolor del que ya había causado. Aunque no quería casarse con Mako, la última voluntad de su madre había sido clara y su padre, en su desesperación, había tomado la decisión por ella.

―Robert, ¿podrías llevarme a la casa de Korra, por favor? ―pidió Asami con voz firme, tomando una decisión que sabía que iba a desgarrar su corazón en mil pedazos.

No podía prolongarlo más. Debía poner fin a su relación con Korra antes de que fuera demasiado tarde, antes de que se hiciera más profundo el vínculo que tanto deseaba pero que no podía mantener. No podía permitir que Korra sufriera las consecuencias de sus propias batallas internas y de las expectativas de otros.

El auto se deslizó suavemente por las calles iluminadas de la ciudad mientras Asami se perdía en sus pensamientos. Cada esquina que pasaban la acercaba más a lo que sabía que debía hacer, aunque su corazón se retorcía con cada segundo que pasaba.

Finalmente, llegaron a la casa de Korra. Asami salió del auto con pasos lentos y decididos, aunque por dentro su corazón latía desbocado. Respiró profundamente antes de tocar la puerta, esperando que Korra respondiera pronto.

La puerta se abrió no mucho después, pero en lugar de ver a Korra, se encontró con Pema, que la miraba con una expresión de sorpresa y preocupación.

―Asami, ¿qué estás haciendo aquí? ―preguntó Pema, notando la angustia en el rostro de Asami.

Asami se sintió desorientada por un momento, intentando mantener la compostura mientras miraba a Pema.

―Pema, necesito hablar con Korra. ¿Está aquí? ―preguntó Asami con voz entrecortada, luchando por contener las emociones que amenazaban con desbordarse.

Pema frunció el ceño, mirando a Asami con preocupación evidente.

―Asami, Korra está afuera. La vi salir hace unos minutos. Creo que deberías esperar un momento aquí dentro. Ella no demora en regresar ―dijo Pema con suavidad, colocando una mano reconfortante en el hombro de Asami.

Asami sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Pema. La preocupación y la urgencia la impulsaban a buscar a Korra de inmediato, pero también sabía que necesitaba tiempo para organizar sus pensamientos antes de enfrentarla.

―Gracias, Pema. Necesito hablar con ella lo antes posible ―respondió Asami con voz firme, aunque su corazón seguía latiendo desbocado.

Pema asintió comprensivamente y acompañó a Asami hasta el sofá, donde la hizo sentarse con suavidad. Asami tomó un par de respiraciones profundas, tratando de calmarse mientras observaba el entorno familiar de la casa de Korra.

Después de unos minutos que le parecieron una eternidad, Asami decidió que no podía esperar más, la ansiedad la estaba controlando. Se puso de pie con determinación y miró a Pema con gratitud.

―Voy a esperarla en el estudio ―expresó mientras la mujer le brindaba una pequeña sonrisa.

Al llegar al estudio, recordó la última vez que estuvo en aquel lugar. No sabía por qué quería venir a este cuarto; sin embargo, al ver algunas fotografías de la morena, el torbellino de sus pensamientos se disipó.

...

―Hay algo de lo que necesito hablar contigo, Korra. Algo importante.

El corazón de Korra se aceleró. No le gustaba para nada el tono de Asami ni la seriedad de su expresión. Temía lo peor: que Asami quisiera alejarse de ella.

―Por favor, dime qué sucede ―insistió Korra, acercándose un poco más a Asami, pero esta seguía manteniendo cierta distancia.

Asami levantó la mirada, encontrando los ojos azules de Korra llenos de preocupación y cariño.

Por favor, no me mires así...

Solo pensaba Asami mientras buscaba fuerzas para hablar con ella, pero ese objetivo de finalizar antes de que el sentimiento se hiciera más profundo parecía que ya era muy tarde.

― ¿Qué ocurre…? ―las palabras de Korra fueron interrumpidas por los labios de Asami, que se posaron suavemente sobre los de ella.

Fue un beso lleno de ternura y desesperación, un intento desesperado por comunicar lo que las palabras no podían expresar.

Korra se quedó quieta por un momento, sorprendida por la intensidad del beso y la mezcla de emociones que la invadían. Sin embargo, pronto se dejó llevar por la suavidad de los labios de Asami, respondiendo al beso con la misma intensidad y amor.

El beso hablaba de todo lo que no podían decir con palabras: el amor, el miedo, la incertidumbre y la esperanza entrelazados en un momento fugaz pero eterno.

Las manos de Asami tomaron el rostro de la morena para profundizar más aquel beso, mientras Korra no dudó en posar sus manos en su cadera para sentirla más cerca. Aquel beso desesperado se convirtió en un profundo beso apasionado del que ninguna de las dos quería detenerse.

Después de unos momentos que parecieron una eternidad, Korra se separó lentamente, mirando a Asami con los ojos llenos de lágrimas contenidas.

―Asami… ¿Por qué lloras? ―preguntó Korra, confundida al ver aquellas lágrimas brotar de los ojos verdes de Asami. ―Asa…

Antes de que Korra pudiera terminar su pregunta, fue interrumpida por otro beso de Asami. Esta vez, Asami colocó una mano en la nuca de Korra y la acercó aún más a ella, haciendo que sus cuerpos se presionaran contra la pared de la habitación. El beso fue cauteloso al principio, pero pronto se intensificó, con Asami expresando toda su pasión y anhelo en aquel gesto.

Korra se dejó llevar por la intensidad del momento, sintiendo cómo el calor de Asami se fundía con el suyo. Sus manos se deslizaron por la espalda de Asami, aferrándose a ella como si temiera que desapareciera si la soltaba.

Cuando finalmente se separaron, quedaron respirando agitadamente, con sus frentes juntas y sus ojos cerrados. Asami apoyó su frente contra la de Korra, incapaz de articular palabras debido a la oleada de emociones que la invadía.

―Korra… yo… ―comenzó Asami, pero las palabras se atascaron en su garganta.

Korra acarició suavemente la mejilla de Asami con el pulgar, mirándola con amor y comprensión.

―Shh, no tienes que decir nada ahora. ―susurró Korra con dulzura, buscando calmar el tormento interno de Asami con su presencia reconfortante.

Asami asintió con la cabeza, dejando escapar un suspiro tembloroso. Sabía que aún había mucho por resolver, pero en ese momento, en los brazos de Korra, encontró una paz momentánea que la reconfortó más de lo que había esperado.

Después de un momento, Asami se separó ligeramente para mirar a Korra directamente a los ojos. La mirada de Korra era un mar de tranquilidad y amor, y Asami sintió que su corazón se llenaba de valor.

―Korra… quiero estar contigo, más que nada en este mundo. ―dijo Asami finalmente, con voz clara pero cargada de emoción. Era el momento de decirlo o ya no tendría paso atrás. ―Pero…

―Pero deben controlarse, niñas ―interrumpió Pema, entrando al estudio donde se encontraban.

Pema se había acercado sin que ellas lo notaran. Su expresión era una mezcla de comprensión y preocupación, pues, aunque las jóvenes no lo notaron, aquel momento apasionado hizo que algunas cosas de la biblioteca cayeran al suelo, lo que llevó a la mujer a verificar.

―Lo siento, Pema ―dijo Asami rápidamente, sintiendo el calor subir a sus mejillas. ―No quisimos causar molestias.

Pema sonrió con comprensión y asintió.

―Entiendo por lo que están pasando, pero hay lugares y momentos para todo. Quizás deberían buscar un lugar más privado para hablar. ―finalizó Pema con un pequeño guiño, haciendo que ambas jóvenes se sonrojaran.

Con un último vistazo a la pareja, Pema se alejó, dejándolas nuevamente solas, pero con una sensación bochornosa. Era la primera vez que su "segunda madre" encontraba a Korra en una situación tan íntima. Pema comprendía sus gustos y sabía que Korra había tenido algunas relaciones anteriores, pero siempre procuraba ser reservada. Sin embargo, con Asami todo era diferente.

Asami miró a Korra con una sonrisa pequeña pero sincera. Sus pensamientos se nublaron ante el momento, dejando que aquella decisión tomara un camino alternativo. El amor que sentía por Korra era tan fuerte que necesitaba más tiempo para buscar una solución al matrimonio que no quería. Quizás debía considerar la opción de tomar un camino feliz junto a Korra.

― ¿Vamos a otro lugar? Necesitamos hablar más en privado. ―dijo Asami, queriendo estar a solas y no pensar más.

Korra apretó suavemente la mano de Asami, su sonrisa reflejaba determinación y amor.

―Donde tú quieras ir, yo iré. ―respondió Korra.

Asami respiró hondo y tomó una decisión.

―Tengo un lugar, solo que está algo alejado y para disfrutarlo tendríamos que quedarnos. ―Miró con algo de picardía a la morena, quien solo tragó saliva. ―Si no quieres, no hay problema, solo que no quiero estar en la ciudad. ―confesó la pelinegra.

Korra asintió, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción. La actitud de su novia la estaba confundiendo, pues parecía que algo había pasado y ella no quería decirle, además de querer huir. Sin embargo, volver a tenerla cerca y la sensación de que debía estar con ella la hicieron sonreír.

―Suena perfecto. ―confirmó la morena.

Asami devolvió aquella sonrisa.

―Le diré a Robert que trace la ruta mientras acomodas tus cosas.

Korra asintió, pero un pensamiento atravesó su mente. Sabía que necesitaba hablar con Pema antes de irse. El aniversario de la muerte de su hermano era una fecha importante para la familia, y aunque Asami necesitaba este tiempo fuera de la ciudad, Korra sentía la obligación de comunicar sus planes, ya que, después de todo, ella estaba en su casa para acompañarla.

―Asami, dame un momento. Necesito hablar con Pema antes de que nos vayamos.

Asami asintió comprensivamente, apretando la mano de Korra una vez más antes de soltarse y dirigirse a coordinar con Robert.

Korra caminó hacia donde Pema estaba, encontrándola en la cocina, ocupada con algunos preparativos. La matriarca de la familia giró su rostro sereno al verla llegar.

―Pema, necesito hablar contigo ―dijo Korra, un tanto nerviosa.

Pema dejó lo que estaba haciendo y le dio toda su atención.

―Claro, Korra. ¿Qué sucede?

―Asami y yo... vamos a salir de la ciudad… ―Korra no sabía cómo encontrar las palabras adecuadas, pues no quería generar un mal momento con ella.

Pema observó a Korra con una expresión comprensiva y maternal.

―Korra, entiendo lo importante que es para ti estar con Asami. Este aniversario es un momento difícil para todos, pero sé que te hará bien estar afuera de todo ―sonrió―. Hacer algo diferente en ocasiones es lo mejor. Además, dejarás por fin un rato quieta esa moto que cada año buscas arreglar ―expresó divertida mientras veía cómo Korra fruncía el ceño―. Vamos, todos los años haces lo mismo ―la acusó con su dedo.

Korra giró sus ojos, era cierto. Cada año era un ritual en el cual no tenía ningún triunfo, y Pema junto a los niños eran espectadores.

―De pronto Asami quizás es la solución a ese dolor que tanto has guardado ―concluyó Pema con un guiño, cambiando aquella expresión seria de Korra a una totalmente sonrojada.

Korra se sintió reconfortada por el apoyo de Pema y, después de agradecerle, se dirigió a su habitación para preparar sus cosas. Mientras empacaba, pensaba en cómo encontrar ese equilibrio entre estar con Asami y recordar a su hermano. Lo extrañaba con todo su ser, pero quizás con ella podría amortiguar aquel dolor que esos días eran insoportables.

Poco después, se reunió con Asami en la entrada de la casa. Asami la esperaba junto a Robert, quien ya había preparado el vehículo para el viaje.

― ¿Todo listo? ―preguntó Asami, notando la expresión más relajada en el rostro de Korra.

―Sí, todo listo. Vamos ―respondió Korra, tomando la mano de Asami con firmeza.

Juntas, subieron al vehículo, listas para enfrentar lo que el fin de semana les deparara.


ya tenia este capitulo listo... asi que para que perder tiempo. :)